Tumgik
anaenconstruccion · 3 months
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2023
Llevo 4 años haciendo recap del año. El recap del 2017 estuvo lleno de esperanza, ánimo, y fé, sin embargo fue uno de los años más duros por los que he pasado. Deseos de morir, ira y cuestionamiento espiritual, etc., pero lo que escribí fue muy positivo.  El recap del 2018 fue mucho más realista, resumió bastante bien el año y se puede ver cómo fui aceptando (a querer y no) las cosas que sucedieron. 
El del 2019 empezó esperanzador y terminó siendo melancólico y autocrítico, pero creo que resumió bien las cosas importantes que me ocurrieron en ese entonces. 
El 2020 fue como un sueño para mí (literalmente), en el fondo sabía que nada de lo que estaba viviendo era real, pero aún así, lo disfruté; Tanto que, ni siquiera hice recap, pero básicamente fue pandemia y estuve ensimismada con una persona.
Y después, pasamos a la tragedia del año 2021; donde yo era un vaivén de emociones, el único texto que escribí fue este, así que se imaginarán cómo hubiera sido el recap. 
Por último, el recap del 2022 es donde ya se pone densa la cosa; depresión, ansiedad, medicamentos, querer todo menos estar viva, clonazepam, golpes, toxicidad, para finalmente, elegirme a mí misma y tomar la decisión de quererme.
Odio los clichés pero, ¿Ubican las personas que dicen que todo pasa por algo? Pues el 2023 fue ese “algo”. Desde el 2017 me la había pasado llorando todas las noches, imaginando una vida en la que fuera feliz, preguntándole al universo qué había mal en mí, ¿por qué no podía ser feliz?, había pasado estos 4 años anhelando el día en el que me sintiera bien. 
Pasé millones de días orando por las cosas que quería: ser feliz y tener con quién serlo. 
En mi caso el universo (Dios) se tardó 23 años en darme lo que quería, lo que tanto anhelaba mi corazón, y fue en este año, que entendí que, efectivamente TODO pasa por algo.  Este año por fin conocí el amor, la persona con la que quiero pasar el resto de mi vida. La persona por la que pasé tanto tiempo orando, al que tanto esperaba, la persona que no sólo me aceptara y me quisiera, sino que todos los días eligiera quererme y estar conmigo. 
Sin duda este año me llenó de sabiduría, crecimiento y madurez. Fue un año de un esfuerzo increíble. He trabajado en mí como jamás en mi vida lo había hecho. Empecé a cuidar de mi salud mental porque quería darle a él lo mejor, lo que él se merecía pero, fui entendiendo que la que merecía lo mejor era yo, así que tenía que dármelo yo sola. Y así fue. 
12 meses de orar, agradecer, sonreír, llorar, disfrutar, comer, amar, así en repeat. Aprendí a amarme a mí misma, aprendí a amar a otra persona, a disfrutar el presente, a soltar, a perdonar, a dar, y sobre todo, a recibir. 
Fue un año de volver a encontrarme a mí misma, de conocerme otra vez, de perdonarme, de abrazarme, fue un año tratándome bien. Fue un año en el que tenía muchísimos planes, estuve a punto de mudarme a otro país pero el destino no lo quiso así, porque la vida es así, Dios es así. Fue un año de soltar la necesidad de tener el control sobre todas las cosas. Fue un año de volar, de sentir, y más importante aún; De expresar mi sentir. 
Mi seguridad volvió, mi autoestima, mis ánimos de vivir, mi emoción por vivir, pero lo que más me sorprendió del 2022 es que me regaló algo que jamás pensé volver a tener: confianza. 
Hoy confío mucho. Confío en Dios, confío en mí, confío en mi novio. Pasé muchos años desconfiando de todo y de todos, creyendo que todos me iban a dañar, especialmente yo misma, que me hice a la idea de que vivir era sufrir. Y no es así. Vivir es increíble. Vivir es amarillo. 
No tengo todas las respuestas, no tengo una bolita mágica así que no tengo ni la más mínima idea de qué sigue para mí, de qué pasará este año, pero sí estoy segura de algo: Voy por buen camino. 
Todavía me resulta raro, incluso a mí, pero todos los días agradezco estar viva, estar aquí, agradezco absolutamente todas las cosas que me pasan, agradezco cada emoción que siento, cada enojo, cada pelea que tengo porque eso es lo que me hace ser yo, y Dios y mi novio me han demostrado que está bien ser yo, y ¿Les digo algo? Me encanta ser yo. Por fin lo puedo decir; No cambiaría nada de mi vida. 
Ana Gala Lunes 22 de Enero de 2024, 2:08am. 
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anaenconstruccion · 1 year
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Querido Max
Primero que nada, te pido una disculpa, no estoy acostumbrada a escribir sobre cosas felices, así que no sé cómo lo haré.
No lo sabes, pero el día que te conocí, estaba a punto de irme, pero entraste al lugar, te vi y me dieron ganas de quedarme. Luego te vi bailar y cantar como si no hubiera un mañana, esa fue la primera vez que me hiciste sonreír.
Me dijiste tu nombre y yo estaba alucinada, siempre había querido conocer a alguien que se llamara así. Empezamos a hablar y me di cuenta de que piensas de una forma increíble.
Eres muy inteligente, rápido al pensar, reaccionas con calma pero con precisión, sabes cuándo ser relajado y cuándo ser analítico.
Desafortunadamente, por mucho tiempo ignoré el hecho de que me sentía atraída por ti, no lo quería admitir porque pensaba que eras mucho para mí y en ese momento yo me sentía muy poco.
Seguimos hablando y la verdad es que aún no sé cómo pasó, pero terminamos saliendo, y ha sido lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo.
Hacía mucho que no me sentía en paz, acompañada, querida, protegida. Estar contigo se siente como estar acostada en el pasto viendo las estrellas, porque verte es mejor que admirar un paisaje bonito.
Verte es llenarme de energía. Verte es que me inunde la felicidad porque ¡Al fin encontré a alguien que me quiere como yo lo quiero! Así de bonito, así de en paz, así de simple.
Estar contigo es simple. No tengo que forzar nada, todo pasa. Siempre que me sentía triste, las personas me decían “vendrá algo mejor”, “todo pasa por algo”. Yo me enojaba y no entendía por qué o para qué tenía que pasar por todos esos malos ratos.
Y al fin logré entender. Tenía que pasar por todo eso para valorarte, para darme cuenta de que en el mundo no hay personas como tú. No hay quien dé besos de patito, quien me ayude con su tenedor a partir mi sushi, quien me hable por teléfono para decirme “sólo te hablo para decirte que te quiero mucho”.
Cuando te digo que no sé explicarte cuánto te quiero es verdad, porque nunca había querido así. Nunca había querido bonito, sin presiones. Nunca había confiado tanto en alguien.
Andaba por la vida como con una navaja en la bolsa, cuidándome, a la defensiva. Y llegaste tú y ahora la navaja no es necesaria.
Quererte es increíble. Sólo contigo puedo decir que te quiero querer siempre, quiero siempre contarte qué hago, qué pienso, qué quiero.
Quiero siempre abrazarte de puntitas y que me des un beso en la frente. Quiero nunca dejar de sorprenderte y hacerte reír con mis ocurrencias.
No te lo he dicho, pero ya llevamos un buen tiempo saliendo y aún siento mariposas cada vez que te voy a ver. Aún me emociono mucho cuando me dices “Te quiero”, cuando me dices que estabas pensando en mí.
Quiero ir al Oxxo en pijama contigo, quiero comer papitas y que nos duela la panza, quiero ver películas y dormirme en tus brazos. Quiero siempre ser abrazada por ellos.
Sé que no soy perfecta y que tengo mucho qué trabajar, pero tú me haces querer mejorar para tener cosas buenas qué darte, porque tú me das muchas buenas. Quiero hacerte tan feliz como me haces tú a mí.
Gracias por quererme, gracias por querer estar conmigo, gracias por elegirme, gracias porque eres grandioso y decides compartir tu grandiosidad conmigo.
Gracias por siempre hacerme sonreír. Gracias por hacer que me gusten las flores. Gracias por siempre darme de comer.
Me siento muy feliz por haberte conocido. Nunca te lo digo, pero cuando me tomas de la mano me siento afortunada por estar al lado de un hombre como tú.
Un hombre que lucha por lo que quiere, que aunque a veces no le salen bien las cosas, nunca se rinde por más que quiera hacerlo, siempre vas por más, siempre ves más allá.
Sé que para ti el tiempo es muy importante y por eso también te doy las gracias de que lo estés compartiendo conmigo.
Tengo muchas cosas qué agradecerte y muchas palabras qué decirte, pero lo resumiré: Me gusta más mi vida teniéndote a ti en ella. Puedo vivir sin ti, pero no quiero.
Anitabb Domingo, Mayo 7, 16:44, 2023.
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anaenconstruccion · 1 year
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Crónica de un amor tormentoso
¿Cómo empezar a contar esta historia? Supongo que por el principio, el principio de mi fin. 
Agosto 31, 8:00pm Era el cumpleaños de una de mis mejores amigas, fuimos a cenar para celebrar, pero ella estaba triste ya que todas sus amigas se negaron a salir con ella. Como es costumbre, la incité a salir a un antro. 
Llegamos al antro y nos topamos a muchas personas, amigos míos. Nos cambiaron de mesa varias veces y al final ninguna nos gustó. Salvo una, caminamos hacia mis amigos y entre ellos, logré verlo a él. Un hombre que siempre me invitaba a salir y al que yo jamás le hacía caso. Pero tenía buena mesa, ¿qué podía salir mal?
Se hizo septiembre y cuando menos lo esperaba, terminé hablando con él todos los días. Sorprendentemente me cayó bien, nos llevábamos tan bien que me arrepentí por no haberle hecho caso antes. Hablábamos de todo, del clima, de viajes, de amigos, del gym, de perritos, de lugares, de fiestas, de psicología, de todo. 
Al principio no me trataba de ligar, solo éramos unos amigos conociéndonos y llevándonos bien. Pasaron aproximadamente 8 días de hablar todo el tiempo y me invitó a salir. Salimos, se llevó bien con mi mejor amiga, yo con sus amigos, todo estuvo increíble. 
Las primeras red flag que ignoré fueron cuando dijo que su ex estaba loca y que lo seguía buscando pero él no respondía, que no quería que yo por ningún motivo hablara con mi ex (así se estuviera muriendo), y que estaba harto de las mujeres que tenían ansiedad.
En este momento de mi vida, yo tenía pocas semanas de haber dejado mis medicinas (ansiolítico y antidepresivo), por lo cual estaba aún más vulnerable y de algún modo “orgullosa” por ya no estar tomándolas (aunque me las había quitado yo sola). 
 Me la estaba pasando tan bien saliendo y hablando con él que, también decidí ignorar que uno de sus mejores amigos había inventado cosas de mí. Al principio esto no era un problema porque lo hablamos y decidimos confiar en nosotros. 
Septiembre 15 Fue hasta este día que supe que no podía confiar en él. Habíamos hecho planes de pasar este día juntos, con nuestros amigos. Me puso mil excusas y al final, nos terminamos viendo a la 1:30 de la mañana. Fue nuestra primera pelea. Todo iba bien al llegar a la fiesta hasta que llegó su amigo y le ocasionó inseguridad. 
Me pidió que lo besara para que su amigo respetara nuestra “relación”, aunque claramente sólo quería marcar territorio. Me reclamó mucho por haberlo saludado, ya que “no debía ni siquiera voltear a verlo”. En ese momento no me pareció algo negativo, al contrario, pensé que me estaba cuidando de su amigo y de malentendidos. 
A partir de este día, cuando se enojaba o algo no le parecía, yo trataba de calmarlo y de explicarle las cosas, sin embargo, él solía enojarse y empujarme, a veces normal, a veces más fuerte. Al principio no me asustaba, pero conforme pasó el tiempo, me fui dando cuenta de que su enojo era verdad y empezó a darme miedo de que algún día me fuera a aventar fuerte o a golpearme.
Tomó mucho y tenía mucho sueño, decidimos irnos. En el camino me llamó muchas veces, no contesté porque iba manejando, segundo error de Ana en la noche. Le cogí la llamada y comenzó a llorar, estaba triste y decepcionado porque había dejado que manejara ebrio y con sueño y, eso no hacen las parejas. Dijo que había chocado hace meses por quedarse dormido y que parecía que a mí no me importaba. Teníamos 15 días de hablar.
En la llamada de una hora, me “abrió su corazón” diciéndome que debido a sus relaciones pasadas no podía confiar fácilmente y que temía que yo le hiciera daño. Me hizo prometer que no le iba a romper el corazón y que de ahora en adelante iba a “cuidar de él”, ya que él iba a hacer lo mismo. Spoiler alert: no lo hizo. 
Septiembre 17 Me sentí importante porque me invitó a casa de su mejor amigo (y todos decían que él no invitaba a nadie) Fuimos y nos la pasamos muy bien, hasta que, uno de sus amigos me habló y nos caímos bien. Su amigo tenía novia y estaba ahí. 
Me reclamó feo porqué había estado hablando con él. Gracioso porque, él se la pasó en la cochera hablando por teléfono riéndose. Sus amigas me lanzaban indirectas de que yo no era la única con la que él salía. Le dije y me juró que sí lo era, que sus amigas estaban celosas de lo bien que estábamos juntos.  
Recuerdo que hacía frío y yo estaba usando una chaqueta. En la casa había calentador, así que me quité la chaqueta y claramente se enojó “Te la quitas para que mi amigo te vea, enséñalas más, estabas esperando a que volteara para quitártela” dijo. 
De nuevo se puso borracho y dejó su carro ahí. En la mañana lo acompañé por él y me presentó como su novia a todos sus amigos.
Pasaron los días y se hizo viernes. Yo había quedado de salir con mi mejor amigo y mi mejor amiga, así que fui con ellos. Se la pasó mandándome mensajes como “¿con quién estás?”, “No me engañes”, “Ven” y el último fue “Si me quisieras, vendrías”. Así que fui hasta la casa de uno de sus amigos para verlo. Nos la pasamos muy bien, y, a decir verdad, me sentí querida porque fue muy insistente quería verme. 
Otra vez se alejaba y se perdía. Me reclamó porque no le preguntaba dónde había estado, y se sintió mal porque “le demostraba que no lo quería ni me importaba”. Ese día decidí actuar como él quería; Preguntarle dónde estaba todo el tiempo y con quién. Él parecía feliz.
Pasaron los días y estuvimos viendo una película en su casa. Los dos estábamos bien, todo parecía estar bien. Dos días después me invitó a su casa pero era el cumpleaños de mi mejor amiga e iba a ir con ella. Me dijo “prefieres ir de putería que comer pizza y ver una película conmigo”. 
A esta fecha, él ya me había pedido que fuera su novia aproximadamente tres veces, pero yo le decía que no. Me gustaba y lo quería, pero no sentía que fuera buena idea ser su novia, o no sé. Él se enojaba porque yo no tomaba en serio su pregunta, pero después se le pasaba si lo abrazaba o si dejaba que marcara su territorio conmigo delante de sus amigos.
Septiembre 25 Tenía todo un día desaparecido. Quedamos de vernos y le mandé muchos mensajes, le llamé pero no respondía. Me dijo que quería estar solo y que no me quería ver. Lo entendí y lo dejé “estar solo”. Vi historias de él tomando y siendo feliz con sus amigos. 
Me llamó muchas veces llorando y diciendo que se quería morir, que me necesitaba, que estaba a punto de suicidarse. No me quería decir dónde estaba, eran las dos de la mañana. Estuve hablando con él hasta las cuatro. Al final me dijo “te necesito, sólo quiero abrazarte, eres lo único que me hace querer vivir, ¿Puedes venir a mi casa? Fui inmediatamente y me encontré con un hombre destrozado, llorando mucho y lamentándose. 
Dijo que nadie había hecho eso por él, dejarlo todo para ir porque se sentía mal, que iba a estar conmigo siempre. Me sentí necesitada, querida, valorada. Como si por fin hubiera entendido que sí lo quería y sí iba a estar para él y sólo para él. 
Septiembre 27 Dos días seguidos en los que sus únicos mensajes fueron “buenos días”. Le dije que me sentía triste porque pasé toda una noche consolándolo y ahora él sólo me ignoraba. Su única respuesta fue “No seas tóxica”. 
Septiembre 28 Al fin me atreví a decirle “Ya no quiero esto”, su respuesta fue decirme que tenía problemas familiares, que ya no tenía amigos en quién confiar y que no me podía dar su atención como antes lo hacía. Me dijo que quería estar bien conmigo y que no quería que lo nuestro se acabara. Accedí a quedarme con él a pesar de eso. 
Octubre 2 Estaba enfermo y se sentía mal, le llevé de cenar y sueros. Era el festejo de una amiga así que iba a salir. En lugar de agradecerme por lo que le llevé, me dijo que era imposible que fuera a salir así a la calle, que no debía usar esos vestidos y que “entonces ya qué quería hacer saliendo de esa forma: a ligar con todos”. 
Le dije que me dijera si no quería que fuera con mi amiga y se negó, me trató mal y me dijo que me fuera. Yo, enojada, le hice caso. Me sentí la peor persona del mundo porque como él había dicho “Yo enfermo y tú saliendo como si nada”. Así que me fui temprano a mi casa, no soportaba la culpa de haber salido. 
A este punto, él tenía que revisar mis llamadas cuando alguien me marcaba porque, tenía que ver que yo dijera la verdad y que en verdad eran mis amigas o mi mamá la que me hablaba. Al final opté por contestar todas las llamadas en altavoz para no tener problemas con él, al fin y al cabo, no tenía nada qué ocultar. Él era feliz y yo ya me había acostumbrado. 
Octubre 7  De nuevo un día entero sin contestarme, cuando de repente me llega un “vamos a vernos” a las cuatro y media de la mañana. En la mañana que vi el mensaje le pregunté qué había pasado, dónde había estado. No me contestó. Sólo dijo que se sentía mal de nuevo y que quería estar solo. 
Se hace de noche y veo historias suyas cenando con alguien en su casa. Dos vasos, dos platos y una película de fondo. Sentí que se me salía el corazón. ¿Cómo podía hacerme eso después de todo? Le dije “A partir de hoy los dos estamos solteros, haz lo que quieras con quien quieras” y lo bloqueé. 
Octubre 9 Fui con mis amigos al bar de siempre, me lo topé de frente, pero lo ignoré. Después de horas el alcohol hizo efecto y le llamé. “Hola, mi amor” contestó. Me enojé porque me habló como si nada hubiera pasado. Me dijo que tenía fiesta en su casa así que fui. 
En el momento en el que llegué a su casa me empezó a explicar todo, me contó que se había peleado con alguien pero le daba vergüenza contarme así que decidió no contestarme. Los vasos y la historia fue con su mejor amiga y me juró que nada qué ver. Cuando entramos, le pidió a ella que me explicara y efectivamente “confirmó” su explicación. 
Había dos o tres mujeres que le tiraban la onda, pero él se la pasó diciendo que yo era su novia, abrazándome, besándome y siendo romántico. Me contentó. 
Le dije “Cortamos…” y respondió “No. Tú pensaste que habías terminado conmigo, pero no es cierto, tú y yo nunca vamos a terminar”. Esas palabras se sintieron bien en ese entonces, ahora sé que me tenían que dar miedo. 
A lo largo de la “relación” se la pasó haciéndome sentir mal por tener el cabello pelirrojo. Le hacía muy feliz decirme que era falsa y que todo lo “bonito” que la gente veía en mí, era una mentira. Poco a poco comencé a creérmelo y a decírmelo a mí misma. Por lo que, cada vez que veía a una mujer viéndolo o a él viendo a alguien, me sentía en desventaja ya que, ellas sí eran “reales”, su belleza sí era real. 
Octubre 13  Llevaba enfermo de gripe dos días, le llevé tacos el día anterior y quedamos de ir a comer o a cenar al día siguiente (o sea el 14). Yo no le creía que estaba enfermo porque ya me había dicho muchas mentiras. Me dijo “¿por qué hoy no cenamos?”, le contesté “porque ya había quedado desde la semana pasada de ir con mis amigas a un antro”. Se enojó y me dijo que fuera al antro, que “prefería andar en el pedo que con él”, le dije que, si quería, no iba y me quedaba con él, pero me dijo que me fuera con mis amigas.
Me empezó a contestar feo y luego me dejó de contestar. Había momentos en los que mi verdadero yo despertaba y quería tomar las riendas así que le dije “Dime ya si quieres estar conmigo o si sólo quieres sexo para yo también ligar con otras personas”, a lo que no hubo respuesta. Esto fue a las 3pm.
A las 10pm llegué al antro y me llamó. Me preguntó si podía ir conmigo, le dije “como quieras”. 
Estaba con mis amigas pidiendo bebidas cuando cruzó la puerta. Caminó directo hacia mí y me jaló del brazo diciéndome “A ver, a ver, a ver, ¿Tú qué traes? ¿Qué te pasa diciéndome esas cosas?” Le expliqué cómo me sentía, las cosas que había visto y lo que me hacía dudar de él, a lo que respondió “Contigo tengo todo, no necesito hablar con nadie más, sólo deja de decir pendejadas” y me abrazó para luego presentarse con mis amigos.
Esta fecha es importante porque también es el día en que me presentó a un amigo suyo, fuimos a su casa y se la pasó diciendo que todos mis amigos querían conmigo, que también sus amigos me tiraban la onda y que no confiaba en nadie. Presumió con su amigo y su novia que no habíamos durado más de 2 días sin hablar y que cuando pasaba eso, o él me marcaba o yo le marcaba. Lo presumía diciendo “Ni ella puede estar sin hablarme ni yo puedo estar sin hablarle a ella”. En ese momento me pareció súper romántico, ahora me parece enfermo. 
Octubre 20 Desde octubre 15 no me contestaba. Es innecesario excusarme en que yo estaba muy dañada y que quería estar con él a pesar de todo. Salí con mis amigas en la noche, el alcohol volvió a hacer de las suyas y le llamé, pero no contestó. Yo de verdad quería hablar con él, de lo que sea, pelear, hablar, lo que sea pero ya no quería que pasaran más días así. Como no me contestó y literalmente ignoró mis mensajes, exploté.
Le empecé a decir que estaba harta de estar esperando sus mensajes, sus llamadas, de que jugara conmigo. Exploté feo que hasta le dije “ni tu amigo patán haría esto”, con esa frase ardió Troya. Me acusó de haberme acostado con su amigo, de haber andado con él, de todo lo que le fue posible imaginarse. Me habló horrible, más feo de lo normal, me dijo “Pues si es tan bueno, vete a cogértelo” Y estallé y por fin le dije “Lo único que he hecho es respetar lo que tengo contigo, pero nunca es suficiente, nunca es suficiente lo que hago” A lo que él se reía y me decía “Pero estás hablando de mi amigo” y le dije “Ya me cansé de demostrarte cuánto te quiero y cuánto quiero estar contigo” A lo que jamás tuve respuesta. 
Octubre 21 El día más esperado Desde la mañana le mandé mensajes a él disculpándome por siquiera mencionar el nombre de su amigo, me sentía fatal. Sentía que le había dado en su más grande inseguridad y que yo misma había provocado todo, me arrepentía por haberle hecho pasar un mal rato y sólo quería solucionarlo. Le estuve mandando mensajes todo el día pidiéndole que me perdonara por todo, pero nunca tuve respuesta.
Era el cumpleaños de mi prima. Ella me rogó mucho para que fuera a su festejo, yo no quería ir porque no tenía ánimos de nada, pero me convenció. Cuando llegué (al bar de siempre) lo primero que vi fue que él estaba ahí, en otra mesa, pero justo en frente así que decidí irme. Mi prima no dejó que me fuera hasta que llegaran los shots de cumpleañero, entonces accedí.
Al poco tiempo, llegó un hombre a nuestra mesa, amigo de mi prima. Me cayó muy bien y hablamos mucho rato (su novia estaba ahí), no podía haber malentendidos. Pero llegó él a mi mesa y estaba muy enojado. Lo primero que hizo (obviamente) fue marcar territorio. Me abrazó (como si no hubiéramos peleado horrible la noche anterior) y los dos fingimos estar muy bien. 
Mi prima me confesó que cuando fue al baño, él había tratado de ligársela y que la había invitado a un after en casa de su amigo. Honestamente, no me sorprendió y no sé por qué pero no me enojé. Después de verme con el amigo de mi prima, se acercó otra vez y me invitó a su after. Convencí al amigo de mi prima y a ella de ir al after y fuimos. 
Cuando llegamos, el amigo de mi prima me abrió la puerta del carro y me ayudó a caminar (traía tacones). Cuando alcé la vista estaba él en medio de la calle viéndome como si me fuera a matar apenas me acercara. Sentí una gran culpa a pesar de no haber hecho nada mal. 
Nos metimos a la casa y se presentó a él mismo como “el amor de mi vida”, en ese momento me puse feliz porque pensé que lo hacía por romántico, cuando la realidad era que sólo lo hizo para marcar territorio. 
Toda la noche se la pasó lejos de mí, alejado con sus amigos, pero siempre sentí su mirada. Incomodaba tanto que mi prima y su amigo me dijeron que le daba miedo el odio con el que me veía así que decidí ya no quedarme callada y enfrentarlo de una vez por todas.
Me acerqué a él y le pedí que me acompañara a afuera. Salimos y le dije que ya quería terminar con él. Que era imposible estar juntos porque siempre estaba alejado, que no parecía mi novio y, sobre todo, que yo ya no podía ni quería más. Él se mostró sorprendido y a la vez ofendido. 
Me trató de convencer muchas veces de que estábamos bien y que me quería como a nadie más. Que quería hacer las cosas bien conmigo pero que yo ya la había cagado muchas veces y que, por eso él ya no confiaba en mí. Que siempre estaba con otros hombres y que le daba vergüenza. Después de muchos intentos, al fin aceptó que se había besado con alguien más pero, “Tú también lo has hecho, lo sé” dijo. 
Me partió el alma saber lo que él pensaba de mí. Yo no había hecho otra cosa más que quererlo a él, hablar con él y con nadie más, ¡¿Cómo podía pensar que después de todo lo que había hecho por él, me iba a fijar o iba a hacer algo con alguien más?!
Le dije que ya no lo quería ver, que no quería hablar con él, que no quería nada más. Me rogó muchas veces, con lágrimas en los ojos que me quedara, que no me fuera de su lado diciéndome “Lo vamos a arreglar, nosotros siempre lo solucionamos” mientras me abrazaba y me veía con ojos de perrito. 
Le dejé en claro que esta vez era en serio y que en verdad lo estaba terminando. Se puso muy triste y me siguió rogando hasta que al final entendió que era en serio. De pronto su tristeza se volvió enojo y me empezó a hablar feo. “¿Quieres terminar? Pues terminamos” dijo. 
Octubre 23 Después de dos días de llorar y llorar, me invitaron mis amigos al bar de siempre (quienes no tenían ni idea de lo que estaba pasando entre él y yo) y decidí ir. Para mi sorpresa (en realidad no), ahí estaba él. 
Se veía muy mal, triste, cabizbajo. Mis amigas (que tampoco sabían nada de la relación) me dijeron “Ve y dile que quieres arreglar las cosas”, así que fui. Le dije que me perdonara por haberlo terminado, que estaba dispuesta a no cometer más errores y hacer las cosas bien. 
Él rápidamente respondió que sí quería arreglar las cosas, pero que de ahora en adelante iba a ser algo casual y nada más. Sinceramente me rompió el corazón. Literalmente pude escuchar cómo se rompía dentro de mí y me fui a mi mesa. Como niña inmadura, comencé a tomar y hacer todo lo que no debía hacer: o sea, hacerle caso a los hombres que me tiraban la onda. Aunque solo bailamos y cantamos, me seguía sintiendo culpable, como si aún estuviera con él.
Al principio, cuando él vio lo que estaba haciendo, se enojó y se quedó sentado mucho tiempo, hasta que se paró y empezó a ligar con alguien. Alguien que, al final de la noche se fue en su camioneta y vi que se estaban besando. Algunas personas dicen “¿Qué necesitas para superarlo de una vez por todas, verlo con alguien más en frente de ti?” Pero no, eso no fue suficiente para mí. Seguía llorando por dentro, quería que fuera yo la persona con la que estaba, quería que me quisiera a mí, ¿De verdad yo era tan difícil de querer?
Diciembre 11 Después de ver mil historias suyas con muchas mujeres diferentes a lo largo de este tiempo separados y haciendo contacto zero, (casi todas las noches me llamaba pero yo no contestaba), este día decidí contestar. 
Me preguntó cómo estaba, qué estaba haciendo. Me dijo que quería hablar conmigo, que necesitaba verme. Y es que, yo sólo quería que las cosas salieran bien, que todo saliera bien con él. Aún tenía la esperanza y confiaba ciegamente en que podíamos ser felices juntos si poníamos de nuestra parte.
Me mandó su ubicación y sin pensarlo, fui. Me trató como nunca me había tratado, o sea me trató bien. Estuvo toda la noche al lado mío, y les dijo a todos que yo era su novia, que no había nadie como yo. 
No me enorgullece, pero volví a caer. Lo diferente de esta vez fue que me dijo muchas cosas que jamás me había dicho, habló de un futuro juntos y de cómo quería que estuviéramos juntos “ahora sí bien”. Yo me emocioné y le creí. 
Diciembre 16 Sin hacer planes juntos, nos topamos en un antro, él con sus amigos y yo con mis amigas. Me dijo que me fuera a su mesa y estuvimos ahí un rato. Después él se fue (con su amigo patán) y le reclamé. 
Pasaron unos minutos y se puso como loco porque vio que me había ido a otro lado y me gritó que “¿dónde carajos estaba?” Pero para mi vergüenza, volví a ceder y a decirle dónde y con quién estaba. Llegué a donde me mandó la ubicación y de nuevo hicimos de cuenta como si todo estuviera bien entre los dos. 
Diciembre 18  Después de “muchos” días sin pelear, se llegó la próxima pelea. Me invitó a una palapa con sus amigos, pero me dejó sola mucho tiempo, me enojé y le dije que ya me iba. Y sí me fui, pero con él. Cuando llegamos a su casa me puso muchas excusas sobre porqué no podíamos estar juntos y me volví loca. Empezamos a pelear y me dijo que yo siempre estaba con hombres (en este caso, sus amigos con los que me dejó sola por irse a hablar por teléfono).
Al día siguiente, me dijo “parecemos más novios que cuando andábamos, peleamos como novios”. Y no me enorgullece, más bien me avergüenza, pero sentí bonito. 
Diciembre 23 No nos íbamos a ver pero terminamos viéndonos. Estabamos en la casa de uno de sus amigos y yo estaba cuidando a una amiga mía porque estaba muy ebria y ella iba a manejar porque yo no me había llevado mi carro. 
Un amigo me marcó (conocido de él) y se enfureció. Me reclamó por qué tenía mi número, por qué me hablaba y como era costumbre, le tuve que mandar screenshot de la conversación donde le decía explícitamente “soy la novia de …” Pero como siempre, no fue suficiente y siguió enojado. 
Diciembre 25 Quedamos de ir juntos al bar de siempre, con sus amigos, pero me topé a muchos amigos míos así que fui a saludarlos. Él se puso como loco a seguirme por todo el lugar, como si estuviera “checándome” o “cuidando” que no hiciera nada malo. Cada vez que me movía para saludar a alguien, aparecía él atrás de mí con su mirada asesina. Absolutamente todos mis amigos (y amigas) me decían “que miedo, Ana” por la forma en la que me veía y se aparecía en donde estaba yo. 
Me enojé muchísimo porque ya había sido muy clara no solamente con palabras, sino con hechos acerca de lo mucho que quería estar con él y sólo con él, como para que sintiera que tenía que estar siguiéndome para asegurarse de que no fuera a engañarlo o algo así. 
Después de rato, me acerqué a él para hablarle y decirle que podía confiar en mí pero fue en vano, él estaba enojado como siempre con su ego súper arriba y me hablaba horrible delante de la gente, por lo que decidí alejarme.
Decidí que era suficiente cuando nos fuimos a otro lado (todos sus amigos y nosotros) y un amigo suyo me preguntó algo que me dio risa. Justo en medio de la risa, apareció él atrás y se metió entre los dos. Le empezó a decir cosas al amigo en mala onda y ya no me pareció. 
No sé por qué, pero esa fue la gota que derramó el vaso, agarré mi celular y le escribí “Ahora sí bye para siempre”, sé que no creyó porque hasta el día de hoy me sigue llamando y mandando mensajes, que claramente ya no respondo. 
Muchas veces pensé que era capaz de golpearme, por sus ataques de ira y coraje, por sus celos, etc. Me da vergüenza contar esta historia porque me desconozco, me alejé tanto de mi familia, de mis amigos, pero sobre todo de mí. 
Aun no entiendo cómo fue que permití tantas cosas, pero agradezco estar viva, estar feliz y estar en paz. 
Este texto no es sólo una entrada más en esta página, si me sigues desde hace tiempo te darás cuenta de que nunca hago posts así, sin embargo, es algo sumamente serio que debe dejar de avergonzarnos a las víctimas.
Yo no le conté lo que estaba viviendo en mi relación a NADIE, por miedo a que me juzgaran, a que me vieran como tonta, a que me quisieran sacar de ahí (porque yo quería quedarme), no lo conté porque me daba pena que alguien viera qué tan mal estaba.  Pero ahora puedo decir que cometí un error, estoy completamente segura de que si lo hubiera contado, me hubiera sentido mejor, me hubiera sentido apoyada, escuchada, que era lo único que quería. 
Llegué a pensar “bueno, la madre Teresa decía “ama hasta que te duela”, entonces lo estoy haciendo bien, no?” pero NO. El amor no duele. El amor no lastima, no humilla, no controla, no grita, no golpea. 
En el mundo hay muchas personas locas, personas narcisistas que su único alimento es la energía, el cariño y la buena fé de las personas. Que no te pase lo que a mí, vete a la primera. Gracias a Dios lo mío fue casi siempre psicológico, pero pudo haber escalado a violencia física y tal vez no podría estar contándolo. 
A partir de esta relación comencé a cuestionarme todo. Viví en un limbo, no me conocía a mí misma, era como si alguien más hubiera estado viviendo mi vida por cinco meses, como si hubiera sido una marioneta, y es que lo fui. Sigue dándome vergüenza haber esperado tanto para irme, pero a la vez me siento orgullosa por haber salido de ahí. Es un proceso y aún sigo aprendiendo, de lo único de lo que estoy segura es de JAMÁS querer volver a algo así.
Ana Gala  Marzo 15, 2:40am, 2023.
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2022
El año 2022 empezó rompiéndome el alma, el corazón, la mente y autoestima. Tanto que tuvo que pasar más de un año para que pudiera estar aquí, contándolo. 
En enero se fue de mi vida una de las personas más importantes para mí; Me engañó como nunca nadie lo había hecho. Me diagnosticaron con depresión y trastorno de ansiedad generalizado. Me recetaron un antidepresivo y un ansiolítico. Pasaron dos meses y me diagnosticaron síndrome de ovario poliquístico. Para no aburrir con esta historia, al día tomaba 5 pastillas, Ana la que nunca tomaba pastillas, así es. 
Fue una de las peores cosas por las que he pasado, no comía, por más que quería dormir, no podía, ni en la tarde ni en la noche. Me la pasaba llorando, no sonreía, no reía, no disfrutaba nada.
En febrero salí con dos personas, primero con alguien que me humilló públicamente, después con alguien que, aunque no es mala persona, sólo me usó. 
Se llegó marzo y conocí a muchas personas, se hicieron mis amigos y de verdad pensé que encajaba con ellos. Me abrí, les conté muchas cosas y pasé muchos buenos momentos con ellos. Creí que había encontrado mi lugar.
Se hizo abril y todo empezó a cambiar, conocí al que pensé que era el indicado. Vivimos muchas cosas juntos, nos deshicimos de esos nuevos amigos que creíamos que nos hacían bien y al final nos traicionaron, se metieron en nuestra relación y decidimos alejarnos de ellos. 
Pasó el tiempo y entre más pasaba, más segura estaba de que quería estar con él. Lo crean o no, hasta él conocí lo que era tener a alguien a mi lado. Me enseñó a sentir, a expresar. Todo iba genial hasta que de la noche a la mañana todo cambió. Me pidió un tiempo y me derrumbé. Ahora lo veo diferente y me doy cuenta de que debí aceptarlo, debí respetar su decisión; Pero no lo hice.
Luché y luché por algo que yo quería, pero él ya no. Quise aferrarme a lo que fue, y no a lo que realmente estaba siendo. Me puse muy triste y pensé que todo lo que había mejorado en mi salud mental, se había esfumado, que no había valido para nada.
Mayo, Junio y Julio se pasaron volando, no hacía nada más que extrañarlo, pensar en él y, aunque me de vergüenza admitirlo, me la pasé tratando de encontrármelo en los lugares a los que solíamos ir, frecuentando gente mala solo para que nos juntaran de alguna forma. 
Pero todo esto no es nada, comparado con lo que iba a venirse después. Ojalá lo hubiera sabido, ojalá no hubiera ido, ojalá no hubiera caído. 
En agosto lo conocí a Él. Lo digo agachando la cabeza y dándome golpes de pecho. ¿Cómo contar esta historia? ¿Cómo no sentir vergüenza? Pero al mismo tiempo, ¿Por qué soy yo la que siente vergüenza? 
Podría romantizar el hecho de haber estado envuelta en una relación tóxica pero la verdad es que no lo quiero hacer, no tiene nada de romántico, no tiene nada de bueno. Al contrario. Estar con él me rompió, de una forma en la que no sabía que era posible. 
Hizo que me desprendiera de mí, de mi personalidad, de mi mente, de mi vida. Diría que “no sé cómo pasó todo” pero lo sé muy bien. 
Terminé sola. Sin amigos, sin familia a quién contarle. Terminé temiendo que me golpeara, que inventara cosas sobre mí. Llorando cada tercer día por no sentirme suficiente. Después de todas las burlas, los celos, las humillaciones, las agresiones, yo ya no sabía quién era yo. No me reconocía a mí misma. 
Y siendo honesta, en ese momento no quería reconocerme. Mi único deseo era estar con él, que me validara, que me quisiera. Que viera cuánto lo quería, que viera todo lo que yo podía hacer por él, que supiera que yo era la única que iba a estar con él sin importar lo que hiciera; Por amor.
Y es que, después de tantos intentos fallidos y de amores a medias, éste era el único amor intenso y de alguna forma “emocionante”. En mi cabeza así se debía sentir el amor, como un fuego que quema y arrasa con toda tu alma. Al final, por algo existía la frase “Ama hasta que duela”, no?
Pasaron cinco meses y finalmente me escogí a mí. No me enorgullece haber salido sola, sin ayuda de esa relación porque la verdad es que no le conté nunca nadie. Me daba pena, vergüenza haber estado con alguien así, haber aguantado tanto, pero al final logré salir y creo que eso es lo importante.
En resumen creo que el 2022 para mí fue una gran lección sobre cómo las personas podemos descubrirnos y redescubrirnos una y otra vez. No necesariamente para bien todas las veces. Este año me hizo conocer muchas yo, me hizo ver quién quiero ser, qué quiero dar, qué es lo que espero. 
Fue un año desgarrador, de esas veces que volteas para atrás y no sabes cómo saliste viva, literal. Pero a la vez fue un año de sanación, fue un año que me enseñó que no todos los finales son tristes, que hay finales felices. 
Doy gracias por estar viva, por tener la oportunidad de escribir esto (aunque haya sido un poco atrasado), por haber salido del agujero negro en el que estaba, doy gracias por tener el valor de elegirme a mí por más que doliera, por haber decidido confiar en el destino, confiar en que algo mejor iba a llegar, por haber creído que iba a ser recompensada por todo lo que había vivido, porque… así fue. 
Ana Gala Marzo 15, 03:04pm, 2023.
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Soñé con ser anoréxica
Tener anorexia me ha traído cosas buenas y cosas malas. Pero, para comenzar, me gustaría recordar cómo la atraje a mi vida. 
1. Una compañera de la escuela cumplió años y conocí a su hermana, nosotras teníamos 12, ella 17. Mi compañera mencionó que su hermana llevaba puesta una blusa suya. Recuerdo cómo me propuse a siempre caber en ropa de niña.
2. Tenía apenas 12 años, me regalaron una blusa y mi mamá insistió que me la midiera. Cuando lo hice, dijo “Cariño, ya estás en edad para aprender a meter la panza”. Me enseñó cómo sumir el estómago y meter las costillas. Siempre le agradecí.
3. Estaba en secundaria, tendría unos 14 años. Todas mis amigas me dicen que me admiran por tener pechos “desarrollados”, llego a mi casa y busco en Google “ejercicios para eliminar los pechos”. 
4. A los 15 años nos hicieron un estudio a todos los de mi escuela, nos pesaron a todos. Estaba conforme con mi peso, 45. Hasta que una compañera pesó 39, ahí conocí la envidia y estaba decidida a llegar a pesar lo mismo. Empieza mi amistad con Google, “cómo bajar de peso”. 
5. Comencé a fumar a los 16 porque leí que “la nicotina suprime el hambre” y yo ya no quería comer.
Todas estas anécdotas me hicieron querer ser anoréxica, leía blogs pro-Ana donde daban consejos y las personas narraban qué comían, qué ejercicios hacían. No podía dejar de leer, era como una droga. En verdad quería pertenecer a ellas, quería identificarme cuando decían “tengo dos días sin comer, solamente mastico hielo y goma de mascar”. 
Finalmente, llegaron mis 18 años. Entré a la universidad y entre clases, tarea, prácticas, salidas, etc., dejé a un lado el tema de la anorexia. Mi mamá accidentalmente trajo a casa un paquete de té verde. Me gustó su sabor con azúcar y así lo tomé una semana. 
Un día, tratando de distraerme de los exámenes, investigué los beneficios del té verde; Adelgazar debido a que es diurético y supresor del apetito. Después de leer eso, quise “matar dos pájaros de un tiro” y empecé a tomarlo caliente, en ayunas y sin azúcar. 
Pronto, el té verde se convirtió no solo en algo fundamental en mi rutina diaria, sino en mi desayuno y muchas veces, en mi almuerzo. Pasó el tiempo e hice nuevos amigos, a los que les gustaba la fiesta, el alcohol y salir a comer. Nunca fui fan de comer en restaurantes o bares, así que me conformaba con tomar. 
Quise ser saludable y hacer ejercicio ya que, extrañamente gracias al té verde tenía mucha energía. Exploré muchos ejercicios y entrenamientos hasta que finalmente me decidí por correr. Mi rutina diaria era tomar té verde, saltarme la comida, tomar alcohol, hacer tarea, correr 5km. 
Tiempo después me diagnosticaron ovario poliquístico y me prohibieron tomar té verde debido a la cafeína. Así que volví a desayunar. Como sentía que estaba “comiendo mucho”, decidí convertirme en vegetariana y lo fui durante aproximadamente seis meses. Después me aburrí y comencé a comer carne de vez en cuando de nuevo. 
El desayuno se volvió mi comida favorita del día, solía comer más por la mañana ya que en mi mente, tenía más horas para bajar lo que había comido, aparte eso me quitaba las ganas de almorzar y comía casi nada. Era un ganar-ganar. 
No pasó mucho tiempo hasta que conocí el famoso “Ayuno intermitente”. Como soy una persona a la que le gusta estar en constante cambio, así como retarme a mí misma, decidí comenzar a ayunar. Al principio sentía extraño porque estaba acostumbrada a desayunar, así que fue un poco pesado. 
Al paso de unos tres días, logré adaptarme y ayunaba 13 horas. Recuerdo que hubo una situación en mi familia por la cual pasaba casi todo el día sola, así que tenía la excusa perfecta para no comer: no sé cocinar. La primera semana ayunaba 14 horas. La segunda por 18, y fue aumentando. La última semana que recuerdo, las horas iban de 20 a 25 horas. 
Aunque, hubo dos o tres ocasiones en los que, como estaba sola, no había nadie que me preguntara si ya había comido o alguien que se diera cuenta de lo largos que estaban siendo mis ayunos, así que me retaba a aguantar hasta 28 horas. 
Ayuno combinado con estrés por la escuela, tomar alcohol (mucho), y que mis únicas comidas fueran chiles jalapeños empanizados rellenos de queso filadelfia, hicieron que sintiera uno de los dolores más espantosos que he sentido en mi vida. Hablé con uno de mis amigos que es doctor y me dio pastillas para gastritis, ya que estaba convencido de que era eso, (no lo juzgo ya que, en su defensa, omití muchos síntomas y minimicé el dolor) no obstante, llegó un punto en el que no pude más y fui a checarme a una clínica.
Me diagnosticaron gastroenteritis. Por un lado, estaba aliviada, sí tenía algo serio, mi dolor sí era válido. Aunque, por otro lado, esto me delató, no podía negarlo. 
Cuando le expliqué al doctor que no había hecho nada mal, que simplemente había comenzado a hacer ayuno intermitente y que “últimamente” (dos meses) había estado sin comer “por un poco más de tiempo”, el doctor se puso como loco. 
Me regañaba como si se tratase de mi mamá. Juro por Dios que no me había dado cuenta de que mis labios se habían vuelto casi blancos, mi piel se había tornado aún más pálida y que mi energía se encontraba por los suelos. Fue tanto tiempo y tan gradual que no me di cuenta.
Durante 3 semanas estuve en “dieta blanda”, así es como la nombró el doctor, antes de entregarme una lista con menos de diez alimentos que me indico que eran los únicos que podía comer. Jamás lo he dicho, pero siendo sincera, me moría de emoción. Al fin tenía una excusa para comer solamente verduras suaves y con poca repercusión en mi cuerpo. 
Sin percatarme, se me escapó una sonrisa. El doctor se dio cuenta y sin pensarlo, me dio una tarjeta que tenía el contacto de una psicóloga. «Qué cosas, yo también soy psicóloga» pensé. Mi boca no se abrió pero mis ojos le lanzaron una mirada que decía “¿para qué es eso?”. Como si hubiera entendido, me respondió “los trastornos alimenticios pueden llegar a enfermarnos muy feo” dijo como si estuviera hablando con una niña de 12 años. 
La siguiente semana fui con mi terapeuta de cabecera, le conté lo que había pasado y me hizo muchas preguntas. Yo las respondía sincera y rápidamente, quería hablar de mi drama, no de la comida o de la “increíble imaginación” que para mí tenía el doctor. 
Me había pasado toda la adolescencia queriendo adoptar un trastorno alimenticio, sabía perfecto de qué se trataba la anorexia y estaba segura de que yo no tenía eso, no tenía tan buena suerte. 
Al final opté por ya no ir más a terapia. Quería hablar de mi ruptura con mi novio, no de cómo no me sentía atraída en lo más mínimo por la comida. Ella dijo que tenía algo que ver con la relación con mi madre, o algo así. Para ser honesta, nunca le prestaba atención cuando la conversación era sobre comida. 
Seguí en negación o más bien, simplemente ignorando el tema por completo hasta que conocí a un hombre. Empezamos a salir y era muy fan del gym. Como estaba en esa temporada en la que comen mucho (no recuerdo el nombre), siempre me invitaba a comer, ya fuera sushi, ramen, tacos, pizza, o antojos como helado, papas, elote, etc. 
Realmente me gustaba salir con él, me atraía mucho y creo que nos llevabamos bien. Lo que pasó fue que no toleré más estar buscando excusas para no ir a comer. Tenía que mentir diciendo que me dolía el estómago, que ya había comido, que no tenía antojo. Hasta que pensé que lo mejor para él era dejarlo ir y que fuera feliz con alguien que disfrutara comer, como lo hacía él. 
Logré despistar a mi familia de mis “preferencias” (o sea, no comer) durante vario tiempo. Inventaba que iba a comer con amigos cuando en realidad llegaba a la casa de ellos y decía que ya había comido. Hacía eso porque no quería que se preocuparan pensando que me iban a tener que llevar al hospital otra vez o algo así, no porque pensara que estaba haciendo algo mal dejando de comer.
Sabía que había algo raro en mí, que no disfrutaba la comida y que eso me hacía diferente a la mayoría de la gente pero nunca pensé que podía tener anorexia. O al menos hasta ese día. 
Toda mi familia estaba fuera, mi mamá me dijo que había dejado un burrito en el refrigerador y que lo calentara y me lo comiera cuando tuviera hambre. Estoy segura de que dejé escapar una risa porque, vamos, yo nunca tengo hambre. 
Como no había comido desde hacía ya unas 20 horas, decidí comerme el burrito porque eran de mi restaurante favorito (si se pudiera decir así). Hacía mucho tiempo que no disfrutaba una comida, fui muy feliz comiendome el burrito de deshebrada roja en tortilla de harina. Pasaron aproximadamente 2 horas cuando las voces en mi cabeza (olvidé mencionarlas pero las he escuchado desde los 12 años), me preguntaron si no me sentía culpable. Terminé vomitando el burrito en el inodoro porque me dio mucho asco pensar que disfruté comer algo. 
Rompí en llanto haciendo memoria de todas las veces que esa voz dentro de mi cabeza me habló y me impidió comer. Fue como finalmente ver la realidad y darme cuenta de que en verdad sí estaba enferma. Lo que tanto había soñado de pequeña por fin se había cumplido, ¡Por fin tenía anorexia! Lo raro fue que no me sentí feliz. Sentí asco de mí misma. Ni siquiera era capaz de controlar mis pensamientos, había vivido engañada todo este tiempo. Alguien más se apoderaba de mis decisiones, no era yo quien alejaba la comida. 
En ese momento supe que tenía que pedir ayuda, pero no era el momento indicado, tenía examenes, cosas más importantes como para preocupar a mi familia con algo tonto que me había causado yo, (¿O no?).
Hice ese tema a un lado y después de meses, llegó mi (entonces) novio a mi ciudad, me dijo que me veía “flaca” a lo cual fue inevitable sonreír. No le dije las causas de mi “flaquez”, y como es entrenador de gym, me invitó a entrenar con él. Y así comenzó mi camino siendo anoréxica y adicta al ejercicio. 
Aunque no duró mucho esa etapa, (ya que él sólo estuvo aquí por tres meses) la disfruté mucho. Se me notaban los huesos y mi abdomen estaba marcado, yo estaba muy feliz. Todo era color de rosa porque me crecieron mucho las pompis y los pantalones me quedaban muy bien. Hasta que llegó el día de ir a mi chequeo con mi ginecóloga y el ayudante de satanás (la persona que pesa a la gente) me pesó. 52 kilos. Entré en pánico. ¿52 KILOS? «Las pompis no valen la pena» así que dejé el ejercicio para bajar de peso (aunque mis amigas decían que era músculo). 
Volví a mi vida normal de abstenerme de muchas comidas, pero ahora siendo más cuidadosa al elegir las comidas que sí como, por ejemplo, trataba de no comer picante o cosas irritantes ya que lastimaban mucho mi estómago por no traer nada más adentro. 
Y todo iba bien hasta que terminé con mi novio, de repente todo era negro, no me paraba de la cama, no dejaba de llorar, y eso continuó por aproximadamente 4 meses, dejé de dormir porque no me daba sueño. Fui de nuevo con mi terapeuta pensando que me podía sacar información que me quitara estrés de encima o algo para poder dormir. 
Mi terapeuta fue clara y directa «No puedo trabajar contigo, estás realmente mal, necesito que vayas con un psiquiatra porque esto ya se volvió físico». 
Sé que no debería decir esto porque soy psicóloga pero honestamente me dio miedo, no quería estar drogada. Claro que al final acepté y efectivamente, me diagnosticaron depresión y trastorno de ansiedad generalizada. Me recetaron un antidepresivo y Rivotril. (No hablaré mucho de esto porque no es el tema central).
El psiquiatra dijo que podía experimentar aumento de peso porque el antidepresivo causaba hambre, claramente para realizar su función de devolverme energía y blahblahblah. Me sentí aterrada y enojada, no era posible que aparte de engañarme, mi ahora ex novio me causara aumento de peso. ¡Inaceptable! Así que ahora más que nunca, me puse de tarea no aumentar ni un solo gramo. Esto fue aproximadamente en Febrero (y ahora estamos en Agosto). 
Actualmente peso 48 kilos, sigo sufriendo escuchando la voz de alguien que me dice qué no comer y que sí puedo comer (aunque raramente acepta). Nunca he sido ni soy de las personas que cuentan las calorías porque eso para mí no importa, sólo evito comer a toda costa y cuando como, lucho muy fuerte para no vomitarlo, aunque hablando con la verdad, mi terapeuta dice que mi mente es tan poderosa que sabe que odio vomitar, así que se le ha ordenado a mi cuerpo sacar todo lo que no le gusta a ella (la voz) de inmediato. 
Medicamente se conoce como “síndrome del intestino irritable” o algo así, pero básicamente cada vez que disfruto una comida, mi cuerpo la rechaza y la desecha en el mismo instante que llega al estómago, obligándome a correr al baño para sufrir un tremendo dolor y al desecharlo, sentir alivio, como una forma de la voz para demostrarme que si como algo y lo disfruto, me dolerá.
En fin, la anorexia me ha demostrado que tengo una fuerza de voluntad increíble, que todo lo que me propongo lo puedo cumplir, que mi mejor amiga y mi peor enemiga soy yo misma, que yo estoy en control de mí (aunque realmente sea ella la que habla en mi cabeza).  
Pero también me ha quitado mucho, me ha quitado relaciones, me quitó la felicidad de comer sushi (mi comida favorita) porque gracias a que mi estómago se ha encogido, sólo me cabe la mitad de la mitad de lo que me comía antes. 
También me ha llevado a pensar que soy una carga para todos, para amigos, para familiares porque los pongo incómodos cuando no como y ellos sí. También es feo porque realmente no llevo una vida normal, no disfruto comer, ¿Quién no disfruta comer? Mi “comida” favorita es el agua. 
A decir verdad, no sé con qué objetivo escribo esto. Supongo que solamente lo quería sacar y que, por primera vez, leyeran más allá del drama aquí. No hay enseñanza, no hay reflexión. Más que, cuidado con lo que desean porque el universo escucha o más bien, tú escuchas y tomas decisiones que te llevan a ello. Y heme aquí, con miedo a comer porque si lo disfruto, me duele el estómago y tengo que tomar pastillas, y si no lo disfruto, no como y eso me lleva al hospital. 
Cabe mencionar que no estoy glorificando la anorexia, al contrario; Ojalá pudiera disfrutar comer, ojalá no tuviera que escoger solo una comida al día, tomar mil litros de agua los días en los que voy a salir de fiesta para “verme más delgada”, ojalá no tuviera que pesarme tres veces al día. Ojalá no existiera la voz que me acompaña todo el día. Ojalá pudiera ser sólo yo.
Ana Gala Agosto 24, 2:33am 2022 
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anaenconstruccion · 2 years
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Extraño despertar a tu lado, tus ronquidos, la forma en la que me abrazabas estando dormido.
Extraño que me cocines y me hagas chocolate caliente.
Extraño quedar oliendo a tu loción por tanto que me abrazabas.
Extraño que pases por mí y que todos nos tengan envidia por vernos tan felices juntos.
Extraño darte ánimos y que me des ánimos. Extraño agarrarte tu manzanita y decirte que estás bien guapo cada segundo. Extraño ver tus ojitos con las pestañas larguísimas que tienes.
Extraño besarte, rápido, lento, tierno y más que todo, extraño morderte y que me digas que te gusta. Extraño sentirme a salvo contigo.
Extraño salir contigo, que me intenten ligar y que se den cuenta de que solo te veo a ti.
Extraño molestarnos en frente de nuestras familias, extraño que tu risa sea provocada por mí. Extraño molestarte por ser tan mirrey. Extraño sonreírle al celular por tu culpa.
Extraño verte feliz conmigo, extraño verme feliz contigo.
Ana Gala 06/07/22 14:29
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anaenconstruccion · 3 years
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Desde hace ya tiempo me veo triste; mis ojos ya no brillan como solían hacerlo, mis labios no expulsan palabras de aliento. A veces siento que he perdido la chispa.
Así, la he perdido. No me la han arrebatado, no me la han apagado.
He perdido la chispa y no sé cómo recuperarla. Siento que mientras más gente veo, más gente se decepciona. «¿Dónde está Ana?» se preguntan.
Y la verdad es que ni ella sabe dónde está, con quién, ni qué se encuentra haciendo.
Ana Gala
Septiembre 5, 7:32pm 2021.
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anaenconstruccion · 4 years
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Si queremos
Creo que eres lo mejor que me ha pasado, lo que más me ha hecho feliz.
Creo que le das chispa a mi vida, que la vuelves impredecible.
Creo que podemos llegar a ser, podemos sorprendernos.
Creo que podemos ser felices, podemos estar juntos.
Creo que puedes ser, puedo ser, podemos ser.
Pero sólo si queremos.
Ana Gala Miércoles 21, 1:42:50pm 2020.
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anaenconstruccion · 4 years
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Erxs tú
Estuve contigo y todo tuvo sentido. Estuvimos juntos y lo entendí todo. Porqué nadie me había gustado, porqué a nadie había querido.
Tu llegada fue repentina pero no inesperada. Te esperaba. Siempre te esperé. Soñaba contigo hace mucho tiempo. Estaba enamorada de ti antes de conocerte.
Mi corazón te fue fiel desde el momento en que te vi. Sabía que no había vuelta atrás. Eras tú. Eres tú.
Ana gala 10:28:50 Septiembre 8, 2020.
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anaenconstruccion · 4 years
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Ahí
Tal vez me gustaba no poder tenerlo. Me gustaba no tener compromiso. 
Quizás me gustaban sus besos porque eran prohibidos,  porque sabía que al día siguiente no tendría un mensaje suyo. 
A lo mejor me gustaba estar con él porque en el fondo sabía que realmente ninguno de los dos estabamos ahí.
Ana Gala Julio 16, 11:23:55pm 2020. 
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anaenconstruccion · 4 years
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Driving through our old favorite place I saw you opening her door. Only a week we’ve been apart, who is she? I wonder.
Saw you walk inside a club, our friends in line in the entrance. They hugged her tight and said hello,  ‘cause they know her, your new love.
I thought we were getting back together but now I see you kissing her and dance. You used to stare at me without me noticing, where are all the deep night talks with me?
I guess you’ve moved on… with her my friends told me she’s good and I shouldn’t hate her they say I must hang out and forget about you all you say is “sorry they’re my friends too”. Drinking vodka in the club, every song reminds me of you. i’m high as hell and drunk, kissing a man I hardly know but he’s cute.
I know that she’s caring and good looking, but you could’ve told me we were done.
Now I am crying here they are all staring at me, you too little they know you’re the one to blame on this, you fucked me up, you did.
Ana Gala Junio 23, 1:29pm 2020.
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anaenconstruccion · 4 years
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Otra vez
Siempre me he preguntado porqué no tenemos las agallas de decir lo que sentimos; porqué no podemos agarrarnos los pantalones y hablar sinceramente.
Estás en lo correcto si crees que estoy hablando de nosotros. Después de todas las oportunidades que nos ha dado el destino, seguimos cagandola y, en verdad no entiendo porqué.
Ya no estoy segura de si el que nos juntó fue Dios o Satanás. De cualquier manera, hemos pasado buenos momentos con cada uno de ellos.
Te sorprendería todo lo que hice por ti esta ultima vez que lo intentamos, pero no voy a perder mi tiempo diciéndotelo; al fin y al cabo siempre has dicho que soy una mala persona. ¿Por qué tratar de hacerte cambiar de opinión?, otra vez.
junio 23, 12,:29:34pm 2020.
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anaenconstruccion · 4 years
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para: todos
Perdón por tener días malos. Perdón por de repente agarrarme a llorar en un llanto que ni siquiera yo puedo parar. Perdóname por querer tu atención y luego no contestarte.
Perdón por no entenderme yo misma. Por ser extraña, por ser intensa. Por enojarme por todo. Perdóname por quererte cerca y a la vez lejos.
Perdón por demostrarte siempre lo mucho que te quiero. Perdón por ser tímida. Por no hablarte claro. Perdóname por no saber cuando ya es suficiente.
Y más que nada, perdóname por pedir perdón constantemente.
Ana Gala Miércoles, Abril 22, 11:29:21 2020.
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anaenconstruccion · 4 years
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¿Y si nos dejamos?
¿A quién engaño? Te escribo esta pregunta queriendo que respondas “no”. Queriendo que de nuevo me muestres que te importo, que me quieres. Que me quieres contigo.
A veces me pregunto si deberíamos seguir juntos, después de tantas peleas, de tantas rupturas, de tantas veces que nos hemos herido. La cosa es que siempre respondo “sí”. Y es que, ¿quién en su sano juicio dejaría a una persona que la hiciera sentir como tú a mí?
¿Y si mejor nos dejamos? Me pregunto siempre con los ojos llenos de lágrimas. Encerrada en el baño para que nadie escuche mi llanto porque, no sería ni la primera ni la veinteava vez que llore por la misma razón; tú.
Y es que no lo puedo evitar, ¿sabes? Cuando no estás siento un vacío en mi pecho. Cuando peleamos siento perfectamente cómo se me estruja el corazón. Puedo fingir estar bien pero solo por un segundo. Al siguiente te recuerdo y me derrumbo. Como siempre. Por ti.
Ana Gala Febrero 16, 3:13am.
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anaenconstruccion · 4 years
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I can’t get you out of my head. I try and I try and I try to shake this feeling I try so hard not to think about you I feel lost.
I suffer whenever I’m with you, whenever you’re around me. But when I suffer the most is when you’re not.
I wish things were different. I wish we were different. I wish we had met in a different way. I wish I didn’t overthink it all. I wish you cared.
Ana Gala 3:07am February 16.
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anaenconstruccion · 4 years
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Me enteré que dejas la ciudad. Debo admitir que eso no me lo esperaba. Es genial, honestamente pienso que eso es justo lo que necesitas; un nuevo comienzo, empezar de cero.
¿Sabes? Estuve completamente enamorada de ti, es curioso porque en ese entonces no me di cuenta de que lo estaba. La gente podría pensar que aun lo estoy porque, pues aquí estoy, escribiéndote después de casi exactamente un año. No lo estoy. Te escribo porque fuiste de la primera persona que me enamoré, así que eso te convierte en alguien especial para mí.
Supe que estaba enamorada de ti cuando estuvimos a punto de terminar, ¿Recuerdas? Dijiste que nuestras diferencias eran muchas y que no podrías perdonarte si llegaras a lastimarme. Cuando te veía, sólo veía cosas buenas. No había en ti ningún defecto. Eras lo que siempre había soñado. No quería cambiarte nada. Así que me aferré. A una fantasía, si así lo quieres llamar. A estar contigo, a pesar de los destellos que, aunque me dejaban entrever lo que en realidad pasaba, ignoraba. ¿Me puedes juzgar? ¡Era la primera vez que estaba enamorada de alguien! Me dejé llevar. Te seguí al lugar donde justo querías que estuviera. Me dejé llevar y… bueno, tú sabes lo que pasó.
En fin, te escribo para que sepas que aún pienso en ti. No de la manera en la que piensas, jamás pensaría en ti de esa forma -al menos no otra vez-, te escribo para que dejes de sentirte solo. Para que dejes de pensar que no le importas a nadie en este mundo. A mí me importas, me sigues importando. Sí, aún después de lo que hiciste. Sé que eres una buena persona, que en verdad lastimar no es tu intención. Te creo, ¿Por qué querrías hacer lo que siempre te hacen a ti? Simplemente estás acostumbrado a otras cosas, a cosas que yo no puedo darte. Cosas que yo no puedo hacerte sentir.
Me tomó seis meses superar todo lo que sentía por ti. Siempre que lograba avanzar, sentía que estabas cerca, observándome, riéndote de que aún pensaba en ti. Fue un proceso difícil, pero lo logré. A veces me pongo a pensar que, la cagamos. Creo que hubiéramos podido ser muy buenos amigos, que nos apoyaríamos siempre, que jamás se nos acabaría el tema de conversación, que seríamos más felices con nosotros en nuestras vidas. Pero, así es esto, ¿no?.
Te deseo toda la suerte del mundo. Quiero que disfrutes mucho esta nueva etapa. Deseo que realmente tengas un nuevo comienzo, que te des la oportunidad de conocer cosas nuevas, de conocer nuevas personas que te hagan experimentar cosas nuevas, de esas que no te das permiso de sentir. Te quiero mucho, Ana.
Enero 10, 15:51:26, 2020.
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anaenconstruccion · 4 years
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2019
Me ha costado mucho trabajo escribir esto, tal vez porque en el fondo me quiero aferrar al 2019. Fue un año lleno de cambios, desde Enero hasta Diciembre. “Nuevo año, nuevo yo” -dice la gente, y este año se encargó de mostrarme que eso es totalmente cierto.
Empecé el año un poco triste, ya que no estaba con la persona con la que quería empezarlo. En 2018 mis amigos y yo hicimos nuestro un lugar de la ciudad; ahí nos juntábamos siempre y realmente nos olvidábamos de nuestras diferencias estando ahí. Todo era felicidad. Decido festejar mi cumpleaños ahí y como lo esperaba, fue fantástico.
Aproximadamente uno o dos meses después, recibo la noticia de que el hombre al que solía llamar “mi luna” estaba por casarse. Poco después de enterarme, un buen amigo mío también llegó al altar con su novia. Fue un choque de emociones que todavía logro recordar perfectamente. A principios de Marzo clausuran el lugar al que mis amigos y yo hicimos nuestro. En ese momento no fue algo tan feo porque pensamos que volverían a abrir o que encontraríamos un nuevo lugar que bautizar. Pronto nos dimos cuenta que no iba a ser así. Poco a poco nos comenzamos a distanciar, y… después de tiempo nos dimos cuenta que, tal vez el lugar era lo que más nos unía.
Todo el 2018 me la pasé saliendo con mi hermana y dos amigas más. Pasó algo en la vida de mi hermana y todo se fue en picada. Ya no hablábamos, al menos no como solíamos hacerlo. Cuando me di cuenta que mi hermana estaba realmente conformándose con menos de lo que merecía, enloquecí. Me enojé mucho y me aparté demasiado de ella, según yo para que reaccionara y se diera cuenta del error que estaba cometiendo, pero, no fue así. El radical cambio de un año a otro, solo me llevó a evadir mi tristeza saliendo más con mis amigos, (o al menos una parte de ellos, los que seguíamos saliendo juntos).
Desde que tengo memoria, mi hermano por su cumpleaños, hace una gran fiesta en Abril 20. Después de Navidad y mi cumpleaños, Abril 20 es mi día favorito porque soy muy feliz en su fiesta. Él y yo siempre fuimos muy unidos porque tenemos muchas cosas en común; nos gusta la fiesta, salir, hacer desorden, y sobretodo, hacerlo juntos. Este año no fue así. No recuerdo cómo festejó su cumpleaños (mi mente suele borrar lo que no quiero recordar), pero recuerdo bien que no estuvimos juntos.
Mayo fue para mí un mes difícil porque por más estresada que estaba, no quería dejar de ver a mis amigos todos los días. Organicé muchas salidas para que todos pudieran ir, y nadie dijera que tenía otros planes. El 23 hubo un festival de música cerca de mi ciudad, estuve a punto de ir pero dejé mi trabajo así que no tenía cómo pagarlo. Estando en Instagram vi que un amigo de mi infancia (que ahora vive en San Francisco) estaba en el festival. Me emocioné porque tenía 7 años sin verlo y, empezamos a hablar de nuevo.
Sin darme cuenta se convirtió (otra vez) en una persona muy importante para mí, salimos y nos divertimos mucho juntos. En ese entonces estaba trabajando así que no tenía tiempo para muchas cosas, y tenía que decidir entre salir con mis amigos o salir con él. El punto es que mis amigos me dijeron que lo disfrutara mucho el tiempo que estuviera aquí y, así lo hice. 
En Junio mi hermana decidió casarse. Claro que estaba feliz pero honestamente mi corazón se rompió. Él y yo fuimos juntos a la boda y fue fantástico. Poco a poco fue convirtiéndose en LA persona importante para mí. Y mientras eso pasaba, tuve que aceptar que mi hermana no estaría más en mi casa, que no la vería todos los días y que nuestros días enteros de ver series y películas habían terminado.
Junio y Julio fueron los mejores meses de mi año, porque estuve con mi persona importante. Los viví como dentro de una burbuja donde todo era perfecto. Tenía el trabajo perfecto que me hacía sentir autosuficiente, importante, útil y muy buena persona. Tenía también a alguien que me hacía disfrutar más la vida, sin complicármela.
Pero llegó Agosto. Para empezar, sentí que había perdido a mi mejor amigo. Tenía dos clases muy estresantes. Y durante todo el mes, causaron muchas peleas entre mis amigos y yo. Poco a poco nos comenzamos a apartar, cada quien hacía sus cosas con sus amigos. Dejamos de ser ese grupo tan unido que fuimos en 2018. Mi persona importante se regreso a SF. Y para cerrar el peor mes del año, el 27 la persona que creí que más me cuidaba, más me protegía y que jamás me iba a lastimar, me dañó como nunca había sido dañada. Me quitó todo. Todo. Mi peor pesadilla parece ahora un sueño con arcoíris y unicornios gracias a esa persona. Mi hermano se fue de la casa y quedamos sólo mi mamá y yo. Un cambio radical porque antes éramos 5, y ahora solamente 2.
Agosto, Septiembre y Octubre fueron casi lo mismo. Hablando con él, tratando de hacer como si todo siguiera igual con mis amigos, y estando estresada por todas mis clases. La verdad no sé cuándo ni por qué pero, un amigo y yo, desde Agosto nos volvimos muchísimo más cercanos. A ninguno de mis amigos les gustaba la idea de que fuéramos cercanos porque pensaban otras cosas. Era muy padre estar con él, me gustaba mucho hablar de cosas interesantes. Y a principios de Noviembre dejamos de hablar, así, de repente. De nuevo, un cambio radical que tampoco me gustó.
Diciembre siempre ha sido mi mes favorito. Me gusta pensar que todos están felices por las fiestas, por estar en familia aunque sea el único mes donde nos vemos más, y porque finalmente acaba el año, y con él, todo lo vivido se queda atrás. Aunque, honestamente éste año no fue como yo esperaba. Volteaba hacia atrás y todo había cambiado. Ya no estaban en la mesa las personas que estuvieron el año pasado, mis amigos y yo estábamos divididos. Fue la primer navidad en la que realmente me sentí sola. Veía mi casa, toda adornada y bonita pero, (como lo escribí en un texto), estaba vacía.
En fin, éste año viví cosas muy felices y cosas muy tristes. Avancé mucho con mi terapeuta, sentí cosas que jamás había sentido y más que eso, hice cosas que jamáaas había hecho. Me arriesgué, me dejé llevar, no pensé tanto las cosas y fui feliz. Pero todos saben que no todo es felicidad, que hay que sentir el dolor y la tristeza, para poder sentir también la alegría.
Aprendí muchas cosas todo este año; como que jamás dejaré de conocer a las personas, que a veces, algunas pesadillas pueden llegar a ser mejor que la realidad, que puedo lograr todo lo que le diga a mi mente y cuerpo, y que a veces es mejor callar.
Aunque si pudiera resumir todo este año con una frase, sería “Sé una buena persona, pero no gastes tu tiempo demostrándolo”.
Escribí muchas cosas de este 2019, y creo que ya es suficiente para el resumen el año pero en verdad quiero sacarme esto del pecho. Desde siempre (de verdad, SIEMPRE) he pensado primero en las otras personas, en su beneficio, en su felicidad, en no lastimarlas, en no hacerlas sentir mal. Cuando alguien que yo quisiera mucho, me hacía sentir mal a mí, buscaba hasta el fin del mundo una excusa para justificarla. Me decía a mí misma que tal vez estaba exagerando, que “no era para tanto”. Me llegué a topar con gente sumamente manipulativa, que literalmente me dijo “Eres la mejor y te amo porque yo sé que aunque haga cosas que harían que cualquier persona me odie y se aleje de mí, tú eres la única que estás ahí siempre para mí”.  Y ¿lo peor? Es que me sentí muy buena persona. Sentí que en verdad mi obligación era estar ahí, aunque me tratara mal, ¿por qué? Porque soy buena, porque soy la mejor amiga, porque sólo yo estoy ahí para él/ella.
Y la verdad ya me harté. Me siento en el piso, tirada por mis propios amigos, por mi propia familia, por mí misma. Y ya es suficiente. Nunca diré que soy una buena persona porque, ¿quién es en realidad una buena persona? Pero sé que lo intento, que voy en camino a serlo, y que no necesito dejarme caer, dejarme pisotear, para que la gente vea que soy una buena persona.
Este Enero 2020 está siendo un poco melancólico, pero me alegro. Todos los buenos años empiezan así.
Ana Gala Enero 7, 14:16:03, 2020.
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