Tumgik
#anorexica
jenn-ed · 2 years
Text
no puedo parar
Tumblr media
808 notes · View notes
x-x-bones-x-x · 5 months
Text
Filling myself up with coffee and water so the hunger staves off till dinner🤡😈
50 notes · View notes
skxlita · 2 months
Text
Pasen tips para recaer, por favor.
- Princesa Skxlita ☆
11 notes · View notes
diariodaanagorda · 9 months
Text
Precisar ouvir áudio Subliminal pra emagrecer é muito coisa de gorda
9 notes · View notes
flacaforevermia · 1 year
Text
Tumblr media
33 notes · View notes
yeyaablog · 2 years
Text
o adelgazo o me mato
82 notes · View notes
dread-rosa · 5 months
Text
🕯️🕯️🕯️🕯️🕯️ EU VOU SER MAGRA ATÉ O NATAL 🕯️🕯️🕯️🕯️🕯️
6 notes · View notes
ic0nicburg3r · 1 year
Text
Forcing myself to go to they gym when I'm really tired just to burn more calories than exercising at home <<<<<
11 notes · View notes
anaenconstruccion · 2 years
Text
Soñé con ser anoréxica
Tener anorexia me ha traído cosas buenas y cosas malas. Pero, para comenzar, me gustaría recordar cómo la atraje a mi vida. 
1. Una compañera de la escuela cumplió años y conocí a su hermana, nosotras teníamos 12, ella 17. Mi compañera mencionó que su hermana llevaba puesta una blusa suya. Recuerdo cómo me propuse a siempre caber en ropa de niña.
2. Tenía apenas 12 años, me regalaron una blusa y mi mamá insistió que me la midiera. Cuando lo hice, dijo “Cariño, ya estás en edad para aprender a meter la panza”. Me enseñó cómo sumir el estómago y meter las costillas. Siempre le agradecí.
3. Estaba en secundaria, tendría unos 14 años. Todas mis amigas me dicen que me admiran por tener pechos “desarrollados”, llego a mi casa y busco en Google “ejercicios para eliminar los pechos”. 
4. A los 15 años nos hicieron un estudio a todos los de mi escuela, nos pesaron a todos. Estaba conforme con mi peso, 45. Hasta que una compañera pesó 39, ahí conocí la envidia y estaba decidida a llegar a pesar lo mismo. Empieza mi amistad con Google, “cómo bajar de peso”. 
5. Comencé a fumar a los 16 porque leí que “la nicotina suprime el hambre” y yo ya no quería comer.
Todas estas anécdotas me hicieron querer ser anoréxica, leía blogs pro-Ana donde daban consejos y las personas narraban qué comían, qué ejercicios hacían. No podía dejar de leer, era como una droga. En verdad quería pertenecer a ellas, quería identificarme cuando decían “tengo dos días sin comer, solamente mastico hielo y goma de mascar”. 
Finalmente, llegaron mis 18 años. Entré a la universidad y entre clases, tarea, prácticas, salidas, etc., dejé a un lado el tema de la anorexia. Mi mamá accidentalmente trajo a casa un paquete de té verde. Me gustó su sabor con azúcar y así lo tomé una semana. 
Un día, tratando de distraerme de los exámenes, investigué los beneficios del té verde; Adelgazar debido a que es diurético y supresor del apetito. Después de leer eso, quise “matar dos pájaros de un tiro” y empecé a tomarlo caliente, en ayunas y sin azúcar. 
Pronto, el té verde se convirtió no solo en algo fundamental en mi rutina diaria, sino en mi desayuno y muchas veces, en mi almuerzo. Pasó el tiempo e hice nuevos amigos, a los que les gustaba la fiesta, el alcohol y salir a comer. Nunca fui fan de comer en restaurantes o bares, así que me conformaba con tomar. 
Quise ser saludable y hacer ejercicio ya que, extrañamente gracias al té verde tenía mucha energía. Exploré muchos ejercicios y entrenamientos hasta que finalmente me decidí por correr. Mi rutina diaria era tomar té verde, saltarme la comida, tomar alcohol, hacer tarea, correr 5km. 
Tiempo después me diagnosticaron ovario poliquístico y me prohibieron tomar té verde debido a la cafeína. Así que volví a desayunar. Como sentía que estaba “comiendo mucho”, decidí convertirme en vegetariana y lo fui durante aproximadamente seis meses. Después me aburrí y comencé a comer carne de vez en cuando de nuevo. 
El desayuno se volvió mi comida favorita del día, solía comer más por la mañana ya que en mi mente, tenía más horas para bajar lo que había comido, aparte eso me quitaba las ganas de almorzar y comía casi nada. Era un ganar-ganar. 
No pasó mucho tiempo hasta que conocí el famoso “Ayuno intermitente”. Como soy una persona a la que le gusta estar en constante cambio, así como retarme a mí misma, decidí comenzar a ayunar. Al principio sentía extraño porque estaba acostumbrada a desayunar, así que fue un poco pesado. 
Al paso de unos tres días, logré adaptarme y ayunaba 13 horas. Recuerdo que hubo una situación en mi familia por la cual pasaba casi todo el día sola, así que tenía la excusa perfecta para no comer: no sé cocinar. La primera semana ayunaba 14 horas. La segunda por 18, y fue aumentando. La última semana que recuerdo, las horas iban de 20 a 25 horas. 
Aunque, hubo dos o tres ocasiones en los que, como estaba sola, no había nadie que me preguntara si ya había comido o alguien que se diera cuenta de lo largos que estaban siendo mis ayunos, así que me retaba a aguantar hasta 28 horas. 
Ayuno combinado con estrés por la escuela, tomar alcohol (mucho), y que mis únicas comidas fueran chiles jalapeños empanizados rellenos de queso filadelfia, hicieron que sintiera uno de los dolores más espantosos que he sentido en mi vida. Hablé con uno de mis amigos que es doctor y me dio pastillas para gastritis, ya que estaba convencido de que era eso, (no lo juzgo ya que, en su defensa, omití muchos síntomas y minimicé el dolor) no obstante, llegó un punto en el que no pude más y fui a checarme a una clínica.
Me diagnosticaron gastroenteritis. Por un lado, estaba aliviada, sí tenía algo serio, mi dolor sí era válido. Aunque, por otro lado, esto me delató, no podía negarlo. 
Cuando le expliqué al doctor que no había hecho nada mal, que simplemente había comenzado a hacer ayuno intermitente y que “últimamente” (dos meses) había estado sin comer “por un poco más de tiempo”, el doctor se puso como loco. 
Me regañaba como si se tratase de mi mamá. Juro por Dios que no me había dado cuenta de que mis labios se habían vuelto casi blancos, mi piel se había tornado aún más pálida y que mi energía se encontraba por los suelos. Fue tanto tiempo y tan gradual que no me di cuenta.
Durante 3 semanas estuve en “dieta blanda”, así es como la nombró el doctor, antes de entregarme una lista con menos de diez alimentos que me indico que eran los únicos que podía comer. Jamás lo he dicho, pero siendo sincera, me moría de emoción. Al fin tenía una excusa para comer solamente verduras suaves y con poca repercusión en mi cuerpo. 
Sin percatarme, se me escapó una sonrisa. El doctor se dio cuenta y sin pensarlo, me dio una tarjeta que tenía el contacto de una psicóloga. «Qué cosas, yo también soy psicóloga» pensé. Mi boca no se abrió pero mis ojos le lanzaron una mirada que decía “¿para qué es eso?”. Como si hubiera entendido, me respondió “los trastornos alimenticios pueden llegar a enfermarnos muy feo” dijo como si estuviera hablando con una niña de 12 años. 
La siguiente semana fui con mi terapeuta de cabecera, le conté lo que había pasado y me hizo muchas preguntas. Yo las respondía sincera y rápidamente, quería hablar de mi drama, no de la comida o de la “increíble imaginación” que para mí tenía el doctor. 
Me había pasado toda la adolescencia queriendo adoptar un trastorno alimenticio, sabía perfecto de qué se trataba la anorexia y estaba segura de que yo no tenía eso, no tenía tan buena suerte. 
Al final opté por ya no ir más a terapia. Quería hablar de mi ruptura con mi novio, no de cómo no me sentía atraída en lo más mínimo por la comida. Ella dijo que tenía algo que ver con la relación con mi madre, o algo así. Para ser honesta, nunca le prestaba atención cuando la conversación era sobre comida. 
Seguí en negación o más bien, simplemente ignorando el tema por completo hasta que conocí a un hombre. Empezamos a salir y era muy fan del gym. Como estaba en esa temporada en la que comen mucho (no recuerdo el nombre), siempre me invitaba a comer, ya fuera sushi, ramen, tacos, pizza, o antojos como helado, papas, elote, etc. 
Realmente me gustaba salir con él, me atraía mucho y creo que nos llevabamos bien. Lo que pasó fue que no toleré más estar buscando excusas para no ir a comer. Tenía que mentir diciendo que me dolía el estómago, que ya había comido, que no tenía antojo. Hasta que pensé que lo mejor para él era dejarlo ir y que fuera feliz con alguien que disfrutara comer, como lo hacía él. 
Logré despistar a mi familia de mis “preferencias” (o sea, no comer) durante vario tiempo. Inventaba que iba a comer con amigos cuando en realidad llegaba a la casa de ellos y decía que ya había comido. Hacía eso porque no quería que se preocuparan pensando que me iban a tener que llevar al hospital otra vez o algo así, no porque pensara que estaba haciendo algo mal dejando de comer.
Sabía que había algo raro en mí, que no disfrutaba la comida y que eso me hacía diferente a la mayoría de la gente pero nunca pensé que podía tener anorexia. O al menos hasta ese día. 
Toda mi familia estaba fuera, mi mamá me dijo que había dejado un burrito en el refrigerador y que lo calentara y me lo comiera cuando tuviera hambre. Estoy segura de que dejé escapar una risa porque, vamos, yo nunca tengo hambre. 
Como no había comido desde hacía ya unas 20 horas, decidí comerme el burrito porque eran de mi restaurante favorito (si se pudiera decir así). Hacía mucho tiempo que no disfrutaba una comida, fui muy feliz comiendome el burrito de deshebrada roja en tortilla de harina. Pasaron aproximadamente 2 horas cuando las voces en mi cabeza (olvidé mencionarlas pero las he escuchado desde los 12 años), me preguntaron si no me sentía culpable. Terminé vomitando el burrito en el inodoro porque me dio mucho asco pensar que disfruté comer algo. 
Rompí en llanto haciendo memoria de todas las veces que esa voz dentro de mi cabeza me habló y me impidió comer. Fue como finalmente ver la realidad y darme cuenta de que en verdad sí estaba enferma. Lo que tanto había soñado de pequeña por fin se había cumplido, ¡Por fin tenía anorexia! Lo raro fue que no me sentí feliz. Sentí asco de mí misma. Ni siquiera era capaz de controlar mis pensamientos, había vivido engañada todo este tiempo. Alguien más se apoderaba de mis decisiones, no era yo quien alejaba la comida. 
En ese momento supe que tenía que pedir ayuda, pero no era el momento indicado, tenía examenes, cosas más importantes como para preocupar a mi familia con algo tonto que me había causado yo, (¿O no?).
Hice ese tema a un lado y después de meses, llegó mi (entonces) novio a mi ciudad, me dijo que me veía “flaca” a lo cual fue inevitable sonreír. No le dije las causas de mi “flaquez”, y como es entrenador de gym, me invitó a entrenar con él. Y así comenzó mi camino siendo anoréxica y adicta al ejercicio. 
Aunque no duró mucho esa etapa, (ya que él sólo estuvo aquí por tres meses) la disfruté mucho. Se me notaban los huesos y mi abdomen estaba marcado, yo estaba muy feliz. Todo era color de rosa porque me crecieron mucho las pompis y los pantalones me quedaban muy bien. Hasta que llegó el día de ir a mi chequeo con mi ginecóloga y el ayudante de satanás (la persona que pesa a la gente) me pesó. 52 kilos. Entré en pánico. ¿52 KILOS? «Las pompis no valen la pena» así que dejé el ejercicio para bajar de peso (aunque mis amigas decían que era músculo). 
Volví a mi vida normal de abstenerme de muchas comidas, pero ahora siendo más cuidadosa al elegir las comidas que sí como, por ejemplo, trataba de no comer picante o cosas irritantes ya que lastimaban mucho mi estómago por no traer nada más adentro. 
Y todo iba bien hasta que terminé con mi novio, de repente todo era negro, no me paraba de la cama, no dejaba de llorar, y eso continuó por aproximadamente 4 meses, dejé de dormir porque no me daba sueño. Fui de nuevo con mi terapeuta pensando que me podía sacar información que me quitara estrés de encima o algo para poder dormir. 
Mi terapeuta fue clara y directa «No puedo trabajar contigo, estás realmente mal, necesito que vayas con un psiquiatra porque esto ya se volvió físico». 
Sé que no debería decir esto porque soy psicóloga pero honestamente me dio miedo, no quería estar drogada. Claro que al final acepté y efectivamente, me diagnosticaron depresión y trastorno de ansiedad generalizada. Me recetaron un antidepresivo y Rivotril. (No hablaré mucho de esto porque no es el tema central).
El psiquiatra dijo que podía experimentar aumento de peso porque el antidepresivo causaba hambre, claramente para realizar su función de devolverme energía y blahblahblah. Me sentí aterrada y enojada, no era posible que aparte de engañarme, mi ahora ex novio me causara aumento de peso. ¡Inaceptable! Así que ahora más que nunca, me puse de tarea no aumentar ni un solo gramo. Esto fue aproximadamente en Febrero (y ahora estamos en Agosto). 
Actualmente peso 48 kilos, sigo sufriendo escuchando la voz de alguien que me dice qué no comer y que sí puedo comer (aunque raramente acepta). Nunca he sido ni soy de las personas que cuentan las calorías porque eso para mí no importa, sólo evito comer a toda costa y cuando como, lucho muy fuerte para no vomitarlo, aunque hablando con la verdad, mi terapeuta dice que mi mente es tan poderosa que sabe que odio vomitar, así que se le ha ordenado a mi cuerpo sacar todo lo que no le gusta a ella (la voz) de inmediato. 
Medicamente se conoce como “síndrome del intestino irritable” o algo así, pero básicamente cada vez que disfruto una comida, mi cuerpo la rechaza y la desecha en el mismo instante que llega al estómago, obligándome a correr al baño para sufrir un tremendo dolor y al desecharlo, sentir alivio, como una forma de la voz para demostrarme que si como algo y lo disfruto, me dolerá.
En fin, la anorexia me ha demostrado que tengo una fuerza de voluntad increíble, que todo lo que me propongo lo puedo cumplir, que mi mejor amiga y mi peor enemiga soy yo misma, que yo estoy en control de mí (aunque realmente sea ella la que habla en mi cabeza).  
Pero también me ha quitado mucho, me ha quitado relaciones, me quitó la felicidad de comer sushi (mi comida favorita) porque gracias a que mi estómago se ha encogido, sólo me cabe la mitad de la mitad de lo que me comía antes. 
También me ha llevado a pensar que soy una carga para todos, para amigos, para familiares porque los pongo incómodos cuando no como y ellos sí. También es feo porque realmente no llevo una vida normal, no disfruto comer, ¿Quién no disfruta comer? Mi “comida” favorita es el agua. 
A decir verdad, no sé con qué objetivo escribo esto. Supongo que solamente lo quería sacar y que, por primera vez, leyeran más allá del drama aquí. No hay enseñanza, no hay reflexión. Más que, cuidado con lo que desean porque el universo escucha o más bien, tú escuchas y tomas decisiones que te llevan a ello. Y heme aquí, con miedo a comer porque si lo disfruto, me duele el estómago y tengo que tomar pastillas, y si no lo disfruto, no como y eso me lleva al hospital. 
Cabe mencionar que no estoy glorificando la anorexia, al contrario; Ojalá pudiera disfrutar comer, ojalá no tuviera que escoger solo una comida al día, tomar mil litros de agua los días en los que voy a salir de fiesta para “verme más delgada”, ojalá no tuviera que pesarme tres veces al día. Ojalá no existiera la voz que me acompaña todo el día. Ojalá pudiera ser sólo yo.
Ana Gala Agosto 24, 2:33am 2022 
23 notes · View notes
jenn-ed · 2 years
Text
Tumblr media
369 notes · View notes
evesoftbunny · 2 years
Text
It's so hard to have ed, it's a full time job, always thinking about food and body, I'm so tired of this, I just want to be thinner
26 notes · View notes
x-x-bones-x-x · 5 months
Text
TW TW!!! SH/SFX makeup
Tumblr media
This is kinda gonna be a big rant from me, I don't talk about my SH to anyone not even really my therapist but I have a few questions if anyone relates or anything.
1) does anyone else do this type of SH? These aren't cuts, or burns or anything like that. I feel so ashamed saying how I do it and that's part of the reason absolutely no one knows unless they've seen the scars but even then they don't know what they're from or ever even ask really. But....basically I take my index or middle finger and dig at my skin in the same place over and over pretty fast until it breaks the skin and usually bleeds sometimes doesn't if I do quite a few at once. I'm tempted to go even further every time I do it now but idk what damage that would do im assuming not good damage I also feel kinda psychotic digging at myself like that but at the same time, it pleases me and calms me. I pick the scabs over and over until they eventually heel and they always bleed when I pick them which gives me the satisfaction and pleasure all over again.
2) the first time I did this I was 8 or 9 years old, I was literally sitting in class. I got really embarrassed or disturbed and angry about something I don't remember what and then did that on my arm. It's stuck with me ever since. I've never been able to cut though, and it fucking pisses me off. There have been so many times when I've grabbed blades, knifes even and try and I never can and I always end up punching the fuck out of myself, giving myself bruises, banging and punching my head, and eventually doing the "scratching" I guess.
3) does anyone else gain pleasure from picking their SH, rubbing their fingers over it/feeling it? It's soothing to me? I found myself doing it at work a couple times the rubbing my fingers over it. I know that sounds so weird but pls be gentle on me lol I have a very fragile soul. I think I might have some OCD tendencies, I could make that a whole other post and disclaimer not saying I have OCD that's one thing I haven't been diagnosed w lmfaoo but possibly definitely tendencies and thoughts and I think this may be another stim from that? OCD is an anxiety disorder so maybe this is just another form of coping, self soothing? I should maybe mention I pick at my skin pretty obsessively and haven't had not chapped lips since I was literally 11 I think.
Ugh okay in tired of writing and need to go run errands. Probably could've ended this off better but what ever. Love you all and please be safe, im so sorry if I triggered you in this post not my intentions at all.❤️❤️
14 notes · View notes
nocporque · 2 years
Text
story time today a friend invited me to a party I went everything was fine when I started seeing tall skinny girls and the few short ones were skinny to the bone I felt bad because I want to be like them I'm a horrible fat girl I know why all the girls at that party looked at me strangely I felt that they were pointing at me with their eyes how look at her she is fat my friend is very beautiful she never tells me anything about my body but she is beautiful because she is skinny and everything is very pretty his clavicles are so defined his bones everything I want to be thin or skinny like 4n4 I know I'm horrible because of my fat but I want to change starting tomorrow I will start with many fasts and a lot of exercise for every time I eat I will reduce my sleep since I love to sleep I will increase it by exercise and I will not sleep everything is in perseverance I will become an4
Tumblr media
20 notes · View notes
Text
I want to starve until I see my bones, until I faint again. I want to feel proud of my weight. Will it ever be enough?
4 notes · View notes
vvxnuss · 1 year
Text
PENSA EN LOS CUMPLIDOS, PENSA EN LO BIEN QUE TE QUEDARÍA ESA ROPA, PENSA EN LAS MIRADAS DE ENVIDIA, PENSA SOLO EN ESO.
5 notes · View notes
yeyaablog · 2 years
Text
hoy comí mucho, me siento tan mal, siento que ni siquiera soy lo suficientemente trastornada, no sirvo para eso.
me siento tan mal, tan gorda.
27 notes · View notes