Tumgik
#toque final
gatoplaga · 3 months
Text
Tumblr media
GUYS GUYS I'M COOKING SOMETHING. SOMETHING REEEAL GOOD.
7 notes · View notes
seddenostalgia · 6 months
Text
Me van a matar pero me da igual el sorteo de la copa américa. somos campeones del mundo el que toque va a tener que ser comido por la scaloneta corta
16 notes · View notes
malkaviian · 8 months
Text
Uuuu esto es medio Problematique pero tengo que admitir que sí me gusta un poco Apollo/Elliot.........
2 notes · View notes
wachi-delectrico · 8 months
Text
Anoche fui a un 15 por primera vez (me invitó mi novio, era de una prima suya y no de quería embolar) y lpm me sentía viejísimo quedándome dormido a las 00hs cuando gente de 40 para arriba estuvo como si nada hasta las 5:30hs
1 note · View note
souvlakid · 2 months
Text
intro a la arqueología kicking my ass rn ....
Tumblr media
0 notes
galmiahthepigeon · 3 months
Text
Qué rabia que me dan los videos de todos en el avión saludando a Milei y agradeciéndole como si fuera la segunda aparición de Cristo después de que se haya pasado dos semanas rascándose los huevos internacionalmente
0 notes
myillicitaffair · 3 months
Text
You are in love | Esteban Kukuriczka.
Tumblr media
sumario: noches de pizza con tu amigo… claro, amigo.
advertencias: sexo explícito (+18) , penetración, sexo sin protección, consumo de alcohol.
créditos: las fotos del collage fueron extraídas de pinterest, más las edite yo. la canción cuya letra utilice es You Are In love (Taylor’s Version) de Taylor Swift.
notas: honestamente, no estoy muy contenta con el resultado final pero espero que puedan disfrutarlo de todas maneras xx.
No hay pruebas, no fue demasiado, pero yo vi suficiente.
Paciente, fuera de su recibidor, me encuentro parada, esperándolo con una botella de vino bajo la axila. Aliso los pliegues de mi falda varias veces con las manos, un hábito al que recurro para evitar sucumbir a la ansiedad que me atormenta. Con la cámara de mi celular, observo mi reflejo, comprobando que mi maquillaje permanezca en su lugar, que mi cabello siga viéndose inmaculado.
No recuerdo un tiempo en el que Kuku haya sido simplemente un amigo, siempre fue más; mi confidente, el protagonista de mis fantasías, quien roba mis suspiros y miradas, de quien terminé enamorándome.
Las pisadas sobre las baldosas delatan su presencia apropincuándose, luego el traqueteo de las llaves en la cerradura, las bisagras girando en su eje para revelarlo frente a mí.
La alegría tiñe su rostro al verme, redondeando sus angulosos pómulos y centrando mi atención en la mueca en sus labios. Condenadamente cerca de mí y a la vez tan inalcanzables.
Su voz dándome la bienvenida me sacude de mi subrepticia quimera, trayéndome de un zarpazo de vuelta a la realidad. Me estrecha contra su torso, con las muñecas serpenteándose por mi cintura para atraerme más cerca.
“Traje vino, Kuku”- pronuncio, a modo de saludo, mientras lo abrazo estrechamente.
“¡Gracias, ángel! Entrá que está por llegar la comida”- informa, de manera tan casual y ligera que siento mi corazón escurrirse hasta tocar el suelo.
“Ángel” me dijo, jodiéndome para siempre. ¿Cómo seré alguna vez capaz de recuperarme de tal agravio a mi integridad? Decido asentir y adentrarme a su hogar.
Me recibe una sala de estar cálidamente iluminada, las paredes blancas cubiertas de cuadros y fotos, un aterciopelado sofá rojo situado en medio de la habitación.
Me acerco a una repisa de madera, donde reposa un retrato recientemente seleccionado… todo el elenco de La Sociedad De La Nieve posando bajo el lente de su cámara, sonrisas reflejadas en nuestros rostros enmarcados.
“Esa la tomé el último día de rodaje”- me recuerda, apareciendo por detrás mío, con una mano en mi espalda baja.
No hay pruebas, un toque singular, pero yo sentí suficiente.
Mis vellos corporales se erizan ante el contacto, un escalofrío recorriéndome cargado de anticipación por lo que jamás sucederá. Asiento torpemente, deseosa de fundirme en el calor de su silueta.
Pienso en esos mismos dedos, acorralando mi piel a su paso, incendiando su sendero. Acariciando mis mejillas con ternura, colándose por mis labios, desvistiéndome con precisión.
El timbre retumbando en la sala me despierta, desarraigándome de mis maquinaciones pecaminosas. El hombre a mi lado da largas zancadas, con un caminar tímido y garbado, hasta alcanzar la puerta de madera y ojear la mirilla. Luego de cerciorarse de la identidad del intruso, le permite ingresar para que deposite el delivery entre sus brazos, marchándose luego de recibir su pago.
Sobre la mesa del comedor se halla mi bolso, el cual rebusco hasta toparme con la billetera y separar varios billetes para pagar una porción del importe de la cena.
“Dividamos los costos de la comida entre los dos, ¿te parece?”- debato, tendiéndole el dinero para así compensar la mitad de su perdida.
“Pero no, nena, ¡guarda eso! Te invito yo”- rechaza tajante al ignorar mi ofrenda, con juguetona indignación en sus facciones.
Más allá de mi recurrente insistencia, rechaza contundentemente todos mis intentos de devolverle la plata, escudándose en excusas absurdas. Una cálida sensación se apodera de mí ante su caballeroso gesto, traduciéndose en atontados vistazos en su dirección, mientras sigo cada uno de sus movimientos al sacar el par de copas de una alacena.
“Pedí pizza de ese bar que te gusta”- comienza a explicar, aun movilizándose para descorchar el vino- “la de pepperoni sigue siendo tu favorita, ¿verdad?”
Un solo paso, no fue demasiado, pero dijo suficiente.
Silencio. Silencio desgarrador y sepulcral a mi alrededor, petrificando el aire a su paso.
“¿Te acordaste?”- asevero con un hilo de voz, aunque suena más a una pregunta, reflejando mi propia inseguridad.
Mis extremidades tramitan un cosquilleo colectivo, despertándome de la anestesia que se había apoderado de mí.
“Si, obvio”- le resta importancia, sirviendo la bebida y entregándome mi copa.
Y yo entiendo lo tonto que debe sonar, pero, por un momento, me permito sentirme importante e incluso un tanto sustancial en su existencia. “Me escuchó” medito, atónita por la revelación, revolucionando todas mis ternuras dirigidas hacia él.
Mis ojos se obsesionan con su él, simplemente él y su aura dorada coronándolo como si de un halo se tratara. ¿Cómo logré tener tanta suerte?
“No me mires así, nena”- pide al devolver mi mirada, su entrecejo fruncido en concentración- “Vas a hacerme creer que los chicos tenían razón…”
Mi mueca se tiñe de confusión, no sabiendo con exactitud si se refiere a lo que yo supongo. Intento decodificar sus palabras, pero, tal vez por el prospecto de ver mi entusiasmo destrozado, me limito a repreguntar.
“¿De qué hablas, Kuku?”- atrapo mi labio inferior entre mis dientes para así detener los temblores que lo acosan.
“Ya sabes…”- se encoge de hombros, pero, al ver mi perplejidad se resigna a continuar- “Fran y Juani siempre nos cargaban con que… em, con que debíamos salir.”
Siento un hondazo envestirme de lleno y un deseo irremediable de que el mismo continúe hasta hacerme perder la conciencia.
“Ah, eso”- murmuro en voz baja, de repente completamente drenada de seguridad. Trato de difuminar mis conflictuadas preocupaciones con una risotada punzante, delatando la rigidez de mis hombros estáticos y la incomodidad en mi gesto.
¡Qué estúpida! ¿Cómo me permití alguna vez pensar que el podría sentir lo mismo que yo? Deseo tirarme al suelo y revolcarme en el bochorno que me arrima, lo suficiente para olvidarlo a él con sus grandes ojos fijos y perder la cordura a manos de la vergüenza.
“Era un chiste nada más, no deseaba hacerte sentir mal”- aclara cálidamente, rodeando la mesa hasta rozar nuestros hombros.
Es absurda la cantidad irremediables de terminaciones nerviosas que logra incendiar con solo oprimir su marco con el mío. ¡Debo frenar esta locura antes de que se me vaya de las manos!
“Claro…”- suspiro, forzando una sonrisa al tomar asiento en la silla que abuso bajo mis pálidos nudillos.
Tomando la copa entre mis palmas, la balanceo hasta verter el liquido más allá de mis labios, rezando para que el espirituoso proveniente de uva disipe su comentario furtivo.
El mayor, aún parado a mi lado, hinca sus rodillas para arrodillarse y así quedar a la altura de mis ojos.
“Ángel, lo siento si te ofendí. No era mi intención”- se disculpa, escurriendo sus dígitos entre mi cabello para plegarme un mechón tras mi oreja.
“Ya sé, Kuku… y lo prometo, ¡estoy bien!”- miento descaradamente en su cara, con las comisuras adheridas a mis tensas mejillas.
Por unos prolongados segundos- que se sienten como una eternidad- nos miramos firmemente, tratando de descifrar los pensamientos cabalgando en la cabeza opuesta. Con un afectado suspiro, se levanta del suelo para luego posicionarse en la silla contigua a la mía.
Una vez asentado en su sitio, levanta el rostro para enfrentarme y toma mis temblorosas manos entre las suyas. Inmediatamente noto su calor corporal, las asperezas desperdigadas por sus palmas, sus anillos colisionando con los míos.
“Ahora entiendo cómo mi comentario pudo haber sonado y te pido perdón por ello”- alega mientras me observa, pausando en cada pequeño lunar e imperfección.
Inhibida y un tanto cohibida ante su escrutinio, desvío mis ojos hacia un costado y muerdo mi labio inferior, aprisionándolo entre mis paletas.
“No quería hacerte mal…”- confiesa, con sus orbes ahora clavados en mis labios mordisqueándose- “Sos mi mejor amiga.”
una mueca extraña en su rostro. Pausa, luego dice “sos mi mejor amiga.” Y yo supe a que se refería, está enamorado.
Una fuerza gravitacional me empuja aún más cerca suyo; envalentonada gracias a su fijación por mi boca, empiezo a disparar la ajena sin dudarlo. Deslizo una mano por su cachete, acariciando la incipiente barba creciendo allí mientras le robo un breve pico.
Al separarme, escaneo al hombre que acabo de besar, desesperada por hallar una reacción. La confusión tiñe su cara, tiene la mandíbula presionada con fuerza y un furioso sonrojo trepando hasta su nariz. Sin perder un solo minuto más. Vuelve a unir nuestras figuras en un beso, uno real esta vez.
Sus labios en contacto con los míos consienten un hambre que venía cultivando hace meses, acelerando mi deseo de conseguir más. Mi corazón late con una velocidad alarmante, saltando implacablemente contra mi caja torácica, y agravando los temblores en todo mi cuerpo.
Una danza desenfrenada se desenlaza, dando rápido paso a una intrépida batalla por apropiarse de la ventaja que implica dominarnos mutuamente. Una de sus manos se enreda en mi melena, tirándola hacia atrás mientras su lengua se apresura en inmiscuirse en mi cavidad bucal, cepillando la propia y paseándose por toda su extensión.
El aire comienza a escasear y el ardor en nuestros pulmones nos fuerzan a dividirnos, aprovecho el breve impase para deslizar mis extremidades por sus piernas y así, sentarme a horcajadas sobre su regazo.
“¿Sabes hace cuánto deseo hacer esto?”- cuestiona, entrelazando sus dígitos por mis curvas y asentándome sobre la junción de su torso y piernas.
Bajo mío, noto un bulto que comienza a alzarse, punzando mi centro deliciosamente. Sin siquiera razonarlo, muelo mis caderas contra él, percibiendo un curso de placer recorrerme entera ante la fricción contra sus pantalones.
En un arrojo de valentía, me deshago de la blusa que flamea en mis costados, arrojándola lejos nuestro. Como si de un arreglo tácito se tratara, el argentino adjunta sus labios con mi pecho y comienza a succionar mi piel con fiereza, yo me limito a atraerlo contra mí mediante su cabellera.
“Tantas veces fantasee con esto…”- admito, sin poder evitarlo, mientras él libera mi busto del corpiño.
Levito hacia su remera, forcejeando con ella hasta deshacerla hacia las baldosas y revelar su tórax al descubierto. Recubierto de pecas difuminándose en su blancura, dudo alguna vez haber visto una imagen más hermosa.
Sosteniéndose de mis muslos, se irgue y tropieza hasta toparse con el sillón, descargándome sobre el terciopelo con una impredecible agilidad. Allí, acostada en medio de su sala de estar, centro mi atención a sus dedos desenlazando mi falda con ternura, para luego despojarme por completo de mis confinamientos.
Imitando sus movimientos, aviento mis brazos hacia su entrepierna para desabrocharlo y librarlo de sus prendas. Aceleradamente, lo desvisto hasta que nuestras desnudeces son lo único que prevalece.
“Sos hermosa”- me halaga, recorriendo cada centímetro de mi piel con delicadeza, intentando memorizarlo para siempre.
Respondo con mi agarre volando hasta su palpitante erección y acariciándola juguetonamente, con constancia hasta donde me lo permite.
“Necesito sentirte adentro mío, Kuku…”- pido, sin sentir un ápice de vergüenza ante mi explicitación.
Un gruñido escapa su garganta ante mi directiva, deshaciéndose de mi toque para posicionar su polla entre los pliegues de mi coño y comenzar a adentrarse. Sollozos son lanzados en su dirección, animándolo a ir más allá, a continuar.
“Dios, estás tan apretada”- pronuncia cuando la cabeza de su pene logra tocar mi fondo, disfrutando los espasmos que mi canal le proporcionan.
En un frenesí ocasionado por la sensibilidad que su miembro me genera, embisto mis caderas para acercar nuestros centros aún más y luego retirarme, provocando un extasiante vaivén. Los gemidos retumban en el silencio del salón, con la danza que nuestros sexos lideran al fusionarse.
“Estoy enamorado de vos, ángel, desde la primera vez que te vi”- dice al observarme con atención, aun penetrándome hacia la culminación.
Sorprendida por lo inaudito de la situación, una lagrima se cuela por mis ojos y rueda en su sendero por mi mejilla ante su confesión, una que aguardo hace meses.
Esteban la recoge, interrumpiendo su trayecto hacia mi cuello para besarme nuevamente, con renovada emoción.
Y ahora comprendes por qué perdieron la cabeza y pelearon sus batallas, y por qué yo he pasado toda mi vida tratando de ponerlo en palabras.
303 notes · View notes
voglatte · 4 months
Text
⊹ ┊HOMEMADE ꒱ .゚
Tumblr media
↷ ˊ- pairing: bf!esteban kukuriczka x gf!reader.
warnings: mucho fluff, sugestivo, age gap? (solo 5 años), size kink?.
summary: esteban vuelve a casa cansado del trabajo y lo sorprendes.
• dani’s typing… ! adoro a kuku, amé escribir esto.
Tumblr media
no era sorpresa para ti las llegada de esteban a horas de la noche, ya que se encontraba en un proceso de audiciones para una nueva película. aún así estabas un poco preocupada por la salud de tu novio, podías ver el cansancio en sus grandes ojos marrones y pequeñas ojeras debajo de ellos, pero aún así con cansancio siempre te veía con esa sonrisa cálida que poseía.
por lo que decidiste hacerle un pequeño detalle, antes de que llegara a casa. pusiste manos a la obra haciendo una rica cena para ambos, enorgulleciéndote al ver el resultado final y esperando que a él también le gustara.
estabas dando los últimos detalles cuando sentiste un aroma muy conocido para ti y unos brazos masculinos rodeándote desde atrás.
“¿qué hacés, bonita?” murmuró cerca de tu oreja mientras resguardaba su cara en el espacio libre entre tu cuello y hombro.
te hizo sacar una pequeña risita al sentir su respiración haciéndote cosquillas.
“una pequeña sorpresa, para vos” decidiste encontrarte con su perfilado rostro cuando te volteaste viendo un pequeño brillo en su mirada, lo que hizo derretir tu corazón.
él no lo había dicho con palabras pero sus ojos mostraban todo el agradecimiento que sentía en ese momento y pensaste que no debería porque lo harías mil veces más solo por verlo así.
“te amo, bonita” dijo cerca de tus labios luego de conectarlos con los tuyos, un choque bastante dulce e íntimo.
susurraste un “yo también” entre besos y decidiste alejarte un poco sin antes dejar un pellizco amistoso en su nuca donde se encontraban tus manos entrelazadas.
ambos se sentaron en la pequeña mesa que adornaba el salón mientras escuchabas con atención cada palabra que salía de su boca, podría hablar por horas y nunca te cansarías de escucharlo, su voz te daba paz, una sensación que te llenaba el corazón de todo lo lindo en el mundo.
sus manos se encontraban encima de la mesa, su mano sobre la tuya acurrucándola mientras su pulgar daba caricias. la otra simplemente se encargaba de llevar uno que otro bocado o líquido para pasar la comida.
“estoy muy seguro que me van a dar el papel, amor” su voz sonaba con mucha seguridad y entusiasmo.
“no tengo ninguna duda, bonito. tenés un don único y tu manera de actuar es deslumbrante” asegurabas, te sentías tan orgullosa de esteban y como de a poco se iban abriendo puertas en su carrera de actor, era algo que le gustaba e ibas a estar ahí para él siempre, apoyándolo.
al terminar y con un sabor agrio pero dulzón del vino en sus bocas decidieron acomodarse en el sillón de cuero que adornaba el hogar de ambos. colocó tus piernas encima de sus muslos, su mano haciendo pequeños masajes en ellas.
“¿te acordás de cuando nos conocimos?” su cabello caía salvajemente por su frente y le daba un toque bastante tierno.
tu solo dejaste salir un sonido con la garganta afirmando mientras tus mejillas se calentaban. esteban te miró sonriendo y dejando escapar una carcajada pequeña.
“vos eras una nena” recalcó, haciéndote sentir más avergonzada.
esteban y tu se conocieron en una clase de teatro, en ese momento tenía veintiocho y tú solo 23, aún así siendo una mujer adulta, esteban se burlaba diciendo que eras una nena chiquita.
“no digas más, no sabés lo nerviosa que estaba cuando me tocó improvisar contigo” tus manos taparon tu cara, devolviéndote al momento donde tu lengua se enredaba por tener a semejante hombre delante y sin conocerlo.
esteban al ver tus mejillas sonrojadas y tus labios carnosos haciendo puchero, no logró controlarse y te cubrió con su gran cuerpo.
intercambiaron miradas y sin ninguna palabra de por medio sus labios atacaron los tuyos, parecía que se estaban comiendo sin ningún pudor.
a esteban le encantaba ver lo pequeña que te veías debajo de el.
sus besos bajaban desde tus labios hasta tu cuello dejando pequeñas marcas adornándolo, sus manos un poco frías se metieron debajo de tu camisa pellizcando sin llegar a ser brusco.
“divina sos, amor” levantó un poco tu camisa y bajo un poco para dejar muchos besos en tu abdomen, a veces con mordidas incluidas que te hacían chillar bajito.
“dale, nene” acariciaste su cabello. “subí, debes estar cansado, podemos dejarlo para otra ocasión” hablaste suave mientras sentías a esteban recostar su cabeza en tu abdomen.
“un poco” dijo, tú no lo sabías pero cada caricia que dejabas en su cabello lo hacía quedarse cada vez más dormido.
los ojos marrones de esteban se empezaban a sentir más pesados por lo que ninguno habló, solamente dejaron que el silencio reinara. hasta que sentiste una respiración tranquila y sabías que ya había caído en los brazos de morfeo.
te sentiste feliz de haber pasado un rato distinto con esteban, estaba más que claro que ambos se amaban hasta el infinito y era un amor puro.
así mismo con tus manos en su cabello que en ningún momento dejaron de darle pequeñas caricias, tus ojos se empezaron a cerrar con una sonrisa en rostro por lo feliz que estabas.
———————————————————————————
by ﹫ VOGLATTE ╱ bueno aquí un one-shot? maybe súper cortito pero prometo hacer otros más extensos .ᐟ
394 notes · View notes
imninahchan · 2 months
Text
Tumblr media Tumblr media
𓏲 ๋࣭  ࣪ ˖ 𐙚 ⌜ 𝐀𝐕𝐈𝐒𝐎𝐒: matias!namoradinho, ciúmes, rivalidade masculina, leitora tem um ex dilf chamado wagner (moura), pegada no pescoço, dirty talk (degradação), manhandling, tapinhas, menção a anal, sexo sem proteção (quem fode no pelo é vacilão), spit kink, masturbação masc, menção a face fuck. ⁞ ♡ ̆̈ ꒰ 𝑵𝑶𝑻𝑨𝑺 𝑫𝑨 𝑨𝑼𝑻𝑶𝑹𝑨 ꒱ finalmente, perdão pela demora. Inclusive, @flowersephone feliz aniversário muito muito atrasado, obg por ler as minhas coisas♡ ─ Ꮺ !
Tumblr media Tumblr media
⠀⠀ ⠀⠀ ⠀⠀ ⠀⠀ ⠀⠀ ⠀───── 𓍢ִ໋🀦
Tumblr media
FINALMENTE, VOCÊ TRAZ SEU NAMORADO PARA CASA. Depois de meses só conversando por vídeo chamada, áudios de WhatsApp e fotos no Instagram, Matías está contigo no Brasil para conhecer os seus pais. Nervoso, quer transparecer que está bem a todo custo, mas as pernas tremem e a palma da mão sua frio quando aperta a do seu pai. Gagueja sempre que alguém dirige a palavra a ele, o portunhol na ponta da língua, embora tenha passado noites e mais noites vendo vídeo de professores de português no Tik Tok e no YouTube.
Mas faz amizades fácil, é carismático e cheio de bom humor. Passa o dia inteiro na rua, seja andando de skate com uns moleques aleatórios da idade dele ou bebendo umas no barzinho da esquina com os velhos cachaceiros do bairro.
Tudo sai bem — ao que parece.
“Escuta aqui”, a voz irritadinha dele ecoa pelo quarto de repente, no meio da noite. Você resmunga, afundando o rosto no travesseiro como quem não vai dar muita atenção, só que se senta sobre o colchão estirado no chão, ao lado da sua cama de solteira, para puxar o seu lençol, “por que a dondoca não me disse que o seu ex era aquilo tudo?!”
A sua reação imediata é querer repreendê-lo, reclamando da ação abrupta de te acordar na marra, mas quando ouve a pergunta o riso vem naturalmente. “Como assim, cara? Pelo amor de Deus, Matías...”
Pelo amor de Deus nada, ele retruca. Se põe de joelhos, pra alcançar o seu braço na cama e te chacoalhar, atentado, “você sabe o vexame que eu passei?! Hein? Minha cara foi no chão!”
“Do que você tá falando, cara? Vai dormir!”, se debate, tentando afastar o toque dele, enquanto falha miseravelmente porque ri mais do que tudo.
“Vai dormir o caralho! Sabe o que ficou parecendo? Hm? Que você teve um downgrade. Baixou o nível!”, os olhos até se arregalam, a voz sendo cochichada com tanta raiva faz o surtinho parecer ainda mais hilário, impossível resisitir às gargalhadas. “Tá rindo do quê?! Foi uma vergonha, um esculacho. Humilhação. Desonra pra mim! Desonra pra você!”
“Matías!”, você senta num pulo, acendendo a luminária sobre a cômoda. As mãos pairam nos ombros do rapaz, manera o riso. “Calma, hermano. Respira. A gente já conversou sobre o Wagner, cê tá assim só por causa dele?”
E daí, meu amor?, você até tenta apaziguar a situação com a voz doce, porém ele dispara de volta: “e daí que ele tem um emprego foda, uns papos cabeça, uma voz de fazer qualquer um abrir as pernas e sem falar que ele é mais velho que eu! O seu pai adora ele. Ele apareceu lá no bar, e eu virei piada!”
O argentino pende a cabeça pro canto, os olhos fulminantes te encarando sem muita paciência. Você, real, acabou de diminuir os sentimentos dele dessa forma?! “Mas você não tinha me dito que ele era... era...”, nem sabe bem quais termos usar, trava, articulando exasperado, “...aquela coisa toda que ele é. Ele é tudo que eu não sou!”
“Virou nada”, garante, “meus pais adoraram você. Minha mãe que disse!”
“O caramba!”
Você cruza os braços, mas isso é ciúmes ou só ego ferido?
Ele se cala. Os lábios crispam, o olhar foge do teu. Parece medir os termos, ler o ambiente. Baixinho, questiona, por quê?, e você estica de leve um sorrisinho de canto. “Porque se for só a sua masculinidade frágil, não tem nada que eu possa fazer. Mas, se for ciúmes...”, o seu sorriso aumenta gradativamente à medida que chega no final sugestivo da frase.
Matías mantém a marra, “primeiro que eu não sinto ciúmes”, diz, convicto. “Segundo”, ergue o indicador, “pra que eu vou te foder se você vai gozar igualzinho você fazia com ele?”
Ah, Matí, você lamuria, os braços envolvendo o rapaz e o corpo descendo da cama para se aninhar com ele no chão. Engatinha por cima dele, com o rostinho sacana, “me fode que nem você sabe que ele nunca mais vai ter a chance de fazer.”
O seu namorado não te olha, faz um pouquinho mais de charme. Ganha um beijo seu na bochecha, mas está encarando as paredes. Hm? Matí?, você murmura, alternando o beijo pra outra bochecha, me fode com força pra sarar essa pose de bravinho.
“Você não tem vergonha, não, hein?”, ele franze o cenho. A entonação de irritadinho não falha em te fazer rir mais uma vez. Por fim, te olha, de nariz em pé. Pega na sua mandíbula, “me deixa putasso e ainda tem a coragem de me pedir pau”, facilmente comsegue inverter as posições, te colocando por baixo. Da sua mandíbula, a pegada vai pra sua garganta, “cê não cansa de ser cachorra assim, não? Hm?”, a ponta do nariz resvala na sua, está com o rosto pertinho, e você ri, boba. “Era tão baixa assim com ele também, é?”
Não, você nega, quase num miado. A carinha de safada o deixa mais alucinado ainda. “É?”, ele reitera, “mentirosa.”
“Não, eu juro”, você levanta a cabeça, quer que os lábios toquem nos dele, mas o Recalt não te concede o beijo, usando a mão para tapar a sua boca de qualquer forma, os dedos se esgueirando entre os seus lábios enquanto você murmura de volta eu sou só sua.
“Só minha?”, ele ecoa de volta. Você faz que sim. “É, né?”, acompanha o sorriso tomando conta dos lábios dele, um quê de convencido, “quem vai te comer no seu quartinho de virgem na casa dos seus pais, hm? É o Matí, não é?”
Uhum, você manha, permitindo que o argentino possa te colocar de bruços sobre o colchão. Ele puxa seu short pra baixo, logo está estalando a palma quente na sua bunda, aperta a carne com firmeza suficiente pra te fazer engolir os resmungos enfiando a face no travesseiro com o cheirinho dele. “Eu devia meter no seu cuzinho e te punir”, tomba o tronco por cima das suas costas, a virilha prensadinha nas suas nádegas. “Mas do jeito que você geme igual uma puta é capaz de acordar a casa inteira.”
Eu fico quieitinha, você tenta contornar, porém o seu namorado te conhece melhor. “Até parece”, te caçoa, o nariz resvalando atrás da sua orelha, “é a minha bonequinha escandalosa, e a gente não tá em Buenos Aires mais, bebê”. Quando pega na sua mandíbula de novo, os lábios não vão de imediato pros seus. Brinca contigo, escapando do enlace pro ósculo, encarando os seus olhos fechados. Deixa um beijinho na extremidade da sua boca. Minha, ele repete o pronome possessivo, a pronúncia saindo abafada ao deslizar a boca pelo seu ombro. De entre os lábios, um filete de saliva escapa e cai na sua pele, escorregando pelas suas costas, esgueirando por baixo da blusa de alcinha do pijama. Te faz sentir tão suja que assim que ele te arruma de quatro, bem empinadinha, a posição combina perfeitamente com os seus sentimentos.
Espia sobre os ombros, o flagra alisando a cabecinha molhada com a palma. Põe em mim, pede, separando mais os joelhos sobre o colchão. “Tsc”, ele estala a língua, “além de escandalosa também é uma cadela apressadinha”, se alinha na sua entrada. Te pega pela nuca, traz o seu torso para trás, a boca encaixando ao pé do seu ouvido, “fica chorando por pica como se nunca tivesse levado uma... vou contar pro seu papai a putinha que ele criou.”
O jeito bruto com que ele te deita novamente, mergulhando seu rostinho no travesseiro, é delicioso. A indelicadeza pela qual você estava pedindo. Quer dizer, não tem uma vez sequer em que o argentino te coma com algum tipo de pudor, porém, com certeza, dar pra ele depois de instigar a rivalidade consegue superar o cotidiano. Não estava nos seus planos, sendo honesta, não tinha nem cogitado a possibilidade do seu ex aparecer pela cidade justamente quando retornou com o seu atual. Mas não poderia estar mais agradecida.
É tarde, então você morde a fronha pra controlar a vontade absurda de gemer. Matías segura bem a respiração, por mais ofegante, o foco está em meter ao máximo em ti até escutar que te deixou ardendo por dentro. O único som que reverbera, sem que muito se possa ser feito sobre, é o choque dos corpos. As carnes da sua bunda sendo maltratadinhas pela virilha dele, a cada estocada funda, forte. Você reza pra que o eco do som alto vindo do barzinho na rua esteja inundando o quarto dos seus pais e fazendo com que a indecência do que acontece aqui dentro passe despercebida.
Os seus olhinhos se enchem, uma lagrimazinha fina escorre no canto mas se esvai quando chega no nariz. Está abraçada ao travesseiro com tanta pressão que quando afrouxa o abraço até sente os músculos doloridos. Olha por cima dos ombros de novo, a sensação quentinha que te invade logo depois é um sinal de que ele finalizou direitinho na sua buceta. Quer perguntar mas e eu?, só que esquece a questão ao receber a ordem pra deitar mais pertinho dele, de barriga pra cima.
Obedece, já imaginando o que vem a seguir quando percebe que está com o rosto bem no ângulo equivalente com a virilha masculina. E Matías não te poupa a explicação, “agora você vai me mamar, princesa. Vai limpar meu pau todinho”, tomba o corpo de leve, quer ter o controle pra roçar a cabecinha na sua boca, melando o lábio inferior com a porra branquinha que se acumulou principalmente na ponta. Você segura nas coxas dele ao ter ambos os joelhos do rapaz cercando a sua cabeça de cada lado. Sabe que ele vai se inclinar mais, apoiar as palmas no colchão e jogar os quadris pra frente, metendo, igualzinho fez agora a pouco por outro buraquinho.
A ideia de ter a sua boca usada, novamente da mesma forma, traz um sorriso vadio pro seu rosto. A atenção não desgruda da ereção babadinha, nem quando ele tem que estapear de levinho as suas bochechas, um tapinha em cada uma, pra fisgar seu foco pros olhos dele. “Só não se engasga, viu?”, te diz, mas com aquele tom debochadinho. “Imagina acordar os seus pais com o som da filhinha deles se engasgando com o meu pau... Tsc, cê não passaria isso com aquele lá, né? Foi só cair nas minhas mãos que virou essa vadiazinha, nossa... Será que é um problema meu, hm?”, afunda na sua boca, até encostar o seu nariz na virilha dele, volta. “Será que fui eu que te transformei nisso, ou é você que sempre foi essa piranha que mama o meu pau sujo de porra depois d’eu meter sem dó em ti? Ahm?”. Perverso, surra a glande ensopadinha de saliva no seu rosto, babujando na boca, na bochecha, no nariz, “Acho que só tava esperando o cara certo pra mostrar a puta que cê é, não, linda?”
237 notes · View notes
wrathofthestag · 4 months
Text
So I have a new headcanon that eventually, Jack will write a cookbook. After years of watching Bitty cook, Jack picks up a lot. At first, he's shy in the kitchen and looks to Bitty for reassurance and guidance. Gradually, he dives into cooking with gusto. Much to Bitty—and Bob's—delight, he becomes more fearless and adventurous in the kitchen.
With Bitty's busy schedule, Jack begins cooking more meals at home. He approaches Nate the team's dietitian for info on cooking for athletes. They have long chats and Nate gives him lots of books and recommends some online courses if Jack is "really interested." Which he is!
Jack then finds himself making lunches for the guys. Tater draws a cute little cartoon of Jack with a chef's toque that he tapes to the nook wall.
Like everything Jack approaches, he is 110% and is diving into the science of food, particularly in relation to the athlete. Bitty is charmed beyond belief.
"Honey, this is delicious and you have definitely outdone me when it comes to cooking for the team."
"Euh, thanks, Bits."
Jack blushes but feels good when he brings food for the Falconers. And blushes even more when the guys chirp him as they happily dig into Jack's creations. It's then that Jack finally understands, truly understands what Bitty feels when he cooks for others.
Soon, FalcsTV is always abuzz about Jack's cooking, especially with Tater's What's in Zimbonni's Kitchen? segment. So, it's no surprise when Bitty's agent approaches Jack about a cookbook for athletes.
"Bits is the chef, not me," he quickly replies.
But Bitty's agent, and Bitty, smile. Soon the book debuts and, of course, it's a hit.
Shitty and the team chirp Jack within an inch of his life.
"What's with the beefcake photo, brah?" Shitty razzes (as the pride shines on his expression).
Bitty quickly shushes him.
"The publisher knows what the masses want, Byron."
Jack's a little embarrassed, but ultimately, he doesn't care. He's proud of the work he's done and smiles as he puts a copy of Eat More Protein next to all of Bitty's cookbooks in their kitchen.
Tumblr media
287 notes · View notes
olee · 4 months
Text
Boludo | Enzo Vogrincic
Tumblr media
Para mis hispanas/hispanos: en español completito.
-
Mientras caminas por las calles de Tlaquepaque en Guadalajara, decides acudir a una pizzería llamada La Valentina. Es de noche y llevas puesto un vestido negro hecho a mano, te sientes supercómoda y segura de ti misma. El mesero te pregunta si quieres ir a una mesa o al bar, y le dices que prefieres el bar. Al llegar, te sientas y le pides al bartender un Moscow Mule. Lo tomas tranquila y feliz, entablas una conversación con él, y le cuentas que eres de (tu país) con una gran sonrisa.
A medida que pasa el tiempo, te das cuenta de que el bartender está muy ocupado. Miras a tu alrededor y ves a tres chicos guapos, pero hay uno en particular que llama más tu atención. Te das cuenta de que no son mexicanos; tienen un acento argentino. Sin embargo, el chico que estás mirando tiene un acento muy peculiar.
Sigues disfrutando de tu trago, y el chico se acerca a ti, diciendo: "Disculpa, eh... es que mis amigos me retaron a que te hablara, porque te ves hermosa y, en realidad, no sé cómo hablarte. Ah... ¿te apetece un trago en la terraza y una pizza? Veo que no has ingerido ningún alimento", dice con timidez.
Sonríes y le respondes, repitiendo sus palabras: " 'No has ingerido ningún alimento', suena muy formal, ¿no? Es que cuando estás tomando un trago, la comida va al final, like the end," dices, terminando en inglés.
"Bueno... arrancamos con un traguito, supongo que eso es un Moscow Mule, y al final nos mandamos una pizza," dice con un toque coqueto.
"¡Vale! Nos vamos pa' la terraza y charlamos," le dices, esbozando una sonrisa pícara.
Cuando suben las escaleras hacia la terraza de La Valentina, te quedas asombrada al contemplar el paisaje nocturno, con una iglesia colonial antigua como telón de fondo y las coloridas calles de Tlaquepaque. Las luces de la terraza crean un ambiente relajante y romántico, y a tu lado está el chico, y comienzas a admirarlo. Sus ojos tienen un toque de caramelo, pero debido a la oscuridad de la noche, se ven intensamente cafés puya. Su nariz es prominente, al estilo de Adam Driver, y su piel tiene un tono moreno, como café con un toque de leche. Alto y hermoso. Era simplemente perfecto.
Entonces, él te mira y se presenta diciendo: "Che, creo que debería presentarme. Soy Enzo, de Montevideo. Resulta que acabo de laburar en una película, o mejor dicho, soy actor, y..."
Sin embargo, lo interrumpes diciendo sorprendentemente: "¡Oh! Con razón ese acento. Me preguntaba de dónde eras. Anyway, me llamo (tu nombre) y soy de (tu país), pero llevo casi toda una vida viviendo en los Estados Unidos".
"Y... ¿por qué estás aquí?" él dice intrigado.
"Amo viajar, y la verdad es que no soy tan amante de Estados Unidos, así que decidí recorrer América Latina. Pronto me iré a España, ya que tengo amistades en Madrid. Quizás me quede allí y trabaje como maestra de inglés," respondes.
Enzo te mira con interés y te dice: "Me encanta que hagas eso— viajar y conocer el mundo. De verdad que sos muy afortunada. Ojalá te vea en Madrid, ya que laburo bastante por allá."
"Gracias, y tú, eres muy afortunado. Yo pienso que la actuación es un trabajo de talento y valentía," le decís orgullosamente, dejando un toque de coqueteo en tus palabras.
Mientras Enzo y tú están inmersos en una conversación sobre logros y conociéndose, entran los amigos de Enzo, visiblemente tomados. Un chico guapo y argentino le dice a Enzo: "Che, yo pensé que te habías desaparecido con la boluda," mientras otro chico le pregunta a Enzo: "Pero, ¿quién es esta chica, Enzo? Preséntela." Tú te ríes ante sus comentarios disparatados.
Enzo te mira medio avergonzado y suelta: "(Tu nombre), estos son mis amigos del alma y compatriotas, Matías, Agustín y Simón. Son más locos que una cabra en patines, pero los banco a muerte".
"Un placer," decís tímidamente, mientras Matías suelta con su típico humor: "Che, vos sos muy guapa, Enzo, me la cogiste, pero como amigo te la doy." Agustín te dice: "(Tu nombre), te dejamos a vos y a Enzo tranquilo, nosotros nos vamos para una discoteca. Enzo, me mandás un mensaje para saber que vos estás vivo. Y sí, vente chico’, que nos vamos, ciao." Todos se despiden de manera cómica y se encaminan hacia la discoteca.
Tú miras a Enzo riéndote, y él, medio avergonzado, te dice: "Los quiero, pero a veces se pasan." Tú te ríes aún más y le dices que no te preocupes. Después, Enzo te dice: "Vos tenés una sonrisa hermosa," y luego, como disculpándose, agrega: "Es que es verdad."
Después de la risueña conversación, Enzo te mira y sugiere: "¿Qué te parece si caminamos un poco por la calle? Seguro encontramos algo interesante." Asientes con entusiasmo, y juntos se aventuran por las coloridas calles de Tlaquepaque.
Enzo y tú se encuentran con unos mariachis que entonan “Y…” de Javier Solís. Sin dudarlo, Enzo te toma de la mano y te invita a bailar cómicamente en plena calle, siguiendo el ritmo apasionado de la música mexicana. Ríen y se divierten, creando un momento inolvidable mientras los mariachis continúan su serenata. La noche se llena de risas, música y la magia de ese encuentro espontáneo en las coloridas calles de Tlaquepaque.
Mientras caminan, se cruzan con una parada animada de tacos. Enzo sonríe y te propone: "(Tu nombre), ¿qué te parece si paramos acá y nos mandamos unos tacos? Y, obvio, los acompañamos con una Coronita." La idea te parece re buena, y los dos se acomodan en la parada, compartiendo risas y sabores locales.
Son las dos de la mañana y de repente llegan los tres amigos de Enzo, caminando en zigzag debido a la borrachera, y le gritan a los dos: "¡Enzoooo, boludo! ¿Nos vamos?" Enzo te mira y tú le dices: "No te preocupes, ya tienes mi número." Él te dice: "Me escribís cuando llegues a casa, y nos vemos mañana por un café, ¿vale?" Tú le respondes: "Claro, ¿cómo no?" y le das un beso, a lo cual Enzo responde profundamente. Mientras tanto, los chicos están gritando: "¡Enzoooo, ya cásate, cabrón!" La noche termina con risas, besos y la promesa de un encuentro al día siguiente.
Tumblr media
256 notes · View notes
creads · 1 month
Text
⭐️ that's how you get the girl. fem!reader x felipe otaño (parte 2)
🪐 minha masterlist
Tumblr media
» continuação desse one-shot, por favor não leia a parte 2 sem ter lido a 1!
» cw: smut! por favor só interaja se for +18 ; angst + fluff; pipe romântico hihihiii; fingering; um pouco de dry humping; oral f recieving; p in v; sexo sem proteção; creampie; praise kink; manhandling e pipe!possessivo but in a romantic way; o puro suco de love making ✨.
» wn: parte final e feliz dessa historinha, ebaa! espero que vocês gostem 💋💝
—————————————————————————
A vez que deu certo
Não sabia ao certo o motivo que te fez aceitar a sair com o homem, talvez fosse a insistência dele, ou o rosto e físico bonito, ou o fato de se sentir sozinha longe da sua família brasileira justamente no dia do seu aniversário. Ele era um jogador de futebol simpático que estava de passagem por Buenos Aires e te convidou - pela enésima vez - para jantar com ele. Já tinha comemorado com as suas amigas no dia anterior, então decidiu aceitar: melhor do que ficar sozinha. Enquanto se maquiava, tentava se distrair do fato de que Felipe até agora não tinha te mandado nenhuma mensagem, um comportamento muito diferente do habitual, principalmente no seu aniversário. Será que ele finalmente tinha desencalhado de você? Seu coração apertou um pouco ao considerar essa possibilidade, não é como se você gostasse de torturar Felipe, mas se ele finalmente parasse de te procurar, o fim da relação se tornaria mais real do que você gostaria.
Se sentia mal em pensar no garoto que te magoou quando estava prestes a sair com outro. Será que eu deveria ter aceitado o pedido de desculpas? E agora? Realmente o perdi pra sempre? Será que ele conheceu outra menina que fez ele esquecer de você?
Estranhou quando a música na caixinha de som foi interrompida por uma ligação da sua amiga, ela já tinha te ligado e desejado parabéns mais cedo.
— Alô?
— Você viu o que o Pipe postou?
— Não. O que foi?
— Vê o instagram dele, rápido.
A ligação foi curta, não conseguia identificar o tom na voz da sua amiga, era empatia? Ah não, é uma foto com outra menina? Não deu tempo ao seu cérebro de pensar em outras possibilidades: desbloqueou o celular - que já tinha muitas notificações sobre a postagem - e abriu o aplicativo na velocidade da luz, e entrou no perfil do menino.
Antes mesmo dos clipes aparecerem, ouviu o toque de uma música muito familiar para você: Exagerado do Cazuza, além de ser uma de suas músicas favoritas, lembrava que tinha apresentado ela para Felipe na época que ficavam, lembra-se muito bem também de quando ensinou a palavra em português: “Exagerado, isso que você é. Eu tenho que ir embora, Pipe”, você se recorda de dizer isso com um sorriso enorme no rosto, enquanto ele te segurava muito firme contra o corpo dele a fim de te segurar na cama dele, só mais um pouquinho. “Exagerado… Pra você ficar aqui comigo? Vou ser o cara mais exagerado do mundo”, ele te fazia derreter ao pronunciar a palavra do jeito mais brasileiro que podia, enquanto distribuía beijinhos pelas suas costas desnudas.
Videos de você começaram a aparecer de forma sincronizada com a música, você se lembra de muitos desses momentos que ele apontava a câmera em sua direção: o dia que ele decidiu te gravar que nem um bicho do Animal Planet enquanto escovava os dentes, porque de acordo com ele, “você é uma gatinha”; você andando pelo museu de Madrid agarrada nos bíceps do garoto enquanto analisava as pinturas; o dia que ele te forçou a ver um jogo do River e ainda te fez usar a camisa; e a noite que vocês se beijaram pela primeira vez, quando ainda tomavam o sorvete pelas ruas. Tinha, também, vídeos seus que não percebeu que ele tinha gravado: jogando beer pong com os colegas de elenco, dormindo na cadeira de maquiagem, andando de um lado pro outro enquanto conversava com uma amiga no telefone, dançando alegre nas festas.
Você deveria ter imaginado, sabia que Felipe era completamente apaixonado por você, era claro que ele gravaria momentos seus assim, era a musa dele. O vídeo acabou e você sentiu os olhos se encherem de lágrimas, que finalmente escorreram quando leram a legenda: “Eu exagero, mas só por você. Te amo, gatinha. Feliz aniversário.”
Respirou fundo, com a cabeça apoiada nas mãos. Pegou a bolsa e pediu um Uber, para o único destino possivel.
Quando chegou no endereço, bateu na porta algumas vezes, impaciente com a demora a ser atendida. Quando ela foi aberta, se deparou com Pipe em seu estado natural: vestia uma camisa do River, bermuda e usava um boné. Os olhos dele brilharam quando te viram, não conseguiu nem falar nada antes de você entrar no apartamento, passando pelo lado dele, que fechou a porta atrás de você e te encarava enquanto você parecia visivelmente atordoada.
— Que porra é essa, Felipe? Você é maluco? Como… Porra, como é que você posta uma coisa dessas? — Você não disse, gritou. O peito do garoto subia e descia mais rápido enquanto te encarava, muito agitada. — Primeiro você termina comigo e acaba comigo completamente, depois se arrepende e fica atrás de mim falando essas coisas, e depois você posta… ISSO? Como que você faz isso comigo, cara? — Enquanto desabafava, já tinha desistido de tentar segurar as lágrimas. Felipe te encarava enquanto franzia o cenho, não acreditava que finalmente você tinha reconhecido um gesto dele.
Silêncio preenche a sala do apartamento do garoto, ele não sabe como reagir, o que falar, não quando você o olha com essa carinha de quem está tão mexida quanto ele. Ele fica parado ali que nem um fantasma.
— Você tá muito bonita… — É a única coisa que ele consegue falar, baixinho, e você não consegue conter uma risada seca, incrédula com a frase que acabou de sair da boca dele.
— Porra, é isso que você tem a dizer? Eu… — Não consegue nem terminar a frase, e sinceramente, nem sabe o que ia falar, parece que seu coração vai sair pela boca. — Pega um copo de água pra mim, por favor. — Você pede o garoto, ofegante, e em questão de segundos ele te entrega e para na sua frente enquanto te vê beber o líquido, numa tentativa de se acalmar. — Como é que eu vou confiar em você de novo, Pipe? — Você diz após se acalmar um pouco e deixar o copo na mesinha, encara o chão, os olhos azuis bem na sua frente te abalariam mais ainda, por isso evita o contato visual. Sente a mão grande encostar na sua bochecha, e se entrega ao toque, fechando os olhos molhados.
— Aquele dia eu terminei com você porque tinha muito medo do que sentia, era um amor fora do comum. Não conseguia te falar o que eu sentia, eu mesmo não entendia como era possível sentir tanto por você em tão pouco tempo. — Ele dizia, carinhoso, enquanto acariciava seu rosto. — Hoje eu entendo que não importa o que eu faça, não importa o quanto eu me afaste de você, isso não vai mudar. Eu vou te querer sempre, no melhor e no pior. Eu sou seu, desde a primeira vez que eu te beijei. Agora, eu só quero que você volte a ser minha. — Você abriu os olhinhos ao ouvir isso sair da boca do garoto, que sorria bobinho, feliz.
Você não sabia o que dizer, Felipe nunca foi o tipo de conseguir externalizar seus sentimentos, a declaração te pegou de desprevinida. Claro, sabia que ele sentia sua falta, mas não sabia que era tanto assim. Pensava em o que responder, quando ele disse com um sorriso, e os olhinhos cheios de emoção: “Claro, se você quiser ser minha de novo”. Depois disso, não tinha segredo, não tinha o que ser dito, você o beijou ali mesmo, no meio da sala, ainda com o rosto molhado de lágrimas. A língua dele passeava por dentro da sua boca, matando a saudade, as mãos dele que estavam na sua cintura te puxavam desesperadamente para mais perto, já as suas retiravam o boné e jogaram ele em qualquer canto na casa para que pudesse puxar os cabelos do garoto, com saudade de sentir a textura das madeixas cheirosas e com urgência de aprofundar o beijo.
As mãos de Felipe subiram para a sua nuca, desesperado, nada que fazia era suficiente para matar a saudade que estava de te ter só para ele. Não quebraram o beijo enquanto cambaleavam pela sala até chegarem no sofá, e quando ele te deitou lá, se afastou dos seus lábios e tirou a camisa. Parecia a visão do paraíso: o torso definido e a correntinha ao redor do pescoço. Claro que não era a primeira vez que tinha visto ele sem camisa, tampouco nesse contexto em que ele estava prestes a te fuder, mas fazia muito tempo, tinha até a impressão que ele estava mais forte. Estava encantada, passava as unhas pelo abdômen e peitoral forte do garoto, arranhando de levinho a região, o suficiente para deixar traços vermelhinhos pela pele clara de Otaño.
Felipe interrompeu seu transe ao tirar seu vestido, te deixando só de calcinha. Retomou o beijo com mais urgência ainda, enquanto agarrava suas coxas e sua bunda, movia os quadris contra a sua buceta ainda coberta pela calcinha, que já estava molhada antes mesmo de sentir o pau duro e quente escondido pela da bermuda. E, como se ele pudesse ler sua mente apressada, começou a beijar seu pescoço, succionando a pele e dando mordidinhas, enquanto descia com as mãos pelo seu tronco até chegar na sua buceta, enfiou a mão por baixo da sua calcinha e separou os dedos a fim de massagear seus lábios, evitando seu clitóris tão necessitado de propósito, enquanto espalhava a lubrificação pela região.
— Por favor, Pipe… — A frase saiu como um sussurro dos seus lábios.
— Por favor o que? — O garoto instigou, provocante.
— Para de me provocar, coloca seus dedos em mim, me chupa, faz o que você quiser comigo, mas, por favor… Faz logo…
Se não estivesse tão desesperado por você quanto você por ele - na verdade, estava mais -, teria ignorado seu pedido, pois nesse momento, foi lembrado como é excitante ouvir você implorar por ele, mas o que mais queria era sentir seu gostinho na língua dele. Então, sem demorar mais um segundo, foi descendo pela sua barriga, passando as mãos pelas suas curvas e dando beijos molhados até chegar na sua buceta necessitada. Antes de colocar a boca no lugar onde você mais precisava, Felipe deu beijos molhados na parte interna da sua coxa, te olhava contorcer enquanto dava mordidinhas na carne macia e fazia círculos com o polegar no seu clitóris ainda coberto pela calcinha, espalhando a mancha molhada que tinha se formado no tecido. Substituiu os dedos pela boca, distribuindo selinhos por cima do tecido encharcado, depois, passou a língua molinha pela região, fazendo questão de arrastar a pontinha do nariz junto. “Pipe…”, quando o nome dele saiu da sua boca como uma oração, decidiu deixar a provocação para outro dia, queria dar para a garota dele o que ela tanto precisava. Arrancou a calcinha enquanto te olhava fixamente, e não quebrou o contato visual quando finalmente te lambeu, recolhendo todo seu melzinho e gemendo em deleite ao finalmente te saborear, depois de tanto tempo ansiando pelo seu gosto. Involuntariamente, empurrou o próprio quadril contra o sofá, tentando se aliviar pelo menos um pouco.
Envolveu os braços em torno das suas pernas, apertando a parte interna da sua coxa enquanto te devorava: mexia a língua para os lados, devagarinho, te torturando. Realmente beijava sua buceta, você conseguia ouvir o barulho da língua dele matando saudade de todas as suas dobrinhas, lambendo cada centímetro, recolhendo toda gotinha que saia de você. Também escutava um barulhinho estalado quando ele chupava seus lábios e soltava, te provocando. Teve um espasmo, elevou os quadris involuntariamente, chegando até a molhar o queixo e a pontinha do nariz do garoto, ouviu uma risadinha de satisfação contra sua intimidade. Apesar de Felipe amar te deixar nesse estado só com a língua dele, tinha a missão de te fazer gozar, por isso, com apenas um braço, imobilizou seus quadris, pressionando eles contra o sofá. Quanto mais desesperados seus gemidos ficavam, mais chupava seu clitóris, enquanto dedava seu buraquinho que apertava os dedos ágeis, o movimento dentro da cavidade molhada fazia um barulhinho ensopado, música para os ouvidos do garoto, que não conseguia manter os próprios quadris parados, friccionando contra o sofá a cada gemido que você soltava. Mesmo com as suas mãos agarrando os fios fortemente, Felipe não tirava os olhos de você, estava hipnotizado pelo jeito que seu rostinho contraia quando estava prestes a gozar. Você só conseguia gemer enquanto sentia seu orgasmo vir à medida que os dedos longos trabalhavam mais rápido dentro de você, não conseguia nem abrir os olhinhos para ver o que causava os gemidos abafados de Pipe contra sua intimidade.
Enquanto respirava mais forte, ainda com os olhinhos fechados e sensibilizada do seu clímax, sentiu as mãos de Felipe subirem pelo seu corpo, quando pararam no seu rosto, passou o polegar na sua bochecha, o lugar que, há alguns minutos atrás, estava molhado de lágrimas. “Te amo”, ele sussurrou antes de te beijar. “Te amo, te amo” ele repetia enquanto te dava selinhos, e você sorriu ao ouvir a declaração carinhosa, e logo após começou a rir quando ele te dava beijinhos no rosto e pescoço, uma mistura de felicidade e cócegas.
Ele se afastou só para ver sua expressão, igual a dele: uma carinha de quem está muito, muito apaixonado. Ele selou os lábios com os seus de novo, colocando a língua na sua boca lentamente, te dava um beijo de cinema: lento, romântico, cheio de desejo. Não rompeu o ósculo quando os braços dele se enfiaram embaixo das suas costas e te levantaram do sofá, estabilizando sua nuca com a mão grande e dedos ainda molhados de você, colando seu peito no dele e colocando sua intimidade molhada no colo. O beijo se aprofundou novamente quando uma das mãos grandes apertou sua nuca, e você não conteve um gemido quando sentiu a ereção pulsante tão perto da sua buceta, ainda sensível. Otaño não conseguiu conter um sorriso sacana ao ouvir o barulho que saiu da sua boca. “Vem cá…” ele disse enquanto te mudava de posição, e com o corpo molinho pós orgasmo, Felipe te manuseou com facilidade e te pôs de joelhos no sofá, virada de costas pra ele, você até deitou a cabeça no sofá, se sentia leve, realizada.
Nessa nova posição, sentia uma mão grande passear pelas suas coxas e sua bunda, enquanto a outra retirava seu cabelo grudado na pele suada do pescoço, deixando um beijinho na região, agora, exposta. Apesar de Felipe estar louco para meter em você, não conseguia deixar de encarar seu corpo, parece que você era até mais gostosa do que ele se lembrava, era fisicamente impossível não te apalpar ao te ver empinadinha para ele, com a buceta brilhando de tão molhada, prontinha só pra ele. Se guiou para dentro de você com muita facilidade, e os dois gemeram de alívio, finalmente. Você se sentia cheinha, completa. Com o peito e barriga do garoto encostados nas suas costas, sentia o calor vindo do corpo grande atrás de você.
Pipe começou a te dar estocadas fundas, atingindo o lugar perfeito, que só ele conseguia. Enquanto o garoto te comia por trás, gemia no seu ouvido enquanto se declarava para você, de forma bagunçada e ofegante, atordoado de tanto prazer. “Tava morrendo de saudade de te comer, nena. Sonhando em encher essa buceta gostosa de porra”. Os gemidos e os barulhos do quadril dele batendo contra sua bunda preenchiam o apartamento, você sentia seu orgasmo se aproximando novamente e enfiava suas unhas nos bíceps do garoto que estavam ao lado do seu tronco, já que as mãos grande agarravam seus peitos que balançavam. Felipe afundou o rosto coradinho no seu pescoço, a fim de abafar os próprios gemidos e tentar se concentrar para ficar o máximo que pudesse dentro de você, mas ao respirar seu perfume, se perdeu por completo.
— Eu vou gozar, Pipe…
— Vai gozar de novo, é? Goza pra mim então, nena, eu tô quase também. — Ele não conteve um sorriso ao dizer a frase.
Seus gemidos eram tão altos que Felipe teve que tampar sua boca para não incomodar os vizinhos, além disso, não queria ninguém ouvindo a mulher dele gemer. As estocadas foram ficando mais desengonçadas, sentia ele apertando sua cintura com uma força que com certeza deixaria marcas. Escutava ele gemer no seu ouvido, e quando a única coisa que saia da boca dele passou a ser “Te amo, te amo, te amo…” juntamente de grunhidos, sabia que ele tinha te enchido todinha, gozou logo após você. A respiração dos dois era pesada e sincronizada, Pipe apoiava o rosto na sua nuca e mantinha os braços ao redor do seu torso, aliviado de finalmente te ter de novo. “Te amo, Pipe. Tava com saudade…” você disse, manhosa, enquanto se aconchegava no abraço do garoto.
Com o português quebrado e um sorriso encantadinho, porque sabia que tinha conquistado a garota de volta, ele respondeu: “Eu te amo mais, gatinha.”
—————————————————————————
um bônus para as lobinhas: skin do pipe passeando com a leitora no museu e pela cidade com a câmerazinha dele pra gravar vídeos dela
Tumblr media
149 notes · View notes
przttygirl · 1 month
Text
ódio mútuo.
Tumblr media Tumblr media Tumblr media
✧ :・゚matias recalt e você trabalham em um novo filme, a convivência seria fácil se vocês não se odiassem.
✧ :・゚degradação, penetração vag., finger sucking, female and male oral, sexo sem proteção, palavrões, tapas, uso de termos em espanhol (puta madre - puta que pariu, nena - garota, mi amor - meu amor, loca - louca, cariño - carinho.)
✧ :・゚essa é minha primeira escrita, espero que gostem embora tenha ficado gigante 🫶 lembrando que se você for MENOR DE 18 ANOS, NÃO LEIA!!!!
──── •✧• ────
1 ano antes
Depois de A sociedade da neve estourar a bolha você passou a ver matías cada vez mais em premieres latinas, sempre era convidada mas nunca foi nomeada à algum prêmio, sua familia tinha nome da indústria cinemática, o nepotismo funcionava bem, mas isso não signficava que não tinha talento, você sabia que era boa mas precisava de uma chance pra mostrar isso pro público, algo maior do que os papeis chinfrim que vinha fazendo, matías fez seu nome com a série Apache e logo depois sociedade da neve, ele estava no caminho das estrelas e até poderia ficar feliz por ele, se o garoto não fosse tão irritante e arrogante.
- Não pensei que veria você aqui, cariño.- a voz que reconheceria de longe se aproxima de você enquanto espero na entrada da premiere.
- Aw, estava pensando em mim? sentiu saudades desde o ano passado, foi?- encara o garoto e deixa o sarcasmo fluir em seu tom de voz, ele tinha cortado o cabelo, usava um terno, admite que matías não era feio, nunca foi, mas sua personalidade de merda, fazia todos os seus pensamentos positivos sobre ele inexistentes.
- na verdade, pensei que por seu último papel ser tão irrelevante, nem te deixariam entrar, nepotismo funciona mesmo, né.- ria abafado enquanto estampava um sorriso sarcástico em seu rosto.
- depois de sociedade da neve você ficou mais arrogante, matías, a fama subiu à cabeça?
- pelo menos eu tenho fama, qual filme seu foi nomeado mesmo? - ele olha pra cima fingindo tentar lembrar de alguma coisa, - nenhum.
- eu tenho mais o que fazer, dá licença. - enquanto se retirava da presença de matías, ouviu o garoto gritar.
- te vejo por ai, cariño. - irritante.
Ao final da premiere, enquanto todos saiam você tropeçou no tecido de seu vestido e se apoiou na primeira figura que viu, infelizmente, você decidiu logo depois que preferia ter caído de cara no chão.
- ih, que isso? ganhei um prêmio e agora você quer ficar me agarrando?
- Ah sai pra lá, coisa ruim, eu só precisava de apoio, quase caí no chão. - arruma seu vestido e seu cabelo e percebe o garoto ainda te encarando. - parabéns, pelo seu prêmio. - diz meio receosa, ele merecia de qualquer forma, foi um trabalho incrível, mas nunca admitiria isso.
- obrigada, você pode olhar, acho que é o mais próximo que vai chegar de um desses. - ele balança a estatueta no ar e cumprimenta alguém que passa e você se recompõe para não xingar ele ali mesmo.
- você é mesmo um idiota, eu te dei parabéns, mas vai se fuder, que tal isso?
- ta com inveja? - ele se aproximava, os saltos te faziam pouco mais alta que ele, matías consegue soar tão sedutor e sarcástico ao mesmo tempo que enquanto te olhava suave, tudo ao seu redor congelou, sentia a mão do garoto deslizando sobre suas costas desnudas pelo vestido até sua cintura, nunca haviam estado tão perto, engolia a saliva, nervosa.
- de você? nunca. - balançava a cabeça sem quebrar o contato visual, vê o sorrisinho dele se formar de maneira sutil.
- ah para, você sabe que meus filmes são muito melhores que os seus, até agora não conseguiu um papel melhor do que irmã do personagem principal. - sua voz soa como pena. - quando voce for a principal me avisa, eu pago pra ver. - seu sorriso se alarga, sarcástico, você quer gritar, quer bater nele, mas apenas se desprende de seu toque.
- espero que seu próximo filme seja tão merda quanto você, matías. - diz entre dentes irritada com tudo aquilo.
- nunca, cariño. - odiava aquele homem com todas as suas forças, a forma como ele conseguia ser sarcástico e brincar com você ao mesmo tempo, como ele fazia você se sentir inferior, como conseguia manter a pose de bom moço para todos mas, pra você se revelava arrogante, manipulador e egocêntrico.
Como alguém assim conseguia um prêmio tão importante? Você torcia para nunca ter que trabalhar com alguém como ele, ou até pior, com ele.
1 ano depois
- eu não acredito que vou ter que trabalhar com você. - foi o que você disse ao saber que seu primeiro papel principal faria par com matías recalt em um filme de romance da netflix latina.
- pois acredite, mi amor. - pisca o olho.
- por que exatamente tem que ser ele? - você pergunta ao diretor.
- o trabalho dele é ótimo e com o sucesso de a sociedade da neve, as garotas estão pedindo por mais, é o momento perfeito para usar essa fama a bom favor, você tem algum problema?
- é, você tem algum problema? - matías segue a linha do diretor do filme, você respira fundo.
- nenhum. - sorri forçado.
- vamos começar as filmagens amanhã, só preciso saber se vocês estão de acordo com tudo que leram no contrato? especialmente, as cenas de sexo. - diz o diretor e matías concorda, você hesita.
- essas cenas, vão ser explícitas? no contrato não implicaram isso.
- não totalmente, mas preciso do consentimento de vocês para mostrar uma parte ou outra.
- sim, tem meu consentimento. - o garoto fala.
- sim... tem meu consentimento também. - por mais hesitante que estivesse, o problema não era gravar cenas explícitas e sim, gravar cenas explícitas com matías recalt, saber o teria o mais próximo de você, quando o queria o mais longe possível, seu sangue fervia, mal podia pensar em como todo processo de filmagem seria exaustivo e estressante, mas precisava do trabalho.
- começamos amanhã, sugiro que tentem se aproximar, conversar, precisamos de uma química nesse filme, se puderem criar algum tipo de amizade enquanto filmamos, facilitaria. - o diretor dava algumas dicas. - o casal do filme está loucamente apaixonado, eles sentem desejo, paixão, vocês não precisam sentir isso um pelo outro, mas se puderem transmitir ao público, vou saber que fizemos um bom trabalho, descansem pra amanhã. - o diretor se retira e eu suspiro alto.
- paixão e desejo, quero ver como você vai transmitir isso com sua atuação. - ri baixo.
- chega, vou pra casa.
- ah, espera. - matías segura seu braço com um pouco de força. - vamos beber alguma coisa.
- deus me livre. - se solta de seu aperto e cruza os braços. - tenho que começar a trabalhar com você amanhã, não hoje.
- você ouviu ele, temos que nos entender.
- só a partir de amanhã, até, matías. - sai andando sem olhar pra trás, não sabia o que sentir, conseguiu o enredo dos seus sonhos e tinha que dividir ele com a pessoa que mais odiava, não saberia quanto tempo suportaria matías no set de filmagens mas, faria tudo que pudesse para se concentrar no filme, queria mostrar seu talento, queria sentir orgulho e jogar na cara dele, para isso teria que conviver com ele, daria o seu melhor pra tornar a experiência a mais fácil possivel.
- corta! - o diretor gritava. - o que está acontecendo com vocês dois? Isso tá uma merda. - seus gritos ecoavam pelo set.
- concordo, tira ela do filme. - matías apontava para você.
- Você também! - evitava sorrir, era bom demais ver o matías levando esporro, mesmo que você estivesse incluída. - cadê a paixão? vocês não fizeram o que eu mandei? não conversaram? - matías e você se entreolham como duas crianças que não obedeceram a mãe. - as gravações de hoje estão canceladas! - ele grita e suspira pesado com a mão na testa. - olha, não sei quais são os problemas entre vocês dois, mas tentem achar coisas em comum, se tranquem em uma sala e só saiam de lá quando tiverem se entendido, amanhã retornaremos com as gravações normais e a cena do ato 15, espero que se resolvam até amanhã. - disse sério e firme, você sabia que se não melhorasse sua relação com matías seria o fim pra você, não pra ele, o diretor o queria no filme mas você? você poderia ser substituída facilmente, e não deixaria isso acontecer.
Nunca pensou que estaria apitando a campainha da casa de matías recalt, esperando pra comer uma pizza, nem em seus piores pesadelos mas, precisava fazer isso dar certo.
- você chegou cedo. - matías atendeu a porta com seus cabelos molhados enquanto os secava com uma toalha em suas mãos, só de bermuda. - eu disse 21:00. - ele abre espaço para você entrar.
- são 21:10, não tenho culpa se você se atrasou. - ao passar próximo a ele sentia o cheiro fresco de sabonete e perfume masculino, se não fosse o matías saberia que estaria delirando com aquele cheiro maravilhoso.
- merda. - ele olha o horário no celular. - foi mal. - matías finalmente para um segundo e te encara dos pés a cabeça, seu olhar para um segundo em suas coxas descobertas pelo vestido que usava. - sabia que você era secretamente apaixonada por mim, mas não precisava ter vindo assim.
- assim como? - você encarava sua própria roupa procurando algum defeito, sabia que ele iria fazer piada com a sua aparência.
- gostosa... - encarava o garoto incrédula com sua fala.
- ta, escuta não precisa fingir, se não gostou da roupa, não tem problema, eu vou embora daqui a pouco mesmo, só vamos resolver o que temos pra resolver, não precisa fazer esse joguinho infantil. - diz irritada e se dirige em direção a sala.
- que joguinho? - ele larga a toalha em uma cadeira e fica parado em sua frente.
- isso. - sinaliza com as mãos. - esse joguinho, ficar implicando com tudo que eu faço, fingir que me elogia, ser arrogante pra caralho. - percebeu que ia passar dos limites e respirou fundo. - matías, eu preciso muito desse papel, se você conseguir ser um pouquinho menos irritante pra eu conseguir gostar um pouquinho de você, ajudaria um monte. - Você larga sua bolsa no sofá atrás de onde estava, vê o garoto se aproximar com uma feição curiosa.
- eu não tô fazendo joguinho nenhum, loca, eu falei a verdade, você tá gostosa pra caralho, se não quer acreditar em mim, fodase. - ele tinha mudado desde o ano passado, parecia mais maduro, parecia ligar menos pra essa richa entre vocês e pior de tudo, parecia dizer a verdade, matías estava muito próximo de seu rosto, só perceberam a proximidade entre os dois quando você se lembrou que ele estava sem camisa e se pegou olhando seu torso nu. - que foi? gostou?
- vai a merda, coloca uma camisa.
- é minha casa, eu coloco quando eu quiser. - ele diz mais brincalhão do que implicante. - vem vamos comer pizza, você gosta de vinho? ou prefere uma cerveja?
- só quero acabar logo com isso.
- não, não, temos que nos trancar aqui até nos resolvermos, foi o que ele disse. - você revira seus olhos e se senta no balcão da cozinha de matías, a pizza ja estava posta.
- cerveja.
- boa escolha, cariño. - ele pega os copos e a bebida na geladeira.
- você quer se embebedar pra ter que me aguentar menos? - perguntava enquanto olhava a figura em sua frente abrir a garrafa.
- não sei da onde tirou que eu não gosto de você.
- porque implica comigo então?
- Você sempre leva tudo tão à sério? - ele serve os dois copos e bebe um inteiro de guti-guti. A conversa foi fluindo assim como a bebida no corpo de vocês, chegou a madrugada e a pizza já estava no final, a bebida também e matías continuava sem camisa apoiado no balcão da cozinha.
- escuta, sinto muito pela premiere ano passado, confesso que tinha um pouco de inveja de você não precisar se esforçar tanto pra estar la, nepotismo né.
- e eu tinha inveja de ver você ganhando todos aqueles prêmios, mesmo com meu nome, até hoje não consegui nada. - bebia um pouco.
- você sabe que um prêmio não significa que você é um bom ator né? muitos atores bons não tem prêmios, ou demoraram pra ganhar.
- você ta assumindo que é um péssimo ator?
- não, eu ganhei porque sou bom demais. - ele ri se gabando e você também. - acha que eu sou um pessimo ator? - bebe o último gole de sua bebida enquanto te encara nos olhos, você lambe os lábios e sorri sutilmente.
- você é um bom ator. - o vê sorrir e deixar seu copo no balcão, faz a volta e gira o banco que você estava para ficar de frente pra ele, suas mão apoiadas no balcão te deixam presa entre matías e a peça de mármore.
- você também, é uma boa atriz. - diz próximo ao seu rosto, jamais tirando os olhos dos seus que agora expressavam a ingenuidade de achar que conheciam alguém, mas você percebe que não tinha nem ideia de quem era realmente era matías recalt.
- não consigo acreditar em você, depois de anos me tratando como um nada. - você cita. - "pensei que por seu último papel ser tão irrelevante, nem te deixariam entrar."
- eu sei que passei dos limites, eu só não sabia como demonstrar que eu queria chamar sua atenção. - ele dizia baixinho próximo a sua boca.
- por que?
- caralho, olha pra você. você tem noção do quão gata é? e boa atriz? eu tinha inveja admito mas ao mesmo tempo queria que você olhasse pra mim e eu demonstrei isso da pior forma possível, me desculpa. - matías disse parecendo um pouco com raiva, não sua, mas dele mesmo, como se tivesse demorado muito tempo pra se expressar da forma correta.
- matías, eu tenho que ir pra casa, a gente tem que filmar a cena de sexo amanhã, ato 15 lembra? - eu não sabia o que mais responder.
- não, você não vai.
- o que? por quê?
- porque eu já perdi tempo demais. - matías se reclina contra seu corpo e une seus lábios em um beijo apressado e molhado, você respondeu ao beijo ainda surpresa com o que o garoto tinha feito, ao sentir a lingua de matías tocar a sua, você se derreteu inteirinha, suas mãos pousaram nos cabelos da nuca de matías e puxaram alguns fiozinhos, as mãos do garoto seguiam apoiadas no balcão como se quisesse que você o explora-se por inteiro.
Suas pernas se abrem para que matías possar ficar entre elas e suas mãos deslizam sobre as costas expostas dele, arranhando devagarzinho enquanto sentia a língua quente em sua boca, matías um pouco ofegante desprende seus lábios e passa ao seu pescoço, desliza a língua pela sua pele e um arrepio te percorre, o garoto chupa, lambe e mordisca a região te deixando cada vez mais ofegante.
- mati... - diz manhosa e as mãos que estavam apoiadas no balcão, agora te seguram no colo para te guiar ao sofá, matías te joga sem cuidado e a saia do seu vestido levanta, você nem se dá o trabalho de se cobrir porque o garoto é mais rápido e tira sua calcinha com facilidade deixando sua intimidade exposta à ele, matías sorri ao ver seu rostinho um pouco envergonhado ainda com as bochechas rosadas pelo calor.
- que bucetinha linda, cariño, ta toda molhadinha pra mim. - ele separa suas pernas mais e mais e brinca com seus lábios maiores nos dedos dele, matías beija a parte interna da sua coxa até afastar os lábios de sua buceta e lamber toda região, não consegue evitar um gemido chamando por mati.
- deixa os vizinhos te ouvirem, grita o quanto quiser, eu quero que eles saibam o quão bem eu vou te fuder. - matías coloca sua perna em cima de um dos ombros dele para te deixar mais aberta e introduz a língua em sua abertura, entrando e saindo, entrando e saindo, aquilo estava te deixando louca, os movimentos de matías continuam no seu clitóris, ele estava gostando de te ver super estimulada, com a boquinha entre-aberta olhando pra ele sem conseguir processar palavras, fora o seu nome, sentia que estava quase próximo ao seu orgasmo quando o garoto introduziu dois dedos em sua bucetinha molhada e continuou os movimentando enquanto sugava seu clitóris inchado, sabia que não aguentaria tanto tempo mais.
- eu vou gozar, matías. - dizia enquanto não sabia se agarrava o sofá ou suas pernas tremendo de prazer.
- goza nos meus dedos, quero muito te ver gozar. - sentia o líquido jorrando sobre os dedos de matías e enquanto recuperava seu fôlego e seu corpo parava de tremer, matías introduziu os dedos em sua boca e você os chupou, saboreando seu próprio e doce gosto. - eu já pensei que você fosse agir igual uma putinha na cama, mas não pensei que fosse uma.
- cala boca, matías. - ele sobe em cima de você e enquanto te beija dessa vez, mais devagar, desliza o vestido de seu corpo até chegar aos seus pés, te deixando completamente nua pra ele.
- Você é gostosa, demais. - dizia enquanto te colocava sentada no colo dele, você conseguia sentir seu membro rigido sobre o tecido que o separava de sua entrada, matías parecia eufórico, sem saber o que fazer ou onde colocar as mãos, enquanto te beijava as mãos dele sentiam tudo que podiam de sua carne, paseeavam desde seu pescoço até sua bunda e apertavam com força até deixar vermelha, distribuía tapas fortes e seus gemidos conseguiam ser cada vez mais altos conforme a região se tornava mais sensível, matías brincava com os bicos de seus seios, deslizava os dedos sobre os mamilos eriçados enquanto te ouvia gemer manhosa pedindo por mais, a lingua quente do garoto circulava sua aréola e ele abocanhava seu peito enquanto brincava com o outro em sua mão, algumas vezes matías emitia gemidos baixinhos e conseguia deixar você cada vez mais molhadinha só de ouvir o que estava fazendo com o garoto.
Rapidamente, fez matías ficar deitado no sofá enquanto sentava em seu colo e pode ver o volume em sua bermuda assim como uma mancha molhadinha de pré gozo que estava escapando da cueca, queria ele dentro de você, queria ele agora.
- posso tirar? - você pergunta e ele afirma, tira a bermuda do garoto, junto de sua cueca e expõe seu pau melado pra fora, as veias saltadas em seu comprimento e a cabecinha rosinha toda molhadinha, faziam seu corpo tremer de prazer só de olhar, não aguentava mais e precisava saber qual gosto tinha, lambeu toda extensão de matías e enfiou quase todo seu comprimento na boca enquanto o que ficava de fora, estimulava com as mãos.
- eu não vou durar 2 segundos assim. - ignorou a fala do garoto e prestava somente atenção nos gemidos de matías, ele não era do tipo que ficava quieto, não suportava mais sentir ele somente em sua boca, precisava dele dentro de você, posicionou o pau de matías contra sua entrada e antes de enfiar, deslizou a cabecinha pelo seu clitóris enrijecido, ambos gemeram com a sensação molhada e quente que seus corpos os permitiam ter, continuou a estimulação em si mesma algumas vezes e podia dizer que matías estava adorando te ver se masturbando com o pau dele.
- caralho, cariño, sempre que quiser se masturbar com meu pau agora, pode pedir. - não respondeu, apenas continuou os movimentos até enfiar por completo o pau de matías em sua buceta, pode dizer que o pegou de surpresa.
Seus movimentos começam meio desorientados, você está tão doidinha de prazer que nem consegue se mexer direito, matías te ajuda enquanto agarra sua cintura.
- você tá boa pra caralho, la puta madre, nena. - diz ao jogar a cabeça pra trás, mas ainda te ajudando a se movimentar no pau dele, você sente a força indo embora de suas pernas e matías percebe, te tira de cima dele e te coloca empinadinha de joelhos no sofá enquanto ele fica de pé atrás de você, ele te penetra com um pouco mais de força e seu corpo inteiro falha, matías segura sua cintura para não se mover tanto enquanto te fode por trás, seus movimentos são rápidos e precisos e o barulho de seus corpos batendo um no outro te leva ao êxtase.
- mati, goza dentro de mim. - pede em meio a suspiros abafados, sabia que matías não iria aguentar muito mais, teve certeza quando sentiu o liquido quente se esparramar por dentro de você e escorrer por suas pernas.
- cariño, acho que nos resolvemos, não acha? - matías diz em sua frente quase sem fôlego e você se vira pra ficar sentada no sofá.
- não é que o plano do diretor deu certo. - diz suspirando e rindo junto do garoto que te pega no colo, ambos com os corpos suados e melados.
- quer tomar um banho? - você afirma com a cabeça.
- só se você me fuder de novo no banho. - ele deixa escapar uma risada baixinha e diz em um sorriso.
- pode deixar.
129 notes · View notes
babydollmarauders · 5 months
Text
CHRISTMAS MIRACLE — COLE CAUFIELD
cole caufield x fem!reader
12 DAYS OF KINKMAS
summary: in which y/n gets stuck with her enemy, Cole, and finds out hate can lead to some miracle discoveries
warnings: NSFW CONTENT, long intro, handjob, p in v (protected), sub!cole (ish?). (4.7k words)
notes: welcome to day 10 of my 12 days of kinkmas! we’re in the final stretch of kinkmas and i hope you guys are enjoying it!
Tumblr media
this isn’t how i want to be spending the first day of my break.
well, i guess the first hour of my break.
i was just getting ready to head home, dreading driving in the blizzard of a snow storm and taking my time to psych myself up, when an equipment manager called me over. he told me a player forgot his ipad and is asking if anyone would be willing to drop it off on their way home because he’d like to go over plays during the break.
hesitantly, i said sure, i’d bring it to them; but what i wasn’t aware of, and what i’m sure my coworker conveniently forgot to mention, is that the player in question is Cole fucking Caufield.
it’s not necessarily that i hate Cole; on the contrary, i had always thought he was extremely kind and talented.
in fact, when i had originally interned with the Laval Rocket, he was always incredibly nice to me. and in turn, i fell for him a little each day.
but then, he was called up to Montreal, and the following season, i was offered the position of media manager for the Canadiens.
i was excited, i spent the week leading up to my first day thinking about how wonderful it would be to be able to joke around with Cole again. i thought of sketch tiktoks for the team to do, most with Cole as the leading man because i knew he was a fan favorite, and questions to ask as they took the ice for practice.
and it was great at first. Cole was sweet and he was always willing to take part in team tiktoks, always greeting me with a smile. but around a month later, something changed.
no longer was he the kindhearted individual i was familiar with, instead he was cold shouldered and rude; snarky and arrogant. and that’s the way it’s stayed. for the past few years it’s felt like pulling teeth to try and communicate with him, and even worse to convince him to be in team tiktoks.
which brings me to now, standing at the front door of his house, an ipad tucked under my arm as i stand in the blistering cold. snow sticks on my lashes, flurries in my hair, but my toque does nothing to shield me from the cold Montréal air.
if i drove here on the icy roads, my windshield wipers at full speed, just for him to not even answer the fucking door, i’m gonna lose it.
i bang my fist upon the door again, body shivering from the cold, and it takes merely a moment for him to finally open the door.
he greets me with a wide smile, but when he sees that it’s me who stands before him, that cheery facade drops, a cold, blank expression taking its place.
i can hear the news blasting from his living room as the heated air wafts out of the home, blasting my face and making my nose go numb from the sudden cold to warm.
“what?” he asks, voice monotone.
“here,” i shove the ipad into his chest harshly, making him cough from the sudden impact, “next time, don’t leave your fucking ipad at the rink.”
he glares back, taking the ipad into his hands and parting his lips to argue.
“it was an accident,” he sneers, “trust me, if i knew you would bring it to me, i definitely would’ve double checked i had it.”
you.
my body fills with anger, insulted yet hurt by the way he says it. as though he’s repulsed by me.
“ya know what, asshole?” i don’t even get to finish my quip before i’m cut off a loud alarm coming from the tv.
it gathers both he and i’s attention, his head snapping back to look at the screen, while i peer around him to see it.
“with the blizzard picking up and roads becoming icier, officials have reported that all roads will now be closed for the night. stay inside and stay warm. we’ll get back to you when the storm passes.”
the news reporters words echo through my head, forcing me to end my comeback and just turn around.
i take a step towards the stairs that lead up to his door, but i’m stopped almost immediately.
“hey, where are you going?” Cole calls out from behind me.
“home!”
“they just said the roads are closed.”
“exactly,” i huff, “which means i need to get going quick so that if i get pulled over, i can say i was already driving.”
i’m about to take a step down the stairs when a hand wraps around my forearm, pulling me back.
“don’t be stupid, y/n,” he says, “you’re gonna crash, and i’m not living with your death on my fucking conscience.”
i turn to look at him, a heated glare in my eyes, “i’m not staying with you.”
a mischievous smirk spreads across his lips as he pushes me toward his open door, “yeah, you are.”
i stumble into the warm house, a stark contrast to the weather outside, and i just get my bearing when i hear the door shut, Cole flipping the lock and walking idly past me towards the living room.
“what the fuck is your problem?” i huff, shaking my head as i succumb to my fate, removing my coat and hanging it on a coat hook next to his door.
“my problem?” he looks over at me astonished, “i’m trying not to let you die.”
i roll my eyes, my arms crossing over my chest.
“i would not have died.” but he’s not paying any attention to my words, his eyes locked on something else entirely.
i follow his line of sight straight down to my breasts, inadvertently pushed up from my crossed arms, and my nipples pebbling through my thin dress.
“oh my god,” i hiss, moving my arms to cover my breasts, “fucking pig.”
his eyes snap up to mine before he rolls them.
“get over yourself, it’s nothing special.”
for some reason, i feel offended. not that him looking at them was great, but the way he shrugs it off and implies my tits are average?
“oh fuck off,” i fume, “people would pay to see these.”
he smirks, wiggling his eyebrows a few times, “you saying people pay to see you naked?”
“what? no!” i’m at a loss for words, not an easy achievement for most people, and yet a common occurrence when i’m around him.
“pretty sure that’s what you implied. and i’m sorry to let you down, but i’m not paying twenty bucks to see your rack.”
i gape, blinking at him in shock, “you couldn’t even pay me fifty to see these!”
i’m not even sure why i’m letting this conversation drag on; why i’m even entertaining it.
i sigh, stalking past him and bumping into his shoulder as i make my way to the living room.
“why would i pay when i could see them for free?” he chuckles at my lame tantrum, following behind me.
“what makes you think that?” i sneer, dropping down on the couch, Cole quick to follow.
“well that’s why you took the job, right?” he laughs, “it’s why you were constantly putting me in the spotlight of the team tiktoks and why you were always so buddy-buddy with me? you’re into me.”
i stare back at him in anger, but also frustration. frustration that anyone would think i would take a job just for a man.
“let’s set things fucking straight,” i snap, “i took the job because it was good pay and i grew up here, therefore, the Canadiens are my team and the plan was always to work for them. long before you showed up.
“i put you in the spotlight of the tiktoks because you’re the fan favorite. you have teeny-bopper girls fawning over your nice guy act and for some reason they fucking eat it up. and finally, i was ‘buddy-buddy’ with you because i thought you were a nice fucking guy and you made me believe we could be friends. never would i ever make a career decision for a fucking guy.”
i’m absolutely seething by the end of my rant, one knee bent on the couch and my body twisted to face him.
“sure.”
that one worded response sets me off. i don’t know what it is about Cole Caufield that gives him the ability to get under my skin like nobody else has, but i’m absolutely rageful.
“god, i can’t believe i ever fucking liked you!” i freeze. the words slipped out before i even had a second to process them, and now i watch as a cocky grin paints his face.
“so you admit, you like me.”
“liked. past tense,” i tell him, “i fell victim to your charming, nice guy facade. but never again.”
“you keep saying that!” he grunts, “i am a nice guy!”
“yeah? well, you certainly pick and choose who to be nice to, and for some reason, i’m not on that list.”
i can’t understand for the life of me why i’m suddenly feeling emotional, but i decide in the moment to blame it on pent up frustration. i always have been an angry crier.
“which is fine,” i sniffle, “but god, you didn’t have to be such a fucking dick. i liked you and i thought you liked me; but then all of a sudden you switched up. you started hating me, and i don’t even know what i did!”
Cole seems at a loss for words, shocked by sudden change of emotions. but, he also seems confused, his brows furrowed and a frown upon his lips.
“you don’t know?” he huffs, “i literally asked you out like five times, y/n! and you rejected me every single time!”
now it’s my turn to be confused, “what? no, you didn’t.”
“uh, yeah, i did! i asked if you wanted to go out for drinks after games like five times and every time you said no!”
realization dawns on me, clarity filling my head, and i can’t help but laugh at the ridiculousness of it all.
“why are you laughing?!” Cole groans, head falling onto the back of the couch and hands covering his face.
“because,” i giggle, “this is ridiculous.”
“how?” his response is muffled by the palms of his hands, but i can hear the frustration in his voice.
“because you asked me out five times and all five times, i thought you were just asking if i wanted to join the team for drinks!”
his hands fly away from his face, head snapping up to look at me, “what?!”
i nod my head, overcome by a fit of giggles.
“you thought i was asking you…. to hang out as a group?”
“yes!” i cackle, “and i get uncomfortable in crowded bars, so i made excuses! jesus, Cole! we’ve hated each other for years because i misunderstood your idea of a date!”
Cole is silent for a moment, staring off in front of him at the news playing on the tv, before he slowly begins chuckling.
“oh my god,” he laughs, a hand slapping down on his thigh and making me laugh even harder, “so you hate me now, don’t you?”
“oh yeah,” i nod, “you were a dick!”
“hey!” he chuckles, “you weren’t very nice to me either! i mean just like fifteen minutes ago you shoved an ipad into my chest!”
“you deserved that.” i point to him, narrowing my eyes.
he shrugs, “alright, yeah, i deserved that.”
the room goes mostly quiet, Cole watching the news, while my sight is drawn to the window, watching the snow cascade down to the ground.
we sit there for at least half an hour, him flipping through channels and me watching the blizzard, before a lightbulb goes off in my head.
“hey, i have an idea.” i announce, catching Cole’s attention.
“hmm?”
“i’m sure we both still have some pent up anger and frustration, we can’t exactly just erase the past couple years of hating each other,” he hums for me to continue, “how about a snowball fight?”
he glances over at me with a singular raised brow, “a snowball fight? what, like we’re six?”
“exactly!” i nod, “we get to pelt each other with snowballs and let out any residual anger towards each other, and then we get to start anew. get a clean slate. whadd’ya say?”
his eyes flicker between me and the window for several moments before he nods, “i say let’s do it.”
with that, we scurry from the couch, bundling back into our coats and toque’s, he even lends me a pair of gloves, and then we’re running out into the thick blanket of snow that covers the ground.
we agree on fifteen minutes to build our shields, hurrying to build snow walls as high as we can, and once i deem the ten minutes over, i’m hiding behind my wall, crafting snowballs into a pile beside me.
grabbing one in my hand, i peer out from behind my shield, watch as Cole does the same, and on instinct my hand flexes forward, throwing the snowball as hard as i can.
obviously not from here, Cole’s shield crumbles upon my third snowball throw, making me cackle as the snow cascades down upon him.
he looks over at me with a glare and i duck down, listening to the pelt of snowballs against my shield, but then it goes quiet and all i can hear is the crunch of snow until suddenly it stops.
my brows thread together as i keep an ear out for any sound, but just as i’m about to peer over my wall, it comes crumbling down, and i look up to find the culprit grinning victoriously.
“hey! no fair!” i huff, throwing a snowball right at his chest. he gapes back at me in astonishment.
“you knocked mine down too!” he shouts, a snowball hitting me in the shoulder.
“yeah, but that was an accident! yours was just poorly made!” another snowball to his shoulder, “mine was made well, you knocked it down on purpose!”
he shrugs, taking off and crunching through the snow as he tries to get away. he stops to pick up more snow and i take my chance to throw, hitting him square in the back.
but he doesn’t even turn around, tossing a snowball over his shoulder. i attempt to dodge it but my efforts are in vain as the snow lands directly on the top of my head, making me scoff in frustration.
“rude!” i yell, taking aim and hitting him directly in the back of the head. snow sticks his hair and he whips around to look at me, but upon seeing me; my hat knocked off and snow covering the top of my head, he starts laughing.
“that’s it!” i call out, stomping over to where he’s fallen onto his butt mid-laughter, his eyes squeezed closed as he chuckles with glee.
towering over him, i hold a snowball in my hand, not throwing it, but instead smashing it upon the top of his head.
his laughter falters, his eyes flying open to scowl up at me as i begin to giggle.
“you’re right, that was pretty funny!” i laugh, but i don’t make it long before i step forward, my foot hitting an icy patch of grass, and i fall forward, a squeal leaving my lips as i land on top of him.
“shit.” i breathe out.
“guess you really did fall for me.” he quips and i roll my eyes, but despite the cheesy line and the freezing cold air, the spots in which his hands rest on my sides are burning.
“that was so corny..” i tell him.
“yeah?” he raises a brow, one hand leaving my side, and i almost mourn his touch, but then a handful of snow is being shoved down my coat and i’m squealing, wiggling on top of him as the snow begins to melt into icy water and trickle down my body.
“oh my god, Cole!” i moan in frustration, my face twisting in discomfort.
“don’t do that.” he stiffens, his hands holding me still on top of him.
confusion pinches my face, but then i feel it, his half hardened cock pressing against my thigh.
my teeth sink into my bottom lip, a spark running through my body, but i push myself off of him, standing up and brushing off my coat.
“ya know what sounds good?” i ask him, stepping back as he stands as well.
“what?” he grunts, a small glare pointed my way.
“hot cocoa,” i smile, “or… something else to warm us up.”
“i don’t know if i have cocoa, but i have coffee.”
i nod, “that works! it’ll warm us up and wake us up!”
Cole trudges into the house and i follow suit, but despite my attempt to change the subject, my mind is still stuck on him being turned on.
a gust of air blows through as i reach the door, a shiver traveling down my spine, and i quickly step inside, shutting the door behind me.
i shed my coat and gloves before kicking off my shoes, hanging my now damp hat on the coat hook over my coat.
trailing behind him into the kitchen, i watch as he opens cupboards, rifling through them. i hop up on the counter, legs pressed together, sitting silently until he huffs and turns around.
“i-” he trails off and i follow his eyesight back down to my breasts for the second time today, my nipples stiff and poking through my dress from the previous frigid air.
“Cole.” i snap my fingers, grabbing his attention as his eyes flick back up to my face.
“hmm?”
“god, if you wanna see ‘em, all you gotta do is ask,” i joke, flipping my hair over my shoulder as Cole steps forward.
“can i see them?” he asks, a wicked smirk plastered to his lips.
my lips part, my eyes wide as i blink back at him.
is he serious right now?
surely he’s joking, but i call his bluff, my thumbs slipping through the shoulder collars of my shirt and pulling them down.
i pull my arms out, the top of the dress now only covering my chest, but he continues staring at me. leveling him with a raised brow as i pull the top of my dress down.
i have every intention of just slowly teasing him, but the fabric glides too quickly, my breasts fully exposed to the chilly air now.
his eyes widen and he stumbles slightly in his hurried steps toward me. my teeth sink into my bottom lip, watching him admire my naked chest.
“you actually-” he cuts himself off with a chuckle, his hands hover in the air before them as he peers at me, “can i?”
i nod, and when his cold skin meets mine, a chill runs through me.
lightly pawing at my breasts, his thumb and pointer fingers pinch my nipples, making my back arch involuntary at the stinging touch.
“Cole.” i whimper through a quiet moan.
he steps even closer, nudging my legs open with his body, and my hands reach out, locking around the back of his neck.
“can i kiss you?” i breathe out.
“fuck yeah.”
i pull him forward, finding his lips with mine in a long overdue kiss, and what starts out slow and careful, quickly heats up into something intense and messy.
my tongue slips into his mouth, pushing and battling against his as he continues playing with my nipples, pinching and pulling, rubbing them between us.
a moan reverberates from my mouth and into his, causing him to smile into the kiss.
“you don’t understand how long i’ve been waiting for this.” he mutters, his lips brushing against mine.
“probably not as long as i have.” i tell him honestly, earning a light giggle from him.
his lips capture mine once more, but his hands divert their attention, trailing down my body and pushing my dress down as a result.
“yeah, i forgot, you have the hots for me.” he grins as i lift my hips, allowing him to pull my dress down my legs and fling it onto the counter.
i roll my eyes, wrapping my legs around his waist lightly, “shut up and take me to your room.”
“yes, ma’am.”
i’m almost frightened by the way my core dampens from his reply. i’ve never generally been a dominant person in the bedroom, but there’s something about him that makes me want to become one.
when we reach his bedroom, i unhook my legs, my front sliding down his body and rubbing against his hardened length as my feet lower to the floor.
my hands find the waistband of his sweatpants, still slightly damp from the snow, and i peer at him through my lashes. when he breathes out a lust-driven ‘yes’ in approval, i push them down, allowing him to kick them off and free his cock from the restraint. he pulls his shirt over his head in a rush, leaving him naked before me in all his glory.
tight muscles and chiseled abs make my mouth water, a sculpted v-line leading to his thick cock.
well, now i know why he has his nickname.
leaning in until my lips are nearly pressing against his ear, i whisper an unsure demand, “get on the bed.”
Cole swallows harshly, nodding as he pulls me toward his mattress. sitting on the edge, he looks up at me, awaiting approval, but i shake my head.
“in the middle.” i clarify.
he follows my orders, sitting prettily in the middle of the bed. an animalistic sensation comes over me, urging me to crawl forward on the mattress, and when i do, i hover over him.
one hand rests upon his abs, tracing the results of his stern training regime, while the other presses into the mattress, holding myself up.
i can feel him shiver underneath me as my nails graze across his torso before i find myself trailing down, wrapping my fingers around his erection and giving a small tug.
a hiss falls from his lips, his jaw clenching as his hips jerk up into my fist.
“aww, look at you.” i coo. i bring my hand up to my mouth, licking up my palm before spitting into it twice, rubbing my fingers into it to lubricate it well.
gripping his cock once again, i slowly begin flicking my wrist, pumping as i stare down at him.
shaky curses and tight grunts come from his mouth, his body writhing underneath me, and the sight is enough to make my core pulse, wetness dampening my panties.
i take the moment to trail wet kisses up his chest, starting from the top of his abdomen and leading all the way up to his collarbone.
“so good for me.” i hum, backing away to spit on his cock.
my thumb rubs over his tip, the mix of precum and saliva helping my hand pump his dick smoothly, and he groans loudly, eyes squeezing shut as his face scrunches in pleasure.
“please, y/n,” he whimpers, his voice cracking, “i’m not gonna last. i wanna be inside you.”
“yeah? you think you deserve my pussy?”
i don’t even know who i am anymore, but i find myself liking the newfound confidence that fills my body.
“yes,” he nods harshly, “yes, please!”
my hand stills, releasing him and flattening against the comforter to wipe off the spit.
“condom?” i question, and he points to his bedside drawer, watching closely as i lean over and grab one.
i open the foil packet carefully, discarding it on the nightstand and pinching the tip before slowly rolling it onto him. my motions earn another huffed out breath of pleasure from his lips.
my thumbs hook into the waistband of my panties, pushing them down and off my legs before i throw them to the floor.
crawling back over top of him, i grasp his cock in my hands one more time, rubbing it through my slick folds. it’s glides smoothly through my wetness, and my head tips back as it rubs against my clit.
“fuck, Cole.”
lining him up with my entrance, i sink down slowly, the tip of his cock penetrating my core and stretching out my walls. the stinging pleasure worsens as i sink down lower, and i begin slowly bouncing with shallow movements until it becomes easier to slide onto his erection.
his hands grip my hips tightly, fingertips digging into my skin, but i can’t bring myself to care as i finally take all of him.
“shit.” he curses through gritted teeth, voice tight.
i slowly begin grinding my hips, my clit brushing against his pelvic bone with every movement, and i cry out as i begin bouncing on top of him, his hips meeting mine with shallow thrusts upwards.
my jaw slackens, breathy moans drifting out as i work my hips up and down, listening intently to the sound of his cock sliding through my wetness as my walls draw him in with each downward motion.
“god, you’re so big.” my words are shaky, my hands clutching at his chest in order to support myself.
soon, my legs begin to tire, shaking in both pleasure and exhaustion, and Cole catches on quickly, taking over the brunt of the work as he begins to pound into me from below.
the intensity of his thrusts sends me falling forward, my tits pressing against his chest, and he takes of the position, capturing my lips with his in a heated manner.
his lips press against mine, his tongue exploring my mouth, and it’s a struggle for me not to cry out as the new angle causes the tip of his cock to graze my g-spot with every thrust.
my stomach begins tightening with slowly building pressure, my walls clenching around him with my impending orgasm.
my toes curl, and knowing i’m close, i break our kiss, snaking my hand between our bodies in order to rub my clit.
“fuck, i’m close.” he gruffs, his hips smacking against mine as his thrusts speed up.
i nod my head against him, “me too.”
my fingers circle my clit, pushing me further and further towards the edge, but before i can get there, Cole is one step ahead.
he lets out a harsh grunt, spilling out into the condom as he fucks me through his release, and the feeling of his dick pulsating inside me spurs on my own climax.
my breath hitches, toes curling as i cum around his cock, my fingers slowing down on my clit.
slumping entirely against him, my head lays against his shoulder, his chest rising and falling rapidly beneath me.
“what the fuck just happened?” i pant, rolling off of him in favor of burying myself into his side.
his arms wrap around my waist, pulling me tighter to him as he chuckles.
“a goddamn christmas miracle.”
i giggle loudly, a snort escaping me and in turn making him laugh harder.
when we finally calm down, our breathing evening out and our bodies feeling somewhat more relaxed, Cole gets out of the bed, disposing of the condom in his en-suite bathroom trashcan before returning with a wet rag.
i open my legs, my hips jerking as he cleans me up, and i wait patiently as he pulls on a pair of boxers, throwing me a pair and a clean t-shirt.
i pull them on quickly, eager to cuddle more, and when he finally joins me back in the bed, my leg is quickly thrown over his hips, my arm resting on his chest as my head gets buried in his neck.
“you’re a cuddler.” he states the obvious, his hand running up and down my back as i hum in agreement.
“is that a problem?” i question, eyes fluttering shut, and i can feel him shake his head.
he pulls me in tighter, pressing a kiss to my forehead, “just an observation for the future.”
“the future?”
“oh yeah, you’re not getting rid of me now.” he tells me, but i can hear it plain as day; he’s nervous.
i heave out a deep sigh, my body melting into his before i answer, “wasn’t planning on it.”
349 notes · View notes
hansolsticio · 4 months
Text
ᝰ.ᐟ yoon jeonghan — "(im)paciência".
Tumblr media
— namoradinho insuportável ! jeonghan × leitora.
— gênero: smut + crack (talvez?).
— conteúdo/avisos: brat tamer! jeonghan (sendo que ele é muito pior), fingering, dom! jeonghan, oral, hannie manipulador, hipócrita & mentiroso ♡, linguagem imprópria, um hannie muito boca suja, orgasm denial e eu acho que é só isso (?).
— word count: 2744.
— nota da autora: absolutamente ninguém pediu, mas veio aí! eu nunca escrevi smut na vida, então pode ser que essa seja a primeira e última vez ♡♡.
Você já havia se convencido: se "gaslighting" fosse uma pessoa, seria seu namorado. Yoon Jeonghan era fisicamente incapaz de passar um dia inteiro sem tirar uma com a sua cara. Nas palavras dos amigos mais próximos do Hannie "a linguagem do amor dele é ser meio filho da puta" e sim, você já tinha consciência disso antes de virar namorada do moreno - pior ainda, o jeitinho malandro foi o que te atraiu.
Jeonghan é um homem contraditório, a cara de anjinho faz um ótimo trabalho em esconder as tendências perversas, é o combo perfeito para te fazer cair no papinho dele. As provocações variam em relevância, gênero e intenção, mas Jeonghan consegue te tirar do eixo todas as vezes. São coisas pequenas como:
1. Esconder o seu carregador e discutir contigo, porque, segundo ele: "você nunca sabe onde coloca suas coisas";
2. Mandar mensagem dizendo que precisa falar sobre algo muito sério, sumir por horas e meter um "nem lembro mais o que era" quando você finalmente vê ele pessoalmente;
3. Fingir esquecer datas importantes só para ver sua cara de desespero (mas ele sempre faz alguma surpresa no final).
Para você, é até complicado listar o repertório enorme das vezes em que seu namorado tentou te levar a loucura. Era a combinação perfeita, Jeonghan parecia sentir um prazer imenso em te ver com raiva e você se estressava com ele todas as vezes, sem exceção.
Para Jeonghan, é difícil se conter. Poxa, você fica tão gostosinha quando tá puta com ele, não dá para segurar. Ele genuinamente se sente mais apaixonado por você quando consegue te irritar. Ver você de bico, toda cheia de marra, faz ele querer te encher de chamego. Além disso, ele prefere nem pensar sobre como sente o pau latejar dentro da calça toda vez que você grita com ele. E, caramba, Jeonghan não é idiota, sabe muito bem que você só entra nos joguinhos dele porque também sente tesão na dinâmica de vocês dois.
𐙚 ----------------------
Não entenda mal, desde o momento em que acordava, você passava o dia esperando o momento em que Yoon Jeonghan resolveria virar o carrasco da sua paciência, mas aparentemente esse momento ilustre havia chegado cedo demais.
Seu corpo acordou antes que sua mente conseguisse, transitando entre vários níveis de inconsciência e consciência, você sentiu mãos grandes apertando suas coxas e uma respiração quente na sua nuca, levando alguns segundos para lembrar quem seria o único possível dono daqueles toques.
"Hannie?", você sussurra meio atordoada. Nem se esforçando para abrir os olhos ou mesmo se mexer.
"Oi, meu amor. Demorou 'pra acordar, hm?", ele não cessa o aperto nas suas pernas, movendo as mãos para o interior das suas coxas.
"Eu quero dormir mais.", você faz manha. Havia trabalhado até tarde no dia anterior, seu corpo ainda pesava com o cansaço.
"Dorme então, princesa. Mas você deixa o Hannie brincar com a sua bucetinha um pouquinho, não deixa? A gente mal se vê esses dias, 'tô morrendo de saudades.", o moreno se aninhou ainda mais ao seu corpo enquanto falava. Você tinha certeza do biquinho no rosto dele, o tom dengoso entregava.
Você não fez questão de responder, só se moveu para deitar com as costas apoiadas na cama e abriu as pernas para Jeonghan, aquele era o sinal verde para que ele fizesse o que bem queria com você. O moreno não conteve o sorriso ao ver você se entregando tão facilmente, naquela mente perversa, era como se seu corpo fosse propriedade dele - mas ele nunca te diria isso em voz alta.
Jeonghan não perdeu tempo, começando a distribuir selares demorados no seu pescoço e clavícula enquanto brincava com seus seios por cima da blusa do pijama. Os dedos habilidosos faziam questão de estimular os biquinhos do melhor jeito possível, o moreno fazia questão de levantar o olhos sempre que podia, observando suas reações.
"Hannie, você não me pediu 'pra brincar aí, 'tá demorando muito! Sabe que eu não consigo dormir assim.", agora era sua vez de fazer bico. Só queria gozar e voltar a dormir, sem ter que aguentar as provocações de Jeonghan.
"Mas eu preciso te deixar molhada antes, amor. Minha princesa sabe que é muito mais gostoso quando você tá molhadinha 'pra mim, hm?", disse esfregando o nariz no seu maxilar, num beijinho de esquimó meio esquisito. "Me deixa dar atenção 'pra esses peitinhos antes, tá bom?", selou sua bochecha com carinho, como se tivesse acabado de dizer a coisa mais adorável desse mundo.
O moreno levantou a camiseta do seu pijama, deixando-a meio enrolada acima dos seus seios. Desceu uma trilha de beijos molhadinhos desde a clavícula até o umbigo, mas subiu antes que você pensasse que ele mudou de ideia. Começou a massagear seus seios levemente, com os olhos agora presos nos seus, dava alguns apertões mais fortes só para ver suas expressões se contorcendo.
Jeonghan desceu o rosto lentamente, abrindo a boca para finalmente abocanhar um de seus seios, mas sem deixar de massagear o outro. Sugava-o com vontade, soltando alguns grunhidos no processo. Alternava as sucções entre os dois, vez por outra mordendo os biquinhos e rodeando-os com a ponta da língua.
Hannie era um amante dedicado, sabia que se fizesse direitinho já já você estaria implorando pra ele te fazer gozar. E não era mentira. Seu interior pulsava, o tecido da calcinha tornando-se transparente. Você levou uma de suas mãos para os cabelos de Jeonghan, pressionando ainda mais o rosto do moreno contra o seu colo.
"Jeonghan, por favor!", suspirou manhosa. A paciência curtinha já se esvaindo da sua mente.
"Você é tão apressada, ______.", ele te olha com o semblante sério. "Tá bom. Já que você quer assim...", aquele tom de voz deixou seu corpo em alerta. Jeonghan não era de se conformar tão facilmente, algo estava errado.
Ele desceu o corpo devagar, sem tirar os olhos do seu. A expressão continuava séria, mas conhecendo-o por tanto tempo, você sabia que aquele brilho nas orbes de Jeonghan não significava coisa boa.
O moreno beijou o interior de suas coxas, deixando uma ou duas mordidas no processo. As mãos subiram pela parte fora das suas pernas e puxaram o seu corpo para perto dele. O rosto se aproximou do seu centro e ele esfregou o nariz bonito no seu pontinho sensível. Não satisfeito, também te estimulou com a ponta da língua, ainda por cima do tecido. Você suspirou, impulsionando os quadris para frente, querendo mais contato com a boca do seu namorado.
"Quieta.", o tom era ríspido, indicando que não era um pedido. Jeonghan usou as mãos grandes para pressionar seus quadris contra a cama, te mantendo parada. Começou a sugar seu pontinho com afinco, como se as peças de roupa entre vocês dois sequer existissem.
"Hannie, me chupa direito!", você soou o mais manhosa que conseguiu, tentando conquistar a compaixão do seu namorado. Até mesmo arriscou dar umas puxadinhas nos fios macios, para mostrar a necessidade que sentia.
Foi tudo muito rápido, quando você percebeu, Jeonghan já havia prendido seus pulsos acima da cabeça com uma mão e segurado o seu maxilar com a outra. O corpo quente fazendo pressão em cima do seu, o cabelo que caia para frente, era longo o suficiente para tocar o seu rosto.
"Tá exigente 'pra caralho, 'cê não acha não?", estalou a língua no céu da boca, demonstrando desaprovação. A mão que estava no seu maxilar faz mais pressão, apertando suas bochechas ao ponto de você fazer biquinho. "Você me deu passe livre 'pra te usar do jeito que eu quiser. Por quê tá sendo mal criada agora? Hm?", balançou seu rosto de leve, como se aguardasse uma resposta que sabia que você não ia dar.
E a sua 'resposta' veio de outra forma: as pernas inquietas pressionando uma contra a outra, buscando dar alívio ao seu íntimo que já estava encharcado. Jeonghan, que dificilmente deixaria algo assim passar batido, olhou para baixo e encarou os movimentos necessitados do seu corpo.
"A verdade é que você tá tão preocupada em agir como uma vadiazinha desesperada que nem deve estar me ouvindo, não é, amor?", voltou os olhos para o seus. O moreno se sentiu pulsar ao ver o seu rostinho tão desnorteado, ele conseguia te deixar tontinha com tão pouco. "Não é isso, putinha? Diz que é.", cessou o aperto no seu rosto, dando alguns tapinhas leves na sua bochecha, exigindo que você falasse.
"Hannie... não fala assim!", sua voz quase não saiu. Você sentia seu rosto queimar, as coxas pressionando ainda mais.
"Por que não, amorzinho?", o tom carregado de deboche. Jeonghan usou o peso das duas pernas para abrir as suas coxas. A mão livre desceu rapidamente e entrou pela barra das suas roupas, agora em contato direto com o seu íntimo. "Sua bucetinha gosta quando eu falo assim, princesa. Ela tá molhadinha, piscando 'pra mim.", os dedos longos esfregavam sua entradinha, brincando com o líquido que saía sem parar.
Hannie enfiou o dedo do meio em você, só para provocar, sabia que um só não te deixaria satisfeita. Estocava lentinho, sentindo o quão quente você estava. Seu interior apertava tão gostosinho que ele não conseguia parar de imaginar o pau dele dentro de você.
"Tá tão apertada. Porra, se eu pudesse não parava de te comer nunca.", roçou o nariz no seu, sem parar de estocar. Se não fosse pelo autocontrole invejável que Jeonghan tinha, ele jura que já teria te fodido até desmaiar.
"Mais, Hannie. Me dá mais, por favor.", seus gemidinhos eram tão suaves, que ele não ouviria se não estivesse com o rosto pertinho do seu.
"Quer mais um dedinho, amor? Mas que buceta gulosinha. Acho que te mimei demais, meu bem.", a voz áspera e grave bem perto da sua orelha era quase o suficiente para te fazer gozar. Você se sentia muito quente, o corpo desesperado por alívio.
Jeonghan acrescentou o dedo indicador na sua entradinha, curvando a mão para conseguir estimular seu clitóris com a palma ao mesmo tempo. Curvava os dedinhos para cima, te estimulando do jeito que você gostava. Estocava mais rápido, a vontade de ter você toda molinha já subindo a cabeça do moreno.
Talvez seja o fato de você ter acabado de acordar, talvez tenha sido toda a provocação do seu namorado ou mesmo uma mistura das duas coisas, mas você já estava quase gozando. Os olhos apertadinhos, que você nem sabe quando fechou, os gemidos ficando mais dengosos e a respiração descompassada. Tão perto... sua entradinha apertava sem dó, seus gemidos e os barulhinhos molhados eram tudo o que você conseguia ouvir. Mesmo com os movimentos limitados, você se esforçava ao máximo para rebolar contra os dedos do seu namorado.
Seus gemidos cessaram, as sobrancelhas agora franzidas e a boca abertinha em formato de "O". E foi aí que você se sentiu vazia. Sem aviso algum. Seu íntimo ainda pulsando desesperadamente, sentindo uma dorzinha entre as pernas já que seu orgasmo havia sido interrompido. Seus olhos finalmente se abriram, dando de cara com um Jeonghan extremamente satisfeito. O moreno sugava os dedos que anteriormente estavam dentro de você, os olhos fechados, soltando uma série de "hmm's" como se ele estivesse provando algo delicioso.
"Jeonghan! Seu filho da puta!", você disse exasperada enquanto se debatia embaixo do corpo maior. Seu namorado abriu os olhos, surpreso com a sua explosão repentina. Os dedos retiraram-se da boca rapidamente e ele fez o máximo para segurar o seu corpo no lugar.
"Ei! Calma, calma! O que foi?", soltava risinhos baixos, não conseguindo se conter. O rostinho assumindo uma feição inocente, como se ele realmente não soubesse o que acabou de fazer.
"Você sabe muito bem o que foi, seu idiota. Qual que é o seu problema, hein?", suas mãos, agora livres, tentavam desferir tapas pelo torso do seu namorado. Mas ele conseguiu te impedir, segurando seus pulsos novamente.
"Juro que não tô te entendendo, amor. Não fiz nada de erra- ah! você não gozou, gatinha?", fez cara de surpresa, como se tivesse acabado de descobrir algo esplêndido. "Foi sem querer, meu amor. Eu juro 'pra você! Achei que você já tivesse terminado e parei 'pra sentir seu gostinho, gatinha", um ator nato, esse era Yoon Jeonghan.
"Sai de cima de mim, Jeonghan.", você não era burra. Depois de quase três anos de relacionamento, você era vacinada na malandragem desse homem.
"Não, amorzinho. Perdoa seu Hannie, por favor.", fez dengo, sabendo que não era difícil te conquistar. Começou a deixar beijos molhadinhos no seu pescoço, que logo se tornaram chupões acompanhados de apertos na sua bunda. "Deixa eu te compensar, deixa? Juro que te faço gozar rapidinho.", subiu os selares para o canto da sua boca, quase que te pedindo permissão para te beijar. Deu uma mordidinha no seu lábio inferior, não perdendo tempo e te beijando assim que você cedeu.
Beijou sua boca com lascívia, ele sabia perfeitamente o que fazer para te deixar fraca. Esfregava a língua na sua e chupava seu lábio inferior com vontade. O beijo era molhado, a saliva quase escorrendo pelo cantinho da boca de vocês. Sujo, do jeitinho que Jeonghan gostava. "Vai me deixar chupar essa bucetinha gostosa, não vai?", mordeu seu maxilar. "Hm? Quer gozar na minha boca?", agora o lóbulo da sua orelha. "Quer, meu amor?", levantou o rostinho bonito para te olhar de cima, esperando sua resposta.
"Seja rápido.", você tentou soar ríspida. Mas estava na cara que seu Hannie já havia te conquistado. O homem te deu um sorrisão assim que ouviu tua resposta, levantando o corpo rapidamente ficou no meio das suas pernas.
Te ajudou a levantá-las e retirou a calcinha junto com o short do pijama, jogando as peças no chão do quarto. Com pressa, abriu suas coxas e se colocou deitado no meio delas. Usou os polegares das duas mãos para abrir os lábios e examinou seu íntimo de forma minuciosa.
"Hannie, para com isso!", seu rosto ardia. Jeonghan sempre te matava de vergonha quando resolvia fazer essas coisas.
"Só tô admirando ela, amor. É tão gostosinha, porra.", usou os polegares para fazer carinho. Aproximou o rosto e lambeu desde a entradinha até seu pontinho, só para observar sua reação.
Fez questão de chupar o buraco abertinho, para engolir todo o melzinho que você soltava. Enfiou a pontinha da língua, lambendo seu interior com empenho. Você já se contorcia com os toques, o corpo ainda sensível pelo orgasmo interrompido. O homem levantou o rosto, agora dando atenção ao seu pontinho inchado, que pulsava com necessidade. Esfregou a língua vagamente, fazendo você rebolar na boca dele, buscando por mais. Dessa vez, Jeonghan não impediu seus movimentos, deixando você livre para roçar contra o rosto dele.
"Ah! Hannie!", você soltou um gemido surpreso, quando sentiu-o inesperadamente sugar seu pontinho com força. Querendo mais reações suas, o moreno voltou a estocar os dedos que anteriormente estavam dentro de você, te pegando de surpresa novamente.
Seus gemidos haviam se tornado mais desesperados, o prazer se tornando quase insuportável agora que Jeonghan sugava sua buceta como se sentisse fome. Suas pernas tentavam involuntariamente se fechar em volta da cabeça do seu namorado, mas ele usava as mãos fortes para segurá-las no lugar.
"Por favor, Hannie! Por favor, por favor...", você nem sabia pelo quê estava implorando, sua cabeça completamente vazia. Seus olhos começando a revirar, você apertava os lençóis entre os dedos, buscando algum tipo apoio. Era como se sua cintura tivesse vida própria, empurrando seu íntimo para mais perto de Jeonghan.
Você estava na beira novamente, esperando um último estímulo para finalmente poder se libertar. Por algum motivo, esse orgasmo deu a impressão que seria mais gostoso que o anterior. E foi assim que Jeonghan te deixou de novo, se levantando abruptamente, mal deu tempo para você raciocinar.
Seus olhos abriram em surpresa, você jurou que estava prestes a chorar. Caralho, isso só podia ser mentira. De todas as vezes que esse homem te tirou do sério, você tinha certeza de que essa foi a pior de todas — e isso é um grande exagero da sua parte, mas depois de ter sido impedida de gozar duas vezes seguidas, você achou que era chegado o momento: Yoon Jeonghan não passaria daquele dia.
Encarando o quarto vazio e ouvindo as risadas descontroladas do seu namorado — que você sequer sabia onde estava —, você prometeu a si mesma que faria mil vezes pior. Mas não antes de (carinhosamente) encher ele de tapa.
"Yoon Jeonghan!"
173 notes · View notes
voarias · 4 months
Text
você quer que eu seja sua antes de ser meu.
me entrega frases meio prontas esperando que eu as complete porque a nossa sentença vem junto com o ponto final: quem cederá primeiro a concluir o que não foi dito e confessar o que sente. brinca de não se entregar quase como quem dança à beira do abismo: perambula na demarcação entre o chão e a queda, ameaçando se jogar mas esperando que eu me lance primeiro.
você quer que eu seja sua antes de ser meu.
impõe limites ao mesmo tempo que anseia minha cama, anseia em deixar teu cheiro em meus lençóis. não promete voltar amanhã mas marca presença no inconsciente das horas do meu dia, como quem não jura permanência mas mesmo assim a faz. finge não querer saber o que existe depois da linha que traçamos, porque ultrapassar é perigoso demais para nós dois.
você quer que eu seja sua antes de ser meu.
compartilha memória de antigos amores quase que para entender como meu coração bate ao saber que você já foi de outra pessoa, joga com a possibilidade de sermos algo que não nomeamos por medo, mas não termina o jogo. afinal, o que seria ganhar ou perder nessa corda bamba que fingimos nos equilibrar? brinca com as minhas terminações nervosas e as descargas elétricas que o toque dos teus dedos causam na minha pele, e depois me beija como se aquilo fosse mais do que corpo a corpo, mas ainda não é
porque você quer que eu seja sua antes de ser meu.
voarias
176 notes · View notes