Tumgik
#oh mi lente de contacto
alejandromemesandmore · 3 months
Text
Tumblr media
Goofy ahh animeme
11 notes · View notes
peoplerepellent2000 · 13 days
Text
When te comen entero sin masticar: el futuro es hoy oíste viejo Bv
But te terminan digiriendo: oh mi lente de contacto Xdxdxdxdxd
Tumblr media Tumblr media
11 notes · View notes
ofiurudeleew · 9 months
Text
Ya terminé el tercer volumen de Heaven Official’s Blessing ✨ (SPOILERS)
Fue… intenso. Esa es la mejor manera de describirlo. 🤯
Vi opiniones de otras personas que afirman que entre el segundo y el cuarto libro fueron los que más les transmitieron angst. ¿Y el tercero? 🤨 ¿Qué hay de este? Yo no lo podría dejar de lado.
Creo que lo más interesante del arco del pasado es ver el desarrollo de la guerra, los ideales que todos mantenían para luchar y la salud mental de Xie Lian; cómo esta se desmoronaba en conjunto con su autoestima en medio de la catástrofe … uff.
Fengqin🩵
Por cierto, siempre que leo se me suelen pasar datos o información relevante 🤡 En este caso fue porque , incluso después de tres libros, yo no había entendido que Nan Feng y Fu Yao eran Mu Qing y Feng Xin disfrazados… Mi culpa.
Ya después de todo ese drama de la guerra pasamos a la parte que yo considero que está ahí para darte un poco de comfort. Sí, sí, eso de las tresmil lámparas y el festín ✨Demasiado bonito.
AAAH, el beso. Por favor. Esa escena es oro puro. Adoro esa escena. 💞Xie Lian básicamente casi que aplicó la de “Oh, mi lente de contacto”.
Después lo de la mujer fantasma y su espíritu feto… ejem ¿Qué? ¿Cómo que Xie Lian era el padre? ¿Todos son el padre? (Fue Pei, claramente) (Ya sé que no fue el, pero aún así). 😸
Eming comportándose como un cachorro (otra vez) y Ruoye también.
Xie Lian y su grupito conformado por él, dos niños y su primo fantasma asesino. 👀 Hilarante.
Seguiré diciendo que mis favoritos son Xie Lian, Hua Cheng y el Lord wind master 🫶
Otra parte digna de mencionar es la de las pequeñas clases de escritura. Ciertamente fue algo nuevo saber que Hua Cheng no es bueno en absolutamente todo y que también puede recibir ayuda de Xie Lian. 💖
Ya para el final ¿Qué diablos con eso de las flores yao? 🙃Literalmente, me quedé impactada. También estuve viendo opiniones sobre eso y muchos coincidían en que era una escena que estaba pensada para hacerte sentir incómodo, para que uno sintiera pena por Xie Lian. Es que claro, nada de eso realmente estaba dentro de su control y podía considerarse una forma de humillarlo. El que hayan involucrado a Hua Cheng siendo más pequeñ no lo mejoró 💀 Al principio pensé: ¿Cuál es la necesidad?
📉📉📈🩷
Es todo. Hace mucho tiempo que no leía tanto. Seguiré con esto próximamente.
Tumblr media Tumblr media
2 notes · View notes
undiario42 · 4 months
Text
Tentación
Una mañana cualquiera en el pueblo de Moralton, Stephanie abre la puerta de su local Buried Pleasures. Ya está acostumbrada a las miradas hipócritas de las personas en la otra calle. Ella sabe más de lo que quisiera sobre cada persona del pueblo.
Ella tiene su ritual para iniciar el día en su tienda, enciende incienso mientras escucha su mixtape en una grabadora. Da un largo suspiro y se relaja. Toma una revista de su estante y empieza a ojearla. Entre varios artículos encuentra uno que dice saber las mejores manera de tener un orgasmo. Su lectura es interrumpida por el abrir de la puerta principal.
-Hola, Stephanie- dice una mujer con lentes de sol y una gorra cubriendo todo su cabello. -¿Kim?- Dice Stephanie, quien no la reconoció por un segundo. -Shh- -No hay nadie más aquí, ¿Qué necesitas?- -Stephanie, necesito tu ayuda.- Le imploró Kim.
Stephanie quiso detener su sonrisa pero no pudo, seguramente Kim la había visto de todos modos.
-¿Tienes algo para ayudar allá abajo?- Preguntó Kim aún vigilando el volumen de su voz. "Tengo todo lo que necesitas aquí" pensó Stephanie, pero en su lugar dijo: -¿Buscas algo en especial? Tengo gran variedad de vibradores, consoladores-
-Ugh, no, algo para abajo para Karl, lleva varios días que no le funciona y pensé que tenías algo para eso-
-Ah- Exclamó Stephanie de manera cortante. Tomó una caja de viagra y la puso sobre el mostrador. -Son 25 dólares-
Kim le entregó el dinero directamente a su mano. Si Kim hubiera venido por cualquier otra cosa, ese breve contacto habría hecho que el corazón de Stephanie se volviese loco. -Gracias, amiga- Le dice Kim con una sonrisa falsa. -Cuando quieras- responde Stephanie.
Kim abre la puerta para salir y Orel está del otro lado. -Tú no me viste, ¿escuchaste?- dice Kim enojada mientras sale corriendo del local. -Adiós- Dice Orel con una sonrisa en su rostro. -¿Quién era?- -Nadie, Orel, no te preocupes. ¿En qué te puedo ayudar?- -Estoy buscando un regalo para mi Mamá, ya casi es su cumpleaños- -¿No has pensando en darle flores?- Pregunta Stephanie. -Eso le di de día de las Madres, me gustaría darle algo más especial.- Exclamó Orel mientras camina entre los pasillos. -¡Oh, guau! No sabía que vendías juguetes, Stephanie.- -Esos juguetes no son para niños, Orel- Le dice Stephanie. El rostro de Orel se ilumina. -¿Entonces puedo darle uno de estos juguetes a mi Mamá?- -Mira, Orel, tengo una idea.- Dijo Stephanie, pero fue interrumpida por el abrir de la puerta de su local. De ésta, entró alguien que no conocía, una chica a la mitad de sus 20s, de cabello castaño corto y lacio. Usando un vestido largo rojo, sus labios pintados del mismo color. Stephanie quedó estupefacta ante la belleza que emana esta mujer. -¡Prima Theresa!- La saludó Orel. Stephanie vuelve en sí y pregunta. -¿Tú prima?- Theresa camina hacia Orel, durante el camino, mira de reojo a Stephanie y la saluda. -Hola- Esa palabra fue suficiente para que Stephanie quedara flechada. -Hola- contestó mientras el pánico la comía por dentro. -Stephanie, esta es Theresa, mi prima, vino con su familia por el cumpleaños de mi Mamá.- Las miradas de Stephanie y Theresa vuelven a juntarse. El corazón de Stephanie late como si quisiera explotar, se siente afortunada de que el mostrador cubre el temblar de sus piernas, pero los nervios son obvios en su voz. -Hola- vuelve a decir Stephanie, haciendo todo su esfuerzo por esconder su sonrisa y fallando miserablemente. -Hola- contesta Theresa mientras le devuelve una tierna y leven sonrisa.
-Mi amiga Stephanie me está ayudando a escoger un regalo para mi Mamá- dijo Orel a Theresa. La pena consume a Stephanie, quien rápidamente dice: -No de aquí, solo le estoy dando ideas.- Theresa mira a su alrededor. -Ya veo.- dice la prima de Orel. -Orel- dice Stephanie. - Tengo una idea, ¿Por qué no le haces una carta a tu Mamá donde le escribas lo mucho que la quieres?- Orel se ve confundido -¿No le gustaría más un juguete?- Theresa se dirige a Orel -La carta y el juguete son muy buenas ideas, puedes ir a la papelería y comprar las hojas y colores para hacerla- Theresa saca dinero y se lo da a Orel. -Gracias, Theresa- dice Orel con una sonrisa. Theresa se la devuelve. -Yo me quedaré a buscar el juguete.- La sonrisa de Orel se vuelve más grande -¡Muchísimas gracias, prima Theresa!- Orel la abraza, Theresa abraza a Orel. El afecto maternal se activa en Stephanie mientras los ve. Orel se suelta de Theresa y sale de la tienda. -Adiós, Stephanie.- -Adiós, Orel- se despide Stephanie. Segundos después, es consciente de que está sola con Theresa. -Nunca había entrado a una tienda como esta.- Dice Theresa. Entre nervios y miradas Stephanie dice: -¿Ah, no? ¿De dónde vienes?- Theresa recarga sus hombros en el mostrador. Stephanie está gritando por dentro. -Mi familia es de Prayville- contesta Theresa. Es parecido a aquí pero todavía más religioso. -¿Acaso se puede?- Pregunta Stephanie de manera irónica. Theresa mira la revista que estaba leyendo Stephanie. -No conocía la número 5.- dice Theresa. Stephanie cierra la revista con pena. Theresa posa su mano encima de la de Stephanie mientras le sonríe tiernamente. Stephanie sonríe también, pero le llega la realidad. -Disculpa.- dice Stephanie. -Eres muy sexy pero, apenas te conozco y- Stephanie mira a Theresa a los ojos. -Yo también apenas te conozco, de hecho eres la primera lesbiana que conozco.- -¿En serio?- dice Stephanie. -Abiertamente lesbiana.- se corrige Theresa. -¿Tú conoces a otra?- -No- responde Stephanie. -Sólo a personas que quisieron jugar a serlo.- Theresa se inclina más en el mostrador. -Yo no juego- Theresa se inclina a besar a Stephanie, quien corresponde la intención y sus labios se tocan. Una eternidad efímera, suave y cálida. Se separan los labios, ambas se miran a los ojos y saben que se desean. Stephanie corre a cerrar la puerta de su tienda. Su corazón late a mil por hora, sin quitar la mirada de Theresa, corre hacia ella, la toma de la mano y la lleva a la habitación donde hace perforaciones. Stephanie se quita el top, descubriendo sus pechos con los pezones perforados. Theresa nunca había visto unos así. Stephanie le quita el vestido a Theresa, la ropa le cubría todo menos los brazos, Stephanie admira cada centímetro del cuerpo de Theresa: su largo cuello, sus pechos ovalados con los pezones firmes, su cintura, sus largas piernas y una ropa interior roja que llamaba al deseo de Stephanie.
0 notes
marly-12-owo · 2 years
Text
Tumblr media Tumblr media
Meme me me acuerdo Delos memes acá animation jakdks estaban bn chidos la neta
Igual ta chida la cansion
22 notes · View notes
prussianbitch · 3 years
Text
"Remedio para el corazón" (Hetalia:PruCan)
English version of this shit? maybe I'll do it. Just spanish for now.
(Parte 1)
Mi piel está acostumbrada a ser manchada de morado gracias a los montones de porrazos que le son propinados frecuentemente, no es nada del otro mundo, ya es normal para mí recibirlos casi a diario, con el tiempo va doliendo cada vez menos, supongo, dicen que lo que no te mata te hace más fuerte. Sé que soy de apariencia frágil e insignificante, creo que eso me hizo el blanco perfecto para que algunos de mis compañeros descargaran su rabia contra mí. Prefería ser ignorado, era mucho mejor cuando era invisible y nadie me notaba en absoluto, durante tanto tiempo deseé que alguien se diera cuenta de mi existencia, que tan siquiera me voltearan a mirar... ahora sólo desearía volver a pasar desapercibido como antes. No importaba qué hiciera o no hiciera, a veces simplemente me agarraban y comenzaban a golpearme o a gritarme cosas sin razón alguna, evitaba cualquier contacto con ellos para poder tener algo de paz, pero era imposible; solía terminar pasándome las clases enteras en enfermería luego de los recesos en que recibía algunos puñetazos que casi siempre terminaban en magulladuras u otro par de lentes rotos, Con todo esto es fácil preguntarse: ¿Acaso nadie sabía lo que me estaba pasando? Bueno, sí, pero simplemente lo negaba cuando me interrogaban, pensé que sería mejor simplemente aguantarlo todo, tal vez así terminaría algún día, tarde o temprano, quizá así se aburrirían y me dejarían tranquilo de una vez. Me gustaría entender de verdad el cómo y por qué me volví víctima de algo así a mis 18 años, creo que aún con esa edad, no tenía ni la fuerza ni el valor para siquiera intentar defenderme, tampoco es como si pudiera hacer mucho yo solo contra 3 o más personas, jamás tuve a nadie que me defendiera ni mucho menos que me enseñara como debía defenderme o lidiar con este tipo de situaciones… en fin. A veces, sólo fingía estar enfermo para poder irme a casa o quedarme ayudando en enfermería, como la enfermera entendía mi situación solía dejarme acompañarla durante algunas horas del día y me permitía ayudarla con un par de cosas. No siempre era posible, pero las veces en que me quedaba con ella evitando el salón de clases, eran de los pocos momentos en los que podía permanecer imperturbable estando dentro de esa preparatoria.
Ese viernes me quedé ayudando a atender a algunos alumnos que iban llegando, eran cosas simples, como poner parches curitas y apósitos, además de eso, todo parecía estar muy calmado ese día. Hasta que escuché una discusión fuera de la habitación con quien parecía ser el director y un estudiante, estaba concentrado ordenando algunas cosas que había dentro de unos cajones así que no presté mucha atención, tampoco era de mi incumbencia, me convenía no inmiscuirme en los asuntos de nadie dentro de este establecimiento si no quería meterme en problemas, sólo seguí con lo que estaba haciendo esperando a que se fueran. De pronto un portazo me hizo dar un brinco por el susto, me volteé alterándome levemente al principio, pensando que eran mis compañeros que habían ido a buscarme hasta allá mientras no había nadie más cerca para pillarme solo y poder darme una paliza, pero suspiré de alivio al ver que sólo era un chico de otro curso.
-Qué tontería, ellos se lo buscaron. -Se quejaba mientras entraba con el director siguiéndole detrás-.
-Usted tiene edad suficiente para darse cuenta de que las cosas no se solucionan con violencia. -Le regañaban-.
-Esa es otra tontería, tan sólo estaba defendiendo– -Interrumpieron su conversación al darse cuenta de que estaba tan sólo yo ahí dentro además de ellos dos-.
-¿Qué está haciendo usted aquí otra vez? -Me preguntó ahora a mí-.
-Uh, yo no me sentía bien, así que– -Me interrumpió-.
–Bueno, eso no importa ahora ¿En dónde está la enfermera? -.
–No lo sé, dijo que iría a hacer algo rápido y me dejó aquí por si alguien necesitaba algo... -Respondí un poco intimidado-.
–Bueno, en lo que ella llega ¿Podrías encargarte de... este personaje? -Dijo mirando al chico que lo acompañaba-. Tiene unas cuantas heridas porque se estuvo peleando, ¿Puedes atenderlo? -.
–Sí, claro, no hay problema-.
–Gracias. Y tú -Volvió a dirigirse a él-. Compórtate.
–Sí, sí.
El director se marchó cerrando la puerta tras de él. Me fijé mejor en el muchacho; tenía el cabello muy claro, blanco prácticamente, era albino. Tenía algunos rasguños en sus brazos, pequeños moretones y un ojo morado que eran bastante notorios al tener una piel tan pálida, nada muy grave, pero aun así puede decirse que lucía algo adolorido. Ahora que puedo verlo mejor, creo que es... Gilbert, de último año de la clase B, todo el mundo lo conoce a él y a su hermano, se supone que siempre que hay una pelea alguno de ellos está cerca o involucrado, aunque nadie se atreve realmente a meterse con ellos, porque supuestamente dicen que si llegan a encontrarte afuera del edificio luego de las clases vas a querer cambiarte de escuela para no tener que volver a encontrártelos nunca más, no te conviene hacer enojar a ninguno de los dos si es que valoras tu vida, pero no creo que sean tan terribles como dicen, no tendría ningún sentido que siguieran estudiando en el establecimiento si fuesen tan peligrosos como para provocar esa clase de miedo en los alumnos. Me sostuvo la mirada con un semblante que parecía serio, sentí un escalofrío al instante y agaché la cabeza.
–Lo siento. -Me disculpé automáticamente pensando que lo había molestado al estarle mirando fijamente, me preparé para ser golpeado... pero no pasó nada-.
–¿Por qué te estás disculpando? -Su tono de voz no era el de alguien molesto, más bien, era el de alguien muy confundido con mis disculpas-.
–Porque... yo... -Volví a mirarlo, este se echó a reír-.
–¿Qué estás haciendo tú aquí? No pareces la clase de chico que se mete en problemas. -Me preguntó en un tono amigable, me desconcerté un poco, pero al menos pude relajarme al ver que no iba a lastimarme… de momento-.
–No me sentía bien, es todo-.
–Mientes. -Se sentó en la camilla-. No es por eso que estás aquí.
–¿Tú cómo podrías saber eso? No me conoces-.
–Es una capacidad increíble que tengo, sé cuándo alguien me está mintiendo. Es una de mis muchas cualidades. -Me sonrió ladinamente-.
No dije nada más, sólo busqué un par de cosas entre los cajones que sirvieran para desinfectarle las heridas que tenía. Él sólo volvió a reír sin agregar ni una sola palabra. Me acerqué, sintiendo aún su mirada puesta sobre mí.
–Déjame ver... por favor. -Quería revisarlo mejor-.
–¿Ver qué? -.
–Si tienes más heridas, raspones o lo que sea. -Dejé las cosas a un lado mientras él se desabotonaba la camisa del uniforme-.
–No es nada serio en realidad, fue una pelea bastante aburrida-Comentó como si pelearse fuese un pasatiempo inofensivo-.
No tenía más que algunos morados, casi nada realmente, parecían estar casi sanados por completo, además de un par de rasguños también prácticamente a punto de desaparecer. Al revisar cerca de sus costillas me pude percatar de que tenía una cicatriz que me llamó la atención, aún estaba rosada, por lo que era algo reciente, curioso decidí tocarla con delicadeza.
–Perdón, ¿No te duele? -.
–No, es de hace tiempo, no le prestes atención, no es la gran cosa. -Le restó importancia como si una marca así en esa zona fuese algo muy normal-.
–¿Seguro? Es que... olvídalo. -Dejé el tema hasta ahí, no tendría que involucrarme tanto en cosas como esa, no sé bien qué estaba pensando al intentar mantener una conversación con él-. Voy a buscar algo para tu ojo.
–No, déjalo así, no está tan hinchado, ni siquiera me duele.-.
–Pero...-.
–Tranquilo, créeme, ya estoy acostumbrado. Esto -Se apuntó la zona magullada-. No es nada, en dos días ya ni siquiera se notará.
–Déjame limpiarte un poco al menos. Si no, no tendría sentido que te hubiesen traído.-.
–Prefiero estar un rato aquí contigo a aburrirme allá afuera, además, si salgo probablemente termine causando otra pelea-.
Me tenté a preguntar qué había pasado, el por qué y con quién fue la pelea, pero me abstuve, no era de mi incumbencia. Sólo tomé un trozo de algodón y lo empapé con alcohol, lo acerqué a unos raspones que tenía en la mejilla y di toques suaves, sentí que se estremeció levemente, me contuve una sonrisa ¿Este tipo podía soportar una golpiza, pero no el ardor de un poco de alcohol en una heridita? Si no quería terminar con su puño en mi rostro era mejor no comentar nada al respecto.
–¿Te la pasas por aquí seguido? Creo que ya te había visto antes ahora que me acuerdo. -Me inquirió, de alguna forma, me sentí extraño-.
–Oh, sí, estoy por aquí ayudando a veces... -No quería decir demasiado, no era conveniente hablarle sobre mí-.
–No, estoy seguro de haberte visto afuera, esperando a que te atienda la enfermera. ¿Acaso tú...–?
Antes de que terminara la oración, la enfermera entró al cuarto, al vernos sonrió amablemente y se disculpó.
–Perdón, Matthew, me tardé mucho. -Sus ojos se posaron ahora sobre Gilbert-. ¿Otra vez aquí, jovencito?
–Sí ¿Me extrañó? -bromeó-.
–No te hagas el gracioso. Matthew, yo me encargo desde ahora, puedes volver a tu salón, esta es la última clase del día y luego tienen que irse de vuelta a casa. -Me miró con compasión-. Cuídate.
–Sí, está bien. Muchas gracias, nos vemos mañana. -Me despedí sintiendo un peso encima al tener que irme-.
Una vez llegué al aula intentaba ignorar todo a mí al rededor, realmente quería olvidar que estaba ahí, olvidar que era real, mi cabeza daba vueltas, pero aun así tenía que mantenerme firme. En cuanto el timbre sonó me levanté para irme lo más pronto posible, sólo quería llegar a mi casa y recostarme, dormir hasta el día siguiente, o el mes siguiente, o quizá dormir para siempre, me sentía demasiado angustiado todo el tiempo, lidiar con mi propia existencia a veces se me podía complicar bastante. Con la mente en otro mundo comencé a caminar, por suerte, ese día pareciese ser que habían decidido no molestarme, me alivié, podría tener una caminata tranquila por fin y darme un respiro después de mucho tiempo.
–¡Hey, tú! ¿Matthew? -Escuché que gritaban mi nombre, sentí que se me heló la sangre un instante antes de darme la vuelta para toparme con Gilbert corriendo en dirección hacia mí-.
–¿Qué pasa? -Sin querer comencé a jugar con mis dedos por los nervios, quizá el hecho de que se acordara de mi nombre (Siendo que en general la gente lo pasaba por alto) o que se tomara el tiempo de buscarme al terminar las clases era lo que me provocó nerviosismo de forma tan repentina-.
–No terminamos nuestra conversación. -Se paró frente a mí, era apenas unos centímetros más alto que yo, pero su fuerte presencia hacía sentir como si fuese más grande e imponente de lo que realmente era físicamente-.
–¿Qué conversación? -Me hice el tonto-.
–Oye, estoy preocupado por ti.-.
–¿Por qué lo estarías? No me ha pasado nada-.
–No es normal ver a alguien como tú en la enfermería con tanta frecuencia, no eres la clase de chico que busca peleas ni problemas -Sus ojos me transmitían calma, de alguna forma parecía compadecerse de mí como si entendiera lo que me pasaba sin habérselo dicho nunca-.
–Simplemente soy torpe, me la paso cayéndome o teniendo accidentes, es todo.-.
–Recuerda que tengo el poder de saber cuándo alguien me está mintiendo-. -Su cara expresaba preocupación. Al ver que yo no decía nada prosiguió-. La última vez que te vi, no tenías el mismo par de gafas que tenías ahora... ahora que lo pienso, sueles cambiarlas con frecuencia, no es normal que alguien rompa tantas veces sus gafas, aún si esta persona fuese torpe o lo que sea.
–¿Cómo...? ¿Acaso estás acosándome? -Le levanté la voz, molesto por sus palabras ¿Acaso llevaba tiempo espiándome? ¿Qué clase de persona se fija en detalles como esos en alguien que ni siquiera conoce? -.
–¡No! Simplemente soy atento a detalles, nada más. Ya te lo dije, uno de mis talentos -Me dedicó una sonrisa, como si intentase apaciguarme sabiendo que estaba molesto y dudando de lo que me decía-.
–Ni siquiera me conoces. ¿Por qué te fijarías tanto en un desconocido? -.
–Ya te lo dije, porque no es normal que un chico como tú se la pase yendo y viniendo de la enfermería. Hay dos opciones, o eres problemático, cosa que dudo mucho que lo seas, o.… alguien te está haciendo daño.-.
Contuve mis ganas de gritarle ¿Quién se cree que es? ¿Qué derecho tiene para hacer suposiciones sobre mi o meterse en mi vida? Le di la espalda sin más y retomé mi caminar, pensé que había sido todo, que había entendido la indirecta y se habría marchado. Pero no, me siguió, de hecho, escuché sus pasos apresurarse para alcanzarme y comenzar a andar a mi lado.
–¿Es eso no? -Preguntó con aparente seriedad en su voz-.
–No, no lo es... Y si fuera así ¿Qué te importa a ti? -.
-Pues importa, alguien como tú, no merece que lo maltraten de esa forma.-.
Paré en seco, sentía que en cualquier momento me echaría a llorar por la rabia y frustración acumuladas, estaba este tipo siguiéndome, diciéndome cosas que me inquietaban, cosas raras que me hacían sentir raro. Volví a mirarlo, quería gritarle que se fuera y me dejara tranquilo.
–Tú... -Me salió apenas un hilo de voz-. No me conoces, no sabes nada acerca de mí.
–¿Y si quisiera conocerte? -.
Me desconcerté aún más ante esa interrogante, Nadie había tenido interés en conocerme nunca, ¿Por qué de repente un chico con un comportamiento cuestionable se interesaría en un pobre tonto como yo? Volví a marearme, froté mi cara con mi mano para tratar de aquietarme, era muy extraño, casi sospechoso. Como si alguien quisiese jugarme algún tipo de broma muy pesada o intentara aprovecharse de mí y mi sentimentalidad.
- ¿Por qué querrías conocerme? Mírame. -Le espeté, abriendo los brazos para que pudiera apreciarme mejor y darse cuenta de que mi sola apariencia era aburrida y lo que menos provocaba eran ganas de querer si quiera mirarme-.
- ¿Qué tengo que mirar? -Me observó de pies a cabeza en un instante, sin entender a lo que me refería-. Tu apariencia es adorable.
Mi pecho se sintió extraño al escuchar su comentario, sentía que iba a ponerme a temblar, mis mejillas se acaloraron de un segundo a otro, él sólo soltó una risa burlona al ver mi reacción.
- ¿Lo ves? Das la impresión de ser alguien dulce, y yo creo que las personas que son así valen la pena. -.
Esas palabras, se sintieron tan cálidas que no pude evitar sonreír, se sintió extraño, se sintió… bien. Como si con esa sola frase, volviese a sentirme vivo.
-Gracias. -Dejé escapar por inercia-. Nunca me habían dicho algo así.
-Vaya, parece que en verdad necesitabas escuchar esas palabras... -.
--------------------------------------------------
No sé escribir ;-;
¿Parte 2? quizás...
quizá lo borré porque considero que todo lo que hago es mediocre
3 notes · View notes
Text
Atlas
Resumen:  Más del 99 por ciento de las personas en el planeta están amarrados a las sombras de su negatividad. En este mundo Levi vive con dos sombras incluso más grandes que su propio cuerpo ligadas a sus dos brazos; afectando su movilidad, su capacidad para tener una vida normal y su salud mental.
Fandom: Shingeki no Kyojin | Attack on Titan
Relationships: Levi Ackerman/Hange Zoe, Reiner Braun/Eren Yeager, Levi Ackerman & Eren Yeager
Characters: Levi Ackerman, Hange Zoë, Eren Yeager, Reiner Braun
Notas: Un regalo (Super atrasado) para la querida Lunetas, que siempre está dispuesta a leer un poquito de angst y universos alternativos <3
Más del 99 por ciento de las personas en el planeta están amarrados a las sombras de su negatividad, con el estrés del trabajo, el amor, la amistad, la escuela, incluso el dolor fantasma por el que pasan tanto los bebés recién nacidos como sus madres durante el parto, la realidad es que la idea de que tan siquiera exista la posibilidad de que haya un solo ser humano en el mundo que no esté amarrado a su negatividad es un mito generado simplemente porque nadie puede negar la posibilidad de que exista alguien en el mundo que no esté sujetado a los monstruos de su propia negatividad.
Todas las sombras son diferentes.
Algunas personas tienen pequeñas sombras amarradas a sus nucas, las criaturas susurrando en los oídos de sus huéspedes sin hacer mucho daño ni cambiar mucho sus vidas.
Otras personas viven con enormes sombras haciendo peso sobre sus hombros, gritando sobre sus cabezas e incluso adquiriendo características bestiales; con largas garras y aterradores colmillos brillantes con la promesa de dolor y muerte.
Levi vive con dos sombras incluso más grandes que su propio cuerpo ligadas a sus dos brazos; afectando su movilidad, su capacidad para tener una vida normal y su salud mental.
Él no puede tener un trabajo estable; incapaz de mantener sus sombras tranquilas el tiempo suficiente como para conservar un trabajo, aunque sea en tiendas departamentales o trabajos municipales, pero a pesar de su situación económica, lo que más resiente, en realidad, es la soledad sofocante a la que lo someten sus sombras.
Sus sombras son ruidosas, malévolas, no hay momento en que no estén murmurando algo, susurrando en su oído o gritando insultos al moreno.
Solo hay una persona que lo soporta y ese es Eren, el chico ansioso y drogadicto que conoció hace años el hospital público de su pequeña ciudad, cuando Levi intentó quitarse la vida por primera vez y Eren se encontraba limpiando, no por primera vez, una sobredosis de heroína y alcohol en su sangre.
Levi recuerda la sonrisa cansada del chico en la cama junto a la suya, recuerda intercambiar números a las espaldas de las enfermeras en el pabellón de vigilancia intensiva.
Ellos han vivido juntos en la casa de la madre muerta del chico desde entonces, siempre juntos, atados como las sombras en sus espaldas.
Levi no paga la renta, no compra víveres con su propio dinero ni siquiera es capaz de comprar su propia ropa. Eren lo viste, le da techo y comida y es que a pesar de la toxicidad en la vida de Eren, el joven posee una sombra excepcionalmente pequeña y silenciosa en público.
Eren tiene un buen trabajo, un novio atractivo y trabajador e incluso una casa propia, aunque sea por motivos de la muerte de su madre.
Levi trata de hacer lo que puede en la casa, limpiando obsesivamente, cocinando las únicas cinco recetas que conoce y más de alguna vez bañando a su amigo cuando este no se encuentra consciente después de sus noches de tomar hasta la inconciencia o drogarse hasta que finalmente puede olvidarse de su propia existencia.
**********************************
—Otra jeringa —Se ríe una de sus sombras mientras Levi tira la basura del cuarto de Eren—. Tal vez si no fueras tan molesto el pobre de Eren no se drogaría —Susurra la otra, oscuros zarcillos como petróleo fundiéndose en su piel, corrompiendo.
Levi trata de ignorarlas, barre alrededor de la habitación y lentamente tiende la cama de su amigo, pero la mancha de sangre ensuciando el piso de madera junto a la cama no le permite continuar.
—Estúpido —Gruñe otra sombra, dándole voz a sus propios pensamientos— ¿Cómo se te pudo olvidar comprar el limpia pisos? Eres un asco.
Levi suspira por lo bajo, pesadas manos sosteniendo su camisa de botones negra.
Está bien, él piensa, solo hay que dar una vuelta al supermercado de la esquina. No hay problema, o eso piensa él porque en el supermercado la góndola de líquidos de limpieza no tiene los precios puestos y Levi sabe que el dinero que está usando no es suyo.
—¿Tú crees que el pobre chico en la caja tiene tiempo para que le preguntes el precio de tus estúpidos productos de limpieza? —Le pregunta una de sus sombras.
—Con lo obsesivo que eres para limpiar deberías tener memorizados los precios. —Se ríe la otra. Ambas figuras levantándose por encima de su cabeza como dos monstruos oscuros y temibles.
Sus sombras son ruidosas, atrayendo la atención de las personas en la línea junto a él e incluso el único guardia del local, el que usualmente no le presta atención a nada e incluso mira hacia otro lado cuando alguien intenta robar algo en la tienda.
Pero las personas con sombras como las de Levi tienden a ser inestables e incluso peligrosas. Levi se ha metido en suficientes peleas como para saber que hay algo de verdad en esta idea, solo que él ya está cansado y ahora mismo solo quiere vivir su vida de forma tranquila. Incluso si su idea de tranquilidad es tratar de ignorar a sus sombras mientras intenta cuidar de Eren y de sí mismo.
 –¡Oh! —Escucha Levi a una voz femenina detrás de él, tensando la espalda cuando siente una mano delicada pero más grande que la suya posándose sobre su hombro. Las personas suelen tratar de ignóralo, pero a veces hay gente tan estresada o incluso peor que Levi—. ¡Que hermosos monstruos tienes ahí! —Exclama la chica, sonriendo extensamente cuando Levi finalmente voltea para darle la cara.
Ahí, más alta que él, aun descansando su mano sobre los hombros del chico, sin temor a la criatura levantándose sobre Levi, respirando aire caliente e inhumano sobre ambos, se encuentra una chica morena, visiblemente animada e incómodamente brillante a la vista. Sus ojos castaños resplandecen con emoción detrás de sus lentes oscuros y un preocupante temblor excitado recorre todo su cuerpo.
—¿Disculpa? —Pregunta Levi, mirando vacilante a la chica por encima de sus pestañas— ¿Quién eres tú? —Adhiere quitándose la mano aun posada en su hombro.
—Mi nombre es Hanji Zoe. —Le responde la chica felizmente— ¿Cómo se llaman tus sombras? —Le pregunta entonces, sin siquiera pensar en preguntarle por su nombre.
 —¿Por qué preguntaría por tu nombre? —Se burla una de sus sombras con sorna— ¿A quién le importas tú?
Hanji, en vez de avergonzarse por su falta de educación sonríe casi maniacamente. —No seas ridículo. —Se ríe la chica—. Por supuesto que quiero conocer al huésped de tan encantadores monstruos, es más. —Añade—. Intercambiemos números de teléfono.
Levi no debería, su teléfono es una herencia del teléfono antiguo de Eren, ahí solo tiene los números del chico más joven, Reiner, el novio de Eren y Erwin, a quien tiene escondido entre sus contactos como un número desconocido.
A Eren no le gusta que Levi tenga muchos números ahí, a Reiner tampoco. Levi tiende a caer en pensamientos depresivos que alimentan sus sombras de forma ridículamente rápida, el moreno tiene suerte de que Eren no lo haya echado a la calle a petición de su novio.
Incluso sabiendo esto, Levi intercambia números con Zoe y guarda su contacto bajo el nombre de la tienda, aun peor, unas semanas después Levi se encuentra a sí mismo respondiendo una invitación a salir por parte de la chica.
********************************
Ese día ambos deciden caminar un rato por el parque, a pesar de la pequeña llovizna que no ha parado desde que se encontraron en la estación cerca de la casa de Eren y de que cerca del parque hay más de tres cafeterías donde podrían refugiarse del clima húmedo y frio.
Para ser sinceros, a Eren no le molesta que Levi use su tarjeta para comprar comida por el camino, incluso, a veces él mismo compra la marca favorita de té del hombre más bajo. Pero Levi tiene su orgullo, y aunque no es una cita, él no piensa gastar el dinero de su amigo en salir a comer con una chica.
—Es triste.  —Se burla la sombra de Zoe, una criatura delgada y oscura sin rasgos humanoides como las sombras de Levi—. Que tipo más patético.
Las sombras de Levi se unen a la criatura de la chica, sus formas enormes creciendo a medida que el moreno se encoje por la vergüenza.
—¿No quieres pasar por mi casa a tomar algo caliente? —Murmura finalmente Levi haciendo una mueca ante su gabardina húmeda y los lentes empañados de su acompañante.
—¿Me estás invitando a tomar una taza de té?  —Se ríe Hanji, su voz fuerte incluso por encima de las burlas de su propia sombra— Está bien, pasemos por tu casa, pequeño. —Sonríe ella finalmente, abrazando el brazo derecho de Levi y liderando su camino de vuelta a la casa del más bajo.
*************************************
Cuando llegan al departamento, Hanji no pregunta antes de entrar, solo espera a que Levi abra la cerradura con su llave y fuerza su camino dentro.
—¿Dónde está el baño, Levi? —Pregunta la chica, rápidamente quitándose su chaqueta empapada y tirándola al suelo.
—Directo a la derecha por la escalera. —Responde Levi haciendo una mueca ante la humedad y suciedad que la chaqueta de la chica deja en su piso recién encerado. Solo hoy en la mañana pudo terminar de limpiar la inmundicia que uno de los sándwiches a medio comer que Eren tiende a esconder entre los muebles había dejado entre el piso y la pared.
—¡Gracias! —Grita Hanji, corriendo hasta las escaleras sin siquiera sacarse los zapatos.
—Por favor no tires tus cosas por ahí. —Le pide a su acompañante agachándose para recoger la chaqueta y caminando hasta la sala para colgarla junto a las chaquetas mojadas que ya se encuentran ahí secando.
—Ya volviste. —Se escucha la voz alegre y amable de su benefactor. En la sala, acurrucado en el pecho de su novio, Eren le dirige una sonrisa al hombre mayor.
—Ackerman. —Lo saluda Reiner desde su posición en el único sillón de la sala.
—Braun. —Responde apáticamente, Levi. Sus ojos fijándose en las ojeras bajo los ojos de Eren y la barba de media noche en la barbilla de Reiner. Lo más probable es que ninguno de los dos haya dormido desde que Rainer pasó por el departamento a buscar a Eren para una noche de cita ayer en la tarde.
Levi no piensa que Braun sea un mal novio, tampoco piensa que sea una mala influencia para Eren, todo lo contrario, el problema es que al rubio le cuesta mucho negarle cualquier cosa a su novio.
Pero ese no es su problema, Eren es un hombre ahora, con un trabajo y un techo propio que amablemente le presta a Levi, por sus propias razones que el hombre más bajo jamás ha tratado de cuestionar.
Por supuesto, Levi quiere a Eren, el chico es su compañero de vida, a pesar de su ansiedad, sus episodios violentos, su personalidad obsesiva y los novios que llegan tan rápido como se van con la única excepción de Braun que ha logrado mantenerse en una relación con el castaño por más de dos años.
Eren es amable, apasionado e increíblemente leal. Levi está seguro de que el chico mataría por Levi al igual que mataría por Mikasa, su amiga de la infancia y por el mismo Reiner.
A Levi le encantaría poder ayudar económicamente en el departamento, tal vez incluso encontrar un lugar propio donde vivir y poder cementar una relación más sana con el chico. Sin la sombra de la necesidad mutua que ambos comparten.
Pero él jamás ha podido mantener un trabajo por más de un mes, sus sombras asustando e intimidando a todos menos a Eren y aparentemente, ahora, a Hanji Zoe, la chica bajando las escaleras felizmente sin una preocupación en el mundo.
—¿Interrumpo algo? —Pregunta la chica, caminando hasta pararse junto a Levi, recostando un brazo sobre los hombros de Levi, tranquilamente pasando sus dedos por el cuerpo mercuriano de una de las sombras.
—¿Quién es ella? —Gruñe Eren, levantándose del sillón y caminando hasta la pareja y removiendo el brazo de la chica de los hombros de su compañero de departamento—. Por favor no lo toques así, a Levi no le gusta que lo toquen.
—Mi nombre es Hanji Zoe. —Se presenta la chica arreglando la posición de sus lentes sobre su nariz, aparentemente inmutable ante las palabras del joven—. Soy amiga de Levi.
Ante esto, Reiner se ríe ruidosamente, su sombra, una criatura humanoide, enorme pero silenciosa, posada sobre su hombro.
—Ackerman no tiene amigos. —Se burla la sombra de Reiner—. Lo más parecido que tiene a un amigo es a Eren y Eren obviamente siente lastima por el pobre bastardo.
—¡Eso no es verdad! —Gruñe Eren, su sombra, ruidosa y humanoide extendiendo sus largas manos para sostener una de las sombras de Levi, la sombra de Reiner haciendo exactamente lo mismo a medida que ambos discuten sobre el moreno—. No hables así de Levi.
—Levi es fuerte —Añade la sombra de Eren—. Si no lo fuera no lo mantendríamos cerca. —Su figura perdiéndose con cada palabra.
—¿Fuerte? —Se burla una de las sombras de Levi—. ¿Qué hay de fuerte en alguien que acepta el abuso por un poco de compañía? Patético.
—Esto es hermoso. —Murmura Hanji, notando como la pareja se relaja a medida que Levi comienza a verse gradualmente más ansioso y deprimido.
Las sombras usualmente jamás interactúan entre ellas, además no hay forma de hacerlas desaparecer o de encogerlas a menos que el huésped en cuestión sea sometido a años de extensiva terapia para manejar sus emociones negativas, e incluso entonces, la mayoría de las personas se ven obligadas a aprender a vivir con sus demonios.
Pero frente a sus ojos, las sombras de Reiner y Eren se encojen y comienzan hasta casi desaparecer detrás de sus espaldas. Mientras que las sombras de Levi crecen en tamaño y rodean al hombre en un abrazo asfixiante.
A lo largo de los años se ha teorizado la idea de la existencia de un posible Atlas; alguien capaz de sostener la negatividad de otros en sus propios hombros. Por mucho tiempo se creyó que terapeutas y profesionales de la salud tal vez podrían tener las herramientas para extraer las sombras de otros, pero finalmente se ha tenido que admitir que las sombras son inmutables e omnipotentes.
Pero aquí, en este pequeño departamento en el cuerpo de una persona ansiosa y de apariencia frágil se encuentra su Atlas, el hombre más fuerte de la humanidad, capaz de absorber la negatividad de otros y asimilarlas en su propio cuerpo.
Hanji casi no puede creer el tesoro que encontró por casualidad en una tienda barata cuando solo quería comprar vino y chocolates.
Finalmente, Reiner suspira, besando a Eren dulcemente en los labios y posando una mano en su nuca.
—Lo mejor es que me vaya por hoy. —Murmura Reiner sus labios rosando los de su novio—. Nos vemos mañana ¿Está bien?
—Está bien. —Susurra Eren, acompañando al rubio hasta la puerta, una mano posada en la espalda del hombre más alto.
—Creo que yo también me voy. —Comenta Hanji, sosteniendo las manos de Levi en las suyas y mirándolo a los con estrellas en los ojos—. Pero necesitamos vernos de nuevo, necesito entender a tus maravillosas sombras.
—Se un buen conejillo de indias hasta entonces. —Se ríe la sombra de Hanji. Una anomalía en sí misma. La negatividad de la joven dirigida siempre en su triste entorno, pero nunca en sí misma—Atlas.
Con un ruidoso beso en la mejilla de Levi, la chica se despide felizmente, su sombra riendo detrás de ella.
*********************************************
En la noche, mientras ambos hombres terminan de cenar en el sillón de la sala, con la televisión encendida en un programa que ninguno de los dos está viendo realmente, Eren finalmente toca el tema de Hanji.
—No quiero que vuelvas a hablar con esa mujer. —Comenta finalmente Eren después de varios minutos de silencio—. No me gusta.
—Se te acerca mucho. —Gruñe la sombra del chico.
—No quiero que te lastimen. —Murmura Eren, sosteniendo la mano derecha de Levi, la sombra del chico recorriendo el brazo de su amigo, buscando—. Eres mi mejor amigo.
—A ella no le importas tú. —Susurra la sombra de Eren, extendiéndose para murmurar en el oído del hombre—. Tú no le importas a nadie.
La negatividad de ambos se expande y contrae, las tres sombras murmurando entre ellas y luchando por control hasta que finalmente, la sombra de Eren no es más que un delgado collar oscuro alrededor del cuello del chico, inhumano y silencioso.
A penas sosteniendo el peso de las sombras sobre sus hombros, Levi asiente silencioso, gruñendo por lo bajo y se retira a su habitación.
Hace algunos años, antes de Eren, cuando Farlan e Isabel aun vivían junto a Levi; robando para comer y encontrando refugio donde podían. Levi solía ser más asertivo, incluso más violento y dominate. Antes de Farlan e Isabel, Levi no recuerda haber interactuado con sus sombras para nada.
Él no tenía mucho tiempo para satisfacer sus inseguridades y miedos. Teniendo que cuidar de Isabel además de mantener a Farlan con vida y fuera de problemas con las autoridades.
Después de su muerte, Levi perdió su propósito en la vida, después de su muerte, sus sombras se manifestaron completamente.
Dos criaturas enormes y violentas dispuestas a canalizar la negatividad de otros y asimilarlas dentro de su cuerpo.
Ahora, Levi solo tiene a Eren; A sus adicciones, su ansiedad y sus parejas pasajeras.
Ahora su único propósito es absorber el odio y las inseguridades de otros, sosteniendo dos pesadas sombras, oscuras y viciosas, atiborradas de palabras abusivas e insultos ponzoñosos.
************************************
Poco después de las doce de la noche, un mensaje en su teléfono rompe con el silencio y la oscuridad de su habitación. A esta hora Levi aún no ha podido conciliar el sueño, con los ojos pesados y con un dolor de cabeza situado en el centro de la frente que le advierte la amenaza de una noche plagada con minutos dedicados a luchar contra la parálisis de sueño y sus propios demonios.
¿Nos vemos mañana, enano?
Yo pago
Tienda X
Leído a las 12:15
Suspirando silenciosamente, Levi piensa en las palabras de Eren, hasta el momento Hanji no ha sido más que una figura alegre y activa que se ha mantenido relativamente cerca de él, a pesar de sus sombras, es más, lo más probable es que aquello que la atrae tanto a él, son sus sombras.
Está bien
Mañana a las 15:30 en el parque
No llegues tarde
Levi A.
Enviado a las 12:19
—Estúpido. —Murmura una de sus sombras, sosteniendo la mano sosteniendo su celular con tanta fuerza que Levi se ve obligado a soltar el aparato sobre su cama.
—Siempre te metes donde no tienes que meterte. —Susurra la otra, su voz sonando aterradoramente conocida. Casi femenina.
—Por eso estamos muertos y tú sigues vivo.  —Carcajean ambas sombras al mismo tiempo, sus voces resonando en la habitación hasta que inevitablemente Levi cae rendido por el cansancio.
Esa noche, Levi sueña sobre Farlan e Isabel, sobre Eren y Hanji. Al despertar, apenas siente haber conseguido más de treinta minutos de sueño, aunque sabe que ha dormido un poco más que eso.
Sobre su mesa de noche, la pantalla de su celular brilla con varios mensajes sin leer, con alegres recordatorios de Hanji para que no olvide su “cita” en la tarde.
Por primera vez en mucho tiempo, Levi intenta sonreír.
2 notes · View notes
blue-temperature · 3 years
Text
[ESP] Mr. Love Queen’s Choice — House of Love: Gavin —
Tumblr media
Reunir Materiales
— MC: Es una pena que tengamos que pasar tan hermoso fin de semana trabajando horas extra en una fría y vacía oficina.
— Willow: Jefa, anímate, ¡Estoy aquí contigo!
Willow enrolló sus mangas e hizo un exagerado gesto de ánimo. Estallé de la risa.
— MC: Intentemoslo y terminemos esta mañana, ¡Así tendremos la tarde libre!
Estábamos haciendo un espectáculo sobre fotógrafas. Tenía múltiples episodios y su objetivo era mostrar a las personas cómo el mundo se veía a través de los lentes de las cámaras de las mujeres.
Algunas de esas fotógrafas usaron sus cámaras para grabar guerras, algunas usaron sus cámaras para capturar la intensidad de los cuerpos celestiales, algunas enfocaron sus lentes en animales callejeros... Y están aquellas que tomaron retratos—el tipo de fotógrafos más familiares para las personas ordinarias.
— Willow: En términos de retratos... ¿Quizás deberíamos adoptar un enfoque más intuitivo a la sesión?
— MC: ¿Intuitivo? Uh... ¿Hay algún tema en particular que encapsule al lenguaje de cámara de las fotógrafas?
El teléfono en la mesa de repente sonó e interrumpió mis pensamientos.
— MC: Hola. ¿Gavin?
— Gavin: ¿Qué estás haciendo? ¿No estás durmiendo en un fin de semana?
— MC: Estoy en la oficina trabajando. ¿Qué sucede?
— Gavin: (Risas) Nada. Te dejaré con tu trabajo entonces. Estaba por preguntarte si querías ir de compras conmigo. Pero...
Antes de que pudiera decir “no importa”, rápidamente intervine.
— MC: ¡Estoy dentro! ¡Estaré libre esta tarde! No (sucede) tan a menudo que me invites a ir de compras... ¿Cómo podría decir que no a tan rara oportunidad?
— Gavin: Ajem, necesito algo de ropa para la primavera que está por llegar. En vez de comprarlas en línea por mí mismo, pensé en pedir tu ayuda.
— MC: Déjamelo a mí. ¡Te convertiré en el oficial de policía más guapo en Loveland City!
— Gavin: Eso no es necesario. Simple y cómodo es todo lo que quiero. Sé que puedo contar contigo. ¿Cuándo sales del trabajo? Te recogeré.
— MC: No estoy segura... ¡Te enviaré un mensaje tan pronto como haya terminado!
— Gavin: Bien, llevaré a Sparky por un baño.
Después de colgar, Willow misteriosamente tiró de mi hombro.
— Willow: ¡Jefa, tengo una idea para la sesión!
Ella giró la pantalla de la laptop hacia mí y vi una foto que consistía en velos, plumas, burbujas y enredaderas... El juego de luces y sombras en la foto creaban una vibra romántica que me atrajo.
— MC: ¿H-Hablas de una... sesión de fotos privada?
Caja Misteriosa
El centro comercial New Light estaba en el medio de su prisa por la tarde y una nueva y la tienda misteriosa recién abierta estaba llena de clientes jóvenes. Obtener* cajas misteriosas se ha vuelto el último pasatiempo para las chicas jóvenes en nuestra oficina. Incluso yo no pude resistir la tentación.
(* La palabra “draw” se asocia, en la mayoría de las veces, con la traducción “dibujar”, pero existe otra variable que se es común, por ejemplo, en los juegos -similar a cuando nos referimos a “tirar/invocar” en el gacha, donde uno no sabe qué es lo que le va a tocar, como una lotería-. No hay una manera específica para traducir la variable, por lo que puede ser difícil de entenderlo si uno no está familiarizado. )
— MC: Por favor, que sea un conejo rosa... Por favor... Ugh, es un pato.
Un lindo y pequeño pato estaba sentado en mi palma, sonriéndome. Pero aún así, lucía decepcionada. Viendo mi mala cara, Gavin finalmente preguntó.
— Gavin: ¿Por qué no compras el set completo? De esa manera, tendrás garantizado el obtener el conejo que quieres.
— MC: ¡Eso arruinaría la sorpresa! Olvídalo. ¡Vamos! ¡Mi objetivo principal hoy es ayudarte a comprar ropa!
Puse el pequeño pato en mi bolso, tomé la mano de Gavin y dejamos la tienda de juguetes. Ayudar a Gavin a elegir ropa fue una tarea fácil. Él era alto, con una buena y proporcionada figura. Cualquier ropa luce bien en él.
— MC: ¿Te gustaría probarte esta camisa de rayas? Luce refrescante.
Gavin asintió y tomó la camisa. Entonces, de repente preguntó.
— Gavin: MC, ¿Hay algo en tu mente?
— MC: ¿Huh? No, solo estoy un poco decepcionada por no obtener la caja misteriosa que quería...
Le di un empujón para distraerlo del tema.
— MC: Apúrate y pruébatelo. ¡Tenemos otros planes después de esto!
Gavin me dio una mirada profunda antes de dirigirse al probador. Levanté mis manos para frotar mis mejillas y dejé salir un suspiro de alivio.
— MC: Fiu... ¿Leyó mi mente o algo?
Después de que Willow y yo decidiéramos el tema para la toma, comenzamos a buscar un estudio de fotografía acreditado con el que trabajar. Finalmente elegimos uno llamado Planet Photography. Lo que me convenció de ese estudio es—aparte de que todo su personal es femenino—tiene estilos versátiles y atención a los detalles. Estaremos en contacto y acordaremos una cita para una entrevista. Ellas incluso nos ofrecieron una prueba gratuita de una sesión de fotos de pareja.
Ahora, la pregunta es... ¿Cómo invito a Gavin para hacer la sesión conmigo?
Momento de Acción
— MC: ¿Qué le digo? Algo me dice que no le gustan este tipo de cosas...
Mirando al probador cerrado, apreté mis dedos en frustración. Entonces tomé una profunda respiración y comencé a practicar conmigo misma.
— MC: “¡Gavin, vamos a hacer una sesión de fotos juntos!” ...Suena como si lo estuviera invitando a un examen de rayos X. “Gavin, ¿Quieres ver mi lado sexy?” ...Ugh, desagradable... “Gavin...”
— Gavin: ¿Me estás llamando?
— MC: ¡...! Oh, ¿Y-Ya te cambiaste?
Alisó las mangas de la nueva camisa. Probablemente porque no está acostumbrado a este tipo de estilo nuevo, sus orejas ligeramente sonrojadas.
— Gavin: Hmm, ¿Qué opinas?
— MC: ¡Luces magnífico! Quédatelo. ¡Vamos a comprarlo!
Me apresuré para hacer el pago. Entonces giré y, mientras estaba por preguntar qué más le gustaría comprar, él sujetó mi muñeca.
— Gavin: Ven conmigo.
Gavin me llevó de regreso a la entrada de la tienda de juguetes. Entonces miré con confusión mientras él caminaba hasta las estanterías. Él pasó sus largos dedos por las cajas hasta que se detuvieron en una de ellas. Entonces hizo el pago y empujó la caja que escogió en mi mano.
— Gavin: Aquí tienes.
— MC: ¿Gavin...?
— Gavin: MC, sé que no es por la caja misteriosa el que lucieras preocupada.
Me sentí avergonzada e intenté retroceder, pero Gavin apretó su agarre alrededor de mi mano.
— Gavin: Dime, ¿Qué es lo que estabas intentando decirme?
Pensé que era una pregunta, lo imperativo en su tono era inequívoco—el tipo que usaría cuando interroga a un sospechoso. Estando solo a medio paso lejos de mí, no tuve opción más que encontrarme con su mirada. Mirando sus puros, ojos claros como el cristal, todas las excusas y mentiras se evaporaron de mi mente.
— MC: Lo siento, Gavin... la caja misteriosa era, en efecto, una excusa que inventé. El hecho es que... Tenía algo de lo que quería hablarte. Sólo que no sé cómo. Tenía miedo de que no te gustara la sorpresa, que te asustaría como lo haría una caja de misterio equivocada... Dame algo de tiempo para organizar mis pensamientos y entonces te diré sobre ello, ¿bien?
Gavin me miró por un buen tiempo antes de dejar ir mi mano.
— Gavin: Seguro, puedo esperar. Y solo para que sepas, nada de lo que digas podrá asustarme. Ábrelo.
Le di a Gavin un asentimiento firme. Entonces abrí la caja y una carta cayó. Sentado en la carta había un conejo rosa saludándome.
— MC: ¡!! ¿Cómo supiste...?
— Gavin: Solo una suposición de suerte. Si estuviera mal, seguiría intentando. Hasta obtener el correcto.
Sala de Descanso
El día de mi cita con el estudio de fotografía se acerca. Gavin aún está esperando pacientemente por mí para contarle sobre ello.
— Willow: Entonces, jefa, ¿Aún no has hablado con el Oficial Gavin sobre ello?
— MC: No, aún no...
En la estrecha sala de descanso, Willow me dio esa mirada que decía, “No tienes remedio”.
— Willow: Si vas a hacerlo, puedes hacerlo ahora. Sólo llámalo.
— MC: Pero no estoy preparada aún...
— Willow: ¿Cuánta preparación necesitas? ¡Sólo dile que quieres tener una sesión de fotos de pareja con él! ¿Qué tal esto?: Dile que obtuviste esta oportunidad por mí, que vale un montón de dinero y tiene una fecha de expiración. Y, jefa, si soy honesta, has estado siendo un poco muy tímida todo este tiempo.
— MC: ¿Tímida? ¡No estoy siendo tímida!
Como si intentara probar que Willow estaba equivocada, inmediatamente marqué el número de Gavin. Pronto, una voz familiar habló por el otro lado del teléfono.
— Gavin: MC, ¿Estás fuera del trabajo?
— MC: Sí. ¿Quieres venir para cenar esta noche? Compré algunos rollos de cordero. Tendremos estofado.
— Gavin: Bien, te recogeré pronto.
— MC: Hmm... Por cierto, Gavin, ¿Recuerdas esa vez que te invité a hacer una sesión de moda? La que terminó de manera embarazosa porque nos pidieron ponernos ropa reveladora.
— Gavin: Lo recuerdo. ¿Por qué?
— MC: ¿Estabas enojado porque la sesión fue muy atrevida o porque... no te gustó verme en ese tipo de atuendo...?
Después de un momento de silencio, Gavin habló con reluctancia.
— Gavin: Estaba enojado porque no te respetaron. No quiero que nadie te fuerce a hacer algo que no quieres.
Estaba aliviada de escuchar eso y, entonces, sentí calidez en mi corazón.
— MC: Y no quiero eso para ti tampoco. Así que siempre di no a una petición con la que no estés cómodo.
Enfaticé “di no”. Entonces esperé a que Gavin dijera “bien” para llegar al punto.
— MC: Gavin, me gustaría invitarte—
— Willow: ¡¿Quién está ahí?!
El grito me interrumpió. Willow se apresuró a salir de la sala de descanso antes de regresar rápidamente con una mirada perpleja.
— Willow: Nadie estaba ahí... ¿Estaba alucinando? ¡Oh! Lo siento, olvidé que estabas al teléfono. Continúa...
Después de escuchar la bulla al extremo de mi línea, Gavin preguntó.
— Gavin: MC, ¿Qué sucede?
— MC: Nada. Solo un error...
— Gavin: ¿Qué ibas a decir justo ahora?
— MC: Pensándolo de nuevo, te lo diré en persona. Quiero hacerlo con sinceridad. ¡Te veo pronto, Gavin!
1 note · View note
imcakedude-blog · 5 years
Text
No Words // #1.
Capítulo 1 - Apagado.
—(. . .)—
Un toque descontrolado en la puerta del country de tres colores hizo que saliera disparado a abrir la misma, eran las dos y treinta y cuatro de la mañana, por consiguiente se levantó algo confundido y aturdido por el indetenible sonido demandando ser atentido. Cuando abrió la puerta su borrosa vista solo pudo ver a su amienemigo de los lentes oscuros parado viéndolo algo inquieto, estaba hecho un desastre, su camiseta estaba manchada por café siendo cubierta por su imponente abrigo de piel y cuero que se veía sucio, aún siendo negro, tenía sus lentes sobre su cabeza dejando ver sus ojos ligeramente teñidos de negros bajo ellos indicando que tenía sueño, y su lastimado labio que parecía haberse partido hace apenas algunas horas.
—Rusia —dijo apenas se abrió la puerta con voz temblorosa y con algo de sorpresa, probablemente sea porque no esperaba ser escuchado— Rusia, por favor, necesito tu ayuda —la voz ronca del más pequeño se notaba a kilómetros.
—América, son las dos y media de la mañana, ¿Qué es lo que quieres? —dijo exasperado, la junta de hoy había sido de lo más agotadora, el sueño predominaba en su ser.
—Escucha, hace unas horas. . . pasó algo. . . algo. . . malo, muy malo. Necesito tu ayuda, eres la única persona que puede ayudarme con esto —su tono de voz no era nada como el normal, no lo estaba ordenando, lo estaba rogando, debía ser algo serio, pero Rusia no se lo tomaría tan en serio.
—Lo que sea que quieras, no me interesa USA, así que, buenas noches —dijo cerrando la puerta.
—¡Espera! ¡Por favor! ¡Es con Canadá! —dijo deteniendo la puerta de ser sellada por el dueño de la casa, cosa que funcionó, no por las manos del americano haciendo fuerza, si no por sus palabras. ¿Canadá? ¿Qué podría haberle pasado a ese niño? Un momento. Había algo más importante. ¿Por favor? ¿Era el mismo Estados Unidos con el cual tenía una rivalidad inquebrantable el que le dijo por favor? Algo andaba mal. Volvió a abrir la puerta.
—Habla, estrellitas —dijo parándose en la puerta cruzándose de brazos e intentando no mover tanto el albornoz que tenía puesto, porque bajo él estaba desnudo.
—Canadá. Él, no sé que le pasó, pero, después de la junta, él. . . yo fuí y. . . uuuuugh —gruñó frustrado siendo que no encontraba las palabras adecuadas para describir esa traumatizante escena—. Habíamos quedado en juntarnos hoy, a las ocho, en mi casa, algo normal, una cosa de hermanos, y en un momento eran casi las nueve y él no llegaba, y yo me preocupé. Fuí a su casa y cuando abrí la puerta todo estaba destrozado, parecía que su casa hubiera sido azotada por un huracán, muebles tirados, cosas rotas, blah blah blah —dijo intentando sonar coherente, continuó—: Cosa que encontré a Canadá en el piso de arriba en una esquina de la habitación y cuando me vió parecía que había visto al mismísimo demonio, intenté hablar con él pero me golpeó y salió corriendo —ahora entendía por qué el labio roto—, lo perseguí y luego de tres calles me escuchó y vino corriendo hacia mí, estaba llorando y estaba muy histérico, fuimos de nuevo al auto e intenté que me explicara que había pasado, pero ese es el problema, no habla —dijo con incredulidad.
—¿Cómo que no habla? —preguntó el ruso extrañado.
—No habla, no me dijo ni una palabra en las seis horas que llevamos en el auto. Bueno, después de eso lo llevé a comer y fuimos a dar un paseo por las afueras de la cuidad, creo que llevo tres horas manejando, pero necesitaba que se calmara, llamé a Aussie y a NewZe para que me ayudaran con la casa pero, aún no sé que hacer con Canadá —finalizó en un tono cansado.
—¿Y en qué se supone que yo debo ayudarte? —su mueca seria se deformó a una de confusión.
—Necesito que cuides a Canadá —Rusia levantó una ceja— Mira, mis hermanos y yo vamos a investigar, mi madre está de vacaciones y tardará por lo menos una semana en llegar, y mi padre dice que colaborará con la investigación de qué es lo que está pasando, necesito a alguien que cuide a Canadá, él no está seguro estando solo —eso más que una explicación parecía un lamento, Rusia no sabía si compadecerse o reír.
—¿Y por qué yo? No es como que sea tu amigo más cercano —dijo con obviedad mirando de arriba a abajo al que tenía en frente.
—Nop, pero eres mi enemigo menos distante —la sonrisa de USA provocó que Rusia finalmente riera— Rusia por favor, eres mi última esperanza. No lo hagas por mí, hazlo por mi hermanito —su orgullo era lo que menos le importaba ahora. No le importaba rogar de rodillas. No le importaba pedir por favor. En este momento era solo su hermanito. El contrario suspiró resignado.
—Está bien, ¿Dónde está Canadá? —preguntó al fin cediendo de la insistencia del de bandera de estrellas, el mismo sonrió nuevamente lleno de dicha.
—Oh ¡Gracias Rusia! ¡Te lo agradezco tanto! —los ojos de Estados Unidos volvieron a llenarse de brillos, desde la perspectiva de Rusia parecía un pequeño niño el cual le acababan de regalar su juguete favorito, parecía otra persona, no parecía la persona antipática, cínica, egocéntrica y narcisista de siempre— Umm, Canadá está en el auto, ya lo traigo, ¿okay? —dijo señalando con su pulgar y aún de espaldas su Chevrolet Camaro color negro para luego salir corriendo hacia allí. El ruso ni siquiera había notado ni el auto ni que adentro de él, en el asiento del co-piloto, se encontraba aquel country de bandera blanca y roja de con una hoja de maple en el centro de su pequeña carita.
Él sí parecía un bebé, ojos grandes, labios rellenitos, inocencia que salía de a mares de él, podía ser casi tan alto como él, o ser el segundo país más grande del mundo, pero eso tampoco le quitaba que fue nombrado el país más pacífico de América y el séptimo del mundo*¹, era tierno e inocente, y a Rusia le agradaba eso.
Cuando Estados Unidos volvió con su hermano, no sabía cuál de los dos estaba más hecho mierda, Canadá tenía rasguños en sus mejillas, su ropa estaba sucia, mojada y maltratada, mirada baja, decaída, sonrisa inexistente, parecía como si le hubieran quitado una fuente de energía que hacía que funcionara.
—Hola Canadá —dijo con ese tono simple y serio que era algo típico de él, Canadá apenas levantó la mirada.
—Viejo, ni lo intentes, hace horas intento que hable y nada —dijo algo fustrado. Rusia lo miró con curiosidad— Bueno, Canadá, vas a quedarte con Rusia, ¿okay? Él va a cuidar de tí mientras yo, Australia y Nueva Zelanda investigamos sobre todo esto —agarró a su hermano de los hombros acariciando su mejilla y haciendo que le mirara a los ojos, el canadiense lo hizo por cinco segundos, cinco segundos en los que ambos hicieron contacto visual siendo interrumpido por el menor en edad bajando su cabeza de nuevo, USA suspiró resignado—bueno. . . cuídate, bro. Rusia, gracias, de nuevo— agradeció por última vez antes de dar un abrazo a su hermano e ir a su auto para que antes de subirse decir que mañan iba a traerle ropa al menor, Rusia respondió con un simple "okay" y después de eso pudieron ver a ese auto desapareciendo en las sombras de la noche.
—Bueno Canadá, —las repentinas palabras del ruso hicieron a Canadá sobresaltarse haciéndolo girar su cabeza para verlo a la cara— sé que no es que tengamos mucho contacto pero, tu hermano se veía muy desesperado, así que, pasa —dijo abriendo más la puerta, Canadá parecía verlo expectante, parecía esperar algo más— Uh, Canadá —repitió confuso, cosa que terminó en que Canadá por fin pasara dentro abrazándose a sí mismo.
—Como verás, no es la gran cosa, pero espero que te sea cómodo —caminó hacia la cocina en busca de un vaso de agua para él y para el invitado, cuando regresó con los recipientes llenos en mano le acercó uno al único que estaba en la habitación aparte de él, el mismo miró atentamente el vaso para después negar de forma tarda. Rusia apartó el vaso analizando aún al canadiense mientras tomaba de su vaso— . . . Bueno. . . .
Canadá se sentó en un sillón después de la insistencia de Rusia en que descansara, puesto que se veía casi como si tuviera un demonio al lado acerchándolo. Rusia se fue arriba dispuesto a preparar una cama extra para el bicolor que ahora tenía que cuidar, sacó unas cuantas mantas de un armario y sacó una almohada de las suyas para que Canadá tuviera una noche tranquila en la habitación de invitados donde normalmente se quedaban a dormir sus hermanos cuando venían, acontecimiento que no pasaba hace bastante.
Escuchaba ruidos abajo, pasos contundentes, cosas moviéndose, le parecía obviamente raro, pero simplemente pensó que Canadá estaría explorando su nuevo hogar provicional y debido a los nervios que se súper notaban en él caminaría más exageradamente. Terminó de preparar esa cama que se preocupó que sea cómoda y volvió abajo dando un bostezo en mitad de las escaleras.
—Bueno Hojita, —usó el apodo que los countrys le habían dado a Canadá, igualmente él se sobresaltó cuando llegó Rusia, el ruso frunció ligeramente su mueca aún confundido, es la segunda vez que pasa y Canadá parece estar súper paranoico— ya te preparé la cama, ¿Quieres algo de comer, de beber antes de ir a dormir? —preguntó, el canadiense negó rápidamente y volvió su mirada al frente.
Le pareció raro encontrar a Canadá justo donde lo había dejado, no se había movido ni levantado en ningún momento.
—Okay. . . ven, te daré ropa para dormir y te llevaré a tu cuarto —se acercó y puso una mano en el gorro peludito que el canadiense siempre portaba, el mismo se giró alarmado, estaba demasiado paranoico —Hey, relajate, solo soy yo, nadie puede hacerte daño aquí, Canadá —aseguró Rusia con un tono apaciguado, sintiéndose confundido y apenado.
Ayudó a Canadá a subir lentamente las escaleras puesto que el bicolor parecía tenerle fobia, no quería subir, no quería usar las escaleras de ninguna manera, Rusia le prometió no dejar que le pase nada y así es como Canadá accedió. Subían escalón por escalón, madera por madera. Rusia agarraba a Canadá por ambas manos y sentía como temblaba.
Rusia pudo ver en varias ocasiones Canadá subía escaleras sin problemas, a veces hacían carreras con Ucrania por ver quién bajaba más rapido sin tropezarse, nunca hubo miedo en sus ojos, no como ahora, su frente estaba perlada de sudor, sus ojos reflejaban un brillo porque estaban humedecidos, estaba a punto de llorar, tragaba en seco y jadeaba de vez en cuando, aún así no omitía sonido, parecía un niñito asustado. Del ruido.
Al llegar arriba pareció que el ambiente se relajó por completo, incluido el canadiense, que suspiró aliviado. Miró a Rusia dispuesto a darle un sonrisa pequeña, pero se resbaló. Ilógicamente cayó al suelo apoyándose en sus antebrazos para que su cara no chocara con el suelo.
—¡Canadá! —exclamó sorprendido, era básicamente imposible que haya caído de esa manera, estaba bien parado, sujeto a Rusia, parecía como si alguien o algo lo hubiera empujado— Hey, hey, ¿estás bien? —preguntó agachándose. Canadá no dijo nada. Se limitó a temblar y a aceptar la ayuda que el ruso le ofreció para levantarse, o sea, su mano.
En la habitación Rusia le entregó un pijama que le quedaba pequeño a él y salió para darle privacidad. Se cruzó de brazos apoyándose en la pared y cerrando los ojos, pensando varias hipótesis. ¿Qué demonios le pasaba a Canadá?
USA dijo que llegó y que estaba todo un desastre, ¿Un robo quizás? Estados Unidos no le había dicho si faltaba algo en el apartamento, pero tampoco lo añadió como dato, así que es un tal vez. Podría haber ido alguien a asustarlo, o a matarlo, y Canadá quedó muy traumatizado y temeroso, eso podría ser una opción, pero ¿quién sería capaz de hacer eso? Canadá es muy querido por todos, es un buen país que siempre está dispuesto a ayudar a todos.
¿Quién querría hacerle algo malo?
La plática mental del tricolor se vió interrumpida por la puerta al lado suyo abriéndose dejando ver a su ahora nuevo inquilino con el pijama que, siendo que era el más pequeño que tenía, aún le quedaba grande y parecía un osito de peluche, era adorable.
Rusia arropó a Canadá y le recordó en como arropaba a sus hermanos menores, le parecía tierno. Acarició la cabeza de Canadá viendo como el mismo se giraba en la cama dispuesto a dormir, Rusia se despidió y se fue a su habitación donde se acostó para idóneo a seguir con su charla mental. Siguió unos segundos intentando formular solución, pero el sueño le ganó dejándolo con un pensamiento en la cabeza.
" Canadá parece estar tan. . . apagado ".
—///—
*¹: literalmente, me puse a investigar sobre eso así que aprecienlo >:((.
—///—
Hola, uh, bue, primero una disculpa por no subir contenido y entrar en hiatus sin querer, pasaron cosas y y y me tomé un descanso. Después, esto es algo que quería publicar hace un tiempo, una idea que surgió y que la escribí pensando que sería algo novedoso, así que, aquí está.
Se suponía que iba a publicar una especie de fan made de una historia de @lubay-nue, pero empecé a escribirla y me desmotivé una banda, entonces ajsjskd bay ah. Quisiera, si no es mucha molestia, que Lubay lea esto y diga que tal le parecio, si tiene tiempo y ganas de leerlo podría darme su opinión porque realmente pienso que quedó mal meper.
Cualquier falla, critica o pensamiento escribanla para poder tomarla en cuenta.
Gracias por su tiempo.
Bye.
138 notes · View notes
jinxedbd · 5 years
Text
Bussines [ChinaMex] One-shot
Todos saben que no había nada peor que dos potencias mundiales en guerra, en especial cuando ambas potencias podían causar una crisis humanitaria con el simple hecho de chasquear sus dedos. México estaría mintiendo si dijera que no estaba aterrado; pero ¿De qué? Ese había sido su sueño, ¿No? Volver a ser una potencia, ser escuchado por los demás países y ser reconocido mundialmente. Y estaba feliz! En verdad lo estaba, pero la situación con las demás potencias era extraña e incómoda. Su relación con Estados Unidos nunca fue la mejor, siempre tuvieron discrepancias, incluso después de que se hicieron pareja, las peleas y gritos nunca cesaron entre los dos. Por otro lado estaba China, entre él y el gigante asiático no había habido mucha historia, solo unos pocos tratados comerciales, pero, cuando México comenzó a alzarse, China fue el primero en correr a su lado a ofrecerle ayuda y apoyo; México no tuvo que pensarlo mucho para aceptar la propuesta. Por su puesto que a su vecino no le pareció para nada divertido. Cuando Estados Unidos se enteró de su nueva alianza no hubo palabras suficientes que valieran para calmar su ira. México sabía de su guerra comercial con el asiático, pero, pensó que se alegraría por él, que lo felicitaría y lo animaría a continuar, pero en su lugar solo consiguió insultos y amenazas... Tal vez alguno que otro golpe, pero nada que no hubiese soportando antes. China tampoco parecía muy feliz de que su nuevo amigo estuviese siendo tratado de esa manera. Para China, no había un país tan hermoso y alegre como lo era México, no podía soportar ver cómo el latino aún intentaba darle su amor a alguien que claramente no la merecía, eso hacía hervir su sangre de una manera que no podía explicar, pero no iba a pensarlo mucho, era hora de que Estados Unidos recibiera su lección. [...] El asiático citó a México en su país, como cada mes, para hablar sobre las novedades en sus negocios, aún hacia falta hablar sobre la crisis que estaba teniendo Huawei, una de sus más grandes empresas, puesto que a pesar de que el estadounidense hirió gravemente la economía de China, México también se veía afectado, pues había cerca de once millones de mexicanos que usaban móviles marca Huawei cosa que el latino no podía ignorar. Ese día, México había llegado tarde, no era una sorpresa, era un viaje muy largo y el mexicano no era conocido por ser la persona más puntual del mundo. Lo que llamó la atención de China, fue la pequeña cojera que notó en él cuando entró, era pequeña, pero podía ver cómo México se apoyaba más en una pierna que en la otra, además de escuchar un quejido de dolor cuando este se sentó frente a él. El corazón de China se estrujó al momento, algo o alguien había lastimado a su pequeño latino. -¿Está todo bien?- Cuestionó el asiático con preocupación -¿Que te pasa?- La mirada de México se mantuvo abajo, evitando cualquier tipo de contacto visual con el otro; se sentía avergonzado por presentarse frente a su socio en tal estado, pero tenía que demostrarle a Estados Unidos que estaba equivocado y que él podía con todo eso y más. -N-no es nada China, s-solo- Interrumpió sus palabras para tragar en seco, no era el mejor mentiroso, pero debía intentarlo -Me caí de las escaleras del avión mientras bajaba; no es gran cosa- China soltó un gruñido molesto y se puso de pie con brusquedad, llamando la atención del otro, quien no  podía siquiera mantener un contacto visual con el gigante asiático, China podía ser muy intimidante a veces. Ignorando el hecho de que le sacaba una cabeza entera. -¿Él te hizo algo pequeño?- El cuerpo de México se sacudió con un violento escalofrío. Odiaba que le dijeran pequeño pero, la forma en que China lo dijo fue... Excitante. Lo suficiente como para erizar su piel. -N-no se a que te refieres- Los dedos de China se anclaron a la barbilla del tricolor, levantando su rostro para obligarlo a justar sus miradas, México ni siquiera se había dado cuenta de que el otro se acercó a él hasta ese momento. China pasó su pulgar sobre los suaves y húmedos labios del menor, acariciando después la suave piel roja de su mejilla con delicadeza, temiendo que en algún movimiento busco, el pequeño se rompiera como porcelana. -No me mientas México, hablo enserio- México inclinó su cabeza, restregando su mejilla contra la mano ajena, dejando que el calor que irradiaba el de piel roja calmara el nudo de nervios que se formó en la boca de su estómago. Se sentía confundido, abrumado pero feliz. El toque de China era suave y cariñoso, aunque la mirada se este expresara descontento, México sabía que estaba seguro a su lado. -Dime que es lo que pasó- No fue una petición... Fue una orden, y México lo sabía. No había manera en que pudiese negarse, no a China, no cuando lo acariciaba así y usaba ese tono. Lo derretía, y lo odiaba por eso, pero Dios! Cuanto le encantaba. -Él... Él solo fue un poco busco, no quería que viniera aquí... No quería que hablará contigo- China no necesitaba pensar mucho para saber lo que "un poco busco" significaba... Estados Unidos se había propasado con México. Con su México. Le enseñaría a ese bastardo como se debe de tratar a un país tan hermoso, y le enseñaría a México lo que es el verdadero placer. Porque ahora le pertenecía z y no dejaría que nadie más lo tuviese..  Después de todo, así es el mundo de los negocios. [...] China sostuvo su teléfono en alto, enfocando solamente su rostro, esperando pacientemente que la videollamada fuese recibida. De vez en cuando, algunos suspiros y jadeos de placer salían de su garganta. Estaba extasiado y muy impaciente, esa sería una noche muy divertida. "What?" Se escuchó una voz molesta del otro lado de la línea. En la pantalla se podía apreciar el rostro molesto de Estados Unidos, claro que solo se podía decir eso por la forma en que su boca se torció ya que sus ojos estaban cubiertos por sus característicos lentes obscuros. La sonrisa de China no hizo más que aumentar... Oh cuanto amaba los negocios. -Oh It's nothing, I just wanted to show you some-ngh... Something- La ceja de USA se levantó con duda ante el gemido que brotó de la garganta del asiático, algo en la atmósfera no le gustaba al americano, ya sea por la expresión complacida de China o por el sonido húmedo que se escuchaba de fondo; de cualquier forma, había algo que no le agradaba. "Where is Mexico?..." Estados Unidos podía jurar que en ese instante, la sonrisa de China se tornó malévola, como si acabase de cometer el crimen perfecto y supiera que nunca lo atraparían. -Little Mexico is doing me a favour... Do you want to see?- Pero China no espero respuesta alguna. Giró su teléfono con rapidez, enfocando en espacio entre sus piernas, disfrutando del gemido indignado que la nación americana soltó. Ahí, entre sus piernas, se encontraba México, besando y chupando con avidez su miembro efecto, el cual salía triunfante de entre sus pantalones. La mirada del latino no sólo reflejaba placer y lujuria, sino también extrema diversión cuando su mirada se cruzó con la del estadounidense a través de la pantalla del móvil. Para China era una vista exquisita que estaba seguro que nunca olvidaría jamás. -Hola cariño...- Unos segundos de silencio pasaron antes de que la habitación se llenase con insultos y maldiciones en inglés, dirigidos obviamente a México quien en ningún momento dejó de mover su lengua al rededor del glande carmesí entre sus manos. Era, de cierta manera, excitante; la mirada de su pareja sobre él, aunque fuese a través del aparato, le traía una adictiva sensación de morbo y placer. China por su parten nunca había dejado de sonreír ni había apartado la vista del país entre sus piernas. La sensación de la caliente y húmeda boca del latino envolviendo y succionando su pene con fervor era exquisita, solo mejorada por los gritos enfurecidos de su enemigo comercial. "What the fuck do you think you are doin Mexico?!" Y como si de un chiste se tratase, México sacó el miembro de su boca con un "pop" húmedo y erótico antes de responder con simpleza. -Chupo pito, es delicioso, deberías intentarlo...- China no evitó soltar una carcajada divertida, estirando su mano libre para tomar la mejilla del mexicano y acariciarla con suavidad, ganándose un suspiro tranquilo por parte del otro, lo hacía preguntarse seriamente ¿Hace cuanto que el pequeño no recibía contacto amoroso? Porque actuaba como si no lo hubiesen tocado con cariño desde hacía años. -Es suficiente mi amor ¿Por que no te das la vuelta y me dejas mostrarte el poder del gigante asiático?- México mordió su labio de manera lasciva mientras bombeaba unas cuantas veses más el miembro carmesí, pero como era de esperarse, las protestas del americano no hicieron esperar. "México don't you dare..."   El latino inclinó su cabeza, rozando sus labios en la base del miembro antes de inhalar profundamente y dejar que sus pulmones se llenarán de ese característico olor a sudor y sexo que desprendía el cuerpo del contrario. Lo quería y lo quería en ese instante, quería sentirlo dentro, saltar sobre él, enterrarlo en su interior tan duro que China no podría tener otra erección en su vida sin pensar en él... Su boca cosquilleba ante el simple pensamiento. Las palabras de su pareja ya no tenían valor en su mente, estaba completamente dominado por el deseo y la lujuria, y le encantaba. Las piernas de México se movieron por si solas, poniéndose de pie frente al otro, fue en ese momento cuando el estadounidense se dio cuenta de que el mexicano no llevaba puesto ni una prenda enzima ¿Cuanto tiempo habían estado jugando antes de que decidieran llamarlo? Prefería no saber. México se dio la vuelta, dándole la espalda al asiático quien aún sostenía el móvil con firmeza. Para los ojos de China, la espalda de México era sumamente hermosa, tenía una perfecta curva desde sus hombros hasta su espalda baja, su cintura estaba perfectamente marcada, y su color blanco inmaculado era magnífico, era una pena que estuviese marcado por tantas cicatrices, pero eso no le quitaba lo exótico, sino todo lo contrario. Una de las manos de China se estiró hasta el trasero del mexicano, envolviendo una de sus redondas mejillas y apretándola con fuerza, logrando sacar un chillido dolorido por parte de este, y dejando al descubierto su pequeña y rosada entrada que rogaba por ser profanada una y otra vez hasta que los músculos de esta ni siquiera pudiesen volver a su lugar. -¿Por qué no vienes y te sientas en el regazo de papá, México?- China relamió sus labios expectante mientras el latino giraba su cabeza un poco, manteniendo contrato visual con el más alto durante unos segundos antes de sonreír de manera inocente, como si no estuviese apunto de empalarse a si mismo con un miembro que no es el de su pareja. "You little bitch!..." Aún dándole la espalda al asiático, México dio unos pasos hacia atrás y se inclinó hacia el lado contrario, dejándole a ambas potencias una vista perfecta de su agujero. China no pudo contenerse más en ese punto. Soltó el móvil sin reparos, ignorando el duro sonido de este golpeando contra el suelo, y con fuerza tomó al mexicano de la cintura, empujándolo hacia abajo y atravesando su cuerpo con su pene sin remordimiento alguno. El gemido que brotó de la garganta de México no expresaba descontento alguno. Tanto así que China no se molestó en ser gentil al iniciar un movimiento. Comenzó a embestirlo sin remordimiento, dejándose llevar por la asfixiante pero magnífica sensación que envolvía su pene, nunca había sentido algo así, era fantástico y quería más, mucho más. Arriba, abajo, arriba, abajo... El sonido de piel chocando contra piel se hacía cada vez más intenso, ahogado solo por los constantes gemidos y jadeos que salían de la boca de México. China se inclinó hacia adelante, escondiendo su rostro en la unión del cuello y hombro del mexicano; lugar en el que comenzó a repartir mordidas, chupetones y besos; marcando la zona de una manera notoria y bastante visible. Estados Unidos no podría apartar su vista de ahí durante mucho tiempo... La venganza era dulce. Las manos de México se habían anclado a los reposabrazos de la silla; apretando el material con fuerza bajo sus puños mientras mordía su labio inferior hasta que comenzó a sangrar. Podía sentir como las paredes de su recto se abrían duramente, dándole espacio al miembro dentro de él para entrar y salir libremente, penetrando y profanando su cuerpo con tanta fuerza que un hilo de líquido rojo comenzó a bajar por su pierna; pero no había dolor alguno, solo infinito placer que llenaba su cuerpo y lo hacía retorcerse bajo las expertas manos del asiático, que en algún momento subieron hasta su pecho y comenzaron a estrujar sus pezones sin piedad, dejándolos duros y sensibles ante cualquier roce o contacto ajeno. -Ah! Ah! China! Oh! Si!- China sabía lo que se avecinaba cuando el cuerpo del menor se contrajo con violencia, y por muy placentero que fuese, no lo iba a permitir, no tan pronto. Con fuerza tomó la cabeza de México y la empujo hacia delante bruscamente hasta que su mejilla chocó contra el escritorio frente a ellos, el dolor del golpe fue suficiente para sacar al mexicano de su éxtasis, pero China debía asegurarse de que no terminara tan rápido. -Ah! No! Eso duele! Ah! China!- Con fuerza, el asiático bajo su mano hasta el miembro del contrario y lo tomó, apretando con fuerza la base de este, evitando así que cualquier gota de semen se escapase. No le permitiría terminar antes que él, lo harían juntos o no lo harían. -¿Quieres que me detenga pequeño México?...- Pero no hubo respuesta alguna, solo un grito brutal de placer que llegó cuando China golpeó con dureza la próstata del menor. -Eso creí...- Con la misma dureza con la que había golpeado antes, China siguió embistiendo ese exacto punto una y otra vez sin detenerse hasta que las piernas de México perdieron la fuerza y se doblaron de cansancio cual gelatina a punto de derretirse, y de no ser por el agarre de China sobre sus caderas, seguramente habría caído de lleno al suelo. -Ya casi... Ngh solo un poco más- Una sensación cálida y placentera se comenzó a formar en el vientre del asiático; podía sentir como el interior de menor se contraía cada que intentaba llegar al orgasmo, pero era detenido por el duro agarre sobre la base de su miembro. Los repentinos cambios de presión llevaron a China al borde más rápido de lo que esperaba. -M-Mexico!- Dejando caer su pecho hacia adelante, China ancló sus dientes en el hombro del latino, mordiéndolo con fuerza mientras una corriente eléctrica de placer golpeaba su cuerpo, dejando que toda su semilla llenará el interior del más pequeño. México no pudo contenerse más, el dolor y el placer eran demasiados para que su pequeño cuerpo lo soportara, así que en cuanto sintió que el agarre en su pene se desvanecía, no tardó ni unos segundos en terminar con fuerza, manchando su pecho un poco mientras lo demás caía en el suelo de la misma manera en que las lágrimas caían por sus ojos. Con la respiración agitada el asiático dio unos pasos hacia atrás, sentándose de nuevo en la silla, saliendo del menor en el proceso. México al verse sin el apoyo del más grande cayó de rodillas al suelo, cubriendo estas con su propio semen. Su cuerpo entero temblaba con cansancio, sus ojos se sentían pesados y había una nube de neblina que cubría su mente, necesitaba dormir, y no le importaba si lo hacía en el piso de la oficina de su socio. Con una sonrisa orgullosa, China se puso de pie, acomodando su ropa con tranquilidad para después tomar al mexicano en brazos con suavidad; no dejaría que su pequeño tesoro durmiera ahí, no, él no era como Estados Unidos, él llenaría al pequeño México con tanto amor y pasión que olvidaría lo mucho que ha sufrido, era una promesa. Pocas cosas en la vida de China eran mejores que los negocios... Una de ellas era el sexo, y la más reciente, su amado, pequeño y hermoso México. Lo amaba, y haría que México lo amara también, no aceptaría un no por respuesta. Después de todo, él era mucho mejor que Estados Unidos.
78 notes · View notes
lilietherly · 4 years
Text
[Fanfic Good Omens] Indudablemente legal
¿La caída de quién?
¿Tomar el mal camino?
¿Descender?
¿Quién hablaba de irse al infierno?
Aziraphale intentaba hacer entrar en razón a su querido demonio. Parecía estar en pánico y no creía posible que existiera fuerza alguna para hacerle entrar en razón. «No voy a caer», «nadie va a quitarme mi aureola», intentaba decir el ángel una y otra vez al tiempo en que, y tal vez siendo demasiado dramático o más escandaloso de lo usual para él mismo, Crowley se pasaba frenéticamente a lo largo y ancho de la librería. «Seguiré siendo un ángel, querido», «no iré al "lado oscuro" por tu culpa», continuó diciendo tranquilamente, a la vez que escuchaba al otro regañarse e insultarse, tomando con fuerza mechones rojos entre sus dedos y mordiéndose los labios de vez en cuando.
Oh, claro… esos labios.
Los mismos que habían "osado" y "atrevido" a robarle un beso. Sería mentir, ciertamente, el decir que Aziraphale no podía superarlo, consiguiendo aún sonrojarse por aquella gloriosa y cálida sensación en su boca. Sin embargo, y si bien traviesamente deseaba un poquito más, Crowley no le permitía ahora ni siquiera recordar aquello como se debía, o como creía que debía. El demonio, apenas un par de segundos luego de besarle, había comenzado aquel errático andar por toda su tienda. Luego de casi treinta minutos, el ángel ya tenía respuesta sobre lo que estaba pasando. Pero así como fue inevitable en un inicio sentirse halagado por la preocupación de Crowley para con su destino, después de aquel inocente aunque hermoso contacto labial, todo el arrebato de auto insultos estaba, de a poco, haciéndole perder la calma.
No es como si fuera a enojarse, pero si tuviera que alzar la voz, es justo lo que haría.
—¡Me voy! —Anunció Crowley, gritando, deteniéndose a mitad del pequeño espacio que había entre todos esos libros. Asustado, por supuesto, Aziraphale se puso de pie, atragantándose con su propia saliva ante la sorpresiva conclusión del otro—. Y no pienses seguirme, ángel, esto es lo mejor. No voy a ser la razón de tu caída.
—Pero de qué… ¿de qué estás hablando? —Tosió un par de veces, siguiendo con rápidos pasos al demonio, quien estaba ya casi abriendo la puerta. Alabados sean los domingos, días de descanso en donde casi por ley su librería cerraba. Así no habría espectador que observara su “caída”.
—De esto, demonios —Crowley se acercó peligrosamente a Aziraphale, sosteniéndolo por la solapas con una mano, mientras con el pulgar de la otra acariciaba los suaves labios del ángel—. Ha sido un error, lo sabes muy bien. Si continúo tentándote no habrá más paraíso para ti —susurró, y en su voz Aziraphale notaba con una dulce claridad la preocupación de su demonio. Intentó no sonreír mientras era apartado, pero la risa fue inevitable cuando esos rojos cabellos estuvieron a punto de cruzar el umbral hacia la avenida. Con el ceño totalmente fruncido detrás de los lentes oscuros, el demonio rápidamente enfrentó a ángel—. Puede que yo sea el único que sufra aquí, pero no tienes que-
Sobre la punta de sus pies, fue esta vez Aziraphale quien robó un beso a Crowley.
—Es lo que he intentado explicarte —dijo, tomando entre sus suaves manos una de las del demonio. Sonriente, añadió—: si tan solo prestaras más atención a quien acabas de besar. Querido, aprecio tu preocupación, pero tienes que escucharme. —Crowley asintió despacio, dejándose arrastrar de nuevo al interior. Su ceño aún conservaba cierta desconfianza—. No voy a caer, seguiré siendo un ángel —repitió, sintiendo que lo hacía por milésima vez. Sostuvo ahora las dos manos de Crowley—. Aun si… llegamos a más —al decir esto, sus mejillas se pintaron de un hermoso rojo fuego.
—Pero yo te he tentado, ángel —replicó el demonio, sin entender nada más allá de saber cuánto le gustaba ese color en el adorable rostro de Aziraphale. Este, por su lado, solo negó un par de veces.
—No puedes tentar a quien por sí solo estaría dispuesto a hacer muchas cosas por ti —aclaró el ángel. Sonrojado hasta las orejas y con la mirada enfocada en la unión de sus manos, temblaba ligeramente—. Tentar implica un deseo egoísta, incitar a alguien a seguir un camino que terminaría solo en el beneficio propio. En el placer solo por el placer, y yo… te conozco, me conozco… nos conozco lo suficiente para saber que… —Nervioso, el ángel intentó aclararse por última vez—. Desde hace mucho tiempo —llevó una de sus manos hasta su pecho—, esto ha latido por ti sin que tú lo supieras, sin que tú lo desearas. No puedes tentar involuntariamente, ¿verdad? Si no es tu deseo o tu misión, entonces se reduce a ser solo lo que es.
Tan rápido como le fue posible, Crowley se deshizo del agarre en sus manos. Pero antes de que Aziraphale levantara su transparente mirada azul, el demonio ya le cubría fuertemente con sus brazos.
—Ella nos hizo capaces de amar, yo no fui tentado por ti —explicó el ángel, deseando contener la alegría en su voz quebrada, feliz dentro del cálido y apretado abrazo de Crowley.
—Si es el caso, entonces debemos irnos ya —dijo el demonio, sonriendo traviesamente. Mas ante la mirada dudosa del Aziraphale, aclaró—: Un vacío legal y una declaración de amor. Sacaríamos mejor provecho de ellos estando en casa, ¿no lo crees, mi ángel? —El corazón de Aziraphale palpitó con aprobación. Sus mejillas arreboladas asintieron radiantes. Sus ojos brillaron con anhelo.
Y su voz, como un coro celestial, aceptó sin mayor duda. Feliz.
12 notes · View notes
alejandromemesandmore · 3 months
Text
Tumblr media
Que
3 notes · View notes
kreacciones · 5 years
Text
Musa - Johnny (NCT)
Tumblr media
-Ambos parecen pareja- El comentario nos había tomado tan desprevenidos que Johnny y yo explotamos en risa, tanto que me apoye en su hombro mientras aún reía.
-Estas loco- Mark me miro incrédulo y negó con la cabeza.
-Bro, olvida eso jaja- Johnny aun no paraba de reír mientras le decía eso a Mark, yo aun trataba de relajarme, porque por alguna extraña razón mis mejillas se sonrojaron mientras aún no terminaba de reír.
No es que no tomara enserio a Johnny, pero, vamos, eramos amigos hace años y hasta me había visto en pijama con mi pelo sin lavar por tres días, si alguna vez hubiera existido una oportunidad, esta murió hace tiempo.
Salimos del restaurante y nos despedimos de Mark, el solo accedió a acompañarnos porque quería fotos para su Instagram, y con Johnny nos volvía locos la fotografía, por lo cual era una oportunidad para aumentar nuestra experiencia y así entre ambos apoyarnos en lo que necesitábamos. Era mi compañero, mi amigo y principal confidente, literalmente llevábamos todas las vacaciones viéndonos todos los días, y yo aun no comprendía el como no se había cansado de mi.
-Quedate quieta- me giré aun sorbiendo de mi bebida y sonreí al ver el flash saliendo de su cámara, empecé a moverme lentamente para que pudiera captar diferentes poses.-Me encantan, estas saldrán preciosas...
Sonreí y camine, Johnny me alcanzo y me ofreció su brazo para apoyarme, era tarde y las luces de la calle se habían encendido, mi casa no quedaba lejos y la de él tampoco, por lo cual irnos a pie no era una tontería.
-Papá me presto el auto, podremos ir a la playa por el día - Johnny dijo mientras miraba su celular, yo asentí con fuerza, quería ir alla pero no tenia aun licencia de conducir.
-Cargare ambas baterías y llévare ropa para modelar- Johnny me miro y sonrío.
-Llevare la análoga también, quiero probarla allá - me solté de su brazo y asentí.
-Genial, ¿mañana me pasas a buscar?
-Si, a las 7, duermete temprano - hice un puchero y el sonrío.- Nada de K-Dramas o me pondré celoso.
-No puedes ganarle a Lee Jong Suk - le saque la lengua y rei- Prometo estar a la hora John. Bye.
Entre a casa y fui a mi habitación, debía preparar mi bolso, seria genial ir a un lugar nuevo para poder sacar fotos y experimentar con diferentes luces.
Luego de ordenar todo mi madre llego a mi habitación, le conté el plan y dijo que haría comida para ambos ya que nos podría dar hambre en medio del camino, me pregunto como había salido todo hoy y le mostré las fotos que había tomado, ella sonrío al ver a Mark tan grande.
-Johnny se ve muy lindo en esta- yo asentí ante el comentario.
-Si ¿verdad? , a él no le gusto, pero no sabe que aun lo conservo- reí maliciosamente y mire a mi mamá que se había quedado callada.
-Hija, ¿estas segura que no te gusta?
-¿Que? ¿porque todos me hacen esa pregunta?- Negué con la cabeza mientras escondía mi rostro entre mi pelo mirando las fotos de mi cámara.
-Tu madre te conoce pequeña, pero no te presionare, sola caeras.- ahora ella reía maliciosamente.
Pase toda la noche viendo las fotos, y en eso alguien respondió mi historia de Instagram, la cual era una de Johnny mostrándole las fotos a Mark.
"Amiga, me preocupas, el 90% de tus historias sale Johnny"
Fruncí el ceño y me negué a contestarle a mi amiga, la cual me había abandonado por irse de vacaciones a otro estado. Pero en eso revise las historias de Johnny, las cuales al igual que las mías, aparecía yo el 90% de ellas... por eso la gente pensaba que eramos pareja.
Reí y bloquee el teléfono, tenia que dormir o Johnny no me esperaría mañana.
Desperté temprano, como nunca, me sentía emocionada por este pequeño viaje, tanto que faltaban 15 minutos y ya estaba abajo esperando que Johnny tocara la bocina, por mientras vagaba por Twitter a ver si encontraba nuevos memes por compartir, Johnny los amaba así que guarde varios para mostrárselo mas tarde.
En eso sentí el bocinazo y salí con mi bolso, al subir al auto el me ofreció un café.
-Awww Gracias - Bebi y era justo mi favorito- Mmm, maravilloso.
-¿Yo? lose - reí y besé su mejilla rápidamente antes de partir.
Puse la playlist mientras el manejaba, le conté de varias historias que vi en la red incluso que pasaba en el último capítulo de mi serie, hasta que me quede dormida en un momento mirando por la ventana. Desperté al sentir como el auto se frenaba, abrí los ojos y ya estábamos frente al mar.
Baje emocionada y espere solo que Johnny cerrara el auto para tomarlo de la mano y correr hacia la orilla. De hecho no lo solté incluso cuando ya mis pies tocaron el agua, pero en un momento el viento hizo que temblara levemente, me acerqué mas a Johnny y él como entendiendo mi señal me abrazo por la espalda, quedándonos allí, mirando como las olas rompían antes de que llegaran a nuestros pies.
-Mamá envío comida- dije levantando la mirada el sonrío.
-Suena genial, tu mamá siempre cocina maravilloso.
Fuimos por la orilla sacando fotos y probando la nueva cámara de Johnny, a veces me quedaba mirándolo a través del lente de mi cámara, notaba como poco a poco mi cámara se enamoraba del rostro de mi mejor amigo, mis manos no paraban de capturar sus rasgos y la memoria de mi cámara se agotaba poco a poco. Me aleje un momento para poder calmar mi corazón que por alguna razón empezó a latir mas fuerte, tanto que me costaba respirar y la cabeza no me paraba de dar vueltas al estar cerca de él.
Empecé a sacar fotos a unos surfistas del lugar, los cuales también accedieron a posar para mi, lo que provocó que me riera bastante tiempo por lo simpático que me resultaban, pero cuando ya se tenían que ir volví donde estaba Johnny.
Me senté a su lado en un banco y me mostró algunas fotos que saco por el otro extremo de la playa, eran bastante buenas, de hecho había una mía con el pelo revuelto por el viento y sonriendole.
-Esta es mi favorita de todas - dijo orgulloso, yo reí y golpee ligeramente su hombro.
-Debes tener miles de fotos de mi ya a esta altura- negué con la cabeza y el sonrío, saco su teléfono y abrió la galería, me mostró que tenia una carpeta llena de fotos mías, el rio y yo me sonroje.
-Dios Johnny... que vergüenza - reí y el solo se encogió de hombros.
-Como no podría tenerte acá, al fin y al cabo eres mi musa- bloqueo su teléfono y vi como en el fondo nos tenía a ambos.
Solo apoye mi cabeza en su hombro como respuesta, el tomo mi mano libre y la entrelazo con la suya, eso solo hizo que mi corazón empezara a latir mas rápido, pero no quería romper el contacto, porque... me sentía extrañamente feliz.
Seguimos un rato mas sacando fotos hasta que nos dio calor y solo pensaba en entrar en el mar.
-¿Entras conmigo?- dije mientras deslizaba mis shorts por mis piernas.
-Aun no, estaré jugando con la cámara un rato- asentí y amarre mi cabello con una liga, saque mi polera y se la lance en el rostro.
-No me tomes fotos asi- saque la lengua y camine hacia la orilla, el agua estaba bastante templada y poco a poco empecé a avanzar hasta ya tenerla a la altura de la cintura.
Me quede observando el fondo marino y lo transparente que estaba el agua, vi un cangrejo pasar y un alga siendo llevada por la corriente, en eso me giré y vi como Johnny se sacaba su polera y la lanzaba en la arena, al parecer había decidido venir conmigo.
Me hundi completamente en el agua y sentí como el frío de sus aguas me abrazaba quitándome cualquier rastro de calor provocado por el sol y por... por ¿Johnny?.
Recordé como su mano había estado junto con la mía, las veces que me abrazaba o simplemente me miraba... ¿realmente me gustaba?.
Salí a la superficie ya por falta de aire y vi como él ya estaba a solo centímetros de mi, sonreí y le lance un poco de agua, provocando que se estremeciera por el frío.
-Basta... Que tengo la piel de gallina- Johnny reía mientras me mostraba su brazo.
-Mientras mas te resistas mas difícil será despues- Le volví a salpicar agua y el respondió lanzándome mas agua, me escondí bajo el mar hasta que parara, pero en eso vi como también se sumergió y tomo mi brazo para sacarme a la superficie.
-Oye- rei.
-Oh no, no te escapas de esta- tiro de mi, me abrazo y nos sumergimos juntos otra vez, no paraba de reír en mi mente, era un niño cuando se trataba de estos juegos tontos.
Cuando salimos seguí riendo, sus manos en mi cintura descubierta hacían que mi piel se sintiera caliente ante su tacto, estaba sintiendo ya cosas tan fuertes por él que dudaba que esto se haya generado por solo un día... ¿Me había gustado Johnny desde antes y nunca lo había notado?.
Jugamos en el agua hasta que nos dio hambre, en ese momento al volver al auto después de secarnos revise mi teléfono y mi amiga me había llamado mas de 10 veces... debía ser una emergencia.
-Comprare algo para tomar, llámala... o se preocupara- me guiño un ojo y cruzo la calle.
Marco solo una vez y la voz aguda de mi amiga contesto al otro lado.
-QUE ESTE A MILES DE KILÓMETROS NO JUSTIFICA EL QUE NO ME CONTESTES.
Reí, siempre era dramática cuando se trataba de nuestra relación.
- Lo siento, estaba bañándome en la playa y deje el celular en el auto.
-Dejame adivinar, ¿tus planes tienen el nombre de Johnny no? - no respondí y ella suspiro. - Dios, dime por favor que ya se besaron o algo.
-¿Que? No... no, ¿Porque haría algo así? - me sonroje y mire hacia la otra calle donde Johnny hacia fila para comprar en un negocio.
-Vamos chica, es obvio que te gusta, deberías aceptarlo - dude y ella lo noto - Oye... llevas saliendo con el literalmente todo el verano y es él quien SIEMPRE te invita... hasta te etiqueta en sus historias con corazones, ¿¡QUE MAS SEÑALES QUIERES!?
- Creo... creo que de verdad me gusta...- Quite la vista del frente y mire mis rodillas.- Pero... debería decirle...yo...
-Ya, compre el de fresa para ti y el de cereza para mi- di un salto al escuchar la voz de Johnny abriendo la puerta del auto.
- Te... te llamo luego ¿si? - Colgué y lo mire.
-Estas roja... ¿tienes calor? - acerco su mano y yo la evite riendo.
-No, no.... es mi amiga, me hizo reír por una tontería.
Mi teléfono vibró y vi un mensaje.
"Vamos tigre, tu puedes... si vuelvo y no son novios te haré la ley del hielo"
-Aish....
-¿No te gusto el de fresa? si quieres te doy el mio... - negué con la cabeza y le sonreí.
-Esta perfecto, gracias.
Cuando ya el sol se estaba poniendo nos sentamos por ultima vez en la playa para ver el atardecer, el miraba hacia el mar y yo lo miraba a él, compartíamos un audífono con una canción sonando de fondo, quería tomar su mano pero me contenía apretando las mías contra mi cuerpo, ¿porque todo se me revelaba ahora?
-Debemos volver pronto - derrepente sus ojos se encontraron con los míos y pestañee rápido, asentí y mire al mar tratando de ocultar lo rojo que debía estar mi rostro. -¿Estas bien? Siento que has estado mas lejos de mi en todo el día... - Johnny hizo un puchero.
-Yo... eh, solo tengo muchas cosas en la cabeza... y...
-¿Te sentiste incomoda cuando tome tu mano? - la pregunta me tomo por sorpresa y negué rápidamente.
-No, no... eso no es... no es exactamente lo que... Aish yo... -Respire profundamente, tome sus mejillas y junte sus labios con los míos.
Cuando procese lo que había hecho me separe de él con pánico, él me tomo de los hombros y evito que saliera corriendo.
-¿Me acabas de besar? - sonrío y se rió, divertido por la situación.
-Yo, solo... solo olvida esto. - tape mis mejillas con mis manos.
-¿Estas loca? como quieres que olvide eso... - de solo un movimiento puso sus manos sobre las mías y volvió a besarme.
Dios mio de mi vida, ¿estaba realmente besando a Johnny?... y... oh Dios sus labios saben tan bien... sus manos se sienten tan firmes ahora en mi cintura... podría derretirme en ti ahora mismo...
El audífono aun transmitía sonido, el que estaba ignorando, porque estaba completamente perdida entre todo lo que significaba Johnny.
-Me gustas- susurro aun tocando mis labios con los suyos. - Y tenia miedo que todo lo que hiciera antes te alejara de mi...
-Johnny... tu también me gustas... y solo hiciste que confirmará lo que sentía por ti... así que creo que no hiciste nada malo - reí y escondí mi rostro en su cuello, el me abrazo y acaricio mi cabeza.
-¿Esto significa que Mark tenia razón? - reí y lo mire.
-No le demos la razón - Saque la lengua y el río.
♥️☁️🌙️
Tumblr media
49 notes · View notes
facarous · 4 years
Text
Warriors | WMatsui - Capítulo 26 (Traducción al español)
Una semana después.
Jurina, su katana asegurada en su mano, observó fijamente a su calmada y serena oponente femenina, tratando desesperadamente de comprender la situación. La frustración bullendo dentro suyo. La pelea había durado un tiempo, mucho más de lo originalmente planeado. Estaba tan convencida de ganar. Más que lista para probar a su estoica adversaria que finalmente encontrar una apertura a través de su invencible defensa. Aun así, su instructora estaba en silencio, a unos cuantos centímetros de distancia, de pie invicta frente a ella. Esperaban por la reacción de la otra, inmóviles, el viento de otoño parecía querer sacarlas de su concentración levantando las hojas de arce dispersas a sus pies.
Jurina levantó su arma y se lanzó hacia adelante, su espada inmediatamente bloqueada cuando intentó sorprender a su oponente con un rápido golpe viniendo desde la izquierda. Se mantuvo atacando, con fuerza, una y otra vez, no dejando a su adversaria un segundo para respirar. Nada consiguió romper su resistencia. Sin importar cuantas veces fue tras ella, los movimientos de su instructora permanecían precisos y mesurados, desviando cada golpe con desconcertante facilidad. Jurina podía sentirse más débil y cansada. La pelea se había vuelto interminable, drenando su energía.
Al hacer un error de principiante, uno que nunca debería de haber hecho, Jurina se detuvo y dio un desequilibrado paso hacia atrás, recobrando el aliento. “Sí, sí. Lo sé. Estoy perdiendo mi paciencia.”
Rena parpadeó, confundida, y bajó su katana. “No dije nada.”
“No tienes que hacerlo. Puedo escucharte pensarlo.” Jurina, sudando, contuvo el aliento. Por mucho que le doliera admitirlo, tenía que admitir la derrota. A regañadientes, deslizó su katana de vuelta a su saya. “Esta pelea no va a ninguna parte.”
Jurina notó un tenue destello de diversión en el rostro de la instructora de kenjutsu, antes de que su expresión se volviera seria de nueva. “Fuiste tú quien insistió en recibir estas lecciones privadas cada mañana.”
Jurina dejó salir un suspiro abatido, asintiendo, y pasando la vista por el vasto bosque de arces rodeándolas. Se sintió impotente, sabiendo muy en el fondo que la otra mujer estaba en lo cierto. La semana pasada, no había dejado de importunar a la instructora de kenjutsu con su petición. Al principio, se había rehusado, diciendo que temía cómo el trato especial pudiera ser interpretado si llamaba la atención de los otros alumnos. Al final, la determinación de Jurina pudo con la resolución de la instructora. Cada mañana durante la pasada semana, entrenaron juntas por una hora, lejos de las miradas indiscretas, en la profundidad del bosque de arces. Jurina pensó que esas lecciones le ayudarían a progresar más rápido. Desafortunadamente, aun esa incapaz de traspasar la técnica de espada de su maestra.
“Pero estás en lo correcto,” habló Rena, rompiendo el silencio que se había instalado entre ellas. “Estas lecciones tienen poco uso si no respetas las reglas de oro del kenjutsu, y no eres capaz de enfocarte en los movimientos de tu enemigo.”
El humor de Jurina cambió y se relajó; sus ojos brillaron con travesura. “Oh, confía en mí.” Se acercó, sus dedos encerrando la tsuka de su katana en su cinturón. “Te he estado prestando atención.”
“Entonces…” Rena se movió hacia atrás con precaución. “Debiste de haber sido capaz de tocarme, ¿No crees?”
Jurina le sonrió astutamente y continuó avanzando. “Creo que es porque no estoy usando la técnica correcta para vencerte.”
La confusión cruzó por los ojos de Rena. “¿La técnica correcta?”
“Sí.” Jurina dio otro paso confiado hacia adelante.
“¿Q-Qué estás haciendo?” Rena levantó su arma en el aire.
La mano de Jurina sobre su katana, pero no hizo ningún movimiento para sacarla, con malicioso deleite al ver la duda en la mirada de su protectora. Cuando Rena se movió hacia atrás de nuevo su espalda golpeó con el tronco de un árbol, sus ojos ensanchándose con el contacto, y Jurina no perdió la oportunidad para reducir la distancia. Rápidamente, previno su escape colocando una mano en el tronco mientras con la otra atrapaba a Rena por su cintura. Jurina acercó su rostro al de ella, estudiándola con ojos hambrientos, sintiendo el cuerpo de su protectora temblando contra ella, y se inclinó hacia adelante para susurrar en su oído. “Y creo que lo encontré.”
Los labios de Jurina atacaron su cuello con una ráfaga de besos, bajando hacia su hombro. Cuando Rena abrió su boca para protestar, la contuvo con besos. Una mano la sujetó con fuerza por la tela de su kimono y la empujó hacia atrás, pero Jurina no se agitó, saboreando el sentimiento del dulce y picante sabor de los labios de Rena sobre los suyos. Ella forcejeó de nuevo, pero Jurina envolvió ambos brazos alrededor de su cintura en un agarre que no pudo romper. Después de un par de desesperados intentos, la fuerza en el garre de Rena en su kimono disminuyó. La boca de Jurina se convirtió en una sonrisa de victoria, encontrando los labios de Rena suaves, cálidos y ansiosos de recibir a los suyos.
El pulso de Jurina se aceleró, incluso más rápido de lo que ya era. Presionó sus labios contra los de ella de nuevo, su protectora respondiendo a sus besos y aferrándose a ella, dándole todo el ánimo que necesitaba para continuar. El corazón de Rena estaba latiendo como un tambor contra su pecho, y sabía que ahí había una atracción que ninguna podía ignorar. Los besos de Jurina se habían tornado más posesivos y demandantes, dándose cuenta de lo que estaba haciendo y temiendo que su repentino fervor pudiera ir muy lejos, se forzó a sí misma a calmarse.
Jurina separó su boca de la ella y miró dentro de sus ojos, observado la duda en su mirada en respuesta a su pasión e intensidad. El beso suavizándose cuando acarició los ligeramente magullados labios de su protectora con suaves roces. Permitió a sus labios recorrieran lentamente el delgado cuello de Rena, saboreando el involuntario gemido que escapó de la boca de su amante. Tan absorta en el placentero momento de intimidad que estaban compartiendo, que Jurina se reprendió cuando se dio cuenta que casi había olvidado su objetivo inicial.
Mientras mantenía una mano alrededor de la cintura de su instructora, utilizó su otro brazo para acercarse a la mano que Rena estaba usando para sostener su katana, lente y gentilmente rodeando su muñeca. Ni siguiera necesitó el uso de la fuerza, su protectora visiblemente demasiado distraída por sus besos como para prestar atención. Sin mucho esfuerzo, Jurina aflojó el agarre de Rena en su katana y extrajo el arma de su mano, dejando que cayera a un lado descuidadamente. Ante el sonido de la hoja golpeando contra la cama de hojas de otoño, Rena inmediatamente se apartó del beso.
“Sí, creo que encontré una nueva y efectiva técnica para desarmarte.” Jurina no pudo evitar relamerse, robando otro beso de la sorprendida chica. “Pero no te preocupes, el secreto está a salvo conmigo. No le diré ni una palabra a los otros.”
La desorientada mirada de Rena cayó sobre ella, y le tomó unos cuantos segundos entender el significado completo de lo que había ocurrido. “¡¿E-En serio, Jurina-san?! Sus ojos bien abiertos mientras la miraba con incredulidad. “¿Estás orgullosa de ti misma?” Se inclinó, recuperando su caída katana con prisa, y colocándola de nuevo en su saya. “¿Crees que este tipo de infantil y tonto truco te servirá en el campo de batalla?”
La sonrisa de Jurina se desvaneció un poco, su expresión volviéndose más suave y comprensiva al observar la manifiesta decepción de su instructora. “Lo siento.” Jurina extendió la mano para acariciar su mejilla de manera tierna, sorprendiéndose de cuan natural y correcto se sentía el gesto de afección. “Creo que tienes razón. No he estado del todo concentrada durante el entrenamiento últimamente.” Retiró sus dedos, ligeramente desconcertada por su propio comportamiento. “Quiero progresar en la espada. Era mi único objetivo este ultimo par de meses, pero…” su voz se apagó, vacilante. “Pero siempre encuentro mi mente vagando en tu presencia.”
Mientras sostenían sus miradas, midiendo la reacción de la otra, Jurina no perdió de vista la manera en la que la mirada de Rena iba a sus labios, antes de rápidamente subir una vez más a sus ojos cuando se dio cuenta que había sido atrapada en el acto. “N-No, es suficiente.” La instructora de kenjutsu dio un decidido paso hacia atrás. “Ya nos hemos dejado llevar lo suficiente. No podemos hacer esto. No ahora. No aquí.”
“¿Por qué no?” Jurina gruñó. Redujo la distancia, rehusándose a desalentarse por el rechazo. “Sé que también lo quieres, y no hay alguien más aquí. Estamos completamente solas. Solo tú y yo. Así que, ¿Qué es lo que nos detiene?”
“¡Se supone que estamos entrenando!”
La protesta era demasiado débil para convencerla. Jurina lamió sus labios; un brillo travieso en sus ojos. “Ya terminamos, y yo gané.”
Se acercó a ella, deteniéndose cuando su instructora colocó una mano en su pecho para detener su avance. Con sus rostros solo a unos centímetros de distancia, Jurina podía escuchar la respiración rápida de Rena, atestiguando la vulnerabilidad mostrada, una que solo aparecía en los ojos de la samurái cuando se encontraban completamente solas. Desde que intercambiaron su primer beso en el dormitorio de su protectora una semana atrás, Jurina constantemente sentía su autocontrol y fuerza de voluntad desvaneciéndose en la presencia de Rena.
Jurina trató de recolectar sus pensamientos dispersos. Entender el por qué se sintió tan irresistiblemente atraída por su instructora. Por qué le costaba tanto luchar contra el aliciente de probar sus labios una y otra vez. El impulso de acercarla y tomar posesión de su boca con la de ella era difícil de resistir. Antes de darse cuenta de lo que estaba haciendo, Jurina ya había capturado su boca y colocó sus labios sobre los de ella. Esta vez, su instructora mostró poca resistencia, su cálido aliento le puso la piel de gallina corriendo por el cuello de Jurina mientras se besaban.
Los besos de su instructora aún eran un poco tímidos y vacilantes, casi como si tuviera miedo de dejarse ir. Rena era una persona tranquila y serena, a quien le gustaba tener control en cada pequeño aspecto de su vida. La confesión de su atracción mutua las había tomado a ambas por sorpresa. Jurina aún tenía dificultades para expresar y poner nombre a lo que estaba sintiendo exactamente. Y podía fácilmente imaginar que su protectora estaba igualmente desestabilizada por lo que estaba pasando entre ellas.
El repentino relinchido de un caballo las sorprendió a ambas, y se separaron, dándose la vuelta para descubrir a un jinete acercándose. Mientras las cejas de Jurina se fruncían, y miraba a la maestra kunoichi que se había atrevido a romper su momento de paz a solas, una expresión de vergüenza se extendió por la cara de Rena, aunque muy brevemente al recomponerse inmediatamente y se ajustaba sus ropas, dirigiéndose educadamente a la recién llegada. “Kitahara-san, ¿Qué la trae por aquí?”
“Discúlpenme por la interrupción, pero Momijimori no kami dono requiere la presencia de la maestra kenjutsu.”
“Tendrá que esperar, porque no hemos terminado,” dijo Jurina secamente.
“Por supuesto, Kitahara-san. Le seguiré de regreso al clan de una vez.” Rena respondió rápidamente, y le dirigió a Jurina una mirada de reproche. “Watanabe-san, continuaremos la lección mañana. ¿Por qué no continúa entrenando por su cuenta mientras tanto? Creo que usted tiene algunas fallas en las que trabajar.”
Jurina arqueó una ceja ante la formalidad empleada, antes de sonreír. “Por supuesto, Rena-san. Trabajaré duro en esas fallas que mencionas, e impacientemente esperaré por el momento de nuestra próxima lección privada.”
El doble significado en sus palabras no pasó desapercibido para la instructora de kenjutsu, y Jurina dio una ligera sonrisa maliciosa ante la mirada desaprobadora de Rena. Sin agregar alguna palabra, la instructora dio media vuelta sobre sus talones y montó su caballo, agarrando las riendas de su yegua. Jurina no se molestó en esconder su diversión mientras Rena seguía a la maestra kunoichi, su instructora inteligentemente evitando encontrarse con su mirada todo el tiempo. Jurina apoyó su espalda contra un árbol, sin pasar desapercibido el alto y lastimero relinchido de su semental, haciendo juego con su actual mal humor ahora que las dos figuras femeninas habían desaparecido en la distancia. Esa noche, tenía intenciones de compensar por esta interrupción.
 **********
 La inquietud llenó el pecho de Jurina mientras observaba la escena que se desarrollaba en el patio de entrenamiento de tiro con arco. Sentada en el porche, golpeando su pie derecho en el suelo, ignoró las miradas curiosas que algunos samuráis le mandaban para enfocarse en Mayu, quien practicaba diligentemente sus disparos. Debería estar orgullosa de presenciar todo el progreso que su hermana había logrado desde su llegada al clan, si tan solo no estuviera tan molesta por la presencia de otra mujer a su lado. Jurina había perdido la cuenta de cuántas veces la instructora de kyudo se habían acercado a ella para murmurar algo al oído de Mayu, o casualmente poner una mano sobre su hombro como si fuera la cosa más natural del mundo.
¿Ponía al menos atención la instructora a los demás jóvenes samuráis entrenando en el campo? Porque esto se parecía demasiado a una lección privada.
Una cosa era cierta; Mayu no parecía importarle la atención especial que estaba recibiendo. De hecho, demasiado seguido Jurina podía encontrarla mirando de vuelta hacia la dirección de su protectora, intercambiando sonrisas secretas con ella cada que una de sus flechas golpeaba el centro. Su hermana estaba perdida en su propio mundo, mirándose feliz, obviamente disfrutando no solamente de su reciente descubierta pasión por la arquería.
Jurina se dio cuenta de cuánto tiempo había estado mirando cuando los jóvenes samuráis bajaron sus arcos y procedieron a recoger el equipo, dejando uno por uno el patio después de agradecer a su maestra por la lección diaria. Muy pronto, todos los aprendices se habían dispersado y el patio se vació, excepto por Mayu, quien visiblemente tenía problemas para separarse de la instructora. Jurina observó cómo su conversación se prolongaba y continuaba, ninguno de las dos parecía lista para ponerle un fin, hasta que finalmente Mayu se retiró y dejó atrás a la instructora de kyudo.
Era el momento que Jurina había esperado para intervenir. Sin una pizca de duda, se levantó y entró al patio, aproximándose a la instructora de kyudo quien estaba revisando la buena condición de las lanzas y flechas. “Sé lo que estás haciendo con mi hermana.”
Yuki dio media vuelta, sorprendida de ver a la nueva presencia femenina detrás de ella. “W-Watanabe-san, no le escuché aproximarse. Lo siento…” Frunció ligeramente el ceño en confusión. “¿A qué se refiere?”
Jurina revisó su rostro sospechosamente. “¿Me tomas por una idiota? Puedo ver que estas tratando de seducirla.”
“¡¿S-Seducirla?!” Yuki casi se ahoga con la palabra. “No sé lo que usted piensa que vio, pero yo no-”
“Quiero que sepas que tengo mis ojos en ti,” Jurina la interrumpió, con tono brusco. “Si te atreves a lastimar a mi hermana…” Dio un amenazador paso al frente. “Tendrás que responder ante mí.” Sus ojos permanecieron en Yuki, retándola. “Estoy advirtiéndote, Kashiwagi-san. Ni siguiera pienses en jugar con sus sentimientos.”
Yuki se quedó con la boca abierta, demasiado estupefacta para responder, y mirando a la chica menor quien abruptamente piso sobre sus talones y se fue sin otra palabra. Al repetir su breve pero memorable conversación, Yuki no sabía que era lo que le sorprendía más. Que la joven Watanabe-san pudiera pensar tan mal de ella y sus intenciones hacia su hermana mayor, o que había tenido el atrevimiento de usar semejante tono rudo con ella y amenazarla sin el menor de los remordimientos.
 **********
 “Ah, Matsui-san, tome asiento. Estaré con usted en un momento. Necesito terminar de leer y firmar estos pergaminos, de otra manera mi obstinado consejero no me dejará en paz por el resto del día.”
“P-Por favor, tome todo el tiempo que usted necesite, Momijimori no kami dono. No hay prisa.” El consejero designado, que estaba justo detrás del hombro de Mariko, se enderezó rápidamente y tartamudeó. La cabeza del clan no levantó la nariz del pergamino, su ánimo bromista claramente perceptible mientras continuaba leyendo, Rena ocultaba una sonrisa cuando las facciones del consejero se contorsionaron con gran incomodidad.
Rena se arrodilló sobre el cojín frente a ella, su mirada se deteniéndose en la más alta autoridad del clan sentado detrás de la oficina, antes de que su atención fuera atrapada por la tranquila presencia de la maestra kunoichi. Rena estaba un poco desestabilizada, preguntándose por qué la cabeza del clan también había solicitado la presencia de Rie para esta reunión. Mantuvo sus preguntas para sí misma, esperando que la cabeza del clan estuviera lista para dirigirse a ella. Cuando la habitación quedó en silencio, ella dejó que su mente se dispersara, sus pensamientos eran un desastre desde esta mañana. Era consciente de que debía tener una conversación seria con su protegida y discutir lo que había ocurrido durante la lección de entrenamiento de la mañana. Necesitaba hacerle entender que este tipo de comportamiento frívolo no estaba permitido y que de ninguna manera podría volver a ocurrir si deseaba seguir recibiendo esas privilegiadas lecciones privadas.
Desde el primer beso que habían compartido en la habitación de Rena hacía una semana, su joven protegida se había vuelto más y más audaz. En presencia de testigos, todavía era lo suficientemente sabia como para no cruzar los límites y no mostrar demostraciones públicas de afecto, pero era otro asunto tan pronto como tenían el más mínimo momento de privacidad. Cuando su protegida había pedido clases privadas de kenjutsu, afirmando que no estaba progresando lo suficientemente rápido junto a los demás, Rena había dudado por mucho tiempo, temiendo que pudieran surgir tales problemas.
Un par de veces había atrapado a su protegida mirándole atentamente a los labios durante las lecciones públicas de kenjutsu, y le había costado a Rena mucho autocontrol ignorarlo y pretender que no lo notaba. ¡No es de extrañar que su protegida se quejara de que no estaba progresando! ¡Constantemente estaba distraída! Rena consideró seriamente poner fin a esas lecciones matutinas después de la forma en que se habían desviado de su propósito original, sin mencionar la forma tan grosera en la que Jurina se había dirigido a la maestra kunoichi.
“Matsui-san. ¿Qué tan bien podría usted decir que sus nuevos alumnos han progresado?”
Rena se enderezó y formó una sonrisa cortés. “Muy bien. En unos meses, no creo que tenga nada más que enseñarles.”
“Siempre hay algo que aprender de la maestra de kenjutsu, pero es bueno escuchar eso.” Mariko asintió en aprobación. “Me gustaría enviar un par de samuráis junto con algunos de nuestros espías para revisar los límites de nuestro territorio. Inicialmente deseaba escoger a Sagara-san y Atami-san para esta misión, pero Sagara-san no está completamente recuperado de la herida en su pierna, y Atami-san no ha regresado de su viaje al clan Murakami. Es cuando pensé que podría ser una buena oportunidad para probar a sus nuevos estudiantes. ¿Cree que alguno de ellos podría estar listo para ir en una misión de patrullaje?”
Rena proceso la información, ahora entendiendo la razón detrás de la presencia de la maestra kunoichi. “Seleccionaré a un par de mis mejores estudiantes para esta misión. Tanaka-san y Matsuura-san ahora son lo suficientes maduros para completar una misión.”
“Perfecto.” Satisfacción cubrió el rostro de Mariko. “Le dejaré a usted y Kitahara-san decidir los términos y organización. Confió en ustedes para hacer de esta misión un éxito.”
“No la decepcionaré,” dijo Rena, e inclinó su cabeza. “¿Hay algo más con lo que desee mi ayuda?”
“No, eso será todo.” Mariko descansó la espalda en su silla, mirando pensativa. “Pero, de hecho, hay algo más que quiero preguntar. Han sido tres meses desde la llegada de las hermanas Watanabe al clan. Kashiwagi-san parece haber desarrollado una buena relación con su protegida, y quería saber, ¿Cómo están progresando las cosas con su protegida? ¿Han sido capaces de solucionar sus diferencias?”
Rena fue momentáneamente tomada por sorpresa. “¿Nuestras diferencias?”
“Si recuerdo correctamente, que una vez me pidió si otro samurái podía ser puesto a cargo de su protección. Usted temía no ser la adecuada para la tarea. ¿Su opinión ha cambiado?”
“Oh, Yo…” Rena fue ligeramente desestabilizada. “Algunas veces aún es difícil de manejar,” admitió, antes de agregar cuidadosamente. “Le agradezco su preocupación, pero puedo afirmar que nuestra relación no es tan conflictiva como solía ser a su llegada. La situación ha mejorado desde nuestra última conversación.”
Una sonrisa arrugó la boca de Mariko. “Sí, eso es lo que pensé, pero quería confirmarlo en persona. De lo contrario, no creo que hubiera aceptado dar clases privadas a la joven Watanabe.”
Los ojos de Rena se abrieron y desvió la mirada hacia la kunoichi.
Mariko le sonrió con desvergonzado deleite. “Por favor, no culpe a Kitahara-san por su indiscreción. Tenía curiosidad por descubrir cómo estaba evolucionando su relación, y pude haberla acosado con preguntas una o dos veces.”
Rena palideció, temiendo cuánto podría haber divulgado la maestra kunoichi sobre la naturaleza de su relación. Sin embargo, no tuvo tiempo de pensar más allá ya que la cabeza del clan comenzó a toser. La preocupación la llenó cuando la tos continuó y no parecía querer cesar. “¿Está todo bien?” Se levantó de su posición de rodillas, alerta. “¿Debo pedirle al médico que venga?”
“No, no. Está bien.” Mariko le quitó importancia con un rápido movimiento de su mano. “Es el cambio de estación. El otoño nunca ha sido la temporada que más me favorezca. Tal vez debería pedirle que mezcle alguna de sus pociones herbales.”
Rena se relajó un poco.
“Gracias, Matsui-san. Eso sería todo.” Mariko se dirigió a ella, entonces inclinó su cabeza hacia la kunoichi a su lado. “Puede retirarse también, Kitahara-san.”
Ambas mujeres inclinaron la cabeza respetuosamente y se retiraron en silencio, Rena dando una última mirada a la cabeza del clan cuando la puerta se cerró frente a ella, lo suficiente para ver que ya se había sumergido de nuevo en su pila de trabajo.
“Dime que día te conviene para organizar esta nueva misión, y acomodaré mi horario a tu disposición.”
Rena miró a la mujer quien estaba caminando a su lado, y pensando sobre su pregunta. “Esta tarde está bien.”
“De acuerdo,” Rie asintió, antes de agregar titubeantemente. “Esta mañana, no hablamos, pero quería decir…”
“No hay necesidad de mencionarlo.” Rena hizo una mueca, evadiendo su mirada. “He sentido suficiente bochorno con que presenciaras un momento tan vergonzoso.”
“De verdad no era mi intención espiarte,” dijo Rie, ocultando una sonrisa. “Y quiero aclarar que solo le dije a Shinoda-san que te llevas mejor con la joven Watanabe. No entre en detalles ni di ninguna especificación.”
El asombro afectó el rostro de Rena; su ritmo desacelerándose inconscientemente. “Te agradezco tu discreción, pero debes de saber que nunca te pediría que le ocultes algo a Shinoda-dono.”
“Sé que no lo harías,” dijo Rie en voz baja, de acuerdo. “Pero no creía que fuera una cuestión de la más grande importancia de la que Shinoda-dono debería escuchar.”
Rena la miró agradecida.
“Shinoda-dono siempre ha tenido una naturaleza perceptiva.” El tono de Rena era más relajado y casual mientras continuaba. “Una cualidad que con frecuencia le envidió. Algunos días, incluso sospecho que ella sabía exactamente lo que estaba haciendo cuando puso a la joven Watanabe bajo mi cuidado.” Hizo una pausa pensativa. “Aún me pregunto que la llevó a aceptarlas en nuestro clan. Por lo que sé, es una decisión que nunca compartió con nadie más, y nosotros no sabemos nada sobre ellas.”
“Tienes razón. Esa es una información que siempre mantiene para sí misma,” concedió Rie, entonces agregó con convicción. “Pero creo que Shinoda-san nunca hace nada por casualidad. Probablemente tiene una buena razón para dejar a las hermanas Watanabe unirse a nuestro clan. Una razón que tal vez algún día decida compartir con nosotros.”
Dejaron de caminar y se miraron la una a la otra, Rena notó a los jóvenes shinobis esperando por el establo. “¿Irás a una misión, Kitahara-san?”
Rie siguió su mirada, sonriendo cuando vio al grupo de hombres mirando en su dirección. “No exactamente. Estoy a punto de enseñarles un ejercicio que dejara sus cuerpos adoloridos por el resto de la tarde.”
Rena se rió suavemente, sabiendo cuánta resistencia y estamina requería el entrenamiento físico, sin mencionar lo exigente y estresante que podía ser. “Por favor, no seas demasiado dura con ellos.”
“No te preocupes. No les pediría nada que no estuviera preparada para hacer yo misma,” bromeó ligeramente Rie.
“Entonces supongo que aquí es donde nuestros caminos se separan,” dijo Rena, sin molestarse en ocultar su diversión. “Nos veremos más tarde según lo acordado.”
Rena siguió la forma retirándose de Rie cuando esta último asintió y se alejó de su lado, dándose cuenta de lo agradable que había sido su conversación. Ni siquiera podía recordar la última vez que se había sentido tan a gusto en la presencia de la maestra kunoichi. ¿Podría esto marcar un nuevo inicio en su relación?
 **********
 Cuando Rena tomó la dirección de su habitación para retirarse por la noche, ya estaba completamente oscuro afuera. Después del largo y agotador día que había tenido, podía sentir el cansancio haciendo lentos sus pasos y amenazando con cerrar sus pesadas pupilas en cualquier momento. Entre sus responsabilidades diarias como la mano derecha de Shinoda-dono, las lecciones de kenjutsu que impartía, el plan de la reciente misión que tenía que supervisar con la maestra kunoichi, y los ocasionales problemas que surgían y requerían su atención, Rena apenas tenía tiempo para respirar.
Su mente estaba aturdida por el sueño, su cuerpo ansioso por ir al confort de su futon, cuando sus pensamientos se dirigieron repentinamente hacia su protegida. No pudo evitar preguntarse por su paradero, triste porque sus caminos apenas se habían cruzado en todo el día. Ese ultimo par de días, a menudo fue el caso, su alta posición con el clan la mantenía extremadamente ocupada y le impedía verla tanto como deseaba, excepto por las lecciones diarias de kenjutsu. Ante el recuerdo de lo que había pasado esa mañana, Rena se sintió nerviosa y frustrada por el comportamiento de su protegida, repitiéndose a sí misma que necesitaba tener una conversación con ella.
Al llegar frente a su dormitorio, Rena abrió la puerta y dio paso dentro, deteniéndose de golpe cuando descubrió la sombre de un cuerpo acostado en su futon. Aturdida, le tomó unos cuantos segundos reaccionar, la oscuridad impidiéndole distinguir el rostro oculto debajo del kakebuton. Por fin, sus pies se movieron hacia adelante y cruzó la habitación, prendiendo la pequeña vela en la mesa de noche, sus facciones contorsionadas con incredulidad cuando reconoció a la presencia femenina. “¿J-Jurina-san? ¿Qué estás haciendo aquí?”
Una cabeza lentamente se levantó del makura, y dos ojos se abrieron para verla. “¿Qué no es obvio? Estoy durmiendo contigo.”
Rena se quedó con la boca abierta ante la indiferente respuesta. “¿Qué? ¿Desde cuando acordamos tal arreglo de convivencia?”
“¿Desde que empezamos a besarnos la semana pasada? Pero no te preocupes, le avisé a mi hermana que estaría durmiendo contigo.”
“Le dijiste qué a tu hermana?” Rena exclamó incrédula.
Jurina dejo salir una pequeña risa. “Tranquila. Lo tomó bastante bien. Además, no tienes porque estar temerosa. Ya no duermo desnuda. Puedes verlo tu misma. Estoy completamente vestida debajo de la colcha.”
Rena sintió que el color le subía a sus mejillas. ¿Realmente tenía que recordarle tan vergonzoso día? “Jurina-san.” Rena se aclaró la garganta, recuperando la compostura, tratando de mantener su voz tranquila y regular. “No puedes entrar a mi habitación cuando te plazca. Solo porque nuestra relación se ha convertido en algo más... en algo más profundo, hay límites que respetar.”
“Pero los estoy respetando. De otro modo, estaría desnuda justo ahora.”
Ante el tono burlón de su protegida, otro rubor de vergüenza se extendió por el rostro de Rena. De alguna manera, tenía la sensación de que nada de lo que dijera le ayudaría a ganar esta discusión entre ellas. Rena escrudiñó a la chica recostada, con los ojos cerrados, en su futón, y fingiendo volver a dormir. “No sé qué me impide echarte por tu descaro.”
“Oh, podrías. Pero sé que no lo harás.”
Rena sintió perder el control. Ella nunca perdió sus estribos. Ni una sola vez. Incluso cuando se enfrentaba a las situaciones más difíciles, siempre lograba usar la calma y la diplomacia en su beneficio. Desde que la joven hermana Watanabe había sido puesta bajo su cuidado, su legendaria paciencia había sido puesta a prueba en más de una ocasión. Y ahora, ingenuamente, creyó que su relación había evolucionado y que habían hecho un progreso sustancial en ese aspecto de su personalidad. Que su protegida coqueteara nuevamente con sus límites agotaba su paciencia hasta el punto de ruptura.
“Mira, solo quiero dormir. Prometo que me comportaré. Sabes que nunca haría nada en contra de tu voluntad.”
Rena quiso reír, lista para contestar que ella en verdad no había escuchado sus protestas en el bosque de arces. Sin embargo, por alguna razón, mantuvo esos pensamientos para sí misma, y la genuina sinceridad que percibió en la suave y gentil voz de su protegida consiguió tocar alguna fibra. “D-De acuerdo, te dejaré dormir aquí hoy.” Se escuchó decir, contra toda razón.
La niña más joven la miró con atención; sus labios se curvaron con diversión. Rena lo ignoró, alejándose y desabrochando la katana en su cintura, y colocando su arma en el puesto asignado. Rena prácticamente podía sentir un par de ojos clavados en su espalda mientras comenzaba a desvestirse, quitándose su kimono negro y su hakama a juego, cambiando su ropa diaria por su yukata de noche. Cuando se dio la vuelta y se acercó al futón, su protegida ni siquiera se molestó en ocultar el hecho de que la había estado mirando descaradamente todo el tiempo, la sonrisa socarrona en sus labios era suficiente para revelar su actitud astuta.
Rena tomo asiento en el futon, asegurándose de poner suficiente distancia entre ellas al acostarse a su lado. Cuando se miraron una a la otra, estudiando a la otra a través de la débil luz de la vela, Rena sintió su garganta estrecharse, consciente de la ambivalencia de sus conflictos internos entre deseos contradictorios. Estaba teniendo problemas lidiando con los nuevos sentimientos emergiendo en ella, y una parte de ella no pudo evitar temer que tal vez esto estaba yendo un poco muy rápido.
“¿Realmente tienes miedo de que te toque?”
Rena escuchó el sonido en la voz de su protegida y sintió su corazón doler. Ahora temía que sus recientes palabras y acciones habían sido interpretadas de manera incorrecta. Hacía una semana, ella había dado un salto de fe, regresando el beso a la chica quien inesperadamente le había atrapado su corazón, y decidió darle a esta relación una oportunidad. Rena podía decir que aun tenían mucho que aprender la una de la otra, y era crucial que se adaptara a los deseos y necesidades de la otra. Pero si había una cosa a la que se rehusaba, era a dejar que su protegida creyera que no era seria sobre ellas. “No es eso. Sabes de mi afecto hacia ti.” Rena extendió su mano, gentilmente acariciando la mejilla de su protegida, apartando unos cuantos mellones de cabello de sus ojos. “Pero tienes la tendencia de no siempre escuchar y no ser capaz de controlarte a ti misma cuando estamos solas. Como esta mañana, por ejemplo.”
Una sonrisa curvándose en la boca de Jurina. “Pero disfrutaste cuando te besé, no lo niegues.”
Rena agitó su cabeza incrédulamente. “No me gusta cuando lo haces como a ti te place, sin importarte mucho mi consentimiento.”
“Pero te gustó,” insistió Jurina, acercándose, sin dudar en invadir su espacio personal en el futon. “Justo como ahora estás mirando a mis labios y preguntándote si voy a besarte de nuevo.”
Rena tragó saliva, reprendiéndose a sí misma. Estaba tratando desesperadamente de hacerle entender como se sentía algunas veces sobre su fuerte y posesiva actitud. No solo su protegida no estaba escuchándola realmente, si no que su propio cuerpo eligió traicionar sus pensamientos. Se había permitido bajar la guardia. Y su protegida no dudó en tomar ventaja de ello. Cuando esta ultima puso su cuerpo más cerca, Rena no encontró la fuerza ni el deseo de resistirse, temblando a pesar de sí misma cuando juntaron sus labios. El beso era lento y suave, recordándole su primer beso. El beso que Rena había iniciado, liberador, pero también tímido y vacilante.
El beso no era hambriento y demandante como ella se había acostumbrado, pero lleno de gentileza y paciencia. Su protegida no era tan dominante como algunas veces había probado ser; y Rena tomó control del beso sin darse cuenta. Rena rozó sus labios con los de ella, sintiendo una sensación revoloteante en su estomago cuando su protegida le devolvió el beso con suavidad. Rena tomo su tiempo, acariciando su mejilla con sus dedos, permitiéndose besarla de nuevo y ser vulnerable durante tal momento de intimidad. La sensación de una cicatriz bajo sus dedos la hicieron detenerse y lentamente se separó, estudiando la marca, cuidadosamente trazándola, antes de que su mirada se encontrara con su protegida.
Su orgullosa y satisfecha expresión hizo sonreír a Rena. “¿Eso es por lo que estabas esperando, no es así? ¿Qué tomara el control?” Rena miró dentro de sus ojos, sus labios curvándose en una sonrisa cuando su protegida se inclinó hacia ella y trató de capturar sus labios en otro beso. “Creo que son suficientes besos por hoy.” La detuvo, gentilmente colocando su dedo índice sobre sus labios. “¿No crees?”
Un pequeño puchero se formó en los labios de Jurina, pero no protestó. Rena se sentó en el futón y se dio la vuelta, soplando la vela, el dormitorio sumido en la oscuridad total. Rena se recostó y buscó la silueta femenina ante ella, tratando de acostumbrarse completamente a la nueva presencia en su habitación. Por un momento, se preguntó si su astuta protegida aprovecharía su proximidad para hacer otro movimiento sobre ella. Esperó, pero los segundos se transformaron en minutos, y permaneció en silencio a su lado, por lo que casi se pregunta si no se había quedado dormida. Rena sintió que su propio cuerpo se volvía más y más pesado, rindiéndose al agotamiento. Cerró sus ojos, su respiración se ralentizó, su brazo inconscientemente se extendió lánguidamente sobre la cintura de su protegida.
2 notes · View notes
brian-chuly · 5 years
Text
“Centinel” -  Cap 1: Brote de corrupción.
"…Existe un tipo de energía que precede a todas las demás, una que está allí, pero que no interactúa con la materia, que no puede ser retenida por ningún tipo de material, ni alterada. No puede ser afectada por ningún tipo de herramienta… mundana… Es la energía hueca de la que hablo: una forma de energía pura, sin aplicar, sin transformar. Ésta no puede ser alterada por cosas como el agua, o los metales, pero si por la mente, por la consciencia. Todo lo que ves fue alguna vez energía hueca, y, asimismo, todo puede ser convertido de nuevo a ella. Es el único tipo de energía que puede crearse y destruirse, y debido a eso es que el espacio se sigue expandiendo, porque todas las almas que hay en el cosmos producen energía hueca. Así es, esta energía se produce en el alma, una concentración pura y autorreactiva de energía hueca, que sigue replicándose hasta que su chispa se apague. Puedes escapar de la muerte de tu cuerpo, pero si tu alma muere, todo termina, tu chispa se apaga y tu consciencia se vuelve combustible para nuestra Astralis, la estrella madre que vigila desde el agujero negro en el centro de la galaxia, quien, a su vez, se encarga de generar más chispa, para que el proceso nunca termine. Nosotros vinimos a eso, a asegurarnos que la chispa no se apague más rápido de lo que Astralis puede producir, vinimos a potenciar sus almas, vinimos… a hacerlos felices…"
 Verano de 2027, en una pequeña ciudad al sur de España.
 Desde hace mucho tiempo, se creyó que en este milenio, la tecnología avanzara de tal forma, que para principios de la tercer década, ya estaríamos transportándonos en autos voladores, que dormiríamos solo un par de horas para sentirnos como nuevos, y que aprenderíamos el contenido de muchas enciclopedias con tan solo conectarnos un cable a la cabeza. Pero no fue así. La humanidad se inclinó por restaurar los ecosistemas del planeta, los cuales habían sido devastados por los procesos industriales. El planeta volvió a ser un lugar verde en gran parte, aunque aún faltaba trabajo por hacer. La capa de ozono ya se terminó de cerrar, se abandonaron los combustibles fósiles, y se cambió la infraestructura para facilitar los vehículos a pedal y eléctricos. Un escenario que sería de esperar en la última década del milenio pasado. A pesar de todo, aún hay guerras, contra las enfermedades, contra las catástrofes, contra el humano mismo, un problema que jamás podremos solucionar. Sin embargo, la vida es más tranquila, las ciudades ya no suenan tanto, y bastantes problemas sociales ya se han resuelto. Gozando de esta tranquilidad, se encuentra un grupo de estudiantes universitarios en un bar, charlando sobre las materias que tendrían que cursar el año siguiente. (Sebastián: 24 años, alto, cabello castaño y corto, delgado, usa lentes de contacto, uno de los que mejor le va en la carrera). Sebastián: Agh, este año estuvo bien, me alegra haber aprobado ese par de materias directamente, es menos preocupación. Ahora solo debo centrarme en estudiar para el examen final de física II y ya estaré bien agustín en mis vacaciones. (Tobías: 25 años, algo bajo, atlético, cabello negro con rulos, estudiante promedio). Tobías: Chss, lo haces sonar tan fácil. Análisis matemático me tiene hasta el cuello. No sé si la tendré que recursar… ¡Con solo pensarlo se me ponen los pelos de punta! (Helena: 24 años, medio alta, cabello castaño claro y lacio, que le llega hasta el final de los omóplatos, usa lentes muy elegantes, otra de las que mejor le va en la carrera). Helena: Ánimos, seguro que puedes pasarla. Además… ¡Te dije que me pidas ayuda cuando lo necesites, cabezón! Pero claro, siempre tu tan orgulloso. Tobías: Jeje, bueno, qué puedo decir ¡Me gusta intentar las cosas por mi mismo! Sebastián: Pero de verdad, Tobi, si necesitas ayuda, sabes que estaremos para darte una mano, para eso están los amigos, ¿No? Tobías: Gracias, me alegro de tenerlos de compañeros. El teléfono de Helena suena, le llega un mensaje. Helena: Veamos… Oh, es Javi, ya está afuera. ¡Nos vemos chicos! Tobías: Nos vemos. Sebastián: Bye. Helena sale del bar, y sube a la motocicleta de Javier, su novio. El fin de semana estarían cumpliendo 3 meses. Sebastián observa de reojo mientras ella se va, sosteniendo su cabeza sobre su mano, con el codo apoyado sobre la mesa, con una expresión de desconfianza. Tobías: ¿Qué te pasa? Haces eso cada vez que ves al novio de Helena. Sebastián: ¿Qué? Te equivocas, solo estaba viendo. Tobías: Seb, ya supéralo, ustedes dos tienen muy buena relación, pero no le gustas. Sé que has intentado, pero si ella no quiere, no insistas, vas a terminar dañando el vínculo que ustedes dos tienen. Sebastián: ¿De qué hablas? Ya lo superé, lo de que seamos pareja ya quedó en el olvido. Aparte, ¿Desde cuándo eres experto en relaciones? Tobías: Qué quieres que te diga, de tanto mirar novelas es fácil comprender los sentimientos de las demás personas. Sebastián: Pff, tú y tus novelas. Tobías: Entonces… ¿Por qué lo ves así? Sebastián: ¡Que te dije que ya lo superé! Tobías: No, cada vez que ves a ese tipo te pones muy serio. Sebastián: Es que… no me agrada… Es engreído, soberbio… Es un fanfarrón. Creí que esa clase de personas habían dejado de existir hace 5 años. Tobías: Existen, y seguirán existiendo. No puedes controlar el comportamiento de todas las personas en el mundo. Sebastián: Ya… Tobías: Confía un poco en ella, estoy seguro que si él fuera una persona mala, no tardaría en acabar con esa relación. Sebastián: Supongo que tienes razón, pero igualmente no me quedo tranquilo. Tobías: vaya lío eres… Bueno, creo que yo también me voy, tengo que ir al gimnasio en una hora y media. Sebastián: Está bien, yo también me iré en ese caso. Tengo que guardar mi portátil. Tobías: Bien, nos veremos mañana, o podemos hablar por la noche y le damos a unas partidas de axewound, ¿Qué dices? Sebastián: ¿Axewound? no juego hace meses, pero está bien, lo instalo y le damos. Tobías: ¡Genial! Hablamos esta noche. Nos vemos. Sebastián: Bye, cuídate. Sebastián guarda su portátil en la funda y lo guarda en su mochila, devuelve el conector wi-fi al mesero, paga la cuenta por estar conectado, da las gracias y se retira. Es por la tarde, el cielo de a poco se torna anaranjado, unas hermosas nubes, muy esponjosas, pasan por sobre la ciudad, una vista que suele repetirse en esta época del año. Se dirige a la parada del subterráneo, la cual está a casi 12 cuadras, pero no le molesta caminar, pues con saber que se reuniría con Helena, es capaz de moverse incluso con un huracán o un terremoto, así de loco está por ella. Va caminando y de a poco empieza a nublarse, y quien dice de a poco, dice que de un momento para el otro el cielo estaba cubierto de nubes grises, dando la señal de que una lluvia se acerca. Sebastián: Qué demonios… Hoy no estaba pronosticado lluvia… Qué cosas, supongo que es lo que toca al vivir cerca del mar. Sigue caminando y el aire se siente más pesado. Primero se sintió raro, pero luego consideró que se debía al aumento súbito de humedad. Ya solo faltaban 5 cuadras, cuando, al cruzar por un paso de peatones, siente la primera gota caer sobre su hombro. Sebastián: Dios, se va a largar y yo aún lejos. Parece que va a llover muy seriamente. Se toca el hombro para ver si fue una gota grande o no, pero lo que sintió lo dejó desconcertado. Miró su mano, y en sus dedos había un líquido magenta, viscoso como aceite, lo huele y se siente como moho. Sebastián: ¿Pero qué demonios? Rápidamente corrió a protegerse bajo el escaparate de una tienda. Momento seguido, empieza a llover este líquido, y así como empezó a llover, terminó. Pero lo hizo con suficiente cantidad como para dejar grandes charcos en el suelo. Sebastián observa a su entorno, viendo casi todo cubierto con ese extraño fluido caído del cielo. Y mientras aún intenta procesar lo que acaba de ocurrir, todo rastro del líquido se evapora casi instantáneamente, pareciendo más como si todas las superficies lo hubieran absorbido. Tras un momento de silencio y tragar un poco de saliva, reanuda su vuelta al subterráneo. Caminaba por la vereda, ya faltando solo 3 cuadras, cuando de repente, un automóvil se estrella contra la vidriera de una tienda, casi atropellándolo, pero pudo reaccionar a tiempo. Muchas personas se acercaron a ver, intrigados por lo ocurrido. Tal vez haya perdido el control del volante, o haya querido esquivar a algún peatón imprudente, y por causa de aquél fluido, las ruedas el vehículo se resbalasen. Toda la iluminación de la tienda se había apagado, muchos mantuvieron la distancia, y unos pocos, incluido Sebastián, se acercaron a socorrer al conductor. Una persona se adelantó, sin embargo, cuando se acercó lo suficiente al hueco en la ventana, una especie de tentáculo surge y le atraviesa el abdomen, acto siguiente arrastrándolo al interior de la tienda. Todos comenzaron a correr, mientras que algunos quedaron, expectantes de lo que acababa de pasar. Tras un momento de silencio, una criatura salió de la tienda con un salto, llevándose en su trayectoria a otra persona. Una criatura parecida a un humano deforme, envuelto por el mismo tentáculo que había atravesado al primer sujeto. Aterrado Sebastián observa, mientras ese ser giró hacia la persona a la que se había llevado por delante, persona quien, luego de unos instantes, fue mutilada por ese monstruo, y luego éste ingirió los pedazos. La criatura empezó a mutar un poco, adoptando la forma de un cuadrúpedo, aún pareciendo una masa deforme compuesta de varios trozos aleatorios. Ya no era momento de pensar, el cuerpo de Sebastián sufrió una inyección de adrenalina, y como un animal en pánico, huyó doblando la esquina. Corrió y corrió, y cuando pensaba que ya había escapado, decenas de estas criaturas empiezan a aparecer por todos lados, engullendo a quien se encontraran. Hizo todo lo posible para escapar, rompiendo vidrios para crear atajos en las tiendas que se encontraban en las esquinas, saltando autos y moviéndose en zig-zag. Llegó a una avenida, una zona mucho más amplia, e intentó dirigirse hacia una estación de policía, pero de repente, un camión cae justo a su lado, aventándolo por el aire por el impacto. Se tomó unos segundos para recuperar el aliento. Ese camión había caído desde arriba, lo cual era imposible. Su visión se encontraba distorsionada, lo que le llevó un momento recomponerse. Cuando sus oídos volvieron a escuchar, se podían oír alarmas de autos, gritos y choques por todos lados, una escena misma de un apocalipsis que acababa de estallar. Fue en ese momento cuando volteó y miró a un edificio, y presenció una imagen que milagrosamente no lo traumó: Junto a ese edificio de 5 pisos, se encontraba un ser gigante, parecido a una persona envuelta en sábanas, y que, en vez de cara, tenía varias probóscides en forma de flagelos, que se movían como si pudieran sentir el aire. Observaba con la boca abierta mientras esa cosa se agachaba a agarrar un auto con su brazo, el cual lanzó hacia la estación de policía, destruyendo la entrada. Sebastián lo presenció y cuando volvió a ver al monstruo gigante, este se encontraba a tan solo 20 metros, y lo observaba. No pasó un segundo cuando la criatura arremetió con su brazo para intentar aplastarlo, pero consiguió esquivarlo. Con todas sus fuerzas, corrió bordeando la avenida, intentando ocultarse bajo los árboles, pero la criatura comenzó a seguirlo. Dobla en una esquina y logra divisar a un par de cuadras la entrada al subterráneo, donde las fuerzas policiales habían hecho un perímetro y llamaban a la gente para que se refugiara dentro. Al no haber vehículos transitando, comenzó a correr por la calle, acto mismo hecho por demás personas. Ya estando más cerca, y pareciendo que las cosas empeoraban aún más, criaturas voladoras empezaban a raptar a la gente que corría, como aves rapaces que capturan a su presa. No quería morir, sacaba aire de donde podía para mantener el aliento, cuando de repente… Ella estaba allí, en la entrada del subterráneo, observando. Helena estaba allí, mirando a su alrededor, buscando a alguien. En ese preciso momento, Sebastián estaba decidido, llegaría donde ella estaba como fuera posible. Pasos más largos, casi saltando, un rostro lleno de furia, una respiración muy rápida, se encontraba en un estado de euforia, sobrepasando sus propios límites para conseguir llegar a su destino, y fue así como desde lo profundo de su pecho, y con un gran sentido de altruismo, gritó: Sebastián: ¡HELENA!. Con solo oír ese grito, ella volteó a ver en la dirección de él, lo cual provocó que de sus ojos empezaran a caer lágrimas de alegría. Helena: ¡SEB! Grita ella para hacerle saber que lo vio. Ya faltaba poco, solo unos metros, uno de los policías extiende sus brazos para recibirlo, haciendo Sebastián lo mismo. Solo unos metros más y ya estaría a salvo, cuando la peor tragedia podía ocurrir: Sebastián es atrapado por una de las criaturas voladoras, llevándolo a un ascenso precipitado. Lo habrá subido casi doscientos metros, y lo suelta, subiendo unos metros más por la velocidad que llevaba. Helena: ¡NO! Grita Helena desde el suelo, al mismo tiempo que sus piernas pierden toda resistencia y se cae de rodillas, gritando y llorando. En el momento que Seb dejó de subir, intentó ver hacia todos los lados posibles, para intentar comprender lo que iba a ocurrir. Comienza a caer, y puede ver a otras personas cayendo más abajo que él, y fue allí cuando, quienes estaban más abajo, fueron atacados y desmembrados por andanadas de otras criaturas voladoras más pequeñas, como pirañas atacando a su objetivo. Ya había caído la mitad del recorrido, y es cuando puede observar que los montones de seres alados se dirigen a él a toda velocidad. Su vida pasó ante sus ojos, y una extraña calma recorrió su cuerpo. Sebastián: Creo que… llegó mi hora… No hay nada que pueda yo hacer… Adiós Helena, y disculpa Tobi, no podremos jugar esta noche… Ya había aceptado su muerte completamente, decidió cerrar sus ojos y dejar que el destino se lo lleve. Cuando ya escuchaba el revoloteo de las alas, dio un último trago de saliva. El sonido de la carne desgarrándose era atroz, pero no era la suya. Volvió a abrir los ojos y ante él se encontraba una persona, una chica, de cabello corto y dorado, cayendo junto a él, vestida con lo que parecía ser una armadura marrón con detalles amarillos, y una extraña visera, así como un enorme bastón que sujetaba con su mano izquierda. ???: Te tengo. Le dice ella con toda seguridad. Es como si ella hubiera aniquilado a todos en el aire. Quedó impresionado un momento, pero luego se dio cuenta que aún seguía cayendo, lo cual lo llevó a gritar despavorido. ???: Yo te cuido. Dice la chica, rodeándolo en el aire sin problemas, como si ella también pudiese volar. Lo sujeta de la espalda, lo pone con los pies apuntando hacia abajo y justo antes de impactar contra el suelo, ella despliega una alas, las cuales dan un gran impulso hacia arriba, deteniéndose súbitamente justo antes de tocar el suelo, a solo 2 metros de este. Deja bajar lentamente a Seb, quien, al tocar el suelo, la observa por un instante impactado, y luego voltea para correr hacia Helena, abrazándose ambos y llorando desconsolados. Ambos vuelven a ver a esta chica, ya antes de que dijeran una palabra, un vehículo cae desde arriba y la aplasta. Era el gigante. Sin palabras, observan como llegaba lo que parecía su fin, sin embargo, el auto se empieza a levantar. Ella no estaba muerta, ni mucho menos. ???: Serás sucio… Dice mientras sostiene el auto con sus brazos, con una sonrisa en su rostro. Deja caer el auto a un lado, despliega sus alas y de un salto alcanza unos 12 metros de altura, y queda flotando allí. ???: Tranquilos, ya están a salvo. Ahora, si me disculpa, tengo un desastre que limpiar. Ella libera un grito parecido al de un animal, agudo, como dando una señal. De un solo aleteo, se impulsa a gran velocidad hacia el cielo, yendo a atacar a más criaturas voladoras y salvar más gente. El gigante arroja otro vehículo que estaba a punto de caer sobre un policía, cuando otra chica apareció y lo detuvo con sus brazos. Esta chica presentaba un traje blanco ligeramente celeste, que tenía la apariencia de un traje esquimal, con cabello corto y lacio y lo que pareciesen unas largas orejas. Ella voltea a ver, y deja ver una mirada completamente tranquila, aunque seria, y entona, con una voz suave y plana: ???: Nosotros nos encargaremos de ahora en adelante, procuren quedarse a salvo allí. Sebastián: ¿Nosotros? Dice Sebastián, y acto seguido más autos empiezan a caer, los cuales esta chica detuvo generando trozos gigantes de lo que parecía hielo, formando un escudo. El gigante produce un rugido escalofriante, y carga hacia ellos, cuando de repente, una persona salta de la terraza de otro edificio, se escucha que grita "muere" y, tras darle un manotazo en la cabeza al gigante, todo lo que era del mismo desde la mitad del torso para arriba se convirtió en un líquido negro, manchándose todas las ventanas del edificio al otro lado de la calle, momentos después el trozo de gigante que quedó cayó al suelo, estaba muerto. El líquido fluye un poco pero rápidamente se evapora. Una enorme sonrisa maligna se dibuja sobre la cara del sujeto que saltó del edificio, un chico con cabello negro, lacio y algo largo, atado en forma de coleta con una cinta.. Se inclina un poco y grita al cielo, sonando como una bestia con deseo de muerte. Comienzan a llegar muchas criaturas cuadrúpedas, de las que Seb había escapado antes, y una por una, se precipitan sobre el sujeto, a las cuales golpeaba con sus manos desnudas y las desintegraba en este líquido negro. Llegaron muchas más, parecía que lo iban a sobrepasar, pero llegan dos personas, un chico y una chica, y con sus bastones, empiezan a matar a gran cantidad de criaturas, blandiendo la hoja de sus bastones de una forma muy elegante, casi como si estuvieran bailando. Llegan otros dos chicos, uno de los cuales empieza a lanzar bolas de fuego de sus manos, y el otro atacaba a los voladores que se acercan utilizando, lo que pareciera, un bastón que dispara láser y relámpagos. La chica de traje esquimal se une a la batalla, acabando con cada enemigo de un solo golpe, el cual destrozaba a las criaturas, como si les golpeara una bola de cañón. Se acerca otra chica, de cabello plateado, la cual arranca unos cuantos postes de luz con lo que parecía telequinesis, y los tuerce para formar una reja para cubrir a quienes estaban en la entrada del subterráneo, dejando un espacio para que más personas pudieran acceder. Se puede ver a la joven de cabello rubio volando y matando voladores, mientras esquiva con gracia las bolas de fuego y los rayos. Aparece otro gigante, el cual pareciera estar escapando, y detrás de él, un hombre muy fornido y alto, quien parecía traer una armadura de piedra. Da un golpe al suelo, hace flotar un trozo de asfalto y lo lanza al gigante, destrozándole una pierna, a lo que aparece una chica más, de cabello largo y azul, con colas de caballo, y lo que parecía un tridente. En la punta del mismo formó un torbellino de agua, el cual luego se transformó en un látigo y envolvió al gigante, para luego hacer el agua moverse a gran velocidad, para desintegrar el cuerpo de la criatura con la erosión del agua. Todo era una fiesta de luces y trozos volando, y siguieron peleando entre todos hasta que ya no llegaron más monstruos. Eran 10 en total, todos vestidos con trajes extraños, que parecen armaduras, lo cual sería lógico en una situación como esa. Cuando terminó la oleada de criaturas, este peculiar grupo de personas adoptó una formación, todos uno al lado del otro, los que tenían bastones más adelantados que los que no. Los cinco que estaban más adelante, dieron un leve golpe al suelo con la punta de sus bastones, como si fueran caballeros. Uno de ellos avanza unos metros, un joven de cabello verde oscuro, con lo que pareciera una hoja saliendo de su cabeza. Se inclina para saludar, haciendo sentir que no es un peligro para quienes están allí. ???: Ya están todos a salvo, no hay nada de qué temer. Lamentamos haber llegado tarde, pero haremos lo posible para que una situación como esta jamás se vuelva a repetir. Haremos que todas las muertes no hayan sido en vano. ???: Voy a presentarnos. Nosotros diez somos guerreros venidos desde muy lejos, desde más allá del firmamento. Más precisamente, del centro de la galaxia. Policía: ¿Del… centro? Pregunta uno de los oficiales de policía que presenció todo lo ocurrido. ???: Así es, pero ahora no vamos a entrar en detalle. Vinimos a protegerlos de estos seres, los cuales se llaman "corruptos". Están hechos de magia mala, buscan expandirse todo lo que pueden, devorando a quien esté en su camino si hace falta. ???: Los niveles de corrupción ya han bajado a medidas normales, ya no queda ninguno. Comenta la chica de cabello azul. ???: Una cosa, oficial. Retoma el chico de cabello verde. Policía: Eh… ¿Si? ???: Necesitamos contactarnos con el jefe de esta comuna, con el alcalde o la alcaldesa, quien sea. Policía: ¿Y eso por qué? ???: Cierra la boca y haz lo que te decimos. Dice el guerrero de cabello negro. ???: Oye, no seas agresivo, no hace falta. Contesta la chica más alta de todas. ???: Necesitamos a alguien que posea muchos contactos para poder movilizar a toda la comunidad en caso de que un acontecimiento como este vuelva a ocurrir. Eso sería oportuno, ¿No cree? Policía: Eh… si. Ella está al tanto de lo ocurrido, pero no de ustedes, le diré a mi superior que se comunique con ella para que organicen una reunión. ???: Perfecto, gracias, muy amable. El grupo comienza a hablar entre ellos, y la chica de cabello rubio se acerca a Sebastián. Se agacha y le dice: ???: ¿Estás bien? Sebastián: ¿Eh? S-si… ???: Me alegro, estuviste muy cerca de perder la vida. Sebastián: No me lo recuerdes… ???: ¿No te sientes mal?¿Ningún tipo de molestia?¿Nada? Sebastián: No, estoy bien, gracias. ???: En ese caso, perfecto. Bien, me retiro. Puede que nos veamos otro día. ¡Chaucito! Sebastián: Eh… adiós. El grupo se retira escoltado por los policías que hay allí. Los van a llevar a todos en camionetas, y antes de que la chica rubia llegue a subir, Sebastián le grita: Sebastián: ¡Espera un momento! ???: ¿Qué pasa? Contesta ella con una leve sonrisa en su rostro Sebastián: Me… Me llamo Sebastián, gracias por haberme salvado, de verdad. No sé cómo devolverte el favor… ???: Descuida ¡Vinimos a ayudar! no te preocupes. Sebastián: (Ella es increíble) Piensa Sebastián. Sebastián: Una cosa más, antes de irte. ???: Si, dime. Sebastián: ¿Puedo saber tu nombre? Ella sonríe. Aeryn: Me llamo Aeryn. Él también sonríe. Sebastián: Aeryn… ¡Mucho gusto! Aeryn: Lo mismo digo, Seb. Ella sube a la camioneta y se van a la alcaldía. Sebastián: Wow… Helena: ¿Estás bien? Pregunta Helena. Sebastián: Si, gracias. Helena: Me abrazaste muy fuerte. Sebastián: Si… estaba asustado… Helena: Igual yo. Pero ya todo pasó. Sebastián: ¡Así es! Helena: Bien, vamos, te acompañaré hasta tu casa. Sebastián: No hace falta, de verdad… Helena: No, yo quiero acompañarte. Sebastián: Oh, está bien. Así ambos fueron a casa de Sebastián, llegaron, él la invitó a cenar, pero ella respondió que no podía quedarse, que lo lamentaba. Ella se fue, él entró a casa, se quitó la ropa, tomó un baño, recalentó algo de comida, cenó y se fue a la cama. Se quedó mirando al techo, pensando en lo que había pasado hoy, en la chica que lo había salvado. Ya cerrando los ojos, escucha un pequeño golpe en la ventana, como si alguien le hubiera tirado una piedrita. Se levanta, abre la ventana para mirar y no ve a nadie. Pone una expresión confusa, se da la vuelta, se queda mirando la puerta de su habitación, y vuelve a voltear a ver la ventana. Estaba allí. Aeryn estaba sentada en la ventana, observando con una sonrisa en el rostro. Sebastián: ¿Qué haces aquí? ¿Cómo me encontraste? Aeryn: Puedo sentirte. Sebastián: ¿Sentirme? Aeryn: Si, tu alma, tu consciencia. Sebastián: Me estás confundiendo… Aeryn: Mañana ya hablaremos y te contaré más cosas, por ahora solo descansa. Ah, por cierto, esto es tuyo. Ella tenía puesta la mochila de Sebastián. Aeryn: La habías dejado cuando te encontraste con el primer corrupto. Sebastián: Oh… gracias… Aeryn: De verdad, me alegro que estés bien. Sebastián: ¿Por qué dices eso? Aeryn: Siento en ti una energía mayor a la de las demás personas. Eres alguien que ama, ¿Verdad? Sebastián: ¿Amar? eh… Aeryn: Jeje, no importa. Tú nos serás de ayuda de ahora en adelante. Sebastián: ¿De ayuda? ¿Cómo? Aeryn: Te contaré más mañana, ahora me voy. Ah, y recuerda que debes jugar unas partidas de axewound con Tobías. Sebastián: Como… ¿Cómo es que sabes eso? Aeryn: De nuevo, te explicaré mañana, nos vemos. Aeryn se posa en la ventana, para saltar, despliega una bufanda, y salta, tomando vuelo. Sebastián: ¡Espera! Grita Seb desde la ventana. Aeryn: ¿Hmm? Sebastián: Este… de nuevo ¡Gracias por salvarme! Aeryn: ¡No hay de qué!¡Para eso vine!¡Hasta mañana! Sebastián: ¡Hasta mañana! Aeryn se va volando con la luz de la luna reflejando en su cabello. Sebastián: Ella… ¿Es un ángel? No, no debo ponerme a pensar estas cosas ahora, ya haré preguntas mañana, ahora tengo que jugar. Él se conecta, hace una llamada con Tobías, se descarga el juego y hacen unas cuantas partidas. Se divirtieron bastante, se despidieron y cada uno fue a dormir. Tobías no se había enterado de nada, por ahora. Ya en la cama, Seb piensa. Sebastián: Mañana. Mañana va a cambiar mi vida, estoy seguro. Pero no es momento de pensar, que si lo hago no voy a poder dormir. Seb cierra los ojos y se duerme. Lo ocurrido hoy fue un acontecimiento nunca antes visto, un hecho que marcará en la historia un nuevo tipo de incidente:
Un brote de corrupción
1 note · View note
chistes21 · 5 years
Text
Durante la cirugía
Cosas que no quieres oír durante la cirugía Mejor guardar eso. Nosotros lo vamos a necesitar para la autopsia. Alguien llamó al empleado de limpieza, vamos a necesitar un estropajo. "¡Acepta este sacrificio o gran señor de la oscuridad!" !Manchas! ¡Manchas! ¡Vuelve acá con eso! ¡Perro malo! Espera un minuto, si esto es su bazo, entonces ¿qué es eso? ¡Oh no! Acabo de perder mi Rolex. ¿Ha alguien alguna vez sobrevivido a 500ml de esta cosa antes? Maldición ahí van las luces de nuevo... "Sabes, que se gana harta plata con los riñones. Mira el tipo tiene dos de ellos." ¡Todos para atrás perdí mis lentes de contacto! ¿Podrías hacer que esa cosa deje de latir? Me esta haciendo perder la concentración. ¿Qué quieres decir?, ¿el no estaba aquí por un cambio de sexo...? ¿Alguien vio donde dejé ese escalpelo? Enfermera, ¿este paciente firmó la tarjeta de donador de órganos? No te preocupes, creo que es lo suficiente afilado. ¡Ella va a explotar! ¡Todos cúbranse!!! ¡INCENDIO! ¡INCENDIO! ¡Todos salgan de aquí! Más chistes en chistes21.com
6 notes · View notes