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#Él Ángel de Luz
jaquemuses · 3 months
Note
lindaa podes hacer uno de esteban kuku smut, me dio tierno, corte primera vez o algo asi, si no haces de él no pasa nada, yo entiendo
hola reina!! OBVIO que escribo para kuku, estaba esperando que alguien pida aaa te adoro !! hice esto recien, super rapidito, espero que te guste ♡
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𝜗𝜚⊹ ‧₊˚ petit-déjeuner
pairing: bf!esteban x gf!r
sinopsis: Esteban acaba de volver de su viaje a Venecia y estas dispuesta a recuperar todo el tiempo perdido.
content: age gap sin desarrollar (ambos +18), stablished relationship, smut sin plot (jiji), fingering, p en v, mentions of breeding, fluff, no se que más.
word count: 1.7k cortito y conciso.
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Hacía ya un día que Esteban había vuelto de su viaje a Venecia, donde asistió al prestigioso festival de cine. Lo habías extrañado, aunque te costara admitirlo incluso solo para vos misma. Tu cuerpo lo ansiaba.
Por eso, cuando escuchaste el familiar sonido del motor del auto apagándose en el garage, prácticamente corriste a lanzarte encima de él en cuanto entró por la puerta. Hizo a un lado su bolso para sostener tu cuerpo entre sus brazos mientras le llenabas de besos la cara.
Pasaron la noche entre copas de vino y pasta, compartiendo experiencias de Venecia, la gente que conoció, el éxito de la película y la felicidad de estar de vuelta en su queridisima Buenos Aires junto a vos. Esteban y vos llevaban once meses juntos, aunque los últimos meses habían sido caóticos debido a los rodajes, viajes y todo el trabajo de producción, dejando la vida sexual en segundo plano, sin embargo ambos tenían necesidades y estabas dispuesta a saciarlas.
Sabías que Esteban estaba cansado por el viaje, así que esperaste hasta la mañana siguiente para deslizarte desnuda en la cama que compartían. La luz matutina resaltaba los marcados rasgos de tu novio, y por un segundo pensaste, "¿Cómo puede tener una cara tan angelada?". Aunque Esteban ya estaba despierto desde que entraste a la habitación, mantuvo los ojos cerrados hasta que te subiste completamente a la cama y encima de él.
"Ah, bueno...", dijo, recorriendo con la mirada tu cuerpo y regalándote una sonrisa ladeada. Te mordiste el labio mientras comenzabas a restregarte contra él. Solo llevaba puestos unos boxers, así que frotaste tu cuerpo contra el suyo, disfrutando del calor de su piel.
"¿Estamos cariñosas hoy?", señaló con un tono burlesco pero dulce. Gemiste suavemente, besando ligeramente su muñeca cuando sentiste sus dedos entrelazándose en tu cabello.
"Estuviste lejos mucho tiempo", dijiste en un suspiro.
"Fue solo un mes, gorda."
"Mucho tiempo".
Esteban soltó una pequeña carcajada mientras te acomodabas sobre él, tus manos reposando en su pecho definido.
"Me debes algo", dijiste finalmente, mirándolo con ojos suplicantes.
Esteban arqueó sus cejas mientras sus manos se paseaban suavemente por tus muslos y costillas, a veces subiendo a tus pechos, acariciándolos con un poco de fuerza y bajando otra vez.
"¿Ah sí? ¿Y cómo puedo saldar la deuda?"
"Vos sabes perfectamente cómo, kuku."
"No, ángel, decime qué querés."
"A vos."
El mayor deslizó su pulgar por tu cadera, acariciándola con una sonrisa en su cara. "¿Sí? Pero si ya estoy acá, a mí ya me tenés hace mucho tiempo", refutó, haciéndose el desentendido.
Tu pecho estaba rojo de la vergüenza, sabías que te iba a hacer decirlo. "Quiero que me cojas", dijiste ahogando un gemido, tus caderas todavía moviéndose encima de su ya erecto bulto generando una fricción extasiante.
Esteban parpadeó ensimismado ante la vista que tenía delante suyo.
"¿Sí?"
"Sí, kuku, porfa", rogaste sobre su regazo.
"¿Cuánto?" volvió a preguntar, sus dedos estimulando tus pezones mientras se incorporaba lentamente. "Dios, te necesito adentro mío, Esteban, te necesito ya", exclamaste desesperada ante tantas preguntas.
El mayor soltó una risa, sus palmas sujetándote suavemente pero con firmeza.
"Está bien, preciosa, pero primero te quiero preparar."
"No, no, no, por favor, no hace falta."
"No es negociable, nena. Si quieres que te coja, primero te vas a tener que correr dos veces con mis dedos. Sino no hay trato", dijo, terminando de incorporarse y volteándote, quedando así en la posición en la que él estaba hace unos segundos atrás, su cuerpo por encima tuyo. Ambos sabían que tenía la fuerza suficiente para manejarte como quisiera.
Mordiste su brazo en respuesta, pero a él pareció no importarle mientras marcaba su camino hacia tus muslos con besos, así que simplemente te dejaste llevar. Después de todo, no te molestaba tener un par de orgasmos adicionales. Esteban siempre había sido hábil con sus manos y boca, pero después de tantos meses sin ningún tipo de contacto, cuando por fin sentiste sus largos dedos acariciando y estirando tus paredes empapadas, mientras su lengua jugaba con tu clítoris, llegaste a los dos orgasmos sin problema después de un par de minutos, casi rozando un tercero antes de gemir y arañarle los bíceps; tus uñas dejando marcas rojas en su piel.
"Ahora sí, tebi", dijiste sin aliento, tus piernas temblando por tus orgasmos recientes. "Por favor, no puedo más."
"Ahi va, bebé, esperaste todos estos meses ¿Qué te va a hacer unos segundos más?", murmuró coqueto, levantándose para que te sujetaras de sus hombros y te acomodaras encima suyo, tus rodillas seguían débiles, por lo que intentaste alinearte y sentarte encima de su polla con rapidez.
Sin embargo, él no te dejó apurarte y te fue ubicando lentamente encima de su duro miembro, entreteniéndote con un beso hambriento, su lengua introduciéndose en tu cavidad bucal mientras dibujaba círculos sobre tu sobreestimulado clítoris. Te estremeciste alrededor de él cuando sentiste cómo su punta se abría paso entre tu apretado interior, tan mojada que goteabas sobre su polla y sus muslos.
Cuando finalmente se hundió por completo, intentaste moverte de inmediato, deseando sentir cómo te destrozaba. Pero nuevamente te retuvo, retorciéndote y gimiendo, apretada contra él.
"Shh, disfruta un poquito", te dijo mientras presionaba besos y mordidas en tu hombro, tus uñas clavadas con fuerza en sus hombros ante la repentina intrusión y anticipación.
Cuando finalmente aflojó su agarre en tus caderas, inclinaste tu peso hacia adelante, apretándolo contra el borde de la cama, y bajaste las manos hacia su ancho pecho. Cambiaste el ángulo de manera que veías estrellas al sentir su polla tan dentro tuyo.
"Dios, kuku", dijiste en un gemido, con la voz temblando un poco mientras tus caderas empezaban a mecerse contra su pelvis. Él gimió, casi como alentándote, viendo cómo la luz del sol se filtraba por la ventana y daba contra tu cuerpo desnudo, sus palmas se encontraban ligeramente presionadas sobre tus muslos mientras su pene bombeaba en tu interior. Todo se sentía increiblemente bien.
"Dios amor, es como si hubieras sido creada solo para mí", balbuceó envuelto en el delirio del momento, y por un momento pensaste que sí;
estabas hecha solo para él.
El mayor guió tus caderas hasta encontrar un ritmo adecuado que te hacía rozar tu clítoris contra el suave vello rubio sobre su pelvis. Toda esta situación era mucho para vos, realmente mucho después de haber alcanzado el clímax dos veces, pero no paraste incluso cuando algunas lágrimas comenzaron a salir de tus ojos, escurriéndose por tus mejillas, siendo resaltadas por la suave luz del sol golpeando tu cara.
Su polla se sentía tan bien dentro tuyo, te llenaba de una manera exquisita. La punta de su miembro se curvaba contra tus paredes y rozaba perfectamente ese punto dentro tuyo. Gemiste y jadeaste ante tal estímulo mientras mordisqueabas distraídamente su cuello y clavículas y gemías su nombre en su oído.
Una de sus manos subió hasta uno de tus pechos, tomándolo en su boca, chupándolo y besándolo vorazmente mientras que la otra estimulaba tu clítoris con velocidad.
Lo montaste vigorosamente mientras sentías cómo tu tercer orgasmo amenazaba cada vez más con llegar. Tus caderas comenzaron a moverse de forma desincronizada cuando un gemido agudo se escapó de tus labios. Esteban entendió la situación al instante, por lo que tomando tus caderas, salió de tu interior y te volteó nuevamente, un quejido abandonó tus labios ante la falta de estímulo. Sin embargo, Esteban volvió a adentrarse en tu coño apenas terminaste de acomodarte en cuatro, con tus antebrazos apoyados sobre la cama y el culo alto en el aire, dándole una vista asombrosa a su parecer, lo cual lo incentivó a mover sus caderas de una forma lenta y seductora, sin embargo golpeando justo el punto adecuado.
"Amor! Por dios!", gritaste contra la almohada, saliva escapándose de tu boca hacia la sábana, tu clímax cada vez más cerca, "Por favor, que rico, seguí, seguí, justo ahí." lloriqueaste de placer, tu respiración agitada "M-mas fue-fuerte." dijiste fuera de si.
Te desmoronaste debajo suyo apenas treinta segundos después, temblando, colapsando sobre el colchón y apretando las sábanas en tus puños como buscando que eso te salve de la sensación tan abrumadoramente satisfactoria, tu espalda todavía arqueada para mantenerlo adentro tuyo. Él acarició tu espalda, suavizando sus estocadas mientras sentía cómo lo apretabas tan, tan fuerte.
"Amor", murmuraste después de un minuto, incorporándote un poco, luciendo completamente agotada.
"¿Listo?" preguntó, sacando su miembro de adentro tuyo a punto de ayudarte a levantar.
Negaste, girando tu cuerpo, quedando ahora boca arriba y volviste a abrir tus piernas, sabías que todavía faltaba él.
"Acabá", le dijiste mientras guiabas su polla hacia tu entrada una vez más, apretándote alrededor suyo y sonriendo maliciosamente cuando sus ojos se cerraron con fuerza ante la sensación. "Porfi, quiero que acabes antes de que vayamos a desayunar."
Él no esperó ni una palabra más y te sacudió fácilmente de arriba hacia abajo, penetrándote con intensidad, buscando su propia liberación y vos seguiste el ritmo felizmente, apretando tus paredes cada vez que se empujaba dentro tuyo, exprimiéndolo. Miraste ensimismada sus músculos tensándose y emitiste pequeños sonidos ante la sobreestimulación, llorando de placer y aferrándote a sus brazos, rasguñando los mismos.
Cuando él llegó al clímax, gemiste como si hubieras acabado de nuevo, inclinando la cabeza hacia atrás mientras sentías su cuerpo desplomarse encima del tuyo durante unos segundos.
"¿Eso era lo que querías?" preguntó con su respiración agitada, tus dedos acariciando sus claros cabellos mientras él presionaba suaves besos en tu mejilla.
"Mhmm."
"Dios, te extrañé tanto, preciosa", dijo incorporándose, saliendo de tu interior con delicadeza y presionando un beso en tus labios.
"Mhmm", repetiste, tus ojos estaban cerrados y tenías una sonrisa pintada en la cara. Esteban se rió por lo bajo, acomodando los cabellos que estaban en tu rostro detrás de tu oreja.
"¿Quieres ir a bañarte mientras hago el desayuno?" dijo acariciando tu mejilla con tanto amor que pensaste que podías derretirte ahí mismo. Consideraste la oferta, pero terminaste negando con la cabeza. "Bañemonos y después hacemos juntos el desayuno", dijiste mirándolo a los ojos. Esteban entendió enseguida a lo que te referías y depositó un beso en tu nariz.
"Bueno, vamos a bañarnos, el desayuno puede esperar."
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senig-fandom · 2 months
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El demonio y el Ángel caído.
Inspirado por @naomychan por su publicación sobre este mismo tema VwV
El demonio y el Ángel caído.
Este relato lo hice como puro entretenimiento, si no tiene sentido, es porque no le dedique algo tan complejo y solo lo hago por inspiración, así que espero y les guste esta sinopsis XD
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-Daniel, te declaramos culpable, por matar a Dios.
Mi mente estaba aturdida, no entendía lo que pasaba a mí alrededor, solo veía el suelo donde pisaba, viendo las cadenas blancas que sostenían mis manos y en mis manos, sangre, sangre roja cubría mis manos.
-Por favor, esto no tiene sentido, Daniel nunca haría algo así, es el ángel más leal que existe.-la voz femenina resuenan en mis tímpanos, alzo la cabeza para ver a mi hermana, quien lagrimea por mí.
Los susurros de los demás seres impregnan entre ecos del enorme edificio blanco del tribunal, y los jueces, hacen llamado al silencio.
-María, acaso quieres acompañar a tu hermano a su eterno castigo.-¿¿Acompañarme?? Es que acaso, no hay otra salida.
-Bueno yo…
-No…-Es lo mejor, si mi mente está rota, no puedo dejar que ella caiga conmigo, todos menos ella,- Lo acepto, Yo mate a Dios.
El mundo alzo sus voces ante mi declaración, mientras veía la tristeza en los ojos de mi querida hermana…Lo siento María, te quiero demasiado como para hacerte sufrirá ti también, aunque mi mente este perdida ahora, no quiero llevarte conmigo.
-Pues lo ha aceptado, y por tus acciones tu castigo será: vivir en el mundo humano, como otro humano más, pero sin poder pecar, cuando pecas, el dolor que sufrirás no tendrá medida, sentirás el cuerpo arder como las llamas del infierno, tu cabeza dolerá como mil picaduras, tú mismo te desgarraras la piel, y no tendrás cura a este dolor, por tu traición. Además, te quitaremos tus recuerdos del cielo, para que sufras este castigo como es debido.
Y fue así, como el bastón del ángel Miguel, dio por finalizada mi condena eterna, solo podía ver a mi hermana arrodillándose en lágrimas, en cuanto a mí, mis cadenas se volvieron pesadas, arrastrándome hacia el suelo, haciéndome caer, dejando de ver la luz del cielo, para envolverme en oscuridad, yo, estaba cayendo…cayendo del cielo.
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La noticia de que Dios había muerto, llego a todo el infierno, los demonios hablaban entre sí, preguntándose quien fue, quien era el asesino, como lo logro. Entre ellos había uno en particular que veía toda la notica a la distancia.
-No puedo creerlo…no puedo creer que sea él, el que lo haya hecho, es imposible…-mirando pergaminos con el contenido de la noticia, El cielo hizo su llamado al infierno para dar la trágica noticia, mostrando por fin al Ángel que traiciono ambos mundos.
Con ira el demonio envuelve y aplasta el pergamino, para arrojarlo al fuego azul que tenía a su alrededor.
-Él no puede haberlo hecho, esto es una tontería, necesito encontrarlo, todo esto ha sido a traición, pero no, el no….
El demonio veía a los otros abajo, que parecían maldecir el nombre de ese ángel, haciendo que el de un chirrido entre dientes y se aleje del lugar.
-Frederick, ¿a dónde vas?- aparecía una demonio de cabellos negros quien lo buscaba antes y ahora solo lo veía marcharse de nuevo.
-Voy al mundo humano…
-¿Por qué? Que tienes que hacer allí ahora, no vez el caos que está siendo en este momento, el cielo busca mantener la paz ahora que dios se ha ido, Lucifer quiere tomar el trono. Tenemos que prepararnos.
-Yo no voy a participar, yo tengo que encontrar a ese ángel.
-¿El Ángel?, Frederick es imposible, ese ángel ahora puede estar en cualquier lugar.
-Pues aunque me tome la eternidad, lo encontrare, no lo pienso abandonar.
Aunque tomaría 5 años encontrar al ángel, que tanto ama.
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En el basta ciudad de Clarel, hay un chico joven que no muestra muchos sentimientos, sus ojos vacíos y sin brillo muestran una humanidad apagada, las ojeras de sus ojos lo más probable es que no descansa bien, es delgado y débil, es como si Dios lo hubiera castigado. Pero no parece ser tan malo como su imagen melancólica, el joven ayuda a un bibliotecario, parece conocer bien cada libro de ese lugar, y su jefe lo alaba con buenas palabras sobre su persona.
Pero aun así, hubo momentos de verdadera tención, algunos pueblerinos, hablan de que el chico al principio no era así, pues atacaba, golpeaba y amendretraba a otras personas, lo más probable es que era un delincuente y solo el Bibliotecario le dio la oportunidad de cambiar.
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Este es la historia de Daniel, el ángel que mato a Dios, o por lo menos es lo que él cree, entre sus sueños intenta descifrar los fragmentos rotos de su memoria, pero cada vez que lo intenta siempre despierta y un dolores punzantes lastiman su cabeza, él está maldito por su castigo divino, donde no puede demostrar ninguna de los 7 pecados capitales, cuando lo hace, un dolor intenso como el fuego domina su cuerpo. Ahora debe vivir con esta maldición mientras vive como un humano normal.
No es hasta conocer a un conde que estudia la medicina de la mente, queriendo ayudarlo a él a descifrar lo que lo mantiene en un sufrimiento eterno.
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(jajaja Japón escribiendo historias y utilizándolos como imagen de la historia)
( También sin contar que le deben maquillar el cuerpo a Sur para ocultar el desmadre de cicatrices que tiene XD)
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También en mi dedicación por dibujarlos únicamente, en una lista aleatoria que deje que sonara mientras dibujaba esto, apareció esta canción, que al chile, me mato y le dio mucho sentido como es y será la historia.
Que mi interpretación al final Daniel quiere acabar con el Cielo, pero al mismo tiempo se va enamorando y sintiendo acorralado por ese amor por Frederick.
Por lo de que ya no hay salvación, refiriéndose de que Daniel no dejara nadie vivo en el cielo y al mismo tiempo a la sensación de el amor que llevan los dos hasta el final, pues Frederick esta feliz de ayudarlo con su venganza. Aun que Daniel aun no se de cuenta de que es un amor genuino.
Así que, allí lo demás se les dejo como un AU mas para dibujar.
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Espero y les guste ❤️💛🖤
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lili-thu · 16 days
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Ángel
Cuando la oscuridad se disipó de mi mente, pude ver lo que había perdido; eso nos sucede a los humanos que poseemos dos extremos opuestos, incapaces de fusionarse por ser tan diferentes entre sí.
Había perdido a uno de los pocos ángeles que habitaban en la tierra, uno que me había visto deambular sin un lugar fijo al cual pertenecer, porque no era lo suficiente oscura o lo suficiente blanca; no era mala, pero tampoco buena; no era rara, pero tampoco normal. A la sazón, decidí no pertenecer y escogí guiarme de acuerdo a mis preceptos; corté mis alas que cambiaban de color con frecuencia y me convertí en una humana que, después de todo, no pudo desprenderse de esos colores opuestos. Pensé que si me quedaba sin forma podía ser normal, pero en medio de esa transformación, descubrí el significado de soledad.
Los demonios se aprovecharon de mi situación, y me obligaron a enfrentarlos. Yo, que a pesar de haber vivido mucho, no sabía nada de la vida y me dejé vencer para no usar esa oscuridad que solo me asfixiaba y me quitaba tranquilidad; luego pensé que, si no lo hacía, perdería la vida. Fue así que desarrollé una fuerza que no quería tener, dientes y un pelaje que no quería tener. Despertaron algo dentro de mí que estaba dormido.
Y entonces él se acercó, me acarició por primera vez, y me recordó una parte mía que seguía existiendo en alguna parte de mi ser; y que creí haber extraviado en el camino. Éramos un ángel y una humana extraña en un mundo poblado de oscuridad; ante mis ojos, él era novedoso. No pudo enseñarme a amar sin miedo, pero si me enseñó a querer. Me mostró su luz y quedé deslumbrada. Un ser tan puro como él es difícil de encontrar y por eso lo quiero, y lo añoro. Solo él podía interesarse en una perla imperfecta.
Sin embargo, ahora que lo vuelvo a tener recostado en mis piernas, mientras le acaricio sus cabellos, ya no estoy sola. Mi lugar es él, no necesito seguir caminando.
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alasdepaloma · 1 year
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Sí, amores hay muchos,
tantos que se dividen en colores,
en aromas y en tamaños.
Amores hay tantos como
cielos y atardeceres,
tantos como los continentes.
Se habla de amores maduros y
aquellos que no lo son tanto.
La realidad es que nadie nació
amando, el amor es un constructo
que se ha ido enseñando.
No sé si la clase de amor
que yo doy sea linda,
está llena de desperfectos
pues brota de una fuente que
ya se ha cuarteado con el tiempo.
El amor de mi ser es callado,
no busca llamar la atención…
Callado de voz, mas no de intención,
puedo escribirle al amor todo el día
y gritarle en un mutismo
el anhelo que le tengo.
La clase de amor que otorgo
también lleva un amplio retazo de celos,
lo fui aprendiendo…
lo fui labrando…
cuando se me fue prometiendo
y, al terminar el día,
la promesa no cumplida
se fue marchitando.
Hay una pequeña dentro de mí
que se ha estado guardando
entre las arrugas de la piel
de la dueña a quien pertenece.
No me fue sencillo recuperarme
después de romperme,
después de ser flor
para terminar siendo sólo
una corola en busca del cuerpo
que le mutilaron.
Sin embargo pasó el tiempo y,
aún con el miedo en mis entrañas
atestado… sabía que yo era un
pequeño regalo de Dios
con ansias de poder amar
y de poder ser amado.
Desconoces cuánto me ha costado
Volver a abrir mi corazón
a otro ser humano,
después de haberlo cerrado y sellado,
y de haberme prometido
no permitir que alguien más
me volviera a hacer daño.
Las puertas yacían pegadas
a mis memorias ya muertas,
no quería abrirlas por miedo,
no quería mirar de nuevo las estrellas.
La luz me encandilaba,
Ofuscaba a mis emociones retraídas,
no quería ni mirar por las ventanas pero…
Él apareció en mi vida.
Es difícil comprender a alguien
—Llámese hombre o mujer—,
que vivió muchos traumas en la vida,
no es sencillo asimilar
el nivel de rotura que deja
en un otro, el filo ambiguo de una daga
demente,
un arma que sólo buscó satisfacerse.
Levantarse… ¡Cuánto duele!
Pero lo vi… lo vi a él
saludándome con esa preciosa sonrisa
tras la bruma de la pieza que creí
jamás sería exhibida.
Se asomaba e irradiaba una luz
que yo desconocía.
Intenté huir pero su mirada
atrajo como imán a la mía,
mi piel se enjugó las heridas
entre las lágrimas de sus poros,
el alma despertó del periodo
de olvido… de la narcosis
de la desilusión.
‘No quiero enamorarme’, pensé,
pero ya me habían vuelto a clavar
el corazón.
Sentí latir algo dentro de mí
cuando me dijo su nombre,
no quería mirarlo,
un nudo se formó en mi garganta
y quise salir huyendo
como huye un ladrón que ha robado un pan,
no por gusto,
sino por el hambre que ya le carcomía
hasta la soledad.
Quise correr lejos de él
pero no pude hacerlo…
en un instante él encontró
la combinación de ingreso a mi
desasosiego. Abrió la puerta del patio
trasero, del patio que nadie
jamás había visto…
El lugar de las heridas,
mi lugar más desprovisto.
Volvió a repetir su nombre,
mis mejillas se sonrojaron,
volví a nacer como niña,
volví a recuperar mi encanto.
Entonces le dije mi nombre,
entre el temblor de mis pensamientos,
de mis manos, de mis sueños…
Hubo un sismo sobre las ruinas
que ya cargaba.
Y brotó de entre todas ellas
una paloma enamorada.
‘No quiero sufrir’, le dije
como si él me hubiese pedido
amarme…
Entonces me abrazó en
un entendimiento,
que yo creí que sólo existía
entre las alas de un ángel.
Lloré y lloré por dentro,
me sentía en indefensión…
‘No prometas lo que no es cierto…
Si no vas a quedarte,
déjame como todos me han dejado,
antes de que sea tarde…’
Y me apretó a su pecho,
sin darme oportunidad de hablar…
El amor ascendía desde la tierra
y salía por mi coronilla
para conectarse con el fuego
de la estrella,
y sus cabellos que exhalaban vida.
‘Jamás nadie me ha amado…
Han sacado beneficios de mí,
y me lo he callado…
No soy una mujer que valga algo…’
Y sin embargo…
Continuó abrazado a mí.
‘No tengo miedo
Ni de tus emociones,
ni de tu llanto,
ni de tu forma tan inmadura de amar…
No tengo miedo de ti,
ni de tus arranques,
ni de tus miedos,
ni de tu soledad.
Toma el volante y conduce tú
yo te abrazaré para protegerte,
que no tropezaremos
y si lo hacemos…
Estaré ahí para contenerte…’
Pero este tipo de amor sólo
lo entiende aquel
que también fue abandonado,
en algún momento,
por su misma suerte.
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—PalomaZerimar.
**Un amor así**
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vicfdreamer-blog · 7 months
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Ícaro.
"Un ángel, sabe cuándo llega el momento de caer desde el sol al ocaso."
A Anakin, le parecía que esta semana, fue una mierda total. En primer lugar, el lunes... Ese día se había levantado temprano, preparó el desayuno para su dulce Maestro, quien aún dormía después de haber hecho el amor, tenían reunión con el consejo para discutir la ubicación de Grievous, lejos de Coruscant, además que, sabía que su amado Maestro iría a buscar al General, sin embargo, su corazón estaba con un mal presentimiento desde el principio, sus manos temblando por el sentimiento de perderlo todo a manos de la guerra cruel e infame.
¿Cómo no sentirse así? Su sol iba lejos, lejos de él, lejos de su propia órbita haciéndole doler el alma y sintiendo el frío, la oscuridad, que cruelmente se estaba instalando en sus huesos últimamente, a través de las visiones que no lo han dejado en paz. A su vez, mientras se sumergía en estos oscuros pensamientos, Obi-Wan despertaba de su sueño, acercándose a él.
—Un crédito por tus pensamientos—le dijo con una sonrisa que se llevó todo lo malo.
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Siendo honestos, jamás podría mentirle a su Maestro, a pesar de todo, ya que el corazón de él latía y se moría por el otro, por cada suspiro, por cada respiración que den los pulmones de Kenobi, por cada latido en el cual el corazón del hombre pelirrojo, bombeara sangre hacia su cuerpo. Su sol, tan cerca de él, tan lejos de otros mortales que no pueden sentir sus brazos que protegen la débil flama que era la luz de Anakin, quien sentía en sus huesos más y más la Fuerza, en cada paso, en cada atardecer...
Lo miró a los ojos sonriendo—Solo, tengo un mal presentimiento, asentándose en mi corazón.
—¿La guerra? —pregunta suspirando de nuevo por el tema—Temo, que siento lo mismo.
Entonces, ambos desayunan, sus corazones al borde del precipicio, pensando que hay algo más aquí que trata de apagar las llamas de sus corazones con la peor de las ráfagas, más como las aves necias, ellos vuelan en contra de esta oscura corriente. El martes, para Anakin la esperanza se iba de a poco junto a Obi-Wan, ambos sintiendo lo mal que estaba el Canciller al obligar a los Jedi a participar en la guerra, en dejarle un asiento en el consejo a Skywalker que, lo único que quería era volar lejos con su sol de esta guerra que los rodea, como un Ícaro, trata de volar lo más cerca del sol, aunque el de ojos claros, hijo de Tatooine, sabe que puede suceder con esto.
Con ello, se queda solo, con la misión de espiar al Canciller, lo acepta esperando en una parte de su corazón equivocarse, sin embargo, al pretender vivir en una vida como la que quiere, no ve las mentiras sangrientas que se clavan como puñales en las alas de su libertad.
El miércoles, se reúne con Sheev en la ópera, pensando en ella, a Obi-Wan quien estaba volando lejos y luchando por el futuro de ambos, lejos de todos, en la conexión misma de la Fuerza. Escucha la ópera, una canción de dos corazones que huyen de un mismo mal, entre tanto, usaba sus habilidades de espionaje para saber más acerca de está mancha oscura que con su fuerza en la Fuerza, podía ver en el alma de Sheev Palpatine, el hombre siempre lo ha tratado bien, no de manera condescendiente, como usualmente, el consejo, en ocasiones lo trataba, o bueno, eso fue antes de que Obi-Wan lo salvará de las garras de arder en su propia ira, llevándolo con los sanadores mentales para que estos, le enseñen como es realmente volar, amando cada parte de Kenobi al salvarlo de esta oscuridad.
Aunque, al parecer, esto no puede ser suficiente para ambos.
Le cuenta acerca de la tragedia de Darth Plagueis, cosa que él, gracias a noches de insomnio con su amado, conocía, de manera resumida, el hombre les había confirmado lo que sabían, sintió lastima por el pobre hombre, sabiendo que mañana, estaría en una prisión. Se retira sin más, pero esa noche...
Esa noche tiene una pesadilla, que le hace ver su destino, sabe que puede hacer algo para cambiar ese futuro en el que Obi-Wan muere, cayendo por culpa de un disparo, que sabe muy bien que es fuego amigo... Más la Fuerza canta, exigiendo que proteja las flamas de su sol, que no las deje apagarse.
El jueves, los Jedi van a arrestar al Canciller, no funciona, el hombre asesina a Kit, Fisto y a Mace... Anakin en cambio, tiene un objetivo en mente, antes de que el hombre pueda siquiera manipular la situación para él, Skywalker decide caer.
¿Cómo es caer lector?
¿Cómo es sentir que tú alma se divide en dos?
¿Un Ícaro pierde sus alas o gana unas nuevas?
Pues este, se sacrifica para poder ver otro amanecer, corta la cabeza de la serpiente y se convierte en el nuevo rey del veneno, sus manos alcanzan a proteger a su sol. Dando como Orden, al ser el nuevo emperador que la orden 66 sea anulada, sus manos dejando de temblar por alzar vuelo, aunque sus alas duelen al estar lejos de este sol que requiere, para que el frío que trae el lado oscuro deje de entrar en sus huesos.
Y el viernes, luego de proclamarse el Emperador, ve a su sol llegar como un ángel enviado del más dulce paraíso. Los Jedi, le temen por su nueva mirada, llena de un sentimiento al caer, pero es diferente cuando llega Obi-Wan, sus ojos, no son amarillos, ni algún tipo de color condenatorio, son, azules, como el cielo que quiere recorrer con su sol, en un eclipse, pues ahora era su luna. Kenobi lo mira, aún impresionado al verlo así, las capas dignas de un mandatario, vistiendolo de manera que nadie más lo ha de recordar. Obi-Wan estaba golpeado, herido en ciertas partes, pero vivo...
¿Y Ícaro?
Feliz de que su sol, no se haya apagado. Aunque, este ahora le tenía miedo, miedo por no saber cuánto dolió la caída, miedo por no saber si era el mismo, aunque luego de un día, sabe que nada ha cambiado.
—¿Te dolió? ¿La caída?
—No, fue como volver a volar.
Y con eso, ambos aprenden, el sábado Anakin es coronado y Obi-Wan junto a él, comienza a planear como arreglar este desastre, el viento soplando a su favor para volar cerca del sol, sin miedo de que todo se arruine. Ícaro ahora, es una nueva estrella que se acerca sin miedo hacia las flamas de su sol, para sentir el viento en sus alas. El domingo comienza la nueva era, la oscuridad que torturaba el corazón del Elegido fue cambiada, un descanso de días extenuantes expuesto al sol doloroso que no era como su Maestro...
¿Pero caer que puede hacer por él?
Hacerle despertar, quitarse la venda y ser realmente libre.
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magneticovitalblog · 8 months
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En homenaje a mi Querido Hermano
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En el umbral del tiempo, este 8 de septiembre, una fecha que en el alma se aferra y se sostiene, recordamos a aquel ser de luz y noble simiente, mi querido hermano, quien al cielo se encamina.
Con tristeza en los ojos y el corazón apretado, evocamos su presencia, su risa, su abrazo sincero, un ser tan bondadoso y humilde, recordado, un ángel que en el cielo encontró su sendero.
La enfermedad, cruel y voraz, se cruzó en su camino, pero su alma luminosa no se apagó, persiste, en los recuerdos, en los momentos de cariño, y en cada estrella que en el cielo resplandece.
La melancolía nos envuelve en este día, pues su ausencia se siente como un eco en el alma, pero su amor y su luz, en cada melodía, nos susurran que en el cielo halló su calma.
Cada risa compartida, cada gesto de ternura, son tesoros que en el corazón se atesoran, como las joyas que el tiempo no borra ni sepulta, en el rincón sagrado donde los recuerdos moran.
En el cielo, mi querido hermano brilla con estrellas, como un faro de amor que guía tus pasos y los míos, y en los anales de la memoria, en las huellas, su presencia perdura, en los días y en los rocíos.
El duelo se convierte en un tributo de amor, a un ser que en vida dejó huella imborrable, y aunque su ausencia cause un profundo dolor, su memoria nos inspira, su amor inquebrantable.
En el aniversario de su partida, recordamos, no solo la pérdida, sino la luz que nos dio, y en el cielo, entre estrellas, él reposa y esperamos, que su alma encuentre la paz y el eterno rocío.
Así, en este 8 de septiembre, con melancolía y cariño, honramos a mi querido hermano, su memoria abrazamos, un ser que en el cielo brilla, como un fino hilo de rocío, un amor que en nuestro corazón, eternamente, guardamos.
Te echamos mucho de menos y nunca te olvidaremos,descansa en paz hermano,te recordaremos siempre con amor,Dios te guarde en la eternidad, amen
Mi solidaridad a todos/as y apoyo ,a los que han perdido un ser querido,una oracion para todos ellos
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lyon-amore · 4 months
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Noto los dedos de Jake pasando por mi cuerpo, deslizándose despacio, como si estuviera pintando con ellos.
Despacio, abro los ojos, encontrándome con su mirada. Es como si estuviera observando algo preciado.
Sonrío ante su tacto y él me la devuelve con una risa pequeña.
El cuarto esta iluminado por solo la luz de la mesita que hay a mí espalda. Y lo agradezco, porque así puedo ver la cara de Jake.
Me pego a él, abrazándolo. Es nuestro cuarto encuentro. Encuentro que no quiero olvidar como el resto.
Pero entonces comienzo a temblar. Me doy cuenta de que el miedo se apodera de mí el pensar que volveré a esperar a por él.
—Quédate —susurro, colocando mi cabeza en el hueco de su hombro—. Por favor, Jake… Quédate más tiempo conmigo.
—Ya sabes que me gustaría hacerlo, ángel —dice acariciándome la espalda. Noto el dolor en su voz—. Es lo que más deseo.
—¿Y por qué no lo haces? —me separo un poco, mirando sus ojos brillar al verme de nuevo— Jamás te delataría. Nunca diría que estás aquí.
—Eso lo sé, pero me da miedo que por mi culpa vengan a por ti —me acaricia la mejilla y yo me inclino a su mano—, ya estoy siendo egoísta por mi parte el venir a verte siempre que te echo de menos, poniéndote en peligro.
Pequeñas lágrimas se me escapan, junto con un pequeño suspiro.
—Prométeme que volverás —llevo mi mano a su cara, apartando su flequillo.
Jake asiente, besando mis labios. Es delicado. Casi como otra caricia suave.
—Siempre vuelvo a ti, ya lo sabes, pero te lo prometo —susurra tras separarse unos milímetros.
Asiento y entrelazo mis piernas con las suyas.
Sé que siempre regresa a mi lado. No dudo de sus palabras ni de su promesa. Jake ha cumplido cada promesa que me ha dicho, aunque fuera por poco tiempo.
Y confío que algún día, podremos estar en cualquier parte sin que nadie nos detenga.
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xmissrogersx · 7 months
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"Mi ángel" | Joel Miller
Mi historia en Wattpad: https://www.wattpad.com/story/338459881?
Todos los escritos son de mi autoría, prohibida adaptación y/o copia.
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Nos encontrábamos atravesando el agua estancada del hotel abandonado, y lo único que deseaba en estos momentos era haber empacado otra muda de ropa para sacarme el mal olor que estaba impregnándose en mis botas.
-Ugh, esto es asqueroso —hablo Ellie chistosa.
-Como las medias de Joel luego de 3 días —dije por lo bajo, aún así haciendo que el susodicho me escuché para a luego voltear y mirarme enojado. Dios, con su ceño fruncido y todo, sigue siendo sexy y ardiente.
La pequeña se acercó a lo que parecía que fue el mostrador del lugar. Me coloqué del otro lado, poniendo sobre mi cabeza una boina que sería del botones.
-¿Que tal, madame? —agachando la cabeza, a modo de juego hacia la pequeña, quien río para seguirme la corriente.
-Quiero su mejor suite, señorita.
-Por supuesto, solo lo mejor de lo mejor para alguien tan refinada como usted —extendí mi mano entrándole "la llave".
Joel sonreía por lo bajo al ver la escena que ambas representaban.
Ellie reía a más no poder sosteniendo su estómago, al ver cómo Paris fingía llevar "su equipaje" a la habitación. Estos eran momentos por los que valía la pena seguir con vida.
Su chica, como el solía decirle, tenia 26 años; pero en su interior aún era una pequeña niña. Y eso era lo que más adoraba de ella. Pese a la oscuridad y el horror en que el mundo se había sumido 20 años atrás, la castaña lograba traer un poco de luz a sus grises días.
-Muy bien, veamos si encontramos una habitación para poder descansar un poco —las interrumpió Joel, a lo que Paris hizo un puchero.
-¿5 minutos más? —suplicó ella, a lo que él mayor no pudo negarse, aunque más tarde sabía que se lo cobraría.
-Esta bien —la pequeña sonrió triunfante, mientras la chica le sonrió agradecida.
-Te amo —movió sus labios. Él era su mundo, y se aseguraba de hacérselo saber.
-Te amo, ángel —le respondió con ojos brillosos.
Pasado el rato de juegos, Ellie se durmió sobre una cama que estaba bien conservada. París entrecerró la puerta, y se dirigió en frente. Allí, Joel estaba entre dormido, o eso pensaba la joven.
Se recostó junto a su pareja, dándole la espalda, permitiendo que pueda descansar luego del trayecto que había tenido, y el que se les avecinaba.
Me dispuse a dormir plácidamente, pero en cuanto apoye mi cabeza en la almohada, unos fuertes brazos me apretaron contra si.
-Me debes una por lo de hoy, ángel —susurró Joel en mi oído, provocándome una descarga en mi cuerpo. Sonriendo me giré para tenerlo de frente.
-Perdona, no te entendí, ¿A que te refieres? —haciéndome la distraída me senté ahorcadas sobre él.
-Eres preciosa —levantó su mano acariciando mi mejilla derecha, a lo que la tome dejando un beso en su dorso.-Todavía no comprendo cómo puedes estar con un viejo amargado como yo...
-Joel Miller, vuelve a decir eso sobre ti, y no tendré mas sexo contigo.
El suspiro, sonriendo por lo bajo. Sabía a donde llevaba esta conversación. Sabía muy bien lo que iba a decirle.
-Nos llevamos 20 años, ¿y que? Y no es porque el mundo esté jodido de todas las maneras posibles, aún si te hubiera conocido en otras circunstancias, me hubiera enamorado de ti igual. Eres el hombre más dulce, protector y amable que conocí en mi vida —recite tomando su rostro con mis manos, acariciando su incipiente barba oscura y el nacimiento de su cabello ya un poco canoso.-Sin olvidar sexy.
Joel río emocionado, no entendía que había echo para merecer a semejante mujer frente a él.
-Ellie está durmiendo en frente... así que si quieres que algo pase, tendrá que ser en extremo silencio —susurré cerca de su rostro.
-Mi amor, sabes que eso es imposible —dijo arrogante.-Tu eres la que grita cuando estás debajo de mi, y lo haces a propósito, porque sabes cuánto me pone verte gritar mi nombre.
Dios este hombre va a matarme, y estoy completamente entregada a él.
"Cuando estés perdido en la oscuridad, busca la luz"
Comprendí esa frase cuando Joel Miller irrumpió en mi vida, y yo en la suya.
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GENESIS 16:7-13
El Dios que ve
Es reconfortante saber que empezamos una nueva semana, nuevos planes, nuevos desafíos, pero de la mano de Dios. Estoy muy expectante de lo que Dios hará en ti y a través de ti durante estos próximos siete días.
No sé tú, pero yo en muchas ocasiones me he sentido rechazado, menospreciado, ignorado e incluso excluido. Sin embargo, he llegado a comprender que no soy el único en sentirme así, y que definitivamente no estoy solo en esto.
En el pasaje de hoy, Agar probablemente sintió estos mismos sentimientos dolorosos. Abrumada por la confusión y la desesperación, su identidad estaba en crisis.
Agar, que había sido arrancada de su vida egipcia y esclavizada, siguió fielmente a Abram y a su esposa Saray por el desierto durante años. Cuando Saray fue incapaz de dar a luz, la ofreció a Abram en su lugar, y la dejó embarazada de su primogénito.
Sin embargo, en vez de ser celebrada por gestar al hijo de Abram, Agar fue rechazada por ello. La noticia del nacimiento trajo tensión a la familia, lo que hizo recordar a Saray su vacío. Los murmullos se convirtieron en desprecio, y los celos de Saray acabaron por estallar en una furia cegadora. Trató a Agar con dureza y ella no pudo soportarlo. La joven esclava, embarazada y vulnerable, huyó al desierto implacable.
¿Te imaginas la desesperación, vergüenza y confusión que debió sentir Agar mientras estaba sola, sentada en medio de un calor incesante? ¿Puedes hacerte una idea de sus miedos e inseguridades?
Agar había experimentado una vida de quebranto, injusticia, separación y perturbación; una avalancha de acontecimientos que escapaban de su control. ¿Quién era ella en ese momento? ¿Cuál era su propósito? ¿Por qué le había sucedido todo esto?
La identidad de Agar estaba destrozada. Estaba perdida.
Tu historia puede ser diferente a la de Agar, pero tal vez te identifiques con sus sentimientos de temor y dolor. Puede que te sientas poco valorado, desestimado o abandonado. Quizás estés en un punto en el que te preguntas si alguien entiende por lo que estás pasando. Te sientes como un barco sin timón, a la deriva en medio de las tormentas en alta mar. Nadie te entiende. Nadie te escucha. Nadie te ve.
Pues bien, aquí justo en estos momentos es donde la marea cambia y Dios entra en la historia.
En medio de la desesperación de Agar, un hermoso y oportuno susurro del cielo le infunde paz, esperanza y consuelo a la vida de esta mujer. El ángel del Señor le dice: "De tal manera multiplicaré tu descendencia, que no se podrá contar".
En un instante, Dios le da a Agar una esperanza, un futuro y un legado. El Señor la encontró en su dolor, validó su experiencia y le recordó el plan que él tenía para ella.
Era todo lo que Agar necesitaba, ese encuentro con el Dios vivo le dio la fortaleza para responder con alegría: "Ahora he visto al que me ve”.
La esclava, que antes era una criada invisible, se puso en pie y caminó con valentía porque sabía quién era ella ante los ojos de Dios. El desierto ya no era su prisión, sino la cuna del destino de su hijo. La identidad de Agar había renacido. Esta es una historia conmovedora.
Cuando te das cuenta de que Dios te ve, todo cambia. Tu identidad y tu personalidad permanecen ancladas en él. Y así como Dios vio a Agar, hoy también te ve a ti. No importa lo que hayas hecho o lo que estés enfrentando en este momento, hoy Dios te da una nueva identidad como su hijo amado.
Antes de terminar, quiero animarte a abrir tus oídos espirituales para que puedas escuchar el suave y tierno susurro del cielo que te recuerda que tu nueva identidad es ser hijo de Dios.
No lo olvides: Dios te ve, Dios te conoce y Dios te escucha.
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comoelcolordelasangre · 10 months
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Aziraphale está sufriendo.
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One shot: Aziraphale x Crowley.
Idioma: español.
Tags: angst, fluff, comfort, romance, asexual relationship/characters.
Aziraphale está sufriendo.
Estuvo ignorando las llamadas de Crowley desde temprano.
Hoy tenía planeado un almuerzo junto a él a las doce del mediodía. Miró su muñeca, chequeando una vez más el reloj que la decoraba, marcaba las once menos cuarto, se estaba quedando sin tiempo, y lo único que hacía era recorrer toda la tienda a una velocidad preocupante, nervioso. Toqueteando libros y documentos, leyendo unas cuantas palabras por encima, títulos, índices, lo que sea que mantenga sus ojos ocupados, pues ciertamente no estaba concentrado, su mente estaba en otro lado. Trataba de pensar en una excusa para no presentarse, para no verlo. Pero Aziraphale jamás supo cómo mentir, y tampoco le gustaba mucho hacerlo. Aunque igualmente si lo hacía Crowley lo notaba.
Recientemente ocurrió un hecho que lo invadió por completo de esta preocupación que carcomía sus nervios poco a poco. La noche anterior, tuvo una pesadilla.
Soñó que se levantaba de la cama, temprano como siempre, y se dirigía al baño para comenzar su día, ocupando la rutina humana manual de la cual se había encariñado tanto. Porque la verdad es que podría estar listo con tan solo chasquear los dedos y realizar un minúsculo milagro, pero no, Aziraphale amaba tomarse el tiempo de cuidarse a sí mismo. Y algo que amaba más que nada durante este rito era liberar sus alas por unos instantes, en la privacidad de su tocador, y admirar su reflejo, recordando un poco su naturaleza, lo que es, fue y espera ser por siempre: Un ángel.
Era un sueño normal, nada por lo cual alterarse, hasta que algo distrajo la atención de Aziraphale, provocando que su visión se desviara a otra cosa; el teléfono sonaba en una esquina del tocador. Estaba recibiendo una llamada y por un milagroso presentimiento supo que se trataba de Crowley. Inconscientemente sonrió embobado y suspiró, cuando estuvo por tomar el auricular del objeto, el ruido cesó. Lo llevó a su oído y al escuchar la típica tonada de la línea inactiva volvió a colocar el auricular en su lugar. Hizo una mueca de decepción, quizá se equivocó, pensó. Luego llevó nuevamente sus ojos al reflejo frente suyo y su corazón frenó repentinamente cuando notó algo que heló por completo su sangre.
Una de sus alas tenía una mancha negra, tan negra como el petróleo, incluso mucho más... Era tan oscura que ni siquiera reflejaba la luz, al contrario, la consumía por completo, porque de eso se trataba, de su luz siendo contaminada y consumida.
Su rostro se llenó de terror y su garganta se contrajo.
Al instante, despertó.
El sueño fue tan realista que se estaba mezclando con su percepción de, justamente, la realidad. Las manchas que vio en sus alas allí mismo estaban también ocupando su mente ahora. Esta mañana, decidió romper su rutina diaria, y realizó un milagro para prepararse, estuvo evitando los espejos y cada superficie reflectiva. Tenía miedo, no quería verse, no quería saber la verdad.
O más bien, no quería aceptar la verdad...
Porque Aziraphale sabía perfectamente cuál era ésta.
Se rindió ante la búsqueda de una excusa y decidió echarse en su sofá favorito, junto a su escritorio. Se acurrucó sentado de manera informal, cosa que jamás creyó haría. Envolvió su cuerpo en una manta de piel ligera que había por allí y cerró los ojos, esperando que todo su dolor desapareciera.
Entonces pensó, su dolor, es por la verdad, si la verdad le causaba tal dolor...
¿Cuál era su dolor?
Si Aziraphale reconocía la verdad, ¿Cuál era?
¿Por qué soñó que sus alas se llenaban de oscuridad?
¿A qué le tenía miedo?
A caer. ¿A caer?
Pero... ¿Por qué caería?
Si ciertamente no hizo nada malo, solamente había recibido una llamada de...
Oh.
Era eso.
Su mayor temor actual era ser expulsado del reino de los cielos por el simple hecho de amar.
Su corazón estaba lleno de culpa por amar a...
— ¡Ángel!
— ¿Crowley...?
El atrevido demonio entró repentinamente por las puertas de la tienda, haciendo escándalo, como si fuese totalmente bienvenido, bueno... Lo cierto es que lo era, de algún modo.
Caminó hasta dónde oyó que provenía la voz del ángel, mientras parloteaba unas cuantas cosas que Aziraphale no había terminado de escuchar.
— ¿Dónde rayos estás? Te recuerdo que tuve que arruinar la carrera de un abogado para conseguir esa reserva, exactamente a la hora que tú querías. —Crowley buscó por los alrededores de la biblioteca, porque Aziraphale no respondió, sin embargo estaba seguro de que lo escuchó llamando su nombre al principio, pero no lograba ubicarlo por ningún lado... Quizás era porque no esperaba verlo envuelto en una manta con el aspecto más lamentablemente que jamás haya tenido—.
¿Ángel? —preguntó, el tono gruñón de su voz con el que había llegado cambió automáticamente a uno cargado de dulzura, confusión y... Lástima.
Aziraphale movió un poco la manta, tratando de esconderse más en ella, no miró a Crowley a los ojos en ningún momento, se mantenía observando un punto fijo en el desorden de libros que hizo por la mañana.
— ¿Qué sucede? —Crowley supo inmediatamente que algo andaba mal, pero de igual forma preguntó.
— Lo siento. —El ángel desvío la mirada, posando sus ojos en los ajenos por un segundo para soltar esa disculpa, Crowley notó la tristeza cargada en esos preciosos luceros celestes que tanto adoraba, los tenía cristalinos, al borde del llanto. Esto terminó por desgarrar completamente el alma del demonio. Apretó sus puños, y la furia empezó a tomar lugar en su cabeza.
— Si Gabriel hizo algo para herirte juro que lo mat...
— ¡No! —Interrumpió Aziraphale—. Esto no tiene que ver con él... Crowley, por favor, no hagas nada.
Esa respuesta quizás relajó un poco al demonio. Pero no era suficiente. Se acercó hasta el sofá y se arrodilló frente a él, mirando al ángel desde abajo.
— Durante estos seis mil años que llevamos juntos jamás te he visto así, Aziraphale... —Crowley se quitó los lentes y buscó la mirada del ángel con la suya, Aziraphale no quería mirarlo, pero una vez que sus ojos encontraron los del demonio, quedó completamente hipnotizado, eran tan lindos como recordaba, los había extrañado. Para los demás quizá eran un símbolo de suciedad, algo horrible digno de despreciar, pero para Aziraphale eran la cosa más hermosa que ha conocido, desde que se encontró con ellos en el Edén y no pudo disimular ni un poco lo mucho que le encantaron—. ¿Qué te sucede? No voy a dejar este lugar hasta obtener una respuesta que me satisfaga.
El ángel suspiró y volvió a llenar sus pulmones de aire con una inhalada profunda. Evitando desbordar en llanto. Se sentía abrumado pero la presencia de Crowley verdaderamente lo calmaba, y su corazón se llenaba de confianza.
— ¿Puedes hacerme... Un favor? —Se atrevió a preguntar, un poco dudoso aún, temiendo por la respuesta de Crowley.
— Por supuesto que sí. ¿De qué se trata?
Aziraphale se relajó un poco al obtener un sí a cambio, entonces se deshizo de la manta y se puso de pie, caminó un poco hasta llegar al centro de la tienda, pues necesitaba espacio para lo que estaba por hacer. Crowley aún seguía en el mismo lugar del comienzo, lo siguió con la mirada, confundido, esperando ver de qué se trataba todo esto.
Entonces Aziraphale le dio la espalda a Crowley, no sin antes ladear la cabeza un segundo para confirmar que el demonio efectivamente le estaba prestando atención, y luego mirar hacia el frente. Se llenó de valor y se desabrochó la ropa, deslizó el saco, junto con la camisa y todo lo demás sobre sus hombros y brazos, dejando desnuda la mitad posterior de su dorso. Crowley abrió los ojos con una gran sorpresa y se puso de pie rápidamente, tropezando en el intento. Entonces Aziraphale finalmente libera sus alas de par en par, ocupando gran parte del espacio de la tienda debido a su inmensidad. Crowley queda prácticamente boquiabierto, jamás le dejará de sorprender la belleza divina que posee Aziraphale.
— ¿Puedes revisarlas? —preguntó el ángel, al notar que el otro no soltó ninguna palabra aún.
Crowley salió de su trance y se acercó a paso tranquilo, no entendiendo por qué Aziraphale le había pedido tal cosa, sin embargo dispuesto a cumplirla, se movió automáticamente, como si quien controlase su cuerpo fuese algo más y no él mismo.
— Claro...
Se posó detrás suyo, y antes de hacer cualquier movimiento se tomó un tiempo para mirar de cerca. Aziraphale plegaba sus alas, totalmente descubiertas, sólo para él.
El tragaluz que estaba puesto en el techo, justo sobre él, dejaba entrar unos cuantos rayos de sol que envolvían cada pluma, y a su vez se mezclaban con la luz natural del ángel, realzando ese blanco tan precioso y puro.
Crowley jamás tuvo la oportunidad de presenciar al ángel de esta forma. Jamás había visto la raíz de sus alas creciendo de su espalda desnuda, es más, ni siquiera había visto su espalda desnuda. Se dió cuenta de que Azira tiene un millar de lunares, su corazón dió un vuelco, y el nerviosismo se dio lugar en su cabeza.
— ¿Puedo... tocar? —Se atrevió a consultar, sin tener en cuenta que quizás Aziraphale buscaba que solo observe y no toque.
— Por supuesto.
El demonio no pudo evitar emocionarse un poco, la curiosidad que mantuvo durante seis mil años por saber cuál es el tacto de las alas de Aziraphale estaba finalmente a punto de ser saciada. Acercó su antebrazo derecho y con muchísima delicadeza palmó, acarició despacio, procurando que sus dedos se deslicen entre cada pluma con suavidad.
La piel del ángel se erizó, jamás pensó que las manos de Crowley tuvieran un roce tan gentil, tan dulce. A medida que el pelirrojo exploraba sus extremidades emplumadas, la angustia que invadió su corazón toda la mañana fue desvaneciendose poco a poco, reemplazando el sentimiento por un calor agradable en su pecho, por paz, seguridad.
Tanta era la calma que sentía, que cerró sus ojos, y permitió que Crowley lo tocara más. Olvidándose por completo del objetivo inicial.
— ¿Qué es lo que estoy buscando exactamente, ángel? —Crowley notó que los hombros del otro se habían relajado, entonces procuró no elevar su tono de voz, habló casi susurrando. Ambos habían convertido la situación en un momento extremadamente íntimo sin darse cuenta.
— Dime qué es lo que ves.
— ¿Qué...?
— ¿Qué es lo que ves?
Crowley frenó un segundo para pensar en su respuesta, no sabía qué es lo qué Aziraphale quería oír, ni por qué estaba haciendo esto, así que solamente respondió con total y honesta sinceridad.
— Veo...
— ¿Sí...?
— Una preciosidad divina.
— ¿Crowley?
— Una hermosura cargada de gracia y delicadeza, algo que sólo tú eres capaz de poseer, ángel.
— Eso... No es lo que... —Aziraphale se puso nervioso y contrajo sus alas en respuesta, su rostro enrojeció y su lengua se enredó con torpeza.
— ¿Qué sucede?
— Sólo... Dime si notas algo raro en ellas.
— ¿Algo raro? ¿Cómo qué? —Crowley empezó a impacientarse, las respuestas y preguntas del otro no hacían más que confundirlo.
— Algo como… una mancha.
— ¿Mancha? —Se alejó unos pasos y observó el panorama entero nuevamente. No había nada de lo que el ángel estaba mencionando—. Las únicas manchas que veo son tus peculiares lunares, que por cierto te sientan muy bien.
Aziraphale ignoró el último comentario, cerró sus alas y volteó a mirarlo mientras se acomodaba la ropa de forma rápida y desprolija.
— ¿Entonces no hay ninguna impureza? —preguntó ansioso.
— No. Se ven totalmente puras para mí. ¿A qué viene todo esto?
— ¡Oh! Gracias al cielo...
— Aziraphale....
— Lo siento mucho, seguramente esto fue demasiado raro e incómodo para tí, es sólo que... Yo. Bueno, tuve, es decir, tengo... Un...
— ¿Un?
— Problema...
— No tienes por qué esconder nada, sabes que puedo leerte por completo de pies a cabeza, sé que no estás bien.
El ángel suspiró profundamente una última vez, Crowley tenía razón, no podía fingir con él, no sabiendo que lo conoce como si fuesen uno sólo.
— Anoche tuve un sueño, más bien una pesadilla. Era una situación totalmente normal, no parecía ser algo malo. Yo estaba comenzando mí día, frente al espejo de mí tocador, con mis alas extendidas. Entonces recibo una llamada, eras tú, pero cuando volteé a responder, el auricular del teléfono no tenía tono, entonces asumí que te habías equivocado, así que devolví mí vista al espejo pero cuando eso sucede yo noto que una de mis alas tenía una... mancha negra.
— Oh, ya veo. —Crowley se encogió de hombros, ahora comprendía mejor la situación y todo el tema con las alas, pero a pesar de ello no pudo evitar notar el hecho de que esto tenía que ver con él—. ¿Por qué piensas que tendrías una impureza? ¿Hiciste algo malo últimamente?
— ¡Por supuesto que no! —Contestó inmediatamente—. O eso creo...
— ¿Crees? ¿A qué te refieres, ángel?
Y ahora, Aziraphale no quería contestar. Porque la causa de su dolor, de la verdad que se estaba replanteando esta mañana, está justamente frente suyo.
— Creo que no debí hacer todo esto. Exponerme de esta forma ante tí, está muy mal, tú eres un... —Pausó, su voz comenzaba a quebrarse.
— ¿Qué es lo qué soy?
— Un demonio...
— Lo soy. Y tú eres un ángel. ¿Entonces?
— ¿Entonces? ¡Crowley, míranos! No deberíamos intimar de esta forma, todos estos años, todos estos siglos, jamás debimos siquiera haberlo pensado.
Crowley no se inmutó, escuchó al ángel atentamente, incluso si le estaba doliendo todo lo que salía de su boca, no lo detuvo.
— ¿Qué tiene de malo?
— ¡Todo! ¡Entiende que existe la posibilidad de una condena! —Inmediatamente se arrepintió de permitir que su lengua sea más veloz que su corazón.
— Ya veo. Entonces piensas que estar conmigo es digno de condena.
— No, no... Espera, Crowley, no es eso lo que quise...
— Está bien, Aziraphale. Sé que estás asustado, tienes un temor razonable al exilio, lo sé, porque yo estuve ahí, ¿Recuerdas? Fui un ángel una vez. Pero tengo un presentimiento de que esto va más allá del exilio. —Se acercó al otro tratando de calmarlo, y tomó sus manos, entrelazó sus dedos con los del ser puro y lo miró fijamente a los ojos—. ¿De qué tienes miedo exactamente?
— De amarte.
Eso era todo lo que Crowley necesitaba oír, una respuesta exacta, la verdad.
Esbozó una sonrisa cargada de gentileza, eliminó todo el espacio que había entre ellos dos y lo envolvió con sus brazos. Un agarre fuerte pero dulce, como si le estuviera recalcando al ángel que él estuvo, está y estará allí para él siempre, que no está sólo, y que si lo exilian y todos los ángeles del cielo lo aborrecen, él aún seguiría a su lado, y que si todos los demonios lo rechazan por su naturaleza gentil y sus virtudes, él seguiría ahí, y que si todos los humanos lo despreciaban por la misma causa, él permanecerá allí.
— Aziraphale, tu amor jamás traerá condena. Y no lo digo porque seas un ángel. Porque independientemente de eso, el tipo de amor que tú das, es pureza plena, es genuino y liberta, me enmudece, a mí, un demonio. Me agita, me atrapa y me libera, me envuelve. No estás haciendo nada malo, amar no es un pecado, mí ángel.
Aziraphale rompió en llanto y se refugió en los brazos de Crowley, nunca se había sentido tan seguro, desde el momento de su creación, ni en los cielos, ni en la tierra y debajo de la tierra, como se siente en los brazos de su amado.
— No quiero esconderlo más. —Susurró el ángel. Mientras su llanto cesaba. Crowley depositó un dulce beso en su frente.
— No tienes por qué hacerlo. ¿Qué dices si te limpias esa cara tan preciosa que tienes y vamos a esa pastelería en francia que tanto adoras? —Sugirió Crowley, ya que el primer plan que tenían para hoy no era más factible, la hora había pasado.
— Pero ese lugar también trabaja únicamente con reservas. —Se separó un poco para mirar a los ojos del otro, el corazón del demonio dió un vuelco total al presenciar la ternura del rostro enrojecido y mojado por las lágrimas del mismísimo Principado, Aziraphale.
— Oh, supongo que algún político importante... ¡Muy malvado! Perderá su puesto el día de hoy también.
El ángel soltó una risita risueña, se apartó por completo del demonio, guardó sus preciosas alas, cosa que entristeció un poco a Crowley, y con un pequeño milagro se preparó para salir.
— ¡Vamos! —Exclamó, extendiendo su mano para guiar a Crowley a la entrada de la librería. Sin embargo se dio cuenta de que estar tomando su mano era demasiado agradable como para quebrantar el agarre. Así que se mantuvieron así, unidos, durante todo el trayecto, hasta el final.
Aziraphale ya no sufre más.
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jartitameteneis · 1 month
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El problema es ¿qué voy a hacer con ella una vez que la conquiste? Es como haber rescatado un ángel del infierno y con ello ganarse el derecho de descender con él a un lugar peor o quizá a uno donde haya algo de luz… o tal vez estoy loco. Jack Keroua
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Se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:
«José, hijo de David, no tengas miedo de acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados».
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor.
'The Holy Family with an Angel', XIX #FredericLeighton
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tftl-au · 5 months
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La familia de las mil lenguas
Capítulo cuatro: El ardor de su sangre
Incluso en los días más tristes, el Cielo siempre permanecía iluminado, los serafines cantaban y sus encantadoras luces alumbraban a todos sus habitantes.
Pero ahora los serafines estaban peleando, matándose entre sí, el Cielo era oscuro y una ola de terror y matanza arrasaba con la frágil existencia de los ángeles menores.
Sangre y muerte por algunas partes, esclavitud y angustia por otras. Algunos siquiera tuvieron la oportunidad de armarse, de portar una armadura decente.
Batallando entre sus iguales vestidos de túnicas, teniendo a sus alas de escudos y sus brazaletes de armadura, sus espadas parecían ser cuchillos de pan ante sus estocadas destrozando cuerpos.
Los ángeles rebeldes luchaban por una libertad de expresión, a los que no, batallaban por paz y devoción.
Algunos Querubines asesinaban a ángeles más pequeños, a pesar de ser unas bestias, tenían una intención de rebeldía también, arcángeles desaparecieron, murieron, agonizaron o fueron cruelmente humillados en los campos del Cielo.
Ninguna nube podía protegerte de un ataque nocivo de alguna lanza o flecha. Michael estaba a la cabeza de su ejército celestial, luchando cuerpo a cuerpo con otros como él.
Le desgarraba el corazón tener que hacerlo, nunca imagino matar a un hermano suyo o amigo por solo sus ideales. Gabriel estaba detrás suyo, cubriendo sus alas con las suyas, no estaba completamente resentido, conocer en persona a su nuevo amo lo había conmovido tanto que creía que su lucha no era en vano.
Uriel es ágil con su espada flamante, mutilado alas y brazos a sus enemigos, aunque con un yelmo poco favorable para su visión, este error era provocado a propósito, no queria ver caras familiares para dividirlas con su hoja de plata después.
Belfariel se percato de su buen amigo, así que se apego a él para luego lanzarlo al suelo y poder hablar sin ser atacado.
Saco su yelmo y lo miro con dulzura por unos momentos.
-Uriel, mi amigo, no puedes seguir luchando sin saber a qué te enfrentas...el verdadero enemigo aquí es el Dios que tanto respete, pero no más; vamos Uriel, tienes una mente tan magnífica, ¿como no puedes entender que nuestro propósito va más allá de solo agacharse y hacer el ridículo ante alguien a quien nunca vimos?
Uriel lo veía con lagrimas que se secaron repentinamente - Bel...reacciona, tu eres más devoto que cualquier ángel que exista aquí, eres las alas de Dios, tu encanto por sus creaciones aéreas solo enternece su ser, deja de decir estupideces, vuélvete a mi...
Belfariel lo miró furioso y antes de atacarlo, la espada ardiente cruzo su torso, dañando sus alas y ardiendo su cuerpo en pocos segundos, al sacar la espada lo lanzó por los aires, observando a su amigo arder entre ellos. Gimiendo y gritando del dolor por las llamas que lo consumían, era un espectáculo horrendo para el arcángel que decidido a su fe, se coloco el yelmo de vuelta.
Los dias eran cortos para la lucha interminable, el Cielo estaba exterminadose asimismo.
La Tierra quedó en una completa oscuridad, donde lo halos de los ángeles sucedían como estrellas para los humanos.
Barachiel estaba del lado de Lucifer, ahuyentando a sus oraciones anteriores de serle fiel a su Padre, ignorando por completo el futuro de su hermana y pequeña compañera.
En ello una rapaz estocada tinto sus ropas de sangre, en el suelo empezaba a agonizar sin lograr extraer el lanza que lo jodia. Luego escucho un par de aleteos familiares que vinieron a rescatar su pellejo, un par de lamentos tras unas caricias en el torso para cerrar la herida junto a la luz verde candente.
-Bara, conserva la calma, perdóname, no te vi, te confundí con alguien más..
Jo-jodete Raphael..e-estamos en bandos contrarios..-tartamudeo adolorido.
-No digas...esas cosas Bara, te conozco, deja que te cure, ayúdanos a ganar..
En realidad la convicción de un ser que no sabía distinguir el bien del mal, es fácil de manipular. Los propósitos marchitos de alguien cambiante siempre suelen modificados por buena labia.
Y así fue, tal vez si una simple coincidencia de apetito no hubiera ocurrido, no se hubieran ocasionado tantos desastres, tantas bajas y tanto conflicto.
Michael seguiría siendo aledaño a Lucifer, seguiría viéndolo como un buen amigo al que molestar por su frágil sentido del humor. No se hubieran tomado la molestia de terminar con una guerra tras llantos y mutilaciones.
El Salón de la Gloria no resplandecía ese día, no hasta que se llegara la conclusión del juzgado al Serafín; los amantes de la convicción egocéntrica estaban atados con cadenas, obligados a inclinarse ante su creador.
Luzbel, te condeno ha desaparecer de mi vista, ha dejar tu puesto de serafin y ha cegarte tu antiguo reino. Ahora serás una alimaña cualquiera, dejaras tu belleza y la reemplazare por el horror, que aquellos que te admiraban sientan terror al verte. Te condeno a las tinieblas, al más oscuro abismo de la existencia donde te quedaras encerrado toda la eternidad, donde tu sangre nunca será pura de nuevo y tu inmortalidad implique castigo a los humanos que tanto detestas. Vete de aquí, Lucifer.
Y el Salón se reveló, dejando ver con esplendor a la transformación del bello Lucifer, cuyas alas empezaron a atrofiarse, sus plumas se caían y la piel se enrojecia del ardor, donde su sien con pequeños cuernos se obstacule por unos bastante grandes, donde sus bellos ojos se transformen en la monstruosidad de la anemia, donde sus pupilas sangren y se tiñan de ese color. Donde sus labios empiecen a sangrar por los colmillos que los cruzaban accidentalmente, donde sus orejas por más tiernas que parecieran se convirtieran en puntiagudas. Donde su nariz empezará a atrofiarse y su piel se hiciera sensible a cualquier temperatura.
Luego fue arrojado a las llamas del abismo, junto a cada uno de los demonios que tuvieron su juzgado, con solo llamar a sus nombres.
Chapter four: The ardor of his blood
Even on the saddest days, Heaven always remained illuminated, the seraphim sang and its enchanting lights illuminated all its inhabitants. But now the seraphim were fighting, killing each other, Heaven was dark and a wave of terror and carnage swept over the fragile existence of the lesser angels.
Blood and death in some parts, slavery and anguish in others. Some even had the opportunity to arm themselves, to wear decent armor.
Battling among their equals dressed in tunics, having their wings as shields and their bracelets of armor, their swords seemed to be bread knives before their thrusts destroying bodies. The rebellious angels fought for freedom of expression, those who did not, fought for peace and devotion. Some Cherubs murdered smaller angels, despite being beasts, they also had an intention of rebellion, archangels disappeared, died, died or were cruelly humiliated in the fields of Heaven.
No cloud could protect you from a harmful attack from any spear or arrow. Michael stood at the head of his heavenly army, fighting hand to hand with others like him. It tore his heart to have to do it, he never imagined killing his brother or friend just for his ideals.
Gabriel was behind him, covering his wings with his, he was not completely resentful, meeting his new master in person had moved him so much that he believed that his fight was not in vain.
Uriel is agile with his brand new sword, mutilating the wings and arms of his enemies, although with a helmet that is not favorable for his vision, this error was caused on purpose, he did not want to see familiar faces to divide them with his silver blade later.
Belfariel noticed his good friend, so he attached himself to him and then threw him to the ground so he could speak without being attacked. He took out his helmet and looked at it gently for a few moments
. -Uriel, my friend, you cannot continue fighting without knowing what you are facing...the true enemy here is the God that I respect so much, but no more; Come on Uriel, you have such a magnificent mind, how can you not understand that our purpose goes beyond just crouching down and making a fool of yourself in front of someone we've never seen? Uriel saw him with tears that suddenly dried
- Bel...react, you are more devoted than any angel that exists here, you are the wings of God, your charm for his aerial creations only softens his being, stop saying stupid things, turn back To me...- Belfariel looked at him furiously and before attacking him, the burning sword crossed his torso, damaging his wings and burning his body in a few seconds.
When he pulled out the sword he threw him into the air, watching his friend burn between them. Moaning and screaming in pain from the flames that consumed him, it was a horrendous sight for the archangel who, determined in his faith, put his helmet back on. The days were short for the endless fight, Heaven was exterminated as well.
The Earth was left in complete darkness, where the halos of the angels were like stars for humans. Barachiel was on Lucifer's side, chasing away his previous prayers to be faithful to his Father, completely ignoring the future of his sister and little companion.
At that moment, a rapacious stab stained his clothes with blood; on the ground he began to agonize without being able to extract the spear that was fucking him.
Then he heard a couple of familiar flutters that came to rescue his skin, a couple of moans after some caresses on his torso to close the wound next to the burning green light.
"Bara, stay calm, forgive me, I didn't see you, I confused you with someone else...
Fuck-fuck you Raphael... we-we're on opposite sides..." -he stammer painfully.
-Don't say... those things Bara, I know you, let me heal you, help us win...- In reality, the conviction of a being who did not know how to distinguish good from evil is easy to manipulate. The withered intentions of someone changeable are always modified by good talk. And so it was, perhaps if a simple coincidence of appetite had not occurred, so many disasters, so many casualties and so much conflict would not have been caused.
Michael would continue to be close to Lucifer, he would continue to see him as a good friend to be bothered by his fragile sense of humor. They would not have taken the trouble to end a war after tears and mutilations. The Hall of Glory did not shine that day, not until the conclusion of the Seraphim court was reached; lovers of self-centered conviction were bound in chains, forced to bow before their creator.
Luzbel, I condemn you to disappear from my sight, to leave your position as seraphim and to be blinded by your ancient kingdom. Now you will be any vermin, you will leave your beauty and I will replace it with horror, that those who admired you will feel terrified when they see you. I condemn you to darkness, to the darkest abyss of existence where you will remain locked up for all eternity, where your blood will never be pure again and your Your immortality implies punishment for the humans you detest so much. Get out of here, Lucifer.
And the Hall was revealed, revealing with splendor the transformation of the beautiful Lucifer, whose wings began to atrophy, his feathers fell out and his skin turned red from the burning, where his temple with small horns was hindered by quite large ones, where his beautiful eyes transform into the monstrosity of anemia, where their pupils bleed and turn that color. Where his lips begin to bleed from the fangs that accidentally crossed them, where his ears, no matter how tender they seemed, became pointed. Where your nose will begin to atrophy and your skin will become sensitive to any temperature. Then he was thrown into the flames of the abyss, along with each of the demons who had their court, just by calling their names.
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lucerodelmar · 11 months
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Observé a los pájaros volar por el cielo despejado de invierno. Un cielo color azul claro, tan hermoso que me hizo cuestionarme si siempre fue de esa manera. El cielo es lo único que vale la pena mirar cuando te sientes agobiado, cuando todo a tu alrededor parece una granada a punto de explotar sobre ti. No sentía frío esa tarde, a decir verdad, el clima estaba bastante agradable. Por esa razón, ni siquiera me había molestado en usar una bufanda.
El sonido de una cámara se hizo presente y volteé hacia mi costado. Mi visión se inundó de aquel chico que también miraba el cielo y sacaba fotos.
Contempló el cielo un largo rato y me pareció que un día duraba tres otoños. Luego, como si se hubiera acordado de algo importante volteó hacia el costado y sus ojos se fijaron en mí. Me saludó con la mano y empezó a caminar hacia a mí sonriente. Con el deleite de un niño a punto de recibir un obsequio, caminaba con entusiasmo. Su cámara que era como su compañera más fiel, como un pedazo de su alma, colgaba de su cuello meneandose con cada paso que daba. Mi corazón se agitaba tanto que dolía. Una brisa sopló en ese momento, y un aroma a lavanda se desprendió haciéndome temblar. Él se posicionó delante de mí y me envolví con mis propios brazos para no decaer.
Me quede mirando sus ojos. Pequeños y oscuros, como granos de café. Deje que mis ojos observarán hambrientos el resto de su rostro. Su piel aceitunada, sus facciones suaves, los lunares que tenía en la punta de la nariz y debajo del ojo izquierdo. Su cabello era tan negro como las alas de un cuervo, lo tenía largo hasta su frente. Tenía mirada de ángel, una que parecía expandir luz cada vez que te miraba. Que curioso es, cuando alguien te gusta no puedes evitar verlo perfecto. Cada detalle te parece hermoso. Te conviertes en un castillo hecho de cartas y él en una brisa ligera. Aunque sea leve, aunque para algunos signifique una suave caricia en el cabello o en la piel, para ti puede significar tu final. Porque con solo pasar por tu lado es capaz de derrumbar todo tu ser.
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littleferallamb · 2 months
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2: Mandarinas
La tranquilidad inundaba ese lugar. El sol brillaba alto, imponiéndose e incentivado la vida, reflejándose en el río y en sus aguas transparentes, dándole luz a las truchas que nadaban contra la corriente. Parecía que el todo vivía gracias a él. Incluso Fran se sentía un poco más feliz.
Volvió su vista hacia la gran roca gris.
Olivia seguía sentada allí, con una expresión de póquer y sus brazos rodeando sus piernas ¿Seguía enojada con él? ¿En qué estaría pensando?
Fran se acercó a ella y se sentó a su lado, esperando que le dijese algo. Quería oír su dulce voz, que le hablase como si nada hubiese pasado, que le hicese saber que lo seguía amando.
—Oli... —esperó alguna respuesta—Olivia, por favor. Háblame, te lo ruego, no me hagas sufrir así.
Ella lo miró. Le gustaba mucho, sus ojos marrones y su cabello azabache. Lo amaba, su sonrisa y lo tierno que era. Quería amarlo, decirle que no se preocupara, que estaba bien, pero estaba enojada.
—¿Quieres una mandarina?
Tomó una de la mochila, la peló y se la ofreció. Ella la aceptó. La partió en gajos y le dio uno a Fran. Supo él entonces que lo había perdonado.
Mientras comían la mandarina, la acercó a él, y ella se recostó sobre su pecho.
—Te quiero—le dijo, para que él supiese que ya no estaba enojada, que todo estaba bien, que le seguía amando—.
—Yo también te quiero, te quiero mucho mi ángel.
Y le peló otra mandarina.
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copertonehill · 3 months
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Un lugar...
Al nacer una cosa se tiene por segura y no hay ninguna duda seas noble o plebeyo, por centurias ha sobrevivido sin que nadie jamás le haya dicho nada, ya que por algunos es amada por otros no tanto, pues lejos de ella desean estar porque no saben ni quieren saber de ti, eres un ángel que es incomprendido y de pocos querido  pues no eres uno que brilla, sino uno que Oscuridad domina en Un lugar donde ya muchos han llegado desde milenio que ancestral recorrido han pasado siempre a tu amoroso cuidado como si se tratase de "cobertor" que abriga en las noches que serán siempre a tú alrededor frías a la luz de luna donde silencio solo romperá de vez en vez un aleteo oscuro acompañado de aullido tenebroso de criatura nocturna que es tu compañía para en ese lugar y hasta la lejanía del cual domino tendrás y con tus alas cubrirás para "descanso" eterno vigilar y así todo estará en unas tranquilas noches que eternidad tendrán porque en un lugar y solo en él se darán porque en él criatura espectral así tan cuál porque a sus ojos serás como pequeña criatura que tendrá contigo paciencia para cuidarte por siempre con una sonrisa oscura, pero llena de ternura.
-Copertone Hill, 2024®-
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