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#cuadro vivo curso
romipaocia · 5 months
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celavie-1408 · 1 year
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- Lista del 2023 -
Primero una intro: Está es la lista de las cosas que quiero hacer este año, el plan del blog es esa misma, tener un registro de las cosas que quiero hacer y como ha sido el proceso, así que, empecemos:
Aprobar anatomía, con más de 8
Inscribirme en la carrera de Bioquímica
Aprobar una materia de Bioquímica
Sacar la licencia de conducir
Pintar un cuadro de Van Gogh
Donar sangre
Ir sola al cine
Arreglar mi bicicleta
Salir sola una vez al mes
Inscribirme como donante de médula
Viajar a un lugar que no conozca
Salir con mi novio una vez al mes
Tejer un suéter
Ver CABA desde un lugar muy alto
Salir con amigos al menos una vez al mes
Aprender a hacer 3 cócteles
Viajar en tren a un lugar lejano
Hacer un registro con los logros de este año
Tener una racha de 51 días en mi rutina matutina
Tener una racha de 51 días en mi rutina nocturna
Hacer ejercicio todos los días
Tener una racha de 90 días en Duolingo
Hacer un cuatrimestre o intensivo de ingles
Leer doce (12) libros
Tener una agenda
Mantener mi trabajo al día
Ser voluntaria en alguna organización
Aprender a bailar
Hacer seis (6) cursos a distancia
Ir a doce (12) lugares turísticos en la ciudad
Prepararme para una ayudantía
Competir en una competencia de 200 metros mariposa
Ir a cenar sola
Cuidar algo vivo
Ver todas las películas de estudio ghibli
[ Esta lista está sujeta a modificaciones ]
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lem0n-guy · 3 years
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Hola. Mi nombre es Charly, y te contaré algo que afecta mi vida. El problema es que muchas veces aunque las personas me conozcan, suelen olvidar lo que significa ser "Yo" a diferencia de muchos otros, yo no tengo enfermedades especiales; no tengo autismo, algún síndrome, ni siquiera desfases de la personalidad. Pero, eso no significa que esté perfectamente bien, pues a diferencia de muchos, yo no entiendo todas las emociones y suelo bloquear muchas de ellas conforme van avanzando los días y consigo nuevas experiencias y momentos de quiebre.
Ciertamente, puede resultar complicado entender cómo es vivir así, pero digamos que mientras los ansiosos piensan todo una y otra vez o los autistas se bloquean y no pueden pensar, a mí me pasa un poco de ambos; me encanta sobrepensar todo para poder entender más de las personas, pero al mismo tiempo, yo hago bloqueos para evitar sentir todo en algunos momentos. Supongo que es extraño, pero, así es vivir mi vida.
Normalmente me gusta solo pensar en las cosas que valen la pena y entenderlas hasta que no vuelva a sentir ese vacío, pero ahora conozco otras emociones que habían sido ajenas a mi vida y no sé cómo deben sentirse y aunque normalmente me guste responder con un "Me vale verga" o un "Pues equis" en mi mente no es tan sencillo. El sentimiento se queda e intento descubrir que significa; pensar en todo para saber qué falló o qué hizo que fuera así el resultado.
En mi día a día han sucedido cosas que duelen como amigos que deciden alejarse porque no les agrado lo suficiente, incluso en mi mente suceden otras como revivir traumas de mi niñez, como ser ese amigo secundario que caminaba detrás en ese grupo de 3. No voy a mentir. Ciertamente me vale verga y he aprendido a vivir con eso, pero ¿El rechazo se sana con rechazo? Supongo que no suena muy lógico.
La realidad es, que me he acostumbrado al rechazo en este tiempo. Se podría decir que ahora es una parte fundamental de mi vida y me hace comparar mis logros con los de otros, incluso me hace sentir constantemente que nada de lo que hago es funcional; me hace sentir que algo está mal con mi cuerpo o incluso con mi cabello, lo que resulta en esos pequeños ataques imaginarios donde paso la máquina del cabello por toda mi cabeza, negarme la comida o comer con asco pensando en cuando va a terminar. Pero, supongo que esto es una estupidez, sea cual sea el curso que tomen las cosas, yo prefiero predisponer al fracaso, así cuando sucede, no duele tanto.
Hoy fue un día difícil y ciertamente estoy agotado, triste, confundido y hasta podría decir que me siento humillado, pero esa es una emoción que no comprendo al 100%, así que puede que esté confundido (o no) y la razón por la cual toco este tema, es para que tú, persona desconocida, entiendas que nada de lo que expreso, digo o pienso es tan simple, pues tal vez te ayude a entender a alguien más.
Cuando estoy en una conversación y me pierdo viendo cuadros o fotografías, solo es con la finalidad de apoyarme en algo y poder asimilar lo que escucho. Si en medio de una plática me levanto y tomo mi cuello, es porque no comprendo nada y puede que eso me tense demasiado y me haga no querer hablar. Si pidi que repitan las cosas, a veces es por no escuchar, pero gran parte de las veces es solo porque no entiendo lo que quieren decir y quiero justificar lo que expresan con su mirada. Si me dicen que una canción les hace pensar en mí, tomo cada palabra de la letra y le busco recuerdos o significados para saber si el mensaje es bueno o malo (Casi siempre pienso que es lo segundo). Cuando me dediquen letras o canciones, las escucharé muchas veces en loop, leeré la letra cada vez y tal vez hasta memorice los tiempo, pero las letras son las que en realidad me importan y someten, pues sí son positivas mi mente descansa y solo las repite y asocia, pero si es lo segundo, me duele estar vivo y solo pienso en decir adiós, desaparecer completamente.
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El fotógrafo del mal
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El medio día lo había encontrado en la cama durmiendo. Esa noche no había podido dormir, ya que los sueños que había tenido lo habían hecho despertar sobresaltado, sudando frío y gritando. De los sueños se acordaba plenamente. Uno de ellos fue que estaba caminando por la calle hasta llegar a un jardín muy grande. Entró a él, porque siempre le habían gustado los jardines y comenzó a caminar por entre los matorrales y flores. En el sueño estaba inmerso pensando en cuando era niño y su mamá lo llevaba a la casa de su tía en donde había un patio con muchas plantas. Él se pasaba toda la visita oliendo las plantas y tratando de atrapar a los bichos que se desprendían de las plantas. De repente se dio cuenta que se había perdido y que lo único que hacía en aquel gran jardín, era dar vueltas y vueltas sin poder encontrar la salida.
El otro sueño fue muy similar. Esta vez se soñó dando vueltas y vueltas por el zoológico, tratando de entablar una relación amena con los animales. Les tiraba comida o los llamaba. De repente todas las personas a su alrededor se perdieron y él quedó solo en medio del zoológico oscuro. Comenzó a gritar para que el guardia viniera a sacarlo pero nadie le respondía. Sus gritos se hicieron más fuertes y los animales sintieron la desesperación en sus gritos, porque comenzaron a hacer sonidos fuertes. En el sueño, Martín escuchaba su gritos y lamentos acompañados por los sonidos de los animales que se juntaban al unísono haciendo que ya no existieran las cosas ni los seres vivos, sino aquel sonido. Entonces Martin se despertó sobresaltado y con un sonido extraño en los odios.
Cuando se levantó fue hasta la cocina y comió algo liviano. Luego fue hasta el baño y se duchó. Después se cambió y salió directo para el trabajo. Ese día tenía que realizar una sesión de fotos con un grupo de artistas. Afuera de su casa estaba uno de los artistas que le había propuesto llevarlo hasta el lugar de las fotos en su carro. En este, quise contarle de sus pesadillas, pero pensó que eso implicaría una conversación más larga de lo que quería tener con él.
Llegaron a una casa cultural al norte de la ciudad. Esta estaba adornada con flores artificiales en casi toda la parte superior de la pared. Del techo salían una serie de cuerdas todas adornadas con más flores. En el fondo había un pecera con peces de todo tipo. Las paredes pintadas con dibujos de libros e instrumentos de música como el Saxofon. Habían varias mesas negras y una pequeña biblioteca que le daba un aire muy elegante a la casa. Sacó del bolso su cámara polaroid y cada uno se organizó. Lo artistas que estaban posando tenían en frente de ellos, algo representativo del arte que realizaban. Las fotos fueron satisfactoria. Los felicitó a cada uno por lo bien preparado de estas y por el lugar. Cuando iba saliendo, le preguntaron si quería que lo llevaran a su casa pero le respondió que no, que iba para la casa de su madre y era muy cerca. Prefería irse caminando.
Dos días después recibí una llamada que cambió la tranquilidad con la que llevaba mis días. Se trató de uno de los artistas que había fotografiado. Me dijo que quería que nos viéramos en un restaurante a la hora de la cena. Yo acepté y nos reunimos en un restaurante de comida árabe. Era alto, barbudo y blanco. Llevaba un jeans, tenis y una camisa negra lisa. Arturo(como se llamaba) era el único de los artistas que fotografie aquel día, que no tenía tatuajes, ni perforaciones y que vestía más bien como un oficinista. Durante la comida los dos hablamos sobre cosas que teníamos en comunes: películas, artistas, los animales, la naturaleza. Me habló de su trabajo como pintor. Me dijo que aunque él le gustaba los pintores postimpresionistas y surrealistas, se había decidido a hacer cuadros más realistas y académicos con los que se podía ganar la vida. Cuando ambos terminamos de comer, me dijo que ahora sí llegaba el momento para hablar de lo que realmente era serio, su afirmación me intrigó.
Lo que Arturo me propuso no me lo esperaba. Luego de contarme que estaba casado con una mujer hacía 10 años y que habían tenido 2 hijos, me dijo que tenía pensado separarse de ella porque ya no la quería. Debido a que este tenía unos ahorros guardados que le había dejado su padre, quería salir ileso del divorcio y a su vez que sus hijos lo vieran como la víctima en la separación para así poner tener una relación estrecha con ellos y porque no, pedir su custodia en la corte. Yo le respondí a Arturo que aquello me parecía bien pero que no sabía qué tenía que ver yo ahí. Este me respondió que me tranquilizara, que si me había llamado era porque me necesitaba.
Arturo me preguntó que si yo hacía todo tipo de fotografía, a lo que le respondí que sí. Me respondió entonces que yo era el indicado. Yo sonreí extrañado por todo lo que me estaba diciendo. Este miró el reloj y se dio cuenta de que el tiempo estaba pasando rápido, así que comenzó a hablar. Me dijo que él tenía un plan para hacer ver a su esposa como una infiel. Él le iba a poner una trampa con un antiguo amigo de ella de la Universidad al que él conocía. El amigo la iba a invitar a tomar algo e iba a emborracharla para después cuando ella estuviera inconsciente, yo entrara y los fotografiara besándose. Luego él con esa fotos iba a pedir el divorcio y todo saldría bien para él.
Aquello me pareció repugnante. Sin embargo, cuando escuché lo que le iba a pagar al amigo de su esposa y a mí por las fotos, le dije que debía pensarlo. Un hecho así no se hace todos los días y una cantidad de plata así, no se gana tan fácil en tan poco tiempo. A los pocos días terminé aceptando. Con eso del auge de las cámaras de los celulares, el negocio no estaba tan rentable y pensé que con el dinero que me iban a pagar, podía tirar un mes o dos sin preocuparme por mi economía. La verdad era que yo no conocía a la chica y además, la vida también está hecha de acciones maldavas. Nuestra alma también está llena de ello. Seguí el curso natural de la vida, y acepté hacer las fotos.
Me citaron en un bar a las 8 de la noche. Yo llegué a las 7 y tomándome algunas cervezas observé como el hombre se aprovechó de la confianza e inocencia de la chica para emborracharla. Ahora no lo niego, disfruté de lo que estaba haciendo, de lo que estaba pasando ahí. Disfruté de la puja de la mujer cuando intentaba separar a su amigo de sí, cuando este le pedía perdón por el beso que le había intentado dar. Disfruté cuando ella intentó levantarse y su amigo le pidió perdón y la convenció para que se sentara. Me sentí muy fascinado, cuando con mi cámara iba haciendo las fotos con calma; fotografiando cuando brindaron por la amistad, cuando ella seguía emborrachandose y cuando ya borracha se dejaba dar besos por su amigo. Ese día, producto de la emoción que da la maldad, había estado inspirado y las fotos me salieron perfectas. Me sentí satisfecho. Terminé mi última cerveza y me fui del bar, mientras la mujer le daba golpes a su amigo por haberla besado y toqueteado y se levantaba de la mesa para irse.
Le entregué las mejores tomas a Arturo a los dos días y me dio mi dinero en efectivo. Luego le dije que era un cabron y que no me buscara nunca para más nada. Luego me alejé de su vista y enfile mis pasos hasta la 72. Divague sin saber qué hacer por todo el parque Surisalcedo en el que le di de comer a las palomas y fotografíe a una iguana que se subía y bajaba de un palo. Eran las 2 de la tarde cuando me decidí por ir al zoológico. Luego de darle la vuelta y de tomarle fotos a los animales, me sentí cansado. Decidí irme hasta las bancas del zoológico y me senté ahí a descansar.
Saqué la cámara para revisar las fotos que había tomado a los animales. Fui eliminando aquellas que no me habían gustsdo hasta que llegué a las fotos que me había pedido Arturo y que no había eliminado. La secuencia de las fotos hacían ver a la esposa de Arturo plácida en el lugar y excitada con los besos de su amigo. Aquellas fotos causaron en mí una sensación de repulsión igual a la que sentí cuando Arturo me entregó el dinero de mi pago. Decidí apagar la cámara y me quedé en silencio en el banco. El zoológico comenzó a quedar vacío pues las personas iban saliendo. El sonido de los animales se hacía más fuerte y se unían con los sonidos internos que se desprendían de mi consciencia. Esto se parece a mi sueño, pensé, pero esta vez no me voy a quedar atrapado. Esta vez voy a huir.
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ochoislas · 4 years
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Sin ningún propósito particular enfilé el puente detrás de mi casa, atraído por el cañaveral que se extendía más allá, cuando mis pies se detuvieron en seco. ¿Era un pájaro cantando? Una voz muy suave y dulce: cricrí, cricrí. El sonido parecía venir de muy cerca, pero no del ramaje justo delante, ni de las sombras de las legumbres que orillaban el cuadro de berenjenas, sino de más abajo, casi bajo mis pies. Me detuve y escuché atento. Se paró. Todo quedó en silencio.
Eran poco más de las tres de una tarde de otoño y al oeste el sol estaba oculto tras un velo de nube. El cielo estaba revuelto pero sin señales de lluvia. Tras el otero cubierto de cerezos corrían nubes grises, pero el pico del templo Genmu se veía azul claro al sol, con la faz del tajo de piedra resplandeciente, su base iluminada como si la luna se hubiera puesto allí.
Podía ver la rasa junquera más allá del puente, tendida hasta el pie del pico. Las juncias ya habían florecido y los bofos copetes formaban una neblina que envolvía los techos de bálago y embozaba los bosques, ondeando parejos con el pasto plateado de las colinas, desembarazadamente, sin nada que estorbara su visión infinita. Aunque no hacía viento, las juncias parecían susurrar sibilantes sobre el paso del tardío otoño.
Mi intención era dar un paseo por el espigón, donde la farfolla quebrada de los juncos se entrelazaba sobre el sendero. Cuando por fin eché de nuevo a andar, volví a escuchar el reclamo de un pajarillo: cricrí, cricrí. ¿Qué era aquello? Parecía más propio de un insecto. Pero debía de ser algún tipo de ave. Y venía de abajo, tal como me pareció. Había algo entre los pilotes del puente. ¿Un chorlito? No... ¿dónde estaba el guijarral? ¿los pedrejones? ¿las balizas donde gustan de posarse? E incluso si las hubiera, un chorlito habría levantado el vuelo al acercarme yo. ¿Habría otros pájaros ocultos entre las cañas de la ribera? Estudiándolas, di otro paso, cautelosamente: cricrí. Pisé más recio y los reclamos se multiplicaron: cricrí, cricrí, cricrí. Atento escuchándolos, llegué sin darme cuenta al final del puente. No era más que una pasarela hecha con tres o cuatro tablones arrimados, tan podridos que se deshacían bajo los pies. Había un quitamiedos, una mera percha de bambú atada con soga. Cabeceaba a la altura de las rodillas cada vez que se pisaba la pasarela. Los pilotes estaban carcomidos también. El agua del estero donde se hincaban era lisa, tarda y turbia. Aunque la corriente era débil, incapaz de conmover el puente, el reflejo del tinglado en el agua parecía trepidar a la sombra de los juncos. Pero por muy descompuesto que estuviera el puente, los maderos difícilmente podían cobijar pájaros, a no ser que se usaran troncos ya huecos... por mucho que digan que las ratas anidan hasta en la cola de caballo. En fin, debió de ser el puente. Una vez más probé a pisar el borde. De inmediato el cricrí respondió a mis pasos. Sintiendo las vibraciones en mis pies salí de allí en puntas, con la sensación de estar pisoteando polluelos de curruca: ¡qué lastimosos grititos!
Venían de debajo. Me arrodillé en las planchas y aparté las juncias. Dos o tres días antes un temporal había rebosado el tajamar. De las hendiduras en el fango todavía blancuzco surgían las pálidas raíces de los juncos colmando el hueco oscuro bajo las planchas, como un techo suelto y alabeado tras una inundación, visto del revés. Me puse cabeza abajo, me contorsioné, pero nada... Allí no había nada. Un brillante cangrejo rojo se escabulló. Un rosario de ermitaños se desplazaron en la oscuridad. Nada que pudiera tener voz. Sacudí la mano, desechando la idea: «Serán los chillidos de los saltarines del fango», dije, y me eché a reír. [...]
Una vez más, agarrando un haz de juncos en cada mano, cogí impulso y le di una señora patada al borde de la pasarela: ¡pum!. Cri, replicó. ¡Pum, pum! pateé de nuevo: cricrí, chilló... era como un eco de cordeles carmesíes rodando por una polea de jade, brocal dorado arriba. «Así que eran las planchas del puente, rechinando... ¡deberían hacer un Stradivarius con la madera!», dicho esto, me despedí, con un mano en el pasamanos, del exquisito instrumento, y emprendí mi paseo por el murallón.
¿Qué era aquello allá delante? ¿Una laguna entre las juncias? Resultó no ser más que un ojo de unos cuarenta metros cuadrados, que se llenaba cuando subía la marea y luego se vaciaba, pues no afluía agua dulce bastante para mantener el nivel. El terreno alrededor era fangoso y las hojas de los juncos apuntaban en todas direcciones, desgreñadas, como la coronilla de un kappa. Era el sitio idóneo para que los pececillos se quedaran atrapados en la bajamar y los niños de las aldeas se remangaran y chapotearan. Pululaban unos cuantos cangrejos ermitaño. Pero con la canícula, si la marea se retiraba por poco que fuera, el fondo se secaría aprisa, roqueño, cubriéndose de grietas como culebrinas. Luego la marea subiría por el río Tagoe, trascolando al ojo y burbujeando en las brechas hasta formar una balsa.
Como era imposible cruzarla con marea alta sin mojarse, alguien había construido un segundo puente, que no estaría ni a veinte metros del anterior; muy rudimentario además: un tablón tirado de cualquier manera. Salvaba un punto donde la balsa no tendría más de cinco pasos. El agua del río corría por debajo; orillando el espigón, desaparecía en la junquera y luego bajaba hacia las zanjas de los arrozales. En aquel preciso instante la marea parecía subir y toda el área estaba cubierta de una sábana de agua, apenas más clara que las sombras de las cañas. [...]
Algo se movía bajo el haz del agua, flotando como una sombra. Primero parecía un cangrejo agarrado a una hoja, derivando con la corriente. Pero no era eso. Se movía a voluntad, yendo y viniendo junto al puente. El agua estaba clara, recién entrada del mar, de modo que enseguida comprendí lo que era. Tendría el tamaño del puño de un bebé, la forma retesa de una burbuja presa, y derivaba como sombra leve de nubes dispersas sobre la tierra. Sus apagadas motas anaranjadas y tostadas aparecían y desaparecían en su curso, se apiñaban, se separaban, se desvanecían. Traslúcida, entre acuosa y lechosa, no podía ser más que una medusa atigrada.
Era un ser vivo, así que no había que extrañarse de que jugara con aquel desenfado. Se desplazaba libremente, sin asentarse al fondo, ni mantenerse a media profundidad o aflorar a la superficie. Iba de acá para allá en una líquida estela, estirándose, propulsándose al sesgo, cabeceando luego de golpe. Mientras yo trataba de seguir sus evoluciones, giró y se alejó. No distinguí ninguna otra forma flotante. Con su perfectamente adaptado organismo, tenía toda la laguna para ella sola. [...]
Los colores sombríos del ocaso se tensaban sobre las agostadas puntas de los juncos, entre frondas y penachos blanqueados. Los cercos de agua en torno a la sombra de la medusa se agrandaban cada vez más, hinchándose. Cuanto más se agitaba el monstruo más parecía montar la marea. La superficie del agua latía y se extendía. La crecida se vertió por ambos lados en el estero, meciendo los juncos de la orilla con violento vaivén. Con cada embate de los juncos subía el nivel del agua, como surtiendo del fondo de la laguna. Los reflejos de la superficie, hombre y puente incluidos, se fueron a pique. Aunque el mismo templo Genmu hubiera sido precipitado a aquellas aguas su aguja nunca hubiera tocado el fondo.
El agua no paraba de crecer en círculos agigantados a través de los juncos. Batía blanca espuma en sus penachos, ahondaba y dilataba el cauce del río; una onda encabalgada en la siguiente, estrellándose con fragor. Como el río era el único alivio de la marea se formó una rompiente bajo el puente, embistiendo el espigón y haciendo remolinos. Asaltados por ambos flancos los juncos empezaron a bailar, con sus torundas azules asperjando el índigo del anochecer.
Izumi Kyōka
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choquejuergas · 4 years
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maggie o’farrel, sigo aquí
“la ciudad se extiende por la bahía como un collar de luces a lo largo de la arena”
“es tarde y todavía no han vuelto a casa. están aburridos, en ese estado mental de encogimiento típico de esta etapa de la vida. tienen unos 16 años, más o menos. acaban de pasar la primera tanda de exámenes y están esperando los resultados, están esperando a que acabe el verano, a que empiece el nuevo curso; están esperando a que su futuro cobre forma, a que termine su turno de trabajo, a que se vayan los turistas: esperan, esperan. algunos esperan que un mal corte de pelo crezca enseguida, que sus padres les dejen coger el coche, les aumenten la asignación o se den cuenta de lo desgraciados que son; que la chica o el chico que les gusta se fije en ellos, que llegue por fin la cinta de casete que encargaron en la tienda de música, que se les desgasten los zapatos para que les compren un par nuevo; esperan al autobús, a que suene el teléfono. esperan, todos ellos, esperan porque esperar es lo que hacen los adolescentes que viven en las ciudades de costa. esperan: a que algo termine, a que algo empiece”
“pensaba en esas cosas y de pronto sucedía una nimiedad, algo inocuo (un comentario o una mirada de mi hermana, un pie que chocaba con el mío cuando intentaba leer, una hoja de deberes de matemáticas que parecía infinita, impenetrable y aburrida) y ya estábamos otra vez. algo se me rasgaba en el pecho, una ola de calor me subía a la cabeza, soltaba un grito repentino o tal vez un pisotón contra el suelo. pérdida de control. adiós amabilidad”
“cruzar los husos horarios de esta forma puede proporcionar una claridad inquietante y distorsionada. ¿será por la altura, por la desacostumbrada inactividad, por el confinamiento físico, por la falta de sueño o por la colisión de las cuatro cosas? viajar a gran velocidad, a miles de metros por encima del suelo, en un avión, altera el estado mental. a veces salta a primer plano alguna preocupación reciente, como si la enfocaran con la lente de una cámara de fotos. de pronto pueden colársete en la cabeza respuestas a cosas que llevabas tiempo preguntándote. es posible que, contemplando el ilusorio paisaje montañoso de altoestratos, de pronto pienses: ¡ah, claro, no me había dado cuenta hasta ahora!”
“voy andando por la alfombra entre las filas de ficción a-z y pienso: puedo leer lo que quiera. al darme cuenta es como si se desatara un vendaval, que me azota y casi me hace tropezar. se acabaron los cursos, se acabaron los currículos, se acabaron los exámenes.  saco tres libros y, unos días después, vuelvo y saco otros tres. los libros se amontonan en el minúsculo apartamento, al lado de la cama, en el cuarto de baño, en la cocina de la galería. saco libros de los que he oído hablar pero nunca he tenido tiempo de leer, libros de autores que he oído mencionar en la radio, libros traducidos de lenguas remotas, libros de autores que todavía están vivos, libros que he visto en las páginas de los periódicos; en resumen, todos los libros que no entraban en mi plan de estudios. leo cuando voy al trabajo, leo en el metro, leo entre clase y clase, leo en el cuarto de baño bajo la atenta mirada de una salamanquesa leucística a la que he conseguido domesticar proporcionándole áfidos en abundancia que cojo de las macetas de la ventana”
“veo las mimosas que llenan el suelo de polvo amarillo, un cirro con los bordes deshilachados e iluminados, el orillo de las toallas vacías en la arena y el contraste de su color rojo sobre la tierra ocre”
“la mujer lleva en los bolsillos unas bellotas marrón verdoso que ha recogido durante el paseo; las ha examinado cuidadosamente al tacto y ha comprobado que, en efecto, cada bellota solo cabe en su propia caperuza, no le sirve ninguna otra”
“un trabajo que me permita pagar el alquiler y el transporte y que no me aburra hasta el extremo de ponerme a gritar, y disponer así de espacio mental y energía para volver a casa por la noche y, tal vez, quizá, posiblemente, ponerme a escribir. pero ¿como se consigue eso? ¿como se logra ese equilibro? no tengo la menor idea”
“la casa está en silencio, los compañeros de piso duermen, el relato es absorbente, la satisface más que ninguna otra cosa”
“en el autobús del aeropuerto al centro me asombraban, me asaltaban los colores de la ciudad: el ocre claro de las piedras de los edificios, el implacable azul del cielo, las motocicletas verdes, el dorado oscuro de las monedas, el pelo negro de los hombres que nos hacían gestos y se chupaban los labios cuando nos asomábamos por las ventanillas. me hipnotizaban los platos de espagueti con albahaca, los cestos de pan sin sal, las almohadas, extrañas y llenas de bultos, las contraventanas, el ruido del claxon de los coches, el taconeo en los pasos de peatones y las vocales aterciopeladas de la lengua italiana, con sus agudos y graves. la escalinata de la plaza de españa, la fuente con forma de barca, la casa rosada en la que murió el poeta, la forma del coliseo, como el molde de la boca de un ortodoncista. nunca había visto una cosa igual. me enamoré de todo hasta el dolor. estaba muda de asombro, siempre al borde de las lágrimas, desolada por tener que volver a casa a finales de semana, mientras la ciudad, sus plazas, las vidas de la gente seguían adelante sin mí. quería verlo todo, ir a todas partes, que el viaje no acabara nunca”
“aquel viaje escolar no solo alimentó el desasosiego que había sentido toda la vida, también le dio un punto de referencia. por fin había encontrado la forma de satisfacerlo, de apaciguarlo; por fin lo entendía. hacía años que me tenía desconcertada y confusa la insatisfacción, la restricción del día a día, el tedio y la tirantez de la rutina, el picor irritante de la monotonía”
“si he estado mucho tiempo atascada con la rutina de las idas y venidas al colegio, las bolsas de almuerzo, las clases de natación, la colada y la limpieza, por la noche deambulo por la casa. a lo mejor me pongo a cocinar un plato complicado de madrugada. o a ordenar otra vez la cristalería escandinava. repaso los estantes de libros suspirando, buscando algo que todavía no haya leído. empiezo a repasar mi armario e impulsivamente decido llevar montones de ropa a la tienda de caridad. necesito cambios desesperadamente, busco novedades sin descanso, siempre, en cualquier lugar en el que las pueda encontrar. es posible que mi marido vuelva a casa una noche y se encuentre todos los muebles del salón cambiados de sitio”
“exteriormente se diferencia [el cerebelo] del resto del encéfalo: presenta unos surcos finos y paralelos cuya textura recuerda a la garganta de la ballena azul”
·el encéfalo es una masa, una red de células interconectadas que, cuando se comunican, se encienden como lucecitas de navidad”
“no es que no concediera valor a la existencia, sino que tenía un deseo insaciable de abrazar todo lo que la vida pudiera ofrecerme”
“el paisaje es de cuadro renacentista: colinas onduladas que se solapan y se repiten hasta perderse en una neblina azul. es domingo de ramos. hace un rato hemos pasado por delante de una iglesia; la gente salía de misa con ramas de olivo en la mano. el sol está tan alto que los árboles y cobertizos de los márgenes se yerguen sobre su propia sombra”
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lettersofsoulbm · 4 years
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Mi historia : El chico bisexual inadaptado.
¿Cómo saber quién eres? ¿Cómo darse cuenta de lo que quieres? ¿Cómo admitir lo que sientes? Estás y otras preguntas más han rondado mi cabeza día tras día; un ciclo sin fin que me vuelve loco.
Mi nombre es Brayan Meza González actualmente tengo 17 años y curso último año de preparatoria. 
¿El chico bisexual inadaptado? Curioso nombre el que me puse yo mismo… curioso y cierto. Yo soy bisexual, me gustan tanto las mujeres como los hombres, me inclino más hacia las mujeres (por el momento), y soy un inadaptado en esta sociedad, no puedo seguir sus rutinas, sus leyes ni sus estereotipos. Desde pequeño he tenido problemas con las normas de la sociedad. Queriendo crear la perfección a base de restricciones, de la mano dura y del miedo.
Yo me di cuenta de que era bisexual a los 15 años, recién entrando a preparatoria, en esos momentos tenía muchos problemas encima; yo sufro de depresión, es importante aclarar eso ya que tiene efecto en todo lo que cuento, yo no sabía que hacer con mi vida, Miles de preguntas rondaban por mi cabeza, no paraba de pensar en problemas vividos en el pasado hasta que, todo se detuvo y me hice una pregunta… ¿Quien soy en verdad?.
En ese momento no sabía la respuesta, no sabía que pensar ya que me quedé perplejo ante la gran interrogante que yo mismo plantee. Apartir de ahí comenzaron a emerger más y más preguntas. ¿Quién es Brayan Meza González? ¿Qué me gusta? ¿Qué estoy haciendo? ¿Cómo soy y por qué?.
Pase años buscando ser el hijo perfecto para mis padres, buenas calificaciones (siempre en el cuadro de honor), deportista, todo un hombre, un "macho"; pero mientras trataba de ser perfecto para ellos, yo era imperfecto para mí. Ese chico no era yo. 
Yo soy alguien sencible, de emociones simples pero complicadas, que le gusta lo atrevido, aquello que los demás evitan o desconocen, cuento con un carácter fuerte y una personalidad amable, siempre sonriente al momento de morir internamente. Mi mayor miedo es el quedarme solo, pero irónicamente amo la soledad. Me gusta el saber que solo estoy yo, que soy yo quien es capaz de pegar estas piezas que parecen no encargar en ninguna parte de mi, no me gusta que las personas se preocupen por mi, aunque en el fondo quiero atención, quiero que se preocupen.
Muchas personas me han dicho que tengo problemas, que no estoy bien y soy conciente de eso. Soy una persona extraña de entender, ni yo mismo me entiendo. Lo que tengo de locura lo tengo de cuerdo. Unos días más de una que de otra, pero siempre estoy.
Tengo miedo. Diariamente tengo miedo, miedo de la persona que me puedo convertir, porque se que si tomo una desicion errónea puedo destruir mi vida y la que me rodean. Vivo con la presión constante de ser el mejor para así hacer sentir orgullosos a mis padres, demostrar que soy suficiente y dar a entender de lo que soy capaz. Puedo parecer buena persona, pero en mi interior existe mucha oscuridad, hay una versión malvada, y tengo miedo de que salga a la luz esa versión.
Gracias por leer, ahora ya sabes un poco más de mi.
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analinareslove-blog · 4 years
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Proyecto de Instalaciones Eléctricas
Sabemos de la importancia que tiene la electricidad hoy en día en nuestra vida diaria. El uso controlado de la electricidad se empezó a desarrollar aproximadamente hace un siglo habiendo cambiado desde entonces nuestra forma de vida. Las instalaciones eléctricas son elementos importantes en todo tipo de construcción, ya sea residencial, comercial, turístico o industrial. Por esta razón, es un tema de permanente interés considerando que los cambios tecnológicos recientes, así como la evolución y desarrollo de esta especialidad han modificado muchos de los materiales y procedimientos utilizados para la construcción de un proyecto eléctrico.
En el ámbito de la construcción el objetivo de un proyecto de instalaciones eléctricas es garantizar la transferencia de energía desde una fuente a otra. Para que esto se haga de manera segura y eficaz es necesario que el proyecto se elabore observando las prescripciones de las distintas normas aplicables, las cuales nos ayudan a definir materiales, fase de diseños y aplicaciones para elaborar un proyecto eléctrico.
Para proyectar la instalación eléctrica de cualquier edificación: casa, industrial, centro comercial, etc. Es necesario utilizar las normas y procedimientos empleados para la instalación, que esencialmente consisten en:
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Determinar las necesidades y los puntos de utilización de energía eléctrica.
Definir el tipo de conductores, canalizadores, protección, control de medición de energía eléctrica y demás accesorios.
Hacer más eficiente el uso de energía y generar ahorros.
Cualquier tipo de instalación requiere de la elaboración de ciertos cálculos, planos y dibujos, así como la aplicación de las disposiciones normativas que permitan formalizar un proyecto de instalaciones eléctricas.
Las instalaciones eléctricas pueden tener un distinto grado de complejidad dependiendo del lugar que ocupen dentro del conjunto de instalaciones y de la función a desempeñar. Es así como se pueden tener instalaciones tan simples como las viviendas, así como en instalaciones más complejas como las que podemos observar en centros comerciales o industriales.
En Venezuela todo lo concerniente al diseño de Instalaciones Eléctricas en cualquier edificación residencial, comercial institucional y en lugares clasificados, se rige por la Norma Covenín 200: Código Eléctrico Nacional (CEN), el cual es un documento que establece los criterios técnicos para que la instalación a proyectar sea la más segura, sin embargo, no es un Manual de Diseño, pero su uso dentro del territorio nacional es de carácter obligatorio.
Acometida: conjunto de elementos que permiten llevar la energía eléctrica desde el punto de conexión con la empresa suministro hasta el suscriptor.
Tablero General de Distribución: es el conjunto de elementos que permiten distribuir la energía eléctrica a todos los puntos de la edificación: unidades de vivienda, locales comerciales, oficinas, etc. Está conformado por el Interruptor principal de la instalación, las barras de conexión, los interruptores y medidores de cada uno de los usuarios.
Alimentador principal: permite distribuir la energía eléctrica desde el tablero general de distribución a cada uno de los usuarios.
Tablero principal: es el conjunto de elementos y equipos que permiten distribuir la energía eléctrica a un ambiente determinado. Está conformado por: interruptor del tablero (si lo tiene), barras de alimentación, interruptores que protegen a cada circuito ramal.
Circuitos ramales: conforman la última parte de la instalación y son los que llevan la energía desde el tablero principal hasta el último elemento conectado a él. Se caracterizan por ser el último elemento de la instalación que tiene un dispositivo de protección contra sobre corrientes. De acuerdo al Código Eléctrico Nacional (CEN), constituye el elemento básico de las instalaciones eléctricas, ya que a partir de su diseño, se estructura en pasos sucesivos todo el sistema eléctrico.
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Materiales de las Instalaciones Eléctricas
Conductores
Canalizaciones
Cajetines normalizados
Cajas de paso, empalme o derivación.
Tableros
Dispositivos de protección
Transformadores de distribución
Casetas de transformación
A continuación se sugieren cinco etapas que facilitarán el desarrollo de sus proyectos eléctricos.
INICIO
Con la entrega de la licencia de obra por parte del municipio puede iniciarse el proyecto eléctrico.
LA PLANIFICACIÓN
En esta etapa se toman decisiones sobre el curso de acción para que el proyecto logre sus objetivos.
Cabe resaltar que es de vital importancia la participación de un ingeniero electricista o mecánico electricista habilitado en el diseño de una instalación eléctrica.
Determinación de la carga eléctrica de la instalación
Paso 1: 
Calcular la carga eléctrica (número de equipos) que se estima requerirá el proyecto así como su proyección futura, sus características y datos de operación, qué espacios se disponen y cómo estarán distribuidos, entre otros.
Paso 2: 
Seleccionar el conductor eléctrico adecuado para la instalación: libre de halógenos y no propagador de llama; de espesor (calibre) adecuado para transportar la energía que demande la carga (determinada en el paso anterior), que minimice el impacto ambiental y que contribuya con la calidad de energía del sistema. 
Paso 3: 
Seleccionar las protecciones eléctricas:
–Termomagnéticos (para proteger a los cables seleccionados en función del calibre escogido)
–Diferenciales (para proteger a las personas contra electrocuciones)
–Sistema de Puesta a Tierra para el 100% de la instalación (camino que permitirá dispersar en tierra cualquier corriente de fuga o falla que pueda poner en peligro a la instalación, los equipos y los seres vivos).
Paso 4: 
Considerar adicionalmente, la disponibilidad y características del suministro de energía, el pre-dimensionamiento y ubicación de los elementos necesarios para la instalación, los requerimientos particulares del proyecto, la preferencia de materiales y el alcance de la propuesta de trabajo en términos generales.
Desarrollo de la propuesta
En las especificaciones de la propuesta de trabajo se deben colocar las generalidades del proyecto, las condiciones contractuales, las características detalladas de los materiales a utilizar, las normas oficiales a seguir, el presupuesto de la obra, la programación del trabajo (calendario) y el flujo de fondos o forma de pago. Asimismo, es parte de este proceso definir el alcance de la obra, los costos, el tiempo estimado de ejecución, los parámetros de calidad, el personal, los riesgos asociados y la adquisición de los materiales.
El plano
Toda la información recabada debe incluirse en un plano que contenga los símbolos universales correspondientes, la localización en plantas de cada uno de los servicios de energía requeridos, las rutas de acometida de media y baja tensión, los cuadros de carga, el dimensionamiento de equipos y espacios y algunos detalles constructivos.
EJECUCIÓN
Si se realizó una buena planificación, la ejecución será un proceso sencillo. Implica coordinar personas y recursos, así como integrar y realizar actividades del proyecto en conformidad con la planificación aprobada por el cliente y el responsable de obra. Será necesario disponer de personal técnico calificado y certificado que pueda desarrollar con pericia las indicaciones del ingeniero plasmadas en los planos. Del mismo modo – y como parte del plan de adquisiciones – será necesario disponer de productos certificados que agreguen valor al trabajo realizado, aseguren la calidad y contribuyan con la seguridad de la instalación y de los futuros usuarios de la edificación.
CONTROL
Con el propósito de garantizar el éxito de un proyecto, será necesario medir, supervisar y regular el progreso y desempeño del proyecto, así como para identificar las áreas en las que el plan requiera cambios a fin de asegurar la calidad de los productos y servicios especificados en los planos y las memorias descriptivas del proyecto.
CIERRE
En esta etapa se formaliza la aceptación del producto, servicio o resultado. Involucra la conformidad de la obra por parte del cliente así como la entrega de la documentación actualizada del proyecto.
Finalmente, una vez entregada la edificación, es preciso medir y verificar las instalaciones eléctricas de las edificaciones para vivienda de manera previa a la puesta en servicio y posteriormente de manera periódica, con el propósito de comprobar si el material eléctrico instalado permanentemente es conforme según normas (certificados) y ha sido elegido e instalado correctamente o no presenta signos de deterioro.
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efimeraepifania · 4 years
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La niña con asma
Siempre creí que moriría por falta de aire.
Quizá suene tétrico, pero para una niña con ataques de asma recurrentes, acostumbrada a ser nebulizada hasta tres veces en un día e incluso a la que le tenían que poner medicina por vía para que sus bronquios decidieran trabajar no era una idea tan descabellada.
Nunca se lo dije a mi mamá. No soy tan mala hija como a veces me he hecho creer. Mi última crisis asmática fue cuando tenía catorce años. Ya tenía más de veinte cuando rememorando mi asma, le conté: “Siempre creí que moriría por algo de las vías respiratorias”. Me dijo que eran tonterías y no pude evitar pensar en su costumbre de atacar una idea cuando tiene miedo de que sea verdad. Yo me reí y cambié de tema.
Pero es verdad. Hasta hoy recuerdo lo mucho que me costaba respirar. Recuerdo estar sentada en la sala de nebulizaciones, mi mamá siempre a mi lado, mucho humo blanco saliendo de la mascarilla. “Tienes que respirar hondo, que estás desperdiciando la medicina”, me decía. Quería decirle que no podía respirar profundo, pero eso la iba a asustar más. Entonces hacía el intento. Pero la segunda o tercera vez, ya no podía. Nuestro ciclo se repitió hasta que nunca más necesité nebulizarme.
Una vez, una madre de familia me contó que su niño no quería ir a su terapia de atención. Indagando, descubrí que era porque constantemente oía a su madre quejarse de cómo las terapias eran caras. Cuando pude hablar con el niño, lo confirmé. No quería que su mamá gastara. Le recomendé a la madre hablar de dificultades económicas (que dicho sea de paso, no tenía) con su esposo en lugar de con su hijo. Mi mamá nunca me dijo cuánto costaban las nebulizaciones. Hasta ahora no lo sé. Pero cada vez que no podía respirar profundo, sentía que estaba desperdiciando ese dinero. Me angustiaba. Esa angustia se transformaba en ansiedad y esa ansiedad me impedía respirar. El ciclo se repetía. 
“Busca oferta en todo, excepto en salud” dice mi mamá. Suena bien en un principio, pero me recuerda que vivo en un país que mientras más dinero pagues, mejor te atienden. Hasta el día de hoy siempre relaciono dinero con salud y me entristece que muchos se estén dando cuenta de aquella conexión desde niños.
Soy una persona que suele somatizar su estado emocional. Desde los catorce hasta los veinticuatro tenía costumbre de hacer de dos a tres cuadros de faringitis al año. Sobretodo el cambio de estación. A veces esa faringitis era una gripe, una vez fue bronquitis, a veces laringofaringitis. Los nombres cambiaban, pero siempre era a las vías respiratorias. “Son las secuelas del asma” le decía a mi mamá. Yo no tenía problemas con ello. Estaba feliz con tener de dos a tres dolencias al año.
El año pasado; sin embargo, no había llegado ni a mitad de año y ya había tenido cuatro cuadros de faringitis. Aparte, tenía la peor crisis de mi rinitis alérgica en toda mi vida. Los estornudos eran constantes, ya no recordaba lo que era sentir aire entrar por tus dos fosas nasales, me cansaba de subir las escaleras en el trabajo y todas las pastillas me habían dejado de surtir efecto. Fui a tres especialistas. Las pastillas que me dio el primero no funcionaron. El segundo me recomendó una operación que tenía que repetirla cada tres meses en el peor de los casos. El tercero me pidió probar una última medicina antes de optar por la operación. La medicina me calmó por primera vez en casi dos meses, pero me dio también constantes y vívidas pesadillas durante los diez días que tuve que tomarla.
Recuerdo que un día me quebré y me puse a llorar en mi habitación. Hacía años no sentía la frustración de no poder respirar. No sabía por qué mi salud se había debilitado tanto si me alimentaba bien y hacía ejercicio. ¿Por qué de repente pasaba todo eso? Sabía que había peores males que una alergia y yo había podido lidiar con ella tranquilamente desde los siete años, pero aquella crisis de dos meses fue la peor que viví.
En medio de la búsqueda de un alivio para mis alergias, terminé una relación de tres años y medio. Considerando que trabajaba casi diez horas diarias, estudiaba francés en las noches, redactaba mi tesis de pregrado y tenía varias citas médicas, decidí que lo mejor sería contar con ayuda psicológica para tener un apoyo emocional y que la ruptura no desbarate mi día a día.
Eventualmente, las pastillas funcionaron (con pesadillas incluidas), terminé mi curso de francés e incluso apliqué mis instrumentos de tesis. Era diciembre, estaba caminando por los pasillos de un mall buscando regalos cuando me di cuenta que no había hecho mi usual cuadro de faringitis por cambio de estación. Era extraño, considerando que no le había bajado a las gaseosas heladas o a los helados. Decidí ignorarlo y continuar. Sin embargo, luego recordé que no había tenido ninguna molestia para respirar desde que había iniciado mi terapia psicológica. No había tenido ni siquiera un dolor de estómago. En mis veinticuatro años de vida nunca había experimentado seis meses continuos sin ninguna complicación médica.
Entendí que, probablemente, mis constantes afecciones a la garganta no eran más que somatizaciones, reflejo de mi estado emocional. Una vez pude hablar sobre mí, sobre mis preocupaciones y sobre lo que me enfurecía hasta hacerme temblar, pude cambiar ciertos aspectos de mí. La mano que siempre estuvo agarrándome de la garganta, impidiéndome hablar, haciéndome rogar por un poco de aire, había desaparecido. Quizá siempre fue la mía. Quién sabe.
En aquella oficina del segundo piso hablé de todo lo que me molestó de niña, de adolescente, de adulta. Todo lo que me lastimó. Cómo algunas de aquellas situaciones me convirtieron en la mujer que soy hoy y cómo otras sólo existieron para joder. Adopté una mentalidad basada en algo que dijo Sartré: “somos lo que hacemos con lo que hicieron con nosotros”. Y yo decidí ir a terapia y enterrar a todos mis muertos. 
Lo más importante es que decidí que aquella mano me suelte y, por fin, me deje respirar.
Quizá no voy a morir por falta de aire después de todo.
* crisis por pandemia del Coronavirus *
… La puta madre.
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chubascoenprimavera · 4 years
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La depresión es una enfermedad narcisista. Conduce a ella una relación consigo mismo exagerada y patológicamente recargada. El sujeto narcisista-depresivo está agotado y fatigado de sí mismo. Carece de mundo y está abandonado por el otro. Eros y depresión son opuestos entre sí. El Eros arranca al sujeto de sí mismo y lo conduce fuera, hacia el otro. En cambio, la depresión hace que se derrumbe en sí mismo. El actual sujeto narcisista del rendimiento está abocado, sobre todo, al éxito. Los éxitos llevan consigo una confirmación del uno por el otro. Ahora bien, el otro, despojado de su alteridad, queda degradado a la condición de espejo del uno, al que confirma en su ego. Esta lógica del reconocimiento atrapa en su ego, aún más profundamente, al sujeto narcisista del rendimiento. Con ello se desarrolla una depresión del éxito. El sujeto depresivo del rendimiento se hunde y ahoga en sí mismo. En cambio, el Eros hace posible una experiencia del otro en su alteridad, que saca al uno de su infierno narcisista. El Eros pone en marcha un voluntario desreconocimiento de sí mismo, un voluntario vaciamiento de sí mismo. Una especial debilidad se apodera del sujeto del amor, acompañada, a la vez, por un sentimiento de fortaleza que de todos modos no es la realización propia del uno, sino el don del otro. En el infierno de lo igual, la llegada del otro atópico puede asumir una forma apocalíptica. Formulado de otro modo: hoy solo un apocalipsis puede liberarnos, es más, redimirnos, del infierno de lo igual hacia el otro. Del mismo modo, la película Melancholia, de Lars von Trier, comienza con el anuncio de un suceso apocalíptico, desastroso. Desastre significa, literalmente, no astro (lat. des-astrum). En el cielo nocturno, Justine descubre, en presencia de su hermana, una estrella resplandeciente de color rojo que más tarde se revela como un no astro. Melancholia es un desastrum con el que inicia su curso todo el infortunio. Pero allí hay algo negativo de lo que parte un efecto salvador, purificador. En este sentido, «Melancholia» es un nombre paradójico, en la medida en que produce una cura para la depresión como una forma especial de la melancolía. Se manifiesta como el otro atópico que saca a Justine del pozo narcisista. Así, florece realmente ante el planeta que trae la muerte.
El Eros vence la depresión. La relación tensa entre amor y depresión domina desde el principio el discurso de la película Melancholia. El preludio de Tristán e Isolda, que flanquea musicalmente la cinta, conjura la fuerza del amor. La depresión se presenta como la imposibilidad del amor. O bien el amor imposible conduce a la depresión. Por primera vez, el planeta Melancholia, como un otro atópico, que irrumpe en el infierno de lo igual, concita en Justine la aspiración erótica. En la escena junto a la roca del río se ve el cuerpo desnudo de una amante envuelto en voluptuosidad. Llena de esperanza, Justine se tumba bajo la luz azul del planeta portador de muerte. En esta escena parece como si Justine anhelara el choque mortal con el atópico cuerpo celeste. Ella espera la catástrofe que se aproxima como una unión dichosa con el amado. Nos vemos forzados a pensar en la muerte de amor de Isolda. Ante la muerte que se acerca, también Isolda se entrega con sumo placer al «todo que sopla en la respiración del mundo». No es ninguna casualidad que justo en esa única escena erótica de la película resuene de nuevo el preludio de Tristán e Isolda. Este conjura mágicamente la cercanía entre Eros y muerte, apocalipsis y redención. De manera paradójica, la muerte que se aproxima da vida a Justine. La abre para el otro. Justine, liberada de su prisión narcisista, se aboca al cuidado de Claire y su hijo. La magia real de la película es la prodigiosa transformación mediante la cual Justine deja de ser una depresiva y se convierte en una amante. La atopía del otro se muestra como la utopía del Eros. Lars von Trier intercala con clara intención conocidos cuadros clásicos para dirigir discursivamente la película y dotarla de una semántica especial. Así aparece, en la intro surrealista, el cuadro de Pieter Brueghel Los cazadores en la nieve, que sume al espectador en una profunda melancolía invernal. En el fondo del cuadro el paisaje linda con el agua, lo mismo que la finca de Claire, insertada delante del cuadro de Brueghel. Ambas escenas muestran una topología semejante, de modo que la melancolía invernal de Los cazadores en la nieve se extiende a la propiedad de Claire. Los cazadores, con un vestido oscuro, vuelven a casa profundamente encorvados. Los pájaros negros en los árboles hacen que el paisaje invernal parezca todavía más sombrío. El letrero de la posada «Zum Hirschen», con la imagen de un santo, está torcido y casi se cae. Este mundo lleno de melancolía invernal produce un efecto de abandono de Dios. Lars von Trier hace que del cielo caigan lentamente fragmentos negros, que devoran el cuadro como una fogata. A este melancólico paisaje invernal le sigue una escena que produce un efecto similar al de una pintura, en la cual Justine imita a la Ofelia de John Everett Millais. Con una corona de flores en la mano, flota en el agua como la bella Ofelia.
Justine, después de una disputa con Claire, cae de nuevo en la desesperación, y su mirada se desplaza con desamparo a través de los cuadros abstractos de Malevic. Luego, en un ataque, arranca del estante los libros abiertos y los reemplaza ostensiblemente por cuadros que refieren, todos ellos, a pasiones abismales del hombre. En este momento preciso suena de nuevo el preludio de Tristán e Isolda. Por tanto, de nuevo se trata de amor, deseo y muerte. Justine primero centra su mirada en Los cazadores en la nieve de Brueghel. Luego se dirige presurosa a Millais con su Ofelia y enseguida a David con la cabeza de Goliat, de Caravaggio, a El país de Jauja de Brueghel y, finalmente, a un dibujo de Carl Fredrik Hill en el que se representa a un ciervo que ronca en soledad.
La bella Ofelia, flotando en el agua, con su boca medio abierta y la mirada perdida en el espacio, semejante a la de un santo o un amante, sugiere de nuevo la cercanía entre Eros y muerte. Cantando igual a las sirenas, leemos en Shakespeare, muere Ofelia, la amada de Hamlet, rodeada de flores caídas. Ella tiene una bella muerte, una muerte de amor. En la Ofelia de Millais puede reconocerse una flor que no se menciona en Shakespeare, una amapola, que alude a Eros, al sueño y la embriaguez. También David con la cabeza de Goliat, de Caravaggio, es un cuadro de deseo y de muerte. En cambio, El país de Jauja, de Brueghel, muestra una sobresaturada sociedad de la positividad, un infierno de lo igual. Los hombres yacen con apatía aquí y allá con sus cuerpos repletos, agotados por la saciedad. Incluso el cactus no tiene ninguna espina. Es de pan. Aquí todo es positivo siempre que pueda comerse y disfrutarse. Esta sociedad sobresaturada se parece a la mórbida sociedad de la boda de Melancholia. Es interesante que Justine coloque El país de Jauja inmediatamente junto a una ilustración de William Blake que representa a un esclavo colgado vivo por una costilla. El poder invisible de la positividad contrasta aquí con la violencia brutal de la negatividad, que explota y expolia. Justine abandona la biblioteca justo después de haber extendido en el estante el dibujo de Un ciervo que ronca, de Carl Fredrik Hill. El dibujo expresa de nuevo el deseo erótico o la añoranza de un amor, que Justine nota en su interior. También aquí se representa su depresión como la imposibilidad del amor. Sin duda, Lars von Trier sabía que Carl Fredrik Hill padeció toda su vida psicosis y depresión severa. Esta sucesión de cuadros presenta de manera intuitiva todo el discurso de la película. El Eros, el deseo erótico, vence la depresión. Conduce del infierno de lo igual a la atopía; es más, a la utopía de lo completamente otro.
El cielo apocalíptico de Melancholia se parece a aquel cielo vacío que para Blanchot representa la escena originaria de su niñez. Ese cielo le revela la atopía de lo completamente otro, cuando de pronto interrumpe lo igual:
Yo era un niño de siete u ocho años de edad, me encontraba en una casa aislada, cerca de la ventana cerrada, miraba hacia fuera, y de pronto, ¡nada podía ser más súbito!, fue como si el cielo se abriera, como si se abriera infinitamente a lo infinito, para invitarme a través de este arrollador momento de apertura a reconocer lo infinito, pero lo infinito infinitamente vacío. El resultado era extraño. El súbito y absoluto vacío del cielo, no visible, no oscuro —vacío de Dios: esto era explícito, y en ello superaba con mucho la mera referencia a lo divino—, sorprendió al niño con tal encanto y tal alegría, que por un momento se llenó de lágrimas, y —añado preocupado por la verdad— yo creo que fueron sus últimas lágrimas.[3] El niño se ve arrebatado por la infinitud del cielo vacío. Es arrancado de sí mismo y desinteriorizado hacia un afuera atópico, es des-limitado y des-vaciado. Este acontecimento desastroso, esta irrupción del afuera, de lo totalmente otro, se realiza como un des-propiar (expropiar), como supresión y vaciamiento de lo propio; a saber, como muerte: «Vacío del cielo, muerte diferida: desastre».[4] Pero este desastre llena al niño de una «alegría devastadora», es más, de una dicha de la ausencia. En eso consiste la dialéctica del desastre, que también estructura la película Melancholia. El infortunio desastroso se trueca de manera inesperada en salvación.
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Tengo ganas de suicidarme nada me emociona, todo lo siento momentáneo, pocas cosas o nada me hace feliz, pero no es por eso... la vida me exige ciertas cosas de las que no tengo ganas de hacer y otras a las que no me quiero enfrentar y si vivo significa tener que hacerlas para tener una vida "digna", he tenido intentos pero la única razón porque deje de hacerlo es mi novia que me hizo prometer que no lo haría que ya había perdido a alguien en esas circunstancias
Amigo, NADIE quiere que te suicides ,sobre todo los allegados a ti como tu novia que son quienes te quieren y necesitan, el suicidio no es la solución a nada ¿porque te quieres suicidar? ¿porque te sientes apático y con falta motivación? ¿sabes cuantísima gente hay con problemas realmente más graves que el tuyo y siguen luchando?
Esto es solo un pequeño bache y en lugar de buscar ayuda o solución te has quedado estancado y te has venido abajo.
Nadie puede esperar estar siempre al mismo nivel de energía o motivación día tras día y es normal pasar por periodos en los que te cuesta más motivarte. No obstante, si esta falta de motivación se prolonga demasiado, es hora de empezar a tomar medidas, buscando sus causas y sus posibles soluciones.
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La abulia es la falta total de motivación y falta de voluntad o iniciativa para realizar cualquier actividad. En los casos leves -en psiquiatría o psicología- se dice que hay apatía, mientas que en los casos severos, el trastorno recibe el nombre de mutismo acinético. Algunos expertos consideran la abulia como una enfermedad en sí misma, mientras que otros creen que sólo es un síntoma de otra enfermedad física o mental.
No tiene ganas de nada, nada le interesa, tiene falta de voluntad, no puede tomar ningún tipo de decisiones, no es capaz de tomar acciones con un propósito y mucho menos, realizar una serie de actividades con algún objetivo.
Algunos de los síntomas más evidentes de que estamos desmotivados son los siguientes:
Pérdida del interés por satisfacer las necesidades básicas, como comer o asearse.
Pensamientos negativos sobre sí mismo y su entorno. La persona piensa continuamente en términos de fracaso y desestima sus capacidades.
Irritabilidad y cambios en el estado de ánimo. Lo más usual es que aparezcan signos de desesperanza, disminuya el umbral de tolerancia a la frustración y se instaure la apatía.
Cambios en los hábitos de sueño. La persona generalmente comienza a sufrir insomnio y no logra descansar lo suficiente.
¿Por qué estás desmotivado?
Esa sensación de  desmotivación, aburrimiento, desánimo y apatía puede tener diferentes causas:
Miedo: El miedo es una emoción muy limitante que nos paraliza y nos impide avanzar. Cuando tenemos miedo, aunque solo una parte de nosotros lo experimente, la desmotivación y la pérdida del entusiasmo pueden actuar como un mecanismo de defensa que intenta mantenernos “a salvo”.
Motivos extrínsecos: Cuando el motivo que guía nuestros pasos está determinado por la presión social, la desmotivación no tarda en aparecer, ya que en realidad actuamos movidos por los deseos de los demás, sin tener en cuenta nuestras necesidades e intereses.
Cambio de necesidades: A lo largo de la vida nuestras necesidades cambian, pero a veces nos empeñamos en mantener las mismas metas. En ese caso, nuestros objetivos pueden perder su poder movilizador y la desmotivación se convierte en una señal de aviso que nos indica que debemos cambiar el rumbo.
Ausencia de metas claras: Cuando no tenemos objetivos bien definidos que guíen nuestros pasos, es fácil caer en la desmotivación, ya que sentimos que nos estamos esforzando sin saber muy bien por qué. Se trata de un problema bastante común, sobre todo cuando tomamos decisiones por inercia, movidos por las circunstancias y sin reflexionar sobre lo que realmente deseamos.
Falta de desafíos: Todos necesitamos poner a prueba nuestras capacidades ya que así crecemos como personas y ganamos independencia y autonomía. Por eso, cuando emprendemos un proyecto pero no tenemos suficiente libertad de acción y deja de representar un reto para convertirse en algo mecánico, aparece la desmotivación.
Aburrimiento crónico: cuándo te encuentras aburrido en tu trabajo, realizando tareas mecánicas o te sientes aburrido a nivel vital, viviendo una vida sin alicientes, puedes sentir que nada te motiva.
Hay diferentes tipos de desmotivación, dependiendo del área en el que ésta se produzca:
Desmotivación laboral. 
Desmotivación escolar. 
Desmotivación en la pareja.
y la tuya que es:
Desmotivación existencial. Hay ocasiones en que la desmotivación no se limita a una esfera sino que se extiende prácticamente a todas las áreas de la vida, entonces se trata de una crisis existencial. En estos casos, la persona pasa por un periodo marcado por la tristeza y la desesperanza, en el cual se plantea algunas cuestiones existenciales, como por ejemplo: ¿Cuál es mi objetivo en este mundo? ¿Qué haré con mi vida? ¿Qué sentido tiene vivir si voy a morir? Cuando la crisis existencial no se resuelve y la persona no encuentra motivos suficientemente válidos, suele aparecer la depresión.
La desmotivación no es necesariamente un estado negativo. De hecho, en algunos casos puede ser una señal de alarma que nos indica que debemos reflexionar y cambiar el rumbo pues lo que estamos haciendo no nos satisface ni nos hace felices. Por eso, cuando la desmotivación toca a nuestra puerta, no debemos hacer oídos sordos.
Sin embargo, cuando la desmotivación se convierte en una tendencia recurrente y estable a lo largo del tiempo se transforma en apatía y desgana, un estado de ánimo muy peligroso que pueden generar un cuadro depresivo y afectar nuestra salud, tanto física como psicológica.
Además, la desmotivación limita enormemente nuestra capacidad para relacionarnos, hace que nos encerremos cada vez más en nosotros mismos y que nos mostremos más irritables. También lastra nuestra fuerza de voluntad, afecta profundamente nuestra autoconfianza y nos impide asumir nuevos riesgos, destinándonos a la inmovilidad y cerrando a nuestro alrededor un círculo vicioso marcado por el desencanto.
La desmotivación es la gran epidemia del siglo XXI. No es grave en sí misma pero sí es un atajo que conduce a la depresión.
1. Haz un parón.
La vida a veces es como un ordenador: cuando se bloquea hay que apagar y volver a encender. O como los coches de hace años cuando se calentaban: déjalo enfriar. ¿Te aburre a morir el trabajo? ¿Sientes que no haces otra cosa aparte de informes intrascendentes? ¿Llevas tiempo sin encontrar una idea genial? Aprende a desconectar del trabajo en cuanto salgas de la oficina. Hacer deporte ayuda a desconectar y a aclarar ideas. Muchos grandes ejecutivos o estadistas salen a correr en algún momento del día para airear la cabeza. Que el bloqueo en una parte de tu vida no se convierta en un bloqueo general.
2. Recuerda por qué empezaste
¿Has perdido la ilusión que tenías en el primer curso de la carrera? ¿Ya no sientes lo mismo por tu pareja? Haz un flash back: evoca aquellos primeros días, qué te movía a hacer las cosas, recupera los motivos que te pusieron en el camino para volver a conectar con tus desafíos personales. Si a Darth Vader le funcionó después de casi morir en la lava, tú no vas a ser menos.
3. Céntrate en lo positivo
Los días tienen su noche. Y que levante la mano el emprendedor que no haya fracasado alguna vez (hasta Bill Gates o Steve Jobs tuvieron sonoros fracasos que acabaron incluso en despido). En los malos tiempos ten muy presente tus triunfos: si lo lograste una vez, puedes volver a hacerlo. Escríbelos en un post-it si es necesario y reléelos cuando te sientas alicaída.
4. No te compares con los demás
En este mundo hay top models, atletas olímpicos y premios Nobel. Son unos pocos. El resto intentamos dar la talla lo mejor posible con arreglo a nuestras posibilidades. Comparar tus progresos con los grandes solo te llevará a frustrarte. Deja de compararte y toma como referencia cómo eras antes. Si has mejorado –has adelgazado, consigues seguir todas las rutinas de una clase de crossfit, empiezas a soltarte a hablar en inglés…– siéntete orgulloso de ti mismo. Y mañana, a por un peldaño más.
5. Ponte nuevos retos
De acuerdo, tu trabajo es aburrido y alienante, pero lo necesitas para llegar a fin de mes. ¿Qué tal aprender fotografía, a bailar flamenco o a hacer surf? Cuanto más disparatado sea el reto, más te ayudará a olvidarte de lo que te tiene aburrido.
AMIGO!! es hora de cambiar de rutinas, hábitos …cambiar de VIDA!!!
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azzaratth · 4 years
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El verdadero problema tras la Violencia de Genero y el lado que ninguna cuenta.
A pesar de que muchos me ven reacia y enemiga completa del feminismo moderno, la verdad es que yo  también fui víctima de la mal llamada “violencia de genero”. 
Antes de los exámenes finales para bachillerato del 2010, terminé amarrada con un cable telefónico dentro de mi propia casa mientras un "amigo" que creía gay se hacía de mi virginidad con sus manos, mientras otro, mi "mejor amigo" gay se reía mirando la escena desde mi cama y jugueteaba su SAMSUNG Chocolate. intenté gritar, moverme, patalear... Pero quienes me conocen saben que mi timbre de voz es muy bajo y mi fuerza física nula.  
Que porque me quedé en casa sola con dos chicos? A uno lo conocía desde primero de primaria y sabía que chica del salón le gustaba, el otro era gay y conocía varios novios y ligues suyos... Además ese día decían no haber ido a verme, sino a la vecina que también estudiaba con nosotros pero no estaba y como cayó el aguacero y soy corazón de pollo... los dejé entrar para que se resguardarán de la lluvia.
No sé lo dije a mi padre, era soldado y en la casa guardaba tres armas de fuego, tenía miedo de terminar con la culpa de sangre derramada si le mencionaba la situación.. (seamos sinceras, cualquier padre por más machista que sea pensará en matar a cabrones así) ...  
 Pero si se lo dije a mis "amigAs”, el peor error que pude haber cometido. 
Ellas jamás lo creyeron, quien iba a pensar que una pelota como era en ese entonces fuera a ser víctima de violación, o peor que lo fuera a hacer el chico más femme de la clase... pero si se dedicaron a hacer el final del semestre cachitos para mí. Me aislaron, rechazaron, burlaron, me marcaban o escribían solo para reincidir en el tema jocosamente...
El único apoyo que recibí fue al inicio, por los compañero barones que me habían bulleado por gorda, pero esto mi situación que había vivido con el compañero de la clase violador era otra cosa.. de otro nivel. Lamentablemente cuando son todas las mujeres del grupo contra uno al final hasta los hombres que si te apoyan dudan y termine sola de nuevo. 
Apoyo por parte de la escuela? Mi violador pertenecía al cuadro de honor, era miembro de “Los Cuatro Fantasticos”, la elite académica de mi generación y de quienes menos te esperarías actos así.Inclusive eran los favoritos consentidos de varias maestras... ¿quien me fuese a creer? La psicóloga escolar.... técnicamente tenía que haberme apoyado pero solo me metió miedo, pues si llevaba  mi caso a juicio me encontraría yo sólita y pequeña contra la gran institución que era la escuela... 
Aún recuerdo que mi hermana me veía solo llegar del colegio para llorar y encerrarme y seguir llorando. Jamás le dije nada, no podía y aún hoy en día no puedo... (aunque puede lo descubra con esto) El hermano de su aún hoy mejor amiga fue mi violador y siendo huérfanas no quiero ponerla entre la espada y la pared. Y temo que con este post las madres de mis “amigas”, quienes también fueron amigas de mi madre y por ende quienes quedaron en velar tanto como pudieran por nosotras se verían afectadas... no quiero romperles el corazón.. 
En fin lo único que pude hacer fue decirle a mi madrastra quien solo ayudo a que mi papá aceptara cambiarme de escuela, pero no dijo ni hizo mas... Volvi a empezar el semestre ahora en la UVM y aunque en las aulas todo era paz la verdad es que seguí un largo rato recibiendo mensajes, llamadas y visitas del tema para burlarse de mi supuesta mentira. 
En fin eso paso ya hace mas de nueve años, el wey ni esta en mi país anda rolando por el mundo, mis maestras y la psicóloga ya ni siguen en la escuela ni yo recuerdo sus nombres... Y yo aquí sigo entera y luchando pero por lo que es justo. 
Por favor, no compartan esta nota como un caso mas que demuestra el machismo pues no lo es.. lo que realmente quiero compartir es una visión diferente... 
Yendo por puntos...
#1 NO PUEDO LLAMARLE MACHISMO, porque no lo fue.. mi agresor fue hombre si, pero motivado por la discriminación a la gente gorda que hay en mi ciudad natal y la misma des acreditación que recibía mi violador como hombre por las mujeres del grupo, por su forma de ser, el BULLYING como le llaman hoy dia, o DISCRIMINACIÓN hacia el, ahora que se que muchas de sus formas “tan raras y afeminadas”  las aprendió en el sur del país y no son del centro.. (en pocas palabras a nuestra manera ambos somos victimas) NO PUEDO LLAMARLE MACHISMO porque la que me metió miedo institucional fue una mujer, psicóloga, maestra de Desarrollo Humano y eso es FALTA DE ÉTICA LABORAL. NO PUEDO LLAMARLE MACHISMO pues lo que hicieron mis compañeras fue una FALTA DE EMPATÍA  y eso esta ligado a la EDUCACIÓN ELITISTA que recibimos en escuelas de paga . 
Puedo llamarle FALTA DE RE SILENCIA Y CONOCIMIENTO JURÍDICO..Puedo llamarle FALTA DE PROGRAMAS... pero con que solucionas eso?.. 
#2 No lo solucionas destrozando cosas, rayando paredes, rompiendo material académico y dañando centros universitarios. No lo solucionas publicando “muerte al macho” ni dibujando círculos con manos en cada esquina, no lo solucionas con un accesorio al cuello.  La solución hubiera sido que mis maestros tuvieran mayor ética laboral, pero para ello hay que capacitarlas mejor, no destrozar los centros de aprendizaje docente que ya de por si apenas reciben inversión y material.. La solución hubiera sido que el bullying fuera tan inexistente como es en el Caribe donde ahora vivo y eso se puede mediante programas de reivindicación y empatia como son esos videos koreanos chingones de amor a la familia.. no repitiendo consignas feministas que solo hacen que las niñas de hoy le tengan miedo a su propia familia. La solución es mas difusión a los conocimientos legales requeridos, como proceder.. panfletos detallando los puntos, procesos a seguir u ONG´s que te apoyen, no dibujos destrozando penes y copy paste de memes. criticando la sexualización que muchas repiten sobre Zack Efromm o Jared Leto entre otros.  
La solución para mi sería dar ideas como las que mencione antes y no hacer ruido que solo confunde, atrofia y molesta. (y hasta provoca a que les contesten, no por machistas, sino porque la gente es “jodona”) La solución para mi sería verlas si quieren con su pañoleta verde yendo a escuelas para impartir cursos en todos los grados, La solución sería que así como los abogados dejan panfletos para divorcios en las escuelas también para atender estos casos. La solución para mi sería el uso del ARTE no para rayar, sino para lograr concientización y empatia mediante la estética del cine y el relato. La solución para mi sería poder reportar cualquier cosa que me pase sin que la siguiente pregunta sea si soy foránea (Porque a veces el problema también se llama XENOFOBIA y no solo machismo) 
La solución para mi ES que  aceptáramos que hay GENTE BUENA y GENTE CULERA.. no Santas palomitas femeninas y machistas.. Que hay hombres que apoyan y mujeres HDP como la actual presidenta boliviana (mujer, religiosa y asesina.. no bueno) y que por ende los problemas son PROBLEMAS solos, NO PROBLEMAS DE GENERO.. 
Y no, la solución no es la violencia como muchas dicen ahora.. 
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edudriver · 5 years
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Narrativa y Storyboard para mi ‘primer’ proyecto gamificado.
Después de viajar por las teorías, modelos y marcos teóricos de las partes que forman un sistema gamificado y recopilado la suficiente información como para entender y manejar determinados conceptos que permitan comprender cómo construir un proyecto gamificado, el reto del nivel 3 del curso #GamificaMooc plantea crear un caso real, es decir, un proyecto gamificado, comenzando por la narrativa (la historia que envuelve al estudiante) y el storyboard.
Pensando en algo misterioso y atrativo que captara el interés del alumnado, recordé una historia que escribí hace ya casi 10 años en el área de Artística de 6º de Primaria para realizar un cortometraje. Se nos echó el tiempo encima y no pudimos concluirlo, dejando parte del guión, imágenes, diálogos, música y algunas tomas grabadas ‘en el cajón’. Así que me ha venido a la cabeza... ¿Por qué no continuar la historia y resolver, por fin, el enigma?
La aventura narra el hallazgo jamás contado en la historia moderna, oculto en un cuadro que, al parecer, no es un cuadro, sino un mapa. Un hombre que sufría sinestesia y cuya capacidad de mezclar los sentidos provocaba que sus obras tuvieran, quizá, significados ocultos. Se trata de...
El Código Kandinsky. El misterio del cuadro.
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Un proyecto realizado a través de Genial.ly con todo lo necesario para resolver el misterio.
PORTADA.
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INTRODUCCIÓN.
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“Si alguien encuentra esta carta, somos los alumnos de 6º de Primaria del CEIP San Cayetano. Hace unos días dimos con un artilugio desconocido para nosotros dentro del colegio. Tenía luces y parpadeaba. Hemos buscado e investigado pero no hemos encontrado absolutamente nada. Solo hemos descubierto un cuadro en el aula de Artística con sospechosas similitudes con nuestro pueblo, San Cayetano, con el que este artilugio parece reaccionar. Os dejamos el "mapa" y nuestras anotaciones. Nosotros hemos fracasado en la misión. Espero que vosotros resolváis el misterio.¡Suerte!
22 de junio de 2010.”
MAPA.
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SECRETOS.
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SECRETO GUARDERÍA (ejemplo).
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“Parece que tenga cierta semejanza de colores y forma. Fue el primero que reconocimos porque está al lado del colegio.Tiene marcas en el norte y en el este. Aún no sabemos qué son. La de la izquierda debe ser importante porque la señala el vértice del Gran triángulo central.”
Una vez conocidos los detalles de cada misión que se analizarán en el aula, el alumnado, acompañados del maestro, irán a dicho lugar para resolver parte del misterio. Llevarán consigo una tablet por parejas, pues allí no encontrarán nada físicamente. Deberán usar una App llamada WallaMe (es una App con la que puedes dejar mensajes ocultos en Realidad Aumentada) para descubrir y resolver el secreto oculto.
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Una vez descubierto, la pareja reflejará sus resultados en un Formulario Google y, tras la supervisión del maestro, aprobará la misión o no con una puntuación. Además, podrán ganar más Puntos de Habilidad, junto a su compañero/a, respetando, colaborando y curioseando sobre los enigmas propuestos.
Durante las misiones, los estudiantes encontrarán escritos del propio Kandinsky dando pistas y desvelando incógnitas necesarias para superar los secretos. De lo espiritual en el arte, Sounds o Punto y línea sobre el plano se convertirán en un material fundamental donde obtener esos detalles tan relevantes.
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Pero no lo tendrán demasiado fácil. Los descendientes y herederos del pintor saben que un grupo de alumnos está indagando en su gran secreto e impedirán a toda costa que den con el hallazgo que han ocultado durante décadas. No dudarán en ponerse en contacto y, si fuera necesario, ir tras ellos para evitar su éxito.
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Para ayudar a sus antiguos compañeros, los estudiantes tendrán que indagar en la vida del pintor, su relación con otros artistas, curiosear en sus libros y escritos, incluso en sus vídeos, descubrir qué es la sinestesia y qué relación tenía con él, qué función ejercía la música en sus trabajos, etc. Y lo más trascendental...
¿qué tiene que ver nuestro pueblo, San Cayetano, en todo esto?
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Realmente, ¿para qué sirve esto?
Aunque el proyecto no está terminado ni el material al completo creado (lo pondré en práctica el próximo curso 2019-2020), sí que tengo unas ideas claras de cómo irá surgiendo el desarrollo del misterio.
Además de usar la App WallaMe, como decía antes, con la que el alumnado descubrirá en Realidad Aumentada los secretos del ‘mapa’, las misiones y secretos requerirán investigación en la red y trabajar los contenidos y competencias del currículo del curso implicando a todas las áreas: desde descifrar una partitura musical hasta leer escritos y mensajes en inglés o francés. También haremos uso de objetos, plataformas y recursos digitales como códigos secretos (con candados físicos y digitales), palabras ocultas, tinta invisible, linternas de luz ultravioleta, temporizador, códigos QR, etc.
Este diseño, que combina realidad y ficción, hará que el ‘aula’ se extienda por todo el pueblo, olvidando pupitres y paredes para transformar el entorno en nuestro medio de aprendizaje. El alumnado deberá poner en práctica lo aprendido en las diferentes materias para superar los retos y, así, las misiones y secretos del misterio. Una forma de trabajar en la que la motivación provocará un aprendizaje real y útil en la formación de los chicos y chicas.
Para dar respuesta a la rúbrica del reto voy a comentar los diferentes apartados que se presentan.
El guión narrativo me parece un acierto. Además de plantear un misterio, cosa que siempre llama la atención y nos mantiene en suspense hasta que se resuelve la trama, la historia comienza con la aventura de antiguos compañeros de los alumnos, los cuales son conocidos por ellos. Continuar su aventura y resolver algo que ellos no fueron capaces, es motivo, creo, de involucrarse al máximo.
En cuanto a los retos, y al hilo de lo que decía antes, estarán compuestos por los contenidos de casi todas las áreas de 6º de Primaria, coincidiendo con su temporización y planificación en la programación del próximo curso.
Tendrán que traducir escritos en inglés necesarios para distintas misiones, como por ejemplo el Secreto del Cabezo Gordo. - Inglés.
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Descifrar mensajes musicales gráficamente. (Sinfonía nº 5 de Beethoven). - Música.
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Conocer los distintos tipos de ángulos y figuras geométricas. Incluso las áreas y superficies. - Matemáticas.
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Dar significado y argumentar algunas de las reflexiones de Kandinsky en sus libros, así como conocer la biografía del autor - Religión/Valores y Lengua.
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Analizar sus cuadros, colores y mezclas, estilo (abstracto, expresionismo) y época...
Traducir los mensajes (quizá inquietantes) que recibirán de los seguidores del pintor durante su estancia en Francia. - Francés.
Buscar palabras ocultas en el colegio para formar pistas. - Educación Física a través de la orientación, donde cada baliza contenga una palabra clave.
La suma de todos los retos y la consecución de todos los secretos llevarán a los estudiantes a resolver el objetivo final, descubrir qué relación tiene el pueblo de San Cayetano con el cuadro que pintó Vassily Kandinsky en 1924, Horizontal.
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Los elementos digitales serán fundamentales para el desarrollo de la misión. Además, contamos en el aula con 15 tablet Samsung que, utilizadas por parejas, serán la herramienta principal para descubrir todos los secretos. Un ejemplo de Apps y plataformas que formarán parte del proyecto son:
WallaMe, para descubrir los mensajes ocultos con Realidad Virtual.
Temporizador, para resolver los misterios en el tiempo establecido.
Códigos digitales, que deberán descifrar para descubrir algunos secretos.
El propio Genial.ly donde está basado el proyecto gamificado.
Visita (virtual) al Museo Nacional Thyssen-Bornemisza para contemplar algunas de las obras del autor.
El destinatario, el propio alumnado, tendrá que resolver un misterio que ocurre en su propio pueblo, presentándose en aquellas zonas que el ‘mapa’ les señala saliendo del aula para continuar su aprendizaje. Además, el reto es propuesto por sus antiguos alumnos de colegio hace 10 años y que no fueron capaces de resolver. Son ingredientes más que suficientes, en mi opinión, para envolver al usuario en la historia.
Para terminar con esta reflexión y valoración de este proyecto, solo queda decir que se trata de un diseño innovador (dentro de nuestro entorno) donde se presentan multitud de ideas dinámicas y activas: se integran contenidos de todas las áreas, utilizamos el entorno como medio del aprendizaje, utilizamos la tecnología y sus enormes recursos, se despierta la curiosidad y la indagación de información, se trabaja la cooperación, etc. Todo ello forma una red de elementos significativos en el aprendizaje de los estudiantes que hará de su tiempo en el colegio una experiencia fantástica, donde el trabajo, tareas y ejercicios de siempre se camuflan en esta historia que introduce la ficción en el entorno real.
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El código Kandinsky by José V. Vivo is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional License. Creado a partir de la obra en https://view.genial.ly/5d03ae4eb927bd0eef9ccdda.
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boleronaufrage · 6 years
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An Introduction to Psychedelic Experimentation
El lunes por la mañana, tal y como me había propuesto, fui a la Universidad de Edimburgo a revisar los talleres que me podían ayudar a conseguir la puntuación que necesitaba para terminar el año. Mi idea inicial era hacer por lo menos cinco, pero mi decepción al verlos fue grande. La gran mayoría de ellos trataban temáticas profundas que no serían tan fáciles de pasar sin estudiar el día antes de la prueba. Yo tenía claro que no iba a poder sacar tiempo para hacerlo por lo que debía elegir con cuidado. Según veía la oferta de cursos, mi cabeza comenzaba a buscar otras opciones para conseguir esa puntuación, pero lamentablemente no existían muchas más. Estos cursos o talleres consistían en tres días teóricos y al final del tercer día una prueba escrita obligatoria para obtener el diploma. Teniendo en cuenta mi falta de tiempo y haciendo un esfuerzo de responsabilidad, únicamente me quedé con dos: Los Primeros Exploradores de la Patagonia y el Neo-Impresionismo como movimiento artístico de finales del S.XIX.
Asistí al primero después de una noche con muy pocas horas de sueño en la que había estado en Social Road gestionando y buscando información en referencia a algunos temas importantes que ocupaban nuestra agenda. A pesar de esto, conseguí mantener el tipo e incluso mostrar atención al formador, un señor de mediana edad y algo pasado de peso que verbalizaba sus conocimientos acerca de las incursiones de Magallanes y los Colonos con un tono de voz monótono y repetitivo, que únicamente se veía alterado cuando imitaba la voz de alguno de los protagonistas. En este curso me encontré con algunos conocidos de la Universidad y de una pequeña colonia chilena que se había estado formando en Edimburgo en los últimos años. En términos generales se me hizo entretenido y no tuve dificultad en rellenar la prueba final yéndome incluso convencido de que alcanzaría una puntuación bastante alta.
El segundo, que fue tan sólo tres días después, fue todo lo contrario, tedioso y difícil de seguir con atención. La formadora tenía un acento marcado, probablemente de Glasgow o alrededores, y me resultaba complicado de comprender en algunos momentos. Además, la cuestión NeoImpresionista expuesta según el programa tampoco resultó tan interesante como yo me esperaba. El curso se llevó a cabo en el City Art Centre of Edinburgh y en este no coincidí con nadie conocido. Los dos primeros días se basaron en densa y profunda teoría. El tercero, sin embargo, nos hicieron pasar a la zona de exposiciones donde había cuadros y láminas de pintores neoimpresionistas de la época tales como Theo van Rysselberghe o Georges Seurat. Después nos darían una hora para repasar conceptos antes de la obligatoria y definitiva prueba final.
Yo sabía que no tenía nada que hacer en esa prueba y me sentía ciertamente molesto por el hecho de haber perdido tres días más un puñado de libras en un taller que no me había aportado nada. La mayoría de mis compañeros habían estado tomando notas durante las clases y mostraban un profundo interés por las obras de arte. Yo, sin embargo, me encontraba ciertamente confuso y cansado, preguntándome si no debería de haberme apuntado a cualquier otro. Dando por perdido mi tiempo en ese taller y seguro de que no tendría ninguna oportunidad de alcanzar la puntuación mínima, me decidí al menos a intentar poner en práctica lo aprendido analizando internamente la lámina que más cerca tenía, Huerto en Flor Rodeado de Cipreses, pintada por Van Gogh en 1888 y expuesta en Edimburgo a modo de una gran réplica con motivo de la exposición impulsada por el Centro Artístico. Mirando fijamente el cuadro en un intento casi inútil de entender el tipo de material o la composición, oí por primera vez la voz de Iris, una chica con apariencia de ser del Norte de Europa que se colocó al lado mío y sin apartar la vista del huerto de Van Gogh comenzó a hablarme.
Iris: What’s up Midnight?
Desde hacía tiempo me había acostumbrado a que algunas personas me saludaran por la calle sin yo recordarles o saber quiénes eran, la gran mayoría provenían de Social Road o era gente con la que había coincidido en la Universidad o el Hotel, por lo que directamente le devolví el saludo esperando a qué me diera alguna pista que me ayudara a recordarla.
Midnight: Hey, I’m fine, how are you doing?
Iris:  Awesome, do you like the subject?
Midnight: I’m not sure, I wasn’t very focused to be honest, don’t know how I am going to pass the test.
Iris: I see… I could put your name in my paper, I’m good at this.
Midnight. I’m sorry but…why would you do that?
Iris: You look nice, I’m keen to help.
Midnight: Do we know each other?
Iris: No, we don’t, I’m Iris.
Midnight: How do you know my name Iris?
Iris: People talk…you should know that.
Midnight: Yeah… I guess you’re right. What do you want in exchange of that?
Iris: I don’t want to talk about it here, let’s take a coffee together outside.
Midnight: Well, I cannot promise you nothing if I don’t have any clue about how I can be of your assistance.
Iris: I just need an opportunity to give courses, I am a teacher. I would like you and your fellows to test me and if I am okay, introduce me to some students.
No lo pensé mucho, me pareció un buen trato. Intercambiamos nombres para poder escribirlos en nuestras pruebas y quedamos en vernos después.
Al salir llovía ligeramente, caminamos un poco hasta llegar a Wanderlust Café&Bistro, muy cerca de High Street. Ordenamos dos cafés e Iris me contó algunas cosas acerca de ella y sus clases. Provenía de Dinamarca y estaba en el último año de Medicina. Tenía mucho tiempo de experiencia en el estudio y aprendizaje del Yoga y la Meditación, y en Manchester había trabajado como profesora durante el año pasado. Ahora que acababa de llegar a Edimburgo necesitaba alumnos para evitar terminar sirviendo mesas como siempre había hecho para complementar las becas y costearse los estudios. Yo no sabía nada acerca de lo que ella quería enseñar, pero me daba buena impresión y además todo lo que pudiéramos ofertar en Social Road a nosotros nos venía bien. Quedé con ella en verme la semana que viene y que pudiera conocernos a todos. Ese mismo día haríamos una prueba y nos mostraría como daría las clases, a partir de ahí decidíamos.
Pocos meses más tarde, Iris no solo había introducido la Meditación en Social Road de manera magistral, también había hecho que descubriéramos un mundo desconocido, que viajásemos a lugares que nunca habíamos transitado y que desarrollásemos nuestros métodos hasta su máximo esplendor. Se había convertido en nuestra guía, tal y como demuestran algunos testimonios que tanto yo como mis compañeros escribimos y que tuve la suerte de recuperar algún tiempo después revisando papeles viejos.
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Edinburgh. May 23. 2016. 20:30pm
Adopté la postura del Loto, y una vez más, siguiendo las instrucciones de Iris, comencé a inhalar lentamente y a mantener el aire en mis pulmones durante algunos segundos. Tenía todo preparado y no tardé mucho en empezar a sentirlo:
La primera sensación fue una creciente percepción de suavidad y blandura cada vez que rozaba algún objeto, incluso tocarme la cara me generaba un extraño y esponjoso placer. Lo hice con las yemas de los dedos en varias ocasiones, al igual que apoyar la palma de mi mano sobre el suelo o intentar juntar lentamente mis hombros con la cabeza, cualquier movimiento que implicara roce me generaba una sensación novedosa, grata y suave. Era como si todo a mi alrededor estuviera perdiendo su rigidez y se amoldara de forma perfecta a los caprichos de mis movimientos, empecé a sentirme ligero, y pensé en alteraciones de la gravedad. Sé que estuve algunos instantes indagando en está distorsión del sentido del tacto, aunque se me hace imposible calcular cuánto tiempo, ya que tal y como me había pasado en anteriores ocasiones, mi capacidad de valorar la noción temporal comenzó a sentirse irremediablemente alterada.
A la extraña modificación táctil le siguió una deformación visual, si me quedaba fijamente mirando a un objeto lo sentía derretirse e incluso era capaz de ver en cámara rápida todo su proceso de creación. Empecé a examinar con detenimiento algunos de los elementos de la sala, todo me parecía mucho más grande de lo habitual. Las plantas me transportaban a formas naturales imponentes y bosques de gran frondosidad y colorido follaje. Los cojines color blanco y negro me transportaban a un inmenso tablero de ajedrez en el que las fichas cobraban vida. Sentía una brisa y murmullos que alteraban tonalidades e intensidad. Empecé a pensar que estaba en un nivel más desarrollado de mi ser, utilizando partes desconocidas de mi cerebro. Todo me parecía perfecto.
Delante de mí había dos cuadros, uno era un dibujo de un boulevard rodeado de árboles en otoño en el que se podía ver un carruaje y unas montañas al fondo sobre el cielo nublado. El otro eran unas formas inestables de colores vivos y luminosos que después de un tiempo observándolo tuve que darle la vuelta porque me estaba llenando de malas sensaciones y ansiedad.
Comencé a fijarme en el boulevard, el carruaje se movía y cobraba vida, pero se volvía a derretir. También vi, muy grande, a un señor pagando en un mercado y a cuatro señoras hablando en corro. Me pareció formar parte del cuadro y ser pintado sobre el cielo nublado. Empecé a escuchar sonidos fuertes como de obras o construcción que estaban acorde con la cercanía de mis visiones, cuanto más se acercaba un objeto, más fuerte sentía esos sonidos.
Hasta ahí llegó el proceso de alucinación tranquilo, pausado y más o menos explicable. A partir de lo que en su momento me pareció un espacio pequeño de tiempo, me vi completamente sorprendido por la creciente e imparable velocidad de sentimientos y pensamientos, y esto sí que fue la gran novedad con respecto a anteriores episodios.
En un sentimiento de súbito y con los ojos ya cerrados, comencé a vivenciar una imparable explosión de colores en mi cabeza, imágenes veloces, mágicas, centellas amarillas y rojas. La sensación, a pesar de fugaz, seguía siendo ciertamente agradable y sentía una gran curiosidad. Movido por ésta, me esforzaba, dentro de los límites de mi paranoia, por intentar entender lo que estaba ocurriendo.
Era capaz de alternar los estallidos cromáticos de gran intensidad con imaginaciones de mi ser en lugares fantasiosos, ciudades fantasma, lagos, montañas, anchos ríos turquesa…. También gotas de lluvia o montañas de cuarzo. Los colores se veían en ocasiones interrumpidos por tonalidades blancas en las que se escuchaba un constante y lejano pitido, como si mi mente estuviera cogiendo fuerza para una nueva sacudida de ilusiones.
Me reía y me entristecía con suma facilidad, todo era un proceso mental en el cual mis sentimientos estaban a flor de piel y eran incontrolables. Empecé a escuchar una música de procedencia desconocida y sentía como si el sonido atravesara la profundidad de mis oídos y comenzara a llegar al interior de mi cuerpo, la comencé a sentir dentro de mi pecho, de mis brazos…dejé caer lentamente mi espalda sobre el suelo y me di cuenta de que desde hacía ya un rato no sentía conexión alguna con mi cuerpo y era la música lo único que me había devuelto esa sensación, mi imaginación ocupaba toda mi existencia.
Desconozco cuanto tiempo permanecí en ese estado ilusorio, pero me pareció de repente tener la sensación de que había dormido un poco…abrí los ojos y vi la sala de nuevo, recobré un poco de consciencia y recordé que debía beber agua, pero daba igual, no tenía tiempo ya que volvía a sentir la rapidez incontrolable. Me imaginé en la playa, años atrás, espejos, caricias, música, adolescencia, frutas, historias del pasado.
Divisé formas y pasadizos que mi mente relacionaba con puertas abiertas, y volvía a sentir mi cuerpo, pero añoraba la calidez, tenía frío. Me imaginé en el puerto, en invierno, sujetando mi sombrero para que el viento no se lo llevara. Había un señor mayor paseando a su perro, una pareja de jóvenes, niños corriendo y un carrusel luminoso que rápidamente se iba a poner en marcha, verano del 94, rincones de algodón y un reloj de arena.
En un momento de tregua, conseguí centrarme en el silencio y las sacudidas ilusorias me comenzaron a hacer sentir muy cansado, mi cuerpo estaba pesado, así como mi cabeza, y nada quedaba de la ligereza que experimenté en las fases iniciales. Conseguí levantarme y una sensación fría recorrió todo mi ser nuevamente. Abrí la ventana, era de noche y no se oía nada. Comencé a preguntarme cuanto tiempo llevaba así e inevitablemente empecé a imaginarme que quizás llevara semanas, años… la falta de percepción temporal se apoderó de mi y pensé que quería que todo se acabara ¿Cuánto tiempo llevaba ahí? Me sentí mal rápidamente y las náuseas hicieron su aparición, estimé que había llegado el final.
Me tumbé en la cama e hice la seña, ya había sido suficiente por hoy.
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Midnight.
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JV. Tales of Scotland
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choquejuergas · 2 years
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liudmila ulitskaya, sóniechka
““sin embargo, él estaba sumido en un profundo desasosiego causado por la certidumbre, que se había abatido sobre él de manera tan inesperada como un chaparrón un día de cielo claro y sereno, de encontrarse frente a su destino: comprendió que delante de él estaba su mujer”
“así, desvió el curso agitado de sus pensamientos hacia los suaves y sordos rasgueos en su bajo vientre, intentando imaginar cómo unos deditos de la medida de un cuarto de cerilla, en la misma oscuridad que en ese momento la rodeaba a ella, tocaban ligeramente la pared blanda de su primer habitáculo, y sonreía”
“hurgaba en la memoria y encontraba con facilidad recuerdos claros y vívidos: la cara de mochuelo del camarero del restaurante del hotel, los magníficos zapatos trenzados de piel de ternero color paja que se había comprado en una tienda coronada por un rótulo de color azul, «homero», e incluso recordó el nombre de aquella chica de barcelona: concetta...era italiana, una emigrante originaria de abruzos...”
“pero cada tarde, al abrir la puerta de casa, a la luz viva de la llama que vomitaba la lámpara de queroseno y enmarcada en un halo centelleante irregular, veía a sonia, sentada en la única silla, que él había transformado en un sillón y, como adherida a la punta afilada de su seno en forma de cojín, grisácea y ligeramente despeinada, como una pelota de tenis, la cabecita del bebé. todo aquel cuadro oscilaba y latía de la manera más silenciosa: las ondas de luz difusa, las de la leche tibia e invisible, además de otras corrientes imperceptibles, que le dejaban inmóvil y olvidaba cerrar la puerta”
“esta sensación matinal iluminaba todo el día. las tareas de casa parecían hacerse solas, con facilidad y destreza, y cada día nuevo que dios creaba se grababa en la memoria de sóniechka por su singularidad, sin fundirse con los otros: uno por su lluvia perezosa caída al mediodía, otro por un imponente pájaro de patas torcidas y color orín, que se había posado en la cerca, o aquel otro que observó la primera línea serrada de un diente de leche prematuro en la encía inflamada de su hija. sonia conservó para —¿a quién le hacía falta ese ejercicio de memoria minucioso y absurdo?—el dibujo de cada día único, con sus olores, sus matices y, en particular, el peso inmenso de cada una de las palabras pronunciadas por su marido en todas las situaciones de la vida corriente”
“el aire en torno a ella estaba cargado de tensión, sus rizos electrizados y erizados soltaban pequeñas descargas en cuanto se le acercaba una mano”
“la robusta y vigorosa tania miraba con adoración a yasia, frágil y transparente como un frasquito de farmacia reluciente, y languidecía de timidez”
“mientras robert viktorovich, de vez en cuando, observando por detrás de la ancha espalda de sóniechka el añil, la sémola, el jabón casero en escamas y las judías verdes, constataba con esa agudeza de espíritu que lo caracterizaba el innegable valor estético, el sentido sublime y la belleza de la creación doméstica de sóniechka”
“a tania no le interesaban lo más mínimo los quehaceres domésticos de su madre: su vida transcurría entonces en la niebla del enamoramiento. al despertarse por la mañana, se quedaba largo rato acostada con los ojos cerrados, veía a yasia, se imaginaba viviendo junto a ella situaciones fantasiosas y agradables"
“deslizó las palmas secas de sus manos bajo el montón de nieve cálido de la manta. la intromisión de sus manos no interrumpió el sueño de yasia, no echó a perder nada”
“se parecía también a la aguda revelación de su infancia cuando, al salir de noche para hacer una pequeña necesidad, el joven ruvim, hijo de avigdor, que con los años se convertiría en robert viktorovich, levantó la cabeza y vio que todas las estrellas del universo le miraban desde lo alto con sus ojos vivos y curiosos, un tenue tañido cubrió el cielo con un manto plisado, y fue como si él, que no era más que un niño pequeño, sostuviera con sus manos todos los hilos del mundo, y en el extremo de cada uno sonara una campanita de sonido sutil y penetrante y él estaba en el centro de esa gigantesca caja musical, todo el universo hacía eco sumisamente a los latidos de su corazón, al flujo de su sangre y a la efusión de su orina tibia... dejó caer su camisa de dormir zurzida y, lentamente, levantó los brazos en ademán de dirigir aquella orquestra celeste... y la música le penetró hasta lo más hondo, propagándose en olas deliciosas por la médula de sus huesos...”
“se pasaba horas mirando por la ventana la blancura de la nieve que cambiaba sutilmente según la luz y la humedad, examinaba el perfil blanco y liso de la jarra de porcelana, los recortes de papel whatman granulado sobre la mesa, el blanco mate de los moldes en yeso de antiguos bajorrelieves con las letras apenas perceptibles en un alfabeto antiguo”
“ahora robert viktorovich no pintaba otra cosa que naturalezas muertas blancas donde sintetizaba sus complejas reflexione sobre la naturaleza, la forma y la consistencia del blanco, que subyuga el principio de la pintura, y las sílabas, las palabras de sus meditaciones eran azucareras de porcelana, toallas blancas de nido de abeja, leche en un tarro de vidrio, todo aquello que parecería simplemente blanco para un ojo ordinario, pero que para robert viktorovich representaba un camino doloroso en su búsqueda del ideal y del misterio”
“una mañana temprano en que el invierno se estaba batiendo ya en retirada y la espléndida nieve del parque petrovski se había marchitado y encogido, se encontraron en el zaguán: robert viktorovich llevaba dos bastidores y un rollo de papel kraft, y yasia dos libros de texto dentro de una bolsa de tela roja”
“no contestó, ella levantó la mirada y, por primera vez durante el tiempo que llevaban viviendo bajo el mismo techo, él zambulló su mirada penetrante hasta el fondo de sus ojos serenos. él asintió y ella bajó la cabeza, cubierta con un pañuelo blanco y suave, en señal de aprobación, y le siguió pisando con sus botas de agua infantiles las huellas que él dejaba en la neive, como si cumpliera un ritual mágico”
“en el momento en que la puerta se cerró de un portazo, robert viktorovich sintió latir su corazón con golpes violentos y sordos, pero no en el pecho, sino en algún lugar en lo más profundo del vientre. esas palpitaciones trepaban por él como el sol sobre el horizonte, un rumor de mar llenó su cabeza, las sienes e incluso las puntas de los dedos”
“se la quedaba mirando mucho, mucho rato bebiendo su jarabe, y analizaba su blancura, que brillaba con más viveza ante él que los colores del arco iris sobre el fondo blanco mate de la pared desnuda. y el brillo del esmalte de la jarra en su mano rosada y al mismo tiempo blanca, los grandes trozos de azúcar en porciones cristalinas y el cielo blanquecino detrás de la ventana, toda aquella gama cromática ascendente culminaba con sabiduría en su carita blanca como un huevo, milagro de blancura, calidez y vivacidad, y aquella cara era la tonalidad principal de la que todo derivaba, surgía, interpretaba y cantaba el misterio del blanco muerto y el blanco vivo”
“a la salida del edificio se detuvo de golpe, asombrada. le parecía que todo tenía que estar cubierto de nieve, pero en el exterior se arremolinaba y ondulaba el verde del mes de mayo en todas sus tonalidades y los largos timbrazos de los tranvías hacían eco a los diversos matices de verde”
“de repente el sol se coló por alguna parte, un sol resplandeciente, violento, que hacía daño a los ojos, incluso se interponía en la tarea de sonia. las telas espejeaban, emitían reflejos, y sonia hizo bajar aquellas cortinas plisadas oficiales. acabó. de colgar los cuadros. levantaron las cortinas. el sol había declinado ya y todo resultó estar en el sitio adecuado”
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burakrevista · 3 years
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Los dragones imaginados. Hugo Álvarez Picasso
A Santiago Craig
La incertidumbre nunca desapareció. Una tensa espera nos tenía encerrados. Afuera algo pasaba que desconocíamos. Todo eran sospechas y cavilaciones y hacía tiempo que obedecíamos a El Leviatán que predicó Hobbes. Salíamos con nuestros blancos trajes protectores para revisar cuán lejos estábamos de la devastación que finalmente, intuíamos, nos llegaría inevitable. Todo era tan azaroso que se igualaba con el destino. En mi última salida vi que el fuego estaba cerca, las calles agrietadas con surcos irregulares, tajos que lastimaban la tierra y fijaban límites aleatorios. Vi pájaros disolverse en el aire, un gato comido por ratas fucsias, ratas destrozadas por perros salvajes y multicolores, y a los perros desvanecerse en ese ambiente gaseoso que cubría de gris el cielo y ocultaba la lenta destrucción de la tierra. Reconocí un par de vecinos muertos con sus cuerpos destrozados. Caminé aterrado entre sus corazones estallados. Sentí ruidos y el pánico me llevó a esconderme en una casa cualquiera. Me aprovisioné de agua. Me detuve en analizar los detalles, absorto, reconocí un cuadro de Hopper que parecía preanunciar y exaltar la soledad, unas ingenuas máscaras africanas, un reloj de péndulo que, indolente, no se detuvo, una pluma de oro y anotaciones ininteligibles, y resabios de comida por hacer. Se notaba que los habían tomado de sorpresa. Las comunicaciones no respondían y ya nada sabía más que reconocer la horrible sensación de desasosiego. La última noticia fue que los virus asolaban las reuniones por website. La soledad a veces semeja una nube negra como de tormenta, que nos envuelve y vacía de recuerdos. Pertenecía a un grupo heterogéneo y a una hora y a un día consabido de reunión como un ritual que le daba sentido a mi existencia. Recuerdo la última de todas ellas. Algunas imágenes habían desaparecido. Reflejaban unos pocos hombres y una sola mujer. El más joven nos previno del riesgo. Podríamos quedar atrapados dentro de las máquinas, nos alertó. La forma más acabada y limpia del exterminio. Asumimos el riesgo. Necesitábamos contarnos cosas. Escuchar hablar sobre el amor, la niñez y los juegos, las supersticiones de los números impares, de nuestros héroes literarios, de nuestra vida. Fue la última que prefiguró el final. Las voces se cortaban y las imágenes parpadeaban y una demora atroz destruía nuestros resabios de un lenguaje en descomposición. Una alteración imprevista nos favoreció. Éramos ocho una vez más. Todos como en un concilio. El joven nos alertó que tendríamos 17’ finales y exactos y desaparecíamos para siempre. No preguntamos cómo lo supo. Nos ganaba la urgencia. Cada uno ocupó sus minutos para contar su secreto más guardado. Lo que nunca dijo a nadie. Lo que por pudor o vergüenza o temor había sido inconfesado. Creo que eso nos unió. Sentimos compasión uno de otro. Nos habíamos librado de la culpa en una ceremonia tribal, esencial y definitiva. La débil humanidad que nos constituía, las faltas, las fallas, las culpas inevitables incapaces de subsanar. La síntesis que nos obligaba el tiempo convirtió en sentencias nuestras confesiones, como en los Evangelios. Las clasifiqué con esa lógica. Retengo ese momento de comunión y bautismo. Todos nos sumergimos en el agua imaginada. Y lloramos menos de emoción que de alivio. El minuto final estaba reservado al joven rapsoda, el que nos reunió durante largos años por medio de la persistencia en una ilusión serena. Durante años nos adentramos en el mundo de la imaginación. Pero todo acaba. Y ya no había tiempo. Luego del minuto final, la supresión de la alteridad se materializaría y seríamos transportados a un “no lugar” en el espacio inabarcable, infinito como la arena negra de los desiertos marcianos. Algunos seríamos preservados como un paisaje opaco y con nada por hacer, simples imágenes de museo del tiempo. Desnudos hologramas de un mundo extinguido. Se despidió con un poema del que recuerdo unas palabras puestas detrás de otras hasta formar cuentas de un collar de aseveraciones, que creo fueron su revelación y desahogo. Logré alcanzar a comprender (o eso creí) el sentido ambiguo del poema: “un agujero dentro de un agujero eso es el mundo, el humo perfumado que es el tiempo hace espirales en el aire sin pensar en nadie y se eleva. Florece el que entiende que no hay lugar para escaparse, estaremos bien siempre y donde estemos, la lluvia persiste sin saber igual que el amor y las canciones, la imaginación gana por tener paciencia como los dragones reales o imaginados y por saber esperar. Ganar es una actitud prescindible y una costumbre espantosa”. Mucho tiempo ha pasado y parece que despierto luego de cientos de años de no ser. Estoy en un cuenco oblongo que parece un nido. A lo lejos se divisa una ciudad que atraviesa un río. Abrevo en sus aguas verdes y no logro reconocerme pero sacio mi sed. Ahora veo a otros en cuencos iguales. La lluvia pertinaz nos iguala y todos parecen despertar de su letargo. Todo lo que imagino se materializa. Veo dragones rojos, azules y verdes en el primer amanecer, luego hago sonar una música y solo de pensarla veo aparecer la luna de tiza. Y noto que moja con su luz blanca el borde superior de mis labios. La vida, real e imaginada, parecer recomenzar.
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Hugo Álvarez Picasso
Soy Arquitecto (UNLP) y Máster en Adm. y Políticas Públicas (UdeSA), vivo en City Bell. Escribo ensayos, artículos de opinión y narrativa de ficción. Formo parte de la Revista Letras de Parnaso (Cartagena, España), acabo de ser finalista del premio TRISTANA 2020 en Santander por mi novela “La tranquilidad de las cosas” y de ganar el primer premio Julieta Dobles Yzarraga en el género cuento en Costa Rica. Dicto el curso “La Maravilla de Leer” (de la lectura inducida a la escritura creativa), en la UNLP, que derivó en el libro “La Maravilla de Leer” (relatos de la vida cotidiana) El Cisne y la Cruz, 2014. Publiqué “El Legado” (Dunken, 2009) “El Club de la Noche” (Al Margen 2010) “Los Inicios” (El Cisne y la Cruz 2016) y “Molly fragmentada” (El Cisne y la Cruz 2018). Creé el sello independiente El Cisne y la Cruz cuya directora literaria es Agustina Picasso y en www.facebook.com/lamaravilladeleer pueden leer relatos breves y capítulos de mis novelas. Vivo con África y Sarah y me da mucho placer leer y escribir. Lo cual se parece mucho a la felicidad que por un temor atávico prefiero no decir que soy feliz.
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