La campaña de Burger King Brasil para celebrar sus 70 años demostrando que su amor por las hamburguesas sigue ardiendo:
En estos anuncios, parejas mayores se abrazan y expresan su pasión "70 años después" en los autoservicios y aparcamientos de Burger King.
La colaboración entre las agencias Room23 y Trans Company de Buenos Aires ha dado vida a anuncios impresos capturados por el fotógrafo de moda Guy Aroch.
HELLOOOOOOO good here I bring you a drawing with them as old people, I almost never draw them like this because originally I did not know how to do it as they say "he who does not risk does not win" and well here you can see how beautiful the babies are.
•[ Español ]•
HOLAAAAA buenas aquí les traigo un dibujo con ellos de viejos, casi nunca los dibujo así por qué originalmente no sabía cómo hacerlo como como dicen " el que no arriesga no gana" y bueno aquí los pueden ver a qué estan bien preciosos los nenes
Que un día podamos echarnos en la arena junto al mar, con los pies al cielo y la mirada perdida, que no nos importe si ya estamos viejos, que de igual forma lo hagamos y que pongamos a cabalgar nuestros sueños, ideas y pensamientos en el firmamento. Que las nubes sean pedazos de algodón de azúcar, que las gaviotas nos impulsen a volar más alto y sin miedo a caer. Que el azul del océano se confunda con el horizonte y nosotros nos extraviamos detrás del sol.
No quiero echar esto por la borda, quiero y añoro el momento en que pueda hacerse realidad, que incluso ya no seamos tan necios y tontos para dejarnos llevar por el orgullo y la soberbia; y si por el amor y cariño que nos tuvimos por tantos años.
Hemos recordado viejos tiempos. Qué risa, cuánta gente que nos hizo reír... y llorar, cuántas cosas vividas... qué libertad, qué manera tan bonita de vivir... a veces creo que daría lo que fuese por volver allí, a sentir cosas...
Cartas desde el Maltrato --Roberto Martínez Guzmán
Que ‘Viejos’ es algo que iba a dejarnos boquiabiertos se presuponía desde el mero tráiler o la principal información que se nos daba sobre la nueva película de Raúl Cerezo y Fernando González Gómez; lo que no se podía imaginar el colectivo general es que nos iba a dejar tan boquiabiertos por tantísimos motivos desde el comienzo de la misma.
‘Viejos’ es un ascenso constante en la mayoría de los términos que podamos analizar cinematográficamente hablando; es un ascenso en su trama, es un ascenso en la formalización de los personajes y su madurez para con la historia que se nos narra, es un ascenso en cuanto a otorgar agobio y tensión y es un ascenso en cuanto a su propio ritmo.
Pero tras el ascenso siempre hay una cumbre, el punto más alto que se pueda coger, y ahí está ese final de ‘Viejos’ que hará que si ya tenías la boca abierta por lo que estabas viendo, te pongas a hacer aspavientos por intentar mantener la calma.
Cuando se empieza a observar la ambientación y el aura que tiene ‘Viejos’, con una paleta cromática sacada de un imaginario personal cuya culpa no sabría si otorgársela a Raúl, a Fernando o a Ignacio Aguilar (inciso por si lee esto el culpable; enhorabuena por el momento “piso/paleta en tonos rojizos”) pero que alimenta ese pequeño ser de tensión que va creciendo en el interior de quien la está viendo poquito a poco, nos damos cuenta que no está enfocada en darle a ‘Viejos’ un estilo que se aleje de lo cotidiano o, digamos, normalizado, puesto que desde un comienzo la película nos pone en el plano de una situación fuera de lo normal, pero en un ambiente de barrio que no se aleja de esa normalidad.
Aun así consigue entregar al público la idea, el conocimiento, de que no es tan normal lo que está sucediendo y le prepara el cuerpo para lo que va a ver. Digamos que aquí es donde la semilla se ha plantado y resulta ser el comienzo de un algo.
Claro que de nada serviría esta ambientación y este color que ‘Viejos’ posee si el resto del equipo fallase, pero lejos de ello encontramos soberbios trabajos en la mayoría de los elementos que la han formado. Iniciando por un trabajo de sonido que te vuela la cabeza y alimenta poquito a poco ese conocimiento de que estamos en una película de terror aunque en determinados momentos se nos olvide y acompañándolo todo con un guion sereno, tranquilo pero a la vez con un grito desesperado deseando escapar por sus páginas, con ciertas frases que acongojan, asustan y desgarran y todo esto con cero toque de humor. Así es como con cuatro palabras sabemos que, si no estás en pleno susto, deberías empezar a plantearte que va a suceder en cualquier instante de su metraje.
Pero imposible no recalcar, entre el magnífico trabajo interpretativo de quienes dan vida a los principales protagonistas, un Zorion Eguileor que ya nos dejó alucinados en ‘El hoyo’ y que en ‘Viejos’ está soberbio, siendo intenso desde el instante uno, dando mal rollo casi sin abrir la boca, comiéndose escena tras escena, plano tras plano conforme va avanzando la película y llenando la pantalla con su actuación. Es que este hombre es para levantarse y aplaudir, de verdad. Gustavo Salmerón, Paula Gallego, Irene Anula… el nivel interpretativo de la película es de notable altísimo.
En definitiva, ‘Viejos’ es una película de terror que, a pesar de pensar que podrías tener estudiada y conocer lo que va a suceder, te sorprende. No estás con la preparación adecuada para ver lo que va apareciendo y ese gancho de sorpresa que va acumulando minuto a minuto hasta un climax final es de absoluta locura. Esos giros inesperados suelen perder en el cine de terror o dejar de alimentar la sensación de tensión que una cinta así debe contener y sin embargo aquí alimentan esto y van desgranando poquito a poco la narración. Señoras y señores, ‘Viejos’ es una de las películas del año.
Al ingresar poco a poco a esa cueva me di cuenta de que era muy callada, segura y reconfortante. Era algo extraño ya que al mismo tiempo sentía algo totalmente opuesto; miedo. Pero, era un miedo muy confuso, el tipo de miedo que te obliga a seguir, que te obliga a enfrentarlo y pasar frente de él.
Añoro tanto volver a soñar con cosas bonitas, poder recordar viejos tiempos, poder sonreír sin motivo, poder sentir cosas... lo que quiera en cada momento.
Cartas desde el Maltrato --Roberto Martínez Guzmán
¡Amigo, no me busques! ¡Los tiempos han cambiado
y ya no me recuerdan ni los viejos!
¡No alcanzo con la boca las aguas del Leteo!
Extiendo las dos manos.
Tus ojos: dos hogueras,
ardiendo en mi sepulcro –el infierno–
y mirando a la de las manos inmóviles,
la que murió hace un siglo.