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#el hombre de la media cara
weirdlookindog · 1 year
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El hombre de la media cara - Diamante Amarillo, Spain 1942.
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stuckwthem · 4 months
Note
HOLAA para lo de las canciones con los chicos del cast: gold rush de taylor swift con enzo 😭😭 siento q es muy accurate.
gold rush | enzo vogrincic
summary: tu lucha contra sus sentimientos de celos y la creciente atención hacia su amigo, temiendo perderlo en medio de la fama y las chicas. friends to not yet lovers. 3k.
tw: inseguridad, angst, consumo de alcohol
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cuando enzo se hizo famoso, no fue una gran sorpresa. siempre había sido talentoso, determinado y esforzado en todo lo que se proponía. además, cumplía todos los requisitos para convertirse en la nueva estrella de la pantalla: guapo, culto, carismático y gracioso. 
así que cuando volvió al teatro, estrenando otra obra brillante, era de esperar que se abarrotasen todas las secciones. y se llenaron, con gente y más gente, todos tras otro pedacito de enzo. mujeres, hombres, jóvenes y mayores, todos estaban deseando por más. 
para enzo no había cambiado gran cosa, aparte del leve acoso, seguía sintiéndose igual, actuando igual, teniendo los mismos mejores amigos y tomando el café en la misma cafetería sencilla, pero ahora era reconocido en la calle y tenía más seguidores de los que podía registrar en instagram. eso era diferente, sin duda, tener la atención de todo el mundo después de tanto tiempo rogándola. pero a pesar de eso, era reconfortante pensar que por fin lo había conseguido. 
a ti te parecía asfixiante. era extraño ver cómo el chico con el que habías pasado los últimos años se convertía en una estrella de la noche a la mañana. para muchos era enzo vogrincic, un actor en una película nominada al oscar. para ti, sólo era enzo, tu mejor amigo. y tu antiguo amor. así que aunque admirabas la creciente fama de tu amigo, las cosas podían ser un poco confusas a veces. la fama atraía todo lo bueno que podías desearle como actor, pero también traía todo lo que te asustaba a muerte: chicas. 
todas guapas, con magníficas sonrisas, actitud y presencia magnética, podían tener fácilmente una oportunidad con enzo. fácilmente cualquiera menos tú. eso era lo que pensabas. 
era difícil reprimir tus celos, un sentimiento idiota que intentabas ignorar a toda costa. controlar tus propios sentimientos era una tarea ardua y agotadora. no te gustaba cómo se te calentaba la cara cuando él estaba cerca, ni cómo te sentías cuando alguna chica se acercaba demasiado. y te sentías fatal por eso. estabas siendo infantil y celosa, pero tú estabas allí primero, ¿no? 
no era una carrera, pero pensabas que ya te habías asegurado el primer puesto. eras el confidente de enzo, su compañera en casi todo momento y la persona más cercana a él. aun así, era como correr por el oro. y no te gustaba nada tener que competir.
cuando enzo te invitó a la fiesta posterior al estreno de su nueva obra, pensaste en declinar la invitación. por supuesto, verías toda la sesión, te volverías a enamorar durante hora y media, felicitarías a tu mejor amigo y volverías a casa, acompañada de una botella de vino y penas que ahogar.  pero el actor no aceptó un no por respuesta, de hecho, enzo estaba aún más confuso, ya que en las últimas semanas parecías muy distante. no respondías a sus mensajes, no contestabas a sus llamadas. por un momento se culpó a sí mismo, pensando que tal vez te estaba dejando de lado con su apretada agenda, pero en realidad, tú sólo estabas actuando como una cobarde.
sabías que era cobardía. contigo mismo, con enzo. estabas siendo una idiota. pero no tenías la valentía de abrirte y contarle tus sentimientos, especialmente con todos los focos girando ahora en su dirección. así que empezó a alejarse, pensando que no le afectaría con sus celos repentinos o sus sentimientos contradictorios. sus palabras sonarían superfluas al lado de toda la atención que él estaba recibiendo ahora. ni siquiera le importaría, otra razón más que se dijo a sí misma para sabotearse. probablemente arruinaría nuestra amistad. ¿y si piensa que intento aprovecharme? pensamientos que pasaban por tu cabeza por la noche.
"¡enzo, este es tu momento, tu obra acaba de estrenarse y tu película va estupendamente!", le dijiste a tu mejor amigo, con un tono de resignación poco convincente. "¡tendrás gente a tu lado toda la noche!".
estabas en el camerino después de la obra, mientras enzo se cambiaba la ropa de su personaje. la habitación olía a perfume fresco, a madera vieja y a una pizca del sudor del chico. con los brazos cruzados, mirabas fijamente el tabique donde enzo se cambiaba, sentada en el viejo sofá.
cuando salió de detrás de la barrera de madera, enzo te miró como si estuvieras bromeando, con los ojos muy abiertos, las cejas levantadas, y luego sacudió la cabeza, abrochándose los últimos botones de su camiseta negra.
"¿y qué tiene eso que ver con el hecho de que quiera a mi mejor amiga conmigo en una noche importante?", preguntó, como si lo que estabas diciendo fuera una tontería, y luego se detuvo frente al espejo, limpiándose el maquillaje.
te pusiste a su lado y cogiste uno de sus pañuelos, limpiándote suavemente el maquillaje blanco del cuello, incapaz de mirarle mientras enzo te observaba en el reflejo. mordiéndote el interior de la mejilla, te sorprendiste a ti misma con un torbellino creciendo en tu pecho.
"no quiero estorbarte" tu confesión salió en un susurro, a lo que enzo respondió con una risa suave y despectiva. "en serio, me quedaría ahí como una idiota, ¡ni siquiera me echarás de menos!".
enzo te sujetó la muñeca con calma, mientras tú te concentrabas demasiado en limpiarlo, pero hacía tiempo que el maquillaje había desaparecido. se giró para mirarte, con los ojos fijos en toda tu expresión ceñuda, que llevaba una insistente preocupación en el pliegue de las cejas, que le pareció adorable.
"deja de decir tonterías, sabes que te necesito siempre a mi lado. ¿o qué sería de mí?", declaró el moreno, con una voz tan firme y dulce como la sonrisa que se deslizaba por sus labios cuando le miraba. 
y así era imposible rebatirlo, simplemente era demasiado difícil resistirse a él y al sentimiento que la consumía por dentro, que la traía a este momento, en el salón de un piso grande y desconocido, lleno de actores y gente importante, críticos de teatro y alguna que otra gente insignificante. reconoció algunas caras, amigos comunes, compañeros de trabajo y, por supuesto, fans y admiradores de enzo. el ambiente es un zumbido de carcajadas, conversaciones animadas y copas que se alzan en señal de celebración. la gente aplaudió cuando enzo entró en el piso, llevando su mano, que pronto soltaron para que pudiera saludar a los demás. me parece justo. pensó, aunque el hormigueo entre los dedos causado por la ausencia de enzo empezaba a molestarle.
él irradiaba confianza, saludando con la cabeza a quienes le saludaban y respondiendo a cada cumplido con una modesta sonrisa.
intentaste mantener una expresión neutra y comprensiva, apreciando el esfuerzo de enzo por incluirte en su nuevo mundo. sin embargo, la sensación en el fondo de tu mente persistía. todo el mundo quería saber cómo era tocarlo, cómo era amarlo, y usted no tenía ningún privilegio en ser experta en esto. poco a poco, cuando el actor entabló conversaciones, usted se dispersó en un minuto, fue a por una copa de vino y pronto se vio fuera de lugar, enzo cada vez más rodeado en un pequeño círculo alejado de usted, y una hermosa chica riendo a su lado, intentando llamar su atención. 
a la cuarta copa, después de observarle desde lejos, estabas algo intoxicada por el alcohol y decidida. le daría espacio, tanta distancia como necesitara, para que pudiera disfrutar de su noche sin obstáculos. sobre todo, no quería ser su sombra ni sentir que le molestaba, aunque enzo no diera señales de aquello. 
el enorme balcón del enorme piso, ocupado apenas por unos pocos fumadores, tenía una escalera de incendios en la esquina y a través de ella descubriste la terraza, vacía y tranquila, con una vista increíble de las luces de la ciudad. te pareció una buena forma de alejarte de todo, un escondite perfecto para ti y todas esas sensaciones. 
mientras te alejabas por la terraza, enzo notó tu ausencia. alguien acababa de soltar un chiste estúpido y él se giró para intercambiar una mirada cómplice, dispuesto a ver tu sonrisa en su rostro, pero todo lo que obtuvo fueron rasgos desconocidos y sintió una inmediata incomodidad. enzo puso fin a la conversación bruscamente, disculpándose con los demás invitados, y empezó a buscarte entre el montón de gente en que se había convertido el salón. cruzó el piso, saludando rápidamente a quien se cruzaba en su camino, la preocupación en su rostro se hacía cada vez más visible al no haber rastro de ti.
¿te habías ido sin despedirte? ¿por qué estabas tan... diferente? enzo podía dejar que cambiaran muchas cosas, no todo lo que podía controlar, pero cambiar lo que existía entre ustedes no podía tolerarlo, y eso lo aterrorizaba. incluso después de todo, tú eras la persona que él quería a su lado. como amiga, como algo más. como cualquier cosa que te mantuviera cerca. a tus brazos corría cuando el mundo parecía tragárselo, cuando todo le abrumaba, cuando tenía noticias felices o tristes, cuando tenía planes o necesitaba un momento de paz escuchando tu voz. la vida de enzo, a pesar de todo, giraba en torno a tu órbita. podía sentir que te le escapabas de las manos, y no podía permitir que eso ocurriera. 
sus ojos vislumbraron entonces la puerta abierta del balcón y la atravesó, encontrándose con la misma escalera por la que habíais subido minutos antes. se conocían lo suficiente como para que enzo estuviera seguro de que iba en la dirección correcta cuando subió a la terraza. la brisa helada le golpeó en cuanto subió el último escalón, y sintió que se le formaba un nudo en el estómago.
la vista panorámica de la ciudad se fue revelando a medida que avanzaba por la terraza, pero lo que captó su atención fue usted, de pie en el borde de la misma, mirando al horizonte con expresión pensativa, con un vaso vacío en las manos. al actor le dio un vuelco el corazón, respiró hondo y se rascó la garganta.
"¿estás bien?" la voz de enzo cortó el silencio como una suave melodía, sobreponiéndose a la música apagada del piso justo debajo de sus pies, sorprendiéndole mientras contemplaba la ciudad desde arriba, absorbida por sus pensamientos. era una voz profunda y cálida, con una nota de preocupación delicadamente entretejida. 
no esperabas que llegara tan rápido. te giras hacia él e intentas sonreír, pero el gesto no llega a tus ojos.
"estoy bien, enzo. sólo necesitaba un poco de aire fresco". intentaste sonar despreocupada, pero había una notable tensión en el ambiente. 
realmente te sentías sofocada, un poco acalorada, atascada por el vino y la ansiedad.
el actor asintió, sus ojos buscaban los suyos, en busca de respuestas que usted no estaba dispuesta a dar. se acercó a ti lentamente, metiendo las manos en los bolsillos, dando un paso cada vez, como si temiera que cualquier movimiento brusco pudiera alterar el delicado equilibrio entre vosotros.
enzo no sabía cómo empezar a desentrañar las preguntas de su cabeza, y tú no sabías cómo retener las palabras dentro de tu mente cargada y ebria.
"las cosas están un poco raras", dijisteis los dos a la vez, generando un ligero estado de shock con la revelación al unísono. estabais en la mente del otro todo el tiempo.
intercambiasteis miradas divertidas, repentinamente tímidas, y enzo se rió, balanceando el cuerpo, sin saber muy bien cómo acercarse.
"empiezo a pensar que tenemos que repasar nuestras habilidades telepáticas", bromea él, tratando de aliviar la tensión del ambiente. 
su sonrisa era genuina, pero sus ojos seguían buscando algo más en los tuyos. la brisa nocturna jugaba con el pelo de enzo mientras se acercaba, creando una atmósfera de vulnerabilidad compartida.
dejas escapar una suave carcajada, disfrutando del ligero toque de humor. sin embargo, esa extraña electricidad entre vosotros no desapareció del todo. enzo parecía querer entender lo que estaba pasando, mientras que tú luchabas por expresar sentimientos confusos bajo la influencia de más vino del que deberías tener en tu organismo. 
"sí, podría ser una buena idea invertir en un curso de comunicación mental", respondiste, tratando de mantener un tono ligero, pero esa expresión algo desesperada seguía delatando lo que ocurría en tu interior.
enzo asintió, de pie a tu lado en el borde de la terraza, ambos contemplando la ciudad iluminada ante vosotros. había algo mágico en la noche, pero también algo incierto en la forma en que os mirabais.
"entonces, ¿qué está pasando?" enzo finalmente rompió el silencio una vez más, sus ojos te miraban con una intensidad que hizo que tu corazón se acelerase. sus orbes marrones invitan a sumergirse en ellos. estabas atrapada, sin ningún lugar al que huir. su mirada te recorrió como si fueras transparente, incapaz de ocultar nada a su atención.
dudaste un momento, mordiéndote el labio inferior antes de encontrar el valor para hablar. "es que... me he sentido un poco perdida. con todo lo que ha estado pasando, los cambios, tú haciéndote famoso, y yo... no sé dónde encajo". apartaste la mirada, sintiendo un nudo en la garganta. "no sé si podré soportarlo, en".
una sensación punzante pareció atravesar el pecho del chico, que sinceramente se esperaba muchas cosas, pero no esto. no su mirada huyendo de él a cada momento y la forma en que su cuerpo parecía repudiar la manera en que se apartaba inconscientemente. enzo perdió el aliento ante el golpe, y tardó unos segundos en procesar tu honestidad directa.
"¿no puedes lidiar... conmigo?", preguntó, con la voz baja, dolida. tu había bebido demasiado, se notaba. enzo no sabía si se sentía ofendido o preocupado. sus manos se tensaron en los bolsillos del pantalón, ansiosas por encontrar las suyas. de tocarte, de romper esa barrera.
"i... no sé si podré soportar la idea de perderte" la afirmación le salió, cortándole la garganta. dios, qué tonta y ridícula se sentía. toda una fiesta para él allí abajo y él perdiendo el tiempo con su drama.
la mirada de enzo pasó gradualmente del perplejidad a la comprensión, y a algo más profundo, más vulnerable. la noche que había parecido tan prometedora se teñía ahora de una nube de incertidumbre.
"¿perder...?" enzo repitió la palabra, como si tratara de comprender plenamente el significado que encerraba. sus ojos oscuros se clavaron en los tuyos, una mezcla de confusión y de inquietud pintada en su expresión.
tragas saliva, incapaz de responder inmediatamente. las emociones bullían en tu interior, y era difícil discernir qué era miedo, celos o simplemente inseguridad.
"sí, perder". bajaste la cabeza, tus dedos rodeando el borde de la taza en una huida nerviosa. riéndote para ti misma, cerraste los ojos, sintiendo el ligero mareo y la falta de control en la forma en que tu mente maquinaba las siguientes palabras, transformada por el alcohol. "y tambien estan los celos, esta cosa amarga que me esta carcomiendo. de adentro hacia afuera, parece volverme loca cada maldita vez que una chica se acerca... y nunca he sido posesiva, pero es tan difícil cuando se trata de ti, enzo. es como competir por el oro".
durante un rato no pasa nada. enzo permanece en silencio, inmóvil, observándola con expresión seria y atónita. la oye resoplar y, de repente, sus ojos se enrojecen, ardiendo por contener las lágrimas. 
" ¿tienes celos?" pregunta finalmente enzo tras una pausa que parece durar una eternidad, como si no pudiera creer lo que acaba de salir de su boca. su voz es baja y tranquila, como si intentara no asustar a una criatura frágil. su mirada permaneció fija en ti, tratando de comprender cada giro de la situación.
asentiste como una niña pequeña contrariada, sintiendo que se te quitaba un peso de encima al compartir algo que habías estado ocultando durante tanto tiempo. "sí, y lo odio. sé que es irracional e infantil, pero es más fuerte que yo".
una sonrisa crece en los labios de enzo, como si la situación le divirtiera. levantas la mirada, sintiéndote traicionada, cuando él empieza a reír. tu mano busca el pecho del actor, dándole un torpe puñetazo y el moreno asiente, sin importarle la repentina agresión.
te atrae en un espontáneo abrazo, colocando su barbilla sobre tu cabeza cuando no te resistes a aceptar su tacto, a pesar de sentirte insultada. toda la tensión se disipó de enzo cuando se dio cuenta de todo lo que estaba pasando. y de lo inconsciente que eras de sus sentimientos. pero eso no lo revelaría ahora, no cuando parpadeabas lentamente y visiblemente alterada por el vino. enzo quería que lo supieras, que lo recordaras.
enzo te abrazó un poco más fuerte, en un intento de transmitir consuelo. su pecho descendía y ascendía con calma, ayudando a que sus propios latidos se calmaran. 
"no necesitas ponerte celosa, y definitivamente no necesitas competir por nada, especialmente no por mí", susurró, sus ojos oscuros fijos en algún punto de la terraza mientras su mano acariciaba tu espalda. "siempre has sido la persona más importante para mí, desde el principio. nada de eso cambia por un poco de fama y atención. y menos por chicas que no eres tú".
las palabras de enzo eran suaves, y la sinceridad en ellas era innegable. quería que supieras que, a pesar de todos los cambios, seguías siendo la constante de su vida. y la única para la que tenía ojos. pero tú no lo asimilaste enseguida, sino que retrocediste un poco y lo miraste con ojos pesados y labios apretados, recelosa. 
enzo notó, con una mezcla de ternura y diversión, una sombra roja que denunciaba el contacto con la copa de vino en la comisura de tus labios. un destello de encanto apareció en su mirada, y un suspiro involuntario escapó de los labios del actor. 
"venga, vamos", te llamó, extendiendo la mano entre los dos. su mirada se detuvo en tus dedos abiertos y, tras evaluarlos unos segundos, los entrelazó con los suyos.
"¿adónde?", tartamudeaste, frunciendo el ceño. la sensación de su cálida mano contra la tuya era reconfortante y segura.
"fuera. necesito una noche a solas con mi chica, por los viejos tiempos" enzo se encogió de hombros, sin dudar en tirar de ti a través de la terraza para marcharse.
te detuviste bruscamente, confusa e incapaz de entender por qué estaba dispuesto a dejar todo aquello atrás tan fácilmente.
"pero... enzo, la fiesta y tus amigos..." insististe, y enzo asintió.
"tengo prioridades esta noche, asuntos más importantes que tratar hoy que perder el tiempo con aduladores. todos ellos sólo sobre ti"
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what must it be like to grow up that beautiful, mr. vogrincic?
hola!!! dios, como me quede obsesionada a esta ask. simplesmente, es la cancion que traduce los sentimientos de todas nosotras!!! muuuuy accurate muchas gracias!!!
espero haber conseguido transmitir la vibra de la canción 😭
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possession-swapbody · 2 months
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Saliendo de prisión parte 2
Leo Pov:
Últimamente me la he estado pasando recordando mis años en prisión, ya casi han pasado 6 meses desde que salí, pero de lo que más me acuerdo es de mi compañero de celda Marcus, era un tipo brillante, y además buena persona, nunca supe como es que una persona tan agradable había sido capas de cometer tantos asaltos con victimas y terminado en prisión.
El fue sentenciado a una condena de muerte, hace poco, si bien llevaba 3 años en prisión, su abogado conseguía extender parte del juicio para evitar ese destino, pero ya no lo logro más y sería ejecutado en solo una semana, pobre hombre solo tenía 47 años.
Fue entonces que no se si por el aprecio y mi amistad con el, se me ocurrió una tonta idea, iría y le contaría como poder poseer, seria sencillo, solo tenia que llevar a Aron y que el lo posea en lo que le buscamos un cuerpo afuera, Erick trato de convencerme que era una mala idea pero yo confiaba que era solo una preocupación sin motivo.
Erick: Tío te estas arriesgando a que Aron pierda su vida.
Leo: no te preocupes será seguro, solo necesita salir de Aron y entrar en alguien más, y después regresar a Aron hasta que consiga un cuerpo.
Erick: pero terminaran arruinando la vida de alguien.
Leo: Ya lo pensé bien, será fácil, le daré una nueva oportunidad en el cuerpo de alguien que haga más mal que bien, sabes el otro día logré que un cliente que es un tipo que cometió intento de asesinato será liberado por buena conducta y porque la víctima retiro los cargos ya que llego a un "acuerdo" poco ético en mi opinión ya que la soborno.
Erick: pero si tuvo buena conducta es que esta cambiando.
Leo: No lo creo, lo conozco bastante y la verdad se que solo esta manteniendo esa actitud, sabes me contó que lo hacía porque le gusta la adrenalina que surge de esos momentos.
Erick: eso es confidencial, no puedes decir las confesiones de tu cliente.
Leo: por favor no es como si tu lo fueras a difundir.
Erick: estas hablando enserió?!, soy un traje ahora se que no le puedo decir a nadie pero se te puede hacer costumbre.
Leo: bueno ya no digo nada.
Y esa fue la última vez que pude hablar con Erick.
El plan había salido perfecto, Aron y yo nos habíamos vuelto grandes amigos para este punto y cuando regresábamos de u pequeño viaje de fin de semana le pedí que me acompañará a la cárcel a visitar al compañero de mi tío "ya que el quería decirme una de las últimas voluntades de mi tío".
Aron accedió y llegamos, yo ya había informado a Marcus del plan, pues lo estuve visitando por 3 semanas y le platique lo ocurrió entre Erick y yo, llegué y le di los últimos detalles del hechizo en una nota, claro que la nota la metí en un libro de lectura para no tener sospechas, al salir del lugar fingí que no encontraba las llaves se mi moto, eso le dio tiempo suficiente a Marcus para tomar el cuerpo de Aron.
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Tras notar como parecía luchar por el control y tomar poseesion, le dije que teníamos que ir rápido a casa y después debería tomar el cuerpo de alguien más para evitar que Aron sea expulsado de su cuerpo.
Vi como Marcus admiraba su nuevo cuerpo, era raro había un toque en su mirada que no conocía, n osadía si era por que al estar e carcas parte de su personalidad podría no adaptarse a sus gestos, pero era extraño.
Al llegar a casa nos bajamos de la moto pero Saul nuestro vecino de 22 años nos jugo una broma para su canal de internet, nos tiro un globo grande de slime a cada uno, por lo general siempre nos da gracia sus bromas en parte porque nos llevamos muy bien pero esta vez solo complicaba que nos diéramos prisa.
Marcus sugirió entrar a bañarse ya que tenia slime en toda la cara y estaba bajando a su espalda, yo estaba igual pero le dije que estaba bien, que el fuera primero, se metió a la ducha y tardo media hora, pero lo peor es que escuchaba como hacía cosas indebidas con el cuerpo de Aron, me comencé a cuestionar si había cometido un grave error.
Luego de que Marcus saliera del baño, yo entré, tome una du ha y al salir vi a Marcus haciendo la comida, le cuestione si no saldría a buscar un cuerpo para dejar a Aron.
Leo: Sabes la comida puede esperar ya casi pasan las 2 horas, descuida Leo, no pasa nada, tomaré al vecino, después de todo nos retrasados por su culpa.
Leo: bueno esta bien, además el echo que viva cerca es de ayuda para poder comunicarnos.
Marcus, puso la mesa y nos sentamos a comer, la comida estaba muy buena pero el agua de frutas sabia un poco extraño, Marcus lo noto y me dijo que también le sabia raro, quizá era mi impaciencia cuando ya note que faltaban solo 10 minutos pero el cuerpo de Aron no mostraba señales de me inacción ni estímulos, yo para ese momento me sentía débil y en mi mente escuché una voz.
Marcus POV:
Mi vida se volvió un desastre, cometí varios asaltos pero mis nervios me llevaron acabar con la vida de inocentes, no se suponía que eso pasara, lo único bueno fue que conocí a un tipo llamado Leo, se volvió un gran amigo para mí, pero falleció hace 6 meses y como si de un chiste se tratara, hace 3 semanas llego su sobrino a contarme algo impresionante, en realidad era el mismísimo Leo, pero en el cuerpo de su sobrino, me ofreció una salida que yo aceptaría, no quería morir, así que tomaría la vida de un reo que no estuviera convencido con pena de muerte, pero ese reo estaba en otra prisión así que primero ocupaba uno o dos cuerpos en lo que llegábamos al que sería mi cuerpo permanente.
Al llegar a casa de Leo su fastidioso vecino me lleno de slime para un "video", y tuve que tomar una ducha, le agradezco mucho por ello, desde que entré sentí la fuerza y la juventud de este joven motociclista, no me sentía así desde hace muchos años, y ahora vería este cuerpo desnudo antes de dejarlo, seria la experiencia completa, subí al cuarto de este tipo por un cambio de ropa y me llamó la atención el traje que Leo usaba aveces cuando me visitaba, su traje de motorista, era raro que estuviera en esta habitación, sea que Aron y Leo son pareja o son amigos con... una voz interrumpió mis pensamientos al tocar el traje.
Erick: ¿quien eres?
Marcus: disculpa?
Erick: acaso eres el amigo de mi tío?
Marcus: si.
Erick: Ya veo, bueno mira no se si mi tío te dijo pero tienes menos 2 horas deseé que entras para dejar un cuerpo.
Marcus: lo se, no fastidies mocoso.
Erick: Sabes mi tío te describió como alguien agradable pero pareces un pesado.
Marcus: si bueno, sabes antes de sentir este cuerpo planeaba aceptar l oque me ofrecía tu tío, pero este cuerpo es sorprendente, no lo dejare.
Erick: no hagas eso, no vale la pena robar un cuerpo.
Marcus: si lo vale, sabes si acepto lo que ti tío propuso solo acabaré siendo vigilado y aunque estaré "libre", no se compara a un nuevo comienzo.
Erick: Sabes no creo que mi tío este de acuerdo con eso.
Marcus: y no le dirás, basta con ocultarte para que no digas nada.
Escondí el traje que contenía al sobrino de Leo y tome otra ropa, me fui a bañar, pero al desnudarte vi este cuerpo en toda su gloria, estaba en forma y no podía dejar de posar frente al espejo, tome mi nuevo pene con una mano y acariciaba mi pecho con el otro, era tan excitante y caliente, aproveche el ruido del agua para silenciar mis gélidos, al bombear esta gigante polla carnosa, era demasiado sensible y a su vez solo podía bombear más fuerte hasta que eche una voz.
Aron: ¿que pasa?, porque estoy haciendo esto?, no estaba en...
Marcus: muy bien chico, para ahí, te diré algo, tu cuerpo ahora es mío, tu amiguito Leo te vendió, me dio tu cuerpo.
Aron: que?, Leo?, no tengo ningún amigo llamado Leo y el más cercano es el tío fallecido de Erick.
Marcus: bueno con ideando esta situación adivina quien evitaba el cuerpo de Erick.
Aron: no puede ser... uf eso se siente bien.
Notaba como Aron sentía lo que yo, me costaba poder hablar con el y más porque el placer me hacía estar más cerca de correrme, entonces recordé algo y decidí lo mejor para mi.
Marcus: mira chico, desaparecerán en cuanto suelte tu espermatozoide, te iras a través del desagüe.
Aron: no entiend-do.
Marcus: al tomar tu cuerpo un alma suplanta y expulsa la otra, sorpresa la otra eres tu y te iras, Leo me dijo que puedo atrapar tu alma en un objeto que te pueda absorber ya que te convertirás en esperma o dejando entrar tu espermatozoide en el de un se vivo, así que escoge.
Aron: me meterás en un anim-mal o una tela?
Sentía como estaba más cerca de correrme.
Marcus: no, te meteré en un humano o en ropa, tu eliges.
Aron: q-quiero a Erick.
Sentía que no quedaba tiempo, tome un fresco vacío que estaba cerca y me corrí en el, fue glorioso y liberador, mi hipótesis fue correcta, el cuerpo al estimulará suelta el alma, las 2 horas es el tiempo natural, pero se puede acelerar con una masturbación o sexo.
Aron quería a Erick, quería su cuerpo, no entendía el porqué, o bueno talvez si, quizá venganza, después de todo le eche la culpa a Leo, y pensándolo bien, no se si Leo pueda echarme a la fuer,a de este cuerpo y regresar nos a la normalidad, tendré que sellarlo, pero enserió quiero eso?, es mi amigo y en prisión fue el único que me apoyo cuando me dieron pena de muerte, seria capaz, entonces vi mi actual reflejo y con todo el pesar de mi corazón tome una decisión, ya solo faltaba el como sellarlo.
Tuve una idea, lo engañaria con tomar el cuerpo del vecino, después...
Aron pov:
Mi visión regresaba y mire a mi anterior cuerpo sonriendo frente mío, no entendía que pasaba, solo recuerdo la desesperación y el placer de estar a punto de ser expulsado de mi cuerpo y luego un vacío, y ahora estaba frente mi viejo yo.
Lo mire y me calmo, me explico que concedió mi petición, me dio el cuerpo de Leo, basto con poner mi alma en forma de semen en su bebida y así mi alma se fundió con su cuerpo, el no sabia que pasaría, dijo que quizá yo seria expulsado en 2 horas o talvez Leo sería expulsado, o quizá no pasaría nada.
Yo camine a un espejo que estaba en la sala y miré mi nueva cara, en secreto estaba enamorado este rostro, en el pasado usaba el traje de motociclista de Erick, porque era como tenerlo conmigo, tocando mi piel, estaba enamorado de él y no podía decir nada, en cierta forma esto era aún más caliente, sentía como mi nuevo pene tocaba con los bóxer que llevaba puestos, y mi cuerpo me dijo que no me juzgarla que podía hacer lo que quisiera, lo mire y me desde en la sala, comencé a masturbarme y a mirar mi pecho, vi como mi anterior cuerpo se ponía duro, mi cuerpo mantenía esa atracción a Erick aunque Marcus lo condujera, no lo sabía con exactitud pero podría segurar eso, le guiño el ojo y el comenzaba a dejar ver que mi viejo pene estaba duro sobresalía de los shorts que llevaba puestos, ver eso me encendió mas, sentía como cada que bombeaba me acercaba mas y mas a correrme pero antes de que eso pasara el corrió a mi anterior habitación y tomó uno de mis trajes de trabajo, y me obligó a correrme en el, no sabia para que pero eso fue tan caliente.
Luego de eso se vistió con ropa limpia y me ordenó hacer lo mismo, yo le seguí y paramos en medio de la carretera, el viendo hacia una montaña solo decía como amaba estar libre al fin.
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4 meses después
Leo pov:
Han pasado mucho desde que estoy atrapado, Erick tenía razón, me advirtió que sacar a Marcus de la cárcel era mala idea y gracias a eso ahora perdí su cuerpo y el me encerró en un traje que usa para presumir su nuevo cuerpo, aunque es agradable ver el mundo de vez en cuando y sentir que le hago compañía a pesar que a su vez el rencor no deje disfrutar de los pocos momentos en que siento lo que Erick sentía cuando lo usaba, aunque Marcus aveces me usa para sus conquistas amorosas y siento placeres que nunca me anime a dejar que Erick viera conmigo en su cuerpo, eso me recordaba que todo lo que Erick hizo y perdió por mi fue en vano, todo lo que se es que Aron lo usa seguido en su día a día para salidas en moto.
Marcus pov:
Tener este cuerpo es genial, han pasado 4 meses y sin duda es una fuente de diversión y placer interminable, me gusta salir mostrando este cuerpo o salir usando trajes, ver las miradas de todos es tan entretenido, aunque Aron parece llevarse bien con el original propietario de su cuerpo, no le he dicho a Leo, pero Erick prefiere que sea Aron quien lo use ya que hay más acción jeje, y digamos que le ha tocado conocerme también, sin duda el se adapto, además que no le queda de otra, no puede hacer nada para evitarlo.
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jade-sb-123 · 3 months
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Radioapple Fanfic "Eres Mio, Three Shot"
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Resumen:
Lucifer y Alastor se la pasan discutiendo por cualquier cosa desde que se vieron obligados a convivir en Hotel Hazbin, ya que el rey del infierno decidió quedarse con Charlie luego de la victoria contra Adam, para ayudar a su hija.
Lucifer siente algo más que odio por Alastor, pero tampoco sabe descifrar que es lo que el más alto le provoca.
Por su parte Alastor se divertía torturándolo psicológicamente y llevándole la contra. De igual manera estaba buscando nuevas formas de romper el contrato que debilitaba sus poderes, y al fin poder apoderarse del trono del infierno.
Nadie que conociera a Lucifer y Alastor creía que algo alguna vez cambiaría entre ellos, pero la llegada inesperada de unos de los amigos de Lucifer causa la molestia de Alastor.
Eres Mio
Capítulo 1: Celos
Era una nueva mañana en la ciudad pentagrama ubicada en el infierno, todos en Hazbin Hotel, se encontraban en el comedor desayunando, todo era ameno y tranquilo de no ser por las ya familiares peleas matutinas entre Lucifer y Alastor, los cuales ese día se estaban peleando por un trozo de pan tostado, a Alastor no le gustaba aquel alimento pero sabía muy bien que a Lucifer si, por lo que comerse el ultimo de ese desayuno y ver la cara frustrada del Rey era un triunfo placentero para el demonio de la radio, por su parte Lucifer solo pudo gruñir de manera frustrada intentando controlar su ira, sabía que en cualquier otra circunstancia no se habría alterado por una rebanada de pan pero Alastor tenía la habilidad de alterarlo en todos los sentidos, había algo en el otro hombre que siempre lograba presionar las teclas correctas para hacerlo enojar.
Alastor por su parte sentía un inmenso placer viendo y siendo el causante del dolor y desdicha de otros, y Lucifer no era la excepción, al contrario, en el último tiempo se había vuelto su presa favorita, amaba ver la expresión de odio dirigida hacia el en el rostro del otro, pero ese solo era un pasatiempo banal y sin sentido, su prioridad principal seguía siendo liberarse del contrato que lo mantenía atado a Lilith y que limitaba por mucho su poder. Una vez que llegara aquel anhelado día, no tendría piedad, tendría el trono del infierno aún que pasara por encima de Charlie y Lucifer… o al menos eso creía en ese momento…
Pero 2 semanas después de ello, paso algo que estaba muy lejos de sus planes … un tal Stolas Goetia, un príncipe demonio, que solo estaba debajo de Lucifer, Charlie y Lilith, en la jerarquía demoniaca… Le estaba resultando especialmente molesto desde que se presentó en Hazbin Hotel, para “discutir” con Lucifer un asunto de alta importancia para el infierno.
Tanto el Rey como ese demonio de alto rango llevaban más de media hora encerrados en el despacho del soberano del infierno. Algo que desagradaba a Alastor de sobremanera, quería matar a ese pájaro gigante, pero sabía que no lo podía hacer, no en su situación actual, maldijo a Lilith y su estúpido contrato por lo bajo.
Cuando la reunión, entre ambos concluyo Lucifer abrió las puertas de su oficina, Stolas se despide de Lucifer besando su mano a modo de respeto, Alastor quien estaba observando todo desde las sombras, malinterpreto por completo aquel acto, ¿Quién se creía ese pájaro para tocar lo que era suyo? ... Alastor se detuvo un instante analizar lo que en su mente acababa de decir, ¿Lucifer era suyo? … No el aún estaba casado con Lilith, o eso creía el Overlord… pero lo sería en un futuro cercano, se encargaría de ello, porque para Alastor…Lucifer era suyo desde el momento en que él puso sus ojos en rey demonio, solo que no lo había notado hasta ese momento, y no estaba dispuesto a compartirlo con nadie.
Cuando Stolas se retiró de Hazbin Hotel, Alastor fue hecho una furia hacia donde se estaba Lucifer, quien se encontraba tomando un baño de tina en sus aposentos privados, al entrar al cuarto encontró las ropas de Lucifer sobre su cama por lo que dedujo que se encontraba aseándose, lleno de ira, entro aquel lugar empujando la puerta de manera violenta. Lucifer quien se encontraba sumergido casi por completo en el agua solo dejando visible parte de su cabeza, mientras jugaba con uno de sus patitos, salta y grita del susto, logrando rebalsar el agua de aquel contenedor salpicando el piso.
Alastor al ver el miedo y sorpresa en los ojos del contrario se detiene un momento para luego tomar al contrario alzándolo en el aire, causando la molestia del rubio.
¿¡Qué mierda quieres ahora Alastor!? – Dice enfurecido Lucifer Mi Rey … ¿Que manera de hablar tan descortés es esa?  - Dice intentando ocultar su enojo y celos por lo que había hecho ese pajarraco. ¿Qué es lo quieres demonio de la radio – dice el rey de manera fría – …Habla de una vez…
Son las palabras de Lucifer, la que hacen reaccionar al más alto, quien aún tiene a Lucifer estático en el aire, algo que hace que Alastor deposite al ángel caído, de manera cuidadosa en el suelo, fijándose en el cuerpo desnudo de Lucifer, era un hombre evidentemente pequeño como lo había notado en el pasado, pero al mirarlo sin ropa podía notar que era poseedor de una cintura estrecha, con hombros anchos pero proporcionales a su delgado y bajo ser, caderas normales pero redondas (algo extraño para un hombre).
Sin embargo, algo que deja intrigado a Alastor fue que, al mirar las partes privadas de aquel hombre de tez pálida frente a él, es que aparte de aparato reproductor masculino, tenía femenino, ¿¡Lucifer tenía vagina!?, al racionalizar ese pensamiento Alastor se sonrojo, quedándose congelado, sin dejar de mirar la intimidad de Lucifer.
El rey al darse cuenta en que pensaba overlord, le lanza el pato de goma que aún tenía un su mano, haciendo que Alastor salga de su trance.
¿¡Porque tienes vagina!? – dice sin entender, definitivamente esto escapaba aquello que aprendió mientras aún era humano Estúpido... Soy Hermafrodita como todos los ángeles… te recuerdo que antes de ser el rey del infierno, y ser un ángel caído, era un serafín… ¡Ah!...Entiendo – dice aun procesando – Espera … ¿Eso quiere decir que puedes quedar embarazado? ¡Alastor, sí que eres lento para esto!, Si … de hecho yo fui quien dio a luz a Charlie – dice Lucifer sin complicarse demasiado.
Alastor tampoco entendió esto último, por lo que decidió ignorar la información sobre el verdadero origen de Charlie, para prestarle más importancia al hecho de que Lucifer pueda quedar embarazado, haciendo aterrizar al lado más posesivo del venado, logrando re - aflorar todos los celos que sintió hace solo unos instantes atrás.
¡Con mayor razón, no voy a volver dejar que nadie te toque de nuevo! – Dice de manera amenazante y agresiva, para plantar un beso demandante y erótico en los labios del más bajo, haciendo que el rubio abriera la boca, lo que permitió el paso de su lengua en la boca del gobernante, quien jadeo correspondiente el beso.
Alastor baja por el cuello de aquel hombre que lo volvía loco, logrando que Lucifer gima de manera sensual su nombre, algo que desata aún más sus bajos instintos, mordiendo y succionando el cuello del ángel caído, logrando sacarle algo de sangre, hermosa sangre dorada, la cual se bebió gustoso.
Todo aquel acto era algo nuevo para él, pues mientras fue humano nunca estuvo interesado en el sexo, en el amor, tampoco nunca le llamaron la atención ni hombres, ni mujeres, en el sentido erótico, pues solo los veía como presas a las cuales debía cazar, tampoco en muerte, pero desde que conoció a Lucifer eso había cambiado lentamente, pero fue incapaz de admitirlo, solo hasta que se sintió amenazado por el acto de cortesía de Stolas fue que se dio cuenta de su profundo amor por aquel hombre que tenía a su merced. Si bien su madre fue la única persona que amo en vida, pero nada comparado como lo que le despertaba Lucifer, sentía cariño y amor de hijo por su progenitora, pero no amor romántico, ni carnal como sentía con el rubio.
Alastor siguió bajando por el cuerpo de Lucifer hasta llegar a sus hermosos y rosados pezones succionándoles, mordiéndolos, dejando pequeños y tiernos besos en ellos, haciendo que Lucifer gima demandante por más.
Sigue bajado por el cuerpo de su presa, hasta llegar a la hombría de este practicándole una felación metiéndose y sacándose aquel falo de su propia boca.
Alastor nota que Lucifer tiene su zona femina sumamente lubricada debido ello cae en la tentación de estimular aquella parte erógena de su amante, con sus propios dedos, logrando causar en este, ligeros gemidos de placer, Lucifer se había rendido por completo al placer que recibía del contrario, y a pesar de su orgullo como soberano, estaba hecho un desastre suplicando por más atención de Alastor.
Cuando Alastor de manera instintiva noto que Lucifer estaba listo para recibirlo dejo al descubierto su gran erección, Lucifer al verla por primera vez se ruborizo no estaba seguro de que aquella polla cabría dentro de él, pero solo pensarlo hacia que su cavidad vaginal se mojara aún más de lo que ya se encontraba.
Alastor por su parte empezó a introducirse en el soberano de manera lenta y cuidadosa a pesar de que quería marcar a Lucifer como suyo, tampoco quería lastimarlo demasiado, algo extraño en él, pues jamás se había preocupado por el dolor o el placer ajeno, este sentimiento llamado amor realmente lo estaba afectando.
Cuando estuvo completamente dentro de Lucifer, espero a que su contraparte se acostumbrara a la intromisión, y cuando el rey le dio la señal de que podía moverse a través de un vaivén de sus caderas, Alastor empezó a moverse de manera lenta pero profunda sin salirse nunca completamente del ángel caído.
Finalmente, luego de rato, Lucifer y Alastor fueron victimas de un orgasmo simultaneo, siendo el rubio quien se corre en el vientre ambos, y el pelirrojo en las entrañas de su amado, porque si solo basto ese acto para que Alastor asumiera que estaba enamorado de Lucifer.
Continuara: ….
Aún se encuentra en publicación, (estoy escribiendo la segunda parte)
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notasfilosoficas · 4 months
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"Cuando alguien me ha ofendido trato de elevar mi alma muy alto para que la ofensa no la alcance"
René Descartes
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René Descartes fue un filósofo, matemático, y físico francés considerado como el padre de la filosofía moderna. Nació en marzo de 1596 en la Haye en Touraine en la región de Francia.
Rene Descartes queda huérfano de madre a los pocos meses de nacido, quedando a la atención de su nodriza en casa de su abuela materna. Su padre le llamaba “pequeño filósofo” por que de niño, René se la pasaba todo el dia haciendo preguntas.
A la edad de 11 años ingresa a un centro de enseñanza jesuita y a los 18 años de edad ingresa a la universidad para estudiar derecho y medicina y aunque obtuvo el titulo de abogado, nunca ejerció la carrera y aprovechando la guerra de los treinta años entre protestantes y católicos, en 1618 se enroló como soldado de las tropas del príncipe protestante Mauricio de Nassau, y un año mas tarde a las tropas católicas del duque de Baviera Maximiliano I, haciendo ver que no era tanto el triunfo de una o de otro bando sino el de conocer nuevos países y costumbres, lo que el llamaría el gran libro del mundo.
Descartes tuvo tres sueños bastante fuera de lo común y lo suficientemente reveladores e importantes que lo hicieron detenerse a escribir y analizar su contenido simbólico y de la cual surge en el la motivación para sentar las bases para una nueva ciencia universal capaz de unificar todas las ramas del saber a partir de un solo principio indudable.
A partir de ahí, Descartes busca una verdad válida para todos los hombres  tomando a la razón como la búsqueda de la verdad y a la naturaleza como objetivo para su dominio. La ciencia por tanto se fundará en la razón y en la capacidad de esta para conocer la verdad, misma que no puede proceder de un conocimiento sensible sino inteligible, cada característica es la evidencia, y hasta no conseguir esta evidencia, el saber no estará completada.
Hizo famoso el célebre principio “cogito ergo sum” (pienso, luego existo), elemento esencial del racionalismo occidental, y formuló el conocido “método cartesiano”.
Su método filosófico y científico, el cual expone en sus “reglas para la dirección de la mente” pero principalmente en su “Discurso del método”, establece una cara ruptura con la escolástica que se enseñaba en las universidades. Caracterizado por su simplicidad, solo propone cuatro normas y como modelo el método matemático en un intento por acabar con el silogismo aristotélico o forma de razonamiento deductivo empleado durante la Edad Media.
Intentó sortear la censura del copernicanismo, disimulando de modo parcial la novedad de las ideas sobre el hombre y el mundo que exponen los planteamientos metafísicos o la forma de estudiar la naturaleza y los principios fundamentales de la realidad, estableciendo una dualidad sustancial entre el alma como el pensamiento, y el cuerpo como la extensión.
La influencia cartesiana propuesta por Descartes duraría prácticamente todo el siglo XVIII en donde los más importantes pensadores de su tiempo desarrollaron sistemas filosóficos basados en el suyo, pero también sufrió rechazos a sus teorías como es el caso de Hobbes, Spinoza, Leibniz y Pascal.
Descartes murió de neumonía en febrero de 1650 a la edad de 53 años, sin embargo, en 1980 el historiador y médico alemán Eike Pies, halló en la Universidad de Leiden una carta secreta del médico de la corte que atendió a Descartes, en donde describe al detalle su agonía y en donde se  sospecha que su muerte pudo haber sido causada por envenenamiento por arsénico, según los comentarios de diferentes patólogos.
Fuente Wikipedia y philosophica.info
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senig-fandom · 2 months
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Espera, espera, espera, me estas diciendo que Imperio Azteca y Azteca, no son lo mismo????'Como funciona eso?
Es fácil, el Imperio Azteca es el padre de los gemelos Mexica, que en nombres reales son Xiuhtecuhtli y Ketsali (en realidad es Quetzalli, pero así fue como lo escribió España cuando se conocieron XD y se dio el visto bueno, porque Azteca no conocía como escribir su nombre en el idioma de España) o mas fácil para recordar son Xiu y Ket.
E hablado algunas veces de la mala relación entre Ket y su padre, que fue lo que los llevo a la guerra interna y a matar a su propio padre.
Xiu y Ket tuvieron que pelar en conjunto contra su padre, siendo Xiu quien dio el ultimo golpe. Pero luego unos chamanes predijeron que uno de ambos hermanos tenia que llevar el nombre de Azteca o eso causaría estragos y muerte, por lo que tuvieron que pelear para decidir el futuro de su gente, claramente Xiu gano, y Ket solo podía agachar la cabeza llevando el nombre del hombre que lo odiaba desde su nacimiento.
Ellos Vivian antes en el norte en algunas áreas frías y congeladas, luego pasaron al área de Olmeca y despues al morir imperio Azteca, ambos hermanos caminan hacia el sur hasta llegar donde encontraron un águila posada en un nopal comiéndose una serpiente.
Dato extra:
Imperio Azteca era considerado atractivo a la vista de los extraños, pelo largo, un cuerpo bien parecido y musculatura grande, a diferencia de Maya o Inca que eran altos, pero de musculatura media, Imperio Azteca si estaba bien formado de pies a cabeza.
GAFE describía a I.Azteca de ese modo, pero agregando que: ´´cuando era un niño, al intentar mirarlo, parecía que no tenia rostro, siempre cubierto con su penacho y desde una perspectiva su rostro negro era lo único que se veía en su cara, eso y su mirada. Yo nunca le llegaría ni a los talones al viejo rey, por eso ellos dos tuvieron que pelear, pero ni ambos juntos ganaban, se tuvo que sacrificar la reina para que ellos tuvieran éxito.''
SEDENA menciona que I.Azteca siempre prefirió a Xiu por su poder, incluso el fue testigo de como Ket salía volando sin poder controlar sus alas y cayendo desde el acantilado, al no regresar lo consideraron muerto, y Xiu desde ese día planeo matar a su padre, dejando de lado que el se había ganado su aprecio, pero Xiu no quería eso y planeo matar a su padre, hasta que Ket volvió y con un arma en mano, un chuchillo de obsidiana.
Y eso seria todo VwV
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elam0n · 7 months
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Cellbit jamás creyó que sería así como moriría.
No recuerda mucho de su niñez, pero una de sus primeras memorias es él, muriendo de hambre y aceptando ir a una guerra que no entendía sólo porque le darían un pedazo de comida. En ese momento morir rápidamente de un flechazo parecía más conveniente que quedarse famélico en las calles muriendo lentamente por hambre y deshidaracion.
Cuando estuvo en la cárcel creyó que moriría en el intento de escapar. Seguramente algún otro preso lo mataría a golpes, o un guardia le dispararía a media huida. Dios, incluso creyó que probablemente se terminaría matando él mismo cuando finalmente perdiera la cabeza por completo.
Pero cuando llegó a Isla Quesadilla creyó que las cosas cambiarían.
Dejó de despertar con la bilis en la garganta; y el abrumador sentimiento de que alguien lo estaba cazando se disipó poco a poco.
Claro que estaba todo el asunto de "La Federación" y "Cucurucho", pero aunque jamás se permitiría aceptarlo -ni siquiera para él mismo- le encantaba la pequeña adrenalina que todo aquello le brindaba. Nunca fue creyente, pero le agradecía a todos los dioses creados por el hombre cada que un nuevo enigma aparecía, le daba sentido a sus días y un propósito a su vida- aquella vida que siempre le pareció inútil y despreciable-.
Durante un periodo de tiempo dejó de preocuparse por su muerte, decidió que sería algo de lo que se encargaría el universo y se dedicó a proteger la vida de sus hermanos de las Favelas y la de su preciado hijo Richarlison.
Y no es como si Cellbit se encontrara ajeno a la muerte, estuvo cerca de morir incansablemente y mató a quien sabe cuántas personas -por su salud mental decidió perder la cuenta-.
Sin embargo después de casarse con Roier empezó a imaginar miles de escenarios relacionados con la muerte.
La muerte de Roier más específicamente.
Y es que jamás creyó que le preocupara tanto la vida de alguien.
Dios, jamás se había siquiera preocupado por su propia vida.
Pero los ojos de su esposo tenían algo que jamás había visto en alguien más.
Reflejaban unas inmensas ganas de vivir.
Unas inmensas ganas de ser feliz.
Unas inmensas ganas de vivir con él, de compartir una y miles de vidas juntos.
Y, como siempre Cellbit se dejó arrastrar por esos sentimientos. Cellbit siempre se dejaba arrastrar por lo que sea que Roier quisiera.
Así que se permitió fantasear un poco más sobre su vida. Sobre como saldrían todos sus amigos e hijos de la Isla. Sobre como llegarían al más hermoso, libre y paradisíaco lugar. Sobre como Richarlison se convertiría en el más bello Dragón. Sobre como él y Roier vivirían una larga vida juntos y envejecerían hasta tener el cabello blanco y parecer pasas.
Sobre como él moría pacíficamente en su cama abrazado a su esposo. Sobre como Roier moriría de la manera más tranquila del mundo, sin ningún arrepentimiento sobre su vida, completamente feliz y lleno de amor.
Y se permitió fantasear mucho más allá.
Sobre como ambos regresarían mil veces, y se encontrarían en cada vida porque su amor era muy grande como para solo vivirse una vez.
Cuando la realidad lo golpeó en la cara se dio cuenta que fantaseó demasiado.
Estaba seguro de que jamás imaginó ese escenario ni en el más horrible de sus sueños.
Sentía que su máscara de gas era lo único que le impedía que vomitara su corazón. Las manos temblorosas escribían una despedida a su esposo.
"Adiós Guapito"
Sabía que era la persona más egoísta del mundo, pero agradecía ser el primero en morir. No podría soportar saber que existe en un mundo sin Roier.
"Te amo"
Quería que Roier supiera que estaba pensando en él cuando pasó. Que se fue pensando en lo más bello que le pasó en su miserable y agónica vida.
Cellbit jamás creyó que sería así como moriría, pero jamás creyó que antes de morir pasaría los mejores días junto a la persona que más amó, jamás creyó que tendría tantos días de felicidad.
Y se alegró tanto de no morir todas las otras veces, porque pudo conocer a su razón para morir feliz.
Solo esperaba que Roier si muriera como en sus fantasías más bellas.
Y antes del impacto se fue en paz.
Porqué sabía que se volverían a encontrar.
Y sabía que moriría las veces que fueran necesarias para volverlo a amar.
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happyladyblue · 7 months
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Encuentro
Quedamos de vernos en el lugar que acordamos, llevo esperando ya más de 15 min por que siempre me gusta ver llegar a la gente y no que me vean llegar. ¿Serán mis inseguridades aflorando?
Mi madre me dice que soy siempre demasiado escrupulosa, pero no quería llegar tarde a mi cita. Y claro que no esperaba menos de mi si no llegaba a nuestro punto de reunión con tiempo de anticipación para ver las posibles, salidas de emergencia si es que al final del día resulta ser un señor de 45 años con barba y bigote de motociclista.
Llevamos poco más de 6 meses conversando por Discord y compartiendo muchos momentos a la distancia, hasta que por fin me disuadió de encontrarnos al menos una vez en persona.
Tuve un poco de mala suerte ya que mi madre llego temprano a casa y logro ponerme más nerviosa de lo que ya estaba.
-Guau, que guapa. ¿Verás a alguien acaso?- dijo mientras me miraba de arriba a abajo y notaba que llevaba puesto mi vestido de flores amarillas con volantes, mis botas de tacón bajo negro y mi cabello arreglado a rizos con una sonrisa picara en la cara. Era obvio que, notaría que mi salida era para verme con alguien y su interrogante no hiso más que ponerme más ansiosa por el momento en que nuestro encuentro se diera.
-Si- respondí bajando la mirada como si nada pasara- pero llegaré temprano ¿Ok?.
Al menos el que no hubiese trafico y ningún retraso al salir de casa hace que venga con los nervios más tranquilos que la noche de ayer, cuando con ese "No puedo esperar a mañana para verte" puso a bombear a mi corazón más sangre que en mis 500 mts en natación y ahuyentó mi sueño hasta que por fin cerré los ojos del cansancio.
Encontré al centro del pasillo de la plaza unos sillones alado de una heladería, y como sabía que no podría permanecer sentada ni un segundo ya que los nervios no me dejarían estar sentada tranquila, me quede esperando parada en el barandal cerca del pequeño rio artificial, que se hallaba ahí cerca.
Estoy que no puedo con la emoción de ver su rostro, cruzar miradas y verlo sonreír. El y yo quisimos mantenernos incognitos ya que no buscábamos nada más que tener a alguien con quien compartir una buena charla al llegar del trabajo, pero poco a poco y evolucionando (quizás este loca), con esas pláticas intensas a media noche, su cálida voz y esa risa contagiosa, siento que me eh enamorarme de este hombre aún sin rostro.
Miraba hacia todos lados levantando la mirada de mi teléfono con pantalla encendida en su ultimo mensaje "Voy en camino" tratando de no verme desesperada para verlo llegar. Me dijo que llevaría una camisa negra de mangas largas y mezclilla, así que ya buscaba de entre la gente que pasaba a aquel hombre que me robaba el sueño desde hace ya varios meses.
Tengo miedo de lo que llegué a pasar al vernos, ¿será de verdad que tengamos esa maravillosa conexión y perdure aún con la aflicción de lo físico y visual, o será que solo nos idealizamos demasiado?. Me muerdo el labio superior mientras lo pienso y mi pecho esta ardiendo.
Un segundo después, veo a un hombre alto doblando el pasillo. Apurado sacó el teléfono de su bolsillo posterior derecho y caminando a mi dirección empezó a escribir en su pantalla. Noto que usa lentes de aumento cuadrados color negro, lleva una camisa negra de mangas largas detallando sus atléticos brazos, un pantalón de mezclilla capri de un azul deslavado y el cabello un poco largo y peinado, pero sin gel.
Suena mi teléfono con su tono especial de mensaje "Ya estoy aquí pequeña". Regreso mi mirada a aquel hombre que se acerca a mi que ya me esta mirando y devolviendo la sonrisa.
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Ella Baila Sola ~ Rafa x Fem Reader
Notas: +18 - Rafa (Narcos México) x Fem Reader. En Español. - Inspirado en la canción: 'Ella Baila Sola' (Eslabón Armado x Peso Pluma)
Resumen: En la noche de tu cumpleaños, una salida de amigos, una simple celebración, termina con un encuentro muy candente.
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La noche es perfecta para salir y distraerme un poco. Además, hoy hay un motivo para celebrar: mi cumpleaños.
Mis amigos y yo acordamos que ellos pasarían por mí, asegurándole a mis padres que voy a estar bien y, así como salí de casa, ellos se asegurarán de que regrese.
Retoco mi maquillaje y ya está. Me siento en la sala a esperar que vengan por mí. Cinco minutos después, suena el timbre.
Mis amigos y yo salimos luego de conversar un poco con mis padres. Aunque ya tenga 21 años, ellos aún me ven como una niña de seis y ahora que la inseguridad en el país se ha expandido, su preocupación es aún más latente.
Sin embargo, he ido demostrándoles que soy responsable y que también puedo cuidar de mí. Con mis amigos acordamos que entre todos nos cuidamos y más cuando salimos de noche.
Una media hora después llegamos a la discoteca, es un ambiente agradable. La música es buena, las personas se divierten.
Escogemos una mesa y ordenamos las bebidas. Nos sentamos un rato a conversar, recibo un regalo de parte de ellos. Es un pequeño joyero aterciopelado, de color negro. Al abrirlo, veo una manilla de plata con el dije de la letra inicial de mi nombre.
Sonrió y le agradezco a cada uno por el gesto. Significa mucho para mí. Ellos me dicen que me la ponga de una vez, insisten. Me la coloco en mi muñeca izquierda. Es muy bonita.
En ese instante llegan los tragos. Tomo un sorbo de mi cerveza mientras veo a las demás personas bailar, reír, conversar. Vuelvo a tomar otros sorbos, una de mis amigas toma mi mano y me invita a bailar. Los demás aún están muy concentrados en sus tragos. Así que las dos empezamos a movernos al ritmo de la música.
Es liberador, si bien no bailo mucho, esto era lo que necesitaba para bajar la tensión de las últimas semanas de clase. Bailamos un par de canciones más, cuando me doy cuenta, mi amiga está coqueteando con un chico de la mesa de al lado, bueno, yo sigo bailando sola.
Mis otros amigos bailan en pareja, al parecer, soy la única que aún no tiene novio o novia o algún pretendiente que se aviente a coquetearme.
Un par de minutos después me doy cuenta que a la distancia hay un hombre observándome. Al hacer contacto visual él sonríe, se levanta y camina hacia mí.
Yo lo ignoro y sigo en mi mundo. Cuando vuelvo abrir mis ojos lo veo en frente de mí, sonríe y proyecta una seguridad en sí mismo que inquieta. Su rostro se me hace familiar, sé que lo he visto en alguna parte pero no logro recordarlo.
- ¿Quieres bailar? - Me pregunta mientras me ofrece su mano.
- No, gracias. Yo bailo sola. - Le contesto.
- Insisto. Baila conmigo.
- ¿Y si no acepto?
- Me voy y ya. Te dejo.
Me quedo mirándolo por unos segundos. Sigue sonriendo y debo admitir que es cautivador. Sus ojos miran los míos. Me sonrojo.
- Tengo sed. Lo siento, primero quiero tomarle un descanso. Me aparto y pido un vaso de agua.
Él no quiere darse por vencido. Nos apoyamos cerca de una barra mientras esperamos a que traigan mi agua.
- ¿Nos hemos visto antes? - Pregunto.
- Sí, en tu escuela.
Mierda, claro que sí. Un día interrumpió una clase y sin más, se llevó a mi profesor.
- Fuiste el que se llevó a mi profesor.
- Me lo llevé pero lo devolví vivito y coleando y con un buen varo.
Al oír la revelación completa, no sabía si huir o quedarme hablando con él. Solo me disculpé y me fui al baño a limpiarme la cara.
Cuando salgo, él está esperándome.
- ¿Estás bien?
- Sí... Sí... ¿Rafael, verdad? - Pregunto.
- Dime Rafa.
- Sí... Claro, Rafa. - Nunca me dijo su nombre, pero fui recordando aquella vez en que irrumpió en la clase. Uno de los tipos que venían con él le gritó por su nombre y sin más, llevaron al profesor.
- Suena más chingón. - Responde.
Ambos volvemos hacia la barra. Trato de tener contacto visual con mis amigos, ellos solo sonríen al ver que encontré alguien.
El bartender me pasa el vaso de agua y yo bebo como si mi vida dependiera de ello. Al terminar, pido otro vaso.
Rafa observa mi mano izquierda, atraído por la manilla que me obsequiaron mis amigos.
- Está bien pinche hermosa.
- ¿Mi manilla?
- Simón, aunque la dueña está más bonita. - Guiñe.
- Ah, muchas gracias. - Sonrío.
- ¿Bailamos?
¿Qué malo hay en bailar con un tipo que secuestró a mi profesor? Ese día nos salvó del examen. No es un héroe, tampoco un villano. Y lo que pasó en la escuela se queda en la escuela. No estoy para dramas estudiantiles ni nada por el estilo.
Tomo su mano y él me acerca más a su cuerpo, me toma de la cintura y empezamos a movernos al ritmo de una cumbia.
No deja de mirarme ni por un segundo, sus ojos son tan oscuros, transmiten intensidad, me hace sentir vulnerable pero poderosa. Ver que un hombre me observa con tanta atención es increíblemente misterioso pero actractivo.
Seguimos así por un par de minutos más hasta que la rola acaba.
- Eres muy bueno bailando. - Le digo.
- Tú también. Lo haces bien.
- Claro... Crecí en una familia de bailarines y artistas. Tenía que aprender.
Él vuelve a tomarme de la cintura y bruscamente, me acerca hacia su cuerpo. Siento que la adrenalina se me sube a la cabeza y sin tanto pensarlo lo beso.
Mis manos toman su mentón y profundizo aún más el beso. El olor a tequila y cigarrillo que desprende de él no me incómoda, al contrario, resulta excitante.
Cuando nos apartamos para recuperar el aliento, él sonríe, sus manos no dejan de agarrar mi cintura.
- ¿No lo viste venir, verdad? - Le digo con picardía.
- Caray, me saliste bien brava. - Responde mientras ríe.
- Nunca subestimes a una mujer y mucho menos, a una mujer joven. - Lamo una de sus mejillas y luego su cuello. Siento como algo de su pantalón se levanta.
- Mira lo que me haces. - Se ríe, otra vez.
- No me disculpo por eso. Arréglatelas tú solo. - Tomo el vaso de agua y me voy a la mesa de mis amigos.
Cuando llego me felicitan, no solo por mi cumpleaños, sino por lo que vieron.
- ¿Pensaban que iba a llegar a los 21 sin ligarme a alguien? - Les pregunto.
- ¡Lo hiciste! ¡Nos llenas de orgullo! - Responde mi amiga la coqueta que me dejó hace unas horas bailando sola.
- Míralo, el pobre quedó con ganas de más. - Añade uno de mis amigos.
Yo solo suelto una risa.
- ¿Qué le hiciste? Deberías ir a ver cómo está. - Me insiste mi amiga.
- Ya es tarde. Quiero irme a casa.
- Díselo a tu amigo que viene para acá. - Me responde ella.
- Déjame ver como lo arreglo. - Contesto.
- Creo que tienes que ayudarme con... Con esto... - Su cuerpo se pega al mío y siento que su miembro aún sigue duro. Mi entrepierna empieza a jugarme una mala pasada, voy sintiendo como el cuerpo me tiembla.
- Lo siento, creo que tendrás que ayudarte tu solo. Tienes dos manos.
- Qué fierecilla... Pero mis manos no me servirán si hago esto... - Sus manos empiezan a subirme la falda.
Ayyy, no, aquí no.
Luego va recorriendo mi entrepierna...
- ¿Qué estás haciendo? - Le digo.
- Te la estoy devolviendo.
Siento que la razón me empieza a fallar. El calor va encendiéndose más y más.
Su boca se entrelaza con la mía, su lengua empieza a jugar con la mía y la intensidad de sus caricias aumenta.
Empiezo a jadear.
- ¿Ahora qué? ¿Crees que tus manos te pueden ayudar? - Me susurra. - Su voz cosquillea en mi oído, su respiración eriza mi piel.
- ¡Ayy, Rafa!
- Música para mis oídos.
- Aquí no es un buen lugar.
- Lo sé.
En ese momento deja de acariciarme, me agarra de la mano y salimos hacia un estacionamiento.
Me apoya sobre una camioneta lujosa y empieza a besarme, dejando mordidas por mi cuello, sus manos van desabotonando mi blusa y su lengua lame mis clavículas.
Mi respiración se va acelerando y la tensión del momento es aún más fuerte. Él se detiene y,
torpemente, saca un juego de llaves de un bolsillo de su pantalón.
Abre la puerta, se sienta en la silla del copiloto y luego me ayuda a subir. Me siento sobre sus piernas y con un golpe seco cierro la puerta.
Me toma de la cara y su boca se acerca a la mía, es un beso lleno de furia, de deseo, de hambre. Sus manos terminan de desabotonar mi blusa y luego me quita el sostén.
Mi pecho está a su voluntad. Succiona, lame, muerde. Todo a mi alrededor me da vueltas, el placer va aumentando.
- Rafa...
- Cómo suena de bonito mi nombre saliendo de tu boca, mi fierecilla.
Él va subiendo mi falda y como puede, mueve mi panty a un lado. Yo desabrocho el cinturón de su pantalón y lo desabotono. Bajo la bragueta.
Él me detiene en ese momento y vuelve a besarme. Siento que todo el calor del momento recorre mis venas, lo deseo tanto. Quiero sentirlo entrando y saliendo de mí. Quiero que me tome tan rápido y tan violentamente.
- Ayy Rafa...
- Eres una diablilla.
- Rafa... - Chillo.
Vuelve a besarme.
En ese momento voy sintiendo como él empieza a entrar y a salir, sus movimientos son salvajes. Me gusta. Yo empiezo a moverme, buscándolo más y más.
Empiezo a gemir, mientras que él me cubre la boca con una de sus manos.
- Aquí, no, mi fierecilla. Aquí no.
Eso solo hace que quiera gritar. Que quiera mostrarle al mundo que este hombre es casi que un dios. Que me tiene a sus pies y que me está haciendo llegar al mismo cielo.
Seguimos con este tipo de danza. Su respiración roza la piel de mis senos y la sensación no puede ser más ferviente.
Poco a poco voy llegando al éxtasis. Cierro los ojos y me dejo abrasar por esa llama que él aviva con cada movimiento. Hasta que ambos explotamos y lo que era un incendio ahora es solo una brasa.
Nuestra respiración está agitada. Nuestras frentes se tocan y él vuelve a besarme. Esta vez, el beso es más delicado.
Poco a poco intentamos recuperar el aliento. Mi cuerpo descansa sobre el suyo. Siento como el corazón me late a mil por hora. Mi cuerpo es un saco de huesos que reposa sobre él. Sus manos toman mi espalda, mientras que sus pulgares dibujan pequeños círculos.
Nunca había sentido tanta pasión, peligro y ansiedad al hacerlo en un lugar público. No pensé llegar tan lejos esta noche.
- Feliz Cumpleaños, mi fierecilla. - Susurra.
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Brutal pelea en unos cines 
Las salas de cine no son el lugar más común para observar una pelea, pero ningún sitio está libre de que eso pueda suceder. Y más cuando un seis veces campeón de España de boxeo en peso pluma media en lo ocurrido. Antonio Barrul, uno de los deportistas más laureados en esta categoría, protagonizó una increíble trifulca en mitad de la proyección de la película 'Garfield'.
El lugar estaba repleto de público de todas las edades y, al parecer, un hombre comenzó a molestar al resto de presentes cuando estos le habían echado en cara que tuviera una actitud agresiva con su propia novia.
La respuesta del hombre fue amenazar a algunos y, ante eso, intervino Antonio Barrul para intentar que frenase a tiempo y la proyección pudiera continuar sin más problemas. No obstante, la tensión fue en aumento y, tal y como se ve en el vídeo difundido en redes sociales, el boxeador baja para encontrarse con el hombre, con el que discute de forma acalorada.
En un momento dado, la escena se vuelve violenta cuando ambos intentan golpearse, siendo Barrul el único que lo logra en repetidas ocasiones. Mientras el resto mira con estupor la pelea, el boxeador acaba nokeando al hombre, que se queda en el suelo.
Tras ello, Barrul vuelve a su asiento y pide disculpas a todos los espectadores que han tenido que presenciar esta escena. Uno de los hechos más sorprendentes es que mientras todo ello ocurre, y a pesar de que la proyección se para y las luces están encendidas, nadie del equipo de seguridad interviene para detener la trifulca.
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 "Pegó a su mujer y a una niña. A mí me amenazó y aunque no justifico la violencia, siento que me obligó a hacerlo. Era un maltratador y había que frenarlo"
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eldiariodelarry · 1 year
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Clases de Seducción II, parte 16: Culpa
Temporada 1
Temporada 2: Parte 1, Parte 2, Parte 3, Parte 4, Parte 5, Parte 6, Parte 7, Parte 8, Parte 9, Parte 10, Parte 11, Parte 12, Parte 13, Parte 14, Parte 15
Sebastian y Matias tomaron un móvil del ejército que los estaba esperando en el aeropuerto de Arica para transportarlos hasta el regimiento.
Olivares ya no insistía en sacarle tema de conversación a Sebastian, y él lo agradecía. Sabía que después de todo lo que habían conversado, habían llegado a tal confianza entre ambos que los silencios ya no eran incómodos.
Al llegar al regimiento, Matias se presentó como el escolta de Sebastian, y los hicieron pasar a ambos a la oficina del Capitán Guerrero.
—¿Lo hizo pasar muchas rabias, Cabo? —le preguntó el Capitán a Olivares.
—No, Capitán —respondió con sinceridad Matías—. Él sabe que cometió un error, y está arrepentido.
Sebastian levantó la ceja levemente, sorprendido por las palabras de Matias, porque claramente estaba mintiendo: de lo único que estaba arrepentido era de haberle creído a su padre.
El Capitán resopló sonoramente, en señal de incredulidad ante las palabras de Matias, y miró directamente a los ojos a Sebastian, quien ya había recuperado su semblante inexpresivo.
—¿Es cierto eso, soldado? —le preguntó directamente.
Sebastian se demoró una milésima de segundo más de lo necesario para sonar convincente.
—Si, capitán —respondió finalmente.
—Parece que el pequeño paseo no le sirvió para sacar la voz de hombre y hablar fuerte, Guerrero —comentó con sarcasmo el capitán.
—Está cansado —lo defendió Matias—, no ha dormido nada desde hace dos días, me comentó.
—Bueno, se habría evitado ese problema si no se hubiese arrancado —argumentó con lógica el Capitán—. Como sea, muchas gracias por su servicio, Cabo Olivares —agregó, a modo de cierre de la conversación para despedir a Matias, y luego se dirigió a Sebastian—. Y usted, Guerrero, vaya a las barracas a darse una ducha y a vestirse. Lo espero en la armería en cinco.
Sebastian obedeció al capitán, y salió de su oficina apurando el paso. Al cabo de unos segundos se percató que el capitán no venía detrás de él y caminó con normalidad hacia las barracas.
—Oye —Sebastian escuchó la voz de Matias acercarse a él por la espalda—. Recuerda guardar bien lo que te pasé —le dijo, dándole unas palmaditas fraternales en el hombro, mientras disimulaba la falta de aliento.
—Gracias —Sebastian no atinó a decir nada más. Estaba abrumado por la amabilidad y empatía de Matías.
Olivares le sonrió, como indicándole que era lo mínimo que podía hacer, y luego dio la media vuelta y se fue.
Sebastian dio un suspiro de alivio, al saber que no estaba totalmente solo en el mundo. Aun había gente buena que valía la pena conocer y potencialmente a futuro poder llamar amigos.
Siguió caminando hasta llegar a las barracas, donde se dirigió rápidamente al baño para lavarse la cara y mojarse el pelo, y luego se fue al dormitorio, abrió su casillero y sacó su ropa de militar, aprovechando en el momento de guardar disimuladamente el celular que le había pasado Matías, envolviéndolo con un par de calcetines limpios. Se vistió rápidamente y al salir del dormitorio para dirigirse a la armería se cruzó con Andrés, quien lo saludó con alegría.
—¿Dónde estabas? —le preguntó, dándole un abrazo.
—Fui a comprar cigarros —respondió con sarcasmo.
Andrés se rió.
—Qué bueno tenerte de vuelta —le dijo el muchacho—. ¿Llegaste con Javier? —Sebastian negó con la cabeza—. Uy, su castigo va a ser más pesado entonces.
Como si a Sebastian le hubiese hecho falta ese comentario. El recordar que su amigo probablemente no volvería, y que tenía todo un castigo por delante, por su ausencia de dos días del regimiento le hizo revolver el estómago.
—Oye, hay algo que tienes que saber —le dijo Andrés, pero Sebastian no tenía ganas de seguir con la conversación.
—Sorry, Andrés, ¿podemos hablar después?, el capitán me está esperando —le dijo Sebastian, y sin darle tiempo para responder, se alejó del lugar.
Al llegar a la armería, estaba el capitán Guerrero junto a Ortega esperándolo.
—Guerrero, llega justo a tiempo —le dijo el capitán, con sorpresa, provocándole una leve sonrisa de satisfacción a Sebastian—. Sígame.
El Capitán comenzó a caminar por el amplio terreno del regimiento, sorprendiendo a Sebastian, que pensó que lo encerrarían en la armería a contar casquillos nuevamente, como la vez anterior.
Caminaron hasta una de las torres de vigilancia, que en la base tenía una puerta de metal cerrada con un candado. El Capitán le indicó a Ortega que abriera el candado y Sebastian esperó ansioso a ver qué había dentro.
Al abrir la puerta, desde donde estaba de pie, Sebastian solo vio profunda oscuridad, hasta que Guerrero iluminó una parte del interior con su linterna.
—Bienvenido a su dormitorio —le dijo el hombre, mientras alumbraba específicamente un viejo catre metálico sin colchón ni sábanas, con solo una gruesa malla de resorte del mismo material para soportar su cuerpo.
Aparte del catre, Sebastian solo pudo divisar que tanto el suelo como la pared eran de un color gris cemento, sin pintar.
Sebastian no dijo nada, e intentó mantener una expresión seria en el rostro.
—Aquí tendrá mucho tiempo para pensar en lo que hizo —comentó Ortega, y Sebastian lo odió por eso.
Lo que menos quería era pensar en todo lo que había pasado en las últimas 48 horas, el haberse escapado, con el único propósito de ver a Rubén, el enterarse que había tenido un accidente, y ser obligado a volver sin poder saber su estado. De todas maneras, aunque no lo quisiera, sabía que iba a pensar en todo eso durante la noche.
Guerrero le hizo una seña con la mano para que Sebastian ingresara a la habitación, y él obedeció. Cruzó el umbral de la puerta intentando acostumbrar la vista para descifrar qué más había dentro, pero la oscuridad se apoderó de todo el lugar rápidamente cuando Ortega cerró la puerta, y Sebastian solo pudo escuchar el candado cerrarse al otro lado.
Caminó lentamente en dirección hacia donde estaba la cama y se quiso sentar, sobresaltándose levemente al sentir el frío metal del catre. Dio un suspiro, y decidió tratar de descifrar qué más había en esa habitación. Volvió hacia la puerta y desde ahí comentó a caminar con ambas manos apegadas a la pared a modo de guía.
El corazón le dio un vuelco cuando sintió un chirrido al llegar a una de las esquinas del lugar. “Ratas”, pensó Sebastian, con un escalofrío recorriéndole la columna, justo en el momento que sintió que algo pasó por encima de su mano derecha, caminando por la pared hacia el suelo.
Sebastian dio un salto y se alejó lo más rápido que pudo de la pared, sacudiendo las manos y tratando de ubicar el catre, donde se recostó en posición fetal y con el corazón latiéndole a mil por hora, y con lágrimas cayéndole por los ojos, las que no tardaron en desencadenar un llanto real.
Rubén despertó con un profundo dolor en la mayor parte de su cuerpo. Apenas podía mover la cabeza gracias al cuello ortopédico, el que no evitaba que le doliera, y simplemente agregaba una gran incomodidad a su estado.
Pasó una pésima noche, entre dolores y sueños raros, no pudo conciliar el sueño como habría deseado para descansar de todo lo malo que había pasado en las últimas horas.
Se levantó a duras penas y salió de su habitación hacia el comedor, donde su padre estaba tomando desayuno con Darío, quien había llegado esa misma mañana desde Santiago.
Su hermano tenía los ojos llorosos y sonrió aliviado al verlo despierto. Darío se levantó con ímpetu y le dio un largo abrazo.
—¿Estás bien, enano? —le preguntó Darío, mirando cada moretón en las zonas visibles del cuerpo de Rubén, quien asintió, y usó toda su energía para esbozar una sonrisa—. No sabes lo asustado que estuve —le dio un abrazo con suavidad.
Rubén quiso decir alguna palabra para bajarle el perfil a todo el asunto, pero sabía que no tenía cómo, y que sería un estúpido por intentar hacerlo. Simplemente trató de responder con optimismo.
—Tranquilo, que al menos a mi no me pasó nada —dijo finalmente, algo avergonzado al saber que el regalo que le había hecho su padre había quedado prácticamente inutilizable.
Rubén se fue a servir un poco de cereal con leche fría, y se percató de la expresión de Darío, que tenía una actitud de querer ayudarlo, pero tampoco quería agobiarlo con su ayuda. Al menos eso intuía Rubén, y en el fondo lo agradecía. No quería que lo vieran como alguien frágil en ese momento. Seguía siendo funcional.
Mientras comía en silencio, pensó en el sueño que había tenido la noche anterior: “Vengo por Sebastian”, la frase en boca de una voz masculina que se repitió en sus sueños durante toda la noche.
Estaba seguro que el sueño estaba condicionado por la noticia que le había entregado su padre. Le había dicho la noche anterior antes de dormir que Sebastian lo había ido a saludar para su cumpleaños, pero ya había vuelto al regimiento, según lo que había dicho el padre de su amigo.
A pesar de todo, la frase de su sueño le generaba una sensación preocupante, como si ese “vengo por” fuese una especia de búsqueda para matar.
—Voy a ir a la casa del Seba —comentó Rubén, a ninguno en particular, tras llevarse a la boca la última cucharada de cereal.
Su padre levantó la vista, pero no dijo nada para impedirlo, aunque Rubén sintió que quería hacerlo. A pesar de lo que Jorge le había dicho, Rubén esperaba que el padre de Sebastian le hubiese mentido, y que en realidad Sebastian estaba en ese momento en su dormitorio, aun indeciso si ir a verlo finalmente o no.
—¿Quieres que te acompañe? —le ofreció Jorge.
Rubén negó con la cabeza, aunque luego dudó de su respuesta, al pensar que no sabía cómo podría moverse por un trayecto tan largo con muletas. Apenas sabía cómo usarlas.
Finalmente se mantuvo firme con su respuesta. Se las ingeniaría.
Prefería ir solo, y no interactuar con Sebastian frente su padre o su hermano.
Quería mucho ver a Sebastian. Deseaba verlo con todas sus fuerzas, pero casi todas esas ganas de verlo eran para enfrentarlo, para gritarle por haberse marchado en la forma que lo hizo, por haber terminado con su amistad de toda la vida por razones estúpidas y sin sentido, y por haberlo dejado sufriendo su partida, quitándole todos los buenos pensamientos que pudo haber atesorado de no haberse marchado de esa forma.
Rubén salió de la casa en dirección al domicilio de su mejor amigo, mientras Darío lo observaba desde la reja.
Al llegar a la casa de Sebastian, después de andar a duras penas con ambas muletas, abrió la reja aparatosamente y se acercó a golpear la puerta de entrada, como hacía siempre.
—Rubén, qué sorpresa —lo saludó el padre de Sebastian, con un muy falso tono cordial.
—¿Está Sebastian? —preguntó Rubén, esbozando una sonrisa a modo de saludo.
—Sebastian está en el regimiento, en Arica —le contó el padre.
—Mi papá me dijo que estuvo aquí el otro día —desafió Rubén. No iba a aceptar que le mintiera.
—Si, estuvo aquí antenoche —admitió el hombre—, pero como se había arrancado del regimiento, lo vinieron a buscar y se lo llevaron. Ayer vino tu papá y le conté lo mismo.
Rubén sintió una impotencia enorme. Después de haber estado tan cerca de verlo y de decirle todo el rencor que había guardado por meses, Sebastian se había marchado nuevamente.
—¿Y como supieron que estaba acá? —interrogó Rubén, algo molesto.
El padre de Sebastian soltó una risita burlona y despectiva.
—Es protocolo del regimiento ir a buscar a los que se fugan a sus domicilios particulares —argumentó.
Rubén se mordió el labio por la rabia. Tenía sentido lo que había dicho el padre de Sebastian. Y realmente no tenía pinta de que estuviera mintiendo. No le daba la impresión de ser una especie de psicópata que tendría a su hijo encerrado en algún dormitorio de la casa, atado de pies y manos y con una mordaza en la boca.
—¿Y no dejó nada para mí?, ¿ningún recado? —preguntó Rubén, aferrándose a la última esperanza que le quedaba para tener algún tipo de contacto con Sebastian.
—Nada —el hombre se encogió de hombros y negó con la cabeza.
Rubén miró fijamente a los ojos al padre de Sebastian, intentando buscar alguna señal de que estaba mintiendo, pero finalmente tras largos segundos de silencio, aceptó la realidad.
—Gracias —dijo finalmente Rubén, asumiendo que su mejor amigo ya no estaba en la ciudad, y ya era imposible hablar con él.
Dio media vuelta y salió a la calle nuevamente rumbo a su casa, con una velocidad bastante imprudente para haber recién empezado a andar con muletas, lo que le provocó un tropiezo mientras iba cruzando la calle, cayendo de bruces al asfalto.
—Cresta —murmuró con rabia, tomando una de sus muletas y lanzándola con fuerza lo más lejos posible.
Le dolía todo el cuerpo y estaba ahí tirado en mitad de la calle, humillado, solo.
Se quedó tirado por largos segundos, mirando el cielo despejado, intentando vencer las ganas de llorar por la rabia. Cuando pudo dominar sus emociones se puso de pie, tomó la muleta que tenía a su lado, y con dificultad se fue a buscar la que había lanzado lejos, que se había torcido por el golpe.
Al voltear la esquina de su casa, vio a Darío que lo seguía esperando, y no le dijo nada, solo sonrió aliviado al verlo regresar en buen estado.
Felipe salió de clases al mediodía y se fue rápidamente a la clínica donde sabía que estaba internado su padre.
Tenía un profundo sentimiento de culpa después de todo lo que había pasado, el accidente de Rubén, las discusiones que habían tenido, y por último la llamada que había hecho para que fueran a detener al amigo de Sebastian, evitando por todos los medios que Rubén tuviera algún tipo de contacto con su mejor amigo.
Intentó convencerse por mucho rato que lo había hecho por el bien de su pololo. Esa persona era un total desconocido, y su presencia en el hospital donde estaba internado Rubén podría significar un riesgo para él.
Sin embargo, muy en el fondo, tenía claro que lo había hecho por celos y egoísmo. Rasgos que no eran propios de él, o al menos eso prefería creer, así que se propuso tomar las acciones necesarias para enmendar las causas que le habían provocado actuar de la forma que lo había hecho últimamente, y determinó que la principal razón era la relación con sus padres.
Tomó la micro con premura al cruzar la calle de su liceo para no darle tiempo a la posibilidad de arrepentirse.
Se bajó de la micro a dos cuadras de la clínica, porque sabía que en esa calle vendían ramos de flores, ideales para subirle el ánimo a los pacientes que permanecían ingresados en el centro de salud.
Recorrió varios puestos donde vendían flores, sin poder decidirse por ninguna. Las encontraba todas muy bonitas, ideales para llevarle a su padre, pero no era capaz de comprar alguna. Sabía que su inconsciente estaba aplazando el momento de verlo, y abriendo la posibilidad de desistir de su decisión, y sin quererlo Felipe lo estaba permitiendo.
Pero fue fuerte. Y se mantuvo firme con su decisión.
Compró un ramo de margaritas sin importarle mucho el precio, y se dirigió con determinación hacia la clínica.
Al cruzar las puertas de acceso la duda se apoderó de él al no saber dónde estaría su padre. No tenía detalles del piso, habitación o unidad en la que se encontraba. Esa pequeña duda hizo tambalear su determinación, proponiéndose ir mejor otro día, cuando supiera exactamente dónde estaba.
No.
Iba a ingresar ese mismo día, en ese mismo instante.
Se acercó al mesón de recepción, procurando mantener una actitud segura.
—Buenas tardes, ¿sabe cómo puedo encontrar la habitación de mi padre? —le preguntó a la señora al borde de la tercera edad que atendía el mesón.
—¿Cuál es el nombre de su padre? —le preguntó la mujer, con atención.
—Guillermo Ramirez —respondió Felipe.
Le pareció raro decir el nombre de su padre en voz alta, considerando que era el mismo nombre que tenía él de nacimiento. Un nombre que hace años se había prometido enterrar y olvidar.
Después de un par de tecleos en el computador que tenía la señora en el mesón, y un par de llamados telefónicos para contactarse con la unidad, le indicó a Felipe que su padre estaba en el quinto piso, ala sur, habitación 510.
Felipe agradeció la amabilidad de la señora, y caminó con paso decidido hacia las escaleras, prefiriendo esa via en lugar del ascensor porque le daría más tiempo para pensar.
Subió peldaño a peldaño, tomándose su tiempo, con la mente dándole vueltas al hecho de que estaba a punto de ver a su padre voluntariamente, después de todo lo que había pasado. Pensaba que ya había dado por olvidada a su familia, o ex familia en ese caso, que ya había cortado todo tipo de conexión con ellos a raíz de la forma en que lo habían rechazado. Pero se dio cuenta que estaba muy equivocado, inconscientemente seguía teniéndolos presente en su interior, por mucho que odiara la idea.
Llegó al quinto piso y comenzó a recorrerlo sin mucho apuro, mirando las señales al costado de cada puerta para ver qué numero de dormitorio tenía, hasta que encontró la que buscaba: 510.
Felipe se asomó al dormitorio y notó que en el interior habían dos camas separadas por una cortina plástica. En la cama que estaba más cerca de la puerta había un anciano acompañado de quien seguramente era su esposa: ambos hablaban en bajo volumen tomados de la mano, y en sus miradas conectadas entre sí se podía apreciar el infinito amor que se tenían.
La segunda cama, que estaba al otro lado de la cortina y junto a la ventana, Felipe no veía quien la ocupaba y quien se encontraba de visita, pero estaba seguro que era la cama de su padre. De hecho, no había otra alternativa, ya que era el dormitorio que le había indicado la señora del mesón.
Ingresó a la pieza, saludó a la pareja de ancianos con cortesía, y caminó con paso decidido hasta la otra cama, donde había un hombre sumamente delgado y demacrado recostado de espaldas: era su padre.
Felipe quedó impactado por el aspecto físico que mostraba su padre, y el cambio radical que había tenido desde la última vez que lo había visto hace un par de semanas. La piel del rostro le marcaba la forma del cráneo, como si ya no tuviese nada de materia grasa para darle forma al rostro.
El hombre estaba acompañado de la madre de Felipe, un hombre de lentes ópticos vestido con pantalón de tela, camisa blanca y chaleco de lana (a quien Felipe no conocía, pero suponía quién podía ser), y una mujer que usaba una blusa floreada y pantalón de color café.
—Hijo —dijo su padre al verlo, con una leve expresión de sorpresa—, viniste.
Felipe asintió con seriedad, mientras su madre se ponía de pie para acercarse a él.
El hombre desconocido se aclaró la garganta para llamar la atención.
—Mucho gusto, soy el Pastor Ortiz —se presentó el hombre—, y ella es mi esposa, Marta.
Felipe asintió serio, incómodo por la presencia de aquel hombre que se quiso presentar antes de permitirle hablar con su propia madre.
—Yo soy Felipe —dijo sin dar más detalles, y por la reacción del pastor, que se esforzó por ocultar su cara de desagrado, Felipe se dio cuenta que sabía perfectamente quien era él: el hijo homosexual.
—Marcela —dijo el pastor dirigiéndose a la madre de Felipe—, creo que, para asegurar la salvación de Guillermo, es mejor evitar el contacto con las fuentes de pecado.
—¿Qué? —preguntó molesto Felipe.
Había entendido perfectamente qué había querido decir: Él era a los ojos de ellos la fuente de pecado, que podría poner en riesgo el destino celestial de su padre si es que se atrevía a perdonarlo.
La madre de Felipe se volteó a ver a su esposo sin decir una palabra. Después de unos segundos de comunicación no verbal, la mujer se volvió a sentar en la silla contigua a la camilla sin mirar a los ojos a Felipe.
—¿Esto es en serio? —preguntó enfurecido Felipe—, ¿y quien chucha se cree que es usted para venir a decidir a quienes puede ver o no mi papá?
—Es el Pastor jefe de la Iglesia…
—Me importa un pico que sea el mismísimo Papa —Felipe interrumpió a su madre—. El viejo se está muriendo.
—Guillermo, compórtate que tenemos visitas —lo retó su madre poniéndose de pie nuevamente, refiriéndose al pastor y su esposa—. Es un sacrificio que debemos hacer por la salvación de tu padre. No puedo creer que seas tan egoísta…
Felipe estaba sin palabras. Tenía un nudo en la garganta tan fuerte que le provocaba dolor físico, y pensó que incluso podía ser visible para los demás. Miró a su padre quien le devolvía la mirada triste, pero resignado.
—¿Yo soy egoísta? —desafió a su madre con sus propias palabras—, ¿eres tan cara de raja de decirle eso al hijo que abandonaste cuando tenía quince años?
—Tu sabes que lo que insistes en hacer está mal —argumentó la mujer.
Felipe miró fugazmente al pastor, quien tenía una mueca de satisfacción en el rostro, como si se sintiera orgulloso de lo que estaban haciendo los padres de Felipe.
—¿Y tú no piensas decir nada? —le preguntó a su padre, quien simplemente se encogió de hombros.
—Hijo, no me quiero ir al infierno —se excusó el hombre.
Con esas palabras Felipe sintió como una puñalada en el pecho. No podía creer que, después de todo lo que había pasado entre ellos, y ahora con la enfermedad de su padre, siguieran prefiriendo sus creencias por sobre su propio hijo.
La situación le provocaba mucha pena, pero se obligó a no llorar, y producto de reprimir esa emoción, la furia empezó a dominar su estado de ánimo.
—Lo único que queremos es que recapacites —intervino su madre
Felipe no quiso escuchar más a su madre, y la interrumpió acercándose a su padre, evitando el bloqueo de su madre.
—Deseo de todo corazón que te vayas al infierno —le dijo a su padre, mirándolo a los ojos, lleno de furia—. Tú y todos ustedes —se dirigió a todos los presentes.
El rostro de su padre se desfiguró por la pena, mientras que su madre se llevó las manos a la boca sin poder creer lo que su hijo había dicho.
Felipe salió de la habitación con el ramo de flores en la mano, pero se devolvió casi de inmediato para entregárselo al compañero de cuarto de su padre.
—Espero le guste —le dijo al desconocido, con un tono bastante agresivo.
La anciana estiró la mano para recibir las flores.
—Muchas gracias, hijo —le dijo la mujer, con expresión de lástima, mientras que el anciano dijo lo mismo, pero apenas audible.
Felipe no dijo nada más, bajó la mirada y se marchó.
Bajó corriendo las escaleras, para alejarse de ahí lo más rápido posible. La rabia y la pena lo estaban inundando y no quería llorar ni liberar la furia con violencia.
Salió de la clínica chocando con la gente a su paso, todo con el afán de abandonar el lugar con rapidez, como si acabara de plantar una bomba y necesitara arrancar antes de que explotara.
Hizo parar la primera micro que vio pasar en la calle, y se subió sin importarle el recorrido.
Felipe pensó que era una pésima persona, y sobre todo un pésimo hijo. Desearles el infierno a sus padres era lo peor que podría haberles dicho. Se arrepintió casi de inmediato por haberlo dicho, pero la rabia fue más fuerte.
“Merezco que me pasen todas las cosas malas de mi vida” pensó. Por eso sus padres lo habían abandonado. Tuvieron buen ojo, él no era una buena persona, por mucho que había intentado ser un joven maduro y bueno, simplemente su maldad era demasiado grande para permanecer oculta, que incluso llegó a manchar su relación con Rubén.
Felipe se bajó de la micro lo más cerca posible de la casa de Rubén. Tenía que verlo. Necesitaba verlo.
Con el corazón acelerado y la respiración entrecortada, caminó más de diez cuadras hasta la casa de su pololo y gritó desde la reja para anunciar su llegada.
—Vengo a ver al Rubén —le dijo Felipe a Jorge apenas salió a abrir la puerta.
—El Rube está durmiendo —le dijo su suegro—. Y la verdad dijo que no quería ver a nadie.
Felipe se sorprendió por lo que escuchaba.
—¿En serio? —preguntó, intentando ocultar su decepción—, ¿incluso yo?
Jorge asintió.
—Necesita descansar —le explicó Jorge—, descansar de verdad, después de lo que pasó.
Felipe asintió resignado.
—¿Te puedo pedir un favor, Jorge? —le preguntó Felipe, sintiendo unas ganas incontrolables de gritar por la impotencia—. ¿Me avisas cuando Rubén esté listo para recibir visitas, para venir a verlo?
—Por supuesto Felipe —respondió su suegro.
—Y otra cosa —Jorge escuchó atento—. Dile al Ruben que lo amo.
La ultima palabra salió un poco débil, quizás por el hecho de que nunca se la había dicho a Rubén, o porque sentía que las energías de su cuerpo se estaban acabando, pero una cosa era segura: realmente lo sentía.
Felipe se dio media vuelta y comenzó a caminar resignado a su realidad. Su pololo no quería verlo, justo en el momento que más lo necesitaba. Aceptó su destino, por la culpa que sentía por haber actuado tan mal en el último tiempo. Estaba pagando todo el daño que había hecho.
Después de enterarse que Sebastian había vuelto al regimiento, Rubén se sintió aun más desganado de como ya se sentía antes.
“Me voy a acostar, estoy cansado” le había dicho a su hermano después de explicarle que no había podido ver a su mejor amigo.
Su energía solo le permitió fingir buen ánimo para su hermano y su padre, pero por eso mismo evitó mantenerse en el comedor conversando con ellos.
Se acostó en la cama mirando el cielo raso de su dormitorio, pensando en lo poco oportunos que habían sido todos los hechos ocurridos los últimos días.
Intentó convencerse que, quizás había sido para mejor: después del accidente sentía un impulso incontrolable de complacer a los demás, de mantener una fachada de optimismo y vibras positivas, producto de la culpa y vergüenza que le provocaba haber tenido el accidente. No quería mostrarse deprimido o pesimista frente a su padre o hermano, y tampoco quería hacerle sentir a su pololo que había sido su culpa.
Pero con Sebastian era distinto. Quería que supiera lo molesto que estaba con él por la forma en que se había marchado, lo mucho que había sufrido con su partida.
Cuando despertó de una siesta de un par de horas, Rubén le dijo a su padre que no quería ver a nadie. Se sentía cansado física y mentalmente por todo lo que había pasado últimamente: sus peleas con Felipe, el accidente, la pérdida del automóvil en que su padre había trabajado por años. Por eso mismo necesitaba estar solo.
—Necesito descansar bien —argumentó Rubén, y su padre sin agobiarlo a preguntas aceptó su decisión.
—Igual quiero que sepas que estamos para lo que necesites —le hizo saber su padre.
Rubén siguió acostado en su cama, soportando los dolores que seguía teniendo en todo el cuerpo, y sintiendo ansiedad cada vez que pensaba que quizás esa posición en la que estaba acostado le podría hacer quizás más daño que bien.
Sebastian escuchó la puerta del dormitorio abrirse de par en par. No había dormido prácticamente nada, escuchando demasiado cerca los chirridos de lo que pensaba eran ratas, e intentando aguantar el frío que hacía en ese lugar.
El cielo aun estaba oscuro así que supuso que aún era más temprano de las seis de la mañana.
—Soldado Guerrero, puede ir a las barracas a asearse —le indicó Ortega, de quien solo divisó su silueta.
Sebastian se levantó y sin responderle salió del lugar y se dirigió a las barracas, donde sus compañeros seguían durmiendo. Pasó al baño a lavarse las manos y la cara, y luego se fue a recostar a su antigua cama, para ver si podía recuperar algo del sueño perdido. Sin embargo, apenas apoyó la cabeza en la almohada, las bocinas comenzaron a sonar dentro del dormitorio anunciando la hora de levantarse.
Se levantó nuevamente y vio que todos sus compañeros hacían lo mismo que él, con mucho más ánimo. Miró hacia la cama de Javier, que obviamente estaba vacía, y sintió un poco de pena al recordar que no estaba ahí con él. Luego miró hacia donde dormía Simón y se dio cuenta que tampoco estaba ahí. Se preguntó qué le había pasado, y asumió que estaba en la guardia nocturna, y que se sumaría al resto en la formación de la mañana, pero no apareció.
—Tuvo un ataque de pánico, creo —le respondió Andrés cuando Rubén preguntó dónde estaba Simón.
—¿Cómo?, ¿Tuvo uno?, ¿o crees que tuvo uno? —presionó Sebastian para obtener una respuesta concreta.
—Es que nunca supimos qué pasó. Una noche le tocó hacer la guardia, como casi siempre, y al otro día ya no estaba. El capitán dijo que fue un ataque de pánico, pero en verdad varios dudan que haya sido eso.
—¿Y tú qué crees que le pasó? —Sebastian quiso saber su opinión.
—Yo creo que el Capitan nos dijo la verdad —respondió Andrés, y Sebastian pensó que su opinión era bastante predecible.
Sebastian no le preguntó a nadie más al respecto porque simplemente no tenía ganas de hablar con nadie. Sentía que todo su mundo se estaba desmoronando lentamente: estaba solo en el regimiento, con la incertidumbre del estado de salud de Rubén, y ahora con el desconocimiento de la situación de Simón. Solo esperaba que tanto Rubén, como Simón y Javier estuvieran bien y a salvo.
A pesar de todo, su preocupación por Rubén era lo principal. Sabía que había tenido un accidente automovilístico con potenciales consecuencias mortales, mientras él estaba encerrado en el regimiento.
Se escabulló hacia el dormitorio en las barracas todas las veces que pudo durante el día para revisar el celular que le había pasado Matías, en busca de algún mensaje con novedades sobre Rubén.
—Hasta que volvió La Novia Fugitiva —comentó Julio a las espaldas de Sebastian, haciendo que se sobresaltara.
Eran cerca de las seis de la tarde, y la hora de la cena se acercaba.
Sebastian se dio media vuelta y vio a Julio, Luis y Mario mirándolo desde la puerta del dormitorio, que acababan de cerrar tras ellos.
Se puso nervioso. Había evitado hablar con ellos durante todo el día porque no los soportaba: eran unos matones homofóbicos que ni siquiera se esforzaban en ocultarlo.
—¿Qué pasó?, ¿te comieron la lengua los ratones? —le preguntó Julio, buscando una respuesta, provocando las risas forzadas de sus dos amigos.
Sebastian se puso serio y no respondió, se dio media vuelta dándoles la espalda, guardó el calcetín con el celular en el fondo del casillero, y luego cerró la puerta de su casillero.
Se volvió para salir del dormitorio, pero el trío de idiotas estaba a menos de metro y medio de distancia de él, sobresaltándolo porque ni siquiera había escuchado sus pasos acercarse.
—¿Qué tenías ahí? —preguntó Mario con prepotencia.
—¿Qué te importa? —respondió Sebastian, sintiendo una breve ráfaga de euforia.
“No son más que tres pobres idiotas que hablan mucho pero no hacen nada. Perro que ladra no muerde”, se decía Sebastian en su mente.
—Esas no son formas de responder —le dijo Julio acercándose, y Sebastian aprovechó la oportunidad para evadir el contacto físico y pasó por su lado, derecho hacia la puerta—, ¿o acaso quieres terminar como la Simona?
El corazón se le detuvo a Sebastian. Las palabras de Julio indicaban que la ausencia de Simón se debía a que le habían hecho algo. La rabia se apoderó de sus impulsos, y se acercó rápidamente para enfrentar a Julio.
—¿Qué le hiciste a Simón? —le preguntó, quedando a escasos centímetros del rostro de Julio.
Los tres matones soltaron una risa burlesca.
—¿Qué crees que le hicimos? —le preguntó con sorna Luis.
—Es interesante igual lo vulnerable que queda la gente cuando se les va su guardaespaldas —comentó Mario con sarcasmo.
—Cuando los maricones se quedan sin defensores, es súper fácil sacarles la chucha, a tal nivel que son físicamente incapaces de decir qué pasó realmente —añadió Julio.
Sebastian se imaginó a Simón internado en un hospital, completamente desfigurado, imposibilitado de hablar.
El corazón se le aceleró tanto que pensó que los matones lo escucharían desde la distancia en que estaban. Su cuerpo temblaba de terror, y quedó completamente paralizado, incapaz de responder, o de siquiera aventar un golpe a alguno de los abusadores.
—Así que ten harto cuidado, princesa —continuó Julio, dándole una palmada agresiva en el trasero a Sebastian, que se mantenía inmóvil—, porque en cualquier momento te toca a ti.
Sebastian se mantuvo dándole la espalda a la puerta, escuchó cómo la abrían para salir, y el murmullo de las voces lejanas de los demás soldados entró de forma casi inmediata.
Bajó la cabeza, y miró sus manos que estaban empuñadas y le ardían. Las levantó tembloroso, mientras lágrimas de impotencia y miedo caían por su rostro. Abrió los puños y las palmas las tenía bañadas en sangre. Había presionado con tanta fuerza que se había herido con sus propias uñas.
Se dio media vuelta para mirar hacia la puerta, para comprobar que Julio, Luis y Mario ya se habían ido: efectivamente se habían marchado, y él se encontraba completamente solo.
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you-moveme-kurt · 10 months
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Glee
«Santana's apology» Part II
Septiembre de 2039
-¡Señorita!... disculpe… ¡señora!, ¡señorita!.... —gritó el señor Jenkins tratando de alcanzar a Santana que había olvidado todos los protocolos y quería pasar sin anunciarse al departamento de sus amigos.
-¿Me está hablando a mí?... —dijo dándose media vuelta mientras se apuntaba a sí misma.
-Sí señora, señorita … señora —se auto corrigió el portero mirándole el anillo de casada— todo visitante debe anunciarse… —dijo señalando hacia su área de trabajo — lo siento, es la política… usted sabe… sígame por favor —agregó señalando hacia el mesón de la conserjería, Santana blanqueó los ojos y caminó detrás de él hasta donde se suponía y debía anunciarse, decir su nombre, dirección y cualquier cosa que le pidieran.
Ell señor Jenkins rodeó el escritorio y se ubicó detrás, acto seguido se paró recto y la miró a los ojos, sonrió y le habló como si recién la hubiese visto.
-Buenas tardes, ¿a donde va?— Santana arrugó el entrecejo y se le quedó viendo un buen rato como pensando si aquello era una broma, una puesta en escena o realmente debía contestar.
-Voy… voy a ver a unos amigos, viven acá… pero no sé dónde en qué departamento…
-¿Qué clase de amigos son si no sabe donde viven?... —dijo riendo de su propio chiste, Santana lo miro fijo y seriamente— disculpe, sólo estoy bromeando, pero no puedo dejarla pasar si ni siquiera sabe cuál es el departamento a donde va, así no funciona todo aquí señorita… señora —agregó el señor Jenkins volviendo a confundirse con el estado civil de Santana.
-¿Y cómo funciona?, porque déjeme decirle Señor…, ¿ese es su nombre?, ¿el que aparece en ese “tag”?
-Por supuesto… —respondió el portero irguiéndose un poco para que se viera bien el pequeño “pin” metálico que tenía escrito su apellido en letras doradas..
-”Jenkins”... —dijo Santana leyendo— vaya que bonito… ¿es que?, ¿irlandes?
-La verdad es que…
-En realidad no me interesa, sólo necesito pasar a ver a mis amigos, decirle un par de cosas y devolverme… estoy muy ocupada tengo que volver a New Jersey y si no tomo el tren dentro de una hora, me veré en la obligación de irme en taxi lo que me costará unos cuantos dólares que no tengo, aunque sé que podría pedírselo a “Lady Hummel” que tiene y podría pagarme un auto hasta Canadá, lo vi el otro dia comprando unos zapatos extra costosos para un niño que ni siquiera los usará todos los días… — dijo Santana haciendo gestos de fastidio cada dos segundos, el señor Jenkins se le quedó viendo con cara de impacto extremo.
-¿Acaba de decir Hummel?—pregunto superando la impresión de hacia segundos— ¿es amiga del señor Kurt Hummel -Anderson?
-¡Exacto!, soy amiga de él y de Anderson, nos conocimos en secundaria e incluso vivimos juntos en Bushwick, ¿conoce Bushwick?
-No, la verdad es que yo no he salido…
-No importa, el asunto es que vivimos allí los dos más su increíblemente fastidiosa amiga, Berry, ¿la conoce? —el Señor Jenkins abrió la boca como para responder pero no pudo— podría haber sido algo inolvidable, pero como es ella, fue imposible… ya sabe… ahora por favor ,¿me dice que departamento es? —insistió Santana haciendo el ademán de seguir su camino hacia el ascensor.
-No puedo decirle señora… señorita… señora, lamentablemente no puedo dejarla pasar, luego me metería en problemas.
-¡Con un demonio hombre!, ¡acabo de darle como 50,000 datos!, ¿cómo es posible que aun no crea que ellos son mis amigos?
-Bueno…
-¡Hola señor Jenkins! — exclamó Lizzie a la distancia, le hizo una seña con la mano que tenía libre y siguió su camino hacia el ascensor el portero la saludo de vuelta y siguió la conversación, Santana se dio cuenta que conocía a la hija de sus amigos y decidió aprovechar la oportunidad.
-¡Yo lo conozco!... ¡chica!... —exclamó chasqueando los dedos para llamar su atención, Lizzie miro hacia atrás y a todos lados sin saber muy bien si era a ella a quien estaban llamando— ¡tú!, si… linda bufanda.. un poco exagerada pero siendo hija de quien eres, no puedo esperar menos…—dijo notando el pañuelo extra grande y floreado que la chica traía al cuello— ¿me conoces?, ¿verdad?... —añadió Santana señalandose a si misma mientras se acercaba a la recién llegada, Lizzie hizo un par de gestos como de confusión afirmativa susurrando un “creo que si”— ¿ve?... —dijo tomándola por los hombros y llevándola hasta donde el portero estaba— ahora, ella podrá corroborar quién soy y que en realidad le he dicho la verdad durante estos… ¿cuántos minutos han pasado? ¿58?....
-Sólo han pasado cinco minutos señora, señorita… señora…
-¡Oiga! —exclamó dando un golpe en el mesón de la recepción— juro por lo más sagrado que si vuelve a lo de señora/señorita una vez más, tomaré ese gorro y se lo pondré donde no le llega el sol… —dijo Santana ya harta de que le dijeran “señora, señorita” cada dos segundos, el señor Jenkins abrió sus ojos al máximo y se quedó petrificado como una estatua— ahora… cual era tu nombre, ¿Suzie?
-Soy Lizzie, Lizzie Anderson…
-Por supuesto… ahora Lizzie, Lizzie Anderson, ¿puedes decirle a esta persona que tu si me conoces y que yo si soy amiga de tus padres?… —dijo Santana haciendo un gesto como una venia para que Lizzie hablara.
-Si… yo la conozco, la conocí el otro día en la tienda…¡hola!… y mi Papá me contó que estudiaron juntos y que vivieron juntos también…
-¿Entonces la conoce?
-Si Señor Jenkins, la conozco…
-¿Cree que es prudente dejarla pasar? —insistió el portero sin convencerse del todo, Santana se dio media vuelta y lo miró como quien lanza 50 puñadas como mínimo.
-Lo creo Señor Jenkins, de hecho yo voy subiendo así es que…
-Perfecto… gracias Señor Jenkins… —dijo Santana colgándose del brazo de Lizzie como si fueran las mejores amigas de la vida— vaya pequeña “Lady Hummel”, si te conociera por más del cuarto de hora que hable contigo, podría decir que el otro día vi una versión muy diferente de ti… —agregó mientras esperaba el elevador.
-Será porque usted le dijo “Lady Hummel” a mi papá, lo que es un nombre bastante horrible… ¡hola!…
-Como tu bufanda… —respondió Santana sin pensar— lo siento…—agregó mientras esperaba que las puertas del elevador se abrieran.
-Esta bien, además es la verdad… —contestó Lizzie soltando una pequeña risa— y lo peor es que ni siquiera es mía… —agregó mirándose al tiempo que entraba al ascensor.
-¿Por qué la usas entonces?
-Necesito… es para ocultar algo… —respondió la chica de corrido, presionó el número trece en el tablero y se ubicó en la esquina contraria de la de Santana.
-¿Qué cosa?
-No se ofenda, pero no la conozco tan bien como para contarle que tengo un…
-¿Chupón?...
-¿¡Que!?... —exclamó de vuelta Lizzie tapándose más el cuello
-Tienes un chupón y crees que si “Lady…” perdón… crees que si Kurt te ve, se le subirán los colores y empezará a balbucear cosas en hebreo antiguo…—Lizzie quiso reír pero se guardó las ganas— lo que es normal en los padres que se olvidan que ellos también hicieron cosas cuando jóvenes… muéstrame…
-¿De qué cosas está hablando?… —preguntó Lizzie mirándola de medio lado y con los ojos entrecerrados.
-Cosas como esa… —respondió apuntándole el cuello— Hummel usaba un pañuelo pequeñito y bien gay, pero como los labios de ensueño de Anderson succionan más que una aspiradora, nunca logró ocultar nada… —Lizzie sintió que le daba algo al escuchar sobre la succión— muéstrame… —insistió, la hija de Kurt y Blaine tragó un poco de saliva y se bajó el pañuelo dejando a la vista un moretón bien redondo y púrpura en medio del cuello.
-¿Qué opina?...
-Creo que es uno bien normal y por lo tanto fácil de ocultar si sabes como… —dijo Santana deteniendo el elevador— pero jamás pasarás inadvertida frente a Hummel si usas esa bufanda —añadió mientras buscaba algo en su cartera— toma… esto te ayudará a ocultarlo como una profesional…— dijo entregando un pequeño envase de base líquida de maquillaje, Lizzie lo tomó como en cámara lenta y leyó la marca y las instrucciones— solo aplicalo, una capa delgada para que no parezca que te estás derritiendo, puedes usar esto… —añadió entregando una pequeña brocha, Lizzie la tomó pensando en lo preparada que viajaba la amiga de sus padres— aplícate un poco y luego la esparces con movimientos de vaivén… —aconsejo haciendo los movimientos respectivos con sus manos, Lizzie dio un respingo de sorpresa— las lesbianas también usamos maquillaje y por irónico que parezca, ese consejo me lo dio “lady… “ me lo dio tu papá…
-El sabe mucho en realidad… lo que es bien raro… ¡hola!... —dijo Lizzie procediendo, se acercó a una de las paredes espejadas del elevador e hizo todo lo que Santana le aconsejara— ¡vaya!… — exclamó mirandose el cuello impecable— no se ve nada…
-Te lo dije…
-Gracias señora López… —contestó Lizzie entregando los productos de vuelta.
-Quedatelo, al parecer tu..
-Chico…
-Tu chico es bien apasionado y no será la primera vez que te deje asi…
-Espero que no… —dijo Lizzie bien coqueta— gracias por salvarme Señora Lopez…
-De nada, y es Marchese…
-Gracias Señora Marchese…
-De nada… y ahora, sin querer aprovecharme, ni de que me devuelvas el favor de inmediato, ¿es posible que me lleves a ver a tus padres sin dejarme botada a medio camino?…
-La llevaré señora Marchese… —dijo Lizzie poniendo en marcha el elevador de nuevo— solo prométeme que será amable con mi Papá, cuando regresamos de la tienda se puso un poco mal y me dijo que usted era una de la pocas personas que podía arruinar su día… y no quiero que eso pase ahora…
-No te preocupes, solo pediré disculpas, fui bastante grosera con “lady…” , con Hummel y no fue justo para él, es solo que venir a New York me trae muchos recuerdos y no todos buenos… —respondió mirando la flecha por sobre la puerta que indicaba los pisos del edificio, Lizzie abrió un poco más sus ojos como pensando qué se debía preguntar más sobre esa historia o no, decidió de inmediato y mentalmente que no.
-¡Papás!... —grito Lizzie desde la entrada del departamento, a tan alto volumen que parecía y estaba ahí mismo en la sala.
-Vaya grito… —dijo Santana mirando a su alrededor— y vaya casa… — añadió haciendo un gesto como de conformidad envidiosa.
-Si, son dos plantas… ahí esta la escalera…—agregó apuntando.
-Vaya…
-¡Vengo con alguien!... —insistió Lizzie volviendo a gritar— seguro y están en la sala besándose, es super normal… aunque un poco… ya sabe... — dijo poniendo una cara como de asco mientras se quitaba el exceso de ropa y dejaba su bolso y demás cosas en el piso.
-Uf, eso será super genial de ver… —dijo Santana entornando los ojos.
-¡¿Dónde están?!… —volvió a gritar— ¡vengo con alguien que conocen!
-¿No tenías un hermano?
-Tengo dos, pero uno ya no vive aquí, y el otro aun no sale de la escuela… lleva como dos días ya el encanta estar ahí ¡hola!... usted lo conoció…
-El pequeño las gafas..
-Él… ¡Papás!...
-Aquí venimos Princesa, no es necesario… Santana… —dijo Blaine sin ocultar su sorpresa.
-Hola Anderson....
-¿Como… como estas?
-Bien… me encontré con tu hija y ella…
-Santana… —interrumpió Kurt llegando dos segundos después que su esposo.
-Ok, ¿quién más quiere decir mi nombre?… ¿nadie?… ok…
-¿Qué haces aquí?... —preguntó Kurt parándose bien cerca de su esposo como buscando protección adicional.
-También te quiero Lady… Hummel… verán… el otro dia me comporte un poco mal y siento que debo pedir disculpas por eso… —Blaine y Kurt se miraron mutuamente— y aunque en realidad fue Philippa la que me lo dijo, siento que…
-¿Ese es el nombre de tu esposa?... —pregunto Blaine sonriendo
-No Anderson, es el de mi coach emocional, ¡obvio que sí!, ¿qué te pasa?!…
-Ok… no lo sabia por eso…
-Y no tienes porque… en fin,.., aunque se que no tiene razón, creo y es importante ceder en algunas cosas, así es que básicamente es lo que estoy haciendo… lo siento “Lady Hummel”…
-Esta bien… reconozco que me sentí un poco mal, pero… llegue a casa y todo pasó… —respondió Kurt tomando la mano de esposo para luego darle una mirada enamorada, Blaine se la respondió y le dio un beso en la mano que había entrelazada con la de el, Santana fue esta vez la hizo una mueca de asco. y Lizzie rió tapándose la boca.
-Entonces… ¿me invitan a cenar?, ¿o qué?…
-Claro… —dijo Blaine luego de volver a intercambiar miradas con su esposo— solo debemos esperar que llegue Noah y podemos ir a… ¿algún lugar especial?... — pregunto mirando a Santana
-Cualquiera que no tenga que ver con Broadway… por favor… —dijo alzando sus brazos y abriéndose camino entre sus amigos para irse a la sala sin ser invitada, Kurt blanqueo los ojos, Blaine le sonrió y Lizzie la siguió pensando que este nuevo referente femenino debía si o si ser parte de su vida.
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anishfics · 3 months
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REPARTIDOR
—¿Tanto me extrañaste? —sobaba la amplía y fuerte espalda de Derek.
—Desde el primer segundo en que salí de aquí ya te estaba extrañando —aspiro la fragancia de su cuello—. Tienes una fragancia tan deliciosa.
A Stiles le gustaba la forma en la que Derek no solo le tocaba, también en como le hablaba.
—Seguro estás muy cansado por todo tu trabajo de hoy —mientras decía aquello le desabotonaba camisa—. Déjame relajarte.
Al quitársela la tiró en una de las sillas del comedor y lo condujo directo al baño. Derek al ir detrás suyo no perdía vista de las protuberancias que se formaban en la parte trasera de la bata.
Ya estando dentro, las luces estaban amenas y una fragancia le golpeaba en sus sentidos. Stiles continúo desvistiendole, primero el cinturón, luego bajó lentamente quedando frente a su entrepierna ya despierta entre los pantalones. Ahora fueron los zapatos con las medias y subió para robarle un beso, mordiendo su labio inferior
En eso Derek le quitó la bata y lo agarró del trasero, apretando un poco fuerte. Stiles descendió una mano hasta que llegó al botón del short, deslizó la corredera y estos terminaron en el piso. Ambos sintiendo la piel del otro sin ninguna prenda en medio.
Los dos eran velludos, Stiles tenía un poco en el pecho, entrepierna, nalgas y piernas, pero Derek era prácticamente un oso, su piel morena llena de pelo lo enloqueció. Un hombre así era lo que siempre le llamaba.
Stiles se separó y caminó hasta la cortina de plástico, deslizándola y haciendo una seña para que entrara con él a la ducha. Estando los dos allí Stiles abrió la llave de la regadera y las gotas de agua los bañó a ambos.
En lugar de que el agua les bajara la calentura, aumentó más. Al estar mojados el roce que cada uno tenía con el otro se sentía se sentía con fuerza. No habían parado de besarse.
Las manos de Derek eran tan ásperas aún estando mojadas y luego empezó a sentir como estas le abrían el culo para dejar su agujero al descubierto. Dejó una en su nalga derecha y con la otra llevó dos de sus dedos para frotarlos con la entrada de atrás, cosa que le hizo dar un sonoro gemido.
—Ya veo que tus pezones no son las únicas partes erógenas de tu cuerpo —y dió una fuerte nalgada, dejando la zona donde golpeó rojiza.
Más gemidos que eran acompañados de jadeos llenaron el baño, junto con los bufidos y gruñidos que soltaba Derek. Stiles le tenía agarrada la polla con su mano, subiendo y bajando con ayuda del agua y el líquido preseminal que salía de esta.
Lo estaba estimulando tan bien que aumentó su roce en el agujero de Stiles y sin que esté se diera cuenta, metió dos dedos.
—¡Hijo de puta!
Esa repentina intromisión fue todo lo que necesitó para que una corriente de placer desbordara en su cuerpo y de inmediato se corriera entre ambos, que fue limpiada por el chorro de agua que caía.
—Viéndote mal moldeable a mí no voy a poder contenerme más.
Aún estando embobado y casi sin haber escuchado del todo lo que Derek estaba diciendo, se agachó para quedar frente al grueso miembro, agarrarlo con ambas manos, escupirle y viéndolo a los ojos, meterlo en su boca.
—¡Carajo! —lo tomó del cuello y enterró más su polla—. ¡Tragatela toda!
La presión que Stiles sentía en su cabeza y la falta de aire le hicieron echarse para atrás y toser. Una espesa baba salía de sus labios, y como el agua caía en la espalda de Derek no podía llevarse nada de aquel líquido, que también caía del miembro.
—¿Qué? —preguntó con burla—. ¿No puedes con todo lo que te estoy dando?
Y como si eso fuera un reto para Stiles volvió a tomarlo y chuparlo, solo que ahora lo hacía rudo, hasta mordiendo el pellejo que cubría el glande. Derek era un hombre no circuncidado. Se metió las bolas peludas en la boca, mientras se pegaba en la cara con la polla.
—Así me gusta —le acarició la otra mejilla—. Que te comas todo lo que te estoy dando.
Unos diez minutos pasaron y Derek ya podía sentir un cosquilleo que iba desde sus bolas hasta su miembro, por lo que apartó a Stiles y se dispuso a terminar el mismo con sus propias manos. Stiles al ver eso, cerró la pluma, no quería perder nada de lo que iba a salir.
Volvió a quedar donde estaba y sacando la lengua solo se dispuso a esperar a ser bañado con la esencia de ese fuerte macho que se había ganado. Desesperado chupaba los testículos y fue cuando Derek lo cogió bruscamente del cabello, gotas de semen caían directo en la cara de Stiles, quién se soltó del agarre y se pegó cuál becerro para que todo quedará en su boca.
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suqueenaryomen · 4 months
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La escéptica teoría de los gemelos de Sukuna y Yuji
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Por qué algunas personas no creen en la teoría de los gemelos? Voy a dar algunos ejemplos de especulaciones sobre por qué es así, y si tal vez hemos malinterpretado algo sobre el símbolo o la palabra GEMELO. No todo lo que es DOBLE o VARIADO es automáticamente un GEMELO. O un doble también es doble. Casi todo el mundo tiene algo así en la vida. Alguien que se te parezca y te haga existir dos veces, pero no tiene por qué ser necesariamente tu gemelo, es alguien relacionado contigo. (Aunque también podrías llamarlo gemelo)
Lo que hace dudar a algunas personas y deja muchas preguntas sin respuesta:
1. Estamos hablando de gemelos aquí, no de hermanos que nacieron antes o después. Sino de aquellos que nacen al mismo tiempo y se parecen, es decir, gemelos! Si Sukuna y Yuji fueran realmente gemelos, entonces Yuji tendría que tener la misma edad que Sukuna. Esto significa que Yuji no es un chico de 15 años, sino en realidad un hombre mayor o adulto como Sukuna. O al revés, Sukuna tendría que tener 15 años como Yuji. (el pequeño chico perdido, Sukuna) 🤣. El mejor ejemplo sería Maki & Mai, mismo tiempo, misma edad.
2. Si Sukuna y Yuji fueran realmente gemelos, por qué Yuji tiene varios padres? Jin Itadori, Kaori Itadori y el científico de ADN + creador Kenjaku, que también es considerado al mismo tiempo como madre y padre 😅. Entonces todos ellos tendrían que ser padres o parientes de Sukuna también. Pero creo que Gege dijo una vez que no es así, o más bien que no va en esa dirección? Fue confirmado oficialmente, Sukuna no tiene esposa ni familia, etc.
3. Si Sukuna y Yuji fueran realmente gemelos, por qué Yuji tiene aún más hermanos como su hermano Choso? Entonces todos ellos también tendrían que ser hermanos reales o parientes de Sukuna. (De alguna manera todo esto es muy loco)
4. Si Sukuna y Yuji fueran gemelos, quiénes diablos son sus verdaderos padres? Lo digo en serio. Solo los padres de estos gemelos. Cara a cara, ADN a ADN, sangre a sangre, etc. (Esto vuelve loco a cualquiera) xD
5. O podría ser que todo esto esté destinado de otra manera y hemos malinterpretado el símbolo de los gemelos? Me refiero, el nombre Ryomen significa de dos caras o de dos aspectos, verdad? Se podría comparar o incluso confundir con los gemelos. Quiero decir, Sukuna puede tener varias manos, varios ojos e incluso crear varias caras si quiere. Pero eso no significa necesariamente que sea un gemelo. Simplemente puede duplicarse o es muy versátil con su cuerpo. Eso debe ser parte de su ser y su habilidad.
6. Pero entonces, por qué Sukuna dice que este chico es de aquel entonces? O de ese tiempo? Suena como un luchador de la Edad Media o como un luchador renacido como Kashimo, etc. O es esto una vez más una traducción incorrecta o un malentendido? Como ha estado pasando últimamente con frecuencia, y sin embargo, Kenjaku creó a Yuji? Aún nos preguntamos, cómo diablos. Aquí están sucediendo cosas extrañas, de verdad….
Gege tiene que explicar mucha mierda (y esto es mucha historia, incluyendo sus largas pausas). Por lo tanto, el manga no puede terminar tan rápido. De lo contrario, será muy flojo y descuidado! Pero terminará pronto, ya sea este año 2024 en pocos meses o incluso año entero si tenemos suerte. De lo contrario, las cosas se verán muy diferentes en 2025!
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myparadisemyblog · 4 months
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Mi boca… sabes que siento? Que me he quedado atrapada en la etapa oral … y no hay manera de sacarme de ahí.
Mi boca la he usado para darle besos en la suya , por supuesto , también para darle besos en los brazos y el pecho ; la he usado para recibir su pulgar y su verga también; un par de veces la he usado para lamerle los testiculos y el culo , ah , y también para lamerle los dedos de los pies mientras le hago masaje, empiezo con el dedo gordo y voy recorriendo uno a uno , si, básicamente me encanta tener en la boca todo lo que tenga forma falica, es muy placentero.
Si te cuento cómo he hecho despertar a ese hombre te mueres de envidia. No sé si me quiere de verdad como dice ni si volveré a verle pero me he asegurado de darle el placer sexual más pleno de la vida; me he encargado de que sepa que ha estado con Veronna , a la que tantas veces vio solamente por la pantalla de su celular como muchos otros. Aunque tampoco estoy segura de cuanta importancia le dé al placer sexual.
La mayoría de las veces, cuando el tiempo y la calma lo permitían le daba los buenos días así:
En cuanto me volvia consciente de que estaba despierta hundía en mis fosas nasales el olor de su sudor , me encantaba , podría decir que olía igual que el mío pero tres veces más concentrado; de igual manera con el pasar de los días juntos nuestros fluidos ya estaban mezclados , ya para el día tres o cuatro olíamos a lo mismo al despertar. En fin , él siempre dormía sobre su costado derecho , yo sobre mi izquierdo pero al despertar me giraba para cucharearlo, pegaba mi nariz al surco de su espalda desnuda, ancha y fuerte y aspiraba hasta llenar toda la capacidad de mis pulmones , si respondía con algún movimiento o alguna palabra procedía a bajar una de mis manos hasta sus nalgas , él las contraía , confirmando así que estaba despierto y receptivo , entonces avanzaba por entre sus nalgas hacia abajo hasta su sensible periné , masajeaba mientras él contraía sus nalgas en repetidas o ocasiones , escapándosele uno que otro gemido, sus gemidos me excitaban y hacia que yo también empezara a gemir , hacia que quisiera hacer más , hacían que quisiera penetrar su ano con cierta violencia como él hacía con el mío. Algunas veces lo hice solo con el dedo y sobre su ropa; otras veces me puse más profesional y hasta usaba un guante de exploración y lubricante, mostraba buena tolerancia. Y así iba creciendo la intensidad gradualmente, y su ereccion también. Cada vez gemía con mayor profundidad , hundía su cara en la almohada y cada vez empujaba con más fuerza su cuerpo contra mi dedo índice hasta que lográbamos coordinar el ritmo , yo ya no solo movía mi dedo de manera independiente , lo movía acompañado de todo mi cuerpo apretando contra el suyo, tú sabes, cómo si de verdad lo estuviera penetrando , no con un dedo.
Cuando su erección estaba a punto de estallar, se daba media vuelta buscando mi boca , rotaba mi mano junto con su cuerpo para mantener los dedos en su interior ; él se bajaba el bóxer lo necesario para liberar su pene y lo empujaba hacia mi cavidad bucal , lo recibía con calidez y dejaba que él se moviera al ritmo necesario para venirse.
Fueron mañanas divinas, en serio.
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2as2gs · 8 months
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Instrucciones a mi hijos
Jamás un conato de daros la vuelta Jamás una huida, por muchos que sean Jamás ningún miedo, y si acaso os diera, Jamás os lo noten, que no se den cuenta Jamás un “me rindo”, si no tenéis fuerzas Aunque fuese a gatas, llegad a la meta Que nadie os acuse… ¡miradme a la cara! Que nadie os acuse de dejar a medias un sueño imposible… (Si es que los hubiera) Yo no los conozco, Y mira que llevo yo sueños a cuestas Jamás, y os lo digo como una sentencia, ¡miradme a la cara! Jamás en la vida paséis por el lado de cualquier persona sin una sonrisa No hay nadie en el mundo que no la merezca Hacedle la vida más fácil, ¡miradme! A cada ser vivo que habite la tierra Jamás se os olvide que en el mundo hay guerra Por pasar de largo sin gloria ni pena delante de un hombre Y no preguntarnos qué sueño le inquieta Qué historia le empuja, Qué pena lo envuelve, Qué miedo le para, Qué madre lo tuvo, Qué abrazo le falta, Qué rabia le ronda, Qué envidia lo apresa… Jamás, y lo digo faltándome fuerzas, Si el mundo se para, Os quedéis sentados viendo la manera de que otro lo empuje Remangaos el alma, Sed palanca y rueda, Tirad de la vida vuestra y de quien sea, Que os falte camino, Perded la pelea contra los enanos No sed los primeros, Que os ganen los hombres que no tienen piernas No sabedlo todo, Dejad que contesten los que menos sepan Las manos bien grandes, Las puertas abiertas, Anchos los abrazos, fuera las fronteras Hablad un idioma claro, que se entienda Si estrecháis la mano, hacedlo con fuerza Mirando a los ojos, Dejando una huella Prestad vuestra vida, Regaladla entera Que a nadie le falte ni una gota de ella ¡Cantad! Que cantando la vida es más bella Y jamás, os hablo desde donde nazca El último soplo de vida que tenga, Jamás una huida, Por muchos que sean…
Magdalena Sánchez Blesa
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