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#crécy
illustratus · 2 years
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francepittoresque · 8 months
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26 août 1346 : bataille de Crécy opposant Édouard III d’Angleterre et Philippe VI de Valois ➽ http://bit.ly/Bataille-Crecy Trompé par un faux rapport en sortant d’Abbeville, Philippe crut que les Anglais avaient abandonné Crécy : il avait déjà fait deux lieues sur une route opposée, lorsqu’il apprit qu’Édouard gardait ses premières positions...
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from Nicolas de Crécy’s Visa Transit 1
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The Serbonne Mill near Crécy-la-Chapelle, Brie region of France
French vintage postcard
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tomoleary · 10 months
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Nicolas de Crécy
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entre-image-blog · 2 years
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Déesse grecque, Nicolas de Crécy
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hans-zirngast-autor · 2 years
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Hans Zirngast Autor | Sinnliches-Texte | Französische Rosen
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Hans Zirngast Autor | Sinnliches-Texte | Französische Rosen
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winterfable · 3 months
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Odette de Crécy y la Céfora de Botticelli
Todavía fue más importante una segunda visita que Swann hizo a Odette. Al ir aquel día a su casa, se la iba representando con la imaginación, como acostumbraba hacer siempre que tenía que verla; y aquella necesidad en que se veía para que su cara le pudiera parecer bonita, de limitarla a los pómulos frescos y rosados, a las mejillas, que a menudo tenía amarillentas y cansadas, y que salpicaban unas manchitas encarnadas, lo afligía como prueba de lo inasequible del ideal y lo mediocre de la felicidad. Aquel día lo llevaba un grabado que Odette quería ver. Estaba un poco indispuesta y lo recibió en bata de crespón de China color malva; y con una rica tela bordada que le cubría el pecho a modo de abrigo.
De pie, junto a él, dejando resbalar por sus mejillas el pelo que llevaba suelto, con una pierna doblada en actitud levemente danzarina, para poder inclinarse sin molestia hacia el grabado que estaba mirando; la cabeza inclinada, con sus grandes ojos tan cansados y ásperos si no les prestaba su brillo la animación, chocó a Swann por el parecido que ofrecía con la figura de Céfora, hija de Jetro, que hay en un fresco de la Sixtina. Swann siempre tuvo afición a buscar en los cuadros de los grandes pintores, no sólo los caracteres generales de la realidad que nos rodea, sino aquello que, por el contrario, parece menos susceptible de generalidad, es decir, los rasgos fisonómicos individuales de personas conocidas nuestras; y así, reconocía en la materia de un busto del dux Loredano, de Antonio Rizzo, los pómulos salientes, las cejas oblicuas de su cochero Rémi, con asombroso parecido; veía la nariz del señor de Palancy con colores de Ghirlandaio; y en un retrato del Tintoreto, el carrillo invadido por los primeros pelos de las patillas, la desviación de la nariz, el mirar penetrante y los párpados congestionados del doctor du Boulbon le saltaban a los ojos. Quizá, como tuvo siempre remordimientos de haber limitado su vida a las relaciones mundanas y a la conversación, veía como una especie de indulgente perdón que le concedían los grandes artistas en el hecho de que también ellos contemplaron con gusto e introdujeron en sus cuadros esas caras que prestan a su obra tan singular testimonio de realidad y de vida, un sabor moderno; o quizá era que estaba tan dominado por la frivolidad mundana, que sentía la necesidad de buscar en una obra antigua esas alusiones anticipadas, rejuvenecedoras, a nombres propios de hoy. O, por el contrario, acaso tenía bastante temperamento de artista para que aquellas características individuales le agradaran por adquirir más amplia significación, en cuanto las contemplaba libres y sueltas, en el parecido de un retrato antiguo con un original que no aspiraba a representar. Sea como fuere, y quizá porque la plenitud de impresiones que desde algún tiempo gozaba, aunque le llegó por amor de la música, acreció también su afición a la pintura, encontró un placer profundísimo y llamado a tener en su vida duradera influencia, en el parecido de Odette con la Céfora de ese Sandro di Mariano, que ya no nos gusta llamar con su popular apodo de Botticelli, desde que este nombre evoca, en lugar de la verdadera obra del artista, la idea falsa y superficial que el vulgo tiene de él. Ya no estimó la cara de Odette por la mejor o peor cualidad de sus mejillas, y por la suavidad puramente carnosa que creía Swann que iba a encontrar en ellas al tocarlas con sus labios, si alguna vez se atrevía a besarla, sino que la consideró como un ovillo de sutiles y hermosas líneas que él devanaba con la mirada, siguiendo las curvas en que se arrollaban, enlazando la cadencia de la nuca con la efusión del pelo y la flexión de los párpados, como lo haría en un retrato de ella, en que su tipo se hiciera inteligible y claro.
La miraba; en su rostro, en su cuerpo, se aparecía un fragmento del fresco de Botticelli, y ya siempre iba a buscarlo allí, ora estuviera con Odette, ora pensara en ella, y aunque no le gustaba evidentemente el fresco florentino más que por parecerse a Odette, sin embargo, este parecido la revestía a ella de mayor y más valiosa belleza. A Swann le remordió el haber desconocido por un momento el valor de un ser que el gran Sandro habría adorado, y se felicitó de que el placer que sentía al ver a Odette tuviera justificación en su propia cultura estética. Se dijo que al asociar la idea de Odette a sus ilusiones de dicha, no se resignaba por falta de otra mejor a una cosa tan imperfecta como hasta entonces creyera, puesto que en ella encerraba su más refinado gusto artístico. Olvidábase de que no por eso era Odette mujer más conforme a su deseo, porque precisamente su deseo siempre estuvo orientado en dirección opuesta a sus aficiones estéticas. Aquellas dos palabras, obra florentina., hicieron a Swann un gran favor. Ellas abrieron para Odette, como un título nobiliario, las puertas de un mundo de sueños, que hasta entonces le estaba cerrado, y donde se revistió de nobleza. Y mientras que la visión puramente camal que hasta entonces tuviera de aquella mujer, al renovar perpetuamente sus dudas sobre la calidad de su rostro y de su cuerpo, de su total belleza, debilitaban su amor a ella, se disiparon esas dudas y se afirmó aquel amor cuando tuvo por base los datos de una estética concreta, sin contar con que el beso y la Posesión, que parecían cosas naturales y mediocres, si eran don de una carne marchita, cuando eran corona que remataba la contemplación de una obra de museo, debían ser placer sobrenatural y delicioso.
Y cuando se inclinaba a lamentar que hacía meses no tenía más ocupación que ver a Odette, decíase que era cosa lógica dedicar mucho tiempo a una inestimable obra maestra, fundida por esta vez en material distinto, y particularmente sabroso, en un rarísimo ejemplar que él contemplaba ya con humildad, espiritualismo y desinterés de artista, ya con orgullo, egoísmo y sensualidad de coleccionista.
Colocó, encima de su mesa de trabajo, una reproducción de la Céfora, como si fuera una fotografía de Odette. Admiraba los ojos grandes, el rostro delicado, donde se adivinaba la imperfección del cutis, los maravillosos bucles en que caía el pelo por las cansadas mejillas, y adaptando lo que hasta entonces le parecía hermoso de modo estético a la idea de una mujer de verdad, lo transformaba en méritos físicos que se felicitaba de encontrar todos juntos en un ser que podía ser suyo. Esa vaga simpatía que nos atrae hacia la obra maestra que estamos mirando, ahora que él conocía el original de carne de la Céfora, se convertía en deseo, que suplía al que no supo inspirarle al principio el cuerpo de Odette. Cuando se estaba mucho rato mirando al Botticelli, pensaba luego en el Botticelli suyo, que le parecía aún más hermoso, y al apretar contra el pecho la fotografía de Céfora, se le figuraba que abrazaba a Odette.
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--Marcel Proust en "En busca del tiempo perdido. Por el camino de Swann"
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antikien · 4 months
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yılbaşı şeysi vol: LIII
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curtvilescomic · 7 months
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mitjalovse · 2 years
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These discussions I have on French electronic music from the 90's on mentioned a set of superstars many of these scenes tend to contain as one can assume, though – who can be counted among the pioneers there? French touch – that is the moniker for these players, apparently – has been, somehow, established by Étienne de Crécy. Mind you, I am unsure this might be the correct answer, but I would give him the edge thanks to him being one of those who noticed a certain confluences of parameters that appeared during the 90's in France. Of course, he jobbed as a music veteran by the time he observed this, yet these types usually find such motions early on. Thus, his debut introduces us to the sounds his compatriots developed later on.
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illustratus · 2 years
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John the Blind falls at the Battle of Crécy
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francepittoresque · 2 years
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26 août 1346 : bataille de Crécy opposant Édouard III d’Angleterre et Philippe VI de Valois ➽ https://bit.ly/2yzEDx7 Trompé par un faux rapport en sortant d’Abbeville, Philippe crut que les Anglais avaient abandonné Crécy : il avait déjà fait deux lieues sur une route opposée, lorsqu’il apprit qu’Édouard gardait ses premières positions...
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from Nicolas de Crécy’s Visa Transit 1
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Painting about Crécy-la-Chapelle, Brie region of France
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resonai · 1 year
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The studio of Etienne de Crécy
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