"Pobre amor el que de pensamientos se alimenta"
Rayuela, Cortazar
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Irse de vez en cuando
Está bien irse de vez en cuando. No tiene nada de malo irse cuando uno siente que no está avanzando. Está bien irse por un rato. Emanciparse de la rutina y contemplarse a sí mismo en otro café, otro clima, otras páginas no escritas. Perderse en otra ciudad probando nuevas cervezas. Si uno aprende a ver que las casualidades son lo menos casual que nos ocurre no dudaría de las señales. La soledad también es una agradable compañera que nos enseña la mejor canción que habita en nuestros suspiros. Está bien irse de vez en cuando y respirar el aire de otros parques, deambular entre bazares de libros, escuchar las historias de los que viven de sus recuerdos y escribir lo que se sueña para ver si la valentía seduce a la suerte. Está bien irse por un rato para tener una visión distinta desde otra ventana de las mismas estrellas.
Yo aún, no aprendo a quedarme donde mismo, por eso me digo que, está bien irse por un rato.
¿Cómo volverse mochilero? Quetzal Noah
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He cometido el peor de los pecados
que un hombre puede cometer. No he sido
feliz. Que los glaciares del olvido
me arrastren y me pierdan, despiadados.
Mis padres me engendraron para el juego
arriesgado y hermoso de la vida,
para la tierra, el agua, el aire, el fuego.
Los defraudé. No fui feliz. Cumplida
no fue su joven voluntad. Mi mente
se aplicó a las simétricas porfías
del arte, que entreteje naderías.
Me legaron valor. No fui valiente.
No me abandona. Siempre está a mi lado
La sombra de haber sido un desdichado.
El remordimiento, por Jorge Luis Borges.
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"Rayuela", de Julio Cortazar en la #LíneaD
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“Amor mío, no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invitas a saltar y no puedo dar el salto, porque en lo más profundo de la posesión no estás en mí, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa, hay horas en que me atormenta que me ames...”
(J. Cortázar, Rayuela cap 93)
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Only one thing will ever be in common, your crying when you read this and mine now that I write it."
Julio Cortázar
Cortázar de la A a la Z
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Rayuela, Julio Cortázar
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(…) desconcertado y arisco en la ciudad donde el amor se llama con todos los nombres de todas las calles, de todas las casas, de todos los pisos, de todas las habitaciones, de todas las camas, de todos los sueños, de todos los olvidos o los recuerdos. Amor mío, no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estas del otro lado, ahí donde me invitas a saltar y no puedo dar el salto, porque en lo mas profundo de la posesión no estas en mí, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa, hay horas en que me atormenta que me ames (cómo te gusta usar el verbo amar, con qué cursilería lo vas dejando caer sobre los platos y las sábanas y los autobuses), me atormenta tu amor que no me sirve de puente porque un puente no se sostiene de un solo lado, jamás Wright ni Le Corbusier van a hacer un puente sostenido de un solo lado, y no me mires con esos ojos de pájaro, para vos la operación del amor es tan sencilla, te curarás antes que yo y eso que me querés como yo no te quiero. Claro que te curarás, porque vivís en la salud, después de mí será cualquier otro, eso se cambia como los corpiños.
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UNA CARTA DE AMOR
Todo lo que de vos quisiera
es tan poco en el fondo
porque en el fondo es todo,
como un perro que pasa, una colina,
esas cosas de nada, cotidianas,
espiga y cabellera y dos terrones,
el olor de tu cuerpo,
lo que decís de cualquier cosa,
conmigo o contra mía,
todo eso es tan poco,
yo lo quiero de vos porque te quiero.
Que mires más allá de mí,
que me ames con violenta prescindencia
del mañana, que el grito
de tu entrega se estrelle
en la cara de un jefe de oficina,
y que el placer que juntos inventamos
sea otro signo de la libertad.
Julio Cortázar
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Hay horas en que me atormenta que me ames (cómo te gusta usar el verbo amar, con qué cursilería lo vas dejando caer sobre los platos y las sábanas y los autobuses), me atormenta tu amor que no me sirve de puente porque un puente no se sostiene de un solo lado.
- Julio Cortázar
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Aşk seçim şansı vermez, o sizi seçer. Bir gün onsuz yaşamaya tahammül edemeyeceğinizi fark edersiniz, o yanınızdayken sonra gideceğini düşünürsünüz ve sanki o öpücük zamanı durduracakmış ya da onunla daha fazla zaman geçirmenizi sağlayacakmış gibi onu tutkuyla öpersiniz.
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Lo improbable de volver a encontrar a una persona que te cautivó en cierto momento, sólo podría significar que hay una historia pendiente entre ambos por vivir.
¿Cómo volverse mochilero? Quetzal Noah
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«Qué frío bárbaro hace», se dijo Oliveira que creía en la eficacia de la autosugestión. El sudor le chorreaba desde el pelo a los ojos, era imposible sostener un clavo con la torcedura hacia arriba porque el menor golpe del martillo lo hacía resbalar en los dedos empapados (de frío) y el clavo volvía a pellizcarlo y a amoratarle (de frío) los dedos. Para peor el sol empezaba a dar de lleno en la pieza (era la luna sobre las estepas cubiertas de nieve, y él silbaba para azuzar a los caballos que impulsaban su tarantás), a las tres no quedaría un solo rincón sin nieve, se iba a helar lentamente hasta que lo ganara la somnolencia tan bien descrita y hasta provocada en los relatos eslavos, y su cuerpo quedara sepultado en la blancura homicida de las lívidas flores del espacio. Estaba bien eso: las lívidas flores del espacio. En ese mismo
momento se pegó un martillazo de lleno en el dedo pulgar. El frío que lo invadió fue tan intenso que tuvo que revolcarse en el suelo para luchar contra la rigidez de la congelación. Cuando por fin consiguió sentarse, sacudiendo la mano en todas direcciones, estaba empapado de pies a cabeza, probablemente de nieve derretida o de esa ligera llovizna que alterna con las lívidas flores del espacio y refresca la piel de los lobos.
Rayuela (Cortázar; 1963)
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"Las armas secretas", de Julio Cortazar
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