‘Ground’
Dan Hillier (1973 - 2024)
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Milton Meca, "El adiós y el olvido".
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"Ojalá nunca hayas leído nada de lo que te he escrito, porque me destrozaría saber que a pesar de eso no me has buscado..."
-Mario Benedetti
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JANE BIRKIN en el apartamento de París que compartía con Serge Gainsbourg, 1970
(Foto: ©Joseph McKeown/Getty Images.)
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Our nothing.
Eres todo lo que quiero y de eso no hay duda, pero ya no puedo esperar más tiempo por ti. Tienes tus razones para no buscarme, lo sé muy bien, pero yo ya no tengo motivos para quedarme y estar a la espera de que algo suceda.
Volví una vez más y nuevamente te mostré mi amor, pero no me culpes, pues aún quedaba un pedazo de esperanza en mi corazón, pero esta se desvaneció al ver que nada había cambiado.
He cumplido un año más, e inevitablemente cada vez soy más adulta. Necesito apostarle a lo seguro, porque ya me cansé de los romances adolescentes que siempre están cargados de ilusión pero nunca de seguridad.
Y tú, amor mío, nunca me diste seguridad, nunca me diste algo a lo cuál aferrarme. No te pude conocer en realidad, ni tú a mí. Nunca pude sostener tu mano, ni sentir la calidez de tus labios, y tú nunca pudiste sentir mis caricias en tu piel. No hubieron noches en donde habláramos por horas diversos temas en donde pudiéramos sumergirnos en la mente del otro. No, no hubo nada de eso, porque en realidad nunca hubo nada.
Es absurdo explicar el porqué me voy cuando las razones son muy obvias, sin embargo, aquí dejo esta carta de despedida, con el fin de darle cierre a este capítulo confuso y tormentoso de mi vida.
Euphoria.
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Adiós: una insuperable despedida
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Nunca es fácil decir adiós. En ningún contexto y bajo ninguna circunstancia es sencillo despedirse. Pero siento, desde lo más íntimo, que decirte adiós a ti ha sido hasta hoy lo más complicado, duro y difícil en todas sus profundidades.
Fue un adiós anunciado, pero nunca esperado. Pues imaginarlo siquiera se sentía como una alta traición a tu vida, tus enseñanzas y tu amor.
No estaba preparado para tu partida, ni en aquel momento ni ahora, y en definitiva, nunca lo estaré. Sin embargo, sucedió, y aquí estoy, tratando de asimilar tu despedida, de no sucumbir ante tu ausencia y aferrándome a nuestra fe, de un reencuentro en un futuro sublime.
Hoy, se cumplen cuatro años, pero en definitiva, siento que fue ayer.
Decirte adiós, siempre será ese sentimiento insuperable que me acompañará el resto de mi vida.
Te echo de menos mi viejito, mi padre; mi todo.
— Confesión Poética 53 || @jorgema
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