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#De Noche En Las Ruinas
gothmusiclatinamerica · 10 months
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"Sin Reflejo" by Lima, Peru-based goth and post-punk act Something Obscura off of 2022 album De Noche En Las Ruinas
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somos-deseos · 3 months
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Quiero que sepas que aún rota, reflejo las luces y embellezco las noches de quienes pueden verme. Mis pedazos rotos son cada uno de los que pensé que eran tan importantes, pero tan importantes, y hoy ni siquiera están aquí. Con mis pedazos sueltos, no encajaba con sus necesidades, o mi mente diferente y desapegada les hacía tener miedo, les hacía alejarse. Incluso cuando lo necesitaba, me encontré teniendo que reorganizar los fragmentos. Entre cortes y pegamentos, capas y protecciones, construí algo más allá de las visiones de otras personas, dándome sólo lo que quiero que vean. Los recuerdos todavía me causan miedo de dejar entrar a alguien y simplemente saquear lo poco que conservaba de la cordura que alguna vez tuve. Miedo a que se vayan dejándome en llamas y ruina. Reflejo el brillo de las luces lilas del exterior, pero me mantengo a salvo entre las paredes irregulares. Las grietas ya no me molestan, son parte de lo que me hace única, de lo que me hace más fuerte. Lo reconstruyo como una fortaleza, aunque de noche sea como un globo espejado camuflado entre hermosas luces, viviendo de la única compañía en la que confío: La mía.
- Seguen Oríah // Fragmentos de mí.
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caostalgia · 9 months
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A mí, me comen las ansias de aventurarme y arriesgarlo todo de una vez; como si fuera la última apuesta de la noche... Tal vez, fanfarroneando y alardeando que llevo el as bajo la manga aunque definitivamente no sea así. Autoproclamarme vencedora sin que se hayan tirado los dados me deja con el alma en suspenso y empieza el hervor de mi sangre ante la osadía de perderlo todo. ¡Pero, qué más da! No será la primera vez que quede en ruinas, ¿cierto?
Y es que si eres tú, yo feliz de la vida de haberlo intentado todo, amor. Que será bonito hacernos felices.
Te prometo que cuando despiertes a mi lado y que te preocupes por las comidas que salto porque me da la gana, te daré muchos besos y prepararemos algo juntos; haremos que la cama nos suplique dejarla descansar y llevaremos las cuentas a fin de mes. Si eres tú, te enseñaré que la vida no es de esperar nada y hacerlo todo.
No lo necesito, pero lo quiero... Contigo jugármelo todo vale el riesgo, lo juro, precioso.
-Cinthyacabalga
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sinfonia-relativa · 5 months
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Los meses han pasado , me he curado mucho de ti al no verte , he sanado mucho del desastre que dejaste en mi , he limpiado los escombros , he barrido el polvo de mis ruinas y poco a poco he ido reconstruyendo esas partes de mí que dejaste en total destrucción. Los meses han pasado , algunas noches te he llorado , te he dedicado textos que no leerás , como por ejemplo este , lo hago no por que crea que me leerás , lo hago para desahogarme de ti. Los meses han pasado , algunos besos nuevos he sentido y alguna que otra ilusión he tenido , ya que tomé la decisión de permitirme vivir sin ti. En tantos meses no he podido borrar muchas de las cosas con las que me traumaste , ni tampoco he podido dejar de extrañarte cuando quiero hablarte de algo y recuerdo que ya no cuento contigo. Los meses han pasado , la vida continúa su curso , su rumbo , algunos días te he odiado , otros he vuelto a amarte. Algunos días quiero verte y abrazarte y otros he deseado no volver a verte. El tiempo que te di con tanta devoción , paso , así como paso también el amor que alguna vez tanto me unió a ti. Los meses han pasado , he cambiado tanto en estos , me he transformado y crecido y hasta he tenido ganas de que veas como soy ahora, más luego recuerdo que no se puede regresar a donde la vida te obligo a irte en primer lugar. Los meses pasan , ya pronto serán los años los que pasarán , no sé qué sucederá , lo que si se con certeza es que nunca te olvidare , te he de recordar como mi peor amor , como mi mejor amigo, por que así de contrario e irónico fuiste y siempre serás en tu cambiante corazón.
Moongirl
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love-letters-blog · 2 months
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Si buscas la perfección en mi;
aquí solo encontrarás ruinas,
una mujer rota con un alma solitaria,
pero con el alma en llamas,
aun después de haber sido golpeada.
Aquí solo encontrarás a una mujer que ama demasiado,
se entrega y siente demasiado,
una mujer tormenta que se vuelve calma en unos brazos que le brindan protección y amor,
una mujer que a pesar de todo,
aun sabe amar con el corazón.
Aquí hay penas,
lágrimas,
condenas,
pero si te quedas te sabré amar sin límites,
sin cadenas.
Aquí,
hay amor y lealtad de sobra,
hay una mujer libre y soñadora.
Dicen que, “las mujeres más golpeadas por la vida son las que más saben amar y por eso las lastiman";
aun así nunca pierdo la esperanza de encontrar quien me ame intensamente y sin medida.
Si buscas quedarte,
aquí solo encontrarás muchas caricias,
besos,
café y poesía,
infinitas noches de pasión,
madrugadas de sexo y tardes de locura compartidas.
—-☮️
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huellas-poeticas · 8 months
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Estas ruinas que una vez fueron carne y voz
están hoy abandonadas a nuestro cuidado
somos los responsables de su eternidad
Después de cocinar el adobe
llegó la alegría de los muros
y el aliento de las ventanas
caía la tarde
como por la cuchara resbala la miel
atardecía despacio
dándonos tiempo para entender la noche
descendían las horas
en la desnudez del aire
el viento aromaba las sombras
caída la tarde
el miedo no tenía nombre.
Guadalupe Grande
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notasdelcora · 2 months
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Hay personas que pueden compararse con un huracán que pasa arrasando con todo lo que esté a su pasó dejando en ruinas aquel lugar. 🌏⛈️Así fuiste tu. Llegaste a mi vida☄️🌒. La destruiste por completo, dejando todo mi corazón en ruinas.🔥❤️‍🩹🥀
❤️‍🩹🥀Aún recojo los escombros de lo que fue mi corazón y aún no logro repararlo de todo lo que vivió en tus manos. Y crees que puedes llegar como si nada victimizandote, culpando me ami por no saber olvidar y perdónar. 🌄❤️‍🩹
No hubo noche día hora que no preguntará qué hice mal.. porque nada de lo que hacía fue suficiente para ti. Pedí perdón al cielo porque sentía que a lo mejor no di más de mi, que tuve que dar más💔🥺
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coolpizzazonkplaid · 1 month
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La heredera del Infierno
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El pueblo y el restaurante
La niña de cuatro años vio dos cuerpos en el suelo y la sangre cubriendo todo el suelo manchándole las pantuflas. No supo cómo después llegó a la comisaría e intentaban sacarle respuestas a algo que ella no sabía. Luego la llevaron a un edificio donde un señor la dejó en una habitación repleta de otros niños.
Todos ellos la miraban con ojos curiosos a la nueva del hogar, pero al darse cuenta que era un horario muy tarde prefirieron volver a sus pacíficos sueños. La pequeña lloró toda la noche preguntando por sus padres, pero ningún adulto le dio respuestas. Después de tanto llorar durmió, creyendo que fue solo una pesadilla, esperando a que sus padres estuvieran entre los vivos… no fue un sueño, sino una realidad.
Paso un tiempo y la niña creció apartándose de los demás pequeños que eran crueles con ella por tener los ojos de diferentes color. Se ocultó en las sombras, sumergiéndose en los libros y pocos peluches que conservaba como consuelo tras la pérdida de sus padres.
Fue un día cualquiera, cuando una niña pelirroja de ojos cafés comenzó a hablarle y la pequeña de ojos heterocromáticos le siguió la conversación desconfiada. Quizás era una trampa para que los demás niños se burlaran de sus gustos o sus penas, pero la pequeña de cabello rojo pareció no ser de los que menospreciaban el aspecto físico de las personas.
–Sos muy divertida y agradable ¿Cómo te llamas? –la niña pelirroja se acercó al rostro de la otra– ¡Que ojos tan fantásticos! ¿Uno puede descifrar la verdad o tiene algún superpoder?
–Me llamo Adelina Acosta –dijo con cierta desconfianza y la cara de la pequeña se ocultó detrás del libro– y ninguno de mis ojos tiene poderes, simplemente son así por nacimiento.
–Oh... que mal –el tono de la niña pelirroja de desilusión cambió drásticamente– Soy Daniela Ramoter ¿Qué estas leyendo? Amo leer.
Adelina despertó con el suave sonido del agua, la cabeza dándole vueltas y el lado derecho de su cuerpo agonizando. El río por el que había caído, la arrastró hacia una pequeña orilla repleta pasto y rocas molestas. Se arrastró hacia la orilla con el peso de su mochila repleta de agua y objetos como si fueran rocas y por el cansancio la quitó de su espalda.
El alivio y el mareo la inundaron. Las náuseas no tardaron en aparecer y Adelina buscó un árbol donde vomitó todo lo que su estómago no pudo digerir. No se había percatado de que su pierna y vientre le dolían hasta después de sacar todo.
Volvió con paso adolorido hacia donde estaba la mochila y tomó los primeros auxilios. Se despojó de todo el equipo de invierno, el calor la estaba asfixiando. Observó el lado derecho de su cuerpo percatándose de la sangre que emanaba y recordó lo que la daga le había hecho. Tatuajes. Todo su brazo y una parte de su abdomen estaba tatuado con la anatomía del esqueleto. Luego miró su pierna y vientre malheridos, el líquido carmesí comenzaba a generarle costras en la piel. Con delicadeza limpió la sangre seca para después ponerles alcohol y cubrió con gazas tanto las heridas de su combate como las del tatuaje. Las heridas necesitaban ser tratadas rápidamente.
De pronto, otro pensamiento la invadió. La investigación. Con pánico buscó la grabadora y la cámara. Los objetos se encontraron en un buen estado por las bolsas de plástico que Adelina siempre llevaba para proteger sus pertenencias. Buscó el mapa que había hallado en las ruinas y para su alivio no mostraba signos de daño. Por último y con temor, buscó la daga nórdica, pero esta vez usó los guantes de invierno para evitar alguna herida por culpa del arma. Al sentir que sus dedos tocaron el objeto maldito, el alivio y el terror la invadieron. Miedo a esa arma extraña y lo que le había hecho.
Necesitaba cuanto antes llegar a un poblado y contactar con Mariano. El mareo por las alucinaciones y las heridas comenzaban a cobrarle factura a Adelina, al igual que el cansancio por la lucha con el tal Smoke y su caída por la cascada.
Rápidamente tomo sus pertenencias y avanzó río abajo con la esperanza de encontrar un poblado en medio de bosques y colina. La caminata fue lenta, su pierna y vientre apuñalados hicieron que la chica rengueara y le dificulpaba aún más las rocas esparcidas y camufladas en la hierba. Sus extremidades comenzaron a pesarle después de tanto caminar y era casi de noche cuando vio humo a lo lejos.
Adelina siguió avanzando esperanzada y al poco tiempo llegó a una aldea pequeña y pacífica. Campesinos preparándose para descansar y otros dirigiéndose a un restaurante, algunos animales parados en la puerta expectantes en la puerta del local. El barullo del lugar y el olor a comida atrajo a Adelina. No comió nada durante mucho tiempo y su estómago rugió ante el olor de la carne y las especias.
Al lado del establecimiento había una posadera en la que se acercó. Hubo algunos curiosos que la miraron, otros ni se percataron de una chica extrajera, desaliñada, golpeada, mojada de pies a cabeza y rengueando. Entró a la posadera y esperó a que alguien la atendiera. Apareció el dueño y la miró con mala cara.
–No aceptamos vagabundos.
–No lo soy –dijo Adelina y puso una buena cara–. Me perdí de mi grupo de escalada y acabé aquí por accidente.
El hombre siguió juzgándola con su mirada. Parecía no creerle por todos los vendajes que tenía en su cuerpo y su rostro con moretones.
– ¿Y las heridas?
–Caí por una colina de los alrededores, fue como caer de una cascada en medio de una montaña.
Adelina sacó su mejor sonrisa inocente y buscó en su mochila algo de efectivo para darle al hombre. Le dio a la chica una llave con el número de su habitación y la muchacha pidió amablemente si podría darle algunas gazas y medicamentos para las heridas. El hombre prometió entregárselo en cuanto estuviera en sus aposentos.
Adelina caminó a la habitación y cerró la puerta. Una vez dentro, toda la adrenalina se esfumó y sus piernas se convirtieron en plomo, pero antes tenía que tratar con mayor cuidado todo su lado derecho, pierna y vientre. El tatuaje le dolía a horrores y sentía que su brazo dejó de funcionar.
Soltó la mochila con un sonido sordo en el suelo, tuvo el impulso de tirarse al colchón para no despertar jamás y olvidar a los Lin Kuei y los sueños macabros. Pasaron unos minutos en los que Adelina desempacó todas sus pertenencias cuando tocaron la puerta, el posadero le había traído los materiales. Tras un gracias y otra mirada juzgona del hombre, la muchacha se dirigió al baño para quitarse la suciedad.
El agua caliente hizo que los músculos adoloridos de la joven se relajaran y a la vez le provocaron molestias en las heridas abiertas. Se mojó el cabello negro sucio de tierra y pasó jabón por todo su cuerpo, masajeándose las áreas que más le dolían. Luego quitó las costras de las heridas y los tatuajes y salió de la ducha más relajada. El cabello de Adelina comenzó a ondularse tras cepillarlo, mientras sus ojos heterocromáticos reflejaban su cuerpo magullado en el pequeño espejo. Se puso ropa limpia para ocultar los vendajes nuevos, lamentándose no poder cubrir los raspones y moretones hechos en el rostro y salió a comer.
El olor a comida le invadió las fosas nasales y se le hizo agua a la boca ante diversos platos humeantes de carne, fideos y verduras. Gente sentada en todos lados hablando y riendo sin parar, también bebían como si no hubiera un mañana. La chica se sentó en una mesa para uno y tuvo algunas miradas entre la multitud. Esperó a que una camarera la atendiera y en ese instante apareció una anciana con un rodete en su cabello canoso entregándole el menú con una mirada curiosa al ver los golpes del rostro de la joven. Lo aceptó con gusto e intentó leer la carta, le costó un poco ya que todavía le dificultaba el chino. Acabó pidiendo costillas agridulces y arroz tres delicias.
En un momento, la anciana recibió a dos muchachos con sombreros y por el modo en el que les hablaba quizás fuera su madre o tía, les preparó una mesa y el dúo se acomodó. La señora se alejó, Adelina esperó pacientemente y para matar el tiempo divagó sobre la daga nórdica y el por qué había runas nórdicas en un monasterio chino. No se había percatado de que la anciana llegó con su cena y luego de disculparse y sacar el cuaderno, Adelina devoró la comida.
El sabor a carne de cerdo y el arroz se apropiaron de su paladar y no pudo haberse sentido más feliz. El hambre la estaba volviendo loca, no había comido desde que se fue de Buenos Aires ni cuando llegó a las montañas y su estómago había estado rugiendo desde su caída de las cataratas. Después de dejar limpio los platos quiso pedirse una segunda ronda, pero prefirió cuidar lo poco del dinero que tenía. Adelina pidió la cuenta y tras pagarle a la señora y darle las gracias regresó a la posada, ocultándose en su habitación.
En las cuatro paredes, quitó de las bolsas de plástico ya casi secas a la radio. Se hallaba seca y sin ningún tipo de problemas y eso alivió bastante a Adelina. Tenía más posibilidades de comunicarse con Mariano y que la pudiera buscar lo antes posible.
Buscó la frecuencia correcta para ver si su amigo recibía la se��al y tras varios minutos parecía que había encontrado la indicada. Hubo un poco de interferencia, pero esperaba que no le fuera problema para su llamada.
–¿Mariano? ¿Estás ahí? –se escuchó interferencia–. ¿Mariano? Soy Adelina, necesito que me pases a buscar.
Una vez más los ruidos de la radio se apropiaron del cuarto de la joven. Siguió probando varias veces más hasta frustarse. No sabía en que parte de China se encontraba concretamente y necesitaba volver cuanto antes a Buenos Aires.
–¿Adelina? –La voz de Mariano adormilada se escuchó en la radio.
La alegría se apoderó de la joven y con una sonrisa le contestó.
–Mariano, soy yo. Ade. –la chica no supo cuántas emociones la invadieron–. ¿Cuántos días hace que me fui? ¿Podes ubicarme?
–¿Tenes idea de la hora que es?
–Sinceramente no.
–Las ocho de la mañana de un domingo.
La risa de la muchacha salió repentinamente. Mariano odiaba que lo despertaran temprano a menos que él lo quisiera.
–Aquí es de noche deben ser las nueve o diez creo.
–¿Qué querés de mí a las ocho de la mañana de un domingo? Un puto domingo me tenías que despertar.
–Quiero que me pases a buscar lo más rápido que puedas.
–¿Me estas jodiendo verdad? –dijo el chico indignado.
–Nop. –Adelina tomó una pequeña exhalación–. Descubrí cosas bastantes fuertes en Arctika y casi me mata un boludo con barbijo.
–¿Barbijo?
–No miento.
–Está bien, pero no me voy a levantar ahora mismo –Mariano comenzó a bostezar mientras hablaba–. Tengo sueño así que calcúlate que en unas horitas me voy a despertar y prepararme para ir al hangar.
–Me sirve para que yo duerma.
–Pásame tus coordenadas que ya veo que puedo hacer por vos.
La chica buscó entre sus cosas un pequeño GPS que compartía con Mariano en caso de emergencias como la que estaba ahora. Activó el aparato y esperó una respuesta.
–Perfecto, ya lo recibí. Anda para el sur que ahí tengo un conocido que te puede hospedar hasta que yo vaya para China. –Volvió a soltar otro bostezo– Es como media hora en caminata.
–No hay problema. Después de que haya dormido voy para ver a tu amigo. Quiero que también traigas primeros auxilios y todo lo que tengas de medicina.
–¿Para qué necesitas eso?
–Porque me pelee con el boludo del barbijo y me lastimó. Por eso. –antes de cortar recordó a su amiga–. Ah, quiero que también le avises a Dan-Dan de cómo me encuentro.
–Está bien ¿Algo más?
–No, nada más por el momento.
Se despidieron y apagó la radio. El cansancio tomó su cuerpo y los párpados se volvieron peso muerto, tratando de llevarla al mundo de los sueños. Una vez que Adelina sacó sus pertenencias de la cama, se dejó absorber por el colchón y envolverse en las cálidas sábanas. Se durmió sin dar demasiadas vueltas.
–¡DESPIERTA CARAJO! –La voz estruendosa de Mariano en la radio azotó los oídos de Adelina.
La chica con un gemido angustioso sacó la mano de las profundidades de las sábanas. Buscó a ciegas en la mesita hasta dar con la radio. Con dificultad intentó buscar el botón para iniciar la conversación hasta que pudo dar con este.
–¿Qué? –Su voz quedó amortiguada por el sueño.
–Ya estoy despierto y acá son cerca de las doce del mediodía –hubo un poco de interferencia–. Entre terminar el almuerzo e ir al hangar sería una hora. Agrégale las once o doce horas que tengo que hacer de viaje.
–Está bien ¿qué hay con eso?
–Era venganza por despertarme a las ocho y media de la mañana de un domingo.
–Morite.
–Y que cuando esté pasando por Europa te voy avisando que vayas a lo de mi conocido.
–Está bien –un bostezó la invadió momentáneamente–. ¿Ya puedo irme a dormir?
–Sip.
Adelina tiró su cabeza hacia la almohada con la radio aún en su pecho. El sueño volvió a tomar su cuerpo y continuó durmiendo hasta que la luz del sol invadió las ventanas y el barullo de la calle se hizo fuerte. Levantarse le fue una tortura, los músculos le dolían con cada movimiento que hacía.
Una vez fuera de la cama, sin pensar en lo que hacía, sus dedos hallaron la daga nórdica. El arma estaba envuelta en un trapo atado a una goma de plástico. Los tatuajes aún le dolían cuando recordaba lo que el arma le hizo.
La desenvolvió con cuidado y pánico a que esa cosa volviera hacerle un daño, pero tras sacarle el trapo y el arma tocara sus dedos nada ocurrió. Era un hermoso artefacto a ojos de la muchacha, pero peligroso. El mango repleto de pequeñas costillas y el cráneo en la punta. Sacó la daga de la funda usando el trapo y observó la hoja afilada. No había perdido filo con el pasar de los años, y podía verse el reflejo de la joven como si fuera un espejo. Mientras estudiaba la hoja con cuidado, su ojo derecho destelló de un verde como su iris y detrás suyo los muertos miraron fijamente a Adelina. Todos acercándose, rugiendo y lamentándose. Sus gritos los pudo escuchar como si estuviera en la cueva de la montaña otra vez.
Se dio la vuelta. Nada. Ningún muerto agonizante ni colérico.
Pero sí que escuchó los gritos y aún los escuchaba pasado los minutos como una melodía estruendosa que se negaba a marcharse de los oídos de Adelina.
Asustada y confundida, guardó todo y salió de la posada caminando hacia el restaurante. Vio a muchos clientes marchar hacia sus trabajos en el campo, supuso Adelina y había pocos todavía desayunando. La joven se sentó en el mismo lugar de la noche anterior y esperó a que alguien la atendiera.
Mesas esparcidas por los dos pisos, en las que algunas todavía había tazas de té a medio terminar. Algunos carteles desperdigados en las columnas. Pilas de tazas, platos y cubiertos sin usar. Linternas apagadas y colgadas por todo el local. Un establecimiento encantador y pacífico.
La anciana de anoche una vez más atendió a Adelina y le entregó la carta. Acabó pidiéndose un té Oolong con galletitas de almendra y mientras esperaba su bebida caliente, vio a los dos supuestos hijos de la señora acercándose a ella. Adelina pudo escuchar un poco de su conversación, no había mucho que hacer por el sitio así que ser una chismosa no estaba descartado.
–Vamos Kung Lao. Deja de comer tenemos que ir a cosechar –el rechinar de la silla chocando con la madera–. Podrás seguir comiendo en la noche con la cena que hace la señora Bo.
–Dame un segundo Raiden –habló el chico mientras masticaba–. Tengo hambre.
–Siempre tienes hambre y eso nos impide hacer más trabajo.
Adelina apenas vio a esos dos jóvenes de casi su misma edad marchándose a las corridas, sin antes mirar a la muchacha con curiosidad y perdiéndose en la multitud del pueblo. La anciana, por lo que escuchó llamada Bo, le dio su pedido y con una sonrisa empezó a beber. El agua caliente pasó por su garganta y la satisfacción de un buen desayuno hizo feliz a la joven. Después del primer sorbo tomó una galletita y la masticó. La sensación de las almendras abrazó su paladar, pero ese pequeño placer se esfumó.
–Adelina.
La voz de Mariano interrumpió la paz de la joven.
–¿Qué?
–Estoy pasando Europa. Te recomendaría que vayas preparándote para irte a lo de mi conocido.
En la radio se escuchaba el estruendoso motor de la avioneta y las interferencias, pero a pesar de eso pudo entender el mensaje de su amigo.
–Perfecto, ya termino mi té.
–¿Me compras uno? –La voz del muchacho se tornó expectante.
–No.
Cortó la llamada de la radio y se apresuró a beber el té. Guardó las galletitas en su bolsillo y después le pagó a la anciana. Antes de marcharse del restaurante, le preguntó la dirección del sur y tras indicarle la joven salió del sitio.
Ya era casi media mañana cuando salió del pueblo. Atravesando los campos de cultivo con la luz del sol en su punto más alto, no hizo un calor tan agobiante para sorpresa de Adelina, mientras veía cómo el pueblo se volvía más diminuto hasta desaparecer. La caminata duró hasta que fue pasada la hora del almuerzo y pudo dar con una pequeña cabaña en la que un hombre observaba en la dirección de la joven.
–¿Adelina Acosta?
–Depende de quién la busca.
–Soy el amigo de Mariano –el hombre mostró una sonrisa amistosa–. Me dijo que te esperara y hasta me contó de que te enfrentaste a alguien con barbijo y que por eso aparecerías con varios golpes. Ese imbécil no se equivocó en lo que decía.
Eso sorprendió mucho a la joven.
–Que encantador que Mariano haya contado eso.
–Sí, parece un niño en el cuerpo de un adulto.
–Lo sé.
El hombre le permitió entrar a la residencia para esperar a Mariano. Un ambiente pequeño y humilde. Una mesa de madera en la que había un plato, vaso y un par de cubiertos. En frente, un cuarto con una cama desarreglada. Algunas sillas desperdigadas fuera de su sitio.
La muchacha se sentó y soltó un suspiro de alivio. La camina la cansó bastante y necesitaba cuánto antes un gran vaso de agua. El hombre le otorgó la bebida y la tomó tan rápido como se la dio.
Después de entablar una buena conversación con el amigo de Mariano, la muchacha comenzó a escuchar el sonido de un motor a lo lejos. Sintió que estaba más cerca de casa.
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jartitameteneis · 7 months
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El Caballo de Troya: Un regalo mortal
En los anales de la historia antigua, pocos relatos son tan cautivantes como la historia del Caballo de Troya, una estratagema que definió el arte de la guerra y representó la astucia y el ingenio humano. Este mitológico engaño, inmortalizado en las épicas homéricas, resuena aún hoy como una lección sobre las intrigas y las estrategias bélicas. En medio de las llamas de la Guerra de Troya, una contienda que, según las leyendas, duró más de una década, los aqueos, liderados por Agamenón, buscaron una forma de penetrar las impenetrables murallas de Troya. La fortaleza troyana, que había resistido asedios continuos, parecía inquebrantable. Fue entonces cuando surgió la idea de un regalo simbólico que marcó un punto de inflexión en la guerra: un enorme caballo de madera, conocido como el Caballo de Troya. Este gigantesco artefacto, construido por los griegos, ocultaba en su vientre a los guerreros más valientes, listos para lanzar un ataque sorpresa desde el corazón de la ciudad enemiga. Mientras la noche se cernía sobre Troya, los troyanos, creyendo que los aqueos habían abandonado la guerra, llevaron el colosal caballo dentro de sus muros como trofeo de una victoria aparente. Lo que no sabían era que este "regalo" era en realidad una trampa mortal que traería su ruina. Bajo el manto de la oscuridad, los guerreros ocultos dentro del caballo emergieron, abriendo las puertas de la ciudad para permitir la entrada del ejército aqueo. La ciudad, tomada por sorpresa y envuelta en el caos, no pudo defenderse de la embestida. Así, Troya cayó, marcando el fin de una era y el nacimiento de una leyenda. Hoy, la historia del Caballo de Troya nos sirve como recordatorio de la astucia, la estrategia y las capas de engaño que pueden cambiar el curso de una guerra. También simboliza las trágicas consecuencias de dejarse llevar por la complacencia y no cuestionar las apariencias. En este mundo moderno, donde las batallas ya no se luchan solo en campos de batalla sino también en las esferas de la política, la economía y la tecnología, la lección del Caballo de Troya resuena con una relevancia renovada. Nos recuerda que, a veces, los regalos más grandes pueden ocultar las amenazas más peligrosas.
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“Incierto” by Peruvian goth and postpunk act Something Obscura off of 2022 album De Noche En Las Ruinas
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actnod · 2 months
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𝐂𝐈𝐄𝐑𝐑𝐄 𝐃𝐄 𝐀𝐂𝐓𝐈𝐕𝐈𝐃𝐀𝐃 ;
El torbellino de ideas que la atormenta a diario jamás han sido barrera para aquella intención aguda que guía los pasos de la líder Malkavian. Su vestimenta pulcra y elegante no condice con el lugar sombrío en el que se fuerza a encontrar asiento sobre un mueble de antaño, firme como nunca con sus muñecas cruzadas sobre sus rodillas. Pasar de los años ha sido poco benevolente, pero aún así, encuentra cierto disfrute en aquella espera que nunca sabrá cuando dictará su final. 
Cuando escucha el eco de tacones en la lejanía, simplemente lo sabe. Quizás ha ignorado las señales hace tiempo, pero por primera vez en décadas, todo en sí parece abrazarse a las pequeñas partes de su historia. El fracaso siempre fue inminente, más nunca lo esperó de aquella manera.
— Entendí que la estima sólo lleva a la decepción. Tal vez subestimé su ingenio, Anastasia.
Una risa corta y seca proviene de la Lasombra, quien sólo baja la mirada para observar aquellos diamantes que reposan sobre un pedazo de terciopelo.  
— ¿No le resulta vergonzoso? Ocultar todos los crímenes que ha cometido de una forma tan amateur. 
— Me parecería peor fingir ser algo que no soy.
Simples palabras bastan para despertar la rabia en la mujer de Osaka. Mano ocupada se cierra en un puño, apretando con fuerza lo que sujeta hasta que cae en cuenta de su reacción. No tarda en recomponerse, pero la transformación sobre sus facciones es demasiado obvia.
— Es tarde para amenazarme con algo tan poco creíble. Hasta los chiquillos saben que es posible aprender otras disciplinas.  
Aiko la observa con tanta intriga como satisfacción, tomando la pulsera de oro que carga en mano izquierda, recubierta por diversos diamantes que ha encontrado en el pasar de las décadas. Un regalo de su mentor, Hinata.
Ahí donde todas las adversidades apostaban contra ella, él había encaminado su futuro. Pero de nada sirve lamentarse si poco ha logrado con el poder que se le ha transferido.
— No creeré que me llame aquí sólo para amenazarme con eso. ¿Acaso va a arrastrarse hasta el suelo y rogar por la misericordia de los chiquillos como Naoki o Wilhelmina? Todos saben que a los de su calaña no se interesan más que por su propio poder.
Se sabe inocente de los casos de diablerie. Pero al mismo tiempo, tiene todas para perder frente a quienes han terminado por derribar todo en su tablero paso a paso. 
— Sin nadie a la cabeza, alguien debe perderla por todas esas tradiciones que han roto los últimos meses. Es lo que alguien de su estirpe honraría por sobre todas las cosas.
— ¿Puedes distinguir la verdad de la mentira, Anastasia? ¿O ya estás tan perdida en las sombras que no puedes ver la luz?
Todo para Anastasia es conveniencia. En especial cuando el destello de algún recuerdo que cruza sobre la mente de la salvaje logra resplandecer en sus iris. No hay perdón frente a quienes la abandonaron. 
Sus brazos reposan detrás de su espalda, y sólo para evitar seguir observándola es que gira a su alrededor. 
— Terminará humillada. Escape o muera. 
— Nunca prestaste atención a lo vital que es la lealtad. 
— Y tú la aprendiste del menos indicado. 
Cuando la Lasombra abandona también sus formalidades, debe obligarse a tomar un segundo antes de continuar. 
— Nunca estaremos de acuerdo en eso. Pero terminarás aprendiendo que es cuestión de supervivencia. Tus ideales te llevarán a la ruina, Anastasia. Pero si eso es lo que eliges, no seré yo quien te detenga.
— Tokyo ya está bajo la sombra del Sabbat y la Camarilla es una reliquia del pasado que se desmorona ante nuestros ojos. La unidad no bastará para proteger tu territorio cuando el Sabbat avanza implacablemente. 
— Prefiero caer luchando por lo que es justo que ceder ante el caos del Sabbat.
—  La noche será testigo del cambio.
Sus miradas vuelven a cruzarse por última vez, en lo que la Malkavian se pone de pie frente a la contraria. 
—  Eres tan ignorante. 
Su sonrisa irónica es fría, y punza cada parte de quien recibe el insulto, mas se traga el rencor hasta que la ve cruzar el umbral de la puerta una última vez. Sellar el lecho de muerte luego de todo lo que luchó no es fácil. Pero cuando partes turbias de la mente manejan la realidad de otra forma, es sencillo irse con la frente en alto. 
𝐀𝐂𝐋𝐀𝐑𝐀𝐂𝐈𝐎𝐍𝐄𝐒 𝐎𝐎𝐂. 
⦾ Los sucesos narrados son de conocimiento OOC. 
⦾ El tiempo límite para cerrar toda interacción correspondiente a la actividad actual será hasta la publicación de la siguiente, a las 14 HRS GMT-6.
⦾ Cualquier consulta, les recordamos que estamos a su disposición y a tan solo un mensaje de distancia. ¡Nos seguimos leyendo!
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caostalgia · 15 days
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Me dejaste en ruinas, toqué fondo, la oscuridad me consume y ahora ya no sé quién soy; te llevaste una parte de mí quedé incompleto, estoy intentando sobrevivir a mi mente pues me hago daño siempre me he acostumbrado a las heridas y a toparme con tus recuerdos por las noches, que se me corte la respiración cuando alguien pronuncia tu nombre.
Me dejaste un laberinto donde hay más muros que salidas, a veces siento que me pierdo cuando intento encontrarte y en el afán de olvidarte perdí mi brillo y mi esencia.
Ahora solo soy un alma vacía que levita por las calles intentando encontrar paz, hallando una nueva forma de abrazarte ahora que no estás.
Harvester Of Sorrow - Karla M.
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sinfonia-relativa · 2 months
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Horas en soledad, la mente en otro lugar, la vida un desorden total ¿Que tengo para dar?
Noches de soledad, días de intranquilidad, la vida un desorden total ¿Que tengo para dar?
Horas de soledad, madrugadas de insomnio, mi mente es un desastre total ¿Que tengo para dar?
Noches de tristeza, días de apatía, mi corazón en ruinas ¿Que me queda para dar?
Horas y noches de oscuridad, días de agonía emocional, la vida en un desorden total.
¿Que tengo para ofrecer?
Todo, absolutamente todo de mi, si no, no te acerques a mi desastre, no juegues con mi fuego, ni me quites la soledad que en mi propio desastre he encontrado el arte de divisar la belleza en el desorden. Y en el desastre de la profundidad de la poesía que provoca la melancólica soledad yo encontre el consuelo de supervivencia.
Moongirl
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las-microfisuras · 1 year
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Abismos
Porque eres ave que girando en rebeldía
desafía la bruma
la ardua noche
haciéndola más honda y más oscura
y más inmenso el mar
porque eres nave y náufrago a la vez
sin velas y sin anclas
solitario
profanador de todos los confines
potro de sombras desbocado y dulce
para la libertad
y el cielo galopante
hecho de vientos y hecho de huracanes
y sin embargo calmo como el agua
de misteriosos y profundos lagos
porque extraviado pero indiferente
como un rey agraviado deambulas
por los caminos de un imperio en ruinas
porque eres un reloj sin manecillas
un bello loto sobre los pantanos
porque te vi sonriendo en tus orillas
cayendo voy
errática y ardida
en tus oscuros mundos abismales.
- Piedad Bonnett, de Círculo y Ceniza
Fotografía encontrada en la red sin datos.
Tumblr media
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wiild-roses · 7 months
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Dreamling con ñ week. Day 2: Sobrenatural.
Hob es un inmigrante europeo en un México post guerra estadounidense. Para ganarse la vida debe trabajar en una finca cerca de las ruinas de Cobá, donde una noche se topará con un misterioso ser que pensaba solo existía en la mitología Maya.
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fuegoesquivo · 10 months
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El fuego otra vez
Llegué a Tumblr la primera vez por ahí en el 2012. Estaba aquí cuando la prohibición de desnudos y la proliferación de bots y spam echaron abajo el sitio. Permanecí lo suficiente como para ver la ruina que quedó después, cuando el polvo se asentó. Quería quedarme más tiempo, pero mi blog fue marcado y me confundí en la masa de bots. Todo por el atrevimiento de un seno muy marcado, una cadera en la sombra, o unos labios muy lúbricos que posteaba en la noche.
Ahora que el puritanismo se ha relajado un poco, quise volver, retomar viejas amistades y aprovechar el anonimato para publicar cosas que de otro modo no haría. Esta vez, quisiera ser más cuidadoso con los tags, y la oportunidad que tienen de catalogar el pasado. También quisiera ir más despacio, mirar lento, dejarme maravillar e imaginarme tranquilamente el tacto del fuego. Es decir: cuidaré bien a quién sigo, y bloquearé liberalmente a los bots.
Espero poder quedarme aquí largo rato, hacer amigos y escapar a las tachas de contenido prohibido.
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