Tumgik
#Algún vestigio de tu paso
villings · 2 years
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¿De quién es ese rostro desconocido entrevisto donde se pierde? Es incierto y ansioso extraviado en la fábula oscura de mi vida. Adiós, sombra mía. Algún vestigio de tu paso | Enrique Molina
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devilsmarshhq · 9 months
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cada vecino es único, pero nadie se compara a serena decuir. se dicen tantas cosas de ella, pero lo que más impresionó al pueblo fue lo sucedido durante las entrevistas policiales por la desaparición de fernsby y brown...
¡nano, tu audición ha sido aceptada! muchas gracias por el interés mostrado y, por sobre todo, tu paciencia. cuentas con 24 hrs para enviarnos la cuenta de tu personaje, te enviamos un saludo enorme y necesitar cualquier cosa siempre puedes decirnos, ¡esperamos que te diviertas!
( .00 ) ooc
alias: nano
zona horaria: gmt-3
triggers: zoofilia, sa
¿nos das permiso para utilizar a tu personaje en distintas actividades en caso de dar unfollow?: si
fc: chou tzuyu
( .01 ) ic
𝐂𝐎𝐌𝐈𝐒𝐀𝐑Í𝐀 𝐃𝐄 𝐃𝐄𝐕𝐈𝐋’𝐒 𝐌𝐀𝐑𝐒𝐇, 𝟖:𝟎𝟎 𝐀𝐌.
El policía observa al ciudadanx que se encuentra frente suyo en esa habitación gris. El primer ítem que busca tachar de su lista es: “nombre completo”, y por eso dice las palabras en voz alta.
inhala profundo, exhala lentamente. aparta la mirada del oficial e intenta relajar y soltar la tensión en sus hombros. “ serena decuir. ”
Al alzar los ojos, suelta: “fecha de nacimiento.”
“ dos mil uno. treinta y uno de agosto. ”
Acto seguido, se explica: “Has sido citadx en la comisaría de Devil’s Marsh debido a la desaparición de los jóvenes Brown y Fernsbyl. Pero, antes que nada, necesitamos contexto. ¿Cuál es tu ocupación?”
cejas se alzan apenas una fracción de pulgada y parpadea un par de veces, no termina por comprender que tiene que ver ella con aquel caso. “ mm, ya veo… ” murmura, asintiendo levemente su cabeza. ¿habrían logrado algún avance en la investigación? eso es bueno por sus familiares, supone. “ soy estudiante de la dmu. ingeniería electrónica. ” aunque, algunos días, después de clase, la puedes encontrar en la oficina de progenitores aprendiendo sobre el negocio familiar, no cumple con ningún rol importante dentro de la empresa, un puesto de asistente glorificado si acaso.
“¿Cómo te describirías? O, ¿cómo te describirían los demás?
ojitos color miel titilan con diversión— parece entrevista de trabajo, piensa —, inclina la cabeza por un momento a manera de ahogar su risa, lo último que quisiera es generar algún malentendido. comienza a responder una vez que consigue arreglar su rostro en una expresión neutral. “ mis tutores siempre decían que era demasiado callada. ” el tipo de persona que si no tiene nada que decir, no habla. “ estoy segura que en mi familia me llamarían ingenua. ” se encoge de hombros. siempre ha sido de mente simple, asume que las personas a su alrededor son iguales a ella y que la motivación detrás de sus acciones son igual de simples que las suyas. los vestigios de ser mimada por ser la bebé de la familia, cuya infancia fue cómoda y amorosa son demasiado obvios en la forma en que interactúa con el mundo. “ mis amistades me dicen que a veces soy muy rencorosa pero, ah, me gusta pensar que soy inteligente, amable y curiosa. ”
“¿Y cuál es tu historia de vida?”
un puchero pequeño se asoma en labios mientras considera cómo responder, la pregunta demasiado vaga para su gusto. decide empezar por lo más obvio. “ nací y crecí aquí en devil’s marsh. soy la más pequeña de la familia decuir. eso significa que tengo tres hermanes mayores— un montón, ya se. ” suspira con fingido pesar. ha tenido una vida fácil desde nacimiento, ser la más pequeña de la familia viene con sus beneficios y el mejor de todos es que nunca podría hacer algo malo a los ojos de sus progenitores. dedo índice deja golpecitos rítmicos en la superficie frente suya mientras piensa y planea que más puede compartir. “ hm, acudí a la escuela aquí mismo… incluso fui parte del consejo estudiantil en mi último año de secundaria. ingresé a la universidad para seguir los pasos de mi familia y estudiar una ingeniería. ” agrega con una dulce sonrisa, interpretando el papel de dulce hija filial. en realidad no está en sus planes trabajar formalmente en la empresa familiar… o trabajar en general. se siente bastante cómoda con su estilo de vida actual, viaja y disfruta de su tiempo libre. serena finge preocuparse por el negocio y sus padres siguen financiando sus caprichos a cambio.
“No te sientas nerviosx. Estamos al final de la entrevista: ¿tenías relación con las familias de los desaparecidos?”
en realidad se siente más incómoda que nerviosa, con los hombros ligeramente encorvados y una pequeña mueca impaciente en rostro. “ no, para nada. los conozco de vista y ya. ”
“Bien, eso es todo.” y tras finalizar las preguntas de protocolo, el policía observa fijamente al ciudadanx. Presiente que hay algo que el entrevistadx no está diciéndole. Un secreto oscuro o no tanto, pero un secreto en fin, y si bien el oficial no siente más que cierta intuición, ese secreto es real y es…
removido.
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theweirdangel · 2 years
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⸻ 𝖈𝖍𝖆𝖕𝖙𝖊𝖗 𝖙𝖜𝖔: 𝖆𝖓𝖔𝖓𝖞𝖒𝖔𝖚𝖘
“𝓔𝓼 𝓲𝓶𝓹𝓸𝓼𝓲𝓫𝓵𝓮 𝓮𝓷𝓽𝓮𝓷𝓭𝓮𝓻 𝓪 𝓵𝓪 𝓸𝓼𝓬𝓾𝓻𝓲𝓭𝓪𝓭
𝓼𝓲 𝓪𝓾́𝓷 𝓷𝓸 𝓽𝓮 𝓱𝓪𝓼 𝓫𝓪𝓷̃𝓪𝓭𝓸 𝓮𝓷 𝓮𝓵𝓵𝓪.”
– ¡Es que no lo entiendes! ¡Están en todas partes! –
– Pero de qué hablas, Téss. Hijo, no hay nadie aquí. –
– Por eso te digo que no lo entiendes, no eres capaz de verlo. ¡Pero están aquí! Nos están mirando, todo lo que hacemos. ¡Todo lo pueden ver! –
– ¡Que no hay nadie aquí, Téss! ¡Siempre es lo mismo, siempre es la misma mierda contigo! ¡No hay nadie aquí y punto, YA CÁLLATE! –
Un portazo fue todo lo que quedó de lo que había sido su madre perdiendo los estribos, sabía que estaba loco, pero a veces deseaba que ellos fueran capaces de ver lo que había a su alrededor, y tan sólo comprenderlo por unos segundos.
Pero no era posible, porque ellos no eran como él.
Se dejó caer en la esquina junto al armario, donde solía refugiarse por las noches, cuando las respiraciones tranquilas abrían paso al más insoportable ruido. Porque era cuando estaba todo en silencio, cuando comenzaba la verdadera tormenta. A veces eran sólo pisadas por doquier, sombras que lo acechaban desde la cabecera de su cama, dejando detrás vestigios de haber estado acostado en donde se suponía debía estar él, como si tan sólo no hubiera un solo rincón en esas cuatro paredes que realmente le perteneciera.
Los murmullos que le perseguían se convertían en estruendosos gritos, a veces incluso podía escuchar a su madre gritando una y otra vez lo mucho que deseaba que se callara de una vez por todas. Como si él fuera sólo una más de esas voces que vivían para siempre en su cabeza.
Un gélido aliento le rozó la nuca, causando que los vellos de todo su cuerpo se erizaran en un santiamén, pero estaba tan agotado por ese día, que simplemente se quedó con la vista muerta en algún punto del suelo, donde tenues rayos de la luz de la luna le incitaban a admirarla, pero sabía que no habría nada hermoso si miraba hacia arriba, así que ni siquiera lo intentó, sólo se quedó ahí, tieso, mientras sentía un gran peso posarse en su espalda, recorriendo sus brazos, deteniéndose en su cuello, un poco de presión y…
Trató de deshacerse del pánico, pero mientras más era acariciado por lo que sea que estuviera detrás suyo, más difícil le era respirar. Su vista se estaba comenzando a distorsionar, y a esas alturas ya ni siquiera era consciente de si los gritos a su alrededor eran los de su cabeza, o era él, quien rogaba por ayuda, que pedía a sus padres que vinieran a salvarlo, que no lo dejaran ahí, porque no quería estar sólo consigo mismo y su tormentosa mente ni por un segundo más.
– ¡Téss, hijo, por favor! Deja de gritar. Hijo, sabes que es por tu bien. –
– ¡Por favor, papá, sácame de aquí! ¡Papá! –
– ¡Téss, escucha a tu padre, y ya deja de gritar como loco, que vas a alertar a los vecinos! –
Respiró profundamente, antes de animarse a alzarse sobre sus pies inestables, corriendo como pudo hasta la puerta, comenzando a golpearla con sus puños, blancos de lo fuerte que los estaba apretando. Pasos frenéticos le siguieron a sus espaldas, sombras juguetonas pasaban a su lado, y esas voces, esas malditas voces repitiéndole lo jodidamente loco que estaba parecían no querer parar.
– ¡Sácame de aquí! ¡Sácame de aquí! ¡Tú no lo entiendes, me quieren hacer daño, por favor! –
Sabía que estaba detrás suyo, como cada noche, dormía a su lado, y lo esperaba en el único rincón de la habitación que podía usar como refugio, siempre acechándolo, siempre esperando como un cazador a su presa.
– ¡Que no hay nadie ahí, maldita sea! –
– ¡Mamá, por favor, no dejes que me haga daño, por favor! –
La podía escuchar sollozar, pequeños gritos cansados saliendo de su débil garganta, se imaginaba sus lágrimas bañando sus pálidas mejillas, sus labios agrietados. Su pequeño cuerpo tembloroso en los brazos de su padre, igual de agotado, rogando porque se callara, porque los dejara dormir en paz.
Pero él también quería descansar, lo único que pedía era que lo salvaran del infierno en el que ellos lo habían encerrado. Quería que lo escucharan por una vez, y que intentaran creerle, que realmente no estaba solo y que estaba sufriendo. Sólo quería ser escuchado sobre todas esas voces, quería ser visto más allá de las miradas punzantes que siempre estaban pegadas a su nuca. Y parecía que no habría otra forma de lograrlo, mas que haciéndoles pasar la misma pesadilla que a él, esperando que se rindieran primero y lo liberaran, antes de que el ente detrás suyo lo hiciera, y acabara con su poca estabilidad.
Porque ya no le quedaba nada más que los gritos de ayuda, que mantenían al ser atado, y si se detenía, si dejaba de golpear la puerta más allá de sus nudillos ensangrentados, y dejaba de gritar más allá de las suplicas de sus padres, perdería todos los estribos, y entonces, no habría más que oscuridad, no habría salida de los rincones agrietados de su mente enloquecida.
– ¡CÁLLATE, CÁLLATE TÉSS! –
“𝘾𝙖́𝙡𝙡𝙖𝙩𝙚, 𝙘𝙖́𝙡𝙡𝙖𝙩𝙚, 𝙘𝙖́𝙡𝙡𝙖𝙩𝙚… “
“𝙏𝙚́𝙨𝙨, 𝙘𝙖́𝙡𝙡𝙖𝙩𝙚… “
“𝘾𝙖́𝙡𝙡𝙖𝙩𝙚, 𝙏𝙚́𝙨𝙨, 𝙘𝙖́𝙡𝙡𝙖𝙩𝙚, 𝙘𝙖́𝙡𝙡𝙖𝙩𝙚, 𝙘𝙖́𝙡𝙡𝙖𝙩𝙚, 𝙘𝙖́𝙡𝙡𝙖𝙩𝙚 … “
– ¡QUE TE CALLES! –
Escuchó la cadena romperse, al tiempo que su mano destrozada atravesaba la madera de su puerta, a penas logró vislumbrar en las penumbras, el cuerpo inerte de su madre sobre los brazos temblorosos de su papá, que parecía estar gritando algo, pero todo estaba en silencio, sólo estaba ahí la respiración gélida contra su nuca, sonriente porque ahora eran libres, así como lo era su madre, que no apartaba sus ojos muertos de él, bañados de terror ahora que por fin era capaz de ver su cruel realidad.
– Te dije que no estaba solo, mamá… -
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bythemonster · 3 years
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Aquello que nunca te dije...
Sé que dije que no volvería a mencionarte en este espacio, y con segundas, he incumplido esa palabra. Pero como ahora seré directo, me veo en la obligación de decirme a mí mismo que incumplí la frontera que me impuse, por aquello que hice, y tengo una buena razón para estar de nuevo frente a ti.
Imagina pues, que me hallase de pie, frente a un altar, un altar que sirve de tumba, el cielo es oscuro y por la ventana apenas entra luz blanca de la incipiente luna. Son las dos, o cuatro velas, las que iluminan desde abajo una fotografía ya borrosa por el tiempo. Hay algunos presentes que no puedo vislumbrar, no sé que son, qué representan, cuando los puse, o cuando aparecieron. Es mi mente por supuesto. Es la misma imagen que se dibuja en mi corazón, una tumba bien arreglada con unas flores que siguen vivas cuando deberían estar marchitas por el tiempo, un césped verde y una lápida. Todo reservado en un rincón profundo y remoto donde me prometí que no regresaría...
En esa gran tierra de calidez y flores, de césped y explanada brillante. Donde tú y yo, el lobo negro y la leona roja, jugábamos y reíamos. Me cuidaste cuando estaba herido, me recuerdo en el suelo con una pata rota y a ti, rozándome por la espalda detrás mía, cuidando de mí en uno de mis momentos más indefensos. Me acostumbré a tu revoloteo al rededor mía. Y no sé, cómo ni cuándo, pero sucedió. Me robaste el corazón y te hiciste un huequecito en él, tan profundo que hasta lloraba de alegría a tu lado, tus besos, tus roces. Correr a tus brazos con una sonrisa estúpida e imborrable nada más verte. ¿¡Y que nos pasó!? ¡Oh Dios de mi vida! Que nos pasó... Había cazadores detrás nuestra, el mundo entero parecía querer acabar contigo, y conmigo. Hice lo que debía hacer y te llevé -o eso creo- hasta la verdad, y tuve que alejarte para protegerte, bajo una falsa promesa -que yo mismo me creí- de volver a vernos. Y lo hice, pero no como ambos creíamos. Me engañé con el paso del tiempo y cada vez la distancia se hacía más pesada. Desconozco que vivirías allí para que al final termináramos por alejarnos...
Si esa fuese la tragedia hubiese muerto feliz, pero bien sabes que mi mayor error, es que no lo vi venir. De una maravillosa retirada a tiempo, y ambos con un sabor de boca casi perfecto, quisimos acercarnos a los vestigios de la batalla. Pero estabas dañada, y yo herido. Te volviste en mi contra y no supe reaccionar... Quise herirte, pero te alejes de malas maneras.
Y durante todo este tiempo, cada minuto, cada segundo ha sido una aguja que ha cortado mi piel y yo, estoico y sabedor que merecer tal castigo, lo he aceptado, y reconozco haber deseado que cese, o la muerte, incluso ver de nuevo tu regreso a mi lado... Obviamente no sucedió así.
La última vez que hablamos te disculpaste tú, por el daño que me hiciste, aceptaste tu parte de culpa cual más noble gesto no había visto y liberaste mis cadenas. La euforia del momento no me permitió verlo y se me hizo tarde para darme cuenta de algo. Aún seguía atado... Por mis propias cadenas...
La culpa me corroe, me quema, me envenena, me mata... Nunca te lo dije, nunca me disculpé contigo. Oh cielo, allí donde estés, allí donde no me ves, quiero que sepas, que lo siento. Desde el fondo de mi alma y no supe verlo. Fuiste tan importante que no podría olvidarte, me aportaste tantas cosas... Tanto conocimiento, amor, cariño, dedicación... ¡Oh qué estúpido de mí! Tuve el regalo más grande y actúe como el más pequeño e infame de los seres... Me arrepiento tanto de mis errores... Sé que he alzado la voz, gritado, enfadado... Me he completado como un estúpido, ¿Y todo para que? Para ser consciente del mal que hice y no poder repararlo... No quiero tu perdón, pero lo imploraré de rodillas con gusto si con ello quedarás satisfecha. Con el corazón en las manos te lo digo, lo que quiero, lo que pido, lo que deseo... Es que sepas (aunque no lo vas a saber porque no verás esto... No obstante, es la prueba fehaciente de que mi dolor es real) que lo siento. Lo siento en el alma, en mi corazón y en mi ser. Mi esencia grita por ti. Eres la huella imborrable que trascenderá el tiempo y nunca jamás abandonará el altar que hice en nombre tu amor y del bien que me aportaste. Tus esfuerzos no han sido en vano, ojalá que los míos tampoco... Ojalá puedas perdonarme algún día y recordarme por lo bueno que tuvimos. Por mi parte... Creo que es el momento de soltar mis propias cadenas, de ahí que esté escribiendo esto. Yo siempre te recordaré por los buenos momentos. Eres, y siempre serás mi cielo, por más que me cueste admitirlo. Te quiero, siempre te he querido y sé que siempre lo haré. Al igual que sé, que nunca volveremos a estar juntos...
Ojalá Dios hayas encontrado a alguien mejor que yo, mil veces mejor. Te lo mereces. Y que seas feliz y rías y vivas y disfrutes. ¡Dios! Has sufrido tanto... Te mereces ser feliz, aunque no sea a a mi lado. No pude llevarte a la luna cómo te prometí....
Podría estar escribiendo toda la santa noche y no habría tenido sufrientes palabras para ti. Me caen las lágrimas solo de recordarte, mi amor. Pero ahora es el turno de dejar que las velas continúen, hasta que se apaguen. He sufrido tu adiós durante cinco años, cinco largos y solitarios años merecidos por mi estupidez. Creo que he cumplido mi penitencia... Pues hace poco alguien se asomó a mi jardín, es una gatita blanca, con un bonito lazo rosa. Y se acercó a mí. Siento curiosidad y me quema el alma el dolor. Tal vez, y solo tal vez... Ya haya llegado el momento de abandonar la oscuridad y de que cesen las lluvias en el jardín destrozado, para volver a darle algo de vida y alegría. Puede que esta sea la ocasión de darme una segunda oportunidad. Y para ello debo dejarte marchar de mi lado en mis recuerdos. Necesito que el altar esté, pero sin mí viendo cómo me derrumbo por dentro al no tenerte más a mi lado. Es momento de dar la espalda al pasado y cortar el nexo, el hilo de culpa que me ata a ti.
Te suplico mi perdón, aunque no espero que me lo concedas. Solo te pido, que me dejes marchar hacia un nuevo día, un nuevo horizonte... Gracias por todo, cielo.
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CAPÍTULO III: BATALLA (PARTE 13)
No sabía por cuánto había corrido.
No se dio cuenta cuando todo se había envuelto en la oscuridad, ni cuando Balan y los Tims habían desaparecido de su lado.
Desde algún lugar más adelante, pudo sentir pulsos de inmenso poder.
Supongo que soy el único que Lance quiere ver.
Siguió caminando. De repente, una ola de Negati se expandió a su alrededor, acercándose cada vez más.
‘’Fuera, fuera de mi camino.’’ Aunque apenas había susurrado la orden, vio que un escalofrío recorría a los Negati.
Leo sabía, de alguna manera, que aunque había miles de ellos y él solo era uno, no se atreverían a tocarlo ahora. Dio un paso adelante; el muro de Negati retrocedió, abriéndose camino.
Al final del camino, encontró a Lance, brillando con la oscura luz de la negatividad. Y a sus pies, con su traje hecho trizas, yacía Luchadora Emma.
Leo se precipitó hacia ella de inmediato.
‘’Lo siento,’’ ella dijo, respirando entrecortadamente mientras lo miraba. ‘’Lo intenté...pero no pude vencerlo…’’
‘’¿Por qué?’’ Leo gritó a Lance. ‘’¡No tenías que hacerle daño!’’
‘’Ella es aliada de Balan, y por lo tanto mi enemiga va a ser. Y ahora tú lo eres también, me entristece de ver,’’ dijo Lance con una sacudida de cabeza. ‘’No importa, sólo de nuevo tengo que empezar. Una vez os derrote los recuerdos de todos de nuevos sellar. Volverán a la normalidad vuestros escenarios. Lo haré así, como querían todos.’’
‘’¡Eso no es lo que queremos ninguno de nosotros! ¡No del todo!’’
‘’No del todo, ¿es así, dices? Entonces supongo que lo que es real, crees que lo sabes.’’
‘’¡Sí, lo sé!’’
Lentamente, Lance comenzó a elevarse en el aire, acariciando los tentáculos que sobresalían de su espalda.
Entonces, de repente, había cinco de él.
‘’Muéstrame entonces, si lo real y lo falso distingues, ¿cuál soy yo y las sombras de mi estela cuales?’’
Lance soltó una carcajada maliciosa.
Leo se puso el Torbelobo, vigilando de cerca cada movimiento de Lance.
Los cinco sonrieron, y luego se lanzaron sobre Leo uno tras otro.
Lance era mucho más rápido que cualquiera de los otros monstruos. Leo apenas pudo evadir los ataques a tiempo. Esquivó el último golpe de Lance por un pelo, se giró hacia el Lance número dos y le lanzó un puñetazo con toda la fuerza que le permitía su traje.
Pero Lance atrapó su puño sin ningún esfuerzo.
‘’Bien hecho, y muy bien hiciste,’’ dijo Lance, levantando una ceja. Casi sonaba impresionado ‘’Encontraste a mi verdadero yo pero, ¿cómo supiste?’’
‘’Los otros no se reservaron cuando me atacaron. Tú lo hiciste, aunque sea un poco.’’
Lance inclinó la cabeza. ‘’Qué curioso que haya actuado con tanta suavidad. No era mi intención, pero supongo que mi corazón aún tiene debilidad. Eso no servirá, no servirá de nada.’’ Cerró los ojos. ‘’Tendré que confiar en mi verdadera forma para terminar esta batalla.’’
Los Negati acudieron a él por centenares, aferrándose a cada centímetro de su cuerpo. Leo vio con horror cómo Lance se transformaba en un monstruo aún más grande, más poderoso y más horrible, cubierto de pies a cabeza por esas marcas suyas.
Era la negatividad encarnada. Los tentáculos se desplegaban de un enorme bulto adornado con innumerables marcas. Los otros monstruos habían sido horribles, pero todos habían conservado al menos algún pequeño vestigio del humano que habían sido, pero no éste. Éste no exudaba más que el poder puro, horrible y repugnante de la negatividad.
Y ahora que Leo lo vio, supo su verdadero nombre: Shadow Lance.
Dirigió uno de sus tentáculos grandes hacia Leo, levantando torbellinos a su paso.
Los tornados se fijaron, girando para cargar contra él, incluso cuando lo esquivó. No se parecían en nada a los tornados que Espantapájaros había utilizado cuando había sido un monstruo. Aquellos habían sido hechos de aire, después de todo, estos eran pura negatividad, aullando a altas velocidades.
Y seguían llegando, uno tras otro.
No puedo seguir con esto, Leo pensó desesperadamente, con el sudor resbalando por su frente.
Perdió la cuenta de cuántos eran, pero no necesitaba saber su número exacto para saber que eran demasiados para esquivar.
¡Supongo que será mejor que pase a la ofensiva, entonces!
Armándose de valor, Leo se lanzó hacia Shadow Lance, asestando un golpe a una de sus marcas. En cuanto su puño conectó, una ráfaga de poder negativo salió de la marca y desintegró su traje.
La agonía que le invadió fue peor que cuando golpeó los Arborazones de Señorita del sol de medianoche. Era un dolor diferente a todo lo que Leo había conocido. Todo eso, y no parecía siquiera haber sacudido a Shadow Lance. Una de sus marcas desapareció, pero eso fue todo. Con un movimiento como si estuviera espantando una mosca, Shadow Lance mandó a Leo medio desmayado a volar.
Leo emitió un quejido mientras se ponía en pie con dificultad. Shadow Lance lo observó con una mirada fría. Con las piernas amenazando con ceder bajo él, Leo se puso el traje de Cronejo, con la esperanza de que su capacidad para detener el reloj le ayudara.
Gracias al cielo, funcionó.
Se abalanzó sobre Lance. Pero el monstruo sólo había parecido congelado en el tiempo, y lanzó a Leo lejos de nuevo antes de que pudiera reaccionar.
‘’¿Crees que con ese pequeño truco superarme puedes? ¡Aquí, en mi escenario, más poder que una mosca o una garrapata no tienes!’’
Leo cayó de rodillas. No tenía fuerzas para seguir luchando.
Luchó mientras uno de los tentáculos de Shadow Lance lo envolvía, pero su agitación sólo hizo que lo aplastara con más fuerza.
Mientras su visión se volvía borrosa y se desvanecía, vio cómo dos cosas brillantes surcaban el aire. Se estrellaron contra Shadow Lance, lanzando una lluvia de chispas antes de caer al suelo y apagarse.
Eran Centinela y Vigilante. Yacían inmóviles donde habían caído.
Ambos estaban vestidos con trajes, no del poder de la negatividad, sino de la positividad de la que el propio Ritmo Callejero Leo se había servido. Pero sus trajes estaban ahora destrozados y chamuscados por el choque con las marcas de Lance.
‘’Lo siento...llegamos tarde...’’ Leo sabía el dolor que debía sentir Centinela, pero el bombero aún pudo esbozar una ligera sonrisa. ‘’No hago...honor a mi nombre...si no te protejo...’’
‘’Eso también va por mí,’’ dijo Vigilante, luchando por ponerse en pie a pesar de las heridas que cubrían su cuerpo. Aunque estaban peor, su poder positivo parecía haber causado algún daño a Shadow Lance a cambio. Dos de sus marcas habían desaparecido.
Otras dos cosas brillantes se estrellaron contra el monstruo.
‘’Pagarás por lo que has convertido a Niña de la torre relojera,’’ gritó el primero, Pensativo Pierrot.
La segunda, Niña de la torre relojera, asintió empáticamente. ‘’No es el único listo para patearte el trasero. ¡Cualquier enemigo de Pensativo es enemigo mío!’’
Una luz tras otra se lanzó contra Shadow Lance, haciendo retroceder al monstruo.
‘’Siento haber dudado durante tanto tiempo,’’ dijo Espantapájaros.
‘’No podía renunciar a mi sueño después de todo,’’ dijo Miracielos.
‘’Yo tampoco,’’ dijo Miramares. ‘’Una vida sin el océano no es una vida completa.’’
Volaron hacia Shadow Lance, con sus trajes brillando con poder positivo.
‘’Sé que nos querías, a tu manera,’’ dijo Bichita, apuntando a una de las marcas de Lance. ‘’Así que lo siento, pero mis mariposas me necesitan.’’
‘’¿Todos contra mí os habéis revelado, cada uno hasta el fondo?’’ La amargura marcó la voz de Shadow Lance ‘’¿¡Después de todo lo que os he querido, todo lo he hecho y dado!?’’
‘’¿Qué clase de adultos seríamos si dejáramos que los niños lucharan nuestras batallas por nosotros?’’ dijo Madam de la mansión, mientras ella y Custodio Invisible se abalanzaban sobre el monstruo.
Una tras otra, las marcas de Lance se desvanecieron.
‘’Me he enfrentado a enemigos más formidables.’’ Rey a cuadros dio un puñetazo en el que el desconcertado Lance le mostró una abertura.
El monstruo cayó por fin de rodillas, pero aún le quedaban dos marcas.
‘’¿Eso es todo lo vuestro? ¿Todos los ataques que tenéis? Porque si es así, la victoria es mía, y conmigo de vuelta estaréis.’’
Lance levantó la mano, pero una luz cegadora atravesó el aire y se estrelló contra él.
Era Señorita del sol de medianoche.
Cayó sin decir nada, desmayándose con una triste sonrisa en la cara.
Leo miró a cada uno de sus amigos heridos, esparcidos por el suelo a su alrededor.
Sé lo mucho que queríais quedaros en vuestros escenarios... Lo mucho que significaban para vosotros. Sin embargo, todavía vinisteis a ayudarme.
Apartó los ojos de sus amigos para mirar a Shadow Lance y vio a Luchadora Emma, luchando por mantenerse en pie.
¡No!
Leo ni siquiera tuvo tiempo de gritar la palabra antes de qué ella cargara contra el monstruo.
No a la última marca, sino al tentáculo que aún ataba a Leo.
Su golpe debilitó su agarre alrededor de él, y él se liberó.
Aquí va nada.
Leo hizo uso de los últimos restos de su poder, y luego se abalanzó sobre la marca de Lance.
Luz, tanto negativa como positiva, explotó a su alrededor.
Cuando el brillo finalmente se desvaneció, Leo vio a Lance tumbado en el epicentro de la explosión, de vuelta a la forma que había tenido la primera vez que se conocieron.
‘’Puede que la verdad no hayáis creído,’’ murmuró tristemente, mientras se desvanecía ante los ojos de Leo, ‘’pero a todos vosotros solo he querido.’’
Y entonces se fue.
‘’Se...se acabó.’’ Leo miró a Emma, y a cada uno de sus amigos por turno mientras todos se despertaban de nuevo.
‘’Yo…’’ Se frotó la cara con la manga. ‘’Gracias. A todos vosotros.’’
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a-pair-of-iris · 4 years
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Una Pluma de Angel [2/2]
by Aris
Comic inicial                           Parte 1 (Tumblr)                                  Ao3
—¡¿Cómo es posible que lo olvidaras?! —Seguía cuestionando Francisco, ya varias horas después.
Luego de asegurarse completamente de que Miguel no le estaba tomando el pelo jugando al desmemoriado, había entrado en un estado ansioso, que solo empeoraba cada vez que el otro trataba de restarle importancia al asunto.
—¡Relájate, cielito! Ni que fuera tan terrible, olvido cientos de cosas todos los días... —Intentó tranquilizarlo, pero solo consiguió que le diera otra mirada histérica y continuara murmurando para sí mismo.
Miguel por su parte, siguió mordisqueando relajadamente lo que quedaba de las chirimoyas, apoyado contra un tronco junto a la zanja donde estaba metido el ángel, refunfuñando y haciendo quién sabe qué en el fango, pero era una gran vista desde su posición.
Francisco estaba armando un drama por nada, pensaba Miguel. Su memoria siempre había sido mala, al menos eso creía, siendo que apenas si podía concadenar fragmentos de recuerdos que conservaba de sus andanzas antes de llegar al bosque y, por lo que sabía ahora, tampoco es que recordara cada momento de su estancia allí. Suponía que luego de rondar la tierra por siglos, sería algo normal, eso de olvidar, tampoco es que valiera la pena recordar algo que pasó cien, doscientos años atrás. Por otro lado, hasta resultaba conveniente. No tenía deseos de saber todo lo que había hecho, todo el daño que había causado siendo un esclavo obediente, si es que en algún momento lo había sido; todo cuanto recordaba era estar vagando, escondiéndose de los otros demonios que venían a buscarlo, y escapando de nuevo. Ni idea por qué seguía escapándose, debía tener relación con el tema de la pluma en el que tanto insistía su compañero.
—Recuérdame, ¿Qué fue lo que te dije? ¿Cuál era el asunto importante?
—¡¡No lo sé!! ¡Nunca supiste decírmelo! ¡Seguramente también se te olvidó! —Estalló Francisco, lanzándole un poco de fango—. ¿Vas a seguir insistiendo en que no es la gran cosa? Eso es por lo que te apareciste aquí en primer lugar, ¡Es lo único por lo que sigues aquí! —Comenzó a sacudirse la suciedad de los brazos, rindiéndose con lo que intentaba hacer, y salió de la zanja pasando junto a Miguel con fuertes pisadas—. Si ya no es importante para ti, entonces no hay razón para que te quedes.
Miguel lo vio alejarse con un nudo formándose en su garganta. Claro que tenía más razones para quedarse en el santuario, y se negaba a creerle a Francisco que no tenía más razones para permitírselo.
òwó
Despertó sobresaltado por los quejidos de su hermano.
Se había quedado dormido sobre una silla en la cocina, el plato de comida fría delante de él y el tenedor aún sujeto en una mano. Se dio golpecitos en el rostro para desperezarse y lo más rápido que pudo se puso en pie. Toda la casa estaba a oscuras y le era difícil caminar, se la pasaba tropezando con cosas en el piso y chocándose con las murallas. El pasillo también se le hacía interminable y no lograba dar con la puerta a la habitación donde escuchaba la voz de Julio. Finalmente, sus manos encontraron una interrupción en la pared y palpando los bordes confirmó que era una entrada. Atravesó el umbral y se encontró en un cuarto igual de oscuro y con un fuerte viento golpeando su cara; también escuchaba las hojas de los árboles meciéndose y varios grillos y otros bichos alrededor. Por un momento pensó que había dejado la ventana abierta, pero tras avanzar unos pasos supo que estaba caminando sobre el suelo del bosque. Se preguntó qué tan cansado debía estar para haber confundido así el camino y salir de la casa por error, hasta que volvió a escuchar los gimoteos de Julio, escondido en algún lugar entre los árboles. «¿Cómo es que tuvo fuerzas para levantarse?», pensaba mientras seguía su voz, tratando de ver algo con la tenue luz de la luna que se colaba por entre las copas.
Lo encontró varios metros más adelante, sentado en el barro abrazando una de sus piernas, la rodilla ensangrentada. Cuando estaba a unos diez pasos el niño levantó la cabeza, intentando ver quién se acercaba.
—¿Hola? ¿Quién es? —preguntó con voz temblorosa, tratando de detener sus jadeos y limpiándose las lágrimas de los ojos.
—Pues, obvio yo, ¿Cómo es que llegaste tan lejos? —Una parte de él estaba feliz, si su hermanito había podido llegar hasta allí sin ayuda, es que estaba mejorando. Tal vez podría salvarse.
El niño no pareció feliz de escucharlo, ni ver que se acercaba. Miguel alcanzó a ver la mueca de horror en su rostro antes de que lo deslumbrara con la luz de su linterna.
—¡¡Ahhh!! —El niño pegó un grito que arrasó con toda la paz del bosque y los últimos vestigios de la ilusión se desvanecieron. No eran los llantos de Julio los que había estado siguiendo, sino los de un mocoso estúpido que había creído buena idea internarse en el bosque de noche y terminó cayendo por una pendiente y raspándose la rodilla.
No tuvo mucho tiempo para lamentarse, escuchó el viento silbando y enseguida el golpe de los pies de Francisco tocando el suelo.
—¡¿Qué le hiciste?! —Lo hizo a un lado con un empujón y se instaló frente al niño, que paró con sus alaridos por un segundo para mirar a la nueva criatura. Francisco no le dio tiempo de retomar los gritos, posó las puntas de sus alas suavemente sobre su rostro y el chiquillo cayó dormido en sus brazos. Lo inspeccionó rápidamente, descubriendo la herida en su pierna. Volvió a erguirse cargando al chico y lanzándole una mirada molesta a Miguel.
—¡Yo no hice nada! ¡Escuché un llanto y lo seguí! —Se defendió.
—¡Ah! Entiendo, y creíste que estaría aliviado al verte, ¿verdad? —replicó, haciendo un ademán con la cabeza hacia él.
Sarcasmo, no sabía que Francisco tenía esa habilidad dentro de sí. Como fuera, Miguel sabía muy bien a lo que se refería, y estaba consciente que las alas de murciélago, los colmillos y las orejas puntiagudas que no se había preocupado en ocultar no eran una visión tranquilizadora para los humanos, al menos no para la mayoría. No como mister virtuoso frente a él.
—Es que, creí escuchar… —Bajó la cabeza al recordar la ilusión, y la angustia que se apoderó de él escuchando el sufrimiento de su hermano. Eso bastó para que el otro entendiera y suavizara su expresión.
Regresaron su atención al niño dormido en los brazos de Francisco. Miguel compartió su teoría de que había caído por el barranco a un costado y Francisco estuvo de acuerdo con él.
El ángel se apresuró en subir y depositar al chico en el sendero que atravesaba por allí. Miguel se quedó solo esperando abajo, y entonces lo vio. Un demonio. No un sirviente humano como él, sino un demonio de azufre real, escondido entre las hojas de un árbol, casi llegando al límite del área neutral que separaba el suelo mortal de la tierra sagrada del santuario, mirándolo fijamente.
Había venido por él.
—Miguel, ¡Miguel! —La voz del ángel lo sacó de su transe. No se percató en qué momento había terminado con el niño, pero ya estaba unos cinco metros por delante de él y de regreso al santuario—. Te digo que despertará pronto... —calló, mirándolo intensamente por un instante—. ¿Te quedas, o vienes conmigo?
—Ya voy, lo siento.
Francisco dio un leve asentimiento y reanudó la marcha. Miguel iba a seguirlo y entonces recordó al demonio. Seguía en la misma posición por suerte. Cuando cruzaron miradas otra vez, el engendro llevó un calloso dedo a su boca, indicando silencio, y luego movió la cabeza lentamente de un lado a otro con desaprobación.
Se apresuró en alcanzar a Francisco luego de eso, con un escalofrío recorriéndole la espalda al recordar esa horrible sonrisa repleta de dientes puntiagudos.
 òwó
A la mañana siguiente notó que Francisco estaba molesto con él, y de una forma que no le gustaba. Por lo general cuando se enojaba con él refunfuñaba y le gritaba, o cuando realmente lo fastidiaba le lanzaba la serpiente, que lo mantenía unos quince minutos luchando en el suelo mientras el otro cumplía con sus labores tranquilamente alrededor, haciendo comentarios sobre su mal comportamiento de vez en cuando. Ahora ni siquiera le hablaba. La única respuesta que conseguía de él era que lo mirara por un segundo con ojos heridos, y enseguida volvía a lo suyo y a ignorarlo.  
Miguel lo detestaba. Detestaba que lo ignorara. Y más detestaba la expresión de dolor que no abandonaba su rostro en ningún momento.
Pasado el mediodía ya no lo soportó más.
—¡Suficiente! ¡¿Vas a decirme qué es lo que pasó?! —Lo seguía incansablemente, cortándole el paso a donde sea que virara para alejarse de su presencia, logrando arrinconarlo en un sector del santuario donde la vegetación era frondosa, así que tampoco podía echarse a volar para escapar de él—. Sea lo que sea, lo siento, juro que esta vez no buscaba hacerte enojar.
Francisco paró de moverse por un momento y volvió a mirarlo con esos malditos ojos repletos de tristeza.
—¿Qué hacías afuera? —habló por fin y para alivio de Miguel. O así fue hasta que registró el tono desdichado con el que salieron sus palabras. ¡¿Qué había hecho para ponerlo tan triste?!
—Ya te lo dije, creí escuchar a Julio y fui a buscarlo.
—¿Eso es todo? —Otra vez esa mirada y esa voz lastimosas. Intentó acercársele nuevamente y esta vez se lo permitió, entonces se atrevió a llevar una mano hasta la de Francisco y acariciarle el dorso.
—Eso es todo, amor. —Estaba a poco de unir sus frentes cuando el ángel lo empujó con fuerza lejos de él y tirándolo al suelo.
—Mentiroso —siseó—. ¿Crees que soy idiota? Vi muy bien a tu amigo haciéndote señas escondido en el árbol. —Miguel se paralizó, con esto de tratar que el otro le hablara se olvidó del demonio que había visto la noche anterior—. A ese, ¡Y a los otros dos que estuvieron rondando ayer!
—¿Qu-qué? —«¿Dos más?» Ni siquiera los había sentido cerca.
Eso era malo. Si había tantos en el mismo lugar de seguro estaban planeando un ataque importante. No creía que fuera solo por él, nunca habían enviado más de uno para buscarlo las otras veces que dejó de responder, después de todo no era rival para un demonio de azufre. Aunque podía ser distinto ahora que estaba dentro de tierra sagrada y que comenzarían a debilitarse no bien atravesaran el umbral; además, estaba Francisco. Un ángel sí que era cosa seria.
—¿Cuál era su plan?, ¿Te enviaron para ablandarme con tus jueguitos y engañarme para que te entregara la pluma? —Se escuchaba cada vez más furioso, y lastimado, como si en cualquier momento fuera a romper en llanto—. ¿O solo para hacerme salir e intentar arrancarla ellos mismos?
—¡No! Lo entendiste todo mal, no es nada de eso… —decía mientras se levantaba para intentar alcanzarlo otra vez.
—Sal de aquí. —El ángel comenzaba a dar la vuelta para marcharse cuando Miguel alcanzó su mano y jaló de ella para retenerlo.
—¡Francisco…!
—¡¡QUE TE VAYAS!! —Se zafó de un tirón y comenzó a batir las alas, lanzando fuertes ráfagas de viento en su dirección, tratando de llevarlo fuera del santuario como había hecho con los cazadores que el demonio había traído, ya hace tanto tiempo.
Miguel por su parte intentaba resistirse al embate del viento, pegándose al suelo lo más que podía y sosteniéndose de los troncos caídos y las raíces que sobresalían de la tierra. Cuando había logrado arrimarse a un grueso árbol que le impedía seguir retrocediendo, el vendaval cesó y se atrevió a asomar la cabeza fuera del escudo protector que había formado con sus alas. Vio que Francisco extendía el brazo derecho hacia él y se preparó para el abrazo de la serpiente; pero nada pasó, la serpiente dorada seguía dormida alrededor de la muñeca de Francisco.
—¡Vamos, despierta! —El ángel presionaba el brazalete con la otra mano, intentando obligar a la serpiente a despertar y seguir sus órdenes—. ¡Destrúyelo!
Antes de que Miguel pudiera terminar de ponerse de pie, escucharon a las aves graznando y su revoloteo frenético, seguido del estruendo de fuertes pasos acercándose y el viento silbando sobre sus cabezas. Una gran masa negra cayó sobre Miguel, aplastándolo contra el tronco en el que se había estado guareciendo, mientras que de la vegetación emergían dos demonios de gran envergadura que fueron a plantarse frente a Francisco.
—Apártate, angelito, el problema no es contigo. —Le dijo el más corpulento. Tenía una lengua larga que no paraba de mover, y una mirada obscena que le puso los pelos de punta. Por el espacio que dejaban entre los dos pudo ver a Miguel luchando para quitarse al tercero de encima, que intentaba maniatarlo con una cadena al rojo vivo.
—¿Qué quieren con él? —Inquirió. Los vio morderse los labios, resistiéndose a responderle inmediatamente. La serpiente en su mano comenzando a despertar.
—El Oscuro lo reclama de regreso, ¡No te interpongas! —contestó finalmente el más alto, desplegando unas largas garras de sus dedos huesudos. Su compañero se había estado moviendo lentamente, queriendo colarse a su costado.
—Tú no me darás ordenes, escoria. —Alzó el brazo al tiempo que se le venían encima, y la serpiente salió disparada a enroscarse alrededor del de ojos lascivos.
Miguel seguía pudiendo resistirse al demonio que trataba de encadenarlo. Era el mismo que había visto la noche anterior mirándolo desde el árbol, esos horribles dientes se tambaleaban ahora sobre él, chorreando una saliva ácida que le quemaba la piel. Siempre era lo mismo: lo emboscaban, lo ataban con esas cadenas que nunca se enfriaban, y lo arrastraban de vuelta al infierno para seguir atormentándolo con fuego.
—Muy astuto al venir aquí, pero no lo conseguirás tan fácil, nadie escapa de su trato con el Oscuro.
Finalmente, el adefesio superó sus defensas y le envolvió las muñecas y la mitad del brazo con las cadenas. Miguel se retorció de dolor y cuando el hierro le alcanzó los hombros y el pecho ya no pudo contener sus gritos. Dolía demasiado. Luego de eso fue fácil para el otro demonio enrollar sus piernas y pronto estuvo arrastrándolo, tratando de echar a volar para sacarlo lo más rápidamente del santuario.
Apenas si podía pensar en algo fuera de su piel ardiendo, cuando sintió que caía y se azotaba contra el suelo. El yugo de las cadenas se aflojó ligeramente y con la fuerza que le quedaba intentó sacudírselas. Había logrado voltearse y liberar uno de sus brazos cuando escuchó el chillido moribundo del demonio que lo transportaba. Se forzó a abrir los ojos y vio las botas de Francisco junto a una nube de cenizas que caían formando un pequeño cúmulo en el suelo. Los pies se voltearon corriendo en su dirección y enseguida sintió que lo agarraba del brazo libre y tiraba de él intentando apartarlo de las cadenas. No lo consiguió, el metal solo se apretó más contra su cuerpo haciendo que retomara los gritos. Las manos de Francisco pronto estuvieron intentando apartar las cadenas y lo escuchó soltar un alarido de dolor al quemarse también con ellas. Fueron unos segundos interminables en que solo quería gritarle que se apartara para no seguir oyéndolo sufrir por su culpa, pero estaba muy ocupado gritando por su propio padecimiento.
El idiota no se apartó, en cambio, lo alzó en brazos y echó a volar erráticamente, forzándose a no soltarlo cada vez que las cadenas le rozaban la piel. No tenía idea en qué dirección o qué pretendía hacer hasta que se hundieron en el agua.
Francisco los había zambullido en el lago del santuario y el agua santa enseguida comenzó a corroer las cadenas, liberando a Miguel y aliviando su dolor. Entreabrió los ojos y alcanzó a ver que las quemaduras en sus brazos comenzaban a sanar antes de que las manos de Francisco volvieran a sujetarlo por debajo de las axilas y lo impulsaran hacia la superficie. No es que necesitara respirar realmente, pero era un alivio poder volver a hacerlo sin las cadenas comprimiendo y quemándole el pecho cada vez que lo intentaba.
Pensó que el ángel iba a sacarlos volando del lago, pero solo los mantuvo a flote, batiendo las alas dentro del agua, remando con ellas y llevándolos lentamente hacia la orilla. Para cuando sus pies tocaron fondo las quemaduras de ambos ya estaban curadas completamente, aunque Miguel casi se hunde de nuevo en cuanto Francisco aflojó su agarre, todavía demasiado débil como para mantenerse en pie por su cuenta, así que el ángel pasó uno de sus brazos por sus hombros y lo llevó a rastras hasta el borde del lago.
—¿Estás bien? —preguntó Francisco una vez estuvieron fuera del agua.
—Sí, pero no me sueltes. —Los músculos de todo el cuerpo seguían pareciéndole jalea y apenas lograba llevar un pie delante del otro al ritmo del ángel.
—Si quieres podemos volver al lago hasta que recuperes fuerzas. —sugirió, ofrecimiento que Miguel se apresuró en declinar.
—No —dijo antes de que un escalofrío lo recorriera. El agua se había sentido bien mientras lo sanaba, pero la tarde ya había caído y, a diferencia de Francisco, no era fan de estar empapado bajo la fría brisa de la noche—. Solo deja que me recueste un momento.
El otro asintió, comprendiendo a qué se refería y reanudó la marcha hacia la casita unos metros más adelante. Una vez dentro, Miguel se dejó caer sobre la hamaca con un suspiro aliviado, con las rodillas pegadas al pecho y las alas cubriéndolo, tratando de calentarse. Se había olvidado de la presencia de Francisco hasta que escuchó que arrojaba cosas al suelo junto a él. Quiso saber qué hacía, pero estaba muy cansado, además que finalmente se había acostumbrado a su posición, así que lo dejó ser. Cuando sintió el suave calor a su espalda, supuso que se las habría arreglado para armar una fogata en algún lugar; nunca lo había visto encender fuego alguno, solo mirarlo a él hacerlo, y esperaba que no terminara consumiendo las paredes, no quería lidiar con más quemaduras ese día.
—Perdón. —dijo el ángel luego de un tiempo—. Por desconfiar de ti. Y por tratar de expulsarte… Y desintegrarte.
—Descuida, bombón, hasta las mejores parejas se pelean de vez en cuando, y con mis antecedentes ¿Qué más podrías esperar? —Se esforzó en responderle con tono desenfadado, en un intento por demostrar que no le guardaba rencor. Abrió los ojos y se encontró con Francisco de pie junto a la hamaca y se estiró para dejarle espacio. El otro aceptó su invitación sin excusas esta vez, recostándose junto a él y rodeándolo con sus brazos, atrayéndolo suavemente y escondiendo el rostro en el hueco de su cuello.
—Aun así, lo siento —susurró junto a su oído. Aunque las palabras iban cargadas de angustia, igualmente hicieron que le cosquilleara la piel—. Perdón.
—Está bien, está bien, ya no supliques más. Puedes darme un besito y te perdonaré —rio suavemente, queriendo molestarlo para aligerar el ambiente.
Cuando Francisco se apartó ligeramente creyó que era para darle un golpe o algo por el estilo, no para mirarlo a los ojos mientras llevaba una de sus manos a posarse suavemente contra su mejilla, como lo estaba haciendo.
—Ehm, ¿Fran…? —Antes de que pudiera terminar, el ángel se había inclinado sobre él a unir sus labios, copiando las veces que lo había besado, pero a diferencia de él no se apartó de inmediato.
Francisco se mantenía rozando suavemente sus labios contra los suyos, sin saber qué más hacer, así que Miguel, sintiéndose nuevamente con fuerzas, se dispuso a ayudarlo. Llevó su mano a la nuca de Francisco y tiró ligeramente de su cabello logrando que abriera la boca para protestar, y entonces se lanzó a besarlo de verdad.
El ángel estuvo renuente al inicio, espantándose ligeramente con cada cosa nueva que hacía Miguel, pero luego de un par de caricias pudo dejarse llevar y disfrutar del beso, al menos hasta que el demonio comenzó a ponerle demasiada atención a su trasero.
—Ahora sí te estás aprovechando —dijo a la vez que alcanzaba la mano de Miguel que se colaba por debajo de su faldón—. Cálmate, no puedes hacer eso aquí.
—¿Por qué no? Tus animales lo hacen todo el tiempo. —Al fin recibió el golpe en el estómago que había estado esperando, pero solo sirvió para aumentar su sonrisa—. ¡De acuerdo! Será en otra ocasión entonces. —Apartó sus manos de los muslos del otro y las llevó a los lados de su cintura. Se dejó caer sobre el pecho del ángel, frotando su rostro contra su mejilla y besando la piel de su cuello, sacándole uno que otro suspiro complacido de vez en cuando.
 —Ese engendro dijo que el Oscuro te quería de vuelta, ¿Crees que te está buscando para castigarte? —preguntó Francisco tiempo después.
—No creo que les guste que me esté escondiendo aquí. —Miguel seguía dándole pequeños besos en el cuello mientras el ángel lo abrazaba y le acariciaba la piel del brazo y el cabello. La verdad no quería pensar en los demonios de antes, no cuando estaban tan bien y acaramelados sobre la hamaca, pero por lo visto su compañero sí.
—¿El que te atrapó no te dijo nada? —El tono de su voz indicaba que, al menos, lo había visto hablándole, así que prefirió no esconderle información por si eso lo hacía enojar otra vez y compartió lo que el demonio le había dicho. La mano que lo acariciaba se detuvo—. ¿Escapar del trato? —Casi enseguida se incorporó sobre la cama—. ¿Entiendes lo que eso significa? Puede que la pluma sea para abrir tus cadenas, Miguel, ¡Liberar tu alma! Al fin podrías descansar.
Se precipitó fuera de la hamaca, dejando al demonio desparramado sobre ella, con un brazo tratando de alcanzarlo para que volviera a recostarse y arrepentido de haber hablado.
—¿Acaso eso es posible? —cuestionó ofuscado.
—No lo sé, tal vez, supongo que depende de las condiciones de tu contrato con él. —El ángel se veía demasiado entusiasmado con el asunto.
Miguel por su parte pensaba que, si de verdad era posible romper su trato, eso significaría que su cuerpo se disolvería y su alma iría a parar al cielo, o tal vez de regreso al infierno, ni idea qué se habría ganado en su vida mortal. Sea lo que fuera que pasase, ya no podría seguir en el santuario ni con Francisco, lo que de ninguna forma lo entusiasmaba, y se sentía herido de que el otro se mostrara tan ilusionado con la idea.
—Bueno, tampoco es que podamos estar seguros de que sea así, no es como que recuerde cuál fue mi trato con él.
—Pero podemos intentar que lo recuerdes. —Le dijo Francisco, apuntándolo con un dedo. Antes de que pudiera sacar a relucir su mala memoria, el ángel se había esfumado por el hueco de entrada, echando a volar rápidamente.
Miguel se dejó caer de cara contra las lianas entrelazadas.
 Luego de rezongar por varios minutos salió a buscarlo por el santuario. Lo encontró nuevamente metido en una zanja removiendo el barro con las manos. Intentaba convencerlo de que dejara el asunto así y volvieran a acurrucarse, cuando Francisco tironeó hasta sacar una especie de raíz de la tierra con una exclamación victoriosa.
—¿Qué es esa cosa, cariñito? —preguntó observando la fea maraña toda cubierta de fango verdoso.
—Lo que te ayudará a recordar —respondió con entusiasmo y se dirigió en dirección al lago, suponía que para lavarla.
Por un momento creyó que lo haría comerse la raíz asquerosita, pero lo que hizo fue meterla junto con bastante agua dentro de una calabaza hueca y seca, y poner todo eso sobre unas piedras calientes. Se preguntaba de dónde había aprendido a hacer eso, y por qué se parecía a una práctica que tenían los humanos que tanto le desagradaban.
—Siéntate ahí y bebe. —Le indicó, palmeando una roca más o menos plana junto a la preparación.
Después de todo si iba a tener que tragarse esa cosa. A regañadientes lo hizo, esperando que algo místico y celestial ocurriera en cuanto el brebaje tocara sus labios. Pero nada ocurrió, dejando de lado las arcadas que sintió por lo mal que sabía el líquido caliente.
—Oe, no está pasando nada. —Se quejó.
—Tú tranquilo, y sigue bebiendo —indicó, sentándose a su lado—. Y avísame cuando empiece a dolerte la cabeza.
—Cómo no. —Iba a seguir protestando, pero Francisco lo acalló al reclinar la cabeza sobre su hombro y entrelazar sus dedos con la mano que no sostenía el particular cuenco—. ¿Y se puede saber cómo fue que te enteraste de este manjar?
—Te sorprenderá saber que no eres el único que se olvida de cosas —dijo con una voz serena. Miguel intentó molestarlo con un triunfal «¡Ajá!», pero se atragantó torpemente con el aire que entró por su boca. Francisco lo notó y se rio un rato de él como reprimenda, luego continuó—. Una vez me sorprendí queriendo recordar cómo fue de retoño el árbol más viejo del santuario, y cuando no lo logré, Iwa me dijo cómo hacerlo.
—¿La serpiente te habla? —cuestionó sorprendido.
—No exactamente, me muestra cosas.
Antes de que pudiera seguir preguntándole sobre qué más le enseñaba la serpiente, una punzada en la cien lo hizo tambalearse—. Ya.
Francisco pasó un brazo alrededor de sus hombros, sosteniéndolo contra su pecho. Luego con la mano derecha sostuvo la suya, y con los ojos entreabiertos por la creciente jaqueca, Miguel pudo ver que la serpiente se movía hacia su muñeca.
—¿Qué está…?
—Cierra los ojos e intenta concentrarte —susurró Francisco junto a su oído—. ¿Para qué quieres la pluma?, ¿Qué conseguirás con ella?
Miguel hizo lo que le decía, más que nada porque el dolor de cabeza no le permitía hacer nada más, sin mucha esperanza de que funcionara. Sintió apenas el mordisco que le dio la serpiente y, para su sorpresa, algo pasó. Comenzó sintiendo que el calor a su alrededor aumentaba y luego destellos de figuras difusas y sombras danzantes pasaron frente a sus ojos. Escuchó murmullos lejanos que poco a poco se impusieron sobre la voz de Francisco en forma de gritos, órdenes y azotes. Sintió varias manos tomándolo de los brazos y jalándolo a otro lugar. De pronto estaba frente a una figura oscura e imponente que lo hacía tiritar, pero eso no evitó que su garganta se secara con un grito fuerte y rabioso que no logró entender. Lo que sí pudo escuchar claramente fue una voz sombría que le dijo:
—Consigue una pluma de ángel y entonces podrán irse.
Seguido de la visión de una mano pálida que se extendía frente a él.
«¿Podrán?, ¿Podrán quiénes?», logró pensar antes de despertar sobresaltado del recuerdo, pero ya sin el dolor de cabeza incapacitándolo. Francisco estaba frente a él, sosteniéndolo por los brazos firmemente.
—¿Miguel?, al fin despiertas —suspiró aliviado—. Perdón, no recordaba que hubiera sido tan desagradable las veces que lo hice. —Se disculpó, sobándole los brazos de arriba abajo y uniendo sus frentes suavemente.
—Debió ser porque tus recuerdos eran bonitos —respondió, ya más relajado bajo las caricias del ángel. Francisco siguió mimándolo mucho tiempo más y Miguel se dejó consentir gustoso, pero con una sensación agridulce pensando que seguramente sería la última ocasión.
No se equivocó, en cuanto le dijo a Francisco lo que había podido recordar este puso una sonrisa y comenzó con el parloteo sobre lo bueno que era eso, y que de seguro escuchó mal esa penúltima palabra y lo que dijo el Oscuro fue «podrás»; todo para intentar cubrir el manto de tristeza que le cayó encima, igual que a él. Y es que cuando el ángel puso en sus manos una de sus plumas más largas, ambos supieron que era el adiós.
 òwó
Francisco caminó junto a él hasta el umbral que marcaba la salida del santuario, sus manos entrelazadas todo el camino. Había intentado convencerlo de que no era necesario, que, así como estaban las cosas estaba bien, que su alma no necesitaba liberarse, que no le interesaba el descanso eterno si iba a separarlo de él; pero el ángel no le hizo caso y se mantuvo firme en su idea de que era lo mejor, que todas las almas necesitaban partir y a Miguel ya lo habían retenido demasiado tiempo.
Ninguno esperó ver a la sombra, de pie a unos diez metros del umbral. El solo verla allí le puso los pelos de punta a Miguel, más cuando sintió la ira que desprendía y se detuvo un momento temiendo acercarse más.
—No tengas miedo. —Le dijo Francisco, poniendo la mano libre sobre su hombro con cariño. Para él era fácil decirlo, no tenía que salir a reunirse con ella. Sintió sus suaves dedos recorriendo su piel hasta posarse sobre su mentón, haciéndolo apartar los ojos del espectro y fijándolos en él. Lo miraba con tristeza, y también mucho, mucho cariño—. Estarás bien. —Antes de que pudiera cuestionarlo, se inclinó para darle un dulce beso en los labios. Un último beso.
Si pretendía que eso le diera el valor para salir se había equivocado horriblemente, todo lo que quería era volver adentro y acurrucarse a su lado por la eternidad que les restaba, pero Francisco le dio un ligero empujón para que siguiera avanzando y sus pies continuaron moviéndose automáticamente hasta quedar a más o menos un brazo de distancia de la sombra.
—Ehm, t-tengo la pluma que pidieron —dijo, sin saber realmente qué se suponía que debía hacer. Levantó la pluma de Francisco para enseñársela, pero la apretó muy firme por si intentaba arrancarla de su mano—. Ahora cumplan su parte del trato.
El espectro no hizo un solo ruido, pero de entre sus ropajes sacó un cofre negro y empolvado que sostuvo frente a él. Miguel dudó por unos segundos si es que debía recibirlo o algo así. «Las plumas de ángel abren cosas», recordó, y entonces se le ocurrió probar insertándola dentro de la cerradura. Cuando la giró, esta hizo un clic y la tapa se abrió instantáneamente, consumiendo la pluma hasta volverla cenizas.
Dentro de la caja había una especie de bola que emanaba luz, muy parecida a las almas que Francisco liberaba. Se inclinó sobre ella y comenzó a irradiar cada vez más y más luz hasta cegarlo.
Entonces recordó. Su vida. Su vida humana.
Era un campesino, pobre como todos. Sus padres murieron tempranamente, su madre por la gripe y su padre por un accidente en el campo; así que tuvo que hacerse cargo de las tierras, la casa y su pequeño hermano, Julio. Todo les iba bien hasta que el niño enfermó. Al principio creyó que no era nada, pero con el paso de los días su condición empeoró. Para cuando pudo conseguir que el médico fuera a examinarlo este le dijo que era tarde y ya nada se podía hacer, más que esperar. Se negó a aceptar que perdería a su hermano también, y se dedicó a probar cada cosa y menjunje que las curanderas y ancianas del pueblo le indicaban para intentar que mejorara.
Por estar pendiente de su hermano todo el día ya no había nadie que se encargara de cuidar los campos y los cultivos morían día con día, para el periodo de cosecha no tendría nada que vender y se quedarían sin dinero; pero se decía que no importaba si Julio seguía con él, ya se las arreglaría de alguna forma, vendería tierras o lo que hiciera falta para que estuvieran bien.
En un momento Julio dejó de comer. No importa lo que hiciera, no probaba bocado y lloraba de dolor todo el día. Miguel caía dormido en todas partes, despertando solo al escuchar los quejidos de su hermanito. Ya no sabía qué hacer. Los cortos momentos en que no estaba junto a la cama de Julio o cayendo de cansancio se los pasaba llorando de angustia. Ya no sabía qué más hacer.
Fue entonces que él se presentó. Estaba lamentándose a escondidas, sentado en la escalerita de la puerta trasera cuando el Oscuro se apareció frente a él ofreciéndole un trato: acabaría con el padecimiento de su hermano si le entregaba su alma.
Miguel no lo pensó bien, pero hace mucho que no podía pensar bien, y hundido en la desesperación como estaba quién podría culparlo por haber accedido tan rápidamente. Pensó con torpeza que Julio se recuperaría y él tendría que cumplir su palabra recién al final de sus días, muchos años después, cuando muriera de viejo. Pero lo que pasó fue que el Oscuro solo raptó el alma de Julio, acabando con su padecimiento, y luego él también murió en un accidente estúpido intentando salir de la casa a protestar por el engaño.
Una vez convertido en esclavo siguió reclamando. Para sorpresa de todos no había olvidado el engaño y continuó rebelándose hasta que le ofreció un nuevo trato: si conseguía una pluma de ángel podrían irse, liberaría su alma y la de Julio y descansarían en paz. Estaban estrechando las manos, cerrando el trato, cuando el Oscuro agregó:
«Pero no podrás recordar para qué necesitas la pluma».
 Cayó al suelo, aturdido por la cantidad de información que se agolpaba en su cabeza. No fue sino hasta que sintió unas manos sobre sus hombros que logró ubicarse de nuevo en el presente. Había recuperado sus recuerdos y su alma era libre, así como la de Julio, que había estado prisionera en ese cofre por todo ese tiempo.
—Miguel, ¿Cómo…? —Francisco estaba a su lado, confundido y feliz a la vez. Cómo seguía allí debía estarse preguntando—. Eres humano otra vez.
Recién entonces cayó en cuenta; las alas no estaban, ni las orejas puntiagudas, ni los colmillos, hasta su ropa era distinta, la ropa de un campesino. No estaba muerto, solo era humano de nuevo.
Iba a abrazarse al ángel, cuando sintió otra presencia familiar. La silueta de Julio se erguía frente a él. Por un momento creyó que su hermanito también estaba vivo de nuevo, pero pronto se dio cuenta que solo era su alma tomando forma para despedirse. Quiso llorar, pero se contuvo y lo abrazó, fuerte.
Luego de un tiempo, Francisco le tocó el hombro y supo lo que pasaría. De todas formas, no lo soltó y vio cómo la figura de Julio se escapaba de sus brazos, disolviéndose en cientos de pequeñas lucecitas que subieron hasta perderse en el cielo, así como las almas de los animalitos del santuario. Entonces sí permitió que las lágrimas cayeran.
—Vamos. —El ángel lo sostuvo por los hombros y comenzó a guiarlo de regreso al santuario mientras intentaba secarse la cara.
Ya se había acabado todo. Julio estaba bien. Él estaría bien.
De pronto sintió un dolor punzante en el pecho. Bajó la mirada y vio una hoja oscura atravesándolo. La espada se retiró y sus fuerzas lo abandonaron, pero Francisco lo sostuvo antes de que tocara el suelo. Alcanzó a ver a la sombra que lo había apuñalado por la espalda antes de que esta se disolviera.
—Miguel, ¡Miguel! —Escuchaba apenas la voz de Francisco llamando su nombre—. No te duermas, por favor… Estarás bien, el agua, el agua del lago puede curarte, Miguel.
—Gracias, amor… —Fue todo lo que logró decir antes de que sus labios se secaran completamente. Siguió escuchando la voz de Francisco, cada vez más apagada, la oscuridad y el silencio consumiéndolo todo.
Hasta que finalmente se desvaneció.
 Òwó
 Era una mañana tranquila, el sol brillando en lo alto y la suave brisa corriendo entre los árboles se combinaban para mantener una temperatura agradable. Francisco se encontró sin mucho que hacer, así que fue a sentarse junto al lago.
En ese momento se encontraba mirando a una familia de patos que hacía su camino tranquilamente hasta el agua; instantes después se acicalaban con la misma calma, confiados ahora que en el santuario no había nadie que fuera a perturbarlos.
Dejó escapar un pesado suspiro. Con las aves en frente le era casi imposible no llevar su mirada hasta su ala. Al tenerlas replegadas no se alcanzaba a notar, pero una vez las extendía el espacio vacío de la pluma que arrancó era evidente. Sabía que no debería quejarse, porque lo había hecho a propósito; escogió esa pluma sabiendo que su ausencia le pesaría siempre, y así se aseguraría de nunca olvidarse de él.
Fue una decisión cargada de sentimentalismo. No pensó que sería tan molesto que ese agujero desestabilizara permanentemente su vuelo, y lo difícil que sería aprender a compensarlo; tampoco en lo desfavorable que luciría el contraste de sus alas en su reflejo. Ese hueco arruinaba completamente su antes perfecta armonía. Claro que eso último no era un real problema, solo mera vanidad.
«Hablando de vanidad…», pensó al escuchar el característico silbido del viento, seguido del golpe de dos pies contra la tierra a su espalda.
—¿De nuevo te estás arrepintiendo de haberme dado esa pluma? —Miguel se irguió rápidamente para ir hasta su lado y abrazarlo por la cintura. Ahora era todo un deleite para la vista, con esas grandes alas emplumadas, los lazos dorados de las sandalias subiendo por sus pantorrillas, los brazaletes y la espada de oro colgada al cinto de la toga inmaculadamente blanca. No pocas veces Miguel se había detenido frente al agua simplemente admirando su propio reflejo; y Francisco tenía que admitir que no pocas veces se quedaba simplemente admirando el virtuoso perfil del otro ángel.
—Se suponía que me ayudara a recordarte en mil ciclos solares, de saber que no haría falta te hubiera dado una de las muchas pequeñitas e inútiles que me sobran… —Se quejó Francisco, abrazándose a su cuello con ambos brazos, a la vez que le daba su beso de bienvenida. De todas las caricias que le había enseñado, los besos seguían siendo las que más le gustaban—. Estuviste fuera menos tiempo, ¿Seguro que está bien?
—Seguro. Además, si se presenta una amenaza la espada me avisará —dijo, palmeando la empuñadura.
Al principio, cuando apenas recuperó la conciencia en ese apacible y deslumbrante lugar, Miguel había estado renuente con su asignación como guardián de hombres. Por sus méritos en vida tenía una predisposición para el trabajo le habían explicado, luego de que superaran la sorpresa por sus cuestionamientos, claro. Entonces hubiera preferido que lo hicieran guardián de animales para regresar en seguida al santuario con Francisco y no preocuparse de nada más, pero cuando la Supervisora le informó que su protegido sería el alma reencarnada de su hermanito, dejó sus quejas a un lado. Claro que siendo un recién nacido, lo que más hacía Julio era dormir, podía arreglárselas sin él mientras tanto, ya cuando comenzara a gatear estaría más horas al día vigilándolo.
Francisco bajó su mirada confundida y al toparse con su mano sobre la empuñadura la apartó avergonzado—. Oh, claro… esa.
Miguel estuvo perdido por un segundo al escucharlo murmurar, pero enseguida comprendió lo que había estado pensando, y no lo iba a dejar pasar por alto.
—Vaya, vaya, mi amor, si tanto me extrañaste a mí y a mi espada, podemos ir adentro y tener nuestro reencuentro —dijo, sosteniéndolo con mayor firmeza cuando el otro intentó apartarse.
—¡No, no, no! E-eso fue solo por esa vez, porque habías vuelto y estaba inestable y confundido y… y me dejé llevar… —Francisco se remecía de un lado a otro, mientras Miguel los guiaba hasta la casita junto al lago, que ya se había vuelto su favorita luego de todas las cosas lindas que habían pasado dentro de ella—. ¡Miguel, no! ¡Eres un ángel ahora! ¡Controla tus pasiones, por el amor de…!
—Por amor, mi vida, es por amor. —dijo para callarlo, y luego de un suave y casto beso prosiguió—. Relájate, si no nos han expulsado ya con todas las faltas, no creo que un poco de lujuria haga la diferencia.
Recibió un buen golpe en el estómago por ese último comentario, pero una serie de besitos sirvieron luego para disipar los reparos de Francisco y hacerlo entrar a su nidito de amor. Claro que no consiguió convencerlo para que profanaran la tierra sagrada otra vez.
Al menos no ese día.
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dark1297 · 3 years
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¿Qué significado tiene el vivir?
¿Qué significado tiene la felicidad?
Muchas veces me he hecho esta pregunta y lo único que viene a mi cabeza es que nunca sabremos cuando vamos a morir pero la muerte es un hecho, es una de las leyes que nos rigen como seres materiales dependientes de un cuerpo orgánico y que con el tiempo simplemente pasa a ser algo más de esto llamado materia.
Aquella persona que no se impresiona por los pequeños detalles, pierde aquello que nos hace distintos a los seres no racionales... Ser consientes de que tuvimos que esperar millones de años para que hoy en día pueda plasmar en este espacio lo que pienso, tuvimos que esperar nuestro turno para que la materia se reuniera en las condiciones optimas, perfectas, inclusive con un porcentaje de existir casi nulo, para que hoy en día no sonriamos porque una persona nos dio los buenos días, porque una canción nos hace movernos de manera divertida, porque el sol aparecía de la manera más esperada o tal vez porque la tarde fría es una perfecta excusa de usar ese abrigo enorme que te hace sentir seguro.
Muchas veces me quede solo con mis pensamientos y lo primero que hacía era juzgar, era señalar y ser demasiado duro conmigo mismo, pero con el tiempo y con el trabajo que amo, he recordado cual es mi meta en esta vida, que vine solo y me iré solo.
El ser autentico esta en peligro de extinción hoy en día, y pasa porque la mayoría de las personas no saben vivir en soledad y eso les trae conflicto con lo que fue o será su vida, pero lo que es bien cierto es que las personas estamos en esta vida de paso como para que seamos demasiado duros con nosotros mismos por lo que no fue, la historia de tu vida se escribe el día de hoy a cada segundo de ti vida.
Si quieres decirle a esa chica que le diste tu primer beso que recorrió tu cuerpo como una descarga de electricidad, hazlo.
Si quieres pedirle disculpas al amor de tu vida por como terminaron las cosas, hazlo.
Si quieres comer toda la semana porque en una ciudad lejos te sentías solo, hazlo (Pero recuerda que solo es temporal jaja).
Si quieres fumar hierva para después reírte de estupideces en cualquier red social, hazlo.
Solo ten en cuenta algo, ningún dolor es para siempre.
Es mejor ver lo bueno de la vida y no enfrascarnos en lo que no nos gusta, el día de mañana seremos adultos y no quiero ser un vestigio de lo que un día fui.
Por más fuerte que golpe la vida, siempre abra algo bueno, solo que en ocasiones tenemos que darnos cuenta que somos vulnerables, frágiles y sentimentales.
Finalmente, quiero concluir que este breve pensamiento es algo de lo tanto que pasa por mi cabeza y es tanto que tengo que escribirlo en algún lado, ya que sospecho que sufro de trastorno de déficit de atención e hiperactividad, tal vez no para que sea patológico o limitante en mi vida pero sospecho que en cierto punto lo padezco y la manera en conseguir canalizar todo esto es interesarme por todo y explorando sobre eso.
En fin, la vida es hoy, ahora y este es el mejor momento para hacer de tu vida aquello que te conduzca a la felicidad.
La felicidad es ese momento en el que abrazas a tu madre, después de verla un largo rato, es ese momento cuando ves a la persona que tanto amas al lado tuyo, es ese olor a tierra mojada de libros nuevos, es ese atardecer junto a la persona que amas, es esa sonrisa de alguna persona que le dijiste "buen día", es eso que aún nos da esperanza y motivación para levantarnos cada día y luchar contra mil y un cosas y aún así tenemos el valor de retar al destino de decirle, "A pesar de golpear tan duro, no te he mostrado mi mejor sonrisa"... Darnos cuenta que somos humanos y por ese simple hecho nos equivocamos... ahhh pero como perseveramos.
FELICIDADES POR ESTAR VIVO, FELICIDADES POR LLEGAR A ESTE PUNTO, DATE UN RESPIRO, MIRA A TU ALREDEDOR Y VE QUE BONITA VISTA TIENES, y si no la ves, te pido por favor que te concentres un poco más que seguro que ahí esta, EN HORA BUENA QUE EL DIA DE MAÑANA QUIERO VERTE CUMPLIENDO TUS METAS.
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versatiro2 · 4 years
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EL SICOMORO primera parte
Ya había perdido la cuenta de los días que habían pasado desde que salí de mi casa para no volver a ella nunca más. No podría decir si aquella falta de memoria era por el cansancio, por el calor o por el hambre. Siempre que dejaba un generoso hogar que me acogía, salía de allí limpio, descansado y bien alimentado, pero a los tres días ya tenía el estómago dado la vuelta, vacío. A los tres días, sentía mis piernas pesadas, me dolían todos los músculos del cuerpo de maldormir en cualquier rincón que pudiera parecerse a una cama. A los tres días olía a choto, a guerrero, a mochilero hippy trasnochado. Precisamente, a los tres días de haberme despedido de Arizona y de sus padres humanos, sufrí una gran frustración. Iba caminando por un sendero de tierra, abrigado por dos extensas masas boscosas, que subía en cuesta hacia un pequeño cerro partiéndolo en dos. Siempre me ha gustado esa sensación de sobrepasar cualquier objeto que me tape el horizonte y descubrir lo que habrá detrás. Es algo emocionante. Aquella sensación me ayudó a subir con más ánimo hasta que la vista me ofreció la imagen que estaba buscando obsesivamente. Agua, una gran cantidad de agua. Aceleré el paso por la emoción, y la masa de agua se hacía cada vez más grande. Pensé, "por fin, el mar". El sol reflejaba en él convirtiéndolo en un espejo, y cuando llegué a la cima del cerro, una nube eliminó el reflejo del sol y se encendió mi decepción. Lo que creía que era el mar, era un puto embalse monstruoso construido entre montañas. No tuve otra opción que encaminarme a rodearlo para ver qué habría más allá de aquel imponente lago artificial. Decidí ir hacia la derecha. No sé por qué. Anduve cerca de media hora por la pasarela de madera que recorría el contorno sin encontrar ni rastro de vida humana. Entonces llegué a una curva, y tras ella descubrí una enorme casa de madera blanca con los marcos de puertas y ventanas en azul griego con un precioso embarcadero de unos quince metros en forma de L. Había un par de pequeñas barcas de pescador, una moto de agua y un patinete. Aparentemente no había nadie, pero me llamó mucho la atención el gran sicomoro que había junto al caserón. Aquel maravilloso árbol era muy frondoso de hojas de un verde oscuro que llamaba a cobijarse. Sin pensarlo me dirigí hacia él, y a pocos metros, vi que había alguien sentado en una silla de enea, disfrutando de su sombra en aquel abrasador paraje. Era un hombre mayor de barba y cabellera blancas como las nubes. Vestía pantalones de lino y camiseta de tirantes, todo blanco. Era bien parecido. A la altura de su cabeza, a más o menos un metro, colgaba del sicomoro un botijo de barro albino que me quedé mirando de forma instintiva.
-Pégale un buen trago —dijo el viejo de blanco con la mirada perdida en el gran pantano—. Por la cara que traes, debe hacer horas que no has bebido —me leyó el pensamiento y las ganas.
Entonces me acerqué y bebí un trago largo sin desperdiciar ni una gota. Al echar la cabeza hacia atrás, vi que sobre el dintel dela puerta principal del caserón, estaba grabado en la madera el nombre del majestuoso árbol que lo acompañaba, SICOMORO. 
-Aquel es Alberto —dijo Tiburcio, que es como se llamaba el abuelo, señalando hacia el agua—. Te estaba esperando.
No terminaba de comprender qué es lo que quería insinuarme aquel hombre. ¿Por qué estaría esperándome Alberto, si no lo conocía de nada? Guiñé los ojos para ver con más nitidez qué estaba señalando aquel viejo y vi algo chapoteando en el agua. Algo que se acercaba hacia el embarcadero. Cuando estuvo a pocos metros, ya estaba claro que era una persona nadando, era Alberto. Salió del agua de un salto por el mismo embarcadero, y lo que duró su paseo hasta el sicomoro hice un escaneo de su cuerpo, cuyos andares eran todo un regalo para la vista. Se veía fibrado, como nadador habitual que era. Sobre su piel blanca no se veían muchos vestigios de vello, lo llevaba recortado. Dos pequeños pezones adornaban sus pectorales y su barbita recortada le daba una madurez aparentando solo veintitantos años. Cuando estuvo a pocos metros se detuvo y se me quedó mirando fijamente mientras rascaba su pelo corto y moreno para aligerarlo de agua. Me llamaron la atención sus enormes ojos con buenas pestañas y un par de gruesas cejas muy pobladas.
-Abuelo, ¿quién es? -No lo sé. Acaba de llegar —dijo mirándome por primera vez—. No parece muy hablador, a ver si contigo se digna a presentarse.
Me sentí fatal. Estaba dando la impresión de ser un bicho raro. Entonces me apresuré a romper aquel prejuicio.
-Sí, disculpen. Mi nombre es Matt y vengo desde muy lejos. Hace meses que dejé mi casa y bueno, aunque solo estoy de paso, necesito hospedarme en algún sitio limpio y cómodo.
-No te vendría mal ducharte, afeitarte y lavar tu ropa, supongo —dijo Alberto recolocándose el paquete.
-Jajaja —soltó una carcajada el abuelo—. Comer bien tampoco le vendría mal, ¿verdad? Jajaja. 
Yo no sabía qué decir. Habían nombrado todas las necesidades que tenía en ese momento excepto una, que me surgió al fijarme en el diminuto bañador negro, con un 91 estampado a un lado, que Alberto no paraba de tocarse.
-Tengo algo de dinero. 
Ambos se miraron con complicidad y el viejo se levantó. 
-Pegaos un ducha que yo voy calentando la olla —dijo el abuelo entrando al caserón.
—Sígueme, Matt —dijo Alberto.
Yo le seguí sin decir nada. El bañador era igual de diminuto por detrás. Para lo fibrado que estaba tenía un culito muy gracioso, más bien gordito. Las mollas del culo le salían por los lados, y aunque intentó ocultarlas sacándose la tela de la raja del culo, el minibañador no daba para más. 
Me llevó hacia una puerta en el lateral y entramos a los vestuarios. Tenía dos zonas diferenciadas, en la entrada había bancos y taquillas, después un pasillo donde se ubicaban los aseos y al fondo estaban las duchas comunes.
-Antes de subir a la habitación será mejor que te asees —dijo Alberto abriendo una taquilla para darme gel de baño, una cuchilla y una toalla. Él también cogió una. 
-Gracias —aunque mejor, le hubiera agradecido con un pollazo en la cara que se arrodillarse para quitarme las zapas. 
-Puedes dejar ahí mismo tu ropa. Mañana llegará un grupo de universitarios, pero como ves, estamos solos —dijo yéndose hacia las duchas meneando su hermoso culito apresado en el bañador de natación.
Yo me desvestí, y seguí sus pasos ya completamente en pelotas. Cuando llegué a las duchas, Alberto todavía se seguía ocultando tras el bañador, pero cuando escuchó el chorro de mi ducha, se giró y me miró de arriba abajo. Yo no me corté un pelo y me quedé quieto para que me observara con detenimiento. Noté que mi rabo crecía y engordaba demostrándole que aquel momento me resultaba profundamente morboso. Entonces, Alberto se dio media vuelta, y como una gata en celo, arqueó su preciosa espalda sacando culo al mismo tiempo que se bajaba el bañador. La raja de su culito, que se le marcaba a través del bañador, se hizo carne, y al agacharse del todo para sacárselo por los pies, se le abrieron las cachas del todo, y me enseñó la parte más tierna y rosada de su cuerpo perfectamente rasurada. Me entraron unas ganas tremendas de clavar las rodillas en el suelo de teselas blancas mojadas y comerle el culo de manera brutal, la oportunidad estaba a menos de un metro y medio, pero me reprimí. Para entonces mi rabo estaba completamente empalmado y duro. Me giré cuando Alberto volvió a darse la vuelta, así que no me vio la polla en todo su esplendor. De alguna manera, quise jugar a darle una de cal y otra de arena. Aunque mi nabo había reaccionado ante aquella belleza, mis tripas mandaban, estaba muerto de hambre. Por el rabillo del ojo, veía cómo el muchacho intentaba llamar mi atención colocándose en mi ángulo de visión, pero yo seguí dándole la espalda. Quizá, ya decepcionado, apagó su ducha y ni siquiera se quedó allí para secarse, se fue directamente a la zona de los bancos. Yo me quedé unos minutos más, disfrutando bajo el chorro de la ducha tibia. 
Antes de ir a la zona de cambio, me entretuve 5 minutos en afeitarme en los aseos. Cuando salí hacia los bancos, con mi toalla atada a la cintura, Alberto ya se había vestido. Lo vi sentado en un banco frente al mío. Mis ropas habían desaparecido y en su lugar, había un camiseta blanca, un pantaloncillo corto rojo, unos calzoncillos blancos de slip y en el suelo, unas chanclas de playa. No pude evitar acordarme del ferroviario al que tras mamársela me prestó ropa de objetos perdidos de la estación. 
-Son cosas que se va dejando por aquí la gente que viene de campamento. Pondré tu ropa a lavar —dijo asiendo una bolsa—. Cuando salgas, entra por la puerta principal —y se marchó con su delicioso contoneo. 
Entonces fui yo el que me quedé con un palmo de narices. Me hubiera gustado provocarlo quitándome la toalla de frente y que se hubiera tirado al suelo para devorarme la polla, pero me quedé con las ganas por gilipollas. 
Al entrar al caserón, el abuelo estaba terminando de montar la mesa. Me dijo que me sentase, pero escuché ruido en un cuartillo anexo a la cocina, y la curiosidad me llamó. Me acerqué disimuladamente y sin entrar, observé lo que allí sucedía. Alberto se disponía a lavar mi ropa, pero antes quiso deleitarse con mi aroma personal. El muy cabrón, estaba oliendo mis gayumbos y se la estaba cascando. Con los ojos cerrados esnifaba mis calzoncillos mientras masajeaba enérgicamente su polla erecta. Aquella situación era tremendamente morbosa. El abuelo no paraba de contarme cosas sobre el embalse mientras el nieto, extasiado de placer, soltaba lefazos sobre mis calcetines. Cuando terminó, con mis calzoncillos aún en la boca, exprimió las últimas gotas de leche que goteaban de su rabo y lo restregó a conciencia para dejarse el nabo limpio del todo. Después, metió toda mi ropa en la lavadora y yo fui a sentarme a la mesa totalmente excitado antes de que pudiera verme. Como no podía ser de otra manera, enseguida noté un chorrillo de líquido preseminal salir de mi polla y mojar mis calzoncillos anónimos. Cuando Alberto se sentó a la mesa, yo le lancé una sonrisa que no supo interpretar. 
Durante la comida, un buen guiso de trucha, estuvimos conversando de todo para conocernos mejor. 
Tiburcio, el abuelo, se había quedado al cuidado de Alberto cuando sus padres decidieron cruzar el charco para buscar fortuna lejos de aquel oasis en medio de aquel desierto. Ambos tenían una gran conexión. Al construir el embalse, Tiburcio pudo mantener su casa convirtiéndola en hospedaje de grupos juveniles en busca de aventuras silvestres, pero con el tiempo, Alberto se convirtió en el monitor de las actividades acuáticas.
-Esta tarde podríais dar un paseo por el lago —sugirió el abuelo. 
-Me parece buena idea —dije entusiasmado. 
-Claro, sacaré la piragua doble. Te gustará —susurró Alberto guiñándome el ojo. 
Después de la deliciosa comida preparada por Tiburcio, y de una larga siesta, que recompuso todos mis músculos y mis huesos, salimos a remar en tándem. Alberto capitaneaba la nave desde proa y yo seguía sus instrucciones en la retaguardia. A mi juicio, no habíamos avanzado mucho, pero se me ocurrió mirar hacia atrás, y el caserón había desaparecido, solo veía agua y montañas. Cuando miré de nuevo hacia delante, Alberto estaba de rodillas frente a mí mirándome con ojos provocadores. Bajó la cabeza en actitud sumisa y comenzó a besarme los pies. Estaba claro lo que quería. Aunque él tomó la iniciativa, yo fui guiando su deseo. Levanté mi pie derecho para ponérselo en la cara. Me lo lamía con gusto. Chupaba cada uno de los dedos e intentaba meterse el máximo en la boca, pero no podía. No la tenía tan grande como para zamparse mi 45 ancho. 
Yo estaba medio reclinado en la canoa, con la piernas semiabiertas y gozando de ver a Alberto degustando mis putos pies. Me puso tan cachondo verlo tan sumiso, que el rabo se me salió del bañador. En cuanto lo divisó, quiso tirarse a comérselo, pero lo detuve con la planta del pie en toda la cara. Me apetecía que siguiera un poco más currándose mis pies mientras lo tentaba pegándome tirones de prepucio para sacarme líquido. Me puse un poco en el dedo gordo del pie y se lo llevé a la boca para que me lo limpiase. De repente, me descapullé y sentí la brisa del embalse sobre mi glande. Necesitaba una boca caliente de inmediato. 
-Quítame el bañador, pero hazlo con la boca —y Alberto obedeció sin rechistar. 
Abrí las piernas y las descolgué por fuera de la piragua. Con la punta de mis pies podía tocar el agua. Alberto quiso quitarse el bañador pero no dejé que lo hiera en ese momento.
-Tú cómeme el rabo y los cojones con dedicación. No tengas prisa.
Las palmas de sus manos sobre mis muslos abiertos me proporcionaban una sensación muy morbosa, como cuando alguien hambriento coge un trozo de carne para comérselo con las manos. Se las aseguré con las mías para que no las despegase, y le di la orden guiñándole un ojo. Alberto abrió la boca y fue a besarme directamente las pelotas. Mi polla, torcida hacia la izquierda, recorría su bonita cara desde el bigote hasta el pelo dividiéndola en dos. Sus maravillosas cejas me rascaban la base del nabo, nunca había sentido algo así. Me excitaba tanto aquello, que mi polla daba saltos golpeando su frente. Otro suntuoso hilo de líquido salió de mi uretra y resbaló por su frente. Quiso comérselo, pero lo detuve. Cogí un poco de aquel líquido y le unté las cuencas de sus espectaculares ojos grandes. Parecía que hubiese llorado. Entonces, mi capullo no podía más. Me lo cogí y lo dirigí hacia su boca. Se lo metió y comenzó a mamármelo con furor. Alberto tenía unas orejas muy graciosas y en la izquierda llevaba un pendiente. Las tenía un pelín despegadas de la cabeza, así que se las agarré y las usé de asas para follarle la boca con más fuerza. Cuando le metía casi todo el rabo en la boca, se resistía empujando con las manos sobre mis muslos para retirar su cabeza, pues le daban arcadas, pero en el fondo quería que le reventase la garganta. Sus gemidos lo reclamaban. Al ver que no llegaba a tragársela del todo tirando de las orejas, le cogí directamente la cabeza y entonces, mi rabo sí desapareció por completo en su boquita de labios finos. Qué gustazo sentir su barba cosquilleando mis cojones. De sus ojos congestionados empezaron a brotar lágrimas y de su boca una buena cantidad de saliva espesa.
En una de las arcadas le retiré la cabeza y lo dejé respirar.
-¡Qué rico está tu rabo, Matt! —dijo Alberto con la respiración agitaba y babeando—. Ya me gustaría que me follaran la boca así todos los días.
Sus lágrimas se mezclaban con el líquido de mi nabo que yo había untado en las cuencas de sus ojos.
-Acércate —le dije. 
Me besó y jugamos con nuestras lenguas. Saqué la mía y me la chupó como había hecho hacía unos segundos con mi capullo. Entonces, le cogí la cabeza y lo separé unos centímetros de mi cara. Quise observar aquellas maravillosas cejas hiperpobladas, sus pestañas frondosas y sus enormes ojos marrones. Notaba su aliento acelerado en mi cuello. Saqué la lengua y lamí las cuencas de sus ojos. La mezcla de sus lágrimas y mi líquido preseminal habían resultado de un maridaje perfecto para el paladar. Qué deliciosa experiencia. El muy cabrón no cerró los ojos mientras se las lamía. Eso me hizo gotear por el rabo más y más. Lo notaba resbalar por mi muslo izquierdo. 
-¡Oh, sí! —suspiraba Alberto—. Deseo que me folles como nadie me ha follado. 
-No puedo follarte sin comerte esa preciosidad de ojete. Esta mañana te lo he visto en la duchas y he estado a punto de hacerlo. No voy a quedarme con las ganas. 
Alberto se retiró tras darme otro jugoso beso y se puso de pie en la canoa. Tenía mucha experiencia en mantener el equilibrio, así que no le resultó difícil darse la vuelta y bajarse poco a poco el bañador para revivir la secuencia del vestuario. Coloc�� sus pies a cada lado de mis caderas y fue agachándose hasta ponerme el culo sobre la cara. Su hermoso y redondo culito fue abriéndose y mostrándome su mejor parte.
-¡Joder, que anillo más bonito! Parece un chicle de fresa. Ummmm
Como siempre, lo primero que hice, fue pegarle mi nariz para grabar a fuego su olor en mi memoria. Tal y como tenía grabados los olores de Fede, de Jaime o del Rubio. Para mí era algo esencial. Después disfruté de su sabor a lametazos, a besos, a chupeteos.
-Qué rico te sabe, perrazo. Ummmm.
-Sí, cómemelo bien. Necesita un poco de trabajo para encajar un pollón como el tuyo. 
Es verdad que no era un ojetazo. Sus pliegues no se extendían mucho desde el agujero. Pero con el currazo de lengua y dedos que le hice, no tardó en abrirse lo suficiente como para follármelo.
Mientras le comía el culo, jugaba con su rabo gordo y sus huevos más gordos todavía. Pero me intentaba detener de vez en cuando.
-No me pajees tanto. Voy a correrme si sigues así.
Entonces, retiré su hermoso culito de mi cara y avanzó medio metro para que al agacharse pudiera clavarse mi polla a la perfección. Y así lo hizo. Se agarró a los bordes de la canoa, y en cuclillas, puso su ojetillo sobre mi capullo. Él mismo fue metiéndoselo a su ritmo. Yo seguía con mis piernas por fuera de la barca y recostado disfrutando del paisaje. Mis 180 grados de ángulo de visión incluían una enorme masa de agua cercada por numerosas colinas de matorral bajo, un cielo rojizo al atardecer y el culo de Alberto sentándose en mi nabo. 
Cuando pudo ensartarse el capullo, se relajó y comenzó a hacer sentadillas suaves. Su anillo estaba tan prieto, que notaba un roce extra en mi polla.
-¡Joder, Albertito! Tu culo es la puta hostia —exclamé al ver cómo se tragaba cada vez una mayor porción de mi nabo—. Así, así, vamos. Nunca has cabalgando en una piragua, eh. 
-Creo que no voy a querer levantarme nunca de aquí, hijo de puta. ¡Fóllame! 
Alivié su esfuerzo de subir y bajar, moviendo mis caderas. Empecé a petarle el culo sujetándole las nalgas con las manos. 
-Uffffff. ¡Cómo tragas, cabrón! 
Alberto gemía como un puto perro y yo le daba cachetadas en el culo. Me gustaba ver la marca rojiza de mis dedos sobre sus inmaculadas mollas del culo. 
De repente, pudiendo únicamente ver su espalda y su culito saltándo sobre mi polla, me fijé en mi muñeca. Allí seguía la pulsera que con tanto cariño me regaló el Rubio. Su recuerdo se hizo presente en Alberto. De espaldas, no sabría distinguirlos. Era como follarme a los dos al mismo tiempo. Una puta locura. 
-¡Joder, Matt! Me estás sacando la leche sin tocarme —la voz de Alberto me devolvió a la realidad. 
Entonces lo detuve y le saqué el rabo del culo. 
-Date la vuelta —efectivamente, de su polla gorda, le goteaba un líquido más blanco que trasparente, pero no era una corrida—. Ahora sí que vas a correrte del todo —le dije. 
Simplemente se clavó de nuevo en mi rabo resbaladizo en el sentido contrario. Se lo metió hasta el fondo de una sentada, hasta que sus huevos gordos se posaron sobre mi vello púbico. Tenía entre mis piernas un puto nido de pájaros en el que había tres hermanos, dos por romper el cascarón, y uno de 17 centímetros con la cabeza medio descapullada y babeando. Y entonces, empezó a moverse de arriba abajo acelerando poco a poco. Yo no podía evitar fijarme en su cara descompuesta de placer. 
-Ahora no vas a llorar por el nabo, vas a escupir. 
Lo agarré de un hombro con una mano y de la nalga contraria con la otra. Lo clavé del todo sobre mi polla y comencé a darle empujones rítmicos sin sacarla de su culito ni un ápice. Sabía que le estaba dando en el centro de la diana. 
-¡Joder, qué me estás haciendo! —exclamó Alberto cuando miró su polla chorreando un líquido blanquecino que salía lentamente—. Me estoy deslechando sin orgasmo. 
Yo seguí dándole golpes cada vez más potentes, hasta que le vino el éxtasis, y la cascada de jugo lechoso se transformó en una fuente de chorros enérgicos de color marfil. 
-¡Diooooooos! ¡Me corro vivo! 
Yo seguí petándole el culo hasta que me llenó la tripa y el pecho de su deliciosa lefa.
Alberto no quería levantarse, parecía que se hubiera quedado pegado para toda la vida. Disfrutaba anonadado, con los ojos cerrados ondeando su cuerpo al vaivén de la piragua. Pero mi rabo necesitaba escupir la lefa de mis cojones hinchados, así que lo descabalgué y se arrodilló entre mis piernas. El pobre no tenía fuerzas ni para mamármela, así que lo enganché de la frente para que me mirase y abriese la boca, y me pajeé hasta que solté unos lechazos tremendos sobre sus cejas, su nariz y su barba. Varios de ellos entraron hasta su garganta directamente. Como si fuera un pincel, le metí la polla, aún dura en la boca, para que me la dejase limpia, y después, lo eché sobre mi pecho para que descansase tras un trabajo bien hecho.
Así nos quedamos un buen rato, yo recostado en la piragua y Alberto tumbado sobre mi pecho, a la deriva en aquel inmenso embalse de los cojones que llegué a confundir con el mar.
Al rato, su semen había hecho las veces de pegamento y nos costó un poco separarnos. Se puso de pie y dijo:
-Será mejor que nos demos un baño para limpiarnos todo esto —y probó un poco de sus restos con la punta de los dedos.
Yo también humedecí uno de los míos con lo que había escupido sobre mi pecho y probé su lefa gustosamente. 
-Lástima que se haya desperdiciado con lo rica que está —dije relamiéndome—. Venga, sí. Démonos ese chapuzón.
Tambaleé la piragua de tal forma, que Alberto no pudo evitar caer al agua por la borda. Yo esperé a que sacase la cabeza y me lancé sobre él para volverlo a hundir. Estuvimos dándonos un baño muy agradable disfrutando del agua dulce, hasta que decidimos volver al caserón, donde Tiburcio nos esperaba preparando una deliciosa barbacoa.
Alberto y yo escuchábamos entusiasmados las anécdotas que su abuelo nos contaba al sabor de varias botellas de sidra junto a las ascuas de la fogata.
-Se está durmiendo —dijo Tiburcio al ver cómo su nieto se acomodaba en el tronco del sicomoro.
-Sí, el paseo en piragua ha sido muy intenso —dije tras echarme el último culín.
-Anda, llévatelo. Su habitación es la primera al subir. Hay dos camas. Yo me quedaré recogiendo.
Entre la borrachera y el sueño que tenía, tuve que cargar con Alberto metiéndole el hombro debajo del sobaco y subimos a su habitación. Lo dejé en su cama y yo me tumbé en la de al lado. Me quedé un rato observándolo de espaldas, velando su sueño, hasta que el mío se adueñó de mi conciencia.
...CONTINUARÁ...
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phasmorpg · 3 years
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las luces se apagan, dejando como único vestigio aquello que juraste quebrantar. una fuerte energía comienza a cargar el ambiente, haciéndolo insoportable. ¿qué harás cuándo te encuentres a solas, clío vaughn? ¿serás capaz de lidiar con tus más profundos miedos?
¡bienvenide, nyx! esperamos que disfrutes del tiempo invertido en el grupal y te deseamos un muy buen inicio a éste. te hacemos recordar que dispones de 24h para enviarnos la respectiva cuenta del personaje, de necesitar más tiempo, estamos a tan sólo un ask de distancia. muchísimas gracias por tu interés.
OOC
nombre, seudónimo: nyx
edad: +21
país, zona horaria: GMT-6
triggers: pedofilia, incesto, abuso/maltrato animal
¿sugerencias?: Ninguna (8
¿nos permites usar tu personaje para el desarrollo del grupal?: Claro
¿nos permites usar a tu personaje en caso de unfollow?: Preferiría decidirlo en el momento
IC
nombre completo: Clío Vaughn
fecha de nacimiento: 30 de abril  (24 años)
faceclaim: aslihan malboran
tareas ( cupo ): encargada de radios
¿vive en la residencia grupal?: sí
rasgos de personalidad:
( + ) leal, honesta, disciplinada, versátil. (  - ) impaciente, vanidosa, impulsiva, posesiva.
¿cuál es su opinión respecto a lo sobrenatural?
Hubo un tiempo en que todo el tema le asustaba, pues tenía cierto problema con  lo desconocido. En efecto cree que hay un plano paralelo al de los humanos, donde hay seres intentado comunicarse, tratando de resolver sus “asuntos pendientes”. Sin embargo no prestaba mucha atención o no quería hacerlo por lo que le sucedía desde su adolescencia. Ahora que tiene mayor conocimiento, se siente más en paz y ha cambiado el miedo por la curiosidad. No quiere ser experta pero al menos necesita entender el propósito o las razones por las cuales hay seres que parecen atrapados y no pueden descansar en paz.
¿cuáles fueron sus experiencias antes de formar parte del grupo?
No recuerda con exactitud el día en que iniciaron esos pequeños susurros al oído, esa voz melodiosa que es bastante parecida a la de su madre, la cual le ha salvado de ciertas situaciones de riesgo y también en ocasiones, la despiertan a mitad de la madrugada. En un principio creyó que eran producto de su imaginación, pero con el tiempo y adquiriendo ciertos conocimientos, acepto que todo iba más allá de su alcance y el hecho de que ya no solo era una voz, sino la sensación de ser observada y ligeros toques en sus hombros. La única persona a la cual le ha contado esto es a su novio, persona en la cual confía plenamente, ya que de alguna u otra forma él comparte este sexto sentido, por llamarlo de algún modo.
¿cómo se unió al grupo?
El padre de su novio llegó a ser parte del grupo años atrás, inclusive trato de inmiscuir a su propio progenitor en el tema y también se uniera, sin embargo a quien terminó consiguiendo una entreviste fue a Clío. En un principio no creyó ser aceptada, pues no tiene mucha experiencia con lo paranormal, sin embargo sus conocimientos en tecnología y ciertas habilidades le otorgaron un lugar en el grupo. Planea demostrar que merece estar allí, ya que no le gusta que la gente piense que entró por un “favor”.
DATOS EXTRAS
Hija de una pareja de inmigrantes. Las cosas nunca fueron fáciles, ni siquiera en el nuevo continente donde creyeron sería una oportunidad para obtener y dar mejor calidad de vida a su pequeña. Una infancia de carencias, pero una familia unida venció todo obstáculo, sin embargo justo al inicio de su niñez, la madre es arrollada por un auto, lo cual logra poner al padre en un estado de negación y tristeza. Un año después su padre se quita la vida frente a los ojos de su pequeña sin planearlo.
Dura poco en un orfanato, ya que pasan un par de meses y  el psicólogo del lugar, tras leer su desafortunada historia, decide adoptarla junto con su esposa. En un principio, solo intentaban ayudarla, creyendo que el hecho de perder a sus padres había dejado algún trauma severo, lo cual nunca se presentó. Poco a poco terminan tomándole más cariño del que podrían admitir, pero lo cierto es que por alguna razón es que nunca tuvieron hijos propios.
Tuvo una buena vida, no puede quejarse ya que nunca le faltó nada material y la mayor parte del tiempo “sus padres” le demostraban su cariño, claro que no pasaban mucho tiempo juntos debido a que el trabajo de ambos les absorbía bastante tiempo y para Clío el estar a solas no era algo que disfrutara realmente pero, con el tiempo fue adaptándose a las situaciones que la vida le colocaba en el camino, en especial porque siempre fue una chica que se proponía metas altas para mantenerse ocupada de igual forma hasta lograr alcanzarlas de una u otra manera.
Parecía que sus intereses se enfocaban en la electrónica, sin embargo poco a poco descubrió que su pasión siempre ha sido el diseño. Le fascina absorber conocimiento como una esponja, es por ello que decidió estudiar dos carreras: comunicación y diseño gráfico. Actualmente trabajo como diseñadora web en una empresa de venta de ropa en línea. El siguiente paso quizá sea esperar a que su novio le proponga matrimonio o de lo contrario tendrá que hacerlo ella.
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demadrugadahq · 3 years
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LA MADRUGADA TE ENCONTRARÁ Y, SI TIENES SUERTE, SERÁ VIVO. Invitación firmada por Stella y Julian Favre ha llegado a tus manos susurrando promesa de níveo paraíso, no te toma más que un par de segundos deslizando tus dígitos por aquella carta para dejar correr el entusiasmo que enfrasca aquella aventura, ¿Qué dices SUNHO CLIFFORD? ¿Aceptas dejarte envolver por la madrugada?
ATHENA / KAZ, bienvenide a demadrugada, esperamos que disfrutes de la experiencia del grupal. A partir de este momento cuentas con 24 horas para enviarnos la cuenta de tu personaje, de necesitar más tiempo no dudes en enviarnos un mensaje.
data ooc
seudónimo: athena / kaz.
zona horaria: pdt / UTC-7
triggers:  cualquier tipo de abuso ( ya sea verbal, físico o sexual ), temas que involucren racismo, maltrato animal, trata de blancas, incesto, y pedofilia. tho mientras no se normalicen, puedo tolerar leerlos en el dash.
¿leíste las reglas? REMOVIDO
tu disponibilidad para el rol: 7-8. suelo estar más activa entre semana, especialmente en las noches.
¿algo que quieras decirnos o advertirnos? todo está hermoso, gracias por tanto.
i. data del personaje.
la víctima ha sido bautizada como sunho clifford, lleva hasta veintidós años respirando y ha sido un desafortunado elegido de la universidad lucerma por ser estudiante de diseño de modas. su acento delata sus raíces, es americano y nos llama la atención su parecido con nombre park jimin.
ii. datos biográficos y curiosidades:
( ♡ ) papá se fue temprano, mamá no tenía suficiente para hacerse cargo de los dos; o por lo menos es así cómo sunho lo cuenta. realidad resulta injusta para aquellos desafortunados, aunque vagos son los recuerdos que mantiene de aquellos días bajo la lluvia. levanta la cabeza, pequeño. sé que las cosas son duras, pero lo mejor está por llegar. los cielos recompensan a los perseverantes, hay un resquiebre de promesa en los vestigios de desgracia. una vida más brillante se les presenta al poco tiempo de dejar a su madre. el universo trabaja de manera curiosa, sin duda. de la mano de su fiel compañera de travesuras, se aventura a américa para ser recibido por su nueva familia.  
( ♡ ) ¡bienvenido a la tierra de los soñadores! aires de cambio traen consigo nuevas perspectivas, padres amorosos y un hogar en dónde hasta el más mínimo de sus caprichos le es concedido. hermanos terminan en manos de jovial pareja. empresarios con altas expectativas y una curiosa fascinación por la estética, quienes anhelaban impacientes la llegada de retoños con quienes pudiesen completar cuadro familiar. oh, la vida perfecta. john y matthew clifford se dedicaron a proporcionar lo mejor de lo mejor para sus pequeños. causa de presunción cultivada al paso de los años, quizá.
( ♡ ) sin preocupaciones sobre sus hombros es momento de centrarse en su futuro. ¿hay algún sueño que te gustaría cumplir? a temprana edad ilusión irrumpe en mirada con tendencias incitadas por familiares. efecto que recae sobre la moda y aquellos artistas con habilidades que desafían normalidad. virtud resalta talento. afortunado, de la mano de algunos de los nombres más grandes en la industria, desarrolla encanto por telas y costuras. extraño por venir, se niega a hacerse de un nombre por su apellido. es talentoso y lo sabe, mas aun con todas las oportunidades que la fama de sus padres puede abrirle, está dispuesto a ganarse su propia reputación cómo diseñador a la vieja escuela.
( ♡ ) el cómo termina en lucerma no es un secreto para nadie. alma mater que cultiva jóvenes talentos con altas aptitudes y aspiraciones. a sus ojos, la opción perfecta. entre tanto, el tiempo fuera de casa le sienta de maravilla. de carácter difícil, las primeras impresiones nunca son buenas, mas peculiar altivez se ha asentado con el paso de los años. y aunque a la fecha aún le cueste forcejear amistades con tal simpleza, ha logrado encontrar entre pasillos de institución lo que considera su segunda familia.
( ♡ ) talentos e intereses no solamente recaen sobre estética. desde pequeño, sus padres adoptivos insistieron en perfilar vocación bajo diferentes campos desde la música hasta el deporte. peculiar costumbre, orgullo intenta sobresalir en cualquier ámbito. sin importar que tan pequeño sea su papel, tiende a aspirar a reconocimiento y admiración.
iii. datos psicológicos: incluye cuatro aspectos positivos y cuatro negativos, puedes explayarte o simplemente darnos adjetivos.
[ ✓ ] EXTROVERTIDO » CONFIADO » COQUETO » INGENIOSO.
[ ✕ ] CAPRICHOSO » IMPULSIVO » EGÓCENTRICO » ORGULLOSO.
no hay nada ni nadie que ame más que a sí mismo. se regodea de ser un chico egocéntrico, todo su mundo gira en torno a él. su felicidad y sus necesidades están puestas sobre cualquier cosa. posee cierto encanto, cualquiera que le conozca lo afirmará. sabe cómo jugar cada una de sus cartas de modo que siempre salga vencedor. anhela fama y reconocimiento, el único problema quizá, no está dispuesto a mover un dedo sí no es por beneficio propio. es un alma libre, vive de las fiestas y los buenos momentos. insensato, no se detiene a pensar las cosas; simplemente las hace y deja que, sea cual sea el resultado, éste venga después. no conoce de arrepentimientos, y pase lo que pase siempre intentará pasar un buen rato.
iv. motivo del viaje: inserte cupo reservado, copia y pega su contenido.
N/A.
v. de no ser ningún skeleton, por favor detallar en breves líneas su relación con alguno de los mellizos favre.
stella favre es el primer nombre que causa impresión sobre juicio. ¿y cómo no? con apellido resuena entre pasillos de institución, curiosidad se mantiene expectante ante el primer intercambio de palabras. semanas después dúo desfila presumiendo amistad. aunque lealtad y aprecio destacan en relación, el rubio jamás ha aplaudido ni protestado en contra de particular accionar. sabe que femenina carga con reputación a su nombre, mas apoyándose en aparente camarería, opta por dar nula importancia a aquellos cuchicheos que intentan atentar en su contra.
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carolgoalz · 4 years
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♡ ¿Existen los humanos?
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Las calles permanecen las 24 horas abarrotadas, llenas de movimiento y ajetreo, incesantes, es difícil encontrar paz o silencio en ellas, solo sus verdaderos dueños las conocen completamente.
Todos y cada uno de sus secretos, pequeños atajos, pequeñas funciones, a que hora, en que momento ocurre la magia, en que lugar tienes que estar parado para obtener la experiencia del mejor amanecer que puedas vivir, los demás no lo saben; están muy ocupados yendo al trabajo y pensando en sus tareas diarias como para saber que ocurre fuera de su burbuja.
Nunca tienen tiempo. Ese es el único aspecto en el que soy más rico que ellos.
Yo siempre tengo todo el tiempo del mundo. Las manecillas del reloj no rigen mis pasos.
Ellos desconocen que lugar es más silencioso y relajante para pensar. Donde se escucha el canto del grillo mejor, que banca del parque es más cómoda; nadie conoce la ciudad mejor que yo y los que comparten mi situación.
Pero jamás se me permitiría dar algún tour para mostrárselas como solo yo la conozco porque porque simplemente no existo. Soy menos que una hoja en la acera que sé lleva el viento y arrastra de ida y vuelta.
Puedo caminar al rededor de la cuadra durante horas o estar sentado en la esquina más concurrida con mi pequeña lata pidiendo ayuda a gritos y aún así nadie me vería, nadie escucha ni ve la desesperación de un pobre vago enfermo.
Me he vuelto algo más que un objeto inanimado cuya presencia es tan común como extraña.
Cuando soy notado solo provoco indignación y molestia. Y no sé por qué, que les molesta tanto, hasta el punto de mirarme con algo de desprecio y rabia como si yo tuviera la culpa por existir, como si mi respiración fuera un crimen y mi vida fuera una obscenidad.
Mi vida que no solo es mi más valiosa pertenencia, si no lo único que poseo.
Les han enseñado a ignorarme, desde niños les han inculcado el arte de pasar desapercibida la desgracia y a normalizar el sufrimiento de los más débiles.
Es normal que yo no coma, que no sienta sed ni hambre, que yo muera de frío o calor, que la enfermedad ataque mi cuerpo débil y maltrecho hasta dejarlo fulminado y deplorable mientras la medicina se vuelve un sueño.
Es normal que haya quien me golpee por mero placer hasta dejarme malherido y mi sangre cubra las inclementes calles.
Es normal que no haya a donde refugiarme ante cualquier eventualidad.
Es normal que todo la indiferencia abuso y desprecio, que puede sentir la sociedad venga a desembocar en mi.
Pero todo eso es normal que me pase... porque no soy humano.
Al menos no para ti.
Para ti no tengo nombre ni apellido ni historia.
Para ti soy algo menos que un animal.
Y así te conviene verme porque si supieras que somos de la misma especie no podrías hacer nada de lo qué haces conmigo.
Si supieras que yo también tengo piel que siente el el calor y el frío, corazón que sangra cuando siente heridas, estómago que siente hambre y sed exactamente igual que tú, no me podrías esquivar la mirada como siempre haces.
¿Te puedo contar un secreto?
Yo no nací así como me ves ahora. Tuve padres como tú. Aunque no lo creas no nací viejo, solo y sucio, fui niño como tú, aprendí a hablar como tú, me caí dando mis primeros pasos y también sentía esa glotonería incontrolable cada vez que veía una tarta de chocolate, también crecí y tuve esos cambios hormonales que hicieron que se me llenara la cara de espinillas y si yo también esquive la mirada avergonzado cuando mis ojos se cruzaron con los de esa chiquilla que me hacía ruborizar en un instante ... exactamente igual que tú.
También me enamoré, también entregué inocentemente mi corazón a alguien que pensé que lo cuidaría toda la vida, tuve amigos y si: también pensé que me amarían incondicionalmente para siempre.
Miles de personas que pasaron por mi vida temprana, y me cogieron la mano con ternura mientras repetíamos cuanto nos queríamos y como jamás nos separaríamos.
Pero ya ves como son las cosas... como resulta ser la vida. Las palabras se las lleva el viento y los sentimientos cambian, el tiempo pasa y un día, quizá el más doloroso de tu vida te das cuenta de que no siempre es así.
Que tú vida de caiga en picada solo es una pequeña piedra comparado a ver como todos  se dan cuenta y te sueltan la mano y se tragan sus promesas, escuchar como expresan sus condolencias pero que eres un lastre en sus vidas... y entonces prefieres no pedir más ayuda; porque si los problemas no han podido acabar contigo si lo hará el carpetazo en la cara de tus seres queridos, si lo harán los miles de peros y excusas, si lo hará la falta de fe en ti.
Quizá por eso no quieres ver mi humanidad... porque somos tan parecidos, somos tan iguales que esto también te podría pasar a ti.
Un día podrías despertar y descubrir que una serie de eventos desafortunados ha hecho que los sueños y grandes planes no vayan a tener lugar en tu vida.
Con todas las de perder iniciando una reacción en cadena negativa que da como resultado un ciclo oscuro en una espiral decreciente en el que caes y caes y caes... sigues cayendo a un vacío, a una oscuridad desconocidos y la caída continúa hasta lo más bajo que tu imaginación o la de cualquiera hubiera podido alcanzar.
Y cuando abres los ojos te encuentras con un nuevo mundo.
Es el mismo pero totalmente diferente, más hostil, más frío, más duro.
En el que tienes que iniciar el aprendizaje desde cero porque nadie te enseña cómo sobrevivir con un penique en la gran ciudad, nadie habla sobre la rudeza de la gente al pedir caridad en la hora pico, no hay una guía de 5 pasos para conseguir comida hoy.
Nadie te enseña trucos para mitigar el gruñido del estómago.
Que es mejor no pasar por el área de bares y restaurantes cuando el agujero en el abdomen se acrecienta y no has reunido las suficientes monedas como para comprar una hogaza de pan. Porque aunque esté repleto nadie quiere ver a la necesidad andrajosa y miserable mirarte a la cara mientras compartes un platillo con tu familia es de mal gusto, es...es incómodo.
Aunque eso sería imposible para ti.
Tu no puedes ni verme a los ojos porque temes encontrarte con un ser humano.
Un ser humano y no un saco de basura, un ser con preferencias y gustos como los tuyos, con ojos como los tuyos, una historia como la tuya, un alma como la tuya, sufrimiento como el tuyo, solo que mucho más visible ... incluso alegrías como las tuyas pero en mucho menor cantidad.
Las cantidades son la diferencia entre tú y yo. Yo: más angustia, más soledad, más desconsuelo más lágrimas y tú: más risas, más satisfacciones, mas palabras amables, más abrazos, más abundancia, energética, espiritual, mental.
Te molesta mi visión porque te desquicia ver afuera todo aquello que tienes adentro. Es solo tu lucha por ser fuerte, por cubrir tu vulnerabilidad detestar cualquiera que te la muestre.
Yo podría ser la representación perfecta de todas y cada una de tus flaquezas.
Te molesta mi existencia porque cuestiona la existencia del amor, de la lealtad, la veracidad de las promesas, y la eternidad de los sentimientos.
Cuestiona incluso cuestiona la existencia de Dios.
Si eso te escandaliza o te provoca sentimientos de odio e indignación, a mi no.
Nunca hubo constancia firmada de que Dios existiera, nunca se le ha podido tocar, nunca se le ha podido ver o escuchar.
Yo podría pensar que existe si viera vestigios de él en el corazón del hombre.
Pero a mi absolutamente todos me han fallado.
Lo que sí a menudo me he cuestionado estos años y que si me trastoca profundamente es cuestionarme la existencia de los humanos.
¿Existen lo humanos?
¿Existe la vida inteligente en el planeta tierra?
(Entiéndase que el amor es la máxima inteligencia, el amor es Dios.)
Autor: Carol is love...♡ ♡ ♡
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purgatoriohq · 4 years
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𝐁𝐈𝐄𝐍𝐕𝐄𝐍𝐈𝐃𝐎 𝐃𝐄 𝐑𝐄𝐆𝐑𝐄𝐒𝐎 𝐀 𝐀𝐑𝐂𝐀𝐃𝐈𝐀 𝐁𝐀𝐘, 𝐒𝐔𝐍𝐇𝐎. estamos conscientes de que la situación se ha complicado un poco a causa de los inconvenientes ocasionados por la tormenta, pero confiamos en el espíritu de los locales para encontrar respuestas a las inexplicables desapariciones que han conmocionado al pueblo. recuerda mantenerte lo más lejos posible de las costas durante los malos climas y procura mantener la calma en caso de presentarse turbulencias en el ambiente, pues no serás el único en querer buscar salida.
¡HOLA, KAZ! a partir de este momento, cuentas con veinticuatro horas para enviar la cuenta de tu personaje. de llegar a necesitar más tiempo, no dudes en pedirlo. te agradecemos muchísimo el interés en el proyecto y esperamos que tu estadía con nosotros sea grata para ti.
𝐀𝐂𝐄𝐑𝐂𝐀 𝐃𝐄𝐋 𝐔𝐒𝐔𝐀𝐑𝐈𝐎
nombre o seudónimo: kaz.
edad: +21.
pronombres: she/her.  
zona horaria: pst / ( gmt-7 )
nivel de actividad: 6 - 7. suelo estar más activa entre semana, especialmente por las noches.
triggers: cualquier tipo de abuso ( ya sea verbal, físico o sexual ), temas que involucren racismo, maltrato animal, trata de blancas, incesto, y pedofilia. tho mientras no se normalicen, puedo tolerar leerlos en el dash.
en caso de pedir unfollow, ¿nos permitirías usar a tu personaje en beneficio al avance de la trama?: claro que si.
algo más que se desee agregar: TODO ESTÁ HERMOSO, GRACIAS POR TANTO. removido qué buena elección amiga 
𝐀𝐂𝐄𝐑𝐂𝐀 𝐃𝐄𝐋 𝐏𝐄𝐑𝐒𝐎𝐍𝐀𝐉𝐄
nombre completo: sunho han clifford.
edad: veintidós ( dec. 20. )
faceclaim: park jimin
psicología:
no hay nada ni nadie que ame más que a sí mismo. se regodea de ser un chico egocéntrico, todo su mundo gira en torno a él. su felicidad y sus necesidades están puestas sobre cualquier cosa. posee cierto encanto, cualquiera que le conozca lo afirmará. sabe cómo jugar cada una de sus cartas de modo que siempre salga vencedor. anhela fama y reconocimiento, el único problema quizá, no está dispuesto a mover un dedo sí no es por beneficio propio. es un alma libre, vive de las fiestas y los buenos momentos. insensato, no se detiene a pensar las cosas; simplemente las hace y deja que, sea cual sea el resultado, éste venga después. no conoce de arrepentimientos, y pase lo que pase siempre intentará pasar un buen rato.
menciona de tres a cinco puntos importantes acerca de su vida (aclarar anteriormente los trigger warning vayan a abordarse):
( ♡ ) papá se fue temprano, mamá no tenía suficiente para hacerse cargo de los dos; o por lo menos es así cómo sunho lo cuenta. realidad resulta injusta para aquellos desafortunados, aunque vagos son los recuerdos que mantiene de aquellos días bajo la lluvia. levanta la cabeza, pequeño. sé que las cosas son duras, pero lo mejor está por llegar. los cielos recompensan a los perseverantes, hay un resquiebre de promesa en los vestigios de desgracia. una vida más brillante se les presenta al poco tiempo de dejar a su madre. el universo trabaja de manera curiosa, sin duda. de la mano de su fiel compañera de travesuras, se aventura a américa para ser recibido por su nueva familia.  
( ♡ ) ¡bienvenido a la tierra de los soñadores! aires de cambio traen consigo nuevas perspectivas, padres amorosos y un hogar en dónde hasta el más mínimo de sus caprichos le es concedido. hermanos terminan en manos de jovial pareja. empresarios con altas expectativas y una curiosa fascinación por la estética, quienes anhelaban impacientes la llegada de retoños con quienes pudiesen completar cuadro familiar. oh, la vida perfecta. john y matthew clifford se dedicaron a proporcionar lo mejor de lo mejor para sus pequeños. causa de altivez propiciada al paso de los años, quizá.
( ♡ ) sin preocupaciones sobre sus hombros es momento de centrarse en su futuro. ¿hay algún sueño que te gustaría cumplir? virtuoso, a temprana edad talentos natos maravillan a profesionales. inspirado por los viejos vinilos de sus padres, a los siete demanda disciplina que ayude a pulir ingenio. inversión que no tardaría en florecer. vaya dúo. su hermana menor, inmersa en el teatro. sunho por su parte opta tomar el camino de la música. desde el piano hasta la percusión, de nombrarlo el castaño presumirá habilidad. extraño por venir, se niega a hacerse de un nombre por su apellido. es talentoso y lo sabe, mas aun con todas las oportunidades que la fama de sus padres podría abrirle, está dispuesto a ganarse su propia reputación cómo compositor a la vieja escuela.
( ♡ ) la facultad de colorado recibe su talento, mas días universitarios no destacan por amistades o profesores. testarudo corazón se ve envuelto en dilema al poco tiempo de conocerle, inicial resistencia que juega cómo primordial fachada en principios de relación. del odio al amor hay sólo un paso. al poco tiempo termina irremediablemente enamorado de particular muchacho de cabellera azul. poco parecen importar contratiempos que presencia contraria trae a su vida; aún tras intervención policíaca arriesga futuro al abandonar certidumbre para mudarse a arcadia bay en su compañía. jamás imagino anhelada felicidad sería tan efímera.  
( ♡ )  no hay lugar en vocación para el amor, no cuándo aspiraciones son demasiada altas para estancarlo en el mismo lugar. se necesitan dos para que algo salga bien, entre descuidos y discusiones su relación parece pasar a segundo plano. tras eminente ruptura y un corazón roto, abandona familiar escenario para mudarse a california. visitas a pueblo costero son escasas, y en su mayoría se limita a quedarse un día antes de volver a desaparecer por semanas. demasiados recuerdos, según el.
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alitaescribe-blog · 5 years
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Carta a un fantasma.
Ya van varios días sin saber de ti, sin escuchar el eco de tu voz, sin ver la curva perfecta de tu sonrisa, ya no recuerdo el aroma que dejabas en mis sábanas ni el sonido de tu risa, es triste e increíble cómo te has convertido en un mero recuerdo, como pasaste de ser la razón por la que me levantaba en las mañanas a ser la razón por la que no puedo dormir en las noches. Te apareces en mis sueños como un fantasma y ya no se separar lo que es real de la ficción. Te borraste del mapa. Y fue tan fácil que desaparecieras como el simple hecho de querer ayudarme a que sucediera.
Si bien tu perfume ya no está, ni tu risa, ni tu mirar, los momentos que vivimos aparecen como una estrella fugaz cada vez que vuelvo a recorrer algún lugar por el cual hayamos paseado juntos alguna vez... Ya no me duele tu ausencia, solo me causa mil dudas, ¿Algo fue real? Porque siento que solo construiste para mí un palacio sobre la arena y que apenas llegó una gran ola se llevó todo a su paso y no dejo nada más que un leve vestigio de lo que fue y jamás volverá a ser.
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dearfive · 5 years
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Mirando desde afuera las penosas ruinas y cimientos desnudos de aquella extraña casa muggle perdida en aquel frondoso bosque por alguna razón, recordé la primera vez que las viera dos veranos antes. Suspiré por ese dulce recuerdo de un final de vacaciones tranquilas, acampando, y ese rescate improvisado y descarado a Ava en su propia casa. Me mordí el carrillo interiormente y después el labio despacio, al fin y al cabo no todo, desde luego era recuerdos que desease borrar aquellos días. Tenia recuerdos realmente felices que siempre traían unas ganas especiales de abrazar a personas que siempre tenía en mi mente, como Ava y recuerdos de personas que ahora formaban parte de mi vida y jamás lo hubiera dicho, como Astra, Charly o mi propia mujer. Mi hermosa Red.
Ahora no era del todo igual y los vestigios que antaño debieron dibujar un lugar hermoso comenzaba a cobrar visión de algo nuevamente. Un hogar, o al menos un proyecto de hogar. Todavía quedaba un enorme trabajo por delante, y no lograba entender como la destrozada fachada había aguantado el peso de aquellas ruinas en muchos puntos de la casa, quizás había sido eso lo que me atrajo en un primer momento como para no lograr olvidar el lugar, saber regresar y desear hacerlo. Aquel lugar, era un acierto en mi vida, y el regalo que siempre había deseado para mi hermana, y aquel orgullo merecía este trabajo.
-¡Tu! Cara tonto ¿Pretendes dar órdenes, diseñar y que te hagamos todo el trabajo jodido? Mueve el culo Nyxkru.- De Nyxkru a Nyxkru. ¿Sutileza, indecisión, falta de carácter? Demasiada confianza era lo que se respiraba aquí. Esa era la voz de Fenris sacándome del ensimismamientos para reclamar movimiento. Ni el trabajo ni la magia se harían solo. Quizás también le apetecía joder estando Onyx allí ¿Pensaba que no me había fijado en cómo se miraban los dos? La mirada que le dirigí lo decía todo para después lazarle un chorro de agua con la varita para callarlo.
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Siempre, habría zonas de aquel paraíso oculto, que algo me diría que no tocásemos. La casa siempre sería un misterio, enterrada entre vegetación y con restos anteriores a lo que parecía la propia casa, como si antes de ella hubiera habido otra, o algo más. Siempre dimos por hecho de que la propiedad debió ser de algún herrante muggle, pero...¿Quien podía confirmarlo? Mire las últimas pertenencias rescatadas de entre escombros, y algunas otras, salvadas de las habitaciones mejor conservadas. El hombre leía mucho, desde luego, o bueno, quizás fuese una mujer. Mis manos jugueteaban con los libros recluyéndolos a un viejo baúl de madera, pasando uno a uno la mano por su tapa, para quitar la fina capa de polvo que habían vuelto a coger donde los habíamos dejado en un principio.
Nuestra casa, la casa Nyxkrudottir; Hija de Nyxkru. De Vahiné, como siempre, siempre, fue en realidad.
¿Que más podía pedir ahora? Claro que podía pedir más, tenia a Vahiné conmigo y las pistas comenzaban a llevarnos por buen camino. Este camino sería mucho más duro para mi familia que el de levantar unas ruinas y crear algo. No era como crear un hogar, como hacer de constructor, como trabajar no solo con magia o las manos, ni siquiera era solo como ser un vikingo. Esta vez el trabajo envolvía magia e historia antigua, un poder que no conocíamos y una bruja tan poderosa que ni siquiera sabíamos cómo devolver a su tumba. Me reí amargamente, cuando el libro en mi manos cayó, sobre uno de mis descalzos pies, jodiendome. Todo aquello sin contar el hecho de que había involucrado a nuestra familia y amigos en esto y que incluso nuestro clan buscaba a mi hermana, para nada bueno como dictaban las leyes de los clanes, las leyes antiguas. Era algo que no podía olvidar aunque sabía que mis padres trabajarían en ello, yo tenía que hacerlo por mi lado, más y mejor porque siempre estaría para ella ante todos.
Recorrí el espacio vacío, casi diáfano a falta de lo que pronto sería una cálida y dispar decoración conociendo a todos, y me asomé a las ventanas abiertas de aquel desván usado como trastero de todos aquellas pertenencias ajenas y pude ver las tiendas de campaña mágicas usadas hasta ahora, la hoguera, bártulos por todas partes y risas. Iba a costarnos mucho sacar de Vahiné nuevamente aquellas carcajadas gráciles y dulces que siempre poseyó, ese ojuelo tan puro en su mejilla, pero valía la pena; Ivar, Fenris, Enya, Onyx. Todos allí hacían que cada día la esperanza viviera en su mirada, combatiendo con el miedo y el dolor.
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Poco a poco aquel lugar formaba parte de mi. En ocasiones, aún no me sentía yo misma y sabía que mi hermano y mis primos tampoco lo hacían; sus miradas de impotencia, frustración, dolor, nostalgia, extrañeza, lastima, la que más odiaba de todas, me lo hacían saber aunque ellos no quisieran que yo lo viera, hacen que todavía todo sea confuso, y tan difícil que la mayor parte del tiempo lo único que deseo, es desaparecer. Sé, que ella continúa dentro de mi y son miles los recuerdos que transcurren como un rayo repentinos haciendo que mis rodillas se doblen, que llore, que rabie, que el pánico ataque cada cm de mí ser durante las noches y sin embargo, aunque se que sigo presa de algún modo por todo, es este lugar ya es parte de mi.
Después de el periodo más confuso, no sé cuanto a transcurrido pero no dejo de asombrarme con la burbuja que mi familia a creado por mi. Viajo, como si no estuviera en una jaula dorada como un ruiseñor que no tiene fuerza ni de piar, como para tan siquiera cantar, descubriendo con sorpresa rincones aquí que parecen ajenos a la maldad que hay en mi. No puedo desaparecer, no soy valiente para acabar con esto y liberarlos a todos de una cruzada que no es la suya, de saldar cada crimen y la sangre derramada por mis manos o en mi nombre, de pagar con mi sangre la de los muertos para que Velkan pueda volver a casa, no puedo morir aunque lo desee y solo me queda dormir cuanto los sueños me den, y Velkan, resista a mi lado velando un descanso, siempre, incompleto. Y aún así, los momentos que no es así, los momentos que logro volver a ser yo, mi espíritu curioso y ansioso de saber, de conocer, de estudiarlo todo, su esencia, mi entorno, ha ido descubriendo en el último rincón de esta casa y devorando mil libros en este idioma que me hace conocer un poco donde estoy, o me despista aún más. Poco a poco conozco el checo, el lugar tiene algunos en inglés, un diccionario y esto, es algo que me mantiene distraída. El desván es espacioso, suficiente como para llevar a cabo el sueño de mi infancia, tener mi propio estudio, lleno de cachivaches y artilugios, con mis diarios, mis cuadernos de estudios, con mi ilusión; ser varitologa, crear. ¿Como la mente humana puede tener tanta magia para seguir manteniendo ilusiones? En mi manos el libro menos interesante llama mi interés. Kniha jmen; el libro de los nombres. Tal vez, quien vivió aquí deseaba dejar huella en alguien que llegara a ver este mundo. Ser padres, como los míos lo deseando un día, desafiando incluso a la misma magia.
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Quizás, no fuera tan buena idea, quizás debía seguir siendo egoísta y mirar una vez más solo por ella, y no por la seguridad de él. Mi mirada viaja por sus mechones ondulados y unas mejillas pálidas, sin su habitual rubor.
-Hermana, no puedes quedarte en la cama tenemos que...tienes que volver a las actividades. Vahiné, ahora más que nunca no tienes derecho u opción para rendirte aunque él no esté, ese bebé va a nacer y tú vas a ser madre.- Tenia que ser duro, duro con ella por que no me iba a dar por vencido, no lo había hecho nunca y ahora que iba a ser tío, mucho menos. Pasara lo que pasara, siempre. -Hermanita, pase lo que pase, siempre estaré yo.- Es una promesa de por vida. Apreté su mano y tiré de ella dispuesto a sacarla de entre esas sábanas. Una parte de mí llevaba tiempo conociendo aquella realidad, pero ahora que Gideon Sonneillon faltaba en nuestras vidas y el día a día había cambiado tanto en tan poco tiempo volviendo mil pasos atrás, debía ser totalmente sincero conmigo mismo aunque no pudiera expresárselo a ella abiertamente. No había vuelto a ver a Vahiné tan feliz como cuando él estaba aquí, e incluso puedo admitir que aunque el día que conocí que Vahiné estaba embarazada y otro problema se nos sumaba, como si fueran pocos con esa puta maldición, le hubiera sacado la varita y sacado de allí a punta de maldiciones de haberlo tenido delante. Pero viéndola así, todas esas ideas se hacen borrosas y difuminan formando un gran nada en mi cabeza. Puede que sea culpa mía. Fue mi idea indirectamente lo que ha ocurrido, pero ninguno éramos entonces, conscientes de la criatura que hoy llevaba mi hermana en su vientre y Vahiné le arrebató cada recuerdo de los momentos que pasaron juntos desde el primero en el que se conocieron hasta el momento que se despidió, haciéndome jurar que no lo buscaré, que será un secreto, que si algún día me cruzo con el único que puede cambiar su vida... jamás le hablaré de su existencia y eso me está rompiendo. Mi segundo juramento increbrantable, uno que vuelve a atarme por amar así a mi melliza y no me deja devolverle la sonrisa o darle una oportunidad...
***
Aun puedo sentir sus manos en mi cintura, su pulgar haciendo un lento y suave circulo por encima de una prenda que su tacto atraviesa estremeciéndome hasta hoy, mientras el calor de sus labios se mezcla húmedo con los míos y mi varita le arrebata todo con un pequeño susurro que no espera, un susurro que acaricia sus labios contra su propio aliento. <<Obliviate>> Su mirada de reproche, seguida de la más perdida y confusa que me deja vacía una vez más, y... <<Desmaius>>
No dejó de pensar en ello, con una mano inconscientemente, siempre, en mi apenas abultado vientre y la otra llena de tierra cavando de rodillas sobre la hierba del jardín. Lo que tuve que hacer y la fuerza que tuve que sacar de ni siquiera sé, donde para hacerle eso, siempre será incluso mayor a la que me veo cada día obligada a tener para que Hela no tome de nuevo el control de mi. <<No hay marcha atrás, esta hecho y así debía ser y permanecer.>> Me lo repito una y otra vez. Yo le metí en todo aquello, yo sabía que él estaba dispuesto ha ir donde no le concernía y arriesgar de nuevo su vida... Y Velkan tenía razón, no podíamos dejarle. Yo misma debía sacarle. Por su bien.
Miro a mi hermano y puedo saber perfectamente, que termino forjando un vínculo con él. Se arrepiente pero no dice nada, en su lugar a traído demasiados planteles de violetas para hacer que yo haga algo, que no me rinda. Le miro y cada recuerdo de días en este lugar, con Gideon formando parte de este pequeño clan se apelmaza como las cristalinas lagrimas en mis ojos, luchando por no emerger.
-Eres un estúpido Velkan Nyxkru, no sabes contar. Vamos a tardar horas.- Mi tono intenta normalizar un reclamo real de lo más hondo de mi, porque aunque él lo haga con toda su mejor intención, yo no quiero nada, no quiero pensar, no puedo no extrañarlo y el solo necesita mirarme, y lo sé, para saber que mi reclamo va en serio aunque me sonría cabrón como siempre, como si nada, ignorando mi queja y mi humor.
-Me gustan las violetas.- Una simple frase concisa y directa como siempre y baja la mirada, tirándome tierra a la cara mientras su sonrisa se borra perdiéndose en el mismo.
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Caras nuevas , que no cambian nada. Rhian, aunque su relación sigue tensa con Velkan, ha traído tres hermanas bajo juramento, del clan Inca; Ilii, Loria y Sach’a. No han logrado nada.
Las posibilidades y opciones, lejos de aumentar se esfuman entre nuestros dedos y nos quedamos sin ideas o libros que ayuden de algo,para mi maldita maldición. Los meses continúan avanzando y las pesadillas regresan. Sueño con el nacimiento de una bebé de cabellos negros como el carbón y piel rosita como la de un unicornio bebé, tan perfecta y hermosa que duele, sueño cada noche que Hela se la lleva, que no es mi bebé, que como yo nace maldita y nunca fue mía, y cada noche es lo mismo. Duele y aterra tanto que incluso dormir, mi única salida, ya no funciona, y es otra maldición en vida.
Pero no soy la única a la que cada vez le está afectando más toda la presión. Siento la culpabilidad de no poder conocer a mi cuñada Red y mi pequeño sobrino, de no ser normal y estarle rompiendo la vida a mi propio hermano también, quitándole tiempo y felicidad con su familia.
Como buen hombre, y además Slytherin, Velkan finge y miente a la perfección, oculta mejor que ninguno de mis primos y en el fondo es un tonto realmente, que siempre termina delatándose cuando esta así como si no supiera cuanto le conozco yo. Desde la misma ventana siempre puedo observa como busca esa paz que le falta, bajo el mismo manzano, él, tumbado entre las violetas que meses meses atrás plantamos.
***
Los días se alargan y las cartas son pocas. Las que recibo, y la que quisiera mandar. No tenemos avances y Vahiné está agotada en su estado, no descansa, y yo no sé cómo sacarla de esto como la prometí.
Después de meses sin contestar las cartas de Rhian, dio conmigo a través de Fenris y aunque quiera matarle, le agradezco que intercediera. Que ciego estuve supongo, jamas pude ver lo que sentía ella por mí y yo siempre la vi como a una prima...Ni ella, ni yo hemos vuelto a ser los mismos desde que comencé a cagarla, y sus sentimientos salieron a la luz cuando yo comencé con Red, pero nunca podré verla como otra cosa más que como familia. Las discusiones hacen que siempre vaya a extrañar a mi mejor amiga de la infancia en ella, como extraño a otras tantas personas, incluido en ocasiones, traicionado por mi propio subconsciente, a Vihren y sus gilipolleces. Pero sobre todo la extraño a ella entre todas las personas a las que necesito hablar. Me tumbo cada tarde bajo este árbol, hasta tranquilizar mi respiración cuando todo va mal, cuando Vahiné llora, cuando los pensamientos me arrinconan y es este mi escondite, el que más me acerca a su esencia, a su perfume, a mis primeros meses en la escuela, a la persona que más deje que se acercara, adentrase y me conociera.
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Corro, pero no avanzó. Aceleró cada vez más, lo intento con mis piernas entumecidas, con todas mis fuerzas y doy zancadas que baten cualquiera de mis records descalza, por las orillas de kategatt. La ronca voz de Gideon destroza mi alma en un grito agónico que se pierde en una fría bruma que llena de escarcha el suelo. No sé, si mi erizada piel siente el frío o es por el dolor en su voz, y mi propio dolor al sentir que jamas lo alcanzo y entonces... despierto agitada, boca arriba en mi cama, con la frente perlada en un frío sudor que me hiela el cuerpo como la bruma de mis pesadillas.
-Gideon.- Susurró desorientada, hasta que al mirar a mi derecha le veo sentado en una mecedora. Velkan, porque Gideon no puede regresar. Velando mi efímero descanso una vez más, agotado el mismo y con el gesto sin fuerza como el mío después de otra infructuosa prueba con magia arriesgada incluso para nuestros conocimientos.
Ha tenido un mal día, y lo sé. Lleva varios de esos a sus espaldas, haciendo como que no me doy cuenta. Quitándole importancia y evadiendo cada pregunta con su travieso humor de niño grande. Inquebrantable, como un juramento, como sus sonrisas traviesas aún cansado, pero yo necesito ayudarlo tanto como él a mi, como mi hermano hace conmigo.
Nunca, jamás, podré decir que esta maldición trajo nada bueno a mi vida. Sin embargo, he llegado aprender y sacar beneficio de algunos de sus conocimientos e infinito poder, de sus dones. La legeremancia. Y si eso ayuda a mi hermano, la relación de dos mellizos contempla la pequeña trampa y las enormes trampas de este contrato de por vida.
Con sigilo, alargó el brazo para tomar su propia varita, pero en el último momento la apartó lentamente recordando que para esto no lo necesito. La mía, su gemela, solo me la deja tener en las manos bajo supervisión, y es comprensible con la cicatriz que su enfrentamiento con Hela le dejó meses atrás y cargó en mi conciencia... Ni siquiera yo puedo fiarme de mi misma y aunque no debería de hacerlo, lo hago una vez más. Para entrar en su mente, para este poder no necesito ninguna varita ya. Tan solo una palabra no pronunciada en mis labios, silenciosa, y como si él soñara, navego por un pasado lleno de saltos y desorden pudiendo escuchar hasta la aceleración de su corazón. Alerta, reconozco el tambor de su pulso a mi alrededor envolviéndome y aunque mi hermano no es oclumante y no puede expulsarme en seguida se despierta por mi intrusión sobresaltado como en una pesadilla o un mal viaje en traslador.
-¿Que diablos haces?- Busca su varita, por si la he tomado, por si no soy yo y enseguida lo miro como solo él puede entender. Y el silencio nos envuelve en una conversación sin palabras. -¿Vahiné? Sabes que no quiero que hagas eso...
Niego seria. -Lo siento, pero tú estás para mi y yo, estoy para ti.- Y una vez más irrumpo en ese valiente y hermoso pero tozudo cerebro lleno de recuerdos felices y de tragedias vividas hasta acceder al momento, al recuerdo que siento que ha estado rondándole durante días. Puedo sentir la cara de enojo, confusión y hermetismo de mi hermano, como intenta resistirse a que vea eso. He vivido siempre con él, le conozco demasiado bien, con o sin magias he llegado a sus secretos y este quiere alejarlo de mí por algún motivo. Mi poder araña insistente, hasta que se rinde a penas en la lucha y borroso escucho un llanto suave en un bosque, una cesta llena de setas y hierbas a los pies de mi hermano y comienzo a ver. Una chica demasiado bonita, de ojos claros y puros que destella sentimientos sinceros. No es Red, no es mi cuñada e intento no juzgar a mi hermano porque si la esconde de mi es que es importante para él... La recuerdo, recuerdo sus ojos azules en una fotografía en su cuaderno de notas y pociones y sigo indagando. La chica llora en su pecho, lo golpea con fuerza, se agarra a su camisa y notó la desespera Ivo. En su energía y la calma en Velkan que la abraza...Un colgante femenino, que identificó también, aún lo lleva. Una mirada furtiva entre risas, música y alcohol en una casa ajena. Un embarcadero, la chica se ríe, es feliz cuando juega con él, está tranquila y Velkan está igual, desconecta. Puedo sonreír viendo eso. Huyó al entrar en un recuerdo íntimo y palabras que una hermana no debería escuchar. La caricia de unos dedos entrelazados inconscientes, confianzas y secretos entre ellos, él la cuenta la verdad, demasiadas verdades y me rompo. Por un momento siento que mi hermano logrará sacarme de ahí pero ni lo intenta, como yo sé deja llevar por ese río escondido. Nunca le contó de ella a Vihren, puedo verlo. Escapadas, corren, se pierden, tienen cómplices y juegan a algo arriesgado, ella no es tampoco libre, ambos tienen deberes en su vida, puedo sentir esa adrenalina que los mueve a ambos, una aventura. Ama su pelo castaño, enredar sus dedos entre sus mechones ondulados y las pequeñas pecas que se reflejan con el sol sobre su naricilla, acariciar sus piernas, sus brazos y mirar sus labios...Una violeta colocada con dulzura tras su oreja. Violetas, como las que se ha tomado la molestia de plantar para mi. Les han pillado varías veces, ella era valiente y le llevaba a incumplir las normas como si él no fuera un amante del reto. Accedo hasta los recuerdos menos intensos, hasta las caras de quienes estaban enterados, sus nombres desconocidos para mi. La voz de mi hermano, sincera siempre, palabras puras e intensas sin decir lo que siente aunque yo lo estoy viendo. Hasta el más ciego que conociera a este hombre lo habría visto. <<Yo nunca>> <<Déjale, Juls>> Julieta, ese es su nombre. Le recorre la memoria, fugaz, deprisa, como adrenalina, con dolor. Como un eco que llena la lejanía de su mente. La bruma y la oscuridad lo hacen más confuso todo, y ahora si vuelvo a sentir como Velkan intenta levantarse de la mecedora, resistirse de nuevo y puedo ver periódicos con noticias de una masacre atroz, El recuerdo de mi hermano rompiendo una sala entera de estudio, solo. Solo. Solo. Solo en el embarcadero. Irá, lágrimas que esconde. Frustración. Un entierro, los errores de la rabia en el comportamiento y acciones de escape de mi hermano, y comprendo que ella murió y porque Velkan quiso ocultármelo. El fuerte Velkan no está preparado para perder, no nació para este dolor, no es todo fuerza como aparenta. Y todo se repitió...
Por primera vez salgo agitada y agotada desde que aprendí a manejar el poder adquiero de mi opresora, de mi maldición y siento lo mismo que mi hermano que frente a mi cierra los ojos tras una mirada de dolor y reproche.
-Te estabas enamorando de ella y ella iba a...- Selevanta y su furia se refleja en una mirada fulminante que nunca me había dirigido, pero sé que no es él culpable, es su dolor el que me mira.
-No lo digas Vahiné. No quiero pensar en esto y mucho menos hablarlo, no te concierne, es privado.
-¿Privado? Todo lo que te concierne a ti, me concierne a mi y no quieres pensar en ello, pero lo estás dando vueltas desde hace días. ¿Crees que no me he dado cuenta? ¿Crees que use la legeremancia por gusto? Estoy preocupada!
-No quiero hablar de ello, tú no lo entiendes.- Por un momento su mirada, baja a mi vientre de seis meses y llego a pensar que la preocupación por que haya usado tanta fuerza para entrar en su mente le preocupa, pero es algo más que le remueve por dentro. -No debía ocurrir.- Hace una pausa y se muerde el labio conteniéndose mientras cierra lo puños y tiro de él conmigo a la cama, sé que se está rompiendo. -Vahiné, ella nunca debió morir. Tenía 16 años, tenía que vivir una vida larga, mil cosas por delante. Nunca podrá vivir esto, experimentar lo mismo que nosotros. Ni conmigo, ni sin mí y su alma era buena y fuerte.- Y entonces, sé a que se refiere, y porque mi embarazo a arrastrado a su mente el dolor que veo en él cada vez que toca mi vientre. -No merecía eso, nunca.
-Solo, ve a verla hermano.- Acarició su cara y aprieto su mano en mi pequeño puño y finalmente deja libres lágrimas, cautivas desde tanto como yo misma.
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El miedo arrastró mi huida, arrastró el terror, la necesidad de desaparecer, la sensación de que no podría con ello, que no estaba preparada para ser madre, que hubiera sido mejor no dejar que los meses pasaran, parar la vida dentro de mi...
Hoy esos pensamientos quedan atrás mientras regreso, aunque los remordimientos y tan siquiera haberlo pensado, sean una marca en mí para siempre. Nunca hubiera podido perdonarme perder la única parte de él que tengo en mi, esa parte de los dos que ha nacido de mi. Rosita, como la soñé. Mi niña, pese aún estar aterrada, débil y necesitando a mi hermano para apoyarme en él. Su pelo es negro como el de Gideon y sus ojitos del color los de su tío, como los de mi familia aunque veo en ello también a su papá. Es una alegría, una emoción que se mezcla con mi estado físico y emocional y no me siento capaz en la soledad de la cueva en la que me escondí de todos como animaba, tan bien que ninguno pensó rastrearme como animal para encontrarme...
Se lo que viene ahora, la preocupación de todos, de Velkan, y después, cuando todo pase, su furia y enfado por mi comportamiento y imprudencia.
Regreso a la que es mi casa con harapientas prendas y pelo de una verdadera salvaje y un bebé con días de nacido envuelto en mantas, sin magia, sin nada más.
-¿Vahiné?- Corre hacia mi, desprovisto de algo con lo que defenderse, sin importarle nada más, con el temor reflejado en su mirada, y es por mi culpa. -¿Donde has estado, por Odín? No te encontrábamos y terminé temiendo lo peor, pudiste morir...- Y es cuando repara en ese pequeño vulto que hace un ruidito contra mi pecho, que agotada le tiendo intentando sonreír al ver como cambia su cara.
-Eres tío, Velkan.- Su mirada se ilumina mientras la abriga bien, protegiéndola,del frescor mañanero de comienzos de primavera y yo me tambaleo demasiado cansada hasta que él me aferra contra él en un abrazo como los que solo él me regala, apoyándome en su fuerte brazo para no caer. Estaba segura de ello, pero ver a mi hija en sus brazos, solo me ratifica lo que ya sé. Velkan Björn Nyxkru es un gran padre.
-No he decidido que voy hacer contigo, no sé que voy hacer.- Y siempre será un gran hermano. Sus palabras son de regaño, resignación, pero siento su emoción y alivio mientras me mira.
-Su nombre es Violka, como las violetas que plantaste por nosotras.- Llevaba tiendo dando vueltas aquello, recordando ese libro en checo de los nombres que descansa en el desván como testigo de este lugar, de nuestras vidas, como si hubiera estado esperando algo y ahora lo sé. Una vez más hago a ese fuerte y corpulento hombre que inunde sus ojos. Bien sabe que no solo me refiero a la niña y a mi, si no a esa muchacha por la que sintió tanto, y a las flores favoritas de ella. -Y eres su padrino, no tendrá madrina. Vas a tener que esforzarte el doble, hermano.
-Te quiero pequeña, no vuelvas ha hacernos esto.- Un susurro opacado en mi oído, en medio de un abrazo por un bebé que llora y los pájaros de ese bosque se llaman felicidad a pesar del miedo, se llaman lealtad. -De verdad que no sabría que hacer si algo te ocurriera a ti, Vahiné.
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CAPÍTULO III: BATALLA (PARTE 1)
EL QUE SOLÍA SER ESPANTAPÁJAROS
Cuándo Ritmo Callejero Leo abrió los ojos de nuevo, no pudo evitar exclamar ante el extraño escenario que le rodeaba.
‘’¿Dónde estamos?’’
‘’Donde me dijiste que fuéramos sólo hace unos momentos, ¿o acaso en lo cierto no estamos?’’
‘’¿Este, este es el escenario de Espantapájaros?’’ dijo Leo, tragando saliva. ‘’¿Estás seguro?
Donde debería haber una extensión de campos de maíz era en cambio un interminable e imponente muro de piedra.
‘’Tan seguro como serlo puedo. Si mi apuesta quieres, para la batalla lo ha transformado.’’
Ritmo Callejero Leo miraba alrededor mientras Balan hablaba.
Aquí y allá captó vestigios del viejo escenario que recordaba.
Se sintió aliviado al ver que el porche de la granja, al menos no había cambiado.
‘’¿Qué pasa con el muro?’’
Balan puso sus manos en sus caderas. ‘’Una manifestación de su dolor del mundo real física, desde antes de venir a esta finca.’’
‘’¿Crees qué está intentando proteger su escenario de los árboles bailarines en su visión?’’
‘’Eres todo un detective, pequeño, sabes muy bien intuir. Pero tendrás que liberar primero a Espantapájaros de la negatividad para la verdad conseguir.’’
Espantapájaros… ¿De qué estás tratando de proteger a tu granja y a ti mismo?
‘’¿Como lo libero entonces?’’
‘’¿Recuerdas que al cambiar Niña de la torre relojera, las luces que de ella volaron? Esos eran fragmentos positivos de su corazón, los últimos que quedaron. De alguna manera has de encontrar los fragmentos de todos, entonces a la marca que Lance dejó en su frente dispararlos.
Mientras Balan hablaba, Ritmo Callejero Leo vio a las criaturas peludas rebotando alrededor. Antes, eran tan translúcidas que podía apenas verlas, pero ahora eran sólidas y definidas.
‘’¿Qué están haciendo esas cosas aquí?’’
‘’Esas criaturas son Tims, pero eso ya lo sabes. Se han debilitado debido a la corrupción negativa en todas partes. No podías verlos cuando Lance en su control te tenía, pero jamás se han separado de ti ni un solo día. Y los pobres hambrientos están para comer gotas. Como un caramelo algunas darles deberías.’’
‘’¿Qué pasará si hago eso?’’
Balan le dio una pícara sonrisa. ‘’No quiero arruinar sorpresas, Cría uno y con tus propios ojos lo verás.’’
‘’¡Creo, creo que ese es Espantapájaros! Leo corrió hacia el granjero tan rápido como sus pies pudieron.
Pero Espantapájaros se desvaneció antes de que él pudiera alcanzarlo.
Balan gruño.
‘’Ha sido dominado por la negatividad y su ira. Ten cuidado, pequeño, cuando de luchar sea hora.’’
‘’¿De qué estás hablando?’’
‘’No era él, me temo. Solo una ilusión que la positividad desaparecida de su corazón ha hecho. Aunque la luz sigue guiando en su estado debilitado, puede mostrarte donde el verdadero Espantapájaros está escondido.’’
‘’Entonces tenemos que seguirla.’’
‘’No tiene sentido seguir cuando el primer obstáculo no hemos superado. Espantapájaros bien se ha encerrado, y sólo hay una llave que abre el candado.’’ Balan le dio una palmadita a Leo en el hombro. ‘’Los fragmentos de su corazón necesitamos si del poder de Lance liberarlo queremos.’’
Leo asintió. Luego se dirigió hacia el muro de piedra que se encontraba donde antes se extendían las tierras de cultivo.
En el camino se cruzaron con un par de gotas, pero estaban flotando fuera del alcance de los Tims. Leo las agarró y se las dio a las bolas peludas cuando pudo, notando que parecían animarse y crecer un poco más después de comerlas. Habían sido un poco espeluznantes cuando él no había podido verlos como algo más que sombras borrosas, pero ahora que los veía mejor, eran bastante adorables.
Algunos de los Tims a los que alimentaba parecían encariñarse con él y le seguían mientras caminaba.
Siguieron así por un rato, Leo tirando gotas del aire y alimentando a los Tims que rebotan a su paso.
‘’Verás que hay gotas por todas si prestas atención al mirar. De hecho, incluso dentro de esa piedra una se puede encontrar.’’
‘’¿Aquí?’’ Leo tocó a la que Balan estaba apuntando. ‘’Necesitaría un martillo o algo para romperla…’’
Balan sacudió exasperadamente la cabeza.
‘’Olvidas que estamos en Wonderworld, donde lo imposible es hasta donde tu imaginación pueda alcanzar. Tu escenario, pequeño, no es la única cosa que tienes poder de cambiar.’’
Imágenes de Niña de la torre relojera mutando a un monstruo gigante parpadeaban a través de la mente de Leo.
‘’Mi intención no confundas, que lo que quise decir no es del todo como piensas.’’ dijo Balan, como si supiera qué estaba pensando Leo por el aspecto de su rostro. ‘’No es de tu negatividad de donde sacas poder ahora, sino de la positividad, y te diré la manera. Abre esta piedra, para empezar. En tu corazón, lo suficiente fuerte para hacerlo a ti has de imaginar.’’
‘’Imaginar…¿fuerza?’’ dijo Leo, sin seguir del todo.
‘’En la positividad como un traje has de pensar que te pones cada vez que fuerza vayas a necesitar.’’
‘’¿Un traje positivo?’’
‘’Hmmm, esto no está funcionando…’’ Balan se llevó un dedo a los labios. ‘’Todavía no te está llegando? Pues bien, de Espantapájaros permíteme invocar su visión. Tal vez el poder de su escenario ayude a tu cognición.’’
Balan alcanzó a Leo, y en el momento en el que lo tocó, Leo fue envuelto en una luz. Cerró los ojos contra la luz sobrecargada. Una vez que finalmente se desvaneció, echó un tímido vistazo a sus manos.
¡Eran gigantes! Y sus uñas se habían convertido en largas y afiladas garras.
‘’¿¡Qué me hiciste!?’’
Balan guiñó un ojo.
Un espejo apareció en frente de él, y en él vio que había sido transformado en un lobo.
Seguía siendo más o menos de la misma altura, pero todo su cuerpo estaba cubierto de pelo, y su mitad superior se ondulaba con nuevos y poderosos músculos.
‘’Esta es la fuerza que los ojos de Espantapájaros han podido formar. A ver si su nombre puedes adivinar.’’
Leo observo y observo su reflejo en el espejo.
‘'Torbelobo.’’
Leo respiró con fuerza. Era más que el nombre lo que le vino, sabía las cosas de las que era capaz en esta forma también.
Leo se puso frente a la piedra, echó un brazo hacia atrás, y dio un golpe tan fuerte como pudo.
La piedra se rompió como cristal delicado ante el golpe. Las gotas cayeron de los escombros.
‘’Guau…’’
Balan sonrió. ‘’Y hay más trajes para encontrar. Como que te dejan escupir fuego, o por encima del suelo volar,’’
Se cortó, agarrando el hombro de Leo y moviendo su barbilla hacia un Negati.
Pero la criatura ya debió haberlos visto porque se estaba arrastrando hacia ellos.
‘’¿Qué deberíamos hacer?’’
‘’Sólo hay una cosa que hacer: Deshazte de él antes de que de ti se vaya a deshacer.’’
‘’Quieres decir…¿tengo que matarlo?’’
‘’Los Negati, y Tims, para el caso, no mueren. Cuando su poder se agota simplemente desaparecen. Y eventualmente vuelven a reaparecer, pero cuanto tardan es algo sin esclarecer.’’
Leo respiró aliviado al escuchar eso.
Incluso si los Negati eran sus enemigos ahora, se había acostumbrado a ver las pequeñas criaturas por Wonderworld. No creía que pudiera atreverse a matar uno, incluso en defensa propia.
‘’Así que, ¿cómo los hago desaparecer?’’
‘’Oh, hacer preguntas es algo que ciertamente adoras. Especialmente todas las ya contestadas.’’ Balan dio un bufido exasperado. ‘’Los Negati vienen de la pieza negativa de cualquier corazón, nacidos del miedo y la preocupación. La única manera de deshacerse de una cosa así es simplemente con un pisotón.’’
Mientras Leo se desconcertaba por eso, el Negati apareció enfrente suya. Sin pensarlo, saltó en el aire, dando un fuerte pisotón a la criatura.
El Negati desapareció.
‘’Si, justo así, ahora la hora de mi consejo ha acabado. Pequeño, el resto mientras vas adelante por tu cuenta lo tendrás averiguado.’’
‘’Espera, ¿no vas a ayudarme?’’
‘’Me temo que no es mía, sino tuya esta prueba a realizar. Para dejar Wonderworld, eres tu quien debe ganarse aprobar. Buena suerte, pequeño, hasta el final te estaré animando. Nos encontraremos de nuevo cuando a tu amigos hayas rescatado.’’
En cuanto terminó de hablar, Balan se desvaneció.
Leo sintió que la impotencia se apoderaba de su corazón ahora que estaba solo. Pero no había adónde ir más que adelante, así que adelante fue.
Los altos muros atravesaban el escenario en caminos serpenteantes y desconcertantes. Leo los atravesó, rompiendo las piedras que le impedían el paso. Recogía las gotas que se caían de los escombros y se las daba a los Tims que le seguían como Balan había sugerido.
Con cada gota, los Tims creían un poco más, aunque Leo no notó ningún otro cambio. Solo lo observaban y observaban fijamente. Él supuso que significaba que estaban felices.
Siguió a la ilusión Espantapájaros por mucho tiempo. Lo llevó a una alta subida.
Leo vio una luz que parecía junto como las que habían salido volando del cuerpo de Niña de la torre relojera, envuelta en un nido protector de ramas.
‘’Es un Alborazón…’’
Leo se dio cuenta de que podía averiguar el nombre de cualquier cosa en Wonderworld ahora, mientras lo observara por suficiente tiempo.
Alcanzó el árbol resplandeciente, pero algo empujó su mano. ''¡Ay!''
El dolor se extendió desde la punta de los dedos hasta el codo.
Está protegido por poder negativo…
Miró de cerca y vio que había algún tipo de campo de fuerza negativa rodeando las ramas.
Aprovechando la fuerza de su traje de Torbelobo, volvió a dar un puñetazo y lo mandó a volar contra las ramas con todas sus fuerzas. Pero el golpe rebotó sin hacer ningún daño.
Al árbol, claro está. Leo se agarró el brazo, gimiendo de agonía. Dolía mucho más que antes.
Los Tims detrás de él miraron de Leo al Alborazón, y luego parecían entender que estaba tratando de hacer. Un par de ellos empezaron a lanzarse al árbol.
El campo de fuerza negativa desapareció.
Su poder positivo debe de haberlo neutralizado…
Pero los Tims que habían golpeado el árbol eran pequeños como lo habían sido antes de que él les diera las gotas, quizá incluso más pequeños. Debieron de haber usado el poder de las gotas en su ataque.
‘’¿Estáis heridos?’’
Los Tims sólo miraban a Leo con ojos ilegibles.
Tal vez sea su manera de agradecerme por las gotas.
Sintió una sensación de culpabilidad mirando a los ahora pequeños Tims.
‘’Gracias.’’
Cada vez le gustaban más y más los Tims por cada minuto.
Había pequeños animales y criaturas en todos los escenarios en los que había estado de Wonderworld, pero hasta ahora no se había preocupado realmente por ellos de una forma u otra.
Murmurando otro silencioso agradecimiento en voz baja, Leo atrapó el fragmento.
Tan pronto como sus dedos se cerraron alrededor de él, supo lo que Espantapájaros había abandonado cuando se deshizo de este fragmento.
Quería proteger a su familia…
Era triste pensar que Espantapájaros había descartado una parte tan importante de su corazón.
La ilusión Espantapájaros estaba apuntando otra vez, a algún lugar en la distancia.
Es cierto, Niña de la torre relojera tenía dos fragmentos…
Uno menos, uno más.
La búsqueda de Leo no había acabado aún. Fue adonde la ilusión lo guiaba.
Aún no se porque Espantapájaros vio árboles bailarines en su visión…
Si tuviera que adivinar, probablemente tenían algo que ver con la razón por la que Espantapájaros fue al Teatro Balan en primer lugar.
Eso, y su deseo de proteger a su familia.
Leo llegó a la muralla de un castillo.
Mirándola, vio que le faltaba algo: Huecos para flechas.
Las murallas de los castillos siempre tenían esos pequeños agujeros para que los soldados de dentro pudieran disparar flechas o balas al enemigo invasor, pero Leo no podía ver ni una sola abertura en esta muralla.
Si esos árboles bailarines fueran a atacar mi escenario, me gustaría ser capaz de dispararles flechas de fuego o algo. ¿De qué intenta proteger su granja, si no es de los árboles? ¿Qué le pasó en el mundo real?
Leo sacudió la cabeza.
Me preocuparé de eso más tarde.
Ritmo Callejero Leo siguió adelante.
Por fin, encontró el segundo Arborazón.
Los Tims parecían saber lo que quería hacer. Rebotaron delante de él antes de que pudiera detenerlos y embistieron contra el árbol.
El campo de fuerza negativa que lo rodeaba se desvaneció, pero los Tims que lo habían embestido se hicieron más pequeños y débiles.
Desearía que hubiera otra manera…
Leo se apresuró a recoger las gotas cercanas, alimentando a sus Tims. Las pelusillas se hicieron un poco más tras comerlas.
Dejó escapar un suspiro de alivio, luego alcanzó el fragmento.
No dejó que ninguna dificultad lo desanimara…
Pero entonces algo terrible debió haber pasado que realmente afectó a Espantapájaros.
Leo se estremeció al pensar en qué clase de monstruo el dolor de Espantapájaros podría haberlo transformado.
Después de todo, cuando Niña de la torre relojera descartó sus fragmentos, se convirtió en una gigantesca bestia gatuna.
Leo tenía la esperanza de que podría ser capaz de hablar de las cosas con Espantapájaros, pero eso parecía lo menos probable ahora que entendió cuánto de sí mismo había tirado Espantapájaros al deshacerse de estos fragmentos. Balan estaba en lo correcto. Esto no iba a ser fácil.
La ilusión Espantapájaros condujo a Leo por el escenario hasta que llegaron a una puerta.
Más allá de ella, Leo sabía que encontraría al real Espantapájaros.
Agarró el pomo de la puerta, pero no se movió en absoluto.
Ah, cierto.
Sacó los dos fragmentos del corazón de Espantapájaros y los acercó a la puerta.
Lentamente, lentamente, se abrió.
Leo entró en el interior.
En la oscuridad, vio una extraña luz parpadeando.
Que sitio horrible para encerrarse solo.
Esta debía ser la parte más profunda del corazón de Espantapájaros, pero en ninguna parte podía ver Leo ni siquiera un indicio de esa hermosa granja suya.
De repente, el viento empezó a aullar, y un ciclón salió de la oscuridad.
Desapareció justo cuando lo alcanzó, revelando algo gigantesco que solo podía describir como un monstruo.
Parecía como su traje de Torbelobo.
Leo no debería haber estado sorprendido. Después de todo, había tomado prestada su forma de la imaginación de Espantapájaros. Pero a diferencia del traje de Leo, este monstruo emanaba un fuerte poder negativo.
En los pocos segundos en los que se miraron el uno al otro, Leo llegó a conocer el nombre de su enemigo.
Barktholomew.
Así que, los cambios fueron más profundos que su apariencia…
El monstruo se abalanzó sobre él.
‘’Espantapájaros, ¡soy yo! Soy Leo, quiero decir, ¡Ritmo Callejero!’’
Barktholomew no escuchó o simplemente no entendió.
Le dio a Leo un zarpazo gigantesco que lo habría aplastado hasta convertirlo en polvo si no se hubiera salido del camino a tiempo.
Creo que las palabras no van a resolver esto.
Con toda su formación en baile, no fue un desafío demasiado grande para Leo agacharse y esquivar los ataques del monstruo.
El monstruo debió haberse dado cuenta de que no sería capaz de lanzarle a Leo un ataque directo, porque azotó otro ciclón.
¿¡Cómo está haciendo esto!?
Leo se balanceaba y se movía alrededor del ciclón, asegurándose de evitarlo mientras intentaba acercarse a Barktholomew. La marca de Lance por fin se puso a su alcance.
¡Ahora!
Leo tiró los dos fragmentos del corazón de Espantapájaros a la marca.
Un grito desgarrador salió de la garganta de Barktholomew cuando el poder negativo empezó a desprenderse de su cuerpo.
Dentro de la retorcida oscuridad se encontraba Espantapájaros, con la cara caída y los ojos vidriosos.
Leo gritó su nombre y corrió hacia él, sacudiéndolo de los hombros para intentar sacarlo de su trance.
La mirada distante de Espantapájaros se centró en Leo. Sonrió con la gentil sonrisa que Leo recordaba, aunque estaba teñida de tristeza.
‘’Caramba, Ritmo Callejero. Mi memoria está algo borrosa, pero...te ataqué, ¿no? Nunca debí haber dejado ese poder negativo se apoderara de mí y me volviera tan odioso. Se que no tiene excusa, pero terriblemente lo siento.’’
Leo sacudió la cabeza. ‘’Está bien. Se que no era realmente tu.’’
‘’Seguro que te debo mucho por rescatarme. Como dije, no recuerdo mucho desde que el poder negativo tomó el control, excepto por el dolor de corazón que me causó.’’
Pero Leo se fijó en la luz oscura persistiendo en los ojos de Espantapájaros. No estaba totalmente libre de las garras del poder negativo aún.
‘’Escucha. Tengo que derrotar a Lance para que pueda volver de donde vine. ¿Me ayudarías a luchar contra él?’’
Espantapájaros sacudió la cabeza.
‘’Recordé todo del mundo real. Trabajaba realmente duro en la granja para poder darle a mi señora todas las cosas buenas que se merecía. Y poder mandar a nuestro chico a la universidad. Entonces una noche la radio dijo que había una posibilidad de lluvia y viento que se avecinaba. Pero no fue cualquier lluvia y viento lo que vino, sino uno de los peores tornados que había visto. ¿Los árboles bailarines de mi visión? No estaban bailando. Eran los árboles en mi granja, siendo aventados como muñecos de trapo a su paso.’’
Leo entendió ahora porque Espantapájaros había puesto murallas de piedra alrededor de su granja. No estaban destinadas para mantenerlo fuera, sino para proteger los campos del terrible viento. Por eso no había huecos para flechas. Y eso explicó porque Barktholomew había usado un ciclón para atacarlo al final. Era el poder más feroz y aterrador que Espantapájaros conocía.
‘’Esa noche, nuestra casa gimió y gimió tanto, que podría jurar que íbamos a salir volando. No podíamos dar ni un solo paso fuera por miedo a que nos tiraran. A la mañana siguiente, salí y vi todo el maíz arrancado de raíz. No se había salvado nada de la cosecha. Mi dulce chico intentó consolarme, dijo que no necesitaba ir a la universidad, pero oír eso solo rompió lo que quedaba de mi corazón. Recuerdo que la pala se me cayó de las manos. Fue entonces cuando vi el Teatro Balan. Justo en medio de mis campos destrozados. La verdad es que la cosecha de maíz en mi escenario nunca maduraría. Creo que eso se debe a que tengo miedo de que llegue una tormenta justo antes de la cosecha. No quería cultivar algo sólo para ver cómo todo ese trabajo duro se destruía de nuevo.’’
‘’Lo pillo,’’ dijo Leo. Ahora sabía porque se había sentido tan incómodo en su primera visita al escenario de Espantapájaros, cuando el granjero le había contado que todo lo que hacía era sentarse en su mecedora y observar los campos de maíz. Maíz que el granjero aseguró de que siempre estuviera en la cúspide de la cosecha, potencial eterno que nunca se perdería o arruinaría.
‘’Me rompí la espalda trabajando en esa granja, ¿y qué tengo para demostrarlo? ¿Qué se supone que debo hacer ahora que ha caído? No hay nada para mí en el mundo real. Mejor me quedo aquí en mi escenario…’’
‘’¡Eso no es cierto!’’ insistió Leo. ‘’Sé lo mucho que quieres proteger tu familia, y lo fuerte que eres ante las dificultades. ¡Te devolví ambas cosas! Usa ese poder para derrotar a Lance, ¡así puedes ir a casa en el mundo real, a tu familia!’’
‘’¿Y hacer que? Caray, ¿cómo puedo mirarlos a la cara después de todo esto?’’ El granjero agachó la cabeza, cubrió su cara con las manos. ‘’Soy inútil como un espantapájaros en un campo vacío.’’
De repente, Leo se dio cuenta de la presencia de Balan a su lado.
‘’Por un tiempo, debemos en paz dejarlo estar,’’ suspiró. Desvanecer la tormenta por sí solo libre no lo va a dejar. Su desesperación va a lo muy, muy profundo. Su corazón aún no es lo suficientemente fuerte como para luchar contra su miedo. Pero todo lo que puedes hacer por tu amigo has cumplido. Ahora el resto hacer le está correspondido.’’
‘’¿Estás seguro?’’ Leo miró al granjero una última vez. Aún tenía sus manos sobre la cara, pero entre los dedos, Leo pudo ver que aún brillaba en sus ojos.
'’Vamos, pequeño, hay otros por salvar'', dijo Balan, mirando a Leo. ''Dime a dónde quieres ir ahora, y el camino que debo preparar''.
‘’Al...escenario de Custodio Invisible.’’
‘’Como un viejo amable puede al principio haber parecido, pero yo no subestimaría el oscuro poder que su corazón puede haber mantenido.’’
Balan rozó el borde de su sombrero, y la granja de Espantapájaros se desvaneció.
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Armadura de hielo
¿Por qué pese al calor que siento en estos momentos junto a tí, noto el frío que me dejan las yemas de tus dedos cuando me rozas? ¿Por qué tu contacto es frío como el hielo? Tal vez es porque tú eres así, un ser congelado, un demonio de las montañas más heladas que busca el contacto que logre que dejes de tiritar de frío. Puede que entre tanto hielo la soledad y tú os hayais vuelto buenos amantes, tanto que te ha envuelto en una armadura congelada el corazón que se encuentra escondido en tu pecho.
Igual te has acostumbrado tanto a vivir de ese modo que tienes miedo a que esa coraza que te envuelve se derrita, dejando sin protección a tu pobre corazón ya herido de gravedad. ¿Será ese el motivo de que pese a que buscas seres ardientes para tu propia satisfacción, en el momento en el que se abren paso a ese último vestigio de humanidad los expulsas rápidamente de tu vida, dejando en ellos las marcas heladas que solamente tú puedes producir?
Aquellos ojos en los que pude ver algún día el más precioso de los mares, eran en realidad dos muros de hielo que había conseguido derretir. Pero tú lo sabes mejor que nadie, que quien juega con fuego se acaba quemando, y no estabas dispuesto a correr ese riesgo. Tus ojos, esos pequeños océanos que lograron que este fuego se atreviese a acercarse aún pudiendo apagarse con la más simple de las acciones, vuelven a ser aquel reflejo de tu armadura helada.
Una armadura inquebrantable, un demonio temeroso de sentir y un ser ardiente con suicidas deseos por regresar cerca del mar, son los protagonistas de este cuento sin final en el que alguno perderá la batalla más importante.
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