Tumgik
#respirar y soltarlo
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Olvidar es, sobre todo, liberar la mente.
El olvido puede tener muchas formas (puedes olvidarte de una persona, de una situación o de algo que te haya pasado) pero, en esencia, es tu mente obsesionándose, agarrando un sentimiento tan fuerte que no consigue ver más haya de esa ofuscación…
Pero cuando conseguimos parar, respirar y soltarlo… es un sentimiento de libertad como no hay otro igual.
Por supuesto, conseguirlo no es casualidad, ni mucho menos inteligencia.
Todos podemos entrenar nuestra mente para que aprenda a soltar.
Un poquito al principio, poco a poco…
ℜ𝔬𝔰𝔞🖤
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hearlate · 7 months
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La doctora clara
narramos esta histora con un poco de contexto.
naira una dragona que vive en un pueblo lejano dentro del hospital (en el tiene havitaciones para enoleados ademas de los enfermos), trabaja como enfermera con la doctora clara, una muner alta de pelo blanco y liso de personalidad firme y segura de si misma, y trabaja a su manera.
la historia comiensa en una jornada en el hospital nereida, naira terminando su jornada se preparava para ir a su habitacion en el hospital, ero la dorctora la ve algo decaída
ella menciona
-naira, a los empleados tanto enfermera y doctores tienen que darse un chequeo y veo que te falta a ti realisar tu chequeo obligatorio-
naira respode - ¿enserio? disculpa estoy mas cansada de lo abitual el dia de hoy-
-o te preocupes deja darte ese, chequeo-
lleva a naira a un salon de edición, abitacion de 4 x 4 m cada pared, 1 camilla y algonos aparatos especiales.
la doctora le entrega a naira una blusa de pasiente, se asemeja a una bata llarga color celeste casi morado y se reacuesta en la camilla.
la doctora le conbersa - bien naira te dare tu chequeo-
-esto, es la primera ves que me revisan así jeje-
-no te preocupes, revisare tu estado- (le tantea la frente, los brasos y despeja un poco su pecho) -perimo escuchare tu corazón-
naira se pone nerviosa por que le escuchen el corazón, respira con un poco de emoción - s-si-
la doctora nota qie su corazón se acelera un poco -m.. jiji, se acelero un poco, nervios?-
naira se avergüenza
clara va pasando el estetocupio escuchando los lugares de su pecho asta encontrar donde se escucha más fuerte, su corazon late rapido dentro de lo normal pero algo débil.
-parese que tengo que revisar mas tu corazón-
-si?, que cosas se hara?- pregunta naira
-continuare comprovando su resistencia- clara preciona en el lugar donde golpea con mas fuerza su corazón acelerandolo un poco más (120lpm)
naira respira levemente pesado, mientras la doctora preciona un poco más viendo su emoción del corazón.
continuo con la siguiente prueba, trajo el eco, lo intala y le coloca a naria el gel en su pecho. empeso a revisarlo viendo como late su corazón.
naira pregunta -que es lo que ve?-
-tu corazón al parecer nesesita tratamiento y are otras pruebas para comprovarlo jeje no te preocupes-
ve en la pantalla del eco el corazón laiendo a unos 130 lpm y en momentos puntuales se trava.
la doctora cambia de máquina y trae el de electrodos, limpia su pecho y le coloca un electrodo sobre el corazón y otro en el costado de su pecho. activa la maquina y la programa para controlar los latidos de naira, lo regula para que lata a 150lpm.
la respiracion de naira se agita un poco al sentir su corazón manipulado. mientras trascurre el tiempo va aumentando la velocidad... 170lpm... 190lpm... 200lpm... al llegar a 200 naira se agita mucho.
-m-mi corazón anda muy... rápido-
clara obserba el pecho de naira golpear con fuerza, y al ver que le dificulta respirar, le coloca a naira una mascarilla e aire.
clara apaga los electrodo y se lo retira de su pecho, le coloca el ECG, su corazon se taca más veses.
-te dare un medicamento- dise clara sacando una aguja y se lo da en el brazo un poco de afrenalina, haciendo que el corazón lata a 220 lpm y en aumento.
naira repida rápido y cortante.
clara dise - te pondre un metodo nuevo espero que esto regule tu corazón-
naira asiente y se deja atender
clara saca una aguja de aculpuntura y sa la entierra en su pecho sonde va su corazón, al soltarlo se ve como la aguja palpita al ritmo de su altido a 240lpm. le pone un cable a la aguja y le da un chockeléctricos probocando que el corazón ande irregular, hace pausa de 30 segundo y late a 270lpm... clara preciona dos dedo en donde latu su corazón y proboca que lata 300 lpm por unos segundos.
le da otro chock, dando una pauda de 1 min casi y volver a latir con algo de arritmia.
clara le quita la aguja y le epiesa a dar RCP para completar el tratamiento.
las maquinas disen Bip Bip en cada comprensión.
naira con la vista algo nuvlada y débil siente como le ayudan que que su corazón lata, lo regula como unos 140 lpm.
al terminar clara ausculta a naira comprovabdo que este bien, esta debil pero late normal y con ritmo.
-bien naira descansa ya emos terminado asique re cubriré y te reviso mañana okey?- dise clara a naira
naira descnasa de momento terminando asi esta mini historia que podria tener un continuara
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mikrokosmcs · 1 year
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Suyeong  había  pasado  por  infinidad  de  situaciones  complejas  en  toda  su  vida,  desde  el  problema  en  uno  de  sus  oídos  que  le  dejó  prácticamente  en  desventaja  ante  otros  alfas  en  su  manada  si  es  que  subía  al  puesto  por  medio  del  nepotismo,  hasta  el  momento  en  que  abandonó  su  casa  para  buscar  el  camino  que  realmente  deseaba  y  era  forjarse  su  propia  vida,  con  sus  propias  manos.  Tuvo  ayuda  en  el  camino,  de  las  mismas  personas  que  una  vez  lo  encarcelaron  y  jugaron  con  él  como  si  fuese  un  muñeco  de  trapo,  con  quien  más  tarde  afianzaría  una  amistad  perfecta  y  una  relación  ideal  de  alfa-omega  que  cualquier  persona  colocaría  como  fotografía  en  un  libro  donde  se  buscase  el  termino  y  concepto.  Luego  vino  aquel  muchacho,  que  aseguraba  que  Suyeong  era  el  lobo  de  sus  cuentos  de  fantasía  y  que  tenía  demasiada  energía  en  las  venas,  la  sonrisa  más  brillante  que  el  mismo  sol  y  el  calor  más  exuberante  que  cualquier  fogata.  Amar  a  Saem  nunca  fue  escabroso,  difícil,  complejo.  Adorarlo  fue  sencillo,  como  dejarse  caer  desde  el  alto  de  un  risco  y  sumergirse  en  el  agua  sabiendo  que  podría  respirar  en  el  fondo  del  océano.  Así  de  intenso  era  el  amor  que  sentía  por  él,  descubriendo  más  tarde  la  razón  de  ello  y  es  que  el  universo,  los  había  unido  inclusive  antes  de  nacer.  Adoraba  a  Taekyung,  era  su  pilar  más  fuerte  y  la  persona  a  quien  siempre  cuestionaba  cuando  sentía  que  estaba  yendo  en  un  camino  incorrecto,  pero  Saem  era  ligeramente  distinto  por  como  sus  almas  estaban  genuinamente  entrelazadas.  Suyeong  lo  observa  descansar,  el  cabello  y  la  piel  limpias  luego  de  un  baño,  ropa  cómoda  para  hundirse  en  el  lecho  que  compartían  los  tres  y  donde  sus  esencias  eran  más  fuertes,  donde  alfa  y  omega  lo  protegían.  Están  ambos  tumbados  en  la  cama,  el  más  bajo  con  algunos  rasguños  en  sus  brazos  vendados,  sus  piernas  entrelazadas  con  las  del  menor  y  una  de  las  manos  acariciando  los  mechones  de  cabello  mientras  la  otra  sostiene  su  propia  cabeza  para  verlo  desde  arriba.  Su  marca  estaba  impecable,  perfecta  y  notable  sobre  su  cuello  y  el  alfa  agradece  a  cualquier  entidad  de  que  sea  así,  que  el  muchacho  que  encontró  desnudo  y  en  una  reja,  tuviese  el  temple  de  sonreírle  y  asegurarle  con  eso  que  no  había  sido  lastimado  de  forma  irremediable.  Estaba  bien,  ahora  estaba  con  él  y  no  iba  a  soltarlo  otra  vez;  iba  a  sanarlo  si  era  necesario.  El  café  de  su  esencia  se  estaba  tornando  amargo  por  los  pensamientos  negativos,  optando  por  cambiar  a  la  vainilla  y  el  leve  tinte  de  chocolate  mientras  se  inclinaba  para  besarlo  en  los  labios,  los  dedos  de  la  diestra  acariciando  sus  pómulos  y  parpados.  -  —Despierta,  mi  amor,  te  echo  de  menos  —  -Yohan  le  dijo  que  debía  dejarlo  dormir,  pero  Suyeong  se  pone  impaciente  y  quiere  verlo,  que  le  hable,  que  le  sonría  como  siempre  porque  es  cierto  que  lo  ha  extrañado  de  forma  abrumadora,  sentía  que  le  arrancaban  el  corazón  de  tajo  desde  el  centro  del  pecho  y,  aun  así,  se  tenía  que  obligar  a  respirar  y  seguir  con  su  vida.
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ajmp01 · 1 year
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Hola
2:21 AM Estoy dentro de mi mismo tratando de que alguien escuche mi llamado, solo enciende aquella radio y coloca el canal 29, tratare de gritar mas fuerte 1:12 AM Mientras caminaba sobre una casa abandonada de mucha madera podrida, contaba mis pasos preguntando me en cual de todos ellos había fallado, Es mas complicado hacerlo desde la oscuridad porque no sabes en que momento puedas conseguirlo y no verlo; Creo que di una pisada falsa, Necesito saber, en donde he caido
1:32 AM Es complicado respirar aqui abajo, solo necesito encontrar como salir 1:35 AM 17 %, Quizas pueda hacer varias llamadas antes de quedarme sin bateria, Me prometio que siempre estaría ahí ______________________________________________________________
'Daba' me golpeó y lo sentí entrar en mi, Miro al espejo y creo que se convirtio en un portal, Puedo verme en medio de aquella oscura situacion entrando a el, Asi como la puerta roja en medio de la total oscuridad Al entrar, cerré mis ojos de tanta luz, al abrirlos, Solo veo una hermosa mariposa, en la pared, Nunca habia tomado el tiempo para quedarme viendo una de forma tan directa y detallada, Es hermosa Su color principal es Naranja, Sobre los extremos de sus alas, tiene circulos negros, Pero en su parte inferior de ambas extremidades, tiene un circulo ovalado, Con formas de huellas dactilares, Sentía quedar hipnotizado, caía al piso sin poder mover ninguna parte de mi cuerpo Al mirar el suelo veo este circulo, donde cada molécula la entra y parece tener pequeñas explosiones dentro de tu cuerpo Ahora entiendo la imagen de ese Álbum, hay cosas que toman significado sin ser planeadas para un buen fin Tú eres una de ellas en mi vida, Veo como te extiendes y decides irte pero, de una forma un poco extraña Asciendes como las helices de un helicoptero de forma totalmente vertical , Te veo tan alto mientras pienso La curvatura de la tierra puede ser vista desde allá arriba, Solo quiero verla, de la misma manera en que ella lo hace Es perfecta Todo en ella es perfecto y no se como decirlo, entre mas me acerco mas lejos la siento de mi Tropiezo, tropiezo y tropiezo Me lo han dicho antes Lo que en un principio fue para ti, terminó siendo para si mismo y nunca para ti Es hora de volver a la realidad, Ya no está la puerta junto a mi Mi tiempo para salir de aqui no me favorece, y en medio de este laberinto de donde no se la salida, la unica que me ha guiado en todo este camino, haz sido tu desde alla arriba ______________________________________________________________ 5:28 AM Sangre! 5:31 AM Estoy en el baño presionando mi nariz y viendo te a travez de mis propios ojos, en aquel espejo donde estando con un poco de licor encima solo pensaba enviarte una foto mia para que estuvieras feliz
You can see me? No necesito huir, y aunque desde que todo esto inicio sujetaste mi mano, ya solo siento un dedo en medio de ella, No quiero soltarlo, Aunque quizás en algún momento, el sudor lo haga zafar de allí y te pierda para siempre, Recordando la manera en que caía en aquel vacío oscuro ESTO ME ESTA MATANDO! Siento como si un cancer cerebral me estuviera jodiendo, Siento que me queda poco tiempo y quizás si mañana al despertar, ya no me amas, ya no estas aqui, o si alguno de los dos hicimos algo lo suficientemente grabe, que probablemente quedara en nuestra consciencia Espero aprendamos a vivir con la ausencia del otro, aunque duela mucho. Lamento haberte fallado de la forma en que lo hice, Pero no haré algo nuevamente igual o mas grave para verte en el piso mal, por mi o por nosotros Te he dicho que no bajare esta espada para defender nuestro hogar Realmente puedo admitir que este ha sido el amor en el cual mas he sufrido, pero tambien en el que mas he amado y aprendido a ser otra persona mucho mejor mientras me he sentido amado Solo me queda por decirte Gracias por estar aqui Gracias por confiar en mi Gracias por hacer todo esto posible Y por nunca rendirte por el '' Nosotros'' 01/05/22 8:40 PM GRACIAS! TE AMO - Abraham J
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gabo-hiphop · 1 year
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5-Deuda
Lindo soneto Sonido neto, me comprimo y me reparto en mil fragmentos.
Me observo, perduro y habito en este cuerpo, imperfecto si, soy honesto.
Te comento, Te agradezco el gesto, de escucharte esto.
Soy un concepto, no me aferró a lo concreto, si todo es tan etéreo, habitual es razonar con mi moral, escapar del mundo material, lo de ser normal se me da fatal. Hay que respirar más , inhalar la libertad y exhalar, repito, inhaló paz y exhalo la ansiedad, no me justifico, con este jazz seguro que levito, te invito. Soy arisco, me resisto cuando insistes, vistes? No era chiste, tengo muchas dudas, deudas con la vida y sus sorpresas, tengo mis destrezas, un tornillo falta en mi cabeza, caigo con los kilos si me besas, yo soy la crema y tu la fresa.
Te marco un rato y si nos vamos caminando, de polo a polo me acomodo, somos magia todos, interpretalo a tu modo, no seas oveja ni tampoco lobo, no seas bobo.
Tengo muchas deudas, con la vida, mi propósito y mis metas, rap y yo suena a dupla, contempla como la muerte esta detrás y no me asusta, embuste, acepté que crecí, entendí cual es la razón de estar aquí, ser feliz, es así.
Tengo muchas dudas, me largo y canto, cuando siento que cargo con tanto, que me siento tonto hasta por soltarlo pero de que hablo si soy sortario, absuelto del convento porque no soy santo, solo soy humano agraciado con talento, que quiere sacarlo a pasear un rato, agradezco al universo, a lo que tengo, lo que viene, a este álbum, este evento, porque me conviene.
Porque me convierte…
No soy rapero, ni poeta, soy Gabo doble H te regalo mi relato y esta letra, apunta alto hacia los astros y las estrellas, desde el planeta tierra expando la consciencia.
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letsimbrokenn · 3 months
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Estoy tan desesperada, tengo mil millones de pensamientos revoloteando por mi cabeza todo el maldito día, no me dejan en paz. Sólo hay un pensamiento que resuena un poco más fuerte que los demás, “No seas egoísta Camila” “No seas egoísta Camila” Pero es que no quiero estar aquí. Llevo tanto tiempo intentando buscar un puto sentido que ahora lo que ha dejado de tenerlo es que haya perdido tanto tiempo complaciendo a los demás viéndome respirar. Sé que hay gente enferma, sé que hay gente que desearía tener mi salud para poder llevar una vida feliz, y a mí me encantaría poder donarle cada uno de mis órganos para que llevaran esa vida en plena felicidad. Es cruel soltarlo así, sin ningún tipo de pudor, pero es que como se puede vivir feliz dentro de una cabeza que te está atormentando literalmente todo el día.
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nomis-missing · 5 months
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Me gusta mucho HxH, su vision sobre la lealtad de una amistad sincera no tiene precio. Por eso, para mi es tan importante y tan necesario como respirar, el encontrar y brindar a la gente que se gane mi confianza, mi lealtad y recibir de ellos lo mismo. Si he de arriesgar todo, que sea por mis amigos y la gente que quiero. Al igual que debo saber soltar a la gente con promesas vacias, interes superficial o nulo, o con intenciones que giran hacia la tracion, saber soltarlos, para no perderlo todo... porque al final del dia, se que tengo amigos de verdad.
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acidoepatico · 6 months
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Una vez la decepción se apodera de tu mente ..cuentas los minutos y segundos piensas que todo termina por dentro respiras y piensas que hiciste para merecer eso y vuelves a respirar miras a la cara las personas que te rodean y piensas si hablar o callarte y seguir sin poder llorar un nudo en la garganta .
Cuentas los días y más te hundes en el silencio dejas de hablar y piensas y piensas y tu cerebro se vuelve una máquina que no para ni día ni noche ... todo el día activando pensamientos ... y te tiemblan las piernas y piensas que es debilidad pero lo que empieza a ser un síntoma de depresión y soledad y anciedad una mezcla que podes decir que se retorna por una experiencia pasada que no te deja seguir tu mente sigue en el pasado porque no puedes soltarlo porque lo amas en el fondo por más daño que te ha hecho ... quieres regresar y aferrarte pero sabes que eso ya jamas volverá a pasar
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eilyrd · 1 year
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Antes de hacer propia una emoción, lo voy a pensar muy bien. Voy a respirar y orar. Voy a soltarlo. YA NO QUIERO HACERME DAÑO CON MALOS PENSAMIENTOS. Decido cuidar mi corazón.
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cam554 · 2 years
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Respirar y soltarlo todo ya no es suficiente, quiero irme y no volver
Ya ni aguanto ni un día más soportando las ganas de llorar
Quiero ya acabar con el dolor y el infierno de todo esto que está dentro de mi
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byungris · 3 years
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LOCALIZACIÓN: Hogar Byung. Menciones de Octagon y el hospital.
MARCO DE TIEMPO: Lunes 22 de Marzo, 08:00 pm. 
MENCIONES: Byung Yubin, Gyo Ryung, Lucian Kasem. 
TRIGGER WARNINGS: Mención de muerte. Sangre. Capacitismo.
“  ¿hasta cuando seguirás perdiendo el tiempo con ese reloj? si está roto, puedes comprar otro fácilmente. tu actitud comienza a molestarme. ”  espetó su padre al otro extremo de la mesa, una taza de té familiar cerca de sus labios. 
“  quiero este. ”  acabó por refutar él; empero, consciente de que su acto involuntario de esos últimos días empezaba a resultarle irritante al mayor, decidió guardar el objeto de vuelta en su bolsillo y concentrarse en beber de su propia taza.
el hombre no parecía estar contento con la respuesta. aun así, no emitió palabra alguna hasta que la incómoda velada concluyó, y yuri pudo llevar su cuerpo maltratado de regreso hasta la habitación. a mitad de las escaleras, sin embargo, acabó escuchando esa voz imponente dirigiéndole unas últimas palabras.
“  vuelves a sabhwa en dos días. espero que esta vez dejes de seguir deshonrándome, involucrándote en conductas deplorables. ya tengo suficiente con la desgracia de tu hermana. ”
y dicho eso, una puerta implicó el fin de su conversación.
yuri se recostó en la cama, un tanto adolorido. su costado aun punzaba gracias al golpe que se había dado contra el muro de concreto, la fractura de costilla todavía presente y no tratada de la forma apropiada. por suerte no se había mareado durante la cena; de lo contrario, estaba seguro de que no podría simular los síntomas fácilmente. eso solo podría acarrear más irritación en su padre.
suspiró. sacando su móvil, revisó la lista de mensajes en ellos con una expresión desinteresada, sin visualizar alguna notificación importante. de todos modos, no creyó que alguno de sus compañeros de habitación en el hospital se preguntaría por qué su cama estaba vacía ese lunes por la noche. él mismo se había ido, de todas formas, sin dar mayores explicaciones... y aun así ahí estaba, esperando algo que no sabía de qué se trataba. ¿pero qué podía esperar? compartir un par de palabras no significaba establecer un lazo sólido, de todas formas. 
y para él, era mejor de esa manera.
acabó dejando el aparato a un lado, desistiendo de pensar más en eso  — su alta clínica era algo predecible de todas formas: bastaba con que su padre irrumpiera en el sitio y alzara la voz ante cualquiera de los médicos para que, repentinamente, él y yubin ya estuviesen en las condiciones apropiadas para volver a su casa. 
“ no me interesa lo que tengan que decir, si no pueden hacer que se recuperen en un día, entonces cumplen de manera lamentable su rol como profesionales.”
“quiero a mis hijos fuera de esta sitio. dales analgésicos. con eso es suficiente. ¿crees que un byung no puede tolerarlo y recuperarse por su cuenta? no nos compares con el resto. ”
cerró los ojos. entonces, su mano rebuscó nuevamente en su bolsillo, sacando de vuelta el reloj cronometrado de estilo clásico que siempre llevaba consigo y por el cual parecía tener cierto apego. 
 para medir sus tiempos. para ver la hora. para saber cuantos segundos le tomaba realizar cierto paso de esgrima que requería técnica, rapidez y agilidad desmedida. los usos eran incontables.
¿ahora? ahora estaba arruinado. el vidrio acabó trizado durante el incidente, y las manillas se habían detenido en una hora específica, que parecía querer perseguirlo desde ese sábado en la madrugada —sucumbiendo ante los cimientos del local— , hasta ese lunes por la noche, tirado en su cama, contemplando el cielo de una habitación pulcra e intacta. 
3:33 am. la hora no cambiaba. no importaba cuanto intentase volver a hacerlo funcionar, los engranajes simplemente no se movían para él.
estaba estancado.
ya no podía regresar.
pero tampoco podía recordar. su memoria estaba difusa, lo recuerdos no volvían. 
“ ¿qué hiciste para acabar de esa manera? ¿crees que me sirves si acabas incapacitado de por vida? ¿y por qué no hablas? no me digas que ahora te sientes afectado por lo sucedido. no me hagas reír.”
“no.”
no es eso.
“a decir verdad, no puedo recordar lo que pasó.”
y no es mentira. su memoria se detuvo con el reloj.
. . .
“  ¡vete yubin! ¡sal de aquí! ”  había exclamado, con todas sus fuerzas. a su alrededor, el mundo se había convertido en un caos, la desesperación por encontrar la salida tomando el timón primario de todos los presentes.
yubin, sin embargo, no le hizo caso.
“¡sal de aquí! ¡sal de aquí, yubin!”
pero ella no escuchaba.
fue en medio de su discusión que la escalera acabó derrumbándose. su mano actuó casi por reflejo entonces, empujando el cuerpo de su hermana lejos, el mismo saliendo disparado en la dirección opuesta por el impulso. fue en cuestión de segundos que su mirada logró presenciar como ryung, lucian y otros acababan involucrados en ese derrumbe, sin embargo, y aunque deseó poder extender su diestra inútilmente para ayudarlos, yuri ya no podía hacer nada.
como un peso muerto, su cuerpo se estrelló directamente contra una pared de concreto. un crack resonó en sus oídos, y de pronto, el mundo parecía girar a su alrededor. en medio del desastre, sus instintos lo hicieron mirar confundido en diferentes direcciones, buscando por yubin.
y ahí estaba. al otro lado de la escalera, inconsciente y expuesta al peligro.
quiso moverse, pero no podía caminar. trató de arrastrarse, y entonces se dio cuenta de que no era capaz de respirar sin sentir que una aguja se le clavaba en el costillar; una alarido agónico escapando de sus labios cuando un horrible dolor se irradió por todo su costado. con la cabeza dándole vueltas, no se percató de que la sangre brotaba de la misma hasta que acabó entrando en su ojo, enrojeciendo su campo de visión.
“  alguien... ”  murmuró, intentando arrastrarse para llegar hasta su hermana y ayudarla. sin embargo, no tenía forma de pasar.  “  alguien saque a yubin... por favor... ”  
su voz no se escuchaba, sin embargo. perdida en medio de las exclamaciones de espanto, no había forma de que alguna persona oyera su súplica. temblando en el sitio, lo único que podía hacer era contemplar con impotencia como no podía hacer nada  —ni ayudar a yubin, ni prestarle una mano a ryung y lucian, unos metros más lejos que él. 
qué pesadilla.
“ tengo miedo, yubin. ” había dicho el niño de seis años, sosteniendo la pijama de su hermana con su manita temblorosa.  “ ¿qué pasa si sale un monstruo y quiere devorarme? ”
yubin solo había reído en ese entonces, pero con una mirada cálida, sostuvo su mano y lo condujo por el pasillo oscuro de la mansión, llevándolo hasta el sanitario.
“ está bien, hagamos esto.”  le dijo, sin soltarlo. “ cierra los ojos, y yo guiaré el camino. no los abras, y piensa algo bonito, ¿vale? ”
cierra los ojos, y piensa algo bonito. 
con lo último de sus fuerzas, quiso hacerlo. pero su cabeza daba vueltas, y al final, vio negro.
. . .
cuando despertó, el sudor frío se había acumulado en sus sienes. ahí pudo darse cuenta de que su cuerpo temblaba, mientras las memorias comenzaban a hacerse más y más certeras en su mente. 
así que finalmente había podido recordar... su cabeza dolía. dolía demasiado.
intentó mirar al cielo, y se encontró, afortunadamente, con el techo inmaculado y pétreo de su monótona habitación. no habían escombros, no habían alumnos alrededor suyo gimoteando de pánico o dolor, no estaban ni ryung ni otros bajo esa condenada escalera, ni lucian lastimado. no estaba yubin tampoco, a metros de distancia de él, inconsciente y expuesta a las amenazas de ese club en ruinas.
exhaló pesado, el aliento sintiéndose más cálido que de costumbre. su corazón que creía inerte latiendo con fuerza.
que desesperante. 
que desesperante pesadilla. 
movió la mano a su bolsillo, queriendo ver la hora en su reloj casi por inercia. sin embargo, se encontró con el mismo número de siempre, y en su frustración, acabó lanzando el aparato lejos. 
no importaba cuantos botones apretara para obligar a las manillas a moverse. no importaba cuando tiempo quisiera contar en el temporizador.
la hora no cambiaría. los minutos en contra que los condenaron ese día y se llevaron cinco vidas no volverían.
como tantas cosas en su vida (su padre, kim songho, su propio futuro), el tiempo no se movería a su favor.
debería comenzar a entenderlo.
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46snowfox · 3 years
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Black Wolves Saga Last Hope Memory 129: Una aldea que conecta a humanos y lobos [Ruta lobos]
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La princesa enjaulada se convirtió en la princesa del rey lobo y continuó protegiendo la aldea junto a su rey durante mucho tiempo.
Rath tiró de mi mano y salimos del bosque incendiado.
Huimos del bosque de Zanan hasta llegar a una colina que se encontraba en dirección opuesta al viento.
Las llamas no deberían llegar hasta aquí.
Observamos boquiabiertos el bosque incendiado que se haya bajo nosotros. Parece un mar de llamas.
En este momento hay muchas vidas que se están perdiendo en medio de ese bosque.
Ahí dentro también hay personas irreemplazables para nosotros.
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Fiona: (¿Por qué...?)
Dijo que iba a usarme como cebo hasta el final. ¿Entonces por qué Arles dijo que me fuera con Rath y Guillan?
Yo... quería estar con Arles hasta el final.
Fiona: ....Uh.
No soy capaz de seguir conteniendo mis sollozos.
Rath: ...
Guillan: ...Kgh. ¡¡Ese maldito...!!
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Fiona: ¿...Arles quería morir solo...?
¿Acaso le pidió a Rath que me cuidara porque yo le estorbaba?
¿Acaso quería ir al lugar al que su amada Elvira ya había ido?
Fiona: (Me habría gustado que por lo menos me hubiera llevado con él...)
Yo ya estaba preparada para eso.
Estaba preparada para morir junto a Arles, Mejojo y los demás en el bosque. No me importaba fallecer en medio del fuego.
Rath: ...Yo lo dudo.
Fiona: ¿Rath...?
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Rath: Yo... creo que mi hermano deseaba que vivieras.
Guillan: ¿...De verdad?
Fiona: ¿...Eso crees?
Rath: ...Sí. Estoy seguro.
Fiona: (...Es una mentira amable.)
Cuando... hablé con Arles sobre este plan, en ningún momento hablamos del futuro.
Aunque dijo que si Mejojo y Auger desaparecían, entonces este reino mejoraría.
Él nunca mencionó cómo viviría en ese Weblin mejorado.
Fiona: (Arles nunca pensó en el futuro.)
Antes de usarme a mí como carnada, Arles planeaba usarse a sí mismo para atraer a Mejojo y a Auger hasta Zanan.
Fiona: (Arles...)
En mi corazón llamé a su nombre incontables veces.
Las lágrimas que empapan mis mejillas son calientes.
Fiona: ¡...Arles...!
Rath: ¡...!
Rath: ...Hermano.
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Guillan: ...No lloren.
Solo nosotros sobrevivimos.
Es posible que existan más lobos que hayan logrado escapar de Zanan.
Sin embargo... Los únicos que están en esta colina somos Rath, Guillan y yo.
Somos como niños perdidos a los que este mundo ha abandonado.
Apoyados fuertemente el uno del otro nos limitamos a esperar que todo terminara.
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Unos días después--. El estado del bosque  de Zanan consumido por las llamas cambió.
Empezó a llover. El cielo de Weblin lloró.
La lluvia logró reducir la intensidad de las llamas.
Estoy segura de que no las extinguió, pero logró calmar las llamas.
Al parecer el plan de Arles fue un éxito y muchas de las tropas del ejercito real murieron calcinadas.
Incluso desde esta distancia se puede percibir el olor de los negros cadáveres amontonados.
Muchos lobos también deben de haber muerto entre las llamas del bosque--.
Guillan: ...La lluvia ha amainado.
Luego de que junto a Rath y Guillan observamos el cielo fuimos corriendo hacia el bosque.
Fiona: (De prisa, de prisa. --Hay que ir hacia Arles.)
No me importaba si me costaba respirar, simplemente seguía corriendo.
Debo llegar al bosque sin importar qué. Corría con ese pensamiento en mente.
Lugar: Bosque de Zanan
Tal vez era debido al fuego, pero no se veía a ningún superviviente del ejército real en el bosque.
Mejor dicho, no había nadie. Era como si el incendio purificador lo hubiera quemado todo.
Fiona: ...
Rath: ...
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Guillan: ...Es horrible...
En la entrada del bosque Rath y yo nos tomamos de las manos y empezamos a avanzar.
Incluso si no lo mencionamos ya lo sé. Las posibilidades son-- extremadamente bajas.
Fiona: Andando, Rath, Guillan.
Rath: ...Sí.
Guillan: ...Sí.
Rath y yo sostuvimos con fuerza nuestras manos y entramos al bosque.
*luego*
Los tres caminamos por el bosque sin decir nada.
Y entonces... llegamos al lugar en el que nos habíamos separado.
La escena de esa zona me hizo querer apartar la mirada.
Había una masa-- chamuscada.
Fiona: ¡¡¡...!!!
Rath: ¡¡!!
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Fiona: (¡Son Mejojo y Auger...!)
En la garganta del oscurecido Mejojo había una mordida de lobo.
Mejojo estaba inmóvil en una pose que indicaba que había gritado. El sonido de mi corazón empieza  acelerarse cuando pienso en que estuvo resistiendo con esa expresión hasta desfallecer.
Fiona: ...
Cuando aparté la mirada vi la figura oscurecida de Auger.
En las piernas de Auger habían mordidas de lobos.
Deben de haberse preparados para morir y decidido encerrar a Auger en medio de las llamas.
No intentaron soltarlos.
Usaron sus colmillos y el peso de sus cuerpos para encerrar a Mejojo y a Auger en el incendiado bosque.
Fiona: Arles...
Arles no está.
Murmuré con una voz débil.
Rath: ¡¡...!!
Fiona: ¡¡...!!
Rath y yo nos observamos.
Algo se movió, como si hubiera respondido a mi llamado.
Parecía moverse.
Fiona: (¿Acaso mi ambición me hace verlo así?)
Guillan: ¡¡Oigan!! ¡¡...Por aquí!!
Fiona: ¡¡...Arles!!
Cuando corrimos hacia Guillan vimos a Arles, quien se encontraba debajo de unos árboles caídos y que milagrosamente había escapado de las llamas.
Aquellos enormes árboles protegió a Arles de las llamas
Mientras que alrededor-- habían lobos que se habían convertido en sombras oscuras.
Los lobos decidieron sacrificarse para proteger a su rey de las llamas. En medio del fuego derribaron los árboles--.
Y creyeron en un milagro.
Guillan: ¡¡...!!
Esto no era lo que Arles quería.
Pero aun así-- ellos se sacrificaron orgullosamente por él.
Sin embargo, su hermoso pelaje plateado se había quemado y su cuerpo entero se encontraba lleno de quemaduras.
Corrí hacia Arles y coloqué mi mano en su pecho.
Un pequeño latido se transmitió hacia mis dedos que se deslizaron sobre su pelaje.
Fiona: ¡Está vivo...!
Rath: ¡...!
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Guillan: No puedo creerlo... ¿Es un milagro? ¡¡¡Dios existe!!! ¡¡¡Arles!!!
Guillan estaba tan feliz que meneaba alegremente su cola. Es cierto que es imposible que existe un milagro tan grande como este.
Rath: ¡¡...Al menos a mi hermano...!! ¡¡Hay que darse prisa y sacarlo de aquí...!!
Unimos nuestras fuerzas y entre los tres levantamos a Arles.
Era pesado, era el peso de la vida de Arles.
Rath ¡¡Kgh...!!
Fiona: (¡Ya falta poco Arles...!)
Fiona: ¡Por favor...! ¡¡Vive...!!
Estaba segura de que si derrotaba a Mejojo, entonces Arles podría morir sin remordimientos.
Pero ahora Arles está batallando por vivir.
Incluso entre las llamas Arles logró sobrevivir.
Estoy segura-- de que vio el futuro.
Rath: ¡...Vive hermano...!
Fiona: ¡Vive Arles...!
Guillan: ¡No te mueras Arles! ¡¡Vuelve a elogiarme...!!
Tanto Rath como yo teníamos nuestras caras empapadas de lágrimas.
No podíamos evitar ser corroídos por la preocupación al imaginar que mientras cargábamos a Arles el fuego de su vida podría extinguirse.
Dando un paso tras otro, los tres cargamos el bosque de Arles mientras nos dirigíamos hacia la salida.
Y entonces--...
--Unos años después de la purificación de Zanan.
Arles: ...
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Fiona: ¿Cómo te sientes Arles?
Arles: ...Igual que siempre.
Fiona: ...Ya veo.
Arles se salvó.
Ahora nos encontramos en una pequeña aldea que fue construida en un rincón del bosque de Scharlmessen.
Weblin se había sumido temporalmente en la confusión debido a que todos los herederos al trono habían fallecido...
Pero el primer príncipe, que antiguamente había perdido su derecho a heredar el trono logró recuperarlo y de algún modo todo se resolvió.
Y gracias a los esfuerzos de Zara, la mortal enfermedad que era el Zodiva logró ser erradicada de Weblin.
Los lobos perdieron la necesidad de atacar a las personas. Y las personas ya no tenían que ver con miedo a los lobos pensando que eran quienes esparcían el zodiva.
Sin embargo, la brecha existente entre los lobos y la gente de Weblin no era algo que pudiera cerrarse fácilmente.
Es por eso que esta pequeña aldea fue construida.
Es una aldea construida para que los lobos puedan vivir pacíficamente en Weblin.
En esta aldea es en donde Arles se está recuperando lentamente de sus heridas provocadas por las llamas.
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Arles: ...Tanta paz llega a ser aburrida.
Fiona: No digas eso, quédate tranquilo en la cama.
Arles: ...Creo que empiezo a entender cómo te sentías.
Fiona: Eso está bien.
Tras levantarse levemente de la cama para contemplar la vista de la aldea desde la ventana, Arles vuelve a recostarse.
Tiene un perfil pacífico.
Fiona: (Pensar que esta persona... es capaz de sonreír con esa expresión.)
No era como que no sonriera cuando estaba en Zanan.
Pero la imagen más grabada que tengo de su persona, es de cuando estaba en silencio con las cejas bajas.
*los pájaros cantan*
Arles: ...
Fiona: ...
Arles: El viento es agradable.
Fiona: Sí, tienes razón.
Arles: ...No puedo evitar pensar en algo.
Fiona: ¿En qué?
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Arles: ¿Por qué sobreviví yo y no otros lobos? ...Yo ya estaba listo para morir.
Fiona: ...
Arles: Incluso si lo hice para proteger a los lobos, terminé matando a demasiados.
Arles: Maté a la gente de Weblin. Incluso mis compatriotas se sacrificaron.
Arles: Por eso... había decidido que al final yo sería el único que se sacrificara.
Arles: No vale la pena que yo viva.
Arles había empezado a narrar.
Con tal de matar a Mejojo y a Auger, Arles sacrificó muchas vidas en su plan, incluso la de sus compañeros.
Tanto los lobos que dispersaron las llamas y acabaron calcinados, como los que lucharon para atraer a Mejojo y a Auger.
Todos arriesgaron sus vidas a sabiendas de que el plan de Arles los llevaría a la muerte.
Fiona: ...Pero Arles. Yo pienso otra cosa.
Arles: ¿Qué?
Fiona: Creo que nadie te guardaba rencor.
Arles: ¡...!
Fiona: (Eso es lo que creo.)
Los lobos a los que Arles les ordenó morir deben de haber aceptado su destino y murieron con tal de ser la base de sus compañeros supervivientes.
Soñaron más allá de las espectativas de Arles, vivieron creyendo en un futuro en el que sus compañeros pudieran vivir en paz.
Arles: ...Yo, soy un hombre sucio.
Fiona: ...
Arles últimamente dice mucho eso, desde que sobrevivió a ese bosque muerto.
Fiona: (...A mi me gustaría que se alegrara más por estar vivo. Quiero que sea feliz.)
Pero estoy segura de que tomará algo de tiempo para que empiece a pensar así.
Fiona: (...Hasta entonces, me quedaré al lado de Arles.)
Arles: ...Aah.
Arles suspiró profundamente.
Fiona: ...
Fiona: (No será sencillo, ¿verdad?)
Arles: ...Fiona.
Fiona ¿...Hm? ¿Qué sucede?
Mientras estaba distraída pensando en el futuro, Arles llamó a mi nombre.
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Fiona: (¿...Hm?)
Arles sostuvo mi mano mientras me encontraba sentada al lado de su cama.
Arles: Yo soy un hombre sucio.
Fiona: ¿...?
Ladeé mi cabeza al no ser capaz de entender el por qué repetía esas palabras.
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Arles: Cuando intenté morir en el bosque de Zanan, terminé pensando en ti.
Fiona: ¿...Eh?
Arles: Cuando estaba al borde de la muerte solo pensaba en que había algo que tenía que decirte.
Fiona: ¿Qué querías decirme?
Arles: ...Tú lo dijiste, ¿no? Que estabas triste porque solo era amable contigo porque te parecías a Elvira.
Fiona: ...Lo dije.
Cuando Arles me contó su historia con Elvira, también me dijo que yo me parecía a ella.
Y terminé pensando que su amabilidad no iba dirigida hacia mí.
Creo que se lo expresé en aquel momento.
Arles: Lo estás malinterpretando.
Fiona: ¿...Eh? ¿Lo malinterpreto?
Fiona: (¿...Qué cosa?)
Arles: Yo no estaba siendo amable contigo porque fueras parecida a Elvira. De hecho... intentaba hacer lo contrario.
Fiona: ¿Lo contrario?
Cada vez entiendo menos.
Arles: Es porque te pareces a Elvira que solo pensaba en que no debía prestarte atención.
Fiona: ¿...Eh?
¿No quería prestarme atención porque me parezco a Elvira?
Ahora que lo pienso, habían veces en las que era casi innatural la forma en la que evitaba mirarme.
Fiona: ¿Acaso...?
Arles: Por eso me sorprendí cuando me dijiste que estaba siendo amable contigo.
Arles: Ya que yo no tenía esa intención.
Fiona: ...
No entiendo qué es lo que Arles está intentando decir.
No, creo entenderlo, pero me asusta tener expectativas.
Arles: ...Yo ya me rendí. Soy un hombre sucio.
Arles: Se suponía que estaba preparado para morir y que seguiría a todos mis compañeros que se sacrificaron, pero cuando estuve al borde de la muerte pensé que no podía morir todavía.
Arles: ...Fiona. No quería dejarte atrás.
Arles: Yo... no quería decir esto. Lo siento, pero no puedo detenerme.
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Fiona: ¡...!
Siento un hormigueo en la parte posterior de mi nariz.
Arles: A pesar de que intenté ser frío contigo debido a que te parecías a Elvira.
Esa confesión me hizo muy feliz.
Yo no le gusto a Arles porque me parezco a Elvira.
Es más, intentó alejarse de mí porque me parezco a ella... y aun así terminó sintiéndose atraído hacia mí.
Fiona: (--...A mí.)
A nadie más que a mí.
Arles: ...Me gustas, Fiona. Tú me devolviste a este mundo.
Fiona: ¡Arles...!
Salté hacia Arles. Él extendió sus brazos y me atrapó.
Los brazos que me sostenían lo hacían con tanta amabilidad que me hacían llorar cada vez más.
Fiona: Arles, tú también me...
Arles: ...Lo sé.
Fiona: ¿Qué... sabes...?
Arles: Fufu, perdón... Gracias Fiona.
Arles limpió con sus labios las lágrimas que caían por mis mejillas.
Y volvimos a intercambiar miradas.
Nuestros labios estaban lo suficientemente cerca como para tocar los del otro, nuestras dulces respiraciones se sincronizan con las del otro.
Arles: ¿...Vivirías conmigo de ahora en adelante?
Fiona: ...Entendido, Arles.
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Arles: ...Fiona.
Me apoyé encima de la cama y entonces Arles y yo nos besamos por primera vez.
A partir de ahora protegeremos esta aldea.
Hasta que algún día--...  la historia de los lobos malditos se convierta en una verdadera leyenda.
Y así--. Aquella pequeña aldea en Sharlmessen se convirtió en ''la aldea que unía a personas y lobos``.
Se convirtió en un lugar famoso de Weblin.
La princesa enjaulada se convirtió en la princesa del rey de los lobos y al lado de su rey protegió la aldea durante mucho tiempo.
Se dice que el rey de los lobos se esforzó durante toda su vida por crear una relación de convivencia que trascendiera a las especies.
De seguro sus sentimientos serán heredaros.
Los lobos no se extinguieron en Weblin.
Los lobos y las personas--.
El resentimiento entre ellos desapareció y se levantó el telón de una nueva historia.
~Fin~
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desekilibrio · 4 years
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El reencuentro.
(Au del mundo de cazadores de sombras, donde Wil Herondale es capaz de ver a su parabati, Jem Carstairs, en el presente.)
Los nervios lo carcomían por completo, no podía creer lo que estaba a punto de presenciar. Hasta que lo vio llegar, estaba igual que siempre, el tiempo lo había cambiado por dentro pero por fuera seguía igual, a excepción de su pelo que ahora era negro aunque aun quedaban rastros de su pelo gris, casi plateado que brillaba con la luz que entraba por la ventana. Venía caminado, ya sin su bastón de siempre, con su sonrisa hermosa que le alegraba la vida y con sus ojos grises que brillaban como el sol. Su hermano, su parabatai, la mitad de su alma, su Jem.
–Will, mi Will. –Pronunció Jem con voz rasposa, ambos estaban tratando de contener la emoción que sentían pero era notable que no podían hacerlo por mucho más.
–Mi Jem, hermano mío.– Respondió Will.
Sus ojos celestes como el mar también brillaban, no hacían falta palabras, con solo mirarse ya sabían todo lo que pensaba el otro. Esa conexión seguía intacta, era algo que jamás cambiaría, a pesar de todo el tiempo transcurrido, ellos siempre serían más que parabatais. El amor que los une no se puede describir con palabras, es por eso que ambos se quedaron viendose a los ojos por unos minutos, transimitiendo todo eso con solo una mirada vidriosa por las lágrimas a punto de salir.
Jem cerró los ojos y tomó una respiración profunda, para luego acercarse a la pequeña cuna a su costado. Cuando llegó se detuvo un momento para admirar a quien se encontraba durmiendo como un pequeño ángel ahí dentro y luego se dio la vuelta para invitar a su hermano, con la mirada ya que el nudo que tenía en la garganta no podía dejarlo hablar, para que se acercara. Will lo miró y entendió perfectamente, pequeñas lágrimas caían por su cara pero aún así camino lentamente, inhalando y exhalando para preparase. Pero eso no sirvió de nada, no pudo más que ahogar un sollozo y taparse la boca con sus manos al ver a la pequeña acostada en la cuna. Era preciosa, tenía los ojos rasgados como Jem y su pelo era castaño como el de su Tessa. En ese momento ambos se miraron mientras trataban de contener, sin éxito, las lágrimas que corrían por sus caras. Hasta que Jem rompió el silencio y fue ahí cuando Will no pudo contener más su emoción.
–Su nombre – dijo su hermano con la voz entrecortada. – Es Willhemina.
Ambos sentían que sus corazones estaban a punto de explotar, pero Will. El no podía dejar de llorar, no podía dejar de pensar en como el pequeño chico enfermo que había llegado un día al Instituto, hacía ya tanto tiempo. Ese chico quien llegó de la nada y terminó siendo más que todo. Ese pequeño niño quien le dio luz a su vida, quien le había enseñado tanto a lo largo de los años, quien estuvo siempre a su lado, a su espalda en las batallas y a su frente en la vida. Ese chico que terminó ganando su corazón cuando tocaba su melodía angelical con su violín, el cual guardó por tantos años en su casa y en ese momento se encontraba en una esquina de la habitación. Su hermano, a quién perdió y se llevo su corazón con el cuando se convirtió en hermano silencioso. No podía dejar de pensar en toda la vida que podrían haber compartido juntos pero el mundo no los dejó y aún así ahí se encontraba, frente a el y a su hija.
Mientras tanto Jem solo lo observaba y su corazón se ensanchaba al ver como el miraba a su Mina con todo el amor del mundo. Lo conocía tan bien que ya sabía todo lo que estaba pensando, el también lo hacía. Así que se acercó lentamente hacia el, sin querer romper el momento especial que estaba viviendo. Ver a su hermano observando a su hija mientras ella solo le sonreía, como si lo conociera, como si supiera. Quizá el amor que transmitía era tan grande que hasta su pequeña hija lo sentía. De igual forma se acercó y apoyo su mano en el su hombro, estaba preparado para decirle algo pero no pudo. Inmediatamente, al sentir el contacto, Will se dio vuelta y lo abrazo. Fue ahí cuando a Jem se le partió el corazón, era la primera vez en casi un siglo que recibía el abrazo de su hermano, así que no pudo hacer más que sollozar en su hombro. Ambos se abrazaron como si sus vidas dependieran de ello, ambos no podían dejar de llorar, tanto dolor guardado por tanto tiempo seguía en ellos pero también el amor. El amor que ellos sentían por el otro era algo inexplicable, ninguno de los dos esperaba conocer al otro y aún así se convirtieron en uno solo. Ambos estaban más que destinados a encontrarse, ambos eran más que afortunados de haber coincidido en el momento justo, a pesar de haber disfrutado tan poco tiempo como parabatais, su amor no se había desgastado en lo más mínimo. Seguía tan fuerte como el primer día.
Ninguno de los dos podía hablar ni despegarse del otro, se extrañaban y amaban tanto que dolía. El pensar que Will no iba a poder ver a Jem siendo padre le rompía el corazón, pero no dudaba de que sería el mejor padre del mundo. Jem era tan puro y noble, tan fiel y leal, su melodía llenaría a cualquiera que tuviera el placer de conocerlo y más aún su propia hija.
Parecía como si el tiempo se hubiese detenido, ninguno de los dos sabía cuanto tiempo llevaban juntos y ambos deseaban quedarse así para toda la vida, para siempre. Pero también sabían que no podrían, que sería la primera y única vez que eso sucedería. Fue por eso que algo muy dentro de ellos se rompió cuando Will se obligó a despegarse de Jem y mirarlo a los ojos, ambos los tenían rojos y Jem no quería soltarlo, no podía. No quería perderlo una vez más, no podía dejar que sucediera pero también tuvo que obligarse a soltarlo. Lentamente sus manos temblorosas abandonaron su cuerpo e intento respirar con profundidad porque el dolor que sentía en el pecho era tan grande que no podía controlarlo.
De igual manera igual se alejó de Jem, aunque lo único que quería era estar junto a el, tuvo que hacerlo y ver el dolor en los ojos de su hermano también le rompía el corazón pero ambos sabían que ya se acababa el tiempo. Así que con las pocas fuerzas que tenía, Will lo miró a esos ojos que tanto amaba y le sonrió.
–No me ruegues que te deje, o que regrese cuando te estoy siguiendo. Porque a donde tu vayas yo iré y donde tu vivas yo viviré. – dijo con el corazón en la garganta, el juramento que ambos tantas veces habían pronunciado pero nunca dejaba de emocionarlos y más en ese momento.
–Tu gente será mi gente y tu Dios será mi Dios. Donde tu mueras, yo moriré. Y allí seré enterrado.– le respondió Jem mientras ensanchaba una sonrisa enorme y lo miraba como siempre, a su hermano.
Ambos seguían llorando, pero en ese momento de felicidad, de emoción. Había pasado tanto tiempo desde que habían escuchado esas palabras, que se las habían dicho a el otro. Solo querían que ese momento sea eterno y así lo fue para ambos. Y no hizo falta una mirada de más o un aviso para que ambos dijeran al mismo tiempo.
–El Ángel me haga esto y mucho más si nada más que la muerte nos separa a ti y a mi.
Ambos estaban muy emocionados como para decir algo más aunque ambos tenían tanto que decir, sabían que no tenían tiempo y de igual manera no hacía falta. Mientras se miraran a los ojos, todo era suficiente.
–Ya es tiempo, hermano mío.– pronunció Will, sin dejar de verlo.
–Lo sé mi Will, lo sé. – respondió Jem con la poca vez que le quedaba, odiaba que todo tuviera que ser así pero no tenían otra opción, demasiado afortunados eran al haberse encontrado una vez más.
Ninguno pudo evitar lo que sucedió a continuación, ver como Will empezaba a perder el color como si fuera un fantasma, desvaneciéndose, no hizo más que destruir a Jem. Y Will lo sabía perfectamente.
–Jem, mi Jem. No olvides nunca que siempre estaré contigo.– dijo con mientras lo miraba con el amor más puro del mundo. – Siempre.–
Jem lo sabía, ambos lo sabían. Pero de igual manera, escuchar a Will como si estuviera susurrando de lejos, ver como se desvanecía lentamente era muy fuerte para el.
–Wǒ ài nǐ xiōngdì.– pronunció Jem.
Y Will, apenas ya visible asintió con la cabeza, le guiñó un ojo y sonrió. Esa sonrisa que Jem conocía perfectamente, esa sonrisa que le daba vida cuando lo único que veía y sentía era muerte. El fue quien lo salvó. Y aunque Will no dijo nada, el entendió todo. No pudo hacer más que sonreírle aún más y ver como desaparecía. Hasta que ya no estuvo más, como si hubiera sido un sueño muy realista, Jem no podía procesar todo lo que había pasado en esos minutos que duraron una vida para ambos. El corazón le explotaba y fue una caricia enorme a su alma con tantas cicatrices y dolor haber visto a Will después de tantos años. Y aunque fue la primera y última vez que sucedió, no quiso pensar en lo malo. Solo cerró los ojos y lloró de emoción mientras se reía. Había visto a su hermano después de toda una vida y a pesar de que se había ido, todavía lo sentía. Como lo había hecho siempre.
Miró la cuna donde se encontraba Mina y a Tessa que había entrado silenciosamente al salón para no interrumpirlo. Y aunque ella no había presenciado nada, de igual manera lo supo y no pudo evitar que las lágrimas corrieran por su cara. Tampoco dijo nada, no era necesario, ni había palabras para lo que Jem sentía. Viendo al amor de su vida y a su hija después de haberse encontrado con Will lo único que pudo hacer es darse cuenta, finalmente. Después de tanto tiempo, después todas las cosas que había pasado, se dio cuenta y no pudo evitar mirar a Tessa y reír. Después de tanta desesperanza y sufrimiento, finalmente Jem se dio cuenta que sentía algo que jamás se imagino que volvería a sentir. Felicidad. Tessa sonrió y pudo ver en sus ojos que ella lo había entendido también. Y aunque no pudiera verlo nunca más, el lo sintió. Sintió la presencia de su hermano y eso no hizo más que calmarlo.
Jem era feliz nuevamente y nada iba a cambiar eso.
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dunklebar · 3 years
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Cumpleaños
El ambiente en casa se hacía insoportable, las paredes me ahogaban y el ruido del tránsito llenaba el silencio entre nosotros, como una vez lo hizo la conversación y la risa. Pero ahora no quería conversar, no quería arreglar nuestros problemas ni agachar el moño. Había explicado mi caso, di mis razones y expliqué mis actos y emociones, pero fue como hablar con una pared. Me había agotado, necesitaba respirar, me subí al auto y raudo manejé al parque más cercano.
Era un día soleado de septiembre, los árboles comenzaban a llenarse de verde, las mantas de picnic abundaban y las marcas de incontables bicicletas surcaban los senderos, mientras que la risa de familias y amigos, las arengas de grupos de personas haciendo deporte y el beat de algún parlante lejano, le daban música al aire primaveral.
Me senté bajo la sombra de un árbol, esperando que la frustración se disipara con el humo de mi caño, el cual se colaban entre las ramas del jaracandá que me servía de refugio. Me recosté apoyando la cabeza en su base, expulsé otra bocanada de humo, vi las olas grises surfeando en cámara lenta por el aire, tosí ligeramente. Me acompañé de mis audífonos y ritmos en lo-fi para serenar mis pensamientos.
Treinta minutos después de haber meditado acerca de mis problemas bajo el meloso sopor del cannabis: luego de deconstruir los discursos de ambos lados, armar la escena, desarmarla, armarla de otra forma, el resultado era el mismo. Sólo quedaba volver y tratar nuevamente de solucionar las cosas. Miré mi celular, tenía mensajes de él:
Tengo que ir a trabajar Lo más probable es que esté hasta tarde No quiero que estemos enojados Tal vez hay cosas que debo cambiar Hablémoslo a la noche, besitos Tqm
Parece que mis palabras llegaron a sus oídos y había luz en el túnel. Cuando iba a responderle en el mismo tono cariñoso, entró otro mensaje. Esta vez era de mi amigo Pedro:
Hola amiguita, buen día Esto es de súper última hora Le celebraré el cumpleaños al gordo Un asado, así que trae a tu gordo Lleguen a partir de las 14 horas, porfa Te quiero!
Eran las 12.30, tendría que ir sólo a un cumpleaños donde suelen ir muchos osos, algunos conocidos y otros por conocer. El universo me estaba dando las señales: pelea con resultado favorable para mí, libertad por el resto del día, coincidentemente me había duchado, perfumado y vestido bonito; era cosa de pasar por una caja de chocolates a una gasolinera y estaba listo para un cumpleaños. Pero tenía que resolver mi cabo suelto. Le respondí a mi gordo:
Hablemos tranquilos a la noche Yo también tqm Pedro me invitó al cumpleaños de Miguel Estaré allá Besos
Súper Páselo bien y me saluda a los chiquillos Tqm
Dos horas después, me estacionaba frente a la casa de mi amigo. Me bajé, chocolates en una mano y botella de vino en la otra. Pedro me esperaba afuera. Me abrazó y besó ligeramente en los labios, podía sentir el olor a humo de carbón en su delantal parrillero y el aroma de humo de mariguana en su bigote. Entramos a su casa de dos pisos, sus muebles la mayoría restaurados de la casa de sus abuelos, con colores caoba, esmeralda, terracota, vainilla, aguamarina, burdeos, cuadros antiguos, papel tapiz con diseños rococó y grandes fotografías de retratos en blanco y negro. Siempre me sentido dentro de una película de Almodóvar cuando estoy ahí y me encanta.
Salimos al jardín trasero y en el quincho estaba el cumpleañero con su acostumbrada sonrisa picarona al verme (hemos hecho travesuras en el pasado); a su lado un par de amigos los que reconocía de carretes previos, todos me resultaban bastante simpáticos; y un gordo, que estaba sentado dándome la espalda, pero que al escuchar el “¡Miren quién llegó!” de Pedro, se puso de pie. El gordo, un oso venezolano de mi altura (178), grande, moreno, panzón, con amplia espalda y pechos que se apegaban a su polera; piernas y culo gordos, propios de los caribeños, que casi hacían reventar la tela de sus shorts azules. Me saludó con familiaridad, me abrazó y apegó a su tremenda y cálida anatomía. Intenté disimular el hecho que no recordaba quién era. Su voz sí se me hacía conocida, las palabras al salir de sus gruesos labios tenían una melodía que antes había escuchado. Me apartó de él, pero sujetándome de los brazos, muy servilmente me dijo “¿Le traigo algo, gordito: cerveza, vino, champán, bebida, agua?” ¡ya sabía quién era! Alejandro. Había engordado desde “la cita” en que nos conocimos. Nos ubicamos por Growlr y, una hora después, había llegado a mi departamento. Aquella vez fácilmente pudo habernos interrumpido mi conserje pensando que estaban matando a alguien, y la verdad es que casi lo hace. Por cerca de tres horas Alejandro me recorrió el cuerpo con su boca, me comió el culo en 5 posiciones diferentes, me folló con la fuerza de un gorila del Congo y su verga gigante me dejó inhabilitado por toda una semana. Días después, me compré un dildo y lo bauticé con su nombre. Aunque siempre he pensado que no le hace honor.
Estático en los brazos del Alejandro de carne y hueso, en presencia de mis amigos, me congelé por cinco segundos y dije efusivo “¡Shampán!”. “Sale una champán heladita, con hielo”, le dio unas palmadas a mis brazos, frotándolos ligeramente con sus pulgares y me guiñó el ojo. Al retirarse, Pedro puso su brazo en mis hombros y dijo “Yo sé cómo va a terminar esto…” y rió picaronamente mientras nos sentábamos en uno de los sillones del quincho. Alejandro llegó con una copa grande se espumante con hielo.
Los invitados comenzaron a llegar: parejas, amigos que llegaban solos como yo, otros conocidos recurrentes en los almuerzos y carretes de Pedro y Miguel, y el heterosexual de todo carrete gay, en este caso un compañero de colegio del cumpleañero y la hija de 14 años de su pareja, Isidora. Hermosa y sociable con todos sus tíos gais. Educada, conversadora y sonriente, de esa clase de niñas que eran amigas de todos en el colegio. La conversación se amenizaba en la medida que la comida y los caños aparecían. Ceviche y cannabis son una excelente combinación para esperar un asado. Todos fumaban salvo Isidora que se reía de las conversaciones de sus tíos volados.
Dos copas más de SHAMPÁN con hielo después y no podía quitar los ojos del bulto en entre las piernas regordetas de Alejandro. Su panza descansaba sobre ellas, a veces se la acariciaba sabiendo que lo estaba mirando. Me tenía hipnotizado la viruta de vello negro que se asomaba por sobre el escote y su cuello grueso y moreno. De repente me lo topaba con los ojos y me guiñaba, me ruborizaba y no sabía si era por mi deseo al oso caribeño o por el alcohol, que de a poco nublaba mi juicio. Sentía la risa de los invitados difusa entre nubes de espumante y cannabis. De pronto Alejandro refregó su cara con ambas manos, movió la cabeza expulsando aire por sus labios como si saliera bajo el agua y dijo “Estos muy ebrio y vola’o… iré a estacionarme un ratico”, sin que nadie le diera atención. Se puso de pie y enfiló hacia la casa. Refugiado en mis lentes de sol, lo seguí con la mirada hasta que entró por la puerta de la cocina. Conté hasta diez y me puse de pie, queriendo ser invisible, fuera de la atención del cumpleaños. Nadie dejó de conversar y me alejé de la algarabía logrando pasar desapercibido.
Al entrar por la cocina escuché la puerta del estudio de Pedro abrirse. Crucé la cocina, el cuarto de estar y comedor, en una vorágine de candelabros de lágrimas, papel tapiz con diseños tripofóbicos y muebles con manillas de bronce dorado, un túnel por la decoración almodovariana de mi amigo; hasta llegar al estudio, decorado con papel tapiz azul con patrón de flores de elís doradas; un espejo gigante de marco de roble oscuro con tallados a mano en los bordes que cubría gran parte de la pared del fondo, en la cual también descansaba un seccional marrón. En el pequeño corredor desde la puerta al estudio, estaba la puerta a un baño privado, con ducha incluida. El estudio también tiene acceso al exterior a través de una ventana que da a un pequeño jardín aislado, con una fuente de piedra de un niño gordo que orinaba el agua. Desde ese jardín, por un camino de piedras y un pequeño parrón se llega al jardín principal, donde está el quincho y al cumpleaños. El jardín pequeño era un refugio cubierto de enredaderas, mosnteras, mantos de Eva y flores de buganvilias.
Cerré la puerta del estudio y avancé entre los tambaleos del espumante, Alejandro orinaba en el baño, pero notó mi presencial. Me dejé caer en sofá, entre los cojines y mantas que lo decoraban. Alejandro salió del baño refregando sus manos por la barba, sonrió mientras caminaba y dijo “Hola gordito”, con la ternura de su acento caribeño y desplomó a mi lado. Acercó sus labios carnosos con los ojos cerrados y devoró mi boca. Sus manos estrecharon mi cuerpo, apegándolo a su torso, enterrando sus enormes dedos en mi espalda y mi culo. Bajó sus fauces a mi cuello, mordiéndolo suavemente, enterrando sus colmillos en mi garganta, succionando mi piel. Se puso sobre mí y con sus ojos entrecerrados me volvió a besar, intensamente, quitándome la respiración, abriendo mis piernas con las suyas; rodeé su cintura con mis piernas y enganché mis pies para no soltarlo. Tomó mi polera, la sacó de golpe y quitó la suya. Su cuerpo enorme cubierto en pelo me cubría por completo, la gravedad de su peso me cortaba la respiración, su piel cálida, firme, dura y áspera era la de un macho que buscaba alimentarse de mí. Mis manos buscaban ansiosas por su verga que pujaba dura por sobre su short. Metí la mano bajo su slip para sentirla, larga y gruesa como la recordaba, pero me la sacó y susurró “No, yo lo llevo”. Con su fuerza de gorila me hizo girar y me dejó boca abajo, enterrado en los cojines. De un solo tirón bajó pantalón, bóxer y zapatillas, me vi completamente desnudo y a su merced. Tomó mi culo con ambas manos, lo levantó, hizo temblar mis nalgas y con dos fuertes palmadas lo abrió y enterró su cara en él. Una descargar eléctrica sacudió todo mi cuerpo mientras su lengua alcanzaba los más profundo de mí, golpeando mis cavidades, humedeciendo y dilatando mi interior. Sus manos gigantes desgarraban mi culo, su lengua mojaba mi carne, sus dientes se enterraban en mis glúteos peludos, sus labios succionaban mi ano como si quisiera absorber el aire en mi interior, mientras que mis gritos los ahogaba en los cojines del seccional.
Sin dejar de devorar mi culo, sus manos se deslizaron bajo mi cuerpo, apretó mis tetillas y agarró con sus palmas mis pechos, su estimulación aumentaba mi deseo porque me invadiera. Levanté el culo para su lengua su lengua completa dentro mío, pero con un impulso se levantó a mi altura, puso su panza sobre mi espalda y deslizó el tronco de verga entre mis nalgas. Comenzó a embestirme suavemente jugando con su verga en mi culo mojado con su saliva. El morbo me consumía mientras pensaba en que había un cumpleaños afuera, por más que las puertas y ventanas estuvieran cerradas.
Se puso de pie y dejó caer su ropa. Caminó al otro lado del sofá, donde estaba mi cabeza y acarició mi nuca. Levanté la vista, su verga me miraba, erecta, enorme, mojada. Me tomó del cabello, me empujó el mentón hacia abajo con un pulgar y metió lentamente su carne en mi boca. Sentí cada centímetro de piel, cada vena sobre mi lengua y entre mis dientes, hasta que su glande tocó el fondo de mi garganta. Me ahogué y con una arcada quise expulsarla, pero dijo “No, entera” y la metió nuevamente hasta que mi nariz se enterró en su pubis y mi frente en su panza. Sentí golpeaba mis amígdalas mientras una lágrima caía con orgullo por mi mejilla. Me volví a ahogar, más sonoro, como si fuera a vomitar, pero sólo me la alejé un poco, para volvérmela a tragar. Repetí varias veces ese movimiento entre sus gemidos. Estaba deliciosa. Me la saqué entera de la boca y vi como un hilo de baba mantenía conectada mi lengua con su verga morena. Lo miré hacia arriba con los ojos llenos de agua, él tenía sus ojos entrecerrados y los labios estirados, “Muy bien gordito”, me felicitó. Chupe su cabeza sin dejar de mirarlo, eso lo hizo gemir y gruñir con más furor. Una vez más me tomó del cabello y me abrió la boca sosteniendo el mentón, rápidamente movió su pelvis y me cogió la boca, yo se la recibí sin oponerme, disfrutando que usara mi cabeza como objeto masturbatorio. Cada vez metía más profunda su verga en mi garganta, sentía el olor de su pubis invadiendo mi nariz y su bolas chocando con mi mentón. Alejandro movía la cabeza de un lado a otro,maravillado con mis habilidades orales, gimiendo con los labios estirados, extasiado por el placer que le daba mi boca.
Se volvió a poner detrás mío, esta vez arrodillado en el sofá y con la verga en 90 grados. Levantó mi torso y lo apegó al suyo, me estrujó los pechos y mordió mi cuello; yo le movía el culo jugando con su verga, le acariciaba el cabello con una mano y con la otra apretaba el grueso brazo con el que me abrazaba. Presionó su carne en mi ano mojado de su saliva, ansioso por entrar en mí. De un golpe me empujó y me tiró en cuatro de vuelta al sofá. Me tomó de la cintura con ambas manos y empezó a penetrarme acercando mi cuerpo hacia él; no era que ��l estaba entrando en mí, era que él estaba usando mi cuerpo como funda para su pene. La presión era abrumadora y exquisita, Mi carne se abría a su paso sin que pudiera detenerlo, sentía que la cadera se me iba a separar, que se me iban a salir los ojos. Llegó hasta el fondo, su pelvis estaba pegada a mis nalgas, aguanté quejidos y gritos, con ojos y dientes apretados, el dolor y el placer se conjugaban en forma exquisita, todos los vellos de mi cuerpo estaban erizados. Me había abierto a su voluntad y sin que pudiera oponerme. Traté de separarme, pero no me dejó, me jaló más hacía él y caí sentado en sus piernas sin despegarme, era suyo y no podía escapar. Me abrazó la panza, besó mis hombros mientras sostenía mi cuello con su otra mano, como si en cualquier momento pudiese estrangularme, pero manteniéndome muy cerca al calor de su cuerpo. Ya no me dolía, mi anillo abrazaba su verga y mi culo gozaba al sentirse relleno por el gorila.
De pronto me embistió con fuerza y volví a caer en cuatro en el sofá. Su cuerpo comenzó a arremeterse contra el mío: sus piernas gruesas chocaban contra mí, sus bolas golpeteaban mi pirineo, me sujetaba de los hombros con fuerza y me decía con la respiración agitada “Gordo ricoooo…”. El placer se incrementaba, mi ano lo recibía sin oponer resistencia, dejándolo entrar con toda su fuerza. Me aferré al sofá, presionando mis rodillas en él para aumentar mi resistencia, eso provocó al macho que impulsaba su cadera como si quisiera dividirme. Agarró mi cabello, empujó mi columna hacia abajo con una mano para que mi culo estuviera aún más levantado y me dio con un ritmo distinto, más rápido, más duro y sacando casi toda su verga para volverla a meter ¡que delicia! Mi cuerpo se estremcía cada vez que chocaba con él, yo sentía como bombardeaba mi próstata, le apretaba el culo y él gozaba, me daba más duro y yo me estremecía.
Me miraba en el reflejo del espejo: mi cuerpo peludo y acalorado, la espalda doblada y el culo levantado para soportar a la bestia que me follaba, 130 kilos de macho caliente, peludo, carnoso, tetón, que se saboreaba cada vez enterraba su verga en mi culo. Yo me ponía duro, firme, y más duro me follaba, le pedía que alimentara mi culo con su carne, que le diera fuerte a mi próstata para electrocutar mi cuerpo.
Cegado por el morbo del momento, me volví a admirar en el espejo, recibiendo el placer que el macho me daba y en el reflejo, parado junto a la puerta del estudio estaba Miguel, el cumpleañero, pantalones abajo masturbándose con el espectáculo que tenía para el solo. Se acercó con su verga erecta y no dudé en comérmela ¡estaba en la gloria! Tenía una verga en la boca mientras otra me rompía el culo. Miguel sacó su miembro, se lo frotó duro mientras yo le mordía y chupaba las tetillas, aumentó la velocidad hasta ahogar un grito y tirar su leche directo en mi barba y pecho. Le lamí el semen de la verga mientras el gorila me seguía cogiendo. Miguel se retiró al baño para limpiarse y el macho nunca se detuvo. Ya limpio, Miguel siguió viendo como Alejandro me daba, pero de pronto entró de golpe al baño. Alejandro se detuvo sin sacar su verga. Voces se escucharon por la ventana al jardín, hasta que la figura de Isidora y su padrastro aparecieron en el estudio. Entraron mirando la puerta del estudio hacia la casa, por lo que por un segundo no nos vieron, hasta que Isidora da vuelta su cara para vernos como dos perros montados en el jardín de su casa y gritó ¡tomé una de las mantas del sofá y grité PERDÓN! su padrastro le tapó los ojos y de un tirón, salieron del estudio.
¡Era la vergüenza más grande que había tenido en mi vida! Alejandro trataba de calmarme, sin salir de mí y Miguel, que trataba de aguantar el ataque de risa, decía “no se preocupen, iré a ver”. Me tomaba la frente con las manos, avergonzado de haber montado tal show en la casa de mi amigo. Eso no pareció afectarle a Alejandro que de a poco siguió embistiéndome. “No se preocupe gordito, no se preocupe” me decía mientras acariciaba con su verga mis interiores. La vergüenza pasaba, el placer volvía. Las manos de Alejandro agarraban mis pechos mientras su verga me pegaba fuerte por dentro. Se separó de mí, me volvió a dar vuelta, esta vez boca arriba, y sujetó mis piernas en el aire para penetrarme. Su panza masiva chocaba entre mis muslos y mi cuerpo rebotaba con cada ola que su empuje daba. Algunos eran suaves, otros eran duros y me hacían morder los labios para no gritar.
Erguí mi torso y lo empujé contra el sofá. Tomé su verga con una mano y me senté en ella. Alejandro agarró mis pechos mientras yo lo cabalgaba. Movía mi cadera rápido y corto, sintiendo el placer de su carne llenando mi culo. Miguel volvió a aparecer por la puerta “Sigan no más, todo está controlado”. Le guiñé uno ojo y se retiró. Giré dándole la espalda sin separarme del macho, apoyé mis piernas en el piso y le di sentones en su cuerpo gigante. De un golde se puso de pie conmigo, mis manos se apoyaron en la pared que tenía en frente y Alejandro se tomó de mis caderas para follarme duro, más duro que en toda nuestra deliciosa sesión. Mis gemidos se intensificaban, sus gemidos se convertían en un alarido, enterró sus dedos en mi culo, su verga se sentía gruesa y caliente, yo mantenía resistencia sin ceder, su verga penetraba duro y con fuerza, sentía que me iba a desgarrar, empezó a gritar y yo a sentir su leche llenando mi culo, su verga engrosada botaba semen, el sudor de su frente me caía en la espalda, su embiste se detuvo pero su cuerpo convulsionaba, su verga no se rendía y buscaba ir profundo dentro de mí.
Me erguí sin separarme de él, me abrazó y nos caímos al sofá. Se despegó y se acostó a mi lado. Llevó su boca a una tetilla y una mano a mi culo, metió sus dedos en mi ano para sentir su leche. “Gordito rico, rico, rico” decía mientras mordía mis tetillas. Yo tenía mi verga erecta y mojada. Me corrí mientras sentía sus dedos jugaban con la viscosidad en mi ano, sus dientes mordiendo mi pecho, su cuerpo sudado pegado al mío. La leche saltó al cojín en el que tenía la cabeza y cayó a la altura de mi ojo, otro disparo llegó a mi barba, pecho y panza, donde cayó la mayoría del semen.
Ambos respirábamos profundo, tirados en un mar de pelos, sudor y semen. Lo besé entre respiros. El sonido del cumpleaños se hacía cada vez más presente en la medida que el momento de calentura pasaba. Me acordé ¡tengo que verle la cara a esa gente nuevamente!
Luego de ducharse Alejandro se vestía en silencio y sonriente. Yo aún cubierto en vergüenza y fluidos corporales, me flagelaba mentalmente e ideaba la forma de salir a mi auto y volver a mi casa sin que nadie me escuchara, pero era imposible. “Gordito dúchese y nos vemos arriba” dijo el gorila antes de besarme rápidamente y desaparecer por la ventana del estudio.
Agradecí el que mi amigo tuviese una ducha a mano y con toallas a limpias a disposición. Quise imaginar cuántos más se habrán duchado aquí en la misma situación, pero el morbo del follón con un oso vergón, la cara de Isidora gritando, la cara de Miguel mirando caliente, la dulce leche de Alejandro escurriendo de mi cuerpo, la cara que pondrán los demás invitados cuando me vean llegar ¿estará enojado mi amigo? Dejé que la ducha fría enjuagara esos pensamientos y refrescaran mi piel. Me vestí con calma, ordené el seccionar, respiré hondo y salí al jardín.
Todos seguían en el quincho. El asado ya estaba servido y varios platos vacíos o con restos se apilaban en la mesa central. La conversación nunca se detuvo, con copas de vino fueron incontables, caras de satisfechos, ebrios y drogados en los comensales dara como resultado un triunfo del asado. Alejandro se acercó, plato con trozos de carne y ensalada de papas en mano, me lo entregó con cubiertos y me guiñó el ojo. Nadie salía de su conversación, nadie parecía notar mi ausencia. Isidora y su padrastro me miraban sonrientes como si no me hubiesen visto recibiendo verga hace 30 minutos atrás. Miguel puso su brazo en mi hombro y me susurró al oído “No te preocupes, no alcanzaron a ver nada”, me dio un beso en la mejilla y se sentó junto a ellos. Pedro, de pie junto a la parilla, con los ojos fatigados, rojos y un dejo violeta oscuro en sus labios, me miraba con las manos en la cintura meneando su cabeza de un lado a otro, pero sin dejar de sonreír. Me acerqué y le dije “hola amiguita”, mientras comía un poco de ensalada de papas y fingía casualidad. “¿Qué te digo poh amiguita?”, rió con ganas y me abrazó “No sé si te conté, pero una vez tuve a travestis que se prostituyen en Valparaíso de visita ¡y ellos se portaron mejor que tu!”.
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"UN MAL SUEÑO"
-¡quiero el divorcio!
Mi cuerpo de inmediato tiembla y mis lágrimas empiezan a caer y no tengo control sobre ellos. Lo miro mientras él aún habla; pero no entiendo lo que él dice. Sólo esa oración retumba dentro de mí, partiéndome en pedazos. Quiero gritar; pero ni eso puedo, sólo atino a observar como si esperase a que algo me salve.
Cuando él vuelve la mirada hacia a mí, repite una vez más.
-¡quiero el divorcio!
Cuando su mirada esta clavada en mí, queda impactado, debo verme muy mal, así que hago el esfuerzo por recuperarme. Con gran pesadumbre levanto mis manos para secarme las lágrimas e intento voltearme hacia un lado.
Él, se queda viéndome sin decir nada. Sin darme cuenta, me froto el cuello; como cada vez que entro en pánico, cuando no sé cómo manejar la situación, lo cual ha ocurrido seis veces desde que me conocí con Terry. Y él sabe que significa cuando hago eso, así que de inmediato bajo la mano, respiro profundo y me vuelvo hacia él.
-lo siento. –sale mi vos, raspándome la garganta. <<Lo siento>> Es lo único que atino a decir. Debería gritarle, pero no sé qué decir y decido retirarme para calmar la situación. Ya discutimos demasiado y no nos está llevando a ningún lado.
-es verdad. –suena nuevamente su voz desde atrás, parece calmada pero, sé que no está bien, aunque él trata de controlar la situación. –los periódicos. Es todo verdad.
Mis lágrimas nuevamente caen sin control. Lo odio, por hacerme sentir tan miserable. Pero me odio más a mí por amarlo tanto. Debería voltear, gritarle, hacerle sentir el peor ser del mundo; pero no lo hago. Sólo me quedo quieta. No quiero creer… No quiero perderlo…
El silencio parece haberse apoderado de todo. Pareciera como si la vida se hubiese puesto en pausa; de pronto oigo unos pasos, puedo saber que es Terry, quien camina, porque pasa por mi lado; sin mirarme continua hacia nuestra habitación.
¿Qué debería de hacer? ¿Qué debería de decir? ¿Cómo debería de actuar? Dios que debo hacer, ayúdame.
Ya ha pasado como media hora y no logro moverme, no sé qué hacer, sólo mis lágrimas caen sin césar, tal vez debería de entrar en la habitación y hablar con él, pero tengo miedo. Tengo mucho miedo. Incluso tengo miedo de solo pensar que… pensar que Terry no quiera cambiar de opinión y siga con la idea del divorcio. Dios que debo hacer.
Mi celular timbra y mi cuerpo reacciona y sin darme cuenta, ya estoy contestando el teléfono.
-Leila.
Reconozco la voz.
Antes de responder el teléfono, debí haber visto quien me marcó. Por la voz sé que es mi padre.
-¿alo? ¿Leila? ¿Leila?
Me limpio rápidamente las lágrimas, siento como si mi padre me estaría viendo, así que por eso lo hago, trato de respirar profundo y me preparo para modular de forma natural mi voz y respondo.
-alo, papá. –mi voz sale temblorosa. Espero que no lo haya notado mi padre.
-Leila ¿estás bien? –La voz de mi padre ya no suena rígida, más bien preocupada. Al parecer me conoce muy bien. Cómo si me estuviese viendo, sonrió y le respondo que todo está bien. Y al parecer disimule muy bien, porque mi padre parece que recupera la rigidez de su voz y me dice que habrá una premiación de fotografías en Francia y que envió mi álbum y estoy entre los nominados, al cual yo trato de responder con entusiasmo, diciendo que estoy muy feliz y agradecida por eso y le pregunto cuándo será el día de la premiación, aunque en realidad ahora no me importa.
-no pareces muy feliz –mi padre me responde, con ese tono que usa cuando se siente decepcionado. –siempre supe que tenías un gran talento para captar mediante tu cámara los momentos que reflejan toda la vida de una persona, en una sola foto; desperdicias ese don en esos estudios fríos con esa gente de plástico que se hacen llamar estrellas, sin embargo son un insulto para el arte y tú lo sabes. Aún no sé cómo mi hija terminó con uno de esos superficialitas que creen saber, conocer y poder tenerlo todo; pero cuando lo obtienen lo terminan arrojando por la borda porque se cansaron de ello y…
-¡basta! –Grito –papá… por favor ya no digas más. –mi voz, parece quebrantarse y mis lágrimas nuevamente caen. En otro momento tal vez le hubiese discutido a mi padre, alegando que Terry no es como él cree; pero esta vez sus palabras parecen filos que se clavan dentro de mí, con gran facilidad, pues parecen ser todas verdad.
-lo siento. –mi padre me responde, calmado. Lo cual me sorprende más, con su reacción –tu madre me lo contó. Sé que estás pasando por un mal momento. Sólo quería decirte que eres talentosa y más fuerte de lo que crees. Ahora seca esas lágrimas y salva tu matrimonio. Aunque no me agrade Terry.
Hay veces que no logro entender a mi padre, su forma tan rígida de demostrar su afecto, me gustaría reclamar porque siempre es cruel; pero este no era el momento de discutir, ni tampoco tenía las fuerzas para pelear, así que sólo obedezco a mi padre, secándome las lágrimas y le agradezco. Antes de despedirse, mi padre me dice que la premiación será el primero, del próximo mes.
Lo primero que hago es moverme de la sala y decido mejor ir a la habitación de visitas, pues es mejor dejar que Terry y yo, nos calmemos.
Esta habitación me parece tan grande que me pierdo en ella, me parece tan fría, que sus paredes blanco humo parecen que me congelan; todas las habitaciones son de ese modo ¿Por qué habremos elegido ese color? Ya recuerdo. Terry, le gustó mucho ese color.
Me recuesto en la cama e intento arroparme con las sabanas, me acurruco e intento dormir pero no lo logro y empiezo a recordar cómo empezamos a discutir otra vez.
Como todas las mañanas Terry se despertó antes que yo, y me despertó con un beso en los labios, hace mucho tiempo que no había hecho eso. Cuando abrí los ojos él se sonrojó, se volteó, levantándose de la cama para ponerse sus pantuflas, alegando que ya era hora de levantarse para ir a correr.
Lo tome por sorpresa cuando lo abrace por la cintura y le dije que vi sus mejillas rosadas.
-¿Qué haces? Suéltame –me dijo dulcemente.
-hace tanto que no me despertabas de esa forma…
-y tú hace tanto que olvidaste pedírmelo.
Entonces recordé que hubo un tiempo que se hizo costumbre despertar con un beso de Terry, que deje de pedirle en las noches que me bese al despertarme. Me sentí mal por eso y lo abrace más fuerte.
-ya suéltame. Tenemos que ir a correr.
-no quiero. Hoy tengo ganas de quedarme colgada de la cintura de mi esposo. –le respondí, como una niña mimada.
Terry se quedó quieto por unos instantes sin responder y luego cubrió con sus manos las mías. Hace tiempo que no había sentido sus dedos largos y delgados tocando mis manos. Hace tanto que no lo tenía entre mis brazos, en que momento nos habremos vuelto tan monótonos que olvidamos lo que sentíamos. Cómo pudimos llegar a ese punto.
-eres flojita. –dijo con tanta dulzura que no quise soltarlo nunca. –tenemos que ir a correr, se hace tarde.
Yo negué con la cabeza, me sentía tan cómoda así.
Terry con sus manos intento hacer que lo suelte y yo no quise, intempestivamente se volvió hacia a mí, haciéndome cosquillas. Mientras jugábamos, sin darnos cuenta solté a Terry y él termino nuevamente en la cama y sobre mí. Cuando nos dimos cuenta, estábamos riendo.
Mientras recuperaba el aliento, Terry me miraba y yo a él. Como pude dejar de ver ese hermoso rostro me dije a mí misma. Esos hermosos labios más humectados que los míos, esos ojos y su piel tan impecable. Tengo un esposo realmente hermoso.
Sin darme cuenta deje escapar un suspiro.
-y eso… ¿por qué?
-por nada
-ahora tu estas sonrojada
-no es verdad –respondí, intentando esconder mis mejillas que ardían. Preguntándome por qué a esas alturas aun sentía vergüenza. Terry me sujetaba las manos y jugando me dijo que quería ver mis mejillas y nuevamente empezamos a reír. Yo cerraba los ojos como si cerrando mis ojos Terry dejaría de verme.
-ahora dime ¿por qué ese suspiro?
-eres muy hermoso –dije y Terry sonrió, parecía que le alegró mucho, porque sonrió y yo sentí felicidad. Quiero besar esas mejillas Terry repitió mientras yo trataba de ocultar mis mejillas, moviendo la cabeza de un lado a otro, hasta que Terry me dio un beso en un lado de mis mejillas. Entonces me quede quieta y recién recordé lo dulce que podía ser Terry. Terry me beso la otra mejilla y luego preguntó: ¿ya te rendiste?
<<Mi dulce Terry>> pensé y sin darme cuenta estiré la cabeza hacia él y lo bese en los labios. Terry soltó mis manos y me rodeo delicadamente de la cintura con uno de sus brazos y con la otra mano sujeto mi nuca, enlazó sus dedos con mis cabellos, cuidadosamente, sin separar sus labios de los míos. De pronto sonó el teléfono, y por poco nos mató de un susto, haciendo que nos detengamos.
-yo contesto –dijo Terry, sonriéndome dulcemente.
Terry caminó hasta el teléfono que estaba en la mesita a lado de la puerta.
-hola.
Del otro lado debieron de responder; creo que era alguien importante. Porque Terry tenso su rostro.
-sí. Soy Terry.
Terry volteó hacia a mí y me sonrió amablemente. Nuevamente me dio la espalda y respondió.
-Te dije que estaré ahí. Okey. En punto. Nos vemos.
Terry colgó y volvió conmigo, parecía preocupado.
-¿pasó algo? –pregunte.
Terry Negó con la cabeza y bosquejó una ligera sonrisa, forzada.
-se nos hizo tarde. Salgamos a correr. –añadió, mientras se puso a buscar su ropa de deporte. Sentí que me estaba ocultando algo.
-Terry –lo llamé, él volvió la mirada hacia a mí. –quiero que esto funcione. Por favor confía en mí… dime la verdad.
-yo también estoy haciendo mi mejor esfuerzo –me contrarrestó, irritado.
Antes de que pudiese responderle, mi celular sonó y conteste de inmediato; era una llamada del trabajo, Lían, me dijo que debía de estar a las ocho en punto en el estudio porque debíamos de terminar las fotos del trabajo para ese mismo día. Le confirmé que estaré ahí y colgué. De inmediato me puse de pie y en silencio fui al baño a lavarme los dientes y ducharme.
Cuando baje a la cocina pasando por la sala, no vi a nadie… en realidad no vi a Terry por lo que supuse que se fue a correr. Preparé el desayuno y tomé una tasa de mate de manzanilla sin azúcar, esperando a Terry para desayunar juntos. Al terminar mi tasa de manzanilla miré mi celular y vi que eran las siete y veinticinco, le escribí un mensaje indicando que estaba listo el desayuno, que ya me iba al trabajo y que tenga un buen día. Envié el mensaje y me dispuse a salir de casa.
Si no fuese por mi trabajo creo que me terminaría volviendo loca con mis problemas, al menos sabía que en el trabajo iba a olvidar por un momento los problemas de casa.
Cuando cerraba la puerta con llave, mi celular nuevamente timbró, era un número desconocido, respondí y no contestaron, así que corté y marché hacia mi auto, justo cuando me dispuse a abrir la puerta del auto, me llamaron por mi nombre, cuando alce la mirada, era Terry.
-¿ya te vas? –preguntó, agitado. Parecía que hubiese corrido tan rápido para llegar a casa.
Abrí la puerta del auto, mientras respondía que sí, y que se me hacía tarde.
-¿desayunaste? –nuevamente preguntó.
-sí. –respondí a secas y entré al auto, me puse el cinturón de seguridad y encendí mi auto, mientras pensaba en que esa era la primera vez que no íbamos a desayunar juntos, siempre podíamos haber peleado; pero siempre comíamos juntos por muy enojados que estuviéramos. Al parecer hoy no iba hacer la excepción; pero de querer desayunar juntos debió estar en casa a las siete, es la hora que siempre desayunamos. Estaba realmente molesta y triste por eso.
Con dos golpes leves en mi ventana del auto, captó mi atención Terry. Abrí la ventana.
-te espero al medio día para almorzar –dijo Terry agitado, aún no había recuperado el aliento. Me sentía enojada y el orgullo me ganó cuando respondí.
-no creo que sea posible.
-¿Por qué? –preguntó Terry, rápidamente.
Entonces recordé lo que me dijo Lían, que debíamos de terminar el trabajo hoy. Tenía la excusa perfecta para llegar tarde a casa.
-Lían, dice que el trabajo debemos de terminarlo hoy. Así que me supongo que llegaré a casa tarde.
Apenas termine de hablar, me preparé para partir; mientras Terry, me miraba.
-no comeré hasta que llegues. –me dijo, y dibujó una leve y amable sonrisa.
Y partí al trabajo.
Cuando llegué al trabajo, entré a la oficina donde ya me esperaban Lían y Yuri. Nos saludamos y Lían bromeó: justo a tiempo. Ya iba a llamar a tu esposo para que te deje salir de casa.
En otra ocasión le hubiese respondido que de seguro él hace lo mismo con Yuri; pero sólo atiné a sonreír y quedarme callada. Yuri es la esposa de Lían, ambos son mis mejores amigos.
Yuri dijo: debemos de terminar el trabajo para hoy mismo, mañana a primera hora debemos de entregar las fotos del proyecto, pues la compañía que las requiere ha tenido un problema y las necesitan con suma urgencia para mañana a primera hora. Yuri enfatizaba que no debemos de decepcionarlos y mostrar nuestro profesionalismo y talento, también dijo que de hacer esto nos iría muy bien en los siguientes proyectos, luego se despidió y se marchó. Unos segundos después de que salió de la oficina volvió y llamó de la puerta a Lían, cuando este se le acercó, Yuri susurró algo a su oído, lo beso en la boca y se fue.
Después de varias horas de empezar a trabajar, el celular de Lían timbró y este dijo que ya era medio día. Su alarma siempre suena al medio día para ir a almorzar. Lian me preguntó si debíamos pedir algo o salir a comer y yo le respondí que dependía de él. Así que él decidió que haría un pedido. Nuevamente me preguntó si quería comer algo en especial, al cual le di la misma respuesta <<depende de ti>> Lían asintió y llamó al restaurante y pidió comida china; mientras yo continúe trabajando.
Unos minutos después de haber pedido la comida, Lian volvió a su computadora a seguir trabajando, y me habló desde ahí.
-Leila, te haré tres preguntas
Mientras yo seguía trabajando le respondí, cuáles eran sus preguntas y entonces Lían continuó.
-sabes ¿Por qué soy tan irresistible?
Lo mire riéndome. Diciéndole que estaba loco.
-no te rías… hablo en serio –me dice sarcásticamente.
-¿Quién te dijo que eres irresistible? –le pregunte mientras pensaba que solo Lían haría esas preguntas para hacerme reír.
-es que no te diste cuenta que Yuri volvió corriendo para que me diera un beso.
Volví a reír. Y me pregunté cuando fue la última vez que bese a Terry al despedirme y ello también me hizo volver a pensar en lo que Terry me dijo esta mañana antes de venir al trabajo. Me pasé toda la mañana pensando en si debía ir o dejarlo esperando.
-ya que no sabes responder mi pregunta. –Me dijo Lían –aquí va la segunda pregunta: ¿hace Cuánto trabajamos juntos?
-desde que nos conocimos por primera vez en la universidad –respondí casi de inmediato.
Lían sonrió.
-esa si la sabias.
-pues claro.
-desde entonces aprendimos a conocernos y ahora nos conocemos incluso mejor que a nuestras parejas. –dijo Lían mientras me sonreía amigablemente. –nos conocemos casi en todo y lo peor de todo es que congeniamos muy bien.
Sonreí y le concedí razón. Tenía razón nos parecíamos mucho, por eso nos convertimos en muy buenos amigos.
-todos en la universidad y en todas partes creían que eras mi novia.
-lo que no sabían es que era tu mejor “amigo”.
-exacto… -enfatizó en lo siguiente –eres mi amigo. Por eso jamás te vi como una chica. Siempre me pregunté por qué no me había enamorado de ti, si me entendía muy bien contigo. Ahora lo entiendo… te veía como a mí mismo, por eso me llevo mejor contigo que con mis otros amigos. De hecho no te veo como a una chica.
Me sorprendían las palabras de Lían, hasta me ponían nerviosa.
-Lían. Me estas asustando. Me parece o estas intentando coquetear.
Lían rió a carcajadas.
-amo a mi esposa; aunque a veces lo dudo… es muy loca.
-¿entonces?
-sólo quería hacerte saber que nos conocemos muy bien.
Guardamos silencio un momento, mientras yo pensaba que esta conversación no era tan casual como yo pensaba.
-ahora que sabemos que nos conocemos. Te haré la última pregunta –Lían hizo una pausa y enfatizó -¿Cómo estás?
Veo los ojos de Lían y siento que estoy hablando conmigo misma y de pronto me quiebro.
-no sé qué hacer. Terry me habló de separarnos. Hace cuatro meses, cuando estaba por viajar al África y él, salir de gira. Creí que después de que volviésemos a vernos todo iba a volver a ser como antes; pero todo empeoró.
-le dijiste a Terry porqué ibas a África –me preguntó Lían, preocupado.
Sentía que iba a romper en llanto, mientras pensaba en lo que me había dicho Lían, antes de mi viaje. Me había dicho que le diga a Terry mis razones de mis viajes continuos a África, tal vez si le hubiese hecho caso no estaría en esta situación.
-por tu silencio, asumo que no se lo dijiste.
-quería que fuese una sorpresa.
-Leila. Terry tenía suficientes razones para que no le agrade tus viajes continuaos a África.
-a que te refieres. ¿Qué razones?
-¿Qué razones? –dijo Lían, con cara de indignado; pero en verdad yo no sabía a qué se refería. – ¡David!
-¿David? Pero si David no tiene nada que ver conmigo. La única relación que teníamos era África.
-exacto.
No entendía a lo que se refería Lían. Así que pedí que se explique mejor.
-David fue tu novio. A ningún hombre le gustaría que su mujer esté con su ex y más que tengan un proyecto, juntos, a pesar de ya no tener ninguna relación.
Al oír las palabras de Lían me sentí indignada y de inmediato le refuté.
-no es cualquier proyecto. Si continúe con el proyecto fue porque es necesario, es vital… -realmente me sentí indignada cuando me dijo eso Lían. –además David y yo no tenemos contacto desde que terminamos a excepción por ese par de veces que teníamos que firmar un documento personalmente y en la primera reunión estuvo Terry y la segunda fue para entregarle el poder de decisión y yo ya no me involucre. Deje África para siempre. Y jamás engañaría a Terry. Tú lo sabes.
-pero Terry no, y no porque desconfié de ti. Porque sabe que David no renunció a ti, y tu quisiste mucho a David. Sólo teme perderte.
-David tiene novia.
-Terry no lo sabe. Sólo ponte en el lugar de Terry, si la situación fuese al revés. Tú como te sentirías.
Me puse a pensar en ello y también me molestaría que viaje tan lejos para ver a su ex, incluso si solo fuese por trabajo. No sé si tendría el valor de aceptar que vaya a esos viajes.
-tienes razón. –acepté mi error.
Lían más calmado me dice que también había hablado con Terry antes de su última gira. Y le dijo que yo había cambiado que ya no era la misma de antes, en todos los aspectos: ya no lo llamaba en sus jiras y las veces que lo hacía sólo era para decirle que iba a viajar a África. Lo cual era verdad, deje de llamarlo porque él me decía que tenía poco tiempo para descansar después de un concierto así que asumí que me lo dijo porque tal vez interrumpía sus únicas horas de sueño; aunque en ese momento recordé que me mencionó que le fascinaba que le llame antes de terminar sus giras para preguntarle que quería que le prepare para comer, no porque fuese un machista que quería a una mujer para que le cocine; sino porque le parecía tan dulce que me preocupe por darle una bienvenida. Pero lo que más le gustaba era que le llame para decirle que lo extrañaba y que tenía la necesidad de verlo y que bastaba eso para que Terry donde quisiese que estuviese, escapara de regreso a casa por unas horas aunque le fuese muy agotador.
Lían también me dijo que Terry le había dicho que incluso en casa era muy fría, que me preocupaba más por hacer la limpieza y por mantener todo en su lugar en la casa, que por darme cuenta que él estaba en casa.
Nuevamente Lían tenía razón, a veces me irritaba tanto que le gritaba a Terry cuando se olvidaba de lavar el vaso que usaba.
Para finalizar Lían me dijo que no estaba defendiendo, ni excusando a Terry; pues en el tiempo que lo había conocido sabía que Terry era un desastre pero que también había hecho muchas cosas por mí al igual que yo por él; pero que de eso, solo lo sabíamos nosotros mismos, y si estábamos dándonos otra oportunidad para cambiar las cosas, entonces debíamos de esforzarnos. Lo cual me hizo recordar que Terry dijo que me esperaría para comer juntos, por lo cual se lo mencione a Lían.
-¿Qué sigues haciendo aquí? Ya es tarde –fue la intempestiva contraposición de Lían.
-pero tenemos que terminar el trabajo hoy –le respondí preocupada.
-mujer, hay cosas que tienes que priorizar… y ahora es Terry. Yo me encargo del trabajo.
Le agradecí a Lían y salió corriendo de la oficina.
Cuando estuve en el auto de camino a casa, mi celular sonó y pude saber por el tono que llegó un mensaje; pero decidí leerlo en casa. Sólo quería llegar a casa y abrazar a Terry.
Cuando llegué a casa, entré corriendo y busque a Terry antes de que se me pasara lo que sentía y termine arrepintiéndome.
Busque en la sala y no estaba ahí, fui a la cocina y tampoco lo encontré, subí a nuestra recamara y no lo halle. Decidí ir a su estudio de música, tenía que estar ahí. Mientras bajaba a su estudio empecé a escuchar su violín la pieza de paganini, caprice 24, por lo que estaba segura que estaba en su estudio.
Cuando llegué al estudio puedo ver por la ventana de la puerta, a Terry, concentrado; tocando el violín. No me gusta interrumpirle cuando toca su música, respeto y admiro demasiado su arte. Pero si no entraba en ese momento no iba cambiar nuestra situación.
Abrí la puerta, Terry de inmediato volvió la mirada hacia a mí, estaba sorprendido. Sin pensarlo corrí hacia él y lo abracé.
-tenemos que arreglar nuestra situación. Te amo Terry. –le digo mientras mi voz se quiebra mezclándose con mi llanto.
Terry también me abrazó aún con el violín en las manos y como respuesta obtuve un beso; mientras dejaba escapar una lágrima de sus hermosos ojos.
Cuando salimos del estudio de Terry, fuimos a almorzar. Terry apagó el celular, por lo que yo también hice lo mismo. Terry tomó mi mano y en ningún momento me soltó, excepto cuando subimos al auto, pero cuando ya estábamos dentro, este volvió a sujetar mi mano; mientras que con su otra mano conducía el auto. A pesar que le dije que podría ser un poco peligroso si conducía solo con una mano, Terry no soltó mi mano y la verdad es que tampoco yo quería soltarme de la mano de Terry.
Cuando llegamos al restaurante, recordé que fue ese al cual por primera vez me había invitado a comer, era un restaurante muy lujoso.
Siempre me ha molestado malgastar el dinero por lo cual siempre discutía con Terry; pero esta vez no me quejé. Creo que ese momento fue muy especial, aunque al final de la comida y después de haber visto cuanto pago Terry, algo más de tres mil dólares. Terry me miró y bosquejó un sonrisa burlona, después de pagar la cuenta, diciéndome <<dilo…>> <<solo creo que con ese dinero hubiésemos hecho un bufet >> fue mi respuesta. Terry se rió con suaves carcajadas asegurándome que no me iba aguantar de dar mi crítica final.
-no lo iba a decir –le reproché a Terry.
-a veces creo que eres muy tacaña- Terry prosiguió mientras aún reía.
-no lo hago por tacaña…
-lo sé –me interrumpió antes de poder continuar. Muy seguro de conocer mis razones. Terry ya no estaba riendo, tenía un aspecto más serio; pero no estaba nada molesto. –Leila me gusta salir a comer a este tipo de restaurantes con “mi esposa”, no todos los días pero si de vez en cuando. –hizo una pequeña pausa antes de continuar, mientras yo baje la mirada después de escucharlo, me sentí mal por eso.
-jamás te lo he dicho antes porque cuando tuvimos nuestra primera cita me dejaste en claro que no te gustaba mal gastar el dinero. Al menos creía que por eso no te lo había dicho; pero en realidad es porque no nos comunicamos. Creemos saberlo todo, uno del otro y no es así.
-pero…
-déjame continuar Leila –Me interrumpió Terry amablemente. Asentí con la cabeza y Terry continúo.
-quiero serte sincero. –cuando me dijo eso Terry, tuve miedo, como si estuviese por pasar algo malo –no tengo fuerzas, estoy muy cansado –continuo Terry –pero aun quiero esforzarme, no quiero que se acabe. –Terry hizo una pausa para enfatizar lo siguiente –Leila. Ayúdame a continuar.
-Terry, te amo…
-Leila, yo… -su rostro dibujaba sufrimiento, mientras hablaba –yo estoy confundido. No quiero dejarte.
-Entonces no lo hagas. –le respondí, aunque sentí que mi corazón se quebrantaba. –Saldremos de esta. –solo logré añadir. Yo también ya estoy agotada –pensé– por todos los problemas pero no lograba entender a qué se refiere con que estaba confundido.
-Leila, no sé si querrás continuar después de…
-continuaremos. –le corté bruscamente, porque si decía algo más. No sé si hubiese podido soportarlo; pero lo había decidido. Dibujé una sonrisa a la fuerza y añadí –vamos a casa.
-gracias. Leila
Cuando llegamos a casa, aun Terry me sostenía la mano. Me llevó a la sala, mientras me preguntaba si quería que veamos una película. Nos sentamos en el sofá y me soltó la mano para enseguida abrazarme. Justo cuando estuve a punto de responder su pregunta, sonó el teléfono.
-yo contesto, mientras tu escoges la película –le dije a Terry. El asintió y yo tome el teléfono.
-alo –dije y del otro lado, la voz de una mujer joven me respondió.
-deberías de revisar las redes sociales.
No entendía a qué se refería con esas palabras; pero antes de que pudiese preguntar algo más, se cortó la llamada.
-¿quién era? –me preguntó Terry mientras se sentaba nuevamente en el sofá, con el control del DVD para dar inicio a la película.
Esas palabras me parecieron algo extrañas pero no les tome tanta importancia. Estaba feliz de estar ahí con Terry, así que no hice caso.
-no lo sé. Creo que se confundieron. –le respondí a Terry con una sonrisa y me senté a su lado abrazándolo. -¿Qué película es? –pregunté.
-“señor de los anillos: la comunidad del anillo”
-nos quedaremos sentados aquí toda la noche
-¿por qué crees que la puse? –me respondió Terry, dulcemente; mientras yo le respondí con una leve sonrisa acomodándome entre sus brazos para ver la película.
Nos gustaba esa película, pese que era una saga larga, nos agradaba verla de principio a fin y nunca nos aburríamos de verla; aunque ahora que lo pienso, hace mucho tiempo ya no la veíamos.
Después de casi cuatro horas de ver la película, casi le supliqué a Terry que pusiera la siguiente parte de la película, por lo que de inmediato se dispuso a hacer lo que le pedí, en tanto me decía, que si podía ir a buscar algo para comer, a lo que accedí y fui a la cocina.
Al ver por la ventana de la cocina pude ver que el sol ya se había escondido, quise saber qué hora era; pero el reloj de pared de la cocina se había descompuesto hace una semana, por lo que busque en el bolcillo de mi jean, el celular, al encontrarlo intenté activarlo pero no lo logré, por lo que recordé que lo había apagado antes de ir a almorzar, así que apreté el botón de encender. El celular de inmediato se encendió y vi la hora, siete de la noche con cinco minutos. Justo antes de desactivar mi celular, vibra por lo que supe que me llagaron mensajes y notificaciones. Deslice la parte de arriba de la pantalla para ver las notificaciones y veo una de las noticias a las que me suscribí, veo la foto de Terry en miniatura, y a su lado dice “¿volvió a sus malos pasos?”.
Me molesta que hablen mal de Terry –pensé –pero ahora que es lo que dirán de él, en realidad a veces la prensa puede ser muy cruel y escribir cualquier artículo en base de especulaciones en lo que respecta a los famosos y Terry no ha sido la excepción de esos carroñeros. Ha veces Terry suele deprimirse por esos artículos por lo que su representante y yo tratamos de manejar con pinzas esos temas antes de hablar con Terry. Así que ingreso para saber de qué se trata este nuevo artículo para luego llamar al representante de Terry.
Al entrar a la opción leo el título: “¿volvió a sus malos pasos? Nos estuvo engañando”
Cuando deslice la pantalla para seguir leyendo, vi la misma foto de Terry que vi al inicio; pero esta vez a su lado hay otra y aunque no se notaba con mucha claridad, era una foto con perfil de lado; pero puede ver que era Terry, con su traje azul marino que compramos en su último cumpleaños y no lo había estrenado, llevaba colgado su saco en el brazo derecho, por lo que veo claramente que esta con su camisa blanca desabotonada hasta el pecho, el cabello alborotado; y en la mano izquierda sujeta fuertemente la mano de una mujer que no era yo. Ambos se ven, que están corriendo al hotel.
No pude creer lo que estaba viendo, observe más la foto y más hirvió mí sangre. Salí de la cocina, caminé rápidamente hasta Terry, este me miró, sonriendo y preguntó dónde estaba la comida. Sin responderle, me acerque más hacia él. Terry borró la sonrisa de su rostro y lució preocupado mientras me hacia otra pregunta:
-¿Qué pasa?
Le tomé su mano derecha, le coloque mi celular entre ella, en tanto respondía a su pregunta –esto pasa.
Terry al ver mi celular lo activo nuevamente porque se había desactivado en el trayecto que hice de la cocina a la sala. Cuando vio el celular quedó impactado, pues cuando volví la mirada hacia él, estaba pálido y esperé por una respuesta.
-intente decírtelo. –me dijo, con la voz temblorosa.
-decirme ¿qué? –le respondí mientras guardaba en todo momento la compostura.
-Leila… -intenta explicarme.
-dime que no es verdad –le dije mientras rogaba dentro de mí, que no fuera real lo que estaba pensando. Terry no respondía y eso me ponía más nerviosa y empecé a caminar de un lado a otro.
-Leila, aun te amo. –me dice como si se estuviese disculpando con eso.
Mi sangre hirvió y sentí que mi vida estaba siendo destruida. Pero Me sentí pisoteada cuando me dijo “aun te amo”.
-¿me amas? –le grité y lo empujé. Por primera vez había hecho eso, por primera vez le levanté la mano a mi esposo. Una de mis más grandes reglas es respetar a las personas para que pueda hacerme respetar. Se rompió toda mi compostura y lo empujé una y otra vez reclamándole –dices que amas. Dime cuantas veces me lo has dicho. Cuantas veces te lo has repetido a ti mismo mientras estabas con ella…
Terry me sujetó las manos y me hizo retroceder mientras yo aún forcejeé y él pedía que me calme. Me di cuenta de que mi forcejeo estaba mal y era en vano, por lo que me detuve. Una vez que me alejé de él, traté de calmarme y traté de guardar distancia mientras decidía escuchar lo que tenía que decir, aunque no había mucho que decir después de ver esa foto.
-Leila escúchame…
-no hay mucho que decir después de ver esa foto –le reclamé. Aun enfurecida.
-¡Leila cambiaste! –Terry grita, sus palabras retumban con frustración –No eres la mujer a la que ame...
-ahora es en pasado… amaste… -le interrumpí.
-¡sí! -contrapone exclamando más enfurecido –ya no eres la mujer de la que me enamore locamente. Aquella mujer que nunca hubiese dejado de lado sus sueños.
-y ¿por quién lo hice? …no fue por ti –le respondí indignada.
-jamás te pedí que lo hicieras. –me calla, Terry, con esas palabras. Pues Terry jamás me pidió que deje la fotografía de campo, siempre me alentaba porque siga haciendo mis fotos, aunque eso quería decir que viaje por temporadas largas-, pero aun así, nos la arreglábamos muy bien para estar juntos. Recuerdo que Terry armaba personalmente los itinerarios anuales, ordenando las fechas de sus jiras con mis viajes: cuatro meses de gira con él, dos meses de viaje de fotografía conmigo, otros cuatro meses de gira con él, y los dos restantes de fotografía conmigo. Y cuando se cruzaban las fechas de viaje él se escapaba por unos cuantos días de su gira para alcanzarme en mis viajes; pero más que nada siempre estábamos en contacto mediante llamadas o video llamadas.
-cómo podía pedirte eso… si era lo que amaba de ti. Verte tras tu cámara, con tus ojos llenos de curiosidad. Yo amaba eso de ti Leila.
-crees que no me daba cuenta de lo cansado que te resultaban esos viajes. Cómo podía verte sufriendo. Tenía que sacrificarse algo…
-pero no sólo tú… éramos los dos. Lo decidiste sola. Y después Incluso dejaste de llamarme… también fue por qué me viste muy cansado.
-entonces por qué lo hubiese hecho –contrapuse, exaltada.
-cambiaste en todo Leila. –Afirma Terry, igual de exaltado que yo –Dejaste de preguntar por mí, dejaste de amarme. Para lo único que te comunicabas conmigo era para decir que te ibas de viaje al África. Te ibas, los únicos días que podíamos estar juntos; porque el resto de los días te la pasabas trabajando.
-como podíamos estar juntos si sacabas todas las temporadas que podías un nuevo álbum. –Le reclamé también –Alguna vez te reclamé por tus jiras o hice lo mismo que tú.
-la única manera que podía tenerte cerca era cuando sacaba un nuevo álbum. –Contrarresto Terry –Contrataba a la fotógrafa para así tener la excusa perfecta de tenerte cerca todo el tiempo. Tenía que contratarte Leila. ¡Tenía que pagar por el tiempo de mi esposa!
Me dejo sin palabras. No supe que contestar y guarde silencio.
-te ibas al África en la menor oportunidad que tenías. Yo no sé qué hacías tanto allá.
Me sentí indignada cuando dijo eso, como si estuviese pretendiendo que yo hacía algo malo. Entonces le dije: sabes muy bien que es lo que hacía allá.
-no. No lo sé. Solo tú lo sabes –me respondió, igual de exaltado que cuando iniciamos la conversación.
Su respuesta me enojó más, por lo que reaccioné diciendo –pues entonces debías de haber viajado conmigo. Cuantas veces te lo pedí o acaso lo olvidaste.
-y acaso no fui.
-solo fuiste una vez.
-y te preguntaste, por qué después de eso no quise volver a ir. Te la pasaste todo el tiempo con… David y el tiempo que no estabas con él, te la pasabas llenando no sé qué papeles. Yo no existía… solo era un accesorio más en tu vida. –Terry hizo una pausa y continuó enfatizando su reclamo –cuantas veces te supliqué que no viajases. Tienes idea de cuan loco me ponía esperando a que volvieses a casa.
-yo no tengo nada que ver con David. Lo único que nos relaciona es el trabajo.
-dime que querías que piense cuando estabas en el África solo David y tú. Dime que quieres que piense.
-ya te dije que no tengo nada que ver con David –le grité, enfurecida.
-eso, solo tú sabes.
Me hizo enfurecer más, su sarcasmo.
-ya entiendo. –Le respondí mientras la furia me atrapaba por completo –Me supongo que eso te repetías cuando fuiste a ese hotel con ella. Tenías la excusa perfecta para hacer lo que me hiciste.
Terry se quedó callado, como vi que no tenía nada más que decir, continué:
-no te importó que esto me partiría el corazón. No te importó nuestro matrimonio y decidiste por tu propia cuenta ver la manera de sentirte bien, haciéndome sentir culpable. Te buscaste a otra por mi culpa ¿no es así?
-no me vengas con eso Leila. –Me respondió Terry sarcásticamente –Ya no te importo… puedes decir mil veces que no tienes nada con David; pero sé que aun sientes algo por él.
-¿Qué? –la furia estalló dentro de mí. –si quieres creer eso, está bien. Pero déjame recordarte algo. Fui yo quien dejo a David. Y ahora por primera vez en vida me arrepiento de no haberlo escuchado, me arrepiento de haberlo dejado. David jamás me hubiese hecho esto.
Cuando me di cuenta de lo que estaba diciendo ya era demasiado tarde.
Terry estaba furioso, lo vi en su rostro. No dijo nada por unos segundos mientras se quedó congelado. Dejó caer mi celular de su mano y nuevamente habló.
-pues vete con él. Puede que aún no sea tarde.
Quería disculparme por lo que había dicho; pero antes de que pudiese decir algo más, Terry grito:
-¡quiero el divorcio!
Nuevamente me pongo a llorar. No soporto la idea de perderlo, él es lo único que tengo. Él me va a dejar. –Rasgo las sabanas de mi cama –Me arrepiento de haber dicho aquellas palabras. Me arrepiento de haber actuado mal en varias ocasiones. Si tan solo existiera la manera de retroceder el tiempo. –mis lágrimas caen sin cesar, entre cortándose mi respiración y doliéndome el corazón. Es la primera vez, que siento tanto dolor dentro de mi pecho, de cómo mi corazón se contrae y se expande, sin tener la capacidad de contenerme. Es como tener una daga dentro del corazón.
Estoy a punto de perderlo todo. Estoy al límite, ni siquiera tengo el valor de levantarme de esta cama, prefiero quedarme aquí y ya nunca más salir. Quiero cerrar los ojos y no volverlos a abrir. Dios déjame cerrarlos para siempre.
-cierro mis ojos y de algún modo siento como se relajan mis músculos y me sumerjo dentro de mis sueños.
Un sonido llega hasta a mí, abro lentamente mis ojos y mis oídos se agudizan más y me doy cuenta que el sonido proviene de afuera de la habitación donde estoy, parece el sonido de unas ruedas seguidas por las pisadas apuradas de una persona.
Mi corazón palpita rápido, volviendo rápidamente los recuerdos de lo ocurrido durante el día. Salgo corriendo de la habitación y veo a Terry con su maleta de viaje, estaba en medio de la sala con dirección a la salida.
Terry voltea hacia a mí, parece sorprendido, por lo que supongo que lo asustó mi repentina aparición.
-¿Dónde vas? –le pregunto, con el corazón en la boca.
-no tiene caso que me quede más tiempo. –su respuesta es rígida.
-Terry… -mi voz de súplica sale. No me importa ahora el orgullo. –por favor, no hagas esto, por favor…
-Leila –suena mi nombre llena de frialdad, no encuentro ningún rastro de Terry en ella –nos estamos haciendo daño. Paremos.
Siento como mis lágrimas resbalan por mi rostro.
-Leila no llores –sus palabras se suavizan al ver mis lágrimas. –no quiero lastimarte más. No quiero ser lastimado.
Mis lágrimas no se controlan y con más facilidad caen y empiezo a sollozar. Tengo tanto dolor dentro de mí, que me siento morir. Intento detener con mis manos mis lágrimas pero salen cada vez más y más, sin control.
-Leila, es lo mejor.
-lo mejor… -salen mis palabras entrecortadas por el llanto.
-sí. Es lo mejor. –las palabras de Terry parecen no tener ningún rastro de enojo. –puede que ahora sea doloroso; pero es lo mejor.
-te amo. Te amo Terry –mis palabras una vez más salen.
-Leila, no. Esto es cualquier cosa, menos amor… desde cuando el amor lastima.
-dime Terry. -hago una pausa, mientras tomo un poco de aire –quien dijo que el amor no duele. Dime quien la tiene tan fácil. Dime si algo en la vida se obtiene fácil.
Un silencio se prolongó por unos segundos y Terry los rompió diciéndome:
-Leila, entiende que me voy. Nada me detendrá. –Niego con la cabeza mientras Terry hace una pausa y luego continua –Leila no quiero lastimarte.
-pues inténtalo. Termina con esto si puedes. No hay más forma de que me puedan lastimar. –le respondo, mientras aún no sé de dónde sale mi valor.
Terry me mira, sorprendido. Baja la mirada parece que piensa en algo, vuelve la mirada hacia a mí y pregona -Leila en verdad te amé. No tienes idea de cuánto; pero ahora ya no siento nada, nada Leila. En cambio con… -detiene por un momento Terry sus palabras, mientras yo siento que esta es mi última forma de morir. Terry estaba dispuesto a dar su estocada final, estaba dispuesto a matarme –con ella, he vuelto a sentir vida. Ella no pide nada, sólo es feliz conmigo… hoy me he dado cuenta que “la amo”.
Siento como mi sangre se hela. Mi corazón parece detenerse por un momento; pero continúa latiendo. Por qué aún vivo. Dios te lo suplico, que todo desaparezca. Por qué aún sigo respirando. Ya debería de estar muerta. De pronto sin que siquiera yo me dé cuenta le pregunto a Terry: ¿la amas igual que a mí?
Terry no me responde. El silencio nuevamente se apodera de la casa. Intempestivamente y con toda naturalidad Terry toma nuevamente su equipaje y voltea dejándome atrás.
Bajo corriendo las escaleras, ya en el penúltimo peldaño, siento que mi cuerpo se desequilibra al resbalar. Siento un dolor agudo en mi cabeza, y en mi espalda. Cuando apenas me doy cuenta estoy tirada en el suelo y Terry corriendo hacia a mí.
-¿estás bien? –Terry me pregunta, preocupado en cuanto llega donde estoy. Niego con la cabeza, en tanto Terry me ayuda a levantarme.
-no estoy bien –le digo nuevamente, aun con las lágrimas aflorando de mis ojos, con voz suplicante. –no te vayas Terry. Dime como te lo tengo que pedir.
-Leila… -Terry me responde preocupado; pero antes de que diga algo más le pido que se quede por lo menos esta noche. Excuso mi pedido, alegando que ya es tarde y que le podría pasar algo; pero dentro de mí guardo la ínfima esperanza de que mañana cambien las cosas.
Terry no me responde, sólo me toma del brazo y me lleva a sentarme al sofá. Se sienta a mi lado y me dice que nada detendrá que se vaya.
-Terry, por favor. –nuevamente suplico –al menos esta noche.
-Leila, no cambiara nada en una noche.
Llorando le respondo: lo sé. –en lo más profundo de mi sé que nada va detener su partida.
-créeme Leila, daría lo que fuese por evitarte este dolor, incluso deseo nunca haber aparecido en tu vida.
Sus palabras me lastiman, siento como se carcomen mi ser. ¿Por qué quiere robarme incluso su recuerdo? Cuándo te volviste tan egoísta Terry –pensé.
-por lo menos déjame hacer el último esfuerzo. –le ruego. –si aún te queda algo de respeto por nuestro matrimonio. Déjame hacer mi último esfuerzo. No mates de esta forma la última esperanza que nos queda.
Terry se queda pensativo por unos segundos y finalmente asiente; pero imponiendo la condición de que se quedaría a dormir en una de las habitaciones de huéspedes, accedo y le agradezco mientras seco mis lágrimas. Pensando en lo que una vez me dijo mi suegra: cuando un esposo o esposa esta por irse de casa, la primera batalla que debes ganar es lograr que se quede en casa. Así sabrás que tu matrimonio no morirá.
-ahora me iré a dormir. –me dice Terry mientras se pone de pie y toma su maleta para subirla a la habitación.
Cuando está apunto de subir los escalones que llevan al pasadizo de las habitaciones. Terry voltea y me dice que también me vaya a descansar. Asiento.
Mientras Terry subía las escaleras, se detiene en medio de ella y sin voltear me dice: lo que daría porque te olvidaras de mí. Y sigue su camino; mientras yo continuo sentada en el sofá y nuevamente me siento devastada y las lágrimas ruedan por mis mejillas.
Ya no tengo ni valor para secar mis lágrimas, las fuerzas se me han ido por completo y me pregunto si en verdad habré ganado una batalla o solo estoy alargando la agonía. No sé si pueda continuar, no sé si podre luchar por los dos.
Dios mío, te ruego. Por favor ayúdame, yo ya no puedo. Te ruego, te suplico, ayúdame.
Cuando veo la hora me doy cuenta que ya son las once y cincuenta y cinco de la noche. Terry subió a dormir hace mucho.
El sueño se apodera de mí; mis lágrimas se han secado, pareciera que ya no podré volver a llorar nunca más; mis músculos me duelen y la cabeza pareciera que me va estallar. Quiero ir por unas pastillas pero no tengo el valor suficiente, así que decido irme a dormir. Cuando estoy a punto de abrir la puerta de la que fue nuestra alcoba, me detengo y no soporto la idea de ver esa habitación tan grande sin la presencia de Terry. Entonces decido irme a la habitación de al lado donde me quedé dormida antes. Cuando abro la puerta me sorprendo al ver a Terry con la lámpara encendida, creí que se había ido a dormir a la habitación más grande; pero lo que en realidad me sorprende es que haya elegido esa habitación. Terry decía que no le gustaba esa habitación aunque nunca menciono las razones.
Me quedo en la puerta observando como Terry está dormido profundamente. Pensé en que tal vez esta era la última noche que lo iba a ver. No quiero molestarlo más, así que mejor me voy de la habitación; pero al ver esa lámpara encendida recuerdo que a Terry le duele la cabeza cuando se duerme con alguna luz encendida, entonces me acerco a apagar la lámpara y cuando la apago, me veo debilitada al no querer dejar a Terry que aún se ilumina su rostro por la luz de la luna. Sin darme cuenta término echándome sobre el cubrecama a lado de Terry guardando cierta distancia para no despertarlo y me quedo a su lado pensando en que esta era la última noche que tal vez podía estar con él. Me quedo viéndole. De pronto siento que los parpados de mis ojos es tan muy pesados, entonces me digo a mi misma que es momento de dejar la habitación y cuando estoy a punto de levantarme cierro los ojos, viendo el rostro de Terry por última vez, quiero abrir los ojos pero…
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c-o-n-s-e-j-o-s · 3 years
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Pues todo esta desde que comencé a estudiar yo he siempre no se como pero me meto en proyecto, actividades, muchas cosas extracurriculares, donde yo ya no tengo mucho tiempo que digamos estoy casi siempre cansada, estudiando o sigo estudiando, y cuando quiero no se respirar por momento, los lapsos de tiempo son mínimos y la verdad no se si esos pequeños tiempos sean suficiente para él, de verdad me gusta lo que hago y si me estoy metiendo en cosas es por que quiero la experiencia (1)
(continuación) ... 
ya he perdido mucho tiempo y ya no quiero seguir así, quiero crecer cada vez más y más pero también quiero crecer junto con él, muchas veces él me ha comentado que estoy con él pero al mismo tiempo no y no se me duele eso, no se como explicar el sentimiento pero es algo que si me hace sentir mal, yo de verdad trato de brindarle todo el tiempo que debería estar dándomelo a mi, por que ni siquiera ahora puedo hacer eso, tan solo yo quisiera no sé es complicado, de verdad lo quiero mucho (2)
tan solo yo quisiera no sé es complicado, de verdad lo quiero mucho pero no se, no quiero lastimarlo por que en su mirada eso es lo que veo cada vez que le digo que iré hacer trabajos, en fin solo quería soltarlo aquí (3)
Respuesta:
Es importante tener en claro dos cosas: saber lo que queremos y organizarnos para manejar cada aspecto de nuestra vida. A las relaciones hay que dedicarles tiempo, y atención porque así se demuestra el interés. Concentrarte en tus estudios académicos y actividades extracurriculares no está mal y no debes abandonar eso por nadie (sin importar cuanto le quieras), pero tener una relación con alguien y dejarle de lado o no sacar suficiente tiempo para dedicarle no está bien.
A menudo la gente olvida que llevar y mantener una relación es una responsabilidad bastante grande. No cualquiera hace el esfuerzo para mantenerla (ya sea por falta de interés o algún otro motivo) y es importante saber que, si quieres estar con alguien, no solo tienes que quererle, sino saber que ambos tienen que trabajar juntos en su relación, dedicarse tiempo, conocerse, tenerse paciencia, comunicarse y demostrar que ambos harán lo necesario para tener un vínculo sano, estar juntos y hacerse bien.
Puedes estudiar y mantener la relación con tu pareja. Claro que se puede. Ahora bien, para poder con ambas debes encontrar un balance y aprender a manejar las dos cosas, dedicarle su tiempo y atención por separado a cada una. La estabilidad es necesaria. No puedes cargarte de responsabilidades que no puedes sobrellevar porque vas a fallar en cada cosa y todo te saldrá mal o te irá bien en una parte y en la otra te irá mal. 
Te recomiendo que aprendas a administrar tu tiempo mejor. Puedes hacerlo con una agenda, o un calendario, para saber cuando debes hacer cada cosa y cuando tendrás tiempo no solo para tu pareja, sino para ti también. Es bien importante que te dediques tiempo y tomes descansos. También es bueno que tu pareja sepa comprenderte y entender que tus estudios son importantes, pero sin olvidar que a él, a ustedes, hay que dedicarle su respectivo espacio para estar juntos. Espero que esto te ayude. Buena suerte, cariño.♡
—Mona.
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