Una inmaculada caricia que al roce de tus dedos purifica mi alma, clarea la noche y está se vuelve virgen con el tacto de tu mano que ligera vuela por el relieve de mi espalda.
En cada espacio quedó llena de ti, en cada lunar alunizas tu beso y reclamas tuyo el territorio de mi dermis. Descubres que tienes el poder de que mis piernas tiemblen y me vuelva escalofríos de pies a cabeza.
No cierres las puertas de la noche. Hay ráfagas de sueños que ya no caben en mi almohada. Que el amanecer nos encuentre abrazados mientras que una caricia, un beso y una maraña de obnubilados suspiros nos despiertan.
En algún punto el alcohol te sabrá a mí, a mis besos, mis caricias, mi amor... Y será muy tarde, querrás volver pero no habrá nada... Te torturaras día a día con el recuerdo de haber sido amado incondicionalmente...
“Lo acariciado no es tocado, hablando con propiedad. No es lo aterciopelado ni la tibieza de esa mano dada en el contacto lo que la caricia busca. Es esa búsqueda de la caricia lo que constituye su esencia, por el hecho de que la caricia no sabe lo que busca. Este no-saber, este desarreglo fundamental es lo esencial en ella. Es como un juego con algo que se sustrae, y un juego absolutamente sin proyecto ni plan, no con lo que puede llegar a ser nuestro y nosotros, sino con algo otro, siempre otro, siempre inaccesible, siempre por venir. Y la caricia es la espera de ese porvenir puro sin contenido.”
E. Levinas (Totalidad e Infinito)
El más bonito detalle, la más preciada y agradable que nos pueden regalar, es aquella caricia que no pedimos, esa que pensamos era innecesaria, la que llega de sorpresa, la que no esperábamos y nos obsequian cómo algo llegado del mismo cielo; esa es la que más valoramos y nos hacen sentir bienvenidos, apreciados, queridos, amados, bienaventurados...
Benditas caricias que hacen que podamos tocar y palpar el amor tal cual es: enorme!
Yo enseñaré a mis manos a ser mansas contigo,
tal como las entrañas sonrosadas del higo,
para que te acaricien con tan suave caricia
como la voz del ave de la blanca novicia.