Tumgik
#Vasos Vacíos
besos-versus-versos · 6 months
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Suelo responder a las lágrimas con el papel
—La Maravillosa Orquesta Del Alcohol
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mudwerks · 2 years
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(via Los Fabulosos Cadillacs - Matador (1993)
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alonsozaniso · 2 years
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Tan cortito, pero tan...completo.
Siempre me ha gustado bastante ese pedacito cantando por la cubana,es tan sencillo,tan chiquito , pero para mí dice todo lo que he querido oír. Cada palabra de esa cortita frase significa bastante para mí. Quizá soy solo yo el que lo encuentra tan especial, siendo que todo el resto es también muy bueno. Pero cada vez que escucho esa canción en alguna parte me espero para oír :
"...a ti te quiero decir
no te preocupes mi amor,
que yo te voy a entender,
que yo te voy a querer..."
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#UnDiscoPerLaPausaPranzo - #1555 - 28 Settembre 2023 - Los Fabulosos Cadillacs - Vasos vacíos - 1993
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escritorapenosa · 17 days
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Y vuelvo al mismo hueco en el que no soy la mejor amiga de mi mejor amiga. La sensación de no ser suficiente me rodea, sólo me queda pecar de grosera y rechazar el confort de lo conocido.
Me repito en bucle que no debo ser nada, que no le debo nada a nadie. Pero el miedo y la garganta cerrada no se van. Porque quiero serlo.
Quiero ser correspondida.
Quiero poder dar todo de mi en una relación y que la persona me corresponda.
Quiero derramar todo mi amor en una amistad y que sea real. Qué no me invente la cosa.
— Escritora Penosa
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grccve · 2 years
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ola de saludo junmyeon, cómo estás hoy? uwu
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"Podría estar mejor". Las mejores habilidades de comunicación, aprendan.
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voglatte · 4 months
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solo paso por aquí para hacerte un request pero tambien aprovecho de mencionar que AMO tus vibes y tu escritura y me encantaría leer más de esteban si lo escribes tú. Lo que se te ocurra, ojalá y una declaración o algo de ese tipo.
⊹ ┊CONFESSIONS ꒱ .゚
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↷ ˊ- pairing: esteban kukuriczka x f!reader.
warnings: ninguno, fluff, slight angst, smoking.
summary: esteban es tu amigo de muchos años y se da cuenta lo que realmente siente por ti.
• dani’s typing… ! no hay mucho que decir, solo que disfruteeen.
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esteban nunca supo cuando fue que te empezó a ver con ojos diferentes, ya no era la mirada que le dabas a una amiga, era la mirada con la que veías a la chica que te gustaba.
tampoco supo cuando empezó a sentir esas cosquillas en su estómago cada vez que lo abrazabas y tú aroma a frutos secos se mezclaba con el aire o cuando tus brazos rodeaban su cuello para abrazarlo.
ahora todas las venas de su cuello se marcaban a la hora de salir y ver que algún chico que no era el se acercaba a ti, ofreciéndote un trago que rechazabas con amabilidad o contándote algún chiste que hacía relucir tus pequeñas carcajadas.
pero la gota que a la final derramó el vaso fue la noche donde saliste con sus amigos del cast, al ver como su nuevo amigo te empezaba a hacer ojitos y viceversa, no pudo aguantar mucho y sin saberlo estaba tomando distancia contigo.
las estrellas ya adornaban el cielo y la fría brisa golpeaba en ambos rostros, los dos estaban en un banco fumándose cada uno un cigarrillo dejando ver una nube gris que salía de sus bocas.
“¿qué onda, kuku?” parecía no haber entendido tu pregunta por lo cual dió otra calada al cigarrillo y subió sus hombros asintiendo.
“bien” seco y sin ninguna dulzura en su voz.
era raro sentirlo tan distante de ti, siempre se la pasaban riendo o hablando de cualquier cosa pero nunca se sintió tan vacío como en ese momento.
“dale che, estás raro desde hace dos semanas” botaste lo que quedaba del cigarro pisándolo cuando cayó al suelo.
esteban no dijo nada, como si estuviese pensando lo que en realidad iba a decir.
“¿qué te traes con fran?” otra vez ese tono que te empezaba a molestar más si estaba empleándolo contigo.
“¿uh? ¿de que hablas vos?” no estabas entendiendo a donde iba con eso así que decidiste buscar una mejor postura en el banco donde estaban sentados.
“dale, no te hagas la boluda” rodó sus ojos marrones . “el otro día se andaban haciendo ojitos, se notaba a kilómetros” bufó.
“no hay nada kuku a penas nos conocemos” restaste importancia porque no era mentira.
ese día conociste a sus nuevos compañeros de la película en la que iba a trabajar esteban y todos eran buena onda por lo que te llevaste súper bien con ellos, pero con el que más congeniaste fue con fran ya que tenían gustos similares.
“ya deja de mentir” sus orejas estaban calientes, la razón era simple él creía que le estabas mintiendo.
“¿qué? ¿por qué mentiría según vos?” alzaste la voz un poco más de lo que te hubiese gustado. “a ver, los dos nos llevamos bien y eso es todo” tu tono se había tornado seco.
“che, lo mejor es que me vaya” sacudió sus pantalones mientras se ponía de pie sin dirigirte la mirada.
“¿qué? esteban deja de comportarte como un inmaduro y dime en realidad que te pasa” no querías llegar a discutir porque muy poco lo había hecho y por cosas muy tontas.
“estoy cansado, hablamos” sus pies lo llevaron a dirección contraria alejándose cada vez más de ti, dejándote con la palabra en la boca.
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habían sido semanas infernales para esteban y para ti, no sabían que estaba pasando en la vida del otro desde que él decidió retirarse, dejándote sola en la oscuridad de la noche.
muchas veces pensabas en enviarle un mensaje pero después se jodía todo al recordar que no fuiste tú la que se comportó mal de los dos.
sabías que le iba a tomar tiempo así que le diste su espacio cosa que no sabías pero que él en realidad agradecía, no sabía cómo respondería las preguntas que le hicieras.
seguramente soltaba todo de una y la idea tampoco era quedarse sin tu amistad que era lo que más apreciaba. pero al mismo tiempo estaba consiente que quería algo más que una amistad contigo, necesitaba sacárselo de encima.
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era de noche, la televisión de tu pequeño apartamento alumbraba tu cara mientras te refugiabas en tus mantas.
de la nada un sonido seco en la puerta te hizo sobresaltar, no tenías ni idea de quién podría ser más a estas horas de la noche con el frío que hacía.
con pies descalzos decidiste encaminarte y abrir la puerta con cuidado y ciertamente no esperabas ver a la esbelta figura de tu amigo con todo el cabello alborotado y ojos tristones.
“¿esteban?” dijiste sorprendida, escuchaste un “si” y lo dejaste pasar enseguida.
no ibas a negar que se veía muy guapo con el buzo que traía y sus jeans rotos en las rodillas, aún así tu mente fue a parar en otra cosa. te preguntabas que hacía tu amigo en el medio de la sala mientras te miraba con sus ojos bambi.
“sentate por favor ¿querés algo de tomar?” el simplemente asintió con la garganta seca, hasta la sentía raspar.
enseguida le ofreciste un vaso con agua helada cosa que lo alivió para tomársela de un solo sentón, de ahí nadie hablo por unos cinco minutos esperando que alguno rompiera el incómodo silencio.
“disculpame, nena” su voz sonaba un poco ronca y cansada. tu solo lo miraste esperando que continuara, cosa que lo hizo ponerse nervioso. “no quería tratarte así, sabes que sos una de las cosas mas importantes que tengo en mi vida” sus grandes ojos miraban a los tuyos con ahora un brillo peculiar que no habías visto.
“no me gustó como me hablaste” señalaste. “además solo quería saber lo que te pasaba a vos” sonaste un poco herida.
“lo sé, muñeca” su mano se estiró colocando un mechón de tu cabello detrás de tu oreja. “lo siento, sé que vos te preocupaste por mi” dejó su mano arriba acariciando el lóbulo de la misma.
“entonces ¿me vas a decir que te tenía tan tenso?” disfrutaste de sus suaves caricias.
tragó duro haciendo mover su manzana de adán y mordió su labio inferior, buscando las palabras correctas que aunque había repasado un millón de veces antes de tocar la puerta, toda su mente estaba en blanco.
“yo…” lo mirabas a la expectativa pero sin presionarlo. “me gustas, muñeca” así corto y simple lo dijo, sintiendo un peso menos de encima pero nervioso por tu respuesta. “desde hace mucho que me estoy dando cuenta que en realidad me gustas y no me sentía con ganas de decírtelo hasta ahora por miedo a estropear lo bonito que tenemos” su voz ahora baja decía.
ahora la que tenía la garganta seca eras tú, no esperabas que te dijera eso pero no era impedimento para que el corazón te bombardeara de forma frenética, creías que se te iba a salir del pecho.
tus manos sudando en tu regazo y tus mejillas encendidas con un color rosado característico del sonrojo.
“kuku… yo” aclaraste tu garganta para soltar una risa nerviosa que lo hizo relajar los hombros un poco, ya le dolía el cuerpo de tan tenso que estaba.
“también me gustas” susurraste sin llegar a ver esos ojos marrones que te gustaban y te parecían la octava maravilla del mundo.
un chillido retumbó en el apartamento cuando esteban jaló con sus largos brazos tu cintura haciéndote sentar en su regazo mientras sus labios hacían contacto con tus cachetes repetidamente.
reíste sintiendo el pecho lleno de muchas mariposas, tú cuerpo parecía flotar como si estuvieses en un sueño, todo parecía irreal.
“preciosa, hermosa, divina” repetía esas mismas palabras sin parar con los besos.
su mirada ya no estaba tristona y podías observar su sonrisa tan linda que hacía sus ojos achicarse un poco, tus manos separaron su rostro del tuyo acariciando su pequeña barba creciente y conectaste su boca con la tuya. se sentía tan bien tener ese contacto con esteban y habías esperado mucho para que pasara.
“creí que me ibas a rechazar” rió cuando se separó de tu boca.
“no, nene. si supieses que andaba loca por vos desde antes, también tenía miedo de dañar la amistad” negaste, dejando un pico en sus labios.
“sos hermosa, te amo” escondió su rostro aspirando el dulce aroma de frutos rojos característico de ti y sonrío.
había esperado de todo menos lo que estaba pasando, pero ahora que te tiene en sus brazos no te iba a dejar ir y te iba a demostrar lo mucho que era merecedor de tu amor.
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by ﹫ VOGLATTE ╱ bueno amo escribir fluff del kuku y bueno aquí otro fic del nene .ᐟ
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chiquititamia · 2 months
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Lo más dulce
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Enzo Vogringic x female oc +18
Este es mi primer fanfic, he intentado muchas veces pero esta es la primera que logro terminarlo. Seguramente tenga muchos errores, pero ahí les va. Les pido que me digan qué les pareció y si quieren una segunda parte, sí? Disfruten :)
warnings: sexo oral, todo muy explícito
Era un hermoso día de primavera, de esos en los que de repente te das cuenta de que el viento ya no es frío. Un dulce olor a flores inundaba las calles empedradas del pequeño pueblo de montaña en el que el cast de La sociedad de la nieve se había instalado durante el rodaje.
Tenían el día libre, así que Enzo había decidido dar una vuelta al mediodía. Su bicicleta rodaba por las calles bajo el sol, había olvidado lo agradable que es pasear de esa manera. Tan sólo el sonido de la cadena de la bici y de las cigarras llenaban el aire, al fin y al cabo, era la hora de comer y la gente se encontraba en sus casas protegiéndose del sol.
Hablando de eso, Enzo notó un pequeño gruñido en su estómago, el hambre comenzaba a formarse, sería mejor que encontrase un sitio donde comer.
Dejaba que la bicicleta le llevase pasivamente, sin pedalear, aprovechando una ligera cuesta hacia abajo.
Al doblar una esquina, no podía creer sus ojos: ¡un restaurante vegetariano! En un pueblo tan pequeño no esperaba algo como eso. No se lo pensó dos veces. Apoyó su delgada bicicleta en la puerta del humilde establecimiento, sin sentir la necesidad de atarla, ya que la honestidad y amabilidad de la gente no habían hecho más que acompañarlos durante su estadía allí. De todas formas, no había nadie a la vista.
Nada más entrar al pequeño restaurante, sintió el alivio inmediato de la sombra en su piel, caliente por el sol. Dentro se estaba fresco, y un maravilloso olor a comida le enamoró, no podía creer su suerte.
Tan sólo había cuatro mesitas de madera en ese local tan lindamente decorado. Junto a la barra, una vitrina albergaba deliciosos postres caseros: lo que parecía ser una tarta de zanahoria, una de chocolate y pequeños pasteles de manzana y crema. Los ojos de Enzo brillaban devorando los manjares ante él.
Una dulce voz le sacó de sus pensamientos.
¿Hola, puedo ayudarte?
Una hermosa chica de melena larga y negra le miraba con ojos curiosos, sonriendo. Llevaba una camiseta de tirantes y una falda debajo de un pequeño delantal. Ella debía ser la dueña del local, pensó Enzo.
Buenas, sí, eh…
¿Qué le pasaba? ¿Desde cuando era así de tímido frente a una mujer? Las palabras no le salían, lo que le hizo patearse a sí mismo mentalmente por que tenía que estar quedando como un tonto ante ella.
Ella se rio ante la falta de palabras del moreno.
¿Tienes hambre?
Soltó una risa.
Sí, sí… muchísima, vengo de pasear con la bici…yo… - explicó casi tartamudeando, con media sonrisa.
Bien, ¿por qué no tomas asiento y te traigo una carta y algo de beber?
Enzo tragó duro, y asintió mirándola fijamente. Ella, se dio la vuelta grácilmente provocando un soplo de aire perfumado con su melena. El olor a coco y mango de su champú no hizo si no despertar aún más su hambre, aunque quizás no tanto la que aquejaba su estómago.
Cuando se sentó, el uruguayo dejó su mochilita de tela en el asiento libre que tenía al lado. Sacó su móvil y comprobó sin mucha sorpresa que no tenía nada de cobertura y apenas batería, pero tampoco le importó, no tardaría en comer y volvería con los chicos a su residencia.
Antes de que se diera cuenta, la chica había regresado con un menú y un vaso de agua helada, lo cual él agradeció profusamente.  Si bien no había muchos platos entre los cuales elegir, todos sonaban estupendamente para su estómago vacío, con el plus de que no tenía que limitarse entre una o dos opciones como normalmente, ya que casi todos los platillos eran veganos o vegetarianos. Se decidió por lo que más le apetecía: Wok de noodles con vegetales, salsa teriyaki y aceite de chile tostado. “Suena bárbaro”, pensó.
Enzo observaba discretamente a la que parecía ser la dueña, la camarera y la cocinera, todo en la misma persona.  La chica danzaba en la cocina entre los fogones, manejando con soltura los utensilios; alguna llamarada ocasional salía de debajo del wok, alarmándole, pero ella parecía esgrimirlas como una hechicera, sin miedo.  
No puede evitar reparar en como sus caderas y su trasero se contonean con los movimientos. “Quizá esté escuchando música” se dijo Enzo, no comprendiendo si no, el ritmo hipnótico de su cuerpo.
Y aquí está – dijo ella depositando el plato humeante frente a él.
Muchas gracias, tiene una pinta buenísima…
La camarera volvió detrás de la barra tras desearle buen apetito a su único comensal y él comenzó a devorar el plato con gusto.
Las miradas entre ambos no eran directas, si no veladas e intermitentes. Ella fingía no prestarle atención y dedicarse a sus tareas, mientras que él trataba de limpiarse constantemente la boca con la servilleta para no tener además de todo, pinta de boludo con la cara manchada de salsa.
¿Estaba loco o ese era el mejor plato que había comido en su vida? Quizás tan solo estaba hambriento… ¿O era porque ella lo había preparado?
Cuando hubo terminado el plato se levantó tomándolo y lo llevó a la barra junto con su vaso, también vacío, para ahorrarle a la chica el viaje hasta la mesa, siempre tan galante.
Ella sonrío y sacó el ticket de la caja registradora. Él le devolvió la sonrisa y le sostenía la mirada mientras buscaba su billetera en la pequeña mochila de tela.
Más pronto que tarde, su rostro se tornó preocupado. No puede ser. Su cartera no estaba más ahí. Un pensamiento le cruzó la mente como un rayo. Esa misma mañana la había cambiado de sitio a una riñonera nueva. Lo había olvidado completamente. ¿Qué carajo iba a hacer ahora?
No era muy difícil adivinar qué estaba sucediendo, él dirigía su mirada al fondo de la maldita mochila y después a los ojos de la chica, frenéticamente.
Te juro que no sabía, yo… A-ahora mismo voy a buscar mi bille-
Es que estaba por cerrar -dice la camarera sin perder la sonrisa, como divertida por la situación.
Entonces esta noche, y-yo … mierda, lo siento mucho­­- Enzo notaba sus mejillas y todo su rostro ardiendo por la vergüenza, se sentía como un idiota.
¿No se te ocurre otra forma de pagarme? - ronroneó ella.
Enzo se quedó congelado, aunque a decir verdad estaba totalmente acalorado. No podía ser que estuviera escuchando lo que acababa de escuchar. Pero tampoco cabía la posibilidad de que se estuviera refiriendo a ninguna otra cosa, ¿no?
Todas sus dudas se derritieron cuando ella paseó su mano por el pecho de él, acariciando el borde de su camisa.
¿Eso querés? -trató de sonar confiado.
Ella se mordió el labio, respirando el aliento cálido de él.
Enzo no esperó a que ella respondiera, pues sus ojos ya le estaban dando la respuesta que buscaba, y que en el fondo había anhelado desde que entró en el pequeño restaurante.
La verdad que me he quedado con ganas de algo dulce… ¿sabés, chiquita?, como con hambre de algo vegano ¿entendés?
En ese momento él lanza una rapidisima mirada por la ventana del local para comprobar que no haya nadie cerca que vaya a interrumpirles. No hay nadie. Entonces, como si algo en su cuerpo y mente hubieran mutado repentinamente, Enzo toma su rostro entre las manos con una firmeza que ella había intuido, pero que no había experimentado hasta ahora. Se lanza a besarla sin ambajes, como si no fuera la primera vez que lo hace con ella, como si ya supiera qué es lo que le gusta, qué tiene que hacer para derretirla. Su lengua entra en su boca de forma imparable, la diferencia de tamaños entre sus cuerpos cobra importancia desde ese mismo momento, siente que la va a devorar. Si bien hasta ese momento ella había llevado la voz cantante con su actitud de femme fatale, eso ahora no le servía más. Él era el que estaba al control, sus labios guiaban a los suyos, contenía su mandíbula como una pequeña jaula donde introducir su lengua como una serpiente. Lo único que ella podía hacer era intentar seguir su ritmo y disimular lo muchísimo que le costaba no empezar a gemir.
Sin casi darse cuenta, él la había ido empujando hacia el interior de la cocina, habían caminado al unísono enredados en un nudo de cuerpos en el que ya casi no quedaba ninguna pena.
Pasó sus grandes manos por su cintura mientras seguía besándola, redondeando sus formas. Agarró sus gluteos por debajo de la falda. Ella se felicitó a sí misma por haber escogido sus braguitas negras de encaje para ese día, por ninguna razón en especial. Enzo metió sus dedos por debajo del elástico que abrazaba sus caderas, amenazando con bajarlas en cualquier momento.
Me estabas poniendo malo, nena, ¿sabías?
Ella aprovechó el pequeño respiro que le dio a su boca para contestar un leve “sí”
Ah, sí, eh? Mirá vos… - sonaba divertido, pero también desafiado.
Sin ningún esfuerzo colocó sus brazos debajo de sus muslos y la subió a la encimera, junto a los fogones. Ante eso, ella no pudo contenerse más y gimió sin poder evitarlo, mientras clavaba sus uñas bien cuidadas en la nuca de él, de donde se estaba agarrando.
Me vas a dar algún dulce, gatita? Mirá que tengo mucha hambre…
Ella asintió rápidamente, como una niña obediente.
Sí…? - Decía mientras depositaba besos húmedos por su cuello, ¿qué me vas a dar? – ronrroneaba entre cada lamida.
Ahh…yo…
No podía parar de gemir, ninguna palabra, y mucho menos frase coherente iba a salir de su boca, simplemente no podía pensar, no mientras su lengua caliente recorría su cuello, no mientas sus manos invadieran el interior de sus muslos como si fuera el pan que ella misma había amasado esa mañana, sobre esa misma superficie. Sentía que estaba arruinando su ropa interior, no recordaba haber estado así de húmeda jamás.
 ¿Y? ¿qué me vas a dar? -comenzó a bajarle las bragas por la cintura ¿Una frutilla? ¿Eso tenés? – en lugar de pedirle que se levantara para poder sacarle la ropa interior la recostó en la encimera, tumbándola ligeramente, deslizando la prenda ya empapada por sus piernas.
Sin pedir permiso, abrió sus piernas para contemplar lo que sus bragas, ya tiradas por el suelo escondían. Enzo tragó saliva, provocando que su nuez se moviera por su garganta deliciosamente. De forma involuntaria apretó la mandíbula, había encontrado el postre más rico del restaurante.
¿Esta frutilla es tuya?- la miró a los ojos mientras un pulgar delíneaba sus labios ahora expuestos, como si nada.
Ella atinó a asentir con ojos suplicantes.
No,… no es tuya, es mía, chiquita. Es mía y me la voy a comer, ta? ­­– nunca una corrección le había parecido tan bien.
Sin más preámbulos bajó su cabeza hasta enfrentar su centro, que estaba húmedo estaba claro, pero es que además emanaba calor, parecía palpitar con deseo.
Y entonces empezó a comer.
Empezó a comer, comer y comer.
Abría la boca y manejaba su lengua como si en realidad le estuviera dando un beso francés, solo que en una boca distinta. Se introducía en ella como si no dispusiera de nada más que esa parte de su cuerpo para satisfacerla, con avidez.
Ella se deshacía en gemidos, no se retenía más, le daba igual gritar, sabía que nadie podía oirla, a esas horas no había nadie en la calle, no bajo ese sol abrasador. Pero, si así fuera, ¿sería capaz de parar?
Claro que no, aunque quisiera no podría pararle. Su boca mamaba de ella como un cachorro hambriento, no podría apartarle. Y sinceramente no querría por nada del mundo.
Qué rica que estás nena, sabes a miel … - dijo mientras introducía su dedo corazón en su vagina, con maestría, sin parar de lamer, en perfecta sincronía, como si su lengua y su mano fueran entes separados que sabían actuar de forma perfecta e independiente.
No faltaba mucho tiempo para que llegara a su clímax, lo notaba formándose en su bajo vientre, si seguía así no iba a durar nada.
Me voy a…!
A venir? Venite, princesa, vamos…- paró dolorosamente un par de segundos para pronunciar esas palabras, y al volver a tocarla con su lengua ella no pudó más y explotó en su boca como un fuego artificial. Grandes oleadas de placer arrasaban en ella, que gritaba y gemía. Él notaba como el único dedo que le había introducido quedaba aprisionado y recibía apretones entre sus paredes que pulsaban en su orgasmo. No lo sacó hasta que ella le hizo un gesto, recostándose ,agotada y sudorosa en la superficie donde normalmente trabajaba.  
Aún le costaba recuperar el ritmo normal de su respiración, y por una vez, su mente no se encontraba preocupada por tonterías como si estaba despeinada, o qué le había parecido al otro su ropa interior o si había gemido suficientemente sexy. Esta vez su cuerpo simplemente estaba anegado por el placer tan animal que Enzo le había provocado. Todo lo demás no importaba.
Él se había parado y se estaba echando el pelo hacia atrás, también estaba sudando. Gracias a Dios que un pequeño ventilador metálico les estaba apuntando a los dos, de lo contrario habrían muerto de calor.
Qué linda que sos, muñeca.
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caostalgia · 1 year
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24/7
Cada domingo al despertar, lo primero que hago es preguntarme dónde estás.
Te vuelves malestar y confusa necesidad que no puedo ocultar, entre cobijas decido matar tu ausencia porque no la quiero aceptar.
Con el lunes llega la monotonía, la soledad al mediodía. Tu partida y las cosas que de ti creía, aquellas que le dan el gris a cada uno de mis días.
El martes es desprecio constante.
El causante de los pesares al echar de menos lo que éramos antes, que por ti me he perdido al encontrarnos ahora distantes, y no sé cómo lidiar con la tristeza y sus helados instantes.
A la llegada del miércoles, el sinónimo de mediocridad cobra sentido en verdad.
Me consume la ansiedad y la falta de claridad, para poder aceptar que solo fuiste fugaz.
Amargura total por intentar disfrazar de eternidad lo que solo fue casualidad.
El dolor del jueves es sutil, me aísla del drama por no tenerte aquí.
A las ansias por ti les veo un fin y mi yo más cuerdo piensa que es mejor no volver a saber de ti.
Decido borrar tu nombre escrito en carmín, mi obsesión febril, el olor a agrio jazmín.
Pero con el primer segundo del viernes ya he vuelto a quererte, soy un ejemplo claro de ridiculez a la espera de un poco de suerte. La estupidez que piensa que aún me quieres, y mi yo codependiente pensando que sí vienes.
El sábado soy todo aquello que no quieres cerca pero sí lejos.
Viejos besos y crudos complejos, lo añejo de mis miedos.
Con pies descalzos tanteo el terreno entre tu cielo y mi desvelo.
Ruego encontrar un texto con el "hola" que me sirva de anzuelo y así correr a tu encuentro, aún sabiendo que el tiempo será pasajero y solo te vuelves veneno.
Con el vaso lleno en mano, de tu vacío me dreno, desordeno mi yo más enfermo, y no freno hasta sentir que ardo en queroseno.
Me pierdo en necio anhelo por consuelo ajeno.
Y así, el ciclo se repite sin final.
Cada domingo al despertar, lo primero qué hago es preguntarme dónde estás.
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Coldissweet
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1603- Un vaso medio vacío de vino es también uno medio lleno, pero una mentira a medias, de ningún modo es una media verdad.
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kaos-literario · 1 month
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Poemas al amor de mi vida que decidió abandonar esta, para dejarme sin vida…
Era amor todo eso que escondimos, esas pequeñas cosas que se volvieron clandestinas, lo que nos dio tanto miedo, el terror que sentíamos si alguien llegaba a saber lo que estábamos haciendo, y eso era amor, nuestros secretos compartidos.
Las caminatas perdidas por el pasillo, ancho y blanquecino, ¿que iba a saber yo que caminaba por el cielo? y que tu mano tocaría con ligereza la mía, es que estábamos tan cerca, y eso era amor.
Nuestras miradas conectadas en complicidad, la adrenalina corriendo por nuestras venas, el sexo encendido, la conciencia apagada, es que yo no sabia... y tu sabias más de la cuenta.
¿Que iba a saber yo que un ángel como tu visitaba el infierno? Con frecuencia, sin culpa, todo para ti significaba libertad, y que yo anduviera detrás de sueños rotos, te encendía de verdad.
Compartimos risas en medio de libros tapados en polvo y humedad, te contaba todo lo que hice en la mañana, tu me contabas lo que me harías en un segundo más, era amor u obsesión, ninguna lo iba a prevenir.
Tu porque andabas rota, un ángel caído fingiendo ser celestial, yo andaba jugando a tirones vacíos, bebiendo en un vaso de café chocolatada, y escapándome de mi casa cada vez que me llamabas.
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chico-estrellado · 3 months
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Me gustaría escribir un mensaje que te enseñe como me siento,
me gustaría poder encontrar las palabras y el momento,
me gustaría saber que se siente hacer lo correcto pero
siempre termino con el vaso vacío.
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jorgema · 8 months
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Entre el cielo y la tierra: el suspiro de un corazón casi vacío
~
Tu voz, una pregunta suspendida en el aire, seguida de un silencio profundo, fue suficiente para que mi corazón se elevara hasta el cielo y luego cayera bruscamente a la tierra. Fue todo lo que ocurrió para que mi corazón, que antes rebosaba de sentimientos, se sintiera ahora como un vaso casi vacío. Hoy, en este instante, me encuentro casi despojado de emociones, aunque en lo más profundo de mi ser, algo me susurra que pronto todo estará bien, aunque en este momento duela como si el dolor nunca fuera a ceder.
— Microrrelato 29 || @jorgema
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Un año más, no me había emocionado tan poco... el vaso se siente medio vacío, insípido y amargo, no encuentro el origen exacto de mi desagrado, pero sinceramente quiero escapar a ver que encuentro fuera de este lugar.
Nostalgic_boy🍷
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las-microfisuras · 4 months
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Dos o tres experiencias de vacío
I   sabemos    (creemos saber) que
    hay            un tablero
                    piezas
                    casillas claras y oscuras
    sabemos (entrevemos) que
    otros
    juegan con nosotros
    pero
    qué pieza se ha movido
    quién la ha movido
    cómo se ha movido
    y a fin de cuentas
    qué sabemos
    de las
    reglas del juego
    dentro de este cuarto
    donde
    el día es una
    mecha humeante
.
2 me das (te doy) la mano
    toda la mano
    sólo
    la mano
.
3  todo el sedoso aire
    removido
    por el relampagueante
    colibrí
    cornucopia vaciándose
    sobre la cálida
    huerta del aire
    uvas tiernamente oscuras
    violetas oprimidas
    en la secreta
    mano
    del verano
    y la distraída mariposa
    y la rosa en alto
    y yo solo    y tú sola
       y yo solo    y tú sola
          y yo solo    y tú sola
    en este
    transparente
    recodo del día
    y
    la certeza
    de haber escrito en el agua
.
4  las blancas paredes    de la casa
    los blancos huesos     bajo tierra
    la blanca                 soledad
    del mar                           del cielo
    la blanca mariposa
                                           del sueño
    sumidas
    en el trazo
                                           negro de la tinta
    extendidas
    hasta alcanzar su negra orilla
.
5  la tarde pestañea
    blandamente
    en las persianas
             vaga su luz
                su vaho tibio
    por entre las cosas
                sumarias y
                bien puestas
    da vueltas
                en torno
    al sagitario
                vaso de retamas
    que en cierto modo
                concluye
    el latido natural
    de la pieza
                donde escribo
    una resaca silenciosa
                se va
                         arrastrando mis palabras
    y sé
    que es noche
_ Javier Sologuren, incluido en Las ínsulas extrañas. Antología de poesía en lengua española (1950-2000) . Galaxia Gutenberg Círculo de lectores, 2002, selecc. de Eduardo Milán, Andrés Sánchez Robayna, Blanca Varela y José Ángel Valente.
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fantasy-relax · 6 days
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Alfa Dulce Omega Peligroso
Parte 8
Quitándote la ropa Bela pensaba en lo furiosa que su madre iba estar contigo, su primera elección de castigo seria cortarte las manos o al menos fracturarlas lo cual Bela no podía permitir debido a tu trabajo con Relia. Una semana en el calabozo, con una sola comida compuesta por pan y agua, además de veinte azotes diarios serían más que suficiente para enseñarte una lección. Aun así, la rubia tendría que calmarla para evitar que se sobrepasara y terminara matándote.
Saliendo de sus pensamientos y mirando tu cuerpo semidesnudo Bela finalmente observa tus cicatrices con más detalle, es la primera vez que lo hace pues el chequeo físico que te hizo fue con tu ropa puesta y no te pudo ver con claridad cuando te bañaste con Cassandra.
Tus piernas, tus brazos y tu torso están cubiertos de cicatrices, algunas son de garras, cortes y mordeduras (Bela le prendera fuego a su jardín si las marcas de dientes en tu brazo no son de Cassandra). Su origen mas seguro era de tu labor como cazadora y tus trabajos de carpintería.
Sin embargo, había otras que ella conocía bien.
Marcas de azotes.
La mayoría estaba en tu espalda, pero también había atrás de tus piernas, todas parecían ser de años atrás.
Así que al final tu sumisión y obediencia era debido a tu crianza, era de suponer, un hombre no toleraría que su hijo le faltara el respeto menos una hija, no le importaría que este fuera un alfa. Considerando que la presentación del subgénero era en los inicios de la infancia tu educación debió suprimir tus rasgos alfa de gran manera.
Pero un alfa siempre sería un alfa.
Rodeada de mujeres más pequeñas y débiles que tú, de un subgénero “inferior” por supuesto que tarde o temprano te sentirías con poder y derecho de establecer tu superioridad.
Y ahora tenías que ser disciplinada, las veces que sean necesarias para controlar esa bestia salvaje en ti.
Haa
Que decepción.
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“Dieciséis”
Tus gritos de dolor eran música para sus oídos.
“Diecisiete”
Siempre era lo mismo con los alfas y los hombres.
“Dieciocho”
Creían que tenían derecho de hacer lo que quisieran simplemente por su “Superioridad genética”.
“Diecinueve”
Imbéciles.
“Veinte”
Intentabas contener tus sollozos para proteger tu patético orgullo, Alcina rodo los ojos y señalo a su querida Bela que te bajara para desinfectar tus heridas y vendarte por el día.
Después de todo aun te necesitaba con vida.
Pero Alcina dejaría que Heisenberg le escupiera la cara antes de permitir que su amada Cassandra pase su periodo mas vulnerable con un alfa salvaje.
Agarrando la botella de alcohol la vacío sobre tus heridas.
“Te dije que te haría lamentarlo”
Tu llanto y quejidos de dolor le llenaban de satisfacción.
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Y a su Beta de miseria.
“Buenos días fenómeno”
La sirvienta te sonría con burla y en sus ojos solo había malicia, colocando la bandeja de comida sobre una mesa agarro la pieza de pan para luego pisotearlo y colocarlo de nuevo en la bandeja
“Tu comida esta lista”
Tomo el vaso de agua y escupió en él.
“Y tu bebida”
Dejo la bandeja lejos de celda, para alcanzarle tenias que estirarte y en consecuencia abrir tus heridas.
Era eso o no comer por otro día.
“¿Qué no tienes hambre?”
Tu estomago dolía, antes podías aguantar hasta tres días sin comer sin ningún problema, pero después de pasar un mes comiendo comidas plenas tres veces al día ya no tenias la misma resistencia que antes.
“Si no lo quieres me lo llevare”
Te estiraste para agarrarlo antes de que cumpliera su amenaza.
“UGH que asco, realmente eres un perro callejero”
Recogiendo la bandeja y el vaso se fue sin más de ahí.
Faltaban cuatro días mas para terminar tu castigo.
Te arrepentías de haber roto las reglas que la matriarca te había impuesto.
Aun así, lo harías de nuevo.
No importaba que Cassandra no te quisiera como compañera.
Su omega te había elegido como un alfa adecuado.
Y era tu deber defenderla cuando ella no podía.
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Knock Knock
“Pasa”
La sirvienta era una que apenas llevaba un año trabajando, Zina la única omega con excepción de Cassandra que no tenia compañero y prefería tomar supresores para sobrellevar su Celo.
“Disculpe interrumpirla Lady Bela”
“Está bien ¿Qué necesitas?”
Era bien sabido que toda las Dimitrescu eran mas suaves con las mujeres Omegas que con las Betas. Era difícil no serlo cuando eran las únicas que entendían y cumplían con las reglas del castillo sin drama alguno.
“Um es sobre el alfa”
BAM
“¿Te hizo algo?” Su voz era veneno puro. Sabía que debería haberte vigilado más, un alfa siempre seria un alfa fuera hombre o mujer.
“NO, NO, JAMÁS”
 Bela respiro profundo y se sentó ojeando los papeles y libros en suelo gracias a su escritorio roto.
Tendría que encargarle a Relia uno nuevo
Zina se acercó para levantar todo lo que había caído al suelo, hablando mientras lo hacía.
“Ella solo va de su habitación, la cocina y el taller, no busca pelea o se sobrepasa con nadie, pero...” Coloca las libretas sobre la mesa de café y suspira. “No puedo decir lo mismo de las otras sirvientas”
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