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deepinsideyourbeing · 2 months

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Una condena agradable - Matías Recalt

+18! Dom!Matías celoso y posesivo. Begging, creampie, degradation, exhibicionismo, fingering, grinding, nipple play, posible spit kink, sexo oral (male recibe), sexo sin protección, slapping, voyeurismo, edades no especificadas. Uso de español rioplatense.

Matías adora a sus compañeros de rodaje, de eso no hay duda... Adora el vínculo que se formó entre los integrantes del grupo durante los largos meses que pasaron en hoteles y en el set, la pasión que comparten por el trabajo que realizaron y el apoyo mutuo. Por esos motivos y más fue que decidió organizar una cena.

No fue un trabajo sencillo: cuando una mitad del grupo podía la otra se veía imposibilitada, el clima arruinaba las posibilidades de reunirse, surgía un evento al que debían asistir o alguien cancelaba y los demás también lo hacían, hasta que llegó el día en que –para sorpresa de todos- el plan se concretó gracias a Enzo.

Con un simple mensaje en el grupo de WhatsApp en el que dejaba saber que iba a estar en la ciudad y proponía hacer algo, el asunto se solucionó en menos de veinticuatro horas. Matías agradeció internamente al uruguayo por la acción, luego por la sugerencia de trasladar la cena al jardín para tener más espacio, y más tarde por ser él quien se encargara principalmente de hacer los arreglos allí.

¿Pero ahora…? Ahora se arrepiente de todo.

No recuerda en qué momento dejó su lugar a tu lado ni por qué, sólo sabe que cuando regresó alguien más había ocupado su silla y vos estabas inmersa en una conversación con Enzo. Puede que estén hablando de música, películas, libros o lo que sea que el mayor te haya enseñado en la pantalla de su celular que te hizo reír a carcajadas, pero a Matías no le importa eso. Sólo puede pensar en cuánto desea acercarse y rodearte con sus brazos o sentarte sobre su regazo y poner sus manos en tus muslos descubiertos.

Las voces de Esteban y Francisco lo regresan a la realidad con una pregunta que no logra procesar, por lo que responde con balbuceos mientras se pone de pie trastabillando. Se acerca lentamente, cada paso permitiéndole apreciar más y más cómo las luces con las que decoraron el jardín resaltan el color de tus ojos y hacen que tu cabello brille, y también ve la forma en que Enzo se inclina para hablarte al oído.

Pero siendo tan receptiva, siempre percibís la cercanía de tu novio y rápidamente volteás a verlo con una sonrisa, ignorando la acción de Enzo y lo que tuviera para decir. Matías te devuelve la sonrisa, una sensación de satisfacción instalándose en su abdomen bajo, y toma tu mano cuando extendés tu brazo hacia él a modo de bienvenida.

-¿De qué estaban hablando?- pregunta, tan simpático como siempre, antes de darte un beso en la mejilla. Su mano se desliza por tu hombro y tu cuello como si se tratara de un masaje.

-Enzo me estaba mostrando unas fotos de sus gatos, ¿querés ver?

Matías no quiere ver, en este momento poco le importa cualquier cosa que no seas vos, pero asiente enérgicamente para mantener la fachada y finge interés cuando ve las fotografías. Enzo explica el contexto y el anillo en su dedo brilla bajo las luces cuando el movimiento de sus manos acompaña sus palabras, las cuales Matías no registra en lo absoluto.

Alzás la mirada cuando sus manos se entrelazan inocentemente sobre tu pecho.

-¿Me acompañás…?- señala el interior de la casa-. Quiero buscar el número de una heladería.

No te da tiempo a responder y mucho menos comentarle que pueden pedir helado desde cualquier aplicación de delivery disponible, su mano en tu espalda te obliga a ponerte de pie y seguirlo. No te preguntás por qué no busca el número que tanto necesita en la cocina o por qué no se detiene junto al teléfono de línea, tampoco el motivo por el cual te arrastra escaleras arriba.

Sabés la razón desde que sentiste la forma en que te miraba.

Te dirige hacia la habitación más cercana y cierra la puerta a sus espaldas con tranquilidad: la expresión en su rostro no delata sus pensamientos (plagados en su totalidad con la imagen de su amigo acercándose descaradamente a tu figura) y sus hombros relajados te hacen dudar por un breve instante, pero su silencio es inquietante y tus labios tiemblan con una sonrisa nerviosa.

-¿La estás pasando bien?- se acerca lenta y sigilosamente, como si se tratara de un depredador, obligándote a retroceder hasta que tu espalda toca la pared junto a la ventana. Comienza a jugar con una de las tiras de tu vestido-. Te vi muy entretenida con Enzo

-Estábamos hablando de los Oscar.

-¿Viste qué lindo que estaba con ese traje?

Te mordés el labio para contener la risa… pero el daño ya está hecho y es sólo cuestión de unos segundos para ver los efectos: su palma impacta con fuerza sobre uno de tus pechos e inmediatamente comienza a pellizcar tus pezones, aún más sensibles de lo usual debido a la tela que roza tu piel. Desliza las tiras de tu vestido por tus hombros y la prenda cae hasta tu cintura, revelando las marcas que sus dientes y sus labios dejaron por la mañana.

-¿Ahora te quedás callada?- te pellizca nuevamente y esta vez no intentás reprimir el gemido que te provoca-. Contestá.

-¿Y si nos escuchan?

La sombra de una sonrisa maliciosa cruza su rostro, pero sólo comprendés lo que significa cuando sus manos ejercen presión sobre tus hombros para dejarte de rodillas. Te obliga a mirarlo a los ojos tirando de tu cabello con fuerza y la posición se torna dolorosa luego de transcurridos unos minutos, pero adora verte a sus pies y recordarte cuál es tu lugar.

El sonido de su ropa es distante y sus movimientos rápidos apenas te permiten asimilar lo que ocurre antes de sentir que su miembro golpea tu mejilla. Debería avergonzarte la forma en que tus labios se separan instintivamente, tu lengua asomándose con la esperanza de probarlo cuanto antes, pero en lo único que pensás es lo mucho que te excita ver a Matías así de celoso.

Mantiene el contacto visual mientras acerca su miembro a tu boca y delinea tus labios para humedecerlos con su excitación antes de deslizarse sobre tu lengua, el sabor más que familiar haciéndote suspirar. Tus labios se cierran sobre la punta y emite un siseo cuando comenzás a succionar, sus párpados luchando para no cerrarse cuando el calor de tu boca lo envuelve y el placer lo invade.

Los dedos en tu cabello te obligan a separarte de él, pero no te da tiempo a protestar porque el deseo lo lleva a adentrarse nuevamente en tu boca en menos de un segundo. Repite el mismo movimiento una y otra vez, hundiéndose más y más hasta golpear tu garganta con cada embestida y hacer que tus ojos se llenen de lágrimas. Parpadeás para disipar las lágrimas y tu máscara de pestañas comienza a correrse, pero él no piensa detenerse hasta arruinar todo tu maquillaje.

Sus movimientos se tornan desesperados y abusa de tu boca sin consideración, casi olvidando o eligiendo ignorar que necesitás oxígeno, pero su oído siempre está atento a los matices en los sonidos indecentes que provoca su accionar... Y también al efecto que este tiene en tu ser, nublando tus ojos con una bruma familiar y dilatando tus pupilas casi al máximo.

Una de sus manos cubre tu nuca para evitar que te golpees mientras la otra tira de tu cabello para mantenerte estática en tu lugar, una contradicción que señalarías si tu mente permitiera que fueras consciente de ello.

Matías se deleita con la imagen de tu labial difuminado y los restos que este dejó en su piel, la saliva que corre por las comisuras de tus labios y tu mentón ahora también goteando hasta manchar tus muslos y deslizarse entre ellos. Tus manos se acercan a tu centro y decide darte un respiro al notar la forma en que tus dedos se contraen debido a la necesidad de tocarte, pero no te deja ir sin antes golpear tus labios y tu mejilla con su miembro goteante.

Te ayuda a ponerte de pie y te conduce sutilmente hacia la ventana, empujándote con delicadeza hasta que las cortinas se deslizan sólo lo necesario para que tu espalda entre en contacto con el cristal frío. El contraste al sentir la calidez de sus manos sobre tu cuerpo te hace suspirar, sobre todo cuando sus dedos se deslizan bajo tu vestido y te rozan a través del algodón humedecido.

-¿Y si nos vienen a buscar?- preguntás en un susurro, como si los invitados ocupando el jardín pudieran oírte-. ¿Y si nos ven?

Sus labios se curvan en una sonrisa y podrías jurar que sus ojos se oscurecen por completo... Eso es precisamente lo que él quiere, lo comprendés una vez que sus dedos hacen a un lado tu ropa interior y se introducen en tu interior sin previo aviso, pero sin dificultad alguna gracias al estado en el cual te dejó luego de utilizar tu boca.

-Qué putita que sos- besa tu mejilla con suavidad-. Cómo te gusta chupármela.

No lo negás, por supuesto que no, porque es la verdad. Matías sabe cuánto disfrutás tenerlo en tu boca y adora torturarte recordándotelo cada vez que tiene la oportunidad, que es casi a diario; pero también adora sentir la forma en que tus líquidos brotan de tu interior y mojan sus dedos. Curva los dígitos rozando tus paredes y gemís con fuerza, tu rostro contrayéndose en una mueca de placer que hace palpitar su miembro. Comienza a aumentar el ritmo progresivamente y es recompensado con tus jadeos, tus súplicas y promesas.

Se detiene en seco al verte tomar aire y retira sus dedos de manera abrupta, el brillo en ellos evidente cuando serpentean con lentitud sobre la extensión de su casi dolorosa erección. Levanta la falda de tu vestido hasta descubrir por completo tu centro, así como la parte posterior de tus muslos y tus glúteos, y desliza su punta sobre tu ropa interior, la mezcla de tus fluidos y el líquido preseminal humedeciendo la tela hasta volverla prácticamente traslúcida.

Tirás de la prenda arruinada para descubrir tu intimidad y lloriqueás cuando su glande acaricia tu clítoris, deslizándose luego entre tus pliegues y cayendo en un vaivén que amenaza con hacerte perder la cordura. Observás casi en trance cómo su miembro ardiente desaparece entre tus piernas una y otra vez, resplandeciendo cuando la luz lo golpea.

-Mati…

-¿Qué?- sus ojos encuentran los tuyos-. ¿Qué querés?

-A vos, por favor- arquea una ceja-. Por favor, por favor, te necesito.

Te acaricia una última vez antes de sujetarte por los hombros y obligarte a voltear, una de sus manos presionando tu rostro contra la ventana mientras la otra tira de tu cadera hasta posicionarte a su antojo, en un ángulo que le permite apreciar la forma en que tu ropa interior se adhiere a tu piel. La idea de romperla es tentadora, pero se limita a hacerla a un lado.

Observa la forma en que tus ojos analizan el exterior, confiando en que vas a detenerlo si sentís que la situación te supera, y se oye suspirar contento cuando siente la forma en que tu cuerpo se relaja por completo.

Dirige su miembro hacia tu entrada brillante y acaricia tus pliegues, pero el evidente rastro de tu humedad en tus muslos lo distrae y sólo se recupera cuando movés tu cadera para incitarlo a continuar. Comienza a introducirse en tu interior, tan cálido y apretado como siempre, y tus gemidos se tiñen con desesperación ante la sensación de plenitud que te otorga.

-Más, Mati, por favor.

No hay forma de que se niegue.

Sus movimientos son lentos pero expertos y el sonido que produce la colisión entre su cuerpo y el tuyo es suficiente para hacer que tus rodillas tiemblen, las fuerzas abandonándote debido al placer que te consume cada vez que sentís su miembro alcanzar el punto más profundo de tu ser. Sus gruñidos y suspiros hacen que te contraigas a su alrededor, arrancando más sonidos similares de sus labios.

Sentís su respiración sobre tu cuello, sus labios entreabiertos dejando besos en tus hombros y en tu espalda, las palabras que susurra contra tu piel pero que no lográs comprender debido a otros sonidos. Sus dedos abandonan su lugar en tu cabello para masajear uno de tus pechos con fuerza y luego atacan tus pezones, ya erectos y sensibles debido al roce constante con la ventana.

Tus piernas amenazan con cerrarse cuando sus dientes capturan la piel sensible entre tu hombro y tu cuello, la sensación del dolor dejándote al borde del orgasmo. Te libera y su lengua se desliza sobre la zona afectada con intención de aliviar la irritación, pero el resultado es tu respiración agitándose y tus jadeos inquietos.

Una de sus manos danza cerca de tu centro y por un segundo creés que está a punto de tocarte, pero te sorprende el sentir que vuelve a arrugar tu vestido entre sus dedos para luego obligarte a sostenerlo. Rezás porque ninguno de sus amigos decida apartarse de la mesa, rogás que nadie se acerque al árbol y observe las ramas que ocultan la ventana, porque de lo contrario verían el completo desastre en el que te transformó Matías.

Dejás salir un gemido más que sonoro cuando sentís su mano acariciando tu abdomen bajo, el sonido repitiéndose y escalando en volumen cuando sus dedos se contraen y sus uñas rozan tu piel. Dirigís una mirada a tus pechos y a las marcas rojizas que los adornan en señal de pertenencia.

Un destello de luz llama tu atención y te alejás del cristal para estudiar el jardín, pero tu visión nublándose y el vidrio empañado por tus suspiros te impiden ver con claridad. Los movimientos de Matías no cesan y una embestida particularmente profunda hace que cierres los ojos al gemir, las lágrimas deslizándose por tus mejillas y humedeciendo tus labios entreabiertos. Cuando repite el movimiento soltás un grito, desbordada por el fuego que parece recorrer tus venas.

Sus dedos se deslizan sobre tu piel expuesta hasta llegar a tu clítoris, la humedad recubriendo la zona y dificultando un poco sus movimientos por un breve instante. Dibuja círculos con precisión, pero cuando ejerce todavía más presión pronunciás un hilo de palabras incomprensibles y sabe que tu orgasmo está a unos pocos segundos de distancia, sólo tiene que…

-¡Matías!- decís entre dientes, tu cuerpo rígido-. Enzo… nos está viendo.

La acción pasa desapercibida debido a que tus ojos están fijos en la silueta que se oculta a la sombra del árbol, pero Matías arroja la cabeza hacia atrás presa del éxtasis. Aumenta el ritmo de su mano, los movimientos de su cadera son brutales y su miembro está causando estragos en tu interior, que se evidencian cuando tus piernas flaquean al tiempo en que apretás tu vestido entre tus dedos.

Está mal. Está muy mal, pero…

Con la concentración suficiente, podés distinguir la forma en que Enzo mueve su mano de arriba abajo sobre su entrepierna. El anillo en su dedo brilla de vez en cuando, un débil hilo de luz delatando su presencia de la forma más descarada, pero lo que verdaderamente te provoca es la forma en que sus ojos se iluminan cuando da una calada al cigarrillo que sostiene.

-Sos mía, ¿entendiste? De nadie más- tu novio acentúa sus palabras con estocadas profundas que te roban el aire-. ¿Entendiste…?

Asentís, repitiendo tuya un sinfín de veces, sorprendida por el peso de las lágrimas formándose una vez que tu orgasmo te golpea. Intentás mantener los ojos abiertos, pero el placer te vence y cuando decidís dejarte ir Matías te sostiene entre sus brazos para evitar que te desmorones.

La cortina regresa a su lugar, pero tu atención está puesta en tu novio y el calor de su cuerpo envolviendo el tuyo, el cual está enteramente a su disposición. Tus gemidos no disminuyen y tu orgasmo se prolonga hasta que comenzás a quejarte debido a la sensibilidad, tu respiración agitada dificultando la articulación de palabras.

Con una última estocada, Matías llena tu interior con su semen. Se recupera mientras reparte uno que otro beso en tu cabello y toma tu mentón entre sus dedos para obligarte a voltear y besarte.

-Mía- susurra contra tus labios, su voz aún entrecortada y cargada de sexo.

-Tuya- jurás, sintiendo cómo abandona tu interior y acomoda tu ropa rápidamente.

Le dirigís una mirada suplicante al sentir la forma en que su liberación comienza a escaparse y humedecer tu ropa interior, pero su única respuesta son una sonrisa y un beso en tu frente.

Pequeñas aclaraciones:

1) El título y parte de la trama están fuertemente inspirados en Persiana Americana de Soda Stereo, pero la versión de los 11 Episodios Sinfónicos que fue el álbum que escuché mientras escribía. Lo recomiendo para acompañar la lectura en caso de que vuelvan a leer esto ♡

2) Si creen estar viendo esta publicación por segunda vez... no se equivocan, es porque nuevamente tuve un desencuentro con Tumblr 😭

taglist:

@madame-fear @creative-heart @recaltiente @llorented @chiquititamia ♡

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koishhiteru · 1 month

Note

hola linda! podes hacer algo de orgasm denial con enzo? 😵‍💫💗

౨ৎ AGUANTA un poco MÁS

warnings: smut. +18. orgasm denial. unprotected p in v. dacryphilia.

n/a: lo siento por la inactividad, es que el último post tuvo poco apoyo y me desanimé haksbjs😓

Enzo no paraba de juguetear con tú clitoris mientras te embestía lentamente. Llevabais así varias horas, con una de tus piernas en su hombro y sin dejar que te corrieras.

“Enzo… por favor” lloriqueaste mientras intentabas apartar su mano de tu clitoris.

“Shh, ya está chiquita. Solo un poco más, respira hondo y aguanta” dijo con una gran sonrisa, viendo como te corrompías debajo suya.

Gimoteabas mientras arañabas sus fuertes brazos en busca de alivio, sus embestidas te brindaban placer pero el se las apañaba para hacer que no te vinieras.

Lágrimas caían por tus mejillas y eso solo le prendía más. Sus caderas empezaron a moverse más rápido haciendo que ambos gimieran alto.

Enzo bajó tu pierna de su hombro y se recostó encima tuya para besarte apasionadamente. Sus caderas chocaban frenéticamente con las tuyas, volvías a estar al borde del orgasmo y ya te estabas exasperando, arañabas la espalda de tu novio mientras enrollabas tus piernas en su cintura.

“Enzo, te lo suplico, déjame correrme” suplicaste en su oído mientras tus ojos rodaban detrás de tu cabeza por el placer.

“Lo sé bebé, estás siendo una buena chica, aguanta, ¿si?” contestó con una pequeña sonrisa de lado mientras apartaba algunos mechones de tu pelo fuera de tu cara.

Ahora fuiste tú la que juntó sus labios con los tuyos, os besabais sin cesar mientras la mano que masajeaba tu clitoris fue a apretar uno de tus pechos, haciendo que jadearas. Enzo aprovechó que tu boca estaba abierta para meter su lengua en tu boca y así explorar el interior de esta.

Sus besos hacían que te distrajeras del hecho de que aún después de tantas horas que Enzo se había pasado dándote placer, todavía no te habías podido venir.

“Ya casi estoy pequeña, solo un poco más y te podrás correr” susurra sobre tus labios mientras cierra los ojos echa la cabeza hacia atrás, acto seguido suelta un sonido gutural gracias al placer y empieza a moverse lento de nuevo, pero de manera en la que su pene toque todos los lugares correctos.

Poco tiempo después el hombre pellizca uno de tus pezones, dándote vía libre a que te corras ya que él iba a hacer lo mismo.

Con un grito tuyo y un gruñido de parte de Enzo ambos se corren. Tus paredes vaginales se tintaban de blanco mientras la masculinidad del pelinegro se manchaba con tus jugos.

Enzo disminuyó progresivamente sus estocadas y apoyó su cabeza en tu hombro, intentando recuperar su respiración. Tus manos fueron instintivamente a su cabello y lo acariciaste mientras cerrabas los ojos, dispuesta a dormir después de tanto esfuerzo.

#🎧. inbox #:3 #lsdln #la sociedad de la nieve #enzo vogrincic #enzo vogrincic fanfic #enzo vogrincic smut #enzo vogrincic fluff #enzo vogrincic x reader #lsdln cast #anon ask

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idollete · 3 months

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– 𝐭𝐚𝐫𝐝𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐝𝐨𝐦𝐢𝐠𝐨 ⋆ ˚｡ 𖹭

𝑤arnings: conteúdo exclusivo para +18.

ೀ ׅ ۫ . ㅇ enzo!namoradinho; masturbação (fem.); daddy kink; uso de ‘papi’ e ‘burrinha’; degradação leve; dumbfication; choking; overstimulation; alguns termos em espanhol.

Emburrada, se revirava na cama tentando pensar em algo para lhe distrair, mas já havia tentado de tudo. Nem mesmo seus gatos pareciam interessados em ti, poxa. Estava carente e queria um pouquinho de cuidado, mas Enzo parecia estar em outra dimensão, só faltava entrar nessa droga de computador, pensou alto.

– Mhm? O que disse, nena? – Ótimo. Nisso ele prestava atenção.

– Eu disse que você só falta entrar na merda do computador também, hmph. – Murmurou, empinando o nariz em pura birra.

A reação de Enzo não poderia te enfurecer mais. Ele riu. Ele ousou dar risada quando você estava em um estado deplorável. Foi o estopim para a sua carência. Levantou, decidida a ir para a sua casa, onde poderia se encher de sorvete e resmungar em paz, mas a voz arrastada te parou no meio do caminho.

– Ey…Ven aquí, cariño. – Enzo agora te encarava com aquele olhar profundo, o tipo que te deixava perdidinha. – Vem aqui perto de mim.

Estava tentada, muito tentada a ceder. Os fios escuros bagunçados, o headset pendurado no pescoço, a bermuda folgada. O colo dele parecia tão convidativo naquele momento, as pernas espaçadas, com a mão apontando para uma das coxas em um chamado mudo.

Como resistir a Enzo Vogrincic?

Com os lábios em um bico emburrado, caminhou até o moreno, parando no espaço vazio entre as pernas. Cruzou os braços diante do peito. Não se entregaria tão fácil assim.

– Vou ‘pra casa. – Afirmou, teimosa.

– Vai, é?

– Uhum. Vou.

Sorrateiramente, a palma quente de Enzo subiu pela coxa desnuda, enquanto ele te encarava com um sorriso repuxando o cantos dos lábios finos.

– Vai não, mô. Fica aqui comigo. Deixa eu te fazer um carinho.

Maldito. O toque suave te derretia pouco a pouco, enquanto a mão avançava pela camiseta larga, subindo cada vez mais. O olhar de devoção, tão afetuoso ao plantar um selar em seu ventre, por cima da blusa. A verdade era que Enzo te fazia sentir como uma rainha. Por isso, quando ele falou que queria cuidar de ti, foi impossível resistir.

Montada no colo alheio, o encaixe perfeito se fez quando os lábios se uniram em um beijo lento. Os selares molhados desciam pelo pescoço e o toque, agora possessivo, tomava cada cantinho do teu corpo, apertando, marcando.

O ponto no meio das pernas pulsava, se empurrava contra o caralho duro, remexendo o quadril para frente e para trás, em busca do seu próprio alívio. Chamou pelo namorado ao sentir os seios serem agarrados, a blusa agora largada em algum canto do quarto permitia que Enzo se deleitasse mamando os biquinhos eriçados.

– Enzo… – Manhou quando os dentes roçaram nos mamilos sensíveis, segurando no cabelo grandinho. – Fode…

– No, no, cariño. Assim não, faz daquele nosso jeitinho.

O pedido te fez encolher no colo, envergonhada diante do olhar intenso, olhar de quem queria te devorar. Os dedos longos tocaram a calcinha ensopada, pressionando contra aquele ponto mais sensível do teu corpo, que te fazia se contorcer no colo grande.

Os dedos longos tocaram a entradinha ensopada, brincando com seu corpo, provocando até te fazer ceder. O anel geladinho relou de leve contra o clitóris inchado e, com uma lentidão tortuosa, Enzo preencheu o interior carente. Papi…

Como quem caçoa de ti, Enzo imitava o cenho franzido, a boquinha aberta em um gemido mudo. A buceta comprimia os dedos grossinhos, esmagava de tão necessitada. E de tão desesperada, empurrava o quadril contra o homem, se sentindo tão bem ao ser preenchida daquele jeito. Escorria pela palma, sujando o tecido da bermuda, o que não passou despercebida, claro.

– É sempre assim quando fica carente desse jeito, linda. Faz uma bagunça em mim, no?

As palavras soavam distantes naquele momento, ele poderia ter dito o maior absurdo e você concordaria. Balançou a cabeça, alucinadinha, concordando de todo jeito. Enquanto as lágrimas se acumulavam nos cantos dos olhos, o corpo buscava mais e mais o seu ápice, tão descontrolada que cavalgava com desespero.

O riso depreciativo te despertou, se forçando a encontrar com os olhares intensos que Enzo te dava. Os olhos tão doces naquele momento pareciam ser capazes de te devorar. A outra mão cobriu uma das bochechas em uma carícia lenta, alcançando os lábios com o polegar, rapidamente rodeado, babando como fazia quando Enzo te fodia na boca.

– ‘Tá tão bobinha e eu só precisei de dois dedos na sua bucetinha para isso, nena.

Mas Enzo queria testar os teus limites, por isso, deslizou mais um dedo, alargando a entradinha, queria te ver completamente burra para ele, se sentia bem, fazia bem para o ego, não negava. O polegar foi substituído pelo indicador e o dedo médio, ia fundo só pela graça de te ver engasgando, arregalando os olhinhos quando sentia o ar indo embora.

O quarto antes silencioso foi tomado pelos gemidos doces e pelo estalinho molhado dos dedos te destruindo. Agarrou-se ao cabelo longo, puxando-os quando gozou nos dedos do namorado, chamando o nome daquele quem te enlouquecia. Enzo…!

Ele não parou, no entanto. Continuou a te foder em meio ao orgasmo, prolongando o seu prazer, se aproveitando da tua sensibilidade, não te dando outra alternativa a não ser render-se por inteiro. Te fez gozar mais uma vez, somente assim deixou o interior, te deixou pulsando contra o vazio.

Com os dedos cheios de ti, Enzo os levou aos próprios lábios, te provando como gostava, pegando todo resquício teu. Delicioso. Tomou os seus lábios em seguida, beijando-te com fome, sedução e paixão. Pararam somente na cama, onde sentia a ereção pesada roçando no íntimo sensível.

– Deja que tu papi cuide de ti ahora. – Com um sussurro, Enzo provou que tiraria todo o seu tédio naquela tarde de domingo.

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miskhalie · 3 months

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Besos Robados (Parte 3) - Matías Recalt x Reader x Enzo Vogrincic

Pairing: Matías y Enzo

Advertencias: Smut del sucio

Notas: La esperada última parte.

En un abrir y cerrar de ojos, ya estabais los tres en la cama. Nadie pareció quejarse a hacer un trío. De hecho, parecían más hambrientos por ello. Jadeabais, os besabais y os acariciabais los tres, sin importar la sexualidad o el que pudieran pensar. Era lo más erótico que habías vivido. Enzo te besaba por el cuello mientras bajaba por tu vientre una de sus grandes manos para terminar lo que había empezado. A la vez, Matías a tu derecha te besaba en la boca, con lengua, y te masajeaba los pechos. Tu acariciabas sus bultos en busca de una distracción para ambos y así poder respirar entre tanta estimulación. Sin embargo para ti, cambiaron los roles y no supiste a quién preferías en cada situación.

Enzo era más romántico, más sensual, más pasional. Te tocaba de una manera que te hacía vibrar del gusto y te besaba con suavidad y lentamente, queriendo arrancarte las suplicas. Te tentaba. Al contrario, Matías era más duro. Te besaba con desesperación, como si tuviera miedo a que lo dejaras de besar. No te tocaba, te agarraba y te manejaba a su antojo, y tú te dejabas. Enzo te acariciaba hasta que temblabas, Matías te agarraba del cuello.

No tardaste en suplicar por sus miembros, ellos se miraron riendo y se bajaron la ropa interior. Jugaron contigo, tentándote para saber cual de ellos preferías, pero no podías decidir. Simplemente repartías lametones a uno y al otro. O te metías a uno en la boca y masajeabas al otro.

Pero querían más. Enzo dejó que Matías recibiera tu saliva y se sentó a mirar con los ojos llenos de deseo. Se tocaba viendo como Matías te agarraba del pelo. Los gemidos de ambos lo volvían loco, nunca pensó que eso le excitaría tanto. Tras darle ritmo a Matías con la boca, te giraste a Enzo y empezaste lo mismo. Enzo era menos vocal que Matías, se limitaba a suspirar, gruñir y gemir levemente. Por lo que cada vez que soltaba un gemido, lo notabas en tu parte más intima.

Una vez terminaste de ponerlos duros, ellos te quisieron devolver el favor. Ambos se pusieron detrás de ti y cuchichearon para repartirse los trabajos. Decidieron que Enzo te lamería y Matías se acurrucaría a tu lado, besándote y consolándote. Aunque al empezar, Matías no estaba convencido con su trabajo, porque tú solo tirabas del pelo a Enzo y le gemías a él. Por lo que decidió callarte con sus besos.

Enzo fue el primero, te estrechó las paredes y fue profundizando poco a poco con cada embestida. Debido a que Matías se sentía muy apartado, decidiste consolarle con la boca. Dabas el mismo ritmo que recibías, y ambos iban sincronizados. Tu te sentías llena y te ahogabas con tus gemidos. Matías te levantó, dejándote de rodillas y te besó profundamente.

-Me voy a venir si seguís así. - te dijo.

Tú sonreíste, encantada con sus palabras, habías hecho un buen trabajo. Pero no duró mucho porque Enzo te agarró de la cintura y siguió su ritmo incesante. Matías casi te sostenía.

Sin darte cuenta, Enzo sacó su miembro y lo metió Matías. Lo notaste cuando las embestidas se deslizaban más. Es tabas mojada para ambos, pero Enzo tenía un ángulo diferente a Matías. Pudiera ser el ángulo o que ya empezabas a estar sobre estimulada, pero ibas a correrte. Te viniste con un fuerte gemido. Matías lo notó entorno a si mismo, por lo que también se vino. Solo qu00edó Enzo en pie.

Matías te había terminado dentro, lo que seria un problema si no fuera por tus pastillas anticonceptivas.

-Me vení dentro- se alarmó Matías.

-Tomo anticonceptivos - dijiste riendo.

-Ah ¿si? - preguntó Enzo riendo, maquinando su próximo movimiento.

Tú estabas tumbada sobre Matías, que habías colapsado sobre la cama. Enzo, sin embargo, no estaba satisfecho, viendo como la esencia de Matías se deslizaba por tus labios mezclándose con tus jugos. Miró a su compañero y él le sonrió adivinando sus ideas. Te penetró de nuevo y decidió terminar él también. Sentías las embestidas sobre Matías que te besaba y te sujetaba para Enzo. No tardó mucho en terminar dentro de ti.

-Que hermosa estas después de hacer el amor. - dijo Matías.

-Demasiado hermosa. - Enzo te cogió y los tres os quedasteis tirados sobre la cama del hotel. Con una sonrisa en los labios y con una sensación placentera de libertad y amor.

#lsdln #lsdln cast #la sociedad de la nieve #society of the snow #enzo vogrincic #enzo vogrincic x reader #enzo vogrincic x you #matias recalt #matias recalt x reader #matias recalt x you

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luizdominguesfan · 8 months

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http://blogdoluizdomingues2.blogspot.com/2023/09/atalho-saidas-por-telma-jabali-barretto.html

A nova reflexão de Telma Jábali Barretto está disponível no meu Blog 2!

#Telma Jábali Barretto #Colunista Telma Jábali Barretto #Coluna da Telma Jábali Barretto #Blog Luiz Domingues 2 #Luiz Domingues #Busca Interior #Crônica “Atalhos Saídas” de Telma Jábali Barretto

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grussellgirl · 4 months

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— Choose

farleigh start x f!reader

warnings: smut. handjob. farleigh (he is just so beautiful)

note: maybe I'm gonna translate this to english, but I'm lazy. You can find me also on Wattpad as grussellgirl

"¿Bromeas?" chillaste con una expresión de incredulidad ante la declaración del chico sentado junto a tí.

Tu amiga Venetia te había invitado a Saltburn para pasar el verano, y en cuanto conociste a su primo Farleigh conectaron de inmediato, llevándose bien y haciendo una buena amistad, una de esas en donde el coqueteo es constante y las respuestas deben ser agudas.

"¿Matarías a Ben Whishaw pero te cogerías a Hugh Jackman?" negaste con la cabeza.

Habían estado jugando a 'coger, casar y matar' desde que el karaoke había sido acaparado por uno de los Henry, y a pesar de que a ustedes les parecía tedioso, al resto parecía encantarle, ya que aplaudían y coreaban las canciones, atentos a la actuación del hombre. Pero tú discusión con Farleigh era mucho más entretenida, y el sillón empotrado en una esquina del salón era mucho más cómodo.

"¿Entonces tú qué harías?" resopló, mirándote a los ojos. "Es difícil decidir con las opciones que me diste".

"No es difícil. Yo me casaría con Halle..." respondiste decidía y él asintió ya que había respondido lo mismo. "...me caso con Ben y mato a Hugh"

"No" negó Farleigh con la cabeza, golpeando tu rodilla con su pierna. Tú lo miraste mal, pero él ignoró tu expresión.

"Ya, tu turno" apuraste, mientras veías a Henry comenzar otra canción con los vitores de todos animándole. Farleigh pensó por un momento, pero su rostro pronto se iluminó con picardía y la sonrisa en su rostro te mantuvo alerta.

"Felix, Venetia y yo" murmuró mirándote a los ojos, tan cerca de tu rostro que sentiste cómo su aliento te hacía cosquillas en tu mejilla.

"Fácil" declaraste y él alzó las cejas en sorpresa. "Follo con Venetia, mato a Felix y me caso contigo".

"No" negó de nuevo con la cabeza, apartando su mirada de la tuya, soltando un suspiro por la decepción.

"¿Qué?" reíste por su reacción. Él se dedicó a ver el concierto de Henry, gritando y aplaudiendo para animarlo. Le habías dado en su ego. Lo llamaste por su nombre, pero él te ignoró, coreando la canción, hasta que se te ocurrió colocar tu mano en su muslo, subiéndola peligrosamente cerca de su entrepierna sólo para bajarla de nuevo, lo cual funcionó, ya que giró su rostro de nuevo para mirarte.

"¿Por qué no coges conmigo?" preguntó en un susurro, mirando tus labios.

"Me estoy casando contigo, es obvio que vamos a follar a diario" dijiste obvia muy cerca de sus labios y el chico se movió en su lugar, tratando de acomodar su pantalón, el cual de pronto le resultaba apretado. "¿Feliz?"

"No" sentenció, alternando su mirada de tus ojos a tus labios. Se acercó a tu rostro, dispuesto a besarte, pero justo cuando sus labios se rozaron, te apartaste de él, negando con la cabeza. Él abrió la boca para decir algo, pero lo único que salió de sus labios fue un suspiro pesado al sentir tus dedos acariciar su creciente miembro sobre su ropa. Sus caderas se elevaron contra tu mano en busca de una mayor estimulación, pero tú dejaste de tocarlo. "No me dejes así" pidió, tomando tu mano y guiándola de regreso a su erección.

"¿Tan urgido estás?" reíste bajo mientras movía tu mano contra su dureza. Miraste a tu alrededor, asegurándote de que nadie viera lo que estaba por venir. La esquina en donde estaban estaba poco iluminaba, por lo que quizá no verían mucho, además, Henry había comenzado a cantar SexyBack y todos estaban más atentos a él que cualquier otra cosa.

Te deshiciste del agarre del chico y él te miró suplicante. "Si nos atrapan será tu culpa" le advertiste antes de bajar el cierre de su pantalón, para después escupir en tu mano, haciéndolo jadear ante la imagen. Metiste tu mano en su cremallera y te abriste paso a través de su ropa interior hasta su miembro, tomándolo en tu mano, comenzando a subir y bajar. La respiración de Farleigh se volvió pesada, tratando de mantener sus jadeos por lo bajo.

Su miembro estaba completamente duro, y el líquido preseminal ayudaba a lubricarlo, permitiéndote trabajar. Cuando comenzaste a estimular la punta, Farleigh mordió su labio inferior, cerrando sus ojos y echando su cabeza hacia atrás, dejándola caer en el respaldo del sofá. Sonreiste para tí misma y volviste a tomar su miembro desde la base, subiéndola por su longitud al mismo tiempo que lo apretabas un poco. Aumentaste la velocidad y de pronto le era casi imposible contener los sonidos que amenazaban con salir de su boca. Sentiste cómo su cuerpo se tensó y su mano derecha se aferró al brazo del sofá mientras que la otra se posó en tu pierna.

"Más rápido" murmuró con los ojos aún cerrados y su pelvis se elevó un par de veces contra tu mano por reflejo. Tú hiciste caso, aumentando la velocidad de tu movimiento, acercándolo cada vez más al clímax. Su abdomen se tensó y abrió la boca, con su nariz arrugada y sus ojos cerrados con fuerza, y sin advertencia se corrió en tu mano con un gruñido que se perdió entre los aplausos de todos. Tu mano siguió bombeando su miembro mientras su semen terminaba de salir por completo, prolongando su placer un poco más.

Abrió los ojos y soltó un suspiro, tratando de recuperar la respiración. Tú sacaste tu mano de su ropa, manchada con su semilla y te limpiaste en un abrigo que estaba junto a tí. Farleigh te miró con una sonrisa divertida y subió su cremallera.

"Ahora debo limpiar tu desastre" susurró contra tus labios antes de ponerse de pie y salir de ahí directo al baño.

Miraste alrededor de la sala y notaste a Felix observándote con una copa en su mano. Cuando sus ojos se encontraron te dedicó una sonrisa juguetona, alzó su copa a manera de brindis y bebió el contenido de un sólo trago. Notaste el bulto en su entrepierna y te preguntaste si había visto tu momento con su primo.

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angel-desilusionado15 · 8 months

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Te gusta ayudar a los demas, porque es la única forma que conoces de curar esa parte tuya que necesita ser salvada, esa parte tuya que grita "Auxilio", esa niña pequeña de tu interior que busca ser salvada...

#tristeza #soledad #dolor #sentimientos #pensamientos #ayuda #salvation #sanar #moonchild #escritos

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babydoslilo · 1 year

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Special Flavor

Os olhos verdes não perderam o momento em que a pupila tomou conta da íris azul e, confuso por não entender o que estava acontecendo com o amigo, resolveu passar o olhar por todo o corpo dele em busca de alguma resposta. E se sua boca não estivesse aguada o suficiente pelo açúcar, encontrar o contorno grosso e duro, que parecia apontar pra si dentro do short de malha preto, definitivamente o faria babar.

Essa Oneshot contém: Friends to lovers; Hbottom; Ltops; Desuso de camisinha; Food play leve; Harry com fixação oral; Smut gay.

°°°°°

Algumas amizades nasceram para durar décadas, outras duram apenas segundos e as vezes as amizades existem enquanto estamos ocupados demais para notar um olhar que está fixo há pelo menos cinco segundos, ou aquela respiração que engata quando o objeto de admiração sorri genuinamente, ou ainda, quando a conquista alheia te deixa mais feliz do que as suas próprias. É.. algumas amizades vem com um sabor especial.

Era nisso que Louis estava pensando enquanto observava pela vitrine da sua loja duas crianças discutirem quais doces comprariam naquele dia. Essas discussões bobas o fazia lembrar dos tempos em que ele e seu melhor amigo de infância saíam da escolinha, compravam bombons na venda da esquina e começavam a correr pelas ruas da pequena cidade do interior que eles nasceram. A presença de Harry Styles, seu melhor amigo há mais tempo do que ele consegue lembrar, sempre foi algo que fazia cada momento e cada escolha da sua própria vida algo mais significante, inclusive quando resolveu que não entraria para a faculdade e iria tentar empreender algo no ramo alimentício.

Hoje, no auge dos seus 26 anos, ele passa o olhar pelo local de trabalho e respira completamente satisfeito com sua doceria que ocupa uma área no centro da capital e se sente grato por todo o apoio e incentivo que recebeu dos que estavam ao seu redor, mesmo que tenha mudado de cidade e deixado quase tudo pra trás a fim de seguir seu sonho.

Quase tudo, porque assim como para ele a capital representava grandes oportunidades de crescer no ramo comercial, para o mais novo a mudança para a capital representou o curso desejado na faculdade e agora, aos 22 anos, Harry era um dos melhores alunos do curso de administração. Algumas coisas ele realmente não conseguiria deixar para trás nem se quisesse.

Foi obrigado a sair dos seus devaneios quando escutou a porta da doceria abrir e ao levar o olhar para o local sentiu seus músculos relaxarem com a presença tão familiar que era Harry entrando como se pudesse captar a atenção de todos em seus passos enquanto desfila até o balcão com os cachos presos em um coque bagunçado e os óculos escuro preso no topo da cabeça servia para dar um charme especial.

– Oi, Lou – sorriu enquanto abria uma das grandes embalagens de vidro que ficava em cima do balcão e pegava um pirulito sabor frutas vermelhas, como de costume. – hoje está sendo um daqueles dias, tudo que pode dar errado está dando errado. Eu não aguento mais. – fez um beicinho triste para o amigo ao mesmo tempo em que colocava o doce na boca.

Quem conhecia Harry sabia o quanto o garoto amava todos os tipos de doces e que em qualquer oportunidade ele estaria com a boca ocupada, principalmente quando estava triste ou estressado, o que aparentava ser o caso agora.

– Ei Hazz, o que houve? Não me diz que perdeu mais uma entrega de trabalho na faculdade? – já acostumado com as reclamações rotineiras sobre um certo professor que não gostava do maior, Louis perguntou.

– Antes fosse só isso.. – suspirou de forma dramática e tirou o pirulito da boca para explicar melhor a situação. Porém os olhos azuis acompanharam o movimento e Louis sentiu seu estômago gelar quando viu o rastro de saliva que ainda interligava a boca vermelhinha ao doce também vermelho. Ele se pegou pensando se assim como a cor, o sabor também seria parecido? – É que, você sabe que tem um tempinho que eu moro com o Antonny né, e nosso namoro tava indo bem mas.. não sei, esses últimos dias ele vem agindo de forma estranha comigo.

– Como assim forma estranha? – a pergunta saiu quase ríspida demais. Certo que ele já não era muito fã do namoradinho e tentava não se intrometer no relacionamento alheio, mas não podia negar que achou precipitado quando, com apenas alguns meses de namoro, o cacheado aceitou o convite para morarem juntos. E agora não conseguia ignorar a intuição de que o outro não era bom o suficiente para Harry e definitivamente não iria ignorar o rostinho triste e olhos lacrimejantes que estavam na sua frente.

– E-eu não sei.. – desviou o olhar com o rosto corado ao lembrar um dos motivos que vinha causando discussões entre o casal, mas não quis que seu próprio amigo também ficasse estranho ou irritado consigo, então preferiu omitir essa parte. – A gente anda discutindo quase todos os dias e ele nunca foi tão grosso como está sendo ultimamente.. isso tá me deixando tão sobrecarregado que tenho certeza que não fui bem na prova hoje. Eu não consegui me concentrar direito. – quase como pra demonstrar o quão sobrecarregado e tenso estava, seus ombros inconscientemente tensionaram e um vinco se formou entre as sobrancelhas.

– Droga.. vem cá, vem. – não tinha muito o que ele pudesse fazer para ajudar, mas mesmo assim se aproximou das costas do maior que estava sentado em frente ao balcão, com o pirulito esquecido na mão direita, e passou as mãos devagar alisando e pressionando os ombros para desfazer qualquer pressão que ali estivesse. A pele branquinha e macia se arrepiou com o contato dos dedos calejados que massageavam tão bem sua nuca com movimentos precisos e circulares.

Harry se permitiu esquecer pelo menos naquele momento suas preocupações e aproveitar o contato quentinho que o mais velho lhe proporcionava. Ele não sabia que além de um bom gerente e ótimo empresário, o menor também era muito bom com as mãos.

– Você pode contar comigo pra qualquer coisa, sabe disso não é? – garantiu com a voz baixinha, enquanto observava os pelinhos quase loiros da pele macia se arrepiarem e o cacheado assentir com direito a uma covinha.

°°°°°

Passados alguns dias desde que se viram na doceria, Louis estava em seu pequeno apartamento aproveitando a folga que só um dia de domingo consegue proporcionar, com direito a ficar esparramado no sofá, apenas de calça moletom, cabelos despenteados e assistindo um seriado qualquer que passava na TV. Para quem trabalha 40 horas semanais, ter um tempinho para apenas existir e não fazer nada produtivo parecia um paraíso. Por isso tomou um susto e tanto quando escutou fortes batidas na porta e ao conferir o horário no relógio de parede, ficou ainda mais preocupado. Já era tarde da noite, não era comum receber visitas nesse horário e, principalmente em um domingo.

E se já estava nervoso antes ficou ainda mais assim que abriu a porta e se deparou com uma figura cacheada com olhos verdes inchados e vermelhos, com uma mochila que parecia pesada demais para aquele corpinho delicado, apesar de alto, carregar. Mas, sem tempo para explicações agora, apenas abriu a porta e aconchegou o melhor amigo que se jogou em seus braços, chorando como se o mundo estivesse acabando, enquanto cambaleavam para dentro do apartamento.

Após vários minutos, ou talvez horas, de um cacheado sentadinho no colo do amigo que o ninava como um bebê para se acalmar, Harry finalmente conseguiu engolir o choro e explicar superficialmente toda a briga que teve com o namorado, agora ex, e que como morava com ele, agora não tinha mais pra onde ir e não conseguiria achar um lugar confortável o suficiente para alugar em tão pouco tempo.

– Você tem sempre a opção de ficar aqui comigo, nós já falamos sobre isso. – revirando os olhos para aquela conversa que já tiveram um par de vezes alguns anos atrás, Louis repete a proposta.

– Lou, eu não quero te atrapalhar.. eu sou espaçoso e- e tenho algumas manias, eu não ganho o suficiente no estágio pra dividir de forma justa as despesas, fora que–

– Isso é besteira. – interrompeu – Eu não vou deixar você na rua ou morando em um lugar que só Deus sabe a segurança, sendo que eu moro em um lugar que é o suficiente pra nós dois! Poxa bebê.. nós somos melhores amigos, me deixa te ajudar. – Louis se sentia tão impotente diante da teimosia do outro que faltava implorar.

Vendo que sua situação não era favorável e ou aceitava a ajuda do amigo, que coincidentemente era um empresário bem sucedido e vivia confortavelmente em seu apartamento de solteiro, ou gastava o meio salário mínimo que recebia como estagiário para alugar alguma kitnet, provavelmente em péssimas condições, em um bairro no subúrbio e passaria fome sem ter dinheiro para mais nada.. Harry sabia o que escolher, nem era tão difícil assim.

– Tudo bem. – antes que o outro começasse a comemorar, continuou. – mas.. eu vou ajudar no que eu puder e você não vai poder reclamar de nada sobre mim quando descobrir que não é tão legal assim morar com o melhor amigo. – sorriu de forma arteira e o coração de Louis palpitou satisfeito por ter conseguido fazer pelo menos um pouco daquela tristeza sumir.

E fácil assim eles passaram a decidir como funcionaria a dinâmica entre eles. Infelizmente o menor não ganhava o suficiente para esbanjar luxo em uma capital, mas tinha, além do seu, um outro quarto menor que usava para guardar algumas bagunças e que, com poucas mudanças de mobília e algumas doações de coisas totalmente desnecessárias que estavam acumuladas e esquecidas, Harry conseguiria se apossar confortavelmente do cômodo. Alguns outros detalhes como divisão de tarefas e custos também foram decididos e logo os dois estavam satisfeitos e ansiosos para descobrir como seria essa nova fase de maior intimidade entre eles.

Ao longo dos anos que compunha aquela amizade, eles aprenderam a entender os trejeitos, o vocabulário, as manias e a personalidade um do outro, mas tem certos aspectos que só a convivência do dia a dia traz a tona, como por exemplo o fato que, mesmo vivendo em um lugar de clima tranquilo, Styles se sentia constantemente quente e, portanto, não costumava ficar vestido dentro de casa, apesar que para não abusar da hospitalidade do amigo, usava pelo menos uma cueca ou shortinho mais folgado todos os dias. Nada além disso.

Louis obviamente não reclamaria da vista, não enquanto a pele branquinha marcada pelos traços negros das tatuagens, os braços magros porém definidos e os mamilos pequenos e amarronzados fizessem seus olhos brilharem e seu cérebro guardar todos os detalhes disponíveis para lhe atormentar nas horas mais solitárias do dia.

Outro fato que vem observando muito é como o mais novo possui uma espécie de fixação oral. Ele está sempre com algo na boca, geralmente doces, mas também pode ser a ponta da caneta enquanto está debruçado sobre a mesa da cozinha resolvendo algum exercício proposto em aula, ou o próprio dedo enquanto está concentrado demais assistindo TV pra notar a pontinha se esgueirando pelo espaço entre os lábios até ser molhada pela língua rosada. Louis não queria prestar tanta atenção sobre esses pequenos detalhes, também não queria que seu corpo reagisse de forma tão hipnotizada ao melhor amigo.

Mas foi em um desses dias chuvosos que parecia que o céu queria despejar toda sua insatisfação por meio de uma chuva torrencial, trovões e relâmpagos, que Louis realmente lutou pelo domínio do próprio corpo e das próprias emoções.

O mundo resolveu desabar em chuva bem no meio da semana e como se tornou impossível sair de casa no temporal, os garotos resolveram se dar um dia de folga do trabalho e da faculdade. Eles iriam apenas aproveitar a oportunidade e relaxar até que as obrigações batessem na porta.

– Que tal a gente abrir aquele vinho que eu te dei no seu aniversário e sei que você não abriu até hoje enquanto a gente assiste alguma coisa? – Harry sugeriu. Já que não podiam sair de casa, pelo menos podiam se divertir juntos ali mesmo.

Louis, que estava deitado na outra ponta do sofá rolando os aplicativos do celular, olhou pra cima e precisou de um segundo pra se lembrar do quão natural se tornou ter aquela companhia ali.

– Tem aquele novo filme que lançaram né? A gente pode assistir se você quiser.. – antes mesmo de Louis terminar a frase, o mais novo já estava acenando ansioso com a cabeça e um sorrisinho satisfeito dava as caras.

Ele não queria fazer nenhuma comparação injusta, mas quando morava com o ex namorado não era comum esses dias de simplesmente ficarem juntos aproveitando a companhia um do outro com um filme bobo e um bom vinho. Ele percebeu que gostava muito desses momentos de simplicidade, mas talvez esteja mais relacionado a quem o acompanha agora.

Enquanto o menor ia até a cozinha para pegar as taças e abrir o vinho, o mais novo resolveu colocar o filme na TV e deixar o ambiente mais confortável. Afinal, o climinha de chuva combinava muito bem com travesseiros jogados pelo chão em cima do tapete cinza felpudinho da sala e alguns edredons, para o caso da noite ficar mais fria com o passar do tempo, mesmo que o cacheado duvidasse disso.

Entretidos pelo filme e aconchegados pelo barulho confortante de chuva que batia nas janelas do apartamento, só vieram perceber as consequências do temporal quando ambos se despediram, já meio sorridentes pelo vinho, e foram cada um para seu quarto.

– É.. Lou? – sussurrou, enquanto batia na porta do quarto do amigo alguns minutos mais tarde. – Você tá acordado?

– Oi Haz, o que houve? – um Louis coçando os olhos abriu a porta. O vinho realmente fez efeito deixando-o mole de sono, mas tentou despertar o máximo possível para ajudar o mais novo. Não era comum que ele viesse ao seu quarto, então alguma coisa devia ter acontecido.

– É que eu tava tomando banho e quando fui deitar escutei uns barulhos – falava meio confuso – só que, hm, quando fui ver o teto do meu quarto, ele tá pingando.. acho que, sabe, a chuva e.. tal – não sabia se estava desnorteado pela bebida de mais cedo, pelo sono ou pela visão que não estava acostumado. Louis não costumava ficar tão à vontade pela casa, então não é realmente culpa dele que as clavículas marcadas e o abdômen definidinho do menor o desconcentraram.

O mais velho já tinha notado esse problema de infiltração outras vezes, mas como o quarto só era usado para guardar algumas coisas ele não deu tanta importância assim. Agora, ele até poderia pedir pro mais novo dormir no sofá ou trocarem de lugar até consertarem esse pequeno contratempo, porém ao ver as bochechas coradas de Harry enquanto se perdia nas palavras por olhar seu corpo de forma diferente pela primeira vez, seu ego não lhe deixaria perder a oportunidade. Algumas amizades podem ter um sabor especial, certo?

– Você pode dormir aqui comigo enquanto a gente não ajeita o outro quarto, sabe.. nós somos melhores amigos, dividir uma cama não vai ser um problema.

Nesse dia foram dormir juntos na mesma cama e apesar da chuva que caía lá fora, o álcool no sangue fez ambos se sentirem cada vez mais quentes e agitados. Harry além de estar carente, não conseguia dormir enquanto sua boca não estivesse ocupada, esse era um dos seus segredinhos que tinha vergonha que soubessem. Notando a inquietude, Louis foi até a cozinha e voltou oferecendo um dos muitos pirulitos que guardava em casa.

Mas o abismo entre admirar a beleza do amigo de longe por anos e agora ter ele em sua cama, vestindo apenas uma cueca branca e chupando um pirulito, fez a mente suja do menor colapsar e todo o sangue descer para seu pau. Tentava se concentrar na realidade para diminuir o tesão que estava começando a sentir e por isso não percebeu estar encarando descaradamente a boquinha carnuda e rosada que chupava com vigor e rodava a língua pelo doce sabor cereja que a preenchia quase totalmente.

– Harry.. – o tom de voz rouco chamando pelo seu nome fez o maior engolir em seco, projetando vincos nas bochechas coradas ao redor do palitinho branco que ainda segurava. – Você quer me ajudar com isso? Sabe.. se somos amigos não tem nenhum problema em dar uma mãozinha quando o outro precisar né?

A respiração dos dois começava a pesar e ficar mais rápida enquanto se encaravam já pensando que no dia seguinte iriam culpar o teor alcoólico ou a fermentação do vinho que já devia estar guardado a muito tempo e por isso eles tomaram atitudes que nunca tiveram coragem nem de imaginar.

Bom.. culpa do vinho ou não, o corpo de Harry já reagia ao clima que parecia cada vez mais abafado e ele afirmava com a cabeça qualquer pergunta que o menor tivesse feito. O cérebro dele só conseguia se preocupar em continuar sugando o máximo que podia do doce enquanto manejava passar as duas mãos por todo o corpo firme e quente deitado à sua frente.

Louis, que ainda estava em choque pela própria audácia de sugerir isso ao melhor amigo e pela fome que o outro deixava escapar pelos olhos, não conseguiu reagir ao que estava acontecendo até sentir uma mão grande e apressada tentando descer seu short e liberar sua ereção.

– Merda.. ok, hm, nós realmente vamos fazer isso.. tá – não conseguia se decidir entre regular a respiração ou conter os gemidos e lidar, ao mesmo tempo, com esse lado excitado do outro que não conhecia até então.

Harry fechou sua mão em torno do membro quente e grosso, seus olhos não conseguiam desviar do contraste entre os tons de pele e das gotas transparentes que melavam a cabecinha inchada sempre que subia o próprio punho com mais força. A habilidade com as mãos, a pressão cada vez maior que os dedos faziam, o vinho que esquentava seu estômago, tudo isso fez a cabeça de Louis rodar e sua boca abrir em uma série de gemidos roucos e falhados.

– L-lou, hm.. porra, e-eu posso? – também ofegante só de ver a bagunça que o menor estava, Harry queria cada vez mais. Queria sentir o gosto da pele suada do mais velho, queria abrigar toda a extensão dele em sua boquinha e chupar até não sair mais nenhuma gota.

Foi por isso que, tendo Louis deitado e com os olhos fechados, perdido nas sensações, Harry levou sua boca até o local que sua destra ainda trabalhava sem intervalo. Indeciso entre chupar o pirulito vermelho que já tinha na boca ou chupar a cabecinha do cacete que estava tão vermelha quanto, o maior passou a dividir entre dar curtas lambidinhas nos seus dois objetos de desejo.

Ele passava a bolinha açucarada por toda a extensão do amigo e depois capturava com a língua todo o rastro agridoce que se tornou aquela mistura dos sonhos para o cacheado. Talvez ele tivesse um novo sabor preferido agora.

O menor já não sabia quanto tempo podia aguentar tendo aquela boca quente em si e quando finalmente abriu os olhos para entender o que era o líquido pegajoso que estava sentindo, se deparou com bochechas rosas lambuzadas e olhos verdes brilhantes olhando nos seus enquanto levava todo o pau até a garganta sem engasgar e segurava o pirulito o mais próximo que podia.

– Harry! Porra! – A visão do mais novo se divertindo enquanto lhe chupava foi o suficiente para alcançar um orgasmo digno de pernas bambas e olhos revirados.

Ainda perdido na névoa após o ápice enquanto tentava recuperar o fôlego, não percebeu que o amigo era tão sensível que gozou também sem estímulo nenhum além da boquinha totalmente preenchida. A cueca branca que ainda vestia estava transparente e o cacheado estava deitado com a cabeça sobre o quadril do menor, ele não queria parar de chupar seu novo brinquedinho, então mesmo cansado e quase dormindo, continuava a dar leves lambidinhas no membro sensível e meio flácido.

– Porra! – suspirou pela constatação de ter recebido o melhor boquete da vida e ainda sem energia para ajustar o amigo na cama, acabaram dormindo naquela posição.

°°°°°

Nos dias que seguiram esse episódio, eles mentiam para si mesmos que estavam bêbados demais para lembrar o que rolou e resolveram ignorar qualquer complicação que pudesse surgir por causa de um momento de fraqueza.

Acontece que quando se abre a porta para momentos assim, não se consegue mais voltar ao tempo em que não sabiam existir sensações tão doces e gostosas. Por isso Harry estava insatisfeito e com a cara emburrada há alguns dias, afinal.. se aquilo era coisa de uma vez só, ele podia ter aproveitado bem mais.

Na quarta feira Harry saiu mais cedo da aula e foi direto para o apartamento descansar, mas passar pela porta do quarto em que vinha dormindo com o menor, infelizmente só dormindo mesmo, lhe dava arrepios com as lembranças que sua mente nublada pelo prazer conseguiu guardar. E foi influenciado pelas lembranças e o desejo de ter mais daquilo que quando recebeu uma mensagem do mais velho avisando que sairia um pouco mais tarde do trabalho, ele resolveu arriscar. Era tudo ou nada.

“Tudo bem Lou.. eu já tô em casa, acho que vou pedir pro Antonny dar uma passada aqui.”

“Talvez a gente se resolva hoje, torça por mim!!”

Louis leu aquelas mensagens pelo menos umas cinco vezes para ter certeza que seus olhos não estavam lhe pregando uma peça. Ele não respondeu, nem poderia. Estava tão furioso com a possibilidade do cacheado voltar com o bostinha que largou ele, que só percebeu ter deixado a loja sob responsabilidade dos funcionários quando já estava a caminho do apartamento.

Chegou abrindo a porta com tudo. Depois de anos de amizade e do que rolou na semana passada, ele não iria deixar o amigo se sujeitar a um relacionamento de merda quando claramente merece muito mais.

– Harry!! – chamou mais alto já largando os sapatos e mochila na entrada enquanto se encaminha para a sala.

– Lou? Você não ia chegar mais tarde hoje? – se ele não conhecesse bem o mais novo, até acharia que o sorrisinho de lado que despontava no rosto não significava nada além de satisfação.

Bastou passar o olhar pelo local para entender as reais intenções do garoto. A sala não estava arrumada para receber visita, a televisão estava ligada em algum canal aleatório e Harry estava jogado de toalha no sofá parecendo ter acabado de sair do banho, mas nem um pouco preocupado em se vestir para encontrar o ex.

Olhou para o rostinho emoldurado pelos cabelos soltos ainda úmidos e focou na boquinha que fazia leves sucções, ocupada com alguma bala.

– Foda-se. – resmungou já indo de encontro ao outro e deitando por cima dele no sofá.

Louis capturou aquela boca que atormentava seus sonhos e pesadelos nos últimos dias. O beijo deles era quente e doce, a balinha de morango só melhorava as sensações ao que escorregava de uma boca para a outra enquanto trocavam saliva, deixando tudo mais molhado.

A raiva que sentia por pensar em perder a sua companhia diária era demonstrada pela força com que pressionava o corpo abaixo do seu e pela forma que roçava suas ereções já formadas. Harry sentia seus cabelos sendo puxados, a boca violada pela língua áspera e a toalha úmida fazia uma fricção gostosa na glande sensível do seu pau.

– Louis.. por favor. – ele iria enlouquecer se o mais velho não lhe fodesse logo. Não aceitaria gozar intocado mais uma vez, não hoje.

– Então era isso que você queria o tempo todo, hm? – falou enquanto descia os beijos pelo peitoral e prendia os mamilos pequenos entre os dentes.

A bala que sambava entre as bocas quando eles estavam se beijando, estava agora guardadinha na ponta da língua do menor e quando ele jogou a toalha do outro no chão e viu a extensão grande e sensível, com a cabeça rosinha ansiosa por atenção, ele deixou a bala ali em cima com um pequena lambida e olhou para um cacheado ofegante que implorava por qualquer toque.

– Sabe.. eu nunca fui muito fã de doces como você, mas acho que encontrei o meu favorito. – o gemido que saiu do fundo da garganta de Harry quando seu pau foi abrigado pela boca do menor estava no limbo entre obsceno demais e encantador demais.

Enquanto se concentrava em não engasgar com a bala passeando entre a própria língua e o pau de Harry em sua boca, Louis conseguiu tirar as próprias roupas. Eles não iriam ficar só em boquetes dessa vez.

Assim, quando todo o doce derreteu e só sobrou os resquícios do sabor de morango na língua, desceu as lambidas até a entrada do maior. Styles não sabia se segurava os cabelos lisinhos de Louis, agarrava o encosto do sofá ou arranhava o próprio peitoral em agonia pela sensação avassaladora que era receber a língua habilidosa e ser aberto com os dois dedos grossinhos do amigo. A expectativa para o que viria a seguir o deixou ainda mais impaciente e desesperado.

– Vem Lou, hm, por f- ah.. a- agora – gemia ofegante, sem nem se preocupar com a coerência da sua fala.

Também impaciente, subiu o corpo até estar cara a cara com os olhos verdes brilhantes e pincelou a extensão pesada pela entradinha aberta há pouco tempo. A pele quente que o recebeu tão bem e com muitas respirações profundas para se ajustar ao seu tamanho, era o lugar favorito que Louis já esteve, ele tinha certeza.

Assim que se acostumaram com o choque inicial do contato entre as peles, as estocadas se tornaram fortes e precisas. Quase não precisou de muito esforço para achar o pontinho especial do cacheado, e o grito que ele deixou sair junto com um choramingo por mais foi o indicativo que estavam na sintonia certa.

– Você vai gozar só com o meu pau Hazz? – apertou ainda mais a cintura branquinha e aumentou a velocidade das estocadas. – Você quer que eu te deixe cheio da minha porra, hm?

– Sim, sim, sim.. – o cacheado gemia e ofegava desnorteado quando fechou os olhos e se entregou com tudo que tinha. Levou dois dos seus dedos à boca e passou a chupar eles enquanto Louis ia cada vez mais fundo e forte.

– Vem docinho, goza pra mim.

Como se estivesse apenas esperando o comando, o corpo de Harry reagiu imediatamente e tensionou liberando os jatos esbranquiçados. A entradinha apertou tanto que Louis não teve alternativa a não ser esporrar tanto dentro do maior que seu pau foi expulso ao que a porra branquinha vazava pela pele macia.

Ofegantes e tentando clarear a mente do que tinha acontecido, Harry sentiu que tinha algo faltando e, quase como se estivessem conectados, Louis passou a língua desde a entrada toda melada pegando os rastros que deixou ali, acumulou na ponta da língua a porra do cacheado que descansava na barriguinha leitosa e subiu até a sua boca, invadindo com a língua e compartilhando o sabor que só eles, juntos, podiam produzir.

Algumas amizades têm mesmo um sabor especial.

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