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#volición
bocadosdefilosofia · 23 days
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«Que yo quiera ser libre, a la manera expuesta, significa que yo mismo quiero convertirme en aquello que seré. Para ello —y esto es lo más insólito, y a primera vista completamente absurdo, que hay en esta idea— yo debería en cierto sentido ser eso que voy a ser antes de serlo, para así poder convertirme en ello, es decir, debería tener un modo doble de ser, donde el primero contendría la razón de la determinación del segundo. Si observo ahora mi autoconciencia inmediata en la volición, hallo lo siguiente. Yo tengo conocimiento de múltiples posibilidades de acción, entre las cuales, según me parece, puedo elegir la que quiera. Recorro el dominio de tales posibilidades, lo amplío, dilucido sus particularidades, comparo unas con otras y pondero. Finalmente elijo una entre todas, conforme a ella determino mi voluntad, y de esa resolución de la voluntad se sigue la acción correspondiente. Resulta, pues, que yo soy antes, en el puro pensamiento de mi fin, aquello que después, y conforme a ese pensamiento, soy realmente mediante la voluntad y la acción. Yo soy antes como pensante eso que, en virtud del pensamiento, soy más tarde como actuante. Yo me hago a mí mismo: mi ser, mediante mi pensar; mi pensar, mediante el pensar mismo.»
Johann Gottlieb Fichte: El destino del hombre. Ediciones Sígueme, pág. 47. Salamanca, 2011.
TGO
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leukiel · 8 months
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"¿Qué es lo que he hecho mal? Siempre que creo que voy haciendo bien las cosas, sucede un quiebre... Todo se detiene, mis alas se fracturan, ya no hay un cielo por surcar, se termina la esperanza, se desperdiga el sueño y la vida vuelve a plantarme en la realidad. Te juro que he hecho las cosas bien, alguna vez me equivoqué, sí, lo acepto... Alguna vez erré, me llené de egos y lastimé... pero dime, ¿quién no ha lastimado a alguien en su vida de manera inconsciente? Yo hice consciente mis fallos y he intentado encaminarme de forma recta por este trayecto. Tal vez no merezco la compañía de un otro. Tal vez nací para solamente soñar que merezco dormir con alguien, compartir con alguien mi vida, enamorarme y ser amada. Tal vez es sólo una utopía. Pero te juro, te juro que ya no sé cómo detenerle las lágrimas a la niña que llevo dentro de mí. ¿Cómo le hago entender que todas esas puertas que hemos tocado y se han abierto, son puertas que no debieron abrirse y mucho menos tocarse? ¿Cómo le hago entender que probablemente no hay para ella unos brazos, un oído, una sonrisa, un nombre, un hombre que sea para ella, un alguien donde ella pueda resguardarse, a donde pueda correr cuando se siente sola y triste, con quien pueda ser auténtica y llorar cuando sienta esa necesidad sin ser señalada como una débil, sin sentirse mal por ponerse mal? Ya no quiero luchar. Me he cansado de luchar y de nadar contra corriente en un río donde todos los cauces llevan a lo mismo... A una eterna soledad. Me he cansado de intentar proteger esa parte más inocente de mí. Me he cansado de hacerle creer que vamos a encontrar eso que estamos buscando porque todos "somos merecedores" de ello. Me he cansado de hacerla sonreír cuando yo no tengo ni ánimo de reír. Me he cansado de cargarla en mis brazos cuando no puedo sostenerme ni yo misma. Me doy, me rindo... Ya no puedo. Sé que el amor no tiene la culpa, sé que la vida no tiene la culpa, ni Dios, ni las circunstancias... Ni siquiera yo misma, tal vez... O tal vez sí, no lo sé... Pero me rindo. Mi hinco ante quien tenga que hacerlo. Ya ni siquiera hay llanto... Mira, mis ojos están secos, ya no hay brillo en ellos, ya no hay vida, ya no hay aliento, ya no hay nada. Bien lo decía Nietzsche "la esperanza es el peor de los males, pues prolonga el tormento del hombre", y así es, toda esta tortura ha sido por aferrarme a mi esperanza de algún día poder entrelazar mi mano a la de un otro, y compartir lo mucho o poco que tengo en el alma, con él... Me he fracturado infinitas veces por mantener la llama prendida, y ciertamente, es esa llama la que me consume día con día... No hay en esta vida, para mí, un lugar seguro, un pecho seguro, una historia segura donde pueda caminar sin temor a caerme y despertar sin el temor de que me trague un infierno. Tal vez ha llegado el momento de soplar ante esa flama y apagar todas mis ilusiones... Pero dime, de qué va vivir sin una ilusión. De que va tener una ilusión si nunca se cumple."
Ella me miraba fijamente a los ojos como buscando una respuesta a todas esas preguntas que se elaboraba. Me observaba como si yo fuera una especie de santo, de ángel, de dios; ese ser que tiene en sus manos y en su volición la forma mágica de resolver un conflicto. Me veía como si con una palabra fuese yo a ejecutar un milagro. Si bien es verdad que en esta vida no hay ser humano libre de heridas, estamos esos que las llevamos mudas, demasiado dolorosas, bastante carcomidas y hasta putrefactas, pero las sublimamos en la hoja de papel, las convertimos en poesía, en verso, en prosa, en alguna historia de contenido manifiesto, disfrazando lo latente, lo que se ha reprimido y lo que duele. Si bien es cierto, no hay hombres libres de dolor, aún cuando se cree que nosotros como hombres no tenemos derecho a ir rotos, a llorar, a sentir, y que tenemos que estar ahí para todos, resolviendo montones de asuntos, protegiendo, resguardando; que no tenemos ese derecho a rendirnos y a implorar por clemencia también. La mujer va por la vida buscando a un hombre que pueda protegerla, la naturaleza las ha hecho así, un hombre que pueda besarles sus roturas y cocerlas. El hombre también va buscando esa ternura que nos haga volver a hacernos sentir hombres de bien, capaces de proteger en un alguien la pureza con la que nacimos. Pero, lamentablemente, muchos hombres desquitan sus traumas con la mujer y así mismo sucede a la inversa. Hemos aprendido a enemistarnos más que a ser amigos. Sin embargo este caso no es mío. Porque ¿sabes? Yo a esta mujer la adoro con toda el alma pues va rota igual que yo, y llevamos a la par la misma profundidad en las heridas. Por dios, tal vez hemos nacido para dolernos, nadie que no haya peregrinado por la vida sale invicto de alguna honda herida. Pero, si encuentras a alguien igual de roto que tú, ¿no sería más hermoso partir del cuidado de ambas heridas y construir con las ruinas de ambos un paraíso imperfecto con la perfección de la paz bendita que todos nos merecemos?
Me acerqué a ella y la traje a mí, a mi pecho, al latido de mi corazón. Ahí sostuve su hermosa cabeza mientras acariciaba sus cabellos como si se tratara de la pieza más costosa y frágil de todo el universo. Entonces le dije: "tal vez no sea yo ese hombre entero y sin roturas que te mereces, tal vez estoy más roto que tú y hasta en cenizas voy. Pero yo me comprometo a cuidar de ti y de tus heridas, así como de mí y de las mías, en esta y en todas las vidas que vengan, porque si te amo es por la razón misma de que eres una mujer auténticamente humana, una mujer sensible, una mujer enamorada del amor, leal y brillante en toda la palabra. Entonces, no importan las roturas del empaque sino el contenido que existe ahí dentro, ahí dentro es donde está el verdadero valor. Sanémonos juntos y vivamos. Sanémonos juntos y seamos felices, pero juntos, a partir de hoy. El refugio que ofrezco tal vez no sea el más hermoso, se puede equiparar a una enorme construcción donde hubo ya varias guerras pero al fin hay sosiego, a pesar del desastre. Aquí, a este lugar, puedes llegar las veces que tú quieras para con las cenizas ayudarme a construir nuevos palacios y por fin convertirnos en los reyes de nuestra historia."
Todos en verdad merecemos amar y ser amados así.
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—Leukiel.
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alasdepaloma · 4 months
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Hay algo que por volición jamás querré dejar de hacer: escribir. Escribir me ha salvado de mí misma, de mis vicios mentales. Me ha introducido al terreno de la soledad a través del cual me he estudiado, comprendido, amado y finalmente aceptado. Donde muchos se fueron, yo me quedé. Donde no hubo una voz y una mano para ayudarme a salir, estuve yo misma. Donde hubo un cielo gris, escribir me dio las herramientas para darle color.
Pero, escribir no fue lo primero que amé hacer, fue leer… Y lo que he dado de alimento a mi mente, ha forjado el Ser que ahora soy.
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—PalomaZerimar.
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orfeolookback · 9 months
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es re loco hablar con gringos y que te muestren que son incapaces de concebir la política como algo separado del individuo como centro del mundo; y que les cuesta mucho la idea de separar su volición personal de su praxis política.
una cosa que veo mucho en los gringos (y aquéllos criados en los Estados Unidos en general, de cualquier etnia porque esto es una cuestión de educación como comunidad) es esto del odio y el enojo como un derecho personal. "I'm allowed to hate my oppressors" es una frase hecha repetida hasta el hartazgo, una que cada latine en territorio te puede asegurar que lleva hacia lugares MUY peligrosos. Las emociones no tienen peso político. nunca. lo único que tiene peso político es la acción en comunidad. Por eso cuando decimos "bronca" es un esfuerzo concertado de todo un grupo de la pobración, un esfuerzo que viene desde el amor, que usa el enojo como combustible para asegurarse de que no vuelvan a cometerse crímenes de lesa humanidad. La bronca es nuestra ventana a la memoria.
El odio es el lenguaje de la derecha. Por eso nada se gana en la izquierda haciendo política desde el odio. Mi odio personal existe, nadie es ajeno a las emociones, pero no es el lugar de mi discurso ni mucho menos.
No me sorprende que muchas personas se estén volviendo hacia la derecha. me decepciona que sea aunque sea ínfimamente en parte la culpa de una izquierda hostil y persecutoria en la cual yo mismo participé estos últimos años.
la izquierda tiene que bienvenir. excluyendo no se hacen políticas de masas. el odio no es incluyente
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"’Todos los hombres buscan ser felices, sin excepción. Cualesquiera sean los diferentes medios que adopten, tienden a esta finalidad... La voluntad no ejecuta jamás el menor movimiento si no es hacia ese objeto. Ese es el motivo de todas las acciones de todos los hombres, hasta de aquellos que se quieren perder...’ Así dice Pascal, en una de sus Pensees más celebres. Este deseo de felicidad, natural e irresistible, es el motor de la voluntad que, impulsada de volición en volición, no sabe ni puede detener su dinamismo sino cuando llega a gozar del bien infinitamente perfecto. Pero ningún bien finito puede conformar todas las tendencias y deseos de la voluntad, su deseo íntimo y profundo de un Bien absoluto; al contrario, la posesión de los bienes finitos aumenta cada vez más el deseo íntimo y profundo del Bien perfecto: la ‘voluntad deseada’ no iguala a la ‘voluntad deseante’, que aun desea y deseará siempre, hasta que posea el objeto de su aspiración suprema (Blondel). Pero si es así, si los hombres, hasta cuando se pierden, desean la felicidad plena -aquella que no remite a ninguna otra-, es evidente que la voluntad humana está originariamente orientada hacia su fin absoluto, o sea que en ella existe la presencia de ese Bien sumo al que aspira. Puede decirse, con San Agustín: no importa qué cosa busque y desee el hombre, siempre busca y desea a Dios. Hay, en el fondo del deseo natural de beatitud, una necesidad de fidelidad a un bien al que siempre se puede ser fiel, porque es absoluto: la infinita capacidad de querer encuentra en el Bien absoluto su objeto adecuado, la voluntad realiza el plan, el proyecto de sí misma. Faltar a esa fidelidad es, para el hombre, caer por debajo del hombre. En la raíz de la voluntad hay una esencial dramaticidad: es la de querer con todas sus fuerzas el Bien absoluto y saber, al mismo tiempo, que la fidelidad y el empeño empleados al máximo no le proporcionan una garantía contra la caída ni bastan para obtener por sí solos la beatitud. Son, sin embargo, la condición indispensable para que la voluntad se mantenga conforme a su norma y no se evada de la participación final. En efecto, orientar toda la capacidad de la voluntad que desea hacia un bien finito es el acto innatural de la voluntad, es la guerra de la voluntad contra sí misma, contra su deseo natural del bien infinito. Y es el mal, en cuanto que, dado que el deseo de infinito es indestructible, la infinita capacidad de querer, concentrado en un bien finito, lo absolutiza. Así la aspiración al infinito, que es de naturaleza teísta y religiosa, se degrada en la idolatría y el fanatismo. Es una subversión: es asentir a lo falso, por haber rechazado lo verdadero. La autenticidad de la naturaleza humana se pierde, hasta que, caído el ídolo, la orientación genuina de la voluntad retoma su curso natural y se eleva al verdadero nivel humano de deseo natural de beatitud en Dios”.
La existencia de Dios, Michele Federico Sciacca
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calderchez · 4 months
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Liquen
esta miel que hiede bajo mis párpados nubla mi puntería este deseo petrifica mi entelequia dulce, fermentada embriaga lúcidos mis labios el azucar los cristaliza hay silencio
ya domada escurre sobre mi instinto que adormece el perfume audaz de las antiguas
la resina almibarada que suavemente inmoviliza el deseo que me ennoblece y me consume en su escaldar el idioma vago de la salvia:
todo lo que no puedo nombrar
no avanzo, no me muevo ¿por qué me aterroriza la dulzura? ¿por qué divino me nutre y se siente como daga? impulsos atávicos: atacar, deshacer, desmembrar.
¿qué vendra a polinizar este dulzor qué insectos se acercarán entumecidos para sembrar en otros tiempos el asombro/el delirio? será lo que las abejas conmemoran lo que la libelula alada alaba el lamento y la sangre del aguijón
¿qué será aquello que me arrulla que me llama por camino incierto eso que apesta a mentira y mi cabeza lo repele pero mi espíritu requiere en su inmundicia?
un recordatorio infame de mi impunidad humana de que cuerpo tengo músculos y arterias tengo corazón pulsante tengo y aún así la vastedad de mis musculos no abarca la dignidad que corre indómita desde mi primera neurona hasta mi vientre
cierta es la magia cierta la miel, cierta la pena enmudecer no por olvido, sino por virtud y ya adivinada y material recaer la fe en el misterio simple de todo aquello que me es imposible realizar
no caer en la sal libidinosa de aquello que percibo trampa y es mi propia boca atrapando mi pie
no ceder ante mi propia autocomplacencia que sin vigilar es pronto autofagia; no se olvide que la miel cristaliza porque el deseo no libera si es impulso, no volición.
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maianarojas · 7 months
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Pequeña reflexión sobre la sociedad, 18/10/23
Es esta masa deforme de manos tendidas que entrega y pide todo
Abona una ficción escapista para la sana nostalgia
Condiciona con sus ojos negros como yunques encorvados
Es un flujo infinito de idiotez acelerada que se cuela por las cavidades más recónditas y apelmaza la realidad en torno al monolito
Entonces duelen el cuerpo y las drogas y la mañana y también la tarde y solo quedan la noche y el silencio bailando la dialéctica de la polilla y el zapato, del payaso y el cobarde
En el centro del niño dolido la frustración supura fantasías aladas que se queman en el sol de su patetismo alegre
Son las alas que brotan del amor, la única volición inapropiable
Pero la nostalgia es diáfana y la memoria una novela escrita en imperial, un bucle ansioso de decadencia inocente enamorada de su dolor por construcción y mandato del discurso del monolito
Son los días agujereados, atados a rieles y lanzados al mar
El absurdo de escapar del escapismo, de abrirse el estómago y salir pataleando para confirmar que existe el otro como si no fuese yo quien piensa y escribe estas palabras con la elocuencia propia de quien habita el lenguaje del imperio, con la transparencia occidental del ser martillada en la sien, con el odio de un esclavo que sueña con enterrar un clavo en el cielo
A dónde gritar cuando la represión se vuelve carne y entonces ya no es represión
A dónde buscar cuando la desesperanza apuntalada por la fuerza apaga las últimas luces
A dónde ir cuando el norte no es mi norte y mi norte tampoco, cuando el territorio del imperio excede las capacidades más imposibles de la libertad
El amor, la amor como signo como concepto como ideología como árbol, como último bastión erguido sobre la más arbitraria negación
La resonancia como antídoto a la alienación decía alguien, la rebeldía más inofensiva y eficaz digo yo
El amor, la amor para cobijar el ego herido por pensar solo en su herida propia
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motuproprio · 8 months
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Una emoción temprana
empalaga diversos instantes míos,
así en el silencio sarraceno,
así en el bullicio de Praga
que en mí constituyen la misma saga,
la misma casa y el mismo río.
¿Ahora soy el verdadero o el falso?
¿El grotesco o el querido?
¿El que vale o el que ama?
¿El que sobrevive o el amigo?
El binomio me acompaña
y yo vivo al amparo de su abrigo
hecho de ceniza y ventanas cerradas,
sonrisas empañadas y volición de olvido.
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cinocefalo · 9 months
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CINCO COMENTARIOS SENSACIONALES SOBRE LA BUTOPÍA,
a propósito de Kill the fucking Bill(s)
César Cortés Vega
Cuando al entrar a la sala observé a Adriana Butoi supuse su desafío como una refracción: mientras nos acomodábamos en las butacas, ella, recostada sobre el proscenio, nos contemplaba con un gesto entre candoroso y de salutación, pero con ese filo incisivo que caracteriza la locura de todo actor que en efecto crea serlo. Un truco— pensé, porque siendo además codirectora junto a Anacarsis Ramos, quien a su vez realiza la dramaturgia de la puesta en escena Kill the fucking Bill(s), es claro que tal enfrentamiento está colocado como preámbulo que produce intimidad: ¿me mira a mí? Seguramente no, pero eso no importa: me mira a mí. Si hemos entendido el juego de tales representaciones, la sonrisa de retorno siempre será cómplice. De inmediato, entonces, la confesión: no se asusten. O quizá sí, porque esto que están a punto de presenciar es… [rencores lumpen… venganzas geopolíticas… dulces]. Ese otro, extendido en la figura del ejecutante (performer) —y en ese sentido, radical en su extravío—, señala el careo con la imagen del espejo que siempre será el espectador. Y es que un espejo es, justamente, uno de los artefactos más flexibles: en su desarrollo histórico-sensitivo, semejante herramienta ha logrado que aquello que pensamos de su reflejo sea para nosotros una mixtura entre el ensueño de una figuración estática y el dinamismo de ideas con las cuales cuadrar narrativamente todo contexto devuelto por la imagen. Ese encuentro con el sí mismo y los lugares que habita, ha sido el punto de arranque para los peores asesinatos, así como para reconciliaciones mitológicas. Y, en ese careo que busca honestidad en el calado de los ojos que se miran, nos hemos visto llorar o hemos examinado fieramente a un enemigo personificado por el sí mismo. Hemos, pues, actuado la personal miseria. Justo ahí se establece la empatía de la representación. Lo que Adriana va a hacer es contar nuestra propia historia, que es la suya.
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El primer lanzamiento es entonces táctico, pues apunta a lo tragicómico desde lo sacrificial —nada puede ser tan serio, porque luego se vuelve narcisista más allá de lo ineludible—. A la sazón, ridiculizar la propia experiencia, sin que en ello se pierda el dramatismo para esa venganza simbólica deseada en la obra. Adriana, personaje de sí misma (y por eso, más allá de la mera representación) comienza brindándonos una cátedra anti-cátedra, valiéndose de un recurso del teatro documental que encara al público frontalmente desde una honestidad que mezcla actuación con experiencia presente. Pero en la puesta se observa una diferencia con obras que, al poner en juego el ejercicio del mundo inmediato, se despojan muy poco a poco de sus prendas para irlas colocando en un pizarrón discursivo, como una suerte de striptease que revela los pudorosos retruécanos del interior. En Kill the fucking Bill(s), por el contrario, se asume la personalidad en la ofrenda e inmolación ante lo que nos toca y cercena la voluntad, a la vez evidenciando la fuerza contrahecha con la que superamos las trabas y estupideces que los otros nos han impuesto (familiares, sociales, nacionales). Algo que no parece ser un mero recurso, sino parte de su potencia real: la misma que la ha proyectado y a la vez derribado, como en esa escena que es su motor gemelo en el filme de Tarantino: Uma Thurman en la obsesiva búsqueda de una compensación gracias a la perfidia de la cual ha sido blanco desde el amor... Porque, ¿qué hay más atroz que una crueldad bruta aplicada sobre la filigrana de la inocencia? Habrá quienes, luego de haber sufrido algo así, puedan retirarse del mundo y buscar en ese aislamiento respuestas más allá de la volición ajena. Tarantino-Thurman-Butoi no. Al menos en ese espacio rebasado en la obra de arte —maldita desde tales premisas— que rechaza la mera introspección contemplativa. Por eso, al abrirse el telón, se muestra la secuencia en la que le dan el tiro de gracia al personaje de La Novia en Kill Bill I, embarazada y en medio del ensayo de su boda en una modesta iglesia. Ahí arranca el recorrido como sacrificio, en un enfrentamiento en el que Butoi, sentada en una mesa de estudio, se mofa primero del proceso académico formal. Ahí alude, desde la ironía, al discurso implícito de la institucionalidad que manipula escalafonariamente las voluntades de aquellos que bailan entre sus patas burocráticas con tal de no ser pisoteados, temerosos ante un afuera que gestiona de otros modos la vida y sus sinsabores. Entonces, desde el dispositivo escénico concebido por Mauricio Ascencio y la propuesta multimedia de Karla Sánchez 'Kiwi', comienza el recorrido visual en las pantallas: el afiche de la presentación de un estudio realizado alrededor de las plantas carnívoras, en el que se brindan algunos datos interesantes. El árbol devorador de humanos en Madagascar, por ejemplo, o el lazo del diablo en Costa Rica que arrebata animales y niños: los mecanismos naturales mediante los cuales se atrae a la presa para succionar con las ventosas de sus tentáculos vegetales al ser; su sangre y voluntad.
Esta primera parte aparenta un orden desde la furia contenida en el discurso que paulatinamente se va alterando. Sin embargo, la advertencia de inicio impide cualquier engaño. Aquel clásico en el que un antropólogo sabe que será capturado por las mismas fuerzas que desea investigar: transformación de sujeto cognoscente a objeto de estudio. Lo vertiginoso se prevé, entonces, debido a que las imágenes de plantas con voluntad punitiva asientan los motivos auténticos. Porque no se trata de un problema meramente dialéctico en el que el afuera se requiere en un adentro repleto de insuficiencias. Cada frontera establece el conflicto con aquello que limita el desarrollo de su subalternidad, su toma de conciencia política. Las amistades, las transas, el ahogo de la extranjería, el hecho de no ser de ninguno de los lugares que se pisa. De estar en deuda persistente con un saber en el más allá de la cultura. Los laberintos de lo mexicano, una casa de espejos de la conveniencia basada en la desconfianza. La amistad que acá y allá siempre es puesta en entredicho. Lo precario, y en ese caldo, la ambigüedad. Los artistas trepadores, los favores sexuales, los trucos de la filiación y el éxtasis en el intercambio liberal, para después, la culpa, el conservadurismo, el beneficio. Luego, más allá de lo local, lo excéntrico: una Rumania —nacionalidad de origen de las dos Adrianas: la representada y la real— en los entreveros de un comunismo histórico fracasado, los totalitarismos en el oropel de la conciencia de masas, desgastada por las contradicciones de lo inmediato y lo tangible. ¿Y luego qué? El exilio y la necesidad de asentamiento escapando de algo. La imposibilidad de la adaptación, la fuerza de un más allá europeo que, en tierras americanas, se juega la vida a machetazos. Y ahí el vértigo que, para nuestras culturas entregadas a la culpa, se verifica no solo en un cristianismo inmolatorio, sino en la negación extática del self, un sí mismo en la purga mediante las fuerzas del mal vegetal y animal. Adriana entonces olvida la representación, y de tajo se entrega a un proceso en el que es devorada por su propia planta, con la cual a la vez dialoga entre la desnudez y la tierra, la sangre menstrual y el llanto. En las pantallas del fondo se hacen correr más escenas de Kill Bill, mientras ella danza con el machete de la venganza embarrado de lágrimas, sangre bruja y lodo. Porque más allá de todas esas contradicciones narradas, sabe que el enemigo tiene rostro. La cara de Bill.
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Acá un breve paréntesis, como licencia de un escribidor malcriado: en plena pandemia y como parte de mis actividades laborales, organicé un simposio sobre arte transmitido en línea en una universidad conocidísima. Ahí Adriana Butoi participó con una ponencia-performance. Y quiero relatar esto brevemente aquí debido a un ánimo que está más allá del arte y sus entramados socio-relacionales cumplidos en el enmascaramiento, que es donde la primera parte en Kill the fuking Bill(s) se sitúa para avanzar sobre el concepto de traición y devolución. Sigo: como organizador, yo debía estar presente en todas las transmisiones del simposio, luego de lo cual esa puesta en escena de lecturas a medias, engolamiento y pretensión ad nauseum terminan por aniquilar cualquier acción crítica con las miras colocadas en la obtención de una… constancia (que asegura los créditos necesarios para justificar una manutención proporcionada por una beca). Y eso, a esas alturas, me tenía frito. Más allá de ello, yo sabía ya del trabajo de Adriana, por lo que me interesaba particularmente su exposición y comentarios respecto a su ponencia —elegida por un comité externo—, que llevaba el nombre de Homo mexicanensis en el theatrum mundi. Performando una salida del paradigma. Mi sorpresa fue que no se trataba propiamente de una explicación, sino de una explosión. Lo suyo, como en realidad ya se advertía en el título, era un hack en ese sistema de validación. Gritos y una lectura vertiginosa, cancelación y movimiento intermitente de la cámara, acción y actuación alucinógena. Y un tono que, entre dientes, señala que se habla desde la víscera, más allá de la frontera de la adaptación para un entorno timorato. Luego, yo, dejando de lado una prudencia que nunca ha sido tampoco en mí suficiente, en lugar de llamar a la mesura, al final exploté también, convocado por su valentía. Cuando el acto de Adriana culminó, le arrebaté el micrófono al moderador de la mesa, uniéndome a la agitación de ese contra theatrum mundi, declarando abiertamente que era eso, justamente, lo que me hacía mayor sentido en el simposio, debido a que se oponía en esencia a la consumación de voluntades en el mediano esfuerzo para una certificación firmada y sellada, y al estatismo que nos tenía a todos anclados en nuestros asientos y conectados a la videocámara desde ya casi dos años atrás. Y eso, junto a varias otras cosas, me hizo renunciar a mi cargo un par de meses después.
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Como acto colectivo, el teatro implica una estabilización de voluntades. Y, dado que se trata de un sistema jerarquizado, la invisibilización de los unos sobre los otros no puede sino operar. Porque, querámoslo o no, se trata de un espectáculo. Debord y el desfile crítico que le antecede (Escuela de Frankfurt, Adorno, Lukács, y cientos más) prevé un capitalismo aún más radical del que tenía a sus espaldas: las necesidades fetichistas de todo usuario —concepto más contemporáneo— satisfechas en función a la lógica de la mercancía. Y ahí, en el capitalismo extremo, hasta su crítica parece formar parte de él. ¿Hay escape? Si es así, no es de fácil discernimiento. Y es que, en medio de los cataclismos históricos de los que inevitablemente somos producto, no podemos dejar de pensar desde el yo, que resulta ser nuestra más cara intermediación. Un yo educado salvajemente en el conflicto y sus razones a medias. De este modo, el trabajo del actor se encuentra empeñado al extremo, pues en los mejores casos implica algo más que la mera representación. Es cierto que, según los límites nominales del mundo, quien se coloca en un escenario para hacer vivir un texto, puede —como parte del contrato social que ha signado con la realidad— concluir su acto, recibir felicitaciones, saludar. En Kill the fucking Bill(s) esto, por supuesto, acontece también, pues toda gestión está hecha de relaciones. Sin embargo, su experiencia ocurre a la vez, como en muchas apuestas dramáticas con voluntad similar, en el límite de los significantes. Así, la obra continúa en el vértigo de un ser que se desgrana —engañosamente, como implica la revelación de las condiciones de toda identidad— para buscar una propia conclusión no en el acto extremo, sino en el de la vida y su organicidad poética. Porque la pregunta del espectador que, justamente desea trascender el espectáculo, puede ser la que se enuncia casi al final de la obra: ¿qué nos puede decir una comunista fracasada y reincidente sobre la descolonización de su deseo, que es el nuestro? Bill ahí es fundamental, porque se trata de otro siempre presente, pero ausente en tales reflexiones salvo como mero referente. Y es que, en el cruce de caminos de la obra, el acto sacrificial podría arribar a la autoinmolación cuando el poder que se pretende combatir parece ser demasiado grande. Pero es cierto: al final —decía una querida amiga—, se requiere mayor valentía para decidir quedarse en el mundo, con todas sus falencias y contradicciones, que para irse.
Ahí parece arrancar la segunda parte de esta acción en un solo acto: el entendimiento de la naturaleza vital de la venganza. Y para ello el preámbulo es notable, pues parte de la honestidad. No se trata de Butoi, sino de todos nosotros. Ahí el espejo en el relato de la experiencia íntima de La Novia, ahora personificada en nuestra ejecutante. Bill no representa solamente a un hombre terrible, cegado por los celos, sino el mal mayor de un monopolio del sentido que escinde todo empeño. Lo comprometido por the bills (las cuentas), implica la entrega del cuerpo y su posibilidad de experimentar los límites del mundo gracias a los compromisos económicos para sostener la existencia propia y la de los hijos. La amenaza desde el patrimonio de la maternidad, que se representa a la perfección en la Kill Bill de Tarantino, es retomada y amplificada —aclarada— en los términos de la necropolítica de un machismo hegemónico que toma a los hijos y los desaparece como producción de muerte para el sostenimiento de la máquina lucrativa: los y las Bills. Entonces, luego de haber sido arrinconados en el extremo, humillados y sentenciados a la muerte en vida, al suicidio como deseo de extirpar de una vez el sufrimiento, hay una fuerza como la caracterizada por Uma Thurman, y retomada con precisión por Adriana. Antes de la decisión, algunos de los que parecían enviados de la muerte levantan al desvalido y le dotan de una fuerza contrincante capaz de erigir una estrategia para la reparación. Cuando Uma entonces abre los ojos, Butoi está despierta también. Y, si bien para la autoinmolación se requiere dejar de relativizar el dolor para convertirlo en un absoluto, para la venganza simbólica es necesario cierto cinismo. Adaptarse es disfrazarse un tanto del “mal”, que desea hacerse pasar por “bien”: el cuchillo pagano siempre escondido en ese ropaje. Luego, una de las formas menos bochornosas para llevar a cabo tal transmutación es desde el humor —piénsese en la carcajada del convaleciente, por ejemplo—, lo cual implica cierta sabiduría para batallar de frente con el narcisismo propio. La máscara del llanto, trocada en la de la risa. Porque otra pregunta que se hace luego de que todo parece perdido es: ¿qué necesitamos combatir para estar en otro mundo? Y eso implica algo cuyo mejor ejemplo se puede encontrar en el teatro: las mil maneras en las mil representaciones de los mil pueblos.
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La palabra “Butopía” es escrita con la sangre menstrual para personalizar una fórmula de enfrentamiento. Y, lo que parece personalísimo, en realidad puede ser leído como una invitación a la construcción de mitologías personales para la resistencia. A ello puede llamársele empoderamiento, pero hay otra palabra que quizá lo defina mejor: Tulpa. Antes de que Coatlicue aparezca, se nos brinda su significado en la proyección. Se trata de un concepto nacido en el budismo que puede querer decir la manifestación de un ser u objeto creado mediante poderes mentales o espirituales. En la tradición ocultista occidental ha sido empleado más concretamente como un tipo de amigo imaginario autónomo con volición, pensamiento y opinión.
Adriana, una rumana que sabe que no comparte tampoco los valores de la Europa que coloniza a sus propios integrantes —comenzando por los pertenecientes al ala del continente empobrecido y dominado—, y que ha vivido más arropada en las ruinas del fracaso comunista que en los palacios del triunfo estético, emplea a una Coatlicue redimensionada en el humor para plantear disyuntivas en códigos excéntricos. Su amiga imaginaria devuelve entonces, desde una fertilidad femenina con falda de serpientes —collar de manos y corazones—, el aliento de la muerte que devora también aquello que es vehículo de la barbarie.
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*Créditos de las fotografías: Gabriel Morales, Alfredo Millan y Oscar Chong.
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Adriana Butoi. Artista interdisciplinaria rumana, residente permanente en México. Doctora en Teatro (magna cum laude, 2017), licenciado y maestra en el Arte del Actor por la Universidad Nacional de Arte Teatral y Cinematográfico (UNATC) de Bucarest, Rumania (becaria Rumania-México). Realizó una especialización en el Conservatorio Nacional Superior de Arte Dramático, en París (becaria Francia, 2003). Sus actoralidades híbridas se sustentan en el realismo psicológico- el personaje soy yo y yo es (un) otro- y a la vez en la interdisciplina: danza(s), pantomima, escritura, performance, videoarte, archivo, idiomas y humanidades. Cuenta con 25 años de trayectoria profesional en los que ha colaborado con creadores escénicos e interdisciplinarios, directores de cine y televisión de 12 países. Fundadora y coordinadora de HÍBRIDOS laberintorio rizomático desde 2014, desarrolló proyectos en el ámbito de la escena expandida, enfocados en la investigación y la práctica performativa, con diversas residencias artísticas realizadas en México, Estados Unidos, Rumania, Perú, Chile y Colombia.
Anacarsis Ramos. Dramaturgx, director escénico, investigadorx y docente. Ha presentado sus obras en diversos festivales nacionales. Entre su trabajo destaca Infierno comprendido, Zombis Comunistas y Jodidxs. Sus trabajos investigan las relaciones entre la realidad social y su representación en los medios. Tiene interés sobre los diferentes usos que se le da a la ficción en contextos estatales, comerciales y comunitarios, sobre el entramado ideológico tras los grandes relatos que nos estructuran, así como sobre la cualidad de empoderamiento que tiene generar discursos y narrativas sobre unx mismx y sobre los grupos a los que pertenece. Es ce-director artísticx de la compañía Pornotráfico, con quienes crea proyectos escénicos que retoman elementos de la cultura pop y se apropian de las estructuras narrativas de la televisión como estrategia para distorsionar los discursos de la globalización.
Mauricio Ascencio. Diseñador escénico. Ha colaborado en diseño de escenografía, iluminación y vestuario para montajes teatrales y coreográficos, así como proyectos interdisciplinarios. Recibió la beca del FONCA Jóvenes Creadores (2006-2007 y 2011-2012), así como reconocimientos y premios por mejor iluminación y vestuario. Recibió el primer lugar por la pieza performática Hombre mirando al cielo estrellado, bajo su dirección, en el Segundo Premio a la Creación Escénica Contemporánea en 2017. Desde el 2018 desarrolla un proyecto personal de fotografía, instalación y paisajes escénicos titulado Meeting Points. El arte como el territorio de la posibilidad, las uniones transversales, el ocio y el deseo.
Karla Sánchez 'Kiwi'. Creadora escénica egresada del Colegio de Teatro y Literatura Dramática de la UNAM. Ha complementado su formación en el Centro de Investigación Coreográfica del INBAL, y a través del aprendizaje autodidacta de softwares de diseño, edición de video, audio y programación para la escena. Trabajó como asistente de dirección y producción en diversas obras. Ha diseñado producción de montajes para Teatro sin Paredes y la compañía Principio Investigadores Escénicos. Desde 2019 se desempeña como diseñadora de iluminación y multimedia en diversos proyectos. Fue becaria en el área de dirección escénica del programa Jóvenes Creadores del SACY PC (2021) con la obra Proyecto Virginia. Es productora general de Tejiendo Redes Mujeres Escénicas e integrante de la Colectiva Cromagnon.
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thekettleson · 11 months
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1.- Mecano - Mujer contra Mujer
Una de las infinitas cosas que le debo a mi madre, es el gusto por el synth pop en español de los 80s. Mecano es una de esas agrupaciones que ambxs disfrutamos y cantamos, bailamos y sentimos. y también crecimos con ella.
Mecano fue el primer grupo con el que bailé fuera de la música tropical sin la que sería imposible comprender una fiesta latinoamericana. La importancia de esto reside en que Mecano es lo primero que bailé por convicción, lo primero que bailé desde mi volición y por elección. Y como el baile no es sino una expresión del alma y el corazón de unx, Mecano fue lo primero que hizo que usara mi cuerpo para expresar mis sentimientos y mi espíritu. Y por eso supe que debái empezar esta serie de textos con Mecano: Porque fue mecano lo que me hizo darme cuenta.
¿De qué me di cuenta exactamente? Para poder responder esta pregunta con el contexto que amerita, es necesario decir que me estuve debaiendo entre tres canciones: "Maquillaje", "Mujer Contra Mujer" y "Cruz de Navajas". Maquillaje fue lo primero que me llevó a explorar y experimentar abiertamente con mi parte femenina (porque tooodxs hemos hecho el mismo pasito de "sombra aquí, sombra allá", sólo diferente en cuanto glam le mete cada quién) desde niño, en un momento donde era aceptable -como ponerte los tacones de tu madre o embarrarte la cara de maquillaje; cosas que luego, al paso del tiempo, se vuelven reprobables. Y he ahí la razón por la que me decanté por "mujer contra mujer": Para mí, representa la ventana que me hizo ver que hay un mundo más allá de algo que no sabía muy bien que era pero por supuesto que sabía de su existencia. Crucialmente, lo que me hizo ver es que existía ese algo y es cruel y desgarrador con todo aquello que se sale de ello, de manera totalmente incomprensible, porque no está mal salirse de ello. Hasta muchos años después, en la universidad, aprendí que tenía nombre y que ese nombre era "heteronorma".
Hubo una madre que tenía a su niño. Y esa madre abrazaba al niño y cantaban canciones españolas, acurrucados, cuando el padre se iba a trabajar y no les veía. Esos momentos de profunda intimidad y hasta secrecía forjaron mucho de "la niña" que siempre y desde entonces vivió en ese niño: del lado más tierno y vulnerable, más maquillado y vanidoso, más sensible y expuesto, con su cabello y uñas largas, con las caderas agitándose cada que pueden. "Cruz de Navajas" siempre será la canción de mi madre y yo, por las incontables tardes que pasamos cantándola viéndonos a los ojos, bailando, sonriendo, haciendo nuestros mejores y peores acentos madrileños. Pero la canción que a mí me hizo pensar por primera vez en lo que después se volvería el cuasi-eslógan "love is love" fue "Mujer contra Mujer". Y en mi cabeza, desde entonteces hasta ahora, cada que suena la canción veo la misma escena: Dos mujeres en sus elegantes vestidos en medio de una fiesta de gente rica escondidas, como niñas temerosas, debajo de una mesa en una sala aparte. Escondidas, porque tienen que esconderse y no sé yo por qué. Y están llorando desconsoladamente, pero tomándose de las manos, mirándose a los ojos, besándose y acariciándose. Y entonces un mesero abre la puerta y las ve. Se queda helado pero no atina a decir nada; no es que le parezca malo (aunque entiende que, según lo que le han enseñado, debería parecerle), pero sí que sabe que eso es problemático para lxs 3. Y entonces, detrás del mesero, una horda de hombres y mujeres con sus trajes y sus gordos dedos lanzando piedras a las amantes, mientras ellas siguen llorando, abrazadas y besándose. El mesero lanza una piedra más por impulso, por acción de la masa más que por convicción y luego se marcha, en silencio y avergonzado. Y ellas siguen llorando, abrazadas y besándose bajo la mesa, que ahora tiene tantas piedras que le han formado un muro, tras el cual, ellas siguen escuchando los rugidos de las bestias de afuera, afilando sus colmillos con el amor de ellas dos. Y ellas seguirán besándose y acariciándose mientras lloran, aunque ahora también sonríen. Dicho de otro modo, ellas no van a cambiar; porque no tienen por qué hacerlo.
Cuando era niño, con mi madre cantaba una historia de amora lesbiana. Ella no me tuvo que explicar nada, porque no hay nada que explicar, porque es algo muy fácil de comprender. Y es fácil de comprender porque "Mujer contra mujer" (sin que esto se lea como que opino que la gente que está en el clóset no merece celebrarse también, porque todo mundo tiene sus motivos y no es algo fácil ser queer y además, ellas "lo disfrazan de amistad") es una canción abierta y explícitamente lesbiana, que habla de dos mujeres explícitamente lesbianas, que no van a cambiar (aunque a veces haya que esconderlo) porque no tienen por qué. Por esta razón, decidí abrir esta serie de publicaciones del mes del orgullo con la primera cosa que a mí me explicó qué es el orgullo. Y que me hizo entender que no está mal ser quién eres, que no está mal si decides -o no- mostrarlo abiertamente, que también me hizo entender que por algún motivo la gente se iba enojar mucho por esa decisión y que, por supuesto, me hizo entender que con las piedras había que hacer una pared, para no detener el vuelo, aunque sea a ras del suelo.
Happy pride
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amiguiz · 1 year
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Es una cosa bien delicada porque, por un lado, dice Sarlo que Calveiro investiga lo que sucedió con otros en las cárceles de la dictadura argentina, aunque eso mismo le haya sucedido a ella. Es decir, elabora un análisis que no se sostiene únicamente en su experiencia. Se produce un borramiento de la primera persona, con la que “no busca legitimidad ni persuasión en razones biográficas, sino intelectuales”, aunque claro está que el libro tal vez no existiría de no ser por lo biográfico. Tons, por ese mismo lado, tenemos que “en la biografía está el origen, pero no el modo expositivo, en la retórica ni en el aparato de captación moral del lector”. 
(PERO, por otro lado, luego en entrevistas y otros paratextos, averiguamos “la verdad” del suceso, y el análisis se convierte en un juego de detectives).
(PERO ¿no hay algo de estafa en el hecho de no mencionarlo? Seguramente no, pero entonces ¿por qué lo siento así?)
(PERO pareciera una forma de cobardía. No lo es, pero lo parece; me interesa explorar por qué lo parece).
(PERO ella sí es la enunciante, aunque sea una tercera persona, y por lo tanto, es la única con volición).
(Ay no, no sé, es muy complicado).
Cuando describe los intentos de suicidio, se incluye en un amplio “y otros” (Fulano, Mengano y otros) porque “su objetivo no es probar que el campo fue· tan terrible que ella intentó suicidarse; no quiere usar su cuerpo como base testimonial (sino que ) quiere probar, de modo más amplio y más intelectual, que las condiciones del campo pueden conducir al intento de suicidio en muchos prisioneros”.
“Si una detenida-desaparecida habla (...) en primera persona , el discurso se resiste a la discusión interpretativa (Ricoeur); su carácter extremo es una especie de blindaje que lo rodea convirtiéndolo en algo que debe ser visto antes que analizado”.
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Freud cartas —02 by j re crivello
¿Hemos de permitir que nuestros anhelos se centren en cosas tan pequeñas? Sí, sin duda alguna, mientras no llame a nuestra puerta silenciosa ningún acontecimiento que rebase nuestra volición. Y por supuesto, tendremos que seguirnos diciendo el uno al otro todos los días que aún nos amamos. […] No se debe ser tacaño con el amor, pues la porción de capital que se desembolsa va renovándose , a…
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juuanre · 1 year
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Freud cartas —02 by j re crivello
¿Hemos de permitir que nuestros anhelos se centren en cosas tan pequeñas? Sí, sin duda alguna, mientras no llame a nuestra puerta silenciosa ningún acontecimiento que rebase nuestra volición. Y por supuesto, tendremos que seguirnos diciendo el uno al otro todos los días que aún nos amamos. […] No se debe ser tacaño con el amor, pues la porción de capital que se desembolsa va renovándose , a…
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paralefikzland · 1 year
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“...ofrecimiento-aceptación, sentimiento-tuyo, sentimiento-mío, volición-amor, sí.”
Ánderwo visita una realidad sin verbos.
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beyondthecloud-blog · 2 years
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bitácora COL
Hemos estado ensayando, cada quien ha tenido un proceso distinto, creo, pero a nivel colectivo pienso que nos falta un poco más de energía para jugar con el texto para el final. Ha sido un proceso muy disfrutable a pesar del estrés, de las confusiones y de las mil vueltas. Ahora que estamos terminando se me viene una frase que una vez leí: Art is grounded in reality, in the particular, the focused, the well observed or specifically imagined.
En investigación he tomado algunas citas para mejorar mi marco teórico:
p. 65Pensar y crear fuera de la repetición de esquemas permite migraciones intelectuales y verdades nómadas que hacen crecer territorios que desbordan los límites y permiten los quiasmos posibles del teatro y el performance, la teatralidad poética y la parateatralidad, la teoría del arte y el arte.El ejercicio del pensamiento no es sólo racional y discursivo: implica una somática, una conmoción, un flujo sanguíneo que deja su huella existencial en los conceptos que el pensador crea, en las preguntas que lanza. El arte tiene sus razones, mismas que son muchas veces desatendidas o negadas, y plantea, de muy diversas maneras- Miroslava Salcido. Con base en distintos soportes, importantes preguntas filosóficas que vale la pena desarrollar en la propia práctica si queremos decir algo que sea susceptible de provocar la transformación del espectador y del artista mismo.
CRUCE DE FRONTERAS. el arte acción es una forma de pensamiento que flota en el flujo del devenir,sin un fundamento último, transcurriendo en el cuerpo y su razón poiética,podemos decir que la creatividad, la originalidad y el cruce de fronteras entre prácticas otrora disociadas es un asunto de performance, es decir, de ontología procesual, de pragmática de multiplicidades y conjuntos de intensidades variables.
¿QUÉ ES PERFORMANCE? La performatividad es, desde este punto de vista, la vía posible de la innovación, de la creación y el descubrimiento, y su potencialidad es fundamental para la deslocalización del arte en un sistema cerrado que nos Performance, un acontecimiento filosofante 67exige obedecer a los teoremas de la dictadura capitalista que hoy echa raíces por doquier. Más aún, en un mundo cercado por la especialización de los saberes, preguntémonos si una filosofía creadora que se vierte desde y en el cuerpo del pensador, del artista, puede entre nosotros tener valor, no sólo en el terreno del arte sino de la pedagogía.
¡FUERA LA MONOTONÍA!
Como acontecimiento, el arte acción puede ser una experiencia existencial que exige una posición activa y creativa que nos disocia de la monotonía, delo ordinario, es decir, de aquello que sucede de igual modo todos los días. El Acontecimiento, una “aparición que es indistinguible de su propia desaparición”, según Badiou, (2014) tiene lugar por sí mismo y no obedece al efecto regulador del orden como ámbito social del sentido. El acontecimiento no tiene un sujeto ni una volición detrás, acontece por su parte como desviación y como un “salir de tono”.Con esto quiero decir que el arte acción
¿IMPROVISACIÓN O PADECIMIENTO?
no es “el arte de la provocación de acontecimientos” sino un disponerse al acontecer de los mismos en el sentido de un pathos, dado que es algo que nos sucede sin intencionalidad de por medio: el acontecimiento se padece, no sobrepasa, viene de improviso.-nos puede dar revelaciones del mundo…tal, el arte acción como una práctica que se abre al acontecimiento puede revelarnos aspectos del mundo que ni la epistemología ni el discurso ni las disciplinas conceptuales pueden agotar.¿qué es? p.68es una puesta en escena de la obsolescencia de las categorías y las relaciones dicotómicas que hasta el giro performativo de las artes habían ocupado el trono de la interpretación del arte. Es por esta razón que me parece que es posible afirmar que es un arte filosofante que en su clara actitud anti-representacional conduce a una reflexión a profundidad sobre la representación como práctica de poder, como una estrategia artística que ya no se piensa como mecanismo de reflejo o imitación, y que desarrolla en otro nivel, en palabras de Cornago, un “plano referencial [que] queda como algo secundario frente al ejercicio de sustracción y negación de ese mecanismo de poder que desencadena toda representación”.
TRANSDISCIPLINA No veo una razón de peso para defender que no haya vinculación entre las aristas de este esquema al que llamo triángulo subversivo y que bien puede entenderse desde el acercamiento transdisciplinario y liminal en el que se expande lo que llamo filosofía del performance.
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chvazquez · 4 years
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#voluntad #ejercicio #propósito #costoso #sacrificio #esfuerzo #obligación #honor #determinación #satisfacción #victoria #volición #persistente #trabajo #historia #héroes #inventores #genios #fama #libro 📖 https://www.instagram.com/p/B6KHBu6hx9z/?igshid=1vct5qz92hnx9
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