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estudiosid · 1 year

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Ley de la alimentación vigente P I

Introducción

Creemos que el pueblo de Dios obedece la ley de la alimentación que Dios ha enseñado desde el principio para permanecer en santidad. Introducción Este es un punto de doctrina que se ha prestado a la discusión durante mucho tiempo.

Enseguida revisaremos algunos aspectos que consideramos de suma importancia para sustentar lo que creemos en el pueblo de Dios, que sigue obedeciendo plenamente esta ley de la alimentación, cuyas citas base principales se ubican en Lv. 11 y Dt. 14.

Objetivo de la ley de la alimentación

Para el caso de la ley de la alimentación algunos grupos religiosos la obedecen teniendo como base algunas ideas de salud y de aparente “limpieza”: por ejemplo, se dice que el cerdo no se debe comer porque es un ser muy sucio y puede transmitir enfermedades.

A pesar algunas creencias de pensar que se puede comer de todo en los grupos religiosos, Dios puso muy claro su objetivo al dar su ley de la alimentación (Lea: Lv. 11:44). Él quiere que su pueblo, que ha apartado de todos los demás, sea diferente, como Dios es diferente de otros supuestos dioses.

Obedecer es señal de fe

Adicionalmente, el obedecer esta ley es una forma de manifestar nuestra fe en Dios, pues no necesitamos de una “razón científica” para obedecerlo, o pensar que sólo si nos beneficia en la salud le obedeceremos, lo hacemos porque amamos a Dios (Lea: 1 Jn. 5:3).

Las normas y reglamentos que rigen la alimentación del pueblo santo de Dios han estado presentes desde que existe el pueblo mismo, antes de Israel, antes de Abraham y después de todos ellos.

La alimentación Original

En un principio, la alimentación del humano fue a base de frutos y semillas (Lea: Gn. 1:29), esta debería ser pues nuestra principal alimentación, y en ese tiempo, la alimentación del humano no incluía la carne animal, en el relato bíblico, de Gn. 4: 1-4, se ve que el humano criaba ovejas, aunque no hay evidencia clara de que las utilizaran para alimento, no se ve ningún testimonio que utilizaran otros animales considerados como inmundo por la ley de Lv. 11.

(Lea: Gn. 1:29) Más adelante en el tiempo, vemos que el patriarca Noé conoció acerca de las reglas de la limpieza de los animales aunque no queda claro que haya sido para alimentación, sí que sabía cuales animales eran “limpios” y cuales “inmundos”, esta reglamentación fue obedecida para la salvación de las especies de animales en el arca (Lea: Gn. 7: 1-5) y para ofrecer sus sacrificios de agradecimiento al Dios todo poderoso utilizó de los animales y aves limpias (Lea: Gn. 8:18-21), no utilizó de las otras especies que estaban con él, porque tenía claro qué animales eran limpios y cuáles no y cuando Noé salió del arca, Dios le mencionó algo que a muchos los hace pensar en un rompimiento de esa ley continua a través de los milenios, ya que en Gn. 9:3 dice “Todo lo que se mueve y vive os servirá de alimento, lo mismo que las legumbres y las plantas verdes. Os lo he dado todo”;

Cuando el Señor dice todo lo que se mueve y vive, pensaríamos que incluye también animales “inmundos”, pero Noé no pensó así, pues más adelante veremos que la enseñanza de animales limpios y no limpios continuó; en su mente las palabras del Señor indicaron un cambio respecto a Gn. 1.29, pues el alimento del humano era sólo a base de vegetales, frutas y semillas, ahora incluía también “animales” (todo lo que se mueve y vive), de esos que Noé sabía que eran limpios y podemos asegurar esto por una razón simple al analizar el texto de Gn. 9:3, si la familia humana salvada, hubiese comido un cerdo, al haber solo una pareja (macho y hembra Gn. 7:2), habría destruido a toda esa especie.

Recordemos además que como había pasado alrededor de un año con inundación sobre la tierra, los vegetales todavía tardarían para desarrollarse, por lo menos algunas semanas o meses, mientras tanto el humano tendría qué comer.

El Señor le dijo a Abram que el cumplimiento de todos sus mandamientos era parte fundamental del pacto (Lea: Gn. 17.1), en eso consistía la perfección y esta obediencia incluía por supuesto, lo que ya conocía Noé sobre los animales que Dios designó como limpios o inmundos y de los que le había permitido alimentarse. En este tiempo, todavía no existía algo llamado el pueblo de Israel y había seguidores del Señor en varias naciones, personas que le obedecían (Lea Gn. 14:18-20) y conocían esta y otras leyes (como el diezmo).

En qué consiste esta ley

La ley de la alimentación no está concentrada en un sólo lugar en la biblia, pues que se conocía desde tiempos muy antiguos, antes de que se formara el pueblo de Israel, así que se mencionarán los aspectos esenciales que incluye.

El profeta Isaías, hablando del tiempo de la iglesia (Lea: Is. 66:16-23), menciona que juzgará con fuego a todos los que desobedezcan la ley de Dios (incluye aquí la ley de la alimentación, menciona a los que comen cerdo y ratón, por ejemplo); pues es necesario observar todas las leyes del pacto para formar parte del pueblo de Dios (Lea: Is. 56.6-7). La ley dada a Israel permaneció en la vida de esa nación escogida durante más de mil 400 años antes de que el Hijo de Dios se hiciera humano y naciera de una mujer judía. El Señor Jesús, como parte del pueblo judío obedeció esa ley de la alimentación (Lea: Lc. 2.52) a los ojos incluso de los maestros del pueblo de Israel.

El Señor Jesús no enseñó algo contrario a la ley de la alimentación, de otra manera, el apóstol Pedro hubiera tenido muy clara, desde el primer momento, la instrucción de la visión del lienzo con animales de todo tipo (Lea: Hch. 10:9-14) y no hubiera contestado como lo hizo: “...Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás...” Algunas personas toman la cita de Mateo 15.11 como un soporte para afirmar que el Señor Jesús habría “abolido” la ley de la alimentación; sin embargo, al leer todo el contexto anterior, entendemos que toda la situación se refiere a un problema de cumplimiento de la costumbre de limpieza de las manos antes de comer (Lea: Mt. 15:2), por lo que el Señor, al pronunciar lo que está descrito en el versículo 11, lo hace con relación a lo que contamina profundamente al humano no es lo sucio de las manos (Lea: Mt. 15:20), sino lo que está en los pensamientos y sentimientos.

El apóstol Pablo tampoco recibió instrucción del Señor referente a que los alimentos para los gentiles no deberían cumplir la ley de la alimentación (Lea: 1 Tim. 4:3- 5), por el contrario, en la carta a Timoteo enseña que los alimentos son limpios por dos causas:

a) por la palabra de Dios y

b) por la oración.

De tal manera que no basta con orar para que un alimento sea limpio, sino que debe cumplir con los requisitos de la palabra de Dios, que se ha conocido desde antes del diluvio, los patriarcas y el pueblo de Israel, para que el pueblo de Dios sea santo, cumpliendo con lo señalado en Is. 56: 6-7.

Los descendientes de Israel, los gentiles, y cualquier otra persona que decida adherirse al pacto (Lea: Is. 56:6-7) tienen esta ley de alimentación:

• Comer frutos, plantas verdes y legumbres (Génesis 1.29 y 9.3)

• No comer sangre (Génesis 9.4; Levítico 7.26; 17.10-14) . Parte de este mandamiento incluye no comer animales ya muertos (por causas distintas a la acción intencional humana para su consumo), ni despedazados por fiera (Deuteronomio 14.21; Levítico 17.15-16), Página 3 de 7 pues por la causa de muerte no fueron desangrados.

• No comer grasa de la que se quemaba en el sacrificio (Levítico 3.14-17; 7.23-25).

• El mandamiento dice no cocer el cabrito en la leche de su madre (Lea: Ex. 34:26 y Dt. 14.21), lo cual es un mandato directo y no es factible lograr una relación con la idea judía de no mezclar lácteos con carne (Lea: Gn. 18.1, 7-8).

• Podemos comer de los animales según los grupos siguientes:

A. Animales que caminan sobre la tierra.

Solamente se pueden comer los animales que tienen pezuñas divididas y que además rumian sus alimentos (Lea: Lv 11.3-4 y Dt. 14:4-6).

Aquí el Señor nos da, además de la característica que identifica a los animales que podemos comer, una lista de ejemplos.

En este sentido las características incluyen a las vacas, toros, ovejas, cabras, jirafas, ciervos, entre otros. El Señor también hace la aclaración de que las dos características (pezuña dividida y que rumien) deben estar presentes a la vez, por lo que comemos cerdo, aunque tiene pezuña dividida no rumia, o el conejo, que rumia, pero no tiene pezuña dividida.

Tampoco se deben comer los animales que anden sobre sus garras (Lea: Lv. 11:27) . Esta ley indica que no se deben comer animales que se mueven o arrastran sobre la tierra (Lea: Lv. 11:29-30), por ejemplo: "comadreja, ratón, lagartos... musaraña, salamandra, topo, y camaleón"; tampoco se debe comer ningún tipo de reptil (Lea: Lv. 11.41).

Tampoco debemos comer insectos de cualquier tipo (se marca una excepción con los langostinos), tejón, armadillo, tlacuache, o cualquier reptiles.

B. Animales que viven en el agua.

En estos animales la ley de la alimentación indica que sólo se pueden comer los que tienen escamas y además aleta para nadar (Lea: Lv. 11:10-12).

En este grupo podemos encontrar las carpas, algunos tipos de atún, sardina, salmón, merluza, huachinango, pargo, etc. Pero no incluye ningún marisco (camarones, ostiones, callos de hacha, pulpos, langostas marinas, cangrejos, etc.) o pescado liso que no tienen escamas y los evitamos.

Algo importante a meditar es que la lay fue dada para el uso de todo el pueblo, no sólo para los sabios o científicos, por lo que debemos considerar que si a simple vista no se ven estas características, por lo que no lo consumimos, pues alguien más podría vernos y entonces ser movido a pecar.

C. Animales que vuelan.

Para las aves, sólo da una lista de aves que son comunes de aquella región y que no se deben comer: águila, quebrantahuesos, buitre, milano, cuervo, avestruz, lechuza, gaviota, halcón, búho, somormujo, ibis, cisne, pelícano, buitre, cigüeña, garza, abubilla y murciélago (Lea: Lv. 11:13-19 y Dt 14:11-18 y 20). Por ello no consumimos esas aves listadas y tener cuidado con la frase del texto “...según su especie...”, pues indica que, según el entendimiento de ese tiempo, algunos animales similares estarían incluidos en la lista.

Una particularidad con el pato, es que no está listado, por lo que podría pensarse que sí se puede consumir, aunque as reglas kosher de los judíos indican que si el pato es criado en granja, sí se puede comer, pero si es silvestre no (algo de lo más extraño); nosotros, (la Iglesia de Dios) el pato no se consume.

Indubeo es un concepto usado en las áreas de lo legal para indicar que “Algo es mejor, en virtud del desconocimiento de algo…” Por ejemplo: En un crimen donde no se puede comprobar la culpabilidad de un sospechoso, no se debe proceder, pues “Es mejor tener a un culpable libre, que a un inocente preso” y para este tipo de situaciones podría agregar confusión, pero tomando el pensamiento del apóstol Pablo, si comemos pato no somos más, ni menos si no lo consumimos, así que si eso puede poner en riesgo la fe de alguno, mejor no comamos pato nunca (Lea: Ro. 14.21).

D. Insectos

No se deben comer los insectos, a excepción de aquellos que tienen alas para volar, cuatro patas para caminar y un par de piernas para saltar (Lea: Lv. 11:20-23). Además señala los que cumplen con estos requisitos: Langostas, grillos, saltamontes.

Recordemos que no debemos comer hormigas, jumiles u otros insectos que las personas que no obedecen a Dios sí las comen, esta ley incluye aquí el mandato de no comer ningún animal que se arrastre sobre su pecho o sobre cuatro o más patas (Lea: Lv. 11:42).

Modernidad y la alimentación

En la actualidad, con la necesidad de las industrias de ganar dinero y de producir suficientes “alimentos” para que todo mundo los pueda comprar a precios accesibles, las empresas utilizan diferentes métodos para asegurarse sus ingresos económicos. (Abiertamente hablamos de empresas como Monsanto, la cual ha ido sustituyendo la naturaleza orgánica de los alimentos, robando tierras mediante el endeudamiento de campesinos), Parte de estos métodos sin escrúpulos de las empresas, incluye hacer que los productos que venden sean atractivos en sabor y en color,

En algunos lugares del país, ya se comercializa la carne de avestruz y la de conejo (que ambas están prohibidas por la ley de la alimentación que se ha revisado) como alternativas por el precio de las otras carnes. Conchas. En otros casos, la elaboración de la costra dulce de la concha podría realizarse con manteca de cerdo, tal fue el caso de las conchas Tía Rosa de hace 20 años. Aunque puede cambiar, es necesario revisar o consultar.

Para mejorar el color de algunas carnes, jugos, aguas y otros productos, muchas empresas agregan colorantes “naturales”. Uno de los más utilizados es el llamado “carmín” (otros nombres de este mismo colorante son E-120, Rojo4 y ácido carmínico), que es extracto de cochinilla, un insecto que no se debe comer,

Otro aditivo que se utiliza mucho para hacer que los productos líquidos parezcan más espesos (como en los yogures, cremas y hasta la leche), es la grenetina, que existe en varios tipos: la más barata es la de cerdo; hay otra que es de pescado (aunque esta es muy rara y difícil de conseguir); también las hay vegetales (carragenina, algunas gomas) y claro, la hay de res, muy fuerte y la más cara; algunos en lugar de grenetina utilizan la pectina que se extrae de algunas frutas como naranjas (en muchas mermeladas y preparados de frutas), por lo que no debemos comer las gelatinas, pues la mayoría de las ocasiones se hacen con derivados de cerdo, porque es la más barata.

Un aspecto difícil de los productos modernos que se venden en las tiendas es que las empresas buscan reducir costos, por lo que es nuestra obligación revisar lo que compramos leyendo y asegurándonos de que los ingredientes son aptos de acuerdo con la ley de la alimentación o, más fácil, consumiendo menos productos procesados y más de los hechos en casa.

Conclusiones

Esta ley de la alimentación ha estado vigente desde siempre, como vemos con Noé y ha permanecido hasta nuestros días. Toda aquella persona que quiere ser parte del pueblo de Dios, junto con toda la ley de Dios, también obedece la ley de la alimentación. Las reglas para la alimentación son claras y, cuando las usamos constantemente, nos permiten una vida consciente de obediencia a Dios. En la vida moderna, si queremos utilizar productos procesados para nuestra alimentación, es nuestra responsabilidad revisar los ingredientes y asegurarnos que son adecuados para que cumplamos con la ley de Dios. Es recomendable reducir el consumo de productos procesados y utilizar más los hechos en casa, así nos aseguramos de lo que contienen y podemos obedecer más fácilmente la ley de la alimentación.

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