Tumgik
#tiene que estar EBRIO para soltar nombres
romaahn · 5 months
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💀+ FMK vástagos independientes
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' preferiría que mis interacciones con los vástagos de dicha secta se mantuviera entre los límites de los vínculos profesionales. '
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natannemcqueen · 3 years
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Cap. 2(1). Preparando el panorama
Pienso que el capítulo anterior fue demasiado largo, así que decidí dividir este en dos partes. Enjoy :)
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John tenía cinco años cuando sus padres se divorciaron. Un par de días después, su madre, Julia, lo dejó al cuidado de sus tíos, Mimi y George, y desapareció de su vida.
Cuando tenía trece, y su tío George había muerto, su madre reapareció frente a él con una niña de diez años, llamada Gretchen. Ese fue el único encuentro que John tuvo con su media hermana.
Desde entonces Julia apareció esporádicamente en su vida, siempre sola, y mencionando a Gretchen escasamente.
Cuando John tenía diecisiete Julia fue arrollada por un conductor ebrio y murió.
John nunca volvió a pensar en Gretchen hasta esta noche.
------------------------- 2----------------------------
Cuando los hombres llegaron al hospital, buscaron apresuradamente a Mimi en la recepción del segundo piso. La encontraron acompañada por dos mujeres de edad cercana a los cuarenta, una era su enfermera Rosa, y la otra una mujer afrodescendiente con quien mantenía una conversación.  
Ambos muchachos abrazan a Mimi y ella les corresponde con cariño.
— Llegaste rápido — observa, dirigiéndole a John una mirada de reproche, como reclamándole su imprudencia al volante.
John prefiere ahorrarse problemas, y no responde, se dirige, en cambio, a saludar a las otras mujeres. Paul hace lo mismo.  
— John, ella es la trabajadora social del caso de Gretchen —. Introduce Mimi — Fue quien me avisó de esto.
—April Maykel. Lamento mucho su perdida — habla la mujer ofreciendo a cada hombre una tarjeta de contacto. Su voz suena profundamente conmovida, pero sin cruzar la línea de lo formal.
— Hablábamos de los asuntos personales de Gretchen — comenta Mimi dirigiendo una mirada de advertencia a Paul. Comprendiendo que no es requerido, Paul se despide de John con una breve palmada en la espalda y acompaña a Rosa, quien también ha sido apartada, hasta unos asientos metálicos empotrados en una de las paredes.  
La enfermera Rosa, con toda su profesionalidad y años de experiencia, no es una mujer discreta, y una vez sentada nada la detiene de resumir para Paul toda la información que ha logrado recaudar en la última hora.
— Pobre mujer —. Dice pesarosa —. Fue una sobredosis, y era tan jovencita, apenas veinticuatro —. Cuenta secretivamente a Paul, como temiendo que Mimi aun pudiese escucharlos —.  Lo más terrible es que el niño encontró el cuerpo.  
La mujer entonces apunta con la mirada al otro lado de la habitación y Paul nota por primera vez que, en los asientos de la pared contraria, un poco a la derecha, hay un niño solitario abrazando sus rodillas y ocultando su rostro. Su cabello es rubio oscuro, su cuerpo menudo y con largas extremidades que lucen discordantes con su torso corto.
—¿Puedes imaginar algo así? — continúa Rosa sacudiendo la cabeza perturbada.
Paul ciertamente no puede imaginar un horror de tal magnitud. Cuando su madre murió él y su hermano sólo vieron su cuerpo durante el funeral, después de que había sido maquillada y colocada en el féretro en una posición pacífica, como dormida.  
— ¿Qué edad tiene? — pregunta y Rosa mira a través de la sala evaluadoramente por un par de segundos antes de contestar.
— Calculo que entre siete y diez, tal vez.
Paul comienza a sentirse enfermo sólo de pensar por todo lo que este niño, siendo tan pequeño, ha tenido que pasar, especialmente si ya había una trabajadora social involucrada aun antes de la muerte de su madre.  
— ¿Y su nombre?
Rosa solo se encoge de hombros y después de una pequeña pausa continua explicándole a Paul todo lo que sucedió desde que Mimi recibió la llamada de la señora Maykel, incluyendo cada minúsculo detalle sin importancia. Paul asiente cortésmente de vez en cuando, pero sin prestar verdadera atención. Su preocupación está en John, quien continúa enfrascado en una pesada conversación con las dos mujeres, y en el pequeño, inmóvil, frente a él.  
Pasan un par de minutos y John finalmente se separa de su pequeño grupo luciendo pálido y perturbado. Su mirada se cruza con la de Paul un segundo y ladea la cabeza indicándole una dirección. Paul se levanta y sigue a su novio hasta un pasillo solitario del hospital.
Paul está un par de pasos detrás de John cuando este se desploma en una silla con la cabeza oculta entre sus brazos. Silenciosamente Paul se sienta a su lado y pone una mano en su espalda, frotando tranquilizadoramente de arriba abajo.  
El par de segundos en que John se mantiene en silencio parecen eternos. Eventualmente el hombre logra levantar la cabeza y apoya la frente en sus puños, sus codos se apoyan a su vez en sus rodillas. Su espalda se encorva como si el peso del mundo lo aplastara y su mirada está clavada en el piso. Cuando finalmente se atreve a hablar su voz es tan baja que Paul tiene que acercarse aún más.  
— Una sobredosis, y tenía un hijo de ocho, Paul. No hay un padre, sus únicas opciones somos Mimi y yo o un orfanato... Dios... — John enreda los dedos en su cabello desaliñado y aprieta con fuerza hundiendo los dedos en su cráneo —. Mimi no puede ocuparse de él a su edad... yo...yo no... no sé qué hacer —. Sus manos abandonan su cabeza para frotar sus párpados por debajo de sus gafas en señal de cansancio. — No puedo cuidar de un niño, Paul, no soy capaz de hacerlo ¿Cómo voy a hacer esto? —John se muerde la piel de alrededor de las uñas— ¿Qué clase de broma retorcida estoy viviendo? ¿Esta es la forma en la que pago todo lo que le hice a Mimi? ¿Quedando atrapado como ella con un niño desconocido? Maldita sea... todo es un jodido desastre ¿Cómo pudo pasar esto? ¿Qué pasó con Gretchen? ¿Dónde carajos estuvo todo este tiempo? Fuck, fuck, fuck...
John se queda en silencio nuevamente, como si esperara que alguien contestara a sus preguntas, pero no hay respuestas. No de Paul, no de Gretchen, no del universo.
— Ni siquiera sé si puedo costear a un niño —. Sus manos comienzan a temblar y su mirada frenética baila en el piso —. Dios, no, no, no... —. John se jala el cabello con fuerza y Paul preocupado por que se haga daño lo detiene sujetando sus manos con fuerza. Se miran a los ojos y dentro del frenesí Paul puede ver miedo—. Paul... estoy jodidamente aterrado.
Es un destello del pasado, John es nuevamente un adolescente asustado, y Paul es un chico ingenuo que sin saber que más hacer prometió nunca soltar su mano. Esta vez, sin embargo, son más fuertes.  
Paul sujeta la nuca de John con una mano y lo guía hasta que su cabeza puede descansar sobre su hombro. Su otra mano se apoya en el muslo de su novio sin soltar su mano. Paul siente la respiración agitada de John en el costado de su cuello y un brazo tembloroso rodea su cintura.
— Todo va a estar bien, estoy contigo —. Paul recita una y otra vez en el oído del otro como un mantra. — Lo solucionaremos, encontraremos la forma de salir adelante —. Promete, y su mente comienza a formular un plan.  
— Dime que hacer, Paul ¿Qué puedo hacer?... Ayúdame, por favor.
John se aferra con más fuerza a Paul, el compañero de vida que en sus momentos más oscuros lo ha sabido mantener bajo control. Paul que irradia amor y fuerza. Paul que es su ángel y su roca.
El menor permanece callado por algunos minutos, tratando de tranquilizar a John con caricias en su cabello, hasta que finalmente encuentra que decir.
— Él te necesita John, tú y Mimi son lo único que le queda.  
John asiente lentamente, dejando saber que escucha con atención.
— ¿Piensan entregarte al niño hoy mismo?
— No, no hasta ganar el juicio de custodia y patria potestad... La trabajadora social dice que prácticamente no hay posibilidad de perder, en un caso como el suyo el consanguíneo próximo siempre obtiene el derecho.
— ¿Y qué pasará con él mientras tanto? ¿A dónde lo enviaran?
— Primero a un refugio para infantes, y si pasa mucho tiempo al orfanato.
Paul se muerde el labio inferior con ansiedad.
— Eso es lo que menos necesita. Debemos darnos prisa John —. Recalca.
John asiente nuevamente y esta vez tiene suficiente control para separarse de su novio y recuperar parte de su compostura. Paul continúa:
— La trabajadora social debería poder orientarnos con el proceso, si no puede, hablaremos con George. Reuniremos todos los documentos en los próximos días he iniciaremos el juicio. Mientras tanto vaciaremos la bodega y la amueblaremos para él. Tal vez tengamos que usar parte de los ahorros para España, pero cuando el niño llegue tendrá todo lo necesario para adaptarse... y nosotros también, también nos adaptaremos —. Asegura convencido —. Haremos cambios, cocinaremos para tres en vez de dos y tendremos que llevarlo a la escuela y estar pendientes de él. Quizá contratemos una persona que pueda quedarse con él mientras no estamos, pero lo solucionaremos.  Averiguaremos mucho sobre la marcha, pero creo que podemos hacerlo.
Cuando termina, Paul está mirando a la nada con el ceño fruncido, la cara que pone sin darse cuenta cada vez de planifica. John acaricia suavemente con su dedo índice el espacio entre sus cejas para desconcentrarlo y Paul sorprendido parpadea rápidamente antes de sonreír brevemente. John corresponde su sonrisa y su rostro se ilumina un instante al preguntarse si Paul ya ha comenzado a planear la universidad de su sobrino en su bonita cabeza; pero la sonrisa se desvanece tan pronto como llega. Paul no ha dudado en saltar a un bote que se hunde con John dentro, pero John no puede pedirle ese sacrificio.
— Paul ¿Estás seguro de hacer esto?
John aprieta los labios preocupado. Paul solo lo mira interrogante.
— No puedo pedirte que cargues con este desastre, aún tengo mi departamento y podría-    
— Basta John, ¿Piensas dejarme afuera de esto? — Paul cruza los brazos en actitud defensiva y frunce el ceño nuevamente.
—No. Sabes que no se trata de eso...
Paul suspira cansado, pero suaviza su gesto. John trata de ser considerado, pero Paul no tiene ninguna duda sobre lo que debe hacer.  
Con sus nudillos Paul le da a un golpecito en el pecho a John—. En las buenas y en las malas ¿Entendido, Compañero?  
Sintiéndose profundamente conmovido, John frota sus narices juntas.
— Entendido, Compañero.  
------------------------- 3 ----------------------------
April Maykel conoció a Gretchen Brown Smith cuando un vecino la acusó de ser negligente con su propio hijo. Solía sentir pena por la chica quien, sin ser una madre modelo, trataba de proveer por su hijo de la mejor manera posible, eso considerando que estaba (en apariencia) completamente sola en el mundo y sufría constantes recaídas en las drogas.  
Muchas veces fue la misma April la que tuvo que llevar al pequeño Julian a refugios infantiles temporales cuando Gretchen se perdía de la realidad, sólo para que una semana después, apareciera limpia y dispuesta a recuperar a su hijo.
Atados por el sistema legal, las autoridades siempre terminaban entregando a Julian a los brazos de su madre, y en esos minúsculos instantes; cuando Gretchen prometía una y otra vez no volver a fallar y Julian se aferraba a ella llorando de alivio, April se permitía la esperanza de un futuro mejor para ambos.
La madrugada en que la policía la llamó avisándole la causa de muerte de Gretchen, April perdió toda esperanza.  
La reacción del medio hermano de Gretchen al saber que su sobrino necesitaría un nuevo hogar (porque al final resultó que Gretchen había ocultado no solo la existencia de una tía sino también la de un medio hermano) no fue nada alentadora. El hombre palideció y todo su lenguaje corporal dejó en claro su rechazo ante la idea. Luego se escabulló de la conversación con otro hombre siguiéndole el paso hasta que ambos se perdieron de vista al dar la vuelta a un pasillo.  
Las cosas no pintaban bien para Julian, siendo ahora su única opción Mary Smith, una mujer de la tercera edad que requería la ayuda de una enfermera para sus actividades diarias; hasta que, para su sorpresa, John Lennon regresó, con su acompañante, dispuesto a aceptar la custodia.    
--------------------------4--------------------------
La señora Maykel precede a John, Mimi y Paul en su primer acercamiento con Julian.
— Julian, quiero presentarte a unas personas —. Dice, llamando la atención del niño que hasta entonces había permanecido inmóvil abrazando sus rodillas.
La sola mención del nombre hace que las piernas de John se debiliten. Se pregunta brevemente si tendrá el valor suficiente de llamar a ese nombre todos los días y no pensar inevitablemente en su propia madre. Por el rabillo del ojo mira a Mimi, pero su figura ligeramente encorvada por la edad se mantiene imperturbable.  
— Este es tu tío John Lennon, y ella es la señora Mary Smith —. Continua la mujer —. La señora Smith era la tía de tu madre.
El niño se sienta en una posición normal y los mira a la cara, mostrando por primera vez sus ojos castaños y redondos, enmarcados por unas gafas de tamaño adulto, demasiado grandes para él. Tía y sobrino le sonríen de la misma forma distante e insegura.
— A tu tío le gustaría que vivieras con él en su casa ¿Qué te parece la idea? — Pregunta la señora Maykel cautelosa, temiendo una reacción negativa, pero Julian sólo se encoge de hombros mirando al piso.
— ¿No te molestaría vivir con él? —Presiona un poco, y Julian sacude la cabeza negativamente. Con su experiencia en el campo, April Maykel sabe que esta es la mejor respuesta que puede esperar.
— Muy bien entonces. Escucha, tu tío no puede llevarte a casa todavía, pero lo hará pronto. Mientras tanto irás a un lugar donde cuidarán de ti, pero solo durante unos días ¿Está bien?
— ¿Otro refugio temporal? — Julian habla por primera vez, su voz es pequeña y frágil. Paul se pregunta, con el corazón oprimido, en cuántos refugios ha caído antes este niño tan pequeño.
— Así es Cariño, pero solo será un par de días —. Responde la mujer y Julian no dice nada más— . Escucha, espera aquí un poco más mientras hablo con tu tío y la señora Smith y nos iremos pronto ¿Bien?
Julian no da señal de respuesta, pero a la señora Maykel no le molesta. Un instante después ella y Mimi comienzan a alejarse nuevamente. John pretende seguirlas, pero se detiene al notar que Paul no se ha movido.  
John observa a su novio quitarse el abrigo y agacharse hasta quedar a la altura del niño.
— ¿Quieres usar esto Julian? — Le pregunta con una sonrisa amable, ofreciendo la prenda en su mano.
Por supuesto, son las cuatro de la mañana y el niño no lleva puesto nada más que una camiseta larga. Déjale a Paul notar esos pequeños detalles en situaciones donde nadie más puede pensar con claridad.  
Julian toma el abrigo sin decir una palabra y se cubre con él, la diferencia de tamaños es abismal y hace a su cuerpo verse aún más escueto. Cuando Paul se levanta de su lugar escucha un minúsculo “gracias” y con el mismo tono confidente le responde “De nada Julian”.
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Al finalizar los arreglos en el hospital, Mimi contacta con una funeraria que pueda encargarse del cuerpo de su sobrina y preparar un entierro en el cementerio púbico el día de mañana, pagando todo por adelantado. John ofrece enseguida devolverle el dinero, pero ella lo tacha de ridículo, recordándole que desde ahora tendrá que pagar por las expensas de un niño.
Salen del hospital cerca de las 5:30 de la mañana y Paul maneja de regreso a casa de Mimi cubierto con el abrigo de John. El viaje es silencioso debido al cansancio generalizado, hasta que, al llegar a su destino, Mimi, en vez de bajar del auto, habla repentinamente:  
— Nunca te había visto ese anillo puesto Paul ¿Dónde lo conseguiste? — Interviene desde el asiento trasero. Una pregunta inocente, pero que, con su tono suspicaz, deja entrever sus verdaderas intenciones.
Paul siente un nudo formársele en el estómago y se reprocha el haber sido tan idiota como para olvidarse de su anillo frente a Mimi. Queriendo evitar una discusión entre John y su tía en una noche ya de por sí tensa, se apresura a idear una mentira apropiada, pero la voz de John se le adelanta.  
— Yo se lo di —. Dice, y gira en su asiento de copiloto para mirar a su tía a los ojos —. Vamos a casarnos, cuando todo este asunto termine... vamos a casarnos Mimi — responde decididamente, sin cortar por un segundo el contacto visual con la mujer.
— ¡Felicidades muchachos! — Interviene Rosa, quien hasta entonces iba semidormida en el asiento trasero, completamente inadvertida de la turbulenta batalla de voluntades entre tía y sobrino.
— Rosa. Ve a abrir la casa — ordena Mimi, entregándole sus llaves para deshacerse de ella. Rosa obedece con clara decepción en su rostro y se baja del auto.
Durante varios segundos el silencio se prolonga, y Mimi parece ponderar todos sus posibles argumentos. Finalmente suspira y sacude la cabeza, rompiendo el contacto visual con su sobrino, en su lugar mira a Paul mientras dice:  
— Esta vez, te confío a Julian y a John, Paul.
Su voz lleva un aire de resignación y nostalgia, una regresión a los años en que los muchachos recién comenzaron a salir. Sin demorarse más, baja del auto y desaparece dentro de su casa.  
Paul se sonroja y por un instante es incapaz de separar la vista del volante de su auto. Eventualmente mira a John de reojo y encuentra a su prometido con la mirada cansada y opaca, como si ese mínimo intercambio de palabras hubiese sido suficiente para drenarle las pocas fuerzas que le quedaban en el cuerpo después de una terrible noche. Paul sujeta su rostro entre sus manos y coloca juntas sus frentes, como si pudiera transmitirle su propia fuerza.
Hasta algún punto debe funcionar porque John logra dirigirle una pequeña sonrisa cansada antes tomar su mano y besarla.  
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Bueno, ahora Mimi sabe. Es un problema menos jeje. En el próx. cap. aparecerán geo, ringo y los McCatney.
¿Qué les pareció? si les gustó no olviden seguirme y mandarme algún mensajito, eso sería muy bonito uwu. 
Me apuré a terminarlo para poder dejarles algo de año nuevo, especialmente porque en dos días vuelvo a la uni y tendré que enfocarme en ella.
Feliz año nuevo :DDDDD
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sukoru-chan · 7 years
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fanfic Yandere Kanon x Reader
Que Kanon no fuera un santo de Athena no era un problema, vivir bajo la protección de su hermano mayor, el actual guardián de Géminis, era el verdadero meollo del asunto. Pues desde que Saga obtuvo su ropaje dorado se había vuelto el triple de legalista y estricto. Por ello Kanon se fugaba del Santuario cada que su gemelo se descuidaba.
Y esta, era una de esas ocasiones; escondiendo su identidad bajo una gabardina con capucha color beige; pues lo que menos deseaba agregar a su futuro castigo era ser confundido con el arconte del tercer templo mientras hacia uno de sus desmanes, vagaba por las calles de Rodorio.
Estaba por pasar de largo frente a un bar cuando los sonidos de las risas y el parloteo que provenía de la taberna atrapo su interés. Se mordió el labio inferior dubitativo, apenas tenía quince años, lo poco de vino que ingería en Géminis siempre estaba diluido con agua. —No creo que nadie note que soy un menor. —se dijo mirando su reflejo en un charco.—Luzco más hombre que cualquiera de esos borrachos.—se aseguró al dar un rápido vistazo por las puertas entreabiertas del establecimiento. Sin perder un segundo más, entro al bar. — ¡Otro más ha caído!—anuncio una voz varonil perteneciente a un sujeto regordete. — ¿A caso nadie es capaz de vencerla? – agrego apuntando con su índice a una joven de cabellos (c/c), deslumbrantes ojos (c/o) y piel (c/p) que se empinaba por sus labios color cereza un caballito de licor.
Kanon intento mezclarse entre la gente para disfrutar de un par de copas y marcharse antes de ser notado pero…— ¿Qué me dice el caballero de la capucha?—el dueño del bar tenía otros planes para el geminiano. — ¿Yo?—pregunto el ateniense auto-señalándose. —Usted luce muy fuerte, ¿se atreve a tomar el reto?—el adolescente negó efusivamente con la cabeza. — ¿Qué pasa cariño? ¿A caso tienes miedo?—comento la fémina acercándose con andar felino, tomando asiento a su lado. —Para nada, pero vine por un par de tragos no a divertir a un montón de ebrios. —el ambiente se tensó al instante, hasta que la melodiosa  risa de la joven rompió con el. —Me agrada tu actitud, permíteme presentarme soy (Nombre) un soldado del honorable ejercito del dios Apolo. —ella extendió su diestra en forma de saludo. —Kanon. —respondió al gesto, pero al intentar soltar la extremidad de la guerrera, ella le retuvo e incremento diez veces la presión en sus falanges. — ¡Parece que han comenzado a medir fuerzas! – informo a la audiencia el tabernero. Largos e incomodos segundos se acumulaban, la frente de ambos competidores comenzaba a cubrirse de una fina capa de sudor, Kanon clavo sus verdes irises en los (c/o) de (Nombre) . — ¿Lista para perder? – susurro empezando a someter a la apolonia.—(¿No estaba usando toda su fuerza?)—pensó sorprendida, su brazo temblaba ante el aplastante poder del ateniense, tenía que actuar rápido, si algo odiaba (Nombre) era perder; con un rápido movimiento tomo de la nuca al geminiano y unió sus labios a los de él, el efecto fue tal que Kanon se olvidó del reto, la guerrera azoto el brazo dominante del gemelo contra la barra  llevándose la victoria. — ¡Fue trampa!—se quejó Kanon. —En la guerra y en el amor todo se vale niño. —le explico el tabernero palmeándole el hombro.—Te diré algo, pagare lo que consumas… por jugar sucio.— le sonrió sincera, él le miro receloso pero termino aceptando la oferta de paz.
Cada noche a partir de ese momento Kanon se fugaba del Santuario para encontrarse con la guerrera, las horas en la presencia de ella eran como el oxígeno para sus pulmones, irremplazables, invaluables, necesarios para su existencia…
Regresare a Delfos mañana a primera hora. —anuncio (Nombre) al ateniense. — ¡Que! ¿Por qué me lo dices hasta hoy?—la apolonia le miro con un dejo de tristeza y tomando el rostro de Kanon entre sus manos respondió. —Sabía que reaccionarias de este modo. —él arrugo el entrecejo y se cruzó de brazos.—Me gustas Kanon.—tales palabras dieron nuevos bríos al corazón del gemelo.—Pero no tanto como para abandonar mi vida y a mi dios por ti.—el de cabellera añil capturo los labios de la fémina en un beso fervoroso y vigorizante.—Concede un último deseo entonces.—pronuncio Kanon cuando el  beso termino…
La ropa desperdigada por el suelo, creaba un camino sinuoso hasta el lecho donde el ateniense desbordaba su ardiente pasión sobre tu cuerpo; con cada beso, cada caricia, con cada impetuoso movimiento, te obsequiaba el más devastador placer carnal… Cuando “la faena” termino, el desgaste físico te hizo caer en los brazos de Morfeo casi al instante. Por ello no fuiste capaz de detener a Kanon cuando inyecto una extraña sustancia en tu organismo.
La siguiente vez que abriste tus ojos, ya no te encontrabas en la modesta habitación de la posada en Rodorio, no, ahora yacías en un cuarto sin ventanas, con una sola puerta hecha de metal, las paredes a simple vista denotaban ser de un grosor considerable, seguramente hechas para evitar que los sonidos como tus gritos llegaran al exterior. Lo peor de tu situación no era estar encerrada, si no estar encadenada al muro por las muñecas, tu cuerpo descansaba en una cama individual y solo estaba protegido por un delgado camisón negro de seda, que llegaba a la altura de tus muslos. —Es inútil. —la voz de Kanon te hizo desistir de tus intentos por liberarte, la tenue luz de una vela que él encendió, te dio su ubicación, estaba recargado en una esquina de la habitación. —Las cadenas están forjadas del mismo metal con el que Prometeo fue encadenado. —ni siquiera habías parpadeado cuando Kanon apareció a tu lado, tus orbes (c/o)  se clavaron en los jades del geminiano, que te correspondió con una sonrisa condescendiente. — ¡Oh (Nombre)! Dulce, dulce (Nombre) —las huellas digitales del guerrero trazaron el contorno de tu rostro con delicadeza. —No debiste intentar dejarme…
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Tuve muxos problemas con este fic >.< primero pensé en reencontrar al personaje de reader del fic de yandere saga con Kanon pero, tendría ke matar a la orden dorada e.e y yo no soy capaz de tal cosa ;-;
Luego pensé y si es un nuevo amor ke conoce en Atlántida?? Pero me disgusto la idea de Kanon siéndole infiel a el primer rol de las lectoras XD asi ke, termine haciendo esto *-* kreo ke salio bien, sobretodo x ke primero lo pinte todo inocenton e inofensivo y luego bam! T encadena a la cama XD … aw ojala me encadenara a mi *-* pero a su cintura ♥
Gracias x leer y x los likes *O*
El siguiente fic lo más seguro es ke sea un dos x uno c; ya verán x ke lo digo x3 muajaja cof cof – se ahoga y cae al piso con la lengua de fuera y los ojos en blanco-
x cierto delfos es donde se encontraba el templo principal de apolo nwn x eso lo elegi como “el cuartel general” x asi decirlo del dios de la belleza x3
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sadwordstime-blog · 7 years
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Fragmentos
Siento que mi vida es como un aro, siempre vuelvo a lo mismo. Realmente, ya no tengo remedio, pero me gustaría compartir una breve historia de amor generalizada, porque tiene capítulos bastante largos, pero que me marcó de una manera muy especial, y aunque no fue la mejor, fue muy linda.
 Aquel era uno de esos días donde el ánimo se encuentra por el subsuelo y lo único que se e cruza a uno por la cabeza es alejarse por un rato de ese refugio construido por las cuatro paredes que nos separan del mundo real en el cual nos encerramos a llorar patéticamente por desgracias insignificantes que derrumban nuestro mundo ficcionario donde todo es feliz, perfecto, y donde el tipo que más amé en la vida por cuarta vez en el año vendrá a pedirme perdón y podremos ser felices, está vez, definitivamente. Obviamente, aún no había sucedido, pero, era de esperarse puesto que ya se había vuelto una costumbre irremediable. Ni siquiera estábamos en julio y ya se había mandado tres de las peores, superando el doble del año anterior. Y yo, ser humano carente de sentido común y amor propio, volvería a caer en sus brazos de nuevo.  Dejando de lado el rodeo verbal que tanto me caracteriza contaré que sucedió aquel día cuando mi tristeza pesaba tanto que incluso sentía que había engordado unos 15 kilogramos, mi maquillaje solo me molestaba y mi boca solo se abría para beber el trago que tenía entre mis dedos, que no recuerdo que era. Estaba parada a unos cuatro o cinco metros de mi grupo de amigos, que se divertían y bailaban de lo mejor, más de la mitad ya ebrios, con una tipa que me arruinó la vida cuando tenía aproximadamente seis años. Y vale aclarar que tampoco tengo 15 en estos momentos. La cuestión es que yo observaba con mi mejor cara de muerte a esas personas que sentía que me habían traicionado por haberme mentido y llevar a esa tipa con nosotros, y luego, sentí que no se merecían mi amistad al disfrutar con ella la noche mientras yo sufría como una condenada por mi reciente corazón roto. Sostenía el vaso entre mis manos y cada tanto lo acercaba a mi boca para beber eso que sabía más amargo de lo normal. De momento, sentía ganas de moverme al compás de la música pero sentía que no le estaba siendo fiel a mi sufrimiento.
Luego de cinco canciones remixadas y alrededor de tres trozos de hielo derretidos en mi vaso se me acerca un tipo con cara de galán.
-¿Esperando a alguien?- Pregunta a lo que respondo inmediatamente con un gesto de negación sin disimular la más mínima sonrisa.- ¿No te gusta este club?- Y esta vez a falta de respuesta mía singue insistiendo-¿Te puedo invitar un trago?
Niego. El tipo se va, pero me sonríe como disculpándose. Estuve a punto de pedirle que no se vaya, que me comprara el trago y que me escuchara por dos horas relatarle sobre mi desastroza vida mientras él rogara por ver a otra chica a la que sí pudiera llevar a su casa. Pero ya se había ido… Como era de esperarse, hubo otro tipo con cara de galán, este también parecía un poco más viejo que yo, como el primero,  pero con una mirada más con tinte adolescente. Y no miento. La diferencia es que a este tipo sí lo conocía, o al menos tenía idea de quienes eran sus amigos. Pueblo chico, infierno grande…dicen.
Me sonrió y mencionó mi nombre, no sabía si en forma de pregunta o de saludo, asiento. Se reía. Ya puedo imaginar todas las cervezas que tiene encima.
-¿Sabes quién soy yo? – Obviamente, respondí su nombre.
Pensé en el lado positivo. Ya tenía con quien desahogarme. Y aunque suene un poco egoísta no era mala idea, un borracho que se te acerca a hablar solo se va detrás de una minifalda que revele unas buenas nalgas o porque tiene ganas de vomitar. Pero ninguna de esas dos cosas sucedieron esa noche. Hacía mucho frío fuera del club, pero había aceptado salir con él a charlar, necesitaba al menos decirle a alguien que mis amigos me habían cambiado por la tipa que odio, ya que el barman no era buena idea porque en este caso era una mujer gorda de unos 45 años que ayudaba a juntar plata para sus hijos, y me iba a sugerir que me fuera o que sedujera a alguien, y no soy de ese estilo. Tampoco quería irme sola. Por eso me encontraba caminando hacia el lado del río con un chico que sorprendentemente había bajado su borrachera al dejar el club pero seguía con una lata de cerveza en la mano. Lo raro es que yo vivía para el lado contrario y detestaba caminar. La primer razón por la que acepté era porque esperaba que el tipo que me había pinchado el globo donde flotaba de mi ilusión de amor verdadero nos viera. La segunda era que el que caminaba a mi lado me había insistido unas cinco veces para que fuera con él. Y la tercera era que me miraba como si patéticamente estuviera entregado a mí. Y estaba segura que en gran parte era efecto del alcohol, y también estaba segura de que yo me veía así mirándolo a Fernando estando totalmente sobria. Y me gustó, porque sabía que no estaba enamorado de mí y que tampoco yo era el único ser humano que podía verse tan fatal. Pero él no se veía fatal. Bueno, al menos no tanto… Quitando las ojeras por la hora, el olor a alcohol, a cigarrillo que absorbe la ropa al estar en el club, la barba ligeramente larga, el diente torcido que se le nota cuando sonríe al mirarme de esa forma puedo asegurar que no era feo.
Y no sé si fue presión de mi yo interior intentando dejar de sufrir pero hasta me gustaba como se veía.
Y cuando me mencionó que sus bandas favoritas difería totalmente de las mías, como así también nuestras carreras, e incluso nuestras costumbres estuve a punto de decirle que tenía que volverme a mi casa y que agradecía la charla. Pero cuando tomó mi mano y me dí cuenta que tardo más de dos horas para lograr besarme no lo quise soltar más.
Y aún no lo logro. Me gustaría también decir que nuestra historia culminó en un amor brillante y duradero donde ambos nos curamos el uno al otro.
Pero lamentablemente no fue así.
Nos volvimos a ver un par de veces, hasta que el miedo, la falta de horarios, las experiencias del pasado e incluso tipos idiotas que vuelven a pedir otra oportunidad y que te demuestran que cambiaron hasta que la vuelven a cagar se interpusieron en nuestro camino.
Y esta es una historia verdadera, con algunas alternancias, pero llena de sentimientos, de ilusiones, de besos, abrazos, y noches en vela.
Descubrí que teníamos más en común de lo que esperábamos: Escuchábamos algunas bandas viejas, nos gustaba el mismo trago, teníamos metas parecidas, coincidíamos en pensamientos sobre este caótico mundo y por sobretodo éramos dos románticos empedernidos que necesitaban un poco de amor.  Por eso nos ayudamos cuanto pudimos. Y cuando, yo empecé a dar más de la cuenta y él comenzó a alejarse mi corazón se volvió a romper.
Pero en cuanto volvió a intentar entrar en mi vida lenta y cautelosamente ya tenía decidido qué era lo que quería en mi vida y que lo que no.
Por eso quité las barreras y me dispuse a vivir…
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