high infidelity (Enzo Vogrincic x Fem! Reader)
Capítulo 1: https://www.tumblr.com/analisword/742694471701037056/high-infidelity-enzo-vogrinc-x-fem-reader?source=share
Capítulo 2: https://www.tumblr.com/analisword/742809931904925697/high-infidelity-enzo-vogrincic-x-fem-reader?source=share
Capítulo 3:
Alana se encontraba leyendo un libro en el sillón del departamento cuando Sebastián entró al lugar hecho una tormenta.
—¿Qué es esto?—preguntó él sacándola de su zona de paz, ella levantó la mirada rápido por el tono de voz tan brusco que el chico había empleado, eran alrededor de las seis de la tarde y también la primera vez que Sebastián se dignaba hablarle en el día.
—Una revista—respondió ella con tono de obviedad observando lo que su novio tanto agitaba en su mano.
—No estoy para tus payasadas, Alana—replicó—. ¿Me puedes explicar qué mierda es esto?
El chico ojeó rápidamente la revista hasta llegar a la página que estaba buscando, Alana tomó la revista y sonrió al ver el contenido de ella.
—Es sobre la entrevista que di por zoom el otro día, no sabía que le habían hecho reportaje—una sonrisa genuina rompió en su rostro, ella acarició la página, en ella aparecían algunas capturas de pantalla de la videollamada, también se habían encargado de traspasar la entrevista en escrito, una imagen de ella con Enzo el día de la premier decoraba la esquina superior derecha—. La última vez que salí en una revista fue cuando arco de sangre se volvió el libro más vendido—apuntó emocionada, pero Sebastián rodó los ojos, como si estuviera escuchando lo más estúpido del mundo.
—¿No has salido? Los kioscos están repletos de revistas contigo y Enzo en las portadas.
—Bueno, claramente estoy ahí por él—dijo ella levantando los hombros y restándole importancia al asunto, todavía sin entender el comportamiento de Sebastián.
—No. Estás ahí por las estupideces que dijiste sobre él el otro día que te entrevistaron.
Alana inclinó la cabeza al escucharlo, Sebastián nunca le había hablado de esa manera.
—Bájale—dijo—. ¿Por qué te pones así?—preguntó ella cerrando el libro y enfrentándolo.
Habían pasado dos semanas desde que había conocido a Enzo y al menos cinco días desde que había dado la maldita entrevista, ¿Y Sebastián apenas se enteraba? ¡Hasta Enzo había escuchado la entrevista horas después de que había ocurrido!
—Dijiste que ibas a convencer al director de casting para que lo pusiera como Luther.
Alana soltó una carcajada al escucharlo.
—Por Dios, ¡fue una respuesta hipotética! ¡no están filmando tal cosa y probablemente nunca lo harán! Soy una escritora latina, esas cosas no le suceden a personas como yo.
—Enzo es uruguayo y ganó un oscar—murmuró.
—A ver, suponiendo que este cuento suceda—dijo ella agitando las manos—. Suponiendo que mágicamente deciden filmar arco de sangre y Enzo queda como Luther, ¿cuál sería el jodido problema? ¡Deberías estar feliz por mi, joder! Es mi actor favorito, siempre lo has sabido.
—Toda mi vida he sido conocido sólo por ser tu editor—dijo él acercándose a ella, sus fosas nasales se encontraban expulsando más aire de lo normal, Alana entrecerró los ojos al verlo tan alterado, absorbiendo cada uno de sus gestos y expresiones, pues era la primera vez que las notaba de esa manera.
—Hace 4 años salió el libro, no exageres—cruzó los brazos—. Y debería darte orgullo haber sido el editor del libro más vendido de habla hispana en los últimos 20 años.
—No tienes puta idea, ¿cierto? Desde que soy tu novio no he hecho más que estar bajo tu sombra, al fin estoy apunto de obtener algo y decides envolverte con Enzo, estás en boca de todos.
Alana no podía creer lo que estaba escuchando, Sebastián parecía poseído, nunca en su vida había percibido celos por parte del chico, pero ahora lo estaba haciendo y no le agradaba para nada la situación.
—¿De qué algo estás hablando? Porque hasta donde sé llevas casi un año escribiendo sin parar y no llevas ni un tercio del supuesto mejor libro del mundo—escupió sabiendo que eso lastimaría al chico, para este punto, Alana estaba dispuesta a pelear sólo para poder tener al menos una conversación con Sebastián.
Sólo para poder sentir algo.
—Eso es bajo, incluso para ti—dijo Sebastián con dolor en su voz al escucharla—. A Enzo no le interesas, ¿estás consciente? Probablemente se sintió avergonzado cuando escuchó todas las estupideces que dijiste.
—Le gusta mi trabajo, se leyó la saga entera—dijo levantando la barbilla.
—¿Ah, sí? ¿Y quién te la editó?
—Tú sólo editaste el jodido primer libro, ese nisiquiera es su favorito.
—¿Y cómo sabes tú eso?—preguntó Sebastián, la manera en la que la estaba viendo no se parecía nada a como la veía años atrás, como si Alana no fuera más que una niña ingenua.
—Porque él me lo dijo—respondió—. Escribió una jodida reseña, ¿sabes? Pero esto no es sobre Enzo.
—Lo es.
—No—negó—. No pienso quedarme aquí parada mientras soy insultada por mis logros, no es mi culpa que mi éxito sea una inseguridad para ti.
—Estás estancada, no has escrito nada en meses, nunca podrás recrear arco se sangre—sus palabras se sintieron como una bofetada.
—¡Estoy estancada por ti! ¡Porque me tienes leyendo tu puto libro día y noche cuando tú nunca continuaste la saga de arco de sangre después de que editaste el primer libro! ¡Estoy estancada porque me obligaste a mudarme de jodido continente para seguirte!
—Bueno, no te quejaste cuando pudiste conocer a Enzo gracias a ello.
Alana sintió sintió ese último comentario como otro golpe más.
—¿A dónde vas?—gritó él una vez que Alana tomó los zapatos del suelo y se los colocó.
—Voy a salir, no quiero ni verte—respondió ella tomando su gabardina del perchero y saliendo del departamento con un portazo.
Para cuando salió del edificio y la ciudad entera la saludó, Alana no supo ni siquiera a dónde ir, Sebastián nunca la había tratado de esa forma, para ella, la pareja siempre habían sido equivalentes, Alana nunca había mirado por debajo del hombro a su novio, incluso cuando trabajaba para ella, no pudo evitar soltar lágrimas, ¿qué si Sebastián tenía razón? ¿y se había pasado tanto tiempo estancada que nunca podría volver a sentarse a escribir algo?
Era consciente que podía llamar a su agente y decirle que anulara sus vacaciones en ese instante, pero la idea de volver a lo que se supone que era su hogar y escribir durante horas con Sebastián a la puerta de alado le atormentaba, por primera vez en su vida, la idea de escribir no le emocionaba en lo absoluto.
Se dio cuenta que duró bastante tiempo parada afuera del edificio cuando sus pies comenzaron a rogarle que cambiara de posición, Alana se mordió el labio, ni siquiera tenía amigos en España, no tenía a donde ir o con quién hablar.
Así que tomó su celular y llamó a la última persona que alguna vez se hubiera imaginado.
—Hola—su voz sonó sorprendida después de dejar el timbre sonar un par de segundos, Alana apretó los ojos al escucharlo y sintió que su corazón se estrujaba, no recordaba lo melodiosa que era su voz—. ¿Alana?—preguntó él.
—Eh…sí, hola—carraspeó.
—Pero qué sorpresa—dijo él un poco más entusiasmado—. ¿Va todo bien? Digo, no que tiene que ir algo mal para que me llames, pero la verdad no me lo esperaba.
—Sí, todo bien—mintió—. Eh…me preguntaba si estabas libre—cuestionó llevándose la mano a la frente y comenzando a caminar sin rumbo alguno, quería estar en donde fuera menos en casa.
—¿Ahora mismo?
—Sí.
—Justo ando filmando—respondió con un tono que Alana juró que sonó como decepción.
—Ah, descuida, entonces—dijo ella con un hilo en su voz—. Perdón, no debí de llamar sin avisar, yo…—quería decirle que no sabía lo que estaba haciendo, pero no le salieron las palabras.
—No, no te disculpés—respondió—. Eh mira, ahora ando filmando pero si me aguantas un par de horas nos podemos ver, ¿te agrada la idea?
—Sí, sí—dijo—. Gracias.
Alana pensó que se sentiría culpable de llamar a Enzo precisamente cuando él había sido una de las causas de su pelea con Sebastián, sin embargo, no lo hizo.
No sabía qué hacer en lo que Enzo terminaba de filmar, tampoco supo cuánto tiempo le tomaría, así que decidió seguir caminando sin rumbo alguno.
Estaba comenzando a anochecer, hacía algo de frío y cuando metió las manos a los bolsillos de su gabardina se encontró unos audífonos, le agradeció al cielo y se los colocó sin mirar atrás.
˖⁺‧₊˚♡˚₊‧⁺˖
Alana se encontraba soñando con letras y rayones cuando el timbre de su celular la despertó, lo primero que sintió al abrir los ojos era un dolor en todo su cuerpo, con justa razón, la chica estaba completamente hecha bolita en una fría banca de metal.
Dios, ¿se había quedado dormida? ¿cuánto tiempo había pasado?
Se sentó tan pronto como sus entumecidos músculos se lo permitieron y casi se le sale el corazón del pecho al ver que eran las 10 de la noche, la pantalla tenía notificaciones de Sebastián pero ella decidió ignorarlas y contestar la llamada de Enzo, si el chico no le hubiese llamado, probablemente ella se hubiera quedado dormida ahí toda la noche.
—¿Hola?—respondió con un bostezo.
—Alana, hola, disculpa la hora, voy saliendo de filmar—dijo Enzo rápidamente—. ¿Te desperté?
—No te preocupes y sí—rió, no encontraba punto en mentirle, claramente su voz la delataba.
—Ehh…en verdad quiero verte, no sonabas muy bien hace poco—mencionó él, Alana se mordió el labio, o ella era muy obvia o Enzo era muy bueno leyendo a las personas—. ¿Sigue el plan en marcha?
—Sí—respondió.
—¿A dónde querés ir? ¿estás en casa? A ver qué te queda cerca—preguntó Enzo, Alana miró a su alrededor dándose cuenta que no sabía dónde mierdas estaba, había estado caminando durante horas sin rumbo alguno y el parque se encontraba poco iluminado—. ¿Alana?
—Yo…yo no sé realmente dónde estoy—respondió avergonzada.
—¿Qué?
—No sé realmente donde estoy—repitió más fuerte.
—Te escuché a la primera—dijo—. ¿Cómo que no sabés dónde estás? ¿Va todo bien? ¿Dónde te dormiste?
—Me quedé dormida en un parque—murmuró—. Pero yo voy a donde me digas, ahora tomo un taxi y…
—No—Enzo la interrumpió rápidamente—. No te muevas de lugar, yo voy a donde estés, sólo mandame tu locación.
—No es necesario.
—Vos estás loca si crees que te voy a dejar sola en un parque, mandame la locación—dijo.
Alana no entendía cómo la voz de Enzo podía seguir sonando tan tranquila, suave y relajante, así que no se lo pensó dos veces, mandó su locación en tiempo exacto y a los 20 minutos, Enzo estaba parado en el parque.
—Alana—dijo con tono aliviado llevándose la mano al pecho en cuanto la vio.
—Perdón por preocuparte, ya sé que qué estupidez quedarme dormida acá y….—comenzó a explicar rápidamente, Enzo se acercó a ella y negó con la cabeza, haciendo que ella se callara.
—No tenés que darme explicaciones de nada—le dijo con una leve sonrisa—. Te estás congelando—dijo al notar la manera en la que ella temblaba a pesar de llevar su gabardina, Enzo se quitó la chaqueta y se la colocó por encima de los hombros.
—Al parecer no estaba muy lejos de tu trabajo—dijo ella con gracia intentando aliviar un poco la tensión.
—Sí, lo bueno—respondió—. ¿Querés que vayamos por un café? Digo, son pasadas las 10 de la noche, pero ya tengo insomnio de todas maneras o al menos que quieras pasar a mi casa por algo de tomar—sugirió casualmente.
Alana se lo pensó por unos segundos, si salía con Enzo a un café, probablemente los rumores aumenarían, en cambio si iba a su casa, podrían conversar tranquilamente.
—A tu casa está bien—respondió sonriendo, sabiendo claramente que no volvería a ser la misma una vez pisara ese lugar.
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