Tumgik
#micro cuento
bitterorbittersweet · 6 months
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"...El mundo es eso -reveló- un montón de gente, un mar de fueguitos. Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco que llena el aire de chispas.
Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tanta pasión que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca se enciende."
Eduardo Galeano, "el mundo" en el libro de los abrazos.
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danyflores23 · 2 months
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Perfección
Perfección aparenta ir, sin cesar, unos pasos delante del presente. Parece saber más de lo que sé hasta ahora. Se siente segura, hábil, maestra. Hace todo así, natural, sin tener que pensarlo.  Cuando me he equivocado, he usado un poco de creatividad y los conocimientos que tengo; no tantos como Perfección. Aprendí algo, claro, nada parecido a Perfección. Debo confesar que me deleité un poco al…
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sooooomuch · 1 year
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Estaba yo en una especie de camping con otros niños y niñas de mi generación en un paseo de curso, acompañado de un muchacho débil y dependiente de mí que me seguía hacia todos lados. Yo como era aventurero y excursionista por naturaleza, me olvidé de la piscina, de mis compañeros, de las personas que cuidaban de nosotros y comencé a recorrer el lugar. Lo que caminé fue bastante poco la verdad, pero llegué a un sitio en donde nadie me hubiera encontrado nunca, pensaba yo. El paisaje era curioso, aunque asqueroso, me sentí desilusionado por haber llegado a un lugar tan horripilante. Aún así no lo abandoné y me fui adentrando más, ahí vi un agua pantanosa entre el pasto oscuro, era una especie de patio y lo rodeaban árboles de otoño que dejaban caer sus hojas, ese toque de sepia fue lo único que me gustó. Se ubicaba además detrás de una pieza abandonada, la cual ignoré sin entrar, sin mirarla demasiado, casi se camuflaba teniendo el mismo color que todo el lugar. Me devolví al camping ridículo, que era todo lo contrario a lo que acababa de descubrir. Sin árboles, con un verano firme, con un pasto como de cancha de fútbol y con la piscina típica con alto nivel de cloro. Ahí vi a mi amigo, supongo lo era, solo, solísimo con cara de asco, mareado. Por alguna razón supe iba a vomitar y a sufrir la peor vergüenza de su vida, entonces lo tomé en brazos con fuerza de niño, tambaleándonos y yo urgido, decidí en eso volver al lugar que hace un momento había dejado atrás y lo dejé liberar su explosión color coca-cola, eso ocurrió varias veces seguidas. Desaparecimos bastante tiempo, hasta que nos encontró una compañera, que nos vió y siguió de largo corriendo y conteniendo el asco. Pasó por enfrente de la casa invisible y así me di cuenta era un pantano de vómito infantil, se asomaba el líquido escurriendo desde la casa. Lo que los intoxicó, creo, fue la perfección chillona. Catalina.
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cnfindm · 1 year
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No estás
No estás aquí cuando más te necesito, estás allá muy lejos de mi mundo, de mi miseria y quisiera decir y sentir que me alegro pero no es así, quiero consuelo, quiero que estés aquí ahora, mientras me muero de frío, mientras siento que mi mundo está muriendo que yo estoy muriendo y no estás, estás allá.
No estás, no estás, en serio no estás, estoy colapsando sola, las personas que están no son las que necesito, no son las que quiero, es egoista, lo sé, se que no debería desear que estés acá cuando eres feliz cuando estás allá.
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mycrazyramblings · 2 years
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Micro-Cuentos de Hadas 60: Alicia en el País de las Maravillas XII
by @ulmo80​
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Tweedledum y Tweedledee, testigos estrella de la Fiscalía, dieron esta tarde la declaración condenatoria que terminó por poner los clavos en el ataúd de La Morsa y El Carpintero, acusados de asesinato en masa de ostras en la zona costera. Mientras se producía el testimonio, los presentes en la sala vieron a La Morsa llorar.
Puedes leer más en AO3: https://archiveofourown.org/works/14904582
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follame-apolo · 2 years
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Me prometieron amanecer con miles de flores a mi alrededor, y al abrir los ojos me despertaba en un campo desierto. Riéndome de mi mismo por lo tonto que fui en creer en sus palabras.
Me pedían entregar mí corazón, pués decían que no lo sentían,y que ellos me estaban entregando el suyo. Pero cuando lo tenían en sus manos, la cosa cambiaba. Pues yo sí que no llegue a ver su corazón, ni a sentir el mío propio.
Me veían de lejos y yo sabía que me perseguían por el deseo del capricho, porque llamé su atención cuándo pase por delante de sus ojos, porque sueñan con la idea de tomarme por un momento. Clamufan que es el amor quien los mueve hacía mi, pero lo que realmente lo mueven hacia mí es el amigo que llevan escondidos en sus pantalones.
Y yo aún sabiendolo, aceptaba la invitación a sus casas. Pues pensaba que si yo iba porque mi corazón me lo pedía, puede que el suyo funcionase de la misma manera y por primera vez me habría equivocado por pensar malamente de él primeramente. Pero todavía no he conocido al chico que me haga llegar a ésta conclusión. Todos los que pasaron por aquí, tan solo reafirmaron mí pensamiento del párrafo anterior.
Querían ver el alma frágil que escondía, para cuidarla decían. Pero cuando veían que me podía caer en pedazos, que realmente estaba roto. Veían que sus palabras se quedaron cortas hasta para ellos mismos. Y que solo estaban persiguiendo la fantasía imaginaría que había creado su cabeza.
He escuchado tantos cumplidos, tantos repetidos, que perdieron su efecto con el tiempo y otros nuevos que se volvieron mí nueva señal de peligro. He escuchado tantas disculpas, que ya no creo en el perdón, ni aunque me lo pidan mirándome a los ojos, ni aunque me lloren, ni aunque me estén besando en los labios, dejé de creer en el perdón. Porque puedo darlo, pero no olvido. Y porque nunca noté verdadero arrepentimiento, porque muchas veces sólo lo dijeron para quedar bien, para hacerse los inocentes, y en otras ocasiones que me lastimaron nunca recibí una disculpa por su parte. Pues no sintieron lo mismo que yo, ni lo vieron de la misma manera.
Tampoco culpo a todos los hombres, pues soy uno de ellos enamorándose de sus semejantes.
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pacountry-madrid · 2 years
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Micro cuento Western (II)
Desperté, una mala pesadilla atormentaba mi mente, sudores fríos emanaban de mi frente resbalando por mi rostro... me incorporé, mi cabeza parecía estallar de dolor. Me llevé la mano a la cabeza, una capa de sangre seca cubría la herida... el aullido de un coyote me alertó, la luna llena lo iluminaba todo... estaba en medio del desierto.
No entendía que hacía en medio del desierto, mal herido, asustado, apenas me quedaba agua... no recordaba nada.
Un mezquite me sirvió para hacer un fuego, necesitaba calor. Un pedazo de pan seco, lo único que tenía para llevarme a la boca... el agotamiento venció cayendo en un profundo sueño.
El sol cayendo a plomo desde el amanecer me despertó, reavivé el fuego, de mi mochila saqué un cazo metálico, lo llené de agua... hice un delicioso café que me supo a gloria.
Intenté recordar, pero mi cabeza aún dolorida y el ardiente sol no me dejaba pensar con claridad.
Que hacer? Hacia dónde ir? Hacia dónde caminar? Me subí a una roca intentando divisar, sin éxito, algún atisbo de vida... pasaban las horas y mis esperanzas de vida se disipaban sin poder hacer otra cosa más que esperar servir de comida a los buitres que hacía ya rato, sobrevolaban en círculo sobre mi cabeza.
Tras unas largas horas, me pareció ver a lo lejos movimiento, el calor serpenteaba una silueta irreconocible, pero mi oído percibió un sonido parecido al relinchar de un caballo... un caballo, si, un caballo que se dirigía hacia dónde yo me encontraba... sombrero en mano, empecé a hacer aspavientos con mis brazos en alto. Por la virgen, no podía dar crédito a lo que mis ojos veían, era Eboli, mi caballo, venía a galope hacia mi, dejando un haz de polvo a su paso... me invadió un estado de emoción que casi caigo desmayado. Al acercarse lo agarré de las riendas, acaricié su rostro, le besé, le hablé al oído, me aferré a su cuello... en seguida lo amarré al mezquite por miedo a volver a perderlo... aún traía en la silla la cantimplora con agua, el saco con comida y el rifle... dónde se habría ido sin mi?...
Entonces fué cuándo recordé... 《montado, caminando entre una rocas, mi caballo se asustó al ver una cascabel, se puso de patas cayendo yo al suelo, golpeandome mi cabeza con una piedra, quedándo inconsciente, se asustaría huyendo del lugar... no le culpo, mía fué la imprudencia de caminar por esas tierras del diablo》...
Bebí agua, comí algo más que pan seco y nos pusimos en camino... El calor era asfixiante, Eboli comenzaba a sentir agotamiento tras una larga jornada cabalgando bajo sol abrasador... me bajé liberandole de mi peso, y cogiendo las riendas caminé delante de él... no podía permitir agotarle.
Al día siguiente llegamos a una charca, daba igual su estado, mi caballo pudo beber y yo me dejé caer en sus aguas pudiendo refrescarme...
Tardé 3 días en ver luces a lo lejos, había llegado a Horizonte, pueblo fronterizo dónde terminaba el desierto y comenzaba todo un sistema montañoso... el pueblo tenía vida, un bullicio de gente deambulando de un lado a otro... dejé mi caballo al herrero, busqué el hotel, el cuál también era el burdel, me aposenté, me aseé, y bajé a la barbería para afeitarme esta mala barba, no sin antes hacer una parada en el Saloom... creo que daré por terminada mi aventura instalandome en este agradable pueblo.
©️PaCountry
Sept,22
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encuentra-tus-libros · 4 months
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Volviendo a ti
Ha pasado un tiempo desde la última vez que te escribí, pero no te preocupes, solo he estado un poco triste. Perdón por la sangre en el papel, no me siento bien.
El doctor dijo que tomara medicamentos, pero dudo que ellos ayuden. Me siguen preguntando de cuando moriste y me duele recordar. Todavía te amo, ¿sabes?
Te extraño más que a nada... Es difícil terminar porque hay sangre en todas partes...
Vengo a verte, abre la puerta por favor.
Estoy volviendo a ti.
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tararira2020 · 7 months
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| Tir |
Mi colectivo
Godofredo Suárez
En el año 1993 algo había empezado a cambiar en nuestra forma de viajar. Los colectiveros con superpoderes arácnidos ya habían empezaron a decaer.
Hasta ese momento, los choferes de micro tenían que levantar gente en las esquinas esquivando el tráfico, vender los boletos cortándolos para que quede un número en cada pedazo, dar el cambio exacto a cada pasajero y seguir el recorrido en el cronograma programado. Debían escuchar el timbre, acordarse de que alguien le había pedido por favor que le avisara al llegar al Club Abástense y respondían cualquier consulta de turismo. Iban charlando con los de la primera fila y hasta fumando. Definitivamente siempre fueron superhéroes muy infravalorados.
De un día para otro algo cambió. Ahora, al subir a los micros debíamos ir al primer asiento y pedirle a un chofer oficinista nuestro boleto. Este cambio no fue el más disruptivo de esos tiempos ya que aún podíamos seguir coleccionando los famosos boletos capicúa. Simplemente había un chofer más, un lugar menos para sentarse y eso era todo. Lo raro vino después, en 1994.
Era una época en donde aun siendo muy chicos caminábamos diez cuadras solos en plena madrugada y esperábamos en una parada sin techo ni refugio a que viniera el colectivo.
En el micro en que yo viajaba había gente que no conocía, pero si reconocía. El chofer era siempre el mismo y en el fondo siempre estaban Rodrigo y Javier, mis amigos de la vida.
Siempre nos sentábamos en los mismos asientos. Los reservaba Javier, porque era el que primero subía. Unas paradas después se sumaba Rodrigo, que se sentaba al lado. Y yo, cuando llegaba, me ponía en el asiento de adelante. Solíamos mirar los números de los boletos para ver si alguno era capicúa.
Ese día en particular, el hombre que vendía los boletos en el primer asiento ya no estaba. Desconcertado, le pregunté al chofer.
—Hola, ¿Cómo hago para sacar boleto?
—¿Escolar? —me preguntó, aunque con mi guardapolvo blanco era una obviedad.
Sin esperar respuesta, tocó un botón en una consola donde antes estaban los boletos y me dijo que pusiera las monedas en la máquina.
Ahí, donde me había señalado, se encontraba ahora un calefón digital con ranuras y cositos. Me quedé mirando eso sin saber qué hacer hasta que tuve que agarrarme de un pasamanos porque el colectivo arrancaba otra vez. Atiné a mirar a mis amigos para que me dieran una mano, pero solo reían desde allá atrás disfrutando el espectáculo.
Una señora de verde, que siempre estaba en el primer asiento se apiadó y decidió ayudarme. Tomó mi moneda, la puso en una especie de embudo en la parte de arriba y se escuchó un ruido a licuadora muy raro. El armatoste ese me dio un boleto impreso en un pedacito demasiado simétrico de papel y nada más. La señora se sentó y yo me quedé esperando.
—¿Y mi vuelto? —le estiré la mano a la de verde como pidiéndoselo a ella.
—¿Te tenía que dar vuelto? —me dijo asombrada.
—Sí, era escolar.
La señora, asumiendo su nueva labor de intermediaria, le transfirió mi pregunta al chofer.
—¿Cuánto pusiste, nene? —me dijo sin dejar de mirar la calle.
—10 centavos, me tiene que devolver 5 —le contesté.
—¿Y no te dio nada?
—No.
La señora, aunque ya no tenía nada más que hacer, fiscalizaba todo. Yo, de reojo podía ver a los chicos riéndose sin disimular.
El chofer se orilló en una calle cualquiera, se levantó de su asiento, se acercó a la maquina y la empezó a golpear. Le tiro un jab de derecha, un revés, un cortito y hasta un apercaut como si fuera una mezcla bizarra de boxeador y de técnico electrónico experto, hasta que sentenció:
—Se rompió la máquina, no hacemos más paradas. Tomá, nene, andá a sentarte —.
Me dio el vuelto de su bolsillo y me fui a sentar con los chicos que empezaron a echarme la culpa de haber roto la máquina, que era yeta y cosas así.
Hasta ayer teníamos los boletos más lindos y artísticos del mundo. Eran obras de arte únicas y hoy, un pedazo de chatarra nos da un papel en blanco y negro incoleccionable. Yo atesoraba todos los boletos capicúas o con números que llamaban mi atención; como fechas especiales o progresiones.
Coleccionaba de todo, cajitas de fósforo, almanaques, marquillas de cigarrillos y cosas así, pero esa mañana estaba siendo testigo de que ya no iba a poder coleccionar más boletos.
—Che, esto no tiene número — les dije mirando el ticket nuevo.
Los tres nos pusimos a mirar nuestros boletos, el de Rodrigo ya estaba hecho un bollito y, si bien tenía cosas escritas, lo único que diferenciaba un boleto de otro era la fecha y la hora exacta. El de ellos difería en pocos minutos, pero el mío era raro; se los mostré porque no figuraba ninguna fecha en donde el de ellos la tenía.
—¿A ver? —me dijo Rodri pidiéndomelo —. Acá debería estar, pero esto no es la fecha —me dijo sintiéndose ya un experto boletólogo.
—Dejame ver —me pidió Javier —Acá esta la fecha, es esta, dice claramente 26/03/2074 23:20.
—Ahhh, sacaste un boleto del futuro, Gus —me dijo Rodri, riéndose —. Por eso se rompió la máquina.
—Noventaidós años vamos a tener —se apuró a aclarar Javier habiendo hecho un cálculo muy rápido.
Nos quedamos pensando, seguramente los tres al mismo tiempo, que aún faltaban ochenta años. Era una eternidad. En ese momento me sentí mirando a un precipicio; fue una sensación extraña, como si delante de mí tuviera un abismo infinito y si daba un paso más, caería al vacío. Una frenada brusca nos sacó de nuestra abstracción.
—Yo seguro que llego impecable a los noventa, ustedes dos van a estar hechos mierda o cultivando flores desde abajo —les dije haciéndome el gracioso, pero ellos debieron haber estado haciendo sus propias cuentas también, porque la broma no fue tan festejada.
Seguimos en el colectivo sin pararle a nadie más en el trayecto, y llegamos demasiado rápido a la escuela. Al boleto lo guardé en mi billetera.
Ese año fuimos a Córdoba de viaje de egresados. Mis mejores amigos eran Rodri y Javi, pero en general entre todos conformábamos un grupo excelente y muy unido. A ese viaje lo vivimos como si todos los del curso fuéramos una gran banda de rock en su gira de despedida. Nos prometimos juntarnos una vez al año para no perder nunca nuestra amistad. Al final de ese verano me preparaba para empezar una nueva etapa: el secundario.
****
Me puse a guardar todo lo viejo en una caja. Guardapolvos, carpetas, banderines, el trofeo de una carrera que había ganado y algunos recuerdos, entre ellos el cuadrito con la foto del viaje de egresados.
También iba a empezar esta nueva etapa con una billetera de cuero más acorde a mi edad. Dejaría atrás la que tenía, que era muy colorida e infantil. Pero decidí revisarla bien antes de archivarla y ahí estaba: el boleto, el del futuro, en su inmaculado papel blanco simétrico con letras negras. Reflexioné en que ese boleto le pertenecía a alguien del futuro. Uno tan lejano que quizás, allí en ese futuro ya no serían necesarias las carreteras.
Contemplé el papel con cierta melancolía recordando los días de los colectiveros superhéroes y mis viajes al colegio con amigos. Decidí guardar el boleto detrás del cuadrito enganchándolo en una madera, ahí se iba a quedar. No clasificaba para guardarlo entre mi colección de boletos artesanales, aunque me daba cierta pena tirarlo.
El tiempo, como es de esperar, siguió pasando inexorablemente.
Con muchos compañeros del primario seguimos juntos en el secundario.
Nos graduamos casi todos los mismos que ingresamos, pero no todos. Analía, por ejemplo, se había mudado con la familia a Mercedes lo que hizo que nos distanciáramos un poco.
Durante esos cinco hermosos años continuamos haciendo asados y juntadas anualmente. Pero no con todos nos veíamos fuera de la escuela.
***
La facultad fue una hermosa época. Ingresamos juntos con Juliana, pero la perdí de vista al poco tiempo porque ella siguió otro camino. Con Rodrigo y Javier seguimos siendo inseparables y nos juntábamos a cenar todos los viernes.
Las carreras de cada uno, las nuevas amistades, las novias, los novios, las responsabilidades hicieron que en las cenas anuales fuésemos cada vez menos. Recuerdo que a una reunión vino Gisella diciendo que estaba embarazada. En esa época fue cuando empezó la etapa de los bebés, los pañales y los divorcios para algunos. Fueron tiempos en los que trabajábamos incansablemente, perdíamos pelo, hacíamos, rehacíamos o ensamblábamos familias y, de vez en cuando, nos juntábamos todos, o los que podíamos, que éramos cada vez menos.
Yo encontré el amor mucho más tarde que el resto y mi familia empezó a crecer cuando algunos ya eran abuelos. Nos fuimos riendo de nuestras panzas, de las arrugas y de los sueños cumplidos o que aún queríamos cumplir. Parecíamos estar muy distintos a cuando éramos chicos, pero cada vez que nos reuníamos nos dábamos cuenta de que nuestra esencia era la misma.
***
Nuestros hijos empezaron a ir al secundario y la facultad. Ellos tenían novias, novios, trabajos, hijos y responsabilidades.
Nosotros ya éramos jefes en nuestros trabajos y cada vez teníamos menos tiempo libre. Pero de vez en cuando volvíamos a juntarnos para charlar y ponernos al día.
Una noche, sin ser invitado, vino el cáncer a sentarse en nuestra mesa y nunca más dejó de asistir a nuestras reuniones. Nuestras familias se fueron reduciendo, algunos ya estaban solos, otros cuidando de sus nietos y los más suertudos aún acompañados.
A mí siempre me decían que era un afortunado por haber empezado tarde una familia, que mi casa siempre estaba viva y llena de colores. Siempre tuvieron razón, he sido una persona con mucha suerte. Hoy puedo decir que tuve a mi lado a una mujer de fierro, bella en todas sus formas y que fuimos muy felices.
***
Hoy vino a verme mi hijo, el más grande, con su esposa y mis dos nietos. Me trajeron una caja que encontraron en el garaje de casa, que se está por alquilar, y pensaron que, quizás, a esos recuerdos los quería tener acá, en el hogar, conmigo.
Son las 10 y media de la noche y hace días que las pastillas no me están haciendo efecto.
Revolviendo la vieja caja de vetustos recuerdos me encontré con ese cuadrito. El del viaje de egresados, con esa foto hermosa a la que hoy encuentro tan llena de juventud ausente. Cerré los ojos y los vi a todos, llenos de luz y saludándome. Reviví tantos momentos hermosos que no pude hacer más que sonreír. Me sentí en paz.
Una lágrima cayó sobre el cuadrito que aún sostenía entre mis manos y parecía estar iluminado del lado de atrás. Al darle vuelta vi un pedazo de papel, enganchado a una maderita. Era el boleto. El que una vez fue del futuro pero que esta noche sería puntual. Recordé hasta el perfume de la señora de verde que me había ayudado a poner mi moneda en esa máquina nueva. Y entendí que ese había sido siempre mi boleto. Y faltaban quince minutos para que pasara mi colectivo.
Me puse la bata, mis pantuflas más cómodas y me escapé. Caminé hasta la parada, la misma de siempre, en la que subía y me encontraba con mis amigos, los que me acompañaron toda mi vida. Llegué a esa esquina sin saber bien lo que estaba haciendo, pero seguro de que era ahí a donde tenía que estar. No había refugio ni lugar donde sentarse. Eran las 23:19 de un 26 de marzo del 2074, hacía poco que había cumplido mis 92 años. Miré el boleto nuevamente y ya brillaba con intensidad.
Me invadió una paz tan profunda que me hizo acordar al calor maternal justo antes de nacer.
La puerta se abrió y el chofer, sonriéndome, me invitó a subir.
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marquefuenube · 1 year
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No es carencia, solo entendí cómo me gusta que me quieran
La única ventaja de tener varias malas experiencias vinculándome con hombres heterosexuales ha sido comprender, qué sí y qué no me gusta como forma de expresión cuando estos me han dicho que les gusto. A mí me gustan las palabras lindas que se alinean con las acciones. Lindo no solo es recibir cumplidos o detalles, lindo es que no te hagan responsable de sus propia carga emocional. Lindo es no…
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internet-pibita · 1 month
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gente que lee
el chulo cuando nos conocimos leía. leía mucho. le gustaba mucho benedetti, a mi también, en esa época al menos. después dejó de leer y escribió un libro de cuentos. uno de esos cuentos hablaba de mi. después me escribía micro poemas, haikus en gchat cuando le mandaba nudes que lo inspiraban. uno de esos poemas mucho tiempo después de convirtió en canción.
a ariel le gustaba leerme después de coger. me leía cosas que le recordaban a mi los días que no nos veíamos. la primera vez rompió el hielo con uno de bukowski, border pero atinado. siempre se sentaba en la cama con la espalda apoyada en la pared y me hacía acostarme con la cabeza en su regazo. le gustaba tocarme y sentirme cuando me leía. sospecho que para él eso era más intimo que coger.
con tini tenemos poco ida y vuelta de libros pero le presté los años 90 de daniel link, una rare find original de una vez que salí de la ginecóloga. le gustó aunque fue muy queer y experimental para su gusto. a mi me marcó un antes y un después. lo leyó por eso. no nos recomendamos mucho pero si me pasó el mejor hábito de lectura ever: leer antes de salir de cama, empezar el día leyendo, the freelancer way to be.
rodrigo leía cosas y me recomendaba libros que le habían gustado pero nunca pensando si me iban a gustar a mi. los malos hombres siempre recomiendan pensando en ellos, no a quien le recomiendan. me regaló los árboles mueren de pie, ese sí me gustó mucho. aún estaba enamorada de él en ese entonces, seguro algo tuvo que ver. cuando me empezó a recomendar libros que no me gustaban ni un poco debí de haber sospechado que algo no iba bien.
rocho siempre me pedía que le recomendara libros porque la primera vez le recomendé el de robles, ese que a todos los interpela y les gusta. nunca pude recomendarle otro a la altura.
mati me presentó a sbarra de casualidad a la salida de un after post charla literaria bajando la manija. le agradezco tanto por eso. eso me abrió pasó a ioshua y perlongher. igual nadie como sbarra, eh. se ríe porque dice que saca mi puto interior, no lo corrijo, todos saben que en otra vida fui puto del reviente y a mucha honra.
emi lee poco y lo que lee no me interesa para nada. solo le compré un libro en chiste que me encantó y cuando lo terminé de leer me costó regalárselo porque me lo quería quedar. me caló hondo en una profundidad que no me esperaba. a él no tanto pero se lo quedó por el simbolismo amoroso. el libro era kavanagh de esther cross.
andi me recomendó un libro que me voló la cabeza hace relativamente poco. andi lee mucho, tiene mucho acopio de información literaria valiosa, de conocimiento de campo si se quiere. hablamos poco de lectura a mi gusto, pero yo estuve muy lejos de eso por años. recién ahora puedo decir que leo bien otra vez. tardé en volver pero volví.
hace mucho que no ando con gente que lee. apuesto que fue por eso que estuve tan rara estos últimos tiempos.
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profesor-javaloyes · 6 months
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En mi "!molesta" opinión.-
Micro ¿cuento?.-
Cuando el buenista multicultural, defensor de la "alianza de civilizaciones" y el respeto de las ancestrales costumbres de otros por crueles y brutales que sean -pero no a las propias- despertó... la Sharia estaba allí.
(Versión libre - derivado de la aplicación del Método Ponderado Profesor Javaloyes - del famoso micro cuento "El dinosaurio" del escritor guatemalteco Augusto Monterroso.
"Manifiesto de la brigada Al-Khanssaa sobre el papel de las mujeres bajo el Califato:
-El modelo de los infieles ha fallado desde el momento en que las mujeres son liberadas de la célula de la casa.
-Las mujeres que van al trabajo toman ideas corruptas y creencias equivocadas, que ocupan el lugar de la religión.
-Las tiendas de moda y los salones de belleza son obra del diablo. La brigada Al-Khanssaa vigilan que se cumple la Sharia."
"Le soltaron algo más a la cadena
y yo dije: ¡Me dieron la libertad!
La cadena es siempre igual:
eslabón que a mí me sueltan
a otro se lo apretarán." (Jarcha)
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magicdreamspoetry · 9 months
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LOS CUCAS (2° Parte)
Esta noche papá no come en casa - Por qué adonde está?- pregunté. - A vos no te importa - me contestó. Me asusté. Trajeron la pizza y mi mamá me llamó a la cocina. Me sirvió la pizza y le pregunté por July. Está durmiendo, me dijo sin levantar los ojos del plato. Lavo los platos y la ayudé a secarlos. Fui al baño y luego a mi cuarto, me puse el camisón y me metí en la cama. Dormí mal, Soné que sentía ruidos como que alguien que iba y venía y mi papá no venía y a July no lo encontraba y a veces me parecía que lloraba y me quería levantar y no podía. Por la mañana me despertó mamá, mi mamá no era cariñosa y no me daba esos abrazos apretaditos que me daba papá y no me decía "buenos días mi princesa" y esos besos gordos. Entonces le pregunté: - Ma y papá? - e dije que no estaba - me dijo enojada mi mamá. - No, vos me dijiste que ayer? - No está y basta de preguntas, levántate de una buena vez mocosa. O vos también vas a hacerme la vida imposible - me tiró de la colcha. Le vi la cara colorada y los ojos negros. Me levanté enojada, fui al baño y me vestí. Fui a la cocina y tomé la leche. Y como mi mamá no estaba agarré mi mochila y me fui a la puerta a esperar el micro. Cuando volví a la tarde y dije Ya llegué mamá y no me contestó. Mamá dónde estás? Otra vez empecé a tener miedo, fui a la cocina, al cuarto de July y tampoco estaba. Fui al cuarto de papá y mamá y golpee la puerta que siempre estaba con llave. - Aldana anda a la cocina que ya voy- me dijo. Dejé las cosas en mi cuarto y me fui a la cocina. Mi mamá estaba en bata y tenía el pelo todo revuelto y preparando chocolate con leche y las tostadas. Tenía hambre pero también miedo de ésta mamá, me la habían cambiado. Y me acordé de una vez que vi una peli en la que una bruja mala se ponía en el cuerpo de la mamá y la hija primero se puso loca pero después dijo no, no puede ser y fue a lo de un mago que conocía un amigo suyo y después la mamá volvió a ser la mamá. Pero yo no conozco a ningún mago y tampoco tengo un amigo que conozca a un mago. Mamá se dio vuelta y le vi la cara y el camisón manchado y entonces, si, me pareció una bruja mala. Me dejó la bandeja con la leche. Entonces yo me la quedé mirando para ver si encontraba algo de la mamá que tenía y ella no me dejó. - Come la merienda y no me mires más, me voy a mi habitación, cuando termines lava las cosas - me dijo. - Y papá y July dónde están? - le pregunté. Levantó la mano y me dio una cachetada - y muy enojada me dijo: - No quiero que me preguntes nada. Y yo llorando y tocándome el cachete le dije: - Que por qué era así, qué te pasa mamá, qué hice mal? - Parecerte tanto a tu padre - me dijo. Y se fue. Yo no pude comer nada, me seguía ese dolor de panza. Tiré todo a la basura y lavé las cosas y me fui a mi cuarto. Me tiré en la cama y seguí llorando y me quedé dormida. - Aldana, Aldana, levantate, vení a comer - me despertó a los gritos mi mamá - No quiero- le dije. - Como que no, vos vas a hacer lo que yo te diga - dijo. Y me agarró de la ropa y me llevó a la cocina y me sentó y ya tenía el plato de arroz enfrente mío y yo lloraba y gritaba y decía que no, que no quería y empezó a pegarme, a pegarme y a pegarme. Y yo le decía que no y no y entonces me metió la cabeza en el plato y estaba ahogándome y el arroz se me metía en los ojos y en la nariz y en la boca, cuando me soltó le dije escupiendo el arroz con tuco- Que no iba a comer más hasta que no viniera mi papá y July y mi mamá porque ella ya no era más mi mamá.
(Continuará) Caterina F. De Franco
#Cuento#Ficción#realidad#Palabras
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mycrazyramblings · 2 years
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Micro-Cuentos de Hadas 59: Alicia en el País de las Maravillas XI
@ulmo80​
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Si quieres mantener una sonrisa deslumbrante, reflejo de tu salud dental, usa la crema Gato Risón.
Cremas dentales comunes solo limpian los dientes. Gato Risón va más allá pues su tecnología elimina bacterias de lengua, mejillas y encías.
Gato Risón, para una boca saludable.
Productos para la higiene dental El Gato Risón. Recomendados por la Sociedad Real de Odontología.
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follame-apolo · 2 years
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Las flechas de Eros se clavaron en tu pecho por completo, atravesando tu corazón con sus puntas doradas, pero aún así, fue imposible hacerte sucumbir ante el amor.
Continuaste tú camino como si nada hubiese pasado, como si no te hubieses perdido en la misma fuente que Narciso. Como si no fueras tampoco el fruto de la semilla de la manzana dorada de Troya.
Las musas van detrás de tus pasos, recogiendo las hojas que se escapan de tu libreta, guardado cada suspiro al cielo que emites y buscando con su mirada lo que tus ojos parecen que ansían de ver.
Apolo y Artemisa se preocuparon cuando no te vieron nunca más pasear por sus templos, pues ni el Sol ni la Luna pudieron encontrarte de nuevo.
Nix te buscó por las infinidades del cielo nocturno, el que había sido antiguamente tu hogar. Perséfone removió el Lete entero por si de casualidad tu pequeña alma quedó varada alli.
Ni siquiera en el inframundo te pudieron hallar, y eso que fue el lugar donde naciste.
Hermes intentó enviar el mensaje de tu desaparición por todo el Olimpo, pero antes de que pudiese mediar palabra, el olvido hizo efecto en su memoria.
Algunos piensas que eres unas de las tantas estatuas de Medusa, otros dicen que te marchaste con los vientos de Eolo.
La leyenda después de tu partir dice que estás encerrado en la caja de Pandora, esperando para ser liberado nuevamente.
Dioniso fue quien te vio por última vez, pero no puede recordarlo por la embriaguez. Tan sólo pudimos encontrar tu vieja coronal de laurel...
Nuestro pequeño niño criado entre los dioses, ¿qué pasó contigo?
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entretintayletras · 5 months
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Lamparas de Hojalata- Comentario Literario
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La obra de Álvaro Mutis Lamparas de hojalata fue escrita en el siglo XX y se publico en 1959. Esta época se vio marcada por una gran producción de café, el boom Colombiano y la revolución cubana. Álvaro Mutis fue un escritor literario que se destacaba por sus obras poéticas, Mutis a logrado cautivar a muchos con su forma de escribir. Álvaro Mutis nació el 25 de agosto de 1923 en Bogotá y murió en México, donde paso gran parte de su vid, el 22 de septiembre del 2013. Una de las obras mas destacadas de Mutis es la Balanza.
Lamparas de hojalata es una obra con un genero Narrativo y un subgénero microcuento. Por otro lado el tema trata de un anhelo frustrado, la frialdad del hombre y el misterio de los animales. La síntesis, en cambio, narra como un hombre cuenta la casería del zorro. Por otra parte, el hombre da ha entender que a el no le gusta hacer su trabajo y que realmente el desea hacer algo mas que limpiar lamparas. Los sentimientos de la obra se pueden interpretar como una tristeza frustrada, ya que el da a entender que siente una tristeza por no poder hacer lo que el quiere y por eso se siente frustrado, " y yo que soñada ser algún día laborioso viajero por tierras de fiebre y aventura"(Mutis, 1959), en este fragmento se puede evidenciar sus sueños frustrados. Habría que decir, además, que el personaje nos daba a entender que el conflicto del libro o micro cuento es la inconformidad del personaje.
En lo que respecta a la forma , esto fragmento esta compuesto por un solo párrafo, pero el narrador es el que cuenta y expresa lo que siente por lo cual el estilo es directo porque el personaje tiene su propia voz. En cuanto a el narrador es homodiegético por que el es el que esta en la historia, y también es primera persona ya que el es el que narra la historia, por lo cual llega a ser protagonista, y de este no se da ha conocer características físicas, psicológicas o emocionales lo cual indica que es plano y estático. Entre los personajes destaca el narrador que nos cuenta su labor y en lo que consiste. Este ser se muestra como un ser tranquilo pero con mucha frustración guardada, ya que con cada palabra con las que narra los hechos lo hace con un deseo de algo, como si algo le faltara. Al final este personaje sufre un cambio y nos expresa su deseo, . En cuanto al tiempo es corto e indefinido debido a que las acciones no tienen un tiempo de reacción. En lo que respecta al ritmo es rápido por lo cual mantienen relación con los personajes que son planos y estáticos, además el ambiente es relajado por como lo narra el protagonista.
Para concluir, quería decir que este microcuento narra la vida de muchas personas, ya que, el protagonista/narrador soñaba con hacer algo totalmente diferente a lo que estaba haciendo, esto tiene relación con algunas personas que sueñan en convertirse en algo y terminan siendo otra cosa. También quisiera añadir que el micro cuento de Álvaro Mutis es interesante y misterioso, por lo cual llama la atención de muchas personas.
Bibliografia:
Cervantes, I. (s/f). Biografía español. Álvaro Mutis, poeta y novelista colombiano. Biblioteca español. Instituto Cervantes. Cervantes.es. Recuperado el 21 de noviembre de 2023, de https://www.cervantes.es/bibliotecas_documentacion_espanol/biografias/estambul_alvaro_mutis.htm
Lámparas de hojalata. (2016, noviembre 25). Ciudad Seva - Luis López Nieves; LLN. https://ciudadseva.com/texto/lamparas-de-hojalata/
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