Tumgik
lagrimapatagonica · 3 years
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Vivo en la encrucijada constante de convencerme a mi misma de que puedo cambiar, de que puedo sanarme y dejar de sufrir o resignarme a la mayor soledad posible con tal de ahorrame el laburo de remendar lo destruida que estoy por dentro. Por lo menos llegué al punto en el que no daño a otres con mis falencias emocionales pero aún así siento el profundo deseo que me dejen de doler cosas que no deberían dolerme potenciadas por la idea de que nunca voy a ser suficiente ni me voy a "curar" el dolor que me provoca querer. Quiero dejar de tener expectativas sobre mi misma que son imposible de satisfacer y al mismo tiempo quiero tener la estabilidad que me permita hacer cosas grandiosas sin sentirme una miserable en el proceso. Porque a fin de cuentas eso es lo que hago, construyo castillos inmensis en el aire mientras me reprocho a mi misma no haberlos hecho sobre la tierra. Por último espero encontrar de una vez al menos la sensación de que estoy yendo para algún lado en lugar de conformarme con seguir viviendo porque es lo que hay que hacer. No me quiero quedar, no me quiero volver. No quiero seguir y no quiero parar. Ya no se si va a ser solo el tiempo el que me ponga en donde tenga que estar.
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lagrimapatagonica · 3 years
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Peor es nada.
Voy a cambiar la receta. La que pensé en seguir cuando arranqué con esto no funciona.
Yo quería traer a este espacio fragmentos edulcorados y decorados sacados de mi oscuridad. Pero me di cuenta en el proceso que la dinámica de darle criterio estético las ideas no es para mi. Al menos no por ahora.
Ahora lo que yo necesito es la inmediatez del vómito, el despilfarro catártico que se permita la incoherencia, el desacierto y la imprecision del lenguaje oral. Ya habrá tiempo para correcciones y búsqueda del yeite adecuado para cada gilada sobre la que se me ocurre escribir. Pero este no es el momento.
Hace una semana empecé a elaborar una pequeña entrada contando las motivaciones que me impulsaron a abrir este espacio y en el camino me pegué un porrazo, uno de los porrazos con mis propias piedras mas grande que me haya pegado hasta ahora. Todavía estoy buscando en las pequeñas acciones cotidianas las microdosis de anestesia que nos permiten funcionar sin sentir que la existencia perdió todo sentido, como si alguna vez lo hubiese tenido. Por lo pronto lo único que siento es ganas de llorar hasta cuando una amiga a quince mil kilómetros me dice buen día.
Estoy así hace días, del llanto al sueño y del sueño al llanto. Todo empezó con una profunda sensación de soledad que le abrió paso al agotamiento cuya forma de decir "pará un poco, loca" fue inundarme de una angustia que no me permitió levantarme de la cama por tres días. Habitualmente lo que ocurre es que encuentro remedios inmediatos que me sacan del estado de angustia e inactividad, salgo a correr, leo, escribo, dibujo o me obligo a estudiar, comer, etc, y ahora ni en el exacto momento de la ejecución de esas acciones pude deshacerme de la angustia y el desasosiego.
Sigo en proceso de restauración. Ayer corrí unos siete kilómetros de ida y siete de vuelta y cuando estaba a media cuadra de mi casa me largué a llorar en la calle. Pero al fin y al cabo haber hecho eso ayer me permitió levantarme hoy. ¿Y cómo me levanté hoy? Se preguntó nadie nunca.
Bueno... A ese punto quería llegar tanto hoy como hace una semana cuando me senté a escribir. Hoy me levanté con una necesidad imperiosa de hacer esto. Quizá no precisamente esto, pero si de exorcizarme con palabras estos demonios que no quieren soltarme. Y como no gano pa' disgustos mi terapeuta está de licencia así que mi verborrea se la fumaron primero mis amigues y ahora ustedes.
Cómo se hizo evidente esta semana el momento donde mas aflora la angustia es cuando me veo impedida de ejercer el lenguaje. Cuando la saturación emocional es de tal magnitud que soy incapaz de traducir en palabras lo que me pasa y yo creo que en alguna medida eso es una constante. Hay un fragmento de mi que escoge conservar su forma etérea y escaparle al huso con el que suelo hilarlas. Porque, como le dije hoy a una de esas amigas que me prestan el oído, el lenguaje termina siendo esa red que tiendo a tender para extraerme a mi misma de las profundidades del infierno, que en mi caso no incendia sino que ahoga.
Por eso escribo, por eso estamos hoy acá, ustedes y yo. Porque la lengua y la palabra me salvan. Porque como me dijo alguien alguna vez, mi expresividad es lo que me impide implosionar. Porque al contrario de cómo es en la política, cuando a asuntos emocionales refiere, no es que lo que no se nombra no existe sino que lo que lo que no se nombra te encierra, te aísla, te mata. En definitiva, lo que no se nombra nos impide existir.
Sobre si debería hacerlo publico y si vale un mínimo la pena hablaremos en otro momento. Cuando logre terminar la entrada de mierda que empecé hace una semana y no me pude sentar a terminar aún porque mi cerebro decidió cagarse en mi misma.
Espero que esto les sirva de algo. A mi por lo menos si.
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lagrimapatagonica · 3 years
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Cielo Rojo #2
No te preocupes,
que cuando la lluvia acabe
saldrá el sol.
Y gozaremos de ver
casi por la noche
el cielo acogido
por un manto de nubes rojas.
Y podré imaginar como solíamos hacer
que no son nubes
sino una marea de banderas
marchando hacia el horizonte
acompañadas por el tronar de Kalashnikov
que parecieran pronunciar
tu nombre
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lagrimapatagonica · 3 years
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Estoy recolectando y corrigiendo un par de escritos y "poemas" viejos para publicarlos acá y que estén todos en el mismo lugar. Y mein Got! que cringe releer las cosas que una escribe cuando no siente mas que dolor.
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lagrimapatagonica · 3 years
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Gift
Descubrí hace poco que la palabra utilizada para decir "regalo" en inglés, en alemán significa "veneno". Y de alguna manera sentí que los significados del mundo estaban hablando de mi. Hay una sensación de proximidad con la idea de ser las dos caras de una misma moneda, de sentir que quien me ronda gana y pierde en igual medida: placer y dolor, complacencia y destrucción. I'm a Gift. Ich bin ein vergifteter Apfel.
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lagrimapatagonica · 3 years
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El salto.
[Allá por algún momento del 2016]
Siempre que me pongo nerviosa me da frío. Empiezo a temblar como esas hojas secas que ruedan por la calle en las oscuras mañanas de invierno. Las mismas hojas que me hacen voltearme para corroborar si hay alguien más caminando en la misma vereda.
Esto es raro, digo, lo de los nervios. Porque a pesar del miedo el frío es algo que disfruto, y que este me asalte en situaciones de inseguridad es como una especie de incentivo a que siga introduciéndome en ellas a pesar del peligro.
Por eso entendí que corría riesgos cuando empecé a vibrar con las manos congeladas y un millón de dudas clavadas en el pecho.
Ahí supe que estaba segura. No, segura no. Estaba convencida. Comprendí que me habían enseñado a temerle a lo más lejano pero nunca a lo que tengo más cerca y aunque se contraponga con todos los supuestos convencionales, de lo que más hay que preocuparse, y por ende hemos de temer, es aquello que tenemos más cerca. Aquello que está al alcance de nuestras manos. O, mejor dicho, de aquello de lo que nosotros estamos al alcance.
Entonces pensé, como iluminada, como despojada de incertidumbres cotidianas, que nadie nos garantiza estar a salvo del dolor por privarnos de la locura. Que cuando actuamos acorde a lo previsible o a lo estandarizado nos vemos expuestos a los mismos daños, quizás hasta algunos
peores, que a los que nos empujaría cometer una irracionalidad.
Ahí, en ese preciso instante fue cuando la barrera que me separaba del acantilado estalló en infinitos fragmentos cristalinos que cayeron a la par mía cuando salté.
Porque a fin de cuentas ''No hay castillos que uno edifique en la vida que alguna ola no desmorone''. Y ya que estamos condenados al fracaso ¿qué mejor que permitirnos un fracaso espectacular?
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lagrimapatagonica · 3 years
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Vergangenheit, Gegenwart und Zukunft.
No sé quien va a leer esto. Ni si quiera se si me interesa que alguien lo lea pero en caso de que ese alguien seas vos... ¡Hola! Mi nombre es Mic y has tenido la suficiente mala suerte como para toparte con el espacio que pienso usar para revolver mi pasado, interpretar este presente y maquetar un posible futuro. Una linea temporal que empieza en la estepa patagónica y me ha arrastrado hasta ahora al lluvioso norte alemán.
Introspección, extroversión y autorreferencialidad combinados con idiomas, fotografía, política y humor.
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