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#talbottxisolde
aneshkablack · 1 year
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Día de Muertos en San Cristóbal
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I had many time since my last picture about Isolde and Talbott. I took advantage of my streak of inspiration with the beautiful draw about Candy Vigiere and Talbott (you can see my last publish), to do one for me.
I know it's very late, (November will finish soon), but I did the scene in San Cristóbal de las Casas with Tal and Isa, on Día de Muertos' celebration.
If you read my fics or my older publish here, Tadao Hiwatari Olivares was Isolde's father, and he was Mexican born in Chiapas. He worked for Gringotts but died in the First Magical War. He was buried in his hometown (it was his wish, like the song "Mexico lindo y querido" by Jorge Negrete: "If I die far from you/Let them say that I'm asleep/and bring me here").
Since they were in Hogwarts, Isa had been talked with Talbott about her ethnicity and her traditions. One of them, of course, is to celebrate this day and commemorate her loves ones who had passed away. (She usually create "la ofrenda" -altars with offerings to the deceased-, every year since she was a child).
Winger, since they're friends, was interested about this tradition, getting more and more involved, helping her to create the altar every year since they're in 7th year. In this picture, they're nearly 23-24 years old. And Isa convinced him to make up with her like catrines: she wears a Chiapas tradicional dress and Talbott, a Taumalipas tradicional suit.
By the way, I publish a version without make-up, too.
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aneshkablack · 3 years
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I post it again. I don't like the color in my phone. Many yellow when in my computer was beige. #talbottwinger #IsoldeHiwatari #ravenclaw #hogwartsmystery #talbottxmc #jacobssibling #JamCity #TalbottxIsolde #harrypotterhogwartsmystery #HPHM https://www.instagram.com/p/CWCFd8RP6ZS/?utm_medium=tumblr
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aneshkablack · 3 years
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Día 16: Compartir cama
Publicado:  Fanfiction || AO3 || Wattpad
Disclamer: Harry Potter es propiedad de J. K. Rowling; así como la Warner Bros en conjunto con Jam City, son dueños de Hogwarts Mystery. Yo solo hago este fic como medio de entretenimiento y ocio.
Resumen: La primera vez que compartieron cama no fue precisamente una situación romántica. Aun se sentía culpable en parte por lo sucedido con Khanna, pese a que realmente no hubiese podido hacer nada ante ello. Sin embargo para Isolde, encontró en los brazos de Talbott un poco de calma, sin cuestionarle sobre lo que había pasado en el Bosque Prohibido al ser una de las víctimas de Madame Rakepick.
Advertencias: Spoilers sobre el año 6 episodio 18. Muerte de un personaje canon (mencionado). Este fragmento es parte de un oneshot que había escrito hace tiempo, pero quise enfocarme en el tema central que se solicita, haciendo unas pequeñas variaciones a lo que tenía pensado de manera original.
Día 16: Compartir cama
Enero, 1990
Habían estado fuera toda la noche. Ella adentrándose en el Bosque Prohibido junto a Copper y Snyde en una búsqueda infructuosa de una reunión de Jacob Hiwatari con R que nunca sucedió, encontrándose con Rakepick. Él, junto a Khanna, habían salido de la Torre de Ravenclaw en búsqueda de Isolde, sin embargo Rowan lo había petrificado a medio pasillo, colocándole la capa de invisibilidad, propiedad de Isolde, encima de él.
No sabía cuánto tiempo había pasado, pero el efecto desapareció de forma súbita. Sin perder tiempo, se levantó, corriendo por los pasillos hacia el Bosque Prohibido. Sabía que algo había pasado, puesto el ambiente se percibía el aroma a la muerte, sintiendo en su pecho un dolor odiado, pero demasiado conocido para él. Y simplemente deseaba que no fuera ella, porque no sabría si podía soportar perderla ahora.
El movimiento de los profesores no se hizo esperar, escondiéndose en una columna al observar que varios de ellos iban hacia el Bosque Prohibido y los alrededores del castillo. Siguió su camino hasta que escuchó a Snyde, quien estaban en la enfermería, hablando con Chiara, la encargada de esta noche de hacer guardia por el hecho de que la Señora Pomfrey seguía petrificada. Ingresó a este recinto, apreciando que la Hufflepuff se veía más pálida de lo normal.
—No puedo creerlo… —aunque Lobosca trataba de mantener la calma, su voz se escuchaba quebrada—. Pero, ¿por qué?
—Ella se interpuso entre Rakepick y nosotros —Mérula expresó con furia en su voz, conteniendo las lágrimas, mientras estaba siendo curada por la chica de cabellos blancos—. Y esa maldita perra no dudó en usar la maldición asesina. Hubiésemos sido cualquiera de los tres, si ella no se hubiese… —fue entonces que se dio cuenta de la presencia del Ravenclaw —. Winger —bufó, tratándose de levantar, pero la aspirante a sanadora le detuvo—. ¿No crees que es muy tarde para venir a salvar a tu princesa? —le exclamó molesta. Esas palabras le afectaron, sintiendo un hueco en el pecho.
— ¿Acaso ella…? —sintió una opresión en el corazón que amenazaba cortarle la respiración.
— ¡Mérula, ya basta! —intervino Chiara, enérgica—. ¡Sé cómo te sientes, pero no te desquites con Talbott! ¡Por ahora descansa…!
— ¡Debo buscar a Rakepick, Lobosca! ¡Ella tiene que pagar por lo que hizo!
—No en ese estado y con dementores a los alrededores del castillo —le recostó en el camastro —. Ben, necesito que tomes tus pociones —el Gryffindor, sentado en una de las sillas por la falta de un lugar para recostarlo, hasta entonces había estado callado, estaba mirando los ventanales pero sin un punto fijo, ajeno a la conversación—. Talbott —la voz de Chiara le hizo sobresaltarse—. Necesito que me ayudes con Isolde —le señaló con la cabeza la cama con los biombos—. Está malherida, por ello requiero que me ayudes a moverla —le aclaró, buscando devolverle un poco de calma.
Herida. No podía negar que con ello un poco de consuelo al saber que estaba viva, pero tampoco es que estuviese totalmente tranquilo al escuchar que estaba lesionada. Al ingresar detrás de las mamparas, pudo apreciar que el hombro derecho de la chica estaba lacerado de manera grotesca hasta el cuello, pero sin llegar a lastimar los grandes vasos sanguíneos. La clavícula estaba en un ángulo irregular, al igual que el húmero del mismo lado. Aparentemente Isolde estaba inconsciente.
—Levántala, sujétala por la cintura y recárgala en tu pecho —así lo hizo, observando que la sangre había teñido las sábanas—. Voy a reparar los huesos —con su varita lo hizo, teniendo como consecuencia que Hiwatari soltará alaridos de dolor al posicionarlos en su lugar. Talbott la abrazó—. Ahora voy a curar la herida.
Con su varita, rompió un poco más la ropa de Isolde, para tener un acceso total a la misma. Fue a la mesita de mayo que estaba cerca tomando un tarro, del cual sacó una masa de color naranja para untarlo encima de su hombro.
—Me temo que le quedará una cicatriz enorme, pero podré salvar al menos un ochenta por ciento de la funcionabilidad de su brazo —con otro movimiento de varita, un vendaje apareció en su hombro—. Lo ideal es que se quedara descansando por hoy en la enfermería. Pero dadas las circunstancias, es probable que nos envíen a nuestra Sala Común una vez que los profesores regresen. Aun así, les diré si pueden permitirnos estar aquí… —por unos segundos, su porte titubeó—. No puedo creer que Rowan esté… —sin poder evitarlo ya, Chiara soltó algunas lágrimas, que enjugó rápidamente—. Isolde te necesita, no la dejes sola por favor —le suplicó, mientras salía de los biombos.
Él asintió, ayudando a Hiwatari a reposar de nueva cuenta a la cama. Limpió las sábanas con su propia varita, le acomodó las almohadas para que tuviese un mejor apoyo. Sin embargo, sintió cómo la chica le tomaba del brazo, notando que le estaba mirando con súplica.
—Quédate conmigo, por favor —le susurró, mientras se acomodaba al borde de aquella cama de hospital, haciéndole entender que se acostara con ella—. Hoy he perdido a Rowan por mi necedad, mi obstinación —cerró los ojos por unos momentos, tratando de reprimirse a sí misma de soltarse a llorar— y por mi culpa. Puede sonar estúpido, pero sólo quiero asegurarme que sigues aquí con vida al sentirte junto a mí esta noche.
—No es estúpido, Isolde —se sentó a su lado. El también sentía el dolor, aunque sabía que no se comparaba con el que la muchacha de los cabellos azules podría tener en estos momentos—. Sin embargo no eres la única que se siente culpable por ella —le mencionó, mientras le recogía algunos mechones de cabello, lleno de lodo, hojas y ramas—. Yo estaba con ella buscándote, pero Rowan fue mucho más rápida que yo al petrificarme. No pude detenerla —la muchacha se sorprendió por escuchar aquello, haciendo que sintiera un estrujamiento en el pecho.
—Talbott, por favor —le volvió a tomar del brazo. Esta vez no puso reparos, acostándose en la cama, quedando frente a frente—, ¿ella te dijo el motivo de irme a buscar?
—No del todo, pero puedo intuirlo. Recuerda que últimamente me he involucrado en tus investigaciones, pese a que has tenido una gran negativa a que lo hiciera.
—Temía que ustedes pudieran salir lastimados o… —no podía terminar la oración, al ahogarse la voz por el nudo en la garganta que sentía—. Y ahora he perdido a la que fue una hermana para mí… si yo no hubiera estado en el Bosque Prohibido… ¿cómo pude ser tan crédula con esa estúpida nota?
—Isolde —le atrajo hacia su cuerpo, tomándola de la cintura. Posteriormente, con cuidado acomodó la cabeza de ella en su propio pecho—. Ninguno de nosotros sabíamos que esa arpía estaría esperándolos en el Bosque Prohibido y sería capaz de asesinar a sangre fría. Por lo que no deberías seguir mortificándote…
—Lo sé, pero tampoco lo hagas tú. No te culpo por nada —ella le miró, mientras se acurrucaba más hacia él, pese a que hacía leves muecas de dolor por su hombro herido—. No sabías que ella te iba a lanzar ese maleficio. No sé si lo hizo para protegerte, también —sin poder reprimirse más, sus lágrimas empezaron a fluir—. Estoy cansada, pero sé que no podré conciliar el sueño —su cabeza finalmente reposó en el pecho del más alto, donde Talbott sintió como se estaba humedeciendo su suéter—. Desearía que esto fuese sólo una terrible pesadilla —murmuró.
—Igual yo. Sólo cierra los ojos para descansar tu vista. No me moveré de tu lado, al menos hasta que los Profesores regresen —le abrazó aún más, procurando evadir su hombro herido. Temía si no lo hiciese, Isolde se desvanecería en un momento a otro.
Ella prefirió asentir, sin decir ninguna palabra más. Por su parte, el joven se limitó a acariciar aquella melena de cabello, sacando de vez en cuando alguna basura del mismo, tratando de no lastimar a su novia. No quería hostigarla haciéndola hablar acerca de todo el evento sucedido en el Bosque Prohibido. Esperaría que ella estuviera lista para que se lo contara. Talbott lo único que deseaba en ese momento, era también sentir su tacto, quedándose en vela para protegerla toda la noche, si era necesario.
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aneshkablack · 3 years
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Día 14: Un nido de Aves (Cabello)
Publicado:  Fanfiction || AO3 || Wattpad || Tumblr
Disclamer: Harry Potter es propiedad de J. K. Rowling; así como la Warner Bros en conjunto con Jam City, son dueños de Hogwarts Mystery. Yo solo hago este fic como medio de entretenimiento y ocio.
Resumen: La primera mañana de vacaciones de invierno ha llegado. Isolde, al saberse ser la única habitante de la Torre Ravenclaw decide dejar a un lado su cuidado capilar nocturno, despertando con una melena difícil de manejar como lo podría esperar. Bajando hacia el área común, descubrirá que no es la única persona en la Sala Común…
Advertencias: Este oneshot ocurre entre "Enfermo" y "Beso Indirecto", por lo que hay ligeras referencias a la MOTL "Regalo de gratitud". Un headcanon conforme a evadir la forma de que los chicos pudiesen entrar a las habitaciones de las chicas, al menos en Ravenclaw y en Gryffindor, que están situadas en las Torres, pudiendo tener el mismo sistema de seguridad. Yo tengo en mente que los animagos pueden evitar activarlos, buscando otras formas de ingreso.
Para darse una idea del cabello de Isolde, ¿recuerdan a Anna, de Frozen, al momento de levantarse? Exactamente así luce el cabello de Hiwatari.
Día 14: Un nido de pájaros
Diciembre, 1987
Las mullidas sábanas de su cama con dosel, no le permitían a Isolde Hiwatari levantarse en aquel primer día de vacaciones. No tenía prisa y nadie podía reclamarle, puesto era la única persona que habitaba la Torre de Ravenclaw. Tampoco tenía necesidad de arreglar su cabello, eso debido que había amanecido con una melena muy enredada de pelo en la cabeza, porque el día anterior no se había molestado siquiera en peinarlo en la noche como usualmente lo hacía durante el periodo escolar.
Iría a desayunar hasta la hora del almuerzo. Tampoco tenía la necesidad de cambiarse el pijama hasta más tarde y tomaría un baño largo antes de irse a dormir. Quizás iría a la biblioteca a investigar más sobre la bóveda del Bosque Prohibido, o incluso volaría sobre éste tratando de localizarla con mayor facilidad.
Sabía que se había despedido de su amiga Rowan, cuando le dijo que ya se iba a la estación de Hogsmeade. Sin embargo al estar demasiado adormilada para captar bien el mensaje, no pudo retener más información sobre algo relacionado con Talbott. Quizás sólo era que él también tomaría el tren, o a lo mejor dándole ánimos para que pensara durante estas vacaciones el cómo proceder con él, al notar que su amistad iba cada vez más profundizándose y ella se armara de valor para volver a declararle sus verdaderos sentimientos a él.
Decidió finalmente levantarse de la cama, notando que sus únicos acompañantes en esa habitación eran su gato negro Eriol, que estaba acurrucado en el sillón como de costumbre, y su crup chocolate Tobby, quién dormitaba en su cama, debajo de una de sus cobijas viejas. Tomó un suéter de sus cajones, debido al frío que estaba sintiendo, yendo hacia las escaleras.
Por lo visto era cierto, no había absolutamente nadie en la Sala Común. No se escuchaba ajetreo en las habitaciones de las chicas al menos, que usualmente cada mañana ella oía al bajar los escalones. Desde ahí, pudo apreciar la biblioteca privada de los Ravenclaw absolutamente vacía de personas.
Al llegar al área común, también sin nadie a la vista, pudo apreciar por los ventanales el hermoso paisaje nevado que estaba ofreciendo la Torre. Aún nevaba, notando a lo lejos el pueblo de Hogsmeade que parecía una de esas villas navideñas que veía en los centros comerciales muggles. También pensaba en darse una vuelta ahí, comprendo algunas cosas que le faltaban, algunos obsequios pendientes. Recordó que Charlie estaría pagando su deuda en Zonko, así que podría pasar a ayudarlo y regresar juntos al castillo cuando acabase.
Decidió que regresaría a su habitación a arreglarse un poco, para poder bajar al Gran Comedor por algo de comer. Sin embargo se quedó petrificada al ver de frente a un chico en pijama de franela con el cabello alborotado, de dos tonalidades, piel morena, nariz aguileña y aquellos ojos rojo avellana que reconocería en cualquier lado. Sin poder evitarlo sintió todo su rostro arder por la vergüenza que estaba sintiendo en ese momento, no obstante su cuerpo aún no reaccionaba.
— ¡Hola, Isolde! —le expresó Talbott, también con las mejillas sonrosadas, quizás por un poco de vergüenza al estar también en ropa de dormir; quizá por encontrar a la chica tan adorable con su cabello desaliñado.
Sin contestarle, más guiada por su inseguridad, miedo y vergüenza, pudo transformarse en águila, para volar sobre las escaleras de las habitaciones de las chicas, sólo volviendo a su forma humana, para ingresar de golpe a su cuarto, asustando a sus mascotas. Sin moverse de la puerta, se fue deslizando poco a poco hasta poderse sentarse, doblando sus rodillas para que pudiese ocultar su rostro.
—De todas las personas en Hogwarts, ¿por qué me tuvo que ver él? —pensó, abochornada —. Quizá esto es lo que me había mencionado Rowan antes de irse, ¿por qué no estuve más espabilada para evitar esta deshonrosa escena con mi amigo que además es el chico del cual estoy enamorada? ¡No pienso salir de esta habitación hasta que terminen las vacaciones! ¡Cómo deseo que la tierra me trague en este momento!
Fue entonces que escuchó unos golpes provenientes de la ventana. No le tomó importancia, creyendo que probablemente la nieve se había intensificado, pegando al vidrio de los ventanales. Sin embargo de nueva cuenta volvió a oírlos. Con pesadez, se levantó de su sitio, yendo a abrirle, encontrándose a un águila real tratando de mantener el vuelo por el viento que estaba soplando. No tuvo que otra que dejarle entrar para evitar que se congelara. El águila se sacudió la nieve que traía, para después transformarse en humano. Isolde no se atrevía a mirarle, y lo único que hizo fue colocarse la capucha de su suéter encima de su cabeza, para ocultar su desastroso cabello y su rostro.
—Isolde…
—No debiste arriesgarte a salir así —le regañó, mientras se abrazaba a sí misma—. Apenas tienes un par de días que saliste de la enfermería por gripa y no quiero que recaigas.
—Tenía que hacerlo. Me tomó por sorpresa que te fueras literalmente volando del área común cuando me viste. ¿Te hice algo que te ofendiera antes de que termináramos las clases? —le cuestionó. Ella alzó tímidamente la vista, negando con la cabeza al final.
—Me tomó por sorpresa el saber que estabas ahí —se sinceró, pero aun manteniendo distancia—. Yo creí que no había nadie más al haber visto que la mayor parte del alumnado de esta Casa se iría de Hogwarts… y asumí que era la única aquí.
—Fue mi error no avisarte —se disculpó—, aunque al estar en la enfermería no pude contarte que me quedaría en la escuela en lugar de ir con mis abuelos —se fue a sentar a la única cama sin arreglar, intuyendo que era la de la muchacha. La chica aún estaba insegura de acercarse a él por su horrible aspecto de su cabello—. Isolde, aun así siento que algo te molesta para que me evites.
—Sólo es que… —se mordió el labio—, fue todo lo que pasó allá abajo… mi aspecto es deplorable… y tú me viste así… —con sus manos se tapó el rostro.
El chico se quedó mirándola con el entrecejo fruncido, no comprendiendo por qué la chica se sentía así. Para él se veía adorable, cómo un mochuelo despeinado por el viento. Decidió ir hacia Isolde, tocando su hombro. Eso hizo que bajara sus manos, sobresaltándose por el tacto del varón.
—Si temes a que te juzgue por el solo el hecho de verte recién levantada de la cama, entonces tendríamos que replantear nuestra relación —le mencionó—. Además tú me has visto enfermo, y el día de hoy tampoco es que esté tan presentable al momento de despertarme —le miró, para después retirarle la capucha, mostrando la melena de la chica. Sin esperar, pasó por su pelo sus dedos—. Debo admitir que me gusta mucho tu cabello.
— ¿Aunque parezca un nido de pájaros? —le preguntó, incrédula por el comentario.
—Aun así. Te ves adorable y muy linda —expresó.
—Tal… espero que estés bromeando. Es imposible que te guste el desastre que soy yo en este momento.
—No lo estoy. No sé si es porque somos amigos, pero me gustas aun así —sus mejillas se tiñeron de rojo—. No obstante, si te sientes incómoda aún, podría ayudarte a arreglarlo. ¿En tu cómoda guardas tus cepillos? —se separó, yendo hacia ese mueble.
—Sí… sabes, no es necesario que te tomes la molestia. Yo puedo arreglarlo sola —mencionó nerviosa.
—Insisto. Además si te parece justo, yo te permito que cepilles el mío.
Ella lo pensó detenidamente, suspirando al final asintiendo. Sacó su varita, para alisar su cama, para que sea mucho más presentable. Sus mascotas volvieron a acurrucarse, mirando de vez en cuando al "intruso". Se retiró el suéter, para después sentarse. Talbott por su parte sacó un par de cepillos, además de su bolsillo tomar una botella con una solución rojo oscuro. Se fue a sentar a su lado.
— ¿Alguna vez has usado poción alisadora? —le preguntó, mientras dividía su cabello.
—Sí, pero es muy problemático. Necesito grandes cantidades de la misma para que esté manejable, por ello prefiero peinarlo y trenzarlo cada noche antes de dormir.
—Ya veo. Te pondré un poco para hacer más fácil desenredarlo —abrió la botella, colocando un poco de la poción en sus manos, para masajear el pelo de Isolde. La chica no pudo más que temblar ligeramente al sentir el frío tanto del líquido, como las yemas de los dedos del joven—. Creí que usabas colovaria para pintar tu cabello —le confesó, al notar que las raíces eran del mismo color que las puntas—. ¿Esa coloración es natural?
—No del todo —contestó. En ello comenzó a sentir cómo Talbott empezaba a cepillarle el cabello, sintiendo unos ligeros jalones del mismo—. Cuando niña mi hermano y yo tratamos de hacer un experimento para cambiar el color de nuestro cabello mediante una poción, porque queríamos asemejarlo al tono que tiene mi madre de manera permanente. Y bueno, he de decir que fracasó estrepitosamente, quedándonos un color azul claro como resultado.
— ¿Cuál era tu color natural de pelo? —cuestionó Talbott, curioso, pasando el cepillo por un pedazo de cabello que aún estaba enredado.
—Castaño chocolate —comentó—. Muy similar al que mi padre poseía. Pero a mi madre no le gustaba mucho en nosotros. Ella hubiese preferido que tuviéramos el rubio cobrizo de ella, ya que no pudimos tener sus ojos verdes por la genética dominante de mi papá… ¡Au! —soltó, al sentir un jalón fuerte.
— ¡Lo lamento! Procuraré ser más cuidadoso.
—No te preocupes. Mi cabello siempre es un problema. Tardo demasiado en arreglarlo, por ello lo hago en la noche para que en la mañana sea mucho más manejable. Espero que no te desespere.
—Te prometí cepillarte el cabello. Además ya voy por la mitad —pasó la parte peinada hacia adelante del hombro izquierdo de la chica—. Así que heredaste el color de tus ojos por tu padre.
—Sí, de hecho y también por mi abuelo. Todos de hecho de su lado paterno.
—Es curioso. Mi caso es similar, pero de hecho es del lado materno —volvió a apartar el cabello que ya había terminado—. Debo admitir que me gustan mucho tus ojos, Isolde.
—Los tuyos son más hermosos —mencionó, abochornada por el cumplido. Agradecía estar de espaldas a él, para que no viera su sonrojo. En su caso, Talbott estaba en la misma situación.
—Por cierto… —balbuceó, tratando de cambiar de tema—, ¿te gusta el color actual de tu pelo?
—Sí, me encanta. Mi abue Sac-Nicté me preguntó si quería que me cambiara el color cuando viví con ella, pero le dije que no. Aunque no niego que llama mucho la atención. Ella es muy buena en Transformaciones, al grado que tanto ella y mi abuelo son animagos.
— ¿Animagos? —ya había terminado en ese momento.
—Sé que dirás por qué te pedí ayuda a ti —se levantó de la cama, mirándolo a él—. Es tradición de la familia de mi abuela que nadie de la familia auxilie a otro miembro a encontrar a su nahual, o éste podría cambiar. Sé que es tonto, pero siempre quise ser un ave.
—No quería preguntar eso. Era sólo curiosidad —se acercó a ella, colocando una mecha de cabello detrás de la oreja de la chica—. Puede que en ese tiempo no haya dado la impresión de estar feliz que hayas entrado en mi vida —acercó su frente a la de Isolde—. Lo estaba. Siempre he agradecido que lo hayas hecho y espero que sigas en ella —se separó. Ambos se dirigieron una sonrisa—. Bien, es mi turno —se sentó de nueva cuenta en la cama, a espaldas de ella—. Puedes usar la poción alisadora que dejé en tu mesita de noche.
—De acuerdo —ella se puso de pie, para tener mejor acceso al cabello del más alto—. Yo también agradezco que no sólo me hayas ayudado a encontrar mi nahual; sino seas parte de mi vida, Talbott —comenzó a aplicar la poción—. ¿No te molesta que use uno de mis cepillos, verdad?
—En absoluto —no pudo evitar sentir un vuelco en el corazón ante esas palabras. La chica peinó el pelo del joven cómo siempre lo usaba—. Cuando terminemos, podríamos ir a almorzar al Gran Comedor, juntos.
—Espero que alcancemos algo, porque si te llevaste tiempo con mi cabello —le comentó—. En caso contrario, podríamos escabullirnos a Las Tres Escobas —le miró—. Aunque tendrás que transformarte desde esta habitación si no quieres que las escaleras se vuelvan un tobogán y se escuchen alarmas. No quiero que te arriesgues a contraer un resfriado otra vez y salgas por las ventanas.
—De acuerdo —sonrió, mientras dejaba que Isolde continuara cepillando su pelo.
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