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#nal dejar
spocks-kaathyra · 7 months
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Nal in Ming Dynasty hanfu!! just wanted to put my pretty girl in a pretty outfit
closeups below the cut :))
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aquainciel · 2 years
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me hubiese gustado decirle que de verdad no era culpa de él ni nada sino que son mis estuoideces, debo dejar de hacer eso porque en verdad está muy nal
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garakshowhole · 3 years
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ok ok just while we’re being the evil we wish to see in the world. did anyone see the ghemor government that shit was insane
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me, seeing one post about Pythas Lok: My love? my sweet angel? my John Le Carré character in space? Is this the time to re-rec this super niche, very sad Pythas Lok fic?
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“Congratulations~ neon cham daedanhae. Congratulations~ eojjeom geureohge. Amureohji anha... Hamyeo nal jitbalpa, usneun eolgureul, boni da ijeotna bwa, Oh!” Dado que estudiar no parece tentador, decidió continuar con su tarea de sacar en guitarra Congratulations de Day6. 
Sin embargo...
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“¡Cielos Junkyun, deja eso! ¿¡Quieres terminar con un dedo menos!? ¡Vuelve aquí!” 
Tuvo que dejar su momento musical porque su revoltoso hermanito no deja de sacarle canas y sus padres aun no están en casa, sighs(?)
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juanjoseojedadiaz · 6 years
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Enfermeras de Caracas respaldaron exigencias de ProCiudadanos Caracas-. Este miércoles la dirigencia nacional del Movimiento ProCiudadanos se plantó desde tempranas horas de la mañana a las afueras del Hospital Clínico de Caracas, para respaldar a los trabajadores del centro de salud y exigir al Gobierno nacional mejoras salariales y dotación de insumos. El coordinador nacional de ProCiudadanos, Leocenis García, expresó su descontento con el ambiente laboral que mantiene desanimados a los empleados de los centros asistenciales “tristeza da al ver como este Gobierno ha destruido el sistema de salud en nuestro país. Los mismos que defendían al más necesitado, son los que ahora los llevan al abismo. Unos salarios que solo alcanzan para medio comer y apenas trasladarse. Hemos propuesto solución, no podemos dejar solos a nuestros valientes trabajadores”, recalcó. La ola de protestas se ha generado desde hace diez días en todo el país, en la que además se han sumado médicos de todas las áreas y especialidades de toda Venezuela. Hasta ahora no han recibido por parte del Gobierno central respuestas a las exigencias que desde hace varias semanas. Margot Monasterio, secretaria general del sindicato de empleados del recinto hospitalario manifestó que la lucha que emprenden es en contra de lo que ellos denominan el régimen del terror “somos trabajadores del sector salud y seguimos adelante en esta lucha que en contra de la corrupción. No dejemos solas a las enfermeras en su lucha”. Por su parte, René Rivas, pre­sidente del Colegio de Médicos en el estado La­ra, aseguró desde Cara­cas que la Federación Médica Venezolana deci­dió, por unanimidad, convocar a un paro nacio­nal hasta que el Ministe­rio de Salud no se siente a negociar un nuevo ajus­te salarial. En la propuesta elabora­da este martes por los médicos se plantea que un médico que trabaje en ambulatorios cobre 200 salarios mínimos (600 millones de bolívares) mientras los residentes alcanzarían el monto 690 millones de bolívares mensuales. Dicho de otra manera, los especialistas en formación cobrarían 230 salarios mínimos. Se acordó desde ProCiudadanos realizar mesas de trabajo con el fin de brindar apoyo al gremio médico y de enfermeras y encontrarle solución a la problemática que se perfila agudizará el sistema de salud en el país, ya que también serían los pacientes quienes los que quedarían afectados por gestión que hasta ahora no ha llevado resultados a los trabajadores.
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spocks-kaathyra · 7 months
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first lecture means first doodle :)) Nal bc I love her dearly. Andy described her as "handsome" and "saturnine" and I went "goth trans woman?? okay got it"
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06 Noviembre
Viernes de la trigésima primera semana del Tiempo Ordinario
El Evangelio del día
Evangelio según San Lucas 16,1-8.
Jesús decía a sus discípulos:
"Había un hombre rico que tenía un administrador, al cual acusaron de malgastar sus bienes.
Lo llamó y le dijo: '¿Qué es lo que me han contado de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no ocuparás más ese puesto'.
El administrador pensó entonces: '¿Qué voy a hacer ahora que mi señor me quita el cargo? ¿Cavar? No tengo fuerzas. ¿Pedir limosna? Me da vergüenza.
¡Ya sé lo que voy a hacer para que, al dejar el puesto, haya quienes me reciban en su casa!'.
Llamó uno por uno a los deudores de su señor y preguntó al primero: '¿Cuánto debes a mi señor?'.
'Veinte barriles de aceite', le respondió. El administrador le dijo: 'Toma tu recibo, siéntate en seguida, y anota diez'.
Después preguntó a otro: 'Y tú, ¿cuánto debes?'. 'Cuatrocientos quintales de trigo', le respondió. El administrador le dijo: 'Toma tu recibo y anota trescientos'.
Y el señor alabó a este administrador deshonesto, por haber obrado tan hábilmente. Porque los hijos de este mundo son más astutos en su trato con los demás que los hijos de la luz."
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
Concilio Vaticano II
Constitución sobre la Iglesia en el mundo actual « Gaudium et spes », § 34
«Llenad la tierra y sometedla» (Gn 1,28)
Creado el hombre a imagen de Dios, recibió el mandato de gobernar el mundo en justicia y santidad, sometiendo a sí la tierra y cuanto en ella se contiene, y de orientar a Dios la propia persona y el universo entero, reconociendo a Dios como Creador de todo, de modo que con el sometimiento de todas las cosas al hombre sea admirable el nombre de Dios en el mundo.
Esta enseñanza vale igualmente para los quehaceres más ordinarios. Porque los hombres y mujeres que, mientras procuran el sustento para sí y su familia, realizan su trabajo de forma que resulte provechoso y en servicio de la sociedad, con razón pueden pensar que con su trabajo desarrollan la obra del Creador, sirven al bien de sus hermanos y contribuyen de modo personal a que se cumplan los designios de Dios en la historia.
Los cristianos, lejos de pensar que las conquistas logradas por el hombre se oponen al poder de Dios y que la criatura racio¬nal pretende rivalizar con el Creador, están, por el contrario, persuadidos de que las victorias del hombre son signo de la grandeza de Dios y consecuencia de su inefable designio.
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¡15 cosas que no debes permitirle a nadie!
Nunca pierdas tu tiempo tratando de darte a entender a personas que han demostrado que están comprometidas con no entender tus puntos de vista.
A veces, sólo a veces, es mejor tener a tu lado a pocas personas (pero valiosas) que a un montón de ellos destrozando tu existencia. El positivismo es una elección. Elige con cuidado y sé lo suficientemente inteligente como para alejarte de la negatividad que te rodea, ya que nunca será digna de tu tiempo, nunca.
Pero hay algunas cosas que nunca debes permitir a la gente: 1. Dejar que la gente te diga cómo vivir
O qué po­ner­te, con quién de­be­rías salir o qué de­be­rías comer.
2. No dejes que la gente te robe la energía
Des­haz­te de estas per­so­nas y no per­mi­tas que su ne­ga­ti­vi­dad pe­ne­tre en tu vida.
3. Dejar permitir que la gente husmee en tu vida personal
Em­pie­za con la gente que no pinta nada en tu vida. Man­tén la dis­tan­cia con las per­so­nas que sólo quieren co­no­cer lo bueno sobre ti.
4. Dejar que la gente se burle de tus sueños
Las men­tes pe­que­ñas dis­cu­ten ideas pe­que­ñas, si quie­res soñar en gran­de, tie­nes que ro­dear­te de personas que crean en los sue­ños o per­so­nas que hayan hecho sus sue­ños reali­dad.
5. Permitir que la gente te engañe dos veces
Si al­guien te ha con­ven­ci­do de que ha cam­bia­do pero no te lo crees, no le des una se­gun­da opor­tu­ni­dad. Solo te es­ta­rías min­tien­do a ti misma.
6. Dejar que la gente te dé consejos que ni ellos mismos siguen
Si ellos no prac­ti­can lo que pre­di­can, no los es­cu­ches. Pro­ba­ble­men­te ni ellos mis­mos se creen lo que te están di­cien­do.
7. Dejar permitir que la gente señale tus fracasos
La­men­ta­ble­men­te, al­gu­nas per­so­nas se sien­ten mejor con­si­go mis­mas cuan­do me­nos­pre­cian a los demás. No les des ese poder. De­fien­de tu po­si­ción o alé­ja­te para siem­pre. 8. No permitas que la gente te haga sentir que no eres digna de ser amada Evita a la gente que no para de de­cir­te lo di­fí­cil que eres y que ne­ce­si­tas cam­biar. Eres como eres y alguna persona sim­ple­men­te te quie­re tal y como eres. Man­ten­te cerca de esas per­so­nas. Con ellos es su­fi­cien­te. 9. Dejar permitir que la gente se aproveche de tu bondad o te exi­jan todo tu tiem­po
Sé una buena amiga, pero tam­bién sé cons­cien­te cuan­do la gente dé por hecho que vas a estar ahí siem­pre.
10. Jamás permitas que la gente te aleje de tus pasiones
Por­que es una lo­cu­ra, poco rea­lis­ta o no sirve para pagar las fac­tu­ras. No les per­mi­tas ale­jar­te de tu vocación. 11. No dejes que la gente te presione con el tiempo La gente ama los pla­zos y las fe­chas lí­mi­te. Hazlo lo mejor que pue­das y deja que Dios se haga cargo del tiem­po de tu vida.
12. No permitas que la gente te ponga una etiqueta vul­ne­ra­ble
Emo­cio­nal, loca, in­de­ci­sa, com­pli­ca­da. A la gente le en­can­tan las eti­que­tas, pero eso no quie­re decir que ten­gas que acep­tar­las. Tira tus eti­que­tas a la ba­su­ra. 13. Nunca dejes que la gente te quite tus ideas de la cabeza
Tie­nes que asu­mir ries­gos y con­fiar en tus ideas, no com­par­tas todas tus ideas con gente que no las en­ten­de­rá. 14. Que la gente te culpe por lo que va mal en sus vidas es señal de que debes alejarte No dejes que la gente te con­vier­ta en el chivo ex­pia­to­rio de sus de­fi­cien­cias. 15. Nunca de los nunca debes permitir que la gente se inmiscuya demasiado en tu vida
Es po­si­ble que al final del día te roben toda la ener­gía o te dejen de­pri­mi­do. Re­cuer­da que no tie­nes que acep­tar todo lo que te diga la gente.
¡Be happy !
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ao3feed-ds9 · 4 years
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by Damned_Writers
At the funeral of Pythas Lok, Elim receives an unexpected gift from his old friend.
  Part six of the long road home: A series exploring the lives of Julian, Kira, and Garak after the end of the Dominion War. The fics can be read as one shots or together.
Words: 1692, Chapters: 1/3, Language: English
Series: Part 6 of the long road home
Fandoms: Star Trek: Deep Space Nine, A Stitch In Time - Fandom
Rating: General Audiences
Warnings: No Archive Warnings Apply
Categories: F/F, Gen, M/M
Characters: Elim Garak, Kelas Parmak, Kira Nerys, Pythas Lok, Nal Dejar, Kel Lokar
Relationships: Elim Garak/Kelas Parmak, Onesided Pythas Lok/Elim Garak, Background Kira Nerys/Natima Lang, Elim Garak & Kira Nerys
Additional Tags: Character Death, as in Pythas is dead, confessions post-death, recontextualising your whole relationship with someone, Post-Canon, Elim continuing the long journey of dealing with trauma, and rebuilding his life, Alon Ghemor and Natima Lang are also there, but they'll have more presence in a later fic, gosh I love Cardassians so much, is Pythas a major character? I wasn't sure if this was a major character death kind of deal, he's a major character in my heart, despite appearances I think Pythas is my favourite character of asit, barring Elim himself, One-Sided Relationship, Post-Traumatic Stress Disorder - PTSD, also I generally HC that gender isnt what it is on earth today, so M/M and F/F are take-with-a-grain-of-salt, I don't go into that here though
from AO3 works tagged 'Star Trek: Deep Space Nine' https://ift.tt/2A3hQOS
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cuddleswinchester · 7 years
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Want to win a printed copy of Notions?  
Check out this post, and good luck!  Giveaway will close Nov. 10th.  
Notions is a novel-length sequel to A Stitch in Time that addresses the modified holodeck technology, Bashir’s response to Garak’s letters, and closures to relationships with Kel Lokar, Gul Madred, Natima Lang, Nal Dejar, Kelas Parmak, Pythas Lok, and more.
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eeyc · 4 years
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Un fragmento de 'Falso espejo', de la joven ensayista Jia Tolentino, referente del pensamiento milenial en EE UU
La estafa de las redes sociales
JIA TOLENTINO
(ElPais.es - Babelia)
Babelia adelanta un capítulo de Falso espejo (Temas de hoy) de Jia Tolentino que se publica en España el próximo 25 de febrero. La escritora y periodista de la revista estadounidense The New Yorker relata en este fragmento lo que considera las grandes estafas que ha sufrido la generación milenial.
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LA HISTORIA DE UNA GENERACIÓN EN SIETE ESTAFAS
La estafa de las redes sociales
Seguramente, el millennial que más éxito ha tenido es Mark Zuc­kerberg, de treinta y cinco años, cuya red social alcanza ya un valor de once dígitos. Tirando por lo bajo, con sus cincuenta y cinco mil millones de dólares, Zuckerberg tiene cinco millones de veces más dinero que una familia estadounidense media, cuyo capital ronda los once mil setecientos dólares. Es la octava persona más rica del mundo. Como fundador de Facebook, controla de manera efectiva algo parecido a un Estado­ nación: habida cuenta de que una cuar­ta parte de la población mundial utiliza su web al menos una vez al mes, puede influir en unas elecciones, cambiar el modo en que nos relacionamos entre nosotros, así como controlar a grandes trazos las definiciones de lo que es aceptable socialmente o no. El rasgo más característico de Zuckerberg es que carece de una personali­dad discernible. En 2017 hizo una gira por Estados Unidos que llevó a que crecieran los rumores sobre la posibilidad de iniciar la carrera hacia la presidencia, al tiempo que transmitía la sensación de ser un extraterrestre que estaba aprendiendo a hacerse pasar por uno de nosotros. La disonancia en el corazón de Facebook se debe, siquiera en parte, al hecho de que es ese hombre, entre todos los posibles —el mismo que dijo en una ocasión que tener diferen­tes identidades demostraba «falta de integridad»—, quien enten­dió mejor que nadie que las personas, en el siglo XXI, se converti­rían en una mercancía como el algodón o el oro.
El ascenso de Zuckerberg al territorio de los candidatos via­bles a presidente dio comienzo una noche de octubre de 2003, cuando todavía era alumno de segundo año en Harvard. Estaba aburrido, escribió en su blog y necesitaba dejar de pensar en su ex, una auténtica «putilla». A las 21.49 h escribió:
Estoy un poco achispado, no voy a negarlo. ¿Qué pasaría si no fue­sen casi las diez de la noche de un martes? El facebook del dormito­rio universitario Kirkland está abierto en mi escritorio y algunas de esas personas han colgado unas fotos horrendas en su facebook. Me gustaría colocarlas al lado de fotos de animales de granja y que la gente votase cuál le resulta más atractiva.
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A las 23.10 h, el tema dio un giro: Sí, está en marcha. No estoy del todo seguro sobre cómo los animales de granja van a encajar en esta cosa (nunca puedes estar del todo seguro con los animales de granja...), pero me gusta la idea de com­parar a dos personas.
«Que empiece el combate», escribió justo después de la una de la madrugada.
Zuckerberg creó una web llamada Facemash («Mezcla de ca­ras»), que colocaba fotos de estudiantes de Harvard, unas al lado de otras, y te pedía que votases para elegir entre ambas. No era un concepto original: en el año 2000, dos universitarios recién gra­duados, tras discutir sobre la follabilidad de una mujer con la que se cruzaron en la calle, crearon la web Hot or Not. (Se trataba de dos hombres jóvenes, por supuesto, como los fundadores de YouTube, que también declararon que originalmente pretendían crear una réplica de Hot or Not.) Pero cuando Facemash se puso en marcha, cuatrocientas cincuenta personas visitaron la web en las primeras cuatro horas y votaron un total de veintidós mil veces. Zuckerberg se metió en un problema, porque algunos estu­diantes se quejaron de que la web era invasiva, pero a muchos otros les gustó la idea de un directorio online que permitiese comparar a iguales de un modo más aceptable. En Crimson escribieron que Facemash aportaba «claras indicaciones de que cabe la posibilidad de un facebook para todo el campus». Zuckerberg comprendió que podía crear en un mes lo que a Harvard le llevaría bastante más tiempo y lanzó la primera versión de Facebook en el mes de febrero. En las siguientes dos semanas, cuatro mil personas se apuntaron.
Cuando yo me di de alta en Facebook (o en «thefacebook») a finales de mi último año de bachillerato, sentí como si me estuvie­se adentrando en un maravilloso sueño narcisista. Por aquel en­tonces, estaba en el momento álgido del interés por mí misma y dedicaba todo mi tiempo a imaginar en qué me convertiría cuando no me viese limitada por un entorno de republicanos y clases dia­rias sobre la Biblia. Mis amigos y yo ya solíamos crear avatares di­gitales —entrábamos en AIM, MySpace, Xanga, LiveJournal— y Facebook parecía aclarar y oficializar ese concepto; nos daba la impresión de que al entrar en Facebook estábamos acudiendo a un ayuntamiento virtual para registrar nuestras identidades en tanto que protoadultos. (En aquella época, Facebook estaba restringido a estudiantes universitarios, pero en 2006 se abrió para cualquier persona mayor de trece años con una dirección de correo electrónico.) Cuando entré en la universidad, la gente bromeaba sobre la idea de llegar a casa borracho y ponerse a mirar sus páginas de Facebook; un precursor del scroll infinito que ofrecen las redes sociales hoy en día. El concepto resultó fascinante desde el principio: una web fiable, que a nivel estético no resultaba embarazosa, dedi­cada, al parecer, a ofrecer la versión mejorada de uno mismo.
En aquel tiempo, nos daba la impresión de que usábamos un producto nuevo y maravilloso. En la actualidad, más de una déca­da después, ha quedado claro que nosotros, los usuarios, somos el verdadero producto. Aunque Zuckerberg no llevase a cabo la esta­fa de manera consciente, la gente que se apuntó a Facebook, todos los que han abierto una cuenta alguna vez —los dos mil doscientos cincuenta millones de personas que lo utilizan una vez al mes (y subiendo), como mínimo— han sido, en cualquier caso, estafados. Facebook vende nuestra atención a los anunciantes. Vende nues­tros datos personales a empresas de investigación de mercados y nuestras imprecisas tendencias políticas quedan en manos de gru­pos de interés especial. Por otra parte, Facebook ha engañado a la gente directamente en muchas ocasiones: ha inflado las estadísticas de visionados de sus vídeos por encima del 900%, por ejemplo, pro­vocando que casi todas las compañías de medios de comunicación variasen sus propias estrategias —y despidiesen a trabajadores— para copiar de Facebook un programa de optimización que, en realidad, no existía. En los meses previos a las elecciones de 2016, Facebook afirmó que no se había producido una intromisión sig­nificativa por parte de Rusia en su red, a pesar de que un comité interno de la empresa, dedicado a investigar ese tema, había encon­trado pruebas de dicha intromisión. (Más adelante, Facebook con­trató a una compañía republicana de investigación de grupos opo­sitores para desacreditar la creciente oposición a la compañía.) Facebook ha permitido a otras empresas, como Netflix o Spotify, leer los mensajes privados de sus usuarios. Ha engañado a niños para que gastasen el dinero de sus padres en juegos de Facebook mediante tácticas que, dentro de la propia compañía, se conocen como «fraude amistoso».
Pero incluso cuando Facebook no está aprovechándose deli­beradamente de sus usuarios, lo hace; su modelo de negocio lo exige. Incluso si te distancias de Facebook, continúas viviendo en un mundo en el que sigue modelando la realidad. Fa­cebook se sirve de nuestro innato narcisismo y de nuestro deseo de conectar con otras personas para captar nuestra atención y nues­tros patrones de comportamiento; ha utilizado dicha atención y dichos datos para manipular nuestro comportamiento, hasta el punto de que prácticamente la mitad de Estados Unidos ha empe­zado a confiar en Facebook para acceder a las noticias. De hecho, los medios de comunicación dependen de Facebook para llegar a los lectores y se muestran impotentes ante la capacidad de la red social para absorber ingresos de publicidad digital —es como si un vendedor de periódicos se quedase con todo el dinero de las suscripciones— y Facebook retorció el modelo económico de los me­dios de comunicación para que se adaptaran a sus propias prácti­cas: si lo que se pretende es adquirir visibilidad, todas las publica­ciones tienen que captar la atención con rapidez y desencadenar constantemente respuestas emocionales. El resultado fue, en 2016, una inacabable corriente de historias sobre Trump, tanto en los medios de comunicación mainstream como en los anuncios peri­féricos que lanzaba sin descanso el algoritmo de Facebook. Lo que empezó siendo, desde el punto de vista de Zuckerberg, un modo de sacar provecho a la misoginia universitaria y al interés que la gente siente por sí misma, se ha convertido en el combustible para nuestra pesadilla contemporánea, para un mundo que, de manera sistemática y fundamental, tergiversa las necesidades humanas.
A un nivel básico, Facebook, al igual que la mayoría de las redes sociales, desarrolla un doble discurso: propone conexión pero crea aislamiento, promete felicidad pero infunde temor. En la actualidad, la terminología propia de Facebook domina nues­tra cultura, lo que ha provocado los cambios estructurales más preocupantes de nuestra era, que salen a la luz acompañados de pequeñas muestras, aisladas y engañosas, de viralidad emocio­nal. Somos testigos de cómo los trabajadores están cada vez más desprotegidos al leer un post en un blog que celebra cómo una conductora de la empresa Lyft siguió recogiendo pasajeros a pe­sar de haberse puesto de parto. Somos testigos de la locura que supone la privatización de la sanidad en la forzada visión positi­va de una campaña de Kickstarter para poder pagarle la quimioterapia a un desconocido. En Facebook, nuestro sentido básico de la humanidad adquiere una nueva dimensión en tanto que activo viral del que extraer una rentabilidad. Nuestro potencial social queda limitado a nuestra habilidad para llamar la atención del público, lo que se mezcla de manera inextricable con la su­pervivencia económica. En lugar de sueldos y beneficios justos, dis­ponemos de nuestras personalidades, nuestras historias y nues­tras relaciones; y será mejor que aprendamos a empaquetarlas adecuadamente por si acaso sufrimos un accidente y no estamos asegurados.
Más que cualquier otra entidad, Facebook ha solidificado la idea de que existimos bajo la forma de un avatar público de alto rendimiento. Pero Zuckerberg, al centrarse en el hecho de que se­ríamos capaces de vender nuestra identidad a cambio de llegar a ser visibles, levantó una ola que no ha dejado de crecer. The Real World empezó a emitirse cuando Zuckerberg tenía ocho años; Survivor y The Bachelor cuando estaba en el instituto. Friendster se fundó durante su primer año en la universidad. Poco después de Facebook llegó YouTube en 2005, Twitter en 2006, Instagram en 2010, Snapchat en 2011. Ahora los niños se vuelven virales en TikTok, acumulan seguidores en Musical.ly; los gamers ganan mi­llones emitiendo sus vidas en directo en Twitch. Las dos familias más prominentes, tanto a nivel político como cultural —los Trump y las Kardashian—, han llegado a lo más alto de la cadena trófica gracias a su estupenda comprensión de la poca sustancia que se requiere para empaquetar el yo hasta convertirlo en un activo eter­namente monetizable. De hecho, en este juego la sustancia puede suponer incluso un anatema. Y con eso, rugen los aplausos, las cámaras de los iPhone empiezan a dispararse y la oradora princi­pal de la conferencia sobre empoderamiento femenino sube al es­cenario.
Las elecciones
La última y definitiva estafa de la generación millennial fue la elec­ción como presidente en 2016 de un reconocido timador. Donald Trump ha sido toda su vida un estafador manifiesto, orgulloso de sí mismo y, al parecer, imparable. Durante décadas, antes de en­trar en política, vendió un relato personal fraudulento que lo pin­taba como un multimillonario hecho a sí mismo, franco y ligera­mente populista; es curioso que el hecho de que la mentira pudiese apreciarse a simple vista se convirtió en parte esencial de su atrac­tivo. En su libro de 1987, escrito por un negro literario, Trump. El arte de la negociación, Trump —rodeado entonces, como ahora, por un aura de ostentación al estilo de los rascacielos horteras— acuñó la frase hipérbole verídica, que definió como una «forma muy efectiva de promoción». Cuando estaba promocionando el libro en «The Late Show with David Letterman», se negó a aclarar a cuánto ascendía realmente su patrimonio. En 1992 hizo un ca­meo en la película Home Alone 2: le indicaba una dirección a Ma­caulay Culkin mientras estaban plantados en el vestíbulo del hotel Plaza, rodeados de columnas de mármol y arañas de cristal. (Esa era una de las condiciones para filmar en uno de los hoteles de Trump: era obligatorio incluirlo a él en una escena). Ese mismo año, entró en bancarrota por segunda vez. En 2004, el año de su tercera bancarrota, empezó a presentar el programa «The Appren­tice», en el que él, un brillante hombre de negocios, tenía que des­pedir a otras personas en televisión. Tuvo un éxito espectacular. Pero el fraude de Trump va mucho más allá de la falsa publi­cidad. Siempre ha conseguido sus ganancias explotando a los de­más y abusando de ellos. En los años setenta, el Departamento de Justicia de Richard Nixon lo demandó después de elaborar una estrategia para echar a los negros de sus casas de protección oficial. En 1980 contrató a doscientos inmigrantes polacos sin papeles para que limpiasen el solar en el que construiría la Trump Tower: los puso a trabajar sin guantes ni cascos y, en alguna ocasión, los obligó a que se quedasen allí a dormir. En 1981 compró un edificio al sur de Central Park con la intención de convertir los apartamentos de renta limitada en pisos de lujo; cuando los inquilinos no se marcharon, les envió órdenes de desahucio ilegales, les cortó la calefacción y el agua caliente, y puso anuncios en los periódicos ofreciendo alojar a indigentes en el edificio. Tiene fama de no pa­gar a sus camareros, a sus obreros de la construcción, a sus fonta­neros, a sus chóferes. En una ocasión alquiló su nombre a una pa­reja de estafadores llamados Irene y Mike Malin, directores del Trump Institute, un «taller de creación de riqueza» que plagiaba los materiales que utilizaba y que se declaró en bancarrota en 2008. Gastó decenas de miles de dólares comprando sus propios libros para inflar las cifras de venta. Su fundación benéfica, que apenas ha dedicado dinero a beneficencia, ha sido acusada en repetidas oca­siones de violar las leyes de la autocontratación. El enfoque resulta espantoso incluso cuando se representa como anécdota: en 1997, Trump hizo una buena obra por una vez en una escuela de prima­ria en el Bronx en la que el equipo de ajedrez intentaba conse­guir 5.000 dólares para un torneo. Tras entregarles públicamente un cheque falso por valor de un millón de dólares y tomarse fotos con ellos, les envió 200 dólares por correo postal.
Antes de iniciar la carrera presidencial, la estafa más horrible de Trump fue la Universidad Trump, el proyecto en el que prome­tió enseñarle a la gente sus secretos para hacerse rico a toda veloci­dad gracias a los secretos del mercado inmobiliario. En cuanto la empresa se puso en marcha, en 2005, el Fiscal General del Estado de Nueva York envió a la Universidad Trump una notificación indi­cando que anunciarse falsamente como un «programa de gradua­dos» suponía un incumplimiento de la ley. La compañía cambió un poco la publicidad y prosiguió su alegre campaña para persua­dir a la gente de que pagase mil quinientos dólares por acudir a un seminario de tres días que prometía trucos de incalculable valor financiero pero que, en realidad, ofrecía viajes a Home Depot, ton­terías básicas sobre multipropiedad y argumentos para comprar los auténticos programas de la Universidad Trump, que costaban treinta y cinco mil dólares que había que pagar por adelantado. En una de las demandas colectivas contra Trump, un antiguo comer­cial testificó lo siguiente:
A pesar de que la Universidad Trump afirmaba querer ayudar a los consumidores a ganar dinero en el mercado inmobiliario, en reali­dad la Universidad Trump tan solo estaba interesada en venderles a todos y cada uno de los presentes los seminarios más caros que po­dían. [...] Según mi experiencia personal como empleado, creo que la Universidad Trump era un complot fraudulento que se aprove­chaba de la gente mayor y de las personas sin formación para que­darse con su dinero.
Tres días antes de su investidura como presidente, Trump pagó veinticinco millones de dólares para solventar las demandas por fraude relacionadas con la Universidad Trump. La orden llegó de Gonzalo Curiel, un juez del que Trump había dado a entender que había sido injusto durante el juicio por un sesgo personal con­tra él; Curiel era mexicano, indicó Trump, de ahí que tuviese pre­juicios en su contra, porque tenía planeado construir un muro en la frontera con ese país.
En tanto que presidente, Trump recibe sus informes diarios en grandes tarjetones impresos con información que se reduce, tal como ha señalado un asistente de la Casa Blanca, a mensajes de la complejidad de «Mira correr a Jane». Se convirtió en presidente a pesar de no desearlo de verdad y, a medida que los vapores de nuestro joven pero prematuramente envejecido país lo iban em­pujando hacia la Sala Oval, realizó decenas de promesas, vacías y estrafalarias, por el camino. Prometió procesar a Hillary Clinton, lanzar a Bowe Bergdahl desde un avión sin paracaídas, lograr que Nabisco produjese sus galletas Oreo en Estados Unidos, conseguir que Apple produjese sus iPhone en Estados Unidos, recuperar todos esos puestos de trabajo para Estados Unidos, eliminar las zo­nas sin armas en los colegios, condenar a muerte a todo el que matase a un policía, deportar a todos los inmigrantes indocumen­tados, espiar en las mezquitas, eliminar los fondos para planifica­ción familiar, «cuidar de las mujeres», acabar con el Obamacare, cerrar la EPA (siglas en inglés de la Agencia de Protección del Medio Ambiente), obligar a todo el mundo a decir «Feliz Navi­dad», construir un muro «artísticamente hermoso» entre Estados Unidos y México que sería el «mayor que jamás se haya visto», conseguir que México lo sufragase, y —lo más divertido de todo, o algo así— no tomarse jamás vacaciones como presidente. (Durante sus primeros 500 días en el cargo fue a jugar a golf en 122 ocasio­nes). Hizo todas esas promesas movido por una especie de instinto de vendedor maniaco y demente, valiéndose de todas las cosas que, medio en secreto, más ilusionan a sus bases —violencia, dominio, renegar del contrato social— y lanzandoselas a multitudes que no dejaban de rugir. Cuando el mapa empezó a teñirse de rojo la noche de las elecciones y el terrible medidor del Times giró en dirección opuesta a la prevista, experimenté un nauseabundo flash-forward de lo que podría pasar, al final de la legislatura Trump, con las familias inmigrantes separadas, los musulmanes expulsa­dos del país, la entrada denegada en el país a los refugiados, las personas trans privadas de los derechos de los que apenas habían empezado a disfrutar, los niños pobres sin cobertura sanitaria, los niños discapacitados sin ayudas, las mujeres con bajos ingresos que no podrían abortar de manera segura; imaginé cómo serían las cosas cuando la gente que, de manera inconsciente, no cree que ninguna de esas cuestiones sea demasiado importante a nivel per­sonal, digan, como estoy segura que harán, que la era Trump no fue tan mala después de todo. Si todos los políticos son delincuen­tes, ¿cuál es la diferencia? ¿Por qué no dejarle nuestro país a Trump hasta mañana, cuando todo se haya desmoronado y, además, no tengamos ya ni la más remota idea de lo que nos deparará el futu­ro? Y aquí aparece uno de los detalles más estremecedores que la era Trump ha sacado a la luz: para soportar todo esto con algo de estabilidad psicológica —sin descender todos los días a un abismo emocional—, la mejor estrategia de una persona consiste en pen­sar sobre todo en sí misma. Al comprobar que la riqueza sigue fluyendo hacia arriba, al ver que los estadounidenses nos vemos cada día un poco más privados de nuestra democracia, que la ac­ción política se constriñe a los espectáculos de internet, he sentido en muchas ocasiones que la única elección que tenemos en esta época es ser destruidos o comprometernos moralmente con el ob­jetivo de ser funcionales; ser destruidos o ser funcionales para con­tribuir a esa destrucción.
En enero de 2017, Trump dio una conferencia de prensa flan­queado por una enorme pila de papeles, aparentemente en blanco. Se trataba, según dijo, de todos los documentos que había firmado para librarse de los conflictos de intereses que le afectaban; era todo el papeleo mediante el cual había puesto los negocios familia­res en manos de sus hijos. (Como es lógico, no se permitió a los periodistas examinar dichos papeles.) En enero de 2018, Trump había dedicado una tercera parte de su primer año como presiden­te a ocuparse de sus intereses comerciales. Habló públicamente de sus negocios como mínimo en treinta y cinco ocasiones. Más de un centenar de miembros del Congreso y de cargos del ejecutivo habían visitado propiedades de Trump; once gobiernos extranje­ros habían pagado dinero a compañías de Trump; diferentes gru­pos políticos habían gastado un millón doscientos mil en propiedades de Trump. Los ingresos de Mar­a­Lago habían alcanzado un máximo de ocho millones. El beneficio económico es el objetivo final de Trump, su única ambición. No va a cumplir ninguna de sus promesas: no puede tirar a Bowe Bergdahl desde un helicópte­ro o lograr que México pague un muro, ni volver a generar un boom económico como el de la posguerra, tampoco va a poder acabar con la idea de que las mujeres y las minorías merecen igua­les derechos, por poco tradicional que sea; pero todo eso no tiene ninguna importancia. En tanto que hombre blanco y rico, intole­rante y avaricioso, para muchas personas representa la quintaesen­cia más pura del poder y la fuerza en Estados Unidos. Fue elegido por los mismos motivos por los que la gente compra boletos de lotería. No pagas por la posibilidad real de ganar; se trata de la efímera visión de la victoria. «Vendemos una quimera para el típi­co perdedor», declaró Billy McFarland ante las cámaras mientras estaba en las Bahamas grabando el vídeo de promoción para el Fyre Fest. La quimera se ha convertido en la estructura dominante a la que aspirar, pero el lado oscuro de su desarrollo final —la crueldad, la indiferencia, el nihilismo— siempre está presente. Después de todo, al convertirnos en parte de la estafa, accedemos a una parte de la abominable gloria del timo: vemos, si no experi­mentamos directamente, lo que puede significar saquear y salir indemne.
Sería mucho mejor, por supuesto, hacer las cosas según una base moral. Pero ¿quién tiene hoy en día la habilidad o el tiempo nece­sarios para algo así? Todo se está sobrecalentando, no solo el mun­do físico. El «margen de rechazo», como lo define Jenny Odell, se estrecha y el listón asciende. La gente está tan ocupada intentando volver al punto de partida, construir una barrera contra el desastre o pasarlo bien, que queda muy poco con lo que contar: tres empe­ños que podrían condensar la mayor parte del esfuerzo humano hasta que nuestro agotado planeta finalmente se extinga. Y, mien­tras nos dedicamos a eso —porque eso es lo que hacemos—, el camino de la honestidad sigue estrechándose, quedándose sin sa­lida. En este ecosistema, cada vez son menos las opciones justifica­bles de supervivencia de las que disponemos.
Sigo creyendo, no tengo más remedio que hacerlo, que puedo salir de esta. Después de todo, solo tardé siete años de exhibicio­nismo íntimo en internet en llegar a un lugar en el que me sintiese cómoda dejando de utilizar Amazon para ahorrarme quince mi­nutos y cinco dólares de una tacada. Me digo a mí misma que todos esos mínimos retazos de alivio, conveniencia y ventaja fi­nalmente se acumularán hasta convertirse en algo transformador; que un día ascenderé a un nivel en el que ya no tenga que transi­gir nunca más, donde de verdad pueda comportarme de manera consciente, donde algunas acciones futuras imaginarias contrarres­tarán toda la rapiña egoísta que tuvo lugar antes. Sé que es mera­mente una fantasía útil. Somos lo que hacemos, y hacemos aquello a lo que estamos acostumbrados y, al igual que muchos integran­tes de mi generación, pasé de la adolescencia a esta edad adulta frágil, frenética e inestable, observando esta incesante demostra­ción de que estafar, a pesar de todo, merece la pena.
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hipatia81 · 5 years
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El hombre que sabe leer a una mujer
El hombre que sabe leer a una mujer tiene el derecho de escribir sobre ella. Sabe leer su abdomen con algunas estrías porque muy probablemente esas marcas son por dar vida, sabe armar su corazón hecho todo un rompe cabezas, sabe leer en braille su piel desgastada por el tiempo y besar sus cicatrices, sabe interpretar el rostro desmaquillado por las mañanas, las ojeras por el llanto o por el desvelo, sabe observar el cuerpo cuando ella dice que tiene kilos de más pero sólo tiene caricias de menos, sabe leer cuando ella quiere estar a solas para calmar la tormenta que gira en su cabeza, sabe descifrar a una mujer cuando necesita un abrazo, una palabra de aliento, alguien que la haga sonreír o simplemente una noche de buen se-xo.
Puede describir el amor sobre un papel.
Puede escribir de lujuria sobre una piel.
Puedo construir y destruir a través de un verso.
El hombre que sabe descifrar los misterios de una mujer, sabe ser un gran padre con su hija, un gran compañero con su amiga y un gran amante con su musa.
Aquel que sabe leer los gestos en el rostro de una mujer excitada, tiene el derecho y la obligación de dejar sus manos marcadas en sus nal-gas, que con un roce sobre su cuerpo se ponga mojada, de arrancarle el vestido, desabrochar su sostén y bajarle las bragas, quitarse mutuamente las ganas, sabe despertar su lado más salvaje, sabe como motivar sus gemidos, inspirar suspiros, provocar que expulse palabras obscenas mientras esta dentro de ella, sabe cual es su posición preferida, como le gusta que tiren de su cabello, sabe con cuantos besos se necesita para recorrer sus muslo y sabe cuantas galaxias hay sobre su espalda. Sabe que a ella le gusta que le besen los lunares, le descubran los pecados, la llenen de fantasías y la hagan explotar de sensaciones.
El hombre que sabe leer a una mujer esta con ella para cuidarla, para apoyarla y a su vez en la intimidad hacerla sentirse deseada, en las mañanas prepararle el desayuno y llevárselo a la habitación si esta acostada y por las noches destender la cama, dormir juntos y hacerla sentirse amada.
El hombre que sabe leer a una mujer tiene el derecho de escribir sobre ella.
¿Sabes por qué los grandes escritores plasmaron en letras sus maravillosas historias de erotismo y amor?
Porque tenían una gran mujer como inspiración.
Luis Alvarez.
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bitacoraespiritual · 5 years
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Consejos del Tarot . . #Tauro♉ Solar o Ascendente. . . Palabra clave: #VozInterior , que nunca miente, siempre muestra el camino a seguir como una brújula, de una forma contundente y testaruda.  . Los Arcános te invitan a abrir los ojos y descubrir lo que es realmente importante en la vida, sin dejarte llevar por el día a día y los problemas cotidianos que terminan por ocupar tu mente completamente. . Es una invitación a la meditación y a la valoración real de las cosas. . . . #Virgo♍ Solar o Ascendente . Palabra clave: #Mente Es el momento de dejar de pensar y comenzar a sentir. Perder el miedo a lo que no controlas o no entiendes. . Las cartas te invitan a dejar de buscar una explicación a todo y limitarte a disfrutar de las cosas que te pide el cuerpo, en definitiva, es el momento de vivir. . . . #Capricornio♑ Solar o Ascendente. . Palabra clave: #Plenitud Llegan bue­nos tiempos a tu vida, tanto en lo personal como en lo profesio­nal. . El resultado de tu labor se materializará al sentir dentro de tu inte­rior la satisfacción de la plenitud y aportará a tu vida el autentico sentido de vivir. . La vida es una experiencia maravillosa cuando somos capaces de permitirnos tener experiencia s enri­quecedoras en todos los sentidos.   (en Madrid Legánes) https://www.instagram.com/p/B0PHRRkoyem/?igshid=nvwf1dt0my2x
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spock-here-captain · 7 years
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Pythas Lok
Personal headcanons of mine for one of my top five favorite Cardassians. (As of writing this I’ve not read A Stitch in Time yet, so bare that in mind.)
*The lies Garak told that involved another Cardassian, who he claimed was Elim, was actually Pythas. Pythas has been a friend and almost brother to Garak since Bamarren, and was also referred to as one of the Sons of Tain
*Pythas Lok’s code name was Agent Cova
*Also Beauty of the Order, as he was a very appealing face and his younger years drew attention. Honey-potted a lot of targets.
*One of the reasons he doesn’t speak much is because he has a slight lisp, and is incredibly self conscious about it
*Garak was the first to say he liked Pythas’ voice (one of the reasons Pythas began to have a crush on Garak)
*During their time as agents together, they had an open relationship, born out of convenience and affection
*Garak was always meant to succeed Tain, he was groomed to do so, Pythas was meant to be his support. With Garak’s sudden exile & Tain’s retirement barely a year later, Pythas was left to make do on his own. He hated it.
*They weren’t supposed to, but they kept in touch, even during Garak’s exile, though messages were few and far between. Pythas did what he could to make sure Garak always had another favor to pull, and made sure Dukat couldn’t have him executed
*Pythas survived through TWO purges in the Order through stubbornness, wit, and sheer paranoia. It cost him half his face and arm.
*When Alon helped the fall of Central Command and the citizen revolt, Pythas was enraged. He didn't show it, because he doesn't (often) let personal feelings influence his decisions, but he held the bitterness of the perceived betrayal by Alon, who he was mildly close to as Alon was his right hand all throughout Bamarren after Garak left, for many, many years.
*Nal Dejar was trained by Garak, and after Garak was gone Pythas needed someone he could mostly trust. He sent Nal on missions close to DS9 so he could hear about what was going on there. They ended up being close, especially as it is because of Nal that he survived the Dominion War at all
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helena-jung · 7 years
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Aunque Helena todavía estaba perdida por todo lo que había pasado, ella sabía que tenía que ser la más fuerte por todos sus amigos, y si bien ella estaba preocupada al punto de que no podía respirar bien tenía que mantenerse tranquila por todos sus amigos. No tardaron demasiado en llegar al hospital porque bueno, Tadeo estaba manejando como un desquiciado, y en cuanto llegaron ella se acercó al mostrador y pregunto por Juan Martín Jeon donde un Doctor apareció y les preguntó quienes eran y su relación con el paciente, a lot que Tadeo le dijo que él era su primo, Esmeralda y Sabrina sus hermanas y ella su... “¿Esposa? Bitch what the fuck I'm like nine” dijo mirando la "libreta de casamiento" trucha que le había entregado Tadeo al doctor, mientras caminaban hacia terapia, donde estaba Juan Martín. No la dejaron entrar, de hecho nadie pudo hacerlo, pero el doctor les comunico que el vidrio del auto de Juan Martín se había roto en el accidente y que eso había causado que él se lastimara y perdiera mucha sangre y lamentablemente no tenían tanta cantidad de sangre del tipo de Juan Martín “Yo soy del mismo tipo de sangre que él, AB-.” comentó, y el tipo la miró preguntándole si era mayor de edad, a lo que Tadeo dijo que si entregándole un documento que obviamente era falso, pero que se veía real. “Tadeo quédate con Sabrina y Esmeralda no vaya a ser que quieran ir a matar a Fiorella” murmuró, mientras iba siguiendo al doctor para que pudieran hacerle la transfusión de inmediato. No recordaba demasiado de lo que acababa de pasar porque estaba positivamente segura que después de la transfusión se había desmayado o le había bajado la presión, pero se despertó en una habitación muy pulcra, exactamente cuatro horas después de haber llegado al hospital, y Helena siendo Helena no se podía quedar ahí, aunque se sintiera mareada y como que iba a colapsar en cualquier momento, porque ella tenía que ir a ver a Juan Martín. Cuando pudo entrar a la habitación, después que Tadeo sobornó a la enfermera, ella se sentó en una silla tras quitarle el cabello de la frente, le partía el alma verlo en ese estado, tan frágil. Por eso mismo, le tomó la mano, intentando darle fuerzas para seguir adelante, porque ella conocía a Juan Martín y el no se iba a rendir tan fácilmente “Perdon por pelear, no me gusta pelear con vos, sabes que sos mi mejor amigo y te quiero, no era verdad cuando te dije que no vuelvas... vos sos mi hogar Juan Martín, no me podes dejar sola ¿Que voy a hacer sin vos?”. Horas más tarde, Juan Martín seguía dormido y ella aún seguía con su mano apretada en la suya “One two three neon nareul tteonatjiman eodingaeseo neoui sumsoriga deullyeowa” canto, recordando como a Juan Martin me gustaba esa canción, o como ella la cantaba al menos “Come Back Home Can you come back home chagaun sesang kkeute nal beoriji malgo nae gyeoteuro”. Al terminar la canción ella miró hacia Juan Martín, el cual tenía sus ojos puestos en ella, abrió la sábana de su camilla y le hizo lugar, en el que ella se recostó y en cuanto su frente tocó su pecho ella se largó a llorar “no lo vuelvas a hacer” dijo contra su pecho “Ni Se te ocurra volver a dejarme sola” susurró “Mi vida sería una mierda sin vos.”
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