Tumgik
#le yo esperando que el café me haga efecto
mikrokosmcs · 3 years
Text
Tumblr media
ta  puro  esperando  que  le  pegue  bien  la  verde  para  poderse  dormir  temprano  una  vez  en  su  perra  vida
0 notes
icedvalkyria · 4 years
Text
Amor a la puerta
Tumblr media
Resumen:  Eren Jaeger como todos los demás está obligado al confinamiento por la cuarentena gracias a la pandemia de coronavirus. Sus días, tardes y noches son soberanamente aburridos porque ni siquiera le permitieron ir a su pueblo natal. Solo, sin poder hablar con casi nadie, hasta que supo de la existencia del guapo chico que le llevó su orden delivery. Eren x Levi. Drabble AU.
FF.net 
Ao3 Booknet
Wattpad
Amor a la puerta
-Capítulo único-
.
Las calles ahora estaban prácticamente vacías, paseándose uno que otro vehículo, seguramente de doctores o los típicos de los servicios de emergencia, pero en su mayoría del tiempo la calle parecía un desierto.
Pero allí se encontraba él frente al televisor.
Zapping, zapping, zapping.
Eren Jaeger estaba casi todo el día en eso, ya había finalizado sus quehaceres del departamento y por el momento no tenía muchos ánimos de empezar los últimos planos que le habían asignado, también habían dos comisiones que le faltaban por hacer... aunque quedaban tres día para la fecha límite de una y cuatro para la otra.
Zapping de nuevo, esa maldita programación tan basura del cable tampoco le estaba ayudando.
Su vida antes de estar confinado bajo cuarentena llevaba un ritmo bastante alocado, siendo un estudiante de arquitectura y haciendo comisiones como ilustrador freelancer en su tiempo libre —no es que necesitara de eso para sustentarse, su familia le enviaba dinero para sus gastos básicos, pero no estaba de más otra pequeña entrada para sus otros caprichos—, justo estaba adaptándose a ajustar bien la balanza de tiempo que tenía que dedicarle a cada cosa, sumando también el tiempo que consumía en ir a hacer mercado entre otras cuestiones que siempre acompañaban la vida adulta de alguien que se está independizando.
De hecho, estuvo cansándose en muchos días, algo común entre todo universitario que estudia alguna carrera —sobre todo si es mientras que trabaja—, siempre viene una enorme carga de estrés acompañando esos bellos estudios que cada quien escoge para sacarse la licenciatura. Sí, esos mismos que nos ayudan a encontrar el trabajo de nuestros sueños.
Y claro, hubo días en los que pedía que el universo se apiadara de él, que le ayudara a tomarse un respiro, acabando entonces pateado duramente por el karma con esa pandemia que estalló casi en un abrir y cerrar de ojos. ¿Cómo es que se propagó tan rápido? Estaba en China hace unos meses y ya ahora está en todo el mundo, cagándose en su preciosa juventud.
Ahora su situación actual era del tipo de tener aún cosas por hacer pero no contar con el suficiente ánimo para empezar, por lo que terminaba cayendo de cabeza nuevamente en ese bucle de procrastinación.
Maldita cuarentena y maldito virus.
Rindiéndose apagó el televisor y se recostó boca arriba, mirando el techo como si allí se hallaran las respuestas y las soluciones a sus momentos de incertidumbre. Tras unos minutos así, derrotado, se levantó y recogió su cabello en una coleta, se pondría a hacer algo productivo ya, luego vería como mataba el tiempo.
Sumiéndose en los planos se le fueron dos horas, solamente el vibrar de su teléfono fue suficiente para romper con su concentración. Vio todas esas notificaciones sin abrir en el Whatsapp, con los grupos silenciados y algunos familiares también. No era por ser malo, pero la verdad es que la situación de la cuarentena le había arrebatado hasta los ánimos de ponerse a chatear. Ya luego le contestaría a su madre y a su hermano.
«Armin
• Hey
• Andaba con el Mall todavía, pero tenía que recomendarte que probaras la comida de ChillBox.
• Es bastante económico y ve todo lo que trae, están haciendo delivery por si te interesa»
El último mensaje estaba acompañado por una foto. Sí que se veía bastante bueno.
Es verdad, no había almorzado todavía, fue un momento a revisar su nevera encontrando la comida sin preparar, solamente tenía una sopa para recalentar, cosa que no le apetecía, mucho menos tenía ganas de cocinar algo, ya al otro día o en la cena lo haría.
«Armin
• Hey
• Andaba con el Mall todavía, pero tenía que recomendarte que probaras la comida de ChillBox.
• Es bastante económico y ve todo lo que trae, están haciendo delivery por si te interesa
√√Recién había empezado con los planos del Mall.
√√No soy tan amante de la comida tailandesa
√√Pero sí que se ve muy bueno.
√√Lo probaré»
Abrió la app de Instagram, les escribió al privado y en efecto sí estaban atendiendo los pedidos, se pidió el plato que más rico le pareció y luego se volvió a sumergir en sus ocupaciones mientras que llegaba la encomienda.
A la hora de oír el intercomunicador atendió informando que bajaría en seguida. Llevó el monto de su pedido y también la propina para quien le estaba despachando, claro que no esperó que se tratara de alguien como él.
No sabía si se era gracias al encierro y no haber tenido la oportunidad de ver personas reales —que no estuviesen en una pantalla— durante todo el mes, pero ver al repartidor le dejó unos segundos sin aliento. Era un hombre bajito, mediría unos... ¿1,60 mt tal vez? Pero estaba buenísimo, aún a través de ese uniforme color naranja con café se podía notar los músculos bien marcados de aquellos bíceps, en el antebrazo había un tatuaje, no supo si era de un lobo o un perro, sus ojos eran claros, con una mirada afilada y penetrante, aún cubierto con el cubrebocas se veía que sus facciones eran preciosas.
Dio unos cuantos pasos al frente, manteniendo la distancia prudente para evitar algún tipo de contagio, por más que fuese un adonis quien se hallaba despachando la orden, no por eso iba a romper con las normas de seguridad.
—Buenas tardes, entrega de ChillBox —una voz profunda, le gustaba eso.
—Sí, es mío —habló Eren. También corroboró que el repartidor tenía unos bonitos ojos color gris.
Vio al pequeño hombre buscar en la cesta de la bicicleta, la cual había dejado allí apoyada en la pared junto a la puerta.
—Serían 15 dólares entonces.
Eren le pagó el monto.
—Lo que resta es para ti —declaró cuando vio al hombre haber hecho ademán de querer darle un cambio.
—Que lo disfrute entonces.
—Gracias, Levi —dijo Eren, pues había alcanzado a leer el pin distintivo que estaba colocado en ese uniforme.
El hombre le observó de nuevo, asintiendo antes de subirse a la bicicleta nuevamente para emprender su viaje de regreso.
Eren se preguntaba si Levi habrá sonreído, ¿Qué tal sería la sonrisa de ese chico?
Volvió a su departamento pensando en ello, y en que aunque no le gustara la comida volvería a pedir en la ChillBox solamente para tener otra oportunidad de verla.
Joder, ya estaba perdiendo la cabeza con esa cuarentena.
.
Unos tres días transcurrieron después de eso, la comida no fue tan del otro mundo, prefería otro tipo de platillos, pasa que de verdad no es tan fan de la comida tailandesa. No obstante se hallaba de nuevo mirando el menú de ChillBox, ahora mirando los postres.
Tenía en claro que no tenía la certeza de que Levi volviera a ser quien le hiciera el delivery. Además, ¿a quién se le ocurre siquiera tratar de imaginar un plan de conquista, en medio de una cuarentena? Donde se indica específicamente que bajo ningún concepto tener acercamientos a personas.
Estaba mal, muy mal. Pero ya no hay vuelta atrás, ya le habían tomado la orden y ahora aguardaba —un tanto ansioso— al despacho.
Se recogió el cabello nuevamente en su típico manbun, miró al espejo sobre qué tal le quedaba la camiseta que había escogido, aunque debía enfrentar la realidad; para ser francos, lo más seguro es que quien entregara la orden fuese otro, por lo que era mejor bajarse las expectativas.
Sonó el intercomunicador, bajó con el dinero y la propina.
Los labios tras de su mascarilla se curvaron al notar la suerte que tenía, estaba el mismo chico guapo de la vez pasada.
—Hola, Levi —le saludó el castaño, como reflejo dio la mejor de sus sonrisas, sintiéndose estúpido al recordarse que su rostro solamente se veía de la mitad para arriba—. Es una sorpresa que de nuevo me hagas la entrega tú.
—Hola, sí, sucede que esta es la zona que tengo asignada —vaya dato, significa que podría permitirse mirarlo más veces seguidas.
—Entiendo —Eren entregó el dinero—. El resto es la propina.
Levi examinaba con las manos enguantadas y luego entregó el pedido.
—Perfecto, entonces que lo disfrute —decía volviendo a enderezar su bicicleta.
—Espera, una cosa más... —Eren vio esos lindos ojos grises mirar a los suyos. ¿Cómo es que se sentía nervioso?—. Yo... mi cumpleaños es la próxima semana. El día 30 y me preguntaba... —aguarda. ¿Es que era estúpido? No puede invitarlo a salir en medio de un confinamiento. Se arrepintió por un momento, pero ahora cambió lo que iba a decir—, ¿tendré un descuento o algo así?
Levi pareció pensárselo unos segundos antes de hablar:
—Veré lo que pueda con mi jefe, podría avisarte si me das tu número.
El corazón le latió fuerte al oír eso. Sin perder tiempo le dictó su número y vio atentamente al más bajo anotarlo en su libreta incluyendo su nombre, hecho esto se despidió y le miró partir pedaleando.
Los próximos días estuvo esperando algún tipo de mensaje de parte de ese guapo hombre, esperaba que le escribiera también desde su propio celular y no desde el Whatsapp de la empresa, pero aquel mensaje nunca llegó.
Ya después del mediodía, tras haber recibido una larga llamada de sus padres y de su hermano, logró ver un mensaje desde un número que no tenía registrado.
Era un simple «Estoy abajo con una entrega»
Ahora el sentía el pecho con su corazón desbocándose. ¿Sería Levi? Los nervios le carcomieron, como lo hacía en su época de secundaria, pensó que eso ya había sido etapa superada, pero pareciese que no.
Él no había ordenado nada, pero allí estaba Levi afuera, de nuevo en su bicicleta, pero no llevaba un uniforme. Cosa bastante rara.
—Feliz cumpleaños, Eren —le dijo entregando la pequeña caja, se veía que era un pequeño pastel—. La vela está dentro, no podía traerla insertada por obvias razones —la voz del hombre sonaba igual de neutral que siempre, pero no sabía si era obra de su misma ilusión o si de verdad había cierto brillo que le daba un aura distinto.
—¿Entonces cuánto te debo?
—Nada, es un obsequio. De hecho es mi día libre.
Joder, sintió que se ruborizaba.
—De verdad, muchas gracias, Levi... quisiera invitarte a pasar.
—Eso no estaría bien, aún tenemos el distanciamiento.
Eren se lo pensó mejor.
—Para cuando esto acabe, tal vez podríamos salir.
Eren no lo pudo ver gracias al cubre bocas que llevaba ese bonito repartidor, pero este le había sonreído.
—Tal vez.
De todos modos, Levi y él ya habían cambiado números.
.
N/A: Gracias por leer ;w;
Yo sé qué fecha es hoy xd sé que es súper tarde, pero para ese entonces andaba sin internet, y luego cuando al fin tuve internet (estuve dos meses así sniff) no me convencía mucho xd Así que le puse unas cositas más. Espero y les haya agradado uwu
5 notes · View notes
46snowfox · 5 years
Text
Kou Mukami Vandead Carnival Capítulo 2
[Prólogo] [Cap 1]
Lugar: Calle del carnaval
Kou: ¿Puedes caminar Yui?
Yui: Sí, estoy bien.
Kou: Ya veo, entonces vayamos a otro lugar.
Kou: Ahora sí te acompañaré a donde quieras, ya que antes solo yo me divertí.
Kou: Como habíamos creado un algo ambiente oscuro~ ¿Qué tal si vamos a un lugar más animado?
Yui: Un lugar animado...
Yui: (Ahora que lo pienso, creo haber visto un parque de diversiones a lo lejos en el camino que estábamos cruzando antes...)
Yui: (¡Voy a sugerirle a Kou-kun que vayamos para allá...!)
Yui: Oye Kou-kun, ¿hay algo parecido a un parque de diversiones en el mundo de los demonios?
Yui: En caso de que haya uno, ¿qué tal si vamos hacia allá? ¡De seguro debe de estar muy animado!
Kou: Sí tienes razón, entonces debe estar... ¿Por allá?
Lugar: Calle Saint Honoré Park
Yui: ¡Wow...!
Yui: (¡Así que este es el parque de diversiones del mundo de los demonios!)
Yui: (El ambiente no es muy distinto al de los parques de diversiones del mundo humano. Parece que yo también podré divertirme.)
Yui: (¿Eh...? Pero viendo detenidamente también hay cosas que desconozco.)
Yui: (Puede que sí de algo de miedo...)
Kou: ¿Garrapata del horror? Debe de ser una casa embrujada.
Yui: ¿Te gustan los parques de diversiones?
Kou: Pues no los odio, pero la gran mayoría de las veces he ido a alguno ha sido debido a mi trabajo, así que creo que no las he disfrutado mucho.
Yui: ¿Por tu trabajo como idol?
Kou: Así es, debido a que varíamos las locaciones. Es cierto que lo disfruto, pero es algo distinto de los lugares privados.
Yui: ¿No has ido a alguna por diversión junto a Ruki-kun y los demás?
Kou: ¿Con Ruki-kun y los demás? Hm...
Kou: ...Uwah, al imaginarlo terminó siendo más surreal de lo que esperé.
Yui: ¿D-de verdad?
Kou: Es que son cuatro hombres en un parque de diversiones, puede que sea divertido, ¿pero no te parece algo asfixiante?
Kou: Aunque estaría bien si tú te nos unes. ¿Eso sería a lo que llaman un punto a favor?
Kou: Obviamente está completamente bien para mí si solo estamos nosotros dos ♪¿No crees que luce como una cita normal?
Yui: Cita normal...
Kou: Sí, hagamos eso, vamos al parque de diversiones, también vayamos como compensación por lo de antes.
Preferiría ir a otro lugar
Sería mejor si fuéramos todos juntos... (Correcta)
Yui: Uhm... ¿No sería mejor si fuéramos todos juntos?
Kou: ¿Eeh? ¿Por qué?
Yui: Porque te causaría problemas si estamos los dos solos y una de tus fans nos encuentra.
Kou: Ah, hablabas de eso. Quieres tener cuidado debido a que soy un idol, ¿no?
Kou: Fufu, está bien, si alguien quiere armae un escándalo entonces que lo haga.
Kou: Además, ¿no crees que destacaría en muchos sentidos más si estuviéramos con Ruki-kun y los demás?
Yui: (Puede que tenga razón...)
Kou: ¿No quieres estar a solas conmigo en un parque de diversiones?
Yui: Claro que no, yo también quiero ir al parque de diversiones junto a ti Kou-kun.
Kou: ¡Entonces vayamos cuando el carnaval termine! Es una promesa, ¿sí?
Yui: ¡...Sí!
Kou: ¿Qué hacemos entonces? ¿Jugamos aquí un rato? ¿O prefieres ir a ver otro lugar?
Yui: Uhm, de momento entremos a algún lugar. ¡Luce divertido!
Kou: Ok, entonces andando.
Lugar: Calle Honoré Saint Park
Kou: Je, una casa embrujada, un centro de juegos y, ¿esa es una rueda de la fortuna?
Kou: El ambiente es distinto, pero la atracciones no son muy distintas de las de un parque de diversiones normal.
Yui: Así parece.
Yui: (El ambiente en verdad me da miedo... Pero a medida que camino me voy acostumbrando.)
Payaso A: Hola señorita.
Yui: ¡¿Eh?!
Kou: Wow, es un payaso.
Yui: (Que susto... Todo el día ha sido así.)
Payaso A: ¡Buenas noches! ¿Es su primera vez en Saint Honoré?
Yui: S-sí, así es.
Payaso A: ¿Para él también?
Kou: Sí, así es.
Payaso A: ¡¿Es la primera vez de los dos?! ¡Entonces primero deben subirse a esto!
Payaso: ¡La alfombra mágica que surca los cielos! Su nombre es... ¡¡La alfombra mágica~~!!
Yui: ¡¿La alfombra mágica que surca los cielos...?!
Yui: (Acaso por alfombra mágica que surca los cielos se refiere a esas alfombras voladoras que a menudo salen en los cuentos...?)
Kou: No es algo fuera de lo común, los vampiros pueden volar con normalidad... Pero.
Kou: Fufu, parece que quieres subir.
Yui: (Sí... En verdad me llama mucho la atención...)
Yui: ¿N-no podemos?
Kou: No, está bien. Si así lo desea la princesa, entonces yo la acompañaré.
Payaso A: ¡Sí! ¡Entonces los guiaré hacia el viaje de la alfombra voladora!
Lugar: Atracción de la alfombra voladora
Kou: Oiga señor payaso, como es una atracción no consiste solo subirnos a ella,¿verdad?
Payaso A: ¡Así es! ¡Van a subirse en la alfombra y recolectar estrellas!
Yui: ¿Estrellas?
Payaso A: Sí, los dos juntos.
Payaso A: Si se llevan bien entonces deberían de poder reunir muchas estrellas.
Kou: Je, si se trata de eso entonces tenemos que lograrlo.
Kou: Ya que nos llevamos muy bien~
Payaso A: ¡Ya veo! ¡Ya veo! ¡Entonces muéstrenme el vínculo de amor que tienen!
Kou: Vamos a esforzarnos gatita masoquista ♪
Yui: (Estoy algo nerviosa, pero estoy junto a Kou-kun, ¡así que estaré bien...!)
*empieza un minijuego donde hay que conseguir estrellas*
Kou: ¡Lo logramos gatita masoquista! Ganamos. ¿Podrá ser que este fue un gran logro?
Payaso A: ¡En efecto! ¡Fue un gran logro! ¡¡Felicidades!!
Kou: Oiga señor payaso, ¿ganamos un premio? Lo logramos así que debe haber una recompensa.
Payaso A: ¿Recompensa?
Yui: Kou-kun, no creo que hayan ese tipo de cosas en un parque de diversiones...
Kou: ¿Eh? ¿A pesar de que nos esforzamos tanto~? Es normal que te den una recompensa luego de esforzarte.
Payaso A: Hm~ ¡Tienes razón! Entonces le daré una recompensa especial a ustedes dos que se llevan tan bien.
Yui: ¿Eh?
Kou: Bien, gracias señor payaso ♪
Kou: ¿...Ves? Valía la pena mencionarlo.
Yui: (¿Podrá ser que este era el objetivo de Kou-kun...? Como era de esperarse...)
Kou: ¿Entonces? ¿Qué recompensa nos darás?
Payaso A: ¡El derecho a montar esra alfombra y disfrutar el carnaval desde arriba de este!
Kou: ¿...Solo eso? ¿No es muy poco?
Yui: ¡K-Kou-kun!
Payaso A: Es un asiento especial para los dos en el que nadie los molestará... ¿Qué les parece?
Kou: ...Ya veo. Fufu, sí que sabes de esto señor payaso.
Payaso A: ¿Verdad? Disfruta de tu viaje junto a ella.
Kou: Vamos Yui. ¡Dame tu mano!
Tumblr media
Yui: ¡Wow...!
Kou: ¡Sostente de mí Yui! Sería un problema que te cayeras.
Yui: S-sí... Da algo de miedo al salir a fuera, a diferencia de la atracción.
Kou: ¿Tienes miedo?
Yui: Sí, un poco...
Kou: Es porque te la pasas viendo hacia abajo, si miras hacia el cielo no tendrás miedo.
Kou: Si quieres, ¿qué tal si te quedas viendo fijamente mi rostro? Puede que te relaje un poco.
Yui: (¡Si hago eso... me pondré nerviosa!)
Kou: ¡Ah! Mira Yui, Ruki-kun y los demás están allí.
Kou: ¡Oigan! ¡Ruki-kun! ¡Yuma-kun! ¡Azusa-kun!
Yui: Ajaja, todos están sorprendidos.
Kou: Aah, a Yuma-kun se le cayó lo que estaba comiendo.
Yui: Fufu, es verdad, parece que Ruki-kun se va a enojar.
Kou: ...Oye Yui, ¿te estás divirtiendo?
Yui: ¡Sí! ¡¡Me estoy divirtiendo!!
Kou: Ya veo... Entonces me alegro.
Yui: (¿...Acaso Kou-kun estaba preocupado por lo de antes...?)
Yui: ...Me estoy divirtiendo mucho Kou-kun.
Kou: Jaja, que raro, ¿por qué lo dijiste dos veces?
Yui: ¡Es porque en verdad me estoy divirtiendo...!
*fin de la cg*
Lugar: Calle Saint Honoré Park
Payaso A: Muchas gracias. Vuelvan otra vez~
Kou: Sinceramente me preguntaba cómo sería, pero me divertí bastante.
Yui: Sí, uno no siempre vuela por los cielos fue una muy buena experiencia.
Kou: ¿Quieres volar?
Yui: No es como que quiera volar, solo lo admiro.
Yui: Este tipo de oportunidades son incomparables.
Kou: Vaya, así que era eso, ya iba a decirte que si me lo pedías podría concederte siempre ese deseo.
Kou: No estaría nada mal cargarte como a una princesa y volar por los cielos como lo hicimos antes, ¿no?
Kou: Aunque si es contigo no me importa si se trata del cielo o del mar.
Yui: Sí, si estoy contigo me divertiré sin importar el lugar donde esté.
Kou: ¡Entonces vayamos a cualquier lado! Al cielo, el mar, ah, también podríamos ir a la montaña.
Kou: Fufu, acabamos de prometer otra cita, nos divertiremos mucho cuando regresemos.
Yui: (Una cita. Ahora que lo pienso, no he tenido muchas citas normales junto a Kou-kun.)
Yui: (De algún modo ahora yo también las estoy esperando con ansias.)
Kou: Ah, debido a que estuvimos agitados terminé sediento. Oye, ¿qué tal si descansamos un poco?
Yui: Sí, ¿habrá algún lugar donde podamos descansar?
Kou: Había un café por allí, ¿vamos a ver?
67 notes · View notes
delilah1444 · 5 years
Text
13 de Septiembre de 2019, 7:45 am, CDMX.
Si esto funciona y tú decides venir esto es lo que pasaría.
Tu vendrías y yo iría por ti al aeropuerto, estaría emocionada y tranquila todo el camino al aeropuerto, no me pondría nerviosa hasta llegar ahí, una vez ahí, sufriría un colapso por qué después de 6 meses te volvería a ver con toda la incertidumbre del "a penas te conozco pero viajaste al otro lado del mundo para tener una segunda cita conmigo".
Esperaría por ti. Te vería. Me verías.
Sonreiríamos.
Si soy lo suficientemente valiente, correría hacia a ti y te abrazaría, por qué un abrazo es más íntimo que un beso, y te abrazaría fuerte, muy fuerte, como si no te hubiera visto en 6 meses, después tal vez nos besaríamos, sonreiríamos otra vez.
Saldríamos todo el tiempo y nunca, a todos lados y a ninguna parte.
Mi hermana moriría de felicidad y tendrías que hablar con mi papá, por primera vez alguien hablaría con mi papá, el no estaría feliz pero lo harías, tu, por qué volaste al otro lado del mundo para tener esa segunda cita.
Veríamos "el orfanato", yo riendo y tú llorando por que odias las películas de terror y yo las amo, iríamos a comer y tomar a café a "Café Victoria" por qué es mi lugar favorito en la ciudad e iríamos al cine a ver cualquier película que me haga llorar solo por qué nunca me has visto hacerlo.
Veríamos "Love Actually" por qué es Navidad y es la mejor película de navidad que existe, iríamos a la cena de navidad con mis amigos en la que todo puede salir mal y todos estarían muriendo por qué por primera vez en mi vida me ven con alguien, reiríamos, tú harías bromas y hablarías en español, serías amable con todos y sonreiríamos todo el tiempo, les gustarías a todos, por qué tienes ese efecto.
Cenaríamos con mis abuelitas y serías increíblemente amable con ellas, hablarías en español con ellas también y mi abuelita te vería con desconfíanza por qué yo soy lo más bonito que tiene la familia y ahora tú lo tienes.
Iríamos al cine con todos al día siguiente y no entenderías por qué estamos haciendo esto, hablarías con mis primos y ellos hablarían contigo por qué por fin llevo a alguien a la casa de mi abuelita.
Después iríamos a Guanajuato con la familia de mi papá a pesar año nuevo, iríamos a Pozos, San Miguel, Querétaro y tú amarías México, por qué ya lo amas y por qué es diferente. Te haría probar mil cosas y hablaríamos de otras mil, nos reiriamos otra vez, moriría de frío y te abrazaría todo el tiempo, mis otros primos te amarían, otra vez, mi tío me enseñaría a manejar en carretera y tú irás con nosotros, confiando en que lo voy a hacer perfecto por qué soy la mejor conductora que has conocido en tu vida.
Veríamos películas en la sala con todos, comerímos pan y nos quedaríamos dormidos juntos en la sala.
En año nuevo te abrazaría y te besaría, por qué es año nuevo, por qué volaste al otro lado del mundo solo para una segunda cita y por qué para ese momento yo estaría completamente enamorada de ti, esperando todo y esperando nada.
Después nuestro tiempo se acabaría con la sensación de que a penas llegaste ayer y ya te vas, te iría a dejar al aeropuerto otra vez y tal vez esta vez sí lloraría, pero sin que tú me veas, nos besaríamos y no haríamos ninguna promesa, por que no somos ese tipo de personas, por que somos realistas y eso sólo funciona en las películas, te regalaría un libro, tal vez una carta por qué me gusta el drama.
Un último beso.
Y te irás, por qué así son las cosas, por qué no es una película y por qué vives al otro lado del mundo.
Tal vez nos volveríamos a ver, tal vez no, tal vez funcionaría, o no.
Tal vez.
5 notes · View notes
Text
Preguntas por chat.
Hey, mmm
Esto nunca lo he heco xd
Es muy incomodo para mi escribir o hablar este tipo de cosas
Pero no hay muchos con quien hablarlo y aqui en anonimidad, me siento un tanto más segura, es demasiado largo como para una pregunta, asi que te lo escribo por aqui... no se que busco en si, pero queria contarselo a alguien
Perdón por la molestia La que era mi pareja terminamos hace unos dias, no por falta de amor ni nada, ella tiene varios problemas psiquiatricos (bipolaridad, depresion) lleva años luchando con eso, y no hace mucho me dijeron que tengl depresión, terminamos por eso, porque en cierto modo cuando queriamos ayudar a una la otra se debilitaba, le dije que queria internsrme y ella se enojo un poco porque dice que es feo y que ella quiere salir de eso y yo queriendo entrar, pero lo que ella no entiende es que ella lleva rato luchando, ha tenido tiempo de pensar que no quiere eso para su vida, y que eso es lo peor, por el contrario yo quiero detenerme, parar todo por un rato, no me concentro en mis estudios, se me dificulta mucho al punto de estresarme y coger rabia hasta llegar a un maltraro, hay veces en las que no quiero salir ni de casa pero toca enfrentar al mundo que esta alla fuera, quiero descansar sin que en mi casa me tachen de floja, sin que se vea como que estoy malgastando la plata en la U por no ir, necesito parar, por mi mente para la muerte todo el tiempo y una tristeza igual, incluso hasta los dias en lo que logro sentirme sin ni gun tipo de sentimiento al respecto pienso en ma tristeza, pienso en las miles formas de como poder morir, pido que se cumplan, necesito parar y dejar de pensar que soy una inutil, de dejar sentir el dolor en el pecho por pensar que me pueden remplazar, dejar de creer que todos son mas importantes que yo, el cuerpo me pesa, la vida me esta pesando, quizá el internarme no fue lo mejor para decir, pero necesito alejarme de todo un rato, no saber de nadie, desconectarme... a ella solo le dije eso que no queria saber de nadie, y solo me dijo piensa en tu mamá, tu sobrino, tus amigos eso es una mierda no seas asi... pero si soy egoista al no importar morirme y no porqur sea insensible, si no que veo la muerte como el sueño que siempre quise cumplir, es lo unico en que pienso en mi, sin meter a nadie más, sin embargo deje de intentar el suicidio por ella, porque la amo y se que eso la devastaria en lo absoluto
@nuncarueguesporamor-blog ❤
Tienes Depresión y ataques de Ira .. evidentemente dos personas con problemas mentales son una explosión , una persona es imposible que intente ayudar o animar a otra si primero no está bien consigo misma ,aún así lo habéis intentado y eso demuestra lo mucho que os queréis, pero quizás no os hayáis conocido en el momento más indicado y primero deberíais solucionar vuestros problemas en solitario, cada cual por su lado.
Es importante recordar que todos pasamos por momentos bajos, que las desilusiones, la tristeza, la apatía son también parte normal de algunos momentos de nuestra vida.
La depresión es un trastorno del ánimo de larga duración que hace que una persona se sienta triste, irritable o vacía. Mucha gente sufre una depresión y es una de las experiencias más duras por la que se puede pasar en la vida. Muchos adolescentes y adultos con un TEA sufren en algún momento de su vida una depresión. La persona deprimida:
a)     Tiene menos energía para hacer cosas
b)     Siente que nada merece la pena
c)     Tiene una visión muy negativa de sí mismo y de la vida
d)     Cree que nunca va a mejorar
La salida de una depresión hay que llevarla a cabo bajo la tutela de un buen profesional con experiencia. La depresión es un proceso importante y duro. No puedes afrontarlo solo y no puedes usar solo el apoyo de familiares y amigos. Hay quien prefiere un tratamiento farmacológico (medicamentos antidepresivos) y quien cree en un enfoque psicológico (terapia individual y grupal). Depende de cada persona y su grado de depresión pero lo mejor suele ser combinar un psiquiatra, que te diagnostique y recete una medicación antidepresiva y un psicólogo que pueda ayudarte con una terapia que te ayude a afrontar la depresión, te ayude a identificar si hay elementos desencadenantes que te afectan al ánimo y te haga estar más satisfecho con tu propia vida. Si tienes problemas económicos puedes consultar en los servicios sociales de tu ciudad: muchas veces hay servicios de salud mental gratuitos o muy económicos. Las facultades de Psicología de muchas universidades también ofrecen servicios contra la depresión como parte del entrenamiento y proceso formativo de sus estudiantes.
Me quiero centrar en los enfoques no farmacológicos. Hay tratamientos eficaces y hay habilidades que uno puede aprender para ayudarse a si mismo a salir de una depresión. Las tres vías para salir de la depresión son:
Reactivar tu vida. Recuperar la actividad física, la actividad mental y la actividad social.
Cambiar los pensamientos negativos por pensamientos realistas.
Afrontar y solventar los problemas que vayan surgiendo.
Normalmente se tarda en salir de la depresión. Recuperarse de una depresión es un proceso que normalmente es largo y lento. Lo normal es que dure bastantes semanas o meses. En ese proceso se puede notar una lenta mejoría o ser algo súbito donde de repente notas que te encuentras mejor.
Aquí tienes algunas reflexiones y algunas ideas que te pueden ayudar a salir de la depresión:
No hay balas mágicas. Los tratamientos son eficaces pero el equilibrio químico y psicológico del cerebro es algo muy complejo y que tiene mecanismo propios de compensación, habituación, cambios plásticos. Los medicamentos antidepresivos van actuando lentamente y normalmente pasan de dos a tres semanas antes de notarse los primeros efectos. Los efectos de la terapia también necesitan tiempo para ir incorporándose a los pensamientos de una persona, a su forma de ser y afrontar las dificultades de la vida cotidiana. Ten paciencia.
No te desanimes. La salida de la depresión es un proceso lento pero al final volverás a ser tú mismo. Puede que seas incluso mejor persona por todo lo que has pasado. Mantén la esperanza.
No todos somos iguales ante la terapia. La Medicina y la Psicología no son ciencias exactas. Cada persona es un mundo y las interacciones entre un medicamento y el organismo humano se basan en el estudio de miles de personas y esos resultados se estudian estadísticamente. Es decir, el médico o el psicólogo avanza por un proceso delicado y paulatino de intervención. Tiene que encontrar el fármaco adecuado y la dosis adecuada para ti. O tiene que ir viendo como respondes a la terapia, cómo avanzas en las distintas etapas que se van planteando en la consulta psicológica. El profesional tiene que ir viendo los resultados que se van consiguiendo e ir ajustando el tratamiento a ese progreso.
Otros problemas orgánicos o mentales pueden estar asociados a la depresión o ser afectados por la medicación. La depresión puede interactuar negativamente con algunas enfermedades como los trastornos del corazón o el cáncer. La depresión puede generar problemas con la sensibilidad al dolor, con el deseo sexual, con la propia relación sexual y con el sueño.
Puedes ayudarte a ti mismo a salir de la depresión. En el proceso de salida de la depresión hay cosas que te pueden ayudar así como hay otras que puedes evitar. Recuerda que  lo más probable es que no te apetezca hacer nada o estar con nadie. Pero en vez de meterte debajo de la manta o no hacer absolutamente nada, lo que a menudo hace que te sientas aún peor, puedes intentar, poco a poco, asumir alguna actividad. No te plantees qué te apetece hacer porque la respuesta normal es que no te apetezca hacer nada sino qué puedo hacer. Aunque te parezca poco, es mucho. Ponte objetivos sencillos que puedas cumplir: ir a tirar la basura, copiar en un cuaderno la letra de una canción que te gustaba, ordenar los cubiertos en el cajón de la cocina. Cosas pequeñas, concretas, claras. Es un error plantearse objetivos ambiciosos en medio de una depresión.
Nadie es culpable de tu depresión. No tienes ninguna culpa de tener una depresión y tampoco la tiene ninguna otra persona de tu entorno. Pero sí tienes una responsabilidad de hacer esfuerzos razonables para ir sintiéndote mejor poco a poco.
Rompe los deberes en trozos pequeños. Puede ser que debido a la depresión tengas temas que en condiciones normales no suponen un problema y ahora te resultan difíciles de afrontar. Por poner un ejemplo puede ser que no hayas mirado tu buzón aunque sabes que tienes un montón de correo esperando. Rompe esa tarea “revisar el correo” en cosas pequeñas. El primer día está bien si solamente recoges el correo y lo dejas en una pila en una mesa. El día siguiente vale con que separes por un lado la propaganda, por otro las cartas del banco, luz y otros recibos y un tercer grupo con las demás cartas. El día siguiente vale con que tires el correo de propaganda y abras las cartas del banco. El día siguiente basta con que hagas un pago de un recibo si no lo tienes domiciliado. El día siguiente basta con pagar otro recibo. Y así. Muy poco a poco, que no te abrume pero avanzando pasito a pasito.
Recupera las relaciones. La depresión te habrá alejado de muchas personas. Es conveniente que des también pequeños pasos para recuperar tu vida social. No es el mejor momento para ir a grandes fiestas pero puedes quedar con alguien amable para tomar un café o puedes acercarte a ver a un amigo a devolverle algo que te prestó. No hay ningún problema en que le digas a alguien que sabes que te quiere, estoy un poco depre y me vendría bien que vengas un rato o que demos un paseo aunque probablemente no hable mucho.
Busca un confidente. Hablar ayuda. Es muy recomendable que establezcas con alguien que quieras y te quiera un contacto diario. Puede ser tan solo una conversación al teléfono. No necesitas que te haga terapia tan solo que te escuche. Tiene que ser alguien que no te dé consejos imposibles, o que se irrite con facilidad o que por el motivo que sea te haga sentir peor. Piensa en familiares y amigos y seguro que encuentras la persona adecuada. Puedes decirle que éstas son las instrucciones para el rato de “confesionario” diario. Si empiezas a tener pensamientos suicidas comunícaselo inmediatamente a tu médico o al personal de un centro de salud o servicio de urgencias. Busca ayuda.
La terapia de grupo ayuda a muchas personas. Mucha gente se beneficia de asistir a un grupo de personas que hayan tenido depresión. No tiene porqué ser un compromiso para toda la vida pero son personas que te van a entender y si vas unas cuantas semanas te puede hacer bien. También muchas personas creyentes se sienten mejor tras el contacto con un sacerdote o grupos religiosos.
Repasa lo que te gustaba, lo que te daba satisfacción y vuelve a hacerlo tras romperlo en etapas diminutas. Al principio no esperes que te diviertas con ello ni que te apetezca ni que te guste como te gustaba antes. Ahora lo haces como si tomaras una medicina, porque es bueno para ti, no porque te resulte placentero. Si, por ejemplo, te gustaba pintar con acuarelas, el primer día solo busca las pinturas, papel y los pinceles y colócalos en donde pintes normalmente. El segundo día trabaja en un boceto con un lápiz y un papel, salga lo que salga y así, paso a paso. Lo que haces con estas actividades es que toda tu actividad mental no gire en torno a la depresión, poco a poco le tienes que ir quitando ese poder de bloqueo realizando, con esfuerzo al principio, cosas distintas.
Aléjate de la depresión caminando. Si no es fácil salir a hacer ejercicio cuando uno está bien, es aún más complicado cuando estás deprimido pero hay que hacerlo. Las cosas que son importantes en condiciones normales se convierten en mucho más importantes cuando tienes depresión. Se ha comprobado que el ejercicio mejora el ánimo de las personas que están deprimidas. El ejercicio aeróbico recomendado para una buena salud, 30 minutos de un ejercicio de intensidad moderada al menos cinco días a la semana mejora significativamente una depresión. Empieza lentamente, decide qué es lo que puedes hacer y ponte un objetivo que sea menos que eso. Si crees que puedes caminar durante veinte minutos a un paso ágil, intenta quince minutos y no te desanimes si no te sientes mejor después. Como siempre con el ejercicio la mejora no es instantánea pero funciona siempre si persistes.
Tienes que volver a pensar con claridad. Cuando estás deprimido, tienes todo tipo de pensamientos negativos, sobre ti, las personas que te rodean, tu vida: eres un fracaso completo, eres estúpido, nadie te aprecia, no vales para nada. No intentes ver todo de color de rosa porque no se trata de cambiar una visión distorsionada por otra, lo que se trata es que pienses sobre ti mismo jugando limpio con ti mismo y con realismo. Ni eres un estúpido, ni eres un fallo completo y por supuesto hay esperanza y un futuro para ti. Puedes intentar volver a pensar con claridad si te haces las siguientes preguntas
¿Cómo podría comprobar si esta idea es cierta o no?
¿Fue siempre cierta?
¿Hay excepciones?
¿Qué es lo que me falta para completar la foto?
Evita el alcohol. El alcohol es una sustancia depresora. En ocasiones la depresión induce a la persona afectada a beber y en ocasiones el abuso de alcohol te lleva a una depresión. Las drogas y el alcohol empeoran las depresiones y pueden interactuar negativamente con los medicamentos antidepresivos. El alcohol no ayuda a superar una depresión y lo mismo es cierto para otras sustancias de abuso y para la cafeína.
Sal a la calle. La luz solar es un potente antidepresivo.  Aprovecha las horas de luz y disfruta del sol. No lleves gafas de sol. Si los días son cortos, quizá tengas que cambiar tus hábitos para estar en la calle cuando todavía hay luz. Si estás en una ciudad con muy poca luz quizá puedes buscar una lámpara con iluminación lo más parecida a la natural.
Come sano. Esto significa comer una dieta sana y diversa y no abusar de los alimentos preparados. Incluye en tu dieta pan integral, pescado, fruta, verduras, carne, un poco de todo y con una preparación que respete los sabores naturales.
Duerme bien. Cambia tus hábitos de dormir o de antes de dormir para que tengas un buen descanso nocturno. Vete a la cama y apaga la luz todos los días a la misma hora. Apaga la televisión y no te duermas con la tele o la radio puesta. Antes de dormir realiza actividades tranquilas, relajantes como leer, o tomar un baño caliente. No trabajes tarde o te pongas con actividades que te generen estrés o hagan que tu mente se acelere. Lo mejor para dormir es un cuerpo cansado y una mente relajada.
No hagas cambios drásticos en tu vida. Mientras estás deprimido tú no eres exactamente tú. Tu juicio está muy afectado por la depresión y durante esa temporada debes evitar romper una relación, dejar el trabajo, hacer un gran compromiso personal o económico, etc. Cuando la depresión haya pasado podrás tener una visión más exacta y tu elección tiene más probabilidad de que sea algo con lo que luego no te arrepientas. No quiere decir que hayas perdido la cabeza o que no seas igual de inteligente que cuando no estabas en deprimido, es que es posible que los síntomas de la depresión te estén afectando y si no lo tuvieras tu reacción sería distinta. Si es obligatorio que tomes una decisión, consulta a una persona en quien tengas confianza por su prudencia y buen criterio.
youtube
Los pensamientos suicidas pueden ocurrir a cualquiera, jóvenes y adultos, hombres y mujeres, por varias razones. Por lo general, los pensamientos suicidas ocurren cuando una persona experimenta un intenso dolor emocional y no encuentra una salida.... pero tu tienes muchas salidas, solo has de concentrarte y verlas.  
Sé amiga, que es difícil ,raro o curioso contarle tus intimidades o asuntos personales a una desconocida por internet, pero precisamente para eso estoy aquí, para leeros ,animaros, ver el problema desde otra perspectiva, enseñaros de que hay motivos para vivir, pero vivir algo más relajadamente, sin tantas presiones e incluso siendo un poco egoístas y pensar un poquito más en nosotros mismos ,que hay que saber pedir ayuda cuando vemos que no podemos afrontar algún problema a solas,,que pedir ayuda no es de cobardes y que con un poquito de paciencia todo se supera.
Sabes que aquí tienes a una amiga, desconocida pero amiga para leerte cuando te apetezca desahogarte y transmitirte toda la energía positiva del mundo 😘
9 notes · View notes
andyelicious · 3 years
Text
Un viernes curioso.
No quise ir a nadar, a pesar de que me desperté para ir.Mauro me despertó hacia las 12 de la tarde!preguntándome si ya me encontraba en el despacho. Tuve que correr a la ducha, elegir un atuendo sexy de viernes y tomar mi uber hacia la oficina.
Antony por alguna razón está estresada, quizá los problemas en su fam, la próxima mudanza de la tía pródiga jajaja yo que sé. Solo se que antes de salir de casa no me dirigió la palabra para nada. Tampoco eso es nuevo.
Intento asumir la vida de adulto. Y su desprecio por mi al intentar serlo. No me imagino su reacción cuando le diga que me mudaré... lo que si sé, es que entonces cuando me vea será feliz y le dará gusto verme.
Ya en el despacho, me apuré como siempre con mis deberes. Con la idea de viernes de ir por una bebida o algo! Después de todo es Viernes, el día donde es socialmente correcto.
Platiqué un rato con JAGM por mensaje, al hacerle un comentario tipo: “...que tiene de complicado cargar cajas” en efecto que se enojo, y me mando un mensaje que al final decia; “...jajaja tu nada más no cambias” como si esperara más de mi.
Otra decepción...
Ayer me confesó que “...le sigo gustando & mucho” y nos preguntamos con un cuestionamiento por demás breve: “si intentarlo de nuevo funcionaría?”
Le dije que era una posibilidad, lo que no le dije: “que en teoría funciona incluso hasta el comunismo”
En fin, después de posibles planes para ir por una bebida nadie me confirmó a tiempo así que como la buena berrinchuda que soy les dije ALV. Y así que me decidí por el plan D), esperar a que E saliera del trabajo y regresarnos juntos. Después de todo me ahorraría el uber y tendría compañía que me quiere cerca. (A veces)
Había mucha gente en la calle, la Jefa de gobierno decidió cambiar a naranja el semáforo. Que sorpresa con el fin de semana en quincena y San Valentín. Quizá ahora vaya reanudándose todo de nuevo, necesito más trabajo!
La mayor parte de mi tarde me sentí estresada. Presionada y un poco ahogada. Como si algo me faltara, como si tuviera que salir corriendo. A donde sea menos a mi casa, ¡nombre que estrés!
Por fin me mandaron el ansioso correo para hacer ese diplomado en línea qué oferta la SCJN. Mientras esperaba a E, aproveché el tiempo y subí los documentos necesarios para mi inscripción. Me emociona la credencial que tendré después de esto.
Ah y también conocer nuevas personas del ramo jurídico. (Como si fueran bien interesantes...) a menos espero poco más que las de la aplicación esa de la llama. Me empieza a fastidiar. Ya no tengo ganas de hacer Match con nadie.
Cada que entro me hace pensar/mirar a los demás con un poco de desprecio, desdén, compasión y aburrimiento. Realmente la gente se siente muy sola... Y algunos otros muy desesperados. Dios que horror! ( y si puse gente sin incluirme por qué me rehúso a pensar que soy parte de lo que desprecio)
Ah casi lo olvido, mientras caminaba por reforma me encontré a un compañero de la universidad, quien en algún momento (dos minutos) me pareció atractivo. Después se me hizo demasiado estúpido. En fin, yo iba cruzando reforma con mi bolsa, mi suéter, mi termo, el expediente para la audiencia del martes y un cigarro. Si en efecto no traía puesto el cubrebocas.
En fin, yo lo vi de lejos pero como el si traía el cubrebocas ni siquiera estaba segura que fuera el, así que seguí (Justo por esta razón es la importancia de usar lentes solares). El me miro y me sostuvo la mirada... siguió caminando y yo mire hacia los edificios, y de repente sentí que me tocaron el hombro, volteé sabiendo que era él. Me saludó, sonrió me dijo que le daba gusto verme, que que hacia? Como había estado?... todo en menos de un minuto. Al saludarme me abrazo como si yo fuera una amiga cercana. Yo no hice más que medio abrir los brazos evitando quemarlo con mi cigarro y fingir asombro. Me presento con su acompañante quien sorpresivamente también me abrazo 😖 jajaja qué onda con la gente, si notan qué hay pandemia?
Bueno, le dijo que yo era una amiga de la universidad, el señor dijo: en verdad un gusto, yo lo miré sonreí y equivocada pero educadamente dije: igualmente. Mi compañero no dejaba de sonreírme despidiéndose con una frase presuntuosa: “hay que hablarnos para ver si vamos a comer o lo que se te ocurra no? Pero pronto”
Neta, lo que se me ocurra? Jajaja que es eso! En fin, no hice más que sonreír aceptar con la cabeza y decir: “si verdad estaría bien. Me dio gusto saludarlos. Que tengan excelente tarde” CHALE!
En fin, camine y pensé en su reacción tan extraña. Como si hubiera estado esperando algo... en verdad extraña.
Al llegar a casa recibí un mensaje de este compadre respondiendo a una de mis historias diciendo en un tono asombrado: “Hoy te vi y estás magnífica!” A lo que yo: “ah caray, me dio gusto saludarte amigo” siguió rindiéndome alagos, los cuales a la hora ya me parecían demansiado presuntuosos. Mejor ya no le contesté.
Hace una semana en mi embriaguez pensé en un regalo que hacerle por el día de la amistad a mi nueva comadre de aventuras YulCarrillo. Jajaja le mande un ramo de elotes que le encantó! Si hasta Mérida le mande un ramo con 4 elotes y 4 fotos nuestras, un escrito lindo y bueno, me llamó entusiasmada para agradecer el “hermoso detalle”, me llamo “mejor amiga” y casi llora al teléfono al decirme que en serio agradece que la haga sentir cercana aún a la distancia. Le prometí ir muy pronto, para el próximo puente vacacional para ser exacta. TENGO QUE AHORRAR! Ojalá no me gustara tanto salir y gastar dinero a lo pendejo.
Llegue a mi casa al rededor de las 8 de la noche, muriendo de hambre con solo una quesadilla de queso casera que me desayuné, 4 cafés y 3 tés que me preparé en la oficina. Comí demasiado rápido... vi una película con mi hermana en la sala y a penas hace rato le ayude a Bere a convertir a PdF su título universitario.
Casi todos el día me sentí presionada, estresada y muy pensativa. (Ojalá no me gustara sobre analizar todo tanto) Me dolía la cabeza mientras veía la peli, decidí tomar una pastilla. Pero ahora en mi cama empiezo la paranoia. Ojalá que estos compadres que tuvieron a bien abrazarme no me hayan contagiado del virus de moda. Porfavor!
En fin, otro día de febrero curioso, pasan muchas ideas en mi cabeza. Tantos planes!
Mi cabeza debe parar, intentaré dormir.
Cada día disfruto más reflexionar mis días enteros.
Quisiera creer un poco más en Dios.
0 notes
serunserumano · 3 years
Text
-lluvia-
Está lloviendo en verano.
Siento que debería salir a tomarme un rico café a la terraza y leer un libro con un título interesante para completar el cliché mediático de todo buen inviernista.
Pero hoy es diferente.
Quiero que estés acá para hablar de cualquier cosa y que me mires con esa cara de confundida cuando me abrazas. No me importa a esta altura que nos besemos y tampoco quiero que vengas para acostarnos en mi cama de una plaza fingiendo que esto puede durar.
Quiero que vengas para contarte que la lluvia me gusta desde aquel verano en el sur, cuando en plenas vacaciones, y luego de una mala crisis de ansiedad, la lluvia torrencial me pilló llorando. Yo tenía 8 años, y pensar que mis lágrimas se camuflaban entre las gotas que fuertemente caían, me calmó.
Pero no estás. Y en las redes me doy cuenta que sigo a mucha gente interesada en que sepamos que la lluvia es una de las mejores cosas que le puede pasar a la capital.
Estoy enredado. No posteas nada hace rato. Tampoco me hablas por whatsapp como lo haces generalmente a todas horas. Eres cuidadosa, no quieres hablarme mientras intentas superar a tu ex pololo con un ejercicio sin culpas, algo que te despeje y no te siga confundiendo.
Pienso que debería postear algo, una indirecta que ojalá te llegue directamente. Quizás eso te haga hablarme, de cualquier cosa, porque sé que no querrás hacerte cargo de lo que pueda decirte a través de las redes sociales.
Me preparo un café. Aunque no debo tomarlo.
Salgo a mirar al balcón. Estoy a mitad del cliché. Miro el celular a cada rato, pero ninguna notificación es la tuya. No me interesan las otras. Sorbeteo la taza y pienso en qué cosas te estaría diciendo ahora si te tuviera a mi lado. Como ya te hubiese contado lo del sur, quizás te contaría de las veces que lloviendo hice trabajo territorial en algún lugar con mucha tierra, con pocas herramientas y pero con mejores compañeros y compañeras. Tengo un par de buenas anécdotas que te harían reír. Me gustaría presentarte a la gente de mi pasado Argentino, creo que te enamorarías de un par, en especial de las que fueron mis amigas.
Agarro el celular y tomo una foto de la lluvia. Abro tu whatsapp, no estás en línea. Presiono el clip de la derecha y la selecciono. 
Quiero escribirte algo corto pero simpático. No quiero que te sientas comprometida con mi necesidad de saberte. El problema es que me conoces, y sabes que si hago eso quiero que me pongas atención. Mala idea entonces. Cancelo todo.
¿Qué acaso no puedo ser impredecible contigo?
Que poco ocurrente me he vuelto. Al principio hacíamos muchas cosas, hablábamos de todo. Podíamos recorrer la noche entera con un par de vasos y una botella de whisky.
Hoy estás más lejos de lo que me gustaría. Con pena y mucho dolor. Con tu ex terminaron hace muy poco y sufres porque no está, porque lo extrañas. Pero al mismo tiempo nos volvimos a ver seguido, fingiendo una distancia que solo nos hace pensar que lo que hacemos a veces está mal.
Pienso en lo afortunado que puede llegar a ser, quien en una lluvia parecida a esta te tiene acostada a su lado sin la necesidad de hacerse cargo de todo lo que tu cabeza vomita cuando conversamos.
Me concentro en leer las noticias. Siguen hablando de los problemas sociales como si fuesen elementos externos a la realidad que quieren mostrar. Me enoja, se que a ti también. Quiero comentarte que el viernes fui a la Plaza Dignidad, que esta vez me mojé feliz con la lluvia y no con los guanacos. Quisiera que fuéramos un día y gritáramos desde el caballo todo lo que odiamos a los pacos y a la política electoralista de turno.
Pienso en escribirte. Pero debes estar ocupada aun. No te quiero molestar.
El café está terminándose y la lluvia empieza a amainar un poco. El sol sale tímido y en twitter leo mucho comentario de reclamo por este inviernito sabatino. El clima no deja contento a nadie.
Que lindo sería que nos despertáramos con este clima en el sur. A esta altura estaría cocinando unos huevos revueltos para comerlos con un rico pan amasado. 
Si, me estoy volviendo poco original.
Pero a ti también te gusta el sur, y recuerdo cuando jugamos sobre irnos a vivir a esos lugares. Fue un juego, lo sé, pero se sintió tan bien pensarnos así, tu lejos de tus fantasmas amorosos y yo lejos de mis compromisos sociales. Pensar que de alguna manera todo lo que nos frena tiene un sentido si lo dejamos correr.
Me carga que la gente ame la lluvia por su efecto ecológico hippie. Creo que el inviernismo es una opción de clase, tanto por la estética como por la moda. La nostalgia del frío y la lluvia se disfruta mejor desde una posición acomodada. Lo sé. Me lo has dicho hartas veces cuando te comento que dormiré con la ventana abierta a pesar del frío. Te enojas, lo cual interpreto como que te importo.
Me serví otro café. Estuve mal. Miro el celular y nada.
Ojalá hayas descansado anoche. Quizás es tiempo de entender que las cosas no pueden ser, que quizás estos días de lluvia no puedes ni quieres estar conmigo. Capaz que deba dejar de mirar el celular esperando que me escribas cualquier cosa para tener la excusa de pensarte de nuevo en todo lo que hago.
Vuelve a llover. Mis redes estallan en júbilo.
Tengo demasiadas personas que aman tomarse fotos con libros y ricos desayunos en sus balcones.
Abro instagram. Busco la foto que tomé al principio.
Me fui a buscar un libro. Me siento en el balcón.
Dejé el celular de lado. Me rendí. Ya no podré saber de ti hasta que tu quieras decirme algo.
La mañana sigue, tengo cosas que hacer. Si me quieres hablar sería entretenido, pero no tengo tanto tiempo ahora. Lo siento.
Saco el celular. Tu nombre sale en negro con un: “hola! ¿en que estás?”. Me arrepiento. 
Entonces te escribo: “En nada, acá… ¿tu?”
Cierro el chat.
Te voy a ignorar un rato.
En algo quiero ganar. Aunque sé que no puedo, y que al momento en que quieras confundir las cosas de nuevo, voy a estar justificandome para que no te preocupes, para que tengas la seguridad que yo aparento tener.
Vuelvo a mirar el celular.
-”Hola Carlos ¿dormiste anoche?”
Si, acá estoy, como siempre. Pero pucha que vale la pena.
1 note · View note
you-moveme-kurt · 7 years
Text
Glee «The Satalker» Part II
Marzo de 2033
-Bien… —contestó sin convencerse del todo, Kurt sonrió sintiéndose ganador de todas formas— pero te advierto y le daré su merecido si es necesario… no me importa si es un muchacho tímido, delgado y no se que mas —advirtió Bline apuntándolo. -Por supuesto que se lo darás… pero estoy seguro que no será necesario que haga gala de su fuerza y destreza con los puños Señor Anderson Hummel… —dijo Kurt colgándose de su brazo— todo estará bien… —termino por decir comenzando a caminar de nuevo, Blaine hizo una mueca y soltó un poco de aire de la manera más disimulada que pudo— vi eso… —agregó su esposo blanqueando los ojos. -¿Que cosa? -Ese suspiro que soltaste… deberias confiar mas en mi de una vez por todas y no ser tan cascarrabias… -Confio en ti, te confiaría mi vida y lo sabes... -Pero… —añadió volviendo a lo de entornar los ojos. -No hay peros… solo permiteme tener ciertas aprehensiones con situaciones que involucran a terceros.. —dijo Blaine mirando el tráfico antes de cruzar por la W57th— y no soy cascarrabias… —agregó como si recién escuchara ese insulto por parte de su esposo.
-¡Si que lo eres!... siempre te pones todos asi… silencioso y molesto cuando algo no te gusta o no te doy la razón... no quiero ni imaginar cómo serás dentro de unos cuantos años —dijo Kurt haciendo un tiriton con todo su cuerpo casi imaginando cómo sería vivir con un anciano malhumorado, Blaine soltó una risa y le respondió a aquello con un beso en la mejilla. -Pues te recuerdo que prometiste estar conmigo hasta que la muerte nos separe, y eso incluye mi supuesta actitud cascarrabias. -No es supuesta, es real, estúpidos votos y promesas matrimoniales.. —continuo Kurt negando con la cabeza, Blaine volvió a reír y se le quedo viendo por un momento. -¿Puedo preguntar algo? —dijo mirándolo con los ojos empequeñecidos. -Siempre… -¿Por qué te cambiaste de ropa y te arreglaste tanto?... —pregunto Blaine señalandolo de arriba a abajo -Porque íbamos a salir… sabes bien que siempre me gusta lucir decente, en especial si vamos a pisar la calle… -¿Seguro?... ¿no será porque quieres impresionar a este tipo?, ¿verdad? -¿Que?... ¡no!... por supuesto que no… es porque íbamos a salir, y cuando salimos, siempre existe la posibilidad de que nos tomen fotos, o que nos encontremos con el Señor Murdoch… o que en es cafe hayan personas importantes con las que encontrarse —respondió mirando hacia la calle. -Ok… ¿eso quiere decir que tenías planeado ir a ver a esta persona desde el principio? -... -¿Kurt?... —insistió su esposo inclinándose un poco para mirarlo a la cara. -¡Ay esta bien!... —exclamó haciendo un gesto tan familiar, que para Blaine le fue imposible no recordar a su hija Lizzie y sus ademanes divertidos— pero solo lo hago porque no quiero que esta persona atente contra su vida… ¿te imaginas si más tarde estamos viendo la televisión y surge un «breaking news» del suicidio de esta persona?, ¿y después me culpan de ello? -¿«Breaking news»?, ¿en serio? -Bueno una nota al comenzar el noticiario central por lo menos… cuidado… —dijo al percatarse antes que su esposo que la luz de la Madison Av. cambiaba al rojo— y no me mires así, si algo como eso sucede, mi conciencia se vería dañada y lo sabes… -Lo se… pero creo que esta persona dijo eso para llamar tu atención de una vez por todas… ya que las otras notas no las tomaste en cuenta… -¿Por qué no puedes aceptar que alguien me admire hasta la muerte?... -Tienes el ego por las nubes, ¿no es así? -No… solo hago notar el hecho de que estas celoso y no puedes aceptar que yo también vuelva loco a mis admiradores. -Siempre he aceptado eso... -Bien... porque yo acepto que cientos de miles de adolescentes te ofrezcan sus partes sin ningún pudor... -Kurt… eso nunca ha pasado… —dijo Blaine riendo. -Pues pasara… creeme que pasara… —insistió levantando una ceja— y a propósito de pasar… ¿crees que Henry lo esté pasando mal por culpa de esa «niñita»?... ¿que?... —agregó al ver que su esposo se le quedaba viendo con cara de ternura extrema. -Eres experto en cambiar de tema… en especial cuando se te acaban los argumentos... y creo que te amo mas por eso… —dijo Blaine acercandolo a él por el botón de la chaqueta, le dio un pequeño beso y se apartó sonriendo. -Gracias… —dijo Kurt sonriendo también— ahora dime… ¿lo crees? —volvió a preguntar mirando las flores de la tienda junto al café. -¿Hablas de Amelia? -De ella… si tomamos enserio lo que dijo Lizzie, Henry parece y no lo está pasando muy bien y no me gusta la idea de que nuestro hijo no lo esté pasando muy bien, menos si es por culpa de un tercero, ¿que sucede con esa niñita?... ¿no ve acaso lo guapo que es nuestro hijo? -No lo se… pero sea lo que sea, es algo que no nos concierne. -¿¡Por qué!?... —exclamó dándose media vuelta para quedar de espaldas a la florería y de frente a su esposo. -Porque es la vida de nuestro hijo, además es muy pequeño como para creer que sufrirá de amor o algo asi. -¡Tiene 15!… cuando tu tenias 15, tú y yo… —dijo Kurt haciendo unas muecas más divertidas que sexys. -¿Eso no fue cuando yo tenía 16? —pregunto Blaine mirando a su esposo de medio lado. -Papa, Patata… —agregó Kurt desacreditando aquella verdad— el asunto Blaine Anderson-Hummel, es que yo creo que tal vez deberíamos de intervenir y hablar con esta «niñita» -¿Que?... ¿estas loco? -No… solo preocupado porque mi hijo sufra una decepción… -Pero es algo que él debe vivir… no debemos meternos… -¡¿Por qué?! -Primero porque no y segundo porque Henry se moriría de la vergüenza. -¿No se supone y debemos protegerlo de todo mal y demás? -Por supuesto, pero esto es diferente… estamos hablando de su vida... no se… su vida personal… —dijo Blaine haciendo una mueca, Kurt se cruzó de brazos y miró hacia otro lado. -¿Promete por favor que tomaras en serio mis argumentos? -... -¿Kurt?... -¡Uy!... ¡está bien!… y tienes razón… ¡y odio que tengas razón!... —exclamó caminando los pasos que los separaban de la cafetería. -Prometeme que no intervendrás… —pidió Blaine siguiéndole de cerca. -Te lo prometo…—contestó haciendo gestos de promesa propios de su hija pre-adolescente— ¿por qué no venimos nunca a este lugar?, es bien bonito y acogedor… además la carta es bastante variada… —dijo Kurt mirando el interior del “Little Collins” y la pizarra de la calle con las especialidades del restaurante. -No lo se… se ve bastante grato en realidad… -Lo tendremos en cuenta para el futuro… ahora… —dijo acercándose más al vidrio del costado de la puerta— ¿quién crees que tiene cara de pervertido acosador? —agregó mirando a los clientes. -Pues en New York, casi el 60% de la gente… —contestó Blaine mirando también— pero de acuerdo a la persona que nos describió el Señor Jenkins, me inclinaria por ese joven de la tercera mesa a la izquierda. -Tercera mesa a la izquierda… —repitió Kurt entre dientes— ¿¡ese flacuchento!? —exclamó como decepcionado. -¿Acaso esperabas otra cosa? —dijo Blaine mirándolo con cara de necesitar una explicación larga y tendida. -No… pero no se… comparando tus fans con este... —respondió arreglándose el atuendo— en fin… entraré… —añadió haciendo ademán de abrir la puerta. -Espera un segundo… —dijo Blaine poniéndose delante— ¿no tendríamos que acordar algo antes?, ya sabes una señal o algo. -¿Vas a seguir con la paranoia?, ¡aquí no hay nada que temer!, ¡hasta yo puedo darle unos cuantos golpes a ese flacuchento! -Kurt... -Ok… a ver… —conesto pensando en algo de mala gana— ¡ya se!... cuando diga «¡mesera!»... entonces tu entras a rescatarme… —dijo volviendo a querer abrir la puerta por tercera vez. -Esa es la peor clave de todo el mundo, ¿que tal si realmente quieres llamar a la mesera? -Claro… entonces… entonces… -Solo di mi nombre… ¿bueno? —se adelantó en decir Blaine tomándolo por los hombros. -Esta bien… -Bine… yo me sentare al lado de esas chicas sonrientes.. -¿¡Que?!... ¿no!... se ve que son unas descaradas… mejor siéntate en esa otra mesa, al lado de esa persona que prece Amish… nunca se corre peligro con los Amish… —dijo Kurt señalando aquel lugar. -¡Esta a tres mesas de donde se supone y estaras tu! -¿Y?... gritaré fuerte… ¿de acuerdo? -Kurt… -Blaine, es super extra halagador que quieras protegerme, pero no soy un bebé... -Bien… pero ten cuidado… —dijo su esposo como última advertencia, le dio un beso de despedida y entró primero en el restaurante, pasó la barra y siguió por el estrecho pasillo, las chicas sonrientes lo reconocieron de inmediato y le hicieron un par de señas de saludo seguido de algunas risas medias bobas, Blaine las saludo de vuelta y se imaginó a Kurt poniendo mala cara y diciendo «te lo dije», caminó un par de pasos y llegó a la mesa junto al «cliente Amish» y se instaló mirando hacia donde se sentaria su esposo, tomo el menú que estaba sobre la mesa y se ocultó tras de él. -Moririas de hambre si fueras un espía Blaine Anderson Hummel… —murmuró Kurt al verlo mirar por sobre la carta de los postres, se arreglo por última vez el atuendo y el peinado y se acercó a su admirador secreto— Buenas tardes… —dijo de lo más sonriente. -Oh por dios… —respondió el sujeto como si se estuviera desinflando. -Creo que me está esperando… —agrego Kurt sin quitar la sonrisa de su cara. -Oh por dios… —repitió aún más ahogado. -¿Me puedo sentar? -... -Ok tomare esa mueca como un «si Señor Hummel, siéntese por favor» —dijo sentándose en frente, el chico parecía y se había quedado paralizado sin poder hacer nada más que decir «oh por dios». En efecto, el muchacho lucía tal y como lo había descrito el Señor Jenkins, era delgado y blanco como el papel, tenía el cabello rubio y bien peinado y aparentaba tener 12 años como máximo, llevaba puesto un abrigo extra grande y escondía sus manos dentro de las mangas, tenía a su lado un teléfono móvil y una libreta amarrada con un elástico con más papeles sueltos dentro que hojas, Kurt pensó en que quizás cuantas fotos y autógrafos le pediría este sujeto. -Buenas tardes, bienvenido al “Little Collins”... —dijo el mesero acercándose a ellos, cambió las servilletas y puso cubiertos a ambos lados del recién llegado— ¿desea ver la carta?, ¿o tal vez ordenará inmediatamente? —agregó sacando un dispositivo móvil desde el bolsillo delantero de su delantal. -No, solo querré un vaso de agua… gracias… —dijo Kurt desabotonando su chaqueta. -Muy bien… ¿usted desea mas cafe? —pregunto mirando al otro cliente que parecía y ya se había tomado media docena de expressos. -Por favor… —dijo sacando la voz por primera vez, el mesero retiro las dos tazas vacías y se dio media vuelta hacia la barra. -Vaya, si sabes otras palabras… ¿cómo te llamas? -Oren… Oren Blumstein… —respondió aclarando su garganta. -Que nombre tan inusual… ¿significa algo?... -No, es decir… Señor Hummel… gracias por venir… yo… -Por favor, llamame Kurt… —dijo sonriéndole al mesero que le dejaba un vaso con agua más un pequeño plato con galletas de cortesía. -Kurt… —repitió Oren como si la posibilidad de llamar a su ídolo por el primer nombre fuera lo máximo en la vida. -Cuéntame… ¿a qué te dedicas? -Soy… por dios si que es guapo… —murmuró mirando hacia otro lado— soy… soy evaluador de videojuegos —Kurt dio un respingo pensando si aquello era realmente un trabajo— suena raro, pero el dinero es bueno y hago lo que me gusta. -Suena interesante… hasta el momento creia que solo te dedicabas a dejarme notas anónimas todos los miércoles. -Eso es porque te amo… —Kurt volvió a lo del respingo esta vez más de sorpresa y trato de mirar a su esposo por sobre el hombro al comenzar a sentirse incómodo— te amo Kurt desde el dia que vi tu debut en Broadway… fue el mejor dia de mi vida, te lo puedo asegurar —agregó queriendo tomarle la mano. -Evitemos el contacto por favor… —pidió Kurt apartándose un poco, Blaine se irguió como un perro cuando presiente un terremoto lo haría.. -¿Por qué?... yo te amo y ahora qué accediste a reunirte conmigo se que me amas también… -¿Perdón?... -Esta bien… se que no estás listo para abandonar al estúpido de tu esposo, pero podemo huir… juntos… tengo boletos de tren para Toronto… seremos muy felices… —dijo mientras quitaba el amarre de la libreta y buscaba algo entre las páginas y papeles. -Ok, creo que esta conversación se ha salido de control y lo que estás diciendo no tiene sentido alguno… yo no te amo y ciertamente no tengo ninguna intención de dejar a mi esposo… si vine aquí fue porque tu mensaje decía algo de que atentarías contra tu vida y me preocupe, pero de haber sabido que en realidad estabas más loco que nada… me quedo en mi casa…—dijo Kurt haciendo ademán de levantarse. -¡No te vas a ningun lado!... —exclamó Oren cogiéndolo por el antebrazo con fuerza inusitada, Kurt quiso zafarse de inmediato, pero se quedó inmóvil al ver que de la otra manga asomaba el cañón de una pistola— si lo haces, no seré yo el único que acabara dañado esta tarde —agrego enseñando más el arma. -¡Blaine!... —exclamo Kurt sin pensarlo dos veces, su esposo se levantó en menos de dos segundos, y corrió hasta él pasando a llevar a unos cuantos clientes. -¡Suéltalo!... —exclamó empujándolo hacia atrás, el sujeto perdió el equilibrio y luego de soltar el brazo de Kurt se cayó de espaldas con silla y todo, un par de clientes se pusieron de pie para ver qué es lo que pasaba y tres meseros se acercaron para ayudar— ¿¡cual es tu problema!? —agregó empuñando su mano como para darle unos cuantos golpes. -No Blaine, tiene un arma… —murmuró Kurt lleno de miedo, Oren se levantó como pudo dejando caer el arma y el pánico se apoderó de los clientes de las mesas más próximas, algunos salieron despavoridos y otros usaron sus teléfonos para llamar a la policía, Blumstein trato de escapar pero fue reducido por los trabajadores del café. -¡Maldito hijo de…! —dijo Blaine queriendo golpearlo nuevamente, uno de los meseros se lo impidió y le pidió que se tranquilizara, luego tomaron a Oren y se lo llevaron hacia el depósito del final del restaurante. -¿Estas bien?... —pregunto Blaine tomando la cara y los hombros de su esposo. -Lo estoy… abrázame… —pidió Kurt con un hilo de voz, Blaine lo abrazó con fuerza y le acarició la espalda y el cabello. -Lo siento Blaine, debí escucharte.. -No te preocupes… -Es la verdad, y tenias razon, me deje llevar por mi ego y eso... -Kurt tranquilo… ¿te hizo algo? —preguntó alcanzándole una silla. -Nada además de provocarme un susto de muerte... —respondió Kurt tomando asiento, se bebió el agua de un solo trago y luego se tomo la cabeza como si no terminara de creer lo que había pasado. -Disculpe… —dijo el «cliente Amish» acercándose como con miedo— ¿que quería esta persona?... —pregunto mirando hacia las cocinas. -Un asalto frustrado, es todo… —respondió Blaine agradeciendo aquella preocupación con una sonrisa. -¿De verdad?... ¿y llamaron a la policía? -Al parecer el personal del restaurante se está encargando de eso, gracias… —agrego Blaine moviendo otra de las sillas para sentarse frente a su esposo— al parecer el revuelo no fue tanto —dijo tomándole la mano y mirando que, además de murmurar por lo bajo, ningún cliente parecía sobresaltado. -Espero… estúpido desquiciado… -¿Que te dijo? —pregunto Blaine acercando más la silla. -Fue una estupidez, es decir, comenzó a decir que me amaba y que si no podía abandonarte, huiríamos juntos a no se donde, porque supuestamente yo tambien lo amaba a él… Blaine te juro que cuando vi el arma pensé que pasaba lo peor… —agregó tomándose la cabeza. -Nada paso, tranquilo… —conesto su esposo besándole la mano. -Disculpame… de verdad que debí escucharte… pero jamás pensé que alguien tan poca cosa terminaría siendo un maldito perturbado. -Nadie pensó eso… hasta yo sentí que exageraba cuando te dije lo de la señal… —agrego Blaine acariciandole la cara. -¿Crees que alguien pueda publicar esto en alguna red social? -Kurt, no te preocupes por eso… es lo que menos importa ahora... -Lo se… pero… desde que tuvimos ese problema con el paparazzi, nunca más hemos estado envueltos en un escándalo y odiaría que sucediera por mi culpa. -Esto no es tu culpa, el es del desquiciado ese... -Pero yo accedi a juntarme con él… con un demonio… Blaine… —dijo tomándole las manos— si alguna vez vuelvo a desobedecerte, recuerdame este incidente por favor… -Lo haré… —dijo Blaine soltando una risa— aunque creo y es el estrés post traumático el que te hace hablar de obedecer… —agregó acariciándole la cara. -Claro… —contestó perdiéndose en la tranquila inmensidad de los ojos de su esposo. -Disculpen… —interrumpió uno de los meseros que se hizo cargo de reducir a Oren— llegaron los oficiales de policía, desean saber si interpondrán una denuncia. -Por supuesto que sí… —se adelantó en responder Blaine al tiempo que buscaba en los ojos de Kurt la aprobación a aquello.
4 notes · View notes
itnasmorilla · 7 years
Photo
Tumblr media
Estrenamos la segunda decena de relatos con el número 48, elegido por @judithmb​.
48. Escribe un relato sobre un personaje que lleva más de una semana sin dormir.
He redactado una historia acerca de una persona que sufre los efectos de estar ese tiempo sin pegar ojo, pero no me he limitado a redactar un diario con las fases o síntomas de la carencia de sueño. Es algo similar a la historia de piratas: escribo el relato, pero lo ambiento en la descripción del reto, no lo vuelco en él imponiendo una serie de limitaciones que desembocarían en lo que escribiría la mayoría de la gente.
Espero que os guste.
----------------------------------------
Hacía poco que el campanario de la parroquia, ubicada al final de la calle, había señalado las cinco de la tarde, pero todo parecía estar muerto. El excesivo calor y el sol de justicia obligaban a los cautos a permanecer en sus casas, mientras que los que se atrevían a salir, los más jóvenes, se quedaban en la piscina municipal o se iban al río a pasar el día. Fuera como fuese, su calle estaba desierta, y no sabía si aquel silencio sobrecogedor le agradaba o le irritaba.
Deambulaba por la casa bajo la atenta mirada de Rosco, el perro que había adoptado días atrás, que reposaba tumbado en el suelo aprovechando el frescor de las losas de piedra. Iba de aquí para allá tropezando con algún mueble y ocultando las manos nerviosas, que se agitaban sin parar, en los bolsillos de los vaqueros.
Volvía de meter la cabeza bajo un chorro de agua helada cuando llamaron a la puerta. Con el pelo chorreando sobre el lavabo, aguardó comprobando si eran imaginaciones suyas o habían llamado realmente. A los pocos segundos, volvieron a golpear el grueso portón de madera.
Con una toalla sobre los hombros, se encaminó hacia la puerta y abrió. Al otro lado del umbral, bañado por la intensa luz del sol, estaba Eduardo, sonriente y con su camisa de cuadros favorita.
- Te estaba esperando –murmuró con voz queda al verle allí de pie. - Lo sé. –Respondió sonriente- Por eso he venido.
Se retiró para dejarle pasar y comprobó, antes de cerrar, que todo seguía desierto. Al girarse vio a Eduardo acariciando entre las orejas a Rosco, que se había levantado para acercarse a saludarle.
- Bueno, pues… Aquí me tienes –dijo él sin separarse del perro negro. - Sí… ¿Quieres un poco de café? - No, gracias. No lo necesito. - Yo sí tomaré, si no te importa. –sentenció encaminándose hacia la cocina.
Eduardo entró en el salón y paseó la mirada por la estancia. La limpieza había quedado relegada a un quinto plano, y parecía que Rebeca se había dedicado a tomar cantidades ingentes de café y bebidas energéticas. Encontró varios libros y revistas esparcidos por la mesa y el suelo, junto a los sofás. El ordenador permanecía encendido, con una película a medias, sobre la mesilla de café. Las ventanas, abiertas de par en par, permitían que la luz del sol entrase a raudales.
- ¿Cómo puedes estar cómoda aquí con tanta luz? –preguntó en voz alta para que pudiese oírle- ¿Por qué no cierras las cortinas al menos? ¡Con este calor…! - No quería dejar la habitación a oscuras y quedarme dormida. Te estaba esperando –respondió desde la cocina. -Ya veo… -murmuró contando hasta tres ceniceros llenos de colillas
Rebeca apareció en el salón portando una bandeja con una cafetera humeante, dos tazas, una jarra de leche y un azucarero.
- Dije que no tomaba café –sonrió Eduardo al ver la segunda taza. - Por si acaso. - Veo que te has aficionado mucho a la cafeína. - Ya te lo he dicho; te esperaba. - ¿Y el tabaco? - A veces me sentía muy nerviosa. - Normal…
Se fijó en el violento temblor que sacudía sus manos cuando servía el café en la taza. Después de echarse un poco de leche, Rebeca miró fijamente la mesa, como si algo no le cuadrase, y la golpeó soltando una palabrota.
- ¡He olvidado las cucharillas! –bufó - Bueno, no es algo por lo que hacer un drama.
Ella le miró fijamente a los ojos con el ceño fruncido.
- Voy por ellas. Ni se te ocurra marcharte. - Tranquila, te espero.
Pudo escuchar cómo protestaba en la cocina mientras abría varios cajones. A los pocos segundos apareció en el salón, tropezando con una silla cuando comprobaba que Eduardo seguía sentado a la mesa, esperando pacientemente con Rosco sentado a su lado. Tomó las dos primeras cucharillas sucias que encontró y volvió a desaparecer. Al rato volvió con ellas fregadas mientras las secaba torpemente en su camiseta.
- Veo que has adquirido unos nuevos hábitos, para nada saludables, desde que me fui –observó Eduardo - Es lo que pasa cuando abandonan a alguien de una forma tan repentina; que se termina abandonando a si misma… -respondió echándose azúcar sin mirarle. - No te abandoné, y lo sabes… Tuve que irme. - Ya, ¡¿Y por qué tú y no otro?! - ¡Porque me tocó a mí! –protestó- ¡El jefe consideró que yo era el más adecuado para el trabajo! -¡¿Y no pensaste que yo consideraba que eras el más adecuado para quedarte conmigo?! –gritó golpeando la mesa. - Sabes que siempre quise quedarme contigo… - ¡Pero te fuiste! - ¡Te repito que no tuve otra opción!
Rebeca fue a sacar un cigarrillo del paquete, pero se le cayó varias veces a la mesa antes de poder sostenerlo entre los labios y encenderlo. Inspiró una honda calada y expulsó el humo con un suspiro similar a un bufido.
-Está bien… -murmuró en voz baja- No tuviste opción… Vamos a hablar con calma y sin alterarnos; me duele muchísimo la cabeza. - ¿Cuánto tiempo llevas sin dormir? - No lo sé… diez días… doce, quizás… - ¿Y por qué no te acuestas? - Ya te lo he dicho: Te estaba esperando. - Necesitas ayuda. Alguien que te haga compañía. - Ya tengo a Rosco. - ¿Rosco, eh? –sonrió mirando al perro negro y volviendo a rascarle entre las orejas- No creo que sea la compañía que necesites ahora mismo. - A pesar de todo este desorden le tengo cuidado. –Replicó molesta- Apareció un día en la puerta medio muerto de hambre y lo acogí. No da ni pizca de guerra, y se porta muy bien conmigo. No voy a librarme de él. - No me refiero a eso –sonrió con paciencia- Quiero decir que todavía no es el momento de tener a Rosco como acompañante. - ¿El momento? ¿Lo dices por las vacunas y demás? Lo llevaré a la clínica en cuanto el veterinario vuelva de vacaciones la semana que viene.
Eduardo se puso en pie y le tomó de las manos. Con un pequeño tirón, le indicó que le acompañase, y ella se dejó guiar. Rosco les siguió.
Llegaron hasta el recibidor, donde un gran espejo con marco de plata colgaba, hasta el suelo, junto al perchero. Eduardo se puso ante él y condujo a rebeca para que se situase a su lado.
- Mírate –le dijo.
Se fijó por primera vez en su estado. Unas gruesas y marcadas ojeras se hundían en su rostro, pálido, sucio y demacrado. El pelo, lacio y grasiento, se revolvía en mil direcciones, dándole un aspecto de científico loco. No recordaba el momento en que se había puesto aquella ropa, pero era evidente que hacía bastante, por las machas de café y ceniza. Por primera vez sintió el hedor que ascendía hasta sus fosas nasales. Bajo su ropa sintió un cuerpo marchito y consumido que se agitaba entre espasmos y temblores, gastando cada pizca de energía en mantenerse en pie.
- No estoy en mi mejor momento – admitió - Ahora mírame a mí.
Se sobresaltó al fijarse en el reflejo de su compañero. Donde antes estaba Eduardo, ahora había un alto esqueleto cubierto por una larga toga negra hecha de oscuridad que se esparcía en volutas vaporosas. Instintivamente miró a Rosco, que se mostraba como otro esqueleto fantasmal cubierto de un lacio y brillante pelo negro que se mecía agitado por una brisa invisible.
- Querías verme, y aquí me tienes –dijo el esqueleto aún con la voz de Eduardo- Yo ya no existo como tú me conociste, y no podrás recuperar lo perdido. No te abandoné; me ordenaron subir a aquel tejado, caí y no me quedó más remedio que marchar; llegó mi hora, pero no adelantes la tuya por ello.
Las manos de Eduardo la giraron para situarla frente a él, que volvía a tener apariencia humana.
- Has cometido una gran imprudencia al permanecer despierta para llamar a la Muerte, y haberlo logrado no es algo de lo que sentirse orgulloso. Rosco, como tú le llamas, acudió al olor de tu alma abandonada esperando el momento de cazarla para mí. - Pero tú… - Yo soy todos aquellos que han pasado por mis manos a lo largo del tiempo. Puedo ser Eduardo, puedo ser tu madre, puedo ser Ramsés, -dijo cambiando de apariencia a medida que los mencionaba- pero aún no es el momento de que pueda ser tú. Ahora, me iré y tú dormirás profundamente. Cuando despiertes recordarás todo esto el resto del tiempo que te queda que, aunque no debería decírtelo, es mucho siempre que no cometas imprudencias. - ¿Por qué haces esto? Creía que la Muerte perseguía víctimas que añadir a su colección - ¿Colección? ¡Soy el basurero de la Vida! Voy recogiendo las almas que la Vida deja desperdigadas cuando los cuerpos fallan y se apagan. Animales, personas, plantas… ¡No me gusta recoger almas que se adelantan a su hora! Entonces ahora te desmayarás y te dormirás. Cuando despiertes reorganizarás tu vida, empezando por el salón, porque como tenga que desviar mi ruta de nuevo por ti antes de tiempo, no habrá charla. Entraré, te atraparé y te depositaré en mi peor bolsillo. - No entiendo lo del bolsi… - Ni falta que hace –interrumpió dándole un suave golpe en la frente.
Abrió los ojos notando todo su cuerpo agarrotado, pero descansado. Inmediatamente, su estómago rugió de hambre y sintió la imperiosa necesidad de darse una larga y reconfortante ducha.
No sabía cuánto tiempo había permanecido dormida, pero el recuerdo de la visita se le hacía lejano, como un sueño. ¿Y si lo era? De cualquier manera, se sentía mejor, más aliviada, como si le hubiesen quitado un gran peso de encima.
Permaneció bajo el agua un buen rato, sintiendo el frescor en medio del sofocante calor que azotaba al pueblo. Salió dispuesta a atacar la despensa, y desayunó evitando el café por primera vez en muchos días. Estaba recogiendo y aireando el salón cuando alguien llamó a la puerta. Al abrir encontró una pequeña caja con un cachorro negro que la observaba con ojos brillantes. Grapada al cartón, había una nota que decía:
“Alguien me debía un favor y me ha facilitado a este pequeño. Puedes estar tranquila, es un perro corriente que no intentará cazar tu alma.
Ahora tú estás en deuda conmigo.”
2 notes · View notes
itsarillo · 5 years
Text
Maria
—Maria —comenzó, pero se detuvo soltando un suspiro que me pareció cansado. Buscó sus palabras con cuidado—, ya pasó mucho tiempo desde la primera vez que viniste, dos años para ser exactos. Creo que es tiempo de que seamos directos y claros a la hora de hablar, ya es tiempo, ¿no te parece?
Yo asentí, pero sin entender bien del todo a lo que se refería. Había perdido el hilo de la conversación hace rato.
—Estuviste en un accidente, ¿te acordás de eso? —volví a mover mi cabeza en señal de asentimiento—. Bien, bien. Vamos progresando. ¿Te acordás de lo demás?
Dudé.
—No.
—Ibas en un auto. Con tu amiga. ¿Recordás su nombre?
Vacile por un momento. Su nombre se había enredado en mi lengua y no lo podía sacar.
—L-lu… Luci…
—Lucia, Sí. Vos ibas manejando y perdiste el control del auto. Se estrellaron contra un árbol, Lucia no tenía puesto el cinturón y salió disparada por el parabrisas. Murió en el acto. —se acomodó los anteojos que se le resbalaban por la nariz y junto sus manos sobre su regazo, adoptando esa pose seria y firme—. Maria, eso fue hace dos años, ¿está bien? Todo este tiempo que… que decís que estuviste hablando con ella no es real. Lucia murió, ella ya no está. Es producto de tu cabeza, son alucinaciones, propias de la enfermedad que te diagnosticamos hace un año, ¿recordás cuál era?
—Sí.
Pero en realidad no sabía de lo que estaba hablando. ¿Enfermedad? No podía ser, si yo estaba bien.
—También podes sentirte desorientada, confundida, con pérdidas de memoria. ¿Te has sentido así últimamente?
—No. —me apresuré a contestar. Me estaba comenzando a sentir inquieta, creo que él lo había notado.
—bien, entonces, solo para saber, ¿qué día es hoy?
—M-ma… ¿jueves?
—Sí, es jueves. ¿Fecha?
Me atacó una ola de pánico, no sabía que fecha era.
—¿Treinta?
—Treinta fue ayer. Habías dicho en la sesión pasada que escuchabas voces, ¿las seguís escuchando?
—No.
Pero él supo que le mentía. Hizo una leve mueca de desaprobación.
—¿La seguís viendo a Lucia?
—Lucia está muerta —repetí lo que había dicho antes. Asintió, lentamente. Parecía que no estaba convencido con lo que le decía. Tomó su libreta, y la abrió donde la había dejado señalizada con la lapicera.
Ese era un cuaderno nuevo. La tapa era azul oscuro, como el del cielo sobre una carretera de doble mano a partir de las once de la noche. No era más la negra donde tenía separado por solapas diferentes sectores destinados a distintos pacientes. Yo antes estaba un poco más adelante que el medio justo del cuaderno. Ahora, sospechaba que esa era una libreta solo destinada para mí y lo que decía.
Odiaba hablar. Especialmente cuando escribía ahí. Sabía que no era nada bueno que mis palabras terminaran escritas en esas hojas amarillentas. Y ahora por su culpa, cada vez que abría la boca me sentía nerviosa e insegura. Su mano se movió rápido, procurando anotar todo. ¿Qué era lo que había dicho mal?
—Maria —comenzó, con ese tono que me advertía que una bomba iba a explotar. Mis manos temblaron. Me miró a los ojos—, tu mamá cree que seguís mal, ella no ve un avance. Te quiere internar, me lo dijo cuando hable con ella la vez pasada. Yo creo que no hace falta. Sí vamos a cambiar la medicación por una dosis más alta, pero si cumplís y tomás todas las pastillas a tiempo y horario, no va a hacer falta.
—No me gustan las pastillas.
—Ya sé, pero eso te va a ayudar. Necesito que entiendas que… no te hace bien verla a Lucia. Ni a su familia tampoco, especialmente cuando hablas con ella o sobre ella. Están muy dolidos, todavía no pudieron superarlo y tener a la mejor amiga de su familiar fallecido hablando sobre ella no les ayuda en nada. Necesitas esas pastillas, te van a hacer ver un poco más claro. Lucia es una alucinación, ella ya no es real, ¿está bien?
—Está bien.
Cuando la hora se cumplió, salí lo más rápido posible de allí. Caminé a paso veloz por las calles, no quería que esos recuerdos y pensamientos me persiguieran, porque eran falsos. Ya tenía nuevos y solo en esos me tenía que concentrar.
Lucia estaba muerta. Lucia no era real.
Decidí hacerle caso a él, a mi familia, a mis pocos amigos; Lucia murió en un accidente (¿qué pasó exactamente, no lo recuerdo), y me lo decían siempre. ¿Siempre lo olvidaba? ¿Por qué me lo repetían tan seguido?
Temí estar loca, pero al instante me reí de mí misma. Es improbable. Quizá lo que veía de Lucia eran recuerdos. Sí, eso, recuerdos. Sueños. Pesadillas. O revivía en mis pensamientos nuestros momentos juntas. Y era probable que fuera eso lo que se distorsionaba en mi mente, porque yo no la veía. No era posible.
Ella no era real.
Caminé hacia la cafetería que iba casi todos los días con el miedo de llegar en la hora que más se llenaba. A las cuatro de la tarde solo habían unas personas, a las cuatro y cuarto todo cambiaba. Eran las tres y cuarenta y cinco. Iba bien.
Esa en particular era mi favorita. Me quedaba de pasada cada vez que iba a casa por ese camino, tenían buenos precios, sillones muy cómodos, mesas color madera muy amplias, música relajante de fondo y el café era riquísimo. Esa era la favorita de Lucia también. Íbamos todos los días a la tarde y tomábamos un café mientras hablábamos de nuestra serie favorita.
Pero ya no más.
Aunque la haya visto ayer, y me haya hablado. Y y le haya contestado.
Ya no más.
Porque, ella no era real, ¿recuerdas?
Ingresé al local y fui directo al mostrador. Me atendió la chica que ya me conocía, Sandra, ella siempre tomaba mis pedidos con una sonrisa amable, pero cansada. Le recité mi pedido de manera automática, esta vez cambiando un pequeño detalle. Ella, que ya estaba acostumbrada a marcar en la máquina la orden, me miró confundida.
—¿Hoy no vas a llevar los dos lattes?
—No, hoy no —respondí, y la alarma se encendió en mi cerebro. Los viejos pensamientos me estaban alcanzando.
Esperé unos minutos y me entregaron mi pedido. Llevé mi vasito hacia una mesa vacía en una esquina —siempre nos sentábamos ahí— y saqué mi libro de la mochila. Era una buena idea para distraerme.
Tuve unos buenos minutos de lectura, luego fueron interrumpidos por una voz que me congeló hasta la sangre.
Conocía esa voz, la conocía tan bien y de memoria como mi canción favorita. Si la repetía en mi mente, sonaba exactamente igual. No había forma de olvidarme ni un detalle de ella.
—¡Hola, Mari!
Tuve miedo de quitar mi vista del libro. Lo hice lentamente, como si detrás de éste hubiera algo que pudiera asustarme.
Ella estaba sentándose en la silla libre, justo del otro lado de la mesa, como si esa le perteneciera desde siempre, aunque así era. Dejó su cartera colgada de la silla y me miró, con una sonrisa radiante y alegre. Su mirada bajó a mi latte.
No podía respirar.
—¿Empezaste sin mí? ¡Eso está mal! —sonó ofendida. Su voz taladraba las paredes de mi cerebro—¿Desde cuándo empezando sin mí? Siempre me esperabas. Ni siquiera me compraste el mío, mala.
Quise hablar, defenderme o pedirle perdón. Realmente lo sentía, pero no pude. El nudo en mi garganta, mi lengua paralizada, el aire que se escapó de mis pulmones no me lo permitía.
—¿Estás bien, Mari?
Y de repente la vi borrosa. Se me habían llenado los ojos de lágrimas.
Ella estaba ahí, justo en frente mío, tan vívida y jovial como siempre. La veía, la escuchaba, la sentía. Era imposible que no fuera real. Lucia estaba más viva que yo. Su pelo rubio, largo y lacio seguía brillando por esos mismos focos que la alumbraban cada vez que íbamos a la cafetería, sus ojos avellanas mostraban ese resplandor cada vez que me miraban y sus labios finos no tardaron en curvarse en una sonrisita ladina. Su piel estaba un poco pálida, llevaba ese mismo atuendo con el que siempre la veía últimamente, parecía que el tiempo nunca le pasaba.
—Creo que ese café te hizo efecto —se rió.
Todavía no podía reaccionar. Miré a mi alrededor, esperando ver a alguien que mirara en nuestra dirección, quería saber si ellos también la podían ver, pero cada persona del lugar estaba perdido en su mundo.
—Estás actuando raro.
La volví a mirar. Las manos me temblaban.
—Estás muerta —dije, más para mí que para ella. Escuché mi voz salir ahogada. ¿No era yo la que se estaba muriendo en realidad?
Las cejas de Lucia se levantaron, perplejas. La mirada de ella parecía estar ofendida.
—Sí, muerta de ganas por un café, ¡y no me compraste el mío! ¿Qué clase de amiga sos? —su ceño se frunció, pero enseguida apareció una sonrisa juguetona—Mentira, es broma. Pero en serio, estás actuando raro, Mari.
—No sos real.
—Mari, ¿estás hablando en serio? —me miró preocupada, de a poco comenzaba a tomárselo en serio—Si me tenés acá, en frente tuyo. Mirá. —estiró su mano y tomó la mía. La sentí fría. Supuse que era porque afuera hacia mucho frío— ¿Ves? Me ves, estás hablando conmigo, me estás tocando. Soy real, Mari.
Negué. No era que no lo creía, no lo quería creer.
Lucia se rió, nerviosa.
—¿Quién te hizo creer eso?
—Moriste en un accidente. Cuando volvíamos de las vacaciones…
—¡Si fuera así no estaría acá! Nos estamos viendo prácticamente todos los días, las vacaciones fueron hace dos años. Me estás asustando un poco, ¿segura que estás bien? ¿Con quién estuviste hablando últimamente?
—Con el doctor.
—¿Qué doctor? ¿Estás enferma?
Volvió a negar con la cabeza. No estaba enferma. Nunca estuve enferma. Nunca choqué el auto. Lucia nunca murió. La estaba viendo justo en ese momento.
—¿Él te dijo eso de mí?
—Sí.
—¿Y le creíste? —parecía dolida.
No le respondí. Nunca le creí, pero siempre trataba de convencerme de lo que me decía. No sé por qué. Quizá él era malo.
—Me tenés que creer a mí, Mari. Siempre —me rogó—. Soy real, acá tenes la prueba. A él no le hagas caso. ¿Está bien?
Asentí, avergonzada. Lucia era probablemente lo más real que tenía en mi vida, ella era mi todo, ¿cómo pude dejar que me implantaran un pensamiento como ese? Desde ese momento juré que nadie me iba a hacer pensar lo contrario: Lucia estaba viva.
—Sí, esta bien. Perdón.
—No lo dudes nunca más, por favor. Sos mi mejor amiga, no dejes que nadie se entrometa en nuestra amistad.
—No va a volver a pasar —aseguré. Ella me sonrió.
—Bien. ¿Te molestaría ir a comprarme un café? Yo tengo que ir al baño.
—Está bien —respondí. Y la vi meter su mano en su cartera—. No, dejá. Invito yo.
Y antes de que pudiera responder, me levanté y fui hacia el mostrador. La escuché agradecerme de lejos.
—Sabía que ibas a comprar el otro latte —me dijo Sandra, mientras marcaba el pedido en la caja registradora. Seguía manteniendo esa pequeña sonrisa amable—. Siempre me llamó la atención, cada vez que voy a tu mesa a limpiar, el vaso sigue lleno.
—Es que… es para mi amiga, acaba de llegar.
Observé como los ojos de Sandra se fijaban en mi mesa. Yo también lo hice; Lucia seguía ahí sentada, esperando. Sandra me miró luego, confundida, su expresión y su mirada me decía que para ella algo no cuadraba, sin embargo esa sonrisa se volvió a dibujar en su rostro.
—Ya veo… —comenzó, hablando lento, con cautela— Bueno, espero que lo disfruten.
A los pocos minutos me entregaron el pedido y volví con Lucia. Le dejé el vaso en la mesa.
—Gracias, Mari. ¿Brindamos?
—¿Por nuestra amistad? —pregunté. Siempre brindábamos por lo mismo.
—Sí, por todos nuestros años de amistad.
Lucia y yo somos amigas desde que tenemos cinco años, y todavía la sigo viendo, aunque en situaciones y ámbitos diferentes. Hace cinco años dejé de ir a la cafetería, ese punto de encuentro para nosotras ya está muerto. Ahora reemplacé los vasos de café con vasos blancos de agua, y pastillas de colores; la comodidad de las sillas en camas durás, ásperas y frías; la gente a mi alrededor pasó a ser la mayor parte del tiempo paredes blancas, aunque sucias y maltratadas. La música de fondo ahora son gritos lejanos, palabras soleadas al aire, todo inconcluso, todo parte de piezas de diferentes rompecabezas. Y yo también lo soy, a pesar de que me metan en una misma sala con ellos, en los mismos dormitorios, me pongan la misma ropa, yo no pertenezco a ese lugar.
Todo cambió desde que estoy acá, me quieren engañar, hacerme creer que en verdad necesito quedarme; me dicen que soy como los demás. Pero yo sé bien que no es así, porque a pesar de que perdí muchas cosas, todavía tengo a Lucia, que todos los días a las cuatro de la tarde, me viene a visitar a mi habitación a decirme todo lo contrario.
No, yo no estoy enferma.
No estoy loca.
Lucia sigue siendo real. Y siempre lo va a ser.
0 notes
feel-my-kiss · 6 years
Text
Ahora bebo mucho, fumo mucho y tomo mucho café. Es decir, mi vida son excesos... de los malos. Pero supongo que es porque desde que tú te fuiste hay en mí tal vacío que, imposible de rellenar, duele.
También leo más, y he vuelto a escribir. Supongo que eso es bueno.
Podría decirte que te echo de menos y que me faltas. Pero siempre me he considerado naranja entera, de esas que no necesitan otra mitad, porque su caos, de tan grande, es perfecto (o casi).
No creo en las mitades que te completan, sólo en las personas que te complementan. Y ese papel tú lo bordabas.
No me faltan atenciones de chicos, de eso me puedo quejar. 
Te podría contar que tengo 22 conversaciones sin leer en Whatssap; que cada finde tengo ofertas de cafés, cervezas o lo que surja; que los borrachos me declaran su amor en las discotecas; e incluso alguno (pobre ingenuo) se atreve a hacerlo sobrio. 
Que desde que no estás me han regalado rosas, un oso de peluche, bombones y dos botellas de vino. Mi mejor amigo se ríe, dice que no me conocen. Que si supieran algo de mí sabrían que esos detalles conmigo simplemente suponen malgastar dinero. Que consiguen el efecto contrario al que buscan.
Yo le he intentado explicar el día que tú me trajiste una rosa. La habías comprado en una gasolinera de camino a recogerme y ese día creo (aunque suene imposible) que te quise un poco más. Pero él no me cree... qué bien lo hicimos esos dos años y medio amor, en el que fuimos tú y yo para nosotros y cada uno por su cuenta para el resto. Sin mezclar las cosas.
También me han hecho cumplidos... tantos que me es imposible recordar.
Sin embargo, pese a que son tantos, nadie me ha repetido que le gusta mi forma de expresarme cuando hablo, de gesticular.
Tengo que confesarte que nunca entendí ese, pero sonaba tan bien de ti...
Creo que estoy viviendo lo mas cercano a echar de menos a alguien que voy a sentir nunca... y eso que no tengo claro si volverás, pero tengo que decirte que tampoco sé si quiero que lo hagas.
Tú y yo hemos revolucionado la definición de intensidad que da la RAE.
Tú y yo éramos de excesos: hemos ardido como nadie, hemos reído hasta que nos dolía la tripa y la mandíbula, y nos hemos dolido hasta retorcernos sobre nuestro estómago. En ese orden.
Pese a que no tengo claro si quiero que vuelvas... sigo esperando tu mensaje, porque no me he acostumbrado aún a ser sin ti.
Tengo que confesarte que ahora me quiero más, que he cambiado, que soy incluso más inolvidable. Que la gente se calla para escucharme cuando hablo, y se ríe de mis gracias.
Puede que incluso yo también sonría más. Pero no estoy segura de si ahora tengo una razón para ello, porque me da la sensación de que sin ti ningún día en mi vida tiene una. 
Como ves mi caos sigue el mismo: sigo llevando las uñas descascarilladas pese a que me parezca que queda anti estético, sigo llorando por gilipolleces sin poder hacerlo por cosas serias, mi madre sigue preguntándome que por qué me acuesto tan tarde si por la mañana me levanto con una cara de mierda por haber dormido poco y mi móvil sigue lleno de notas que primero empiezo y enseguida me aburren. No me he entendido nunca. Tú me venías tan bien... Me complementabas tan bien...
No quiero decirte adiós, me da miedo que te olvides de mi ... por eso la realidad se acerca tanto a que sigo escribiendo porque no sé cómo acabar este texto sobre ti, porque no tengo ni idea de cómo va a acabar nuestra historia, ni de si va a acabar o de si quiero que acabe.
Así que por ahora lo cerraré con puntos suspensivos. Porque, de desastre, al dejarte me salté el desenlace, lo que hizo que nuestro final fuese difícil de entender y poco creíble.
En cambio, el principio y el nudo unen fuerzas para superar mis miedos: Te quiero, así, en presente...
0 notes
netdecocinas60-blog · 6 years
Text
Los Españoles Tomamos El Doble De Sal De Lo Recomendable
Bastantes personas consideran que crear una compañía de hostelería es una labor simple, descuido que les lleva a cerrar normalmente al 80% de empresas de hostelería anteriormente de 1 año. En el año 1995 salió para la Eventual Boy un juego de plataformas del pocero más célebre de Nintendo. Se negociación de Mario Clash (no es de los más conocidos, mas tuvo su importancia). Esta prueba emula una figura cerca de perfecta de dicho título. Realmente se puede considerar un remake en 3D del Mario Bros original. El ámbito nos evoca claramente al clásico de los ochenta: se prostitución de un escenario con plataformas y cañerías a los lados, pero actualmente con volumen y una iluminación rojiza que afecta a todo la atmósfera (y que le da un efecto atenuante muy chulo). En todo caso no nos hagas mucho caso ya que tal como indicamos al principio no hemos tenido experiencias de esta clase. El acabado en negro le confiere gran distinción a una cocina de estilo industrial. Y si le proporcionamos una buena iluminación como la del ejemplo superior tendremos una cocina compleja y formal. Aparte de una atrayente matiz de productos y ofertas que puedes informarse de forma fácil y también intuitiva, esta tienda muestra claramente las condiciones de encargo, incluidas las condiciones para encargo gratis, las condiciones de reincorporación y explica claramente el proceso de importación. En la hostelería, el café constantemente ha sido entre los productos que deja mayor margen de ganancia, mas ante la necesidad imperiosa de reducir costos, muchos bares han cometido el descuido de disminuir la calidad del café en grano y esto los clientes del servicio lo aprecian. Si la actriz de la copla anterior tenía como máxima aspiración quedarse soltera para su vida (ya que el hecho de formar una clan lo único que traía eran cargas, problemas, desazones, ataduras y quebraderos de cabeza, tal como afirmaba la canción), la actor de el verso de ahora va a situarse en el polo antitético del disyuntiva, y va a hacer todo lo posible por enganchar un marido y así eludir la temida soltería. Resulta asaz curioso que exactamente el mismo autor de Compuesta y carente amigo" (el coplista Rafael de León), y la vocalista (Juanita Dama), por poco 20 años después (año 1963), difundieran una canción con el mensaje contrario, donde el yo épico festeja y se muestra apasionado frente al hecho de haber encontrado un marido. Ahora vamos a considerar literariamente el verso Soltera no me quedo". Quizás de ahí que los terceto se han dado poca relevancia en la sociedad valenciana. A pesar de agenciar sacar a las mesas 12.000 fartons durante un descanso de elecciones en los años 80. haber tenido a través de sus clientes a Salvador Dalí, Rafael Alberti, el maestro Joaquín Rodrigo, Miguel Bosé el Gran Wyoming entre muchos otros. Entorpecer un tren a gran velocidad será la clave de la prueba que os voy a presentar. Yo no podía me voy a olvidar de indicar otro a sitio web donde pueda leer más acerca de, quién sabe en este momento conozca él sin embargo cada la manera sigue el enlace, me encanta satisfactorio tema de ellos y tiene todo haber con lo que estoy escribiendo por esta publicación, ver más en camaras frigorificas https://www.allforfood.es (https://www.allforfood.es/). El juego se desarrolla en las vías de un tren, con una estación (donde hay varios niños aguardando al pie de un cronómetro), un terreno abrupto al lado, y unas nubes al fondo con un cielo obscuro (una de las nubes tiene forma de pez). El tren aparecerá a toda velocidad por la banda derecho de la pantalla. A medida que nos vamos acercando a la estación tendremos que ir frenando con A. La meta es que el tren quede parado justo en la zona de la estación a fin de que la gente que hay esperando en el acera pueda alzar al vehículo. En el término medio está la virtud: no se os ocurra impedir rapidísimo, ya que nos quedaríamos cortos y el tren pararía anteriormente de la estación; pero no os paséis en la frenada, puesto que nos comeríamos de estación y la gente menos aún podría subir. tengo una caldera que ya tiene 15 años pero bastante corto empleo, dado como está la corraliza en el tema de las reparaciones de calderas tengo clarísimo que en cuanto me de un fallo que requiera la presencia de un técnico me deshago de ella sin pero puesto que seguro que tiene en mal estado doce piezas. Eso evidentemente, procuraré venderla que seguro que para despiece le saldrán muchas novias. Si me coge en pleno invierno ya que me deberé aguantar, lo que no haré es circular con arreglos que al colofón no garantizan que la caldera funcione, lo exigible sería que si te cambian una pieza y después la caldera sigue fallando por consiguiente que te la quiten y se la lleven (al fin y al cabo está primicia), a ver quien les dice a ellos que a mi me resulta interesante reparar la caldera a cualquiera costo. Es un despotismo que para solucionar una avería haya que pagarles tal y como si tuvieses seis descosido hasta que terminan acertando con la que es. Quien me afirma a mi que no lo hacen a drede.
0 notes
jmlaserna · 7 years
Text
Casino (II)
Advertencia: Esta es una historia retorcida con solo miseria en ella. No trate de interpretarla a su realidad o caerá en el grave error del ciego que corre aún más rápido para llegar a un punto determinado.
Mientras trabajaba de cajero en un grifo al cumplir los 40, una joven jefa de seguridad de un casino, solia venir a acompañarme en las madrugadas. Al parecer tenía turnos muy extraños, pocos días pero de casi 11 horas seguidas. Por esa zona decadente y conforme con mi misera paga, no había otro lugar para tomar cafés. Nunca le pregunté sobre su vida, pero lo primero que me contó es que se llamaba Cassie, a lo cual se me salió un "Cali?" y desde entonces le decía así. Creo que se sentía segura conmigo durante esos minutos que me regalaba. Como es obvio, mi vida era patética y sin sentido alguno, como ahora, pero de una manera más inocente. Tenía la regla de no familiarizar con extraños, pero ella hablaba por los dos. Llegó un punto que me contó de su trabajo y las personas en él. Poco a poco las historias se tornaban alrededor de su jefe, el dueño del casino. Era un reciente ex convicto que por algún tema político había salido más rápido,  aún guardaba lazos estrechos con gente en el poder. No necesariamente del gobierno actual, sino de la gente que siempre tiene el poder en la oscuridad. Ellos iban al casino a verlo, pero no a jugar. Solo saludaban y entraban a “La sala azul". Tal sala era una especie de anfiteatro pequeño, con pequeños cuartos sellados y servicios, al menos eso se afirmaba como una leyenda, ya que no estaban autorizados a entrar. El casino usaba la estructura de una antigua casa, y aún quedaban pasajes vetustos sin modificar. Incluso desde la tienda del grifo, podía ver altas torres alzarse en la negra noche, pero según me contó, era aún más tenebroso por dentro. Cali, demasiada blanca y con sus ojos hermosos, pero inexpresivos, me narró la historia a los dos meses de conocernos. Esa mirada le daba un toque de seriedad funebre a la historia. Jurar por lo más sagrado, aún sin nombrar que es para mi, ya supone un pacto inquebrantable para ella. Sus ojos, no podía dejar de ver sus ojos. Como si ella misma estuviera escapando de una maldición y pasandome un poco de su dolor. Esas pupilas tenían vidas propias, todas saltonas, especialmente en los detalles más macabros. Fue la única vez que no hablamos en la tienda. Me dijo que iba a empezar y que no la interrumpa hasta terminar, mientras nos terminabamos de sentar donde inflan las llantas al lado del grifo, seguros que nadie iba a escuchar.
-Pues Juan, todos entran por la entrada normalita del casino, todos, hasta sus invitados del dueño porque si entraran por la puertita de salida de La sala azul, no pasarían por los detectores de metal. El dueño es un paranoico con la seguridad. Aparte, yo supongo, que cuando tienes tanto billete, el poder pavonearte al frente de otros mortales y llegar por la puerta grande te debe ser parte del placer. Estos, sus invitados, entraban por donde te digo, pero no sé veían a que hora salían, ya que tenían su propia salida hacía una puerta directo al estacionamiento. Yo soy la dueña de seguridad. Bueno, yo soy la cabeza responsable en un casino que siempre tienen ojos atrás tuyo. Ha tenido que pasar años para ganarme su confianza y entre comillas. Pues, veras, hay uff muchas personas en seguridad, pero cada uno ve una serie de camaras en lugares especificos. Yo estoy en el cuarto de control donde puedo ver todo y los problemas que no se resuelven facilmente, esos nomás, me los reportan a mi. El único lugar en el casino que no puedo ver con mis camaras es la Sala Azul. Y yo sé que tienen su propio sistema independiente. Lo sé por el cableado. Ya te va parecieron raro, ¿no?
Sergio se llamaba el desgraciado, ese es el adjetivo/sustantivo que repetia varias veces. Aunque para mi, los diegos representaban recuerdos de buenas personas, así que en mi mente solo lo recordaba como una anomalía. Luego de que Cali me contará la historia entera, no podía sacarmela de la cabeza y, aunque no sabía donde investigar, ya que no es el típico rumor que escuchas al costado de una escalera, sí se me ocurrío ir al vendedor de periodicos de mi cuadra, un viejo con mucho tiempo libre. Si algo es cierto, el debéria haber leído algo al respecto. En efecto, pude comparar personajes y un par de escandalos, aunque nada salió a la luz de forma directa. “Nada es blanco o negro”, como suelen decir. Allí fue cuando llegué a la conclusión de que cuando se tiene tal poder y acceso indiscriminado a las satisfacciones que nosotros, mortales, solo vemos en pequeñas cantidades, cruzas una linea de no retorno, te pierdes en una busqueda de algo que te haga sentir vivo, aún cuando sea desconocerte sin retorno. Y, no, no pagas consecuencias. Consecuencias son para los demás. Gerald concordó conmigo sin entender de qué hablaba exactamente y le compré un periodico del día.
Esa noche esperé a Cali en nuestro lugar de siempre. Estaba entusiasmado por contarles las nuevas -las malas nuevas o nuevas malas- No hace falta decir que nunca llegó. El trabajo que tenía fue cubierto por un regordete llamado Tuco. No volvió por esos lares, pero siempre me sentaba en esa misma silla mirando hacía la casa que vestía de casino, esperando ver a una blancona con mirada inexpresiva que coincidiera con la mía. Estaba seguro de que si seguia haciendo esto, un día la iba a encontrar. Estaba tan seguro que este final tendría un final.
0 notes