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#el recuerdo materializado de ella
cielo-nocturno · 2 years
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Entonces concluir que te gustaban mis letras, mis palabras y actitudes porque reencontrarse en mi, su prosa y rima y los tiempos que contaba al momento de describir tus ojos
fue entender, que el palpitar de tus acciones siempre fue ella aún a través de un recuerdo, aún si fuera yo ese medio por el cual la tuvieras;
y es que darse cuenta de que al verme, al leerme, al hablar y al rimar, buscabas entre mis letras las que conformaran su nombre
fue simplemente notar que uno más uno era dos, que de alguna forma al verme tus ojos —o corazón— deformaba mi alma al punto de convertirme en una mediocre versión de ella,
que por alguna razón —que iniciaba en mis cosillas y desemboca en poesía— yo me esforzaba en ser, el recuerdo materializado de alguien más.
Siendo que cuando el éxito de mi propósito se alcanzó
—me sentí morir—
porque me había perdido, a mi, a mi esencia, a mi, a mis letras, a mi, a mi risa, a mi y a mi poesía;
y perderme a costa de expandir su recuerdo en tu mediocre memoria, fue concluir de forma inmediata que desgasté en mis poemas muchas de mis palabras.
El recuerdo materializado de ella.
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Brisa Ártica
05: Fricción
[ Index | AO3 ]
x+x+x+x+x+x
–Me entregaste a la muerte, y ahora te retractas. ¿Podrías hacerlo otra vez si soy yo quien se ofrece…?- fue lo último que se escuchó en la brisa. Porque después, sólo hubo silencio.
Nada se movió en ese momento, ni los árboles, ni las aves, ni el tiempo. Todo estaba congelado, como Asgard mismo. Fenrir estaba de espaldas sobre la nieve, rastros escarlata bajando por su brazo. Aunque esperaba un resultado similar después de las acciones que tenía en mente, no era así como pensó que sucederían.
Estaba de espaldas porque Ging lo embistió, y estaba sangrando porque éste atrapó el brazo del joven en sus fauces. Sus ojos azules brillaban con furia, su cálido aliento materializado en el frío aire nocturno.
-¿G-Ging?-
El lobo no minimizó la presión de sus mandíbulas y tampoco reaccionó a la voz de su cachorro. Si hubiera podido, Ging hubiera empezado a llorar. De cólera, enojo, frustración. Llorar, porque Fenrir quería romper su corazón. Soltó su mano y comenzó a gruñirle con fuerza al oído. No dejó que el joven alcanzara a taparse con sus manos, y tampoco permitió que se pusiera de pie. Era un reclamo fiero y melancólico. Un regaño a un jovenzuelo impertinente.
-Sólo quería… ver a mamá una vez más. Escuchar la voz de papá, atrapada entre un abrazo. Ya me había ganado ese momento, había llegado al final de camino… pero regresé al punto de partida. No es justo…-
Ging dejó de gruñir, y pegó su frente al pecho del otro. Fenrir lo miró unos segundos e inmediatamente comprendió todo.
–Lo siento, Ging. Fui egoísta contigo, que eres mamá, papá y todo lo que yo he necesitado-
Algunas lágrimas bajaron por sus mejillas. Abrazó al lobo, murmurando.
-Sí quiero probar cosas nuevas, pero tengo miedo de que duelan. Ártica quiere regresarme el favor y no sé qué significa eso-
Ambos se pusieron de pie y emprendieron el camino de regreso al Palacio Valhalla. No sabía qué iba a hacer, pero probablemente era mejor hacerlo en un lugar cálido.
+x+x+x+x+x+x+x+
En el ala este del Palacio, dos hombres discutían en voz baja. –Eres un ridículo-
-¿Qué tiene de ridículo pensar que ella podría preferir a Fenrir?-
-Todo- dijo Syd desde la silla. –Mírate. Eres alto, fornido, ágil, musculoso y, sobre todo, bien parecido-
-Tu narcisismo no tiene límite- respondió su gemelo entre carcajadas. –Si tan sólo yo tuviera la misma autoconfianza…-
Syd se puso de pie, de espaldas a la ventana. –Creciste con ella. Son años y años de lazos inquebrantables. Cien historias que contar, mil recuerdos que jamás desaparecerán, dos protagonistas de la misma vida. Fenrir es apenas una pequeña intervención-
Bud se acostó en la cama con los brazos detrás de su cabeza. –Ya te lo dije, para ella fue como si Odín mismo hubiera extendido su brazo para sacarla del agua. Lo idealiza-
-¿Y qué? Después de un tiempo se le pasará. Especialmente con esa personalidad tan agradable que tiene Fenrir-
-Tal vez tengas razón. Lo que en verdad me inquieta es que él decida que quiere algo más que su amistad. Aunque lo haya negado, es claro que no sabe que de uno al otro solo hay un brinco-
-¿Experiencia personal?- dijo Syd con una sonrisa. –Deja ir esa preocupación. Su inexperiencia también va a tu favor. La falta de iniciativa matará sus probabilidades-
Bud también se puso de pie. –Gracias por escucharme. Voy a tratar de no pensar en Fenrir, si no en Ártica-
-Excelente enfoque, veo que lo heredaste de mí-
+x+x+x+x+x+x+x+
Fenrir se estiró lo más que pudo al entrar a su habitación. Entró al baño y se lavó bien la mordida de Ging. Su Sombra probablemente haría preguntas si la veía, así que se vendó bien y usó su muñequera turquesa para taparla.
Notó un curioso paquete cuadrangular sobre la cama con una carta justo encima. Al no poder leer el sobre, el joven lo tiró a un lado y abrió el paquete de un solo movimiento. Sin embargo, sintió desilusión instantánea al ver que contenía un libro. Aunque no podía disfrutarlo en su totalidad, le dio un vistazo rápido y miró con curiosidad las elaboradas ilustraciones que contenía. Se acostó en la cama para analizarlas mejor.
+x+x+x+x+x+x+x+
La Sombra de Alioth Epsilon pasó a la cocina por un bocadillo, pero se detuvo al escuchar un murmullo en la estancia. Siegfried y Hagen tenían varias humeantes tazas frente a ellos, y al verla le hicieron un gesto para que se acercara.
Hagen elevó la comisura de sus labios. –Hoy nos llegaron varias cosas por correo. Este chocolate en polvo ya la conocemos, pero el distribuidor nos envió otras cosas que se le pueden agregar-
Ártica elevó sus cejas con expectativa. –¿Como qué?-
-Estos son malvaviscos- explicó al ponerle algunos en la mano. –Son dulces-
-Uhh- exclamó la otra antes de meterse uno a la boca. –Y suaves-
-Y esta- continuó Hagen mientras agitaba una lata –Es crema batida. Pones un poco encima del chocolate y te lo bebes. También es dulce-
-¡Qué delicia! ¿Le llevarán una taza a las princesas?-
Siegfried asintió con una sonrisa. –No te preocupes, hay suficiente chocolate como para que le lleves a Fenrir también-
Ártica parpadeó, un ligero rubor en sus mejillas. -¡Muchas gracias! Creo que le encantará el chocolate caliente-
Sacó dos tazas, y se escuchó un fuerte sonido cuando las puso sobre la mesa con fuerza excesiva. Ártica se tensó al instante. -L-lo siento… todavía no calculo bien… las distancias-
Hagen disimuló un gesto en el cual se señalaba un ojo, a lo que Siegfried asintió apenas perceptiblemente, comprensivo. Dubhe Alpha vertió la humeante bebida en las tazas y agregó algunos malvaviscos. –Aquí tienes. Llévate esa lata si quieres, tenemos otras-
Antes de que saliera por la puerta, Hagen recordó algo. –¡Ah! Te llegó algo a ti también. Se lo di a un chico para que lo llevara a tu habitación, pero no se veía muy seguro de cuál era…-
+x+x+x+x+x+x+x+
Bud se había ido a la sala de estar que daba al jardín. El fuego rugía desde la chimenea y los copos de nieve se acumulaban perezosamente en el marco de la ventana. Junto a Alberich y Thor, estaba discutiendo temas de interés local.
–La cantidad de ciervos y otros herbívoros ha aumentado drásticamente- decía Thor.
-Es lógico- le contestó Megrez Delta. –Todos los animaluchos de Fenrir se están pudriendo en el fondo de la gruta de la cascada. No hay suficientes depredadores para controlar su población-
-¿Creen que se vuelva un problema?-
-Sólo si se llegan a comer lo que está destinado para el ganado, supongo- agregó Bud con tono ausente.
-Si se vuelven un problema, sólo hay que tomar medidas correctivas-
Thor frunció el ceño. -¿Matarlos? Es demasiada carne y demasiado cuero que no se podría consumir a tiempo-
-Matarlos, sí, de manera planificada- dijo Alberich. –Una buena estrategia de caza mantendría la población estable sin necesidad de que intervengan más depredadores-
-Igual los osos comen ciervos, ¿no? Tenemos muchos de esos- dijo Bud, todavía sin volcarse completamente en la conversación.
-Sí, también. Lobos o no, el resultado debería ser relativamente el mismo-
El gemelo de pronto dio un respingo, sus cejas elevadas en un gesto de sorpresa. Sin más, salió del lugar. Alberich y Thor se miraron entre ellos, girando los ojos en sus órbitas.
+x+x+x+x+x+x+x+
Fenrir dejó escapar un suspiro de frustración. Aunque el libro tenía imágenes para ilustrar lo que narraba, no iban seguidas. Perdía el hilo de la trama con facilidad. Los niños de la historia terminaban en otro mundo por medio de unos anillos. Hasta ahí todo estaba claro, el problema era luego cuando aparecía una mujer muy alta, un tigre de cuello muy peludo (1) y otros animales que no reconocía. Ging se había acomodado a un costado de la cama y ni siquiera reaccionó cuando la puerta del espejo se abrió de pronto.
Ártica pasó adelante con las dos tazas, la lata y una expresión algo orgullosa. –Te traje chocolate caliente con unas cuantas novedades del sur-
El Dios Guerrero enarcó una ceja. –¿No ves que estoy ocupado?-
-¿Leyendo un libro?-
-No lo leo, lo veo. No sé leer- dijo no en un tono neutro, como si le explicara cosas obvias a un niño.
-¿Y de qué trata el libro?- preguntó ella, dándole una taza con un poco de crema batida encima. –Se ve un poco viejo-
-No estoy muy seguro. Estaba sobre mi cama cuando regresé-
Una luz se encendió en la cabeza de Ártica. -¡Ah! Creo que más bien era para mí. Hagen me dijo que quien lo vino a dejar no parecía seguro de cuál era mi habitación… ¿No había nada más?-
Fenrir señaló el costado contrario de la cama. –Sí, lo tiré por ahí-
Su Sombra negó con la cabeza, conteniendo la risa. Aplanó el sobre lo mejor que pudo, sacó la carta en su interior y leyó:
“Querida Ártica,
Han pasado unos meses desde la última correspondencia. La señorita Hilda nos informó que Fenrir ya recobró la conciencia, y nos alegramos de que ya no cargues ese peso. Ojalá tanto él como tu herida se recuperen pronto. Nosotros estamos muy bien; Skírnir crece grande y fuerte con cada día que pasa. Esperamos pronto puedas venir a conocerlo. Te enviamos este viejo libro que tanto te gustaba de niña, para que no nos olvides. Dale un fuerte abrazo a Bud de nuestra parte.
Te quieren,
Mamá, Papá, Polar y Boreal”
Ártica guardó la carta en su bolsillo, sintiendo un calor familiar en el pecho. Tomó asiento al lado de la cama y bebió un sorbo de chocolate caliente. Fenrir ya había acabado el suyo, y miraba el de ella con interés.
-¿Quién envía el libro?- preguntó sin quitarle los ojos de encima a la taza.
La joven lo notó, giró los ojos en sus órbitas y se la cedió. –Mi familia, en el país vecino. Te desean una pronta recuperación-
-¿Recuperación?- repitió el otro por lo bajo. Le tomó unos segundos captar que se referían a haber regresado a la vida.
–No vas a responder mi pregunta, ¿verdad?-
-¿Qué me darías a cambio?- replicó él después de acabarse el segundo chocolate de un solo sorbo. Se rascaba la barbilla con fingido desinterés.
Ártica se tomó unos momentos para meditar sus opciones. –Te leeré la historia del libro. ¿Te parece?-
Fenrir se acomodó en la cama. –Lo consideraré mientras lees-
Su Sombra abrió el libro. –“Esta es una historia sobre algo que sucedió hace mucho tiempo, cuando tu abuelo era niño. Es una historia muy importante, porque relata cómo empezaron todas las idas y venidas entre este mundo y la tierra de...”-
-Espera, espera. No se oye bien. Siéntate más cerca- reclamó el joven con el entrecejo fruncido, pero los ojos cerrados.
Ártica acercó más la silla. –“Esta es una historia sobre algo que sucedió hace mucho tiempo...”-
-¿De verdad vas a leer en una voz tan baja?- reclamó con fastidio.
La joven dejó la silla y se sentó en la cama junto a él. A pesar de lo mucho que apreciaba su espacio personal, Fenrir no dijo nada con tal de que continuara.
-“Esta es una historia sobre algo que sucedió hace mucho tiempo, cuando tu abuelo era niño. Es una historia muy importante, porque relata cómo empezaron todas las idas y venidas entre este mundo y la tierra de Narnia. En aquellos tiempos Sherlock Holmes vivía aún en la calle Baker... (2)”
+x+x+x+x+x+x+x+
Ya estaba bien entrada la noche, pero Bud apenas había terminado sus preparativos. Sonrió triunfante ante el espejo, listo para el siguiente paso. Se sentía invencible, como si blandiera la espada Balmung ante el destino, desafiante. Se colocó un abrigo y salió de su habitación. A pesar de tener que ir de un lado del Palacio Valhalla al otro, no se topó con nadie en el camino. Rememoró todas esas aventuras con Ártica en su infancia, y luego otras más una vez que se incorporó a su hogar. Ahora estaba listo para tener más aventuras con ella, en otro contexto.
Tocó suavemente la puerta y ésta cedió, pues no estaba del todo cerrada. Se llevó una leve decepción al ver que no había nadie ahí, pero antes de irse no pudo evitar notar que la puerta del espejo tampoco estaba bien cerrada. Curioso al ver una luz encendida, pero no escuchar nada, se acercó a la puerta y la abrió con cuidado.
De repente, el destino le arrebató la espada Balmung y se la encajó profundamente en el corazón. La puerta le había revelado una escena tierna, pero no bienvenida. Impactante en todos los sentidos. Ártica estaba recostada contra el respaldar de la cama, dormida. Sobre la pierna derecha tenía un libro abierto, y una mano descansaba descuidadamente entre una cabellera de plata. Fenrir se había acurrucado cerca de ella, sin tocarla, tal vez soñando que esa mano era la de su madre.
No había nada de malo en la escena, efectivamente era tierna. Pero Bud no estaba preparado para ella. No esa noche, en ese momento, después de todo lo que hacía minutos había estado recordando. Se fue a su habitación de inmediato y se desplomó sobre la cama, pensando cómo era que una espada legendaria e intangible había logrado despedazar su corazón.
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(1) Fenrir nunca ha visto un león.
(2) El sobrino del mago, de C.S. Lewis.
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eliellieely · 3 months
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Es totalmente absurdo. Levinas pensaba que había vivido bastante para un niño de 5 años. Ha vivido bastante para un adolescente de 15 años. Incluso para un joven de 20 ha vivido poco más que esa persona. Para alguien de 40 aún le falta muchísimo por vivir, para alguien de 30 aún es alguien falto de experiencia en la vida. Inclusive para una persona de 25, le parecería que aún le faltan años para encontrarse en el auge de la vida. Y, sin embargo, para todo el mundo el tiempo es relativo. Hay gente que vive intensamente y muere joven, personas que solo viven día a día por casi más de un siglo. Personas que viven una plena y larga vida, y otros solo una simple y corta vida. Levinas se preguntaba si en algún momento todos se preguntaban cuan larga debe ser una vida para ser una suficiente vida vivida. Después de todo, cualquier evento termina deshaciéndose lento o rápidamente en un recuerdo que se acaba en nada, que parece que nunca ocurrió y que nada significa. Con la lata de cerveza en la mano tiro a su costado en las rocas los pocos tragos que quedaban y observó como el chorro de cerveza lentamente se hacía más angosto.
Cuando no se encuentre por ninguna parte, todas sus obsesiones nunca habrían existido. Todos sus errores y todos sus esfuerzos no se habrían materializado. Es lo que quería creer. Al final a nadie le concernían los resultados de lo que conseguiría ni a nadie afectaban todos sus remordimientos ni las consecuencias de sus decisiones. Él es el único que mantenía vivo todo lo que lo hacía sentir placer, tedio, o sufrimiento. Después de toda una vida de experiencias e inexperiencias. Se había dado cuenta que estaba agradecido por todo lo que tuvo a su alrededor y todo lo que le soportó , y aquello que afortunada o desafortunadamente no le tocó experimentar. Inclusive todo aquello que le tocó vivir a través de la experiencia de otras personas o incluso por todo lo que vivió en su mente, explorando muchas fantasías creadas por el o por alguien más. Por fin hace un par de semanas se dio cuenta que quería parar de ese bucle de conciencia y de vida, pues todo lo que resta de su vida es más de lo que ya le ha sucedido, más emociones, más recuerdos, más experiencias que surgen de la cotidianidad y que no importaran si suceden de manera grandiosa o pecaminosa. Todas tienen la misma importancia y una vez vividas llegaran a parar a la insignificancia. Solo una experiencia infinita le faltaba. La más común entre todos las personas y que no se repetía ni se tenía como recuerdo. Estar muerto. Pensarlo aún le causaba una sensación de amenaza que alertaba sus sentidos. Como si alguien o algo que lo asechaba por detrás quisiera dañarlo. Era una sensación que tenía que superar. Y qué mejor momento que el de ahora para hacerlo.
A pesar de que en esa época del año era verano, el ambiente de noche en xxxxx siempre era fresco y circulaba el viento y era común que hacía sentir frío a aquellos más sensibles. Levinas se quitaba la mochila con torpeza mientras temblaba y el sudor frío recorría su espalda. Confundía sus sensaciones con el hecho de que le parecía que después del atardecer, la noche se había vuelto algo fría. Se quitó la chamarra, y teniendo una camisa de manga corta, dejó al descubierto algunas cicatrices de las que aún sentía ardor. Las lejanas luces de guirnalda que decoraban las orillas del bar no dejaban ver con claridad los cortes que se había realizado hace unos días a manera de castigo. Pasó un dedo sobre cada una de ellas y le ardían con levedad. Recordaba que aquel día había pasado la navaja por primera vez con inexpresividad, sin lagrimas en los ojos. Y que esta vez haría lo mismo por última vez con sus dedos. Como si estuviera dando el último abrazo a su cuerpo presionó con fuerza las cicatrices de sus antebrazos, y la brisa salada que llevaba el viento en la playa intensificaba el ardor que sentía. Caminaba lentamente hacia el horizonte, con sus botas que se mojaban en cada paso que daba. Sentía las típicas aguas heladas que caracterizaban la bahía del lugar. Estar en el océano con ropas lo hacía sentir más pesado e incapaz de moverse, pero de alguna manera se sentía más desnudo ante la inmensidad del mar, que lo arrastraba hacia lo desconocido con más rapidez sin darse cuenta. El frío que sentía en todas partes no le permitía moverse, y pronto empezó a sentir dolores musculares inesperados en el cuerpo. Es como si el océano estuviera hambriento y lo empezara a digerir tan pronto como se alejó de la orilla. De pronto no tuvo más opción que tener la cabeza bajo el agua y fue cuando se dio cuenta que no existía un fondo al que se podría llegar por más que se sumergiera. La desesperación por una bocanada de aire y el miedo de no distinguir nada le llevaron a abrir los ojos. Y por más que parpadeaba no veía el cielo nocturno. Solo sentía agua en todas partes. "Yo quise que sucediera esto." Pensaba levinas. Imágenes de cómo su familia estuviera preocupada, imágenes de un indiferente XC y de sentir aire en sus pulmones pasaban por su mente frenéticamente, y empezó a tragar bocanadas de agua salada. Sintiendo que salía de la superficie intento respirar y solo había más agua. "No puedo hacer nada, no quiero morir." Empezó a retorcerse y sentía que todo se movía y él se movía a su alrededor, empezó a marearse y ya no pensaba en nada. Su cabeza se sintió completamente helada y cuando sintió el viento en su cara intentó respirar, mientras las olas lo jalaban a todas partes, y lo cubrían mientras lo llenaban por dentro de más agua. Sentía tanto miedo y su corazón latía desbocadamente, se sofocaba y sentía su pecho como una burbuja que estaba a punto de estallar. se encontraba en el agua pero se retorcía como una lombriz sobre la tierra.
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lucaysumente · 4 months
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Adelina (Uno)
En una ordinaria tarde de invierno en la que el sol decidió estar presente para observar la rutinaria escena de un miércoles más, Adelina estudiaba a la distancia la curiosidad de Agatha.
Tal vez era la soberbia que habitaba en cada rincón de aquella irresistible silueta; o tal vez era el casi inexistente recuerdo de una juventud expirada lo que llenaba de elegancia la reprochable actitud de Adelina. A la distancia era imposible descifrar la causa real pues a simple vista, sólo se podía observar la delicada rigidez que mantenía en el nombre de su dignidad.
¿Pero de qué rigidez se podría estar hablando? Si Adelina es el verdadero sinónimo de movimiento y feminidad. Bastaría con sólo verla caminar para percibir la armonía con la que el viento juega con su melena buscando despertar las emociones de cualquier espectador.
Adelina es el espectáculo principal. Adelina es la pausa entre alientos. Adelina es todo lo que Agatha nunca podría llegar a ser. Adelina es lo que el mundo entero anhela tener. Adelina es el suspiro de los ángeles materializado. Pero más que todo eso, Adelina es todo lo que ella misma repudia ser.
Ya no existe memoria alguna de la curiosidad y alegría con la que Adelina descubrió el mundo, los recuerdos se han esfumado completamente. El interior de Adelina es silencioso y soberbio; dentro de ella no hay lugar para una sola alma, ni siquiera la suya. Adelina esta sola por dentro, aunque por fuera acapare la atención del mismo cielo invernal. Adentro de Adelina algo esta muriendo cada día, aunque por fuera sea radiante al primer contacto con la mirada.
Adelina mantiene su elegante y rígida postura mientras continua observando la soltura con la que Agatha desperdicia su supuesta libertad en una ordinaria tarde de invierno más.
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treeofliferpg · 2 years
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Última semana de las navidades y todo era un caos en la oficina de correos, el resto del año apenas pasaba nadie por allí, pero llevaban ya desde mediados de diciembre sin parar de recibir envíos o entregar paquetes. Y lo peor de todo era la urgencia que tenían algunos por ser atendidos y los malos modos.
Sin embargo, cuando Elisa levantó la cabeza para saludar con una sonrisa al nuevo cliente, solo pudo poner una expresión algo triste.- Lo siento, Salvador, hoy tampoco ha llegado. -Su pesar era sincero, aquel anciano había estado acudiendo todos los días y esperando su turno pacientemente sentado en una de las pocas sillas que tenían para preguntar por un paquete que ya daban en la oficina por perdido. Los primeros días lo hacía con alegría, preguntando por la familia u ofreciendo un caramelo, pero a medida que pasaban las fiestas se le veía más preocupado y triste por la posibilidad de que se hubiera extraviado. Y Elisa ya había intentado todo para localizarlo, incluso fuera de su propio horario, tratando de encontrar ese misterioso paquete en todas las centrales. Ni rastro. Solo le quedaba desear que por algún milagro navideño, ese paquete apareciera en su puerta. Salvador salió del establecimiento cabizbajo, apenas dedicando una sonrisa al crío que acompañaba a su madre a llevar su carta para los Reyes al buzón que habían puesto allí para los críos. Siempre le gustaron los niños y su mayor ilusión aquel año era compartir con su nieta, su pequeña Aurora, aquel recuerdo de su infancia y de toda su vida. Ojalá solo hubiera sido que su hermano no lo había podido enviar desde el pueblo. Lo pasaría muy mal si se perdía. La oficina no abriría al día siguiente, así que ya estaba todo perdido, no iba a llegar a tiempo. Le recibieron en casa, preguntándole dónde había estado, pero no quería dar muchos datos. Tenía que ser una sorpresa, aunque no fuera a llegar a tiempo. No sospechaba que su hijo había mandado a uno de los chicos a buscarle para que no fuera a perderse y éste le había visto en correos. Ese día y el siguiente, pasaron sin más. Aurora llegó el 5 de enero, por la mañana, tan guapa como lo era su abuela. Comieron fuera, en familia, y fueron a ver la cabalgata juntos. Salvador se fue a dormir temprano, no tenía muchas ganas de fiestas sabiendo que no tenía el regalo que quería darle a su nieta. A la mañana siguiente, temprano como de costumbre y antes de que los demás despertaran, Salvador salió de su dormitorio en la planta baja para ir a desayunar. Cuando cruzó el salón, se detuvo por un momento a mirar los paquetes que su hijo había dejado debajo del árbol para los críos. Uno de ellos llamó su atención. ¡Ahí estaba! ¡Estaba ahí! Tal como él lo habría envuelto, como si se hubiera materializado desde su cabeza al paquete que tenía delante. Lo cogió y le dio varias vueltas, incapaz de creer que lo tenía al fin en las manos. - ¡Aurora! ¡Aurora! -Llamó a su nieta sin importarle que los demás durmieran aún. La muchacha bajó las escaleras anudándose la bata y frotándose los ojos. Por un momento, le sorprendió ver a una mujer en lugar de a la niña de trenzas despeinadas que esperaba. Pero no importó, no esperó ni a que bajara el último escalón, él mismo le acercó el paquete.- Mira, ha llegado, lo han debido traer los Reyes Magos, porque los de correos… La chica, con una dulce sonrisa, abrió el paquete con cuidado, como si temiera romper el papel, que parecía de por sí algo descuidado. Una caja vieja de cartón apareció y, al destaparla, en su interior había una preciosa bola de nieve que mostraba un pueblecito entre abetos. La chica le dio dos vueltas para agitar la nieve y un beso en la mejilla a su abuelo mientras la veían caer asegurando que le encantaba. - Me la han traído del pueblo, ¿sabes? Era el mayor tesoro de tu bisabuela. Te voy a contar la historia, ella decía que era mágica… -Sentados junto a la chimenea recién encendida empezó a relatar la historia. Sin embargo, a mitad del relato se detuvo.- Ya te la he contado muchas veces, ¿verdad? -Se dio cuenta el anciano. - No pasa nada, abuelo, sigo queriendo escucharla. -Dejó un beso en su frente, apartando de sus ojos esas lágrimas de tristeza que querían salir.- Siempre que me la quieras contar. Cada año.
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fkookiez · 3 years
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*     ❪    ♡    ❫     ◞     𝘴𝘵𝘢𝘳𝘵𝘦𝘳 𝘥𝘦𝘭𝘪𝘷𝘦𝘳𝘺 𝘧𝘰𝘳     »    @daexhwita​​  .
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               “ ¿Yurim? ” llevaba apenas unos días en su ciudad natal, y había tenido que enfrentar demasiadas emociones al mismo tiempo. Reencontrarse con su abuela, sin su abuelo presente, fue duro. Verla sola y casi desamparada le partió el corazón, y Minji recordó al instante la forma en la que esa mujer y su esposo le enseñaron lo que era el calor de un hogar. Y quién era ella para juzgarlos por sus errores cuando hasta ella misma cometió y seguía cometiendo tantos. Visitar la tumba de su abuelo fue el segundo golpe, directo al estómago. Arrepintiéndose por no haber estado durante sus últimos días. Recordando la llamada en la que tanto él y su abuela se disculparon por todo. La coreana se caía a pedazos. Y ahora, el tercer golpe venía materializado como su primer amor. “ Más te vale recordarme o me voy a enojar muchísimo contigo. ” amenazó con una risa nerviosa y casi histérica, sin poder creer que la tenía enfrente luego de tantos años. La adultez le sentaba bien, y no tardó en ahogarse en recuerdos en los que dos adolescentes se escondían en los pasillos y salones vacíos del colegio para besarse. Ahora estaban frente a frente, y por alguna razón se sentía como si el anillo que se aferraba al dedo corazón de Minji pesara una tonelada. 
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thegoldenyearsrp · 4 years
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        ¡ Bienvenida a tus años dorados, Emmeline Vance !
¡Felicidades, Javi! Tu audición ha sido aceptada, nos alegra mucho tenerte por aquí. Cuentas con 48 horas para mandar tu cuenta e incorporarte al roleplay. Esperamos disfrutes tu estancia y cualquier duda, estamos para servirte. ¡Gracias por tu interés!
{ NOTA: El cambio de FC queda aceptado. }
→ PERSONAJE CANON
✦ DATOS IC
DATOS PERSONALES
Personaje deseado: Emmeline Vance.
Apodo: Sus colegas la llaman por su apellido, pero ese es el único apodo que recibe hoy en día. Su hermana menor a veces la llamaba Emmy (porque pronunciar Emmeline era muy difícil cuando era muy pequeña). No ha permitido que nadie la llame así desde su muerte.
FC: Emma Dumont.
Fecha de nacimiento: 4 de febrero.
Padres: Marianne Vance y Philip Vance.
Hermanos: Elizabeth Vance y Josephine Vance (†).
Mascota: Una lechuza gris llamada Atenea y una gata blanca llamada Artemis.
Alianza: Miembro de la Orden del Fénix.
CARACTERÍSTICAS MÁGICAS
Boggart: Sus padres y Elizabeth siendo torturados de forma cruel, junta al cádaver de Josephine. La muerte de sus seres queridos no es el temor real de Emmeline, sino no poder evitarla y no poder hacer nada para que no sufran. Todo eso se ve materializado en esa escena, donde su hermana menor ya está muerta y su familia está por estarlo, y ella no puede evitarlo.
Patronus: Un búho. Son criaturas observadoras y analíticas, como ella. Por un tiempo, le costó producir un patronus después de la muerte de Josephine, pero ahora es con el recuerdo de ella que logra encontrar la felicidad y concentración necesaria para conjurarlo.
Varita: Acacia (una madera que por el mismo Ollivander es descrita como inusual y que se niega a producir magia para quien no sea su dueño. Se guarda sus mejores efectos para los más dotados. A Emmeline le funciona perfecto). Núcleo de cabello de unicornio (un núcleo que produce magia consistente, es fiel y difícil de usar para las Artes Oscuras). 24 centímetros exactos. Rígida.
Amortentia: Libros viejos. La pasión de Emmeline por la lectura no es un secreto, y es en esos tomos antiguos que estaban en la biblioteca o en la estantería de sus padres donde encontraba refugio y comodidad ante todo. Esencia de vainilla. Hay una cafetería que visita a menudo, donde siempre tienen velas con olor a vainilla. La hace pensar en la calma. Café. Con el trabajo, la Orden y su constante sed de conocimiento, ha encontrado un gusto por la cafeína. Porque Emmeline es una persona activa, sí, pero hay un límite para el cansancio.
Espejo de Oesed: Se vería a sí misma con su hermana menor a su lado. Josephine se ve más grande y feliz. También están con ella sus padres y Elizabeth. La mirada de su familia brilla con orgullo, orgullo hacia ella.
ETCÉTERA
¿Algún cambio? 
Just el FC ♥.
¿Por qué escogiste a este personaje? 
Emmeline es un personaje muy bonito e interesante a su propia manera, y creo que hay algo especial que me llama de ella.
¿Cómo ves al personaje psicológicamente?
Inteligente y con carácter son, sin duda, las primeras características que se me vienen a la mente al pensar en Emmeline. Su hermana mayor y muchas otras personas prefieren decirle sabelotodo y arrogante, pero en realidad es mucho más que eso. Porque Emmeline es como un libro y esa es solo su portada. Sí, es muy curiosa y sedienta de conocimiento, le encanta aprender y no le gusta la ignorancia. Sí, es buena para corregir y para opinar, porque suele ser muy abierta con lo que sabe y con sus opiniones. Pero eso no todo lo que hay de ella.
Emmeline es una persona amable y cordial, no juzga a la gente sin conocerla, pero tampoco la excusa por sus malas acciones cuando las conoce, por más que existan razones que intenten justificar sus actos. Es una persona que busca la justicia y la defiende, cree en la verdad y en la búsqueda de ella. Le cuesta mantenerse positiva, sabiendo lo difícil que es conseguirla.
Es observadora y calculadora. Sus acciones son meditadas y balanceadas, pero eso no quiere decir que sea lenta: su mente trabaja rápido. No es una improvisadora por naturaleza, pero eso no quiere decir que no pueda ser una persona relajada. Puede conversar y bromear, puede ser esa amiga que escucha y aconseja. Eso es lo que no todo el mundo ve detrás de su seriedad y lo filosas que pueden ser sus opiniones, pero está ahí y solo hay que saber verlo.
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algunasnotasqueleer · 4 years
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I´m Thinking of Ending Things (E.U.A., 2020)
(C34) Crítica escrita por: Aldo M. Tena. 
Director: Charlie Kaufman Guion: Charlie Kaufman Actores: Jessie Buckley, Jesse Plemons, Toni Collete y David Thewlis
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Atención: El siguiente texto contiene algunos spoilers sobre la película.
Pensamientos, gran parte de la trama de esta película, así como algunos de los otros trabajos de Kaufman se tratan de esto, de una serie de diálogos internos, en los cuales, el o los personajes se cuestionan acerca de la vida, de sus sentimientos, el presente, el futuro, el amor, la soledad, la tristeza, y en general de la existencia de ellos mismos. Si bien, algunos de los guiones de Kaufman han logrado llamar la antención a un grupo mayor de espectadores, tales como en Eternal Sunshine of the Spotless Mind (2004) o Being John Malkovich (1999), otros no han corrido con la misma suerte debido a sus guiones complejos, llenos de referencias personales, filias propias del escritor, entre muchas otras cosas. Este, su más reciente trabajo, no es la excepción.
Una joven emprende un viaje junto a su novio a conocer a los padres de él. En el camino, ella se comienza a cuestionar sobre si realmente lo ama o no. Si es una buena idea el viaje, conocer a los padres, sobre el tiempo en que llevan juntos, y sobre el mal clima que los acompaña. Pronto surgirán más dudas, y una nube llena de confusión será el plato fuerte durante el gran encuentro, mientras una tormenta de nieve los mantiene encerrados.
En la primera parte de la película, se construye la tensión y las dudas de Lucy (Jessie Bucley) hacia Jake, mientras que él trata de convencerse de que es una maravillosa idea y que ambos están más que felices. La situación de incomodidad, cierta soledad a pesar de estar juntos, y de inseguridad se refuerza gracias al escenario, una pareja dentro de un auto en medio de una tormenta de nieve. 
El suspenso y las ligeras pinceladas de terror, vienen en cuanto llegan a la granja de los padres de Jake, interpretado por Jesse Plemons, quien al bajar, aun con la tormenta de nieve que pega de lleno a sus rostros, decide que es buena idea mostrarle la granja a su novia. En ella le cuenta una serie de eventos tristes sobre la muerte de los animales. La escena en donde le muestra a los cerdos congelados a mitad de la entrada, es el preludio de lo que a continuación viene. Las escenas dentro de la casa, funcionan de maravilla, y en lo personal, es de lo mejor de la película. David Thewlis y Toni Collete, interpretan de maravilla a los padres de Jake, personajes que constantemente están al borde de la locura. Collete, reafirma su destreza y grandeza para interpretar este tipo de personajes llenos de cargas muy fuertes de emociones, casi desquiciantes. 
Durante el recorrido en la casa hay detalles y marcas muy propias del cine de Kaufman. La primera, son las referencias al arte. Vemos algunos cuadros, e incluso se habla de otros como el de Christina's World del pintor Andrew Wyeth, y se vuelve a citar el poema de Eva H. D., «Bone Dog» por mencionar algunos. Luego viene la perdida del tiempo dentro de la casa. Mientras Lucy, vaga por las habitaciones en busca de Jake, comienza este desorden temporal dentro de la casa. Los padres comienzan a envejecer, a enfermar. De un momento a otro sus ropas cambian, en incluso, a ella le van modificando el nombre. La tensión logra un gran aumento, debido a la perdida del control por parte de los personajes de lo que está sucediendo, tan solo en una casa, que pareciera ser un espacio comúnmente seguro.
Como en otras películas del Kaufman, los recuerdos, son materializados en su cine de manera memorable, una fotografía de ella de niña es encontrada en la pared de la casa de los padres de Jake, y un perro al cual siempre se le ve sacudiéndose, son claros ejemplos de que estamos navegando por los recuerdos distorsionados en la mente de alguien.
La segunda parte de la película, es de las más complicadas. Vemos entrar a un personaje más, y con ello algunas extrañas escenas que, en mi opinión, sin ellas, la película continuaría funcionando a la perfección, tales como la danza que se lleva a cabo en los pasillos de la escuela, y esta especie de sueño o alucinación que tiene el personaje del conserje en su camioneta, para después llevarnos al final del filme. 
Una referencia y especie de burla al cine de Robert Zemeckis, es creo yo, el detonante para que esta segunda parte de la cinta reafirmemos que seguimos viendo un trabajo lleno de detalles con los que el autor ha llenado hasta saciarse, y por ende, se vuelve tediosa y pretenciosa.
Hay muchas lecturas que se le puede dar a I’m Thinking of Ending Things. Y como en la mayor parte del trabajo del guionista, es un viaje constante a través de los recuerdos más profundos y más sensibles. Del anhelo de eventos que no se lograron a la perfección, de personas que pasaron por nuestras vidas y ahora están perdidas allá afuera. Una vez más, Charlie Kaufman ha dejado una película para que la gente le de mil interpretaciones y significados y sobre todo, algo confusa, pero sin duda, toda una experiencia audiovisual. 
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14.09.2020
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estefanyacolori · 3 years
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Desde entonces, enamorada de las primeras veces. Un diario del Renacer.
A Colori, en italiano. Era el diario de recuerdos de la vida tal como la percibía desde los ojos del corazón (mi lugar favorito), el lugar donde todo era tocado principalmente por un manto de emociones que luego daba paso a cualquier acción. Por ello, siempre, desde que tengo uso de razón me he regido por las reglas del corazón reflexivo, un lugar donde percibir la vida se convierte en una historia de cuento de hadas, desde donde nace el verdadero milagro de la empatía, del amor y los sueños cumplidos. Desde ese punto de vista, el paisaje aunque a veces triste parece volverse la historia más fabulosa, la única historia que tiene sentido vivir. Así he pasado la vida, y así fueron aquellos episodios en los que el aprendizaje iba primero al corazón, se dejaba tocar por las emociones y luego sucedía el milagro: mis ojos lograban ver todo aquello que soñaba, materializado en la vida real, con distintas formas, con distintos colores. Era el transitar más hermoso que jamás había soñado.  La memoria me parece preciada, y la vida un poco más dulce cuando sucede el recuerdo de días felices. En aquellos días creía en la filosofía de las hadas, eran reales para mí y afortunadamente me sentía una de ellas, puesto que todo lo que tocaba o veía era siempre un regalo al corazón, montañas, paisajes y personas bañadas en un aire de un vivo cielo estrellado que no paraba de impresionarme. El alimento del corazón ha sido considerado por mí, desde edad temprana, como el más importante para mi sobrevivencia. Mentiría si te dijera que ese ha sido antídoto para cualquier dolor, por el contrario, me he sentido impulsada por dejar que mi corazón encontrara los rincones oscuros de cada experiencia y de cada persona conocida, y a pesar de eso, era justo ahí donde encontraba mi fortaleza, en los ojos contrayéndose para alcanzar las lágrimas que generalmente convertía en la mayor de las sabidurías. Mentiría si te dijera que ver la vida desde la perspectiva de un hada es transitar el camino con un positivismo irreal, no es así, no es la historia de Disney que nos han contado, por lo menos no en mi caso. La transformación del dolor en la experiencia que busca sabiduría para empatizar y hacer del mundo el milagro que todos queremos, ha sido la filosofía de hadas en la que siempre creí. Y que, aunque en algún momento, la hube perdida, este escrito, este pequeño baby step, es por ti y por mí. Por recuperar la ilusión y por dejarla plasmada, toda la vida, para nunca más perderla ni por error.
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cxrvusv · 4 years
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OC!Hogwarts: El boggart de Dante.
Dante no pensaba que fuera inteligente. En lo absoluto. Pero al menos se esforzaba e intentaba sacar buenas calificaciones, convirtiéndose en el favorito de algunos maestros. No era especialmente bueno en transformaciones, pero lo intentaba y lo conseguía. No era especialmente bueno en vuelo de escobas, pero lo intentaba y no vomitaba en el intento. Sin embargo, como todos, tenía un talón de alquiles.  
Defensa controlas Artes Oscuras.  
Merlín, de verdad apestaba en eso, incluso si lo intentaba y lo intentaba. A duras penas mantenía una calificación decente. Simplemente la confrontación no era lo suyo, y mucho menos con un montón de criaturas y magos oscuros. Solo... no, gracias.  
Pero incluso si no le gustaba... bueno, tenía que seguir asistiendo a las clases.  
Incluso si despertaban sus peores pesadillas.  
                                                      .
                                                      .
                                                      .
— Muy bien, clase, el día de hoy vamos a conocer una nueva criatura — dijo el profesor, caminando por delante de la clase, con las manos cruzadas y una sonrisa enigmática en los labios. Atrás de él, había un archivero que se agitaba y crujía. — ¿Alguien puede decirme lo que es un boggart?  
Un chico de Hufflepuff que Dante había visto únicamente de lejos levanto la mano. El profesor le dio la palabra.  
— Un boggart es una criatura que toma la forma de lo que más te asusta. Es por eso que nadie sabe la verdadera forma de un boggart.
— Correcto, Tadeo. Cinco puntos para Hufflepuff — dijo el profesor, sonriendo. — El día de hoy aprenderemos a defendernos de un boggart. Ahora, sin varitas, repitan después de mí: Ridikkulus.  
Así pues, toda la clase repitió al unísono una y otra vez hasta que el profesor los detuvo y tomo a un chico de Slytherin y lo puso frente al archivero, le susurro algo al oído y se hizo a un lado. Entonces, con un movimiento de varita, abrió el archivero.  
Un jadeo ahogado se hizo presente de manera grupal cuando del archivero salió una gigante serpiente que reptaba para acercarse al chico. Pero él, aun con las manos temblorosas, alzó su varita y grito el hechizo, transformando la serpiente en un animal de globo. Todos rieron.  
Después de él, fueron pasando el resto en una fila. La sala estaba dividida entre jadeos de terror y risas fuertes y escandalosas. Todo iba bien.  
Y entonces llegó el turno de Dante.
Dante camino temeroso hasta el frente, con la varita en la mano y los ojos fijos en el boggart que había tomado como última forma una masa verde y viscosa. Entonces Dante se plantó frente a él y espero.  
Sentía miedo, no iba a mentir. No quería ver lo que la criatura le iba a mostrar y mucho menos quería que los demás la vieran.  
Así que intentaría hacerlo rápido.  
«Por favor, date prisa y acabemos con esto»
Y entonces, tras un borrón de colores y figuras, ahí estaba. De por frente a él.  
Su madre.  
De pronto se quedó helado. No podía mover la varita ni ninguna otra parte de su cuerpo. El hechizo se atascó en sus labios y su corazón latía tan fuerte que lo escuchaba como petardos en sus oídos bumbumbumBUMBUMBUM.  
Su madre se acercaba. Caminaba hasta él con esos ojos nublados y perdidos y esa sonrisa rota que parecen cristales rotos listos para rasgar la piel de sus muñecas. Estiraba los brazos en su dirección y Dante solo podía sentir como si un millón de hormigas se movieran sobre su piel.  
«Di algo. Di algo. Di algo»  
Estaba cerca. Demasiado cerca.  
—¡Dante!  
Una voz grito a sus espaldas y de pronto una espalda ancha se metió en su campo de visión.
De pronto, su madre había desaparecido, pero no le dio tiempo de mirar que otro temor se había materializado frente a ellos cuando escucho un fuerte y claro "¡Riddikulus!".  
Todo se quedó en silencio. Absoluto silencio. La persona que sé había atravesado entre él y su madre se dio la vuelta y lo miro. Era Oliver.  
Dante observo a Oliver a los ojos. En silencio.
Las manos le temblaban tanto que su varita termino en el suelo. Se sentía mareado y que pronto sus rodillas no podrían sostenerlo más.
Todos lo estaban mirando. Lo miraban fijamente. Lo sabían, ellos lo sabían. Sabían que era un chico sucio y roto.  
— Dante... — murmuró Oliver, intentando acercarse al de cabello rizado.
Pero Dante solo se dio la vuelta y salió corriendo.  
                                                        (...)
Oliver llevaba alrededor de 10 minutos buscando en todos los pasillos de la escuela, con dos varitas en el bolsillo y una preocupación amarga que le subía y bajaba por el esófago. No había rastro de Dante en ningún lado. Pero seguía buscando, pues el joven no pudo simplemente haber desaparecido.  
Y entonces, mientras salía de las mazmorras sin pista de Dante, algo le vino a la mente y se abofeteo por no haberlo pensado antes.  
La torre de Astronomía.
Corrió sin que le importara ser castigado por algún profesor o prefecto, subió escaleras y rodeo a fantasmas que querían conversar sobre la muerte con él. Estaba demasiado preocupado por Dante como para prestarles atención a algo más que no fuera él. Y después de subir las largas escaleras de caracol, llego a la punta de la torre, donde había telescopios, mapas con las constelaciones que se movían por el lugar y algunos modelos a escala de los planetas. El lugar estaba a oscuras, solo iluminado por las pequeñas constelaciones que danzaban por la torre y entonces, ahí, en medio de la oscuridad, pero rodeado de brillantes estrellas, estaba Dante.  
Suspiró, mirando al chico de Ravenclaw y caminando lentamente hacia él. Dante estaba abrazando sus rodillas contra el pecho, con la mirada clavada en el follaje del bosque que se miraba a la lejanía. Termino sentándose a su lado, sin mirarlo. Solo había silencio.  
Dante, sin decir ni una palabra, se acercó más a Oliver, hasta que sus hombros se rozaron y sus corazones bombearon uno al lado del otro.  
—Hace mucho que no la veía —murmuró Dante de repente, con la voz rota. Había estado llorando. —Fue... fue...
Pudo sentir a Dante temblar a su lado. Así que se giró y lo tomo entre sus brazos, atrapándolo en un cálido abrazo que conseguía re ensamblar las piezas que se habían zafado dentro de Dante cuando vio a su madre en medio del salón de clases. Su madre, con esa mirada perdida y la sonrisa rota. Dante era todo lo contrario. Dante tenía estrellas en los ojos y luz en su sonrisa, siendo capaz de iluminar la habitación más sombría. En realidad... Dante podría iluminar el cielo entero si quisiera.  
—No tienes que decirlo si no quieres —susurró Oliver, aun sosteniendo a Dante.  
Recordó esa ocasión, en quinto año, cuando se escabulleron al Salón de Menesteres y tuvieron sexo después de una noche cargada de emociones. Le contó su historia a Dante y Dante hizo lo mismo. Desde entonces, habían estado asistiendo a San Mungo juntos, aunque cada quien por diferentes motivos. Desde entonces se han apoyado. Y estaba seguro de que siempre lo harían.  
—Dante... recuerda que eres fuerte. Y tu madre ya no puede hacerte daño... nunca más —exclamo, con seguridad y mirando a los ojos azules de su contrario —. Recuerda que ya no estás solo. Yo estoy aquí a tu lado.  
Dante lo miro a los ojos. De verdad lo miro. Y miles de estrellas brillaron y se alzaron. Las constelaciones bailaban entre ellos y los planetas flotaban a su alrededor. El cielo se pintaba sobre ellos, como una enorme mancha oscura que goteaba perlas. Pero ellos solo podían mirarse a los ojos.
El recuerdo de su madre había desaparecido de la mente de Dante y se recordaba que ella estaba muy lejos. Lejos y sin oportunidad para volver a hacerle daño. Y también se recordó que él era fuerte y valiente. Tomo la mano de Oliver y le beso la mejilla, pensando que a su lado... era aún más fuerte.  
—Oliver...
—¿Sí?
—… vamos por chocolate caliente.  
A veces... eso es todo lo que necesitas. 
                                                            ---
bUENO-
Para los que me leen por wattpad (que es un gran NADIE pero bueno(?) recientemente termine mi historia “Dirty Laundry” donde aparece este par y, nada, desde hace mucho tenia ganas de publicar algo así pero seria spoiler así que me espere xd
No tengo mucho que decir, salvo que Oliver y Dante son de mi pertenencia y que si quieren leer su historia canon esta en mi perfil de wattpad uwu
Adiós~
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finalesfelicesmx · 4 years
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El resto de mis días
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Se recomienda escuchar antes, después o durante esta lectura: Lotería de Pablo Osorio.
Dieciséis años de diferencia. Es cierto: en el amor no hay edad. “La frase más de mamá”, me dice Andrea. Se ve que le echó ganas, está guapísima. No me molesta que me recuerde mi edad porque con ella el tiempo es relativo. Como esa vez que nos fuimos a Zipolite y pasamos tres días enteros en la cama. Cuando nos dimos cuenta, ya sólo nos quedaban dos para disfrutar de la playa.
“No te toques la ropa, tienes las manos todas sudadas”. Me quita alguna pelusa, o seguro sólo hace contacto conmigo para hacerme saber que estamos juntas en esto. No sé que haría sin ella. No se lo digo a menudo, pero hoy quiero decírselo: “Te amo”. Me dice que me ama, nada de “yo también” o de sonrisitas que ocultan el miedo a sentir; me dice “te amo” de vuelta. El resto de mis días, el resto empezando a mis 57 años, los quiero pasar con ella.
Dejo que ella maneje porque de por si voy tensa. Habla y habla para hacerme sentir tranquila, pero lo inminente está por suceder. Le pido que se pare, que necesito salir a tomar aire. ¿Qué estoy a punto de hacer? “Estás haciendo lo correcto”. Toda mi vida he hecho "lo correcto", ¿para qué empezar ahora? Mi celular suena.
– Má, ¿la reservación está a tu nombre? Ya llegamos.
– ¡La pinche reservación! No la hice.
– Yo la hice, está a tu nombre –, me dice Andrea en voz baja. – Ah, sí la hice. Está a mi nombre.
No hay marcha atrás, desde hace dos años que no hay marcha atrás. Cuando decides tomar las riendas de tu vida, a la edad que sea en el momento que sea, es imposible regresar la mirada. Llevaba 55 años negando lo que soy, 35 aparentando, y simplemente ya no podía más. Sentía como la máscara que me hice se rompía y trataba de mantener las piezas juntas a como diera lugar. Todo era un acto, y honestamente me merezco un Óscar por ello.
Pablo y Martha complementaban perfectamente el elenco. Me casé con José Luis a los veinte creyendo que eso iba a hacer que esto que soy desapareciera. Nos tardamos en tener al primero, el trabajo y mi juventud eran lo pretextos. Estaba completamente temerosa de traer una vida al mundo y que no pudiera verle a los ojos con honestidad. Seis años después nació Pablo, tratándome de probar que podía ser la mujer que todos esperaban. Inmediatamente lo amé, pero me partía el haberlo utilizado de para ese fin.
Pasaron cuatro años, y mi hijo fue el paliativo perfecto durante un tiempo. Me entregué a él con todo. La verdad es que José Luis fue el mejor compañero para criar a alguien. Nos complementábamos perfectamente: mi carrera en el banco pudo desarrollarse sin tantos contratiempos y nos tomábamos el tiempo para estar con esta nueva persona en nuestras vidas. Eso no podía durar mucho. Así que a los cuatro años, tomé la decisión de embarazarme de Martha. Tal vez con dos ya no tendría tiempo de pensar en mí y se me olvidaría que mi vida era una obra de teatro con una producción que se caía a pedazos.
Espero no me malentiendan. Amo a mis hijos, y es por eso que tomé la decisión de ser honesta con ellos, y sobre todo conmigo misma. Unos años después de que nació Martha decidí dejar la vida financiera y mejor dar clases. Necesitaba desacelerar un poco, Pepe y yo ya no nos dábamos abasto y la vida de una banquera comienza a ponerse muy extraña a ciertos niveles. En la universidad, me daba ciertas licencias; me permitía ser un poquito más yo. Nadie me conocía, y con mis credenciales pocos me cuestionaban. Era sólo la Doctora Ruiz. No era mamá, no era esposa. Era alguien más.
Nunca le fui infiel a José Luis. Estaba comprometida con el papel que escogí. Lo que pasó es que el antifaz me permitía ver las cosas desde otra perspectiva, y veía como las formas de pensar cambiaban. La universidad también me dio eso, podía ver como las nuevas generaciones ya no pensaban tanto en el qué dirán y se dejaban amar (con sus bemoles, claro está). En esos pasillos, vi por primera vez a dos mujeres tomadas de la mano. Claro que lo había visto en películas, y que incómodo era, pero ver a dos chicas de carne y hueso tomarse de la mano honestamente era algo completamente disruptivo, rebelde, casi revolucionario. Sin embargo, sólo las veía y anhelaba detrás del cristal de mi oficina.
Así viví, no sé como, hasta hace tres años. Una chica de cabello corto, muy corto, y unos ojos casi de caricatura japonesa se apareció un día en mi oficina. “Disculpe, Dra. Ruiz. Mi nombre es Andrea Jiménez, soy estudiante de la maestría en periodismo y ando trabajando...” Los puntos suspensivos son porque no recuerdo que más dijo en su introducción. Sólo podía enfocarme en esos ojos y sus labios carnosos. “Claro, lo que quieras”. Fue lo único que pude decirle. Esa entrevista se convirtió en un café, y luego en pláticas por el celular, en caminatas por el campus. Quería arrojármele, abrazarla y decirle que había estado esperando por esto toda mi vida, pero cada vez que estaba a punto de hacerlo la cara de José Luis se me presentaba.
Tuve que divorciarme. Fue muy doloroso para los dos porque de verdad que nos amábamos. No como marido y mujer, pero si como padres, como cómplices, como amigos. Me costó mucho explicarle toda la situación, y le pedí que por favor me diera tiempo para contarle a nuestro Pablo y a nuestra Martha. Me encantaría decirles que él y yo seguimos frecuentándonos, y que lo entendió a la primera. A veces hablamos, por lo que fuimos y por los compromisos que tenemos en conjunto, pero claramente algo cambió en él. Estoy acumulando el valor suficiente para reconectar y preguntarle cómo se siente. A final de cuentas, tenemos 35 años de historia y un futuro compartido por nuestros hijos.
Pablo y Martha lo tomaron mejor de lo que esperaba. Incluso Martha me dijo que algo sospechaba. Hay cosas que como madre sé que les incomodan y que les toma tiempo asimilar, pero se han portado como unos campeones. Por mucho tiempo dudé en hablarles de Andrea. Una cosa es que sepan quién soy, y otra es verlo materializado. Ella jamás me presionó, y siempre entendió de dónde venía. Pensaba en la diferencia de edades, en la imagen que tienen de mí, en mi pasado; todo lo que se pudieran imaginar. “¿Eso es todo? Tanto pedo para esto. El mundo no gira alrededor de ti, eh.” Cita textual de Pablo y su sarcasmo.
Estamos a la entrada de un Bajío porque me gustan las gorditas petroleras. Las paredes de cristal de dejan ver a mis hijos al interior y al mismo tiempo mi reflejo. Andrea me toma de la mano, aunque esté sudada, y me da un beso en la mejilla. Dieciséis años de diferencia, y aún sigo aprendiéndole cosas. Llevo esperando este momento desde la primera vez que los tuve en mi brazos y los miré a los ojos. “Estás guapísima”, me dice mi novia. El resto de mis días comienzan ahora, con todos ellos, y no podría estar más lista para comenzar a vivirlos. Estoy haciendo lo correcto.
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Ve la lectura dramatizada aquí.
Ilustración: @paauuss
Texto: @edgagar
Interpretación: @karime_to
Cuéntanos tu #FinalFelizMx
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s-zandona · 4 years
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A su lado la gente pasa, va y viene en variedad infinita de direcciones, y no se molesta siquiera en mirarlo a él que se apoya cómodamente contra la pared gris que delimita la entrada a la guardia del Rivadavia. A resguardo bajo la fachada de casi doscientos cincuenta años de antigüedad del hospital, Simón espera y mata algo de tiempo con el filtro blanco y trémulo entre los labios. Diría que, como poco, hace un par de años que no fuma tabaco armado y que el motivo para no hacerlo es mucho más sencillo de lo que estaría dispuesto a admitir: es malísimo para hacerlo, le tiembla el pulso constantemente y no tiene en el cuerpo ni un ápice de paciencia. Ahora, sin embargo, resulta un poco “necesario” (y esto entre sus buenas comillas, eh, porque él sabe y ha tenido la mala suerte de ser testigo de primera mano de lo que puede acarrear a fin de cuentas que se vuelva “necesario” sostener el vicio) dado que hace unos días Florencia lo cagó a pedos y le hizo chispear el remordimiento en la boca del estómago. Y sí, lo entiende. Por encima y a lo largo de la seda doblada acomoda las hebras de tabaco, de color tostado y aroma penetrante, y luego sitúa con delicadeza el filtro. Por supuesto, después de años de convivir y de varios más de no hacerlo, Simón ha aprendido a filtrar muy instintivamente los consejos más útiles de aquellos que provienen íntegramente de la perspectiva de madre; pero en este caso se ve obligado a admitir que la mujer tiene tanto argumentos como razón. Así que al final desempolvó la bolsita de tabaco que guardaba en un cajón de la cocina y aquí estamos ahora, a esto llegamos. 
Presiona el extremo del papel entre índice y pulgar, junto con el filtro, y desde ahí va tratando de enrollarlo poco a poco. 
A pesar de que el cielo está en gran parte cubierto de nubes pálidas que ocultan casi por completo el sol, hace muchísimo calor y acá afuera se nota muchísimo. Fuera del remanso acondicionado de salas y pasillos del hospital, el aire pareciera suficientemente tangible como para caerle encima y derretirlo a uno. Casi como lava, se percibe su forma en las yemas de los dedos y contra la piel de la cara: entre calles y cemento la sensación de éste y la humedad, aunados como un grandioso y temible monstruo, termina volviéndose aplastante. Cambiar la camiseta azul marino del ambo por una cualquiera fue un alivio magnífico al cambio de turno… y por lo general no lo hace hasta llegar a casa, pero después de nueve horas ya no aguantaba más el tacto de la tela contra la piel. Ahora lleva el carnet plastificado que lo identifica como parte del personal del centro de salud colgando del bolsillo izquierdo del pantalón, donde tiene también el celular y algo de cambio que le sobró después de almorzar algo liviano en la cafetería de la otra cuadra. Se quedó ahí para pasar el tiempo después de cruzarse con Nahuel y que éste le hiciera una invitación un tanto… ¿particular? No sabría describirlo. Mientras está en eso, con los ojos clavados en el cigarro (que por fin empieza a querer armarse a sí mismo), intenta y falla al aguantar un bostezo. Toma el móvil, mira la hora y lo vuelve a guardar. Ya tiene que estar por terminar. 
Entretanto una enfermera con la que suele trabajar sale del interior del edificio con un bolso azul cruzado sobre el pecho y el pelo suelto y después de devolverle el saludo Simón piensa en que, si ella no lo hubiese hecho primero, no la habría reconocido. ¿Tendría que sentirse mal? Cuesta, pero al final lo acomoda y el cigarro termina por lucir como tal. Más o menos. Pasa la lengua por el pegamento con suavidad y lo sella. Le gustaría cambiarse el pantalón, sacarse las zapatillas y regar las plantas descalzo... fumarse un puchito en el patio y charlarle un rato a Guido. Se traga un suspiro. En el último tiempo ha soñado con él un par de veces, cosas más bien ordinarias que él creería que son nada más que recuerdos que vuelven arbitrariamente: cruzárselo en la cocina o verlo tocar la guitarra con las manos manchadas de grasa porque el pegote casi nunca terminaba de irse. En ciertas ocasiones se encuentra a sí mismo pensando que lo extraña y la idea solamente es demasiado dolorosa como para no desatenderla. Se lleva el cigarro a los labios y lo enciende. La primera seca pareciera invaluable. Atesora el humo blanco en el pecho durante un momento y justo al soltarlo, dejándolo ir por la nariz, Nahuel aparece adelante suyo. A Zandoná le da la sensación de que se ha materializado de la nada— Eh. ¿Ya estás? —pausa— ¿A dónde vamos?
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thesoundofthesouth · 5 years
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Ciclo 2018
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Finalmente llego al desierto de Carora. Después de una larga travesía, continua e inextinguible. Ya extrañaba los abrazos de aquellos recuerdos familiares, los mismos que conforman la idea de un hogar. No importa en que parte del planeta me encuentre, estos, siempre están presentes. Los últimos días han sido de introspección hacia un año lleno de aventuras y aprendizajes; Un año donde pude poner a prueba los conceptos de viaje que he ido desarrollando a lo largo de los años y dimensiones visitadas. En ese sentido, todo lo creado ha sido un reflejo preciso de una alineación perfecta de instintos, deseos y sentimientos. Los tres mundos de las escrituras más antiguas. Estos días han sido necesarios para organizar el equipaje, para revisar el mapa y para suspirar un par de veces - Regresar al desierto siempre pone las cosas en perspectiva!
Es curioso cada vez que un año termina. Muchos de nosotros nos programamos para todo aquello que “queremos” y que de alguna u otra forma no hemos podido concretar durante un ciclo por terminar. En ese sentido resulta que nuestra visión se ve limitada por todo aquello que conocemos. Hablar del “querer” me lleva a reflexionar sobre la etapa inicial de cada viaje: Qué buscas cuando empiezas la travesía? Solo el camino lo va revelando a medida que se va caminando! Entonces envolvemos todos los deseos que logramos ver sin tener en cuenta que gran parte de la magia radica en todo aquello que no podemos ver. El principio de la búsqueda (!)
En el transitar del año, constantemente me encontré en contacto con lugares sublimes que me sentaban a contemplar los espacios de la vida. Meditando en aquello que “no deseaba” o que “no quería”. De tal forma que el compas de mi brújula pudiera guiarme de manera coherente y continua a esos paisajes que me quitaban el habla para entrar en contacto con la vida misma. Se creó entonces un balance de conciencias; Aquellas que disfrutaban el presente creado por las manifestaciones universales y aquellas por descubrir en la apertura de nuevas dimensiones. La música siendo el lenguaje de conexión ... un pincel y una herramienta de búsqueda...
La historia continua escribiéndose. Sin etiquetas, la libertad se manifiesta a todo aquello que puede llegar a ser. Admito que escape 5 veces de ellas; y sin la intención de escapar, llegué a compartir con el viento mi propia esencia convertida en melodías de camino. Por eso no me preocupo y es eso mismo es lo que me llamó ese atardecer en particular; Llegó el momento? O es el deseo de llegar al destino que se ha materializado en aquella mirada...? Descrucifiquemos el pensar ... que el segundo acto esta por comenzar (...)
El equipo JAScompositor
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El emprendimiento cultural como compositor para abrir la primera composición residente en Venezuela me ha llevado a reestructurar el pensar y el accionar durante la gira Sonidos del Sur. En el pasado, solía perderme en cada uno de mis viajes, teniendo poco contacto con plataformas de redes sociales para mantener a una audiencia informada de mi recorrido. Sin embargo, a medida de que mis viajes se fueron haciendo más conocidos gracias a las obras sinfónicas que iban surgiendo como resultado de mis vivencias, me vi en la necesidad de involucrar a la audiencia en las travesías que inspiraban mi música y mi búsqueda. Admito que no fue fácil al principio; Aprender las dinámicas y encontrar la manera de conciliar la libertad del recorrido con el compromiso de mantener a mis seguidores actualizados con todo lo vivido, no ha sido fácil. Publicaciones, seguidores, historias, preguntas, respost, menciones, likes, comentarios ... sin mencionar la edición de todo el material diario! El viaje de repente abrió sus puertas; Un tren lleno de conocimiento por compartir. Y de la forma mas natural que pudo suceder, me vi rodeado de seres especiales dispuestos a ser parte de una energía en expansión. Y así nuevas dinámicas se crearon como impulsos al recorrido.
El equipo esta conformado por 77 ángeles; entre querubines, serafines y arcángeles. Tres representantes de las cortes supremas del universo uno. Una doncella danzante en el horizonte continuo de Urantia. 89 frecuencias de blancas y negras que a su vez convocan, en reuniones extraordinarias, a los 5 elementos presentes en todo el espectro visible. 365 oraciones de fe y dos cuernos de unicornios para llamados de intención. El sabio amarillo al frente del camino y diez dedos que van descifrando el mapa por recorrer! Todos ellos convocan a seres que se unen de maneras inesperadas a la travesía. En cada país recorrido, constantemente me veo rodeado de emprendedores, artistas, soñadores, viajeros, caminantes de la vida que al escuchar la voz hecha música se conectan con un propósito en común - Uno que no posee nombre, porque no se puede hablar de ello, solo se puede sentir. Aquel que nos despierta de repente sin tener presente que lo estuvimos buscando desde aquel sueño, desde aquella conversación, desde aquel recuerdo de niñez, desde el momento en que vimos esa luz en las estrellas o esa voz que nos llamó en el bosque, el mar, en la montaña, en el desierto. El propósito que une el sentimiento de llegar ... acompañado de la renuncia a lo conocido por trascender un karma que a penas logramos rozar con la razón. Por eso no posee etiquetas y a medida que se intelectualiza, se nos escapa como la porción de viento que alguien intente retener con las palmas en la cima de una colina. Solo se puede lograr “ser y estar”, aunque sea por un instante (!) Pues es todo lo que se necesita para contemplar el logos (...) En esa conexión, se experimenta un viaje que cambia las perspectivas del juego: Lo imposible por muy incansable que suene se convierte en un reto colectivo y tanto los seres visibles como los invisibles, se manifiestan milagrosamente. Sin dejar la más mínima duda de que fuimos parte de una conciencia mayor en constante expansión.
La transformación del ser es la única verdad inalterable - El resto, se lo dejamos a la imaginación que usualmente se da la mano con el universo. Hace un año me encontraba en el mar de los cielos del Titicaca, abrazando sentimientos que vienen y van, como las notas de esta melodía. Como el mensaje de esta carta; El recuerdo, la posibilidad infinita. En la isla del sol marque las piedras para que en el regreso, me volviera a despertar sin perderme cíclicamente en el laberinto. Sencillo... el amanecer se dibuja. La música siendo el lenguaje de conexión ... un pincel y una herramienta de búsqueda...
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Al final de las horas, nos sentamos alrededor del maestro y en presencia de un astro que despedía el año, una voz formula la pregunta: Cómo empezar el ciclo...?
Y entre los amarillos del sol responde:
“Calma y respira, siente la brisa ... y crea el instante para ti donde nada tiene un comienzo ni un final - Allí recordarás aquello que no deseas ser parte y abrirás el compas de la vida a los caminos que vibran con tu sentir y con tu esencia. Calma y respira. Siente la brisa. Y disfruta del ser que se esconde detrás de las imágenes, los colores y las formas (...)”
Feliz inicio de año - Ciclo 2019 !
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thanatos-rpg-blog · 5 years
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Brindamos en tu nombre, Ronan Naeem Basir, por verte en estas legendarias tierras, por verte caer a la merced de los pequeños placeres, por una vida cargada en nuevas experiencias. Esperamos que tu estadía continúe siendo de lo más grata, cualquier tipo de inconveniente será solucionado lo más rápido posible, aquí sólo hay tranquilidad, pero sin embargo las leyendas están más presentes que nunca, el viento sopla y parece decirte justo en tu oído que tengas cuidado.
¡ANGE! Te agradecemos tu confianza en nuestro proyecto. Recuerda que tienes 24 horas para enviarnos la respectiva cuenta del personaje.
información personal
nombre de usuario: ange.
edad: veinte añitos, jé.
zona horaria: cet (ugt+1) y en verano cest (ugt+2), thanks @ wikipedia.
nivel de actividad promedio:  ¿ente semana kinda 6???? los fines de semana 8. but !!! !! en una semana entro de vacaciones, so probs 8 *sunglasses emoji*.
¿triggers? nadita.
¿leíste las reglas? removido.
ficha de personaje
básico
nombre completo: ronan naeem basir.
edad y fecha de nacimiento: 4 de febrero de 1994.
nacionalidad: ha nacido en américa, aunque su madre es irlandesa y su padre de egipto.
marque con una x
(x) soy un ciudadano (es decir que lleva más de dos años viviendo en nuestras tierras) ( ) soy un forastero (estoy aquí hace menos de dos años y mi plan es irme)                          
de ser ciudadano
¿en qué vecindario vive?: en el vecindario de la familia derem.
¿a qué se dedica?: dependiente de turno matutino en la tienda de conveniencia.
¿hace cuántos años vive aquí?: siete años.
¿qué opinión le merecen las conocidas leyendas?: un bonito cuento para acostar a los enanos a su hora, sin duda se puede notar la influencia de edgar allan poe con toda la oscura poética. pero yo no me lo trago. bien es sabido que el arma opresor por excelencia de los gobiernos es el terror, ¿uh?
apartado secreto opcional:
el olor a lirio acunaba como una debilitada nana entonada por labios marchitos. pétalos que se enderezaban y sobresalían en la monocromática de rostros lúgubres que, ahogadas en funestas realidades, enterraban cuerpos antes de que le acariciase la parca. se sentía el limbo, el fino frágil hilo que aferraba a la mortandad materializado en cilindro plástico. subía y bajaba, pelo descuidado, con mellas donde morfeo había hundido sus dedos. era la voz de un titán la que se alzaba en una escena protagonizada por la inquisitiva, en la que la duda se repetía con la misma intensidad que los monitorizados latidos que se debatían en cuán longevo debía ser su sueño. era la voz de un titán la que sepultaba en ácido silencio. era la voz de un titán la que embestía dagas cuando sentido olfativo se reencontraba con el hedor etílico. y los lirios dejaron de robar el protagonismo, eclipsados por la tragedia greca representada sin anfiteatro  :  la trillada discusión entre la descendencia y su creador. “ojalá ella volviese y tú te fueras.” pero ojalá siembre había sido un deseo, y los deseos habitaban en un mundo onírico, un mundo que no era compatible con el destierro de una raza humana que una vez tuvo un paraíso entero a disposición de ellos. por ello, cuando hermes se materializo en la línea telefónica brindando la noticia de un despertar al olimpo, no esperaba que aquello viniese acompañado de una desaparición. cuarto vacío, absuelto de pertenencias que avivasen el recuerdo de su propietario. la llegada había acarreado una ida, la naturaleza siempre necesitando de antónimos para su colaboración.
secreto:
removido.
nota del entrevistador:
durante la entrevista, el registrado me pareció desconfiado, reservado, cínico pero también inteligente, leal, compasivo.  al mismo tiempo muestra un parecido excepcional con reece king.  
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matiasandresmusic · 6 years
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Gracias
 Se encendió la pantalla del teléfono. Sí, no es noticia, con el tema de los grupos de wsp es algo que nos sucede a todos durante todo el día. Pero fue un sonido distinto, fue un sonido de…mensaje de texto? ¿MSJ?  Sí, el mensaje de texto es algo así como el diskette para los niños, el walkman, el Messenger, la video casetera o el Tetris. Es el abuelo de los MP, MD, o el papá de What Sapp. La cosa es que, accedí a la tentación de la curiosidad. Encendí el teléfono. Y Solo decía: -“Amigo, me dejó Cecilia. Ora por mí, por favor”.
 No tenía su número, pero tengo más que claro quién era. Era ese que pedía por Cecilia todos los miércoles en la reunión de oración. Aquél que habla de ella todo el tiempo, y no dejaba de recordar lo hermoso que es la “aventura del amor”. El mismo que cada mes nos recuerda guardar nuestras vacaciones para Febrero 2019, fecha de su…casamiento.
 Pasa un día. Lo invito a comer.   La charla surge más rápido de lo que imaginé, había olvidado lo transparente que es esta persona. Apenas se sube al auto, luego de un pequeño preámbulo de “Amigo, que semana dura”, comienza el relato del último acontecimiento. Sin introducción, directamente el desenlace. No hay tiempo de darle misterios ni suspensos al relato, él está destruido, y se nota. De hecho, la pizza es igual que siempre, en Neuquén pocos lugares se destacan por su servicio, y el lugar que elegimos es uno de ellos. Pero han pasado 20 minutos y él no puede dar su primer bocado. No necesita preguntas, solo habla y expone con un corazón derramado todo el caos por el que navega en su mundo interno.
 Olvidé un detalle, uno importate: No salgas a comer con un corazón roto, porque las lágrimas no van a tardar en aparecer. Y, si te incomoda, vas a pasar un papelón. Las misas a nuestro alrededor se sorprenden al ver un hombre de 27 años llorar como un bebé sin su chupete. La moza que nos atendió mira de lejos, y se le llenan los ojos de lágrimas. Si, no es un obra de teatro, es un verdadero “papelón”.  Salimos a caminar, la historia sigue, los detalles se pronuncian con un tinte poético que pocas veces escuché en mi vida. Las historias están rebosantes de nostalgia, de recuerdos con canela, secretos de autor, alegrías efímeras en duración pero eternas en sensación y miradas perdidas.  Coronamos la noche, la vida sigue su curso. Pero algo queda dando vueltas alrededor de mi memoria en esta mañana, y es lo mucho que me sorprende que al ayudar a otros, inevitablemente somos ayudados. Fue imposible no levantarme esta mañana con un maremoto de recuerdos que me vienen a mí cabeza, quien un día supo estar al otro lado de la mesa en la pizzería. Pero despojos de memoria son aún más intensos: cómo fue que ahora estaba de este lado, alentado al perdón, a la maravilla del amor mutado y la esperanza de una restauración. Dios es grande, y es real en mi vida. No hay forma de mirar mis pasos previos y ver cómo Dios ha hecho milagros dentro mío, que en otros momentos pensé volverme loco de tanto dolor.  Él ha cambiado mi dolor y mi futuro en escombros, por sueños, vida, presente vivo y futuro materializado. Gracias Padre, gracias por abrazarme.
Matias Andres, 2019.
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angheladenisse · 3 years
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Decisiones y decepciones
La historia no es amable con los tibios, o eres valiente o eres cobarde, y de esa manera serás recordado, los que se quedan en la mitad se condenan a sí mismos a ser definidos con las palabras ambigüedad y vaguedad. Yo no me siento parte de aquellos quienes la historia denominará tibios, pero a veces me cuestiono mucho, a veces analizo las decisiones que he tomado en pleno uso de mis facultades y valiéndome únicamente de mi criterio, y creo que tal vez quepo en el concepto.
No sé si sea tibieza o falta de carácter. Siempre me he considerado una persona disciplinada, no tengo problema con llevar hasta el fin lo que establezco, pero diseccionando un poco más lo que he logrado y abriendo el camino de lo que no he logrado, siempre he podido cumplir con todo aquello que ha tenido un plazo fijo: universidad, cuatro años y medio, logrado; plazo para establecerme en mi trabajo y quedarme, seis meses, hecho; entrega de un proyecto importante, 3 meses, listo. Procrastino en extremo sí, pero en cuanto entra mi palabra en juego, respondo con resultados. Por otro lado, cuando compete únicamente a mí el definir el plan y el plazo, más aún si el resultado solo me beneficia o me perjudica a mí, bueno, ahí tocamos una zona gris.
Hace unos días hablaba con un amigo y me contó que se inscribió a una página con X y Y beneficios, mientras me explicaba el funcionamiento de este interesante sistema de conexión educativa, se me rompió el corazón al entender que finalmente alguien más había materializado esa idea de proyecto que pensé hace poco más de 5 años. La idea vivía en mi cabeza, pero alguien más la sacó de la suya y la hizo realidad. Segunda verdad difícil en una serie de verdades difíciles: de ideas y de intenciones no se vive. Hace unos años conocí a una mujer a quien respeto, no por los motivos adecuados, pero la respeto, y mientras me comentaba sobre algo que ella definió como incompetencia (y recuerdo que respaldaba su posición) dijo esto: “de intenciones está lleno el infierno”, y tal vez sí, tal vez quisiste ser más honesto con tu pareja, tal vez quisiste ser un hijo más atento, tal vez quisiste llamar más a tus amigos, tal vez quisiste ser más amable con tus inferiores, tal vez quisiste ser más proactivo en tu trabajo, tal vez tuviste una idea que te parecía buena, incluso la desarrollaste, pero nunca te pusiste los pantalones para ejecutarla; en nada te define lo que piensas y lo que quieres si no tienes la coherencia de demostrarlo con hechos, de deseos y expectativas no se puede vivir, nadie recordará quien quisiste ser sino quien fuiste, “no es quien seas en el interior, son tus actos los que te definen” (créditos a quién créditos merezca, no logro recordar a quién).
Mis papás me suelen definir con una frase que suena divertida pero que es profundamente limitante (y enteramente hiriente en tanto cierta): tú eres carrera de caballo y parada de burro. Carrera de caballo, arranco con emoción, arranco con ganas e ilusión, parada de burro, eventualmente queda ahí, el sueño muere ahí. Me considero una persona creativa, todo el tiempo tengo ideas, todo el tiempo estoy soñando despierta, abstraída en paralelo a mis actividades normales, también puedo decir, modestia aparte, que siento que tengo buenas ideas, simplemente no he tenido la (inserte palabra adecuada aquí, hay muchos sustantivos que caben) suficiente para sacar realidades de ellas. El proyecto del que mi amigo me contó no es la primera idea concebida nunca ejecutada, cuando era más joven tuve la idea de una especie de fundación que sí pudo ser viable, nunca vio la luz, antes de eso tenía una especie de negocio pequeño de pulseras, funcionó un tiempo, murió por falta de aplicación, actualmente tengo una idea entre ceja y ceja que estoy esperando finalmente hacer realidad este año, empecé a testear el año pasado y aunque no he progresado mucho aún, me complace sentir que estoy metiéndole cabeza y corazón a algo, que estoy decidiendo ejecutar y no solo pensar; si este proyecto sale (aunque fracase pronto) por fin podré romper la racha, habré empezado algo por mí, para mí, sin ninguna presión, control, ni incentivo de por medio.
Luego viene el reto máximo, mi Everest, mi gran Bowser, y lamentablemente me estoy entibiando otra vez. Creo que por eso es tan importante lograr este pequeño proyecto que tengo ahora, para ganar confianza, porque otra vez me siento a la deriva con mi gran sueño, aunque firmé los primeros papeles y con eso me “comprometí” hasta cierto punto, aún estoy a tiempo de salir de la partida sin perder más que el valor de la inscripción, una vez metidas las cuatro patas, no voy a tener escapatoria y no estoy en condiciones de ir hasta el extremo y ahí recién retirarme, no puedo. Dios, estoy aterrorizada porque otra vez los pelos de punta se convierten en escalofríos debilitantes en la columna vertebral. Este gran sueño que puede joderme psicológica y económicamente, este desafío de tantas verticales, de tantas opciones, puede desbaratarme si no lo pienso bien, y puede desbaratarme si no me arriesgo también. La historia no fue hecha para los tibios, pero tampoco para los pendejos, y yo no quiero ser tibia, pero tampoco pendeja. Ojalá fuera más sencillo intuir qué ideas vale la pena llevar hasta el fin.
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