En mi pieza tengo como foco de luz uno led, gira y tira miles de luces y colores. Me encanta ese foco porque no tira luz normal, siempre gira y da colores.
El único momento que mi pieza ve claridad, es cuando sale el sol.
La oscuridad parece bailar en la pieza, está en todas partes, pero en ninguna al mismo tiempo.
Ayer mi Roomie pregunto porque no pongo un foco normal, porque según creía él, la poca luz que tiraba provocaba que olvidarla apagarlo antes de dormir (cosa que pasa muy seguido últimamente).
Ahora, acostada en la cama, miro las luces pasar por todas partes y lo dicho por mi Roomie volvió a habitar mi mente.
La señora pregunta se sienta frente a mí, en mi pequeña mesa redonda de mármol fino. La miró con algo de desprecio, pues las mayorías de las señoras preguntas no son nada amables, todo lo contrario diría yo.
—¿Vamos al grano querida? Tengo que estar antes de las 12 en casa, para el té con tarta de manzana de mi marido.
Miro todas sus facciones, y la odio incomprensiblemente para el tiempo que la conozco. Ella observa mi pequeña jarra cristalina, que tiene una despampanante narciso que corte de mi pulcro jardín.
—Hermosa la verdad. Lastima el narcisismo que la codea.
Lo último siento que fue con malísima.
Agarro sin mirar mi pequeña tacita de porcelana y la llevo directo a mi nariz, el olor a fernet me eriza el cuerpo.
—¿Y qué tal vas con tu pequeña limpieza espiritual?
No la estoy mirando, porque mi mirada surca las olas del mármol, pero estoy muy segura que esa cosa, producto obviamente de lo drogada que estoy, está sonriendo.
Bebo todo lo que hay en mi pequeña tácita.
—Te lo hago fácil, después de todo odiaría que te pierdas la tarta de manzanas.
Se ríe con discreción, dirigiendo la mirada al florero nuevamente.
—Me gusta la luz que tengo porque se parece a la vida, la luz a la mañana del sol, son los momentos bonitos que pasó con las personas que amo ocasionalmente cada tanto.
La miró fijamente, busco su mirada, pero está perdida observando el narciso.
—Me siento en la oscuridad todo el tiempo, todos los días, y ya no sé cómo lidiar con eso. Quiero rendirme.
Ella sigue mirando el narciso.
Bajo la mirada al sentir un hormigueo en la mano, la tácita que mis dedos rozaban esta nueva llena. El hormigueo fue producto de tocar la tácita fría, producto de la transpiración.
—Pero...
La miró a la cara, pero ya no está a un metro de mi.
Mi pequeña mesita, se convirtió en una mesa que me aleja el quíntuple de lo que estaba de la señora pregunta. Trato de enfocar su vista, y la encuentro clavada en mi... O mejor en el narciso que está a unos sentimientos de mi taza, a un lado de mi cara. Carraspeó de una manera nada casual.
—La luces de mi habitación me hacen sentir menos sola en la oscuridad, y me relajan lo suficientemente para que logré dormir antes de que llore por lo vacía que me siento.
Ella sonríe, se levanta de su asiento y empieza a taconear hacia mi. A tres pasos de mi para y se queda observando el narciso bien de cerca, con la punta de la nariz rosando un pétalo.
—Voy a decirle a mi marido que haga que el jardinero cambie las violetas por unos narcisos.
Mi expresión fue notoria, porque enseguida se enderezó y me miró. Sonrió apretando los labios.
—Cariño, no lo tomes personas, es un consejo de amigas del té.
La señora empezó a caminar suéltamente alrededor mío, observando la mesa.
—¿Sabes cuál es el secreto según mi marido para los narcisos?
La señora se para cerca mío y se sienta en su silla que estaba a metros segundos antes.
—La verdad yo no creo eso, pero me gusta decirle que tiene razón porque lo amo, pero también amo mi jardín y por eso contraté a un jardinero.
La señora pregunta ríe, y me mira esperando que la siga con una educada risa, pero no. Nada salió de mis labios.
—Bueno. La realidad es que las flores están vivas, respiran y toman sol... Uno puede darle todo el amor que tenga a un narciso.
La señora se para de manera rápida y elegante.
—Uno puede regar el narciso con las mejores cosas del mundo, y cuidarlo de todas las plagas que se pueda.
Me sonríe de forma maternal, lo cual me provoca rabia. Estira su huesuda mano y agarra mi tácita, se la acerca a la nariz y al inhalar se va el amor de su sonrisa.
—El narciso en algún momento va a estar solo, y si él quiere puede dejarse comer, e incluso puede tomar cualquier cosa que caiga a su alrededor...
Llena el capullo del narciso de fernet.
—¿Tiene sentido?
Me mira sería.
La gotas de fernet que caen de la flor y se estrellan contra el mármol salpican todo, y de apoco como en un suspiro, la habitación se llenó de agua. Miro para todos lados desesperada , el agua me llega a la cintura y no sé qué hacer, busco a la señora pregunta y está con su silla arriba de la mesa, sentada pulcramente. Trato de subir la misa y no puedo, las patas están empezando a flotar, la habitación se llena más, ya tengo el agua por los hombros...
—Loquita, ¿tiene sentido?
—No me digas así. Y no, obvio no tiene sentido.
El agua toca mi mentón, pero no pasa nada, si me ahogo es todo producto de mi imaginación, como mucha mala suerte puede que esté haciendo algo relacionado y lo este camuflando con esto.
—¿Por qué no tiene sentido?
—Porque los narcisos se aman, nunca se dejarían morir, son demasiado bellos.
Empiezo a toser porque trague el agua negra, que en verdad ahora que la probé, me doy cuenta que es fernet.
—¿Entonces? Arrastras a todos a que te amén, pero no amas a nadie.
—Mira, que yo elija hacer ciertas cosas que los demás aprueban no quiere decir que no ame a nadie. Me amo, pero no sé si lo suficientemente para poder vivir.
Posiblemente la señora pregunta no entendio ni la mitad de lo que le dije, pero no fue mi culpa, me estaba ahogando, a tres metros bajo ella.
Todo es negro y aún más lo son las burbujas. Estoy flotando en el medio de la nada. Cierro los ojos fuertes, cuanto hasta diez, y espero que cuando los abra no vea la luz clara... Porque eso significaría que se me fue la mano con todo...
Falle mi 2/5 días
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Recuerdo la primera vez como si hubiera sido ayer.
Tenía 13 años, estaba en un parque de skate, solx y lejos de mi casa, una mañana como muchas otras que decidí no ir a la secundaria
el momento correcto con las personas indicadas, yo no conocía a nadie y recién empezaba a aprenderle al skate y un chico se me acercó a ayudarme a bajar una rampa y luego a platicar, más tarde le fue cayendo el resto de la banda, a eso de la 1 pm alguien armó el porro y con forme lo veía acercarse me ponía más y más nerviosa, claro que quería pero jamás lo había probado y mis ganas de ser aceptada en un lugar me hicieron mentir cuando me preguntaron que si ya había fumado antes “claro” dije, y le calé, no recuerdo cuánto habré fumado pero si lo pacheca que estaba y lo paranoica que me sentía de no encontrar mi celular, me tenía que ir a casa.
Han pasado ya 15 años casi desde esa primera vez, al principio me daba pena y me arrepentía,me sentía mal con mi familia pero con el tiempo se entendió que no lo iba a dejar. La marihuana me dio la tranquilidad que no tenía, hambre cuando la depresión me hacía no comer y sueño cuando el insomnio me atacaba constantemente. Hoy en día fumo más por necesidad que por gusto. Es mi pan de cada día y lo que a mi cuerpo da un poco se alegria, no veo mi vida sobrio actualmente, empecé fumando para reírme un poco , hoy en día fumo para controlar mejor mi ansiedad y mis nervios.
Sinceramente me pregunto que habría pasado si nunca la hubiera probado.
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Estoy en una etapa donde estoy luchando x no volver a consumir metamfetamina, no quiero una recaída pues el 2022 fue en donde me enganche con el cristal realmente al principio todo bien pero poco a poco fue aumentando mi adiccion ya no podía vivir sin la metanfetamina se volvió mi compañera, a diario la consumía día y noche
simplemente una adicto con trastornos mentales que generalmente a diario generaba
encerrado y aislado de la sociedad en un cuarto donde solo fluia adiccion y humo en cantidad que provenia del quimico cristalino. La ansiedad aumentaba dia con dia, esa ansiedad no venia sola pues tambien venía acompañada de una maldita locura mental que me estaba matando. Me volvi la peor versión de mi me desconocía,me perdí a mi mismo, ya no comía ni dormía solo quería estar consumiendo todo el día me volví una persona ermitaña, sin amor propio, sin sentido de vida, con un gran callo emocional
No solo me dañaba a mi si no a mi familia me volví egoísta solo pensaba en mi y no en el daño que le cause a mi famila
Pero me internaron en una clínica de rehabilitación y la verdad me salvaron la vida aun tengo ansiedad pero trato de controlarla a veces quisiera salir corriendo a drogarme pero la verdad es que toque un gran fondo
39 kilos
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