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#Grutas de la Estrella
aperint · 26 days
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XXVII Encuentro Internacional de Poetas
XXVII Encuentro Internacional de Poetas #aperturaintelectual #palabrasbajollave @tmoralesgarcia1 Thelma Morales García
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charopchan · 1 year
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‘Macario’, este es el significado la cinta que inmortalizó a Ignacio López Tarso
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“¡Bienvenido a mi gruta, Macario!”, es una de las frases más conocidas de la película que convirtió a Ignacio López Tarso en una estrella de fama mundial y que, con el reciente fallecimiento del actor, es recordada por su relación con la muerte. 
Con 98 años de edad, el famoso histrión del Cine de Oro mexicano falleció este 11 de marzo, dejando un gran vacío en la escena artística nacional e internacional, quienes lo vieron brillar en la cinta ‘Macario’ dirigida por Roberto Gavaldón en 1960 y que fue la primera cinta mexicana en tener un lugar en los Premios Oscar. 
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El largometraje está inspirado en la novela homónima de B. Traven, quien tomó como referencia el cuento “La muerte madrina” de los Hermanos Grimm, y esta es la importante reflexión que nos deja sobre vida y la muerte. 
Ignacio López Tarso quedó en la memoria nacional por su interpretación en “Macario”
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“Macario, un aldeano sumamente pobre, desea comerse él solo un pavo, el cual comparte con la Muerte, quien, como agradecimiento, le entrega un agua curativa con la que hará milagros.”, es la argumento principal que sigue la cinta. 
En la historia, que cuenta con un inesperado giro hacia el final, nuestro protagonista vive obsesionado con la idea de poder comer todo un banquete el solo, puesto que siempre ha vivido en la miseria, por lo que su esposa se roba un guajolote para poder cumplirlo.
Sin embargo, Macario y su familia no esperarían que esto los llevaría a enfrentarse con un destino del que, aunque él lo intenta, no se puede escapar: la muerte. 
Esta es la reflexión que nos deja “Macario”
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El largometraje aclamado por su impecable fotografía, es una pieza imperdible del cine nacional, no solo por desarrollarse durante la época virreinal durante el Día de Muertos, sino por retratar la cosmovisión que existe en la cultura mexicana sobre ese plazo que nos llega a todos en algún momento. 
“Hay que tener consideraciones con los muertos, porque pasamos mucho más tiempo muertos que vivos.”, es una de las reflexiones que La muerte le dice a Macario.
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Representadas con velas en una cueva, la historia nos recuerda la débil línea que hay entre la vida y la muerte, lo frágil que puede ser la condición humana y que, sin importar cuanto se intente, el final de nuestra vida es algo que pasará inevitablemente.
“Esta es la humanidad. Aquí ves arder las vidas tranquilamente. A veces soplan los vientos de la guerra, los de la peste y las vidas se apagan por millares al azar.”, se expresa en el filme.
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Esta emblemático relato fue una de las más importantes de Ignacio López Tarso, y consciente de su importancia cultural siguió representando con entusiasmo en eventos como el “Festival de Vida y Muerte”, donde dio vida de nuevo a su legendario personaje.
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"Cuando nacemos ya tenemos nuestra muerte escondida en el hígado, o en el estómago, o acá, en el corazón, que algún día va a pararse."
Fuente: https://laverdadnoticias.com/espectaculos/Macario-este-es-el-significado-la-cinta-que-inmortalizo-a-Ignacio-Lopez-Tarso-20230311-0232.html
El texto fue hecho como parte de mi trabajo y con admiración a una de mis cintas favoritas del cine mexicano. La película se puede encontrar completa en YouTube.
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Imagen tomada de un post realizado en la página Leonora Carrington, el actor Ignacio López Tarso, una figura que dedicó su vida a la actuación en la obra 'El Rey se Muere', donde la misma Leonora Carrington trabajó como escenógrafa y vestuarista, además de realizar el cartel que se comparte aquí.
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ochoislas · 2 years
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EL DESDICHADO
Yo soy Beltenebrós —viudo, inconsolable—, príncipe de Aquitania en la torre anulada: mi celeste laúd, muerta su única estrella, encierra el negro sol de la Melancolía.
Tú que fuiste mi alivio, en el sepulcro negro tórname Posilipo y los mares de Italia, la flor que deleitaba mi pecho afligido, y la parra que casa el pámpano a la rosa.
¿Amor o Febo soy? ¿Lusiñán o Birón? Aun mi frente arrebola el beso de la reina; he soñado el chapuz de la ondina en su gruta...
Y dos veces crucé, triunfante, el Aqueronte: modulando por turno en la lira de Orfeo suspiros de beata y baladro de fada.
*
EL DESDICHADO
Je suis le ténébreux, — le veuf, — l’inconsolé, Le prince d’Aquitaine à la tour abolie : Ma seule étoile est morte, — et mon luth constellé Porte le soleil noir de la Mélancolie.
Dans la nuit du tombeau, toi qui m’as consolé, Rends-moi le Pausilippe et la mer d’Italie, La fleur qui plaisait tant à mon cœur désolé, Et la treille où le pampre à la rose s’allie.
Suis-je Amour ou Phébus, Lusignan ou Biron ? Mon front est rouge encor du baiser de la reine ; J’ai rêvé dans la grotte où nage la sirène...
Et j’ai deux fois vainqueur traversé l’Achéron : Modulant tour à tour sur la lyre d’Orphée Les soupirs de la sainte et les cris de la fée.
Gérard de Nerval
di-versión©ochoislas
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danielpico · 1 day
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Antonio Bastidas
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FLORES FÚNEBRES
Llorad lágrimas vertidas, enjutos ojos serenos, que a fe que no os cuesten menos lloradas que detenidas.
GLOSA
Si repetís el amor, Filipo, de vuestra esposa, acción es también forzosa que repitáis el dolor: que acreditan en rigor quejas otra vez sentidas; y pues honran repetidas, sentid penas expresadas, expresad ansias lloradas: llorad lágrimas vertidas.
Lo que siente el corazón fieles expresan los ojos, si en cristalinos despojos aquél muestra su pasión: con que es cierta conclusión, Filipo, que por lo menos, si del corazón los senos anega el dolor y el llanto, no tengáis en tal quebranto enjutos ojos serenos.
Pero si llorar flaqueza indica en la Majestad; ¿cómo a aquesta poquedad hoy se humilla vuestra Alteza? Dirá alguno que es fineza de vuestro amor a lo menos; mas si a las lágrimas senos ensancha vuestro dolor, cáusaos fuerza superior, que a fe que no os cuesten menos. Y pues Isabel ya goza aquel celeste dosel, enjúguese el llanto fiel en vuestra llama amorosa; pero si aún la pena ansiosa brota lágrimas sentidas, no queden por reprimidas, que es nube opuesta a su ardor, y fecundarán mejor lloradas, que detenidas.
Al mismo intento diose en el certamen el asonante agudo, y que discurriese sobre el sentimiento de la ciudad de Quito, aludiendo a los dos montes que adornan el escudo de sus armas.
ROMANCE
Pastores de aquestas cumbres, que a Quito dan tanto honor, ¿dónde la rosada aurora se esconde ya de Borbón?
Si registráis de esa altura de la luz primer albor, ¿dónde los floridos rayos de Isabel traspone el sol?
Sólo contemplo, pastores, en lugar de su esplendor, el silencio de la noche, de sombras la confusión.
El gran luminar del día la vez que se le atrevió a competirle los rayos, fue de su luz negro horror.
¿Cómo la tiniebla agora ha tomado posesión del imperio que regía aquel su regio candor?
Pero si estatuas de mármol os miro en tal suspensión, el ocaso de la muerte sin duda apagó su ardor.
Dan triste seña los montes, gigantes de esta región, en negros lutos que arrastran, y las sombras les cortó.
Un arroyo, que en sus faldas corrió en despeño veloz, éxtasis de hielo, asiste a asombros de su dolor.
Las flores, que a su cristal copiaron su perfección, tristes contemplan su muerte en su robado color.
Los árboles que bebieron la risa al salir el sol, haciendo sus hojas ojos, en llanto se convirtió.
Sólo el funesto ciprés aviva más su verdor, que hay quien se vista de gala quizá, porque otro murió.
Pero qué triste contemplo de aquella gruta el horror, el honor de aquestos montes, cabildo que les rigió.
No en repetidas querellas hacen de sí ostentación: que dolor que tiene labios, mucho de pena perdió.
En lágrimas sólo vierten convertido el corazón, que amor que sale a los ojos, es agigantado amor.
De negras bayetas cubren los rostros ¡qué confusión! al vasallo que hace cara, como alevoso y traidor;
y aunque a la lengua no fían alguna demostración, sostituyen en las obras desempeño, aunque menor.
Tanta luminaria ilustre, tanto luciente blandón, voces son, que de sus pechos acuerdan llamas de amor,
si no es que sean los rayos, que aquesta urna selló, y a pesar de sus cenizas muestran su lucido ardor,
o estrellas son a su pira, que encienden tanto farol, muy debido sentimiento, pues de Isabel murió el sol.
Pirámides de estos montes quisiera su compasión erigir a las cenizas y de Isabel al honor.
Más ilustre mauseolo, más elevado panteón, y más honoraria aguja su fe y lealtad escogió.
Pues erigió de su pecho, no sólo a la ostentación, pero en amor y verdad por pira su corazón.
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(fragmento de "Ramillete de varias flores poéticas" 1646)
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verse-nook · 2 months
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Silente
En el manto del crepúsculo ella brilla,
estrella silente en sueños nocturnos,
su risa teje un hilo rojizo,
entre ecos de palabras no dichas.
Su mirada, cuento que los ojos confiesan,
danza de esperanza y ternura,
mas en la recóndita gruta del corazón,
el misterio de un amor no revelado.
En cada paso, una oportunidad fugaz,
de atrapar los vientos de las circunstancias,
de pintar en matices de suspiros susurrados,
el lienzo de trazos no expresados.
Así, el amor perdura como un arte oculto,
canción latente en el corazón,
tinta de poeta en sombras no vistas,
pues ella es la musa de lo que puede ser.
E. R
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contenidocollage · 3 months
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El señor que cumple deseos a niños atentos. 
Todas las navidades pedía lo mismo, pero que sus padres no se fueran a enterar. Hacía la carta a papa noel, la sellaba con cinta adhesiva y la escondía bajo el árbol esperando que el gran señor del trineo pasara por ella y cumpliera la petición. Navidad tras Navidad y aunque la carta desaparecía, el deseo no se hacía realidad. Vivían en una casa enorme que para sus ojos podía ser un castillo, lleno de juguetes, las últimas tendencias en camas elásticas, consolas y robótica. Podía mirar las estrellas a través de un telescopio desde su patio todas las noche si quería, jugar en la piscina, ver películas en una sala de cine que su padre le había construído y dedicado porque en la puerta estaba su nombre, pero pese a ser un niño atento, no era feliz. Se la pasaba mirando en internet cómo se hacían los bebés, a sus seis años ya entendía el tema de la reproducción sexual sin tapujos ni vergüenza, examinaba a su padre y su pene mientras se duchaban y también miraba a su madre cuando salía desnuda por la habitación para ponerse encima todas las cremas que te podrías imaginar. El niño nunca preguntó, solo deseaba un hermanito para poder jugar con alguien y que fuese pronto porque también entendía sobre matemáticas y mientras más cumpleaños feliz cantaba, más se alejaba en edad de su posible hermano.
Los padres comenzaron a visitar al doctor mucho más seguido que antes, el niño pensó que estaban enfermos o algo parecido, pero la persona que lo cuidaba le comentó que estaban en “campaña” para tener otro hijo. Sus ojos brillaron como un pequeño dibujo animado y saltó de alegría, no se pudo contener, abrazó a la persona que le comunicaba la gran noticia y salió al patio a desahogar esa euforia que sentía porque pese a que papá noel durante tres años nunca pudo hacer su sueño realidad, se sentía agradecido e imaginaba su vida con ese otro niño que llamaría hermanito para siempre. 
A la madre se le daba bien hacer bordados y con el estricto reposo que el doctor le había dado a sus cuatro meses de embarazo, ella comenzó a hacer chalecos y gorros diminutos que el niño se ponía encima para hacerla reír, pero ni eso ni los desayunos con jugo natural de naranja, ni las películas que a ella más le gustaba y que al niño le hacían dormir, ni las flores que el papá traía ni los llamados de las amigas, no había nada que la hiciera volver a sonreír. Una noche él soñaba con su hermanito, le tomaba su pequeña mano y lo llevaba a su jardín, pero no al espacio que todos reconocían, por fin le podía mostrar su lugar secreto, su espacio privado, una gruta donde había creado un altar para él. Estaba su peluche favorito, un oso pequeño y azul que tenía desde que nació, un mechón de pelo de su padre y de su madre que había podido cortar durante una noche donde ambos roncaban, también tenía un foto de los tres, velas blancas, un pocillo con canela y una cruz invertida que había fabricado con palitos de sushi que había sacado de un restaurante. Mientras buscaba cómo nacen los bebés y cuánto se demoran en llegar, en internet le aparecieron una serie de mensajes que llamaron su atención, algunos donde daban técnicas o recetas para exitosos embarazos. El niño comenzó a leerlos con profundidad para saber de qué se trataba y el que más le gustó fue uno que decía que haciendo un pacto con Satanás, era la solución más rápida y eficaz, que él solo tenía que construir esa guarida secreta y que este señor Satanás, que le pareció similar a papa noel, lo haría posible. El niño despertó del sueño con los gritos de su madre y el sonido de una ambulancia que se metía en el jardín de su casa, con mucho miedo comenzó a rezar mientras avanzaba hacia la habitación de sus padres y como si fuese un camino de dulces, la sangre lo guió hasta el baño donde su madre lloraba sentada en el water. El niño se percató que en una toalla blanca de ducha, había algo más que sangre, su instinto lo llevó a abrirla y pudo reconocer el rostro que recién se formaba del que iba a ser su hermanito. El niño caminó hasta donde su padre que lloraba con la cara escondida entre un cojín, le cogió la mano y lo llevó a su gruta para que ambos le pidieran al señor Satanás que su hermanito volviera al cuerpo de su madre para que pronto pudieran jugar.
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mariadejesus1 · 4 months
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Novena de Navidad - Día 9
(24 de diciembre)
Oración para todos los días
Benignísimo Dios de infinita caridad, que tanto amasteis a los hombres, que les dísteis en vuestro hijo la prenda de vuestro amor, para que hecho hombre en las entrañas de una Virgen naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio; yo, en nombre de todos los mortales, os doy infinitas gracias por tan soberano beneficio. En retorno de él os ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de vuestro hijo humanado, suplicándoos por sus divinos méritos, por las incomodidades en que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongáis nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido, con tal desprecio de todo lo terreno, para que Jesús recién nacido tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén. (Se reza tres veces Gloria al Padre).
Oración a la Virgen María
Soberana María, que por vuestras grandes virtudes y, especialmente, por vuestra humildad, merecisteis que todo un Dios os escogiese por madre suya, os suplico que vos misma preparéis y dispongáis mi alma y la de todos los que en este tiempo hiciesen esta novena, para el nacimiento espiritual de vuestro adorado hijo. ¡Oh dulcísima madre!, comunicadme algo del profundo recogimiento y divina ternura con que lo aguardasteis vos, para que nos hagáis menos indignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén. (Se reza tres veces el Avemaría)
Oración a San José
¡Oh santísimo José, esposo de María y padre putativo de Jesús! Infinitas gracias doy a Dios porque os escogió para tan soberanos misterios y os adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Os ruego, por el amor que tuvisteis al Divino Niño, me abracéis en fervoroso deseo de verle y recibirle sacramentalmente, mientras en su divina esencia le veo y le gozo en el cielo. Amén. (Se reza un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria)
Consideración día 9
La noche ha cerrado del todo en las campíñas de Belén. Desechados por los hombres, y viéndose sin abrigo, María y José han salido de la inhospitalaria población y se han refugiado en una gruta que se encontraba al pie de la colina. Seguía a la reina de los ángeles el jumento que le había servido de humilde cabalgadura durante el viaje, y en aquélla cueva hallaron un manso buey, dejado allí probablemente por alguno de los caminantes que habían ido a buscar hospedaje en la cuidad.
El Divino Niño, desconocido por sus criaturas racionales, va a tener que acudir a loas irracionales para que calienten con su tibio aliento la atmósfera helada de esa noche de invierno, y le manifiesten con esto y con su humilde actitud el respeto y la adoración que le había negado Belén., La rojiza linterna que José tiene en la mano ilumina tenuemente ese pobrísimo recinto, ese pesebre lleno de paja que es figura profética de las maravillas del altar, y de la íntima y prodigiosa unión eucarística que Jesús ha de contraer con los hombres. María está en oración en medio de la gruta, y así van pasando silenciosamente las horas de esa noche llena de misterio.
Pero ha llegado la medianoche, y de repente vemos dentro de ese pesebre, poco antes vacío, al divino Niño esperado, vaticinado, deseado durante cuatro mil años con inefable anhelo. A sus pies se postra su Santísima Madre, en los transportes de una adoración de la cual nada puede dar idea. José también se acerca y le rinde el homenaje con que inaugura su misterioso e imponderable oficio de padre adoptivo del Redentor de los hombres. La multitud de ángeles que desciende de los cielos a contemplar esa maravilla sin par , dejan estallar su alegría y hacen vibrar en los aires las armonías de ese Gloria in Excelsis que es el eco de la adoración que se produce en torno del Altísimo, hecha perceptible por un instante a los oídos de la pobre Tierra . Convocados por ellos, vienen en tropel los pastores de la comarca a adorar al recién nacido y presentarle sus humildes ofrendas. Ya brilla en oriente la misteriosa estrella de Jacob, y ya se pone en marcha hacia Belén la caravana espléndida de los Reyes Magos, que dentro de pocos días vendrán a depositar a los pies del Divino Niño el oro, el incienso, y la mirra, que son símbolos de la caridad, la adoración y la mortificación.
¡Oh adorado Niño! Nosotros también, los que hemos hecho esta novena para prepararnos al día de vuestra Navidad, queremos ofreceros nuestra pobre adoración. ¡No la rechacéis! ¡Ven a nuestras almas, venid a nuestros corazones llenos de amor! Encended en ellos la devoción a vuestra santa infancia, no intermitente y sólo circunscrita al tiempo de vuestra Navidad, sino siempre y en todos los tiempos; devoción que fielmente practicada y celosamente propagada, nos conduzca a la vida eterna, librándonos del pecado y sembrando nosotros todas las virtudes cristianas.
Gozos
Ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús, ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús, ven, ven a nuestras almas... No tardes tanto, no tardes tanto, Jesús, ven, ven, ven, ven.
1. ¡Oh, Sapiencia suma del Dios soberano, que a infantil alcance te rebajas sacro! ¡Oh, Divino Niño, ven para enseñarnos la prudencia que hace verdaderos sabios!
Ven, ven ven..
2. ¡Oh, Adonai potente que a Moisés hablando de Israel al pueblo diste los mandatos! ¡Ah, ven prontamente para rescatarnos, y que un niño débil muestre fuerte el brazo!
Ven, ven ven..
3. ¡Oh, raíz sagrada de José que en lo alto presenta al orbe tu fragante nardo! Dulcísimo Niño que has sido llamado Lirio de los valles, Bella flor del campo.
Ven, ven ven..
4. ¡Llave de David que abre al desterrado las cerradas puertas de regio palacio! ¡Sácanos, oh Niño con tu blanca mano, de la cárcel triste que labró el pecado!
Ven, ven ven..
5. ¡Oh, lumbre de Oriente, sol de eternos rayos, que entre las tinieblas tu esplendor veamos! Niño tan precioso, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de tus dulces labios.
Ven, ven ven..
6. ¡Espejo sin mancha, santo de los santos, sin igual imagen del Dios soberano! ¡Borra nuestras culpas, salva al desterrado y en forma de niño, da al mísero amparo!
Ven, ven ven..
7. ¡Rey de las naciones, Emmanuel preclaro, de Israel anhelo Pastor del rebaño! ¡Niño que apacientas con suave cayado ya la oveja arisca, ya el cordero manso!
Ven, ven ven..
8. ¡Ábranse los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío como riego santo! ¡Ven hermoso Niño, ven Dios humanado! ¡Luce, Dios estrella! ¡Brota, flor del campo!
Ven, ven ven..
9. ¡Ven, que ya María previene sus brazos, do su niño vean, en tiempo cercano! ¡Ven, que ya José, con anhelo sacro, se dispone a hacerse de tu amor sagrario!
Ven, ven ven..
10. ¡Del débil auxilio, del doliente amparo, consuelo del triste, luz del desterrado! ¡Vida de mi vida, mi dueño adorado, mi constante amigo, mi divino hermano.
Ven, ven ven..
11. ¡Ven ante mis ojos, de ti enamorados! ¡Bese ya tus plantas! ¡Bese ya tus manos! ¡Prosternado en tierra, te tiendo los brazos, y aún más que mis frases, te dice mi llanto!
Ven, ven ven..
12. ¡Ven Salvador nuestro por quien suspiramos, ven a nuestras almas, Ven, no tardes tanto!
Ven, ven ven..
Oración al Niño Jesús
Acordaos, oh dulcísimo Niño Jesús, de que dijisteis a la venerable Margarita del santísimo Sacramento —y en persona suya a todos vuestros devotos— estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente: “Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado”. Llenos de confianza en vos, oh Jesús, que sois la misma verdad, venimos a exponeros toda nuestra miseria. Ayúdanos a llevar una vida santa, para conseguir una eternidad bienaventurada. Concédenos por los méritos infinitos de vuestra infancia, la gracia de la cual necesitamos tanto. Nos entregamos a vos, oh Niño omnipotente, seguros de que no quedará frustrada nuestra esperanza, y de que en virtud de vuestra divina promesa, acogeréis y despacharéis favorablemente nuestra súplica. Amén.
Fuente: Colombia.com
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armatofu · 6 months
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Un paisaje volcánico único en el mundo
¿Cómo puede la seca isla de Lanzarote producir sus excelentes vinos blancos y dulces? La respuesta es la ‘geria’, un hoyo cónico excavado en capas naturales de grava volcánica de varios metros de profundidad, en el centro del cual se planta una vid, y en cuyo borde se coloca una media luna de rocas como protección contra el viento. Hilera tras hilera de estas perfectas oquedades teñidas de verde, ocre y negro producen un paisaje único en el mundo, que ayudó a justificar la declaración de Lanzarote como Reserva de la Biosfera por parte de la Unesco.
Bodegas y vinos reconocidos internacionalmente
Aunque mediante este sistema se cultivan también árboles frutales como las higueras, la estrella de las gerias es la vid. En el Paisaje Protegido de La Geria operan numerosas bodegas que venden vinos galardonados internacionalmente, como algunos famosos caldos de malvasía. Bajo estos viñedos espectaculares se esconde otra joya natural, la cueva de Los Naturalistas, de 1.600 metros de largo. La gruta es accesible con precaución y una buena linterna que ilumine las numerosas y pequeñas agujas de lava que salen de su techo.
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LA GORGONA CHAVIN EN LA CIUDAD DE CHAVÍN DE HUANTAR - PERÚ. (REVISIONISMO HISTORICO).
Gracias a M.A. (El Caminante Hiperbóreo), por traernos estos reveladores datos directamente desde Perú, lo que confirma una vez más quien es en realidad la deidad de la Pachamama.
- El nombre de Huaraz proviene del vocablo quechua: "Waraq" que significa AMANECER. Los pobladores prehispánicos de la zona tenían como a una de sus deidades principales a: "Waraq Quyllur" que significa: ESTRELLA DEL AMANECER asociada por ellos al PLANETA VENUS, que "coincidentemente" es el único astro que puede ser apreciado claramente desde la ciudad, el cual brilla refulgente en las noches despejadas de Huaraz. Para los Chavín todo lo que estuviera relacionado con las serpientes era una manifestación de la Pachamama, los pobladores aseguran a su vez haber sido testigos en varias ocasiones de la aparición de una deidad femenina posada sobre una columna de piedra en El Callejón de Huaylas o Valle del Santa, estrecho y alargado valle aluvial de la Cordillera de los Andes, formado por el recorrido del río Santa desde su origen en la laguna altoandina de Conococha hasta el Cañón del Pato.
El Inframundo es el inicio de una red perfecta de túneles subterráneos que abarcan más de 5 kilómetros de extensión, fluyendo como catacumbas poderosas en roca, piedras no originarias de la región, desembocando en el cruce de dos ríos que se juntan en un cuello de remolinos. Es una gruta laberíntica interminable que aturde con sonidos envolventes de agua, como si las piedras hablaran. Todavía los ingenieros hidráulicos no logran explicarse como los acueductos de la ciudad fluyen cuesta arriba de forma subterránea.
Vigilando la entrada de la Chinkana se encuentra el Dios Guardían del Inframundo, representado en una escultura de 4 metros de altura, con dos rostros puntiagudos, con una cara mira hacia el mundo intraterreno y con la otra cara mira hacia el mundo externo, los guías del lugar prohíben tocar el Menhir y mirarlo de frente para evitar que las personas entren en un ataque de pánico. Cuentan los pobladores que cuando los arqueólogos intentaron remover de la entrada al enorme Menhir en 1970, acaeció el terremoto de Yungay, el lodo, el hielo y las piedras arrasaron la ciudad ancashina hace 53 años, terminando con la vida de más de 50.000 personas, en cuestión de minutos desapareció Yungay.
Por último rodeando este gran complejo arqueológico se encuentra la laguna de Querococha (laguna de arbustos) a casi 4069 metros de altura, en ascenso al nevado Huascarán desde la Cordillera Negra hacia la Cordillera Blanca. Cuenta la leyenda que esta formación natural alberga una campana de oro de la ciudad de Recuay que fue robada por un guerrero, llamado Querococha, de la laguna de Anticocha. Esta sonaja cayó en una pampa donde se hundió, y al sepultarse formó un enorme hoyo de cuya profundidad brotó agua dando origen a esta laguna.
**Fotos correlacionadas con la descripción**
https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=pfbid02nzXgVfkpmnCy2Tnc9njnYnNt6uqwJiXeu8NSo6ByZHb36NBM3UajAC9AFfHkw21jl&id=107015054198213&sfnsn=mo
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bookaneer · 1 year
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—¡Dios mío! ¡Dios mío! No olvidéis vuestra promesa.
Y la sombra vencía a la luz y la sombra caía sobre su corazón como nube de plomo.
Todavía quedaba en el Poniente la suave claridad del sol.
—¡Dios mío! —Volvió a gritar el enfermo con su voz débil, y murió.
Una estrella corrió por el cielo, dejando una brillante ráfaga luminosa…
Hubo un tiempo glorioso en que Él nos oía y las imágenes de las vírgenes y de los santos se nos aparecían en las grutas de la tierra y en las olas del mar; pero como es cierto que estamos en decadencia y que caminamos a la perdición, ya no nos atiende.
Los hombres, en su jaula, han gemido, han rezado, han gritado tanto, que han vuelto sordo al amo, al amo de la jaula. Por eso no nos oye.
El amo de la jaula, Pío Baroja.
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entrepalabrasmx · 1 year
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Los errantes o ese amor, la historia de una separación dentro del teatro
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La compañía de teatro Musa Colibrí presenta Los errantes o ese amor, de Verónica Musalem —escrita con la beca del Sistema Nacional de Creadores de Arte 2015—, que tendrá temporada en el Foro La Gruta del Centro Cultural Helénico, del 8 de octubre al 17 de diciembre, todos los sábados a las 18:00 horas.
En esta entrega, Verónica Musalem juega con lo autobiográfico, así como con el teatro dentro del teatro, al tiempo que sus personajes —interpretados por la primera actriz Aida López y el primer actor Alberto Estrella— naufragan en escenas donde lo fantástico y lo real se yuxtaponen en la búsqueda de la supervivencia y de los recuerdos perdidos.
Esta pieza narra la vida de los dueños de un teatro itinerante que, luego de 20 años, deciden romper su relación. El duelo los alcanza en una sierra donde, supuestamente, se encontrarían de nuevo como pareja. Pero las palabras ya no alcanzan y el sentido de lo que alguna vez fue su amor se les escapa de las manos. Se trata de la última obra de la Trilogía de la tierra —compuesta por Los caminantes, Los maromeros y Los errantes o ese amor—, la cual fue publicada recientemente por la editorial Paso de Gato. Además, es una historia en la que los lugares más recónditos se convierten en territorios de crisis personales que se develan en medio de eventos mágicos y perturbadores. Es así como esta puesta en escena sumerge al público en un viaje donde el amor es una conexión casi mística, pero también una perturbación que arrastra al lado más oscuro de la vida.
El equipo creativo se completa con el talento de Leonardo Soqui en la música original; Lydia Margules en la iluminación; la producción ejecutiva de Anaid Guerra; el diseño de espacio escénico y la asistencia de dirección de Cardo Vela; y el diseño de vestuario de Edyta Rzewuska.
Los errantes o ese amor contará con una temporada del 8 de octubre al 17 de diciembre, todos los sábados a las 18:00 horas, en el Foro La Gruta. El costo del boleto es de $310. Actualmente hay una preventa con el 50% de descuento, válida hasta el 7 de octubre. Las localidades pueden adquirirse en la taquilla del Centro Cultural Helénico, ubicado en avenida Revolución 1500, así como en la página de internet helenico.gob.mx
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Sebastian en sueño, de Georg Trakl.
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Sebastian en sueño, de Georg Trakl.
​"Furioso en el muro de piedra golpea el árbol sin hojas. Tú sobre peldaños destruidos: ¡árbol, estrella, piedra! Tú, un animal azul que tiembla en silencio; tú, el sacerdote pálido que lo sacrifica en negro altar."
Selección de poemas del libro de Trakl (1915):
CANCION DE LAS HORAS
Con oscuros ojos se miran los amantes, los rubios, radiantes. En rígidas tinieblas se enlazan delicados los brazos anhelantes. Purpúrea se quebró la boca de los bienaventurados. Los ojos redondos reflejan el oro oscuro de la siesta de primavera, linde y negrura del bosque, miedos de tarde en el verde; quizás un inefable vuelo de pájaros, el sendero del no nacido a lo largo de lóbregos pueblos, de solitarios veranos, y surge del azul derruido a veces un alguien que fue vida. Suave susurra en el campo la mies amarilla. Dura es la vida y acerada blande la guadaña el campesino, ensambla vigas enormes el carpintero. Purpúrea se tiñe la fronda en otoño; el espíritu monástico atraviesa días serenos; madura está la uva y hay un aire festivo en cortiles espaciosos. Más dulce huelen los frutos amarillos; suave es la risa del que está contento, música y danza en umbrías bodegas; en el jardín crepuscular paso y reposo del muchacho muerto.
PAISAJE Segunda versión
Tarde de setiembre; triste suenan las oscuras llamadas de los pastores por el pueblo crepuscular; fuego chispea en la forja. Potente se alza un negro caballo; la cabellera jacíntea de la muchacha se arrebata hacia el ardor de sus ollares purpúreos. Suave se tensa en la linde del bosque el bramido de la cierva y las amarillas flores del otoño se inclinan atónitas sobre la faz azul del estanque. En llama roja ardió un árbol; revolotean con oscuros rostros los murciélagos.
AL MUCHACHO ELIS
Elis, cuando el mirlo en el negro bosque llama, es tu declinar. Tus labios beben el frescor de la fuente azul de las rocas. Deja si tu frente sangra suave antiguas leyendas y el oscuro sentido del vuelo de las aves. Pero tú entras con tiernos pasos en la noche que cuelga cargada de uvas purpúreas, y más bellos mueves los brazos en el azul. Un espino suena donde están tus ojos lunares. Oh, hace tanto tiempo, Elis, que has muerto. Tu cuerpo es un jacinto en el que un monje hunde los céreos dedos. Una negra gruta es nuestro silencio de la que sale a veces un manso animal y deja caer lentos los pesados párpados. Sobre tus sienes gotea negro rocío, el último oro de estrellas declinantes.
ELIS Tercera versión
1 Perfecta es la calma de este día de oro. Bajo viejos robles apareces tú, Elis, que reposas con ojos redondos. Su azul refleja el ligero sueño de los amantes. En tu boca enmudecieron sus rosados suspiros. Al atardecer retira el pescador las pesadas redes. Un buen pastor guía su rebaño por la linde del bosque. Oh, cómo son justos, Elis, todos tus días. Suave desciende Sobre los muros desnudos la calma azul del olivo, fenece el oscuro canto de un anciano. Una áurea barca balancea, Elis, tu corazón en el cielo solitario.
2 Un dulce toque de campanas suena en el pecho de Elis al atardecer, cuando su cabeza se hunde en el cojín negro. Un venado azul sangra suave en el zarzal. Un árbol pardo está allí aislado. Cayeron de él sus frutos azules. Signos y estrellas se hunden suave en el estanque de la tarde. Detrás de la colina ya es invierno. Palomas azules beben de noche el sudor helado que corre de la frente cristalina de Elis. Siempre suena contra los negros muros el viento solitario de Dios.
SEBASTIAN EN SUEÑO Para Adolf Loos
1 La madre llevaba al niñito a la blanca luna, a la sombra del nogal, del viejísimo saúco, ebria del jugo de la adormidera, de la queja del tordo; y silente se inclinaba en compasión sobre ellos una faz barbuda suave en lo oscuro de la ventana; y los viejos enseres de los mayores yacían en ruina; amor y ensueño otoñal. También oscuro el día del año, triste infancia, cuando el muchacho a frescas aguas, peces argénteos, suave descendía, serenidad y faz; cuando pétreo se arrojó ante furiosos potros negros, en noche gris vino sobre él su estrella; o cuando de la mano helada de la madre de tarde por el cementerio otoñal de San Pedro pasaba, un tierno cadáver silente en lo oscuro de la cámara yacía y aquél los fríos párpados sobre él alzaba. Él sin embargo era un pajarillo en la desnuda rama, la campana constante en la tarde de noviembre, el silencio del padre, cuando en el sueño bajó la escalera de caracol crepuscular.
2 Paz del alma. Solitaria tarde de invierno, las oscuras figuras de los pastores en el viejo estanque; niñito en la choza de paja; oh, qué suave se sumía la faz en negra fiebre. Noche Santa. O cuando él de la mano dura del padre silente el lúgubre monte Calvario subía y en los crepusculares nichos de rocas la azul figura del hombre cruzaba su leyenda, de la herida bajo el corazón goteaba purpúrea la sangre. Oh qué suave se alzaba en el alma oscura la cruz. Amor: cuando en negros rincones se derretía la nieve, un azul airecillo se enredaba alegre en el viejo saúco, en la bóveda de sombra del nogal; y al muchacho se aparecía suave su ángel rosado. Alegría: cuando en la fresca sala una sonata sonaba vespertina, en la parda viguería una mariposa azul de la argéntea crisálida salía. Oh la cercanía de la muerte. En el muro pétreo se inclinó una cabeza amarilla, silente el niño, cuando en aquel marzo menguó la luna.
3 Rosa campana de Pascua en la bóveda sepulcral de la noche y las voces de plata de las estrellas, tal que en estremecimiento un oscuro delirio descendía de la frente del durmiente. Oh qué silente un paseo río azul abajo meditando olvidos, cuando en las ramas verdes el tordo a un algo extraño llamaba al ocaso. O cuando de la mano ósea del anciano al atardecer pasaba delante del derruido muro de la ciudad y aquél en negro abrigo un niñito rosado llevaba, en la sombra del nogal aparecía el espíritu del mal. Ir a tientas sobre las verdes gradas del verano. Oh qué suave decaía el jardín en la sepia quietud del otoño, aroma y melancolía del viejo saúco, cuando en la sombra de Sebastián sucumbió la voz argéntea del ángel.
EN PRIMAVERA
Suave cayó de oscuros pasos la nieve, a la sombra del árbol amantes levantan los párpados rosados. Siempre siguen a las oscuras llamadas del barquero estrella y noche; y los remos golpean suavemente a compás. Pronto en el muro derruido florecen las violetas, verdea tan silente la sien del solitario.
DE NOCHE
El azul de mis ojos se ha apagado esta noche, el oro rojo de mi corazón. ¡Oh! qué silente ardía la luz. Tu manto azul envolvió al que se hundía; tu roja boca selló el entenebrecimiento del amigo.
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joseluisposa · 2 years
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LLAMA SAGRADA   El sol ha desertado, la luna se ha fundido, las estrellas murieron ahogadas en el mar de la nada.
El pasado se esfuma en el túnel del tiempo, y el futuro ruge agazapado en la gruta del miedo.
La luz me ciega, me ensordece el silencio y la noche me atrae a su eterno vacío.
Solo encuentro un oasis en mi inmenso desierto, donde brota el maná entre las lunas de tu pecho, donde me encojo hasta olvidarme, donde me niego hasta perderme libando de tu cáliz, bebiendo de tu fuente, ardiendo en tu regazo hasta fundirme en la llama sagrada de tu orgasmo.
JOSÉ LUIS POSA
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xavocamacho · 2 years
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Les llaman los amantes de piedra, una formación natura de estalagmitas (un tipo de espeleotema que se forma en el suelo de una cueva de caliza debido a la decantación de soluciones y la deposición de carbonato cálcico.) Ambos han crecido y perdurado juntos a través de varios cientos de años, y danzón en la oscuridad por la eternidad, su baile, es visto únicamente con un haz de luz que debe rodearlos hasta encontrarse en el beso eterno. Si perseverancia es un buena analogía del amor, es constante, se forma con el tiempo, crecen juntos y la luz que les irradia siempre será testigo de su baile, su beso y amor. (en Grutas de la Estrella Tonatico) https://www.instagram.com/p/CdWJ3ZTF6U9/?igshid=NGJjMDIxMWI=
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adelina-rs · 3 years
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Vuelo hacia los rincones
Donde el mar se hace caricia
Allí, en la gruta donde no entran las aves
Solos…con la piel expectante y sensible.
Mis manos perdidas en tu cuerpo
Tú, universo y luz , estrella de la noche.
Mi sexo amanecer y rocío en tus labios,
El tuyo, roble noble y altivo.
Son tus dedos, como remos silenciosos
Navegan en la humedad de mi piel.
 Creces a mi contacto y mi ser se desordena.
Rozas mis senos con tu boca
Y me enciendo como aurora boreal
Todos mis colores entregados al encuentro
Me hago luz entre tus brazos 
Mis caderas, flexibles, se hacen agua.
Tempestad que no se calma
Pasión y seísmo, vida…
Adelina
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wannabemeraki · 3 years
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Apidano
Mis pies no hacen ruido al golpear incesantes la piedra gris. No tengo sombra pues no hay sol en este lugar. Yo soy ahora la sombra, una más bajo la hoguera del mundo, pero la más rápida. Dejo atrás incontables otras, de caminar trastabillado y confuso, que buscan desorientadas el camino de vuelta a su hogar. Solo para mí el hogar está al frente.
Corro, corro, corro como hice aquel día, cuando sostuve mi destino como un guijarro en la mano. Casi puedo sentir la solidez de Ftía a mis espaldas. Ta vez no he sido un gran hombre todos los días, pero me regocijo al rememorar aquellos momentos, tal vez no más de diez o doce en toda mi vida, cuando los dioses hablaron por mi boca y me regalaron el arrojo para tomar las decisiones correctas.
Mi vida ha transcurrido por la senda angosta de quien camina junto a un nombre en boca de las Morias. Su destino grabado en anchas losas cerraba caminos que nunca atisbé, pero he sido libre entre los peñascos. Ante cada acantilado, yo he movido mis pasos. Él solo tuvo una elección, yo he cambiado a menudo el rumbo de las aguas sin que nadie lo esperase, por pura testarudez. Libre es de quien nada esperan.
Ahora que no soy más que sombra, aquellos instantes de lucidez refulgen como claros al sol. Mientras los dejo atrás, me atraviesan de nuevo, impregnándome en un haz de luz. Cambia el tono de mi piel de humo, tintándose de un color que jamás habría reconocido con ojos mortales. Es el color de mi nombre y del epíteto que ningún hombre conoció, pronunciado una única vez, en las plegarias de una mujer a los dioses.
Que halle descanso Patroclo, el dueño de su destino.
En mi avance dejo atrás infinitas sombras que alcanzo a reconocer. Yo retuve sus almas en el mundo vivo, una vez, pero finalmente han llegado hasta aquí. Vibro de esperanza al comprender que nos equivocábamos: no nos perdemos al llegar a este lugar, no nos olvidamos de quién fuimos y de cuantos nos acompañaron. Pero aun si así fuese, a él lo recordaría. Para él fue mi pensamiento postrero, y también el primer instante en que estuve del todo vivo. Y él nos mandó entrelazar, mezclar tan íntimamente que fuese imposible volver a separarnos. Como una interminable noche aferrándonos las espaldas, disueltos. Ese era nuestro sino, y los caprichos de un tirano ya lo han postergado bastante.
A él también lo dejo atrás muy pronto, una sombra apenas visible, que se mira con horror las manos translúcidas. Nadie recuerda ya su nombre, solo sus atrocidades.
No sé cuánto tiempo llevo corriendo, pues no tengo resuello que perder ni necesidad alguna que me reclame una pausa. Mi única urgencia me impulsa hacia el frente y da alas a mis talones, como si siguiese embebido de su nombre y su gracia. Tal vez pasan días o tal vez meses. El camino es largo, o quizás solo existe en mi impaciencia.
A ella la veo más nítida que a nadie. Mi corazón casi da un vuelco, henchido de alivio, y si no me detengo es porque ella aún no tiene ojos para mí. Llegó hace muchos años, pero lo que veo es todavía una escena de reencuentro. No hay prisa, aquí el tiempo no se escurre como arena hasta agotarse. Un niño se abraza a su vientre y una mujer anciana rodea sus hombros, y a estas tres figuras las rodean otras, menos nítidas a mis ojos.  Cuando paso, ella alza la cabeza un instante: creo que me ha sentido. Volveré a buscarla, más tarde.
Briseida y su familia son un indicio de que me acerco. Aquello ya no es camino, sino lugar de descanso elegido. De pronto la gruta se ha transformado para mí. Durante un instante veo el lugar donde ellos se encuentran. El exterior de su casa en Anatolia, humilde pero cuidada y llena de flores. El pan humea casi listo en el horno de leña, y las ovejas descansan en la planicie de hierba. Después, todo se desvanece y sigo caminando por la gruta. Un pequeño regalo de Briseida, un soplo enviado para darme ánimo y esperanza. Volveré a visitarte tan pronto, querida, y caminaremos juntos por los recuerdos de los que tanto me hablabas. Recogeremos hierbas y comeremos frutos silvestres.
Esa punzada de amor por Briseida parece prenderle fuego al que me llena y me mantiene tan corpóreo. Soy humo que corre y no me desvanezco, ni me olvido: busco a Aquiles. Él me espera y yo pensé, durante tanto tiempo, que solo volvería a verle en mis recuerdos, que la única forma en que podría sentirle era esta pena desgarradora de su ausencia. Pero voy hacia él. Voy a volver a sumergirme en su abrazo. Oleré su pelo de nuevo, ungido de aceite de flores por las ninfas, cuando entierre en él mi rostro. Gracias, Tetis, por regalarme la felicidad que a ti te está vedada.
Estoy en el claro de un bosque y cientos de hombres aguardan, apenas despiertos, casi vueltos de piedra. Son soldados. En ese estado me cuesta reconocerlos, recordar sus nombres, aunque sé que los conocí. Tardo en darme cuenta: los mirmidones. Están cubiertos de una pátina de piedra, como si un río hubiera depositado sedimentos día tras día sobre su quietud.
Al mismo tiempo que yo los nombro en mi cabeza algunos de ellos comienzan a despertar. Se escuchan murmullos a mi paso: es él, el mejor de los mirmidones, por fin está en casa. Me abren paso con solemnidad.
El hueco que dejan me conduce hasta él.
Aquiles está agazapado, inmóvil como un dios, con los ojos perdidos en la espera y la culpa. Al principio no me ve. El miedo me inunda al pensar que tal vez es demasiado tarde. ¿Y si ya no puede resquebrajarse la roca que le cubre?
Mis pasos resuenan esta vez, los últimos que doy para llegar hasta él. Eso le hace levantar la cabeza.
La piedra se marcha de sus ojos para dejar paso al torrente. Sus lágrimas son de humo también, y se las lleva el viento que de pronto recorre el claro. Avanza raudo pero sin levantarse, hasta postrarse a mis pies. Los besa, y el tacto de sus labios blandos en mi piel curtida es tan nítido, se recorta tan claro en el aire. Nada que ver con las leyendas de oscuridad y olvido que cantan los nuestros. O tal vez sea su divinidad, que siempre ha extendido hacia mí, la que nos mantiene tan despiertos.
-Perdóname – pide. Sus labios, tras tantos años sin despegarse, apenas se mueven. Tiro de él para que se levante, pero no lo hace. Es como si hubiera vuelto a tornarse piedra, allí agachado rozando mis piernas, agarrado a mis tobillos como un alud. Un murmullo vuela a mi alrededor, y me doy cuenta al poco de que es mi nombre que sale de sus labios, repetido como una cantinela. Como el día en que me fui de sus brazos. No debió pasar ni un día desde aquel dolor hasta este encuentro. Cada día ha sido una brecha en el orden justo de las cosas.
- Aquiles, amor -De nuevo intento atraerle hasta mí-. ¿Qué estás diciendo? Fui yo, fue mi sola estupidez, o si no, un soplo de locura mandado por los dioses.
He pensado mucho en aquel momento que dejé pasar. Pude haber vuelto sano y salvo a sus brazos. Pero los héroes, para ser recordados, han de morir jóvenes. Mi vida le ataba a la vida. ¿Cómo no lo entendimos al escuchar las profecías? Ese era el ingrediente, el secreto de su amargura. La verdad estaba allí desde el principio, y eran tus propias ilusiones las que no te dejaban escucharla.
Aquiles apoya la frente en el dorso de mis pies. No lo soporto más. Me agacho y acaricio sus cabellos, y él se acurruca como un niño, y le rodeo tan fuerte, como si pudiese abarcar todos los años de su pena de una sola vez y calmarla para siempre.
Nos quedamos así tanto tiempo que, uno a uno, los hombres apoyan una mano en nuestros hombros -siento lo que él siente, no sé ya dónde acabo y dónde empieza – y se marchan.
Deben llevar muchos años allí. ¿Por qué no se han ido antes con sus seres queridos? Cuando les encontré, muchos tenían una mano apoyada en su espalda, en un gesto de consuelo, y comprendo: se quedaron a aguardar con él. Él también es su familia. Y yo también lo soy.
Por eso les cubrió la piedra: les protegía de la espera, pues no descansaban aún. Les faltaba uno de sus hombres. Ahora pueden ir. Con suerte, sus familias y amistades, quienes se quedaron en casa, habrán tenido vidas largas y felices, y estarán recién llegando a este lugar.
Aquiles y yo descansamos al fin, en un abrazo férreo que nos llena el pecho como si respirásemos de nuevo. De vez en cuando, alzo en silencio una plegaria de agradecimiento a los dioses, aunque no sé si pueden escucharme. No sé cuánto tiempo pasamos así. Tal vez años. Poco a poco se calma el dolor de la ausencia.
No nos desvanecemos. Parecemos más corpóreos que otras sombras que cruzan, y pienso que tal vez esta es la forma de inmortalidad de la fama y la gloria. Mi nombre ha quedado atado al suyo, le pese a quien le pese. Seguí a Aquiles en su destino, pero nunca esperé compartir su lugar en la historia. Solo aspiraba a unos meses más con él, y me ha sido regalada la eternidad.
Ante ese pensamiento me levanto, y esta vez sí se mueve conmigo. Nos ponemos en pie y miramos alrededor, maravillados. Talión. Claro, ¿dónde si no? Las estrellas coronan el firmamento altísimo y nos siguen al interior de la cueva rosada cuando corremos a ella. El manantial corre cristalino con los mismos finos hilos que recordaba. El blando lecho está tibio, como si hubieran pasado pocas horas desde que lo dejamos. Salimos de nuevo, como chiquillos explorando emocionados, recorremos el bosque en busca de Quirón.
Pero él nunca estará aquí. Como para Tetis, el mundo de las sombras no es su lugar. Aun así, de alguna forma nos sentimos de nuevo bajo su protección, y tal vez estamos justo bajo sus pies ahora mismo, en este espejo invertido que es el inframundo. Le mando un pensamiento alado, con toda la fuerza de la que soy capaz: “estamos juntos de nuevo, maestro”. Unos segundos más tarde, un viento fresco nos despeina como un hermano mayor y se marcha por donde ha venido, con un leve sonido de risa, grave y de corazón alegre.
Aquiles vuelve a ser un muchacho ante mí. Uno que nunca se ha manchado de sangre. Aquella es su verdadera naturaleza, aunque pocos la hayan conocido. Su sonrisa ancha se extiende y de pronto ya no está junto a mí, sino en lo alto de un árbol.
-¡Mira! - Señala las siluetas de los pájaros que nos sobrevuelan. Claro, ellos también mueren. Las ardillas corretean a pocos metros, más confiadas aunque nunca del todo. Las hiedras cubren los troncos más viejos, y los más jóvenes tienden vigorosos sus ramas al cielo. Un cielo añil y septembrino que augura moras y fresas en abundancia, y caudal suficiente para un buen baño en el arroyo del Castaño, aquel donde lavé mi túnica la noche que llegamos.
Qué felicidad.
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