Morir en tus labios para después revivir con tu ansiado aliento, ser vida con tus suspiros, vivir en tu boca, existir en la comisura de ellos y respirar al mismo tiempo que tú respiras, ser sinergia de ósculos, simbiosis de amor, dualidad de ternura y cariño.
Somos dos convirtiéndonos en uno, siendo uno para enfrentar cada obstáculo, problema y barrera que nos ponga la vida.
Amarnos es lo que nos anima y nos da felicidad, acompañarnos en el camino, reír con la vida.
El sueño calla los recuerdos, y en la tierra de Morfeo camino sin rumbo mirando hacia el suelo, completamente derrotado, con la sola esperanza de encontrar las cenizas de mi corazón consumido, para así poder revivir antes que el señor de la eterna noche reclame mi alma, antes de poder terminar la búsqueda me despierto con la lluvia en los ojos, la maldición de su recuerdo toma mi mente llenando de preguntas sin respestas.
Me levanto y golpeó mi pecho para que el dolor despeje mi mente, diciéndole a mi corazón que aún queda una guerra por ganar, y que la libertad que alguna vez tuve aun esta perdida entre las calles de esta decadente realidad.
¿Sabías que científicos lograron revivir las células de un cerdo usando sangre artificial después de una hora de haber fallecido? Este extraño experimento fue llevado a cabo por científicos de la Universidad de Yale, y esperan que pronto sea aplicable en humanos.
La verdad, suele ser algo recurrente que viene a mi cabeza.
Honestamente no soy buena manteniendo cosas activas por mucho tiempo pero, y si hago el intento? Hmmm~
Ame conocerte. El sentimiento que hace años no sentia. Me sentí feliz; llena otra vez. Y aunque no paso nada entre nosotros, gracias por recordarme que existen cosas bellas, que existe el amor.
Otro mal febrero, desfallecí una vez, pensé que tardaría en renacer, para volver a morir; a veces el dolor ayuda a morir más de una vez, pero aquí sigo, espero seguir...
«Dime ahora tú —dijo— de igual modo respecto a la vida y la muerte. ¿No afirmas que el vivir es lo contrario al estar muerto? “Yo sí”. ¿Y no nacen el uno del otro? “Sí”. Así pues, ¿qué se origina de lo que vive? “Lo muerto”. ¿Y qué —dijo— de lo que está muerto? “Necesariamente es reconocer —dijo— que lo que vive.” ¿De los muertos, por tanto, Cebes, nacen las cosas vivas y los seres vivos? “Está claro”. Existen entonces —dijo— nuestras almas en el Hades. “Parece ser”. Es que de los dos procesos generativos a este respecto al menos uno resulta evidente. Pues el morir, sin duda, es evidente, ¿o no? “En efecto, así es” —respondió—. ¿Cómo, pues —dijo él—, haremos? ¿No admitiremos el proceso genético contrario, sino que de ese modo quedará coja la naturaleza? ¿O es necesario conceder al morir algún proceso generativo opuesto? “Totalmente necesario” —contestó—. ¿Cuál es ese? “El revivir”. Por lo tanto —dijo él—, si existe el revivir, ¿ese sería el proceso generativo desde los muertos hacia los vivos, el revivir? “Si, en efecto”. Así que hemos reconocido que de ese modo los vivos han nacido de los muertos no menos que los muertos de los vivos, y siendo eso así parece haber un testimonio suficiente, sin duda, de que es necesario que las almas de los muertos existan en algún lugar, de donde luego nazcan de nuevo. “A mí me parece —contestó—, Sócrates, que según lo que hemos acordado, es necesario que así sea”.»
Platón: «Fedón», en Diálogos III. Editorial Gredos, págs. 54-55. Madrid, 1986.