Tumgik
#figurantes con frase
figurantesconfrase · 2 years
Text
youtube
Lamarr se pone nostálgica y recuerda las series de verano que marcaron su infancia: los fines de semana viendo Los vigilantes de la playa, Hércules Sus viajes legendarios y Xena La princesa guerrera en TVE y los días de diario viendo la telenovela Pasión de gavilanes en Antena 3.
5 notes · View notes
lastnews-espana · 2 years
Text
Fui de figurante a un rodaje y terminé interpretando una frase
Fui de figurante a un rodaje y terminé interpretando una frase
Querido Javier: Unas líneas para agradeceros a ti y a tu equipo, el comunicado que nos hicisteis el pasado 19 de agosto acerca de la búsqueda de extras para dos rodajes de cine. En ese tipo de trabajo no tenía experiencia alguna, pero me dije, ¿y por qué no? Así que ese mismo día envié un mail con mis datos y fotos a la dirección mail que nos indicasteis de la agencia de casting que hacia la…
View On WordPress
0 notes
dforex · 2 years
Text
Fui de figurante a un rodaje y terminé interpretando una frase
Fui de figurante a un rodaje y terminé interpretando una frase
Querido Javier: Unas líneas para agradeceros a ti y a tu equipo, el comunicado que nos hicisteis el pasado 19 de agosto acerca de la búsqueda de extras para dos rodajes de cine. En ese tipo de trabajo no tenía experiencia alguna, pero me dije, ¿y por qué no? Así que ese mismo día envié un mail con mis datos y fotos a la dirección mail que nos indicasteis de la agencia de casting que hacia la…
View On WordPress
0 notes
rosebudblog · 3 years
Text
BERLANGUIANO Y/O AZCONIANO
Tumblr media Tumblr media
TOREANDO DE SALÓN
Tumblr media
CON UN NOVILLERO RIOJANO
Tumblr media Tumblr media
CON FERRERI
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
CON BERLANGA
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
Me dice mi hijo Guille desde Toronto (en este mundo globalizado  e “internetizado”, valga el palabro, se entera de las noticias españolas antes que yo mismo) que el diccionario de la RAE ha admitido el término BERLANGUIANO junto a una serie de palabras como fascistoide o cuarentenar que están en el uso común de los ciudadanos. Particularmente me alegro que el espíritu de don Luis García Berlanga se incorpore al diccionario oficial de la docta casa de la lengua, ya que mi devoción por el director levantino es casi infinita. Lo considero por encima del surrealismo de Buñuel, de la profunda estética de Erice o de la provocadora brillantez de Almodóvar. Creo que el cine de Berlanga, por encima de sus, en ocasiones disparatadas situaciones, es un auténtico tratado de sociología. El Presidente de la Academia de Cine ha dicho: “Luis G. Berlanga supo mostrar las grietas de nuestra sociedad con lucidez, ironía y ternura. Este reconocimiento hace oficial algo que sabíamos todos: somos un país berlanguiano. Es un orgullo para la Academia de Cine y para todos los cineastas españoles”.
¿Pero qué es lo berlanguiano? He encontrado varias definiciones además de la oficial que incorpora el diccionario:
-berlanguiano es todo aquello que sucede en un ambiente de caos sainetero, sin sentido pero totalmente posible.  
-en el diccionario RAE: berlanguiano, na. 1. Perteneciente o relativo a Luis García Berlanga, cineasta español, o a su obra. ‖ 2. Que tiene rasgos característicos de la obra de Luis García Berlanga.
-dícese de una situación coral aparentemente caótica o esperpéntica.
 Pero también particularmente sería justo añadir otro vocablo, otro neologismo que definiera el alter ego de don Luis. Decía Orson Welles que para hacer una película hacía falta un ejército. En este ejército concreto el general era Berlanga, pero su capitán de máxima confianza era un riojano menos conocido, pero en el que todos coinciden que se trata del mejor guionista de la historia del cine español: RAFAEL AZCONA.
Por eso creo que no estaría de más añadir la palabra AZCONIANO (o Azconista, no tengo preferencias) y que ambas formaran una dupla para designar esas situaciones que tantas veces hemos visto en las cintas del valenciano y que a veces en la vida real nos la evocan.
Por todo ello vamos a dedicar este capítulo a Rafael Azcona y seguramente encontraremos algunas circunstancias en torno a su persona y su carrera que son bastante desconocidas.
Azcona nació en Logroño en 1926 y falleció en Madrid en 2008. Fue completamente autodidacta y en su juventud estuvo a punto de convertirse en torero profesional. Posiblemente el humor negro que destilaban sus guiones estaba en sintonía con la personalidad de su padre, un sastre cojo, gran aficionado a los toros y que creó una cuadrilla a base de tullidos que actuaban allá por los años 40 por los ruedos de La Rioja con un espectáculo bufo-taurino. Rafael vivió desde pequeño el mundo de los toros, se hizo un fervoroso fan de Manolete, actuó en algunas becerradas con el nombre de Alamares y solo cuando marchó a Madrid en 1951 se alejó de ese mundo, pero eso sí, su primera novela llevó el taurino título de “Cuando el toro se llama Felipe”.
En Madrid se incorporó a la revista La Codorniz allí estuvo durante unos 7 años, escribiendo bajo varios seudónimos (Arrea, Profesor Azconovan y Repelente) y creando un personaje con sus guiones y dibujos que iba a convertirse no solo en famoso, sino que su nombre se convertiría en coloquial entre los españoles de aquellos años y que todavía se oye en algunas ocasiones: “El repelente niño Vicente”.
En 1959 conoce a un director italiano que le cambiará la vida pues esa relación le destinará completamente al mundo del cine. Escribe el guion de una comedia negra que dirigirá Marco Ferreri: El pisito. A partir de ese momento Azcona no parará de escribir guiones que son llevados a la pantalla por directores de primera fila. Escribió un total de 97 guiones de los que la mitad han sido llevados al cine (el último ha sido póstumo; en este 2020 se ha estrenado en el Festival de Málaga Los europeos, dirigida por Víctor García León). Citar las películas con guion de Rafael Azcona es citar los mejor del cine español: El pisito, El cochecito, El verdugo, Plácido, Se acabó el negocio, La gran comilona, La escopeta nacional, La vaquilla, El año de las luces, El bosque animado, ¡Ay Carmela!, La niña de tus ojos, La lengua de las mariposas o Los girasoles ciegos.
Trabajó con grandes directores españoles (Berlanga, Cuerda, Saura, Fernando Trueba, García Sánchez) y con un italiano, Marco Ferreri, con el que tenemos que detenernos. En general siempre se ha considerado que el tándem clásico era Berlanga/Azcona. Pues no es así. Con quien realizó más películas fue con Marco Ferreri. Azcona fue responsable de 10 guiones de otras tantas películas del italiano mientras que de Berlanga lo fue en ocho ocasiones. Personalmente creo que con el valenciano llegó a más altura con sus guiones que con el italiano del que destacaría, además de las dos primeras (El pisito y El cochecito) Se acabó el negocio, una sátira ácida e hiriente absolutamente recomendable. Curiosamente con otros cuatro grandes directores españoles, Trueba, Saura, Cuerda y García Sánchez intervino en tres películas con cada uno de ellos.
Rafael Azcona era un hombre tímido, socarrón, enemigo de cualquier tipo de imposición, con escasa vida pública (solo se permitió ser figurante unos segundos en El pisito) y excepcional presencia en los medios de comunicación (decía que la función del guionista terminaba cuando entregaba su trabajo al director y que por tanto él ya no era noticia) y un enorme dominador del humor negro más critico con la sociedad que le tocó vivir.
Su obra escrita lleva en los títulos la socarronería propia del riojano: “¿Por qué nos gustan las guapas?”, “¿Son de alguna utilidad los cuñados?”, “Memorias de un señor bajito”, “Vida del repelente niño Vicente” o “Pobre, paralítico y muerto”.
 Premiado con 6 Goyas, sus guiones siguen siendo actuales y las películas inspiradas en sus trabajos siguen siendo modernas en el sentido formal y conceptual. Varios documentales se han realizado sobre su trayectoria destacando el de 2007 Oficio de guionista, dirigido por David Trueba.
 Para terminar, os dejo con algunas de sus frases:
“Yo me considero una especie de asistenta al servicio del director, que es mi señorito”.
“Si el cine ha enriquecido a la literatura, como se admite desde algún tiempo, la literatura lleva un siglo enriqueciendo al cine”.
“Eso de pasar de súbdito a ciudadano ha sido una de las mejores cosas de mi vida”.
“Lo del oficio de Rafael Azcona guionista se debe, más que a mis virtudes, a mi longevidad”.
“Es más fácil escribir para el cine que hacer una novela”.
“El racismo más duro es el económico”.
“La especie humana produce ejemplares horribles y también maravillosos, lo que pasa es que estos otros casi nunca son noticia.
“Para mí, la risa es el mejor aliento”.
“Qué estupidez esa del final feliz como garantía del taquillazo. ¿Lo tiene Romeo y Julieta?”.
“Los guionistas no interesan a nadie. La película es del director y a la gente le gusta ver a las actrices y actores protagonistas”.
“Las películas son de los directores, mientras que el guion es como el encofrado de un edificio, que tiene que estar pero no se puede notar”.
“Una vez terminado el guion, se lo entrego al director y ya no quiero saber más de la película, porque un guionista en un rodaje es un alienígena que sólo estorba”.
“Lo primero que entendí al entrar en el cine es que no tenía que tener amor propio. Estoy al servicio del director”.
26/11/2020
3 notes · View notes
Text
Tumblr media
He pasado una larga temporada sin acceso a Internet pero las musas están iniciando su camino de vuelta. El primer resultado de esta nueva fase es este oneshot que para variar no ha sido concebido como un relato romántico, sino con una BrOTP en un contexto familiar.
La idea de este oneshot lleva varios años conmigo aunque en mi cabeza es más bien el punto de partida de uno de los muchísimos fanfics que nunca llego a escribir. Creo que me he sacado un poco la espinita de comprobar cómo quedaría con este relato.
Fandom: Naruto
Pareja (BrOTP): Kakashi y Sakura [AU: Policía y víctima]
Trigger warning: Mención a un asesinato y a abuso psicológico.
30. A life of lies
-…Probablemente necesite terapia el resto de su vida.
Aunque los policías estaban hablando a menos de dos metros de ella sus voces sonaban remotas, como si las oyera a través de una pared. Alguien le había puesto sobre los hombros una manta que olía raro, como se solía hacer con quienes estaban en shock, así que quizá lo estuviera. La realidad no parecía auténtica, tan sólo un extraño decorado a su alrededor en el que los policías se movían como figurantes de una obra de teatro perturbadora.
Hasta esa tarde Sakura había sido la sobrina de Danzō Shimura, el ministro de Interior. Era también su tutor legal, ya que sus padres habían fallecido sin que ella llegara a ser lo bastante mayor para recordar sus rostros. Vivía con él y una corte de asesores y sirvientes en una mansión rodeada de cerezos a las afueras de la ciudad. Hasta dicha ubicación se había movilizado un buen número de patrullas al detener a Danzō como artífice de una serie de delitos, desde malversación de fondos hasta tráfico de influencias. La investigación había sacado a la luz, no obstante, un delito mucho más macabro: Danzō Shimura había sido responsable directo de la muerte de los padres de Sakura y se había hecho cargo de la muchacha a petición de su esposa, que no podía tener hijos.
Sakura no podía sino pensar que era, en cierto modo, la muñeca más cara del mundo. La pregunta que la torturaba era: ¿había hecho matar Danzō a sus padres para que su mujer tuviera un bebé al que criar? La investigación no había dado todavía con una respuesta para ella.
La esposa de Danzō, a la que Sakura llamaba tía Sae, había sido la única persona que le había mostrado algo parecido al amor de una familia, ya que Danzō no era en absoluto una persona afectuosa. Sin embargo la tía Sae había combinado ese afecto con un carácter inflexible y una serie de férreas normas a las que Sakura se había tenido que adherir para evitar despertar su temida ira. Había fallecido dos años atrás, y quizá, pensaba Sakura en ese sombrío corredor de la comisaría a la que había sido conducida al descubrirse todo, la muerte de la tía Sae era una muestra de compasión divina, pues así no tendría que ver a su marido esposado y enfrentándose a las consecuencias legales de lo que había hecho.
Sakura era consciente, sin embargo, de que no podía dedicar demasiado tiempo a pensar en los posibles sentimientos de una mujer muerta. La cuestión de qué iba a ser de ella era más urgente: en tan sólo unos meses alcanzaría la mayoría de edad y, con su tutor legal en la cárcel, de repente iba a convertirse en una sin techo, porque no tenía nada claro que el sistema estuviese preparado para situaciones tan singulares como la suya.
Uno de los policías se acercó a ella y tomó asiento en la silla aneja a la suya. Era una de esas hileras de sillas de plástico que solían verse en las salas de espera, de color azul brillante.
-Hola –la saludó.
Sakura le dedicó una mirada sin demasiado interés. Se demoró un instante el devolverle el saludo:
-…Hola.
-Este día está siendo una locura, ¿eh?
Ella tragó saliva en silencio. Suponía que el policía sólo trataba de romper el hielo, pero era un comentario un tanto torpe. Había que reconocer, eso sí, que no es que tuviese demasiadas opciones dada la gravedad de la situación.
-Si “locura” empezase a definirlo, me sentiría más tranquila –repuso Sakura.
-Tienes razón –admitió él-. A decir verdad estamos un poco atados de pies y manos con todo esto, y sobre todo contigo. Nuestro manual no tiene instrucciones para casos como el tuyo. Nuestra comisaria está haciendo unas llamadas para tratar de encontrarte un alojamiento. Como podrás imaginar, de momento no puedes volver a la casa de Danzō. Todavía tenemos mucho que investigar allí, sobre todo ahora que sabemos que es culpable de un delito de sangre.
-Al menos –apostilló Sakura. El policía la miró con aire interrogativo, así que ella aclaró-. Es decir, al menos un delito de sangre. ¿No se le ha ocurrido a nadie que podría haber más?
El policía frunció el ceño.
-Bueno, desde luego es una posibilidad. Desde luego, si hay más, los descubriremos. Por eso la casa está precintada como escenario de un crimen. Vamos a peinar cada estancia hasta dar con evidencias que esclarezcan todo lo sucedido. También tenemos una orden judicial para entrar en sus oficinas en el Ministerio.
Sakura entornó la mirada. Tenía la corazonada de que no sería suficiente. No conocía a nadie con tantos secretos como Danzō.
-¿Dónde está?
-Prisión preventiva. Tendremos que darnos prisa en investigar, eso sí, porque su equipo de abogados es más bien un banco de tiburones. No tardarán en hallar la manera de sacarle, y entonces Danzō encontrará cómo hacer que las pruebas contra él se desvanezcan.
Si es que no contaba con alguien ya que llevase a cabo ese sucio trabajo, incluso desde la cárcel. Una vida de convivencia con él le había enseñado a Sakura que su tutor no dejaba cabos sueltos y, sabiendo lo que se había descubierto acerca de sus padres, no le cabía la menor duda de que si debía hacerla matar y disfrazar su muerte de suicidio –no sería tan difícil de creer que una adolescente había cedido a la presión de los acontecimientos y se había quitado la vida, ¿verdad?-, lo haría sin pestañear.
Como si le hubiera leído el pensamiento, el policía preguntó:
-Temes por tu seguridad, ¿no es así? -Sakura vaciló antes de asentir con la cabeza-. Sí, a mí también me preocupa.
La frase tenía un curioso matiz que olía a sentimientos personales. Sakura le echó una mirada de reojo. Hasta entonces los policías que habían hablado con ella, y ese mismo también, habían empleado un plural mayestático que englobaba a todo el Cuerpo, cuando no en nombre de algún organismo o concepto abstracto: el Estado, la Justicia. Todo sonaba a suposiciones y promesas hasta que ese policía le dijo que él, una persona de carne y hueso, se preocupaba por ella.
Una mujer policía se acercó a ellos con un leve taconeo.
-Kakashi-san –se dirigió al agente con el que había estado hablando Sakura-, la comisaria quiere verte en su despacho.
Él asintió con la cabeza y se despidió de Sakura antes de enfilar por el pasillo. Una vez a solas la mujer policía le ofreció un té que ella no quiso aceptar. De todas formas le llevaron una botella de agua que se bebió en cuestión de minutos. Poco a poco un profundo agotamiento se fue asentando en ella.
Había transcurrido algo más de media hora cuando la mujer policía que había acudido antes se acercó para pedirle que la acompañase al despacho de la comisaria. Sakura dejó caer la manta en la silla y siguió a la agente hasta el fondo del pasillo. La policía llamó a la puerta con los nudillos y esperó a recibir una respuesta para abrir e invitar a Sakura a entrar. Acto seguido cerró tras ella.
El despacho tenía un amplio ventanal con una persiana de láminas bajada que rayaba el paisaje urbano sumido en la noche. Sólo el flexo en el escritorio y una lámpara de pie estaban encendidos. La comisaria, una mujer cuya edad no llegaba a calcular, estaba sentada tras el escritorio, que además exhibía un grueso informe abierto a la mitad. No vestía el uniforme pero exudaba autoridad. Al otro lado se encontraba el policía con el que Sakura había estado hablando antes (¿Kakashi?). A pesar de encontrarse en presencia de su superior su pose era relajada, con las manos en los bolsillos, y lo primero que se le ocurrió a Sakura fue que si un subordinado de Danzō hubiese osado a adoptar una disposición como esa, se lo habrían hecho pagar. Así era como funcionaban las cosas por allí.
La comisaria la miró con descaro antes de ordenar:
-Siéntate. -Sakura obedeció sin rechistar. Tampoco es que le quedaran fuerzas para iniciar una rebelión-. El agente Hatake y yo hemos estado discutiendo acerca de tu situación. No te voy a negar que estamos en un punto en que nadie sabe qué hacer contigo, pero a fin de cuentas estás en una posición bastante vulnerable. Sin embargo tus declaraciones –señaló con la cabeza una serie de ficheros extendidos en la mesa. Las había hecho apenas unas horas antes pero le parecía que habían pasado semanas- no desvelan que supieras nada lo bastante comprometedor para que podamos aplicarte el programa de protección de testigos. Las normas en torno al mismo son bastante estrictas y ya me han tirado de las orejas antes por meter a quien no correspondía.
Parecía malhumorada con quienquiera que le hubiese dado ese tirón de orejas metafórico pero Sakura tuvo la sensación de que esa mujer la ayudaría.
-¿Entonces…? –Aventuró.
La comisaria echó un vistazo en dirección al policía, que seguía de pie, y finalmente anunció:
-El agente Hatake te va a acoger en su casa. –La mirada de Sakura se desvió hacia el policía, cuya postura indolente no había cambiado-. Como puedes imaginar es un tanto irregular, pero tengo a un amigo que es abogado procesando el papeleo para citar circunstancias especiales. No tienes de qué preocuparte, es de fiar.
Sakura no lo tenía del todo claro. Su aspecto era descuidado, y aunque en su fuero interno sabía perfectamente que eso no era concluyente ni estaba relacionado con su rectitud moral, no podía dejar de asociar lo que le parecía a simple vista con la idea de que iba a ponerse en manos de ese hombre y a convivir con él, porque sus opciones eran limitadas. Se retorció las manos.
-¿Cuáles son mis alternativas? –Quiso saber.
La comisaria enlazó las manos. Probablemente no le hiciera gracia que una mocosa le saliera con esas.
-¿Alternativas? Podemos meterte en el sistema de adopciones, aunque será una estancia corta, porque eres casi mayor de edad y nadie adopta a chicas de diecisiete años salvo que tenga una mente muy perversa, aunque bueno, viniendo de donde vienes, pocas cosas te sorprenderán.
Sakura enderezó la espalda.
-Vengo de donde vengo y aun así no tengo ni idea de nada de lo que pasaba bajo las órdenes de Danzō –replicó-. Supongo que ha sido demasiado esperar que comprenda mis reticencias precisamente por lo que he averiguado en las últimas horas.
La comisaria no dio muestras de que le hubiera tocado la fibra sensible. Sin duda esa mujer estaba endurecida por su profesión. El agente Hatake se dirigió entonces a Sakura:
-Oye, lo entiendo, no te fías de mí. Mira, no te voy a mentir: no me hace la menor ilusión empezar a convivir con una chica de tu edad sin más, pero tu seguridad es lo primero que estamos teniendo en consideración. No será durante más que unos meses, hasta que termine el proceso y Danzō dé con sus huesos en la cárcel como merece. O hasta que cumplas los dieciocho, claro. Una vez alcances la mayoría de edad no podremos retenerte.
Sakura, que le había estado mirando mientras se dirigía a ella, desvió la mirada hacia la comisaria. Esta había tomado asiento y hacía girar un boli en la mano derecha. Se fijó entonces en la muchacha. Sus ojos se encontraron.
-Agente Hatake –habló entonces la comisaria-, ¿podrías dejarnos a solas? La señorita Haruno y yo tenemos que discutir cosas de chicas.
Él asintió con la cabeza, sin cuestionar el extraño mandado de su superior, y salió del despacho. Sakura esperó a que se fuera para preguntar:
-¿Haruno? –No había oído ese apellido en su vida. Siempre había utilizado el de Danzō.
Tsunade pasó una página del informe que tenía encima de la mesa.
-Al parecer era el apellido de tus padres. Todavía estamos indagando en qué circunstancias fueron asesinados, por supuesto, pero al menos tenemos nombres y fotografías.
Sakura enderezó la espalda. Las pocas veces que les había pedido a Danzō o la tía Sae que le mostrasen los rostros de sus padres le habían salido con evasivas. La comisaria pareció leer el anhelo en el rostro de Sakura, pero no hizo ademán de enseñarle las imágenes. Aun así suavizó la voz al volver a hablar:
-Entiendo que la idea de irte a vivir con un extraño se te haga muy cuesta arriba después de lo que has pasado. Le he pedido que se marche para poder asegurarte que Kakashi merece mi total confianza, y eso es algo que puedo decir de muy pocas personas. Él cuidará de ti.
Sakura apretó los labios en una línea. La tía Sae también solía hablar de que tenían que cuidar de ella, como si fuese un bebé incapaz de hacer nada por sí misma. Su ánimo maternal sobreprotector solía quedar empañado, recordaba, por sus ataques de furia en los que le recordaba que no servía para nada.
-Preferiría que nadie tuviera que cuidar de mí –se dijo en voz muy baja, aunque el comentario no escapó a oídos de la comisaria. Antes de que esta llegase a replicar, sin embargo, Sakura añadió-. Entiendo a lo que se refiere.
Algo en su expresión hizo comprender a la comisaria el origen de la aparente rebeldía adolescente de una chica a la que todos los informes definían como juiciosa. Exhaló un suspiro al tomar un taco de notas adhesivas. Anotó varias hileras de números bajo los caracteres de su nombre y le tendió la nota a Sakura:
-Si te vas a sentir más tranquila, aquí tienes mis números de teléfono. Oficia, casa y móvil.
Sakura extendió el brazo para hacerse con la nota. Se le pegó a los dedos. Se buscó entonces en los bolsillos hasta dar con su teléfono móvil y guardó la nota entre el mismo y la funda.
-Gracias –respondió con un hilo de voz. Se aclaró la garganta-. Aceptaré su propuesta de vivir con el agente Hatake.
El ceño fruncido de la comisaria se estiró en un gesto de alivio. Relajó la espalda contra el respaldo de su silla. Asintió con la cabeza:
-Llegaremos al fondo de todo este asunto. La verdad saldrá a la luz, no te quepa la menor duda.
Sakura se puso de pie e hizo una profunda reverencia. Algo le decía que esas no eran palabras vacías: a pesar de todo había por fin alguien a quien le importaba de verdad.
Musitó una disculpa y salió de la oficina de la comisaria. El agente Hatake estaba sentado junto a la misma con las piernas estiradas. Tenía un libro en la mano y quizá le habría dado mejor impresión si la portada no dejase claro que se trataba de una novela picante. No dejó que eso la afectase; al contrario, dio un enérgico paso en dirección al policía y habló:
-Gracias por acogerme en su casa, agente Hatake.
Él le dedicó una mirada de soslayo con su ojo sano.
-Llámame Kakashi –fue su única respuesta.
2 notes · View notes
akashiclibrary · 6 years
Photo
Tumblr media
Actores de Reparto
Antiguamente se llamaba ‘actores de reparto’ a todos aquellos intérpretes que formaban parte de una compañía teatral y que tenían derecho a percibir parte de lo recaudado en taquilla (e incluso de las monedas que el público lanzaba al escenario) de ahí que se les conociera a todos ellos como ‘actores de reparto’ y eran solo aquellos con papeles protagonistas, secundarios o que fuesen relevantes en la trama.
Con el tiempo las cosas han cambiado y la forma de gestionarse las compañías han evolucionado y el término ‘actor/actriz de reparto’ son quienes tienen un papel con un máximo de 31 líneas (en un montaje escénico) o 20 líneas (en uno audiovisual). Quienes superan esas cifras son los secundarios y protagonistas (dependiendo la relevancia) y por debajo de esas líneas están los catalogados como ‘figurantes’, ‘figurantes especiales’ (sin frases) y los ‘de pequeñas partes’ (con menos de 5 líneas en teatro y 2 en audiovisual).
1 note · View note
tuseriesdetv · 4 years
Text
In memoriam: Actrices y actores que han fallecido en 2019
Tumblr media
No queremos acabar el año sin recordar a numerosos rostros conocidos del cine y la televisión que nos han dejado este año:
Cameron Boyce (28/05/99 - 6/07/19)
Tumblr media
La estrella de Disney Channel era de ascendencia afrocaribeña y afroamericana. Su abuela paterna fue una de los Clinton Twelve, los primeros afroamericanos en asistir a un instituto de blancos en el sur de Estados Unidos en 1956. Nació en Los Ángeles en 1999, estudió danza desde muy joven y participó en un videoclip de Panic! at the Disco en 2008. Fue el hijo de Kiefer Sutherland en Mirrors y el hijo de Adam Sandler en Grown Ups. Protagonizó la serie Jessie y la trilogía de películas de Descendants, y este año lo hemos podido ver en Mrs. Fletcher. Murió mientras dormía a causa de un ataque de epilepsia, enfermedad de la que se estaba tratando. Tenía veinte años.
Luke Perry (11/10/66 - 4/03/19)
Tumblr media
En sus años de instituto, daba vida a la mascota Freddie Bird. Se mudó a Los Ángeles a los dieciocho para ser actor, pero pasó varios años viviendo de otros trabajos y colaborando como extra en videoclips. Tras participar como recurrente en dos culebrones a finales de los 80, saltó a la fama dando vida a Dylan durante diez años en Beverly Hills, 90210. Interpretaba a Fred Andrews en Riverdale desde 2017 cuando falleció a causa de dos derrames cerebrales a los cincuenta y dos años. Tenía dos hijos, Jack iba a cumplir veintidós y Sophie, diecinueve.
Doris Day (3/04/1922 - 13/05/2019)
Tumblr media
Nieta de inmigrantes alemanes, tenía la intención de triunfar bailando en Hollywood, pero resultó herida cuando un tren arrolló el coche en el que viajaba. Trabajó como cantante hasta que consiguió una prueba con Warner tras la que encadenó varios éxitos, entre ellos Pillow Talk, con nominación al Oscar incluida; y The Man Who Knew Too Much, de Alfred Hitchcock, donde canta 'Que Sera, Sera', canción ganadora del Oscar en 1956. En los sesenta, tras la muerte de su hermano, comenzó a mostrar agotamiento y dejó el cine en 1968 cuando murió su tercer marido, quien le dejó, sin ella saberlo, una deuda de varios millones de dólares que la ley le acabó devolviendo y un contrato multimillonario con CBS para protagonizar una serie que llevaba su nombre por título y que se mantuvo cinco temporadas en antena. Desde su cuarto matrimonio, en 1976, dedicó su vida al activismo a favor de los animales. Murió por culpa de una neumonía a los noventa y siete años.
Katherine Helmond (5/07/29 - 23/02/19)
Tumblr media
Participó en obras teatrales en la escuela, y trabajó montando escenarios, cosiendo trajes, limpiando baños y abriendo el telón en el teatro de Galveston, Texas durante sus años de instituto. En los años 50 y 60, trabajó en teatros de Nueva York y enseñó interpretación en programas de teatro universitario. Le llegó la fama en los años 70 con la televisión. Fue nominada al Tony, trabajó con Hitchcock y consiguió siete nominaciones al Emmy y dos Globos de Oro. La conocemos principalmente por interpretar a Mona en Who's the Boss? entre 1984 y 1992. De familia irlandesa y educación católica, practicaba el budismo zen. Tenía Alzheimer. Iba a cumplir noventa años.
Asunción Balaguer (8/11/25 - 23/11/19)
Tumblr media
Hija de un matrimonio de conveniencia dentro de la burguesía catalana, dejó los estudios en la facultad de filosofía y letras por el teatro. Gracias al él, conoció a su marido Paco Rabal, con quien trabajó en varias ocasiones tanto en cine como en televisión. Son los padres de Teresa Rabal. Desde los años 80 vivía en Alpedrete, desde donde cogía el autobús a Madrid para acudir a los ensayos. Ha recibido premios por su actuación en la serie Gran Hotel, la película Las huellas borradas o el musical Follies. Actuó prácticamente hasta el final. La hemos podido ver recientemente en Merlí y en Olmos y Robles. Falleció a los noventa y cuatro años, días después de sufrir un ictus.
Peggy Lipton (30/08/1946 - 11/05/2019)
Tumblr media
De familia de clase media-alta y de ascendencia judía rusa, tuvo una infancia difícil que le provocó un tartamudeo severo que desaparecería tras independizarse, aunque su vida personal y sentimental también fue dura. Comenzó como modelo y a los diecinueve años ya aparecía en televisión. Durante cinco temporadas protagonizó The Mod Squad dando vida a una delincuente juvenil convertida en policía encubierta, papel por el que estuvo nominada cuatro años consecutivos al Emmy y al Globo de Oro. Cansada de la fama y el acoso de la prensa, se dedicó a criar a sus dos hijas, pero volvió a la televisión con Twin Peaks. Ha tenido pequeños papeles en Alias, Popular o Angie Tribeca, donde interpretaba a la madre del personaje de su hija, Rashida Jones. Fue diagnosticada de cáncer en 2004 y falleció este año a la edad de setenta y dos.
Robert Forster (13/07/1941 - 11/10/19)
Tumblr media
Ya actuaba en el instituto, pero se licenció en psicología en la universidad con una beca por jugar a fútbol americano. A los veinticuatro se mudó a Nueva York, pero tras su primer éxito en el teatro le costaba encontrar trabajo, así que regresó a su Rochester natal, en la otra punta del estado, a ganarse la vida como profesor sustituto y albañil. Poco después, un agente de 20th Century-Fox le introduciría en el mundo del cine, y encadenó veinte años de papeles de mayor o menor tamaño. A finales de los 80, su éxito flaqueaba y tenía que conformarse con pequeños roles de villano y dar clases de actuación y sermones motivacionales. Fue entonces cuando llegó Tarantino. A Jackie Brown -con nominación al Oscar incluida- le siguieron el remake de Psycho, Mulholland Drive, The Descendants, las series Heroes, Last Man Standing y Twin Peaks o la película de Breaking Bad, estrenada el día de su muerte a causa de un tumor cerebral a los setenta y ocho años.
Rutger Hauer (23/01/44 - 19/07/19)
Tumblr media
De padres actores que solían irse de gira y dejar a los hijos con una niñera, este neerlandés rebelde no pudo ser marinero a los quince años, cuando huyó de casa, debido a su daltonismo, así que no le quedó más remedio que trabajar en la construcción. Sus padres le apuntaron a clases de teatro, las cuales le sirvieron más adelante para convencer a sus superiores de que no era apto para estar en la marina. En los 70 entró de lleno al cine. Sirvió de inspiración a Anne Rice para escribir a Lestat y fue la primera opción para protagonizar RoboCop. En los 80 empezó a ser conocido en Inglaterra por varios anuncios de cerveza Guinness y llegó a Hollywood. Le aconsejaron cambiarse el nombre pero pensó que su paseo americano sería efímero. Habitual del cine de Paul Verhoeven y especializado en interpretar a vampiros, será recordado por Ladyhawke, The Hitcher, Blade Runner, Sin City, Batman Begins, Buffy the Vampire Slayer (la película) o True Blood. Le gustaban la poesía, el activismo por el medio ambiente y diseñar camiones. Una corta enfermedad se lo llevó a los setenta y cinco años.
Eduardo Gómez (27/07-51 - 28/07/19)
Tumblr media
Había sido vendedor de enciclopedias, camarero, albañil y dependiente. Tras algunos trabajos de figurante, tuvo una frase en ¡Ay, Señor, Señor! casi por casualidad. Era ya 1994. Muertos de risa, El milagro de P. Tinto o La comunidad formaron un camino que le llevaría a su papel más recordado: Mariano, el padre del portero, en Aquí no hay quien viva. La que se avecina y Gym Tony son otros de sus trabajos destacables. Falleció por un cáncer de laringe. Acababa de cumplir sesenta y ocho años.
*
Otros intérpretes que han fallecido este año:
Bruno Ganz (1941-2019). Peter Fonda (1940-2019). Eddie Jones (1934-2019). En TV: Lois & Clark, The Invisible Man Max Wright (1943-2019). En TV: ALF Arturo Fernández (1929-2019). En TV: La casa de los líos Shelley Morrison (1936-2019). En TV: Will & Grace Nicolás Dueñas (1941-2019). En TV: Aquí no hay quien viva Linda Porter (1933-2019). En TV: Superstore, Twin Peaks Billy Drago (1945-2019). En TV: Charmed Paloma Gómez (1972-2019). En TV: Física o química, SMS Martí Galindo (1937-2019). En TV: Crónicas marcianas Manuel Tejada (1940-2019). En TV: Verano azul, Cañas y barro Richard Erdman (1925-2019). En TV: Community Ron Leibman (1937-2019). En TV: Friends Bob Einstein (1942-2019). En TV: Curb Your Enthusiasm, Arrested Development Brian Tarantina (1959-2019). En TV: The Marvelous Mrs. Maisel, Gilmore Girls Brian Turk (1970-2019). En TV: Carnivále Patxi Andión (1947-2019). En TV: Brigada central, Página de sucesos Robert Walker Jr. (1940-2019). Peter Mayhew (1944-2019). Anna Karina (1940-2019). René Auberjonois (1940-2019). En TV: Boston Legal, Madam Secretary Jed Allan (1935-2019). En TV: Beverly Hills, 90210 Diahann Carroll (1935-2019). En TV: Dynasty, Julia, White Collar Stefanie Sherk (1982-2019). En TV: Grand Hotel Olivia García Leyva (1945-2019). En TV: El chavo del ocho Rob Garrison (1960-2019). En TV: Cobra Kai Claude Earl Jones (1933-2019). En TV: Dallas Jack Burns (2005-2019). Gabe Khouth (1972-2019). En TV: Once Upon a Time David Hedison (1927-2019). Karl Shiels (1972-2019). En TV: Into the Badlands Danny Aiello (1933-2019). Stephanie Niznik (1967-2019). En TV: Everwood Richard Easton (1933-2019). En TV: The Brothers, Doctor Who Mona Malden (1917-2019). Philip McKeon (1964-2019). En TV: Alice Joan Staley (1940-2019). Godfrey Gao (1984-2019). Michael J. Pollard (1939-2019). Jane Galloway Heitz (1941-2019). En TV: Glee Arseni Corsellas (1933-2019). Suzanne Whang (1962-2019). En TV: Las Vegas Niall Toibin (1929-2019). Chy Bravo (1956-2019). En TV: Chelsea Lately Virginia Leith (1925-2019). Rip Torn (1931-2019). En TV: The Larry Sanders Show, 30 Rock Kaye Ballard (1925-2019). En TV: The Mothers-in-Law, The Perry Como Show Laurel Griggs (2006-2019). William Wintersole (1931-2019). En TV: The Young and the Restless Ann Crumb (1950-2019). John Witherspoon (1942-2019). En TV: The Wayans Bros Kaoru Yachigusa (1931-2019). Josip Elic (1921-2019). Jerry Fogel (1936-2019). Fernando Luján (1938-2019). John Clarke (1931-2019). En TV: Days of Our Lives Bill Macy (1922-2019). En TV: Maude Stephen Moore (1937-2019). Karen Pendleton (1946-2019). Jan Merlin (1925-2019). Sid Haig (1939-2019). Claudine Auger (1941-2019). Aron Eisenberg (1969-2019). En TV: Star Trek: Deep Space Nine Phyllis Newman (1933-2019). Lisa Sheridan (1974-2019). En TV: CSI Miami, Still the King Tim Conway (1933-2019). En TV: The Carol Burnett Show Georgia Engel (1948-2019). En TV: The Mary Tyler Moore Show Valerie Harper (1939-2019). En TV: The Mary Tyler Moore Show, Rhoda John Wesley (1947-2019). Robert Axelrod (1949-2019). En TV: Mighty Morphin Power Rangers, Digimon Carol Lynley (1942-2019). Louisa Moritz (1946-2019). Nicky Henson (1945-2019). En TV: Downton Abbey Nadja Regin (1931-2019). Seymour Cassel (1935-2019). Tania Mallet (1941-2019). Lili Rosson (1931-2019). Barry Coe (1934-2019). Stu Rosen (1939-2019). Charles Levin (1949-2019). Freddie Jones (1927-2019). Arte Johnson (1929-2019). Bryan Marshall (1938-2019). Denise Nickerson (1957-2019). Larry 'Flash' Jenkins (1955-2019). Ken Kercheval (1935-2019). En TV: Dallas Russi Taylor (1944-2019). En TV: The Simpsons, Mickey Mouse Edith González (1964-2019). En TV: Corazón salvaje, Palabra de mujer Paul Darrow (1941-2019). En TV: Doctor Who Carmine Caridi (1934-2019). En TV: Fame, NYPD Blue Joe Pilato (1949-2019). En TV: Digimon Beverley Owen (1937-2019). En TV: The Munsters Carmen Argenziano (1943-2019). En TV: Stargate SG-1 Albert Finney (1936-2019). Kristoff St. John (1966-2019). En TV: The Young and the Restless, Diagnosis: Murder Jan-Michael Vincent (1945-2019). En TV: Airwolf Julie Adams (1926-2019). En TV: Murder, She Wrote Dick Miller (1928-2019). En TV: Fame Carol Channing (1921-2019). Brody Stevens (1970-2019). Verna Bloom (1938-2019). En otros ámbitos del mundo audiovisual, también nos tocó despedir a los directores Agnès Varda (Visages villages, Le bonheur), Franco Zeffirelli (Un tè con Mussolini, Romeo and Juliet), Stanley Donen (Singin' in the Rain, Charade), John Singleton (Boyz in the Hood, Four Brothers), Arthur Marks (Perry Mason), Vojtech Jasný (Vsichni dobrí rodáci), D.A. Pennebaker (The War Room) y John Carl Buechler (Troll), los productores Robert Evans (Chinatown, The Godfather), Andy Vajna (Rambo, Evita), Hal Prince (West Side Story, Cabaret), Branko Lustig (Gladiator, Schindler's List), Leonard Golberg (Charlie's Angels, Starsky and Hutch), James O'Keefe (Full House, Family Matters) y Lisa de Cazotte (Days of Our Lives, The Young and the Restless); los compositores Michel Legrand (The Thomas Crown Affair, Yentl) y André Previn (My Fair Lady, Irma la Douce); los animadores Richard Williams (Who Framed Roger Rabbit, Charles Dickens' A Christmas Carol) y Danny Gordon Taylor (Jumanji, The Mask), los guionistas Dorothy Catherine Fontana (Star Trek), Mardik Martin (Raging Bull, Mean Streets), Sam Bobrick (Saved by the Bell), Fernando Gaitán (Yo soy Betty la fea, La fea más bella), Kevin Barnett (The Carmichael Show, Broad City), Bernard Slade (Same Time, Next Year), Alvin Sargent (Julia, Ordinary People) y Larry Cohen (Phone Booth, The Stuff), los diseñadores de producción Lawrence G. Paull (Blade Runner, Back to the Future) y Peter Larkin (Tootsie, Get Shorty) y el actor de doblaje Claudio Rodríguez. Otros personajes conocidos que han fallecido son los cantantes Marie Fredriksson, Camilo Sesto, José José, Inés Bayo, Alberto Cortez, Neal Casal, Haley Smith, Daryl Dragon, Kim Shattuck, Keith Flint, James Ingram, Rick Ocasek, Bushwick Bill, Kevin Fret, Dr. Jon, Nipsey Hussle, Kylie Rae Harris, David Berman, Eddie Money, Justin Carter, Juice Wrld, Sulli y Goo Hara, el guitarrista Dick Dale, la letrista Allee Willis, los comediantes Chris Cotton y Kip Addotta, las escritoras Toni Morrison y Johanna Lindsey, la bailarina Alicia Alonso, los diseñadores Karl Lagerfeld, Elio Berhanyer, Gloria Vanderbilt, Emanuel Ungaro y Andrés Sardá, el periodista Pepe Oneto, la esquiadora Blanca Fernández Ochoa, la ciclista Kelly Catlin, el boxeador Eusebio Pedroza y el piloto Niki Lauda.
0 notes
munove · 5 years
Text
La gran diferencia entre el acto de C´s en Rentería y su presencia en el Orgullo
Tras las últimas elecciones generales, Rivera se vio con fuerza para ser el nuevo Casado, y decidió que C´s debería mostrarse de forma clara como un partido de derechas, a fin de atraer al electorado del PP desencantado con la corrupción y el resto de rémoras del partido. Pero Rivera sabe que una parte no desdeñable de su electorado proviene de ámbitos centristas, es decir, gente que podría votar al PP o al PSOE dependiendo de la tesitura, pero que siente aversión por el nacionalcatolicismo de Vox. Ésa es la causa de que C´s estuviera ayer en el Orgullo.
Cuando acudieron a Rentería o a otros pueblos con enorme presencia independentista, Rivera y los suyos no pretendían convencer a nadie de allí. Sólo buscaban el espectáculo de los gritos e insultos por parte de los más exaltados, para presentarse como mártires por la libertad. No querían seducir a los habitantes de esos pueblos, sino usar a los más descerebrados como figurantes de un teatro que habían decidido montar para ganar votos en el resto del Estado. Sin embargo, en el Orgullo sí pretendían seducir a la comunidad que participaba en la manifestación donde Arrimadas y cia se encasquetaron.
C´s buscaba congraciarse con su electorado más centrista y con la comunidad gay. Habían firmado unos presupuestos andaluces con Vox y sostenido infinidad de gobiernos municipales del PP con dicha formación, a la vez que negocian los gobiernos autonómicos de Murcia y Madrid. En Murcia, había "un 95% de coincidencia programática" entre los tres partidos www.eldiario.es/murcia/politica/Vox-segunda-bloquear-Gobierno-Murcia_0 , pero la cosa se torció porque Vox se sintió ofendido debido a que Girauta llamó "quedar para tomarse un café" a la reunión entre los tres partidos para consensuar su programa común. Un "obstáculo" que les sirvió para tumbar la investidura del candidato del PP y mostrar una posición de fuerza, pero que es tan inconsistente que, con toda certeza, no impedirá que alcancen el acuerdo definitivo en las próximas semanas y la investidura triunfe. La candidata de C´s ya ha dicho que prefiere otras elecciones a pactar con el PSOE, pero no hará falta www.laopiniondemurcia.es/comunidad/2019/07/06/franco--prefiero-eleccio
Vox es un partido decididamente homófobo. Defienden que los padres puedan imponer a sus hijos terapias para curar la homosexualidad (siento escalofríos pensando en que alguien pudiese obligarme a acudir a una terapia para forzarme a que me gusten los hombres). El tema de esas terapias me solivianta especialmente porque yo conocí a un gay a quien sus padres le habían forzado a ir a una de ellas, y el chico (aparte de haberse vuelto adicto al sexo) tenía unos problemas mentales evidentes fruto de los traumas que padeció. Vox también quiere que el Orgullo se lleve a la Casa de Campo porque causa muchas molestias y colapsa la ciudad (cosa que no sucede con las procesiones en Semana Santa, o con otros desfiles festivos). Vox exige que en los colegios no se "adoctrine" a los niños explicándoles que la homosexualidad es tan respetable como la heterosexualidad y nadie debe ser discriminado por su orientación sexual. Vox, en suma, bebe del tradicionalismo más mohoso y arcaico, del nacionalcatolicismo franquista, y quiere reinstaurarlo (todo lo que les dejemos) en pleno siglo XXI.
C´s sabe que pactar con esa gente ahuyenta a su electorado centrista. Y por eso recurren al marketing más burdo. Me junto con los homófobos, pacto presupuestos y sostengo gobiernos con ellos, pero limpio mi culpa yendo a una manifestación al año. Es lo mismo que Isabel Franco, la candidata de C´s en Murcia, a quien oí decir en directo que "no podemos permitir 28 años de gobierno del PP en Murcia" (frase que copió a Arrimadas, quien también lo gritó en un mitin murciano) para, a continuación, pactar con el PP y decir que sólo aceptan dos opciones: o 28 años de gobierno del PP o elecciones.
En Rentería tocaba liarla para ganar votos. En el Orgullo tocaba hacerse los buenos con el mismo fin. Pero creo que lo del Orgullo ha sido todavía más burdo y contraproducente. Porque, con el paso del tiempo, los perfiles se definen y resulta cada vez más difícil engañar. Las tretas tipo "los 100 pactos de la vergüenza", consistentes en manipular gráficos para imputar al PSOE pactar con los nacionalistas de forma sistemática allá donde podrían pactar con los "constitucionalistas", no hacen otra cosa que terminar de retratar a C´s. Todos recordamos aquella gráfica manipulada del municipio de Zigoitia, donde Bildu tuvo 4 concejales, el PNV 4 y el PSOE 1. El PSOE pactó con el PNV para que Bildu no gobernase y C´s se lo afeó...cambiando en la gráfica el nombre de los 4 concelajes de Bildu por la palabra "otros", para que pensásemos que eran concejales de PP y C´s.
No se puede estar en misa y repicando, y mucho menos intentar engañar obscenamente a los electores para que no se den cuenta. Estoy convencido de que Rivera lo va a descubrir pronto y de la forma más amarga. Al final, y salvo que ocurra algo tan improbable como imprevisto e impactante, C´s va a experimentar un desplome igual o superior al que está padeciendo Podemos, y el bipartidismo volverá a regir los destinos de este desdichado país.
etiquetas: artículo
» noticia original ()
0 notes
carlosortegavilas · 7 years
Text
Entrevista de Manuel M. Almeida para la revista literaria Dragaria
Tumblr media
Tres más siete son diez. Si a cualquiera de los muchos aprendices o figurantes de escritor que proliferan hoy día se les dijese que su primera obra iba a tardar diez años en ser publicada, ¿cuántos resistirían? ¿Cuántos tardarían en cambiar la literatura, no sé, por el surf o la cocina? La historia de Carlos Ortega Vilas como autor es la historia del diez. Tres años para elaborar su primera novela y siete años más para publicarla. Ahora, tras ese periplo de dificultades, fe y resistencia, el autor y su obra, Carlos y El santo al cielo, se han convertido en una de las revelaciones del panorama narrativo nacional y del género de novela negra. Puede ser empeño o certeza, vocación o cabezonería, O puede que sea eso, ese imaginar sin prisa, ese bregar sin descanso, ese naufragar constante que te hace inmune al desaliento lo que distingue al buen soldado, quiero decir escritor, de cualquier tipo de aprendiz o figurante de lo que sea.
⇒ Y de repente, la imprenta. Tu obra ha sido aceptada. Te la vamos a publicar. ¿Qué sentiste en ese momento?
En ese momento, alegría contenida y un poco escéptica. Cuando los editores de Dos Bigotes (Alberto Rodríguez y Gonzalo Izquierdo) me comunicaron que querían publicar la novela, me planté en Madrid para conocerles y asegurarme de que era verdad. Ya me había llevado algún chasco con otras editoriales que en principio mostraron interés, pero con las que no llegué a ningún acuerdo, así que no quería hacerme demasiadas ilusiones. Desde que firmamos el contrato de edición en julio de 2015 hasta que la novela salió de imprenta, en noviembre de 2016, permanecí en vilo, sin acabar de creérmelo, ni siquiera cuando la estábamos revisando. En el momento que la tuve en mis manos, sí, sentí alivio, como si hubiera ganado una batalla. Y mucha gratitud, también, hacia las personas que creyeron en mí cuando yo dudaba de todo y hacia mis editores, que hicieron un trabajo excepcional. La portada de Raúl Lázaro fue ya la guinda del pastel… Después de tantos años, todo encajaba. Es una sensación que no puedo explicar.
«Supongo que la única forma de contrarrestar el desaliento es ser honesto»
⇒ ¿Cómo se soslaya el desaliento?
No creo que pueda soslayarse. Se sobrelleva, qué remedio. Supongo que la única forma de contrarrestar el desaliento —hasta cierto punto, al menos— es ser honesto. Honesto con lo que tienes que contar y con tu manera de entender este oficio. La escritura es una necesidad, al fin y al cabo. El desaliento suele ser producto de factores externos, hay que sobrellevarlo del mismo modo que soportas al vecino ruidoso del segundo, que tampoco lo has elegido tú. Lo importante, creo, es mantenerte fiel a tu propia visión. Que el ruido de fuera no te ensordezca. Mantener un nivel alto de exigencia contigo mismo y tener muy claros tus principios, tus metas. En mi caso, nunca quise publicar por publicar. Lo que buscaba era una editorial que creyera en esta novela, que se arriesgase conmigo sin importarle que no me conociera nadie, que compartiera mi visión. Todo eso lo encontré en Dos Bigotes. Por una vez, el desaliento mereció la pena.
⇒ El santo al cielo no para de recibir bendiciones, ovaciones, salmos y odas… lo máximo a lo que se pueda aspirar en esta liturgia de la palabra escrita. ¿Tú, Santísima Trinidad de la autoría, también estimas que es la hostia?
Que esté teniendo tan buena acogida es la hostia, sí. No me lo esperaba y estoy inmensamente agradecido a todas las personas que han leído la novela, que la han reseñado o la han estimado merecedora de alguna nominación, como ocurrió primero en el Congreso de Novela y Cine Negro de Salamanca, donde El santo al cielo optaba al premio Pata Negra, y ahora en Valencia Negra, donde está nominada a mejor novela negra del año escrita en español. Supongo que también haces un guiño en tu pregunta al título de la novela y a uno de los rasgos que caracterizan a Aldo, el inspector de Homicidios ateo que siente pasión por la vida de los santos. ¿Qué puedo decir? Pensé que era una contradicción interesante —contradicción aparente, no obstante— desde la que construir el personaje. Lo hice con el máximo respeto, eso sí. El martirologio le sirve de excusa a este inspector algo atípico para ilustrar algún aspecto de la investigación o guiarle en sus elucubraciones, y a mí, como autor, para ir conectando sucesos, casualidades y sueños que actúan como presagios. El título, por otro lado, alude tanto a la muerte de un inocente como a un lapsus en una investigación anterior que ha quedado sin resolver. Y hasta ahí puedo desvelar…
«Lo negro en mi caso es una forma de mirar, y esa mirada salpica todo lo que escribo, no puedo evitarlo»
⇒ ¿Novela negra, novela gris, novela social… novela-novela?
Quiero pensar que ante todo es una novela-novela. Negra, sí. Lo negro en mi caso es una forma de mirar, y esa mirada salpica todo lo que escribo, no puedo evitarlo. No creo que sea novela social, pero hay un componente social importante, sin duda, porque de lo contrario tampoco sería negra. El drama que envuelve a los personajes es producto de la sociedad en la que viven, una sociedad corrupta, hipócrita, profundamente machista. Cargada de prejuicios que a veces se trasmiten de forma tan sutil, tan aceptada, que solo quien los sufre puede comprender su alcance. Me preocupaba mostrar eso, en particular. De todos modos, siempre tengo dudas con los géneros. Si me preguntas qué es para mí esta novela, te diría que es una historia de personajes, sin más. Cada suceso, cada giro argumental, cada elemento de la trama está ahí para dar sentido a sus vidas, para ayudarles a materializarse dentro de la ficción, no para cumplir con unos requisitos de género o para transmitir un mensaje moral o político.
⇒ No desveles el nombre del asesino, ni de la víctima. Desvélanos cuál es el nombre, el personaje que justifica la obra.
El personaje que justifica la obra, en mi opinión, es el personaje ausente: Daniel, un adolescente desaparecido años antes de que se inicie la historia. Toda la trama gira alrededor de este joven al que vemos una sola vez en el relato, pero cuyo drama hemos ido conociendo de manera sesgada a través de las declaraciones y pensamientos de otros personajes. De todos modos, El santo al cielo no es una novela enigma. Sabemos quién es el asesino desde las primeras páginas, en ese sentido no hay ningún misterio. El misterio no me interesa. Me interesa el suspense. Y eso tiene que ver con la manera de contar algo, más que con el tema en sí. De todos modos, procuré que todos los personajes, incluso los secundarios, tuvieran un peso específico dentro del relato. Creo que es una novela bastante coral, aunque a alguno de los protagonistas lo hice moverse en una zona de mayor penumbra que a otros.
«El reto es alcanzar ese punto sin retorno y construir la mejor ficción que uno pueda escribir»
⇒ Quinientas sesenta páginas. ¿No es eso ir a contracorriente en estos tiempos en que todo se acorta? ¿Piensas repetir kilometraje o la extensión de El santo al cielo fue solo un reto?
Como te decía cuando hablábamos del desaliento, mi intención era contar la historia que quería contar sin importarme el ruido exterior. Nunca pensé en un reto —es más, estaba horrorizado cuando vi que me acercaba a las cuatrocientas páginas y la historia seguía—, sino en lo que necesitaba contar. Recuerdo que Paul Bowles solía citar una frase de Kafka para ilustrar algo que le ocurrió a él cuando escribía El cielo protector, y es la siguiente: «A partir de un cierto punto, ya no hay posibilidad alguna de retorno. Ese es el punto que es preciso alcanzar». Algo así me sucedió a mí. Para cerrar la trama, tenía que llegar a ese punto sin retorno y dejar que el desenlace fluyera con el tempo adecuado, sin precipitarlo, a pesar del número de páginas que había consumido. De todos modos, cuando hablamos de extensión no tenemos en cuenta el formato. Yo elegí contar por medio de diálogos. Sabía que era arriesgado, porque las líneas de diálogo directo ocupan mucho espacio, aunque sean muy breves —y son breves, como breves son los capítulos—. Podría haber contado la historia de otra forma, podría haber utilizado un narrador en primera persona que fuera testigo de los hechos, y habría ahorrado muchísimas páginas. Pero eso no era lo que yo quería escribir. De manera que no fue ningún reto, solo la manera que encontré de ser consecuente con mi forma de contar. El reto es alcanzar ese punto sin retorno y construir la mejor ficción que uno pueda escribir. Si para mantenerme fiel a mi propio criterio tengo que ir a contracorriente, lo haré las veces que haga falta.
«No creo que la escritura entienda de fronteras»
⇒ Y Canarias, ¿cuánto hay de impulso y cuánto hay de lastre para un escritor en este archipiélago?
No creo que ser de un lugar determinado te lastre, a no ser que creas que existe ese lastre. Veo inconvenientes de tipo, digamos, logístico: no puedes acceder con la misma facilidad a ciertos actos, organizar presentaciones en la Península resulta más complicado, más costoso, inviertes más tiempo, dinero y energía que otros autores, etc. Por lo demás, no creo que la escritura entienda de fronteras. No debería, al menos.
⇒ Háblanos de proyectos. Un libro de relatos, creo. ¿Algo más?
Sí, estoy terminando de perfilar un nuevo libro de relatos —en 2015 publiqué el primero, Tuve que hacerlo y otros relatos, con Baile del Sol—. También estoy trabajando desde hace ya bastante tiempo en mi siguiente novela. Espero que este verano pueda ir concluyendo ambos proyectos y pasar al siguiente: se me acumulan las historias…
⇒ Y tu santo, ¿hacia qué cielo se encamina? ¿Hacia qué cielos, metas o horizontes se dirige tu mirada?
Ese cielo permanece en la incógnita. Mi meta es tener la quietud necesaria para concluir los dos libros que me tienen ocupado ahora mismo, no pido más. El horizonte al que me gusta mirar es vago e inmenso: no me hago ilusiones y lo espero todo.
Por Manuel M. Almeida
1 note · View note
figurantesconfrase · 2 years
Text
youtube
Llega el verano y Murnau está deseando irse a los países nórdicos a huir del calor. Para ir aclimatando, nos trae una selección de películas sobre Black Metal noruego (y otros estilos) que os dejarán más agotados que un buen pogo.
0 notes
miguelmarias · 5 years
Text
AGUIRRE, LA CÓLERA DE DIOS
Curiosamente, la conquista de América por los españoles no ha llegado nunca a constituir un género, ni cinematográfico ni literario, a pesar de la existencia de crónicas y documentos del Archivo de Indias, de la espectacularidad de las aventuras y desventuras de Hernán Cortés, los Pizarro, Almagro, Orellana, Cabeza de Vaca, Valdivia y tantas otras figuras, menores pero pintorescas, misteriosas e intrigantes, como el vasco Don Lope de Aguirre, personaje central de dos obras excepcionales: la novela de Ramón J. Sender La aventura equinoccial de Lope de Aguirre (1962) y la película del alemán Werner Herzog Aguirre, der Zorn Gottes (1972).
La casi omisión de un episodio tan dilatado e importante de nuestra historia como la conquista y colonización de América, que pudo haber dado origen a un género equivalente al western en Estados Unidos o, cuando menos, a lo que los ingleses llaman ahora «Cinema of Empire», no resulta fácilmente comprensible. Tal vez se explique por un poso de mala conciencia (la amenaza y la tentación de la Leyenda Negra), de la que los cineastas americanos han carecido hasta hace muy poco; tal vez el temor a poner en cuestión ciertas ideas recibidas; sin duda la presión de la censura (es evidente que a ningún director español le hubiesen dejado hacer Aguirre, la cólera de Dios, que por algo ha tardado tres años en llegarnos, y no absolutamente íntegra). Parece, pues, que ante la alternativa de glorificar sin reparos la conquista (la hagiografía, la épica obligada, la mitificación embellecedora) o la reflexión crítica frustrada (la antiepopeya prohibida), los españoles optamos, comprensiblemente, por el silencio. Con alguna excepción que confirmase la regla: Sender, desde el exilio, fabricaba una compleja y larga intriga en torno al enloquecido traidor Lope de Aguirre, «hombre de corta estatura, cojo de heridas en acción, cenceño y de aire atravesado».
Diez años después, en el Perú que sirvió de punto de partida a la expedición emprendida en 1559 por Ursúa y Aguirre en busca de El Dorado, Werner Herzog filmaba la primera película válida sobre la conquista de América. No sé si por ignorancia o por deliberada omisión, el caso es que Herzog no menciona nunca, ni en los títulos de crédito del film ni en ninguna de las entrevistas con él que he leído, la novela de Sender. No es que Aguirre, der Zorn Gottes pueda considerarse —ni siquiera remotamente— como una adaptación de La aventura equinoccial de Lope de Aguirre, pero esta novela parecería, en principio, una de las pocas fuentes con las que se podía contar para hacer una película en torno a tal personaje, y por ello resulta interesante detenerse, siquiera un momento, sobre las divergencias de enfoque existentes entre Sender y Herzog, en tanto en cuanto tales discrepancias pueden arrojar cierta luz sobre las intenciones y los métodos de este cineasta alemán.
Indudablemente, la novela de Sender es más rica, más compleja y, si no me equivoco, más ajustada a la realidad histórica. Herzog declara no tener el más mínimo interés por la crónica, y haber tomado de las narraciones y documentos de la época tan sólo aquello le convenía, mezclándolo con la historia de Orellana. En segundo término, Sender intenta penetrar en los personajes —muy numerosos— que pueblan su relato, mientras que Herzog, desde fuera, a una notable distancia, se limita a contemplar y mostrar su locura, su crueldad, su delirio, manteniéndose siempre impávido e irónico ante el frenesí sanguinario y egocéntrico de Aguirre. En consecuencia, la mayor parte de los personajes se convierten en mudos figurantes, en telón de fondo, en títeres cuyos movimientos dicta Aguirre, o en víctimas de su feroz demencia; cuando hablan —los pocos que lo hacen— no es para expresarse, ni para comunicarse siquiera, sino para dar órdenes, para insinuar traiciones o para crear una imagen de sí mismos que les permita conseguir sus fines, es decir, dándose en espectáculo, hablando de cara a la galería, teatralmente; ésta motivación coincide con una frase de Sender («La fama de loco que tenía Aguirre influía en sus actos, es decir, que a medida que envejecía —tenía ya cuarenta y cinco años, que no eran pocos para un soldado— se creía en el caso de justificar su reputación») y queda explícita en el diálogo del film. Por último, y en íntima relación con el anti-psicologismo con que Herzog muestra a los personajes, se encuentra una tercera y radical divergencia entre Herzog y Sender: mientras que el español, ante todo, narra, el alemán rehúye conscientemente el acercamiento entre público y personajes necesario para que nos embarquemos en la expedición de Aguirre, reduciéndonos a la condición de meros espectadores que nos corresponde.
Esto se hace evidente si nos paramos a pensar que, reducida a su esquema narrativo, la historia que Aguirre, der Zorn Gottes nos cuenta se parece bastante a las de Objetivo: Birmania (1945) y Tambores lejanos (1951) de Walsh, Traición en Fort King (1953) de Boetticher, Casco de acero (1951) e Invasión en Birmania (1962) de Fuller, Northwest Passage (1939) de King Vidor, Río Rojo (1948) de Hawks y, sobre todo, Mayor Dundee (1964) de Peckinpah, estudios todos ellos —más o menos conscientes, más o menos críticos— del líder fascistoide, e historias de un largo y difícil itinerario a través de territorio hostil, en las que la locura y la megalomanía tienen un importante papel. Sin embargo, hay una gran diferencia de tono y de tratamiento entre estas películas americanas y Aguirre, der Zorn Gottes. A pesar de que Sender escribe que «tal vez era Lope uno de esos héroes de la anti-epopeya», la postura del novelista español tendría más que ver con la de Hawks o Peckinpah en los films citados que con la adoptada por Herzog, ya que, aunque considere la expedición ilusoria y fracasada de Aguirre como lo opuesto a la epopeya, todavía califica al personaje de «héroe» (o, lo mismo daría, de «antihéroe»). Dunson (John Wayne) en Río Rojo es un héroe trágicamente equivocado, y la conducción del rebaño desde Texas a Kansas es, sin duda, una epopeya; por eso Río Rojo, aun siendo el más crítico y complejo, es el único de los westerns de Hawks que puede considerarse épico. El mayor Amos Dundee (Charlton Heston) es un antihéroe, al igual que su doble antagónico Tyreen (Richard Harris), y su obsesiva persecución del apache Sierra Charriba —minada por los conflictos internos de su patrulla de nordistas, confederados, mestizos, indios renegados y delincuentes, y por enfrentamientos con los lanceros franceses de Maximiliano— constituye una carnicería de muy dudoso y demasiado caro éxito, pero Mayor Dundee consigue ser un film épicamente crítico de la «epopeya» irrisoria y absurda del ambicioso mayor. Los conflictos intestinos de la expedición de Aguirre, su absoluta fracaso en la tentativa de alcanzar una meta inexistente, imposible y ficticia, recuerdan Mayor Dundee, pero el film de Herzog no se parece nada al de Peckinpah, a causa del muy diferente estilo narrativo de ambos directores y de la muy diversa dosificación de modos empleada por uno y otro. Si aceptamos, por su sencillez y comodidad —sin tener en cuenta los reparos formulados por Todorov—, la clasificación establecida por Northrop Frye (en The Anatomy of Criticism) de los cinco «modos» (enfoques o dimensiones) de la ficción, según la cual el protagonista es superior en categoría a los demás hombres y al entorno (es decir, prácticamente un dios) en el mito; supera (en grado solamente) a otros hombres y al medio ambiente, pero es mortal, en el romance; está por encima de los hombres, pero no de las circunstancias, en la alta mimética (que engloba la tragedia y gran parte de la épica); es simplemente un hombre cualquiera, incapaz de superar las limitaciones naturales, en la baja mimética; y es inferior en poder e inteligencia a nosotros en el modo irónico, nos encontramos con que Río Rojo y Mayor Dundee pertenecen a la alta mimética, y concretamente a la tragedia —el héroe aislado de la sociedad en su caída—, con algunos pasajes de baja mimética, e incluso irónicos, pero —sobre todo el film de Hawks— bordeando el terreno del romance. En cambio, visto por Herzog, Aguirre no tiene nada de héroe trágico; aunque hay algunos elementos de la alta mimética, en Aguirre, la cólera de Dios predominan la baja mimética y, sobre todo, el modo irónico. La aventura de Aguirre no tiene sentido, sería en todo caso una tragedia absurda, irrisoria, ruin. La personalidad de los actores lo indica claramente: frente a la imponente presencia física de Wayne o Heston (y las connotaciones que arrastran consigo de otras películas), Klaus Kinski —feo, bajo, de mirada vidriosa y atravesada, de gesto hidrófobo, de mala catadura— no puede en ningún caso aparecer como un modelo de hombre de acción. En el mismo sentido, el montaje dramático, narrativo, expresivo de los westerns citados se ha visto sustituido en el film de Herzog por los tiempos muertos, dilatados más allá de lo dramáticamente necesario, por planos que se limitan a mostrar «en silencio» una serie de acciones fragmentarias, de gestos grandilocuentes, de síntomas de locura progresiva.
Herzog no califica lo que muestra; no narra, no explica las motivaciones de los personajes ni se sirve de sus actos para definir su psicología. Se limita a ofrecernos unas imágenes, más desnudas de lo que nos hemos acostumbrado a exigir, que nosotros mismos debemos proceder a examinar atentamente y, si es nuestro deseo, a interpretar y a juzgar. No diría yo que esto sea mejor que lo que otros cineastas nos proponen, pero sí, tal vez, más nuevo, más curioso, y desde luego muy interesante. No se piense, sin embargo, que Herzog recurre a la facilona ironía, a la mezquina caricatura, a la baja complicidad que pide Marco Ferreri en Touche pas à la femme blanche (1974), la película más imbécil y de menor nivel intelectual que he visto desde Ana y los lobos (1972) de Saura; me interesa aclarar que Aguirre, der Zorn Gottes, si bien carece de la amplitud, de la complejidad, de la grandeza y de la fuerza emotiva de Mayor Dundee, no cae nunca en la caricatura, ni en el despectivismo, ni en la parodia impotente. Las armas de Herzog son muy otras.
Miguel Marías
Dirigido por… nº 28 nov-dic, 1975
0 notes
valladolidnoticias · 6 years
Text
La televisión que cura
Mary Poppins, la niñera más famosa de Walt Disney, cantaba que «con un poco de azúcar esa píldora que os dan pasará mejor». La frase no podría resumir mejor la filosofía de ‘Centro Médico’, la ‘docuserie’ de TVE producida por Zebra que cada tarde (de lunes a viernes, a partir de las 18.15 horas) introduce tramas personales entre médicos y pacientes para enganchar a la audiencia mientras recomienda a los espectadores cómo deben actuar si se les duerme el brazo izquierdo (síntoma de un ictus), si notan un bulto en el seno (posible cáncer de mama) o cómo perder peso de forma saludable. Una forma de aprender mientras la ficción entretiene. Esta fórmula ha permitido, por ejemplo, que un niño de 10 años de Mieres salvara la vida a su padre en marzo del año pasado después de que este sufriera un síncope gracias a la maniobra de reanimación que había conocido viendo el programa, o que el Ministerio de Sanidad felicitara a todo su equipo por el tratamiento de un caso de violencia de género.
«Cuando le das la chapa a alguien con conceptos médicos te deja de atender. Sin embargo, si pones eso en un lenguaje cercano dicho por tus actores favoritos te quedas con el mensaje. Esa es la clave. Hay muchos espectadores que nos mandan correos diciendo que gracias a lo que han visto en el programa se han acercado a su centro de salud y han puesto remedio a tiempo a problemas que de otra forma se hubieran agravado», explica a este periódico Paloma Borregón, la coordinadora del equipo de ocho asesores médicos con los que cuenta ‘Centro Médico’. Ella es especialista en Dermatología y compagina su labor en la serie con la práctica de la medicina.
Después de más de 770 capítulos, en los que han abordado 1.570 casos clínicos, los guionistas fácilmente podrían aprobar primero de Medicina. Sin embargo, mantienen un contacto constante con los asesores las 24 horas del día. «Todos son casos reales que llevamos a la pantalla. La parte crucial es saber escribir el guion para que el público aprenda. Tenemos un chat que funciona las 24 horas con los guionistas, en el que nos preguntan toda clase de dudas. Parece realmente un chat de médicos. Nosotros recomendamos cómo puede ser el caso para que sea verdad, para que se puedan sacar enseñanzas, consejos, maniobras», añade Borregón.
Hasta el estreno de ‘Centro Médico’, en octubre de 2015, los espectadores españoles estaban acostumbrados a ver a doctores como ‘House’ tratando enfermedades extrañas como el lupus, las relaciones amorosas de ‘Hospital Central’ o a George Clooney atendiendo a pacientes de forma frenética en ‘Urgencias’. No se daban explicaciones, lo importante era el espectáculo televisivo. «En otras series la parte médica es puro atrezo, para aparentar; en nuestra serie, se exponen enfermedades que afectan a una gran parte de la población, los espectadores se sienten identificados con los actores que hacen de pacientes. El punto de partida siempre es un caso real, con continuidad y coherencia durante toda la trama de ficción. Es complicado mantener el rigor, pero se consigue. Muchos guionistas me cuentan que es la serie más difícil en la que han trabajado», confiesa la actriz Ana Cela, que interpreta a la médico Silvia Marco, con la que tiene en común que ambas son licenciadas en Medicina.
– Esta es otra forma de ejercer la medicina.
– Completamente. Estoy haciendo una labor cómo médico desde esta serie. Intento siempre cambiar los términos rimbombantes para que el espectador se quede con los conceptos día tras día, y estoy completamente segura de que calan. La gente nos tiene mucho cariño. El otro día, una enfermera del Hospital Doce de Octubre nos daba las gracias por nuestra labor. Eso es síntoma de que lo hacemos bien, y una motivación.
Todo es tan real que hasta el plató en el que ruedan es un antiguo hospital, la Clínica Nuevo Parque de Madrid, que ahora está viviendo una segunda juventud después de ser cerrada en 2009 por falta de presupuesto. Fuera se pueden observar a figurantes vestidos de celadores y enfermeros fumando en sus ratos libres, por eso en alguna ocasión han tenido que cortar una secuencia porque algún ciudadano despistado se ha colado para pedir que le atiendan. Por cierto, la casualidad ha querido que el lugar de trabajo de Ana Cela sea la misma planta de maternidad en la que nació, en 1983.
Época de gripe
«Nuestro hospital es como cualquier otro real. Tiene muchísimo sentido que estemos en Televisión Española por la labor de servicio público que hacemos, es un privilegio para nosotros como médicos. Es importante que los ciudadanos sepan cuándo deben acudir a su centro de salud y cuándo no, porque ahorra recursos, por ejemplo, en plena época de gripe. Como en la serie vamos por estaciones, ahora estamos con ella. Nuestro mensaje es que los mayores de 75 años y las mujeres embarazadas se deben vacunar, y que solo hay que tratarla con antibióticos si te los receta tu médico. Para nosotros no hay enfermedades, sino pacientes», resume Paloma Borregón, a la que todavía no se le han agotado las ideas.
Fuente: El Norte de Castilla
La televisión que cura was originally published on Noticias
0 notes
latikobe · 7 years
Text
Nueva Orleans vs. La Habana Vieja
Luis Cino de visita en Nueva Orleans (foto cortesía del autor)
Luis Cino de visita en Nueva Orleans (foto cortesía del autor)
MIAMI, Estados Unidos.- Visitar Nueva Orleans, la cuna del jazz, era para mí uno de esos sueños que a uno le parecen absolutamente irrealizables. Y he aquí que gracias a la invitación de unos buenos amigos de mi juventud, he pasado dos días allí. Fue una experiencia irrepetible. Ha sido como para un musulmán peregrinar a la Meca. Les puedo asegurar que todas las expectativas que tenía, se vieron superadas. Y con creces.
En Nueva Orleans, con su pasado francés y español y la influencia africana a cada paso, hay un derroche de magia. Una magia que de tan auténtica, resulta muy especial. Eso la diferencia de la Habana Vieja.
Debido a las edificaciones del periodo español, con sus rejas y balcones, Nueva Orleans pudiera recordar a la Habana Vieja (a la restaurada por Eusebio Leal, quiero decir, no a la de las cuarterías y los balcones en estática milagrosa). La diferencia es que la Habana Vieja, con sus figurantes y sus tiendas con precios superiores a los del Primer Mundo,  es un timo para incautos. Es artificial, falsa, falta de espontaneidad. Y lo que es peor, falta libertad.  Lo percibe cualquiera que no vaya con nociones preconcebidas.
Si se aprovecharan todas sus potencialidades, la Habana Vieja, a su estilo, con su propia personalidad, podría competir con Nueva Orleans.
En la Habana Vieja, como en New Orleans, se escucha música en vivo por todas partes. Hay bares por doquier, pero en todos, la música va por buscavidas que tocan  un repertorio compuesto invariablemente por no más de seis o siete sones y guarachas, siempre los mismos,  la Guantanamera, Chan Chan y el “Hasta siempre, comandante” dedicado a Che Guevara.
En los bares de Nueva Orleans, especialmente en Bourbon Street  y el resto del French Quarter,  es amplísima la variedad de géneros musicales que interpretan: jazz, blues, rock, cajun, zydeco, funky,  rhythm and blues. Y los músicos son de primera línea. Algunos no distan mucho del  virtuosismo. Hubiese querido comprar sus CD y colmar los pomos de cristal donde recogen del público los tips, dignos, sin ponerse impertinentes, como los que tocan y cantan en la Habana Vieja.
Las primeras influencias de la música cubana en el jazz, mucho antes que Chano Pozo, se debieron a músicos de la isla que se establecieron en Nueva Orleans a finales del siglo XIX y principios del XX, y que fueron los que aportaron el “spanish tinge” del que hablaba Jelly Roll Morton. Eso aún se agradece.   Algunos de los músicos de Nueva Orleans con los que conversé, me dijeron que aman la música cubana.
Uno fue Steven Rohbcock, un experimentado pianista que al frente de un cuarteto donde descuella en el trombón una chica japonesa, toca un set tras otro, durante varias horas, con pausas de quince o veinte minutos,  de jazz tradicional, cool y piezas de Chet Baker, en un amplio y acogedor patio colmado de mesas y presidido por una estatua de Fats Domino. ¡Gracias, Steven, por complacerme con Time after time!
El otro fue James Edward Kennedy. Lo encontré un domingo, tocando la guitarra y cantando country, bajo un sol de penitencia, frente a una iglesia, en una plaza del centro de la ciudad. Me contó que viajó a Cuba en los años 90,  utilizando el pasaporte de un amigo al que se parecía como una gota de agua a otra. Afortunadamente, no lo descubrieron y se pudo saciar con la música del Benny, Compay Segundo  y Los Van Van.
Sin vudú no se puede hablar de Nueva Orleans. Está presente a cada paso.  Como entre los santeros de La Habana, hay impostores y mercaderes religiosos, pero también están los que se lo toman bien en serio.  No soy un tipo supersticioso, pero estoy a punto de creer que algo —usted puede llamarlo como quiera— hay en eso de los mojos y los gris-gris. Estuve en el Museo del Vudú, en Dumaine Street. Allí se puede saber de los grandes hougans y especialmente de María Laveau. Son solo dos salas, pero es realmente impresionante. Se siente muy mala vibración. Y les repito que no soy un tipo impresionable ni dado a las supercherías.
La comida creole y cajun de Nueva Orleans es muy  especial: ostras, beignets, jambalaya, gumbo, pez gato, cocodrilo frito, quimbombó (okra) preparado de diferentes formas, etc. Lástima que la gastritis crónica que padezco producto de la bazofia que comemos en Cuba, y particularmente del café mezclado con sabrá Dios qué porquería, no me permitió disfrutar esos platos.
En la Habana Vieja, a pesar de algunos buenos paladares, a la cocina, que pudiera ser excelente, le falta personalidad. Y variedad.  Se limita a poco más  que el congrí, el lechón asado, los tostones y la yuca. Muchos platos, especialmente los dulces, se han perdido.
La gente de Nueva Orleans es amable y hospitalaria. De los balcones te tiran collares —aunque no sea en Mardi Grass— y nadie se te queda mirando, así seas  un gay de carroza, vayas sin camisa por la calle, perdidamente borracho, con la pechuga desbordando el escote y la falda corta hasta la exageración (en Bourbon Street hay diluvios de sensualidad).
La gente de la Habana Vieja también es hospitalaria, pero exageran, no fluyen con naturalidad, acosan a los turistas pese a la policía, se les nota demasiado el afán por sacarles el dinero como sea, ya sea vendiéndoles tabacos (generalmente falsificados), o proponiéndoles marihuana o sexo  (de ahí la frase “nofildoit”, que es lo que entienden los aseres cuando “los yumas” les responden a sus propuestas “I don’t feel like doing it”).
Y no es que en Nueva Orleans —donde se ven homeless y hay muchas personas que aunque no quieran hablar del tema, aún no se han recuperado del huracán Katrina— no haya quienes vivan del dinero de los turistas. Pero los músicos callejeros, los bailadores de tap, los niños que tocan drums en tinas hechas de plástico, se ganan las propinas con su arte, con dignidad, sin impertinencias ni payasadas, sin importunar.
En Cuba, en vez del falso folklore de postal turística, se pudiera explotar mejor, de manera más orgánica,  el arte, las tradiciones, sin menoscabo de la diversión. Como hacen en la ciudad de Louis Armstrong.
Los mandamases castristas, que apuestan desesperadamente por el turismo internacional  para sacar del atolladero a la economía cubana, deberían aprender de Nueva Orleans. El boulevard de Obispo pudiera ser algo así como el siempre muy concurrido Bourbon Street, la necrópolis de Colón como el Cementerio Lafayette… Pero con su proverbial mal gusto, sus prejuicios y su manía de controlarlo todo, sería pedirles demasiado a los mandamases. ¡Lástima por sus bolsillos! ¡Ellos se lo pierden!
Nueva Orleans vs. La Habana Vieja
0 notes
teleindiscreta · 7 years
Text
La gran estrella Cio-Cio San
Fuente original: La gran estrella Cio-Cio San Puedes ver más visitando Teleindiscreta - Las mejores noticias de actualidad, famosos, salud, belleza, cocina, motor, música y mucho más.
► «Madama Butterfly», de Puccini.
► Voces: Ermonela Jaho, Jorge de León, Ángel Ódena, Francisco Vas, Ennkelejda Shkosa, Tomeu Bibiloni, José Julio González…
► Director de escena: Mario Gas.
► Director musical: Marco Armiliato.
► Director del coro: Andrés Máspero.
► Teatro Real, 27-VI-2017.
No menos de 15 años tiene a sus espaldas esta producción de Mario Gas, que se repone por cuarta vez en el Teatro Real y que, aún de manera indirecta, corre en paralelo con lo subrayado de manera magistral por la partitura, de una riqueza y cuidado de elaboración impresionantes; más allá de lo que de fácil pueda ser el orientalismo o de que sea consecuencia de una moda determinada; de lo que de cargadas puedan estar las tintas; de lo sensiblero de algunas de las situaciones; de lo decorativo o efectista de ciertos pasajes musicales o teatrales. Mario Gas ideó en su día un ingenioso mecanismo, aunque no del todo original: teatro dentro del teatro o, mejor, teatro (operístico) dentro del cine. Se rueda una película y los cantantes-actores entran y salen, se maquillan y hablan entre bastidores rodeados de un amplio equipo de técnicos. Varias cámaras –las del escenario, con apariencia de antiguas- van tomando la acción que se proyecta, mediante un sistema de video, en una pantalla en blanco y negro. Desde luego esta manera de rodar, sin un solo corte, es irreal, aunque todo está hecho con cuidado, sobre un decorado, muy de superproducción hollywoodense, de unos estudios de cine de los años treinta donde se mueven con propiedad los figurantes. En lo puramente dramático, esta disposición no aporta en verdad nada nuevo, a no ser la posibilidad de acercarnos a la tragedia de Cio-Cio-San a través de primeros planos, lo que no deja de ser algo postizo, eso sí, muy bien organizado y movido. El que la joven vista ropas occidentales en el segundo acto es un buen detalle. Aunque suele ser lo normal, en este caso ha estado justificado el éxito de la protagonista porque Ermonela Jaho –a quien aplaudimos hace unas temporadas en «La Traviata»– es una estupenda actriz-cantante. Su voz no es nada especial: de volumen limitado, bien que sepa crecer y regular sabiamente, de metal pasajeramente opaco, de agudos a veces calantes, a veces destemplados, o ambas cosas a la vez–… Pero sabe frasear, filar, cambiar de registro, emocionarse, mantener una línea de canto muy pura, puede que demasiado frágil para un personaje que requeriría quizá un instrumento de mayores quilates dramáticos. Cantó exquisitamente su salida y se fue al do sostenido sobreagudo optativo, dijo magníficamente, en el dúo con Pinkerton, la emotiva «Vogliatemi bene», acertó en el aria «Che tua madre», fúnebre canto sincopado de monocorde tristeza, que exige de la soprano unos difíciles saltos de octava, y compuso una muerte creíble, con harakiri muy particular. La voz de De León cautiva por su color broncíneo, por lo restallante de sus agudos, por lo correcto de una emisión que a veces se bambolea un poco. Le falta el ideal refinamiento lírico para las más dulces frases del dúo, para apianar y conseguir medias tintas. A Ódena lo encontramos algo bajo; sólido y caudaloso como siempre, pero con un trémolo en exceso acusado y una afinación problemática. Potente y oscura, desigual de timbre, Shkosa (albanesa, como Jaho) en Suzuki. Eficaz, como es habitual, algo exagerado, Vas como Goro. A buen nivel el resto del reparto. La función discurrió por seguros cauces bajo la batuta móvil, ágil, vigorosa de Armiliato, que marco «tempi» adecuados y se dejó mecer en algún instante –principio del gran dúo– por la belleza de la melodía. Supo esperar, apoyado en una buena Sinfónica, en los «rubati» peligrosos de Jaho. El Coro se desempeñó a satisfacción, aunque nos dio la impresión de que el famoso número a boca cerrada del tercer acto era cantado casi a boca abierta.
Fuente: La Razón
La entrada La gran estrella Cio-Cio San aparece primero en Teleindiscreta.
from La gran estrella Cio-Cio San
0 notes
miso-haejin-blog · 7 years
Text
Drunk in 사랑.
With @miso-sarang​, 28/02 - 12:23AM at a party. tw warning: nsfw, palavrões, sexo, dirty talk, termos de baixo calão.
“Last thing I remember is our beautiful bodies grinding off in that club.”
@miso-sarang​:
Nunca participava de festas na casa dos outros.
Quer dizer, Sarang conseguia sempre ser duas pessoas. Quando não preferia estar em um pub ou um lugar mais reservado com os amigos, estava aproveitando suas noites de sábado em uma balada onde poderia encontrar todo tipo de gente. Sempre fora oito ou oitenta, então uma festa movimentada na casa de um conhecido era simplesmente o meio termo no qual não costumava se encontrar. Além disso, ela estava consideravelmente "de castigo" por ter voltado meio bêbada para casa algum tempinho atrás, ainda naquele mês. Não era como se fosse menor de idade, mas entendia a mãe, de alguma forma. A vida não tratava bem mulheres divorciadas há mais de sete anos, então qualquer motivo seria suficiente para que a criticassem em relação à criação da filha.
Não podiam julgar Sarang, ora, não fora ela que se divorciara dos pais. A garota ainda tentava preservar a reputação dela e da mãe de alguma forma, mas esta última  realmente era muito careta, e mesmo com todo o desenvolvimento pelo qual havia passado depois do divórcio, ainda era conservadora demais. Respeitando isso, estava resignada naquele canto da sala grande de visitas, depois do hall de entrada. Até mesmo prometera não beber muito e se comportar! Também contava com o fato de que sua mãe acreditava piamente que estava ensaiando para a peça de seu curso na casa de uma das amigas, justamente a qual havia arrastado-a para aquela festa. Então, tecnicamente, a culpa não fora dela, certo? Não poderia ficar sozinha na casa da garota, seria uma falta de bom senso... Dadas as circunstâncias, deveria fielmente acompanhar sua amiga.
Aquela casa era simplesmente enorme. Não era incomum conhecer pessoas que tinham muito dinheiro naquele meio, afinal, ela era uma figura consideravelmente pública ao fazer bicos de modelo e tocar um pouco de música. Mas era incrível o fato de que, quando se tem contatos, você tem acesso a coisas que nunca pensaria ter a oportunidade. Como uma festa em estilo americano, na qual Sarang se sentia uma mera figurante em uma comédia estrangeira. Ainda mais quando uma das figuras principais daquele filme estava aparecendo. Kim Haejin estava entrando com toda a sua glória no recinto, cercado de alguns amigos que a própria jovem não dava a mínima em saber quem eram. A única coisa que importava era aquele sorriso iluminando a entrada.
Eles já haviam se falado algumas vezes, mas apenas em saídas em grupos de amigos. Nesse meio mais artístico e na era das redes sociais, não era difícil todo mundo se conhecer. Mas algo nele era diferente, e essa diferença lhe despertava uma curiosidade imensa. A gentileza tinha a ver com isso, e Sarang conseguia perceber em apenas observá-lo cumprimentar quem passasse e lhe dissesse oi. Sem perceber, aquilo a fez sorrir e, sem esperar, também chamou a atenção dele, de algum jeito. Tudo o que ela fez foi acenar com o copo, enquanto direcionava sua simpatia pra ele ao manter o contato visual. Encostou-se na parede, suspirando discretamente quando percebeu que alguém o chamava. Bem, a noite dele provavelmente seria cheia.
@miso-haejin:
Ser chamado para atender em festas como consequência da fama de modelo que havia disparado nos últimos meses era uma responsabilidade que Haejin estava adorando ter, ainda mais quando a situação dentro de casa não andava tão boa ㅡ coisa rara de acontecer, vale lembrar. Aquilo o distraia e acabava aumentando sua lista de contatos para futuros trabalhos, fora as garotas que não tentavam esconder o interesse que tinham no modelo. Não que ele as quisesse, mas a sensação de ser desejado é sempre bem-vinda.
Apesar da imagem descontraída, o bom humor e gentileza, Haejin não costumava se envolver fisicamente com alguém por status e, de algum modo, ele achava que muitas delas só enxergavam esse lado. Não havia tanta consistência no interesse mesmo que aquilo fosse só uma festa e que a bebida servisse pra soltar pessoas travadas. Well, não era o caso do modelo.
Rodeado dos poucos amigos que considerava verdadeiramente, Hae ouvia algumas informações dos rapazes de algumas pessoas influentes que estavam presentes ali, servindo quase como managers dele. "Yah! Vamos aproveitar a maldita festa só por hoje, okay? Quero me divertir um pouco com vocês." Ele exclamou para um donsaeng enquanto tomava um gole da bebida colorida que tinha dentro do copo plástico em sua mão, soltando uma gargalhada que fora abafada pela música que preenchia todo aquele ambiente.
Enquanto seus amigos mudavam de assunto com facilidade, ele passou os olhos pelo local sem muita pretensão, sendo facilmente atraído pela figura já conhecida de outros encontros como aquele. Um sorriso largo fora lançado para Sarang, que estava incrível como de costume, sendo correspondido com a mesma simplicidade. Algo nela parecia diferente das outras e não o tom claro de seus cabelos nem como as roupas estavam em seu corpo. Era algo bem além disso. No entanto, seu devaneio durou pouco ao ter sua atenção cobrada por mais uma pessoa influente que cruzava por ali, sendo inevitável cumprimenta-la e conversar um pouco.
Cinco minutos depois, Haejin usou uma de suas várias técnicas para dibrar os amigos e outras pessoas que o conheciam, embora ele não pudesse dizer o mesmo, para se aproximar da garota devagar. Tomando um gole de sua bebida gelada, ainda que descesse queimando pela garganta, ele postou-se ao lado de Sarang. "Queria te passar uma cantada, mas acho que me sairia muito mal... Então vou só dizer que você está muito bonita hoje." Ele comentou junto ao ouvido dela por conta do barulho, podendo sentir o cheiro do perfume emanando de sua nuca.
@miso-sarang:
Visto que o mais alto estava ocupado, Sarang tratou de ocupar-se de alguma outra coisa, mesmo que fosse apenas olhar para o outro lado da sala. Não queria parecer desocupada ou mal humorada, de qualquer forma. Também não era como se ela não tivesse amigos, tinha um bom círculo social, mas as amigas que se encontravam presentes haviam se dispersado pela casa, e mesmo prometendo que voltariam hora ou outra, tinha certeza que as mesmas demorariam demais. O suficiente para que Sarang desistisse da companhia delas, pelo menos por algumas horas. Nunca fizera o tipo de andar sempre junto das pessoas, desde que achava um pouco desconfortável. Não era chaveiro de ninguém, então se alguém quisesse andar com ela, que a acompanhasse. Caso não, ficaria perto de quem a quisesse perto, ou só. Entretanto, talvez, e só talvez,  boa parte de si quisesse que Haejin chegasse mais perto e lhe fizesse companhia, como o cara legal que sempre demonstrara ser com todo mundo, com todo o assunto interessante e os motivos de risos que poderia trazer. Caminhou um pouco pelo local, cumprimentando alguns colegas de trabalho e mesmo amigos de amigos, desviando de um indivíduo ou outro que se aventurava na pinga pra poder chegar nela. Todos os cantos já estavam ficando cheios demais, e a bebida dela já estava ficando quente. Devido a isso, estava prestes a buscar outra coisa quando percebeu a figura esbelta se aproximando. Piscou uma ou duas vezes, não acreditando que tinha a boca santa. Ou a mente santa. Não importava, ele estava apenas vindo. Foi o suficiente para que se animasse. "Eu não acredito que você chegou falando dessa forma." Os olhos claros encararam os do rapaz, tão divertidos quanto os dele, tão perto quanto não deveriam estar. Ela aproximou-se do ouvido dele da mesma forma que o mesmo havia feito antes, sorrindo largo. "Mas já que você foi criativo e mostrou esse seu sorriso lindo, eu posso pensar em deixar você ficar aqui do meu lado." A risada curta e discreta viera junto ao final da frase meio cantada, e Sarang não teve a coragem de se afastar muito. O Kim estava absurdamente cheiroso. "Você mal chegou e já te colocaram pra trabalhar em relação ao seu networking? O pessoal quer você, Kim Haejin!"
@miso-haejin:
A resposta de Sarang fez o maior rir em surpresa, uma vez que as garotas que conhecia nunca comentariam algo daquele tipo. Ele sabia bem que é costume agir diferente na frente do cara que se está interessada, mas Haejin realmente apreciava sinceridade e a modelo havia acabado de adicionar mais um motivo para o rapaz pensar que, sim, valeu a pena correr daquele monte de gente querendo falar de trabalho no meio de uma festa.
"Nah, eu vim aqui pra tentar tirar o foco de algumas coisas, mas já imaginava que o assunto 'trabalho' eventualmente iria aparecer." Kim ainda pendia um pouco para o lado para poder falar con ela, dando um suspiro ao final quando voltou para sua posição anterior. Apesar do interesse, não queria ser invasivo. Mas queria que ela soubesse que, se a vontade fosse mútua, ele só precisava de um sinal.
"Já que me deixou ficar por aqui, posso aproveitar pra fingir estar ocupado demais contigo e não ter que falar sobre projetos outra vez." O copo novamente foi até os lábios volumosos de Haejin, que tomou um gole demorado do conteúdo antes de fazer contato visual com seus amigos num sinal mudo de que eles poderiam aproveitar a noite sem ele. "E você, underground princess?" Ele novamente pendeu um tantinho para o lado de Sarang, de um jeito meio cômico. "Quem ousou deixar uma mulher linda dessas aqui sozinha?"
@miso-sarang:
"Esse é o preço de estar no olho do furacão que o burburinho dessa cidade é. Quer dizer, eu sei que você sabe que é um dos hot topics da temporada. Todo mundo quer um pedacinho seu." Os olhos se estreitaram um pouquinho e o nariz enrugou de leve, claramente mostrando a dificuldade que era conversar naquele lugar. Ainda assim, falar com Haejin valia todo o esforço. O fato do mais alto ter se afastado a fez encostar-se na parede, lhe dando uma visão melhor do rosto adorável que ele tinha. Por mais que tivesse toda a aparência sexy aclamada por metade das jovens do lugar onde moravam, Haejin mantinha um jeito inocente, ainda mais quando parecia estar se divertindo. Mas talvez ele não fosse tão inocente assim, e, lá no fundo, bem no fundo, estava querendo admitir que esperava por isso.
"Sem querer levantar seu ego que já deve estar nas alturas por causa do pessoal que baba em você, e sendo sincera, eu tenho um pouquinho de inveja, porque até então, eu nunca fui um hot topic." Riu, em uma brincadeira que era apenas meia verdade. Sarang nunca realmente invejara alguém de verdade e negativamente, mas não podia negar que questionava às vezes por que as coisas não aconteciam com ela. De qualquer forma, estava contente pelo moreno. Dependendo do que ele planejava para o futuro, ainda tinha uma longa jornada pra trilhar fora daquela cidade. "Enfim, você está sendo ótimo. Tenho certeza que vai longe, se souber se autogerir bem. E não confie em todo mundo. Tem um pessoal meio podre por aí, então não caia nas mãos deles."
Geralmente, os conselhos que Sarang dava não eram sem motivo. Desde que se conhecera por gente estava envolvida com câmeras, microfones, instrumentos, e tudo o mais, graças a seu pai. Gostava, gostava mesmo. Mas depois de tanto tempo envolvida com o ramo, ainda mais com os bicos de modelo fotográfica, sabia bem como funcionava uma boa parte daquele mundo. Não houvera apenas uma vez que recebera propostas indecentes pra algo em troca de uma boa posição em algum trabalho, até mesmo recebia convites para desfiles que continham alguma falcatrua escondida. Percebeu que tocar naquele assunto não era uma boa ideia pro momento, afinal, Haejin queria fugir do trabalho. Sorriu pra ele, negando com a cabeça ao puxá-lo delicadamente pela mão para fora da casa, em direção ao jardim. "Eu quero escutar a sua voz direito e poder pensar em paz nas coisas que eu ainda vou dizer pra fazer você rir e me achar muito legal, então vamos lá pra fora." O sorriso largo aparecera mais uma vez no rosto da jovem depois da frase, enquanto caminhavam até o lado de fora. Estava igualmente repleto de pessoas, mas como a música e as conversas estavam dentro da casa e bem mais altas lá, ficava mais fácil de conversar.
@miso-haejin:
Receber elogios não era nenhuma novidade para Haejin já que a aparência era um dos pontos cruciais em seu meio de trabalho, mas ouvir algo daquele tipo vindo da garota lhe proporcionou uma sensação que, honestamente, ele não lembrava de ter sentido em algum outro momento da vida. No entanto, sua surpresa também veio com um pouco de pesar. Ouvir Sarang confessar ㅡ o que entendeu como uma frustração, apesar da risada ㅡ o fez relaxar um pouco os ombros numa expressão corporal de alguém com a guarda muito baixa. Kim desejava sucesso a todos àqueles que buscavam e se esforçavam por isso, porque ele sabia como era duro ter oportunidades frustradas.
Hmmm... Haejin não desejava isso a todos. Ele não era tão bom assim, cá entre nós. Mas algo genuinamente agradável passara a se manifestar dentro dele desde que aquela conversa havia se iniciado. "Eu sei bem... Não costumo me envolver tanto, mesmo conversando com todos que procuram contato." Ele comentou finalmente, não sabendo bem o que falar sobre o assunto anterior e evitando cometer algum deslize por tabela. "Sei quem quer proximidade por motivos superficiais... Não conseguem esconder as intenções por muito tempo." Seu tom havia soado mais duro, acabando por se deixar levar pelo incômodo que aquelas pessoas causavam em seu dia a dia. Mas, com a mesma facilidade que o sentimento veio, ele se foi, ainda mais com o toque suave da mão de Sarang na sua.
Foram os segundos que mais importaram desde o instante em que chegou na festa. Acompanhando-a até a saída, Kim somente manteve um sorriso no rosto. Será que ela sabia o quão mal aquelas palavras poderiam ser compreendidas? Ou será que ela fazia de propósito? O maior não sabia dizer, mas a somente teve sua curiosidade instigada. "Aqui está bem melhor. Você é um gênio. Não tinha pensado nisso." Mentira, ele havia pensado, mas a ideia de ser forçado a se aproximar dela inúmeras vezes pareceu uma boa tática para chegar aos flertes, mesmo que tivesse zero de segurança nisso. "Você disse antes que queria que eu te achasse legal. Então posso deduzir que não são só as outras pessoas que querem um pedacinho de mim, mas você também?" Num tom divertido, ele tentou amenizar as palavras caso fosse levar um fora. Não quero ficar contigo, mas se você quiser eu quero. Essa era sua tática mesmo extremamente infantil. Diferente do que todos pensavam e diziam por aí, Kim Haejin era a insegurança em forma de gente.
@miso-sarang:
"Eu fico aliviada que você seja esperto. Pensei que talvez fosse mais um garoto inocente com sonhos grandes demais pra essa cidade." Comentou divertida, sem se importar em soltar a própria mão da dele, mesmo depois de já estarem confortáveis em um local mais reservado. Era quente, e Haejin devolver o gesto lhe dava mais segurança pra continuar a ser ela mesma na frente dele. "Mas a gente não precisa falar de trabalho aqui, foi erro meu citar nesse assunto. Você veio pra cá pra curtir a festa e espairecer um pouco, não é?" Indagou, levantando o rosto para lhe oferecer um sorriso. Logo, o mesmo foi substituído por uma expressão pensativa consideravelmente fofa, enquanto prosseguia. "Eu geralmente fujo também, pra barzinhos, pubs, ou baladas. Mas nunca essas festas. São meio... Estranhas? Quer dizer, não é como se você já não conhecesse metade das pessoas que estão aqui.  Eu gosto muito de conhecer gente nova, ou sair com as que são importantes pra mim. Esse meio termo é algo com o que não estou acostumada."
A risada mais baixa de Sarang finalmente soou clara naquele ambiente, enquanto a moça se divertia com o comentário do mais alto. "Eu sou tão esperta quanto você, minhas amigas costumam dizer que como garotinhos bobos no café da manhã." Brincou, em uma falsa expressão ameaçadora, bem divertida e com um leve toque de malícia. "É brincadeira, viu, não fica assustado comigo não." A risada meio soprada e as mãos levantadas em rendição discretamente davam a Haejin o benefício da dúvida, ao menos. Percebera que soltara a mão dele muito rápido, arrependendo-se um pouco de tê-lo feito, porque não poderia fazê-lo tão naturalmente quanto antes estava sendo. Talvez, não fosse tão esperta assim. Aproveitando  que estavam mais perto da parede da casa, ela encostou-se ao lado dele, tocando a parte de trás da cabeça no gelado da pedra.
A observação dele criara abertura para uma outra abordagem. O olhar tão tranquilo quanto atento de Sarang agora tinha um viés mais interessado, enquanto aos poucos a jovem ia virando a cabeça para olhá-lo mais uma vez. O sorriso surgira aos pouquinhos, como se estivesse apenas esperando captar a atenção do Kim por completo. "Como eu disse, todo mundo quer um pedacinho seu." A morena fez questão de dar ênfase no 'todo mundo', enquanto encostava a lateral do próprio braço no do rapaz ao se aproximar, mantendo o contato visual. Não era do tipo de garota que esperava por uma aproximação do outro lado. Sempre achara que não tinha tempo pra isso, então preferia ela mesma dar o primeiro passo. Caso desse, ponto pra ela. Caso não, quem perdia era a outra parte. "Eu acho que sou egoísta e quero uma fatia do bolo muito maior do que a de todo mundo."
@miso-haejin:
A risada veio fácil com o comentário da garota, que pouco a pouco se mostrava tão interessante quando Haejin imaginava, sequer tentando controlar a empolgação. O fez sentir como o personagem principal de alguma história clichê de Hollywood. Antes de poder respondê-la, o rapaz fora pego por mais um de seus pequenos detalhes; um bico miúdo se formava nos lábios de Sarang em determinadas situações, mas sua expressão pensativa quase lhe roubou o coração por inteiro. E aquilo seria um problema, aliás. "Já eu sou acostumado com festas assim, mas não quer dizer que elas se tornaram menos chatas por conta disso." O modelo sorriu meio debochado ao final, revirando os olhos para completar, num ato divertido, não demorando muito para tomar mais um pouco da bebida que já estava no finalzinho.
Os olhos e ouvidos atentos não desviaram um segundo sequer de Sarang, e naquela altura da conversa o maior nem mesmo sabia se estava prestando atenção no que ela dizia ou em todos os trejeitos e risadas ou como suas sobrancelhas eram expressivas. Mesmo assim, ele sorriu ao final do adendo porque não queria parecer bobo ao ficar em silêncio por se perder ao admirar o rosto à sua frente.
O rosto se Haejin se tornou sério quando conseguiu entender o que a garota queria dizer. Não havia margens para dúvidas ou qualquer outro sinal com duplo sentido. Ele tinha a sua tão esperada permissão e não demoraria tanto para dar outro passo. Virando o restante do álcool que tinha no recipiente como um combustível para o que estava por vir, o moreno se desfez do objeto em qualquer lugar e levou a mão até o queixo de Sarang, segurando-a com cuidado com a ponta dos dedos. Oscilando o olhar entre o dela e os lábios rosados bastante convidativos que a menor tinha, Kim respondeu. "Então espero que saiba aproveitar porque o bolo é inteiro seu."
Cortando o espaço entre os dois, Haejin tomou a menor pelos lábios com os seus próprios, vagarosamente, enquanto levava aquela mesma mão que outrora estivera no queixo para a nuca dessa, embrenhando os dedos pelos fios claros, ao tempo que o braço livre a envolvia pela cintura. Ele não sabia se Sarang era doce, mas esperava senti-la no céu da boca pelo resto da noite.
@miso-sarang:
Não foi uma surpresa. Sabia que Haejin faria algo semelhante depois de sua deixa porque a garota não havia deixado brecha para qualquer desvio de assunto. Ou seria uma vontade recíproca, ou tomaria um fora. Da forma como a qual o moreno agia, tinha certeza de que a primeira hipótese era mais próxima da realidade do que a segunda. E não era só por segura daquela forma, Sarang conseguia ler situações e sabia que queriam a mesma coisa. Acompanhou o líquido do copo correr e esvair-se pela garganta dele, sorrindo satisfeita com a resposta recém concedida. Não se deu ao trabalho de responder, concentrando-se em sentir o toque delicado no próprio rosto antes do tão aguardado beijo.
O gosto da bebida corria pelos lábios dele, os quais ela saboreava ao sugá-los em um contato mais lento e envolvente do que estava esperando ser. Era macio, e convidava-a para permanecer por mais tempo, como se fosse feito pra durar pra sempre, num sabor diferente o qual ela nunca havia experimentado. A aproximação provocada por Haejin a fizera tremer de leve ao sentir a nuca formigar à sensação do toque, gemendo baixinho contra a boca dele ao mesmo tempo em que o provocava com a língua para aprofundar o ósculo. A destra apoiou-se no ombro forte do mais alto, enquanto a livre passava as unhas pelo pescoço até o início de suas costas de uma forma leve.
Sarang pausou o ato depois de um tempinho, trilhando um caminho de beijinhos demorados do maxilar até o pescoço do Kim, sugando a pele alva como quem não queria nada, mas queria tudo. A língua brincou e passeou pelas marquinhas quase imperceptíveis feitas, enquanto a destra descia do ombro para o peito e abdômen dele, até achar a abertura da camisa para adentrar e tocá-lo perto do quadril com as pontinhas dos dedos, antes de arranhá-lo fraco na região. "Não sei quem tem mais sorte de nós dois, mas..." A morena rira soprado lobo abaixo da orelha do mais alto, enquanto descobria cada partezinha dele. "Babe, you taste awesome."
@miso-haejin:
Haejin aproveitou para entreabrir os lábios quando sentiu a língua da menor deslizar, usando a sua própria para ir de encontro a ela. A pele, ainda que por debaixo do tecido da roupa, queimou com o toque mínimo dos de Sarang em seu ombro. O cheiro do perfume, do lipbalm e da saliva da garota se mesclaram em evidência quando ela se afastou do modelo, fazendo o sorrir num dos cantinhos dos lábios enquanto a sessão de selares carinhosos iniciara.
Ao longo daqueles poucos anos de fama, Haejin havia conhecido vários tipos de mulheres, de todas as idades e etnias, já havia se envolvido com outras tantas - principalmente no começo, quando tudo lhe pareceu novo -, mas nenhuma delas foram como Sarang estava sendo naquela noite. Ela era ainda mais incrível depois de um contato mais direto ㅡ em todos os sentidos da frase.
As provocações claras da modelo para com o maior simplesmente o forçou a, com seu próprio corpo, empurrá-la com cuidado para a parede que estava à frente, deixando-a entre ela e si mesmo. O quadril fora movido devagar, porém pouco sutil, contra o da outra, ao tempo em que Haejin se curvara somente o necessário para alcançar a orelha da morena. Suas mãos agora estavam segurando as laterais do quadril de Sarang e o tom sacana sequer fora amenizado. "Your kiss isn't the only thing I wanna taste tonight, baby..."
@miso-sarang:
A investida de Haejin fez com que Sarang fosse obrigada a dar alguns passos pra trás até sentir a parede em suas costas mais uma vez, e essa foi a deixa para que levasse as pontinhas dos dedos gelados até a nuca do rapaz, roçando as unhas de baixo para cima em direção aos fios curtos do cabelo escuro dele. A boca ainda se ocupava com a pele que pouco a pouco ganhava uma coloração mais rosada, devido às breves mordidas que recentemente estava presenteando-o com.
Sarang fez questão de roçar os dentes perto do ombro do rapaz, enquanto a voz gostosa dele alcançava sua audição como se fosse a última coisa que iria escutar na noite antes de ignorar toda a realidade. A proximidade dos lábios carnudos do mais alto em sua orelha a fizera encolher-se em um sorriso ínfimo e travesso, que não denotava nem metade da satisfação que aquele momento lhe proporcionava. Apenas o toque desconhecedor e curioso das mãos dele em um local que lhe era sensível foi suficiente para que sentisse os quadris tremerem de leve, e ela tentar devolver-lhe a sensação ao meter a mão livre por debaixo da camisa dele, acariciando do umbigo até esbarrar com a braguilha da calça dele.
"Então você tem que me mostrar o que você quer experimentar." Murmurou, voltando a trilhar beijinhos pelo pescoço dele acima, até o lóbulo da orelha esquerda. "E aí eu vou poder ver o que posso fazer por você." O sussurro viera acompanhado de um toque despretensioso no cós da calça do moreno, lhe dando apenas dúvidas em relação às intenções da Cho. Sarang tinha certeza de que não era uma boa ideia, desde que estava naquele lugar escondida da mãe e ainda por cima dependia das amigas para manter a mentira de pé, mas não era como se desistir daquele momento especial com Kim Haejin fosse uma opção relevante pra ela. Mais do que sua primeira constatação da má ideia que aquilo era, tinha certeza do que queria, e como queria. "O que você está esperando?"
@miso-haejin:
Um sorriso ladino novamente apareceu nos lábios cheios de Haejin, que, apesar da diferença de altura de ambos não ser exorbitante, ele se manteve curvado todo o tempo ㅡ também como uma desculpa (que, naquela altura, era desnecessária) para ficar ainda mais próximo da morena. O arrepio correu forte pela coluna do modelo quando os lábios mornos de Sarang voltaram a encontrar a pele que estava da mesma temperatura, se perguntando se ela conseguiria perceber esses mínimos detalhes enquanto estivessem juntos daquele jeito. Apesar de ter uma ansiedade que mal cabia dentro de si mesmo, ele preferiu aproveitar a tortura do desejo a sucumbir à satisfação, sequer antecipando em responder a todas as provocações - físicas e verbais - que aquela garota lhe direcionava.
Com pouco menos que alguns milímetros separando os corpos, bem como a iluminação precária daquele lugar em que eles se encontravam, Haejin aproveitou que ninguém daquela festa iria espalhar qualquer boato do que acontecia porque, bom, todos os ídolos ou famosos em ascensão passavam dos limites em eventos assim, então suas foram subindo devagar até a altura dos seios de Sarang, passando com os polegares rapidamente sobre o volume mínimo dos mamilos na blusa que a menor usava. "Te mostrar?" Ele perguntou baixinho, com a boca próxima a curva do pescoço dela, dando um beijo único ali antes de voltar a encará-la. As mãos novamente foram até as laterais do quadril da modelo para que uma investida menos tímida fosse dada, agora com o volume claro do pau ali. "Can you feel it? It's how much I wanna fuck that wet pink pussy of yours, baby... I can barely control myself."
@miso-sarang:
Se perguntassem a ela se, naquela noite, teria planos de passar a noite com um cara como Haejin, Sarang com certeza duvidaria das faculdades mentais da pessoa. Entretanto, tudo havia acontecido de uma forma tão surpreendente que agora já não duvidava de nada. Havia perdido a noção do quão rápido aquele encontro amigável havia se tornado um jogo de provocações pronto pra explodir em uma consequência absurdamente deliciosa, e bem, não seria ela que iria recusar. Embora não ao ponto de ser irresponsável, Sarang sempre mostrara-se uma garota impulsiva, e raramente permanecia em uma situação passiva perante a qualquer momento que lhe aparecia pela frente. E essa característica era o que lhe instigava ao máximo em circunstâncias como essas.
Um gemido baixinho e provocativo soou contra a audição do mais alto no momento em que a morena sentira os dedos compridos dele encostarem em um local tão sensível, e foi no segundo em que Haejin lhe forçara contra seu quadril que ela sentiu tudo esquentar. Seu estômago queimara, bem como o seu rosto, que deveria estar mais vermelho que um morango. Como se já não fosse o suficiente, as palavras do rapaz a atiçaram de uma forma quase como um palito de fósforo aceso na gasolina. Conseguiu afastar-se por alguns segundos, encarando-o com um brilho diferente nas orbes mais claras. "A gente vai subir. Agora." Segurou a mão grande de Haejin, puxando-o porta adentro. Pouco importava a presença de ambos para as pessoas da festa naquele momento onde todo mundo estava zoando, e era muito melhor assim. Fez um sinal para uma das amigas que depois de tanto tempo havia aparecido, como se pedisse para que falassem depois sobre qualquer coisa. Agora quem não tinha tempo era ela.
A moça o fez subir os lances de escada até o segundo andar da mansão em que se encontravam, entrando no primeiro quarto disponível. Não prestou muita atenção no cômodo, mas a decoração era tão neutra e casual que deveria ser onde os hóspedes ficavam. Os hóspedes da vez eram eles, e Sarang fez questão de inaugurar a descoberta empurrando Haejin até a cama, aos beijos, logo após trancar a porta pra poderem ter privacidade. Retirou a jaqueta de couro antes que chegassem na cama, o abraçando pelo pescoço ao lhe dar um beijo forte e demorado. Deitou-se por cima do corpo firme do rapaz, logo colocando uma perna de cada lado de seus quadris e sentando-se sobre o volume aparente escondido pelo jeans que ele usava. "Você está louco pra meter esse seu pau gostoso na minha buceta, não é?" Indagou em pura provocação, alisando o abdômen dele com as duas mãos por baixo da camisa até o peito para então descer arranhões pelo mesmo enquanto movia os quadris. "Ou então, você quer que eu chupe o seu pau até você ficar tão duro a ponto de pedir pra parar... Hm?" Dessa vez, Sarang fizera questão de inclinar o corpo pra baixo e sussurrar diretamente no ouvido dele, sugando o lóbulo da orelha esquerda. "Eu já estou toda molhada, quero que você me toque."
@miso-haejin:
A reação de Sarang, honestamente, fora como o esperado. Ele era muito bom em observar pessoas e suas manias, mesmo que fosse ele o foco dos olhares em boa parte dos momentos. Os seres humanos, num geral, são previsíveis, mas como aquilo vinha da garota, lhe parecia ter um sabor diferente. Sem sequer hesitar, Haejin a acompanhou como um criança que segue a mãe por todos os lados em silêncio, somente torcendo internamente para que ninguém notasse o volume ridículo que tinha entre as pernas. Se isso acontecesse, certeza que o julgariam como um virjão que ele estava longe de ser, ainda que seletivo ao extremo com as pessoas com quem fodia.
Ao atravessar a sala cheia de outras figuras influentes e amigos de amigos sem maiores problemas, o modelo viu o instante em que Sarang fez algum sinal para uma garota com que já a tinha visto por aí em outro momento e então logo a perdendo de vista. Por frequentar as festas que o anfitrião dava, o maior já sabia de cor os cômodos daquele lugar uma vez que o dono gostava de ostentar a mansão que havia adquirido no último inverno, se surpreendendo por Sarang ter acertado em cheio em qual das portas entrar.
Os braços longos de Haejin envolveram o corpo esguio da mais nova enquanto caminhava para trás às cegas, ajudando-a a se desfazer da peça de roupa antes de corresponder àquele beijo. Àquele beijo diferente dos vários que havia trocado antes, ainda que igualmente profundos e demorados. Ele pôde sentir algum desejo e entrega ali. Ao sentir a beirada da cama tocar a parte de trás de suas pernas, o modelo tratou logo de deitar-se ali, suspirando baixinho, inaudível, quando Cho sentou-se sobre o volume sofrido de seu pau. Com aquela carinha de anjo, quem poderia imaginar que palavras daquele nível sairiam dos lábios da garota? Well... Kim se sentia ainda mais instigado.
Era claro que calma não fazia parte da personalidade do rapaz, mas ele sempre preferia caminhar em passos de bebê em situações como aquela, aproveitando bem o timbre da voz de Sarang antes de tomar qualquer atitude. Agora sentado, Haejin deslizou ambas as mãos para debaixo da blusa que a menor usava, subindo espalmadas pela barriga até alcançar os peitos desprotegidos e mornos. Com cuidado, ele ergueu a peça de roupa até tal ponto que, como um sinal mudo, a garota deduzisse que precisava se livrar daquilo. Quando ela o fez, o maior fez uma trilha de beijos pelo vão entre os peitos da modelo, falando meio abafado por ainda ter os lábios contra a pele dessa. "Passei esse tempo me perguntando se tua buceta é tão apertada pra foder como imagino..." Ele começou, agora levando os lábios até um dos mamilos rosados da menor para chupá-lo de leve, numa nova provocação. As mãos agora estavam na lombar da modelo, forçando-a para baixo, contra o volume que Haejin tinha sob ela. Por um instante, ele desocupou a boca para poder completar. "Se levanta um pouco. Vou usar meus dedos bem devagar até que implore feito uma vagabunda pra quicar gostoso no meu caralho e pra eu te encher de porra."
@miso-sarang:
Um arfar pesado escapou dentre os lábios de Sarang no momento em que a boca de Haejin começara a trabalhar em sua pele. Os lábios fartos do moreno passeavam pelos pontos sensíveis de seus seios, e os toques das palmas dele eram leves e intensos ao mesmo tempo. Aquilo a deixava ávida por mais, sempre na expectativa de que algo mais acontecesse, mas não queria apressar nada, desde que já estava delicioso daquela forma. Entendendo a intenção do mais velho, retirou a blusa lentamente, passando-a por seu pescoço e o prendendo para puxá-lo contra seu peito. O sorrisinho travesso reapareceu com as palavras do Kim, fazendo questão de respondê-lo. "Vai sentir quando experimentar. Vou rebolar tão gostoso nesse seu pau que você vai perder os sentidos." Murmurou, soltando a blusa que estava enroscada no pescoço do rapaz para levar a destra até seus cabelos, arranhando da nuca até o início das costas fortes. Soltou um gemido baixinho ao sentir os lábios úmidos na área hipersensível em um dos seios, sentindo o rosto esquentar de uma forma absurda.
Sarang aproveitou que ele havia a feito sentar em cima da ereção para esfregar a virilha no local, mesmo que a fricção dos tecidos de suas roupas torturassem ambos. Rebolou lentamente, pegando uma das mãos dele para agarrar a carne das nádegas. Não muito depois, flexionou as pernas para que levantasse um pouquinho como o mais alto havia pedido, mordendo com força o lábio inferior quando a última que ele havia soltado lhe instigara ainda mais. O fez deitar a cabeça no travesseiro, apenas para poder abrir o botão e o zíper do jeans do rapaz, puxando-o e tendo acesso à sua excitação. Desceu suas próprias calças, dando a ele a visão do baixo ventre e a calcinha branca e de tecido meio transparente que usava, até que ficou de quatro sobre Haejin. Mais uma vez, ela voltou a dedicar chupões demorados e mordidas fracas no pescoço alvo do modelo, enquanto a mão que não se apoiava ao lado da cabeça dele massageava o membro apertado dentro da boxer. Rodeou a largura com a mão, masturbando-o lentamente por cima do tecido da peça, alcançando as bolas vez ou outra em carinhos delicados.
"Seu caralho é tão grosso que já estou até sentindo minha buceta apertar sem você ter metido ainda." Murmurou, passando a língua por uma marca que recentemente havia feito com a sucção dos lábios. "Você é delicioso, Kim Haejin. Quero experimentar cada pedacinho seu." Os dedos finos dela ameaçaram adentrar a boxer quando a unha do indicador arranhou de leve do umbigo até a borda do elástico, puxando-a para provocá-lo. "Estou curiosa, quero saber como vai me comer..." Murmurou, tocando o falo por baixo da boxer. "Vai fazer eu rebolar por cima? Ou vai me virar de costas pra meter enquanto eu estiver de quatro...?" O sussurro atingiu o ouvido dele, e a Cho o presenteou com um beijo doce nos lábios, mantendo o contato visual e um sorrisinho debochado. "Eu gosto de ficar por cima, deve ser uma delícia sentar nessa rola gostosa."
@miso-haejin:
As palavras de Sarang cheias de imponência faziam com que o modelo fantasiasse mil coisas num átimo de segundos, mal tendo tempo de reagir quando a ardência fina pela pele de suas costas se fez presente. Apesar do incômodo, aquilo só servia de adendo para todo o tesão que o rapaz estava sentindo. O sabor fraco da mescla de perfume e suor se espalhavam pela boca de Haejin e, porra, ele queria mais daquilo. Ele queria sentir o sabor que cada centímetro de pele daquela garota escondia e cataloga-los em sua mente.
Se deixando guiar por ela, pelo menos naqueles instantes, Kim deitou-se novamente no travesseiro e suspirou baixinho de alívio, inaudível, ao tê-la abrindo seu jeans e logo em seguida começando a tortuosa exibição do que ele tanto desejava. O calor úmido em seu pescoço somente o deixara ainda mais sensível aos toques em seu pau, pulsando intenso - ainda que por debaixo da boxer ㅡ nos dedos de Sarang. Os seus próprios, no entanto, desenharam uma linha reta e invisível desde um pouco acima do umbigo, até chegar no cós da calcinha fina e provoca-la ali. Somente com a ponta do dedo médio, Haejin tocou de leve o tecido úmido sobre onde estava o clitóris antes de descer com os dedos por dentro da peça rendada.
Lá, o maior sentiu que Cho estava quente, assim como ele, descendo com o dedo médio para fazer uma carícia sutil, sentindo a umidade pela extensão de seu dedo. "Julgando pelo quanto está molhada, aposto que está sedenta pra que eu te foda, Sarang..." Ele rebateu com calma, completamente imerso na sensação dos selares que a mais nova lhe dava juntamente com o pau que latejava desesperado entre as pernas, pedinte por alívio - qualquer um. Quando a outra enfim lhe tocou onde precisava, a respiração de Haejin engatou, fixando o olhar no dela enquanto a mão livre seguia até na nuca dessa no intento de adentrar com os dedos ossudos pelos cabelos ali, segurando-os com alguma força para receber o beijo. "Eu vou te colocar pra sentar no meu pau porque só consigo te imaginar quicando cheia de vontade nele..." Kim a respondeu ao mesmo tempo em que começara a esfregar, com o indicador e o médio, o clitóris de Sarang. "Vem aqui.... Não sei o que está esperando pra ter esse caralho inteiro em você..."
@miso-sarang:
Com a investida de Haejin em relação à decisão de tocá-la, os olhos da Cho estreitaram-se em conjunto a um sorriso de canto. A brecha que havia aberto a ele fora bem aproveitada, e logo assim que sentiu os dedos dele explorarem e descobrirem novos locais pra brincar, seu corpo formigou em contentamento. Devolveu tal sensação ao tocar a glande de uma forma delicada e descer a mão pelo falo em um toque mais suave, tentando deixá-lo ainda mais sensível às carícias. "Você nem imagina o quanto." O murmúrio que Sarang soltara fora claro, enquanto fazia questão de mover os quadris e rebolar contra os dedos do moreno. "Mas você pode começar com os dedos." Sugeriu, enquanto ocupava-se dedicando selares rápidos nos lábios já avermelhados do Kim, mordiscando o inferior e puxando-o de leve para finalmente transformar a provocação em um beijo decente.
Deus, ela o queria. O queria inteiro, pedacinho por pedacinho. Queria que ele a fizesse gemer alto, tremer, delirar, e ainda pedir por uma segunda rodada, e depois que acabasse com ela inteiro pra marcar aquele momento como a transa mais gostosa que já havia tido. Nunca havia sentido tanto tesão em tão pouco espaço de tempo, e Sarang sabia que a causa disso se dava porque era Haejin ali. Um desejo velado o qual ela havia esperando por um bom tempo, como o doce caro dentro da geladeira que você deixa pra comer no final de um dia cansativo, pra aproveitar o sabor como se fosse uma recompensa. Foi com esse pensamento que a Cho conduzia aquele beijo, ativa como nunca. Tão ativa que demorou pelo menos meio minuto para que prestasse atenção ao seu redor, onde o bater frenético da porta estilhaçava seu momento delicioso.  
"Sarang! Sarang, pelo amor de Deus, sai desse quarto que a gente precisa ir embora! A sua mãe tá indo pra minha casa te buscar!"
Oh, fuck. Mas que grande merda do caralho. O beijo fora quebrado, mesmo que com muito pesar, e Sarang descansou o rosto na curva do pescoço do rapaz, suspirando como quem não estava nada a fim de lidar com aquilo. "Eu não acredito nisso..." Praguejou. Não era possível que isso iria acontecer. Bem, era só sua mãe. Não que desmerecesse, ou rebaixasse sua autoridade. Mas, pelo amor de Deus, por que naquele momento? Não, não naquele momento. Estava pronta para mandar a amiga ir embora quando a justificativa mais inesperada da noite se fez presente mesmo que pelo som abafado pelo ambiente, fazendo-a arregalar os olhos.
"Saí logo daí, filha da puta! Ela disse que o seu pai veio pra cidade e tá indo junto pra te buscar lá em casa, o que a minha irmã vai dizer pra eles?! Perdeu a noção do perigo?!"
"Ah, meu Deus." A reação fora instantânea. Sarang subira o corpo, levantando-se de cima de Haejin com cuidado para não machucá-lo. "Meu Deus." A mão na testa era de praxe, sempre acabava segurando a cabeça de algum jeito em um momento de pânico. Não que fosse algo perigoso, mas, aos olhos do pai, sua filha era perfeita. Mesmo que ele nunca estivesse lá, mesmo que ela sentisse falta dele todos os dias, mesmo não querendo sentir-se assim... Mesmo que quisesse esquecer da existência dele e não ligar pra isso nunca mais. Simplesmente não conseguia, e isso era péssimo, tão mal ou pior do que deixa Haejin naquele quarto e partir pra não decepcionar o único homem que nunca deveria tê-la deixado. "Meu Deus, meu Deus, meu Deus." A busca pela blusa e pela jaqueta foram quase cômicas, enquanto ela cobria os seios desajeitadamente. Ah, agora tinha vergonha. Lindo. "Haejin, me perdoa. Por favor." Pediu, enquanto vestia a blusa e corria em direção a ele. Feita a função, e aproveitando que ele se sentara, ela lhe dera um beijo forte cheio de pesar, selando sua bochecha, seu nariz e seu pescoço. "Eu preciso ir. Eu não queria, mas eu preciso. Me perdoa." Mais uma vez, ela implorava, e o Kim podia sentir na voz e no olhar. Não era uma escolha. "Por favor." As mãos juntas logo após vestir a jaqueta se desfizeram para abrir a porta, e foi a última vez que olhou praquele rosto bonito confuso. Saiu correndo com a amiga, porque só tinha mais uns treze minutos pra chegar em seu destino.
@miso-haejin:
Novamente, Haejin só precisou do consentimento da garota para seguir com o que desejava, por fim deslizando os dedos pela buceta molhada até penetrar com um deles com um cuidado que nem mesmo lembrava ter. Ainda mais numa situação daquelas, onde quase todo ser humano tem tendência a se tornar algum tipo de animal selvagem – pelo menos era assim que seus amigos costumavam parecer quando contavam sobre suas experiências sexuais. Os selares de Sarang pareciam ter algum tipo de substância ilícita, levando ao céu por alguns segundos só para trazê-lo de volta à realidade e mostrar que todas aquelas sensações eram contraditórias em sua essência; tão carnais e intensas que pareciam algo vindo dos céus.
O modelo, com seus olhos fechados no intento para prestar atenção na respiração de ambos que preenchia aquele quarto concedido tacitamente pelo seu dono, afastou a mão que segurava a menor pela nuca para seguir com a ponta de seus dígitos ansiosos pela lateral do tronco nu dessa, trilhando um caminho que ele desconhecia, num vai e vem curto antes de tocar num de seus seios. Haejin ainda tinha o sabor deles e da mescla com o perfume em seus lábios. Ele a linha nas mãos, ainda parecia tão irreal. O calor que emanava dos corpos, a respiração descompassada de ambos, o pulsar do sangue não o deixava se enganar de que eles estavam ali e, mesmo que só por aquela noite, se pertenciam. Eles se entregariam e talvez a manhã seguinte fosse como todas as outras, mas haveria um pedacinho de Haejin em Sarang e ele teria uma parte dela consigo.
Os devaneios foram cortados pela série de batidas pouco discretas na porta do cômodo, com uma voz cheia de desespero chamando a modelo. Haejin, de maneira automática, retirou a mão de dentro da peça íntima da garota quando os lábios se afastaram, passando a repousar as mãos nas costas dessa. “O que...—” Ele tentou pergunta-la quando, outra vez, a voz abafada do outro lado da porta deu seu ultimato. Sem sequer saber do que tudo aquilo se tratava, o mais velho sentiu um frio na espinha por imaginar que, pela expressão que Sarang fizera naquele momento, algo muito sério estava na iminência de acontecer.
Quietamente, o moreno sentou-se na cama enquanto a observava andar de um lado para o outro procurando pelas peças de roupas que se perderam pelo caminho até lá, sentindo um nó esquisito tomar forma em sua garganta, como quando sua mãe rejeitava dar-lhe atenção – só que em um seguimento totalmente diverso. Apesar disso, os beijos transbordando de carinho trataram de desatar aquele sentimento ruim, libertando sua garganta antes mesmo do que havia imaginado. Estava tudo bem. Não era culpa dela. Na verdade, a vida é cheia desses imprevistos em bons momentos. “Shhh, não se preocupe...” Ele a respondeu baixinho, lento, por ainda não saber o que fazer com a expressão de merda que provavelmente tinha no rosto. Aproveitando os últimos segundos que a menor se manteve perto, Haejin lhe selou a palma da mão antes de vê-la implorar por um perdão que nunca chegaria já que não havia qualquer coisa para ser perdoada. Sarang deixou o quarto e também o rapaz, que encheu seus pulmões para dar um suspiro audível e mais longo do que de costume, tomando coragem para então erguer-se da cama e se recompor. Ao deixar o quarto e voltar para o grupo de antes, seus amigos riram de sua aparência. A verdade é que sua camisa amassada e os cabelos bagunçados não chegavam nem perto do estrago que a garota havia feito.
0 notes
figurantesconfrase · 2 years
Text
youtube
Burton se indigna con un artículo de cine y reflexiona sobre lo s3xualizado que está nuestro contenido audiovisual. ¿Estáis de acuerdo o pensáis que nos faltan p3zoncillos al aire? Os leemos.
0 notes