Este habito de volver a ti , de volver a estremecerme en tus brazos , de olfatearte hasta saciarme y de llamarte mi lugar seguro, ya es el limite llegue a mi final contigo y en el final estoy junto a ti por que no encuentro a nadie mas para ocupar un lugar que te apropiaste hace ya tiempo atras , vuelvo a estar junto a ti otro dia mas , muchos en realidad se que no me cansare nunca de este juego , pero fue divertido y hoy debemos ganar , esta vez ganemos esta partida y gozemos el premio de estar unidos y ser felices de la única forma que conocemos y sabemos , seamos un par de idiotas que se pierden , donde uno dice sus deseos y el otro recita sus sueños sin inquietud del mañana solo viviendo en el presente, con esos querer muy tenues al subconsiente donde nos dirigimos juntos para completar lo que es real o lo que no existe . Amemos .
Dejar ir a una persona que amas porque sabes que sus acciones te hieren en lo más profundo del corazón, es un acto inmenso de amor hacia nosotros mismos. Saber que por más que amemos con fuerza, también debemos ponernos como prioridad.
Que possamos celebrar as manhãs com a alma apaixonada, pelo raiar do dia, pelo abrir das cortinas da vida que nos saúdam gentilmente. Que amemos o nosso viver, cada cantinho que pisamos, cada tantinho de céu que avistamos, cada brisa de mar que sentimos. Devemos ser infinitamente gratos(as) pelo nosso existir, pelo milagre da vida...
"Amar, de cualquier manera, es ser vulnerable. Basta con que amemos algo para que nuestro corazón, con seguridad, se retuerza y, posiblemente, se rompa.Si uno quiere estar seguro de mantenerlo intacto, no debe dar su corazón a nadie, ni siquiera a un animal. Hay que rodearlo cuidadosamente de caprichos y de pequeños lujos; evitar todo compromiso; guardarlo bajo llave en el cofre o en el ataúd de nuestro egoísmo. Pero en ese cofre -seguro, oscuro, inmóvil, sin aire– cambiará, no se romperá, se volverá irrompible, impenetrable, irredimible. La alternativa de la tragedia, o al menos del riesgo de la tragedia, es la condenación. El único sitio, aparte del Cielo, donde se puede estar perfectamente a salvo de todos los peligros y perturbaciones del amor es el Infierno."
En una carta aun amigo que se encontraba en otro continente , la mística Simone Weil escribió: <<Amemos esta distancia, toda ella tejida de amistad, pues los que no se aman no pueden ser separados>>. Para Weil, el amor es la atmósfera que llena y tiñe la distancia entre ella y su amigo. Incluso cuando tienes delante a esa persona, hay algo de ella que sigue estando increíblemente lejos cuando te acercas a ella para abrazarla, tus brazos rodean el misterio, lo incognoscible, aquello que no puede poseerse. Lo lejano impregna incluso lo más cercano. Al fin y al cabo, apenas sabemos lo que tenemos en las profundidades de nuestro propio ser.
_ Una guía sobre el arte de perderse, Rebecca Solnit. Capitán Swing. Traducción de Clara Ministral.
_ Heleina Almeida, «A Experiência do Lugar I» 2001, fotografía.
É o desejo de todos, enfim,
viver um amor assim,
que seja um amor sem fim…
E sendo sem fim,
esse amor assim,
será o melhor amor, enfim…
Um amor que está presente,
sempre será um lindo presente,
desde que com carinho se apresente,
no doce enlevo que se pressente…
O amor é o maior presente,
mesmo amando quem não está presente…
E, sendo sem fim,
traz felicidade à nossa vida, enfim…
Amar não é tortura..
Amando com ternura,
será sempre uma doçura…
Amemos, pois,
deixando mágoas pra depois…
Muchas veces cuando alguien nos hace algún mal, pensamos que lo hace con voluntad o por deseo propio, pero muchas veces la gente que nos hace daño pareciendo que no tuviesen sentimiento, no lo hacen por voluntad propia sino por un espíritu que lo anima a hacer mal. Como se nos dice en Efesios 6:12, nuestra lucha no es contra enemigos de carne sino contra espiritus malignos.
Jesús es nuestro mayor ejemplo en ese tema (como en todos los demás), pues Él siendo el hombre más perfecto que jamás haya pisado esta tierra, siendo que no cometió ningún pecado, fue crucificado junto a dos pecadores, y aún mas, siendo injustamente maltratado y condenado, pidió perdón por sus opresores (Lucas 23:34).
Por lo cual, nosotros siendo culpables y pecadores, nosotros mereciendo la muerte, perdonemos a nuestros opresores, amemos a nuestros enemigos y oremos por quienes nos persiguen (Mateo 5:44); si Jesús lo hizo, nosotros aun más podemos hacerlo, con el poder de Su Espíritu.