Tumgik
solsiquiera · 1 year
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Parces, esto ya casi existe !!
#wordpress#escritor#poesia#cuento#literatura#cinismo#bucaramanga#poesía#cinismosinismos#colombia#libros#leer#poema#lectura
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solsiquiera · 3 years
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Este fin de semana me publicaron en el portal mexicano El Guardatextos. Les adjunto el link y de plus les agrego un poema que apareció ahí pero pondré una traducción al inglés. Espero lo comenten y les guste:  
X Files: Mulder and Scully never wrote poetry
I start writing with the same feeling with which I look at a starry night Or a marathon of the X Files
Write so that the aliens recognize themselves Identify me And get me out of here
I want to believe Make an alien poetry A ritual language Alien Prayer to heaven beyond heaven.
Fiction as the possibility of making lies real The lament of the one who understands the terrible truth The always false hope
I write in an alien language Alien Fifth Alien Column Preparing the invasion of those who dwell beyond the sky Subvert the pedantic reality With the arrogant pride of those who inhabit fantasy In the lie we entrench ourselves The guerrillas of language. *** I want to believe I like to look at the sky at night I want to believe The clear night Like a great crystalline abyss Look at the sky with religious fervor And wish the fierce invasion -Missed apocalypse- That changes everything at once Or that this time My usual defeat Let me go with them Y Never go back
Humanity Understand it We do not wish the same Being an extraterrestrial has more to do with wishes -or something like that-
(From the Plaquette Longing for comet, it already arrives)
 En español : 
X Files: Mulder y Scully nunca escribieron poesía
Me pongo a escribir con la misma sensación con la que miro una noche estrellada O una maratón de los X Files
Escribir para que los alien se reconozcan Me identifiquen Y me saquen de aquí
Quiero creer Hacer una poesía alien Un lenguaje ritual Extraterrestre Oración al cielo más allá del cielo.
La ficción como la posibilidad De hacer reales las mentiras El lamento del que entiende La terrible verdad La siempre falsa esperanza
Escribo en un lenguaje alien Extraterrestre Quinta columna alienígena Preparando la invasión de los que habitan más allá del cielo Subvertir la pedante realidad Con el orgullo arrogante de los que habitamos fantasía En la mentira nos atrincheramos Los de la guerrilla del lenguaje. *** Quiero creer Me gusta mirar al cielo de noche Quiero creer La noche despejada Como un gran abismo cristalino Mirar al cielo con fervor religioso Y desear la feroz invasión —añorado apocalipsis— Que lo cambie de una vez todo O que esta vez Mi acostumbrada derrota Permita irme con ellos Y Nunca volver
Humanidad Entiéndelo No deseamos igual Ser extraterrestre tiene que ver más con los deseos —o algo así—
(De la plaquette Ansiado cometa, llega ya)
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solsiquiera · 4 years
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John Gómez, autor de XIII: un cínico catálogo de maneras de morir en Bucaramanga.
El pasado mes de julio el escritor Bumangués John Gómez me contactó para presentar su libro XIII en Bogotá. Fue una agradable sorpresa porque hace mucho tiempo no me veía con él, aunque contamos con una amistad de más de diez años. Nos vimos unos días antes para que yo alcanzara a leer su libro. Una compilación de cuentos llamado XIII publicado por la editorial independiente antioqueña FALLIDOS EDITORES. Lo vi llegar de lejos y lo primero que noté es que ha cambiado mucho. Físicamente, quiero decir. John ahora es un tipo que parece peligroso. Si no lo conoces te cambias de acera con sospecha. Se le ha puesto la mirada seria, filosa.  John Gómez ahora es un tipo gordo que se está quedando calvo. Hemos envejecido, pienso, y nunca es agradable recordar eso. Me contó que ya se casó y tiene una hija, y que terminó su maestría en Filosofía. John Gómez siempre ha sido una mente brillante. Nos tomamos unas polas hablando de todo un poco, cuadramos la edición con CÍNICA EDITORIAL de su primera plaquette de poesía (la titulamos NO TE CREAS POETA), fuimos a visitar el lugar del lanzamiento – Squatter Hostel tiene un bar muy punk, perfecto para nuestro estilo- y allí terminamos fiesteando esa noche. Luego, todavía motivado por la farra, comencé su libro. No suelo dormir mucho, y me sentía muy intrigado por conocer su trabajo literario. Además, me gusta leer cuando bebo, es preferible a las pesadillas.
XIII es un cínico catálogo de sugerencias para sobrevivir en Bucaramanga. Es una colección satírica de formas de retar a la muerte. Tienes diez historias, cada una ilustrada por un artista diferente, que hacen del libro una especie de galería de la demencia, de ciudad moebius en la que me vi obligado a volver a esa ciudad que me intranquiliza, que me afecta físicamente, donde cada calle me perfora las costras que he construido sobre las heridas. Bucaramanga, ciudad queloide, biblioteca embrujada que me fascina, que me llena de vértigo. Como mirar un abismo preguntándote si saltar o no. Eso hace XIII, que habites por Bucaramanga, sintiendo cada uno de los relatos como experiencias personales. Eso es XIII, un libro sobre Bucaramanga, un libro que define el vértigo como el anhelo de la muerte.
Se llama XIII porque ese es el número de la carta del tarot que representa a la muerte. Tienes mujeres enigmáticas que desaparecen. Allí entiendes que volar vale la pena, aunque debas ir al hospital por eso. Y que lo puedes repetir cuanto quieras y hacer un estilo de vida rentable con ello. Conocerás coleccionistas de dientes de oro. ¿Recibes muchos golpes a diario? ¿Has pensado hacer de eso una profesión? Yo también he pasado por amores que me usaron de espejo para decidirse por su pasado. En este libro recorrerás Bucaramanga en una bicicleta robada a un niño- aspirarás derrotas montado sobre ese cucarrón rojo hasta que pagues por tus errores. Personajes que buscan el amor quirúrgicamente, vampiros que ven en el fascismo la ventaja de las abundantes sombras. Relatos que se burlan de las fórmulas y bibliotecas laberínticas, inmensas y futuras, que se convierten en cómodos infiernos de la memoria. John Gómez a conseguido entregarnos un trabajo representativo de la literatura joven santandereana. Esa generación independiente, inquieta, que no necesita de avales para manifestarse como artistas, y que se quiere rebelar frente al monopolio multinacional de nuestra fantasía.  
El evento lo hicimos el 4 de julio y fuimos acompañados por Brigada RPF y Rafaela Camargo en la música, y el artista Manuel Romero, quien fue el autor de la portada. Tuvimos el bar lleno y de nuevo festejamos hasta tarde. Además, tuvimos la ventaja de reencontrarnos con viejos amigos, pero el libro me había dejado sensible. La ciudad de mi pecho sigue siendo dolorosa, una herida que no sana. Cerramos en grupo esa noche en mi apartamento, pero me quedé dormido antes que todos. Necesitaba alejarme un poco, y recordar que sigo buscando tercamente un silencio que no se si exista, pero que XIII me ayudó a enfrentarlo. Al menos a enfrentar la búsqueda. Bucaramanga es una ciudad que supura cinismo y eso en mi mente sigue siendo doloroso.
Volví a leer el libro esta semana y recordé a John saliendo de mi casa esa mañana. Su peso lo hace parecido a un tipo de tienda de historietas gringa. Lo imaginé con un fusil, jugando tiro al blanco desde una torre sobre una plaza llena de religiosos. Lo imaginé dictando sus clases y a los chicos escuchándolo, fascinados por los vertiginosos meandros de la filosofía. Lo imaginé siendo todos los personajes de sus relatos. Lo veo irse y perderse calle abajo y pienso, ese tipo consiguió un buen libro. Al terminar la relectura del libro decidí llamarlo y hablando de lo convulso de los tiempos que vivimos resolví hacerle una pequeña entrevista. La transcribo a continuación, tal vez a manera de complemento de esta invitación a leer XIII:
¿Quién es John Gómez?
Es interesante cómo nuestras preguntas tienden a partir, en primer lugar, de la contextualización de nuestra identidad, de lo que significa eso que somos. Frente a la pregunta, yo pensaría que es mucho más fácil identificar el qué que el quién. En mi caso, yo soy eso que hago, eso que vivo, eso que pienso y expreso. No sé realmente quién, que lo digan otros.
 ¿Qué significa el número 13?
En las poéticas palabras de José Félix Lafaurie, "el número 13 simboliza rebelión/rebeldía", tan simple como eso: anarquía y libertad.  
 ¿Qué significa la muerte en su libro?
La idea de la muerte permea, no solo los cuentos que hacen parte de "XIII", sino los poemas que han sido publicados, y los que no. De hecho, puede rastrearse en todo lo que he escrito alguna vez, tanto a nivel literario como filosófico. Morir es una de las grandes cuestiones humanas, algo que define lo que somos. Pienso que, en cuanto a los cuentos de "XIII", la muerte es aquello que da cierto sentido a lo humano, así muchas veces ese sentido se pierda en el absurdo.
 ¿Qué quisiera ser después de muerto?
Me encantaría no morir nunca, y ser un testigo vivo de todos los cambios que experimenta el mundo, como un vampiro, eterno. No obstante, si muriera, me gustaría permanecer aquí, como un fantasma, fastidiando a la gente.
 Si fuera al infierno y el diablo le concediera una gracia, ¿qué le pediría?
Quedarme allí como turista. El infierno debe ser una cosa loquísima, lleno de poesía y de rock.
 Si mañana estallara la guerra atómica ¿Qué haría hoy?
Muy probablemente desperdiciaría el día de hoy queriendo llegar al de mañana, y la guerra me tomaría por sorpresa. Sería emocionante sobrevivir a la extinción de la humanidad y compartir el mundo con los animales, lo más que se pueda.
 ¿Por qué seguir haciendo literatura (para qué)?
Porque estamos hechos de historias y el tiempo es un tejido dinámico que vincula a todos los seres vivos en su red.
 ¿Qué significa el amor en su obra?
Generalmente, anhelo o derrota. No hay finales felices para muchos de mis personajes porque no considero que la vida los tenga.
 ¿Qué sigue en la carrera literaria de John Gómez (piensa publicar más libros)?
Sí. Estoy trabajando en algunos cuentos y poemas nuevos, tratando de darle forma a una nueva antología.
 ¿Piensa en vivir de la literatura o para la literatura?
Vivimos para la literatura porque nuestras vidas son arte, esencialmente. Y es bueno que esto sea así. Las personas que pretenden vivir del arte terminan siendo artesanos más que artistas.
 ¿Usted ha robado una bicicleta?
Me hubiese gustado, pero nunca fui tan intrépido. Sí ocasioné un incendio, alguna vez. Afortunadamente nunca hubo heridos ni testigos.
 ¿Qué opina de la guerra y de la paz?
Las guerras son el campo de cultivo de la muerte. Generalmente, una guerra implica uno o más enfrentamientos en los que grandes poderes se disputan el alma de los hombres. Pienso en las guerras como en monstruos horribles que batallan y destruyen todo a su paso. Nosotros estamos abajo y quedamos enterrados bajo su peso brutal. La paz, por otro lado, es esa esperanza que nos queda para sacar la cabeza de la tierra y seguir haciendo arte. Guerra y paz hacen parte de lo humano.
 ¿Cuál es el papel de las mujeres (y lo femenino) en su obra?
Hay muchas lecturas erradas de la mujer en mis cuentos, y esto sucede porque los narradores masculinos tienden a ser personajes patéticos que fácilmente pueden ser confundidos con mi voz como escritor (y como hombre). En mi obra, la mujer es aquello inalcanzable que se escapa: un símbolo de ese amor, deseo o virtud que nos rehúye mientras el absurdo, el desespero y la muerte nos consume cada vez más. Por otro lado, si nos centramos en los personajes femeninos, estos aparecen dotados de una gallardía y una fuerza envidiable. Las mujeres aparecen retratadas como si fueran mucho más fuertes que los hombres, y generalmente así pasa en el mundo real, especialmente cuando eres criado por una madre soltera, o cuando creces entre mujeres. Es algo que se nota, que se aprende.
 ¿Qué es poesía y vale la pena seguir haciéndola?
La poesía es lo único que nos queda, así esté cargada de cuchillos. Por eso hacemos poesía, porque no podemos hacerla a un lado.
 ¿Es del bando del impreso o del digital?
Escribo en digital, pero me gusta publicar en papel, pues creo que los libros impresos tienen algo que los digitales no han podido lograr nunca, y es la capacidad de evocar sensaciones intensas en los lectores. Percibir el olor del papel, el crujir de las páginas, el hecho de poder sentir el libro ahí, en tus manos, mientras lees e imaginas una historia, es una experiencia seductora.
 ¿No considera cruel talar árboles para hacer libros?
Talar árboles siempre es cruel, pero no solo de los árboles se puede sacar papel. Pienso que es importante explorar otras alternativas, como el cáñamo. En todo caso, al apetito insaciable de la industria siempre será cruel, especialmente con el medio ambiente.
 ¿Qué animal le gustaría ser si no fuera humano?
Me gustan los gatos, aunque sea cliché. También me gustan los lobos. Aunque, siendo sincero, me veo más como una salamanquesa: trepando en alguna pared fría, devorando algún insecto mientras espío la vida de los hombres.
 Siendo ese animal, ¿qué pensaría de los humanos?
Los miraría con curiosidad, algo de recelo y de miedo; y preferiría hacerme a un lado, especialmente si me sintiera amenazado. No es muy distinto de lo que pienso actualmente, de hecho.
 ¿Cree en la crisis climática?
Claro, el mundo se va a la mierda gracias al capitalismo y nuestra sociedad de consumo excesivo.
 ¿Hace algo por ella?
Consumir menos, tratar de generar menos residuos a mi paso por el mundo. Aunque a veces pienso que de todos modos estamos perdidos.
 ¿En su obra se habla de eso, o lo hará?
En Hambre, Infección y Alejandría se alcanza a leer una crítica indirecta del modelo comercial de occidente, y de lo que esto puede provocar (la destrucción de la Amazonía, por ejemplo, publicada mucho antes del incendio imparable de hace meses).  
 ¿Qué opina del comunismo?
Me parece difícil que las personas puedan vivir en una sociedad comunista, pues creo que somos nocivos por naturaleza, tal como lo pensaba Hobbes, "homo homini lupus".
 ¿Esta situación política latinoamericana es obra de una organización anarquista internacional?
No, aunque como dicen por ahí, es lo más lindo que nos ha dicho la derecha. La situación política latinoamericana es obra de aquellas personas que han decidido levantarse y gritar exigiendo una vida digna, frente a políticas gubernamentales que atacan el bienestar de los ciudadanos, en pro de la imposición de un modelo neoliberal que genera más miseria para los miserables, mientras unos pocos se quedan con todo lo que les queda luego de destruir el planeta.
 ¿Qué es el uribismo?
El dogma de los imbéciles.
 ¿Qué es el infierno?
Una Colombia uribista.
 ¿Qué es el cielo?  
Tener la capacidad de decir lo que pensamos, y de exigir lo que merecemos, y que no nos maten en el proceso.
 ¿Cómo es su rutina creativa?
Soy pésimo para las rutinas. Cuando una idea llega a mí, trato de escribirla y me quedo pensando en ella hasta que le doy forma en un texto. Luego, lo leo una y otra vez, y lo comparto un par de veces más hasta que siento que me gusta. Y ya. A veces deja de gustarme, a veces le cambio cosas y termina por gustarme más.
 ¿Desde hace cuánto escribe?
Desde la adolescencia.
 ¿Es usted místico o religioso?
Pues, si bien me declaro ateo, la estética de las religiones me atrae mucho, y me gusta todo lo que tiene que ver con los símbolos y los signos. Pienso que eso es la religión: literatura y unos pocos que se lucran con ello.
 ¿La literatura es una profesión o un ocio?  
Toda profesión que se hace con el alma es, en cierta medida, ociosa. De todos modos, hablar de la literatura como profesión u ocio es una visión capitalista. La literatura es una necesidad, nos habita y configura lo que somos.
 ¿Cuál es su autor vivo, colombiano, que recomendaría?
No conozco mucho de autores colombianos exceptuando los más cercanos a mí. Una vez leí un libro de Antonio Ungar y me gustó. Más allá de eso, están los amigos: Andrés Garavito, John F. Galindo, Beatriz Vanegas Athías... no acabaría de nombrarlos.
¿Por qué se ha despertado de nuevo un interés juvenil por la literatura?
No sé, supongo que porque muchos jóvenes no quieren quedarse con la sordidez de la vida cotidiana y descubren que estamos hechos de historias. De ahí, a los libros, es un paso.
 ¿Qué influencia tuvo en su obra haber trabajado con esos ilustradores de "XIII"?
En mi obra escrita no mucho, pues los cuentos ya estaban escritos cuando los contacté. Sin embargo, considero que las ilustraciones le dan una dimensión al libro, tan potente como universal, que soy incapaz de pensar en él sin las ilustraciones que lo acompañan.
 ¿Cómo los conoció?
Desde la primera ilustración hasta la última los conocí de la siguiente manera:
- La autora de Brujas es Lina Pérez Manchego, mánager de la banda bumanguesa Ghostrings, cuyo sonido me encanta. Debido a su trabajo con la banda, y al mío con Alter Vox Media, entramos en contacto algún día. Cuando vi lo que dibujaba, le dije que quería que fuera parte del libro, y aceptó de inmediato.
- Jumper es de Bicho, el director de la Revista COMA, un cuento que está cargado de su estilo punk, por lo que tenía que ser él quien lo ilustrara. A él lo conocí por la revista, y también le pedí ser parte de XIII.
- Doce veces doce es una ilustración de Chica Vinagre, mi esposa, que no solamente está en el libro, sino que está conmigo en forma de tatuaje. A ella la conocí hace algunos años, y estamos juntos desde entonces.
- El Luchador es de María Chucena, una ilustradora bumanguesa muy tesa, que era novia de un escritor de acá. A ellos los conocí cuando salían juntos y me encantó el trabajo gráfico de María, por eso le pedí ser parte del libro.
- Antonia es una ilustración mía bajo el seudónimo de Malatesta. Aun no me conozco del todo, pero usé esa ilustración (que de hecho es un retrato de la exactriz porno Amarna Miller) para acompañar el patetismo del personaje del cuento.
- La Bicicleta es de Malacostra, otro tremendo ilustrador bumangués que llegó a salvar el vacío que otra persona había dejado, con un trabajo genial como el que fue parte del libro.
- Lobotomía es de Luneju, una ilustradora que vio clases de pintura con mi esposa en la EMA, y de ahí la conocemos.
- Hambre es de German Macías Vélez, vocalista de Ghostrings (una banda que todos deberían escuchar).
- Infección es de Javier Castellano, y a él lo conocimos con mi esposa en un mercadillo cultural alguna vez en el Coliseo Peralta.
- Alejandría es de Christian Balaguera, quien fue parte de la celebración del 1er Aniversario de Alter Vox Media en un lugar que ya no existe, pero que nos legó su tremendo trabajo gráfico.
 Por favor, ¿qué consejos les daría a los jóvenes escritores que leen su libro?
Que escriban, que no tengan miedo de escribir, que escriban con el corazón y den a conocer lo que hacen. En el libro está mi correo por si algún día necesitan una segunda lectura de su trabajo. Y gracias, por leerme y por darle vida a mis palabras.
 Finalmente, me gustaría invitar a todas las personas que lean esta entrevista a salir a participar en este paro nacional por un país menos mierda que el que nos dejaron, y por un gobierno que no enmascare infanticidios con la excusa de una guerra cansada, en la que la victoria es, y siempre ha sido, única y exclusivamente, de la muerte.
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solsiquiera · 5 years
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On the 50th Anniversary of Scooby-Doo let us celebrate the musical group of goddesses known as the Hex Girls (x)
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solsiquiera · 5 years
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 Les transcribo un poema de Jorge Andrés Garavito Cárdenas que apareció en LA MOCHILA en 2013 publicado como SOLSIQUIERA:
Carta
Ahora que no estás, he aprendido a hablar con el espejo, y no creas, ahí no todos se parecen a mi. 
Conocí un reflejo
-
déjame te hablo de él-
Fue en ese espejo
que está justo después
del almuerzo de espaguetis secos.
Es un reflejo tierno ¿sabes? Por inocente no ve la crueldad de disfrazarse con el cadáver de mi hámster.
Pero no creo que te guste es un reflejo tonto también solo quería hacerme reír         porque dice                            que me escuchó anoche llorando. Claro, yo le expliqué le conté que imito el canto de los gatos que no me dejan dormir;                      no es mi culpa que sea                      un canto tan triste.                                  Pero dice que no me cree                                                      que no me quiere dejar solo                                        y tu sabes                            no estoy acostumbrado a escuchar eso.                No se que decir.
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solsiquiera · 5 years
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Solo me he sentido iluminado por libros en una hoguera. En eso se parecen a las iglesias. O a las universidades. Creo firmemente que la poesía auténtica está en el fuego. Esto último es una verdad transversal a la historia, no solo de la humanidad sino de todo el universo. Por eso un pirómano es un poeta del happening. Pasión, rabia, luz, vida, muerte, calor, energía, alimento, guerra, verdad, inicio y fin. Bucaramanga, una ciudad de oro fundido. El cielo Bumangués es tan dorado y tan caliente como una verdad insoportable. En sus parques el opus dei es feliz haciendo hogueras. La gente llena de miedo se esconde en las sombras esperando que no las queme la mirada de dios, ese odio eterno. Y dios, desde las cinco de la tarde, llena el aire bumangués con sus flatulencias para que las noches tengan algo más a qué huirle, algo más que esconder, algo más que negar.
Una noche soñé un apocalipsis Zombie sobre Bucaramanga. De todas las alcantarillas de la carrera 27 salían habitantes de calle y se lanzaban sobre todas esas sectas, esos lupanares de almas que Bucaramanga cultiva como hongos sobre la mierda. Me levanté feliz ese día. Recordaba a esos indigentes  devorando vivos a todos los feligreses. Además llovía. Bucaramanga es una hermosa ciudad cuando llueve. La carrera 15 estaba en llamas y la lluvia no la apagaba. Ahí estaba la poesía. Recuerdo el cielo, estallado en mil colores cálidos por el atardecer. Otra vez la poesía.
Aunque, para ser justos, son los feligreses más parecidos a los zombies que los indigentes. Tal vez el mayor temor de los habitantes de calle sea caer en una secta. Es verdad, y lo sostengo, el mayor peligro del bazuco es que te puede volver cristiano.
En Bogotá el sol parece ahogado. Escondido tras las plúmbeas amenazas haciendo al paisaje gris, sucio, y abandonado. En ese sentido el frío significa ausencia. Un bumangués llega a Bogotá para aprender a amar Bucaramanga. Bogotá es hermosa, fría y melancólica, pero también es cruel, sucia y cínica. El cielo sin sol, no como falta de verdad sino como la negación de todas. Intenté imaginar el apocalipsis de mi sueño y resultó un día cualquiera en el parque tercer milenio. Acá es muy fácil hacerse poeta, casi carece de mérito. Carencia, ausencia, soledad, parecen vitaminas para la imaginación. He conocido más poetas en las calles, que en los anaqueles de las bibliotecas. Pero el cinismo, la falta de fe en alguna verdad, le ha robado a la ciudad la esperanza. Y sus ciudadanos se amontonan en transmilenio tratando de olvidar como sus gobernantes tratan la ciudad como las hienas al mortecino. Impotencia. El egoísmo, el sálvate tú mismo, solo es una manera de negar la impotencia. Fracaso. Un día me recorría las calles buscando en las miradas como habían superado el miedo a la miseria y solo sentí fracaso. Las calles rotas por obras abandonadas y gente asustada tratando de dormir entre los escombros. Todos mis amigos llegaron a refugiarse aquí, con proyectos y sueños, pero todos terminaron huyendo, haciendo cualquier otra cosa.
Es normal querer quemarlo todo. Quisiera, como súper poder, tener piroquinesis. Poder quemarlo todo con el pensamiento. Sería poesía. Haría de la ciudad un gran poema. Una catedral en llamas. Un verdadero libro iluminador. Un hermoso atardecer. Una hoguera de verdades. Una hoguera para quemar a dios. Llenar el cielo de oro fundido. Como una Bucaramanga pero sin el miedo al opus dei.
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solsiquiera · 5 years
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Solo me he sentido iluminado por libros en una hoguera. En eso se parecen a las iglesias. O a las universidades. Creo firmemente que la poesía auténtica está en el fuego. Esto último es una verdad transversal a la historia, no solo de la humanidad sino de todo el universo. Por eso un pirómano es un poeta del happening. Pasión, rabia, luz, vida, muerte, calor, energía, alimento, guerra, verdad, inicio y fin. Bucaramanga, una ciudad de oro fundido. El cielo Bumangués es tan dorado y tan caliente como una verdad insoportable. En sus parques el opus dei es feliz haciendo hogueras. La gente llena de miedo se esconde en las sombras esperando que no las queme la mirada de dios, ese odio eterno. Y dios, desde las cinco de la tarde, llena el aire bumangués con sus flatulencias para que las noches tengan algo más a qué huirle, algo más que esconder, algo más que negar.
Una noche soñé un apocalipsis Zombie sobre Bucaramanga. De todas las alcantarillas de la carrera 27 salían habitantes de calle y se lanzaban sobre todas esas sectas, esos lupanares de almas que Bucaramanga cultiva como hongos sobre la mierda. Me levanté feliz ese día. Recordaba a esos indigentes  devorando vivos a todos los feligreses. Además llovía. Bucaramanga es una hermosa ciudad cuando llueve. La carrera 15 estaba en llamas y la lluvia no la apagaba. Ahí estaba la poesía. Recuerdo el cielo, estallado en mil colores cálidos por el atardecer. Otra vez la poesía.
Aunque, para ser justos, son los feligreses más parecidos a los zombies que los indigentes. Tal vez el mayor temor de los habitantes de calle sea caer en una secta. Es verdad, y lo sostengo, el mayor peligro del bazuco es que te puede volver cristiano.
En Bogotá el sol parece ahogado. Escondido tras las plúmbeas amenazas haciendo al paisaje gris, sucio, y abandonado. En ese sentido el frío significa ausencia. Un bumangués llega a Bogotá para aprender a amar Bucaramanga. Bogotá es hermosa, fría y melancólica, pero también es cruel, sucia y cínica. El cielo sin sol, no como falta de verdad sino como la negación de todas. Intenté imaginar el apocalipsis de mi sueño y resultó un día cualquiera en el parque tercer milenio. Acá es muy fácil hacerse poeta, casi carece de mérito. Carencia, ausencia, soledad, parecen vitaminas para la imaginación. He conocido más poetas en las calles, que en los anaqueles de las bibliotecas. Pero el cinismo, la falta de fe en alguna verdad, le ha robado a la ciudad la esperanza. Y sus ciudadanos se amontonan en transmilenio tratando de olvidar como sus gobernantes tratan la ciudad como las hienas al mortecino. Impotencia. El egoísmo, el sálvate tú mismo, solo es una manera de negar la impotencia. Fracaso. Un día me recorría las calles buscando en las miradas como habían superado el miedo a la miseria y solo sentí fracaso. Las calles rotas por obras abandonadas y gente asustada tratando de dormir entre los escombros. Todos mis amigos llegaron a refugiarse aquí, con proyectos y sueños, pero todos terminaron huyendo, haciendo cualquier otra cosa.
Es normal querer quemarlo todo. Quisiera, como súper poder, tener piroquinesis. Poder quemarlo todo con el pensamiento. Sería poesía. Haría de la ciudad un gran poema. Una catedral en llamas. Un verdadero libro iluminador. Un hermoso atardecer. Una hoguera de verdades. Una hoguera para quemar a dios. Llenar el cielo de oro fundido. Como una Bucaramanga pero sin el miedo al opus dei.
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solsiquiera · 6 years
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SILENCIO EN LAS CATACUMBAS
(PUBLICADO ORIGINALMENTE EN https://altervoxmedia.com/2018/07/05/antologia-jorge-andres-garavito-cardenas/ )
-¿Esto fue un colegio de monjas?-
-Sí, el COLPILAR. Mi mamá estudió acá- Jorge y Charro hablando bajo el único recuadro de luz de la celda. Yo escuchando sin querer hacerlo, tratando de adivinar cuándo se dejaría ver la luna.
Los ojos adaptados a la oscuridad, como el ruido de música de un café, daba cierta sensación de comodidad que nos permitía a los reclusos charlar. Aun así hasta ese momento no me había permitido hablar con ninguno.
-Yo recuerdo cuando descubrieron estas catacumbas. Fueron canales de escape entre monasterios jesuitas. Al parecer todos los monasterios estaban conectados por canales como estos- Mientras yo hablaba un guardia llegó con una linterna y nos obligó a guardar silencio. La luz me hizo doler los ojos.
Bucaramanga en guerra podía ser una pesadilla, pero para mí era un sueño. Cuando me capturaron no dudé en gritarles que no podían frenar la lucha contra el fascismo. Recibí todos sus golpes con una emoción tan romántica que pensé que aguantaría más.
El Charro preguntó si había luna llena. Esa noche Jorge me entregó un papel doblado muy pequeño: -Cuando salgas, prométeme que le entregarás esto a Sueni- Lo miré en silencio y me dolieron los parpados de nuevo. Tomé el papel y no le respondí: debí haberle preguntado por qué sabía que yo sobreviviría. Esa noche la luna no estaba totalmente llena, todavía le faltaban dos días más.
No pude dormir. Mi boca devolvía el hormigueo frío de cuando me drogaba con LSD. Sería fatal un flashback en este momento, pensé ansioso; hoy entiendo que era el sabor de la sangre y el miedo. Aún recuerdo ese sabor en noches insomnes como esta.
Vi cuando entraron al costeño. Yo era el único despierto. Lo entraron a patadas y le gritaban que no despertara a nadie, que si despertaba a alguno lo castigarían más severamente. Todos fingimos dormir para que se fueran rápido. Era un tipo que me pareció bastante viejo para estar con nosotros; entró llorando pero al vernos se calmó. Nos teme, pensé un poco divertido. Me le acerqué y le entregué en silencio mi manta. Nunca lo vi usarla. En el recuadro la luna se ubicaba a tres cuartos del borde izquierdo.
En la mañana, junto al resplandor del día, entró un milico de rango alto que nos pidió de manera amable hacer una fila mientras sus escoltas nos paraban a patadas. Mirando un papel pareció reconocernos. Pidió, señalándome, que le dijera si necesitábamos alguna ayuda médica, “¿Todos están bien de salud?” y luego soltó la noticia –Mañana a primera luz todos serán fusilados por los delitos de herejía, comunismo y corrupción- Escuché al costeño sollozar y lo sentí menor a mí, impresión contraria a la que me había dado esa madrugada.
Me di cuenta que Jorge y Charro habían dejado de hablar. Fue extraño: tal vez por la hermandad de la muerte o alguna treta mental para distanciarme de la situación, pero sentí compasión por todos; cuando el guardia se fue comencé a hablar de cuando descubrieron las catacumbas en las que estábamos – Fue mucho después de que esto fuera un colegio. Fue en el 2009 cuando las encontraron, y los arquitectos estaban muy emocionados. Al parecer son una especie de vías de conexión entre monasterios jesuitas. Se construyeron a finales del siglo XIX, pero la guerra de los Mil Días retrasó el proyecto, y se retomó como hasta 1908. Probablemente los jesuitas construyeron esto pensando en la necesidad de huida. El caso es que lo “descubrieron” más de cien años después.  Duró mucho tiempo abandonado, porque la zona estaba en remodelación.  La época en que lo descubrieron era de mucha corrupción, y la gente se sentía tan impotente que su respuesta para todo era el cinismo apático. Estaban dormidos, como hipnotizados. Agradezco el ’27 con mi alma- Recuerdo a  Jorge levantarse al escucharme – No me importa morir- dijo mirando a Charro- pero ¿Vivir como eran los de la Ciudad Bonita? Eso me daría vergüenza- Y luego se quedó en silencio, mirando la pared a su derecha. A Jorge lo había conocido en el bar de un amigo en común que frecuentábamos cuando éramos jóvenes. Opus 27 se llamaba. Creo que fue un refugio importante de la resistencia en la sublevación del ’27. Con Jorge, incluso, compartimos célula cuando entramos al partido. Lo recuerdo muy bien porque se lo conté a los militares para que lo capturaran. Fue la primera noche de mi interrogatorio, y cedí muy rápido a la tortura. La valentía romántica me duró muy poco. La celda pronto volvió al silencio, mi intento no dio frutos.
Ese día pasó particularmente lento: imagino que nos dieron la noticia en la mañana para ablandarnos el espíritu. Traté de elevarme pensando en el parecido que tienen el silencio y la oscuridad cuando una mano en el hombro me despertó – ¡Guimel! Dale esto al nuevo- Me dijo Jorge entregándome un pedazo de lápiz envuelto en un papel de alguna publicidad. El tiempo pesaba como si yo lo estuviera empujando.
El costeño estaba en el mismo lugar donde lo tiraron los milicos y parecía alelado mirando en silencio la pared con la mejilla apoyada en el sucio suelo. Recuerdo que su sonrisa me hizo acongojarme. Me miró de manera fija y sus ojos oscuros tenía un brillo que me hizo pensar en la noche estrellada en que me capturaron; fue la noche más bella que recuerdo, las estrellas parecían fogatas cercanas, no había una sola nube y el negrísimo cielo parecía cubrirlo todo de silencio. Yo acababa de huir de un ataque sorpresa a la escuadra, y había visto morir a mi compañera. Corrí hasta el anochecer, y sobreviví con solamente agua. Me monté sobre unos árboles y pensé que nunca me encontrarían. El cielo de esa noche llenaba todo en mi cabeza, ahora son los ojos felices y alelados de un camarada.
Con el calor húmedo de la celda, extrañé al cielo como si fuera una persona, pensando que nunca lo volvería a ver. Era una celda muy calurosa. Entendí que el costeño intentara robarle frío al suelo a pesar de la suciedad. Su cara estaba llena del polvillo que cubría todo el piso. El solo recordarlo me produce alergia. Sentí rabia con Jorge: la bondad de entregarle con qué escribir al costeño me molestó. Me senté en un rincón y dije – Morir fusilado, destrozado por balas, debe ser muy doloroso. He escuchado que nunca se muere de una vez, que sientes el dolor hasta el final- Sentí cómo todos me miraron con asco y angustia y entonces sonreí un poco.
-¿Alguien sabe cómo se llama esa perra? – ¿Cuál? –Preguntaron todos a coro de manera automática- La madre de Ordoñez. Se supone que nosotros estamos bajo la custodia de la Orden de Santa María y esa perra, según escuché, es la que comanda esa orden- En ese momento entraron los guardias. Me sacaron sangre con una cachetada y gritaron que teníamos que aprender a respetar. Yo sonreí al ver al costeño escribir como si no se diera cuenta de nada. La temperatura parecía estar bajando. Jorge y el Charro gritaron algo, pero nadie podía hacer nada. Mirando a Jorge volví a sonreír. Tres sonrisas antes de morir no estaban mal, pensé para tranquilizarme. Una bota militar comenzó a pisarme la cara, justo en la boca, y entendí que los militares se estaban ofendiendo con mi risa. El militar de alto rango volvió a entrar y los soldados pararon mi somanta. Les dijo algo al oído y los guardias se llevaron a Jorge y al Charro. Cerraron la celda y volvimos al silencio y la oscuridad. El dolor de los ojos retornó pero ahora me lo distraían las heridas de la cara.
Me senté contra la pared. Traté de entender que sentía ¿Quería morir? ¿Había hecho algo importante para el mundo? ¿Esta vez ganaría el fascismo? ¿Qué haría si me dejaban con vida? ¿Sería capaz de vivir en el mundo del fascismo por miedo a la muerte? La palabra derrota me bañó la cara en llanto.
-¡Guimel! – era el costeño acercándoseme. Me sorprendió que supiera mi nombre –no te preocupes- me dijo mirándome a los ojos- vamos a estar bien-  No quise hablarle, no entendía muy bien que estaba diciendo. Ambos sabíamos que nos fusilarían en poco tiempo. Me pareció una actitud patética, típica del cliché superacionista. Llegaron los guardias de nuevo, nos miraron un momento, nos sonrieron, se miraron entre ellos y se fueron. Pudo ser muy rápido, pero recuerdo la escena muy larga. Sus fusiles estaban en posición de disparar. Yo sabía que era algo raro. Cuando se fueron nos invadió el silencio. Era un silencio muy diferente; hay muchos tipos de silencio. Creo que culpé al costeño por haber pronunciado mi nombre, como si fuera un mal agüero. Sentí un vacío en mi nombre tan extraño que hoy, por más que me esfuerzo, no lo entiendo.
Me demoré en identificar los sonidos que me sacaron de la hipnosis. Eran disparos que pronto se convirtieron en bombardeos. El Costeño, asustado, dijo algo sobre un “ellos” que no entendí sino hasta mucho tiempo después. Lo vi emocionado tratando de retirar unos ladrillos grandes que se dejaban ver al lado izquierdo de la reja.
– Nos tirarán el  techo  encima si no hacemos algo-
Paró un momento, me miró muy serio y entonces me lo dijo- Yo te entregué, quiero que lo sepas. Me arrepiento, tú me has ayudado y yo lo he sentido como si completaras mi castigo- y continuó muy concentrado en su labor. Cuando me enseñó el ladrillo retirado recuerdo haber sentido un viento frío, nuevo, que me puso la piel de gallina.
– Listo- dijo muy serio sin voltearme a mirar- Vámonos de aquí- Me quedé muy quieto mientras él salía impaciente. Los bombardeos sacudían todo, y la arena que caía me hizo pensar en el techo que había nombrado el Costeño. Ahora lo sentía la persona más intrépida conocida.
La resistencia asaltó las Catacumbas de Nuestra Señora del Pilar el viernes 28 de Junio. Ese enfrentamiento duró tres días. El costeño murió esa misma noche en una trinchera. Supe que su fusil se lo llevaron los fascistas. Encontré a Sueni en un hospital, pero no le entregué la nota de Jorge. Me casé con ella en el mismo hospital pero murió unas cuantas semanas después. Nunca supe nada de Jorge, ni del Charro. Tampoco entendí por qué los soldados que bajaron no nos mataron, pero ese día sentí algo de paz, como si Jorge me hubiera perdonado con la presencia del Costeño. Hoy, viendo insomne el cielo estrellado, no creo que sea así. Tal vez deba volver a contar la historia para poderlo entender.
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solsiquiera · 6 years
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solsiquiera · 6 years
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              EL DESBARATADO GUIMEL JOLES Y SILVANO SU GATO
Por   MI  (Jorge Andrés Garavito Cárdenas)
    En un domingo frío, un gato pequeño camina por el borde de un tejado que cubre una ventana. Dentro de ella, justo sobre el cuadro de luz en el suelo, vemos la cara de Guimel Joles, quien se despierta y se da cuenta que está textualmente desbaratado. No de manera metafórica: los miembros de su cuerpo se encuentran repartidos por la habitación. El silbido insistente de una alarma suena en alguna parte, pero con el desorden no es posible ubicarlo a simple vista. La cabeza de Joles da una vuelta evitando la poca luz que entra por su ventana. No está sorprendido, no es la primera vez que le sucede. De manera mecánica comienzan las “piezas” de su cuerpo a reunirse cerca al cuello. Un brazo consigue con esfuerzo desenredarse de un pantalón sobre la cama y luego poder bajar al suelo. Una mano solo deja ver sus dedos debajo de una gruesa bota, pero con gran astucia logra tumbarla y zafarse de ella. Inesperadamente una pequeña sombra maullando de hambre crece al lado de la cabeza de Joles. Con esfuerzo el gato se acomoda en el vano de la ventana y queda hipnotizado con el lento andar de los miembros del cuerpo de Guimel. Trato de imaginarme la cara de Joles al ver las complicaciones que eso le significan.
Eche, me dice, nunca seré bueno armándome. Esa mujé no tenía que dejame así ¿no crees?  Le creo, pero le busco rápidamente otro tema. Guimel es un tipo monotemático, y si no te apuras, te puedes plantar a escucharlo quejarse de Gabriela, que se fue dejándolo desarmado, y para colmo le dejó a Silvano, el gato.  Manito, le digo, pero para qué bebe de esa manera, no cree que sabiendo su problemita.   Erda primo, me interrumpe, Que no es por beber. Te lo juro que así no beba me desbarato, y quién duerme sabiendo que se le cae a pedacitos el cuerpo, no joda, por lo menos el roncito me distrae.
Soplaculo se queda quieto (Eche, no lo llames así), la cabeza de Guimel le grita, pero no tiene la suficiente fuerza para llamar su atención, y el felino se lanza en cacería sobre el pie izquierdo de Joles. Erda, y quité la musiquita anoche, piensa, tratando de que sus partes se junten rápido antes de que algo peor ocurra. Ve tirar al gatito de la falange de su meñique como si fuera un ratón, mientras lo saca del cuarto. Ojalá no me infecte, dice y consigue arreglar gran parte de su cuerpo para poder resolver la situación. Con esfuerzo se levanta, pero su único pie se repliega de manera sorpresiva con un fuerte dolor. Sangrando, reconoce el crujido que ha callado la alarma despertadora. Es el segundo reloj que daña este mes.
Con una sola mano, porque no ha encontrado el brazo izquierdo, intenta buscar algo con que amarrarse la herida cuando ve al gato acercarse a las escaleras. Apoyando su mano, caminando de rodillas, va en busca de Soplaculo (¡Silvano!) y le grita para que se detenga. Como puede se lanza sobre el animal, y este reacciona con un chillido intentado escapar, con la mala suerte de que la cadera se le desprende a Joles. La cabeza de Guimel queda separada mirando hacia la puerta de su habitación, pero el chillido sordo de su gato ha parado. Desde ese punto, la cabeza de Guimel Joles consigue ver su otro brazo, lo hace llegar a él y unirse a las partes que tiene cerca. Siente húmedo su cuerpo, se asusta de haberse perjudicado más su pie. Lamentablemente no es así, es la sangre de Silvano la que encharca las partes que no ha recogido Joles. A lo mejor fue un día soleado, pero Guimel lo recuerda como un día gris y frío, desde el que no se ha podido volver a armar bien.
                          -Publicado originalmente en http://4toconcursodecuentocortounenlaweb.blogspot.com/2016/03/el-desbaratado-guimel-joles-y-silvano.html   hace dos años. -
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solsiquiera · 6 years
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 Y sé muy bien que no estarás. No estarás en la calle, en el murmullo que brota de noche de los postes de alumbrado, ni en el gesto de elegir el menú, ni en la sonrisa que alivia los completos de los subtes, ni en los libros prestados ni en el hasta mañana. No estarás en mis sueños, en el destino original de mis palabras, ni en una cifra telefónica estarás o en el color de un par de guantes o una blusa. Me enojaré amor mío, sin que sea por ti, y compraré bombones pero no para ti, me pararé en la esquina a la que no vendrás, y diré las palabras que se dicen y comeré las cosas que se comen y soñaré las cosas que se sueñan y sé muy bien que no estarás, ni aquí adentro, la cárcel donde aún te retengo, ni allí fuera, este río de calles y de puentes. No estarás para nada, no serás ni recuerdo, y cuando piense en ti pensaré un pensamiento que oscuramente trata de acordarse de ti. Julio Florencio Cortázar (Ixelles, Región de Bruselas, 26 de agosto de 1914 - París, 12 de febrero de 1984). Música:  Chris_Zabriskie "Undercover Vampire Policeman"
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solsiquiera · 6 years
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Plugged sixteen shells from a thirty-ought-six And the Black Crow snuck through a hole in the sky So I spent all my buttons on an old pack mule And I made me a ladder from a pawnshop marimba And I leaned up against a dandelion tree Leaned up against a dandelion tree Leaned up against a dandelion treeI'm gonna cook them feathers on a tiny spit And I filled me a sachel full of old pig corn And I beat me a billy from an old French horn And I kicked that mule to the top of the tree Kicked that mule to the top of the tree Blew me a hole 'bout the size of a kickdrum And I cut me a switch from a long branch elbowI'm gonna whittle you into kindlin' Black Crow, sixteen shells from a thirty-ought-six Whittle you into kindlin' Black Crow sixteen shells from a thirty-ought-sixWell, I slept in the holler of a dry creek bed And I tore out the buckets from a red Corvette Tore out the buckets from a red Corvette Lionel and Dave and the Butcher made three Well, you got to meet me by the knuckles of the skinnybone tree With the strings of a Washburn stretched like a clothesline Oh, you know me and that mule scrambled right through the hole Me and that mule scrambled right through the holeI'm gonna whittle you into kindlin' Black Crow, sixteen shells from a thirty-ought-six Whittle you into kindlin' Black Crow sixteen shells from a thirty-ought-six
Now I hold him prisoner in a Washburn jail That I strapped on the back of my old kick mule Strapped him on the back of my old kick mule Bang on the strings just to drive him crazy Oh, I strum it loud to rattle his cage Strum it loud just to rattle his cage Strum it loud just to rattle his cage Strum it loud just to rattle his cage
Oh, I'm gonna whittle you into kindlin' Black Crow, sixteen shells from a thirty-ought-six Whittle you into kindlin' Black Crow sixteen shells from a thirty-ought-six
Compositores: Thomas A. Waits
Letra de 16 Shells From A 30.6 © Peermusic Publishing
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solsiquiera · 7 years
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Tomás Vargas Osorio enfermó del ojo derecho.
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solsiquiera · 7 years
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solsiquiera · 7 years
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“Compruebo que, tantas veces alegre, tantas veces contento, estoy siempre triste. Y el que en mí comprueba esto está detrás de mi, como quien se asoma a mí arrimado a la ventana y, por encima de mis hombros, o hasta de mi cabeza, mira, con ojos más íntimos que los míos, la lluvia lenta, un poco ondulada ya, que afiligrana con su movimiento el aire pardo y malo. Abandonar todos los deberes, incluso los que nos exigen, repudiar todos los hogares, incluso los que no han sido nuestros, vivir de lo impreciso y del vestigio, entre grandes púrpuras de locura, y encajes falsos de majestades soñadas... Ser algo que no sienta el pesar de la lluvia exterior, ni la amargura de la vacuidad íntima... Errar sin alma ni pensamiento, sensación sin sí misma, por un camino que rodea montañas, por valles sumidos entre laderas escarpadas, lejano, inmerso y fatal... Perderse entre paisajes como cuadros." || F. Pessoa
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solsiquiera · 7 years
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Bad Memories, animated illustration for Cabide, 2016
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solsiquiera · 7 years
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