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#paradoja de protágoras
bocadosdefilosofia · 1 year
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«El litigio y controversia existentes entre ellos a propósito de un salario convenido fue así. Evatlo, un joven rico, estaba muy deseoso de aprender elocuencia y de defender pleitos. Se confió a las enseñanzas de un maestro como Protágoras y prometió darle como pago una crecida suma de dinero, conviniendo en todas las condiciones establecidas por Protágoras: le entregó la mitad al comienzo del mismo, antes de empezar las enseñanzas, comprometiéndose a pagar la otra mitad el primer día que defendiera una causa antes los jueces y la ganara. Luego fue discípulo y seguidor de Protágoras durante mucho tiempo e hizo grandes progreso en el estudio de la elocuencia; pero, como no recibía encargo alguno de causas judiciales y el tiempo transcurrido era ya mucho, dando la impresión de que obraba así para no pagar el resto del salario convenido. Protágoras tomó una decisión que en aquel momento le pareció astuta: entabló un pleito contra Evatlo.
Habiéndose presentado los dos ante los jueces para, respectivamente, defenderse de la acusación y probar la misma, Protágoras comenzó a hablar así: “Aprende, tontísimo muchacho, que en cualquiera de los casos me has de pagar lo que pido, tanto si la sentencia te es favorable como si no. Porque, si el pleito te es adverso, el salario deberá serme pagado por sentencia del juez, por haber ganado yo; en cambio, si la sentencia te es favorable, el salario deberá serme pagado por haber ganado tú”.
A esto respondió Evatlo: “Pude haber salido al paso de esta artimaña tuya tan capciosa, no habiendo asumido yo el papel de defensor, sino habiéndome puesto en manos de otro abogado. Pero mi placer en esta victoria es mucho mayor al ganarte, no sólo en el pleito mismo, sino también en este tipo de argumentación. Aprende también tú, sapientísimo maestro, que en cualquiera de los dos casos no te abonaré el dinero que reclamas, tanto si la sentencia te es favorable como si no. Porque, si los jueces resultaran favorables a mi causa, en virtud de su sentencia no se te deberá nada, por haber ganado yo; en cambio, si se pronunciaran contra mí, no te deberé nada, de acuerdo con nuestro convenio, porque no habré ganado».
Aulo Gelio: Noches áticas, I, Libro V. Universidad de León, págs. 241-242.  León, 2006
TGO
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41 – IDEAS – HISTORIA DE LA FILOSOFIA – ZENÓN DE ELEA –
Zenón de Elea, fue un filósofo griego nacido en Elea, perteneciente a la escuela eleática (c. 490-430 aC). Fue discípulo directo de Parménides de Elea. No estableció ni conformó ninguna doctrina positiva de su propia mano. Famoso por sus intrincadas paradojas que discuten la pluralidad de entes y en algunos casos el movimiento - entre otras cosas -. Aristóteles lo llamó el inventor de la dialéctica​ y el matemático Bertrand Russell le describió como "inmensamente sutil y profundo".
Como sucede con la mayoría de los filósofos presocráticos, la vida de Zenón de Elea permanece en gran parte desconocida.
Se piensa que pasó toda su vida en Elea y se ocupó de la educación de los hombres en la virtud. En principio fue pitagórico y Estrabón le atribuyó una actividad política. En el único contexto en el que es citado varias veces, es un relato de su participación en un complot contra un tirano, hay tanta divergencia de detalles que es imposible reconstruir lo sucedido.
Las fuentes que brindan luz al respecto son el diálogo Parménides de Platón, la obra Vida de los filósofos ilustres del historiador y filósofo antiguo Diógenes Laercio y Física de Aristóteles.
En el diálogo de Platón, se dice que Zenón tiene cerca de 40 años y que Parménides roza los 65 en el momento en que ambos se encuentran con un Sócrates "muy joven"; dato que nos puede servir para situar su nacimiento alrededor del año 480 o 490 aC. Platón lo describe como "alto y bello a la mirada", así como estimado por su maestro.
Diógenes Laercio indica que fue hijo natural de un hombre llamado Telentágoras, pero que Parménides lo tomó en adopción. Laercio subraya así mismo su destreza a la hora de analizar los dos lados de cada cuestión o dilema, capacidad que le hizo recibir el título de "inventor de la dialéctica" de la mano de Aristóteles.
Como su maestro, tuvo probablemente una gran actividad política: el mismo Laercio afirma que Zenón apoyaba el derrocamiento del tirano eleata que gobernaba, bajo peligro de muerte:
Laercio no concreta la identidad del tirano, pues indica que podría tratarse tanto de Nearco como de Diomedón, dando además dos finales posibles a la historia: en uno el tirano es finalmente lapidado por el pueblo que se rebela y en otro es Zenón quien resulta ejecutado. Tertuliano informa varios siglos más tarde sobre la muerte de Zenón:
Zenón de Elea, a quien Dionisio preguntó en qué consiste la superioridad de la filosofía, respondió: "¡En el desprecio de la muerte!" y a manos del tirano mantiene, impasivo, su propósito hasta la muerte.
En el pasaje Tertuliano se equivoca de tirano, ya que es imposible que Zenón, filósofo nacido en el siglo V aC. fuese torturado por Dionisio I, tirano de Siracusa un siglo más tarde.
Las obras de Zenón se han perdido. Platón escribe que durante su juventud ya había escrito para defender las teorías de su maestro, pues tales documentos fueron llevados a Atenas con motivo de la visita con Parménides; fueron allí robados y publicados posteriormente sin su consentimiento.
Como es habitual en el ámbito presocrático, la mayor y casi única fuente de la que podemos extraer información sobre su obra y pensamiento es la cita de autores posteriores, en particular del propio Aristóteles.
No se sabe con certeza si la obra de Zenón precedió e influyó la filosofía de Meliso y Anaxágoras o inversamente. Es evidente influyó fuertemente sobre el atomismo de Leucipo y Demócrito. La curiosa obra de Gorgias.
Cuando Protágoras intercede por la construcción de argumentos contradictorios sobre cualquier materia, es evidente que obtuvo inspiración en Zenón.
El interés filosófico de Platón por Zenón quedó plasmado en sus antinomias que colman las treinta últimas páginas del Parménides con razonamientos en torno al movimiento, el lugar y el tiempo, los cuales estimularían luego a Aristóteles...
En nuestra época es cuando con mayor intensidad se han discutido - y discuten - las paradojas de Zenón, quien es el presocrático que ejerce más influjo.
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De la importancia del lenguaje
No es la primera vez que escribo acerca del lenguaje, y tal parece que no será lo última, y es curioso, porque se habrá de notar que este hablar acerca de -el lenguaje – es precisamente con -lenguaje-
Y me asusta la idea que en ése circulo todo lo que diga, no sea más que un engaño y sea precisamente -este lenguaje- el que me impida comprenderlo y desentrañar lo que es.
Pero me pongo a la tarea de describir un poco lo que he alcanzado a discernir de algunas de mis lecturas, de lo que pensaron hombres de la antigüedad (o no tan antiguos) y lo que pienso yo mismo, y esto como mezcla porque también pienso que no puedo separar sus pensamientos de mis pensamientos, y que este órgano interior llamado lenguaje no es ni puramente interno, ni exclusivamente externo.
Desde pequeño me educaron y me dijeron que el lenguaje, servía para comunicarme, que era un instrumento – por lo que podría usarlo yo a él y no él a mí – entonces los profesores se encargaron de la larga tarea de normalizar en mí el lenguaje para vivir en sociedad, y me enseñaron pues su reglas, sus límites, la corrección al hablar, la corrección al escribir, y me dijeron también que había una institución que por convenio – sea por concertación o por imposición – ella misma dictaminaba y se pronunciaba sobre el cómo era la mejor forma de utilizar este instrumento.
Así con el tiempo fui aprendiendo de sujetos y predicados, de nombres propios y nombres comunes, de adjetivos y adverbios, de artículo y pronombres […] Y me enteré que existían accidentes gramaticales en los verbos y todas esas cuestiones engorrosas que lo hacen sufrir a uno cuando es niño porque se equivocó en poner la tilde (‘) y lo hizo donde no debía.
Pero ya años después de toda esta educación, veo que estos profesores a pesar de su mejor esfuerzo nunca hicieron perfecto en mí el lenguaje – como lo entendían ellos – pues a veces seguía poniendo la s en vez de c y la v en vez de b y ahora me pregunto si esto en vez de indisciplina no era otra cosa sino resistencia.
No es mi afán criticarlos, pero más allá del punto de vista mecanicista del lenguaje, no aprendí más que eso, y quizás esto mismo estaría en consonancia, sería ¿casualidad esta forma de enseñanza?, si el lenguaje solo me sirve para capturar, para transformar, para servirme de él y hacer posible mis deseos, no es este también el rumbo de mi sociedad práctica-tecnológica donde todo se reduce al uso y la consecución de lo <<productivo>>, no estarían ellos pervirtiendo ése órgano interior del que habla Humboldt haciendo prevalecer sus esquemas rígidos externos y amilanando esa fuerza interna de mi espíritu.
Pero también con el pasar del tiempo, y por mis conocimientos de informática, me tropecé nuevamente con el lenguaje y ahora se denominaba -lenguaje de programación – y con esto aprendí que lo que tienen las cosas por dentro es lenguaje, que para que el ‘software’ -sea-, adentro de él tiene que haber una estructura un órgano capaz de entender, de escuchar y traducir, un órgano que regule así mismo todo lo que está por dentro armoniosamente. Así rudimentariamente aprendí de esta forma que sin el lenguaje no es posible <<la vida>> porque sí o solo sí el software funciona cuando están correctas sus sentencias, cuando cada línea que se escribió es lo que debe ser y en justa medida, y entonces existe un lenguaje mejor que esté optimizado y un lenguaje que requiere más líneas de código, y también existe la posibilidad de que quien use el lenguaje lo use mejor o peor [idea del artesano en Crátilo]
Todo esto yo lo fui asimilando mientras aprendía a programar, y la programación era la denominada orientada a objetos, es decir este lenguaje que a su vez podrían ser varias familias, tenían la característica que se estructuraban sobre postulados quizás [Aristotélicos] taxonómicos, así se definían las clases, con sus métodos y atributos fundamentales, y también los objetos que devienen de las clases y luego la instancia particular de ese objeto en donde se hacen posibles sus atributos propios y únicos, pero vuelvo sobre esto. Todo esto debe estar escrito, toda posibilidad consignada incluso la posibilidad de que haya infinitos objetos y con ello infinitas instancias, pero no todas son necesarias [en el Órganon se hace referencia a lo necesario y lo imposible del ser] y basta solo las necesarias para hacer funcionar lo que queremos que funcione <<o tenga vida>>
Estos fueron mis años de universidad en donde maduraban en mí estas ideas, pero no ha sido sino hasta ahora han asaltado y se han mostrado ante mí todas las complejidades de lo que llamamos lenguaje.
Pues ¿qué es realmente el lenguaje?, ¿Quién lo creó?, ¿en qué civilización?, ¿alcanza el lenguaje para acceder al conocimiento de la cosa?, ¿el lenguaje refleja características de la cosa, pero no es la cosa?, ¿el lenguaje es cualquier cosa que nosotros convengamos?, ¿sólo el lenguaje lógico es el camino fiable para el conocimiento?... y así una gran cantidad de preguntas universales, pero sin olvidarnos de las de adentro ¿Por qué hablo? ¿por qué escribo? ¿Por qué mi ser es todo un órgano que comunica y no puedo no comunicar aun cuando no quiero?... y así muchas más de las que probablemente nunca llegue a tener respuesta.
Pero con esto no quiero decir que es vana la búsqueda, no es ésa mi intención y para nada es vana. Pues aún cuando no se haya encontrado respuesta, sí se encontraron en el camino diversas teorías que influyen en nuestro mundo, en nuestra vida, en nuestro diario devenir y que para que dado el caso haya la necesidad de cambiarlo, es casi obligatorio conocer como operan y como se llego a eso.
Desde Platón en Crátilo donde se llega a una aporía, y rechaza tanto lo que es por convención [Protágoras] y lo que es por Naturaleza [Heráclito- Crátilo] dejando abierta una tercera vía y rechazando que sea el lenguaje el camino para el conocimiento de la cosa pues el lenguaje vendría a ser un camino inseguro y engañoso para acceder al conocimiento de la realidad.  Pasando por un Aristóteles sistemático en donde la lógica sería el lenguaje definitivo, esquema esencial común a todos los lenguajes, incluso a -la cosa- este lenguaje sí que puede atrapar la esencia o parte de la esencia, pero que deja abierto ése camino <<de lo que no puede atrapar>> o de otra forma lo que no es lógico, lo que escapa a esa estructura, hoy diríamos lo que nos hace humanos para diferenciarnos de las máquinas de cuyo lenguaje nos hemos servido para su creación.
Y ya un poco más adelante Humboldt que abre las pregunta, y ya no es la discusión de si por lenguaje es posible el conocimiento o no, o si existe o no un lenguaje definitivo y libre de errores, sino que lo mezcla con la civilización misma, ¿cómo llegó a ser el lenguaje lo que es?, Humboldt rastrea, hurga, como hombre erudito de su tiempo, se remonta a los orígenes de los que tuvo noticias, quién determinó a quien la  ¿civilización al lenguaje?, ¿el lenguaje a la civilización?, y tras su aventura nos dará ciertas luces no sin dejar de ser algo críptico, pues nos dirá que el lenguaje no es producto de la actividad del hombre sino una emanación espontánea del espíritu, y que es ése espíritu el que se abre paso, pero que a su vez y aquí la paradoja que las lenguas están atadas a las naciones a las que pertenecen y dependen de ellas.
Esto sería para Aristóteles una oposición, pues sería como decir <el lenguaje es interno>, y <el lenguaje es externo> pero como se ve en el Órganon no necesariamente seria una contradicción pues cabria la posibilidad que se den ambas cosas a la vez; acierta entonces el señor Humboldt, pero nuevamente caemos en terreno difuso donde la única verdad expresable sería a través no de esquemas lógicos sino de la poesía, y aquello en donde las posibilidades sean infinitas.
Si seguimos y a través del tiempo, los estudios han seguido, y así la distintas posiciones y también las preguntas que buscan responder, ello conforme también la necesidad de su propio tiempo, ¿pues qué es necesario en el aquí y el ahora responderse?, ciertamente no todo, o al menos así lo pienso yo.
Desde el análisis estructuralista, hasta el hermenéutico, incluso desde los abordajes más impensados en la antigüedad como ejemplo los de la -filosofía de género- todos ellos aportan, suman, dan luces sobre lo que podría a llegar a ser verdaderamente esto que llamamos lenguaje.
Entonces y para ir cerrando un poco todo esto que vengo diciendo, es importante avocarse al estudio del lenguaje -sí-, se sabe a ciencia cierta cómo funciona el lenguaje, -no-, es posible el conocimiento a través del lenguaje, - no lo s��-.
Pero en cada paso me voy adentrando y creo que aquí radica todo mi pensamiento, se van multiplicando las posibilidades ya arriba lo dije: el lenguaje entonces crea <<da vida>>, el lenguaje es el órgano ordenador de lo interno y de lo externo, el lenguaje puede capturar esencias, el lenguaje dice verdades pero también falsedades, el lenguaje si encuentra las condiciones hace estallar el espíritu del hombre que se abre como una flor y con el florece la civilización, el lenguaje también destruye, si se corrompe, limita, confunde <<da muerte>>
Entonces por todo esto hay que tener cuidado con esto que llamamos lenguaje, como hay que tener cuidado con todo nuestro ser, con nuestros ojos, con nuestros oídos, con nuestras manos, pero incluso un poco más, porque éste <<el lenguaje>> excede nuestra individualidad, sea quizás la expresión mas genuina del espíritu, ese espíritu que hacia la antigüedad se desdibuja y es espíritu no de uno sino de muchos, sea entonces la expresión del espíritu de la humanidad entera, de la que no sabemos con certeza como empezó, ni tampoco como terminará. De este lenguaje pues hay que cuidarse, de sus sujetos y predicados, de sus nombres propios y comunes, de sus adjetivos y adverbios…
Pero aquí en el presente estoy yo, y escribo esto eligiendo estas palabras y no otras, o eligiéndome las palabras a mí, describiendo lo que he llegado a saber, o las palabras describiéndome a mí, tratando de comprender el lenguaje con lenguaje, porque presiento y se me viene a la cabeza la frase de Heráclito de Éfeso que cuando investigo al lenguaje me investigo a mí mismo. [me investigué a mí mismo- Heráclito]
Autor. Malca La Rosa Rigoberto. 28.09.2018
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La escuela jónica El primer pensador considerado un filósofo fue Tales de Mileto, originario de esta ciudad, en la costa jónica de Asia Menor, que vivió a finales del siglo VII a.C. y principios del siglo VI a.C. Alabado por las generaciones posteriores como uno de los Siete Sabios de Grecia, se interesó por los fenómenos astronómicos, físicos y meteorológicos, y sus investigaciones científicas le llevaron a pensar que todos los fenómenos naturales son formas diferentes de una sustancia fundamental (una primera idea sobre el monismo) que él creía era el agua, pues pensaba que la evaporación y condensación eran procesos universales. Anaximandro, discípulo de Tales, mantenía que el primer principio a partir del cual surgen todas las cosas es una sustancia intangible, invisible e infinita que llamó apeiron (`lo ilimitado'). Comprendió, sin embargo, que en todas las cosas se podía encontrar una sustancia no observable, por lo que su noción de lo ilimitado anticipó la noción moderna de un Universo sin límite. Esta sustancia, afirmaba, es eterna e indestructible. Debido a su movimiento continuo, las sustancias conocidas —como calor, frío, tierra, aire y fuego— evolucionan de una forma ininterrumpida generando a su vez los distintos objetos y organismos que configuran el mundo que conocemos por los sentidos.El tercer gran filósofo jónico, Anaxímenes, volvió a la suposición de Tales de que la sustancia primera es algo conocido y material, pero mantuvo que ésta es el aire en vez del agua. Creía que los cambios que experimentan los objetos se pueden explicar en términos de rarefacción y condensación del aire. La escuela pitagórica  Hacia el año 530 a.C., el filósofo Pitágoras de Samos fundó una escuela de filosofía en Crotona, en la Magna Grecia, al sur de Italia, que fue más religiosa y mística que la escuela jónica. Pretendía conciliar la antigua visión mítica del mundo con el creciente interés por la explicación científica. El sistema de filosofía resultante —que se conoció como pitagorismo— aunó las creencias éticas, sobrenaturales y matemáticas en una visión espiritual de la vida. Los pitagóricos enseñaron y practicaron un sistema de vida basado en la creencia de que el alma es prisionera del cuerpo, del cual se libera al morir y se reencarna en una forma de existencia, más elevada o no, en relación con el grado de virtud alcanzado. El principal propósito de los seres humanos tendría que ser la purificación de sus almas mediante el cultivo de virtudes intelectuales, la abstención de los placeres de los sentidos y la práctica de diversos rituales religiosos. Los pitagóricos —que descubrieron las leyes matemáticas del tono musical— dedujeron que el movimiento planetario produce una “música de las esferas” y desarrollaron una “terapia a través de la música” para lograr que la humanidad encontrara su armonía con las esferas celestes. Identificaron la ciencia con las matemáticas y mantuvieron que todas las cosas son reductibles a números y figuras geométricas. Realizaron grandes contribuciones a las matemáticas, la teoría musical y la astronomía. . La escuela de Heráclito Heráclito de Éfeso (Jonia), continuando la búsqueda de la sustancia primigenia que iniciaron los jonios, afirmó que ésta es el fuego. Observó que el fuego produce cambios en la materia y anticipó la teoría moderna de la energía. También afirmó que todas las cosas se encuentran en un estado de flujo continuo (panta rei), que la estabilidad es una ilusión y que sólo el cambio y la ley del cambio (o logos) son reales. La doctrina del logos de Heráclito, que identificaba las leyes de la naturaleza con una mente divina, evolucionó hacia la teología panteísta del estoicismo. . La escuela eleática En el siglo V a.C., Parménides fundó una escuela de filosofía en Elea, colonia griega situada en la Magna Grecia. En su única obra conocida, Sobre la naturaleza, adoptó una actitud opuesta a la de Heráclito en la relación entre estabilidad y cambio, y mantuvo que el Universo o lo que es, es decir, el ente, se puede describir como una esfera indivisible e inmutable y que toda referencia a cambio o diversidad es por sí misma contradictoria. Mantenía que nada puede ser realmente afirmado excepto “lo que es” (el ente). Zenón de Elea, discípulo suyo, intentó probar la unidad del ser afirmando que la creencia en la realidad de cambio, la diversidad y el movimiento lleva a paradojas lógicas. Las aporías de Zenón llegaron a ser enigmas intelectuales que filósofos y lógicos de todas las épocas posteriores han intentado resolver. El interés de los eleáticos por el problema de la consistencia racional propició el desarrollo de la ciencia de la lógica. La escuela pluralista  La especulación en torno al mundo físico iniciada por los jonios fue continuada en el siglo V a.C. por Empédocles y Anaxágoras, que desarrollaron filosofías que sustituían la descripción jónica de una sustancia primera única por la suposición de una pluralidad de sustancias. Empédocles mantenía que todas las cosas están compuestas por cuatro elementos irreductibles: aire, agua, tierra y fuego, combinados o separados por dos fuerzas opuestas según un proceso de alternancia: el amor y el odio. Mediante este proceso, el mundo evoluciona desde el caos hasta la forma y vuelve al caos otra vez, en un ciclo reiterado. Empédocles consideró el ciclo eterno como el objeto verdadero del culto religioso y criticó la creencia popular en divinidades personales, pero no consiguió explicar cómo los objetos conocidos por la experiencia pueden desarrollarse al margen de factores que son por completo distintos a ellos. Por consiguiente, Anaxágoras sugirió que todas las cosas están compuestas por partículas muy pequeñas o “semillas”, que existen en una variedad infinita. . La escuela atomista  Fue un paso natural el que condujo desde el pluralismo hasta el atomismo, interpretación según la cual toda materia está compuesta por partículas diminutas e indivisibles que se diferencian sólo en simples propiedades físicas como el peso, el tamaño y la forma. Este paso se dio en el siglo IV a.C. con Leucipo y su colaborador más conocido, Demócrito de Abdera, a quien se le atribuye la primera formulación sistemática de una teoría atómica de la materia. Su concepción de la naturaleza fue materialista de un modo absoluto, y explicó todos los fenómenos naturales en términos de número, forma y tamaño de los átomos. Redujo las cualidades sensoriales de las cosas (como calor, frío, gusto y olor) a las diferencias cuantitativas de los átomos. Las formas más elevadas de existencia, como la vida de las plantas y animales e incluso la humana, fueron explicadas por Demócrito en términos físicos en sentido estricto. Aplicó su teoría a la psicología, la fisiología, la teoría del conocimiento (epistemología), la ética y la política, y presentó así el primer planteamiento amplio del materialismo determinista que afirma que todos los aspectos de la existencia están determinados de forma rígida por leyes físicas. Los sofistas  Hacia finales del siglo V a.C., un grupo de maestros itinerantes llamados sofistas alcanzó un gran renombre en toda Grecia. Los sofistas tuvieron un papel importante en la evolución de las ciudades-estado griegas desde unas monarquías agrarias hasta su consolidación como democracias comerciales. Conforme crecieron la industria y el comercio helénicos, una nueva clase de ricos comerciantes, poderosos en el ámbito económico, empezó a controlar el poder político. Careciendo de la educación de los aristócratas, quisieron prepararse para la política y el comercio pagando a los sofistas a cambio de enseñanzas en el arte de hablar en público, el razonamiento legal y la cultura general. A pesar de que lo mejor de los sofistas contribuyó enormemente al pensamiento griego, el grupo en su conjunto adquirió una reputación de falaz, hipócrita y demagogo. 2.8. Filosofía socrática   Tal vez la mayor personalidad filosófica en la historia haya sido Sócrates. Nacido alrededor del año 470 a.C., practicó un diálogo continuo con sus alumnos hasta que fue sentenciado a muerte, condena que cumplió bebiendo cicuta en el 399 a.C. A diferencia de los sofistas, Sócrates se negó a aceptar dinero por sus enseñanzas, afirmando que no tenía ninguna certidumbre que ofrecer excepto la conciencia de la necesidad de más conocimiento. Sócrates no dejó ningún escrito, pero sus enseñanzas fueron preservadas para las generaciones posteriores en los diálogos de uno de sus más famosos discípulos, Platón, y también aparecen en los escritos de Jenofonte. Sócrates enseñó que cada persona tiene pleno conocimiento de la verdad última dentro de su alma y que sólo necesita llevarlo a la reflexión consciente para darse cuenta. Por ejemplo, en Menón (un diálogo platónico) Sócrates plantea a través de una ficción la forma en que un esclavo ignorante puede llegar a la formulación del teorema de Pitágoras, demostrando así que el conocimiento está innato en el alma, en vez de ser implícito o indisociable de la experiencia. Sócrates creía que el deber del filósofo era provocar que la gente pensara por sí misma, en vez de enseñarle algo que no supiera. Por eso se decía partero o alumbrador de ideas.2.9. Filosofía platónica   Platón fue un pensador más sistemático que Sócrates, pero sus escritos, en especial los primeros diálogos, pueden ser considerados como una continuación y elaboración de las ideas socráticas. Al igual que Sócrates, Platón consideró la ética como la rama más elevada del saber, y subrayó la base intelectual de la virtud al identificar virtud con sabiduría. Esta idea llevó a la llamada “paradoja socrática” por la que “ningún hombre hace el mal por propia voluntad”, como dice Sócrates en Protágoras. Más tarde, Aristóteles advertiría que una conclusión así no da lugar a la responsabilidad moral. 
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