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#grandes marcas
adribosch-fan · 1 year
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Ivan de Pineda vuelve a la moda con Versace
Ivan de Pineda tiene una reconocida trayectoria como modelo a nivel mundial. Trabajó para las grandes marcas y hoy 30 años después vuelve a protagonizar la campaña de Versace. La moda no transcurre en línea recta, tiene muchas idas, vueltas y revivals. Los íconos están de vuelta y Donatella Versace, lo sabe. Y muy bien. Si 20 años no es nada, imaginate 30! En realidad casi 30 porque uno de los…
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mantecol · 8 months
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cheolcam · 3 months
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hoje eu acordei com uma saudade fudida do got7, passei a manhã ouvindo as músicas e assistindo algumas coisas com eles, aí fui parar em um vlog mais recente do jaebeom e ele tava lendo, agora isso me motivou a voltar a ler uma coisa que n seja fic...
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anditwentlikethis · 2 months
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só queria apontar que a assistência para o Geny foi do Paulinho, obrigada.
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Sem deixar as lembranças esquentarem,
assim é melhor,
quando as pessoas chegam em sua vida e partem rapidamente,
não dá nem tempo de se ter lembranças aliás
é como um encontrão,
esbarrar em algum estranho pela vida corrida
nas grandes metrópolis,
deixam menos significado
que uma topada em um pedra sobressaltada
no meio na estrada
essa segunda sim deixar marcas
e dor
de verdade,
quem vai pensa,
foi rápido e marcante,
pior que não,
é mais uma visita inesperada
que sabemos que vai partir
tão rápida como chegou,
ninguém é capaz de cativar o coração de outro
em menos de uma semana,
não deixa nada inesquecível
ou marcante
em tão pouco tempo,
só deixa eu corrigir um detalhe,
Deus sim,
veio,
fez o mundo em seis dias,
e não posso dizer que o mundo não é algo marcante né.
Jonas R Cezar
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eurekadiario · 11 months
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Denuncian a Nike, Adidas y otras grandes marcas por sustancia cancerígena en camisetas deportivas
Investigadores del Centro de Salud Ambiental de EE.UU. (CEH, por sus siglas en inglés), denuncian que encontraron una sustancia química tóxica y cancerígena en niveles no aceptables en indumentaria deportiva de importantes marcas comerciales, como Nike, Adidas, Champion, Athleta, Kohl’s, Patagonia, Sweaty Betty y Fabletics.
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El CEH puso a prueba telas de licra, pantalones cortos, sostenes deportivos y camisetas de estas ocho marcas, revelando que el nivel de bisfenol A (BPA) en las prendas hechas a base de poliéster con fibra sintética ‘spandex’ (elastano) era de aproximadamente 40 veces más del límite recomendado.
Una prolongada exposición al bisfenol A se ha relacionado con la diabetes, enfermedades cardiovasculares, cáncer, obesidad, disfunción eréctil y asma.
“Después de advertir a los clientes en octubre sobre el BPA en la ropa deportiva, el Centro de Salud Ambiental (CEH, por sus siglas en inglés) dijo que envió avisos legales a ocho marcas más cuyos calzas, pantalones cortos, sostenes deportivos y camisetas deportivas luego de que las pruebas demostraran que la ropa podría exponer a los usuarios a hasta 40 veces el límite seguro de BPA, según los estándares establecidos en California, que tiene algunas de las leyes de salud más protectoras sobre productos químicos en los Estados Unidos”, explica la periodista Parija Kavilanz.
Según la ley de California, específicamente la Proposición 65, promulgada en 1986, el nivel de dosis máxima permitida para BPA a través de la exposición de la piel es de 3 microgramos por día.
El BPA se utiliza en una gran cantidad de productos cotidianos, desde envases para comida y botellas plásticas de agua hasta juguetes, así como en algunas prendas de vestir.
El CEH instó a las 8 empresas a que eliminen el BPA de sus productos y recomendó a los usuarios limitar el tiempo del uso de la ropa deportiva, cambiándose después de los entrenamientos.
“Los estudios han demostrado que el BPA puede absorberse a través de la piel y terminar en el torrente sanguíneo”, sostuvo la directora del programa de amenazas tóxicas ilegales de CEH, Kaya Allan Sugerman.
“Incluso los niveles bajos de exposición [al BPA] durante el embarazo se han asociado con una variedad de problemas de salud en la descendencia”, dijo por su parte la Dra. Jimena Díaz Leiva, directora científica del CEH.
Fuente: https://noticiasholisticas.com.ar/
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sainz · 1 year
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La única que pinta algo ahí es Naomi, porque se ve que la otra chavala es una cantante random, que ni si quiera es embajadora de Puma. Isa al menos tiene la conexión directa con Ferrari, pero igualmente 💀💀
Pero la conexión directa con Ferrari te refieres a Carlos? Es que me parece muy aprovechado todo nse 😭😭😭
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millonariorich · 1 year
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Nací para ser importante 🔱 Perdurar en el tiempo y la mente de todos @magoo_ca @magoo.tiendas Motivación ®️ #motivación #magoo #importante #rich #millonario #Perdurar #tiempo #mente #magooentodaspartes #foto #fotografia #magootiendas #magoouniformes #modelo #estilo #feliz #grande #marca #marcavenezolana #latinoamerica #Europa #África #Asia #shop #bobmarley #reveron (en Publicidad) https://www.instagram.com/p/CnhcEB4OTQp/?igshid=NGJjMDIxMWI=
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meyahw · 2 years
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Easy Thanksgiving Inspired Prosecco Cocktail Recipe
Easy Thanksgiving Inspired Prosecco Cocktail Recipe
Hello everyone, and welcome back to The Selfish Column. I want to say first Happy Thanksgiving to all my Canadians. As the weekend festivities begin, many of us look forward to seeing what the dinner table brings. I know I get excited when my social media timeline is filled with all the good, the bad and even the ugly of Thanksgiving dishes. Although food is the main character for this weekend,…
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turismofmny · 2 years
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Marita, de Villa Mella a trabajar con grandes marcas en Google Europa
Marita, de Villa Mella a trabajar con grandes marcas en Google Europa
Hace aproximadamente quince años, Marita Julissa Fullinck viajó a Londres a estudiar Publicidad, y hoy se ha convertido en la única mujer dominicana, hasta donde se conoce, que forma parte de las oficinas centrales de Google para Europa, Medio Oriente y Asia. Suena como “cliché”, afirma con confianza, pero siempre lo tuvo bastante claro: “supe que llegaría lejos”. Desde su oficina de Google…
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sapphicgarlic · 2 years
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okay but this soap opera that i am currently watching is SOOOOOO good......i love being latina.
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voglatte · 3 months
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dios mío, acabo de ver que estás aceptando pedidos y tengo uno para Francisco! — si puedes y quieres escribir, ¡claro!
podrías escribir un escenario en el que él y la lectora pasen mucho tiempo juntos, especialmente toda la mañana en la cama; complacerse y disfrutar de la compañía del otro. — Después de pasar días alejada del rodaje de la película, Fran quiere aprovechar al máximo su tiempo con ella.
es un escenario lindo, y si quieres agregar obscenidad, ¡siéntete libre y me encantaría!
⊹ ┊LOVER ꒱ .゚
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↷ ˊ- pairing: francisco romero x f!reader.
warnings: +18, fluff, smut, fingering, nipple play?, oral (recibe ella), (leer bajo su responsabilidad).
• dani’s typing… ! amo esta clase de pedidos, además el fran tan lindo literal es un sol.
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no había otra cosa que más le gustara a fran que pasar tiempo con su novia, enredados bajo las sábanas blancas de su cama y sintiendo piel contra piel, como lo estaban ahora. ya había pasado un tiempo alejado de ti por el rodaje de la película en la que formaba parte y esto hacía que disfrutara al máximo tu compañía en lo que restaba de sus días libres como hoy.
para ti era relajante estar acostada sobre su pecho mientras escuchabas los latidos de su corazón y las caricias que dejaba en tu cintura. extrañabas esos momentos íntimos con él y sabías que le pasaba lo mismo.
“esperaba tener estos momentos con vos” su voz sonaba adormilada pero aún con ese característico tono dulce que era único.
“yo también” no querías abrir los ojos, sabía que te ibas a encontrar con la luz solar que se mezclaba por las cortinas de la habitación.
en realidad estabas muy feliz por el, tal vez alguna que otra lagrima rodó por tu mejilla al momento en que le dijeron que había obtenido el papel, parecía un rayo de luz que iluminaba todo tu ser y no dejarías que nadie lo apagase. aunque si te sentías un poco triste que no pudieses pasar tanto tiempo con él, pero era su trabajo.
aún así nunca dejaron de disfrutar los momentos cortos que tenían siempre salía alguna cena o una película en la cual ambos se quedaban dormidos.
“¿qué pensás, beba? su mano hizo que subieras tu rostro y abriendo un poco los ojos, chocaste con esa mirada azulada.
“que te extraño mucho” dijiste cortamente antes de repartir besos por toda su cara sin dejar algún lugar por besar. notabas cierto rubor en sus mejillas lo que te hizo sonreír porque se veía adorable más sus cabellos dorados que se encontraban despeinados bajo la luz del sol que entraba.
no supiste en qué momento de todos los mimos que se andaban dando, ambos terminaron en un beso algo caótico.
sentías tu labio palpitar por las mordidas que fran dejaba pero luego recorría con su lengua, su mano bajaba cada vez más con sus delgados dedos tocando en los lugares correctos que hacían erizar tu piel.
tu ropa de dormir básicamente era una camisa que te quedaba algo grande de tu novio junto la ropa interior, no hacía falta nada más para sentirte cómoda.
lo que fue mejor para él ya que su mano pudo escabullirse tranquilamente debajo de su camisa para amasar tus senos, torturando de a poco tu pezón.
aprovechó de quitar la única prenda de ropa que tenías dejándote solo con tu ropa interior, sonrió antes de besar tus labios y dejar un camino baboso por tu cuello.
sus dedos buscaron tu intimidad sin dejar de besar tu piel mientras dejabas salir tus gemidos ahogados, francisco siempre te hacía sentir como una reina.
gruñó cuando su boca bajó por tus senos y sus dedos sintieron lo empapada que estabas, corrió un poco la ropa interior a un lado y acaricio tu entrada necesitada.
“dale, no seas malo” dijiste entrecortada, la combinación de su boca con su mano te estaban llevando a otro nivel.
“¿hm?” su boca empezó a jugar con tus pezones conjunto a su mano que antes estaba utilizando, no era sorpresa que a fran le encantaba tus senos ya que se la pasaba con una mano debajo del brasier amasando o dejando marcas.
se quedó un momento pegado a ellos, tu mano solamente jalaban su cabello dándole a entender que te gustaba hasta lo acercabas más.
su mano dejó de trabajar en tu pezón y bajando de a poco se encontró con tu panty, la cual ayudaste a bajar cuando te dió dos palmadas en el muslo.
“soy toda tuya” y con esas tres palabras los largos dedos de fran empezaron a hacer su trabajo, subían y bajaban por toda tu intimidad regando tu excitación, a veces dejando movimientos circulares en tu clítoris.
su cabeza reposó en tu muslo mientras mantenías las piernas abiertas y sin ninguna advertencia metió sus dedos en tu abertura, sacándote un chillido.
“sos mía, beba” sus dedos entraban y salían lentamente, sin hacer ningún esfuerzo por hacerlo rápido.
disfrutaban del momento, tu cabeza andaba dando vueltas mientras tu cabello se esparcía por toda la almohada. el chapoteo de tu excitación, tus gemidos y los suaves susurros de fran te estaban llevando al límite.
te sacó otro chillido al sentir su lengua caliente en tu clítoris, pasando rápidamente a chupadas.
ahora sus dedos si decidieron ir más rápido causando que salieran más gemidos de tu parte. aún así sentías las vibraciones de sus zumbidos en tu clítoris haciendo que tus ojos quedaran en blanco.
“m-me vengo” dijiste entrecortada, todo el aire se te estaba yendo de los pulmones.
“hacelo, bonita” con las vibraciones de sus palabras y sus dedos tocando tu punto dulce, tus piernas temblaron al igual que todo tu cuerpo mientras repetías su nombre varias veces.
sin ningún problema te limpió toda con su lengua dejando un beso corto en tu intimidad mientras subía su rostro para quedar con el tuyo, se notaba un poco de baba junto con tu excitación en su barbilla y lo limpiaste un poco.
“te adoro, entendelo” sus penetrantes ojos azules se complementaron con los tuyos y le diste un beso corto.
“yo también, nene” ahora le diste un beso un poco más largo donde empezó una nueva guerra de lenguas “¿segundo round?” reíste, dejando su cuerpo debajo del tuyo.
———————————————————————————
by ﹫ VOGLATTE ╱ en realidad me encantó cómo quedó aún así me disculpo porque es mi primera vez haciendo smut (si hay algo que mejorar recibiré críticas constructivas) pronto estaré subiendo pedidos, etc… bye!
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idollete · 1 month
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ָ֢ ㅤ ✧ ㅤ︙ ㅤ۪ㅤ 𝐡𝐞𝐚𝐝𝐜𝐚𝐧𝐨𝐧 𓂂
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ೀ ׅ ۫ . ㅇ elenco lsdln x pais de recém-nascidos.
notas da autora: isso aqui não tá nada anticoncepcional da minha parte, mas é pra finalizar a semana com todo mundo de coração quentinho ♡ beeeijos e espero que ocês gostem
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agustín della corte:
gosta de pegar o nenê (e faz isso com um braço só, porque ele é gigante) e pôr no peito dele, principalmente quando tá sem camisa, diz que leu em algum blog de pais que isso é importante e ajuda na conexão entre pai e filho. 
ainda sobre essa diferença de tamanho, ele fica muito bobo com o gato do filho de vocês ser tão miudinho assim, deixa ele meio embasbacado e meio reflexivo também, é uma das coisas que despertam um instinto mais protetor da parte do agustín.
ele é pai babão E pai de pet babão! então, se preocupa muito em desenvolver esse vínculo entre as duas maiores preciosidades dele. com MUITO cuidado, põe o cachorro pra cheirar a cabeça do nenê, deixa que eles fiquem perto um do outro um tiquinho e se pega falando algo como “tá vendo, pequeno? esse aqui vai ser o seu melhor amigo quando você crescer”.
a ficha dele não cai até as duas primeiras semanas, porque em todas essas noites ele te encarou com um olhar tão cheio de afeto pra dizer que às vezes ele achava que estava vivendo um sonho. 
compra roupa combinandinho pra ele, o neném e o pet. beeeeem cafoninha e fofo.
agustín pardella:
tem todo um planejamento de passeios que vai fazer com o bebê assim que tudo estiver liberado, porque ele diz que “absolutamente de jeito nenhum o nosso filho vai ser menino otário criado em prédio”, quer levar à praia, aos parques, praças, no interior, na ilha, em todos os cantos. 
enquanto isso não é possível, ele se contenta em tentar fazer o máximo possível de tarefas ao ar livre do quintal de casa. porque, sim, vocês nem moram em perdoou, mas ele jura que o neném vai crescer assim se ele não aproveitar a natureza desde cedo. 
por mais espírito livre que o agustín seja, ele é extremamente cuidadoso, não permite de jeito nenhum que as pessoas peguem o bebê no colo se não estiverem devidamente higienizadas. a primeira coisa que ele faz é empurrar os amigos pro banheiro assim que eles chegam pra uma visita. 
um dos hobbies favoritos do agustín se torna observar você e o bebê fazendo as coisas mais simples possíveis. encosta no batente da porta quando você tá amamentando, com um sorriso que homem que sabe que ganhou o maior prêmio que a loteria da vida poderia dar e diz “precisando de algo, minha rainha?”
a parte favorita do dia dele é quando pode colocar o neném pra dormir. ele aninha no peito e começa primeiro se declarando, diz que ele nem sabe ainda, mas que é a maior motivação e razão que poderia existir em sua vida. é só então que canta alguma cantiga de ninar que, certamente, é passada de geração em geração na sua família. e vou um pouco mais longe aqui; ele já sonha em ensinar isso para que seus netos também escutem.
extra: com certeza vai fazer alguma tatuagem em homenagem à filha, talvez faça a marca do pézinho dela ou o nome.
enzo:
não faz vozinha de jeito nenhum. nem na frente dos outros, nem na sua e nem quando está sozinho. ele é do tipo que não entende muito o propósito de se falar assim com crianças, mas a doçura que o enzo carrega ao falar com a filha é algo completamente de fora desse mundo. o tom nunca nem foi usado contigo e você adora isso. adora saber que ele sempre se comunica em sussurros, falando mansinho para nunca assustá-la, transmite o cuidado só com um simples ato. 
e ele, de fato, tem grandes conversas com ela. sempre sobre os mais variados assuntos, desde seus filmes favoritos a desejos que ele tem para o futuro dela. para ele, é como se estivesse em um diálogo de igual para igual. 
perde horas e horas de sono - mas considera isso um absoluto ganho - só de ficar no quartinho dela, admirando-a dormir. ele nem consegue evitar de dar um sorriso bobo nesses momentos, põe a mão no peito, cheio de emoção e transborda ali mesmo. em dias mais sensíveis, ele vai se emocionar de verdade. não esconde as lágrimas quando você o pega no flagra. muito pelo contrário, vai segurar o teu rosto e te dar um beijo apaixonado enquanto te agradece por ter dado a ele o presente mais belo e puro que ele poderia ganhar.
tem a tradição de tirar a mesma foto todos os dias, sim! vai sentar de frente à janela do quarto, pôr a filha no peito e olhar para ela com a mais genuína adoração.
tenta negar, mas é um tico ciumentinho quando alguém fica tempo demais com a filha no colo. e fica sempre de olho para ter certeza de que ninguém está fazendo nenhuma loucura ou inventando de colocar o bebê de cabeça para baixo. ele odeia essas coisas. se nem ele, que é o pai, faz, então, qual o sentido de outra pessoa fazer?!
esteban:
vai fazer vozinha de nenê, sim!!! fica debruçado no berço, com o maior sorriso de pai babão no rosto enquanto diz frases como “quem é a coisa linda do papai? é, sim. é você!”.
ADORA brincar de peekabboo! passa o dia inteeeeeeeeeiro fazendo isso pro bebê, em casa, na rua, no hospital, no banho, no berço. não importa, é a marca registrada dele. 
chora junto com o bebê, ele não consegue se controlar. vai tentar acalmar? vai. mas é precisando ser acalmado junto também.
o esteban vai criar o bebê mais dado desse mundo, porque ele é simplesmente apaixonado pelo fato de que a personalidade dele agora se resume a ser pai. a tela de bloqueio é uma foto da filha, o plano de fundo do whatsapp, a tela de descanso do notebook. em todo canto ele dá um jeito de estampar a filha. e não para aí! em toda conversa que ele tem, ele menciona que é pai de primeira viagem e é cheio de orgulho no peito, viu? diz que está vivendo a sua melhor fase e que nunca imaginou que poderia sentir tanta felicidade assim.
diferente da maioria, ele não fica ensinando o bebê a falar “papai” primeiro. não, ele fica o tempo inteiro incentivando para que a primeira palavra da filha seja o seu nome ou “mamãe”. e, sim! é mamãe em português, nada de espanhol. ele também vai ficar ensinando várias palavras em português, porque o maior sonho dele é criar família, na verdade, no brasil.
fernando contigiani:
sempre põe a filha para dormir no peito dele. é tanto que, depois de um tempo, o fernando é um dos únicos que conseguem colocá-la para dormir, porque acostumou o bebê com o cheiro e a respiração dele. vai pôr ela deitadinha e bem confortável, fazer um carinho levinho nas costas e sussurrar alguma cantiga de ninar, porém em português - que ele se esforçou muito para aprender, vale ressaltar.
faz vozinha de bebê, mas não é o tempo inteiro e é sempre quando está sozinho ou somente contigo. 
adora ficar agarrado contigo quando você está amamentando, porque ele pode te colocar nos braços dele enquanto você fica com a filha no colo e ele fica, simplesmente, admirando as duas com o maior sorriso bobo pelo espelho. vai abraçar a tua cintura, apoiar o queixo no teu ombro, às vezes te faz um cafuné, um carinho na lombar, no pé da barriga. e não cansa nunca de dizer o quanto a bebê é linda e se parece contigo.
também faz a linha ciumentinho se ficam tempo demais com a filha. metade é vontade de ficar com ela nos braços de novo e a outra metade é proteção, porque ele vai tratar a filha como se ela fosse a princesa mais delicada e sensível desse mundo, vai mimar mesmo e nem liga pra isso.
o sonho dele é que a primeira palavra dela seja “papa”, mas também não força, repete aqui e ali, gosta que seja algo mais natural, do dia a dia e na vontade dela. porém, não esconde o sorriso quanto outra pessoa fica incentivando a filha a falar também.
pipe:
vocês mal saíram do hospital e ele já está repetindo - religiosamente - “papa” para o bebê. ele tem como missão pessoal fazer com que essa seja a primeira palavra da filha de vocês e é claro que entra em uma competiçãozinha contigo por causa disso. como segunda e terceira opções, ele espera que venha um “celeste” e “river”, mas essa parte ele só ensina quando você não está por perto.
toda vez que ele vai na rua, não importa o motivo ou o local, ele volta com um brinquedo para recém-nascidos. ele pode ter ido na padaria comprar o café da manhã, mas ele vai voltar com um mimo pra filha.
outro que também é cheio de ciúmes com a filha. diferente dos outros, o pipe corta mesmo. começa a balançar as mãos e dizer “pronto, pronto. tá bom, né? olha, ela tá com saudade do pai. daqui a pouco começa a chorar e aí você sabe como é…”. e depois ainda resmunga contigo (todo bicudo), dizendo que a filha de vocês não é carro pras pessoas ficarem querendo fazer test drive com ela o tempo inteiro.
gosta de se refugiar no quartinho da bebê e ter altas conversas com ela também, faz as declarações mais bonitas que sabe e é sempre em um fio de voz, enquanto aninha ela no peito. e SEMPRE fica com vergonha quando você o pega no flagra, vai tentar disfarçar e brincar dizendo que estava ensinando o hino nacional da argentina para tentar despistar o assunto.
sente uma necessidade muuuuuito grande de estar em contato com a filha, seja com ela segurando um dedo dele ou com uma mão na cabeça dela. acaba se tornando muito natural e uma mania mesmo.
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imninahchan · 1 month
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𓏲 ๋࣭ ࣪ ˖ 𐙚 ⌜ 𝐀𝐕𝐈𝐒𝐎𝐒: swann!namoradinho e o último romântico do mundo, literatura brasileira (escolhi dom casmurro mesmo pq foi o que eu lembrava passagens de cor), bebida alcoólica, dirty talk (elogios, dumbification), masturbação fem + fingering, spit kink, muita saliva, finger sucking, tapinhas, pegada no pescoço, daddy kink implícito(?). Termos em francês ou inglês —  belle, astucieuse et correcte (bela, astuciosa e correta), french kiss (beijo francês), oui (sim), ça va e d'accord (tudo bem, beleza, okay, etc), bijou (joia) ⁞ ♡ ̆̈ ꒰ 𝑵𝑶𝑻𝑨𝑺 𝑫𝑨 𝑨𝑼𝑻𝑶𝑹𝑨 ꒱ tive um final de semana de merda, queria algo romântico e safadinho, então me deixei levar. revi aquela minissérie capitu, recomendo pra quem nunca viu ─ Ꮺ !
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⠀⠀ ⠀⠀ ⠀⠀ ⠀⠀ ⠀⠀ ⠀───── 𓍢ִ໋🀦
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VOCÊ GUARDA O EXEMPLAR DE ‘CANÇÃO PARA NINAR MENINO GRANDE’  no canto da mesa. Volta os dedos na direção da taça, levando um gole à boca, ao passo que os olhos recaem na figura do homem que folheia a última obra lida nesse pequeno ‘clube do livro’ que vocês criaram. Está sendo assim por meses, desde a primeira edição, quando deram partida com a literatura do país dele; Les Misérables.
“Ahm”, o vinho lhe escorrega goela abaixo, coloca a taça de volta onde estava, “o que achou?”, quer saber. Swann une o sobrolho, o foco dos olhos claros perpassa por todas as palavras que as páginas vão revelando. É impossível ignorar as anotações em letras miúdas feitas de lápis nos cantinhos dos parágrafos, algumas frases sendo destacadas com o marca-texto fluorescente, post it colados pra todo canto. Te arranca um sorriso, até murmura um nossa, olha como ele estudou…
“Ainda bem que me deixou marcar”, te olha, a expressão de confusão desaparecendo por míseros segundos pra dar espaço para um alívio, mas logo retornando ao cenho enrugado quando torna-se para o livro já marcado pelo tempo, “Esse foi muito mais difícil que o outro… Eh… Muitas palavras… Olha, marquei muitas palavras”, vai explicando, apontando para as próprias anotações, “Li com um dicionário na mão, e ainda não foi o suficiente. Muita coisa eu ainda não entendi.”
Você apoia o cotovelo na beirada da mesa, o corpo tombando de canto para que possa observá-lo melhor, “É porque a Conceição Evaristo é desse século, o Machado escreveu ‘Dom Casmurro’ no século dezenove”. Descansa a lateral da face no punho cerrado. “O que você não entendeu?”
O homem estica o braço para alcançar os óculos de armação redondinhas, veste. O indicador desliza pela página levemente amarelada, procurando por uma passagem em específico, “Olha, essa parte…”, finalmente se localiza com o primeiro exemplo. Aperta os olhos para recitar: “‘Não me acode imagem capaz de dizer, sem quebra da dignidade do estilo, o que eles foram e me fizeram. Olhos de ressaca? Vá, de ressaca.’”, te encara com clara incompreensão, “Vá?”, repete o termo lido, “‘Vá’ de ir? Não entendi.” E você ri, o que o faz repuxar um sorriso também, e tem mais, te garantindo enquanto procura por outro trecho. “Aqui.”, se prepara pra ler, com um pigarreio, “‘Capitu era Capitu, isto é, uma criatura mui particular, mais mulher do que eu era homem.’”, no automático olha pra ti de novo e admite outra vez não entendi. “Quer dizer, eu entendi”, começa a especificar depois que você desatina a rir, “tipo, eu entendo as palavras, mas não consigo assimilar… entende? Me sinto muito burro.”
Você faz que sim, se recuperando do riso. “É uma linguagem complexa mesmo, relaxa”, tranquiliza, “Nesse que você leu agora”, até aponta para o exemplar nas mãos dele, “dá pra notar como o Bentinho era tão fissurado na Capitu que até mesmo se comparava a ela, e que se via menor dentro da própria categoria de gênero que ele se identificava… Tem toda uma visão de masculinidade aí, e o fato do Machado trazer uma personagem feminina que foge do Romantismo que rolava antes, porque ele é do Realismo, né? Mas não quero ser palestrinha”, sorri, e ele exibe um pequenino, quase que te acompanhando, a atenção totalmente moldada às tuas palavras. “Mas a gente pode compreender essa parte também como uma das explicações raiz pro ciúmes doentio dele por ela. Às vezes, pra mim”, a palma da mão recosta no peito, “ao mesmo tempo que se pode até recortá-lo como muito apaixonado ao ponto de ser obsessivo, também dá pra entendê-lo como meio que incomodado pela presença dela. Já que ele se sente inferior, achar um defeito, um desvio de caráter, tipo o adultério, seria uma forma dele se sentir melhor.” E, quando você termina, ele ainda está te encarando. Melhor então, contemplando.
O pescoço alongado de leve na sua direção, como se quisesse fisicamente ouvir as suas palavras. Os olhos detendo de um brilho especial, os lábios repartidos para respirar mas está puxando o ar pelo nariz mesmo, de respiração serena. Se tivesse que classificar, é um olhar de admiração praticamente, somado a um quê de perdido no mar de informações que vazaram da sua boca. Para, bobo, você dá um tapinha no ombro dele, ao que o francês agarra o seu pulso, rindo, captura para beijar nem que seja a ponta dos seus dedos antes que possa fugir do bote masculino.
“Você é de muito intelecto”, ele pende a cabeça pro lado, o riso se reduz a uma linha estendida nos lábios finos, enrugando o canto da boca sem mostrar os dentes, “É lindo esse teu cérebro… Me dá tesão”, e você faz careta, rebaixando a postura, os ombros, sobre a cadeira, os olhinhos revirando feito não estivesse contendo um sorriso tolo de se propagar na sua face. Minha namoradinha inteligente, te sussurra, se inclinando pra beijar bem na bordinha do seus lábios, e ser empurrado de volta pra encostar as costas no assento.
“Mas, vai”, você vem pra mudar de assunto, “quero saber sua opinião sobre o maior debate da literatura brasileira… Acha que ela traiu ele ou não? Justifique a sua resposta.”
Swann suspira, o foco dos olhos clarinhos dissipando do seu rosto para os objetos na mesa de jantar. Toma o garfo em mãos, enrolando no macarrão gourmet à la francesa que fizeram pra finalizar o dia. Bota a sua coxa por cima da perna dele, de tão próximos que costumam estar sentados pras refeições em conjunto. Dividindo o mesmo prato, tal qual um só corpo, leva a comida à sua boca, a qual você recebe, hm?, reforça num murmuro, porque mastiga. Ele dá de ombros, “O que você acha? Eu acho o que você acha.”
Você umedece os lábios, sorvendo, “Não vale, quero ouvir você.”
E o homem expira o ar dos pulmões, os dedos esfregando os olhos por baixo da armação dos óculos, em clara frustração. Corre a mão pelos cabelos grisalhos, bagunça as mechas mais curtinhas de uma forma que você julga adorável a desordem. “Eh, esse livro comeu todos os meus neurônios pensantes”, quando esmorecido assim, o sotaque francês sobressai na entonação, “Não consigo pensar nada, quero pensar o que você pensa”, te olha, a palma da mão tocando a sua coxa, “você está sempre certa mesmo”, enumera com os dedos conforme te adjetiva belle, astucieuse et correcte.
O seu sorriso vem fácil, se abrindo pela face. Por que, se já acostumada a ouvir adjetivos parecidos no cotidiano, ainda se deixa abater ao ponto de sentir as bochechas quentes? Aham, sei, resmungando só pelo charme de manter uma pose quando por dentro está derretida. Fingindo não curtir a aproximação alheia, o roçar da pontinha do nariz dele na sua, num beijinho de esquimó. Ou da maneira com que apoia ambas as mãos nos seus joelhos, por cima da calça de linho, e dedica as íris turquesa a te apreciar.
Você devolve a mirada, porém com pouco crédito, a sobrancelha arqueando. Pega nas mãos do homem, no intuito de movê-las para longe e retornar à discussão, mas as dele enroscam nas suas e te confiscam os pulsos. “Vai ficar me encarando assim, ou o quê?”
Ele pisca, como se se libertasse de um feitiço, “perdão, perdão”, diz, “é que eu me perco nos seus olhos de cigana oblíqua e dissimulada”, e o seu sorriso dobra de tamanho, rindo, ao acenar negativo com a cabeça, tentando se soltar do aperto para cutucá-lo, não acredito que você meteu essa, mas presa à força do outro, refém do jeito que ele chega pertinho, pertinho do seu rosto, exibindo aquele sorriso em linha, contido. Parece sondar a sua face outra vez, entretanto em busca de um ângulo de ligação. Os olhos se movem para a sua boca, deixa óbvias as intenções, entreabrindo os próprios lábios toda vez que ameaça contato.
Vira um joguinho instigante. Assim que você acha que vai colar nos dele, Swann apenas passa a língua no lábio e alterna o enfoque, pendendo a cabeça pra cá e pra lá. A boca fica a milímetros perigosos, se abre mais, igual fosse dar o bote, mas tudo que vem é um sorriso cafajeste. Você tenta empurrá-lo, externar a sua ‘falta de paciência’, só que falha novamente, e ainda recebe uma mordidinha mal dada no queixo.
Ele ri, o som de uma risadinha doce que expele ar através dos lábios entreabertos, a postura recuando um pouco e retornando pra perto de novo, feito um menino atentado. Beija pelo seu pescoço, soprando ar contra a sua pele quando está rindo, ao te notar desviando o rosto, o olhar. “Você fica, eh…”, ri uma vez mais, a mente se esforçando pra se lembrar do termo em português a que tanto gosta de te associar, ao que você saca na hora, bicuda, e ele repete que nem aluno, “...bicuda.”, o bom humor tão contagiante que não te permite manter a marra por muito tempo, desmanchando-se no riso, no flagra da face alheia ruborizada. Toca com o indicador pelo caminho do seu nariz até a ponta, se inclina no espontâneo para beijar no cantinho da sua boca enrugada pelo sorriso. A proximidade permanecendo essa, enquanto te assiste recuperar a seriedade. O olhar dele, agora, aparenta mais cobiçoso, igualmente encantado contigo, porém carregado de um bocadinho de luxúria, como se o cérebro fantasiasse no meio-tempo em que você se recompõe.
O seu olhar também tempera, o foco viaja dos dele para os lábios finos, para a armação redondinha dos óculos que tanto o favorece visualmente. Pega nas bordas onde ficam as charneiras, retirando pra fazer graça com as lentes na frente das suas próprias vistas — uma brincadeirinha que até pode fazê-lo rir, mas a melhor reação é a de dar um tapinha na sua bochecha e desviar da sua repreensão.
Você atua tal qual quem leva como ofensa, e rapidamente o teatro se desvai ao tê-lo pertinho para outra provocação de um beijo. Os lábios dele se separando conforme os seus se descolam também, a sua língua empurrando os dentes, a atenção oscilando entre aquilo que é demasiado objeto de desejo e a imensidão turquesa. O nariz masculino resvala no teu, a língua até toca na sua quando esticada indecentemente, o chupar dela, no entanto sem nunca de fato te prendar o ósculo. Beija eu, você sussurra, no que ele responde te beijar? Pra quê?, cínico, a mão fechando no seu pescoço e a saliva vazando pra cair na ponta da sua língua e ser sorvida.
As bocas se encostam, a respiração falhando, antes de dançar a língua na tua de novo, devasso, e, por fim, estalar os lábios. Pega na sua mandíbula, te devora profundo. Um tipo de beijo que você, na sua vida toda, só trocou com ele, que impecavelmente gosta de chamar de ‘french kiss’. A troca hipnotizante de sorrisos, os estalidos úmidos. Tão babadinho que, ao se afastar, um fiozinho de saliva ainda resiste ao máximo até desaparecer.
Te desconcerta, deixa boba, porque mantém os olhos cerrados por mais um pouco, os beicinhos meio inchadinhos e visivelmente molhados. A sua rendição, claro, não passa despercebida, te rende outro tapinha na bochecha, ao qual dessa vez você consegue apanhar a mão dele ainda no ar e, embora sorria e desfrute internamente, repreende com um ‘não’ somente pra cortar o regozijo alheio. “Oui, ça va, ça va”, ele ecoa, com a voz caramelo, arrastada, como quem compreende, “d'accord”, mas só com as palavras porque o riso denuncia o dissimulação e a mão livre também te acerta na bochecha.
Você explode os sentimentos, uma mistura intoxicante de libido e irritabilidade que resulta no seu levantar da cadeira para segurar nos cantos do rosto dele e prendê-lo em outro beijo. Ele paira as mãos na sua cintura, puxa seu corpo para mais perto. Poderia te acomodar no colo, feito seu joelho se apoiando na coxa masculina parece pedir, mas a ideia libidinosa que vem alugando um espaço na mente desde que a temperatura do ambiente começou a subir requer que te prenda contra a mesa da sala de jantar. Que, sem quebrar o ósculo cheio de apetite, empurre os objetos sobre a madeira pra qualquer canto — a taça tombando, vinho respinga no chão de taco; o barulho das louças se chocando, os óculos parando não se importa onde. Tem que haver espaço suficiente para que você possa deitar as costas na superfície, que ele consiga desabotoar a sua calça e te ajudar a se livrar da peça o mais rápido possível, sem nem mesmo ter tempo de prestar a atenção na cor da calcinha ao levar tudo junto.
Só desgrudam quando o peito dói, a busca por fôlego vence a ganância. Mas é incapaz de deixar a sua boca sozinha, o que é um alívio porque saliva, inquieta, só com a visão dos dedos se aproximando. Nem precisa se esforçar para detê-los, Swann os afoga no seu calor, é chupado, lambuzado, a pontinha da sua língua desenhando em um ou outro, bem obscenozinho mesmo. Da mesma forma, os olhares não se apartam. Está encarando-o passar a própria língua nos dedos da outra mão para poder te tocar entre as pernas.
Você desprende os lábios num protesto mudo, o cenho se franzindo conforme a atenção segue para acompanhar o movimento do pulso alheio lá embaixo. Flagra, de canto de olho, o homem parodiar a sua expressão, caçoando, o som da risadinha soprada atravessando os seus ouvidos quando só consegue ter forças para se escorar na gola da camisa dele. Parece dobrar a intensidade do toque só pra te desnortear mais ainda. O polegar pressionadinho no seu clitóris, em círculos ritmados, estimulando. E, daí, quando fica gostoso, o compasso se perde pra que ele possa estalar um tapinha na sua buceta.
Você sobressalta, desprevenida, a boca indica que você quer retrucar, provavelmente alguma frase terrivelmente agramatical de tão alucinadinha, mas nem para isso Swann dá corda, cobrando silêncio com o indicador parado rente aos próprios lábios, fingido, como se nem tivesse sido ele mesmo que te causou uma reação dessas.
Pega no seu pescoço, tornando a te masturbar como antes, para em poucos segundos o barulhinho úmido, por mais sutil, denunciar o estrago melado que está causando entre as suas pernas. Não te beija, apesar de próximo o suficiente para isso, a mão larga a sua garganta para escorregar pelo canto do seu rosto. Contornar na volta do seu ombro, namorando a alça da sua blusa de decote em ‘v’ até, finalmente, deslocá-la e trazer o seu seio para fora. Vem com a boca de imediato, ao que você se contrai, o dedo à meia altura para demandar não morde, querendo muito estar séria para dar a ordem, mas está sorrindo, tola, e na primeira oportunidade que ele tem de abocanhar é pra rodear o biquinho duro com os dentes e sugar forte, pra te ouvir choramingando, com os fios dos cabelos dele presos entre a palma da sua mão.
E piora, acredite. É deliciosamente cruel ao ponto de enfiar dois dedinhos de uma vez bem fundo, lá em cima, e socá-los feito nem tivesse entrenhado num deslize só. Ah, papa–, você começa, abatida demais para somente se lembrar do bom senso quando já está quase por terminar a palavra, engolindo a tempo o finalzinho da última sílaba.
Swann ergue o olhar, te mira. A expressão vai de uma surpresa fictícia pra um sorriso que se estica praticamente em câmera lenta ao se dar conta do que ia ouvir se você finalizasse o termo. “O que ia dizer, hm?”, não deixa de alfinetar, “fala”, e você faz que não, sorrindo também, travessa. Os olhos dele se afiam, falso, “não esperava isso de você, bijou. Ah, que suja…”, estalando a língua, feito desapontado, “você dizendo uma coisa dessas…”
“Mas eu não disse.”
“Mas pensou”, rebate, no timing ideal. “Sabe o que isso significa? Hm?”, e você murmura de volta hm. Ele aponta com o dedo na sua têmpora, “que essa cabecinha da minha namorada tão inteligente na verdade guarda um cerebrozinho que se derrete fácil, fácil depois de um mísero carinho, neném”. A fala depreciativa te esquenta mais, lê verdade nas palavras alheias e isso torna a sensação ainda mais instigante. “Olha”, o tom masculino é de puro deboche disfarçado de cuidado, “se não parar de se comportar assim, meu amor, eu vou começar a pensar que é o papa…”, e corta propositalmente no final da última sílaba, canalha, o que te arrebata, pois se agarra à camisa do homem, lamuriando feito uma cadelinha no cio, me fode, fode, me come, reprisando a vontade imensa de ser consumida ali mesmo, em cima daquela mesa bagunçada na sala de jantar.
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froghazz · 9 months
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Má petite chienne
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Avisos: Praise Kink, dinâmica papai/filhote, pouquíssima degradação, muita dominação/submissão, manipulação e MUITA possessividade.
Onde Harry é uma garota desesperada por um papai rico e Louis se torna o papai obcecado por sua garotinha.
A três meses atrás Harry decidiu finalmente realizar seu maior desejo sombrio. A garotinha acabara de fazer seus dezoito anos e, desde que sua puberdade finalmente a atingiu, desenvolveu um fascínio pela dinâmica papai-filhote. Ela havia procurado namoradinhos que pudessem suprir essa sua necessidade, entretanto, mesmo quando conseguia era sem graça. Não porque ela não gostasse do que estavam fazendo e sim porque sabia que não era a mesma coisa que sonhava. Ela queria um papai mais velho, que comprasse jóias e roupas de marca, que a levasse em restaurantes, hotéis de luxo e principalmente: a mimasse como se ela fosse uma princesinha. Queria flores e bombons, apanhar e ser recompensada.  
Garotos da sua idade jamais poderiam lhe dar isso.
Perdida em páginas aleatórias da internet que falavam sobre BDSM e suas práticas, achou um site que fez seus olhinhos verdes brilharem. Le Rêve, exclusivo para sugar babies. Não era exatamente o que queria, normalmente sugar daddies apenas ajudavam monetariamente, pouquíssimos tinham realmente interesse em uma relação mais profunda. - Pelo menos se eu me inscrever, terei metade do que sempre quis. – Harry pensou, deitada bruços na cama balançando os pés cobertos pela meia de ursinhos.
Ela suspirou, abrindo um sorrisinho esperançoso enquanto digitava seus dados e marcava a grande data.
Esse site específico selecionava as garotas e garotos, marcando uma data para que fossem expostos. Eles se arrumariam e ficariam um ao lado do outro, rezando para que os velhos ricos os escolhessem.
Pouco tempo após a inscrição, ela recebeu um e-mail com a data e a hora do encontro, saindo imediatamente para comprar uma roupinha nova para usar no seu grande dia. Escolheu uma blusinha estilo cigana, as manguinhas bufantes em tecido transparente, um decote em formato de coração na frente que deixava seus peitos pequenos mais apetitosos, o tecido branquinho igual sua pele. Escolhendo uma peça que combinasse, pegou uma saia plissada com camadas de tule por baixo, meias branquinhas que iam até as coxas e usou o próprio sapatinho de boneca que já tinha, como este era preto, prendeu seu cabelo com a metade do topo da cabeça amarrada pra trás com um grande laço preto combinando.
Ela logo chegou no local e nervosa girava os anéis que adornavam seu dedos, a tornando ainda mais bonita e adorável. Uma mulher muito fofa lhe levou até a sala e perguntou se ela gostaria de alguma lingerie para esperar os convidados, mas ela negou imediatamente. O seu futuro papai a escolheria com suas roupinhas fofas e ver a poupinha de seu bumbum já seria o suficiente. Ela estava completamente certa. Os homens começaram a entrar e se sentar nas poltronas dispostas à frente dela e das outras garotas e garotos, os quais a cumprimentavam sorrindo simpáticos. Ficou feliz por não parecer uma grande competição, se sentiu menos nervosa.
Ela voltou sua atenção para a porta, observando cada um dos homens que entravam, alguns que ela fugiria se a quisessem, outros que eram bonitos, outros que pareciam foder mal. Até que viu um que lhe tirou o fôlego, a fazendo umedecer os lábios que já estavam hidratados o suficiente pelo gloss. Ele tinha cabelos castanhos e grisalhos, os olhos mais azuis que ela já havia visto, a boca fina e vermelha adornada pela barba rala. Ele estava com um terno que era tão perfeito para seu corpo – que parecia ser delicioso, inclusive. – que parecia que o próprio George Armani havia o ajustado.
 
O homem se sentou na poltrona enfrente a si, abrindo as pernas e cruzando as mãos acima da pélvis. Ela o acompanhou com o olhar, observando as tatuagens nos dedos e as veias nas mãos, se perguntando se poderia as sentir dentro de sua boceta. As pernas do homem estavam abertas e ela o olhou dos pés a cabeça, parando em seus olhos ardentes. Assim como ela, percebeu que este não desviou os olhos dela também. Sua pele queimava, as mãos que brincavam com os anéis suavam frio e seu coração batia tão forte que era capaz de desconfiar que alguém o ouviria.
 
Ela percebeu que todos os homens já haviam se acomodado quando a voz suave da mulher que a recepcionou soou no ambiente, a tirando do modo hipnotizado que olhava o homem à sua frente, porém, a voz não pôde entrar em seu cérebro de modo que fizesse sentido, sentia-se aprisionada num limbo sem pensamentos, apenas observando o homem pecaminoso e deixando sua mente calada.
 
Ele abriu mais as pernas, olhando em seus olhos e descruzando as mãos, dando tapinhas em sua coxa grossa marcada no terno preto. Submissa de um modo que nunca havia sido, seus pés funcionaram e ela se apressou em parar em sua frente, inclinando a cabeça para o lado e o vendo assentir. Assim que seu queixo definido terminou de apontar a ordem, ela se pôs sentada apenas na coxa que ele havia batido.
 
- Senhor Tomlinson, eu nem a apresentei. – A mulher disse, um tom confuso.
 
- Je le paie. Elle est à moi. Ma douce petite fille. – sua voz enviou vibrações até o estômago de Harry, que sorriu encantada sem ao menos saber o que ele havia dito.
(Eu pago por ela. Ela é minha. Minha pequena e doce garotinha.)
 
- Espero que me ensine francês. – Harry arriscou sussurrar, tirando um sorriso do homem, os dentes brancos e tortinhos, as ruguinhas envolta de seus olhos. Ele lhe tirou de órbita.
 
- Ensinarei. – Ele segurou em sua mão, levando até sua boca e beijando seus dedos, provavelmente sentindo o metal quente dos anéis ali dispostos. – Je prendrai soin de toi comme une belle fille, je garderai l’éclat de tes yeux verts et ta dépendance envers moi. – Ele sorriu ladino. – Posso te levar para jantar agora... – o silêncio se fez a fazendo rapidamente dizer seu nome. – Harry.
(Vou cuidar de você como uma linda menina, vou manter o brilho dos seus olhos verdes e a sua dependência de mim.)
 
Harry quase gemeu ao ouvi-lo falar em francês consigo, poder exalando de seus lábios a cada palavra proferida, estas que ela não entendeu sequer uma vírgula. – Por favor. – Assentiu devagar, seu tom de voz entregando o quão afetada estava pelo outro. – Senhor Tomlinson.
 
- Papa Louis, ma petite. – Ele deu dois toques leves em seu joelho e ela prontamente se levantou, indo para a direção que a mão firme em sua cintura indicava.
(Papai Louis, minha pequena.)
📖
 
- Onde você está, Harry? – Louis segurava firme o celular encostado em sua orelha, observando Harry falando consigo ao telefone do outro lado da praça de alimentação, um garoto abraçando ela por trás.
 
- Vim fazer compras, papai. – Sua voz soou calma. – Está tudo bem?
 
- Está sozinha? – Louis perguntou estralando o pescoço, sua respiração desregulada.
 
- Hm, estou. – Ela mentiu e o rosto de Louis esquentou.
 
- Tudo bem, estou no shopping. Quero que me encontre na Gucci o mais rápido possível. – Mandou. – Até já, ma poupée. – Ele desligou, vendo ela olhar pra tela do telefone confusa e se virar para o garoto, selando seus lábios e provavelmente dizendo a ele que precisaria encontrar seu pai, obviamente não Louis e sim seu pai de verdade, que inclusive o amava e acreditava que ele e Harry tinham um relacionamento.
(Minha boneca)
Louis nunca havia se sentido assim, provavelmente porque nunca havia visto Harry com outra pessoa. Eles nunca tiveram uma relação amorosa, se cumprimentavam com um selinho carinhoso mas nunca avançaram mais que isso, o motivo era: Louis nunca quis que Harry sentisse que era obrigada a transar consigo pra pagar os presentes que recebia. Ele a tratava como uma verdadeira princesinha, nunca lhe negando nada que ela pedia, sua felicidade era gratificante o suficiente para ele. Não podia negar o quão louco por Harry ele era, muito menos que passava noites inteiras observando a garota ressonar baixinho em seu peito.
 
Mas agora, a vendo com outro homem... Ela era sua. Somente sua. Sua para tocar, sentir, mimar, quebrar e remontar. Louis iria mostrar para Harry o quão dele ela era.
 
📖
 
- Oi, ma poupée. – Louis cumprimentou Harry assim que ela parou em frente à si. Ele levou seus dedos até o queixo da menina, beijando seus lábios suavemente, como de costume. – Já pensou no que vai querer ganhar hoje?
(Oi, minha boneca.)
- Oi, papai. – ela sorriu grande, abraçando seu tronco. – Hm, eu estava de olho em um mocassim aqui da Gucci, mas também queria uma saia que vi na Versace, uma blusinha da Louis Vuitton... – ela enumerava ainda agarrada à ele, que a ouvia com completa paciência.
 
- Tudo bem, princesa, iremos comprar tudo que você quiser hoje. – Louis sorriu, fazendo carinho em sua cintura pequena.
 
- É sério? Tudinho? – Harry sorriu empolgada, completamente esperançosa. – Porque, papai? Algo especial?
 
- Você é especial, ma petite poupée. – ele acariciou seu rosto, observando os olhos verdes brilhando. – Tem sido tão boa pra mim, meu amor. Sempre tem tempo pro papai, não importa quando eu queira ver você, sempre correndo até mim o mais rápido possível, sempre vestida de maneira impecável, encantando todos que te vêem do meu lado. Você precisa ser recompensada, você não acha? – Ele sorriu carinhoso, sabendo que suas palavras eram verdadeiras apesar de isso não significar que estava feliz com as atitudes de Harry no momento. – Vamos, irei te esperar no mesmo lugar de sempre. – ele beijou a bochecha rosada da menina, segurando em sua mão e entrando na loja.
 
Eles sempre faziam isso, então logo Harry foi disparada atrás da vendedora que se tornara sua preferida e Louis foi até os sofás de frente com os trocadores, esperando Harry vir até ele.
 
Meia hora se passou até que Harry voltou saltitando até si, abraçando uma bolsa rosa da nova coleção.
 
- Papai! – ela sorriu, se sentando em sua coxa. – Posso levar essa? É tão linda! Vai combinar com os sapatos que você me deu na semana passada. – Ela estendeu a bolsa para Louis, que a pegou, analisando a peça.
 
- Ela é linda, meu bem. Combina com você, acho que ela ficaria linda preta também, daria pra você usar com o vestido vermelho que compramos esses dias. – ele sorriu.
 
- Mas eu queria a rosa, papai. – ela sussurrou, olhando a bolsa com um bico nos lábios.
 
- Leve as duas, minha princesa. – ele fez carinho na coxa desnuda da menina, sentindo-a ficar nervosa de repente.
 
- Posso mesmo? – perguntou mexendo a perna, aproveitando o carinho que recebia, apesar de não entender muito bem porque Louis o fazia.
 
- Pode mesmo. – Louis assentiu. – Mas só se der um beijo no papai antes. – ele barganhou, ganhando um sorriso grande dela antes de suas mãos segurarem em suas bochechas, selando seus lábios várias vezes.
 
- Obrigada, papai. – ela jogou seus braços em seus ombros, o abraçando.
 
- De nada, ma poupée. Mas hoje iremos fazer algo especial, sim? Quero que experimente as roupas pra mim em casa, tudo bem?
 
- Como em um desfile? – ela perguntou, enrolando os cabelos da nuca dele em seus dedos.
 
- Exatamente. – ele assentiu e ela concordou, se levantando do colo dele com mais um beijo e o puxando pra ir ao caixa pagar as coisas que escolheu.
 
📖
 
- Está tão linda que todas as almas do inferno parariam de sentir dor apenas pra te olhar. – Louis elogiou. Ele estava sentado na cama, olhando Harry pelo reflexo do espelho grande que ia do teto ao chão. – Venha aqui. – a chamou, esperando que ela se acomodasse em seu colo. – Qual foi sua roupa favorita, má poupée? – ele ajeitou a barra da blusinha que ela usava.
 
- O conjunto da Burberry. A saia com a camisa polo. – Respondeu com um sorriso grande.
 
- Vista ele de novo. – Louis mandou, colocando um cachinho dela atrás da orelha.
 
- Tudo bem. – Ela confirmou franzindo o nariz, sem entender o quão atípico tudo estava sendo. Sentiu dois toques no seu joelho, sabendo que deveria se levantar e obedecer. Ela foi até a poltrona e pegou o conjunto que mencionou, agarrando em frente ao peito e indo em direção ao banheiro.
 
- Não. – Louis interviu, a vendo travar e se virar para si. – Aqui. Quero que se troque aqui, pra mim. – Ele avisou.
 
Harry abriu a boca mas nada saiu, seu cérebro congelou e de repente ela se sentiu quente. No começo, Harry achou que Louis iria querer transar com ela, as semanas foram se passando e por mais que ela soubesse que ele ficava duro quando ela se movia demais em seu colo ou quando dava beijos mascarados de inocência em seu pescoço, ela nunca teve coragem de pedir. De alguma forma, tinha medo de ser rejeitada por ele, já que até o sotaque de Louis enuviava seus pensamentos e sua mão descia até a boceta molhada toda noite que dormia sozinha pensando nele.
Louis tinha o poder de a fazer molhar somente com os apelidos fofos saindo num francês arrastado, exatamente como estava acontecendo agora. O interior de suas coxas estava fervendo em excitação e ela apenas rezava para que Louis avançasse mais e mais até que ela estivesse gritando seu nome.
 
Louis analisou a expressão confusa de sua menina, esperando pacientemente que ela se movesse. Ela retornou até em frente ao espelho, se virando de costas para Louis e abrindo o zíper lateral da calça que usava. Olhava fixamente o semblante de Louis pelo reflexo do espelho, seus olhares se encontrando ali. Ela abaixou a calça com cuidado, arrepiando dos pés à cabeça ao notar que Louis olhava sua bunda descaradamente, os punhos cerrados contra o lençol. Deixou a peça no chão e a empurrou com os pés, puxando a blusa por cima de sua cabeça. Ela sabia que Louis estava insano porque não estava usando calcinha, assim como não usava sutiã. Dessa forma, sabia que ele poderia ver cada pedacinho de sua intimidade. Assim que a blusa caiu ao chão, os olhos de Louis subiram até o reflexo e grudaram em seus peitinhos, descendo vagarosamente até sua boceta que já molhava suas coxas.
 
- Papai gosta do meu corpinho? – Ela sussurrou com a respiração desregulada, sem ao menos mover um músculo.
 
- Cada detalhe de você parece desenhado. Cada curva, cala músculo, cada poro. Você é deliciosa, ma petite poupée. – Ele respondeu, a respiração desregulada de Harry a incriminando. – Se vista.
(Minha bonequinha.)
Harry assentiu devagar, as palavras doces e carregadas pelo sotaque obsceno girando em sua mente. Ela pegou a saia minúscula e passou pelo seus pés, sentindo o olhar de Louis queimar sua bunda pequena e redondinha, empinada pra ele pela posição. Subiu a mesma até sua cintura, fechando o zíper em sua coluna com dificuldade. Sem sanidade o suficiente para olhar Louis, apenas agarrou a blusinha e passou pelos braços e cabeça, a ajeitando no corpo e tirando os cabelos longos que ficaram dentro da gola.
 
- Estou pronta, papai. Como você mandou. – Ela avisou, olhando Louis se levantando da cama e indo a passos lentos até ela, parando a milímetros de encostar seu corpo em suas costas. Seus olhares permaneciam grudados pelo reflexo, o silêncio preenchido pelas batidas de seu coração nervoso.
 
- Consegue ver quão linda você é, Harry? – Louis sussurrou em seu ouvido, levando ambas as mãos até sua cintura, puxando-a delicadamente até que desse um pequeno passo para trás e seu pau estivesse dolorosamente em contato com a bunda que lhe tirou o fôlego. Harry não conteve um gemido em aprovação, corando do pescoço as bochechas no mesmo momento em que o soltou pelos lábios maltratados. – Vê como você foi feita pra vestir essas roupas caras? Como seus mamilos durinhos ficam lindos marcando nelas? – Louis subiu ambas as mãos em um toque superficial, dedilhando cada uma das costelas aparentes ao toque até deslizar pelos lados e abaixo dos peitinhos, como se acompanhasse o desenhos deles com suas digitais. – Você é tão bonita, Harry. – Ele a observou gemer pelo reflexo, as sobrancelhas juntas e a respiração pesada, como se lhe faltasse oxigênio. – Totalmente perfeita, como se Deus tivesse esculpido cada um de seus ossos. – ele subiu as mãos até os botões fechados da gola polo, abrindo os três, um por um. – Olhe minhas mãos, má poupée. – mandou, puxando a barra da blusinha pra cima e deixando acima dos peitos, circulando as auréolas com os indicadores,  sentindo o corpo tremendo contra o seu. – Cabem inteiros na palma de minhas mãos. – sussurrou em seu ouvido, apertando ambos com delicadeza, os cobrindo completamente.
(Minha boneca)
- Papai. – ela ofegou, procurando seu olhar.
 
- Sim, ma petite? – ele apertou os mamilos pequenos com o indicador e o dedão, os beliscando e torcendo.
(Minha pequena)
- Me torne sua. – pediu, a vergonha a consumindo quando ele riu abertamente, esfregando o nariz em seu pescoço.
 
- Tu as toujours été, ma princesse, aujourd’hui tu deviendras ma chienne. – ele sorriu, sabendo que a ensinou francês o suficiente para que entendesse sua fala.
(Você sempre foi minha, princesa, hoje você se tornará apenas minha cadela.)
 
- oui, papa, fais de moi ta petite chienne. – Harry disse entre gemidos dóceis, a boceta pingando entre as coxas.
(sim, papai, me faça sua cadelinha.)
 
- Vejo que seu francês está cada vez melhor. Papai morre de orgulho, ma petite chienne. – Louis disse quase conseguindo visualizar o quão afetada Harry ficou por sua declaração, decidindo tornar a vida de sua garotinha cada vez mais deliciosa e fácil, somente para arrancar tudo dela até que não sobre nada além de um corpo delicioso com uma mente devota à si, em cada mísera célula. – Quer deixar seu papai ainda mais orgulhoso? – Ele perguntou a vendo assentir rápido. – Suba sua sainha e mostre sua bocetinha pra mim. – Ele a viu embolar a saia na altura de seu umbigo, afastando as pernas o suficiente para levar a mão direita até a boceta lisinha, afastando os grandes lábios com dificuldade por estarem tão molhados que deslizavam entre seus dedos, deixando que Louis consumisse cada milímetro dela com os olhos através do reflexo. – Papai vai brincar tanto com você, poupée. Sente no meu colo. – mandou, se afastando e sentando na beirada da cama, vendo-a andar com as pernas trêmulas até si. – Uma perna pra cada lado, te quero bem aberta. – Avisou, a vendo gemer e se apressar em passar uma perna pra cada lado de seu quadril, abraçando seu pescoço. – Esfrega sua boceta bonita na minha calça, me mostre que é minha boa menina. – Ele mandou, segurando com carinho nos cabelos de sua nuca e grudando seus lábios, abrindo espaço na boca quente com sua língua, provando seu beijo doce pela primeira vez. Ele apertou sua cintura e a sentiu gemer em seus lábios antes de posicionar a boceta bem em cima do seu pau marcado na calça e começar a rebolar, encharcando o tecido caro com sua lubrificação abundante em necessidade. – Merde, você rebola tão gostoso. – Louis grunhiu, desgrudando seus lábios. – Ma petite chienne tão suja, se esfregando no papai. – ele gemeu, beijando seu pescoço, mordendo a clavícula apenas onde a blusinha não cobria e abocanhando um dos peitos pequenos, sugando o mamilo duro e esfregando sua língua nele, sentindo Harry agarrando seus cabelos e empurrando sua cabeça contra o peito macio, gemendo alto e rebolando rápido.
(Minha boneca | minha cadelinha)
(Merda)
- Papai. – Harry gemeu manhosa, sentindo Louis gemer contra seu peito.
 
- Você é tão fodidamente gostosa. – Louis sussurrou esfregando os lábios contra o mamilo duro.
 
- Obrigada, papai. – a menina agradeceu aérea, olhando Louis puxando seu outro mamilo entre os dentes, as mãos possessivas apertando a carne de sua bunda.
 
- Quero que me peça pra te tocar, princesa. – Louis subiu uma das mãos até o queixo da menina, esfregando o dedão no lábio inferior vermelhinho. – Olhe nos meus olhos e peça, assim como pede uma bolsa cara. – mandou, o olhar desviando da boca até os olhos marejados.
 
- Papai, você pode me tocar? Minha bocetinha está tão molhada por você. – Harry sussurrou envergonhada, sem parar de ondular os quadris nem por um segundo. – Quero tanto sentir sua boca nela.
 
- Bonne fille. – Louis aprovou, segurando firme em suas coxas e se levantando, colocando ela deitada na cama e se encaixando entre suas pernas. – Quer que seu papai cuide de você, amor? Quer gozar na minha boca? – Louis falava devagar, torcendo o mamilo direito entre os dedos e a assistindo ofegar.
(Boa menina.)
 
- Oui papa, quero tanto. – Harry segurou a barra da saia e levantou, a deixando embolada na barriga. – Sempre quis. – ela engoliu em seco, tentando não ficar desesperada em confessar.
(Sim papai)
- É? Deveria ter me pedido. – Louis lambeu o pescoço dela, beijando seus lábios com desejo, mordendo seu queixo e deitando entre as coxas, as abrindo com as mãos firmes, observando a boceta escorrendo lubrificação até o cuzinho apertado. – Papai iria amar ter te usado esse tempo todo pra guardar minha porra. – ele levou os dedos até a boceta, abrindo-a e expondo o clitóris inchado, a ouvindo gemer e rosnando com a visão. – Que boceta linda, má poupée. Tenho certeza que vai encharcar meu pau, esmagando ele até ter cada gota do meu esperma no seu útero. – Ele a ouviu gemer alto e viu agarrar os lençóis, adorando ver a boceta expulsar lubrificação a cada palavra proferida. – Seu cheiro é tão bom, má chienne. – Ele respirou profundamente, lambendo o cuzinho melado e sugando toda lubrificação acumulada ali, sentindo Harry agarrar seu cabelo enquanto gritava seu nome. – Merde, seu gosto consegue ser ainda melhor. – Louis sussurrou hipnotizado, finalmente lambendo do cuzinho até o clitóris, o sugando pra dentro da boca.
(Minha boneca | minha cadela | merda)
 
- Papai, sim! Tão bom. – a menina choramingou, os músculos de sua coxa contraindo e fazendo suas pernas tremerem. Louis apertou os dedos em suas coxas, mantendo as pernas bem abertas enquanto lambia cada gota de sua lubrificação, engolindo e esfregando a língua fervente no clitóris, fazendo a baixo ventre dela queimar e retorcer em pleno prazer.
 
- Você é tão linda entre as pernas quanto em seus olhos. – Louis disse abafado, chupando a boceta de sua garotinha como se estivesse se alimentando após dias de fome.
 
- Papa! – Harry arqueou as costas, segurando nas mãos possessivas dele e as machucando com as unhas compridas e afiadas.
 
- Gosta tanto de ser elogiada, não é? J’aimerais savoir comment ta chatte est la plus jolie que j’aie jamais vue ? Comment ton cul est-il petit et rond d’une manière si délicieuse que je veux em détruire chaque centimètre? Comment ton trou de chatte me donne-t-il envie de t’agrandir jusqu’à ce qu’il ait la forme de ma bite ? – Louis sorriu contra a boceta quando Harry gritou em prazer, balançando a cabeça completamente desesperada.
(Gosta de saber como sua buceta é a mais bonita que eu já vi? Como sua bunda é pequena e redonda de um jeito tão gostoso que dá vontade de destruir cada centímetro dela? Como o buraco da sua boceta me faz querer aumentá-lo até que tenha o formato do meu pau?)
 
- Papa, eu vou gozar. – Harry disse engasgado, revirando os olhos por baixo das pálpebras.
 
- Oh, má petite chienne. – Louis beijou sua virilha, sorrindo satisfeito ao ver o desespero de sua menina. Ele se levantou da cama, a deixando com uma expressão confusa e lágrimas nos olhos verdes arregalados.
(Minha cadelinha)
- Papai, eu preciso que continue. Continue me tocando, por favor. – Harry disse ofegante, os lábios se curvando em um bico devagar ao mesmo tempo que suas lágrimas escorreram até seus ouvidos.
 
- Não chore, má poupée. – Louis sorriu terno, abrindo cada botão de sua camisa com paciência. – Você vai ter meu pau te fazendo chorar logo logo, guarde suas lágrimas pra ele. – Ele jogou a camisa no chão, satisfação preenchendo seu peito ao observar Harry colocar a mão entre as pernas e fecha-las, como se fosse capaz de sentir dor por vê-lo nu. – Gosta do meu corpo, chienne? – Ele segurou um sorriso, abrindo o cinto e o puxando, colocando ao lado de Harry na cama. Abriu sua calça e a empurrou pra fora das coxas juntamente com a cueca preta, deixando o pau dolorosamente duro bater acima de seu umbigo. Viu exatamente o momento em que os olhos de Harry grudaram em seu pau e arregalaram ao perceber o tamanho, a menina gemendo baixo apenas por vê-lo.
(Minha boneca | cadela)
- Papa, você é muito grande. – Ela falou baixinho, como se estivesse assustada. E não era pra menos, o cacete era grande demais, escondendo o umbigo e tão grosso que ela se perguntava se sua mão poderia fechar ao redor. As veias inchadas pulsavam por todo comprimento, a cabeça molhada de pré gozo que escorria até as bolas pesadas.
 
- Está com medo? Papai achou que você era uma boa garotinha. – Provocou, abrindo suas pernas. – Tire a mão. – mandou, a vendo escorregar a mão que segurava a boceta que doía de tesão e pousar em seu estômago.
 
- Vai doer tanto, papai. – Ela confessou, os olhos ainda fixos em seu cacete. – Posso tocar? – pediu, olhando em seus olhos e recebendo um assentir. Esperou ele se acomodar de joelhos entre suas pernas e estendeu a mão até ele, segurando firme e gemendo, tentando fechar as pernas de tamanho tesão que sentiu ao pensar que irá ter que aguentar tudo aquilo dentro de si, deslizando a mão pra cima e pra baixo, sentindo ele pulsando.
 
- Sim, vai doer, minha bonequinha. Mas você vai aguentar tudo, não vai? Papai promete que vai usar tanto seus buracos que você vai acostumar. Até sua garganta vai ficar larga o suficiente pra aguentar meu pau indo até o fundo. – Ele sorriu ao vê-la gemer e assentir, os olhos revirando – Você vai ter tempo pra brincar com ele, sim? Mas agora papai vai ter que ter uma conversa muito séria com você. – ele a segurou firme pelas coxas, empurrando uma delas pra cima ao ponto de ficar encostada no peitinho gostoso, segurando seu pau com a outra mão e esfregando a cabeça por toda a bocetinha, masturbando o clitóris sensível com a ponta melada de pré gozo. – Nunca ensinaram pra você que é feio mentir? – ele olhou em seus olhos, vendo o exato momento em que eles pareceram quase sair rolando pelo carpete.
 
- Me desculpa, me desculpa mesmo papai, por favor! – ela nem sequer esperou que ele dissesse algo, sabendo exatamente o que fez e começando a se desculpar em completo desespero. – Me perdoe. – ela segurou nos braços dele, sentindo os músculos rígidos. – Não pare, não me deixe, por favor. – ela choramingou.
 
- Shh, arrête, tais-toi. – (shh, pare, fique quietinha.) ele a silenciou, continuando a esfregar o pau no clitóris e vendo sua briga interna entre chorar por medo de ser deixada ou gemer pelo tesão que sentia. – Papai está tão, tão decepcionado. Sabe o porquê? – ele a viu revirar os olhos, batendo com a cabecinha no clitóris várias vezes. – Eu não espera isso de você, má chienne. Achei que não seria capaz de me trair dessa forma. Você realmente achou que eu não descobriria que você age como a porra de uma puta barata com todo mundo, menos comigo? – Ele acusou, deslizando a cabeça até o buraquinho completamente encharcado e apertado, começando a empurrar e sentindo o quão pequena ela era. – Por isso que o papai vai ter que te ensinar a ser boa, mas apenas boa pra mim. Acho que eu não deixei claro pra você que cada centímetro do seu corpo é minha propriedade. – a garota gemeu, tentando afastar a boceta do pau grosso, Louis imaginando que estava sendo doloroso se abrir tanto. – Mantenha as pernas bem abertas como uma puta e preste atenção. – Mandou, segurando a saia atrás de sua coluna e a deixando com as costas arqueadas, levando nem sequer metade da cabeça dentro de si, apesar de chorar como se estivesse empalada. Ele segurou firme dos lados do zíper. – Tudo que você tem é porque eu te dou. Tudo que você ama sou eu quem proporciono. Dessa forma, tudo que você tem é meu. – ele puxou o tecido pra lado opostos, rasgando a peça novinha e puxando pra fora da cintura de Harry com força, arranhando a pele imaculada. – Tudo que eu te dou, eu tenho o poder de tirar de você. – ele segurou o tecido que uma vez foi saia em frente ao rosto assustado dela. – Você é minha, Harry. Totalmente minha, você errou ao pensar que eu não usaria cada milímetro de você se você me pedisse. – Harry segurou a saia, olhando a mesma arruinada, passando a chorar arrasada. – Você me decepcionou, Harry, principalmente por ser burra ao ponto de achar que eu estaria bem te ver agradar outro homem. Esse buraco. – Ele ditou, empurrando o cacete e finalmente entrando, atingindo o colo do útero antes mesmo de chegar ao final do pau. – É meu. Seu rabo é meu. Sua boca é minha. Seus peitos são meus. Tudo em você me pertence. Cada mísera célula do que você é. A porra da vagabunda mais cara e deliciosa que eu já vi. Toda. Minha. – Louis rosnou, segurando na gola da camiseta e rasgando ao meio, exatamente como fez com a saia, machucando a pele de Harry no processo. – Quero que me diga o porquê fez, porque mentiu e me diga a quem você pertence.
(Minha cadela)
- Eu. – Harry engoliu em seco com medo de olhar em seus olhos. – Eu não queria ser rejeitada por você. Achei que você não me quisesse assim. Menti porque fiquei com medo, eu sabia que você não ia gostar de saber que eu procurei outro homem, eu sabia que era errado. Fui burra em fazer o que fiz e por mentir pra você. – Harry jogou a saia pro lado, segurando o rosto de Louis com as duas mãos trêmulas. – Eu sou só sua, papai. Me perdoe por tudo,  prometo que nunca mais vou olhar pra ele nem pra nenhum outro homem, serei boazinha, sua cadelinha que te segue e te obedece. – Harry gemeu ao sentir sua boceta ardendo. – Sou sua e te dou consentimento pra fazer absolutamente qualquer coisa comigo. Me machuque, me abra, ensine como posso engolir seu cacete do jeito que você gosta. Meu corpinho é totalmente seu. – Harry soluçou, contraindo a boceta e pingando no pau de Louis.
 
- Boa menina, má poupée. – Louis sussurrou. – Te quero assim sempre, obediente e honesta. – Louis beijou os lábios inchados, tirando o cacete até a cabecinha e voltando até o fundo, empurrando e abrindo espaço dentro de Harry, a fazendo gritar em seus lábios. – Você vai tomar meu pau até que pare de doer. – Avisou. – Até que sua bocetinha linda e apertada fique larga e usada. – Louis sussurrou em seu ouvido, sugando a carne de seu pescoço antes de começar a estocar contra a boceta que esmagava seu pau, fazendo Harry arranhar suas costas e gritar num misto de dor e prazer.
(Minha boneca)
- Papai, sim, usa meu corpinho. – Harry choramingou. – Mama no meu peitinho papai. – Pediu, sentindo Louis rosnar e abocanhar seu mamilo, puxando entre os dentes, lambendo e sugando enquanto estocava cada vez com mais força e tentando ir mais fundo. – Papai é tão bom pra mim, sou uma garota tão sortuda. – Harry dizia aérea, sentido a cabeça do cacete esmagando cada terminação nervosa dentro de si.
 
- Diz que é minha. – Louis mandou, agarrando seus cabelos e puxando pra trás. – Diz que é minha puta. – Louis olhava em seus olhos chorosos.
 
- Je suis à toi, pour servir, m’incliner devant, obéir et plaire. Je t’appartiens, mon corps, mês trous, mês pensées et mon cœur. Je suis ta pute. – Harry falava lento e entre gemidos longos, as estocadas de Louis cada vez mais brutas.
( Eu sou sua, pra servir, me curvar, obedecer e agradar. Eu pertenço à você, meu corpo, meus buracos, meus pensamentos e meu coração. Sou sua puta.)
 
- Je vais jouir em toi, te marquer comme ma petite chienne, mon petit stockage de sperme. – Louis sorriu ao vê-la gemer com tamanha excitação. – Fique de bruços, vou foder sua boceta enquanto abro seu cuzinho pra me receber.
(Vou gozar dentro de você, te marcar como minha putinha, meu pequeno depósito de porra.)
 
Harry assentiu, virando de costas para Louis, empinando a bunda. - Papai, fode meu rabinho devagar? Você é tão grande, não sei se vou aguentar. – Pediu manhosa, deixando as pupilas de Louis completamente dilatadas.
 
- É por isso que vai ser tão bom, má poupée. Você é tão deliciosa. – Louis sussurrou em seu ouvido, apertando a carne da bunda de Harry com força. – Sua bunda é tão redondinha e pequena, amor. Parece a porra de uma escultura de tão bonita, você me deixa maluco. – Ele estendeu a mão até a cabeceira da cama, puxando um tubo de lubrificante que estava entre o colchão e a mesma. Ele o abriu, despejando uma quantidade abundante no cuzinho amarronzado, o deixando de lado logo após. – Adoro a ideia de machucar você, má petite poupée, mas me avise se doer, sim? Apenas quero marcar você, não te punir. – Pediu, vendo a sua garota empinar mais a bunda em sua direção.
(minha bonequinha)
- Sim papai. – Harry sussurrou, sentindo Louis esfregar o pau na sua boceta, entrando de uma vez, a fazendo gemer alto e agarrar os lençóis.
 
- Shh, má petite chienne. – Louis sussurrou em seu ouvido, segurando os cabelos dela com firmeza e usando a outra mão pra segurar em seu quadril, tirando o pau até a ponta e voltando até onde conseguia, passando a fode-la com força. – Todinha do papai, amor – ele deslizou a mão entre seus corpos, usando o indicador para circular o cuzinho melado, enlouquecendo com os gemidos longos e obscenos de sua garotinha. – Você é a mulher mais linda que eu já vi. – Ele empurrou o dedo, a fazendo gritar e apertar seu pau que não parava de fode-la. – Ficará ainda mais com seus buracos bem abertos pelo meu pau.
(Minha cadelinha)
- Sim, papai. Tudo por você. – Harry gemeu, forçando os joelhos na cama e tentando se deixar mais aberta para Louis. – Papai pode usar meu rabinho agora se quiser, desde que faça bem devagarinho. – sugeriu, no fundo de sua mente a voz avassaladora de sua imaginação a fazendo delirar com a ideia de sentir seu músculo tão pequeno se esforçando para se abrir tanto.
 
- Uh, má petite chienne, está tão desesperada que mau pode esperar que eu enfie meus dedos em você? – Louis gemia rouco em seu ouvido, os quadris batendo implacavelmente contra a bunda deliciosa de sua menina, o dedo sendo tirado somente para voltar com um a mais, abrindo-os dentro do rabo que os esmagava. – Você é tão linda e delicada, não esperava que fosse tão necessitada assim. – Louis ofegava, a respiração acelerada batendo na bochecha úmida dela, a fazendo pingar contra os lençóis.
(Minha cadelinha)
- Eu não sou desesperada. – Harry ofegou, engasgando em um gemido alto que a fez revirar os olhos quando os dedos tão bons se curvaram. – Papai me deixou desesperada. – concluiu, segurando a mão de Louis possessiva em seu cabelo e a apertando com as unhas, timidamente dizendo para que ele a levasse até a borda, sentindo falta de ar ao ponto de seu cérebro girar por tamanha excitação em ouvir Louis usando sua boceta de um jeito tão bruto, tirando de si cada gota de sanidade.
 
- Junte suas pernas. – Louis mandou, se afastando completamente e a fazendo choramingar pela falta de contato. As mãos dele foram ágeis em segurar suas coxas e junta-las, a força depositada fazendo sua pele arder. Louis deixou as pernas juntas dela entre as suas, montando a bunda de sua garota. – Quero que sinta cada centímetro de mim. – Louis agarrou seus cabelos novamente, esfregando a cabecinha no cuzinho relaxado enquanto falava baixinho em seu ouvido. – Você é a minha boa garota, não é? – Perguntou, posicionando contra e começando a empurrar devagar.
 
- Meu Deus! – Harry gritou arqueando as costas, os dedos dos pés se curvando e os dedos agarrando os lençóis. – Sou! – ela disse, as lágrimas gordas deslizando pelas bochechas coradas.
 
- Merde de rabo apertado. – Louis xingou, o cacete doendo e se esforçando para entrar. – Eu vou destruir cada pedacinho de você. – disse ameaçador, o rabo engolindo o pau até a borda. - Ce n’est qu’alors que vous comprendrez que vous avez été fait pour être mien, à chaque respiration maigre. Tu n’ouvriras plus jamais les yeux sans avoir ma bite em toi, mon goût dans ta bouche et mon visage dans ton esprit. – Louis sussurrava entre gemidos, ofegante e insano. – Comme une chienne dressée.
( Só então você vai entender que foi feita para ser minha, a cada respiração. Você nunca mais abrirá os olhos sem ter meu pau em você, meu gosto em sua boca e meu rosto em sua mente.)
(Como uma cadela adestrada.)
 
- Oui, papa. – Harry concordou baixinho, sentindo sua boceta tão molhada e quente que suas coxas deslizavam uma na outra. – Somente sua. – ela engoliu em seco, sentindo o cacete deslizando devagar pra fora e voltando até as bolas estarem encostadas na boceta molhada, gemendo alto. – Papai. – choramingou.
(Sim papai)
- Mais deliciosa a cada mísero segundo. – Louis gemeu, levando a mão por baixo do corpo dela, alcançando a boceta e esfregando o clitóris com o dedo do meio, fazendo sua menina gemer e se contrair em prazer. – Oui, má petite chienne, grite pro papai. – Louis mordeu sua mandíbula, começando a estocar lento e forte, o dedo esfregando o clitóris sensível de forma certeira, sendo incapaz de não gemer entrecortado pelas estocadas tão deliciosas. – Que gemidos deliciosos, má bonne fille. – elogiou, aumentando a velocidade das estocadas, montando o rabo de Harry com força, cada vez mais rápido, o corpo da menina solavancando e tremendo.
(Sim |minha cadelinha | minha boa menina.)
- Papai! Me deixe gozar, por favor. – Harry pediu revirando os olhos, sentindo o pau de Louis em seus poros.
 
- Você pode, má petite chienne. – Louis sussurrou, puxando os cabelos pra trás e esfregando a boceta com força, grunhindo de dor e prazer quando Harry gozou gritado, apertando seu cacete dolorosamente.
(Minha cadelinha)
- Obrigada, papai. – Harry ofegou, seu corpo inteiro tremendo.
 
- Se vire. – Mandou, deslizando pra fora de Harry a contragosto. A menina se deitou de costas na cama, abrindo as pernas e deixando Louis ver sua boceta vermelha e o cuzinho largo e inchado. – Te deixei ainda mais bonita. – Louis lambeu os lábios, segurando em seus tornozelos e os apoiando em seus ombros. Ele se abaixou, beijando os lábios maltratados de Harry e direcionando seu pau direto pra boceta sensível, entrando devagar por estar tão apertada pós orgasmo.
 
- Papai! – Harry gemeu olhando em seus olhos, o semblante franzido em prazer, usando as duas mãos para segurar em sua nuca.
 
- Você é tão bonita, poupée. Completamente venerável. – Louis sussurrou em seus lábios, puxando o inferior entre os dentes antes de mergulhar sua língua quente na boca de Harry, a beijando ofegante. Louis estourou a primeira vez, os dois compartilhando gemidos obscenos um com a boca do outro.
(Boneca)
- Oui papa, fode sua bonequinha. – Harry pediu, tendo um gemido rouco em resposta, os quadris de Louis rapidamente fodendo sua boceta com força e desespero, sua boca tão deliciosa lambendo e sugando seus peitos, usando seu corpinho para sua própria satisfação. – Gosto tanto de servir você, papai. – ofegou, engasgando em seus próprios gemidos.
(Sim papai)
- É a única coisa que você vai fazer daqui pra frente, chienne. – Louis grunhiu, desgrudando dos seus peitos somente para falar e voltar a mamar e abusar deles com mais afinco.
(Cadela)
- Sim, papai. – Harry afirmou, sentindo Louis passar a estocar mais rápido e forte, a fazendo gritar ininterruptamente. – Papa! – Soluçou, os gemidos de Louis indo diretamente para seu clitóris inchado.
 
- Oui. – Louis sussurrou, beijando seus lábios e ondulando seus quadris, fazendo o clitóris de esfregar contra a pelve e pinicar nos pelos dele, sendo inevitável gozar de novo com os olhos obsessivos de Louis em si. – Vou encher você, má petite chienne tão suja. – Louis sorriu, estocando forte e fazendo Harry chorar de sensibilidade. – Apenas minha. – rosnou, estocando forte e rápido, sem se importar com quão sensível sua menina estava.
(Sim | minha cadelinha)
- Sua. – Harry assentiu gemendo. – Só sua, papa, pra sempre. – Ela segurou os cabelos de Louis com mais firmeza, sentindo seus olhos arderem com o rímel borrado neles pelo seu choro estrangulado.
 
- Sempre. – Louis afirmou, afastando seu rosto o suficiente para enxergar o estrago que fez em seu corpo e agarrar o pescoço avermelhado e suado, a impedindo de respirar corretamente. – Ouça bem. Nunca mais você vai encontrar alguém tão bom quanto eu e que te ame tanto. Mas acima de tudo, alguém que seja obcecado por você do jeito que eu sou. Que faça tudo por você, independente do quanto custe. Seu carro é a porra do conversível que você sempre sonhou, suas roupas são tecidas à mão, seus produtos os mais caros, suas calcinhas custam três meses de trabalho de um dos meus funcionários. Você tem tudo que sempre quis por minha causa. Ninguém, Harry, vai te fazer chorar de prazer, vai te chupar gostoso como eu, te foder até você desmaiar de exaustão. Você nunca vai achar alguém melhor do que eu. – Ele aliviou o aperto no pescoço da menina, a vendo respirar desesperada. – Você é a porra da minha garotinha burra, minha namorada, minha esposa, minha cadelinha boazinha e idiota. Qualquer coisa que você pense que pode ser, você é minha. – Louis estocou com força, a fazendo gritar. – Na próxima vez que você me desobedecer ou mentir, eu não vou rasgar sua roupa favorita. Eu vou te bater, chienne. – Louis pegou o cinto esquecido na cama, passando pelo pescoço dela e pela fivela, apertando até seus olhos parecerem assustados o suficiente e suas mãos ficarem trêmulas. – Eu vou te encoleirar assim e foder sua bunda até você desmaiar. – ele apertou mais a fivela, tirando e voltando seu pau até o fundo. – Até você chorar implorando pra eu parar e seu corpo esteja completamente roxo. Você me entendeu?
 
- Sim, papai. Te dou permissão pra fazer muito pior se acontecer, porque eu prometo que não vai. – Harry falava baixinho, não entendendo o porquê sua boceta queimava tanto pelas ameaças terríveis quanto por todos os elogios dóceis.
 
- Seu consentimento não serve de nada pra mim, amor. Eu controlo cada célula de você e isso inclui suas vontades. – Louis sorriu satisfeito com o assentir submisso, beijando seus lábios com carinho e voltando a estocar de forma bruta, a fazendo gritar abafado entre seus lábios possessivos. – Repete pro papai. – Ele rosnou.
 
- Você pode fazer qualquer coisa comigo porque eu sou completamente sua, papai. Minha bocetinha e meu rabinho que você fode tão bem, meus peitos, minha boca, é tudo seu e pra você, papai. Eu nasci só pra ser sua bebezinha pra mimar e sua puta pra usar. Só sua, meu coração, minha mente, minha alma e meu corpo. – Harry disse tudo entre gemidos longos, ofegante. A cada afirmação que fazia se sentia mais inútil e mais suja, o que fazia sua boceta pulsar e implorar por mais e mais prazer. – Meu Deus, papai, você me fode tão bem! – ela choramingou, abraçando o pescoço de Louis, que estava tão perto de gozar que passou a meter rápido e em estocadas curtas, fazendo Harry senti-lo até no DNA. – Goza em mim, papai. Enche sua garotinha. – Harry pediu, revirando os olhos quando Louis empurrou seus ombros pra baixo fazendo seu corpo ir de encontro com o cacete delicioso, a fazendo ver estrelas enquanto ele gemia rouco e alto, gozando cada gota dentro de si.
 
- Toda minha. – Louis disse ofegante, beijando cada pedacinho de pele de seu rostinho. Ele tirou o cinto do pescoço, vendo pequenos arranhões nele. Sorriu ladino, beijando e lambendo cada uma das marquinhas, ouvindo ela gemer baixinho. – Quer gozar na minha boca, princesa? – ele perguntou esfregando seus narizes juntos, os olhos de Harry úmidos e o bico nos lábios enquanto assentia devagar. – Você foi tão boa pra mim, má petite poupée. – Ele afirmou, vendo seus olhos ganharem um brilho novo.
(Minha bonequinha)
- Papai achou? – ela ofegou e Louis sentiu sua boceta apertar seu pau ainda dentro dela.
 
- Oui, poupée. Perfeita, amor, a única que pode me agradar, sim? – Ele sorriu, sentindo-a pulsar novamente. – Você é a garotinha mais linda desse mundo. Sua boceta é tão bonita, molhada, seu gosto e seu cheiro são os mais deliciosos que eu já senti em toda minha vida. Nada nesse mundo se compara com a sensação que é estar dentro de você. – Ele umedeceu os lábios, percebendo que quanto mais a elogiava, mãos sua boceta pulsava forte no seu cacete, não deixando nem mesmo que ele amolecesse por completo. Ele estava fascinado. – Você me deixou insano, sabia? O cheiro do seu corpo suado faz meu pau latejar, o jeito que sua mãozinha tão delicada rasga a pele do meu pescoço. E suas coxas em volta de mim, Harry, é completamente delicioso. Você tem poder completo sobre mim, princesa, você é capaz de me fazer morrer se quiser. – Harry gemeu baixinho, a boceta latejando de tesão. – Se continuar pulsando essa sua bocetinha deliciosa o papai vai ficar duro de novo, bebê.
(Sim, boneca)
- Papai. – Harry gemeu.
 
- Peça, minha princesa. – Louis incentivou, tirando pernas de cima do ombro e a sentindo aperta-las em volta de seu quadril na hora.
 
- Dodói. – Harry rebolou devagar, tentando friccionar seu clitóris contra a pelve de Louis.
 
- Quer a boca do papai, bebê? Oui? – Louis acariciou seu rosto, esperando que ela decidisse como queria gozar.
 
- Oui. – ela assentiu após alguns segundos. – Por favor.
(Sim)
- Papai faz tudo que a garotinha dele quer. – Ele sorriu ao vê-la desesperada por contato, não querendo enrolar e a deixar irritada pela necessidade. Selou seus lábios com carinho, saindo de dentro dela e grunhindo com a sensação. Ele deitou entre as coxas avermelhadas, vendo sua porra escorrendo até o cuzinho ainda aberto. Circulou o indicador nele, empurrando a mesma pra dentro, fazendo o mesmo no buraco da boceta, pegando um pouco e estendendo em frente da boca de Harry. – Sinta. – pediu, vendo-a sugar seu dedo. – Agora você tem a porra do papai em todos os seus buracos, do jeitinho que tem que ser. – ele abaixou o dedo úmido até o mamilo sensível, passando a brincar com ele antes de lamber uma faixa gorda na boceta judiada, ouvido Harry gritar seu nome e arquear as costas. – A melhor boceta dessa porra de mundo. – ele grunhiu, sugando o clitóris pra dentro da boca e esfregando a língua nele. Harry agarrou seus cabelos e rebolou em sua boca, o fazendo acelerar as lambidas e chupadas, esfregando a boceta necessitada em sua língua quente, sendo cada vez mais influenciado pelos gritos prazerosos de Harry. – Goza na língua do seu papai, quero engolir seu gozo, amor. – Louis pediu, apertando os peitos gostosos e sensíveis, sentindo as pernas de Harry tremendo e a mão em seus cabelos tão forte que ardia, deixando Harry se esfregar em todo seu rosto e gozar diretamente em sua língua, o qual Louis engoliu revirando os olhos, sentindo sua porra misturada e deixando tudo mais obsceno.
 
- Meu papai lindo. – Harry disse aérea e ofegante, tentando puxar Louis pra cima.
 
- Minha bonequinha linda. – Louis sorriu vendo-a destruída, deitando ao seu lado e a puxando pra perto, beijando seus lábios e dividindo o gosto de porra e de sua boceta.
 
- Amo você também, papai. – ela deitou em seu peito, abraçando seu tronco. – Me desculpa por tudo.
 
- Está desculpada, poupée. – Louis beijou sua testa. – Mas você realmente é só minha. Nunca mais, ok?
(Boneca)
- Nunca mais, papai. – concordou. – agora que você finalmente me fodeu, pode me comer enquanto eu durmo? Sonho em acordar com você dentro de mim desde que nos conhecemos. – ela riu baixinho, fazendo carinho nos pelos do peito de Louis.
 
- Então dorme logo, porque só de pensar em te foder dormindo meu pau já tá ficando duro. – Louis sussurrou de volta, a fazendo gargalhar.
 
- Eu vou, meu papai. – Ela se apoiou no cotovelo só para beija-lo, fazendo carinho em sua barba e olhando em seus olhos. – Sem mais nenhuma outra, certo?
 
- Não tenho ninguém além de você, princesa. Sou completamente seu, só o seu papaizinho. – ele sorriu ao ver Harry abrir aquele sorriso enorme e cheio de covinhas.
 
- Responde. – Ela fez bico, fazendo Louis rir.
 
– Também amo você. – Ele selou seus lábios. – Agora dorme, tô doido pra te acordar. – ele deu um tapa leve na bunda dela.
 
Harry riu, tirando o pano que era sua blusa dos braços, ficando finalmente completamente nua. Ela se deitou no peito de Louis novamente, sabendo que assim que fechasse os olhos e caísse no sono, acordaria sendo implacavelmente fodida por seu papai.
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