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#el matrimonio de los peces rojos
p00li · 1 year
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Mi estado de ánimo oscilaba entre el resentimiento y una tristeza insondable. No dejaba de preguntarme si íbamos a salir de eso y, en caso de no conseguirlo, qué alternativas teníamos. Al menos para mí, no imaginaba ninguna.
El matrimonio de los peces rojos. Guadalupe Nettel.
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poemsandpoetrymx · 1 year
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Guadalupe Nettel, “Hongos”, El matrimonio de los peces rojos
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cajitaponja · 1 year
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Fragmento del cuento Hongos del libro El matrimonio de los peces rojos de Guadalupe Nettel.
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hipertexto · 1 year
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“En general, se aprende mucho de los animales con los que convivimos, incluidoslos peces. Son como un espejo que refleja emociones o  comportamientos subterráneos que no nos atrevemos a ver.” - El matrimonio de lo peces rojos, Guadalupe Nettel.
"Quería pintar esa luz, someterla.” Hecho en Saturno por Rita Indiana 
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viceverseando · 4 years
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Cuando dos personas piensan constantemente la una en la otra, se establece entre ellas un vínculo que rebasa los medios ortodoxos de comunicación
Guadalupe Nettel. Libro: El matrimonio de los peces rojos.
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100books · 3 years
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31/100
El matrimonio de los peces rojos
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Este pequeño libro es una serie de cuentos en donde seguimos la vida de diferentes personas y su relación la vida de los animales con los que conviven, viendo un poco de su realidad en ellos y asimilando las cosas desde el lado salvaje de la naturaleza.
Es un libro rápido de leer entretenido e interesante, sin embargo, en ocasiones me pareció aburrido o simplemente muy grotesco en la manera del lenguaje, por lo cual le baja varios puntos.
En general, no es un mal libro y es interesante para adentrarse a la literatura mexicana.
« Son como un espejo que refleja emociones o comportamientos subterráneos que no nos atrevemos a ver. »
« Pero estos me enseñaron que los gritos también pueden ser silenciosos. »
« Concluimos que la felicidad podía encontrarse fuera de lo convencional. »
« Sin embargo, cuando dos personas piensan constantemente la una en la otra, se establece entre ellas un vínculo que rebasa los medios ortodoxos de comunicación. »
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🌟🌟🌟
3/5 stars
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lacavernablog · 3 years
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Tres mujeres enfrentadas por la maternidad
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La hija única pinta las decisiones de una mujer frente a una sociedad aún repleta de convenciones difíciles de erradicar -ligarse las trompas-, además la complejidad de tomarlas -la amiga que traiciona sus ideales de no ser madre para convertirse en una a pesar de correr graves situaciones o la madre soltera, su vecina, y el hijo que por momento se vuelve insoportable.
Desde El cuerpo en que nací, El matrimonio de los peces rojos, Premio Ribera del Duero, hasta Después del invierno, novela con la que obtuvo el Premio Herralde, Guadalupe Nettel siempre ha tenido una puesta por el descubrimiento interior, ha buscado siempre una actitud de entender el mundo psicológico, el mundo moral en torno a la figura de una escritora mexicana afincada en Francia, que envuelve prácticamente toda su diégesis.
El cuerpo es un tema preponderante dentro de la narrativa de Nettel; podemos entender ese espacio exteriorizado, cristalizado, del mundo femenino, frente a las respuestas del amor, del erotismo y ahora en esta novela principalmente como una no-madre y como madre.
Por eso La hija única, como bien se ha dicho, es una novela descarnada, no esconde miedos, temores, al contrario, los expone y los libera, así el personaje cobra vitalidad y cobra fortalecimiento en sus disposiciones.
El sistema mediático tal vez es influyente en la toma de decisiones contra o favor de la maternidad, pero también está la creencia de esos discursos modernos de la feminidad. Por eso La hija única, como bien se ha dicho, es una novela descarnada, no esconde miedos, temores, al contrario, los expone y los libera, así el personaje cobra vitalidad y cobra fortalecimiento en sus disposiciones. Pero hay momentos, que en el contorno donde vive, donde se expresa, donde enuncia, ponen en juego la credibilidad y la cotidianidad. La narradora tiene que lidiar con esto. La hace conectarse con esos miedos y frustraciones, lo ideal, lo emocional, de las madres. La capacidad de describir estas situaciones cotidianas, que no parten de ningún sueño, de ninguna ficción, se contrapone con la virtud de concentrar esfuerzos en buscar distracciones como describir el comportamiento diario, instintivo, de las palomas y del nido en el balcón.
No en vano, la narradora hace hincapié a un escritor excelso hoy en día: el rumano Mircea Cartarescu, y no en vano hace una mención a su lectura de una de sus novelas inconmensurables: Solenoide.
“Cada uno debe decidir qué quiere y qué hacer con su propio cuerpo. Todo el mundo tiene derecho a no ser excluido, sea cual sea su elección”, ha declarado la escritora al respecto. La hija única, la narradora, finalmente se libera de prejuicios, y su lucha, sea política, moral o emocional en medio de una sociedad que aún impone sus leyes contrarias, en especial hacia las mujeres, encuentra su propósito para la búsqueda de una libertad. Esto le permite conducirse sin márgenes ni marginación como apoyar y participar en grupos o movimientos feministas.
Con todo, la novela sirve para encarar la realidad, una realidad distinta de la maternidad, de la naturaleza, y Nettel logra componer esos escenarios con justicia.
por René Llatas Trejo para Buensalvaje
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amiguiz · 3 years
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—Otros peces —siguió diciendo— se sienten libres en peceras muy estrechas. Las ven como universos claros y llenos de color. Cada rayo de sol representa para ellos un mundo de posibilidades. Los peces betta, en cambio, pueden ver estrecha la pecera más amplia. Siempre les falta espacio y se sienten amenazados incluso por su pareja. Con toda esa presión encima interpretan la existencia del otro. No me lo estoy inventando, lo leí en uno de los libros que sacaste de la biblioteca y que por cierto aún no has devuelto. ¿Sabes a cuánto asciende la multa por cada día de retraso?
Guadalupe Nettel, en El matrimonio de los peces rojos
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mitosjpenespanol · 4 years
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La historia del templo Shidoji
Kohaku Jo era la hija casadera del ministro Fujiwara no Kamatari. Su belleza estaba en boca de todos en Japón, y cientos de jóvenes deseaban desposarla, en vano, pues su padre juró a su hija que solamente daría su mano en matrimonio a un rey. 
Un día hubo un gran tumulto en las afueras de su palacio. Cuando Kamatari se asomó, pudo ver a un gran grupo de muchachos que usaban ropajes con un dragón de seda bordado sobre un dondo amarillo. Supo, entonces, que provenían de China. Una vez que Kamatari recibió a un representante del grupo en su palacio, supo que eran enviados del emperador Koso, quien deseaba desposar a Kohaku Jo, y como lo indicaba la tradición, si ella aceptaba podría escoger cualquier cosa que quisiera de su Cámara de los Tesoros, para llevarla a Japón. 
Kohaku Jo escuchó de su padre que sería enviada a China para casarse con el emperador. La muchacha comenzó a llorar al saber la noticia, pues no deseaba abandonar su hogar. Sin embargo, se consoló con la idea de que honraría a sus padres y podría escoger tres maravillosos objetos de la Cámara de los Tesoros; ya había resuelto enviarlos al templo de Kofukuji, lugar donde había sido bendecida al nacer.
El día del viaje, Kohaku Jo acudió al templo Kofukuji. Solicitó protección para ella y las damas que la acompañaban y prometió enviar los tres objetos más valiosos de China. Finalmente, partió sin contratiempos y fue recibida con grandes celebraciones por el emperador Koso. 
Los temores propios de una novia se disiparon cuando el emperador le hizo saber lo feliz que él y sus súbditos se encontraban al tenerla ahora como emperatriz. Koso pensó que su esposa era el ser más bello y delicado que jamás había visto, por lo que llamó a los orfebres y jardineros más destacados del país para que crearan un sendero de lotos labrados en oro y plata, para que Johaku Jo lo recorriera sin que sus pies se posaran sobre la tierra. Desde entonces, los poetas y enamorados llaman a sus amadas “pies de loto”. 
A pesar de este y otros maravillosos regalos, Kohaku Jo no podía dejar de pensar en la promesa que había hecho en el templo Kofukuji el día en que abandonó Japón. Así que se apresuró a solicitar a su esposo tres objetos de la Cámara de los Tesoros. Desesperado por complacerla, Koso inmediatamente accedió. Kohaku Jo no podía elegir entre tantas cosas maravillosas; pero finalmente seleccionó: un intrumento musical que podía producir hermosas melodías sin ser tocado; un tintero de piedra al que nunca se le agotaba la tinta; y un cristal en el que se podía ver, desde todos sus ángulos, una hermosa imagen de Buda montando un elefante. Los tres objetos fueron puestos pronto en un navío rumbo a Japón.
El buen tiempo había permitido que el barco entrara pronto en aguas japonesas, pero, justo en la bahía de Shido no ura, el clima empeoró y se desató una terrible tormenta. Después de momentos de angustia, la tormenta cesó. Tras comprobar que la tripulación estaba a salvo, el capitán se apresuró a ver el estado de los tesoros. El tintero y el instrumento musical estaban intactos, pero el cristal había desaparecido. Ordenó a todos buscarlo e informar al ministro Kamatari. Bendecido con sabiduría, supo este que el cristal no sería encontrado, pues la tormenta había sido desatada por el Dragón del Mar para robar la preciosa joya.
Durante días cientos de pesacadores, guerreros y buzos nadaron hasta lo más profundo de las aguas de la bahía en búsqueda del cristal, pero regresaban con las manos vacías. El cristal seguía en manos del rey Dragón. Mientras caminaba desanimado por la playa, Kamatari notó que una mujer que cargaba un bebé en brazos lo seguía. Se acercó y se sorprendió cuando esta le rogó que le permitiera ir en búsqueda del cristal. A cambió, solicitó al ministro que adoptara a su hijo y lo convirtiera en un gran samurai, pue ella era una pescadora muy pobre y no podía mantenerlo. Ante tal convicción y seguridad, Kamatari aceptó con la única condición de recibir el cristal de vuelta.
Ayudada por el enorme grupo de pescadores y buzos, la mujer se anudó una cuerda a la cintura y se sumergió con prontitud. Lo primero que vio en las profundidades fueron peces asustadizos y enormes rocas. Después de nadar un poco más profundo, logró ver un bello resplandor que provenía de los tejados del palacio del rey Dragón. El sitio era como una gran pagoda de corales sumergida en el océano. La mujer buceó y exploró en búsqueda del cristal. Pronto identificó un resplador aún más hermoso y cegador. Se trataba de la joya colocada con sumo cuidado en una peana, y era protegida por varios dragones marinos. Aunque se encontraba aterrorizada, nadó sin titubear y tomó pronto la joya. Los dragones dormían, aunque pudieron ver en sueños a la mujer, y se despertaron causando la agitación violenta de las aguas. 
Para no perder la joya, la pescadora se la enterró en el pecho, provocándose una hemorragia que tiñó el agua de rojo. Apretó fuerte su mano contra la herida para que la muerte no la alcanzara antes de llegar a la superficie. Los dragones, que temían a la sangre, cesaron la persecución y regresaron al fondo aterrorizados.
La mujer tiró la cuerda y los pescadores la ayudaron a salir. Al verla gravemente herida, la llevaron con mucho cuidado a la arena, y la recostaron apesadumbrados, pues pensaron que aquel sacrificio tan grande la había llevado a la muerte. Pero antes de perder la vida, extrajo de su pecho el cristal ensangrentado, y todos rompieron en llanto celebrando la extraordinaria obra de la pescadora, pero tristes por su fallecimiento. 
Kamatari no olvidó su promesa y crió al hijo de la pescadora como si fuera propio. Le dio una educación tan exquisita que se convirtió en el mejor samurai de Japón y sucedió a Kamatari en su puesto cuando este falleció. Su nombre era Fujiwara no Fusasaki. Cuando Fusasaki supo la historia de su madre, ordenó la construcción del templo Shidoji en la bahía de Shido no Ura, donde actualmente la gente acude a agradecer el trabajo y sacrificio de los pescadores y buzos. 
www.mitosjpenespanol.tumblr.com
Lee mitología griega aquí
Lee mitología coreana aquí
Lee mitología china aquí
Imagen: Pertenece al sitio web Rekinabi-sanuki.net. Compartida con fines educativos y sin ánimos de lucro. 
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diesims · 4 years
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Reglas del Challenge Actualizado + Nuevos Packs
Generación 1: Menta
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Naciste para ser famoso/a esa es la verdad que te atormenta, por que por más audiciones que hagas, sientes que nadie aprecia tu talento. En este mundo deberás de luchar por ser el número uno y el mejor pagado de Del Sol Valley y para eso deberás tener todos los contactos posibles.
Rasgos: Vegetariano, Celoso, Materialista Aspiración: Celebridad de fama mundial y Fiestera Carrera: Actor / Actriz
Reglas:
Alcanzar el máximo de la carrera
Completar la aspiración
Domina la habilidad de Actuación, Carisma y Canto.
Crea tu propio estudio en casa y gana regalías de al menos 10 de tus creaciones
Tener 20 mejores amigos
Tener 10 enemigos
Hacer que 5 Sims se enamoren de ti
Múdate a una mansión de más de 600K cuando llegues a la edad de anciano
Cásate 2 veces y divórciate de ambos
Ten 2 hijos
Generación 2: Rojo
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Eras el hijo consentido de la familia, siempre te dieron todo así que nunca te tuviste que esforzar por nada, tus relaciones con amigos y amantes duraban muy poco por tu falta de empatía con la gente. Los único que siempre te entendieron fueron tus gatos y las redes sociales.
Rasgos: Niñofóbico/a, Fan de los gatos, Extrovertido Aspiración:  Amigo de los animales Carrera: Gestor de redes sociales
Reglas:
Completar la carrera
Completa la aspiración
Completar la habilidad de Carisma, Destreza Manual y Adiestramiento
Adoptar 6 gatos
Completa la colección de plumas
Completa la colección de tesoros enterrados
Generación 3: Amarillo
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Desde pequeño has pensando que no encajas en este mundo, estabas convencido de la vida en otros planetas y por eso decidiste convertirte en astronauta, pero las cosas no son tan fáciles como pensaste, para llegar al lugar que quieres estar, deberás estudiar mucho y estar abierto a lo desconocido.
Rasgos: Malvado/a, Solitario/a, Amante del arte Aspiración: Académica Carrera: Astronauta
Reglas
Completa la habilidad de Ciencia espacial y la Destreza Manual
Completar la carrera
Completar la aspiración
Debes construir un cohete y visitar Sixam
Nunca tenga amigos cercanos o relaciones que no sean abuelos de la Generación 1 hasta que el abuelo muera
Casarte con un Alien y tener 2 hijos
Completar la colección de alienígenas
Generación 4: Gris / Plata
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Salvar vidas siempre su tu mayor sueño, desde aquella vez que salvaste al vecino con CPR te diste cuenta que la vida te esperaba para algo muy grande y cuando decimos grande también nos referimos a la familia.
Rasgos: Fan del reciclaje, Integrada Nata, Familiar Aspiración: Super Mamá / Papá Carrera: Médico
Reglas
Completa la habilidad de Pesca, Aptitud parental y Destreza manual
Atender 10 partos en el hospital
Completar carrera
Completar aspiración
Tener mellizos (puedes usar trucos para esto)
Sé mejor amigo de todos tus 4 hijos (los demás pueden ser adoptados)
Ten una noche de juegos familiares todos los domingos
Uno de tus hijos debe completar la colección de Vacimonstruos
Al menos 1 de tus hijos debe terminar la Universidad
Generación 5: Morado / Lila
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Desde aquel día en el que tus padres te llevaron a las ruinas de Selvadorada, tu instinto de la aventura jamás te abandonó. Creciste en una familia muy tranquila de abogados que querían que siguieras el mismo camino, sin embargo tu tenias otros planes. La aventura te esperaba.
Rasgos: Genio, Frigana, Errátiga Aspiración: Arqueólogo académico Carrera: Militar
Reglas
Completar carrera
Completar aspiración
Completar las habilidades de Destreza manual, Ejercicio Físico, Arqueología y Cultura de Selvadorada
Descubrir el misterio de las ruinas de Selvadorada
Divorciarse 2 veces y quedarse soltero (ya estás casado con tu carrera)
Vivir en unión libre con un lugareño de Selvadorada
Adoptar un heredero
Completar la colección de fósiles
Generación 6: Naranja
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xxx
Rasgos: Friki, Infantil, Vegetariano/a Aspiración: Botánico autónomo Carrera: Científico
Reglas
Completar carrera
Completar aspiración
Completar la colección de cristales, ranas y peces
Enamórate de 3 Sims pero nunca te cases
Completar la habilidad de Videojuegos, Comedia y Pillería
Vive en dos ciudades durante toda tu vida
Construye un pequeño laboratorio científico en el sótano de tu casa
Generación 7: Rosa
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Desde que viste Chicas Pesadas en televisión supiste que tu destino era ser la próxima Regina George, así que no perdiste el tiempo buscando amigos reales, lo único que te ha importado es que todos te amen y se crean lo que dices. Sin embargo vivir así puede ser muy solitario.
Rasgos: Bailongo, Ambicioso/a, Perfeccionista Aspiración: Amigo/a de todos Carrera: Influencer de estilo
Reglas
Colección completa de postales
Dominar las habilidades de Baile, Carisma y Producción multimedia
Completa la aspiración
Completa la carrera
Montar un estudio de producción multimedia en casa
Tener más de 500 mil fans en Redes Sociales
Cuando llegues a la edad de anciano/a deberás mudarte a una mansión de 1M de simoleons
Tener la boda perfecta para poder subir tus fotos y videos a Instagram
Divorciarte después de tener 1 hijo
Tu hijo debe seguir tus pasos, ser el más popular de la Universidad de Britechester
Debe aceptar todas las invitaciones a fiestas / salidas con sus amigos.
Generación 8: Hueso
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Desde pequeño te decían NERD por que te encantaba leer, podrías pasar los veranos enteros encerrado en casa con un buen libro, eso te dio mucho conocimiento y siempre te sentiste especial por eso, pero… ¿Cómo llevar esa información a la sociedad Sim?, ¡pues siendo presidente!
Rasgos: Bibliofílo/a, Bueno/a, Seguro/a de sí Aspiración: Cerebrito Carrera: Política
Reglas
Casarse con alguien que conozcas en una manifestación
Completar 50 libros leídos de tu biblioteca personal
Completar las habilidades de Investigación y debate, Escritura Lógica y Guitarra
Completar la carrera
Completar la aspiración
Casarte en la playa
A partir de ser adulto, comprar la versión más cara de cualquier objeto para tu casa
Todos tus hijos deberán tener excelentes calificaciones
Generación 9: Verde
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Estás cansado de la contaminación de la ciudad y estás dispuesto a desarrollar la tecnología para tener un mundo más verde.
Rasgos: Fabricante, Fan del reciclaje, Hija/o de las Islas Aspiración: Innovador tecnológico Carrera: Conservacionista
Reglas
Dominar las habilidades de Fitoterapia, Jardinería, Bienestar
Maestría en la carrera de Gurú Tecnológico y aspiración completa de Experto en Ordenadores
Tener al menos cinco buenos amigos y cinco enemigos.
Vivir en una casa Sin Servicios
Generación 10: Azul / Celeste
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Rasgos: Cleptómano, Anticompromiso, Familiar Aspiración: Líder de la manada Carrera: Criminal
Reglas
Completar las habilidades de Fotografía, Cocina y Aptitud Parental
Completar la carrera
Completar la aspiración
La pareja con quien te cases debe compartir tu misma pasión por el crimen
Tener una aventura secreta con 4 Sims después del matrimonio
Puedes tener la cantidad de hijos que quieras pero adopta al menos uno
Completar 4 colecciones
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p00li · 1 year
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Nuestra relación siguió su curso paulatino hacia la putrefacción
El matrimonio de los peces rojos. Guadalupe Nettel.
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poemsandpoetrymx · 1 year
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El matrimonio de los peces rojos, “Hongos”, Guadalupe Nettel
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adrivnlux · 4 years
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…Cuando he preguntado su edad, me ha respondido que al ocurrir el cólera del 83, era ya grandecita. Con este dato, he deducido su edad. Si en 1883, tenía cinco años, que es cuando ya se puede tener memoria, ahora irá teniendo setenta años.
Ella fue la primera hija de dos que tuvo Bárbara Pineda, mi abuela. La segunda se llamó Severina y murió muy joven. Tuvo seis hermanos, de los cuales viven cuatro. A Adrián y Crescencio, ya los has visto en foto: el que está solo y tiene un lunar en la mejilla es Chencho; el de los bigotes canos, Yan. Otro, Eustaquio, estaba en el pueblo el día que fotografié a la familia, pero mi llegada le produjo tal alegría, que habiendo tomado demasiado vino por festejarme, no estaba en condiciones de que se le retratara. Otro más, Juan, estaba de visita en México; cielo nublado y la prisa con que anduve, no me dejaron tiempo para retratarlo. Francisco y Máximo, ya va para treinta años que murieron.
Mi madre heredó el cariño de Severina, esto es, la quería dos veces. He oído decir que fue, durante su primera juventud, la más bonita mujer de Juchitán. Era, dicen, como la flor del pueblo. Hace algunos años, por diversión, le pregunté con qué sustituía la pintura de labios y el polvo cuando fue señorita. Y me respondió: yo no tuve necesidad de esas cosas. Y creo que ello fue cierto. No tenemos en casa ninguna fotografía suya anterior al año de 1917 en que hizo un viaje a una de las capitales próximas a Juchitán. Todavía entonces era muy bella. De pie, junto a una silla, una mascada colgándole del brazo, se la ve con esa arrogancia con que siempre adorna sus actos y su andar. Lo que un día dije de las tehuanas y juchitecas que caminaban en verso, que su andar era la poesía del movimiento, me lo sugirió ella. En 1932 tomamos otras fotos suyas en la capital de la República. Vieja, cansada como está, conserva en todas ellas ese gesto altivo que en ti sugirió la idea de indomabilidad. Su mandíbula, un poco salida, parece una quilla pronta a embestir la ola adversa.
Vistió de niña con esa indumentaria que ahora sólo usan las ancianas o las mujeres muy primitivas. En rigor es el traje más auténticamente zapoteca. Los idolitos zapotecas lo atestiguan. Debió ser una fiesta ver en cuerpo niño traje antiguo. Pasó su niñez en el rancho. Cantos de aves, flores silvestres, debieron darle la primera lección de belleza y de amor. Y el mar que en todo ha de estar presente, la primera lección de infinito. ¿No ves en su mirada lejanías? Ya adolescente vivió en Ixhuatán y en Juchitán. Asistió nueve meses a la escuela y aprendió a leer. Casada, con la ayuda de mi padre mejoró sus conocimientos y supo escribir un poco y hacer números, aunque nunca se valió de eso. Las cartas se las escribimos siempre nosotros, y en cuanto a las cuentas las hacía ―ahora ya no tiene nada que contar― con granos de maíz, frijol o garbanzos, con una rapidez y exactitud sorprendentes ni más ni menos que los chinos con su ábaco. 
Muchas veces yo con el lápiz, ella con sus granos, me ha ganado haciendo cuentas. Entonces, satisfecha, agrega que ella será muy tonta, pero que llegada la ocasión sabe defenderse. Después ha olvidado los números, la escritura y también, un poco, la lectura. Con frecuencia la he encontrado en una labor dolorosa intentando descifrar mis artículos. Uno, principalmente, lo ha leído varias veces, no obstante que gentes de la casa se lo leyeron cuando apareció publicado. Pero ella quiso, por propio esfuerzo, leerlo, como si aquello perdiera su sentido si sus ojos, si su pequeña sabiduría, no lo descifraran por ellos mismos.
En plena juventud volvió a Ixhuatán. Aquí conoció a mi padre. Y fue así. Un día estaban unos jóvenes apostados en una esquina viendo pasar a las muchachas camino del mercado, como es costumbre en aquellos pueblos al atardecer, cuando pasó mi madre.
―Allí va Martina Man ―dijo alguno.
―¿Quién será el que se case con ella? ―agregó otro.
―Con esa mujer no se casa ninguno de nosotros ―comentó un tercero recordando su piel clara y su posición desahogada.
―Pero yo lo intentaré ―dijo mi padre. Y lo intentó. Y empezó la novela que te conté camino de la Newberry Library.
No duró mucho aquel amor. Doce años después de casados mi padre murió. Mucho tiempo para el sufrimiento, pero un instante para la dicha. Dos semanas después de su entierro volvimos a Ixhuatán a donde no pudo llegar a morir porque una sublevación de juchitecos lo impidió. Allí teníamos casa y un pequeño rancho con ganado. Durante los primeros cuarenta días, en los cuales se reza en casa ante una fingida tumba de arena y los deudos reciben el pésame de sus amistades, mi madre vivió llorando. Después se secó las lágrimas y una gran resignación, refugio de mis dos sangres oprimidas, ocupó el sitio del infortunio.
Amparada en los brazos del marido, su voluntad, su energía, su coraje, no pudieron manifestarse en su plenitud mientras el esposo vivió. Pero los tenía cabales. Ella misma, a caballo, acompañó al caporal y a los vaqueros a traer al rancho algunos toros para pagar a don Antonio Nivón el dinero que prestó para que mi madre fuera a curarse a México. Y otro día, creo que a fines de noviembre del 11, en una carreta guiada por ella, salimos todos rumbo al rancho. La Revolución Mexicana se iniciaba para nosotros. Y allá vivimos hasta seis años sin volver al pueblo. 
Mi madre se encerró en la casa grande, en la de los santos, que se dice en zapoteco, para diferenciarla de la cocina y de la casa de criados; y sólo por las noches salía para preguntar por el estado de los trabajos y para dar instrucciones acerca de lo que había de hacerse al día siguiente. Cuando una ocasión propicia la ponía en trance de explicar su estado, decía que odiaba la luz y que había encontrado un consuelo en la penumbra de su casa. Algunas noches salía a caminar por los caminos. En voz alta llamaba a mi padre: los indios creen que los muertos no se van del todo si una gran culpa, si un gran amor, dejaron en la tierra. Y Arnulfo Morales, mi padre, había dejado aquí a seis hijos y a una viuda. Y era posible que en las noches de luna volviera al rancho por verlos. Hubo quien dijera que estaba loca. Pero no lo estaba. Yo sé que estaba cuerda, que nunca como en aquellos días estuvo tan lúcida. Ninguno de sus hijos advirtió aquel drama. 
Otras veces, al medio día, abandonaba su rincón y venía a la cocina a comer con nosotros.
―Mañana comeremos juntos ―anunciaba.
Y Checú Cueto se empeñaba en pescar el más rico de los peces y Valeria Biinu en guisar el más rico de los platos. Mi madre, con la cabeza ceñida con un paliacate de seda negro, presidía la comida. Y todos vivíamos unas horas de fiesta. Algunas tardes, en romería, íbamos al mar que a un kilómetro de la casa corre. En su orilla cortábamos guayabas e icacos, un fruto rojo que por allá se da silvestre y del que Darío habla con elogio en su Autobiografía. Nos bañábamos, recogíamos conchas de colores y con ellas hacíamos collares. Durante el tiempo de aguas era una delicia cortar nenúfares y mudubinas, dos flores de las que andando el tiempo iba yo a contar la dolorosa historia. Pero esto era ocasionalmente. La ley era que mi madre se pasara los días dentro de la casa, sin salir, sin comer, durante el día. Cuando estuvo curada de su viudedad, trabajó al lado de los mozos hasta que la luz rendía los ojos y la noche, a dos manos, repartía la plata de los astros. A caballo, a pie, recorría el campo vigilando la nacencia, o iba al pueblo para comprar maíz, frijol y otras semillas para las siembras. Sentada en la última tranca del corral, vigilaba la ordeña, la tusa, el cruce de las bestias, los herrajes. ¡Días aquellos en que yo, un niño de diez años, era el segundo, el ayudante más eficaz del caporal!
Pero la Revolución Mexicana, que entonces todavía no llegaba a gobierno, llenaba de espanto el pecho cóncavo de los días mexicanos. Y el robo, el asesinato, el estupro, eran afanes cotidianos. Y no era menester el don de profecía para advertir que nuevas desventuras se cernían sobre nuestra casa, ya llena de goteras. Y todos los agüeros en que hasta ayer creía y en los que aún creen mis familiares, nos repetían que todo aquel mediano bienestar iba a concluir. El canto de los alcaravanes, el retorno del hombre a caballo que cien años antes anunció la prosperidad entre los abuelos, todos nos anunciaba que aquello era víspera de un nuevo penar. Y otra tarde, tan triste como aquella en que salimos del pueblo, volvimos al pueblo. Nuestra casa había sido saqueada y quemada por los revolucionarios, y sólo quedaba en pie la cocina. No construimos una  nueva casa, sino que acondicionamos la cocina, y en ella nos pusimos a vivir. Concurrí a la escuela, cada vez que la situación del país permitía que la hubiera, y aprendí a leer, a escribir y a recitar.
Mi madre, en viajes constantes a Juchitán en busca de medicinas para curarnos de la malaria, se puso a gastar dinero. Hacía regalos de cuando en cuando. Y así como otros obsequian una caja de dulces y unas flores, Martina Man regalaba una yunta de bueyes y una carreta, una vaca con cría o un terreno para construir una casa. A sus ahijados, a sus hermanos, a sus sobrinos, a mi abuela, regalaba durante la feria de la candelaria, única que se celebra en mi pueblo. Alguna vez apadrinaba a matrimonios, pagando los gastos. En uno de estos matrimonios recuerdo haberla visto bailar un son; y decir los parabienes a los recién casados. Durante el matrimonio de Efraín Nieto, un primo mío, la oí recitar un romance que sólo más tarde supe que no era de nuestra invención, y que ni siquiera sabíamos bien a bien lo que las palabras significaban, porque el romance memorizado sirvió, sirve aún entre nosotros, para ocultar la pena de que podamos expresarnos fluidamente en español.
Ya se va la recién casada sabe Dios si volverá; adiós queridos hermanos, adiós querida mamá.
―Caballero por fortuna ¿tú no has visto a mi marido?—Señora no lo conozco deme una seña y le digo.
―Mi marido es blanco y rubio su boquita muy cortés y en la cacha de su espada tiene un letrero francés.
―Por las señas que me has dado yo lo vi muerto ayer en la guerra de Valencia lo mató un traidor francés, y me dejó por encargo que me case con usted.
―Siete años lo he esperado y otros tres lo esperaré si para entonces no viene con usted me casaré
Tengo mi vestido negro y mi tápalo café y me miro en el espejo ¡qué chula viuda iquedée! *
[*Este romance, el de Las señas del Marido, se recita y canta en varios pueblos del Istmo de Tehuantepec, con muy leves variantes. Perfectamente memorizado, sólo en el último renglón interfiere con el zapoteca. Por “¡que chula viuda quedé!”, se dice: “¡que chula viuda iquedée!”. Esto es, viuda junto al fogón. Nota del autor].
Y yo que desde entonces trabajaba, sin saberlo, por ser escritor, me arrobaba ante aquel espectáculo de decir el sentimiento en rima, y sumaba mi aplauso al aplauso de los concurrentes. 
Pero, ¿por qué repartía Tina Man de aquella manera sus pequeñas riquezas? ¡Ah! Lo hacía porque estaba segura de que más tarde o más temprano todo aquello iba a acabarse. Y ella, ¿Cómo lo sabía? Lo sabía porque cada dos o tres noches, los rebeldes, que así se llamaron siempre los revolucionarios de México, asaltaban nuestra casa y rifle en mano pedían dinero. Y había que dárselo. Y ¿qué más? Esto: ella pensaba casarse por segunda vez y quería llegar al matrimonio pobre. Y gastaba lo que era suyo. Y lo que suponía que era de sus hijos lo gastaba en curarlos y tenerlos en el colegio. Y todo eso después de haber entregado a mi tío Adrián, para su custodia, trescientas cabezas de ganado, evitando así a su futuro marido la posibilidad de que se le reprochara el haberse casado con una viuda no muy joven, por interés. 
Y vino su segundo matrimonio. Una serie de diligencias nos indicaban que pronto nos mudaríamos a Juchitán. Habíamos adquirido casa allá y mi madre había reunido una suma de dinero para nuestros gastos en aquella ciudad. Honorato, Hono, como nosotros le llamábamos, iría a estudiar a Oaxaca, cumpliendo así el deseo una vez expresado por mi padre, de que alguno de sus hijos estudiaría; y los otros, concluiríamos la primaria. Pero a algunos nos anticipó la noticia de su matrimonio. Y nosotros, ciegos, creíamos que la memoria de mi padre se empañaba, y en una pequeña rebelión, decidimos anticipar el viaje. Y una tarde salimos de Ixhuatán. La carreta había caminado cien metros cuando volví los ojos a mi madre. La vi con las manos sobre la cabeza, viéndonos ir. Y de un salto me apeé. Y volví a su regazo. Y le dije que no me iría, sino que me quedaba a vivir con ella. Desde ese día se estableció entre nosotros un pacto que los días han afirmado: yo veo en Martina Man, no tanto a mi madre cuanto a una amiga; ella ve en mí a un hombre que una vez no quiso desampararla. Los otros hermanos se fueron a Juchitán, y durante meses cortaron toda comunicación con ella. Aquella vez me quedé a su lado sólo por amor. Cuando fui hombre y supe entender mejor, le censuré sus ocho años de viudedad y haber reñido y retirado el saludo a uno de mis tíos paternos, sólo por haberla aconsejado que volviera a casarse. 
Una semana después se casó. Sin ruidos, sin espectáculos, tomó segundo marido. Él se llamaba Gerardo Toledo y era persona honesta, y no le nombraban sin anticiparle el don, que es como el señor de los castellanos. Don Gerardo por aquí, don Gerardo por allá, era la ley en el pueblo. Y sumando sus vidas se propusieron trabajar. No recuerdo el tiempo, pero en Ixhuatán todo es tiempo de siembra. Y sembrar fue su primer pensamiento. A la mañana siguiente ensillé yo mismo los caballos, el de don Gerardo y el mío. Uno del lado del otro salimos de casa rumbo a la milpa. Mi madre salió a la puerta a despedirnos y allí se estuvo hasta que, caminadas dos manzanas, dimos vuelta a la derecha. Montaba un caballo pero muy brioso; un solo ruido de las espuelas lo inquietaba y con sólo aflojar las riendas arrancaba. Hacia la salida del pueblo había entonces una pequeña tienda. Su dueña, una mujer maldiciente, al vernos pasar dijo en su pérfida lengua zapoteca, en la que basta una modulación para que la frase adquiera alcances inesperados: Ahí va el novio. Y la frase aludía a tantas cosas, que hincando las espuelas en los ijares de la bestia y aflojando las bridas, irrumpí en el establecimiento. Con el comentario en la boca, la mujer se refugio debajo del mostrador, que el caballo bañó con las espumas del freno. A mi reclamo salió el marido. Su mujer me ha ofendido y quiero verle la cara, grité. El marido aseguraba que la señora no estaba en casa, y que tal vez me hubiera equivocado. Y yo dije, sacando en machete que todo ranchero usa al lado de la reata, que si ella no salía yo bajaría a sacarla.  Con la cara llena de espanto la mujer asomó la cabeza y me dijo: Hijo de mi corazón, perdóname. Tirando de las riendas abandoné el establecimiento. Don Gerardo en tanto, me esperaba a la orilla del río. Ni una palabra hablamos del suceso, pero en el pueblo todo el mundo lo supo. Y hasta hoy, cuando alguna vez vuelvo por allá, alguno, seguro de que nada eso me ofende ni me apena, lo refiere cuando el alcohol hace de las suyas en nosotros. 
De aquella unión nació Fernando, o Nando, como a mí me place llamarlo en recuerdo de un personaje de mis lecturas rusas. Un año después don Gerardo murió en un asalto que los rebeldes llevaron a cabo en el pueblo. Y otra vez Martina Henestrosa quedó viuda. Entonces le dije: Ahora sí, tu vida se acabó. Y con un movimiento de cabeza convino en que todo había concluido. Vueltos los otros hermanos a la casa, volvimos a vivir juntos y nadie habló ni una palabra del pasado. Y otra vez, siempre que hubiera que hablar de mi pobre padre, se decía el finado o papá. Y como ya no podía volver a ser Martina H. Vda. de Morales, ni gustaban mis hermanos llamarla viuda de Toledo, dimos por llamarla simplemente Martina Henestrosa. 
Del segundo marido no habló nunca. Ni la mañana de su muerte lo lloró como al primero. En rigor, en su segundo matrimonio no participaron las mismas razones que en el primero, en el que sólo el amor intervino; en el segundo, buscó refugio, protección, alivio. Nunca me dijo, pero creo que en su corazón nunca dejó de pertenecer a mi padre. 
Otra vez volvió a administrar sus bienes. Después del reparto que hizo con el tío, a quien había dado el ganado al partir, apenas nos correspondieron unas cuantas reses. El cambio de querencia enfermó al ganado y retardó la aparición. Y la Revolución seguía en su apogeo. Los antiguos amigos, los vecinos, hasta los parientes nos robaron. Y a la vuelta de unos cuantos años, nos quedamos pobres. Pero Martina Man, no pudiendo olvidar las palabras de su marido, una noche me preguntó qué pensaba acerca de mi porvenir. Quedaba en la casa, un potrero, una milpa, unas yeguas, unas cuantas cabezas de ganado, y un pequeño terreno propio para la cría de ganado. Y esto más: quedaba la bravura, su apetencia de trabajo y su disciplina de sufrimiento. O bien, quedaba el camino de México, de la universidad, de la gloria. Para Juchitán donde dos años anduve vagando, interrumpiendo con agua y piedras el coito de los perros, salí una noche de Ixhuatán. Íbamos los dos a caballo camino de la estación del ferrocarril, mientras las estrellas familiares temblaban en el cielo. Y los grillos y los sapos y los pájaros nocturnos ceñían con un canto unánime la morena cintura de la noche. Con palabras entrecortadas me refirió cosas que yo ignoraba y que era necesario para su tranquilidad que yo supiera; me aconsejó y me dio confianza en el destino. Unos perros salieron a ladrarnos, y hablando de las cosas más sencillas atravesamos el pueblo de Reforma, respondiendo el saludo de nuestras amistades y conocidos. En la estación vendí mi caballo. La venta ya estaba convenida con anterioridad para la noche de mi viaje. Cien pesos me dieron por él. Al entregárselo a su nuevo dueño, me quedé con el freno en la mano, un freno hecho especialmente para contener su rijo. Y por diez pesos más le dejé el freno. Acariciándole la crin, las ancas, la cola, apoyé mi frente sobre su cuello y lloré. Y su relincho, como un pañuelo, ondeó un rato en el aire. Cortaba de ese modo el cordón umbilical que me unía al rancho, quemaba la nave, derribaba el puente. 
Llegó el tren y salí para Juchitán. Allí en la estación se quedaba mi madre para volver sola, a caballo, al pueblo. Al finalizar aquel año de 22, salí para la capital de México. Vino con ese motivo a Juchitán, y todos, mis hermanos que ya vivían en la ciudad, mis primos, mis tíos y alguno que otro amigo, estuvieron al despedirme. Mientras llegaba el tren, aconsejaba y acariciaba mis cabellos rebeldes, que por primera vez peinaba, y se empeñaba en domesticarlos con un pequeño peine. Silbó el tren. Me monté a él y estoy seguro que lloró aquella noche todas las lágrimas que ante mí contuvo. Estoy seguro porque yo me siento anclado, igual que una pequeña embarcación, a un río de llanto. Han pasado quince años. Lejos de sus hijos, vive en Ixhuatán, y de cuando en cuando pasa temporadas en Juchitán y en México. Y hasta hoy, cuando la mañana apenas se anuncia, se levanta, toma su escoba y barre la casa, riega su jardín, adereza su desayuno, y siempre con la cabeza erguida pasa por las calles del pueblo. Cuando le preguntan por mí responde, como poniendo en duda el tamaño del mundo, que estoy en un lugar que nombran Berkeley, Chicago, Nueva Orléans. Y agrega: ¡Al saber si es verdad que existen esos lugares!
Nueva Orléans, viernes, 17 de agosto de 1937.
Andrés Henestrosa fue un escritor que dio impulso decisivo a la lengua zapoteca, idioma excluido de la vida intelectual mexicana. Autor de Los hombres que dispersó la danza y de los versos de La Martiniana (sobre el son tradicional La Micaela) vivió hasta los 102 años.
El retrato de mi madre se escribió en agosto de 1937. Es el fragmento de una carta dirigida a Ruth Dworkin, que terminó convirtiendo en una obra epistolar clásica.
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rebipazmany · 4 years
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14.05.2020
Mary Beard: Mujeres y Poder
El fragmento leído de Mujeres y poder escrito por Mary Beard menciona un montón de ejemplos sobre la situación de las mujeres desde la antigüedad. Una de las ideas principales de esta obra es la posibilidad de expresar la opinión, en varias obras antiguas como por ejemplo en Odisea se ve claramente la influencia de los hombres sobre las mujeres. Ni las capas sociales, ni las edades de las personas podían causar que una mujer tenga la posibilidad de hablar. Es decir, el silenciamiento es un aspecto bastante inequívoco.
Bori: “primeras manifestaciones de silenciamiento de mujeres por hombres”
Zsani: “acallada”
Niki: “falta de voz de autoridad femenina”
Otros factores que aparecen en este texto son las bromas y el rol de las mujeres formado por los hombres. Bromas en sentido de que en varias historias antiguas se hacen bromas del rol de las mujeres, ni siquiera podían conseguir sus sueños. También aparece como comedia, chiste que una mujer tenga cargo del gobierno de estado, en la obra de teatro de Aristófanes. Pero lo que más me levantó la atención era la historia de la mujer Eco, que solamente repite la voz de los demás, y en este caso los demás son los hombres. Es decir, funciona como un espejo de los pensamientos de los hombres sin ideas propias.
“vete adentro de la casa, ocúpate de tus labores propias, de telar, y la rueca…”
Bori: “opinión pública peyorativa de las mujeres que hablaron públicamente /bromas de incapacidades de mujeres”
Zsani: “no puede seguir sus propios sueños”
Los textos literarios relacionados con la obra de Mary Beard son Pasaporte, A los payasos todos los quieren, La niña anarquista, El matrimonio de los peces rojos.
En el microrrelato Pasaporte la vacilación se encarna, estas dudas en la mentalidad de la mujer pueden nacer porque siempre hay que tener en cuenta no solo la identidad y los sentimientos propios, sino también los pensamientos de los demás, es decir una influencia por parte de la sociedad. También se presenta la búsqueda de la respuesta ¿qué es la identidad femenina? O sea, claramente está estrechamente relacionada con Mujeres y poder teniendo en cuenta que se habla del rol de las mujeres.
Zsani: “intenta definir qué significa ser mujer”
Bori: “vivir según reglas ridículas”
Niki: “Ironiza con su tamaño, como si eso la obstaculizara en su desarrollo personal, por lo que no podría ser una mujer de acción.”
En Los payasos todos los quieren la protagonista Quiere ser payasA pero como la sociedad no le permite entonces empieza a disfrazarse de un payasO. Aún esta transformación le resulta conflictos con sus familiares, hasta un punto que gana la mentalidad global de la sociedad, y ella deja atrás sus sueños y sigue la mentalidad femenina tradicional. Además, se manifiesta un desprecio social hacía las mujeres que utilizan maquillaje para que les acepten.
Zsani: “no hay pyasas – no puede seguir sus propios sueños”
Bori: “mujeres siempre parecen a payasas con el maquillaje; dobre estándares; humillación”
Niki: “no tiene voz”
De las obras literarias leídas durante esta sesión La niña anarquista muestra otra cara de la moneda. La rebeldía contra estas cajas sociales para los de diferentes géneros es en lo que se diferencia La niña anarquista de los otros textos literarios leídos. En este caso aparece una mentalidad femenina bastante diferente, apuesto. Es una mentalidad femenina de una mujer que sabe qué quiere de la vida, y que quién es ella misma, y no necesita el camino construido por los antecedentes, es una mentalidad femenina rebelde, única. La protagonista se rompe con lo clásico y quiere liberarse de todo.
Zsani: “independiente”
Bori: “sensación liberadora”
Niki: “decidida; voz de autoridad”
Por último, aparece en una de las reflexiones relacionadas con el teórico de Mary Beard que El matrimonio de los peces rojos se encuentra la manipulación por parte del hombre/maridos, es decir la mujer “tiene que “comportarse como la esposa ideal.
Entonces los temas principales de esta sección relacionada con Mujeres y poder son el rol de las mujeres según la sociedad/según los hombres, la influencia, manipulación y la rebeldía contra todo esto.
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Cuerpos 2 (16 de abril) S.
Textos literarios:
Almudena Grandes, Modelos de mujer 
Guadalupe Nettel, El matrimonio de los peces rojos
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viceverseando · 4 years
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El hombre pertenece a esas especies animales que, cuando están heridas, pueden volverse particularmente feroces
Goa Xingjian Libro: El matrimonio de los peces rojos
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