Tumgik
joananiorte · 3 years
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Nana
Esto es algo que escribí hace mucho tiempo que vuelvo a convertirlo en entrada del blog.
Conmemoro mi arraigo a tu presencia aún tú con hambre de vida y es curioso que la Muerte no siempre sea quien imponga la ausencia; me di por satisfecho con un Tiempo que no daba señas de retroceso, arrastrada nunca más por dos bueyes cansados, la memoria es un suceder de saltos vertiginosos, donde nunca se sabrá si detrás de uno habrá otro.
Analizo las señas del Tiempo, bien con mala Fortuna o bien con poca certeza: aún no diferencio el lenguaje del presente con el de un recuerdo. Las sílabas sometidas por cada verso no ajustician el valor de nuestro Tiempo: viniste tú como yo lo hice, con un nombre como lo hicieron cientos.
Un llanto ofrecimos al venir, quien dirá si otro vendrá otro antes del largo sueño aunque Tiempo lleves no distinguiendo un sueño de un suceso, ni a un desconocido de un nieto, te recuerdo que me llamo por el mismo nombre, aunque venzan ya los delirios sobre cualquier esfuerzo.
Sé que esas manos que anhela el preso, que quebrarían las fauces de la celda, no tienen fuerza si lo comparas con quien se aferra a los resquicios de lo que permanece aún cierto y tú, anfitriona de tradición, con el cariño generacional del buen hacer, ofreces alimento al intruso juvenil que llevas dentro que arbitrariamente desdibuja a quién dijo tu nombre, que tuerce el calor de cualquier gesto, que emborrona la voz que un día concebiste emanar de tu cuerpo.
No preguntes por el lugar ni por un día concreto, me temo que desconocemos todos la respuesta: quien te escucha porque anhela perder la noción del Tiempo; tú, porque estás aprendiendo a contar con los dedos de nuevo.
Debe ser que el Tiempo a veces tiene voluntad de retroceso.
Con suerte dirás mi nombre cuando diga yo el tuyo primero y podremos fingir con burla que lo que se nos ha robado nos ha sido fugazmente devuelto, aunque sea un amago, aunque sea un momento.
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joananiorte · 3 years
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La felicidad no genera rehenes, digo: uno sólo vuelve a los recuerdos por olvido, tristeza, añoranza; los recuerdos felices se amargan como el vino que jamás fue tomado
sin embargo el dolor empuña las imágenes con paciencia, sabe que ninguna puerta se cierra y que allí donde se esconde un hombre donde cabe incluso menos que una mota de polvo se almacena una burbuja de tiempo un motín aletargado que, siempre hambriento, se alza en armas de nuevo: la peor tormenta del pueblo será allá donde no se albergue esperanza 
sólo queda una fuerza de marea indeleble que embiste torpemente cualquier atisbo de paz
una turba de hábitos hartos de conciliar con lo próspero donde la gravedad del pensamiento elude el tiempo y el espacio 
(...)
hábitos
regurgita uno el ánimo los mantras que invocan la fuerza son sólo vocablos separados
¿en cada espacio no cabría un poco más de espacio? como si el tiempo se fuese poco a poco separando en filamentos hornadas de espacio donde sólo cabe el concilio, el silencio, el cansancio
existirá el lugar donde sólo exista espacio y el tiempo sea un orden natural de sucesos ajenos expuestos como quien asiste a un teatro
y en la sombra, en lo cómodo, en lo quieto, uno repose los brazos plácidamente conociendo que llega el fin de su acto.
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joananiorte · 3 years
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Quisiera sentarme en cualquier lugar
y camuflarme entre lo cómodo y lo quieto
durante un tiempo incontable
y pensar:
nada va a pasar
porque nada está pasando
y es que cuando todo sucede,
(todo como torrente de adrenalina,
todo como maremágnum de sucesos,
todo como puede ser el tiempo de una vida)
cualquier dolor se tensa y estira
y después se apacigua
y lo que antes era un agujero insondable
ahora es una sombra,
un rumor,
una verdad henchida de ruegos
una petición voraz de silencio
quien se muere golpea los recuerdos
hasta quedarse
quieto
sin aire
jamás recordado de nuevo
es inconcebible hablar del dolor
como una verdad objetiva
salvo cuando hablamos de amar y
entendemos como verdad universal
que las voces se olvidan
inconcebible
como repasar palabras que jamás volverán a ser dichas por una boca que no dice
no clama
no respira
incapaz
sumisa
no hay perdón, ni petición que podamos hacer
a esa cuarta pared que nos obliga
a pisar la tierra una vez más
esta tierra también sumisa que ve arrastrar
los pesares, esta tierra que ya compadece
nos domina el silencio, peor que la noche es
el silencio,
peor que el dolor, peor que un golpe,
la peor doctrina es el silencio
el silencio acoge cualquier incógnita y jamás la resuelve
silencio que está hecho para los mortales que caminan y ahondan
para aquellos con curiosidad demasiado alargada
donde esa sombra que se persigue, ese señuelo
que es una trama de preguntas sin respuesta
te lleva, te rompe, te adapta
qué hay peor que el silencio
digo, pregunto, decidme
qué hay peor que el silencio y la incógnita
la duda jamás resuelta
las voces olvidadas, las imágenes que se pierden a cámara lenta
y alguien desde dentro golpea
implora
sin voz, sin palabra, sin ahora
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joananiorte · 3 years
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Diario de alguien que no es
No puedo ser yo,
mi identidad no existe;
nadie puede ser en la incertidumbre
no puedo seguir siendo yo,
debo ser otro.
No soy yo,
cada incógnita es una losa de nada, de vacío, de absurdos lacónicamente repetidos,
un mantra que apenas repito mientras respiro:
intento coger aire, me concentro en hacerlo, sigo sin ser yo.
No soy yo, gris como el coral desubicado por la quietud de miles de años,
como la industria que yerra sobre los antiguos prados,
como un recuerdo punzante de antaño, de cuando el candor de la inocencia era el regazo
que mecía con cariño los días sobre los que nos recostábamos.
No soy yo, me llaman por mi nombre, por ese nombre castellano que inventaron los antepasados,
que me dieron de herencia mis padres, por el que me llaman mis hermanos, los que son de sangre
y los que te acogen en sus brazos.
Ya no soy la paciencia, lo honesto, lo amable,
no defiendo la libertad del tiempo:
quiero estrangularlo, someterlo, ¡tengo prisa!
Prisa por nada, prisa por comunicar conceptos que no sirven para nada, prisa por no ser escuchado.
Acelero por llegar a ningún sitio habiendo partido de ningún sitio: nada tiene valor, yo no siento el valor de nada al menos.
El sabor y el tacto son de ceniza, siento que no ando, simplemente me desplazo, merodeo, vago de un sitio a otro, pazco en la irrelevancia, en la inconsistencia, en la nada.
No puedo ser yo,
este ser torpe no puede ser yo,
sé que el espejo observa a alguien,
alguien que espero no sea yo,
ese debe ser otro,
otro que nunca será o será en silencio por un tiempo:
un poso de silencio, un vacío lacerante, una quietud ansiada,
no soy yo, no esa vez, nunca más.
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joananiorte · 3 years
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El interior del cuerpo es de un cristal
complejo pendiente de ser descubierto:
igual que una palabra se pronuncia
al decirla pero no revela el concepto
ni la intención de su hecho.
El hambre de la pena ansía
pero no desespera, se oculta a
proteger la herida. El humano es torpe
a la hora de caminar y cualquier día
rompe la cadena que la sostenía.
El vendaval que empieza nunca cesa
si nada lo fuerza,
la hendidura del ánimo no germina,
la piel no estira,
el ojo que atendía ya no mira:
se pierde por la senda,
se oculta tras la niebla;
el blanco del ojo permanece,
la pupila está presente
pero nada aprende.
Nadie enseña,
sólo caminan.
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joananiorte · 4 years
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Miro el cielo.
Observo el canto de oscuras huellas.
Alguien deslizó un secreto hace tiempo.
Todo usurpa un desvelo:
el conjunto es ruido,
lo singular se niega.
Días han transcurrido.
Todo y nada ha sido dicho:
lo relevante es relativo;
quien transcurre por lo eterno
nos es desconocido:
se hospeda un ser en otro ser
sin hacer alarde de ello.
Todos tenemos sed
más no buscamos beber lo mismo:
unos, con ansia de conocer,
otros, con rabia hacia lo desconocido.
Lo escrito es una maldición
si quien lee aborrece el libro:
bien el secreto jamás aparece,
bien quien no duerme permanece dormido.
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joananiorte · 4 years
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¡!
Desde que el acto, el hecho, el sentimiento pasa a ser un verbo, un sustantivo,  en definitiva, una palabra, un cuerpo, sucede la fuerza a la intención precoz
               prematura, innata; yerma aún.
El tiempo sólo fue así dicho  cuando se descubrió el cambio; el cambio hizo gala de presencia cuando se atisbó existencia.
Si vinimos de un espacio inocuo nominamos la ética para llamar al orden, ¿se busca en la condena dominio o redención?
Nadie empuña la verdad, nadie nunca lo hizo.  Nada nació del cambio,
               siempre todo lo ha sido.
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joananiorte · 4 years
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Alzar el vuelo
Volar debe ser sumergirse en un campo de sueños donde todo es trémulo antes de adentrarse en ellos
alzarse sobre el mundo es alzarse también sobre uno mismo,
empujar los límites hacia nuevos límites,
atisbar nuevos olvidados escondites
una vez se alza el vuelo quién querría posar
los pies de nuevo en tierra, quizá solo
a quien le desespere el cambio continuo,
nadie es un remanente en este oscuro cielo
que mueve sus faros según el fervor de un mundo muerto
nada inquieta: ni el soslayo, ni la ceguera,
tiempo ha del deber de saber dónde estamos, volar debiera ser tender insistentes puentes hacia monumentos de tristeza ya olvidados
ya en el vuelo nadie querría posarse de nuevo en tierra,
más marchar debe ser recordar el origen,
un origen que nunca cambia, se mantiene perenne, eterno contexto, no como un nombre
que sólo sirve para ser llamado
el origen, la raíz, la horma del zapato
allí donde yacen todos menos nosotros, todos quienes deben ser recordados
no hay lugar sin un nombre que pueda ser recordado, todo lo demás es intrascendente y lejano, nadie quiere volver donde no exista un recuerdo cálido
nadie quiere marchar hacia dónde nada le espera
salvo que la tierra primera que le observa sea la raíz del odio y la desaprobación, una tierra que ya a nadie venera, ni a uno mismo, y sólo ofrece soledad y tristeza
ya en el vuelo nadie querría posarse de nuevo
salvo quien entiende que la muerte llega de soslayo
entonces hay quien acelera deseando ser más rápido y llegar a una meta nueva donde la muerte no acecha, no conoce, no llega:
afortunadamente no existe esa tierra
quien vuelve de nuevo a la tierra es quien entiende la muerte no como una frontera, si no como el regazo de un árbol donde formar parte del fruto que dará vida a una vida nueva
posarse en tierra no será abandonarse a la ligera si no conocer el abismo interior que dentro de uno habita
estar en paz con cada racimo de vida, darse el lujo de concentrarse en tomar aliento para una desconocida aventura nueva
volar debiera ser sumergirse en un campo de sueños de forma voluntaria donde todo es trémulo al adentrarse en ellos
...morir también
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joananiorte · 4 years
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No hay tanta paz
No hay tanta paz, ni noche límpida en la madriguera, la luz colma a todos por igual excepto a quienes, hambrientos, yacen inertes con las manos llenas.
No hay tanta paz, no; no hay tristeza vana para una sementera, ceniciento queda el corazón que no se embelesa cuando se observa a sí mismo embistiendo la piel de otra tierra yerma.
No hay tanta paz, ¿acaso medran en libertad las hiedras? ¿acaso no gruñe la Tierra por dentro, no llora, no calla, no espera?
No hay tanta paz, os digo, apenas queda; las estrellas lucen menos, menos liviana cada vez es la conciencia.
La voz se adentra en el sendero de la niebla, de una niebla que devuelve toscos ecos de palabras que nada enseñan.
No hay tanta paz, ni noche límpida en la madriguera, la luz colma a todos por igual, a pesar de que ya nadie queda.
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joananiorte · 4 years
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El camino
El camino que me representa es una mañana vacía, aunque no debería.
Un hogar que es, desafortunadamente, un carrusel de otros tiempos, contenedor de recuerdos indelebles que van siendo moldeados según la circunstancia y el momento; una mirada, aquí, pace perdida, desconozco si soy las sombras de las luces que invaden la casa o un arlequín aburrido que imita sus gestos.
Doy pequeños pasos grises que se rezagan y que desearía que nunca volvieran a ser dados de nuevo, las fotografías sacadas en primavera parecen haber sido tomadas en invierno, tengo gestos de recoger al aire un peinado ya yermo, suspiros que rezuman rendición, paisajes de furia, noches de duelo.
Cualquier palabra es un veneno que repta en mis adentros, ignoro, como cualquier humano que ignora, todo lo que debería conocer como cierto, dedico más tiempo a lo externo que a lo interno, me reconozco como un yacimiento inexplorado porque nadie conoce siquiera la existencia de ese páramo, ni siquiera yo.
Soy lo desconocido de lo desconocido. Lo que ignoro de lo que no sé que existe. Si tan sólo supiera reconocer en mí el esfuerzo ¿podría acaso deleitarme del sabor del ego?
Me representa la búsqueda del bienestar de otro, me reconozco como una existencia exonerada que echa constantemente el ancla, habiendo aprendido a medir las fauces del tiempo.
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joananiorte · 4 years
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La mortaja, la herida
Voy vertido de la mañana a la noche como de la vida a la mortaja: tiempo ha que fui vencido, hay heridas que nunca sanan.
Con el afán de quien ansía un norte, como quien habla y no comprende las palabras, imito los movimientos, repito cualquier enseñanza con tal de no parecer tardo ni extraño, por no levantar sospecha, ni generar atisbos de rechazo.
También vengo de un pueblo, como vienen tantos, y digo que añoro, que echo en falta: un lugar es la gente y la gente que en mí remanece tiene la cara desdibujada, ¿dónde están los niños jugando en la plaza? ¿las ancianas que escudriñan la vida de aquel que pasa?
Si hemos sido insensatos a la espera de nada es porque la muerte viene poco y cuando viene, nadie habla.
El tiempo es una fiebre tardía que hace gala de ausencia hasta que se precipita sobre la vida.
Del mediterráneo aprendes que el invierno es tan fugaz que casi se marcha con prisa y que la soledad agrada sólo cuando es escogida; la humedad resbala sobre los huesos como la oscuridad sobre las pesadillas y un hálito funesto siempre aguarda detrás de cada esquina
(quizá esto último sea personal y no una realidad colectiva).
La realidad diverge en muchos delirios: la muerte es agnóstica a la vida.
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joananiorte · 5 years
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Imposición del silencio
Normal que mueran, aseguras con sencillez, es normal que caigan: no sacan a pasear el alma, esconden las cicatrices, en definitiva mucho hablan pero no viven.
Cómo no van a morir, insistes, si la apariencia los vuelve marginales: la supervivencia es un juego de olvido, la indiferencia ante el dolor de otro dejó de ser ya rubor en la calle.
Normal que mueran, dices, normal que caigan: no sacan a pasear el alma, sólo fingen.
A nadie le pertenece el nombre más que a quien evoca un recuerdo, un mar del silencio baña a las criaturas adoctrinadas sobre un manto violento, si bien es el tiempo quien tiene sabor a cura también es porque ofrece textura de olvido y olvidar no es si no ocultar la herida de quien por terror esconde un dolor aprendido.
No hay paz para quien conoce la guerra, ni sílabas que endulcen lo ingrato.
Conozco la revolución de un corazón ordinario: dejadez hasta la muerte angustia y sollozo ante el último llanto; si nacimos ignorando la vida moriremos ignorando el pasado el espejo es la cura del alma para quien observa con cuidado.
Mirar a uno mismo es observar un abismo: el abismo acecha aunque sea ignorado, tiempo ha pasado desde que la palabra era una brisa, hoy es un castigo, nos doblegamos ante aquello que decimos, como se doblega quien suplica al recién enterrado.
Que me hablen del tiempo quienes sepan domarlo, que la congoja solo aprieta y es normal que muramos: nos encogemos ante el murmullo de un silencio que tras su presencia impone a quienes hablan el duelo por callarnos.
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joananiorte · 5 years
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La herrumbre nos frena
Me estoy dejando llevar por la marea; no depende del nombre del día no decido lo que desearía que el presente fuera sin embargo ningún plan se condiciona soy ambición frustrada y no con la barriga llena. He visto decir que el ser humano se deja arrastrar por la pena y a la vez que la depresión es para débiles que sólo ven la vida como una condena y me pregunto si el ignorante habla porque desconoce y así aparenta o desconoce porque sólo habla llenando de ruido propio su propia cabeza.
<<¿Me estoy dejando arrastrar por la marea?>>
Ayer, que fui descuido, dejando ir la conciencia a expensas de un hacer grotesco, anduve demasiado tiempo a tientas, casi a gatas, patentando, sin ceguera otorgada, el andar del ciego, mi palabra era la intuición del tosco, del cuerdo, del poco hambriento: de aquel que constantemente se da por satisfecho.
Soy cliente de nada en concreto, consumidor de cualquier hecho; difamando el aspecto de otros, ignoro con frecuencia la carga que soporto, he dado cientos de pasos sobre un sendero que no me corresponde, nadie le puso nombre al norte, no sé dónde me dirijo ni de qué me escondo, sólo sé que finjo tener un nombre.
Las sombras que manipulan el silencio vienen de momentos concisos: puestas en escena, golpes de claqueta que se revalúan según el peso del tiempo y sus caprichos. Es fácil ser la marioneta que actúa según rememora las huellas de otros.
<<Arrollado por la marea, descanso en la orilla>>
Nada me corresponde, ahora lo sé, salvo cada presente que es efímero, ¿la inacción es una muerte rápida o es “acertar” sin decidir lo que engrandece el ego? Aceptar sin cuestionar. Se esconde la Tierra en la mar fuera del alcance del hombre como el subconsciente, para no ser manipulada por quien la observa, se sumerge  y realmente no entiende;
decid la verdad, el tiempo ya no es para los devotos: el camino no es nuestro, la herrumbre nos frena.
Tampoco el nombre es propio.
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joananiorte · 5 years
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Nombre
He aprendido a decir que no pretendo decir nada: mi voz no es un rumor de la calle; una sombra en mí se recoge, ya dueña de mi alma, vistiendo mis gestos, imitando mis voces.
Cuál es la herencia que atañe para aquellos que me reconocen, para aquellos que se aún se refieren a mí diciendo mi nombre e ignoran mis costumbres: no tengo nada más que un legado de cuestiones, de temores que titilan, murmuran, insinúan.
Qué es un nombre si no un legado, un ancla perenne, ciertamente inamovible; ¿lo más preciado tiene un nombre?
Qué más da a estas alturas ser llamado de muchas formas que ser reconocido por ninguna: la voz que nace en un valle de ruido hallará paz donde otros reciben castigo; mi voz no es un rumor de la calle, mis gestos acarician la noche, quien imita una voz me reconoce: no pretendo decir nada.
Pasado el tiempo nadie dirá mi nombre.
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joananiorte · 5 years
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Reposado en un rincón...
Reposado en un rincón de una casa cualquiera
sediento de recuerdos como generación sin veteranos
la medianez entre dos cuerpos son aves de paso
la lluvia que no avisa es la simiente de la tristeza
quien ande desdibujando el camino andado
pretenderá acaso avergonzado desdecir la voz de la experiencia
hoy desorientados que a ningún lugar llegamos con la lengua fuera
somos la orquesta del silencio la neo generación de esclavos
resido entre los entresijos de la suerte y los amasijos del esfuerzo
no queda nadie que sepa igual que el abrazo de la noche
duermo igual de bien sea Dios quien esté en la vigilia u otro/o nadie
ya no gasto tiempo en la equivocada dulzura de un reproche
bien sea un remanso de paz la muerte que nos espera
o un meticuloso estudio de lo que no ha sido y que sí debiera
mi nombre es la espera de algo que para referirse a mí nunca jamás volverá a ser pronunciado
y quién soy yo
no soy nadie
nadie que hubiese tenido alguna vez una voz para algo
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joananiorte · 5 years
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Lentitud - Reeditado
Conoced el tiempo que resta:
la pureza del camino se desvanece,
es polvo en el aire.
Somos círculos de eterna vuelta que en algún momento frenan, retroceden el camino y recuerdo tras recuerdo desentraman el ovillo que hay de cierto en lo incierto,
cuando vivir se vuelve ineludible y somos un simple aprendiz bajo el manto de dos maestros.
Somos vuelta tras vuelta entre el remolino de las calles, un remolino que ordena en los buzones los nombres fraguados por el sino
sin plazo para un acontecer
en el que parten.
Somos crecer y permanecer a partes iguales.
En un atisbo de frescura caracolea la nostalgia en el aire y como en los lienzos de Sorolla, languidecientes, yacen las olas desde el origen de los mares
y fugazmente caerán luciérnagas
en cada una de nuestras noches,
trazando el sonido de las estrellas,
luciendo como ellas pero sin querer estar tan lejos,
con los pies arraigados a la Tierra y la voz a los recuerdos
y nosotros tan mortales y tan efímeros,
vamos de los cuerpos a la tierra,
de la incertidumbre al desconcierto;
ignorancia tras venir al mundo, incógnita perenne tras desvanecernos.
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joananiorte · 5 years
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Nana
Conmemoro mi arraigo a tu presencia aún tú con hambre de vida y es curioso que la Muerte no siempre sea quien imponga la ausencia, me di por satisfecho con un Tiempo que no daba señas de retroceso, arrastrada nunca más por dos bueyes cansados, la memoria es un suceder de saltos vertiginosos, donde nunca se sabrá si detrás de uno habrá otro.
Analizo las señas del Tiempo, bien con mala Fortuna o bien con poca certeza: aún no diferencio el lenguaje del presente con el de un recuerdo. Las sílabas sometidas por cada verso no ajustician el valor de nuestro Tiempo: viniste tú como yo lo hice, con un nombre como lo hicieron cientos. Un llanto ofrecimos al venir, quien dirá si otro vendrá otro antes del largo sueño; aunque Tiempo lleves no distinguiendo un sueño de un suceso, ni a un desconocido de un nieto, te recuerdo que me llamo por el mismo nombre, aunque venzan ya los delirios sobre cualquier esfuerzo.
Sé que esas manos que anhela el preso, que quebrarían las fauces de la celda, no tienen fuerza si lo comparas con quien se aferra a los resquicios de lo que permanece aún cierto y tú, anfitriona de tradición, con el cariño generacional del buen hacer, ofreces alimento al intruso juvenil que llevas dentro que arbitrariamente desdibuja a quién dijo tu nombre, que tuerce el calor de cualquier gesto, que emborrona la voz que un día concebiste emanar de tu cuerpo.
No preguntes por el lugar ni por un día concreto, me temo que desconocemos todos la respuesta: quien te escucha porque anhela perder la noción del Tiempo; tú, porque estás aprendiendo a contar con los dedos de nuevo. Debe ser que el Tiempo a veces tiene voluntad de retroceso.
Con suerte dirás mi nombre cuando diga yo el tuyo primero y podremos fingir con burla que lo que se nos ha robado nos ha sido fugazmente devuelto, aunque sea un amago,
aunque sea un momento.
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