Hay noches dónde quisiera tener una cajetilla de mis cigarrillos favoritos y fumar uno a uno hasta que se terminen, entonces en el último cigarrillo mirar al infinito e iluminado cielo y decir "veinte pasos más cerca del inmenso olvidó"
Aquel día quise escribir lo que sentía pero como escribir cuando no quieres sonar como alguien que reclama algo.
De repente un fantasma conocido se asomó en una pregunta y obligue a mis dedos a no escribir lo que mi corazón quería, debo aceptarlo, el miedo se apoderó de mi.
Descarto cualquier acción porque entre más pasa el tiempo cualquier posibilidad se vuelve en mi contra, crecen mis pensamientos pero el corazón se hace más pequeño.
La ley del mínimo esfuerzo reina a nuestra generación hablo de lo afectivo, es más fácil reemplazar que conciliar, es más fácil abandonar que intentar y todo por teorías psicológicas que se encuentran en Tiktok
Por primera vez mi mente lanza preguntas que hacen que el corazón se conecte... ¿Por qué vas a escribir a alguien que está bien sin ti?
Creo que por primera vez mi mente va un paso adelante, porque ahora veo con claridad que aunque yo te escriba mil mensajes, haga díez mil llamadas, tu no vas a responder o tal vez respondas pero "No se" no es algo que mi corazón quiera escuchar o sentir.
Y aunque siento que podría arreglarse, prefiero no arriesgarme, escribe si tú lo quieres hacer responderé con gusto, llama si tú tienes ganas de hablar contestaré y estaré alegre de escucharte, pero la energía de mis acciones que tuve contigo por el momento está en pausa
Es más sencillo soportar un ataque de ansiedad a la una de la tarde esto es porque la luz del día te ayuda a sentir que todo va a estar bien, puedes pensar quizá con un poco más de claridad sabes que vas a poder, hay esperanza. Pero en la noche solo ves pasar y pasar el tiempo, cada segundo se hace eterno, cada movimiento se vuelve lento y pesado, respirar es un acto de dolor se oprime el pecho y solo quieres quitar el peso de algo que no puedes ver pero que sabes que está ahí, odio la sensación odio el sentirme así pero querida amiga ansiedad no tengo más que un sillón y varias horas para poder entender porque regresas cuando menos te espero, toma asiento enciende ese cigarro y vamos a platicar frente a frente que nos está pasando
**¡Escribe!, escribe que la verdad nos hará libres**
Así como los presos en los calabozos, así los escritos se quedan atrapados en la libreta, en la servilleta o en algún post de aquí, encadenados a la incertidumbre de no saber si fueron siquiera vistos por los ojos que los inspiraron, leídos por los labios que el escritor desearía estar besando.
El escritor de profesión sabe que su obra es buena, tiene el método y el conocimiento de su lado, mientras que el escritor que hay dentro de nosotros aquel que motivado por un impulso sentimental sufre porque busca que en un golpe de suerte sea entendible lo que el siente.
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Odio las noches dónde no se cómo se apaga mi cerebro y las ideas caen como un aguacero, odio el sonido de mis pensamientos chocando uno contra otro como si no fuera suficiente el caos que hay afuera.