Tumgik
alfarael · 8 years
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Desalmados
Antes de todo, el mundo solía ser casi silencioso. Cálido y suave, amorfo y sin edad. El día en que el apocalipsis comenzó, hubo más que oír: ráfagas de metralla, ánimas aullantes, balas impactándose en el pavimento y la carne: explosiones que rugen para dar paso a los lamentos desde la oscuridad. Los días estuvieron llenos de fuego y furia, de llevar la boca con sabor a sangre seca y su olor en las prendas desgarradas de los pocos que quedaron. Gradualmente se expandió la esencia muerta de las bestias que colmaron el horizonte, el estruendo cesó. Le suplantó el eco eterno del gemido metálico y el crujir de la carne putrefacta; se convirtió, poco a poco, en ruido llano. Distrae, nubla la conciencia, diciéndote lo que es necesario hacer. Vas olvidando lo que realmente la voz en tu cabeza grita: libérate. Aunque siempre al último minuto antes de caer en el sueño que a veces logras conciliar, escuchas un murmullo. ¿Cómo? Un automóvil surca ágilmente calles repletas de monumentos devastados. Un ser ambiguo, pero aún humano, puede ver algunos detalles desde el resquicio de la cajuela en que va encerrado. Son inmuebles filosos y agrietados como los pensamientos de esta gente que le mantiene en cautiverio. Iban al hospital de nuevo. Después de un largo tiempo de hacerle tomar tantas drogas, no les será complicado manipular su cuerpo entumido.  Un par de siluetas lo meten al pabellón. Dicen que el hospital es seguro, porque está libre de infectados, pero él sabe que no lo está de dementes. ¿Cómo puede ser posible que quieran corregirlo? ¿Hacerlo uno de ellos? ¿Por qué no le ponen fin al asunto con una bala en la boca? Es por el bien mayor, repiten. Fanáticos de la religión, quizá. Por eso se les ocurrió reclamar un lugar que ya no le pertenece a dios. En el final de los tiempos, sólo la vehemencia por sobrevivir es capaz de mantenerte alerta. Y por eso los adeptos se encargaron de enseñarle que ser él está mal. Tan mal que si no la matan ellos, los otros lo harán. Quizá sería mejor. Esos monstruos miserables no sentirían el placer que estos cabrones buscan. Los únicos capaces de hacerle creer que algo era importante están muertos. Devorados por las fieras en los primeros días caóticos de su acometida. Prefiere eso a que hubieran pasado por la manera en que a él lo extrajeron de los caminos. Cayendo en una trampa, con golpes, las pistolas apuntándole. Encadenado del espíritu.Sentado desde esa habitación, imagina a los muertos deambular por la oscuridad de los callejones. No debes dejar fluir un rio sin conocer el cauce que seguirá. Tampoco a una horda. Es el pánico inmenso a la vida misma. Hoy van a inseminarlo. Miguel, el líder, ha determinado que ella y su cuerpo deben de contribuir a la gran causa de repoblar este futuro jardín del edén. Sostiene que pocas son las capaces de gestar vida en sus vientres en el mundo y menos son las que están a su alcance para salvar a la humanidad. Aunque hace mucho que él dejó de ser ella, no es obstáculo para una misión delegada por el creador.  Una figura se aproxima a su lado. Él desea escuchar ese gemido soez del monstruo. No sucede. Es Magda. La hija de Miguel. Nunca ha estado a solas con ella y no pensó que lo permitirían dada su condición, como ellos dicen, especial. Quiere saber si para Magda, también él es una aberración o poco más que un saco de huesos con la capacidad de engendrar. Dice que quiere conversar. Desde que la vio, es un bálsamo en la podredumbre del fin del mundo. Un rostro armónico que quiebra por un instante la dimensión desquiciada en la que vive. Seguro los observan.  Magda dice que su padre es muy sabio. Pero ha venido a dejar algo en claro. El ser frente ella no pertenece a éste lugar. Dios no puede ver con buenos ojos lo que te hemos hecho. Has sufrido ya lo suficiente el desprecio del todopoderoso con ser quien eres. No debes estar entre nosotros, el mundo no tiene lugar para alguien como tú. ¿Me entiendes? Es imposible responder con el mareo de las drogas. No puede distinguir el rostro severo de la chica, no puede sostenerse. El ente frente a Magda se termina de romper en silencio. Magda ha traído un espejo que coloca en una mesa delante del humano roto. Ve el espejo. La diferencia entre tú y las demás nodrizas en los otros pabellones, es que ni siquiera eres mujer. Ni humano.Soy… Yo soy. Él sabe quién fue antes. Recuerda su edad, un nombre, un hogar. Hoy ya no está seguro de ser una persona. Le han sembrado la idea de su propio extravío. Se deshila más cada interrogatorio, cada noche de insomnio en aislamiento. Con las torturas. Con un mundo marchito. Con el ruido que intensifica el dolor y destruye su mente. Si tan solo todo se silenciara un momento. Los vivos, los muertos. Quizá así escucharía el ritmo distante de un furioso latido y sabría entonces cómo rescatar su alma, poner todo en su lugar. Empezando con hacer arder el hospital, convertir el simétrico rostro de Magda en ceniza y desaparecer con ella en las llamas. Pero no puede. No ahora. Magda busca en uno de los cajones. Extrae unas pastillas y un objeto cilíndrico del que sobresale una gran aguja al fondo. Junta despacio sus labios al oído del ser cautivo. Te irás de aquí, con la mísera vida que te queda. Ve y encuentra tu lugar entre los demonios muertos de allá afuera. ¿Quedó claro?Con la voluntad usurpada, la mujer le hace ingerir primero la pastilla.  Magda le encaja fuerte la aguja del cilindro al muslo y lo mantiene allí durante varios segundos. Cruzan miradas. Un temblor surge entonces, desde abajo hacia arriba. Su cuerpo se agita y cae al piso. El calor viene desde sus entrañas. La luz es intensa. Un sonido agudo surge desde su interior. Su boca estalla en un alarido punzante. No haya más que arrastrarse a la mujer delante suyo, que sobresaltada, retrocede de espaldas torpemente y tira al suelo el espejo. El estruendo inmediatamente hace entrar en la sala a Miguel y a dos escoltas. El líder se aproxima al cuerpo convulso y se agacha para examinarle. En ese instante, una mano violenta lo toma del cabello y lo aproxima al suelo, mientras la boca enfurecida de un demonio escupe palabras. Si se acercan, lo mato. Se levanta lento y firme. El hombre mantiene sujeto a su izquierda la nuca de Miguel y a su derecha sangrante, un cristal filoso enterrándose más en su palma y al cuello de su rehén. Su corazón podría detenerse en cualquier momento.  Vengan, pendejos. Hagan algo mal y muere.Los sujetos al frente suyo tienen armas. Son grandes, toscos. La supervivencia es un trabajo duro. Requiere de tomar decisiones de las que fácilmente podemos arrepentirnos.La taquicardia lo afecta, sus brazos caerán en cualquier momento. Mientras no sucede, devorar o ser devorado. Déjenme ir, ahora. Uno de los guardias busca nervioso los ojos de Magda y cuando los encuentra, ella deja correr queda su voz suplicando que lo hagan. Al mismo tiempo, Miguel siente el filo cercano a su garganta.Se aproximan tambaleantes a la salida. Uno de los hombres armados que los vigila, se adelanta y abre la puerta que da a la calle. Miguel y su captor se aproximan a ella. Hasta aquí llegas. Los cuerpos chocan. Hay disparos. La sangre salpica la pared. Una herida mortal derriba un cuerpo sobre otro. La muerte camina. La ciudad, antigua fortaleza humana, es una necrópolis que no descansa. Polvo cubre los vestigios en las calle. Meses atrás fueron un campo de batalla entre vivos y muertos. La pelea terminó, nadie cantó victoria. En las ruinas están quienes perecieron sin convertirse en aberraciones insepultas, entes que se anuncian súbitamente con zancadas impetuosas hacia su presa. Y su sonido…el sonido del aire atrapado en los pulmones de quien ya ha dejado de respirar. Parecen humanos. Lo fueron. Basta con ver sus ojos: ya no más. Sus rostros y sus cuerpos están podridos. Y muerden. Sus mandíbulas no paran, un bocado es suficiente. Hambre infinita. Eres uno más entre la multitud indolente y feroz. Inhumano. Ya a nadie le importa cómo sucedió, porque lo único importante a recordar es que los atraen los sonidos fuertes. Como los gritos en el forcejeo y el tronar de las pistolas. Luego el horror.  Entran por la puerta de la frustrada huída. Magda y sus acompañantes son sorprendidos por una ola de monstruos. Éstos salen de los edificios en frente al hospital y siguen apareciendo más. Cruzan la calle. El terror paraliza a los dos escoltas que son alcanzados rápidamente por la muerte andante. Magda huye, pero su padre está malherido y tumbado sobre un cuerpo ardiente que lo aparta y lo empuja a las fauces de engendros eufóricos por la carne, abriendo una pequeña brecha por la que se escabulle. El gesto de un hombre incrédulo ante el poder de un ser que consideró frágil y contrahecho, es rápidamente pintado de rojo. Músculos vivos entregados a la carnicería en la que histéricos cazadores se aglutinan. Presenciando el festín, el sobreviviente piensa en huir, pero no hay manera de ir hacia la calle. No sabe ya nada sobre sí mismo, sólo que su pecho late con fuerza. Con los invasores concentrados en un punto, toma apresurado armas y parque de un cuerpo que se retuerce con la cara devorada. Los infectados se adentran en el hospital, al igual que una sombra que ágilmente se desliza por los pasillos.   Revienta los cráneos a disparos en su camino. Los podridos corren hacia él y los derriba uno por uno, con la puntería templada en el caos inicial al cataclismo. Cada vez que aprieta el gatillo, deja correr su ígneo deseo de echar abajo todo. Está recordando que él  no es un nombre, nunca le perteneció a nadie, nunca fue sólo un cuerpo y sus órganos, sino lo que quiere hacer con ellos: destilar la furia que se traduce en cada movimiento de sus manos, mientras sesos putrefactos  saltan a su torso. Su cuerpo y alma hierven. Gritos agudos y aún vivos, escapan de una habitación. Los escucha y reconoce a Magda con ellos. Es un día para salvar a la humanidad de sí misma. Los muertos andantes han aislado a sus últimas presas, quienes son rodeadas por una muralla voraz. Intentan resistir con una barricada improvisada con muebles. Será inútil. Hay más caídos en la lucha. Con un trueno, el estruendo se instaura. La centella del cañón rompe el movimiento de cada bestia en la sala. Rugido tras rugido, son abatidas. Descansan por fin en paz. De golpe, llega el silencio: un zumbido brusco se apodera de los oídos presentes. Es el nerviosismo al final de una balacera. Los supervivientes se incorporan y confundidos buscan a sus redentores. Magda reconoce a la silueta solitaria que se aproxima. Llegó el momento para responder preguntas pendientes. Observa el arma que le apunta humeante. Ha vuelto a temer por su alma. Sepan quién soy, recuérdenlo bien; no tengo nombre, tampoco edad. Soy la muerte piadosa, la bala que termina el infierno. Todos podemos elegir, nuestras vidas terminan o comienzan hoy. Ahora nuestros actos nos persiguen, nos devoran. Les enseñaré cómo entregarse a ellos, a prender el miedo en llamas.En la carretera fuera de la metrópoli es fácil cruzar el paisaje arbolado, encontrando alguna vez muertos andantes, que pueden eludirse si eres cauto. A lo lejos se ve un edificio humeante. Si observamos con atención la columna, distinguimos un punto incandescente en la necrópolis. Desde allí se aproxima un automóvil veloz y silencioso, aún con el hedor a muerte. Al volante, un ser ambiguo, pero muy humano.    
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alfarael · 9 years
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Nunca Cambies
Cuando debes ser menos predecible, más abrazas la seguridad de tus hábitos, de los pasos y caminos memorizados por tus zapatos. Aunque intentes cambiarlo, hay algo de lo mismo de siempre. De cualquier manera ya no tendrás un respiro introspectivo para poder darte cuenta de la paradoja. Es inevitable que cuando la muerte acecha, avanzas con más prisa hacia ella al intentar huir. Tu asesino ya conoce tus modos. Está un movimiento delante de ti. No tengo que buscarte, porque tú llegarás aquí. Siento el fluir de la sangre por mis venas, es sencillo en éste punto. Es como si todas las fuerzas cósmicas se conjuntaran en una sola y agónica dirección para hacerme odiarte a través de las dimensiones que significa el pensamiento y la intención. Una serie de acciones finas e imperceptibles en su unidad suceden una tras, como las gotas constantes en la lluvia que sigilosamente colmará la presa.  La sed de violencia se confecciona puntada tras puntada en camino a un episodio implosivo, al clímax patético, más problemático que liberador. Estoy consciente de que el alma se quiebra cuando jalas un gatillo. La sensación es la de que el tiempo va frenándose, se estira para dar una mirada detallada. Diriges tu cuerpo relajado a un decúbito supino, dibujas una estela curva de sangre en el aire que escapa de tu pecho. Tus ojos apuntan a la equina superior izquierda del umbral de la puerta desde donde te veo; tus brazos están extendidos hacia mí, los míos hacia ti. Nunca caes, pero no dejas de hacerlo. En tu eterna precipitación, tu sangre mancha mis manos. No habrá un momento más íntimo en nuestra relación. Extiendo la palma sobre mi rostro, volteo y sigues cayendo. Siento que te amo. Mucho, muchísimo más que tú a mí. Nunca caes. Entonces despierto. Me paro y estoy viendo tu foto, con muchas ganas de describirte algo sobre aquel sueño. Creo que se trata de nuestra relación, de ese juego de estirar y aflojar los nudos formados cada vez que llegamos a discutir o hacer el amor, de lo que está en ese collage nuestro. ¿En verdad querrías que fuera distinto? ¡Existe un sinnúmero de pequeñas hazañas conquistadas desde hace años! Picando piedra o haciendo malabares los dos para mantener este simulacro hermoso que llamamos familia. Ya sabes, hay algunas cosas que vale recordarte sobre el día a día.  Esas que hago y no sé si aprecies; despertar temprano para irme al trabajar, sentirte a mi lado y no hacer ruido para dejar que aún descanses, levantar a los niños, que se les hace tarde para la escuela. Disfrutar el placer secreto en el ritual para poner en marcha la maquinaria de nuestro hogar, el olor del café, el sabor de la mantequilla y el pan. Tan digno de nuestros sueños. Odiar ir a trabajar, pero sonreír anhelando tocar tu pecho y despejar mi mente de las cuentas por pagar, de los planes. Ir por los chicos. Amarlos desesperadamente al ver lo bien que logran hablar como tú. Hay tanto por lo que luchar, por lo que estoy gastando toda mi alma. Todas esas cosa que escapan tanto de la dimensión del sueño de tu muerte y debes enterarte de que mi mayor deseo en realidad es conservarte, en todas las formas posibles, en los lugares en donde esté la huella de tus pasos. ¿Por qué querrías cambiar todo ello? Ojalá lo puedas ver, como creo que lo haces. Quiero que me entiendas, que sepas que te amo y todo lo que hice por tu bien. Hay cosas que deben de corregirse para lograrlo, sí, pero vale la pena sacrificarse. A veces quisiera que todo se detuviera así como está. Tengo tanto miedo a que el mundo cambie. Los nudos se deshacen, lo sé, lo sé.  Porque del sueño paso al recuerdo del día de ayer, cuando te vi morir. Tomaré de nuevo el arma.
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alfarael · 10 years
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La peor carta de amor
Un día te diré que te animes a tomar mi mano cualquier estación del año y saltar hacia otras épocas mejores, a la mejor historia de nuestras vidas. No sé cómo decirte que vi que un día seremos unos felices melómanos enzarzados en la batalla por el día a día, pero juntos. ¿Pensarás que no es posible? Están esas ocasiones en que me quedo viéndote, pienso que casi siempre sientes que lo hago. Tienes esa sonrisita leve, los ojos perdidos en el piso, un gesto naturalmente elegante. En la primavera no fuiste quien creía que eras. Tiene poco que sé de tus pecas y lunares. Descubrí que no te conozco y que en cada uno de los casi siete años pasados, te pensaba en un idioma distinto. Entonces me quedo viéndote, pienso un montón de cosas y espero a que levantes la vista en dirección a mis ojos para hablarnos sin decir una sola palabra. Lo redescubrí el otoño pasado, cuando bailamos juntos en aquél concierto. Sé que implícitamente nos ha gustado mucho caminar. Ahora nos deslizamos sin querer llegar a ningún lado en particular. El verdadero recorrido está en nuestro conjunto de sofisticadas palabras, la laberíntica plática que tejemos en un mar de malas intenciones, nobles deseos y honestas confusiones. La dirección de nuestros paseos solo va delimitando el espacio y tiempo, pero poco la dimensión a la que llegamos cuando me explicas algo de Moz, Fellini, la moda y lo que crees firmemente será la tendencia total en invierno. Condiciones y términos de lo que sueñas. Y así caminamos, con una serie de movimientos que transitan la geografía de lo que imagino, es nuestra ciudad que se construye sobre las ruinas de otros reinos. He determinado que desconoceré siempre tus espacios, pero en mi colección cartográfica existen demasiados mapas versados en ti; tus manías y tus anhelos, tus sofismos y conocimientos, tu poder y flaqueza, tus mentiras y verdades, tus juegos, tus melodías, tus lágrimas, tus movimientos, tus descuidos, tus emociones, tus sensaciones, tus piernas, tus labios, tu cabello, tu mirada, tus manos, tu olor, tu voz… Aun cuando ni siquiera estoy viéndote, pienso un montón de cosas sobre ti. Quiero que sepas que lo hago. ¿Significa algo para ti? Cuando recuerdo tu rostro disfruto del nuevo panorama de las pequeñas innovaciones que complementan nuestras historias, de las pinceladas que le doy a tu retrato. Dentro de mi dañada mente hay una tú muy mía cohabitando con una cadena de reacciones provocadas por el día con día cerca de ti. (Por cierto, es mi imaginación y yo imagino lo que me dé la gana, así que por eso estás allí y por eso no puedes resistirte a darme el más sublimemente cursi de todos los besos que puedan crear mis neuronas) Me enajena, me fascina. Entonces en mi orgiástica línea de pensamiento apareces tan tangible como un muro de piedra y me dices que no me crees, que qué es lo que me das, qué es lo que me gusta de ti, que sea real, que no mienta. Nada de eso me parece tan grave o desconocido. Te digo que no sé exactamente la sección y detalle del fenómeno de tu presencia que me tiene tan lleno de ganas de tenerte cerca, que solo sé que eres como un sueño, un tigreunicornioexplosiónmágicamusical, una supercalifragilasticoespiralidóloga. En estas veces en que me quedo viéndote me gusta escucharte también. En la noche hablas de qué está mal con nuestra humanidad, de las bestias de calidad que tenemos que frecuentar o tus buffet de planes exactos e inequívocos. Aunque las cosas salgan medio mal, medio bien, sé que siempre te diviertes más de lo que crees que ibas a hacerlo. Me gusta recordarlo porque cuando te lo digo no me crees, pero igual sigues hablándome, diciéndome mundos de ideas que enfrentamos y transmutamos. ¿Es que no ves que te amo? Están esas ocasiones en que me quedo viéndote y pienso que casi siempre sientes que no lo hago. Aplico cada uno de mis trucos para caer en cualquiera de tus caminos. Soy un patán, desconsiderado, cruel, sádico y aun así sabes que te amo. Tengo estos estúpidos mapas que se crean solos y se extienden día a día desde hace cualquier estación. Y ¿sabes? Es porque así lo permites. Y ojalá alguno de los Dioses a los que le rezamos sepa qué es lo que hacemos, porque a mí no me importa ya y quiero ir por cualquier camino al que nos lleve. ¿Quieres seguir adelante? Un día te diré que te animes a tomar mi mano porque yo quiero tomar la tuya y quedarme junto a ti, embelesado como en esas ocasiones en que me quedo viéndote y me preguntas qué. No eres quién creía que eras éste verano, porque es ahora cuando has abierto los brazos y me has besado sin que lo pidiera.
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alfarael · 10 years
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Dos punto cero
No es aún ni medio día. Me acecha la sombría idea de que no he hecho nada. Pienso que podría ser muchas cosas y que me concreto en ser una muerte esperando a suceder, un reino enterrado en la mierda. Estar aquí es la forma perfecta de diluirme en el espacio y el tiempo. Me estiro alejándome un poco de la pantalla. Almuerzo algo, ignoro si hay alguien más en ésta casa, en mi refugio.
Me fumo un gallo. Empiezo la jornada averiguando a qué edad moriré. Creo que todo lo podemos alcanzar, todo lo podemos poseer, nos lo podemos coger. ¿Es un mal generacional? Dada la impresión, surge súbitamente una apetencia voraz por una experiencia vacua con un par de post-adolescentes norteñas de cuerpos lozanos y flexibles. Voy al baño y me lavo las manos, antes y después de cada chaqueta. Satisfecho soy emergente, emprendedor y viral. Estoy en la cima del templo de Kukulkan. Marcho de nuevo con los 132, con los maestros, con los 400 pueblos. Califico de atroz al fútbol nacional en los medios de comunicación. Creo consciencia entre mis contemporáneos sobre la gravedad de la violencia en el país, del robo de nuestros recursos, de la defensa de nuestro petróleo y la clase obrera. Decido pasar a un ambiente más global después de todo lo hecho por y para México. Visito el Louvre, un cementerio en Praga, el estadio Centenario en Montevideo. Permanezco en el concierto de la orquesta sinfónica de Londres tocando las melodías de los Beatles. Veo al mundo desde la Estación Espacial Internacional.
En el trayecto de mi viaje, ejercito una profunda introspección. Nunca me percato de ninguna sensación que no sea al interior de mi piel. Prefiero mantenerme prisionero a abrir ese resquicio al exterior, a la posibilidad de experimentar la acción de los elementos sobre mi anatomía. Qué difícil puede ser hacer lo que se quiere.
Me causa ternura recordar el día en que vi a mi madre llorar y a mi padre desdeñarme por ser, a su forma de ver, un desperdicio. Es irónico que ellos sigan haciéndolo posible. Mis cercanos no logran tolerar mis andares, les escandaliza mi estado. Pertenezco a un grupo creciente de personas que disfruta de surcar mares transparentes, las redes infinitas. Estamos construidos de buenas intenciones que se llenan de nada. Planeo hacer quizá en unas horas, mañana tal vez, en algún momento, lo que debía. En la antesala del suceso, lo mío sigue siendo transitar por donde mi curiosidad captora se decante. Los conciertos masivos de rock, las funciones de teatro de sombras, las piernas de jóvenes elásticas y tersas. Los pocos nobles amigos que me quedan, insisten en que reaccione, que cambie algo por mí, por los que aún me quieren. No. No entienden que yo he experimentado más que todos ellos juntos, he transitado lugares que su confundida y aburrida visión no les permitirá conocer como yo.
Ellos quieren que me arregle, me asee y salga a la calle. Ellos quieren hacerme enfrentar el rechazo perpetuo de la mujer que deseé. Ellos quieren verme fracasar
en la casa, el taller o la oficina. Que sufra por conseguir lo que quiero, que mis manos tengan callos, que me gane el sustento. Ellos quieren alimentarse de mi calvario a través del sobrevalorado esfuerzo. Que viva en el país de las pendejadas, aquel en donde todo es angustia. Donde es correr y cumplir deberes, conseguir trabajo o sentar cabeza, levantarse temprano, leer lo que se indica leer, cumplir fechas, expectativas. Ellos quieren trascender en el tercer mundo. Ser felices burócratas y Godínez.
No saben que mi misión es infinita. Ni la sensación de hormigueo en la frente ni la risa absurda pueden distraerme de ella. No quiero dejar de ver la pantalla, apagar el gallo o el módem. Es imposible regresar al punto de donde partí hace tanto. Amoldarme a éste juego en donde soy lo que podría ser y no lo que quiero. Jamás dejaré de estar en Coachella, de pasear por Venecia en el renacimiento, de solucionar los problemas del país sentado atrás del teclado, ver el porno más sucio de todos, reunir las putas esferas del dragón y ser inmortal. Voy a vivir en mi realidad, la 2.0, la del monitor de la computadora. Continuaré mi masturbación mental porque estoy absorto en el eterno terror a salir de éste cuarto (que es todos los cuartos) al medio día, hoy, mañana, ni nunca jamás.
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alfarael · 11 years
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Most teenagers in summer
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alfarael · 11 years
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¿Por qué el mundo merece ser salvado?
Creí que podría decir algo sobre qué es lo que hace que éste mundo sea tan valioso, tan maravilloso, como para no acabar de enamorarse de él y huir de la posibilidad de querer destruirlo sádicamente en algún arrebato de ira. Pero me di cuenta de que mi mundo no es el de ustedes. Ni el suyo, mio. Cada uno anda con su mundito individual. Observamos con un filtro personal y distinto desde nuestro objetivo y tomamos las panorámicas que a cada uno le placen. 
Motivos y porqués suficientes por el día de hoy; por cómo te venden sexo por televisión y porque el porno es gratis en internet, si sabes buscar. Porque cuando no hay nadie alrededor puedo hacer cosas asquerosas sin culpa. Porque puedo cantar desafinado para chingar al prójimo. Porque puedo decidir comer de más y sentirme miserable en el arrepentimiento nocturno, y por eso salir a correr como un hamster obeso para pagar mi penitencia. Porque, a pesar de ello y por alguna psicopatología, aún le parezco atractivo a algunas personas. Aún puedo decidir si seguir siendo mediocre o terminar mis estudios universitarios. Hacerme el interesante y fracasar en la pose, resultando ser hilarante para cercanos y extraños. Aprender sobre cosas que pasan en la televisión. Establecer el método a través del cual desperdiciar mi tiempo y disfrutar de la procrastinación, además de poder hacer un maldito ensayo sobre eso. Por la forma torpe en que camina la mujer que me atrae, por su voz pitosa al teléfono y sus besos filosos. Porque podemos engañarnos y quedarnosdeverparaplaticar. Porque su látigo de desprecio solo me hace aferrarme más a la idea de quitarle la ropa. Por la manera fortuita en que prende y seduce. Porque lo hace solo porque puede y súbitamente quiere. Por el sabroso coito pasional, por el sexo oral, por la masturbación en pareja. Por el silencio después del orgasmo. Porque el amor puede aparecer si te esfuerzas mucho, como los Reyes Magos. Que se puede forzar. Porque puedes cambiar el tema de conversación en momentos realmente incómodos. Porque el alcohol, la mariguana, la coca y demás drogas recreativas son un problema de cualquier juventud que busque llenar esos vacíos, ya sean de tiempo, de seguridad, de amor. Porque puedes estar solo u acompañado, o pretender querer estar solo y tratar de mantener cerca a alguien intentando alejarla y que un día de repente se vaya de verdad.Porque puedo gastar el dinero que no tengo y tratar de burlar a quienes les debo. Porque podemos entregarnos a los excesos el día de hoy y pagar con nuestra vida mañana. sufriendo porque no sabemos porqué Dios nos manda esas pruebas tan crueles de fé. Porque podemos llegar a una catarsis sobre nuestros dilemas existenciales antes de que sea muy tarde. Además de que tengo la opción de dudar sobre la estabilidad de mi autoestima o de darle importancia a problemas insípidos. Porque algún día extrañaré mis problemas pendejos, ya que los habré cambiado por otras prioridades, no menos pendejas. Porque puedo moverme de un lugar a otro, a cualquier parte de la Tierra que yo desee y re-comenzar historias. Porque podría descubrir algo valioso, alguna cualidad en mi. Porque puedo pensar en los demás, neta, sólo por querer hacer algo que valga lo suficiente la pena. Que pueden importarme. Que puedo detenerme a cambiar lo que hago por mi rutina, por empezar a hacer lo que quiero. Por ésa sinfonía agridulce súper choteada que es la vida. Además de que cuando no estás amargado, puedes describir al mundo como una pinche paleta de colores, disponibles para poder hacer cualquier bella trivialidad y disfrutarla. 
Porque vida sólo hay una y con ella puedo crear muchos mundos más, tan grises, negros o cualquier tono, sonido, textura, sabor, altura, peso, edad, sexo, raza, religión o cualquier otra mamada que quiera yo. Para poder disfrutar, para poder sufrir. 
Por hoy, por eso, el mundo se puede salvar. 
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alfarael · 11 years
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Gustos fresas dominicales.
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alfarael · 11 years
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Yo por eso vivo cantando.
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alfarael · 11 years
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Different biotics
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alfarael · 11 years
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¿ROBOTS O DINOSAURIOS?
ALIENS
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alfarael · 11 years
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¿Y porqué abre uno un blog?
Si tu vida es suficientemente interesante, por qué no hablas sobre ella. Y si lo haces, sabes que buscas a alguien que te escuche, por supuesto. Hace algunos años hablaba demasiado sin pensar y ahora trato de pensar mucho antes de hablar de más. Creo que soy alguien un poco más callado (que en la adolescencia), lo suficiente. Terriblemente no me termino identificando con esa conducta. Así que en ese conflicto de identidad, la catarsis me lleva a la conclusión de buscarme, de ser auténtico y empezar a parlotear de nuevo de manera convulsa en un acto de honesta autenticidad, quizá hasta valiente, después de tanto pretender acatar un silencio sabio y seco.
Producir un conjunto mensajes es dar origen a los fragmentos de un mundo nuevo. Así se crean las historias, grandes y pequeñas, fantásticas y reales. Todos somos creadores de historias a través del habla, de la escritura, del movimiento o cualquier acción que nos conduzca a comunicar, al hacer saber al otro, al querer mostrar. Hacer sentir lo que sentimos con la intensión de transgredir la frontera del silencio y la nada. Es un acto natural, intrínseco a la vida. Pues bien, yo quiero hacer uso de la palabra. 
Desde algunos meses me dedico a aprender psicoterapia, he tenido algunos casos. La psicoterapia es una intervención terapéutica a través del uso del lenguaje, principalmente. Todos quienes llegan buscan ser escuchados. Sufren de problemas con los cuales su uso consciente del lenguaje no ha sido suficiente para resolverlos. Cuentan su vida. Detalles, fragmentos distorsionados. Y son escuchados por el psicoterapeuta. Pero, quién escucha al psicoterapeuta. En especial si es uno a quien le gusta tanto el uso y desuso del don de la comunicación. La respuesta; Tumblr y más anónimos en la red. 
Les compartiré a mi modo lo que quiera, lo que se me antoje y ocurra, esperando sea suficientemente interesante para ser leído hasta el punto final.
Sobres, bai. 
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