•| Y que la vida me salve de tí y de gente que como tú, vienen de un amor muerto con mil heridas y un corazón agrietado de tantas malas decisiones, que me salve de la gente perversa y sus intenciones, y de esos vacíos abismos emocionales que cargan consigo a todos lados.
Por la noche volvió a llover. Se estuvo oyendo el borbotar del agua durante largo rato; luego se ha de haber dormido, porque cuando despertó sólo se oía una llovizna callada. Los vidrios de la ventana estaban opacos, y del otro lado las gotas resbalaban en hilos gruesos como lágrimas. “Miraba caer las gotas iluminadas por los relámpagos, y cada que respiraba suspiraba, y cada vez que pensaba, pensaba en ti, Susana.”
Invoquemos la lluvia, que tanta falta hace ahora mismo. Pensemos en hermosos sitios mojados, frescos, acogedores... Demos nuestra energía a nuestra intención.