Tumgik
#ikemen sengoku español
arthurs-puppygirl · 13 days
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Anyway I’m nobunagas-puppygirl now 🐶
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eileenfangirls · 2 years
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PETICIONES e INTERACCIONES ya están abiertas.
Ikemen Sengoku, Ikemen Vampire, Ikemen Prince, A3!
Ambos disponibles en español.
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INTERACTIONS are now open.
Ikemen Sengoku, Ikemen Vampire, Ikemen Prince, A3!
Only interactions are open in english.
I'm a native spanish speaker and I don't feel confident yet to write long texts, but I think I can do interactions fine (still, be nice when I make a mistake, you can correct me nicely, I don't mind!).
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“La luna” Shingen X MC
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Disclaimer: Lo que hubiera pasado si MC no hubiera decidido ir a la guerra y se quedaba en Azuchi.
Use algunas referencias de su ruta. Incluido la carta.
¿El dia que me enamoré?
No, no estoy segura pero no fue la vez que salimos juntos a caminar por el mercado, mientras me coqueteabas, me pareció irritante. No se podía tener una conversación seria contigo. Ni cuando te inclinaste susurrando lo hermosa que era la luna haciendo mi corazón palpitar.
Me seguias pareciendo un idiota.
Tampoco todas las veces que me regalabas uno de tus tres dulces que Yukimura te dejaba comer. Ni cuando tus ojos se iluminaban cuando me miraban comerlos, la sonrisa satisfecha o tus mejillas sonrojadas al ver una pequeña sonrisa escapar de mis labios.
Patético idiota.
Te puedo asegurar que tampoco las veces que me mandabas tus cartas. Cartas que olían a ti, a tu cálida fragancia a dulce con olor a madera que detestaba. Ver mi nombre escrito en tu letra. O ver tus detestables intentos de corazones a lado de mi nombre.
Un tremendo idiota.
¿Tal vez fue esa vez?
Cuando ibas a medianoche a mi habitación sin avisar para ver la luna.- La luna es hermosa hoy - .Me susurraste.Recuerdo enojarme contigo la primera vez que viniste. Haciendo reglas acerca de no moverte de tu Tatami a menos que yo lo hiciera primero. Cuando por fin podía tener una conversación seria contigo regresaban tus coqueteos y tus miradas sugestivas.
Semejante idiota.
Pero algo dentro de mí empezó a crecer, tus juegos me parecían entretenidos. Sentía que tus miradas me comían completa. Tus coqueteos fastidiosos pero soportables. Empecé a notar un muro en ti. Uno que no dejabas que me acercara a inspeccionar. Tus dulces se volvieron más deliciosos y ansiaba los días que compartieras uno conmigo. Esperaba sentada en mi habitación con la ventana ya abierta para que vinieras a ver la luna conmigo. Quería tener esa pequeña pero significativa conversación contigo.
Pero seguias siendo un idiota.
Seguía sin sonreirte, seguía distante. Pero abierta a tener conversaciones contigo. Dispuesta a salir contigo a ver la luna desde la montaña. O ir al río a ver los peces. Hasta que logré tocar la pared, llegué a ella Shingen. Te abriste esa noche, contándome sobre Kai, sobre cómo sobrevivían con el apoyo mutuo de su gente, su bondad y las ganas de perseverar. Hasta que Oda atacó y con él se fueron los sueños y esperanzas de tu gente. Que esas personas eran la razón por la cual ibas a la guerra y tu odio a los Oda.
Ese dia comprendi. No te conocía en absoluto.
Te veía solamente como la persona que me secuestro para chantajear a Oda, quien aprovechaba mi situación esperando que mi corazón estuviera débil para caer en sus enredos y coqueteos. El hombre que tenía una extraña obsesión con los dulces. Ese era el Shingen falso.
Recordé que nunca me trataste como una cautiva. Me diste mi propia habitación. Mi privacidad. Deambular por el castillo. Me regalaste una caja de costura. Nunca la toque, porque precisamente tú me la regalaste. Pero habías notado mi emoción al ver la caja la primera vez que salimos al mercado. Seguro notaste mis ojos brillar con anhelo. Costurar era mi sueño.
Esa misma noche te conte mi parte. Te hable sobre las cosas que amaba hacer. Sobre lo bien que me la pasaba con los chicos en Azuchi, sobre el respeto que recibo de todos. Mis opiniones sobre la guerra, sobre cómo estaba encontrar de estas, pero entendía las razones por las cuales tenían que hacerlas.
Ese día. Si, fue ese día.
Tus ojos se abrieron iluminados viéndome bajo luz de la luna, mientras yo hacía lo mismo, parado ahí frente a mí, con tu cabello alborotado por el aire. Si cierro mis ojos aún puedo verte. Si regresara el tiempo iría a abrazarte, a sentir tu calidez. Tal vez, solo tal vez, besarte.
Desde ese día, en mi habitación jure ser tu apoyo, quedarme a tu lado para curar tus heridas de guerra, perdóname por ser codiciosa, pero también quería curar las heridas de tu corazón. La pared seguía ahí, sin importar cuantas veces quise echar una vista para ver qué era lo que ocultabas. No me dejaste ver.
Eres un idiota Shingen.
Un día tus sonrisas se esfumaron, tus miradas eran evasivas, tus coqueteos inexistentes. Tus visitas…
No regresaste a ver la luna. Te espere por noches, te tenia dulces y té. Me arreglaba con el mejor kimono. Pero nunca llegaste. Te busqué, pero siempre Yukimura me detenía diciendo que estabas ocupado, que esperara a que tu fueras a buscarme. En todas las semanas que había estado en Kasugayama, era la primera vez que me sentía sola. A pesar de toda la libertad que tenía.
5 días pasaron sin poder verte, 5 días desde que acepte mis sentimientos por ti. Cuando te vi. Tu brazo alrededor de la cintura de una mujer, con un lindo kimono, y un peinado extraordinario. Tu te inclinaste a susurrarle algo al oído y ella te sonreía. Una hermosa sonrisa, como ella. Iban a alguna parte cuando la ayudaste a subir a tu caballo y se fueron.
Estupida.
Sabía que tus coqueteos no eran reales, tus sonrisas no eran genuinas. ¿Sabes que era real? Mi corazón. ¿Sabes que era genuino? Mis sentimientos por ti. Pero desde el inicio sabía que no me corresponderías, tal vez yo no era tan emocionalmente, no sonreía lo suficiente.
Solo quería ser suficiente para ti.
Las semanas pasaban. Me obligue a dejar de esperarte, pensarte, extrañarte. Mis pensamientos estaban en regresar a Azuchi, con las personas que me apreciaban, mis amigos.
Kenshin me obligó a ir a unas cuantas reuniones de guerras, ignorarte fue lo más difícil. Tu volviste con tus coqueteos, con tus miradas, con tus sonrisas. Me sudaban las manos y lo último que quería era verte, o hablarte, porque me desmoronaría ahí mismo. Mi corazón estalla por tu amor. Me tenias sentada al lado. No podías escuchar el sonido de mis latidos. Estabas tan acostumbrado al amor, que no lo viste, yo nunca he estado así.
Hasta que llegó el día, me dejaste ir. Me regresaste al lugar donde pertenecía. Dejando de lado mi corazón, me meti al palanquín, mientras me sonreías y pedías mi sonrisa. -La luna es hermosa hoy- Me susurraste .En lugar te mire inexpresiva, pero estoy segura que viste mis ojos llorosos.
¡Oh Shingen! Si supiera lo que sé hoy. Nunca me hubiera ido. Sonriendo me hubiera tirado a tus brazos sin dejarte ir. Llenando tu encantador rostro con besos.
En su lugar, 5 días después había llegado a Azuchi. Todos me esperaban en la entrada, sus grandes sonrisas y sus voces animadas me dieron la bienvenida. Oda viendo desde largo asegurándose si había llegada sana y salva.
-Tadaima- me obligaron a decir. Con lágrimas en los ojos y una inmensa alegría en mi corazón al ver cómo estas personas me veían como una de ellos.
Después ocurrió la guerra.
Rece a los cielo, que todos sobrevivieran, era algo que yo no podía evitar. Mis amigos habían pasado años peleando para cumplir sus metas. Pero quería verlos a todos regresar, a todos caminar por esa entrada con sus caballos ilesos.
Y también oré por ti. Para que encontrarás felicidad. Para que estuvieras bien. Para que regresaras sano y salvo.
3 meses después de que había iniciado la guerra, me llegó la noticia de tu fallecimiento. Al principio no lo creía, te mirabas tan sano. No moriste en guerra, fue en tu tienda en la noche. Tenías una enfermedad terminal. Una que nunca me contaste.
¿Cómo pudiste Shingen?
Yo pude haberte ayudado. Quería que te inclinaras en mi cuando necesitarás apoyarte, compartiste tus sueño conmigo. Pensé… pensé que yo era importante para ti.
Tu lo eras para mi.
La confirmación de tu muerte llegó con Oda. y unas cartas.
Que Idiota eres.
Cartas que nunca te atreviste a enviarme cuando estábamos en el mismo lugar.
Y la carta que me escribiste antes de morir.
“Estas lejos ahora, donde esta carta no te alcanzará.
Pero necesito escribirte.
Soñé contigo en el campo de batalla, MC. Tenias alas de ángel.
No enviaré esto. Lo quemaré en la fogata. Por eso me siento seguro de admitir mis sentimientos…
...Desearía que mi última vista fuera de ti. Desearía que la última voz que escuchara fuera la tuya. Desearía poder tenerte en mis brazos antes de morir.
Me gustaría poder verte afuera de mis sueños.
...No quería que supieras lo débil que me siento.
Siempre te amare, MC. “
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miikareigenbornw · 4 years
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moonvalkirie · 5 years
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Juré que no me dejaría amarte... pero no pude evitarlo.
Kenshin Uesugi, Ikemen Sengoku.
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vampswillhelpyou · 3 years
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Spoiler de Ikemen Sengoku Ruta Nobunaga
Me estoy leyendo en wattpad lo que viene a ser la historia del otome de Ikemen Sengoku en español, bc el juego está en inglés y no tengo tantísimo domimido del idioma, y la verdad quería enterarme bien de lo quebina pasando.
El caso que la Mc al principio de la historia se lee un libro diciendo "Mitsuhide traicionó a Lord Nobunaga" y ahora que realmente ha llegado la traición están todos tipo "NOOOO que está pasando, que inesperado!!!!"
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“Te extraño” Oda Nobunaga x MC.
Recibí mucho apoyo sobre hacer mi cuenta de headcanons en español. Estoy un poco nerviosa. No sé si lo estoy haciendo bien. No entiendo cómo publicar contenido sobre esto. Por los momentos publicaré mis pequeños desastrosos trabajos, se los dejó con mucho cariño. 
-Hades.
“Te extraño”  terminó de escribir en su carta que pronto sería entregada a Nobunaga por uno de sus vasallos. 
MC estaba emocionada, Nobunaga le había dicho que esta sería su última batalla, después irían juntos a unas vacaciones largas a nuevos países que soñaban visitar. 
Mientras su esposo había estado en una batalla cerca de Asakura, donde después le tomaría 1 semana en regresar, ella había pasado todo este tiempo en el mercado comprando y haciendo nuevos Hakamas con la cresta del clan, de diferente tonos oscuros, tal y como los prefería. 
Mc siempre se le encogía el corazón verlo vestir uno de sus trabajos. No importaba si alguien también usaba sus prendas, mientras siempre fuera él, no podía pedir nada más en el mundo.
Siempre que pasan tiempo a solas es muy importante para Nobunaga, el Lord siempre estaba ocupado en batallas o en consejos de guerra, por eso pasar tiempo con su amada esposa era preciado y le molestaba ser interrumpido. Como esa vez cuando Hideyoshi los interrumpió en medio de una sesión de besos apasionados que estaban a punto de pasar a más.
MC se sonroja al recordar ese día con su esposo, pero se le escapa una sonrisa al recordar la cara de Hideyoshi por haberlos interrumpido, su castigo había sido lavar los platos de todo el castillo por una semana. 
Su atención regresó a su alrededor donde pasaba al lado de un mercader vendiendo diferentes tipos de dulces cuando visualizo los Konpeito. Nobunaga siempre actuaba como niño por sus dulces preferidos, siempre escondiéndolos para que no se los quitemos. 
¨Tierno¨ susurro para si misma, levantando  las bolsas de los dulces y dejándolos en su lugar.
-Llevaré 5 bolsas- le dijo con una sonrisa en su rostro al mercader mientras su dama le pegaba por estos. 
-Princesa, su esposo estará emocionada por los dulces- le comentó su dama, sonriéndole mientras guardaba los dulces y seguían caminando alrededor. 
Mientras miraban un poco más varios puestos de tela a MC la seguían 4 guardias y 2 damas. Nobunaga le había pedido que dejara que sus soldados mejores entrenados se quedaran a protegerla, no quería perderla, seguía siendo su amuleto de la suerte, pero quería ese amuleto le durara toda la vida. Mc al principio estaba reacia a aceptar, pero después de unos juegos de Go donde cada vez que perdía la seduciria un poco más hasta que cediera. Cedió.
Mc se quedó en silencio mientras miraba la tela rosa de un kimono que le resultaba muy familiar, es el mismo que usó esa noche, se hundió en sus pensamientos. 
Lo primero que Nobunaga reclamó esa noche, fue su cuello. Al principio este dejaba pequeños besos juguetonas mientras le susurraba las cosas que quería hacerle, recuerda su dulce voz y la lujuria en sus ojos. Después de jugar un rato con ella, regresaron al juego, donde esta vez MC logró ganar. 
-¡Lo hice! ¡Te gané!- se puso de pie para celebrar, Nobunaga se quedó en silencio mientras tomaba un sorbo de sake con una sonrisa pícara en sus labios. ¿Tal vez la dejó ganar?
-La clases de Mitsunari debieron ser muy buenas- Le dice atrayéndola a él. La sostiene en sus brazos, la calidez de su pecho. Ella lo mira con la misma picardía y lujuria con la que él la miraba, ella no era tonta.
Se acercó a su oído, apretando su cuerpo mientras él sonreía, se escuchaba a Nobunaga gruñir. 
-Yo también tomaré tu cuello- le susurró antes de empujar al Lord  sobre su futón y  empezar a besar su cuello apasionadamente, solo lo podía escuchar jadear y gruñir mientras lucha contra el mismo para no romper las reglas del juegos. 
-M-mc…- le pidió entre jadeos. Sus ojos se abrieron sorprendidos cuando sintió los mordiscos. Su cuerpo se tensó, cerró los ojos con fuerza, aún tratando de controlarse pero a la 3era mordida, no pudo más y tomó a Mc de los hombros tirando de ella suavemente al suelo, una mano en su rostro y el otro atrás de su cabeza, para evitar lastimarla. 
-Nobu-nobunaga…- Le susurró entre besos.
-No cariño, has roto las reglas, sabes lo que viene después…- le mordió el cuello- pero voy a reclamar mis otros dos lugares.- Dijo mientras metía sus manos por arriba y abajo del kimono medio abierto de MC.
-¡Princesa!- la voz de un guardia del castillo que venía corriendo hacia ella, la sacó nuevamente de sus pensamientos. Había pensando sobre Nobunaga otra vez. Lo extraña con pasión. Ha estado fuera por un mes, su mente lo sabía a la vez que su cuerpo. Regresó su vista al guardia, alejando los pensamientos. 
-Lord Nobunaga ha mandado una carta para usted- le ofreció el papel que traía en sus manos, MC lo tomó con rapidez con mucha emoción, el nombre de su amado estaba en esta, su letra, donde en algún momento había estado su calidez. 
-¡Qué emoción, princesa! ¿Regresamos al castillo para que pueda leer la carta de Lord Nobunaga en su habitación?- Mc asintió, caminando a toda prisa con la carta presionando en su pecho y la sonrisa tonta en su rostro.
Una vez en la mansión, corrió hasta la habitación que compartía con su amado. Sin darse cuenta tenía pequeñas lágrimas de emoción al estar a segundos de leer su carta. 
“Mis vasallos me han contado que estás bien.
He escuchado que has estado cuidando del castillo, como toda una princesa Oda. 
Estoy tan agradecido de tenerte en mi vida. 
Solo te pediré una cosa, mi amor. Que me saludes en la entrada cuando regrese. Quiero tener conmigo tu calidez, no sabes las ganas que tengo de besarte y hacerte mia otra vez.
Mi pecho quema al pensar en ti, cuando te sujete una vez más, no te dejaré ir. 
Esperame. 
Te amo, Mc”
Nobunaga regresaría en una semana, ya había conquistado la mayor parte de Asakura. Sus vasallos harían el resto. Solo quería regresar a la mansión. Regresar a sus brazos. 
Lo que pasó después en una noche mientras descansaba en su tienda, había cabalgado más de 21hrs, estaba cansado, destrozado pero nadie lo tenía previsto. Uno de los vasallos más cercanos de Nobunaga, había aprovechado el cansancio del Lord para atacarlo en traición. Una revuelta. 
Ya imaginan el resto. No existe el inicio sin el final. A veces el intervalo es largo y hermoso. Pero la vida es cruel y no siempre será como queremos. 
Lamentablemente, esta historia es así. 
“Te extraño” susurro mientras le daba un pequeño beso a la lápida de su esposo y dejaba una bolsa de Konpeito al lado. 
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