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#ideas para regalar
donlumusical · 1 year
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MANUALIDADES PARA SAN VALENTÍN. Lata reciclaje
MANUALIDADES PARA SAN VALENTÍN. Lata reciclaje
Hola, donlunáticos. En el vídeo de hoy os traigo la primera idea para San Valentín 2023. Vamos a decorar una vieja lata de galletas y darle un toque superoriginal y tierno. Podéis meter bombones en ella o cualquier regalo. Seguro que le encanta a la persona a la que se la regaláis.   MATERIALES QUE HE USADO: 💚 Lata de galletas 💚 Gesso: http://bit.ly/2Tt9cyj 💚 Pinturas acrílicas:…
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mushroomjar · 1 year
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Pueden creer que estuve cinco horas buscando y no encuentro buena merch de Spider-Verse disponible para Argentina en ningún lado. Ya no sé qué hacer
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equipo · 3 months
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Cambia, todo cambia
🌟 Novedades
En la aplicación para iOS, hemos añadido la opción «Ver el reblogueo anterior» en el menú al que se accede con el icono de los tres puntos incluido en las publicaciones.
Hemos rediseñado algunos avisos de actividad en la aplicación para Android.
Ahora, la cabecera del editor de la versión web se queda anclada al principio de la página cuando una publicación es muy larga. Además, hemos movido el avatar flotante a esta zona para que la distribución coincida con la que se muestra al publicar el contenido.
También en esta versión del editor, hemos eliminado la opción para cambiar el color del texto a amarillo. Buscaremos una forma de mejorar el contraste de las opciones de texto con color para garantizar que sean accesibles.
Hemos incluido otro cambio en la versión web: al hacer una búsqueda en un blog, también verás la opción para ampliarla al resto de Tumblr.
🛠 Mejoras y solución de problemas
Hemos resuelto una incidencia relacionada con el botón para consultar el texto alternativo en el editor de publicaciones de la versión web: al pulsarlo, abría la vista ampliada del contenido en lugar de mostrar la descripción.
Hemos eliminado el mensaje emergente que te animaba a regalar Tumblr sin anuncios a otra persona cuando ya tienes una suscripción activa para ti.
El texto con color aparecía subrayado por defecto en el editor de publicaciones de la aplicación para Android, pero ya está arreglado.
También en esta versión de la aplicación, los avatares de personas anónimas ahora se muestran correctamente en el apartado de actividad en las cuentas configuradas en un idioma que no sea el inglés.
En el Escritorio de la aplicación para iOS, se mostraba un espacio en blanco en lugar de los avatares de algunos blogs. Por suerte, este problema también quedó solventado.
Y otro cambio más que afecta a esta versión de la aplicación: debido a un error, era posible abrir las opciones de personalización de la apariencia de otros blogs, pero ya está solucionado.
Hemos añadido un texto predeterminado a las encuestas y sus correspondientes opciones que se muestra cuando alguien consigue publicarlas aunque estén vacías. Sentimos aguaros la fiesta, ¡pero así debe ser!
🚧 En curso
Estamos al tanto de un problema en la aplicación para iOS que hace que el contenido del Escritorio se amplíe o reduzca al pulsar el icono de TumblrMart en la cabecera. ¡Quedará solucionado en la próxima versión!
🌱 Próximamente
El 1 de abril cada vez está más cerca...
¿Tienes algún problema? Envía una solicitud al equipo de asistencia y se pondrán en contacto contigo lo antes posible.
¿Quieres hacernos llegar tus comentarios o impresiones sobre alguna función? Echa un vistazo a nuestro flamante blog Work in Progress y empieza a compartir tus ideas y sugerencias con la comunidad.
¿Quieres apoyar Tumblr con una pequeña contribución? No te pierdas el nuevo distintivo de fan incondicional en TumblrMart.
¡Y no olvides que puedes consultar todos estos cambios en cualquiera de los idiomas disponibles en Tumblr en los blogs oficiales de los equipos internacionales!
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avirtualboyfrien · 17 days
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Buenas buenas soy yo denuevo! Jsjs (posiblemente comente muchas preguntas 😭😭😭)
¿Lien cuál es tu animal fav? (Lo mismo para Candy y Drug)
*le regala una rosa a lien*
¿Lien te gusta el chocolate? Pq te quería regalar algunos 😺
(Eso es todo Y sigue así me encanta ver esta novela visual en desarrollo 🫶🫶💕!¡)
Hola denuevo uwO
(pregunta lo que quieras, sin miedo al éxito)
Animal favorito:
Lien son los gatos y no tienes idea de cómo adora a su mascota
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Candy le encantan los delfines🐬
Drug le gustan las mariposas 🦋
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(gracias kqbdkwnsodjsmlsnk nose que decir o//o)
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Anillos gemelos parte 2
Los anillos que te ayudan a cambiar de cuerpos, han sido un regalo que no he desaprovechado, ya que los llegue a usar con frecuencia para atraer gente a mis vídeos, pero cuando mi sobrino obtuvo el otro anillo, sabía que si no le explicaba podríamos cambiar de cuerpo sin previo aviso, pero al final paso.
Cuando no contestaba mi mensaje y ya que cuando lo vi ese día temprano vi que no llevaba puesto el anillo supe que no lo usaba o eso pensaba, igual le mande mensaje pero no me contesto, así que creí que no habría problema si lo usaba, además mis fantasmas estaban pagando por contenido 2 veces por semana.
Decidí empezar a grabar y comencé cómo de costumbre, me quitaba la ropa y todo lo que trajera en cima, menos el anillo, luego un poco de jugueteo conmigo antes de pasar a bombear, pero cuando estaba a punto de venirme sentí como mi cuerpo se desconectaba y desperté en una habitación desconocida, luego de unos instantes vi mi reflejo en la pantalla de un teléfono, era el reflejo de mi sobrino!!.
Al final si uso el anillo, en ese momento vi como su nuevo cuerpo se ponía un poco duro, pero me detuve no estaba bien hacer eso en el cuerpo de mi propio sobrino verdad?
Luego de pensar en si le llamaba o no, me decidí por marcarle, pero no esperaba escuchar como siguió masturbándose, digo no lo culpo, además de entrar a un cuerpo caliente y encendido los anillos tienen efectos secundarios un poco específicos.
Nuestra conversación fue interrumpida por la llegada de mi hermano, quien dijo que tenía una sorpresa, luego me entregó unas lleves y dijo que era un regalo atrasado ya que no le habían entregado el lugar hasta hoy, resulta que el le compró un departamento a mi sobrino, me dio la dirección y dijo que debería ir a darle una vuelta, el no podría ya que estaba retrasado a un compromiso, pero que ya todo estaba listo, incluso amueblo lo básico.
La noticia me llegó de sorpresa pero no me negué, conduje hasta el departamento y entre, sería mejor para mi estar aquí ya que era más privado y ahora que soy mi sobrino me convenía mantener distancia de mi hermano.
Luego de llegar me di cuenta que estaba amueblado en su mayoría, refrigerador, estufa, lavadora, sillones, cama, televisión, estantes, el lugar prácticamente estaba para vivir ahí, entonces decidí mandar un mensaje a mi hermano diciendo que me quedaría la noche en el departamento porque me quedaría haciendo lista de que compraría, que hacia falta y para acomodar, y que no quería manejar tan noche a casa, por fortuna lo creyó.
Después me recosté y trataba de alejar de mi mente la idea de usar y experimentar en el cuerpo de mi sobrino, me ponía tan duro que la ropa comenzó a incomodar, inconscientemente comencé a quitarme la ropa, poco a poco comencé a tocar su abdomen y baje hasta llegar a su polla que pedía que le diera placer, entonces me comencé a jugar con sus dedos y la punta de su polla era tan sensible, hace años que mis hormonas no me permitían sentir esta clase de placer, luego comencé a bombear y cuando estaba a punto de venirme recibí una llamada de mi número, Samuel quería hablar pero no podía dejar que me escuchara así, iba a rechazar la llamada pero el placer que sentía me hacia templar y cuando menos lo pensé mi dedo en vez de rechazar la llamada la tomó y justo cuando lance un gemido de tal placer, en eso escucho del otro lado de la línea a Samuel
S: que haces con mi cuerpo??
M: perdón S-samuel, es solo que tu cuerpo y tus hormonas me llevaron a est-hoo...
S: sabes que no hay problema yo hice lo mismo, espera no te escucha mi papá?
M: no, te acaba de regalar un depa
S: que?, enserio?, precisamente hoy pasa eso, tío porque no lo habías dicho? Y puede dejar de masturbarte?
M: quisiera pero t-tu pene es tan sensible q-que ahh
S: bueno esta bien puedes seguir, pero por lo que te hablaba porque en tu agenda dice que mañana vas a grabar con Franck y...
M: n-no puede esperar?
S: esta bien.
Colgué la llamada y proseguí a terminar de masturbarme, cuando porfín termine estaba exhausto y termine por dormir, a la mañana siguiente y con más calma, salí a una mini terraza del depa a relajarme y tras recostarse en una silla estilo playa, me decidí a llamar.
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M: listo, que era ese problema que decías que teníamos?
S: eso ya no importa, no encuentro el anillo
M: perdiste mi anillo?
S: si pero tiene que estar en tu casa.
M: como fue que lo perdiste si lo traías puesto?
S: bueno es solo que vi en tu agenda sobre que grabas y después hoy temprano vendría tu amigo Franck a grabar una escena para un vídeo, después me dormí pero antes me quite el anillo y lo deje junto a tu colección de anillos ya que no me gusta dormir con anillos, me desperté temprano y la verdad le cancele fingiendo que no me sentía bien, pero igual vino, aunque fue solo para ver como estabas y después...
M: versión corta no hace falta que te alarmes tanto.
S: es probable que Franck viera tu colección de anillos y dijo oque si le vendía uno otra vez yo le dije que tomara el que quisiera y luego lo pagaba y se llevo el anillo de cambio de cuerpo.
M: si normalmente le vendo anillos, pero como no te diste cuenta que agarro ese anillo?
S: esque fingí que estaba mal del estomago y cuando dijo eso yo fingir estar en malo en el baño porque la verdad no se actuar y me iba a descubrir.
M: y se probó el anillo?
S: no lo se, creo que no.
M: hace cuanto paso eso?
S: hace 20 minutos porque?
M: ...
S: tío, estas ahí?
S: tío contesta
??: quien eres y que hago en este lugar? y porque me llamas tío?
S: no puede ser...
Continuará...
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lilietherly · 1 month
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[Lilieth's Daily]
Comunicado espacial: bitácora de la capitana.
Hoy se cumplen tres meses de la muerte de mi padre.
Y puede que no hayamos tenido la mejor relación, que no lo haya extrañado ni una sola vez en una década y que se fuera de una manera tan repentina que todavía hay momentos en los que me siento en shock; de todas formas, por los escasos, mínimos, cortos y simples buenos momentos, aún fue un golpe significativo. No lo peor que me haya pasado, pero incluso así, un golpe bastante fuerte.
Cedí a su favor una pequeña parte de mí y ahora ese pedacito también murió, reconstruir todo lo que hay y hubo a su alrededor será una tarea compleja y extraña, en donde abandonarme a mi misma (como él lo hizo, tantas, TANTAS veces) no es opción... Sin embargo, tampoco será fácil.
Bien, bien, no quiero desviarme y colocar aquí todos mis pensamientos, este lugar no es tanto para eso.
Lo que quiero decir es... ¿Viste todo el esfuerzo que hice a principios de enero? ¿Cómo terminé el Omegacember y cómo estaba tan emocionada por, al fin, estar más cerca de comenzar con mis proyectos sin guion? Creo que ahora ya sabes a dónde va todo esto.
¡No estoy diciendo que dejaré de escribir!
Demonios, no.
Yo moriré escribiendo o pensando en escribir.
El hecho es que, con este gran acontecimiento en mi vida, si bien no se me han escapado todas mis ideas y mi ánimo por crear historias, ciertamente no puedo continuar como si nada hubiera pasado.
A estas alturas he logrado escribir algunas cosas y pronto, espero, volveré a mi lugar seguro con mi primera historia Victorianlock en meses. No obstante, es de vital importancia que te ponga al tanto de algunas nuevas resoluciones que tuve antes de volver al ruedo.
En primera, decidí abandonar todos los retos en los que aún estaba (no diré cuales, porque creo que es bastante obvio o, en su defecto, completamente innecesario). Aunque decir "abandonar" suena muy definitivo, pues tal vez, solo tal vez, los retome en algún momento futuro.
Segundo, voy a cancelar todos los fanfics de celebración por subscriptores. Estoy cansada de rogar para que alguien tome una historia gratis, así que de una vez vamos a terminarlo. Por esto mismo, también dejaré de regalar historias a diestra y siniestra, excepto para dos mujeres que adoro: a quien le hablo casi todos los días y a quien le he dedicado varias historias Newcob.
En ese orden de ideas, también, lo lamento, no escribiré las historias que prometí en Ao3 y en Wattpad; no sé ni cuántas me faltaron, de nuevo, lo lamento. Mi mente entra en un caos solo al recordarlo y únicamente me tranquiliza volver a las historias que yo planeo.
Estaba escribiendo uno de esos regalos cuando me enteré de su muerte, así que... Espero que al menos se entienda mi punto.
Tercero, no me preocuparé tanto por las ediciones de todas las historias que están aquí pero que aún no he publicado en Ao3/wattpad. Les daré sus respectivas relecturas y corregiré todo lo que encuentre, por supuesto, pero no más. En cuanto termine de darles a todas sus respectivos resúmenes, títulos y portadas, las subiré de golpe en las mencionas plataformas... Después de ellas, retomaré la edición como normalmente lo hago.
El punto de todo esto es terminar con esa etapa (¿etapa?) tan pronto como sea posible, hacer borrón y cuenta nueva: volver a la producción de historias que tenía antes del Omegacember o al menos regresar plenamente a la libertad que tenía.
Aunque, lo siento, quizá me estoy adelantando... Porque si ya antes no producía tanto, ahora las cosas definitivamente estarán MUY lentas. Sé que no vas a exigirme nada, porque eres una buena esposa, pero es justo darte esta advertencia. También, es probable que la dudosa calidad, sea ligeramente peor por la falta de práctica.
Quiero terminar esto pidiendo atentamente que no me des ninguna condolencia por la pérdida, ya tuve bastantes y solo un par me sirvió de algo, si quieres que me sienta mejor, comenta sobre los demás puntos aquí mencionados o ve a alguna de mis historias y dime algo sobre lo que leas, eso realmente ayudaría.
Dicho esto, me marcho por ahora, porque puede que no me vaya a esforzar tanto en la edición de las historias, ¡pero son más de 40! Y apenas voy por la mitad, así que terminaré con esto. Vendré a publicar algunos memes para hacerte saber que he terminado.
Entonces, si llegaste hasta aquí, gracias por tu atención, espero que nos leamos pronto.
Con todo mi amor.
FD.
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poesiamarciana · 4 months
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Autobiografía parte dos.
Me gusta decir que no me gustan los sentimientos aunque en realidad son el pilar de mi esencia, una parte de mi los aborrece por que yo los entrego con demasiada devoción y las demás personas no.
Amo con locura, con pasión, con vehemencia y con bastante magia.
Soy del tipo romántico que ve un paraíso donde se pueden compartir memorias, experiencias y sentimientos donde los demás ven solo un lago con muchos patos y peces. Me encanta admirar los árboles, presto demasiada atención en el follaje que los protege, en las hojas que lo adornan, incluso en las marchitas que ya han abandonado su puesto y viajan de las ramas al suelo enfermando las calles de ictericia, es ese tipo de sensaciones que me gustaría regalar a las personas que me rodean, quisiera que vieran el mundo desde mis ojos y vean lo bello que es. No entiendo en absoluto por qué a la gente le aburren estos detalles y no se detienen a admirarlos. Me encanta conocer mentes, descifrar, armar y estructurar personalidades basándome en acciones, palabras o gestos y una vez que conozco a la persona, me gusta darme cuenta cuán equivocado estaba sobre esa persona y la idea que tenía de él/ella. Me gustan los amores valientes, que no temen arriesgarlo todo por sentir ese cosquilleo en el estómago característico de una persona enamorada y que tampoco temen salir lastimados por no ser correspondidos igual por que al final, se aprende siempre lo mejor. También me gustan esos amores que están dispuestos a aprender y crecer emocionalmente en conjunto con otra persona sin sentir la necesidad de poseer. El problema con eso es que la mayoría le teme a lo que no conoce. Se encapsulan en la idea de que besarse, abrazarse, sentir el rose de un cuerpo desnudo, celarse y controlarse es amor, pero realmente va más allá de todo acto carnal, hay una infinidad de laberintos que atravesar, hay una infinidad de acertijos de la otra persona que resolver, hay puertas y hay llaves de por medio, hay todo un palacio mental que recorrer, tal y como hay partes del cuerpo que uno no puede rascar, hay partes del alma que solo puede tocar otra persona, llegar a tentar ese terreno y arriesgar tantas cosas crea vínculos más fuertes, vínculos que ya no se rompen, emociones que ya no se borran. Y ese tipo de amor valiente es el que yo ofrezco, es por el que yo vivo. No sé amar de otra manera. Desafortunadamente cuando hablas de amor, la gente se vuelve frívola, ambigua y hasta un poco ciega. No me gusta criticar la forma de amar de los demás, cada quien ama como quiere y es precisamente por eso que estoy resignado a ser solitario,a aprender a querer poquito, por partes, más por supervivencia que por gusto. Regalar fragmentos de mi alma a las personas adecuadas y guardar lo mejor para mi. Estoy aprendiendo regalarme el tipo de amor que le regalo a las demás personas, incondicional y esa parte es la más difícil de todas, creo que una vez que lo logre, nadie va a merecer mi cariño. Nadie va a estar a mi altura.
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magikarluwu · 2 years
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yo enculada: *busca idea de manualidades bonitas para regalar*
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samystar329 · 3 months
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Darius y Draven tienen una hermana menor
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//Holi hola querido lector, esta es la primera vez que escribo aquí, espero que te guste, esto es como el inicio de una idea que se me atravesó lo escribí en español por que es mi lengua materna pero pensaba subir en ingles (traducido en google :v //
La vida había sido difícil para ustedes, tres pobres huérfanos luchando para sobrevivir , era una situación muy común en una época de guerra como la que Vivian, y aun mas difícil, con una hermana menor.
La pequeña había nacido tan solo dos meses antes de la muerte de sus padres, cuando ellos murieron sin duda los dejaron con una gran responsabilidad, bueno...mas bien a Darius ...el entendió rápidamente que a partir de ese momento sobrevivir se volvería un reto.
Los días posteriores a la muerte de sus padres, varias personas que los conocían se ofrecieron a ayudar, pero solo a la pequeña. Nadie quería hacerse responsable de un par de chiquillos a los que seria difícil controlar...querían al niña que ni siquiera tenia nombre para ese entonces.
Desde luego Darius se rehusó incluso Draven, arrojó una piedra a la cara de un infeliz que se atrevió a ofrecer dinero por la vida de su pequeña hermana como si de un objeto o ganado se tratara; no , eso jamás pasaría preferían morir de hambre antes que regalar o incluso vender a su hermana. Desde luego había gente que les decía los mismos sermones "¿cómo van a mantener a esa pequeña?, son solo niños como serán capaces de cuidarla...será un milagro si pasa los 5 años" ; siempre daban negativas hasta que dejaron de insistir.
-vaya por fin dejaron de insistir- un pequeño Draven exclamaba feliz -jamás vamos a dejar que te pase nada hermanita-dice haciendo caras para hacerla reír.
Darius sólo lo observaba, al principio, Draven se decepcionó al ver que había sido una niña y no otro varón con el cual jugar rudo y básicamente ser un brabucón, pero pronto ambos quedaron encantados con ella.
Draven aun era muy pequeño para entender la responsabilidad que es una niña de esa edad, Darius ya era un poco más grande el ya había experimentado lo que era cuidar a un bebé cuando Draven nació, el sabia lo básico de cuidar a un bebé, pero ahora era diferente, estaban solos sin una mamá que tranquilizara y cuidara a sus hijos ni un padre que les diera sustento ni protección ...ahora él tendría que hacerlo.
-esos tipos que son tontos si creen que entregaremos así de fácil a nuestra hermana, JA primero tendrán que enfrentarse al gran y poderoso ...DRAAAVEEEN!-grita orgulloso
-hermano esto no es un juego cuidar a un bebé es difícil, necesito que me ayudes mas que nunca debemos estar unidos-dijo serio el mayor
-tranquilo todo estará bien ella tiene surte de tener un par de hermanos fuertes y valientes- fanfarroneaba- estaremos bien tu lo dijiste mientras estemos juntos
Darius sonrió, Draven aun era bastante joven, un niño orgulloso e ilusionado, pero tenia razón juntos conquistarían el mundo, y él no pararía de luchar por sus hermanos.
-¿y qué nombre le vamos a poner hermano?-pregunta a su hermano
-¿nombre...?-piensa un momento, una leve brisa sopla en los campos por donde paseaban, eran verdes y llenos de flores y árboles llenos de frutas, era uno de los pocos campos verdes que quedaban, a ese campo desde luego no duraría verde para siempre, tarde o temprano la guerra lo alcanzaría y quedaría marcado por ella, arrebatando toda la vida y dejando nada más que cenizas y muerte a su paso, tal y como paso en la vida de estos niños.
-no lo se...- ultima respuesta, ya tendrían tiempo para pensar en eso, ahora lo más importante era sobrevivir.
no sabia que era lo que le esperaría en el futuro, no sabia como iba a alimentarlos y cuidarlos era un reto que estaba dispuesto a aceptarlo cueste lo que cueste ellos sobrevivirían...
"Juntos conquistarían el Mundo" //La verdad no se si deba ponerle un nombre a la niña o dejar que se agregue el lector ¿Qué opinas?//
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jav0211 · 7 months
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Miedo
A veces me congestiona el corazón el mirar a personas ser amadas por la calle. Y deseo, y envidio. Sin embargo, tengo miedo. No de no ser mirado, no de no ser amado (lo cuál ya de por sí es difícil que pase), sino más bien por lo contrario. Me aterra la idea de volver a recibir la dicha de un abrazo o la dulzura de un beso cargado de amor, de sincero amor. No quiero más fotografías mentales de momentos banales que trasciendan a inmanentes tesoros, ni los suspiros de recordarle en una canción, del recorrer la piel como misterioso y adictivo sendero. No quiero nada de ello, en absoluto, si eventualmente vendrá de nuevo innevitable el vacío. No es que no quiera amar, ni ser amado. Es que ya no puedo ni podré soportar la fatalidad de un nuevo adiós. Me quedan apenas un par se suspiros para regalar, y creo que es mejor tragarlos pa no vaciar de nuevo mi pecho a cambio de cenizas.
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ohellpo · 6 months
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Día 2: 5+1
Ao3 Wattpad Jaime n Bart actors ~
_____
Titulo: El mejor drama está tras bambalinas
₊˚⊹♡
Bart gira la cabeza, como un niño pequeño intentando leer un letrero que no entiende. De pronto habla, sin despegar la vista de la imagen frente a él en el espejo.
—Jaime, sal conmigo.
Jaime está a sus espaldas, también cambiándose.
—… ¿Jaime?
—¿Eh? Perdón, no estaba escuchando.
Parece que Bart ha interrumpido su monólogo interno.
—… ¿Estás nervioso?
Jaime suspira y asiente. Bart sigue mirándolo desde el espejo. Suelta un suspiro de rendición y muestra una sonrisa.
—Tranquilo, saldrá bien, para eso practicamos.
Jaime le sonríe de vuelta y termina de vestirse.
Bart abandona el tocador y camina hacia la puerta. Ya lo intentará en otro momento.
₊˚⊹♡
Todos están en un bar festejando, la primera función ha salido bastante bien. Garfield es el más animado, después de todo esta vez él fue el director. Rachel a su lado, se carcajea de solo verlo tontear. Verla a ella así inspira a cualquiera a sentirse liberado, sobre todo si la conoces bien.
Bart mira a Jaime a su lado, también riendo y bebiendo.
—Jaime —lo llama.
—¿Mmmh?
—Sal conmigo.
Jaime parpadea y deja su tarro sobre la barra. Se acerca a él preocupado y toca su frente.
—Claro, vamos afuera, debes estarte acalorando demasiado aquí.
Bart deja que Jaime lo tome de la mano y lo lleve a la salida. Es un idiota, pero él no se rinde.
₊˚⊹♡
Es el ensayo general para la tercera función, Garfield y Virgil están sobre la tarima, practicando mientras todos los miran desde las gradas. Garfield ha tenido una idea y ha hecho unos cambios a los diálogos.
Bart se aparta de Rachel y va donde Jaime.
—Psst —lo llama.
—¿Mmh?
—Sal conmigo.
Jaime parece distraído, pero sí lo ha escuchado esta vez.
—Sí, ¿vas a comprar algo de la cafetería de enfrente?
Bart ni siquiera tiene tiempo de desmoronarse ante su respuesta.
—¿Van a ir a la cafetería? —Tara se une a la conversación.
—¡Sí! ¡Tomémonos un descanso! —apoya Garfield desde arriba.
Jaime tiene suerte de ser lindo o él ya lo habría golpeado.
₊˚⊹♡
Esta vez no puede fallar. Están solos, de camino a casa, sin nada que pueda malinterpretarse de por medio.
—Jaime.
—¿Mmh?
Jaime, a su lado, carga la bolsa de las compras que han hecho antes de llegar al departamento que comparten.
—¿Tú saldrías-?
Antes de que pueda terminar, el teléfono de Jaime suena, con ese espantoso tono que ambos eligieron por broma para usar juntos. Quien llama es Milagro, parece que ha encontrado los pendientes que ambos habían elegido para regalar a su madre.
Bart suspira y sigue caminando mientras su amigo habla con su hermana. Al girarse a verlo, contempla cómo el viento agita su cabello largo y ondulado. Cuando estaban en preparatoria él lo llevaba corto, no se veía mal, pero ahora, diablos; Jaime literalmente digievolucionó -sí, ¿pokemón qué?-.
Ni modo, será la próxima vez.
₊˚⊹♡
Bart de nuevo está frente al espejo.
—¡Agh! Estoy harto.
Jaime, a sus espaldas se ríe.
—De verdad te afectó lo que dijo ese tipo de tu maquillaje.
—¿Quién se cree ese idiota? Quiero verlo hacer este delineado.
Bart está muy orgulloso de sus habilidades como maquillista, es su único talento de verdad útil. Comer tanto sin engordar no cuenta, o eso dijo la orientadora una vez.
Jaime se echa a reír más y se acerca a él.
—Ven, te ayudo.
Normalmente Bart diría que no a quien fuera, pero sabe que su amigo no lo hace tan mal. Él ha sido un gran alumno, además de un gran modelo de pruebas.
Mientras Jaime trata de marcar con delicadeza una línea roja saliendo de su párpado, Bart lo contempla, asombrado.
—Blue.
—¿Mmh?
—¿Tú-?
—¡Me lleva!
—¿Qué?
—Tranquilo, lo puedo arreglar.
—¿Qué?
Bart se gira hacia el espejo.
—¡Jaime! ¡Me costó tanto hacer esa parte!
—¡Perdón!
—Ok, ok. Tienes razón, se puede arreglar.
Mejor dejar para otro momento las confesiones, el escenario está esperando por ellos.
₊˚⊹♡
La última función termina y todo el elenco celebra. Garfield besa a Rachel emocionado y ella le corresponde sin dudar. La euforia que ya había antes se vuelve más grande y ruidosa.
—¡Diablos! —Escuchan Jaime y Bart decir a Virgil.
Entonces el dueto se gira y ven cómo el muchacho le paga dinero a Kara.
—¿Ustedes apostaron sobre Gar y Rachel? —indaga Jaime, divertido.
—¡Oh sí! —celebra Kara.
Virgil tuerce la boca en un sutil berrinche y luego se voltea hacia su amigo.
—Gracias, hermano, me hiciste perder cien billetes.
—¿Y yo por qué?
Virgil sigue refunfuñando al escuchar a Kara reír todavía más.
—¿No podías solo besar a Bart de una vez? ¡Todos oímos cuando se te declaró en el bar la otra noche!
 Bart, que sigue escuchando, casi se ahoga con la botella que Kory le había pasado. Todos calman el ruido,
—¡¿Qué?!
—¡¿Yo qué?!
—Sí, la verdad nos dio mucha pena ver la cara de cachorrito aplastado de Bart cuando regresaron — añade Rachel en brazos de Gar.
Bart está tan rojo y avergonzado. Todo lo que se le ocurre hacer es regresar la botella a su amiga y marcharse para cambiarse de ropa.
—¡Bart! —Escucha a Jaime llamarlo, pero él ya no quiere estar ahí, exponiéndose más.
Cuando Jaime llega a la habitación que ellos dos usan, la encuentra cerrada con llave. El muchacho toca, llamando a su amigo.
—¡Déjame en paz!
—¡Bart! Abre, por favor.
—¡No!
Jaime insiste solo un poco más y, al ver que Bart no cede, se rinde y se deja caer en el suelo. Conoce a su amigo lo suficiente para saber que debe dejarlo calmarse cuando se pone en el modo. El resto del grupo llega también y Virgil ofrece disculpas por hablar demasiado. Bart lo insulta desde adentro y todos se marchan, ellos también conocen cómo es su amigo malhumorado.
Pasados algunos largos minutos, el muchacho de afuera habla en voz alta.
—Yo te iba a pedir que saliéramos en Navidad.
—¿Q-qué?
Parece que Bart ha llorado un poco.
—Sí, te iba pedir que salieras conmigo en Navidad. Milagro me iba a ayudar a conseguir todo el momento perfecto y eso.
Bart no responde, pero Jaime escucha cómo se acerca a la puerta.
—Perdón por ser tan distraído —le ofrece desde el suelo cuando Bart abre.
Bart tiene un pequeño puchero y no lo mira directamente.
—Te lo pedí como tres veces.
Jaime parpadea.
—¿Qué?
—Que te dije que salieras conmigo como tres veces.
Jaime abre más los ojos y piensa en cualquier momento en que se haya perdido de esa información. Luego también nota que Bart está esperando algo más de él. Jaime se levanta.
—¿Y luego de eso sigues queriendo salir conmigo?
Bart suspira y suelta una risita.
—Bastante seguro.
Jaime sonríe, muy orgulloso. Bart se siente derretir un poco y se cuelga al cuello del otro, juguetón.
—¿Así que…?
—¿Saldrías conmigo, Bart?
—¿A la cafetería de enfrente o solo a la calle?
Jaime se ríe mientras sujeta la cintura del otro.
—A donde tú quieras, mi niño, mientras aceptes ser mi novio por mi está bien.
Ambos se besan, de una manera demasiado demandante. Habían estado guardando muchos sentimientos por demasiado tiempo. Su necesidad de respirar es lo único que los detiene de terminar todo de una manera demasiado lasciva; eso y escuchar a Kory apoyarlos con ternura desde la esquina al fondo del pasillo.
Jaime piensa que sus amigos y compañeros de trabajo son unos idiotas, pero no más que él por haber hecho sufrir tanto al hombre que lo ha hecho suspirar desde que ambos se conocieron en el segundo año de preparatoria. Pero ya tendrá tiempo para compensárselo, después de todo Bart por fin es su novio y él no se medirá en lo absoluto para consentirlo -más de lo que ya lo hace-.
₊˚⊹♡
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equipo · 1 year
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Cambia, todo cambia
🌟 Novedades
Estamos haciendo pruebas en la aplicación para iOS para mover el acceso a TumblrMart del menú de la cuenta a la barra inferior de la pantalla principal y hemos sustituido el icono de la silueta humana por el de la tienda (no te preocupes: sigue mostrándose en la esquina superior derecha). En general, queremos mejorar la experiencia a la hora de navegar por las aplicaciones. ¡Iremos informando a la comunidad de todos los cambios!
Ya es posible regalar las insignias arcoíris que muestran tu relevancia en internet en Tumblr. Esta opción estará disponible en iOS la semana que viene.
Estrenamos logo en las aplicaciones. ¡Es magia pura! 🧙
A raíz de los cambios en la API de Twitter, hemos tenido que eliminar la función para vincular tu cuenta de Twitter con la de Tumblr. La conexión entre ambas plataformas permitía hacer dos cosas: enviar automáticamente a Twitter el contenido que publicas aquí y mostrar tus últimos tuits en el tema de tu blog. De todas formas, aún puedes enviar publicaciones de Tumblr a Twitter manualmente a través de la opción para compartir contenido de la versión web.
🛠️ Mejoras y solución de problemas
Hemos resuelto un error en la versión web que permitía a algunas personas editar las publicaciones creadas con el nuevo editor a través del clásico, lo que solía causar problemas con el contenido (por ejemplo, que las encuestas no se mostraran correctamente).
También en esta versión, el botón para dejar de seguir un blog o una etiqueta a veces se dividía en dos líneas y no tenía el espaciado correcto en algunos idiomas, pero ya lo hemos arreglado.
Además, hemos aplicado colores ligeramente distintos a las encuestas para mejorar la legibilidad en todas las paletas disponibles.
¡Y todavía no hemos terminado con la versión web! También hemos arreglado un fallo que hacía que apareciera una línea parpadeante muy fina a la izquierda de las opciones de las encuestas.
Hemos solventado una incidencia en los archivos de los blogs, que estaban mostrando las fechas y horas en el formato UTC en lugar de en la zona horaria establecida en el dispositivo en cuestión.
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Sabemos que hay un problema en la última versión de la aplicación para iOS que está causando que la opción para compartir contenido en Tumblr desde otras aplicaciones no muestre los elementos correctos. Estamos trabajando para intentar solucionarlo lo antes posible.
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¿Tienes algún problema? Envía una solicitud al equipo de asistencia y se pondrán en contacto contigo lo antes posible.
¿Quieres hacernos llegar tus comentarios o impresiones sobre alguna función? Echa un vistazo a nuestro flamante blog Work in Progress y empieza a compartir tus ideas y sugerencias con la comunidad.
¡Y no olvides que puedes consultar todos estos cambios en cualquiera de los idiomas disponibles en Tumblr en los blogs oficiales de los equipos internacionales!
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saulcastillo · 6 months
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⩔ Es tiempo de regalos y para eso guías como la de la New York Magazine siempre vienen bien: no es simplemente un catálogo con recomendaciones, sino un completo especial con su enjundia.
Además de las bellas ilustraciones que decoran cada sección, nos dan algunas ideas sobre qué regalar por ejemplo a nuestros padres, nuestras parejas o incluso una compilación de lectores desesperados por pensar en el regalo ideal para sus particulares conocidos. Todo ello con el siempre genial toque de la NY Mag. Las ilustraciones son de Min Heo, Clara Kirkpatrick, Pete Gamlen y Aaron Lowell Denton.
» New York Magazine vol. 56 #23, del 6 al 19 de noviembre de 2023
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remains-rpg · 6 months
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Para algunos se trata de una antigua tradición. Para otros, una nueva oportunidad de sorprender a alguien sin que un chasqueador le coma la cara.
La dinámica “Amigo Invisible” se hace nuevamente presente en Remains y para su éxito es imprescindible contar con ustedes.
¿Cómo lo llevaremos este año?
Las inscripciones para participar se mantendrán abiertas desde hoy (13/12) hasta el día 15 de este mismo mes a las 23:59 hora España.
Se podrán apuntar a participar mediante un ask por aquí o un MP a la cuenta de Survive exclusivamente. En el caso de inscribirse por Tumblr, por favor, indicarnos el nombre de su personaje.
El día 16 les contaremos, de forma privada obvio, el nombre del miembro que el destino les ha puesto como amigo secreto.
¿Y como haré llegar mi regalo?
Tendrán tiempo de enviar, via MP a Survive o por Submit desde aquí, el presente para su amigo invisible hasta el 24/12 a las 20:00 hora España.
Será la administración quien el mismo 25/12, en el transcurso del día, se encargará, cuál Santa Claus, de entregar todos los presentes en sus respectivos buzones.
¿Y qué puedo regalar?
Pues muy buena pregunta. La creatividad no tiene límite, además de que todo lo dado con corazón es bien recibido, por lo que las ideas van desde un bonito diseño hasta un cuento. Una tablilla personalizada, un gif chulito, etc.
¿Verdad que suena increíble?
Esperamos con ansias ver sus inscripciones y regalos.
Soporten y sobrevivan, queridos desdichados.
—Endure, Survive y Cordy
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¿Sabes que significa espiritualmente el símbolo del infinito?
Es de conocimiento de todos que el infinito simboliza lo inconmensurable y lo ilimitado, pero son pocos los que saben realmente qué poder tiene. Ha sido muy usado durante siglos como signo de protección, armonía y el equilibrio. Representa lo sagrado, lo divino, la eternidad, la evolución, el amor y el equilibrio entre lo físico y lo espiritual.
Muchas personas se sienten atraídos por el símbolo infinito porque antiguamente simbolizaba la perfección y el empoderamiento. El símbolo del infinito representa el vínculo entre el espacio y el tiempo que une los diversos puntos de existencia en una evolución continua sin fin.
En la filosofía actual, el infinito representa la sagrada unión del plano físico con el espiritual. De igual manera se asocia a cualquier tipo de evolución espiritual, pues abre un portal entre los dos mundos, así como el equilibrio dinámico y perfecto de cuerpos y mentes
En el Amor el símbolo infinito representa el amor eterno y sin limites. También puede ser extremadamente efectivo cuando se usa para mejorar la armonía en las relaciones problemáticas, ya sea que el conflicto se encuentre en ti o sea con otras personas con las que tienes un vínculo afectivo importante.
Contar con un símbolo infinito te enseña a reconciliarte y te ayuda a encontrar una nueva perspectiva sobre problemas aparentemente sin solución.
El infinito indica que no hay principio ni fin, al mismo tiempo que representa lo eterno. Regalar un infinito a alguien significa que deseas su amor y confianza eterna; por esto, muchos enamorados optan por este símbolo para regalar, y así representar su amor y compromiso. Al estar tan ligado con el amor y la amistad.
A lo largo del tiempo, en diferentes culturas, el símbolo del infinito se ha utilizado para plasmar distintas ideas y conceptos. Por ejemplo, en las viejas culturas de la India, el símbolo infinito representaba el dualismo, la perfección y destacaba que el hombre y la mujer eran iguales. En la tradición China, representa la riqueza y la prosperidad y se utiliza en el Feng Shui para que todos los espacios estén en armonía. En el Tarot, el símbolo del infinito está presente en la carta del Mago: simbolizando el equilibrio de las energías. El símbolo también aparece en diferentes diseños de nudos utilizados por los celtas místicos; dichos nudos no tienen principio ni fin, al igual que el símbolo del infinito.
Además de ser muy usado entre parejas, el símbolo del infinito es muy usado en personas espirituales, pues significa que todos somos eternos sea en la tierra o en el más allá. El diseño del tatuaje del infinito posee muchos significados sin importar de qué parte del mundo o cultura provenga, pues es un símbolo que intriga, pero es eso lo que lo hace tan fascinante.
Cuando sientas la necesidad de obtener algo, por ejemplo mayor riqueza y serenidad en tu vida, puedes dibujar un símbolo de infinito y escribir esas dos palabras o lo que desees en cada uno de los bucles del infinito. Realizar esto, traerá el equilibrio necesario para lograr lo que pides, nivelando las fuerzas negativas.
En conclusión, el símbolo infinito te ayuda a lograr un gran desarrollo personal, logrando que crezcas espiritualmente, te abre un nuevo nivel de conciencia, ayudándote a recuperar el equilibrio en tu relación con el mundo. La variedad de formas en que puedes usar este poderoso símbolo es impresionante: puedes pintar o dibujar el símbolo, o incluso solo imaginártelo en tu mente, y entonces sentirás su verdadero poder.
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eldiariodelarry · 2 years
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Clases de Seducción II, parte 13: Cumpleaños Feliz
Temporada 1
Temporada 2: Parte 1, Parte 2, Parte 3, Parte 4, Parte 5, Parte 6, Parte 7, Parte 8, Parte 9, Parte 10, Parte 11, Parte 12
—Le podemos pedir ayuda a Simón —sugirió Javier.
—Ni cagando —Sebastian desechó la idea de inmediato.
La pareja de amigos estaba evaluando la mejor forma de escaparse del regimiento para viajar a Antofagasta y así Sebastian pudiera saludar a Rubén para su cumpleaños.
Las últimas semanas de Sebastian en el regimiento habían sido bastante no-desagradables: tras el gesto de Javier de exponerse como dueño del diario ante los demás voluntarios del regimiento, la amistad entre ambos se había fortalecido considerablemente, permitiéndole a Sebastian sentirse un poco más cómodo en ese lugar, al mismo tiempo que ni Luis, Julio ni Mario volvieron a tocar el tema del diario, por miedo a Javier, de quien quedaron convencidos que era homosexual.
Con Simón, por otra parte, también habían logrado desarrollar una bonita amistad. Después del episodio del diario, Sebastian se permitió acercarse al muchacho sin autolimitarse, y aunque por su parte solo lo veía como un muy buen amigo, tenía un presentimiento de que el joven iquiqueño podría tener sentimientos románticos por él. Hasta no volver a ver a Rubén, nadie ocuparía ese espacio de su corazón.
—¿Por qué no? —preguntó Javier riéndose.
Ambos amigos se habían sentado en la última mesa del fondo del comedor en la hora del desayuno, cuando ya estaban todos sentados para asegurarse que no llegaría nadie más a molestarlos mientras planificaban su escapada.
—No quiero involucrarlo —respondió Sebastian—. Imagínate lo castigan por nuestra culpa.
—Deberíamos invitarlo —sugirió Javier.
—No, hueón —Sebastian se puso serio, ante las risas de Javier.
—No querí que se te junten tus dos hombres —se burló Javier.
—Simón no es mi hombre —lo corrigió Sebastian, bajando la voz—. Ni siquiera Rubén lo es —dio un suspiro—. Es solo que no quiero que sea incómodo para Simón. Me tinca que le gusto.
—Guau, ¿qué te hace pensar eso? —nunca Javier había dicho una frase completa con tanto sarcasmo.
Sebastian no respondió y simplemente le mostró el dedo medio.
—Me cae muy bien, pero no quiero que sea incómodo para él —se justificó Sebastian.
—Ni para él ni para ti. Entiendo —agregó Javier—. Ya, como me dices que su cumple es el miércoles, yo creo que debemos irnos de acá el lunes en la noche, llegaríamos el martes allá y podrás verlo todo el miércoles.
—Bueno, no todo el miércoles —dijo Sebastian—. Con verlo un poquito me conformo.
—No te pongai hueón —Javier lo miró serio—. Yo no me voy a arrancar para que lo vayas a saludar solamente y después venirnos devuelta. Vamos a ir, te vas a declarar, lo vas a agarrar a besos, y le vas a regalar para su cumple el mejor sexo de tu vida. O él te lo va a dar a ti, no sé.
Sebastian se sonrojó por el comentario de Javier. Aún no se acostumbraba a hablar de su sexualidad tan libremente.
—No vamos a tirar —negó Sebastian.
—¿Cómo que no?
—O sea, no necesariamente —agregó—. Acuérdate que ya no somos amigos, lo mandé a la chucha antes de venirme —Sebastian se sintió estúpido al recordarlo.
—Bueno, eso le tienes que explicar cuando te declares po —dijo Javier como si fuera obvio—. Dile por qué lo hiciste, y que cuando lo hiciste al menos tuvo sentido para ti, que solo querías que él fuera feliz.
Sebastian se puso ansioso ante la posibilidad un poco más real de volver a hablar con Rubén.
—Ya, entonces el lunes en la noche nos vamos —Sebastian quiso saber cómo continuaba el plan de Javier.
—Bueno, el martes en la madrugada, mejor dicho —corrigió Javier—. Estaba pensando que podíamos saltarnos por la torre sur. Es la más alta, pero últimamente me he dado cuenta que Ortega se olvida de mandar hueones a hacer la guardia allá.
—¿Y por qué te fijai en esas hueás? —le preguntó Sebastian, extrañado.
Javier simplemente le respondió con una mirada de obviedad.
—¿Pensabas escaparte sin decirme? —preguntó Sebastian, dándose cuenta, algo decepcionado.
—No te quería involucrar para que no te castigaran a ti —le dijo Javier, intentando sonar lo más despreocupado posible—, algo así como tú con Simon.
—Ya, entonces me voy solo —decidió Sebastian—, tampoco quiero que te castiguen por mi culpa.
—No te pongai hueón, ¿querí? —Javier le dio una palmada en la frente—. Me voy a ir contigo, y si no quieres que me vaya contigo, me iré igual.
Terminaron de desayunar y tuvieron que ir formados a la primera instrucción de la mañana, y cuando tuvieron que formar parejas para realizar los ejercicios, Simón se acercó a Sebastian para hacer equipo.
—¿Qué pasa? —le preguntó directamente a Sebastian.
—¿Qué pasa de qué? —Sebastian se hizo el tonto, aunque sabía perfectamente a qué se refería.
Simón no estaba enojado ni mucho menos. Tenía una expresión de tristeza en la mirada, como si sintiera que lo estaban marginando.
—Después te explicamos, cuando podamos estar los tres —le dijo finalmente para tranquilizarlo—. No tiene nada que ver contigo, te aviso.
Simón sonrió aliviado, como si lo peor que le pudiese pasar era ser nuevamente marginado en el regimiento.
Rubén estaba decidido a tener la conversación con Felipe antes de su cumpleaños.
Si bien, tenía claro que iban a resolver todo y seguirían siendo pareja, por lo tanto el resultado no afectaría en nada, quería pasar su cumpleaños tranquilo, sin esa preocupación presente entre él y su pololo.
Igual mentiría si dijera que no estaba un poquito influenciado por su amiga Catalina, quien lo instaba a aclarar rápidamente las cosas con su pololo.
A pesar de todo, las circunstancias de los últimos días le habían impedido poder sentarse a conversar con Felipe: su pololo seguía destinando todo su tiempo libre a trabajar en la heladería, y casi cero tiempo para estar con él.
—Estoy seguro que a estas alturas eres el único que trabaja en esa heladería —le comentó Rubén, una de las pocas veces en que Felipe terminó su turno antes que él.
Lamentablemente, era domingo, y Rubén terminaba a las 12 de la noche, mientras que Felipe tenía clases al otro día en la mañana.
—Supongo que cuando haces bien la pega te llaman para cubrir todos los puestos —respondió Felipe, creyéndose el cuento, apoyado con los codos en la barra de la confitería.
—O te respetan tan poco que ni siquiera son conscientes de que mereces tener algo llamado descanso —le espetó Rubén con acidez, aunque no estaba enojado en ese momento.
—Ouch —Felipe se enderezó con una sonrisa aturdida—. Tranquila Pamela Diaz, no era necesario que me destruyeras de esa forma.
Rubén se rió, dándose cuenta de repente que hacía tiempo Felipe no bromeaba de esa forma con él, a pesar de que lo suyo no era el humor propiamente tal.
—Te extraño, Felipe —le dijo Rubén, poniéndose serio.
Felipe asintió.
—He sido un idiota últimamente, pasando todos los días pegado en el trabajo, pero te lo recompensaré, lo prometo —Felipe le tomó las manos a Rubén, y las besó con cariño.
—Espero que sea para comprarme un regalo grande. Muy grande.
—¿Regalo?, ¿acaso estás de cumpleaños? —preguntó Felipe, poniéndose ceñudo.
—Obvio que si —respondió Rubén, sin poder creer que le estuviese preguntando eso—. Te lo dije el otro día por Messenger para que no te olvidaras, el miércoles voy a celebrarlo en la casa de Marco y tienes que estar.
—Mira lo siento, pero el jueves tengo clases, así que no podré ir —Felipe respondió levantando la ceja con arrogancia.
Rubén entendió tardíamente hacia dónde iba Felipe, y se llevó las manos a la cara para que su pololo no viera su cara de estúpido.
—Obvio que voy a estar ahí —le dijo Felipe finalmente, acercándose a besarlo, con el mesón entre ambos—. Justo el jueves hay marcha, así que ni ahí con ir a clases ese día.
—¿Y si no hubiese habido marcha? —quiso saber Rubén.
—Fuiste bueno —respondió con sarcasmo Felipe.
A Rubén le llamaba mucho la atención la forma en que se comportaba su pololo en ese momento. Si bien le gustaba, era muy poco propio de él, ser tan sarcástico y bromista.
Por alguna razón, le recordó a esa vez que se fueron juntos a su casa después del trabajo, cuando lo notó muy nervioso, evidenciándolo en su verborrea repentina.
Supuso que Felipe tenía la intención de tener la conversación en ese momento, pero por alguna razón no tomó la iniciativa. Quizás por el entorno y el tiempo. El trabajo no era un lugar propicio para tener una conversación seria de pareja.
De todas maneras, a Rubén le aliviaba saber que su pololo tenía claro que había una conversación pendiente, aunque ninguno de los dos tomaba la iniciativa para tenerla.
—¡Rubén! —se escuchó la voz desganada de Cristian, su supervisor durante la semana—. A limpiar la sala 3 con Alicia.
Rubén no sabía dónde estaba Cristian, pero había escuchado la orden y no podía desobedecer. Se despidió de Felipe, y fue a cumplir con su trabajo.
—¿Prometes no contarle a nadie? —le preguntó Sebastian a Simón.
Tenía claro que el muchacho no diría nada, pero su intención era darle mayor dramatismo a la situación.
Estaban junto a Javier al lado del macetero de siempre, cuando faltaban quince minutos para irse a acostar.
Simón siempre se perdía las conversaciones interesantes que compartían Sebastian y Javier en ese lugar, reunidos con la excusa de fumar, ya que él no fumaba.
Sebastian por su parte, había comenzado a fumar en el regimiento, producto de su cercanía con Javier, y de acompañarlo todas las noches con el pucho correspondiente.
—Ni siquiera voy a responder esa pregunta —dijo Simón, enrolando los ojos.
—Con el Seba nos vamos a arrancar —Javier lo soltó sin preámbulo.
—¿Qué? —Simón se sorprendió genuinamente—. ¿Cómo se les ocurre siquiera pensar en una cosa así?
—Tengo que ir a ver a Rubén —le explicó Sebastian—. Está de cumpleaños.
Sebastian le había contado a Simón todo sobre Rubén, pero había omitido el pequeño detalle en que estaba perdidamente enamorado de él, y que se había marchado habiendo intentado terminar su amistad para que Rubén fuera feliz con Felipe.
—¿Y por un cumpleaños se van a arriesgar a que los castiguen? —preguntó Simón incrédulo.
Simón estaba de brazos cruzados, algo molesto por la estupidez que estaban planeando sus amigos.
—Es más que un cumpleaños —quiso explicar Sebastian—. Nunca habíamos estado separados para su cumple.
—¿Y tú crees que le va a gustar que vayas? —cuestionó Simón—. O sea, ¿crees que le guste la idea de que te arriesgues a salir de acá sólo por ir a decirle feliz cumpleaños?
—Vale la pena intentarlo —Sebastian se encogió de hombros, sin saber qué más decir.
—Bueno, nosotros nos vamos —intervino Javier, poniendo la cuota de frialdad en la conversación—. Te estamos contando solo porque eres nuestro amigo y no queremos que te sientas excluido.
—Gracias —murmuró con sarcasmo Simón.
—Aparte, como máximo nos irán a castigar —dijo Sebastian.
—No saben. Nadie se ha arrancado de acá, así que no sabemos cómo lo hacen, o qué les pasa después —les recordó Simón.
—No tengo problemas con descubrirlo —dijo Javier con arrogancia.
Simón volvió a enrolar los ojos.
—Solo… tengan cuidado, ¿ya? —les pidió Simón, sabiendo que no lograría convencerlos de lo contrario.
—Lo tendremos —le aseguró Sebastian.
—No le diré nada a nadie —se comprometió Simón, aún de brazos cruzados.
—Sabíamos que no sería de otra forma —Javier le dio un golpecito con el puño en el pecho a Simon, y luego le pasó el brazo por los hombros a modo de abrazo.
Simón dio un largo suspiro, aceptando finalmente que se quedaría solo por al menos un par de días.
—¿Y cual es el plan? —quiso saber por mera curiosidad, pero la verdad era que ni siquiera lo tenían claro Javier y Sebastian.
Felipe prácticamente no puso atención en clases el día lunes.
Tenía la mente ocupada dando vueltas en el regalo que le compraría a Rubén, la conversación que tenían pendiente, y la situación de salud de su padre que, a pesar de que intentaba pretender que no lo importaría mucho después de todo lo que le había hecho, aún le afectaba.
Ni siquiera se percató de las miradas de odio que le dirigía Gabriel de tanto en tanto, siempre a la distancia, aunque sí había sentido algo de satisfacción al ver que seguía teniendo moretones en el rostro producto de la riña de hace varios días.
Después de clases se fue directamente al centro comercial a trabajar, y aprovecharía de comprar el regalo de cumpleaños a su pololo.
Hace varias semanas había visto en la librería del mall un set de libros de Narnia, con un diseño de madera que los unificaba. Felipe sabía perfectamente que el libro favorito de Rubén era “La Travesía del Viajero del Alba”, la tercera novela de la serie, ya que su madre se la leía cuando era pequeño, y le guardaba ese valor sentimental, así que le pareció un regalo ideal, apenas lo vio.
Felipe entró a la librería y se acercó al primer trabajador que encontró.
—Quiero comprar un set de libros de Narnia —le dijo.
El joven trabajador, de cabello rizado y negro, y una piel blanca como la leche, se quedó pensando por un par de segundos.
—Se nos agotaron ayer —le respondió finalmente—, si no me equivoco.
—¿En serio? —Felipe sintió una gran decepción.
—Si, en serio —respondió el muchacho.
—¿Puede revisar? —pidió Felipe, con esperanza ante el tono dudoso del muchacho.
El joven trabajador se llevó la mano al mentón unos segundos.
—Voy a revisar —le dijo, y cruzó una puerta que estaba al fondo de la tienda.
Felipe esperó con paciencia el regreso, esperando que el muchacho volviera con el set de libros.
Al cabo de unos minutos, el joven regresó.
—Nos quedaba este último —le dijo, entregándole la colección.
—Gracias —exclamó Felipe, con sumo alivio.
Tras pagar los libros, y pedirlos que lo envolvieran para regalo, salió de la tienda y se dirigió a la heladería donde trabajaba. Mientras caminada, sacó su celular para llamar a Rubén, preguntarle cómo estaba y confirmar si hablarían finalmente ese mismo día o al día siguiente.
Buscó el número de Rubén, y cuando levantó la mirada para ver dónde iba caminando, vio un rostro familiar caminando directamente hacia él con expresión sombría.
—¿Estás seguro que va a funcionar?
—Por supuesto que sí, ¿cuántas veces tengo que repetirlo? Confía en mí.
Sebastian estaba comenzando a dudar.
Había preferido dejar en manos de Javier todo el plan de escape, ya que sabía que tendría mucho más claro todas las posibles formas de salir del regimiento sin ser detectados, pero de igual manera, quizás por nerviosismo o ansiedad, empezó a sentir que todos sus planes podrían fracasar.
Los dos muchachos, junto con Simón, se habían ido al dormitorio a determinar el plan de escape mientras los demás reclutas disfrutaban del tiempo libre de la tarde jugando pool en la sala de estar, o viendo Calle 7 en el canal nacional, aunque no tenían cómo evitar que de tanto en tanto algún otro soldado entrara a la habitación a buscar algo, o incluso a recostarse en su cama un rato.
Sebastian dio un suspiro de resignación, como si la salida fuera ya algo inevitable, y aceptó el plan.
—Tienes razón —le dijo finalmente a Javier—. Total, ¿qué es lo peor que nos puede pasar?
—Pueden morir acribillados si es que los pillan saltando los muros y piensan que quieren entrar en vez de salir —respondió Simón, aún reticente a apoyar el plan.
—No —corrigió de inmediato Javier—. Eso no va a pasar —miró serio a Simón—. Lo peor que nos puede pasar es que nos atrapen y nos castiguen, y a nosotros ya nos han castigado, así que ya sabemos a lo que nos enfrentamos.
—No lo sabes —le respondió Simón—. Estos tipos son psicótapas, quizás qué otros tipos de castigos se les pueda ocurrir.
—Exageras —se rió Javier—. Si los odias tanto, ¿por qué no te arrancas con nosotros?
—Por lo mismo, tonto hueón—Sebastian respondió por Simón, dándole un golpe de puño a Javier en el brazo.
—Prefiero estar un par de días sin ustedes, que después tener que soportar el castigo —respondió Simón.
—¿Quién dijo que nos iríamos solo un par de días? —le preguntó Javier, y Simón abrió los ojos como plato.
—Está hueveando. Volveremos en un par de días —lo tranquilizó Sebastian, mirándolo a los ojos—. No te abandonaremos, ¿cierto Javier?
Javier bajó la mirada
Un silencio incómodo se instaló entre los tres.
—¿Cuál es el plan, entonces? —quiso saber Simon.
—Hoy en la noche, cuando sea la guardia, nos arrancaremos por la torre sur —comenzó contando Javier—. Me he dado cuenta que Ortega no envía casi nunca a patrullar allá.
—Si, porque es la torre más alta, así que es imposible saltarla —lo interrumpió Simon.
—Llevaremos las sábanas para hacer una soga —comentó Sebastian, aunque su voz no sonaba muy convincente.
—¿Ustedes quieren morir? —Simón no podía creer que el plan maestro que tenían fuera tan falible.
—¿Qué esperabas? Solo somos dos —le respondió Javier, como si sus mentes no fueran capaces de idear algo mejor.
—¿Ésa es tu excusa? —Simón seguía escéptico del plan.
—Da lo mismo el plan —Sebastian puso paños fríos—. Lo importante es que estaremos juntos ante cualquier eventualidad. No nos deben separar.
Para esa noche, Ortega designó a Sebastian y a Simón junto a otros soldados para realizar la guardia, mientras Javier podría “descansar”.
—Por la chucha —murmuró Javier, hablando con Sebastian—. ¿Qué le dio ahora por separarnos?
—Calma, que ya lo solucionaremos —le dijo Sebastian—. Me encargaré de quedar de pareja con Simón y a la una de la mañana vendré a buscarte.
—¿De pareja con Simón? —repitió Javier, sonriendo socarronamente—, ¿acaso nuestra escapada para ir a buscar a Ruben ya perdió sentido?
—Cállate hueon —Sebastian le dio un empujón en el hombro, riéndose.
Sebastian salió de las barracas y se dirigió nuevamente al patio a la formación de los soldados que harían la guardia, con Ortega frente a ellos.
—¡Soldados! —les gritó Ortega—. Esta noche las parejas son: Arancibia-Mardones y Toledo-Cortés, torre norte —comenzó a nombrar a la pareja del primer turno y la que los sucedería en el segundo turno, y les indicaba el lugar que tenían que custodiar—; Gonzalez-Rivera —había designado a Simón con Luis, provocando que Sebastian pensara de inmediato que las probabilidades de poder contar con la ayuda de Simón disminuían a cero prácticamente— y Berríos-Mendez, entrada principal.
Sebastian se percató que Ortega designó, después de varias semanas, a una pareja para custodiar la torre sur, y finalmente nunca lo nombró a él para asignarlo a alguna pareja.
—¡Guerrero! —lo nombró finalmente Ortega, y Sebastian se cuadró—, usted vendrá conmigo —anunció, provocando que un frío recorriera su espalda.
Simón le dirigió una mirada confundida a Sebastian, que al igual que él, no tenía idea qué estaba pasando.
Cuando Ortega les dio la orden de dirigirse a su lugar designado para iniciar la guardia, Sebastian tuvo el presentimiento de que Simón quería acercarse a hablar con él, sin embargo, no se iba a arriesgar a recibir un castigo por eso.
—Guerrero —lo llamó Ortega, sin necesidad de gritar, ya que eran los únicos que quedaban en el patio—, sígame.
Sebastian siguió a Ortega en silencio, hasta la armería, que le trajo el recuerdo de su último castigo junto a Javier, donde comenzaron su amistad.
—Guerrero —le llamó la atención Ortega frente a las puertas cerradas de la armería—, espere aquí.
Ortega se alejó, dejando a Sebastian esperando por largos minutos.
No tenía reloj de pulsera, pero estaba seguro que por lo menos ya llevaba al menos treinta minutos esperando en la intemperie, sintiendo el frío nocturno del desierto de Atacama.
Sebastian estaba perdiendo la paciencia producto del nerviosismo. ¿Por qué lo habían elegido a él para estar ahí solo?, ¿acaso sabían de sus planes de escape y querían evitar a toda costa que los llevara a cabo? Estaba seguro que no lo secuestrarían ni nada por el estilo para evitar que se escapara, pero todo le parecía muy raro. Justo solo él estaba en ese lugar; justo con Simón y Javier estaban todos separados; justo esa noche designaron guardia en la torre sur. Todo parecía coincidir, aunque Sebastian prefería aferrarse a la esperanza de que fuera todo una coincidencia.
Cuando finalmente se acercó alguien, Sebastian primero escuchó sus pasos sobre la gravilla, anunciando la llegada con misterio: Ortega venía de regreso, detrás del Capitán Guerrero.
—Guerrero —lo llamó el Capitán, con una sonrisa en el rostro.
—Capitán —se cuadró Sebastian, omitiendo como siempre el pronombre posesivo.
Después de todos los meses que llevaba en el regimiento, el capitán seguía provocándole un profundo rechazo. Representaba todo lo que su padre admiraba, y por lo tanto, todo lo que aborrecía de él. Por suerte, tenía la impresión de que el rechazo era mutuo, aunque después del castigo con Javier, no le había dado más razones para castigarlo.
—Esta noche tendrá una tarea especial —le anunció el Capitán, guiándolo hacia un extremo de la armería, donde nunca se había percatado que había una sencilla puerta de madera.
El Capitán le dio la orden a Ortega que abriera la puerta, y los tres ingresaron a un depósito un poco más pequeño que una sala de clases, repleto con contenedores de basura metálicos. Sebastian se preparó para lo peor, pensando que lo podrían matar en el acto, y tirar su cuerpo en esos contenedores y nunca nadie se enteraría.
—Su misión, soldado Guerrero —continuó el Capitán—, será contar cada uno de los casquillos vacíos que se encuentran en estos contenedores.
Sebastian se esforzó para no expresar con su rostro la rabia que sentía en ese momento.
—Deberá separarlas por el tipo de bala a la que pertenecen —aclaró Guerrero—, y además, indique cuántos ratones hay en esta bodega.
El Capitán por alguna razón estaba disfrutando el momento.
—¿Por qué tengo que hacer esto? —preguntó Sebastian, intentando disimular su molestia.
Guerrero no le respondió, y en su lugar le habló al oído a Ortega, quien salió de la bodega de inmediato, cerrando la puerta tras de sí.
—Porque así me aseguro de que no se le ocurra hacer alguna locura, Guerrero —le respondió el Capitán finalmente, mirándolo a los ojos—, como por ejemplo, querer arrancarse.
Sebastian intentó mantener una expresión neutra ante las palabras del Capitán, pero el esfuerzo provocó que se le humedecieran los ojos.
—¿Y qué pasa si no lo hago? —le preguntó Sebastian, desafiante.
—Se quedará aquí, cada noche, hasta que complete la tarea —respondió el Capitán, antes de dar media vuelta y retirarse de la bodega, dejando solo a Sebastian.
A los segundos volvió a ingresar Ortega, y le entregó a Sebastian un papel en blanco, no más grande que una boleta de almacén, y un lápiz grafito sin punta.
—Sus implementos para la tarea —le indicó Ortega, y luego salió por la puerta.
Sebastian escuchó que le pusieron cerradura a la puerta por fuera, y se quedó de pie por varios minutos, sin hacer nada.
Tiró con furia el lápiz contra la puerta, cayendo con un ruido sordo al suelo. Se sentó en el suelo y apoyó su cabeza entre las piernas, asumiendo que ya sus planes de ir a ver a Rubén se habían arruinado por completo.
Rubén se sentía pésimo.
Se suponía que el día anterior iba a hablar con Felipe respecto a todo lo que tenían pendiente conversar, pero por alguna extraña razón dejó de contestarle los mensajes y las llamadas. Ya ni siquiera por MSN aparecía como conectado.
Sentía que su pololo lo estaba evitando, por alguna razón, pero no entendía por qué. ¿Por qué ahora?, en la previa de su cumpleaños, justo cuando tenían tantas cosas que resolver.
La inseguridad se comenzó a apoderar de él, y empezó a sospechar que probablemente Felipe ya se había cansado de él, y que estaba en pareja con alguien más.
—Ay Rube, no pienses eso —le comentó Catalina al teléfono la tarde del martes.
—¿Qué otra explicación podría haber, entonces? —le pidió Rubén, para tener alguna posibilidad, pero el largo silencio al otro lado de la línea le dio su respuesta.
—Podría ser cualquier cosa —dijo finalmente Catalina—. ¿Ya llamaste a su casa?
—Sí, hablé con Roberto —confirmó Rubén—. Me dijo que estaba bien, pero no me quiso dar más detalles. Dijo que no me podía decir nada más.
—Quizás le pasó algo —sugirió Catalina.
—¿Algo como qué?
—No sé, un accidente o algo así.
—Si fuera eso Roberto me lo habría dicho.
—No si Felipe le pidió que no te dijera —hizo el alcance Catalina.
—De igual forma, ¿por qué le pediría eso?
Catalina no supo qué responder.
—¿Vas a hacer tu celebración igual nomas mañana? —quiso saber su amiga—. No te oyes muy bien.
Rubén se tomó unos segundos para pensar qué responder.
—Sí, lo haré nomas —dijo finalmente—. Total, va a ser algo pequeño en casa de Marco, nada muy agobiante, solo con ustedes.
Rubén se fue a dormir esa noche con una sensación de vacío. Se suponía que su primer cumpleaños fuera del closet y en una relación estable sería algo especial, algo para destacar y sentirse orgulloso, pero en ese momento sentía que cualquier razón para celebrar se había esfumado, y solo despertaría al día siguiente y simularía disfrutar su cumpleaños por mero compromiso.
Sebastian estaba en su segunda noche de castigo.
Desde que lo encerraron en esa bodega no había contado ningún casquillo, y mucho menos las ratas, que por lo que había visto, no eran muchas (o eso quería creer).
La primera noche intentó hacer un estimado según lo que calculó había en el primer contenedor, y lo multiplicó por el total de contenedores. Según su cálculo había por lo menos unos diez mil casquillos en cada contenedor, lo que hacía un total cercano a medio millón en toda la bodega.
Escribió un número similar evitando muchos ceros al final para que no se notara que no hizo la tarea como correspondía, y entregó el papel por la mañana. Pensó que tendría el pase asegurado, porque no había forma de que el Capitán supiera realmente cuantos casquillos habían en esa bodega.
Se equivocó. Esa mañana al entregarle su respuesta al Cabo Ortega, éste se la rechazó y le indicó que esa noche nuevamente tendría que contar todos los casquillos. Ni siquiera las había separado por tipo de balas como se lo habían pedido.
—Viejos de mierda —murmuró Javier, cuando le contó Sebastian esa mañana en el desayuno—. ¿Cómo supieron?
—No sé —respondió Sebastian, cabizbajo y cansado—. Seguramente mi viejo llamó y les pidió que tuvieran más ojo conmigo en estos días, por el cumple del Rube —supuso.
—¿Crees que Simón les haya dicho algo? —sugirió Javier.
Sebastian evaluó esa posibilidad durante la noche, pero prefería creer que no.
—No —se encogió de hombros—. Recuerda que dijo que prefería que nos fuéramos los dos solos nomas, en vez de arriesgarse al castigo con nosotros. Aparte nos prometió que no diría nada, sin siquiera presionarlo.
—Eso es exactamente lo que diría un sapo —bromeó Javier, sacándole una sonrisa cansada a Sebastian.
—¿Quién es un sapo? —preguntó Simón, dejando su bandeja en la mesa y sentándose al lado de Javier.
—Tu, por decirle a Guerrero sobre el plan —le dijo directamente Javier.
—¿Qué? —Simón se sorprendió por la acusación, pero no se la tomó en serio—, ¿de verdad sabe que se iban a escapar?
Sebastian se encogió de hombros.
—Sería mucha coincidencia si no lo supieran, después de haberse asegurado de separarnos anoche —comentó Sebastian.
Simón le preguntó a Sebastian los detalles de su noche, hacia dónde se lo había llevado Ortega y qué había tenido que hacer, pero Sebastian tuvo que interrumpir su relato porque la hora del desayuno había terminado. Terminó de contarle todos los detalles a Simón al mediodía, mientras compartía un cigarro con Javier.
Al revivir todo lo que había pasado la noche anterior, comenzó a sentir un bajón de ánimo.
—¿Y qué haremos ahora entonces? —preguntó Javier.
Sebastian se encogió de hombros.
—Ya no tiene sentido planear nada —dijo Sebastian, sin ganas.
—Oye, pero no pueden salirse con la suya, prácticamente te están secuestrando —argumentó Simón—. Debe haber algo que podamos hacer.
—Mira donde estamos —Sebastian lo miró a los ojos—. Pueden hacer lo que quieran con nosotros y a nadie le va a importar. Todo es parte del “entrenamiento militar”.
—Ya hueón, deja de llorar — le dijo Javier, dándole unas palmaditas en la mejilla a Sebastian—. Yo me voy si o si de esta huea, y ten por seguro que no me iré sin ti.
—Si logras idear algo, sácame de esta mierda —le dijo Sebastian, casi rogándole.
Sin embargo, hasta la hora de la guardia, Javier no logró dar con ningún plan, y nuevamente como la noche anterior, los tres amigos quedaron igualmente separados.
Sebastian estaba sentado en el suelo de la bodega al lado de la puerta, con los brazos alrededor de sus rodillas, dormitando, pensando que a esa hora, ya era el cumpleaños de Rubén.
—Feliz cumpleaños, mi Rube —murmuró Sebastian, antes de bostezar y apoyar la cabeza sobre sus rodillas.
Sebastian se sobresaltó al escuchar unos chirridos provenientes de la puerta, pensando que serían los ratones que se estaban acercando a él. Se levantó apresuradamente para evitar cualquier tipo de ataque y se quedó mirando la puerta, empuñando el lápiz grafito como si fuera un arma blanca.
Pasaron unos segundos y la puerta se abrió, revelando la figura de su salvación.
—¿Me estabas esperando? —le dijo Javier al verlo.
Javier llevaba una sudadera negra y los pantalones de camuflaje, y cargaba la mochila en su espalda.
Sebastian simplemente se acercó y le dio un fuerte abrazo.
—¿Qué haces aquí? —le preguntó al oído.
—Te vine a buscar po, ¿qué más? —le respondió Javier—. Ya, vamos, antes de que nos atrapen.
—¿Qué hora es? —quiso saber Sebastian.
—Casi las cinco —susurró Javier, saliendo de la bodega.
Sebastian simplemente siguió a su amigo, confiando en que tenía un plan definido.
Caminaron por las sombras hasta llegar a la torre norte, que era la más baja y que en teoría debería generarles menos riesgo saltarla, pero siempre tenía asegurado su resguardo.
—Tú sígueme la corriente —murmuró Javier, antes de subir por la escalera de la torre.
Sebastian siguió a Javier, y pudo respirar con alivio al llegar a la parte superior y ver con sus propios ojos que ambos guardias se habían quedado dormidos.
Javier le hizo señas para que guardara silencio, y procedió a darle las indicaciones para saltar. Se sentaron en el borde de la baranda, y contaron con los dedos al mismo tiempo para lanzarse hacia afuera, a una altura de cuatro metros.
La pareja de amigos saltó al mismo tiempo procurando hacer el menor ruido posible, y con suerte aterrizaron algo golpeados, pero sin fracturas o esguinces.
Sebastian y Javier se dieron un fuerte abrazo para celebrar que ya se encontraban en libertad, y comenzaron a caminar en línea recta, esperando encontrar alguna señal para ubicarse.
Rubén despertó la mañana de su cumpleaños cuando su padre entró a su dormitorio entonando la tradicional canción, y cargando una bandeja con una pequeña torta que llevaba dos velas con número formando la nueva edad de Rubén: dieciocho años.
Se restregó los ojos, intentando espabilar bien mientras su padre seguía cantando, con una sonrisa en el rostro, contento de ver a su hijo por fin cumplir la mayoría de edad.
Cuando terminó la canción, Rubén cerró los ojos y pidió solo un deseo: ser feliz.
Sopló las velas apagándolas rápidamente y recibió un fuerte abrazo de su padre, que dejó la bandeja sobre la cama al lado de Rubén.
—Felicidades hijo —le dijo su padre al oído—. No sabes lo mucho que te amo, y lo orgulloso estoy de ti.
—Gracias papá —Rubén lo abrazó con mucha fuerza, como temiendo que al soltarlo su padre desaparecería.
En realidad se sentía muy triste, después de todo lo que había pasado (o lo que no había pasado) con Felipe, pero el tener a su padre ahí con él, le daba la motivación que necesitaba para iniciar ese día.
Su padre, como hacía todos los años, tenía listo el desayuno en la mesa, así que le indicó a Rubén que se vistiera y saliera al comedor a probar la torta.
Mientras desayunaban, Darío llamó por celular a Rubén, y estuvieron los tres hablando por largo rato hasta que Jorge se levantó de la mesa y se fue a alistar para irse al trabajo.
—Hijo, te tengo que entregar tu regalo —le dijo su padre, mientras le hacía una seña a Rubén para que se acercara a la cocina.
Rubén lo siguió y ambos salieron hasta el patio, donde Rubén no sabía donde podía estar su regalo. Lo único que veía era el viejo Chevrolet Aska de su padre.
—Feliz cumpleaños, hijo —le dijo Jorge, entregándole las llaves del Aska.
—¿Qué? —preguntó Rubén sorprendido—, ¿es en serio?
—Si, hijo. Te lo mereces —respondió su padre—. Eres un adulto ahora, uno muy responsable, así que confío en ti que lo vas a usar bien.
—Pero ni siquiera tengo licencia —Rubén no lo podía creer.
—Bueno, tienes que ponerte a practicar entonces, e ir a sacar hora para la municipalidad.
Rubén abrazó a su padre muy agradecido.
Nunca pensó que su padre sería capaz de regalarle algo tan valioso como su primer automóvil que, si bien era antiguo, era su pequeña joya, a la que le había dedicado muchas horas de trabajo de reparación.
—¿Recuerdas cuando te enseñé a manejar el año pasado? —le preguntó Jorge. Y Rubén asintió—. Muy bien, porque ahora me llevarás al taller.
Jorge le dio unas palmaditas en el hombro a Rubén, y se subió de inmediato en el asiento del copiloto.
Rubén se subió en el asiento del conductor y echó a correr el motor. El sonoro rugido del antiguo motor le provocó una inmensa emoción: Era su auto.
Sacó el Aska de la cochera y se estacionó en la calle mientras su padre se bajaba a cerrar el portón, y luego condujo hasta el taller donde trabajaba Jorge, a unas cuadras de distancia.
—Lo hiciste muy bien, hijo —lo felicitó su padre—. Ya estás listo para sacar tu licencia.
—Gracias, papá —volvió a decir Rubén, entusiasmado.
Aún no podía creer que su regalo era real.
—Si quieres, puedes ir esta noche a la casa de Marco en el Aska —le sugirió su padre—. Con la condición de que no bebas ni una sola gota de alcohol.
Rubén no respondió, pero la idea de ir a ver a sus amigos en su nuevo auto lo tentaba mucho.
Sebastian se sentía más contento que nunca.
Acababan de llegar al terminal de Arica, después de caminar por casi dos horas, y estaban a punto de comprar los pasajes en bus hacia Antofagasta, para ir a ver a Rubén.
Se habían cambiado de ropa a unas cuadras de distancia, en plena calle, para evitar ser reconocidos como soldados. Javier había llevado una muda para cada uno, aunque la mochila aún podía delatarlos.
Se acercaron al mostrador de la agencia de buses para consultar sobre los pasajes, pero el precio excedía su presupuesto.
—Apenas nos alcanza para un pasaje —le comunicó Sebastian a Javier.
Javier bajó la mirada, pensando.
—¿Cuánto crees que paguen por ti si te prostituyes? —le preguntó Javier, bromeando.
—Cállate, hueón —le dijo Sebastian, dándole un golpe de puño en el pecho.
—Pregunta cuándo sale el próximo bus y cuántos asientos quedan disponibles.
Sebastian le hizo caso, y la vendedora le informó que estaban casi todos los asientos disponibles, y el siguiente bus salía a las nueve de la mañana.
—Llegaremos justo a tiempo para tomar once con tu Rube —comentó Javier con sarcasmo—. Mira, haremos lo siguiente. Preguntemos en todos lados los precios y la cantidad de asientos disponibles. Si están todos igual de vacíos, hablemos con el chofer nomas para que nos deje subir.
 Y eso hicieron. Finalmente lograron subirse a un bus que salía a las nueve y media de la mañana, tras hablar con el conductor y ofrecerle todo el dinero que tenían disponible.
—Gracias, por motivarme a hacer esto —le dijo Sebastian a Javier, cuando ya el bus había partido del terminal.
—¿Por motivarte a romper las reglas y arrancarte de un recinto militar, violando probablemente una decena de leyes? —cuestionó Javier—. Es todo un honor, mi amigo.
Sebastian se rió, y apoyó su cabeza en el hombro de Javier para dormir.
—No estamos rompiendo ninguna ley, ¿cierto? —le preguntó a Javier, ya algo adormecido.
—No creo —murmuró Javier en respuesta, también quedándose dormido.
Rubén estuvo intentando comunicarse con Felipe durante la tarde, pero no tuvo éxito.
El no tener noticias de su pololo le estaba afectando mucho psicológica y emocionalmente. Esa sensación de no saber qué estaba pasando con él lo ponía muy mal. ¿Acaso ya estaba cansado de él?
Al menos sabía que estaba bien, según lo que había podido conversar con Roberto.
A pesar de todo, reunió fuerzas de flaqueza y se alistó para ir a la casa de Marco y hacer una pequeña celebración de su cumpleaños. Obviamente estaría Catalina y Marco, pero no tenía claro si Felipe finalmente se presentaría o no.
—¿Va a venir? —le preguntó Catalina al oído, tras saludarlo y entregarle su regalo de cumpleaños.
Rubén simplemente se encogió de hombros.
—¿Cervecita para el cumpleañero? —le ofreció Marco, a modo de saludo.
—No puedo —respondió Rubén, mostrando las llaves del Aska que tenía en la mano izquierda, provocando la sorpresa inmediata de Catalina y Marco.
—¿Es una broma? —dijo Marco, mientras caminaba hacia la puerta para salir a ver el regalo de Rubén—. ¿Puedo conducirlo?
—No, Marco, ya te tomaste una cerveza —le llamó la atención Catalina— Estoy segura que Rubén no quiere que lo manejes con siquiera una gota de alcohol en tu cuerpo.
—La Cata tiene razón —complementó Rubén—, pero mañana podemos salir a dar una vuelta si quieres.
Los tres amigos salieron a comprar cosas para comer y preparar. En un supermercado que estaba a unas cuadras de la casa de Marco, encontraron todo lo necesario para preparar completos y pizza, y cosas para picotear como papas fritas y ramitas, aparte de todos los bebestibles necesarios.
Rubén estuvo toda la noche pretendiendo pasar un buen rato, para que Catalina y Marco no notaran su pena, pero cuando volvía a pensar en Felipe, que no estaba ahí en ese momento, comenzaba a temblar levemente y sentía incluso que se le bajaba la presión.
Sebastian y Javier se bajaron del bus en el terminal de Antofagasta, completamente doloridos por el largo viaje en esos pequeños e incómodos asientos.
El gran tablero que mostraba los horarios de los buses de cada andén indicaba que ya eran las diez de la noche.
—Bus culiao —murmuró Sebastian al ver la hora—, si no se hubiera quedado pegado en Tocopilla habríamos llegado mucho más temprano.
—Y no olvides la aduana —el cansancio se notaba en la voz de Javier—. Pero oye no te desanimes, que aún quedan dos horas del día para llegar y decirle a Rubén lo mucho que lo amas… y desearle un feliz cumpleaños obvio.
—Si, por lo menos ya llegamos —coincidió Sebastian.
—¿Viven muy lejos ustedes?
Sebastian calculó en su mente la distancia.
—No tanto —respondió finalmente—. Igual tendremos que irnos caminando. No tenemos plata para pagar colectivo.
—Lo que tú digas, Príncipe Azul —aceptó Javier, y caminó junto a Sebastian con rumbo a la casa de Rubén.
Felipe estaba temblando.
Había reunido toda la energía que tenía en su cuerpo para levantarse de la cama, arreglarse e ir a ver a Rubén a su cumpleaños. Sentía que ver a su pololo era lo único que podía alegrarle un poco su vida en ese momento, pero aún así se sentía inseguro de verlo, después de haberlo evitado los últimos dos días.
Sabía que había actuado muy mal, pero no lo había hecho por falta de amor, o al menos eso él creía. Simplemente en su cabeza tenía sentido que esas cosas tenía que hablarlas cara a cara, y en el momento no tenía fuerzas para ver a nadie.
Pensaba que cuando recibiera una noticia así podría soportarla más racionalmente, ya que según él, lo tenía superado, o asumido, pero no. Le había afectado como si no hubiese pasado ningún día desde su emancipación forzosa.
Tomó el regalo que le había comprado a Rubén y lo guardó en una bolsa de género, se puso su polerón negro favorito y salió de la casa de Roberto rumbo a la casa de Marco, listo para ver a Rubén, besarlo, y finalmente contarle todo.
Catalina, Marco y Rubén estaban conversando tranquilamente mientras preparaban una pizza con todos los ingredientes favoritos de cada uno, cuando escucharon que tocaron el timbre de la puerta de entrada. Marco salió a abrir la puerta y al volver, Rubén sintió que la presión le bajó de un momento a otro: Felipe estaba al lado de Marco, con un paquete de regalo en las manos.
Rubén notó que su pololo tenía los ojos muy hinchados, como si recién se hubiese despertado, y se acercó impulsivamente para saludarlo y abrazarlo, pero cuando estuvo frente a él se detuvo. Tenía las manos sucias con restos de aceitunas, y no lo quería manchar.
—Feliz cumpleaños Rubén —le dijo Felipe, antes de darle un fuerte abrazo que duró largos segundos.
Rubén se dejó abrazar, y permitió que ese abrazo lo llenara de energía y restaurara su presión sanguínea, algo que por el momento estaba funcionando.
—Gracias —fue lo único que pudo decir Rubén sin ponerse a llorar.
—Te traje esto —le dijo Felipe, entregándole el regalo.
Rubén lo tomó con una sonrisa, pero no dijo nada, soportando el nudo que tenía en la garganta.
—¿Podemos hablar? —le preguntó Felipe, provocando que a Rubén nuevamente le bajara la presión—, en privado.
—Pueden pasar a mi pieza —dijo Marco, desde la cocina, claramente atento a sus palabras.
Rubén escuchó que Catalina lo regañó en voz baja por eso, causándole gracia.
—Gracias Marco —le dijo Rubén, y se dirigió al dormitorio de su amigo, mostrándole el camino a Felipe.
Ambos ingresaron a la habitación y Rubén cerró la puerta a su espalda, sin saber como iniciar la conversación. Tenía tantas cosas que decirle a su pololo, pero no quería hacerlo desde la rabia.
Para su alivio, Felipe tomó la palabra primero.
—Rubén, te quiero ofrecer disculpas, por como me he comportado últimamente —comenzó a decir Felipe—. He sido un imbécil.
—No digas eso… —Rubén le iba a bajar el perfil, pero objetivamente tenía razón.
—No, es verdad —lo detuvo Felipe—. he sido un imbécil y no tengo excusa, pero solo quiero que sepas el por qué he actuado así —Felipe se sentó en la cama de Marco y Rubén lo imitó, sentándose a su lado—. Hace unos meses me enteré que mi viejo tiene cáncer, de páncreas —reveló finalmente—. Mi viejo se va a morir —agregó aguantando el llanto.
Rubén se abalanzó para abrazarlo, con muchas preguntas en la cabeza que prefirió no verbalizar para no agobiarlo, pero la principal que más lo agobiaba era por qué no se lo había contado antes.
—Un día fueron al liceo a buscarme para decirme —le contó—, querían incluso que volviera a vivir con ellos —la sorpresa era evidente en el rostro de Rubén, que se alegró momentaneamente por la idea de que los padres de Felipe lo habían aceptado tal cual era—, pero querían que dejara de lado mi “estilo de vida” para poder volver con ellos —acotó—. Ni siquiera al borde de la muerte son capaces de aceptarme.
Rubén notó cierto resentimiento en las palabras de su pololo, aunque no lo juzgaba.
—A causa de eso siento que me cerré mucho contigo, me guardaba todo, ni siquiera sentía deseo —le confesó, algo avergonzado—. El lunes mi mamá fue a buscarme al trabajo para decirme que mi viejo está en la clínica internado. Está complicado.
—¿Lo fuiste a ver? —quiso saber Rubén.
Felipe negó con la cabeza, bajando la mirada.
—No fui capaz —una lágrima silenciosa cayó por cada uno de sus ojos, aunque no mostraba señales de inestabilidad en su voz—. Mi mamá estaba… enojada, sentí yo, como si me estuviera avisando solo por compromiso. No me dijo que me quería allá, o que era bienvenido de ir a verlo cuando quisiera. Nada. Así que me fui a la casa del Robert… a mi casa, y me encerré en mi depresión. No quería ver a nadie, ni hablar con nadie.
—Pero yo no soy nadie —murmuró Rubén, con pena.
Rubén sentía una pena tremenda. Los ojos los tenía llenos de lágrimas por escuchar la situación que estaba viviendo su pololo. Independiente de la forma en que sus padres se habían portado con él, la idea de perder a un padre era lo peor que le podía pasar a una persona, aunque desde el punto de vista de Felipe, él ya había perdido a sus dos padres hace un par de años.
Además, también le daba mucha pena (y algo de rabia) que Felipe haya decidido pasar por ese proceso él solo, sin apoyarse en él.
—Obvio que no lo eres —le dijo Felipe, acariciándole el rostro—. Pero no te quise contar desde el principio porque sabía lo mucho que te podía afectar esto —le dijo, haciéndole entender que se refería a que sabía lo que se sentía perder a un padre—, y no quería que me dijeras “perdónalos, haz las paces con ellos, aprovecha el tiempo que te queda”.
La última frase molestó un poco a Rubén, porque era exactamente lo que le habría dicho, pero habría tenido mucha más precaución de decirlas, sabiendo su historia familiar.
—¿Y ahora qué harás? —se limitó Rubén a preguntarle, respecto a su suegro.
Felipe se encogió de hombros.
—La verdad me ha atormentado mucho estos días, con terror de que suene mi celular en cualquier momento, pensando que podría ser mi mamá llamándome para decirme que mi viejo murió.
—¿Y por qué no lo vas a ver y te quitas esa incertidumbre? —cuestionó Rubén.
—No es tan fácil, Rubén —respondió Felipe poniéndose de pie, algo molesto.
—Si sé que no es fácil —coincidió Rubén, parándose frente a su pololo—, solo era una pregunta. No te quiero presionar.
Rubén tenía sentimientos encontrados en ese momento. Si bien, estaba contento de por fin tener una explicación por la conducta distante de su pololo las últimas semanas, y empatizaba mucho con lo que estaba viviendo, no se explicaba por qué no había sido capaz de contárselo antes, por qué no confiaba en él.
Rubén abrazó a Felipe y notó que, al igual que él, estaba temblando.
—Hay algo más —le dijo de repente Felipe, aclarándose la garganta.
Rubén se separó unos centímetros de su pololo y lo miró a los ojos, preocupado.
—¿Qué cosa? —quiso saber, al ver que Felipe no hablaba.
—Hace unas semanas, cuando fui a la casa de las niñas —Rubén sabía que se refería a la casa que compartían Anita, Ingrid y Alan—, recién me había enterado del cáncer de mi viejo —contextualizó, mientras el corazón de Rubén estaba completamente detenido, esperando la conclusión de su punto, sospechando tristemente hacía donde se dirigía—. Le conté a Alan, y mientras conversábamos, me besó.
Rubén dio automáticamente un paso atrás, como si con esa distancia Felipe no iba a ser capaz de escuchar cómo su corazón se acababa de romper.
No solamente lo había mantenido en oscuras todo ese tiempo, sino también le había confiado toda esa información a su ex pololo en vez de a él, y además se habían besado.
—¿Qué? —Rubén movió la boca, pero su voz no salió.
Se comenzó a sentir débil, pero intentó no demostrarlo.
—Lo siento —dijo Felipe, intentando llenar el silencio que se había instalado entre los dos.
—Necesito tomar aire —murmuró Rubén, antes de abrir la puerta de la habitación y salir del lugar.
Felipe no lo siguió.
Al salir al comedor notó que Marco y Catalina estaban en el patio, probablemente para darle mayor privacidad en su conversación con Felipe.
Rubén se tapó la boca, para no llorar audiblemente, y salió por la puerta de entrada, abrió la puerta del Aska y se sentó en el lado del conductor, donde por fin se quitó la mano de la boca y soltó el llanto.
No se dio ni siquiera diez segundos para desahogarse, y le dio contacto al motor con la llave. Necesitaba salir de ahí y volver a su casa.
Se puso el cinturón de seguridad y empezó a conducir a una velocidad más que imprudente.
A los pocos minutos de haberse marchado, sintió que vibraba el celular que tenía en el bolsillo. Sabía que era Felipe el que lo llamaba, pero de igual manera sacó aparatosamente el teléfono del pantalón, en caso de que realmente fuera alguien más, como por ejemplo su padre, llamándolo por una urgencia real.
Miró la pantalla de su celular, donde se leía el nombre “Felipe”, y se quedó pegado mirándola por un par de segundos, hasta que la visión se le nubló por las lágrimas. Tiempo suficiente para desviarse de su carril y subirse al bandejón central de la avenida, para luego intentar volver a su pista y volcarse por la brusquedad de la maniobra, justo a tiempo para chocar con algo, que Rubén ya no fue capaz de definir.
Rubén no escuchaba nada, solo un pitido insoportable en los oídos, y por pura desesperación de encontrarse de cabeza en un auto recién volcado, comenzó a gritar.
Sebastian y Javier iban caminando en completo silencio rumbo a la casa de Rubén cuando escucharon un golpe ensordecedor, seguido del ruido clásico de las llantas frenando con fuerza sobre el pavimento, justo en la calle que acababan de cruzar.
Se devolvieron hacia la esquina y vieron que una cuadra más allá había un auto volcado.
Sebastian miró a Javier, y sin decir ninguna palabra, ambos se acercaron al lugar a prestar ayuda.
Se aseguraron de que no hubiese mayor riesgo, y pudieron escuchar los gritos provenientes del interior del vehículo.
—Mantenga la calma —gritó Javier acercándose con cautela a la que era la ventanilla del copiloto—, ya viene la ayuda en camino.
Sebastian pensó que su amigo no tenía cómo saber eso, ya que ninguno de los dos tenía un teléfono para llamar a una ambulancia.
—¿Qué debemos hacer? —le preguntó Sebastian, algo nervioso.
—Tenemos que sacarlo de ahí —le indicó Javier—. Al menos está gritando, eso signifiaca que está consciente y que respira.
Rubén no escuchaba nada, solo el pitido insoportable en su oído que bloqueaba cualquier ruido del exterior del Aska.
Dejó de gritar cuando por fin se pudo calmar, y se dio cuenta que lo primero que tenía que hacer era soltar el cinturón de seguridad.
Sebastian le quitó la mochila a Javier y la abrió buscando algo que le pudiera servir para romper el cinturón.
—¿Trajiste tu navaja? —le preguntó Sebastian, buscando entre los bolsillos.
—Si, está en el pantalón —Javier se agachó al lado de Sebastian, buscando en la mochila sus pantalones—. Aquí está —le pasó la cuchilla a Sebastian—. Yo sostengo al caballero para que no caiga de cabeza mientras tú cortas el cinturón.
Le indicó y Sebastian obedeció.
Javier se metió con dificultad al vehículo volcado para sostener a la persona que iba al volante, tapándole la visión a Sebastian.
Cuando por fin Sebastian le pudo ver el rostro, simplemente le dijo unas breves palabras.
—Lo vamos a sacar de aquí, tranquilo.
Rubén intentó de todas las maneras posibles liberarse del cinturón con cuidado, pero no lo logró. Lo único que le quedó hacer fue soltar el seguro del cinturón y dejar que la gravedad hiciera lo suyo tirándolo de cabeza hacia abajo.
Soltó un grito por el dolor que le provocó en el cuello la caída y solo entonces sintió el amargo sabor de su propia sangre en su boca.
Se arrastró como pudo para atravesar la ventanilla y salir del vehículo volcado, aplastándose contra fragmentos de vidrio, provocándose heridas nuevas en brazos y piernas, y abriendo aún mas las que ya tenía en ese momento.
Al salir del Aska, intentó ponerse de pie, pero en ese momento comenzó a sentir intensos dolores en todo el cuerpo, y le fue imposible mantenerse parado por más de cinco segundos, tiempo suficiente para darse cuenta que estaba completamente solo en la calle.
Cayó de bruces al piso, y sintió en su cara el frío asfalto. Cerró los ojos y perdió el conocimiento.
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