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#extraños Siddharta
diariodeunostion · 1 month
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Y ahora si como dijo en buen Siddharta: “Luego nos volvimos extraños, es el precio de ser humanos”
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paugalis · 3 years
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La vez que me encontré a Buddha huyendo
Desperté en otro lugar, era bastante extraño para mi parecer... realmente no conocía a nadie y pasó tan rápido como en un abrir y cerrar de ojos.
Lo único que recuerdo antes de que pasara esto fue que fui a la bodega de libros para buscar unos ejemplares y cuando salí ya no había nadie, era como otra época. Sé que esto suena raro y probablemente hasta yo tacharía de loco a quien me lo contara, pero fue como si hubiera atravesado un portal. ¡Sí, un portal!
Al principio estaba muy asustada
Pensé que era como un tipo de sueño o que estaba alucinando, y por más de que me pellizcaba no lograba volver a la bodega.
Ya teniendo el brazo completamente rojo por los pellizcos para tratar de despertar me rendí. Prefería aprovecharlo en lo que se pasaba y empecé mi recorrido por la ciudad.
Supuse que se trataba de un pueblo hindú por la vestimenta de la gente y por sus rasgos faciales
Vi a muchos monjes pasar pero ya detenidamente vi que eran Samanas, me estaba empezando a dar hambre y de repente alguien chocó conmigo.
- Perdóname, estoy vuelto loco, ando huyendo de mi papá.
Me volteé y vi que era un joven muy bien vestido y de clase alta.
No te preocupes, le dije.
No lo pensé y antes de que se fuera le dije: “Oye tendrás algo de comer en el bolsillo?”
Me dijo que no, pero que lo acompañara para ver si encontrábamos algo.
- No sé quién seas, ni siquiera sé tu nombre
- Que olvidadizo, no me presenté. Soy Siddharta.
- ¡Ohh! mucho gusto
Al principio dudé de irme con él, pero cuando escuché su voz me dio mucha calma y la duda se desvaneció
- ¿ A dónde vamos? Pregunté.
- Vamos con los Samanas y de paso encuentras comida y refugio
- ¿Por qué quieres ir con ellos?
- ¿Recuerdas que hace rato me viste huyendo? Bueno, la verdad es que no quiero ser príncipe, lo único que quiero es hallar respuestas y sé que asumiendo el trono nunca lo lograré.
- ¿Respuestas de qué?
- De la existencia, de quién soy, de la vida, del todo.
- ¿Y cómo harás eso?
- Aprenderé de la espiritualidad de los Samanas.
- Se ve que son muy sabios.
- Vamos, antes de que se nos haga tarde
Fue ahí cuando empezamos a caminar. El recorrido nos tomó tres horas y media pero valió la pena.
Llegamos y él se presentó, aunque no fue necesario porque la gente a primera instancia lo reconocía.
Nos acogieron muy bien y nos regalaron un bowl de arroz.
Pasamos la noche ahí, y al día siguiente me propusieron que me quedara porque no tenía a dónde ir.
Siempre me había llamado la atención la espiritualidad de los Samanas, así que lo vi como una oportunidad y acepté.
Continuará...
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karinagzuribe · 3 years
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Y ahora si como dijo en buen Siddharta: “Luego nos volvimos extraños, es el precio de ser humanos”
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crimentales · 7 years
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«El que nada sepa de mí, el que Siddharta me haya parecido siempre tan extraño y desconocido, proviene de una sola causa: ¡el miedo a mí mismo, la huida ante mi propio ser! He buscado el Atmán y a Brahma. Me hallaba dispuesto a fragmentar mi Yo y a arrancarle cada una de sus envolturas, a penetrar hasta sus zonas más profundas y desconocidas con el fin de descubrir lo que esas envolturas ocultaban: el Atmán, la vida, lo divino, lo último. Pero en vez de encontrar todo aquello, acabe perdiéndome a mí mismo.»
Hermann Hesse, Siddharta
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core2vpvv-blog · 6 years
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PERCEPCION SOBRE LA FELICIDAD (OPINION PERSONAL)
En mi pensamiento siempre aparece cada vez que pienso acerca de la felicidad la historia de Siddharta Gautama y aunque parezca extraño y ligeramente alejado a las temáticas de la clase no dejo de pensar en la inminente relación
Sin importar las palabras que se usen; las clasificaciones, terminologías, alegorías, etc, los resultados de estudios dedicados a la noble tarea de identificar que hace a la raza humana feliz y todas las conclusiones que se puedan sacar de aquellos. Todo parece apuntar a los mismos  aprendizajes y enseñanzas del joven príncipe de una región alejada ,ubicada en lo que hoy conocemos como  India, que dedico su vida  a la felicidad.
Mi intención no es la de abocar por el budismo ni empezar un discurso dogmático acerca de la superioridad de una idea sobre otra. Por otro lado, aquello que me parece interesante es explicar lo que en mis pocos años de vida y a partir de las cosas que he logrado aprender creo que significa ser feliz.
Siendo más simple dicho que hecho, la felicidad parece ser una constante separada del entorno que nos rodea. Un bien superior alcanzable e independiente de nuestras condiciones y las situaciones que se desenvuelven en nuestras vidas. Relacionándolo con el budismo, para aquellos que no conozcan la raíz de su fundación, aquel existe como una respuesta a la infelicidad. Con la intención de crear lineamientos y consejos que encaminan al hombre a una felicidad suprema.Una felicidad que no posee discriminamientos de ningún tipo y que en vez de necesitar elementos para su existencia se alcanza a través del despego a aquellos mismos elementos. Una que puede llegar a ser la más cercana y posible. 
De manera fundamental estoy profundamente convencido que la felicidad esta contraria a la idea de necesitar cosas, a las nociones de perfección ,de riqueza o  incluso de salud. La felicidad, fundamental en nuestro existir, no solo no depende si no se encuentra lejos de aquello. Es un sentimiento por si solo que no requiere más que una decisión propia de alcanzarlo. 
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eexxiitt · 7 years
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Fermin y Alicia
Hubo un tiempo donde la rutina de tomar la misma locomoción para ir a casa me estaba matando. Eso, sumado a problemas emocionales que aún no podía superar, me partían la cabeza durante el corto tramo en micro y luego en metro. Así que decidí optar por cambiar mi viaje: tomar sólo la micro hasta llegar a la estación de metro, luego caminar en dirección a casa paralelamente al recorrido que hace el metro. Este recorrido era largo, me tomaba aproximadamente una hora. De todas formas, valía la pena, pues mi cabeza no estaba aturdida de tanto pensamiento, sino que, más bien, vivía el momento. Durante este recorrido llegué a conocer un lugar que jamás pensé encontrar, lo mismo que a las personas que lo habitaban. Entes singulares que tenían una larga historia para contar, la cual fui escuchando cada vez que pasaba  por el camino que colindaba con su terreno. Entre la construcción de un edificio moderno (el cual llevaba paralizado bastante tiempo, al parecer) y una fábrica abandonada, se encuentra nuestro lugar. El edificio, por el lado derecho, está parcialmente construido: sólo los pilares fundamentales, los espacios para las ventanas y puertas, el color gris de las paredes y el rojo de algunos ladrillos, arman de forma idéntica los cinco pisos, que, algún día, tal vez, serían más (o menos). Por el otro lado, la fábrica lleva paralizada muchos años, al menos esa impresión da, aunque aún le quedan vestigios de lugares importantes, como un centro de operaciones en altura, elevado por unos cimientos extraños y delgados que a uno le harían pensar cuál es el truco para sostener tremenda estructura, con tejado triangular y ventana sin vidrios. El resto del terreno, grande, sobre tierra café amarillenta, contiene otras habitaciones de funciones dudosas, pues hasta el momento sólo son ruinas resguardadas por voraces perros que impiden el paso de cualquier intruso al terreno. Nuestro lugar se encuentra entonces delimitado por las altas rejas envueltas en espinas de acero de la fábrica, y los muros de concreto gris de la construcción. Es precisamente de estos lugares donde Alicia obtuvo las tablas necesarias para construir una por una su pequeña choza que la resguarda del frío, no así de la lluvia. Cuando llueve, visita la choza de Fermin, ambas ubicadas en nuestro lugar. Fermin consiguió por aquí y por allá unos plásticos gruesos que impiden que sus cosas terminen mojadas. El éxito no es tan alto como desearía cualquiera de los dos, pero de todas formas, para Alicia, es mucho mejor visitar el lugar de Fermin que quedarse en sus cuatro tablas paradas. Además, cuesta al menos tres días que toda la ropa que lleva puesta se seque. Así que prefiere pasar esos duros días con Fermin. Él, por su parte, ha sido provocado por ella muchas veces, pero este la ha apartado bruscamente, pues no se considera un ser carnal como tal, sino que ha intentado seguir la vida ascética de alguna forma, para igualar de a poco, el camino recorrido por Siddharta. Cuando Alicia le escuchó decir lo que para ella era una excusa, una vez que el frío que sentía después de la lluvia le removió todas sus entrañas en busca de calor, se rió por largo rato a viva voz enfrente de él. No porque no lo entendiera, si no porque consideraba que era incorrecto para alguien como él decir tal cosa: “Siddaharta renunció a la vida de deseos para nada extremos, decidió no ayunar tan prolongadamente ni pasar frío, entre otras cosas. Pero mirate a ti, aquí junto a mí, tiritando nuestros huesos como para iniciar un ritual, sin poder renunciar a esto por alguna razón especial”. Siempre que Alicia hablaba con él, le desagradaba la mueca que sus labios formaban al terminar cada frase, la forma en que sus cejas se arqueaban al sorprenderse con lo que estaba pensando, antes de decirlo, la forma en que sus muslos eran delgados en una pierna y gruesos en la otra (“Cuando niña siempre ejercitaba una pierna, la izquierda, la que es contraria a la mano con la que escribía. Así mantenía el equilibrio mejor cuando caminaba por los bordes de la calle”). Aunque ella tuviera un gran corazón y unos bellos pechos, no podía dejar de lado aquellas horribles cualidades que le arruinaban siempre todas las pasiones. No era sólo eso. A veces hablaba y cambiaba de opinión como si nada, y eso ya le estaba espantando toda la paz interior que podía conseguir en un día. A veces le decía algo que refutaba inmediatamente al minuto siguiente con un argumento ilógico (“Tengo un problema que me impedía trabajar de forma estable como secretaria. Resulta que la gente me admiraba por ser muy impulsiva”. -¿Qué clase de problemas era ese?-)  Definitivamente, de donde él venía, la gente era muy distinta a ella, y su forma tan simple de pensar, parecida a un mecanismo para alcanzar la meditación, le impedía entender cada frase que aquella mujer decía. Así que, sólo le cerraba las piernas mientras la dejaba quedarse a hablar sola durante los días de lluvia, cuando ella siempre iba a esconderse bajo sus plásticos.
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Dame un imán para volverte a ver Te vuelves música, te extraño en cada verso. Imán-siddharta
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crimentales · 7 years
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«Pues bien -pensó-, como todas estas cosas efímeras han vuelto a desprenderse de mí, aquí estoy otra vez bajo el sol como lo estaba de pequeño, consciente de que nada poseo, nada sé, nada puedo y nada he aprendido. ¡Qué extraño! ¡Ahora que ya no soy joven, que mis cabellos han encanecido a medias, que las fuerzas me abandonan: ahora he de empezar de nuevo, como en la infancia!»
Hermann Hesse, Siddharta
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