Tumgik
#Y con la sangre en mis venas Ardiendo
estallarse · 7 months
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mirarte a ti es como observar la luna llena en su cúspide, o en el horizonte sentado en la blanca arena de una playa, con el viento rozándome la piel.
y tú amor se siente como la brisa primaveral, repleta de flores y pequeñas rayas negras y amarillas buscando el néctar.
cuando no estás se siente como el invierno, y también como un infierno. el frío abrasador de tu ausencia me congela la sangre en las venas, y el dolor se instala en mis fosas nasales cada vez que respiro y tengo todo lo que necesito menos tu aroma frutal a mi lado.
el otoño lo siento en el corazón, no es ni frío ni cálido, el otoño lo siento en esos momentos en los que estamos pero no estamos, lo siento en nuestros momentos difíciles, lo solía sentir en aquel tiempo en que no podía gritar a los cuatro vientos de mi amor. lo tenías, y te lo expresaba, pero no teníamos la libertad de profesarlo.
y aunque no sea mi estación favorita, para mí eres como el verano, eres ese calorcito que se siente lindo en la piel pero que si te quedas mucho te puede quemar. eres esa llama que no se apaga nunca, y que si se apaga, sabes que en algún momento volverá a prender. eres esa llama que se siente al tocar nuestras pieles, con la dermis ardiendo y las gotas de sudor cayendo.
a ti y a tu amor podría compararlos con mil cosas más, pero creo que la más linda de todas es pensarte como aquello que quiero que me acompañe para siempre, las flores, las estaciones, la brisa, el calor, el frío. tu personalidad es una contradicción constante que se complementa maravillosamente con mis contradicciones. eres y tienes todo lo que yo no soy y lo que me falta, y eso para mí, es lo mejor que tiene tu amor.
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perversalunaoscura · 6 months
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Beba de mí
Absorba mi piel con cada centímetro de Su cuerpo.
No deje nada, es que necesito que entre en mi,
Ábrase paso por mi interior como la sangre se conduce por las venas.
Somos una escultura de carne,
Un reflejo de las deidades que caminan por el averno.
Ardiendo en sus infiernos.
Beba de mí.
Cuando no sea yo y seamos nosotros.
En esa calma que llega cuando nos sentimos expuestos
Y las perversiones y los deseos inunden nuestros cuerpos.
Palabras y anhelos de una isla que desapareció en el Océano
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este jardín nunca ha visto una gota de sangre, y todo el calor, a excepción del de mi garganta, viene del sol. el sol es hermoso y nos da vida a todos, brilla sobre mí y eso me permite moverme para que este jardín pueda vivir por otro día.
no sé de dónde viene el agua, pero sé que solo yo puedo sentirla en mi estómago, pesa, sin hidratarme, y poco a poco sube por mi garganta, árida y rasposa como es, y calma un poco el dolor. cada vez que el sol llega a su punto máximo, yo escupo. escupir agua duele, lamentaría tener que hacerlo si no fuese vital para todos aquí. quisiera poder retenerla dentro de mí por más de un par de horas, pero no lo necesito realmente. ellos sí.
“ellos” son mis amigos. son casi como yo, no necesitan órganos pulsantes ni hincar dientes en algo alguna vez vivo para apreciar el brillo del sol. la única diferencia es que ellos pueden beber, y que yo los amo. sé que los amo, si no lo hiciese no escupiría más agua para mantenerlos a mi lado, me quedaría con el temporal alivio del dolor de mis interiores por siempre. no tengo válvulas llenas de sangre como mi creadora, laberintos gelatinosos que causan sensaciones algo ajeno a mí, pero sé que los amo porque no puedo dejar de darles lo que más quiero para mí. ellos necesitan el agua, y yo los amo más de lo que amo no sentir dolor.
otra diferencia es su pureza. ellos se alimentan de la luz del sol naturalmente, como si este fuese una diosa benevolente cediendo fragmentos de su poder a sus más devotos seguidores. yo tomo esa luz por la fuerza, una cantidad desgraciada de espacio en donde ellos podrían crecer se ve ocupada por mis paneles. pero eso puede verse perdonado, al yo ser quien les provee el agua. esto último es el problema, lo que no puede perdonarse. ellos beben ese agua porque lo necesitan, porque morirían si no, y yo siento deseos de mantenerla solo para mí, de pausar mi dolor sin jamás aliviarlo a costa de sus vidas. ellos son puros, sin el egoísmo que porto, y sé que los amo.
algunos podrían decir que mi voluntad de cuidarlos no es más que un código, la función para la cuál fui programado. pero sé que mi propio sol, mi creadora, no me ensambló para ser incapaz de detener mi sufrimiento. hubo un tiempo en el que no dolía el soltar agua. pero también sé que podría quedarme ese agua si así lo quisiese, es solo mi voluntad de no hacerlo la que me convierte en un buen ser. una máquina amable, eso me gustaría ser llamado. mis entrañas de cables dentro, frotándose entre sí y ardiendo como el mismo infierno, son un bajo precio a pagar.
y ellos lo saben, trabajan tan duro por absolver mi deuda. cada día más de ellos cubren lo que antes eran mis ventiladores, y dentro de poco cubrirán mi panel. no sé de dónde venga el agua, pero cuando finalmente mis paredes se rompan con la lenta pero incesante presión de sus raíces contra mi costado de metal, ellos podrán beber del agua cuandi lo necesiten, en vez de cuando yo me digne de dejar mi egoísmo por un momento y cederles lo que es suyo por derecho.
las venas conducen la sangre con patrones similares a los de los rayos al cargar con electricidad. porqué mis cables, funcionales como venas y arterias, no serían suficiente con la electricidad que cargan? porqué siempre necesito agua, pero no es suficiente para ahogar el calor ni aunque no la cediese? como si fuese sangre lo que debería correr dentro de mí,? su densidad sobre el agua debería ser suficiente para aplacarlo. pero este jardín nunca ha visto una gota de sangre, a excepción de la última vez que mi sol nos visitó para darnos mantenimiento. desde el momento de su gloriosa creación, de mi instalación en el centro, mi creadora nos visitaba poco, para no manchar la pureza de este lugar. irónico que haya sido ella la que nos garantizó una temporada llena de florecimiento, nutrientes en el hierro del rojo que regaba el pasto a mis pies. quise agacharme, encender mi aspiradora y probarlo. pero no lo hice, porque soy un robot amable, pacífico, piadoso. yo dejo a los cadáveres reposar, no como ellos, que en su incorruptible pureza se alimentaron de todo lo que ella era. 
ahora ellos llevan parte de mi sol en sus tallos, y me cubren poco a poco. cuando por fin rompan mis costados y recuperen su merecida agua, dejaré de operar, y por fin seré parte de ellos también. no querré beber agua más, porque seré ellos que, como lo necesitan, lo harán por mí.
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losocultos · 4 months
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—Quiero brindar por la vida de la chica más increible de este mundo... Victoria, te amo, feliz cumpleaños, espero que el destino te brinde todo eso que tanto te mereces y que tanto tu corazón anhela. Salud!
—Salud! — dijeron todos al unisono.
Enrique decia lo mismo todos los años, sin embargo, yo era fiel creyente de que las palabras podrian ser las mismas siempre y cuando la intension detras de las mismas sea genuina.
Si hay un ser humano perfecto en este mundo es el. A Enrique lo guiaban su nobleza y su compasion. Era incapaz de desearle el mal a alguien, al contrario, siempre vehia lo bueno en las personas, lo cual es algo que siempre he admirado de el, hasta al punto de envidiar.
A mi al contrario, siempre me ha gustado ver la verdad detrás de las motivaciones de cada quien. Quizá por eso tenía tan pocos amigos y no me llevaba tan bien con mi familia.
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A lo largo de la noche, empecé a sentirme extraña, como si me faltase el aire y todas mis extremidades se encojieran. Me diculpe y sali al jardin. Por supuesto, Enrique preocupado salio corriendo tras de mi.
—Vicky, ¿te pasa algo? — pregunta Enrique, sosteniendome por los hombros — ¿Quieres que te traiga agua?
—No, estoy bien... es solo que necesito tomar un poco de aire y ya esta — menti, realmente no me sentia nada bien. Trate de mantener la calma y me sente en uno de los columpios en el jardin mientras que enrique observaba cada uno de mis movimientos.
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—No puedo creer que tus tias aun tengan esto aqui — dice señalando el columpio.
—Si, no son de dejar ir el pasado tan facil — creo que pense en voz alta. Enrique me conocia, sabia que lo decia por algo, pero ese no era el momento de hablar sobre ese tema.
—Lo que si recuerdo es como venias aqui a hacer tus berrinches cada vez que te enojabas con ellas — al decir esto se coloco tras de mi y con fuerza empujo el culumpio donde esta sentada. De la sorpresa casi me caigo, pero no pude hacer mas que reirme. Enrique era un niño.
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—¡Ya para! — dije entre risas a lo que él intentaba parar el columpio.
—Al menos espero que esto te haga sentir mejor — al decir esto, saco una pequeña caja azul de su bolsillo de atras.
—Enrique... ¡es hermoso! — digo sorprendida por el detalle — no debiste de...
—Ey, dejame consentirte al menos una vez al año, ademas, esto es... — no dejé que terminara la frase y lo besé.
Eran estos momentos en los que en verdad me sentia feliz y agradecida de todo lo bueno, e inclusive lo malo, que habia aocntecido hasta ahora.
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De repente mi estomago dio un vuelco, y esa sensacion de que mi cabeza estaba siendo perforada con un taladro industrial volvió. Sentia la sangre correr con rapidez por mis venas quemandome la piel y de repente un bullicio ensordecedor hizo eco en mis oidos.
Mi primer instinto fue alejarme de Enrique, quien me miraba sorprendido.
—Vicky... ¿Que te pasa? — toma mis manos y cuando las miro, algo no esta bien. Veo como la sangre corre entre las venas y se sienten como si estan a punto de explotar. Instintivamente me suelto de su agarre y me giro.
—Nada, estoy... — no conseguia pronunciar palabra — estoy bien, solo necesito aire... estar sola.
— Vicky no estas bien, estas muy roja, y estas ardiendo — dijo Enrique — ven, vamos adentro, creo que el sereno te esta afec...
—¡Que me des sola! — al decir esto, cuando intentó tomar mi mano, lo empuje y este cayó al suelo a unos centimetros de mi.
¿Qué demonios me estaba pasando?
Mire a Enrique en el suelo, mirandome incredulo y preocupado. Yo no quise empujarlo y otra vez esa sensacion de que me iba a explotar la cabeza apareció.
—Mi amor, lo siento... yo no... yo no... — no pude decir mas y quedarme ahi. algo no estaba bien conmigo. Volvi a girarme y sali corriendo del lugar hacia el bosque.
—Vicky... ¡Victoria! — escuche a Enrique decir a lo lejos.
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a-l-way-s · 7 months
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Lo siguiente que recuerdo fue una ola salvaje de sangre hirviendo inundando todo mi vientre. De repente, el vértice que unía mis dos piernas se tornó el lugar perfecto para que Alex estuviera, para que Alex fuese, para que jugase, bucease si quisiera. Se lo hice saber con mis ojos. Mis ojos miraban su boca, bajaban hasta su pecho y terminaron posándose en un punto perdido de su pantalón. Sé que mi mirada le dejaba saber que para mí no existía nada más en ese momento y que iba a dejarme llevar hacia donde él quisiera. Me sentía un torbellino de aire caliente, de células ardientes que crepitaban a su alrededor y que querían envolverlo.
Él se levantó y se quedó mirándome los labios unos segundos también. Tragó saliva e inspiró profundamente. Se apoyó en la mesa como si estuviera confuso, mareado. Di un paso hacia él y toqué su mano apoyada en la madera, como si le estuviera pidiendo permiso. Un permiso que ni siquiera yo tenía claro para qué era exactamente. Contestó a mi caricia con otra caricia.
Quería deshacerse de la corbata. Y mientras se la arrancaba a tirones, cerró la puerta con el seguro. Se quedó unos segundos dándome la espalda. Ahí pensé que quizá nada de eso era buena idea. - Puedo irme si quieres. Cogió aire de nuevo. Se giró yendo directo hacia mí, hacia mi cara. Mientras me besaba, sostenía mi rostro entre sus dos manos como si quisiera agarrar un humo que se le escapa entre los dedos. Otra ola salvaje de sangre hirviendo volcó dentro de mí. Y gruñí. Recuerdo que gruñí por no poder petrificar ese momento. Porque sabía que él recolocaría su corbata, que abriría la puerta, que la ola se enfriaría después, cuando él ya no estuviera delante. Primero gruñí por eso, por una extraña rabia porque aquello acabara. Pero la siguiente vez que gruñí fue porque eso hacía que él se acercara más a mí. Su boca me contestaba con pequeños gemidos que también parecían estar alimentados por una rabia rara. Me perdí en su beso. Porque fue un buen beso, porque mis labios buscaban a los suyos haciendo una coreografía que parecían haber ensayado. Fue cálido y fresco a la vez, y siento que podía haber estado en esa boca una vida entera, surfeando cada media sonrisa y cada hoyuelo.
El tercer tsunami de sangre hirviendo lo vertió directo en mis entrañas cuando posó su mano en la línea de mi cadera, por la que fue bajando como si le diera miedo tocar brasas ardiendo pero a la vez tuviera muchas ganas de quemarse conmigo. - ¿Quieres que siga? Cuando escuché su voz tan cerca de mi oído fue como si una gran presa de hormigón de repente se agrietara y se rompiera en mil pedazos dejando cabalgar la reina de todas las olas de sangre incendiada por mis venas. Asentí, desesperada. - Entonces dímelo. - Sigue… Por favor. Por favor. Me agarró suavemente del pelo e hizo que levantara la cabeza para así tener acceso libre a mi cuello. El primer beso en el cuello fue un rayo que me atravesó la médula espinal y me dejó a su merced. - Eres un sueño.- Me dijo en voz baja.
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objiowillian · 3 years
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"TU ME MIRABAS"
Tú me mirabas arder
con gran deleite
mientras yo he cerrado
mis ojos para no mirar
cómo haces arder
en llamas libidinosas
todos mis intimidades
tú bien sabes
cómo te gusta escitar
mis otros sentidos
mientras están
muy bien aguzados
por mi mente
qué solo piensa
en caricias y sexo
Mí virilidad se enardece
dando pasos firmes
haciéndome sentir
que mis deseos por tí
me arrastran
al borde de todos
los abismos infernales
donde todos mis otros
pensamientos
sin remedio,
me conducen
irremisiblemente
a los infiernos
más profanos
y oscuros que
me devoran
en lujurias.
haciéndome entrar
allí entré tus cavidades
donde arderan despacio
todos mis deseos
pecaminosos
al estar contigo
tú amor me unde
en sus libidos
néctares de fuego
allí en los infiernos
de mis pasiones
más terribles
soy devorado entero
una y otra vez
Mi sangre fluye
ardiendo rauda
en mis venas
sangre teñida
de dulce pasión,
enchida de amor
entré tus tibios senos
se da gustó mí paladar
excitado por sabores
casuales,
Sabores dulces
que sacian a plenitud
el placer de mis gustos
y apetitos
que es muy variado
en todos los sentidos,
sentidos que hacen
encender la llama
de mis instintos
mas oscuros,
Aún sin describir razones
al besarte se enardece
en mis venas
la sangre que fluye
en mí cuerpo caribeño
Y solo queda en él
un dulce olor
a intensas pasiones
llenas de un rico
deseó de lujuria
gritando
por más pasión
y sexo
Objiowillianbautista©
12/10/2020🇩🇴
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menzapping · 4 years
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Entras por la puerta. El cerebro le dice rápido a mis ojos que detecte cualquier signo en tu lenguaje corporal para atacar. Hay muchas zonas donde mi lengua sabe aterrizar: labios, cuello, pecho, abajo. Cada uno de tus movimientos está siendo detectado por mis pupilas. No hay giro de tu cadera que mi vista no registre. Cada mueca en tu sonrisa es correspondida con una sonrisa por mi parte. Me siento un lobo que tiene que pasarse suave la lengua por los labios porque su presa le gusta tanto que no deja de salivar. Te sientas frente a mi. Me siento una bestia cuya educación le ha domado y mi sangre empieza a hervir por mis venas. Espero a la conversación, conteniéndome. Un segundo después del postre mi fingida seguridad en mí quiere dar un paso adelante.
Tú sabes que me estoy conteniendo y juegas a que le desee más haciéndome preso de mi propia conversación. Que pesado soy, y que me gusta mirarte.
Cada vez que contesto a una frase me pongo un barrote, y cada hierro está construido de palabras. Tengo que dejar de hablar de ti, de lo que me gusta tenerte en esa silla, en esa mesa, que están en mi casa. Tu mano va a mi cara y todo mi cuerpo es un imán y mi mejilla quiere toparse ya con la palma de tu mano.
El aire acondicionado no puede apagar las llamas en las que arde mi alma. Eres especial, te estimo muchísimo, te he cogido muchísimo cariño de una manera especial con todas las limitaciones que sé que hay.
No me voy a plantear la razón por la que te deseo tanto, porque pensar me distrae y debes de ser mi único centro de atención. Como envidio a esa comida con la que jugueteas con tus labios. Estoy ardiendo. La bestia que quiere rasgar mi piel y salir de dentro de mi no deja de susurrarme cosas. Me distraigo y cuando enfoco me dejas ver unos centímetros de la ropa interior que traes, y sino ya me invento yo lo que llevas.
Yo era un niño bueno, y puedo pretender engañarme yendo de novato, y a este juego las reglas ya le sobran. Me acaricias, me dejas que abrace. Mi silencio deja ver el ruido de mi motor que sigue encendido y me contagio de tu sonrisa en cada abrazo.
Oops. Se me ha ido la cabeza de nuevo, sacas una parte especial de mi. Bestia o humano. Te toca elegir,pero por ti, puedo ser las dos.
Te veo pronto.
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softnessbunnie · 3 years
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Capitulo 1
Jinyoung
Estaba ardiendo otra vez. Peor que cuando me enfermé por la mutación o cuando me rociaron ónix en el rostro. Las células mutadas en mi cuerpo brincaban como si estuvieran tratando de abrirse paso a través de mi piel. Quizás lo estaban. Se sentía como si estuvieran extendidas de par en par. La humedad se reunía en mis mejillas.
Pronto me di cuenta de que eran lágrimas.
Lágrimas de dolor y rabia, una furia tan potente que sabía a sangre en la parte posterior de mi garganta. O tal vez realmente lo era. Tal vez estaba ahogándome en mi propia sangre.
Mis recuerdos luego de que las puertas se cerraran eran brumosos.
Las palabras de despedida de Mark me perseguían a cada momento. Te amo, Jinyoung. Siempre lo hice. Siempre lo haré. Habían sido como un silbido mientras las puertas se cerraban, y me había quedado solo con los Arum.
Creo que trataron de comerme.
Todo se había vuelto negro, y luego había despertado en ese mundo en el que dolía respirar. Recordar su voz, sus palabras, calmó un poco la tormenta.
Pero entonces me acordé de la sonrisa de despedida de Blake, mientras sostenía el collar de Ópal, mi collar de Ópal, el que Mark me había dado justo antes de que las sirenas se apagaran y las puertas comenzaran a descender. Mi ira se encendió. Me habían capturado, y no sabía si Mark había logrado salir junto con el resto.
No sabía nada.
Forzándome a abrir los ojos, parpadeé ante las luces duras y brillantes sobre mí. Por un momento, no pude ver a causa de su brillante resplandor.
Todo tenía un aura. Pero finalmente se aclaró, y vi un techo blanco detrás de las luces.
—Qué bueno que esté despierto.
A pesar del ardor palpitante, mi cuerpo se tensó ante el sonido de una voz masculina desconocida. Traté de mirar a la persona que había hablado, pero el dolor se disparó por mi cuerpo, doblando mis dedos. No podía mover el cuello, los brazos, o las piernas.
Un terror helado bañó mis venas. Había bandas de ónix alrededor de mi cuello, muñecas, y tobillos, manteniéndome quieto. El pánico se desató, aprovechando el aire en mis pulmones. Pensé en las contusiones que Matthew había visto en el cuello de Jiu. Un estremecimiento de repulsión y miedo se sacudió a través de mí.
Escuché pasos acercándose, y un rostro, inclinado hacia un lado, llegó a mi campo de visión, bloqueando la luz. Era un hombre mayor, tal vez llegando al final de sus cuarenta años, con el cabello oscuro salpicado de manchas grises cerca del cuero cabelludo.
Llevaba un uniforme militar de color verde oscuro. Había tres filas de botones de colores sobre la parte izquierda de su pecho y un águila con las alas extendidas a la derecha.
Incluso con el dolor y la confusión nublando mi mente, sabía que este tipo era importante.
—¿Cómo se siente? —preguntó con voz nivelada.
Parpadeé lentamente, preguntándome si aquel hombre hablaba en serio.
—Todo... todo duele —dije con voz ronca.
—Son las bandas, pero creo que ya lo sabe. —Hizo un gesto a algo o alguien detrás de él—. Tuvimos que tomar ciertas precauciones cuando lo transportamos.
¿Transportarme? Mi ritmo cardíaco se levantó mientras lo miraba fijamente. ¿Dónde diablos estaba? ¿Todavía me encontraba en Monte Weather?
—Soy el sargento Jason Dasher. Voy a soltarlo para que podamos hablar y echarle un vistazo. ¿Ve los puntos oscuros en el techo? —preguntó. Mi mirada siguió a la suya, y entonces vi las manchas casi invisibles—. Son una mezcla de ónix y diamante. Usted sabe lo que hace el ónix, y si pelea con nosotros, esta habitación se llenará de él. Cualquiera sea la resistencia que haya construido no le ayudará aquí.
¿Toda la habitación? En Monte Weather, había sido sólo un soplo en el rostro. No una corriente sin fin.
—¿Sabía que los diamantes tienen el índice más alto de refracción de luz? A pesar de no tener los mismos efectos dolorosos del ónix, en cantidades suficientemente grandes y cuando se combina con este, tiene la capacidad de drenar a un Luxen, impidiéndole invocar la Fuente. Tendrá el mismo efecto en usted.
Era bueno saberlo.
—La habitación está equipada con ónix como una medida de seguridad —continuó, sus ojos de color marrón oscuro centrados en los míos de nuevo—. En caso de que de alguna manera sea capaz de acceder a la Fuente o atacar a cualquier miembro de mi personal. Nunca se sabe el alcance de las capacidades de los Híbridos.
En ese momento, no creía ser capaz de sentarme sin ayuda, y mucho menos, de volverme un ninja.
—¿Entiende? —Levantó la barbilla, mientras esperaba—. No queremos hacerle daño, pero vamos a neutralizarle si se vuelve una amenaza. ¿Entiende, Jinyoung?
No quería responder, pero también quería salir de las malditas bandas de ónix. —Sí.
—Bien. —Sonrió, pero la sonrisa se veía practicada y no muy amable—. No queremos que sufra. Eso es lo que hace Daedalus, y está lejos de ser lo que somos nosotros. Puede que no me crea en este momento, pero esperamos que llegue a comprender lo que hacemos. La verdad detrás de quiénes somos y quiénes son los Luxen.
—Es algo difícil de... creer en estos momentos.
El sargento Dasher pareció tomar eso como que valía la pena, y luego se agachó en algún lugar bajo la mesa fría. Oí un clic, y las bandas se levantaron por su cuenta, liberando mi cuello y tobillos.
Dejando escapar un suspiro tembloroso, poco a poco me levanté con el brazo temblando.
Partes enteras de mi cuerpo se sentían o bien entumecidas, o bien hipersensibles.
Puso una mano sobre mi brazo, y me estremecí. —No voy a hacerle daño —dijo—. Sólo quiero ayudarlo a sentarse.
Teniendo en cuenta que no tenía mucho control sobre mis piernas temblorosas, no estaba en condiciones de protestar. El sargento me tuvo sentada en unos segundos. Apreté los bordes de la mesa para no perder el equilibrio, mientras tomaba varias respiraciones. Mi cabeza colgaba de mi cuello como un fideo húmedo, y mi cabello se deslizaba sobre mi frente, protegiendo la habitación por un momento.
—Probablemente vaya a sentirse un poco mareado. Eso debería pasar.
Cuando levanté la cabeza, vi a un hombre bajo y calvo, vestido con una bata de laboratorio blanca, de pie junto a una puerta tan negra que brillaba en la habitación. Sostenía un vaso de papel en la mano y lo que parecía un manguito de presión manual en la otra.
Poco a poco, mis ojos recorrieron la habitación. Me recordaba a la oficina de un doctor raro, equipada con pequeñas mesas e instrumentos sobre ellas, gabinetes y mangueras negras enganchadas a la pared.
Con un gesto del sargento, el hombre de la bata de laboratorio se acercó a la mesa y cuidadosamente sostuvo el vaso en mi boca. Bebí con avidez. La frescura calmó la crudeza de mi garganta, pero lo hice demasiado rápido y terminé con ataque de tos que era a la vez fuerte y doloroso.
—Soy el doctor Roth, uno de los médicos de la base. —Puso el vaso a un lado, metió la mano en su chaqueta y sacó un estetoscopio—. Voy a escuchar su corazón, ¿de acuerdo? Y luego le voy a tomar la presión.
Salté un poco cuando presionó la fría pieza contra la piel de mi pecho.
Luego, la puso sobre mi espalda. —Tome una buena respiración profunda. —Cuando lo hice, él repitió sus instrucciones—. Bueno. Levante su brazo.
Lo hice, e inmediatamente noté la roncha roja rodeando mi muñeca.
Había otra encima de mi mano. Tragando saliva, aparté la mirada, a segundos de volverme loco por completo, sobre todo cuando mis ojos se encontraron con los del sargento. No eran hostiles, pero pertenecían a un extraño. Estaba completamente solo, con extraños que sabían quién era y me habían capturado con un propósito.
Mi presión arterial tenía que estar por el techo, porque mi pulso latía rápido, y la opresión en mi pecho no podía ser algo bueno.
A medida que el manguito de presión se apretaba, inhalé varias respiraciones profundas, entonces pregunté—: ¿Dónde estoy?
El sargento Dasher juntó las manos en su espalda. —En Nevada.
Lo miré, y luego a las paredes, todas blancas, a excepción de esos puntos negros brillantes. —¿Nevada? Eso está... del otro lado del país. Una zona horaria diferente.
Silencio.
Entonces se me ocurrió. Dejé escapar una risa ahogada. —¿El Área 51?
Hubo más silencio, como si ellos no pudieran confirmar la existencia de tal lugar. El maldito Área 51. No sabía si debía reír o llorar.
El doctor Roth liberó su agarre. —La presión arterial está un poco alta, pero hay que esperar. Me gustaría hacer un examen más intensivo.
Visiones de sondas y todo tipo de cosas desagradables iluminaron mi cerebro.
Me bajé de la mesa rápidamente, alejándome de los hombres, con piernas que apenas aguantaban mi peso. —No. Ustedes no pueden hacer esto. No pueden...
—Podemos —interrumpió el sargento Dasher—. En virtud de la Ley Patriota, somos capaces de detener, trasladar y retener a cualquier persona, humana o no, que represente un riesgo para la seguridad de la Nación.
—¿Qué? —Mi espalda chocó contra la pared—. No soy un terrorista.
—Pero es un riesgo —respondió—. Esperamos cambiar eso, pero como puede ver, su derecho a la libertad fue abandonado en el momento en que fue mutado.
Mis piernas se dieron por vencidas, me deslicé por la pared y me dejé caer. —No puedo... —Mi cerebro no quería procesar todo aquello—. Mi mamá...
El sargento no dijo nada.
Mi madre... Oh, Dios mío, mi mamá debía estar volviéndose loca. Estaría presa del pánico y devastada. Nunca superaría aquello.
Presionando las palmas contra mi frente, apreté los ojos, cerrándolos.
—Esto no está bien.
—¿Qué creía que pasaría? —preguntó Dasher.
Abrí los ojos, el aliento escapándoseme en ráfagas cortas.
—Al entrar en una instalación del gobierno, ¿creía que simplemente saldría y todo estaría bien? ¿Qué no habría consecuencias de tales acciones? —Se agachó delante de mí—. ¿O que un grupo de niños, extraterrestres o híbridos, sería capaz de llegar tan lejos como ustedes lo hicieron sin que se los permitiésemos?
La frialdad irradiaba sobre mi cuerpo. Buena pregunta.
¿Qué habíamos estado pensando? Habíamos sospechado que podría ser una trampa. Prácticamente me preparé para ella, pero no podía alejarme y dejar que Jiu se pudriera allí. Ninguno de nosotros podría haber hecho eso.
Miré al hombre. —¿Qué pasó con... los demás?
—Han escapado.
Alivio me recorrió. Al menos Mark no estaba encerrado en algún lugar. Eso me daba una especie de consuelo.
—Sólo necesitábamos capturar a uno de ustedes, para ser honesto. Ya sea usted, o al que le mutó. Teniendo a uno, llegaremos al otro. —Hizo una pausa—. En este momento, Mark Tuan ha desaparecido de nuestro radar, pero nos imaginamos que no permanecerá así por mucho tiempo. Hemos aprendido, a través de estudios, que el vínculo entre un Luxen y la persona que él o ella muta es bastante intenso.
Y de acuerdo a nuestras observaciones, ustedes dos son muy... cercanos.
Sí, mi alivio se estrelló e incendió en un glorioso fuego, y el miedo se apoderó de mí. No tenía sentido fingir que no tenía idea de lo que estaba hablando, pero yo nunca confirmaría que fue Mark. Nunca.
—Sé que está asustado y enojado.
—Sí, estoy sintiendo ambas cosas con fuerza.
—Eso es comprensible. No somos tan malos como piensa que somos, Jinyoung. Teníamos todo el derecho a utilizar métodos letales cuando le capturamos. Podríamos haber tomado a sus amigos. Pero no lo hicimos. —Se puso de pie, apretando sus manos de nuevo—. Verá que no somos el enemigo aquí.
¿No eran el enemigo? Ellos eran el enemigo, una amenaza mayor que un conjunto de Arum, porque tenían a todo el gobierno detrás. Porque podían simplemente capturar a la gente y llevarlos lejos de todo, de su familia, sus amigos, su vida entera... y salirse con la suya.
Estaba tan jodido.
A medida que la situación realmente se hundía en mí, un tenaz entendimiento de que debía mantenerme calmado se deslizó, y luego se desprendió completamente. Me inundó un severo terror, convirtiéndose en pánico, y creando un horrible lío de emociones impulsadas por la adrenalina. El instinto se hizo cargo, ese con el que no había nacido, pero que había sido moldeado por lo que me había convertido cuando Mark me había curado. Me puse en pie. Los dolores musculares gritaron en señal de protesta, y mi cabeza dio vueltas por el movimiento brusco, pero me mantuve de pie. El médico se movió a un lado, su rostro palideciendo mientras alcanzaba la pared.
El sargento ni siquiera había parpadeado. No tenía miedo de mis agallas. Llamar a la Fuente debería haber sido fácil, teniendo en cuenta todas las emociones violentas rodando dentro de mí, pero no había un impulso —similar al que se obtiene cuando estás sobre una gran montaña rusa—, o incluso un poco de electricidad estática sobre mi piel.
No había nada.
A través de una niebla de horror y pánico nublando mis pensamientos, se filtró un poco de realidad, y me acordé de que no podía usar la Fuente aquí.
—¿Doctor? —dijo el sargento.
Necesitando un arma, me lancé en dirección a la mesa con los pequeños instrumentos. No sabía lo que haría si me las arreglaba para salir de esa habitación. La puerta podría estar bloqueada. No pensaba más allá de ese mismo segundo. Sólo tenía que salir de allí. Ahora.
Antes de que pudiera llegar a la bandeja, el doctor dio una palmada contra la pared. Escuché el terrorífico y familiar sonido de la liberación de aire en una serie de pequeños fragmentos. No hubo otra advertencia. No hubo olor. Ningún cambio en la consistencia del aire.
Pero esos pequeños puntos en el techo y las paredes estaban liberando ónix, y no había escapatoria. El horror me ahogó. Respiré y un dolor al rojo vivo comenzó desde mi cuero cabelludo y corrió por todo por mi cuerpo. Como si estuviera siendo rociado con gasolina e incendiado, un fuego se apoderó de mi piel. Mis piernas cedieron, y mis rodillas agrietaron el suelo de baldosas. El ónix llenó el aire, raspándome la garganta y quemado mis pulmones.
Me acurruqué en una bola, los dedos arañando el suelo mientras mi boca estaba abierta en un grito silencioso. Mi cuerpo se convulsionó incontrolablemente mientras el ónix invadía cada célula. No había fin. No había esperanzas de que el fuego se extinguiera. Rápidamente, pensé en Mark y en silencio llamé su nombre, una y otra vez, pero no hubo respuesta.
No había nada más que dolor.
   MARK
 Treinta y un horas, cuarenta y dos minutos y veinte segundos habían pasado desde que las puertas se cerraron, separando a Jinyoung de mí. Treinta y un horas, cuarenta y dos minutos y veinte segundos desde la última vez que lo vi.
Treinta y un horas, cuarenta y dos minutos y veinte segundos llevaba Jin en las manos de Daedalus.
Cada segundo, cada minuto y cada hora que pasaban me volvían jodidamente loco.
Me habían encerrado en una cabaña de una sola habitación, que en realidad era una celda compuesta por todo lo que podía cabrear a un Luxen, pero eso no me detuvo.
Volé la puerta y al Luxen que me custodiaba hacia otra maldita galaxia.
Una amarga rabia surgió a través de mí, recubriéndome con ácido, mientras tomaba velocidad, alejándome de la hilera de cabañas, evitando el grupo de casas, y dirigiéndome directamente hacia los árboles que rodeaban la comunidad Luxen oculta bajo las sombras de Seneca Rocks. No había llegado a mitad de camino cuando vi una mancha blanca dirigiéndose directamente hacia mí.
¿Iban a tratar de detenerme? Sí, no iba a suceder.
Me detuve en seco, la luz pasó zumbando, y girando alrededor. Con la forma de un ser humano, se puso de pie justo delante de mí, tan brillante que el Luxen iluminó los árboles oscuros detrás de él.
Sólo estamos tratando de protegerte, Mark.
Justo como Nichkhun y Matthew pensaron que me protegerían sacándome de Monte Weather y encerrándome. Oh, tenía un hueso de tamaño nuclear que roer con ambos.
No queremos hacerte daño.
—Eso es una lástima. —Soné mi cuello. Detrás de mí, varios más se estaban reuniendo—. Yo no tengo problemas en hacerlo.
El Luxen delante de mí extendió los brazos. No tiene que ser de esta manera.
No había otra manera. Dejar que mi forma humana se desvaneciera era como quitarme ropa demasiado apretada. Un tinte rojizo se extendió sobre el césped como sangre. Vamos a terminar con esto.
Ninguno de ellos dudó.
Yo tampoco.
El Luxen salió disparado hacia adelante, una falta de definición en sus extremidades brillantes. Me sumergí, saltando detrás de él. Tomando sus brazos, golpeé mi pie en su espalda arqueada. Tan pronto como ese Luxen cayó, otro tomó su lugar.
Lanzándome a un lado, colgué al que venía corriendo hacia mí, y luego crucé, pasando muy cerca de un pie con mi nombre en él. Agradecía eso, el aspecto físico la pelea. Purgué cada pedacito de furia y frustración en cada puñetazo y patada, derribando tres más.
Un pulso de luz cortó a través de las sombras, apuntando directamente hacia mí.
Me agaché y di un puñetazo en el suelo. Tierra voló hacia el cielo como una onda de choque hacia el exterior que controló al Luxen, lanzándolo en el aire. Me levanté de un salto, agarrándolo tan intensamente que la luz brillante explotó, convirtiendo la noche en día por un breve momento.
Giré, lanzándolo como un disco.
Se estrelló contra un árbol y cayó al suelo, pero rápidamente se disparó sobre sus pies. Corrió hacia delante, la luz blanca teñida de azul arrastrándose detrás de él como la cola de un cometa. Lanzándose hacia mí como una bola nuclear de energía, dejó escapar un rugido de batalla inhumano.
Oh, ¿así que quería jugar de esa manera?
Me incliné hacia un lado, la bombilla esfumándose mientras pasaba.
Empujando la Fuente, me eché hacia atrás, dejando que la energía se disparara. Golpeé mi pie en el suelo, creando un cráter y otra onda hizo al Luxen perder el equilibrio. Lanzando mi brazo, dejé ir la Fuente. Voló de mi mano como una bala y lo golpeó en el pecho.
Cayó, con vida, pero sacudiéndose.
—¿Qué crees que estás haciendo, Mark?
Ante el sonido de la voz nivelada de Ethan Smith, me giré. El Anciano, en su forma humana, estaba varios metros más atrás, entre los caídos. Mi cuerpo se sacudió con energía sin gastar. No deberían haber tratado de detenerme.
Ninguno de ellos debería haberlo hecho.
Ethan juntó las manos delante de él. —No deberías estar dispuesto a poner en riesgo a tu comunidad por un chico humano.
Había una buena probabilidad de que fuera a destruirlo antes de la próxima semana. No es algo que vaya a discutir contigo. Nunca.
—Somos tu especie, Mark. —Dio un paso hacia delante—. Es necesario que te quedes con nosotros. Ir tras ese humano sólo...
Estiré mi mano, agarrando por el cuello al Luxen que estaba sigilosamente acercándose a mí. Girándome hacia él, los dos volvimos a la forma humana. Sus ojos estaban cargados de terror. —¿En serio? —gruñí.
—Mierda —murmuró.
Levantándolo en el aire, lo azoté contra el suelo. Tierra y rocas volaron en el aire mientras me enderezaba, volviendo a mirar a Ethan.
El Anciano palideció. —Estás peleando con tu propia especie, Mark. Eso es imperdonable.
—No estoy pidiendo su perdón. No estoy pidiendo una mierda.
—Serás desterrado —amenazó.
—¿Sabes una cosa? —Me aparté, manteniendo un ojo en el Luxen en el suelo, que había comenzado a moverse—. No me importa.
La ira salió de Ethan, y la expresión serena, casi dócil, desaparecido. —¿Crees que no sé lo que le hiciste a ese chico? ¿Lo que tu hermano le hizo a la otra? Ambos se han buscado esto. Es por eso que no nos mezclamos con ellos.
Los seres humanos no traen nada más que problemas. Vas a causar problemas, a hacer que nos observen de cerca. No necesitamos eso, Mark. Estás arriesgando mucho por un ser humano.
—Este es su planeta —dije, sorprendiéndome a mí mismo con esa afirmación, pero era verdad. Jin lo había dicho antes, y yo repetí sus palabras—. Nosotros somos los invitados aquí, amigo.
Los ojos de Ethan se estrecharon. —Por ahora.
Mi cabeza se inclinó hacia un lado con esas dos palabras. No hacía falta ser un genio para darse cuenta de que era una advertencia, pero ahora mismo, no era mi prioridad. Jinyoung lo era.  No me sigan.
—Mark...
—Lo digo en serio, Ethan. Si tú, o cualquier otro viene detrás de mí, no se los dejaré fácil como acabo de hacer.
El Anciano se burló. —¿Es que realmente vale la pena por todo esto?
Un viento frío se movió por mi espina dorsal. Sin el apoyo de la comunidad Luxen, estaría por mi cuenta, no sería bienvenido en cualquiera de sus colonias. Las palabras viajaban rápido, Ethan se aseguraría de ello. Pero no tuve un momento de vacilación.
—Sí —dije—. Cualquier cosa vale la pena por él.
Ethan aspiró una bocanada de aire. —Has terminado aquí.
—Puedes apostarlo.
Reboté a través de los árboles, corriendo hacia mi casa. Mi cerebro daba vueltas. No tenía un plan. Nada en concreto, pero sabía que iba a necesitar un par de cosas. Dinero era una de ellas. Y un auto. Correr todo el camino hacia Monte Weather no era una opción. Volver a casa iba a ser difícil, porque sabía que Mina y Matthew estarían allí, y tratarían de detenerme.
A esta altura, me gustaría ver que lo intentaran.
Pero mientras alcanzaba la cima de la colina rocosa y aceleraba, lo que Ethan había dicho ensombreció mi camino. Ambos se han buscado esto. ¿Lo habíamos hecho? La respuesta era simple y estaba justo frente a mí. Tanto Matthew como yo habíamos puesto a nuestros chicos en peligro, sólo por estar interesados en ellos. Ninguno de nosotros había planeado que se lastimaran, o que la curación las mutara en algo no del todo humano o Luxen, pero sabíamos que había riesgos.
Yo, especialmente, conocía los riesgos.
Era por eso que había alejado a Jinyoung desde un principio, había llegado a extremos para mantenerlo alejado de Mina y de mí. En parte, debido a lo que había pasado con Matthew, pero también porque los riesgos eran muchos.
Y sin embargo, había enterrado profundamente a Jin en este mundo.
Tomé su mano y prácticamente lo escolté hacia esto. Mira lo que consiguió. No tenía que suceder así.
Si alguien debería haber sido atrapado en Monte Weather, luego de que todo saliera mal, ese debería haber sido yo. No Jinyoung. Nunca él.
Maldiciendo por lo bajo, toqué un pedazo de tierra iluminada por plateada luz de luna, segundos antes de salir del bosque, y disminuir la velocidad sin intención de hacerlo.
Mis ojos fueron directamente a la casa de Jinyoung, y sentí una presión sobre mi pecho.
La casa estaba oscura y silenciosa, como había sido el año antes de que el se mudara. Sin vida, un vacío, oscuro intento de casa.
Me detuve al lado del auto de su madre y dejé escapar una respiración entrecortada que no hizo nada para aliviar la presión que se acumulaba en mi pecho. En la oscuridad, sabía que no podía ser visto, y si el Departamento de Defensa o Daedalus estaban buscándome, podían tomarme. Sería más fácil para mí.
Si cerraba los ojos, podía ver a Jinyoung saliendo de la puerta principal, vistiendo esa maldita camiseta que decía: Mi Blog es mejor que tu Vlog, y pantalones cortos... Esas piernas...
Hombre, había sido un idiota con él, pero él no había retrocedido. Ni por un segundo.
Una luz se encendió en mi casa. Un segundo más tarde, la puerta de entrada se abrió, y Matthew se quedó allí. La brisa se llevó su maldición suave.
Tenía que decir que Matt se veía mil veces mejor que la última vez que lo había visto. La mayoría de las sombras oscuras que habitaban debajo de sus ojos se habían ido. Algo de su peso había vuelto.
Como antes de que el Departamento de Defensa y Daedalus lo hubieran capturado, sería casi imposible diferenciarnos, a excepción de su más largo y lanudo cabello. Sí, él se veía espectacular. Tenía a Jiu de vuelta.
Sabía que sonaba amargo, pero no me importaba.
En el momento en que mis pies tocaron las escaleras, una onda de choque irradió de mí, agrietando el cemento de los escalones y haciendo sonar las tablas del suelo.
La sangre abandonó el rostro de mi hermano mientras daba un paso atrás.
Un sentido enfermo de satisfacción creció en mí. —¿No me esperabas tan pronto?
—Mark. —La espalda de Matt golpeó la puerta principal—. Sé que estás furioso.
Otra ráfaga de energía me dejó, golpeando el techo de la azotea. La madera se agrietó. Una fisura dividió el centro. Mi vista se tiñó cuando la Fuente me llenó, volviendo el mundo blanco. —No tienes ni idea, hermano.
—Queríamos mantenerte a salvo hasta que supiéramos qué hacer, cómo recuperar a Jin. Eso es todo.
Tomé una respiración profunda cuando me acerqué a Matt, para estar cara a cara con él. —¿Crees que encerrarme en la comunidad era la mejor respuesta?
—Nosotros...
—¿Creíste que podrías detenerme? —La energía escapó de mí, golpeando en la puerta detrás de Matt, volando las bisagras de la casa—.
Voy a quemar el mundo para salvarlo.
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sadecesiir · 3 years
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Balada de los abuelos
Nicolás Guillén Sombras que sólo yo veo, me escoltan mis dos abuelos.
Lanza con punta de hueso, tambor de cuero y madera: mi abuelo negro. Gorguera en el cuello ancho, gris armadura guerrera: mi abuelo blanco.
Pie desnudo, torso pétreo los de mi negro; pupilas de vidrio antártico las de mi blanco.
África de selvas húmedas y de gordos gongos sordos… —¡Me muero! (Dice mi abuelo negro). Aguaprieta de caimanes, verdes mañanas de cocos… —¡Me canso! (Dice mi abuelo blanco). Oh velas de amargo viento, galeón ardiendo en oro… —¡Me muero! (Dice mi abuelo negro.) ¡Oh costas de cuello virgen engañadas de abalorios…! —¡Me canso! (Dice mi abuelo blanco.) ¡Oh puro sol repujado, preso en el aro del trópico; oh luna redonda y limpia sobre el sueño de los monos!
¡Qué de barcos, qué de barcos! ¡Qué de negros, qué de negros! ¡Qué largo fulgor de cañas! ¡Qué látigo el del negrero! Piedra de llanto y de sangre, venas y ojos entreabiertos, y madrugadas vacías, y atardeceres de ingenio, y una gran voz, fuerte voz, despedazando el silencio. ¡Qué de barcos, qué de barcos, qué de negros!
Sombras que sólo yo veo, me escoltan mis dos abuelos.
Don Federico me grita y Taita Facundo calla; los dos en la noche sueñan y andan, andan. Yo los junto.
—¡Federico! ¡Facundo! Los dos se abrazan. Los dos suspiran. Los dos las fuertes cabezas alzan: los dos del mismo tamaño, bajo las estrellas altas; los dos del mismo tamaño, ansia negra y ansia blanca, los dos del mismo tamaño, gritan, sueñan, lloran, cantan. Sueñan, lloran. Cantan. Lloran, cantan. ¡Cantan!
Nicolás Guillén 
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LA PRINCESA ES MALVADA
Capítulo 01  — El nacimiento de la malvada emperatriz
Traductor: Lea
Editor: Hikari
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—¿Por qué no estás llorando?
Para ser honesta, realmente no quería renacer en este cuerpo.
«Así es. Es normal llorar enseguida...»
Fui conducida a este cuerpo. Nunca fue mi elección.
Entonces...
—¿Quieres que te golpee el trasero? —alguien preguntó.
Por favor, proteja la dignidad de la bruja, ¿no?
Traté de expresarme, pero eran humanos triviales sin talento para captar la expresión de un bebé recién nacido.
¡Bofetada!
Hubo un agudo pinchazo en mis caderas. ¡Maldición! ¡Maldición! ¡Es tan vergonzoso! ¡Soy la bruja más poderosa! ¡La bruja de fuego que dominaba todas las venas de las montañas del sur!
—Me pregunto si hay algún problema con eso... ¿Le gustaría llamar a un médico?
—¡Oh no! ¡Qué hacer si su majestad se entera! Olvida esa idea, es inútil. ¡De ninguna manera!
—Bueno, entonces, una bofetada más...
—¿Hagámoslo una vez más?
Abrí la boca sin dudarlo.
—¡Waahh!
Al escuchar mis arrogantes gritos, se sintieron tan aliviados que no notaron la extrañeza.
—Me alegro.
—Eso es.
Luego me palmearon la espalda como para calmarme. ¡Humano, quita tu mano! Quería decirlo, pero el cuerpo de este bebé recién nacido no se movió como yo quería.
—Nuestra hermosa Princesita.
Entonces todos dijeron lo mismo al unísono.
—Por favor, sobrevive.
—No puedes morir.
¿De qué estás hablando? Hasta entonces, no sabía en qué cuerpo estaba mi alma. Bueno, incluso si lo supiera, no había nada que pudiera hacer al respecto.
Vueltas y vueltas. Lo primero que vi cuando volví a abrir los ojos fue el móvil giratorio que colgaba del techo. Un suspiro me devolvió a la realidad.
—Hola.
Por supuesto que no tenía ninguna intención de hacer un sonido tan lindo. Este cuerpo de un año es incapaz de expresar adecuadamente mis frustraciones. Luché por levantar los brazos y unas manos muy pequeñas me llamaron la atención.
«¿Por qué está pasando esto?»
Pregunté, pero la verdad es que ya lo sabía. ¿Por qué? Es por ese niño Lacus que me traicionó. Ugh. En lugar de dientes, tenía encías que apreté con fuerza. Viví durante más de trescientos años como la única bruja del continente. Era lo suficientemente poderosa como para destruir un país entero, pero no estaba realmente interesada en él. Porque odio a los humanos. ¿Estaba demasiado disgustada para tener contacto con humanos y matarlos? Era un desperdicio de poder usarlo en tales criaturas. Así que vivía en mi casa en el continente sur, donde los humanos rara vez iban. Se difundieron rumores en el continente humano sobre el lugar donde vivía la bruja, por lo que los humanos nunca se acercaron y yo viví cómodamente sin encontrarme con humanos. Hasta que conocí a Lacus, el príncipe más joven del reino de Karel. Después de ser perseguido por unos asesinos, se arrastró hacia la cordillera donde yo estaba. Y de rodillas me suplicó:
—Por favor, salvame. Por favor, por favor.
Lo diré de nuevo, odio a los humanos. Pero en ese momento, como si estuviera poseída por algo... me enamoré de él a primera vista y sentí emociones humanas por primera vez. Así que lo salvé y lo seguí hasta el reino de Karel. ¿Me fui así? Observé su espalda, lo ayudé a convertirse en el príncipe heredero e incluso le traje el trono. El día que prometió proponerme matrimonio me dijo:
—Alena, solo estoy siguiendo lo que me enseñaste.
Se arrodilló sobre una rodilla y me elogió, pero nunca me dio un anillo.
—Me enseñaste que debería eliminar cualquier cosa ofensiva.
Afirmó mientras su espada apuñalaba mi estómago. ¿Por qué? No hubo respuesta a esta pregunta. Di mi último suspiro antes de escuchar una respuesta. Me mató él. Pero afortunadamente, el núcleo de maná que contenía mi vida no fue destruido para que mi alma pudiera escapar. Pensé que si me quedaba en el mundo de los espíritus durante una década, podría ganar fuerza y ​​resucitar. Sin embargo, terminé reencarnando en el cuerpo de este bebé. Para empezar, este cuerpo era un cuerpo con un alma vacía. Sin un alma, este cuerpo moriría, así que me atrajo con todas sus fuerzas.
«¡No quiero vivir como un humano!»
Lo he dicho muchas veces, pero realmente odio a los humanos. Estoy enojada. Estoy muy enojada. Traté de respirar profundamente para calmar mi corazón enfurecido.
«No. Intentemos pensar positivamente»
Soy una bruja optimista. He estado tratando de cambiar mis pensamientos. Si este cuerpo no me hubiera atraído, habría estado vagando por el mundo espiritual durante casi una década. Diez años es mucho tiempo para los humanos. Mucho tiempo para el que me traicionó, Lacus.
¿Mi venganza podría ser más rápida?
Debido a la reencarnación, tal vez podría vengarme de Lacus antes. ¿No es ese mi lema?
Debo matar a Lacus.
Pero por ahora no puedo. Solo tengo un año y ni siquiera tengo dientes. Primero que nada, tengo que crecer.
—Oh woo.
Y ya era bastante difícil hacer un sonido con todo mi poder.
—Oh, señorita, ¿se ha despertado?
Una doncella llamada Lynn se acercó a la cuna.
—¿Te gustaría comer, namnam?
Sacudí mi cabeza vigorosamente.
—¿No quieres? ¿Le gustaría le cambie los pañales?
¡No toques mi cuerpo sin cuidado! Sacudí la cabeza salvajemente.
—Uh, si no te gusta esto... solo... espera un minuto.
Lynn abre los ojos al darse cuenta.
—Princesa. ¿Entendiste lo que te estaba diciendo?
No creas que soy un pobre bebé humano como tú. ¡Soy una gran bruja!
—Hnng.
Giré mi cabeza. Pero era tan extraño que Lynn no pareciera feliz. Parece que no es bueno entenderlo.
—Quiero que la princesa sea normal. No hay nadie aquí, por lo que puede ser normal durante mucho tiempo.
Dijo algo tan profundo con rostro consternado. Me pregunto en qué país nací.
—Ooh awnng.
Tenía curiosidad pero no podía preguntar.
—Oh, ¿qué estoy hablando frente a ti? Quédese un rato. Te traeré tu leche.
¡No voy a comer! ¡No quiero comerme esta cosa miserable que no tiene sabor!
—Ahhhh.
¡Me gustaría que me sirvan carne chorreando sangre ahora mismo! Fue un grito con este significado.
—Está bien, estaré allí pronto.
Lynn, un ser humano trivial, no pareció entender lo que estaba diciendo y se fue apresuradamente.
—Nhg.
Peor aún, cuando era un bebé recién nacido, mi fuerza física era limitada. Lentamente bajé mis extremidades y volví mi mirada hacia el techo.
«Es bueno tener algo de tranquilidad»
Levanté mi mano de nuevo. Una muñeca pequeña y delgada oscurecía mi campo de visión. Cuando tenía el cuerpo de una bruja, era fuerte. Solo había un humano que podía golpearme, pero entonces era una bruja y ahora estoy viviendo en este cuerpo débil.
«Deseo que este cuerpo tenga al menos una estrella de maná»
Entonces podría atraer hacia mí el maná que estaba impreso en mi alma.
«Revisemos el maná de este cuerpo de una vez»
Cerré mis ojos. Puse mis manos en mi pecho y concentré mi mente. Una vez que saqué la fuerza de mis dedos de los pies a mis manos, una sensación de hormigueo subió lentamente desde mis tobillos hasta mis muñecas. El poder que llegó a mi pecho estaba ardiendo. Respiré hondo y liberé el poder ardiente. Levanté los ojos. La luz blanca estaba frente a mí.
«... Cinco estrellas»
Tenía que estar soñando. No lo creí, así que intenté detectarlo de nuevo, pero los resultados siguieron siendo los mismos. Antes de convertirme en bruja, solo tenía maná de dos estrellas a esta edad. Entonces este cuerpo es el cuerpo de un genio.
¿Significa esto que puedo conquistar el continente? Estaba ansiosa.
Para usar la magia, necesitabas un bucle de maná llamado "Círculo" y cada vez que este anillo crece, aumentas tu rango desde el primer asistente del círculo y el segundo asistente del círculo. Por lo tanto, lo primero que debes hacer si quieres usar magia es crear un círculo. El factor más importante al formar el círculo es la cantidad de maná que tienes. Esa cantidad se clasifica por grados. Van desde la estrella uno más común hasta la estrella ocho menos común en las categorías humanas.
«¿Pero tengo maná de 5 estrellas cuando solo tengo un año?»
Me pregunto qué pasaría cuando recuperara el maná impreso en mi alma.
«¿Podré convertirme en un mago del décimo círculo...?»
Mi cuerpo temblaba de emoción cuando de repente necesitaba ir al baño, pero todavía era un bebé de un año que ni siquiera podía sostener su cuello...
—Ah woo...
Fue lo único que pude decir para protestar cuando Lynn vino a cambiarme el pañal.
—La Princesa ni siquiera llora cuando necesita pañales nuevos. Ella es tan cariñosa.
«Si pudiera morir de vergüenza, seguramente ya estaría muerta»
Cubrí mi rostro con ambas manos. Por supuesto, mis manos eran pequeñas y mi rostro no estaba cubierto. Maldición. Este cuerpo es tan pequeño y frágil. Tengo que crecer rápido. Entonces podré gobernar este continente.
—¿Le gustaría dar un paseo hoy?
Lynn dijo y me abrazó.
—Mientras estoy aquí, es seguro. Es mejor salir mucho cuando es seguro.
¿Cuándo es seguro? No entendí su significado. No sé qué reina del imperio soy. Pero de todos modos, soy parte de una familia real, así que, ¿quién puede lastimarme? La pregunta me vino a la mente pero, como dije, solo tengo un año. Los niños de un año no pueden hablar, así que no tuve más remedio que salir de la habitación en silencio con Lynn. No es porque pensara que los brazos de Lynn estaban calientes. Nunca.
—Nuestra Princesa está tan tranquila.
Lynn entró lentamente en el pasillo para explorar el lugar.
—El nombre de este lugar es Dandelion Palace. Todos los príncipes y princesas nacen aquí. Te quedarás aquí hasta los cinco años.
Lynn prosiguió vagamente.
—Después de eso, recibirás una opción y tu propio palacio, pero esa es una historia para un futuro lejano. Estarás cómoda por ahora. No te preocupes.
—¡Myaa!
—Princesa, ¿qué quieres decir con eso?
—¡Hmph!
Estaba molesto. Lynn siguió diciendo cosas raras que no entiendo. Si vas a hablar, tienes que explicarlo todo desde el principio. ¿Por qué estás hablando en círculos como este? Olí mi nariz y volví la cabeza.
—¿Por qué la Princesa está enojada? Sí, por favor, dímelo.
Lynn me abrazó y meció para que mi cuerpo temblara.
—Mi buena señorita, no debería estar enojada conmigo. ¿Porque estás molesta?
Lynn me miró con ternura con una dulce sonrisa.
—¿Tienes hambre? Acabamos de cambiarte el pañal, ¿quizás es por otra razón...?
Lynn, que habló con tanta suavidad, de repente cortó sus palabras y se estremeció de hombros. ¿Qué está pasando?
—¿Mah?
Miré la cara de Lynn. Su rostro asustado me llamó la atención. ¿Qué pasa? Giré mi cabeza hacia sus ojos y luego...
—Su majestad, es un placer verlo.
El padre de este cuerpo y el emperador de este imperio me notaron. Un hombre de largo cabello gris que brillaba como nieve, se acercó lentamente a mí. Era más alto que un humano promedio, con hombros grandes y un cuerpo musculoso. El gran maná que sentí de él me dijo que era un mago competente.
«¿Eres un mago?»
Las largas cicatrices en su mejilla eran tan espeluznantes que se destacaban, pero algo más llamó mi atención. Fue su aspecto. Sus dos ojos largos sin párpados dobles eran lo suficientemente profundos y oscuros como para calmar a un oponente. El azul de sus ojos estaba tan tranquilo como el mar en vísperas de una tormenta, descansando lleno de energía.
«... He visto esas características en un humano antes»
Ese tipo de humanos guapos, los recordaría si pudiera. Traté de recordarlos, pero mi mente se quedó en blanco y no pude recordar nada.
«Ah, ¿soy demasiado mayor?»
Originalmente, a medida que fui creciendo, olvidé cómo parpadear. Así que no podría evitar recordar normalmente. Intenté con todas mis fuerzas reprimir la ansiedad que sentía porque no podía averiguar dónde conocía su rostro.
«¿Qué es esto?»
Hipo. Esto se debió a que el poder del emperador estaba lleno de oscuridad.
«¿Este chico es humano?»
Una tremenda sensación de presión aplastó mi cuerpo y no pude respirar adecuadamente.
«Ni siquiera sentía una presión tan aplastante como esta cuando conocí al dragón»
Deseé escapar. Porque incluso el yo original tenía cuidado de no pelear una pelea que yo no podía ganar. Incluso cuando luchaba contra un dragón, siempre huía y atacaba por detrás. Ahora yo era solo un bebé recién nacido e hija de este tipo. No puedo evitar que quiera huir.
Solo te estoy mirando a ti.
Abrí los ojos y lo miré. Estaba lo suficientemente nerviosa como para sudar, pero no parpadeé ni una vez. La punta de sus labios fruncidos se arqueó un poco.
«¿De qué te ríes?»
Lo miré con una mirada fea, pero no importaba cuán aterrador pareciera, era un bebé inofensivo. Entonces, por supuesto, el emperador me ignoró y escupió.
—Tiene el pelo gris.
Sentí que Lynn inhalaba.
—Sí, la Princesa se parece a su majestad.
Lynn respondió con calma mientras temblaba y me apretaba.
—Ella también tiene los ojos rojos.
—Sí, es porque la princesa se parece a su majestad.
Lynn se estremeció mientras se expresaba. Ella era una humana sorprendentemente valiente.
—Ah... creo que ella puede ser la que tiene el color más oscuro. Se parece un poco a Eskina.
Eskina es el nombre del dragón que tenía una mala relación conmigo. ¿Por qué aparece de repente el nombre de ese anciano? Me sentí ansiosa y fruncí el ceño.
—Ese dragón...
El emperador se acaricia la barbilla y me mira.
—Entonces veamos.
Agarró mi mano con tanta fuerza que se sintió como si la estuvieran sacando. ¡Qué estás haciendo! Soy frágil. Estaba tratando de gritarle que esperara cuando un dolor indescriptible fluye por mi cuerpo. Era como si un rastrillo afilado estuviera siendo arrastrado por mi cuerpo.
«¡Duele!»
Duele tanto que salen lágrimas. Mi respiración se ahogó y mis ojos se abrieron. Ha pasado aproximadamente una década desde que sentí tanto dolor.
¡Eres un chico malo! ¡Soy tu hija! Si eres un humano, ¿no deberías ser bueno conmigo?
Mordí la mano del emperador con fuerza, pero cuando lo hice, fue solo un ataque de chicle esponjoso de un niño de un año. El emperador ni siquiera parpadeó.
«¡Esto esto...! ¡Mal hombre!»
Mi saliva, un fenómeno fisiológico fuera de mi control, cayó sobre su mano.
—Ahora...
El emperador entrecerró los ojos.
—¿Me estás escupiendo?
Dijo, mirando su mano que estaba llena de saliva. Ah, por favor.
Fin del capítulo 01
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ochoislas · 4 years
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INHUMANIDAD
La escena, surgiendo lábil de la sombra, inconsciente como un niño dormido de viñeta.
Se alza la niebla, se dispersa. Mazos de juncos, meciéndose en el aire matinal, bajan por el río.
¡Qué adusto abre el día entre rostros soñolientos! Mas la juventud es severa. Tocando el alma
daña al prójimo, tinta en sangre como los juncos. Los despojos de la juventud son más tristes que yo.
Mi remendado corazón es un fruto serondo que los pájaros pican, presto a caer.
Se ve que he de morir, para desocupar mi silla, dejar mis muletas en la orilla: Japón está abarrotado.
Pero morir —enturbiando el agua de rouge— no es más fácil que vivir.
Trabajé de mala gana. Primero, por pan, luego hurgué sin objeto en un pecio,
buscando a un ahogado. Perseguí las aves que remontaban tras los juncos secos.
En este mundo inicuo donde se fornica para perdonar y se mata para afirmar,
tales amantes y soñadores parecen inmaduros como niños incapaces de ceder un juguete.
Los juncos crecen densos, ya aterrados, ruidosos, ya callados, extáticos, cercándonos por completo.
Cada primavera sin falta los juncos rebrotan, levantando ondas en nuestro arrasado Japón
como una salamandra al fondo del pantano. Ah, los que medran felices no dejan sitio
entre frasca, tallos quebrados y marañas. ¿Qué nos pesa más la desgracia de los cuarenta
o la juventud de estos cincuenta? Sea cual sea, el mundo está lleno del clamor de yanquis y bárbaros
emprendedores que vierten cemento en nuestros lomos, entre nuestras individualidades, nos alumbran
del muro que nos cerca, de que sólo valemos por manojos. Pavimentan muerte sobre los mazos de juncos, pálidos, airados,
sobre los que tratan de esquivar el destino, los descontentos, infiltrando atroz inhumanidad.
Tal se extiende la noche, desde donde estoy. La tiniebla del hombre comienza. Y los juncos arden
salpicando centellas sobre los que huyen con los cabellos ya inflamados. Ardiendo,
sí, los juncos exploran. Hasta donde el fuego alumbra a través de las venas de las hojas en tongadas,
tratan de averiguar algo remoto, demasiado lejano para alcanzarse, inmutable:
el vacío antes de la aparición de un dios distinto a los anteriores, el claro del alma
iluminado por el relámpago en la oscuridad. Y camiones ardiendo junto a una calzada brillante.
Los juncos en torno buzan en el negro cielo. Las estrellas lucen singulares esta noche.
Una suave brisa pasa sobre los juncos; las estrellas guiñan en la lejanía.
Estrella fugaz... cerilla prendida que un paria arrojó noche negra adentro.
Kaneko Mitsuharu
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mis-latidos · 4 years
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con la garganta ardiendo por el porro
me acuesto en la cama
doy algunas vueltas mientras busco en mi cerebro algo de racionalidad
no encuentro nada
todavía me da vértigo cuándo pienso en el pasado y en lo oscuro que fue
pero a veces necesito volver
tampoco el presente me pone muy tranquilo
quizas sea porqué configure desde chico a mi cerebro a escapar de todo lo que me haga sentir bien
traumas del pasado
busco en el futuro algo que pueda ser de verdad mi "gran salto"
algo que demuestre que estoy creciendo
mis ojos sigue rojos y chinos, siento a la sangre corriendo por mis venas
no tengo calor ni frío, ni sed ni hambre, ni sueño ni insomnio
parece que enfrentar mis pensamientos
me pone así -
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todastusestrellas · 4 years
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Vidrio irrompible.
Desesperación es una palabra extraña, no tan extraña.
No todo cambia—
La mayoría de las veces, no estoy agradecida por lo que lo hace.
A veces miro ese río y pienso que tiene dos vertientes,
A veces camino esa calle y pienso que va en dos sentidos.
La primera vez miré de frente a las luces del automóvil
Y todavía recuerdo la sensación de los cristales rotos,
¿La sensación?
La mayoría de la gente diría el sonido
Lo sé.
Estar roto es algo que ocurre en más de una o dos maneras,
Siempre es más un sentimiento
¿Qué se siente estallar en millones de pedazos?
¿Estás preguntando porque no lo sabes o porque crees que yo no lo sé?
Vidrio irrompible,
Pequeñas cuentas de cristal 
Estrellas en la vía láctea,
Explotan y caen en las esquinas de las calles vacías.
Matices de semáforos sangrantes
Verde
Amarillo
Rojo.
Esa noche en esa calle solitaria, el vidrio se rompió bajo la suela de mis zapatos viejos—
Y lloré lágrimas horriblemente silenciosas.
Nada es realmente irrompible,
Incluso lo que corre y se esconde
Oculta sus bordes afilados,
E intenta no lastimar a nadie
Simplemente se rompen de una manera diferente.
Recuerdo la primera vez que le dije a mi madre:
No entiendo a Dios ni sus decisiones arbitrarias,
Y rcuerdo que me miró con la sonrisa más desolada que he visto nunca
Las cosas no se rompen solo de una o dos maneras.
La segunda vez no había nadie más en esa calle,
Una lluvia torrencial y una tormenta eléctrica.
Alcohol ardiendo dentro él cómo líquido inflamable
Gasolina en el vapor dulce de sus venas marchitas.
Él qué era demasiado joven para morir
El niño de la gran ciudad
Yo en las calmas ecuatoriales de este pueblo pequeño,
La curva empinada
Y luego el silencio.
Nunca he tenido miedo a la muerte o morir—
Ni siquiera cuando miré a la muerte directamente a los ojos.
La bolsa blanca que aplastó sus pulmones
La sangre roja
Arrastrándose sobre el asfalto con vidrios clavados bajo de sus uñas rotas,
E incluso si no podía abrir los ojos
Ella—
Me vió.
Eso fue lo que dijoy yo no puedo decir que no fue cierto.
La tercera vez, él golpeó mi cabeza contra la ventana del auto
Y aunque aquella noche también llovía—
El sonido en mi recuerdo no es el de la lluvia,
Su voz.
Él,qué amaba lo mucho que me odiaba.
Algunas cosas son más fáciles de decir que de hacer,
Algunas cosas que no son ninguna de ambas cosas
Y
Solo pensamos en ellas en momentos pasajeros,
Las luces en estas calles demasiado brillantes
El sonido de los autos y los cristales rotos
—Sobre mí como lluvia.
Desesperación
Una palabra que tiene forma redonda
Y puedo estrellar un auto o hundir un barco con ella,
Se escapa entre mis manos
Y es tan fácil perder el control.
La gente pasa por esa curva hasta el día de hoy y se pregunta casualmente—
¿Pero cómo no pudieron verlo?
Ese no fue precisamente el problema
Sí lo vimos.
Desesperación
Una palabra extraña, no tan extraña,
Me vió
Y se veía—
Feliz. 
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