CarolCooks2…A-Z World Cuisines…Part 34…Honduras…The Banana Republic...
Welcome to 2024 and the continuation of the A-Z of World Cuisines…where I will be looking at the countries of the world, their food and national dish or their most popular dish around the world…by this I mean some dishes are eaten in many countries as their fame has spread around the world… Scotland and haggis springs to mind…if you are new to this blog and wish to start at the beginning then the…
🎸🎸🎵💞❤🌟💯🥁🎤🎧🥁🎷🎹🎶🎼🤙🌹 Recuerdoss.. Inolvidabless.. de Oro Inmortaless.. ❤💞 Banda Blanca - Sopa de Caracol Años 1980 Buen Tema ❤♥ Por Siempree.. Del 100x100 Estaa.. Guayy.. ok.Manolito:-) (Do Re Mi Fa Sol La Si ) :-) Categoria 10 :-) Santa Cruz de Tenerife Islas Canarias España:-) ♥🎸🎼🥁🥁🎼💥🎹😃😉😘💞❤🎸🎤
I don't even know if I've tried much soups but here's my go at it!
1) sopa de caracol
2) sopa de res
3) minestrone soup
4) pho tofu
5) sopa de frijoles
6) chicken noodle soup with eggs
7) sopa de tierra y mar
8) sopa de mondongo
9) chicken tortilla soup
10) broccoli cheddar soup (eh *shrug*)
The ones in Spanish are because I like the Hispanic version (specifically ones from my family's country) so yes technically you can say beef stew but like no it's not the same actually even if that's the closest English translation.
Experience authentic Honduran cuisine with our traditional Baleadas, richly spiced Sopa de Caracol, refreshing Horchata, and decadent Tres Leches dessert.
[Pt.1] De marinera, yo no tengo nada (continuación)
Después de estar dos días navegando, Adam no pudo mentirse a sí misma, y se preguntó cuándo vería nuevamente tierra. El primer día de navegación dedicó un par de horas a conocer lo que sería su habitación, hasta el momento, ocupada sólo por ella. Un pequeño cuarto que estaba bajo la cabina y que tenía 2 camarotes para un total de 4 tripulantes. Un baúl para cada uno y ninguna ventana hacia el exterior. Cuando preparaban platillos fritos, el olor se colaba por debajo de la puerta y se asentaba en aquel cuarto continuo a la cocina. Las camas, por lo visto, no se habían aseado nunca, así que se prometió que apenas atracaran en algún pueblo continuo, se dedicaría a asear aquella habitación, incluso si debía hacerla sola. Frente a su habitación estaba la otra, en donde dormía Jack y que tenía una disposición similar a la suya, con los mismos muebles. Entre medio de ambas, estaba la cocina, y frente a la cocina, al lado de una escalera de caracol, el baño. Se dijo a sí misma que nunca habría pensado en algunos detalles de habitabilidad que tendría que enfrentar siendo una mujer en un mundo de hombres. ¿Qué pasaría si alguno de los nuevos tripulantes decide dormir desnudo? O peor aún, si uno de ellos insistía en que hicieran cosas de hombres juntos en espacios íntimos. Decidió apartar esos pensamientos de su cabeza y subió a la cabina.
El capitán estaba frente al timón viendo algunos mapas. Apenas lo reconoció, le hizo un ademán para que mirara hacia la cubierta. Había algunas gaviotas peleando un poco de pescado que quedó sobre unas canastas y que no pudieron vender en su pueblo originario. Realmente no hablaron mucho, el capitán sólo le hizo un ademán para que viera un trapero y una cubeta y ella entonces entendió el mensaje. Así que bajó a cubierta a espantar gaviotas y limpiar aquel desorden. En cubierta no había muchos objetos que sobraran, contaban con lo justo y necesario para cada labor que se requiriera en las artes de pesca. Las redes, un brazo de madera con cuerdas para poder levantarlas desde el agua, boyas, cabotajes, cubetas vacías, algunas con un poco de carnada. También habían otros implementos que desconocía, pero que se veían desgastados, por lo que supuso que los usaban continuamente.
Se dedicó entonces a limpiar esa tarde toda la cubierta, hasta que ya no quedara nada más que hacer. Jack y el capitán a veces salían a fumar a cubierta desde la cabina, intercambiaban apenas algunas palabras que ella no alcanzaba a oír y luego desaparecían nuevamente.
Ya entrada la noche, bajó a la cocina a cenar y se sorprendió que estuviera dispuesta para cuatro personas. Se imaginó que el cuarto puesto sería para el cocinero, sin embargo, no lo vio en ningún momento. La cocina relucía de limpia y los alimentos estaban dispuestos en las ollas para llegar y servirse. Su capitán bajó a cenar con ella. Le resultó un poco incómodo percibir el olor de aquel hombre, puesto que deducía que el capitán no se bañaba ya que sus cabellos blancos estaban enmarañados bajo el sombrero que llevaba, que dedujo a la vez, tampoco lavaba. Respiró profundo, sin mostrar mucho hacia el exterior, y siguió concentrada en su sopa. El capitán se sentó en el puesto de la cabecera. Antes si quiera de tocar la cuchara, lo miró fijamente y le dijo: “Hombre, ten buen provecho” y no dijo nada más.
Cuando volvió a subir a cubierta, la noche caía como un manto sobre el océano, y no se veía nada más que la oscuridad envolvente que le hacía sentirse ínfima. Las estrellas en el firmamento se veían cerca, casi palpables, y se veían como un anillo rodeando la tierra, dispuestas una junto a otra. Entonces se dejó llevar por su mente y divagó un sin número de historias, todas relacionadas a sí misma, en donde ella era la heroína de todos los sucesos. Hasta que sintió los pasos de Jack que se acercaban. Se volteó a ver y observó como el fuego de un fósforo deslumbraba su rostro y encendía un cigarro de tabaco. Jack era un joven de 25 años que tenía varios tajos en la cara y en las manos. No se sorprendería si tuviera algunos otros en el cuerpo. Cuando Jack estuvo a su lado, no le vio a los ojos, sino que más bien, miró hacia el cielo. Estuvieron en silencio mientras él aspiraba el humo que provenía de su cigarro hasta que finalmente dijo que en tres días más llegarían al próximo pueblo para subir nuevos tripulantes. Al día siguiente pescarían un poco para vender también. Entonces Adam entendió que el encargado de todo el trabajo duro era aquel hombre, que cedía su vida al mar. Adam fue honesto con él y le dijo que no sabía nada del mar, que toda su vida se había encargado de trabajar con ropas, pero que no era ningún quisquilloso y que poseía fuerza suficiente. Entonces Jack apagó su cigarro en el suelo y le dijo mientras se iba “Eso lo veremos”.
Adam agradecía que en realidad fueran personas de pocas palabras, sin embargo, se preguntaba porqué cada situación terminaba en una decisión que parecía de vida o muerte. Finalmente tuvo la respuesta cuando al día siguiente, estuvo a punto de morir varias veces mientras pescaban, lanzando redes al agua, subiéndolas con todas sus fuerzas, acarreando peces de un lado a otro, entre diversas tareas que lo dejaron agotado, por lo que esa noche, se fue a dormir sin cenar. Estando entrada la media noche, despertó para ir al baño. Al regresar a su habitación, observó que la luz de la cocina estaba encendida y se preguntó si podría por fin ver al cocinero. Caminó hasta el lugar, sin embargo, cuando entró, nuevamente y para su sorpresa, no había nadie y todavía se mantenía un puesto en la mesa que estaba dispuesto y sin ocupar, junto a otro que supuso, debió ser para ella. Se sirvió un tazón de sopa y se sentó en la mesa. Al cabo de unos minutos, en donde ya estaba más o menos satisfecha, escuchó unos ruidos tras la puerta que daba hacia la alacena. La puerta no contaba con ventanas hacia el interior, así que sólo pudo imaginar lo que había ahí. Dejó limpio su plato y se retiró de la cocina hacia su habitación para retomar el sueño.
Al cabo de dos días de pesca, ya habían acumulado unos buenos kilos de diversos pescados que dejaban secando en una habitación continua a la cabina, donde no pudieran entrar las gaviotas. Adam se dio cuenta que había bajado algunos kilos de peso, pero que había ganado bastante fuerza en sus brazos. El trabajo era mucho más duro que el de la lavandería. Consideró si realmente esa era la vida que quería. Jack pasó junto a él, y le dijo algo, como si le estuviera leyendo la mente “Esto no es nada. Aún no has visto nada”. Y subió hacia la cabina del capitán. Se preguntó entonces a qué se refería, pero no quiso imaginar nada más, se sentía algo mareada así que se fue a recostar a su habitación.
Al día siguiente, Jack lo despertó para que subiera a hablar con el capitán. Era muy temprano, antes de amanecer. A lo lejos, observaron que se podía ver la costa y algunas luces encendidas. Estaban próximos a recalar en un pueblo. La tarea que le encomendaron fue de llevar algunos pescados, los más frescos, para venderlos en el mercado a algunos tendederos, usando el carrito que estaba en cubierta.