Tumgik
#Se me hace muy tierno visitar a cada uno de ellos y luego llegar a casa con mi familia
unmalviaje · 5 months
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Me hace mucha ilusión tener amigos para visitar en noche buena cuando tenga 30.
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jose-a-perez · 3 years
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💯😈☣️Auto satisfaccion☣️😈💯
Así que ayer, estando en mi cama boca abajo, subí mi pequeña falda, tomé un frasquito de crema de manos, atrapé un poco de contenido con mis dedos y lo apliqué sobre mi ano suave, delicado, dilatado y delicioso...
Hacía pequeños círculos a su alrededor esparciendo la crema, imaginaba la sombra oscura que lo rodea y, mordiéndome los labios, frotaba con mis dedos cubiertos de crema, aquellos indicios perversos de mi auto satisfacción anal, usé los dedos de mi mano izquierda para acariciar la parte externa del agujero mientras que introducía el dedo medio de mi mano derecha...
Lentamente introducía la yema de mi dedo, lo movía un poco como si en ella llevara impregnado el origen del placer, como si el olor tierno de aquella crema dilatara mis cavidades, me pasaban descargas por toda mi zona pélvica, sentía destellos eléctricos que hacían que el clítoris cada vez se acercara al orgasmo y en uno de ellos cerré las piernas con fuerza, sintiendo así la humedad que brotaba de mi cuerpo...
Mi dedo entraba y salía cada vez un poco más, mi mano izquierda ya se encontraba empapada de mi propia saliba, así que la deslizaba por mis blancas nalgas tersas por el ejercicio de la mañana, sacaba el dedo y ahí, tendida boca abajo sobre mi cama, con la falda levantada y las nalgas lubricadas, las tomaba con mis manos, las apretaba fuerte y de vez en cuando las palmeaba imaginando el tono rojizo que pronto adquirirían...
Juntaba mis palmas como si quisiera recitar una oración directa desde el alma, pero no, en el momento me poseía un demonio y me encantaba, no quería rezarle a nadie, las junté para poner ambos pulgares sobre mi ano, empecé a separar mis manos poco a poco deslizando cada una hacia el exterior de mis caderas...
Tomé el buttplug, lo pasé por mi vagina húmeda, redibujando la línea entre mis nalgas, lo hice varias veces para lubricarlo bien y, después de poner la punta en mi cavidad anal, que hace años ha servido más como entrada, empujé suavemente, cerré los ojos haciéndome enteramente consciente de que un objeto me penetraria el culo...
Siempre es mucho más placentero cuando recuerdas que convencionalmente, aquel agujero está ahí para algo muy diferente de la masturbación, mi vagina palpitaba, justo en ese momento, mis ojos cerrados y mi respiración adormecida me hicieron más sensible...
Notaba el ligero temblor de mis muslos, la humedad que se deslizaba por los labios de mi vagina, mi clítoris palpitante, mis labios y mis dientes apretados, el buttplug yacía en mi interior, con mucho morbo hice de nuevo lo que había hecho antes al juntar mis manos, claro, esta vez no podía juntarlas, pero las deslicé desde el interior hasta los extremos de mis caderas, hasta los extremos de mi éxtasis...
Podía sentir el pálpito de mis esfínteres y su pugna crítica entre expulsar el objeto extraño y tragárselo completo, esta era su primera reacción, los esfínteres se contraen y dependiendo de si la parte más gruesa del objeto yace antes o después de ellos, este es absorbido o expulsado...
En este caso era absorbido y gracias a la base que no permite que se pierda en el interior de mis entrañas, el recto intenta expulsarlo, es entonces cuando, en contra de la voluntad de mi cuerpo, hice presión con mi mano, obligándolo a aceptar lo que le había regalado, basta jugar con él un rato para que al final sea aceptado y permanezca allí, donde debería estar siempre...
Este fue solo el preámbulo, después de un rato de juego delicioso, lubricado, desenfrenado, contuve un poco la exagerada lascivia que me inundaba, me puse una tanga de hilo y un jean apretado, salí a la calle sentándome en el asiento acolchado pero firme y duro de mi moto, la encendí y tan solo las vibraciones del motor hacían que sintiera el culo reventar, di un acelerón discreto y ohhhhh, una de mis vecinas, asomada en la ventana de su casa me miraba extrañada....
Tanto mi cuerpo excitado como mi moto bajaron sus revoluciones, y yo pude cambiar la expresión de placer de mi rostro para sonreír y saludar a la anciana chismosa que nunca se aparta de esa ventana...
Con la mirada de vuelta en el medidor de revoluciones de mi moto, la aceleré hasta las 5 mil y en mi mente se hizo un silencio total, pasados unos segundos encontré en mi mirada el paisaje que dibuja la tarde al oeste de mi ciudad, un pajarito gorjeaba parado sobre el cableado eléctrico y había niños jugando en la cancha de baloncesto que hay en la esquina...
El canto del ave, los gritos de los niños y los colores fríos de aquel atardecer de invierno se fueron haciendo más claros mientras el motor se serenaba y las vibraciones en mi culo se hacían más lentas, esa fue la sensación más orgásmica que había tenido en la vida...
Me puse el casco, puse la primera marcha y arranqué despacio, las vibraciones eran diferentes, de inmediato recordé a una chica que vi en un video en la web, iba de pasajera en la moto de un hombre, tenía un dildo sujetado en el asiento trasero y ella lo cabalgaba mientras el hombre aceleraba....
Esta vez era muy distinto, pero lo recordé, crucé toda la ciudad en mi moto, acelerando a fondo de vez en cuando en las avenidas, creo que no lo he mencionado, iba a visitar a mis amigas y no tuve en cuenta que al llegar allí, tendría la entrepierna muy húmeda, así que entré, y justo luego de lo protocolario, me metí al baño, no solo húmeda, mi entrepierna estaba completamente devorada por un calor que pronto inundó todo el baño, el tenue aroma de mis fluidos se impregnaba en las paredes, aún sentía levemente las vibraciones del asiento...
Como cuando viajas mucho tiempo por carretera, destapada y al terminar, extrañas el movimiento brusco de tu cuerpo sobre el asiento, no hace falta entrar en detalles, allí con mis amigas estuve hablando sobre lo que tanto se habla en todo el mundo, sobre nuestros proyectos, nuestros pasatiempos, etc...
Nos tomamos unas cuantas cervezas y estuvimos fumándonos unos cuantos cigarrillos, es una linda costumbre que surgió entre Camila y yo desde que nos visitamos una a la otra esporádica mente, no creo exagerar al decir que todos los seres humanos mayores de edad y conscientes de sus actos tienen muy claro que el humo del cigarrillo es perjudicial para la salud...
Camila y yo lo encontramos placentero al calor del café y una buena charla entre amigas, también debo agregar que la masturbación anal siempre es diferente mientras se fuma, placebo o no, pareciera que al fumar el ano se dilata un poco más, ya que todo el sistema digestivo se ve afectado por la nicotina, haciendo en ocasiones, inevitables las ganas de ir al baño, y en otras más placentera la masturbación...
La charla continuaba, se hacía de noche, los cigarrillos se consumían y con ellos se encendían mis ganas de volver a casa, ya que mi adorado agujero se dilataba y se apretaba constantemente con el ritmo del movimiento de mi culo sobre la silla y del humo entrando y saliendo por mi boca, de vez en cuando acercaba mi mano izquierda a mi entrepierna para sentir el calor sofocante en mi vagina y extrañaba mi habitación...
La noche ya había caído y volvía a casa, volvía a sentir el impresionante éxtasis del motor de mi moto en cada semáforo bajaban las revoluciones, pero con ese suave vibrar mi sangre viajaba un poco más rápido por todo mi cuerpo, en cada semáforo sentía el corazón en la garganta, daba acelerones a fondo y los demás conductores me miraban con desconcierto, llegué a casa por fin...
Me metí en mi habitación a toda velocidad, le di la espalda al espejo, bajé el jean lentamente hasta el extremo inferior de mis nalgas e hice presión hacia arriba, se veían enormes, pero era una ilusión, toda la carne de mi culo levantada por la presión de la pretina del pantalón que manipulaba con mis manos me hacía sentir sexy, separé mis nalgas con las manos y vi el extremo del buttplug asomado, el rededor de mi ano ligeramente rojo y húmedo por el aceite, empecé a ejercer presión en mis esfínteres con mi propia voluntad, sin usar mis manos y luego los relajaba respirando con calma, en el espejo podía ver las contracciones...
Cada tanto recuerdo mis primeras experiencias, las que he relatado en esta página y siento el intenso deseo de vivir todo esto de nuevo como si fuera la primera vez, quisiera que mi culo fuera virgen otra vez, me encantaría sorprenderme de nuevo por todo lo que he visto en internet que se puede hacer con el ano, quisiera volver a ser aquella niña bajo las cobijas descubriendo los placeres de la masturbación anal y volver a empezar...
Es una sensación de morbo muy diferente, aunque deliciosa siempre, así como había visto en tantos videos, ahora quería sacar el objeto y ver en el espejo las dilataciones de mi agujero, lo expulsé lentamente hasta que la parte más gruesa pasó por mis esfínteres, entonces dejé que cayera sobre la sábana que ya tenía lista en el suelo para la acción, y me quedé mirando fijamente las contracciones de mi ano en el espejo...
Me descubrí jadeando y respirando como si hubiera corrido 3 kilómetros, me tiré sobre la sábana, alcancé mi dildo y el aceite de bebé, todos estos objetos los guardo en uno de los cajones de mi cómoda, metí el dildo en mi boca, pasé mi lengua por toda su envergadura, nunca me canso de medir su diámetro con mis labios, haciéndome una idea de todo lo que me voy a meter en el culo...
Lubriqué el enorme glande de la verga falsa y esparcí el aceite por todo el tallo hasta la base de los testículos, también enormes, lo acerqué a mi vagina y la acaricié con esa gran cabeza, sentí un deseo irrefrenable de meterlo allí antes y lo hice, acariciaba mi clítoris con los dedos de mi mano izquierda mientras introducía el dildo en mi cavidad, sentí las contracciones de ambos, mi culo y mi vagina palpitando de éxtasis mientras el clítoris se me llenaba de sangre...
Quería venirme en ese preciso instante, así que aumenté el ritmo de mi mano izquierda y empecé el vaivén imparable de mi mano derecha, tomé el espejo y lo apoyé contra la pared y allí tumbada boca arriba con las piernas abiertas, miraba cómo me penetraba rápidamente, humedecía en exceso, la sábana estaba empapada y descubrí dos de mis dedos en el ano mientras movía el dildo en mi vagina, qué rico, mmmm, mordía mis labios inconscientemente mientras gemía...
El calor que se me escapaba entre los dientes rozaba mis senos, mis pezones rígidos se hicieron más sensibles que de costumbre, resoplaba intensamente hasta que sentí la imperiosa necesidad de sacar el dildo y tras él se escapó un chorro de mis propios fluidos, urgué mi vagina con la mano, no podía gritar, así que toda mi habitación fue un colchón para mis gemidos, ahogados y temblorosos, me retorcía sobre mis fluidos, me puse de lado, subí mi rodilla derecha a la altura de mi abdomen y estiré la otra pierna...
Tomé el consolador y lo clavé en mi culo, no tenía que hacerlo lento, se me fue hasta el fondo y sentí los testículos falsos rozando mi vagina, lo retiré completamente y repetí el proceso, afuera, adentro, afuera, adentro, no lo retiré más y empecé a meterlo y sacarlo hasta que el glande se abría paso por mi esfínter interno, recuerdo que en ese momento susurré esto se siente demasiado rico, ufff, Dios mío, qué delicia...
Alcancé la caja de cigarrillos que había tirado al suelo antes de tirarme yo, tomé el cenicero y lo puse cerca de mi cabeza, empecé a mover el dildo más rápido, con movimientos más cortos, absorbía el humo del filtro como si intentara chupar una bebida espesa por un popote delgado, el humo me invadía los pulmones y sentía al instante unas ganas de expulsar el dildo, como si quisiera ir al baño con urgencia, fue entonces cuando, en contra de mis instintos, introduje con más fuerza y velocidad aquel objeto...
Me subí a la cama, de rodillas en el borde de mi cama, con el culo al aire, me penetraba intensamente mientras fumaba, la ceniza empezó a caer sobre el tendido, ya no me importaba (dos orgasmos después noté unas pequeñas quemaduras en la tela), cuando volví a ser consciente del cigarrillo ya se estaba quemando el filtro y me había quemado un poco los labios, lo tiré al cenicero y encendí otro, disminuí el ritmo, ya más relajada fumé tranquilamente y del mismo modo me penetraba el culo...
Me volví a tirar de lado sobre la sábana, estiré ambas piernas, haciendo que sea más difícil el acceso (los esfínteres se aprietan) y forcé la entrada del dildo nuevamente, otra vez dibujaba una línea con el dildo adentro, insertaba y extraía todos sus 32 cm longitud sin llegar a sacarlo totalmente, cualquier chica tímida que sienta temor ante esta experiencia debe tener por seguro que, siguiendo las medidas básicas adecuadas, podrá tener la certeza de gozar como nunca...
Combinar los placeres de la vagina y el ano, acariciar tu cuerpo sumergida en tus propios fluidos, aceites, el humo del cigarrillo y tus gemidos libres o ahogados, hará que explotes en un éxtasis impresionante, eso sí, corres el riesgo de convertirte en una desquiciada como yo, pero vale la pena ser esta perra enferma que he sido todos estos años....
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abadassunicorngirl · 7 years
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Life and love
Autor: Itzel. Yo merengues.
TIpo: Oneshot 
Pareja: Viktor x Yuuri (Viktuuri)
Extensión: 1503 palabras.
Advertencia: Destila miel, favor de tener la insulina cerca.
Clasificación: M (+16)
Disclaimer: Life and love son palabras que Viktor y Yuuri ahora comprenden mejor gracias a la presencia del otro en sus vidas.
Aclaraciones: No one.
Cualquier persona que lo conociera bien podría decir que era un sujeto apasionado en lo que hacía, pero despistado… algunas cosas escapaban de su atención y por eso las olvidaba, con frecuencia, si algo no llamaba su atención desde el minuto uno, obtenerla después sería muy complicado. Y la prueba era el propio Yuuri, que atrapó su atención desde que notó algunos elementos que seguramente había tomado de él, se sintió halagado. Ese fue el tenue comienzo de algo que alimentaba todos los días y desde que lo tuvo cerca, su propuso no volver a dejarlo ir jamás.
Suspiró mirando aquel ornamento dorado que estilizaba su dedo anular, el brillo que adquiría al ponerlo contra luz lograba encantarlo cada vez que lo observaba. Tanto tiempo después y aún se sentía como dentro de un sueño. Uno del que no tenía intenciones de despertar.
El caniche a sus pies alzó la carita para ver al hombre  que salía del baño secándose el cabello con una toalla blanca. Esa fue la única forma de lograr que el ruso apartara la vista del anillo para mirar ahora otro objeto aún más precioso, su novio.
— Sé lo que dijiste, no lo he olvidado. Prometo que no voy a demorarme demasiado. – antes que cualquier cosa se disculpó con Viktor. Se traía algo entre manos, no había que ser muy intuitivo para saberlo, pero prefería no arruinar el factor sorpresa para la noche. Un beso rápido y unas caricias al canino antes de salir corriendo a la pista. Yuri se iba a molestar si llegaba tarde.
Por su parte el mayor se tomó su tiempo para salir de la cama y darse un baño, había unas cuantas cosas que hacer antes de la velada y Makkachin sería su cómplice de travesuras. Lo primero era comprar un par de trajes para la noche. Yuuri era una persona imple que no era afecta a la moda, pero para su suerte (buena o mala) Viktor lo era. Para su novio eligió algo simple, un traje color beige que resaltaría sus rasgos orientales y el negro de su cabello. Para él, uno color caqui que haría juego con el de su pareja.
Lo siguiente era visitar la joyería para dejar los anillos para que pudieran pulirlos. Ya le había dicho al japonés que quería que estuvieran siempre relucientes. Como su amor.
Al final un depositó en el banco y perdió el resto del tiempo en el centro comercial, comprando cosas innecesarias que reactivarían la economía rusa.
Se perdió entre sus pensamientos mientras caminaba por las calles de San Petersburgo.
Life and love
Su vida no era la misma que un año atrás, eso era evidente. Estaba convencido de que ahora con Yuuri en su vida, llenando coda espacio y volviéndolo suyo se había convertido en una nueva versión de sí mismo, una mejor. Porque Yuuri inspiraba eso en él, los deseos de ser una mejor persona para sentirse al menos un poco merecedor de tenerlo a su lado.
A las personas como Yuri les parecía una cursilería y una idiotez decir que lo suyo había sido amor a primera vista, pero ¿Qué iba a saber ese mocoso engreído y con problemas de ira sobre el amor? ¿Cómo esperar que comprendieran algo a lo que eran ajenos? Si esa conspiración mágica fue tramada sólo para ellos. En un momento crucial donde no hay más maravillas que sacar del saco de la soledad para sorprender al mundo, fue el muchachito japonés ebrio y bailarín de poledance quién lo sorprendió a él. Y eso fue sólo el comienzo porque desde entonces, Yuuri Katsuki no dejó de sorprenderlo. Primero pidiéndole que fuera su entrenador en medio de un banquete en el que estaba muy asado de copas, luego interpretando la misma coreografía que él con tal perfección y sentimiento que las mismas barreras se volvieron invisibles gracias al internet y su inmenso poder para viralizar el vídeo. Su fragilidad cuando la presión lo excedía, o esa fuerza implacable que adquiría para demostrarle al mundo su amor. Él era un tazón de cerdo lleno de sorpresas, y como buen amante de la comida se dejaría maravillar por completo.
— Viktor ¿De verdad es necesario el traje? – pecaba de ingenuo. Creer que de algo serviría haberle dicho tantas veces que un solo traje estaba bien para él era eso, simplemente ingenuo, contando que ya tenía más de cinco en el armario.
— ¿No te gusta? ¡Pero si te ves hermoso Yuuri!
Viktor lo miraba a través del espejo, embobado con la visión frente a él. A pesar del tiempo juntos y de las incontables veces que Vikotr le había repetido esas mismas palabras, Yuuri no podía aún terminar de creerlas. Y eso lo volvía aún mucho más hermoso.
El japonés resopló. No había forma de ganarle a Viktor en aquella discusión, mejor resignarse.
Abajo los esperaba un auto que Viktor pidió por internet para que los llevara a su destino, no muy lejos de ahí. Durante todo el trayecto el ojiazul no se contuvo en recordarle a su amado lo mucho que lo amaba, lo guapo que era y lo feliz que le hacía, entre besos y tiernas muestras de afecto que podrían causarle diabetes a cualquier incauto que los observara a detalle. Así en menos de treinta minutos estuvieron fuera del mejor restaurante ruso, donde las luces iluminaban por completo la planta baja y la terraza que daba un aire romántico a la noche. Al llegar, la recepcionista que ya esperaba por ellos los guió por a parte trasera del lugar hasta las escaleras que conducían a la parte de arriba. Yuuri se sentía nervioso entre tanta gente, no era bueno con las masas y aunque no debía lidiar con todas esas personas, simplemente lo suyo eran las cosas más íntimas. Como el espacio en el que podrían caber perfectamente 20 mesas con sólo una en el centro, iluminada con velas y un violinista tocando a una distancia prudente.
— Pedí que dejaran este espacio libre, sólo para nosotros. –comentó con un tono inocente acompañado de un guiño.
Yuuri de inmediato volteó a ver a Viktor, incrédulo; aunque Viktor bien podía darse ese lujo. No había ninguna limitante cuando de demostrarle su amor a Yuuri se trataba. Nada era más importante o valioso que su comodidad y su sonrisa.
Su primer impulso fue agradecer, pero tuvo que reprimirlo, conociendo a Viktor iba a regañarlo por eso y la verdad es que el gesto fue tan jodidamente tierno y romántico que no quiso arruinarlo con su falta de costumbre. La cena transcurrió como siempre, entre bromas, risas y anécdotas de ambos que aún tenían mucho por conocerse y reconocer, pero lo bueno es que ninguno tenía prisa. Tenían la vida para descubrirse mutuamente.
La música era tenue pero lograba poner un ambiente muy acogedor en aquella escena, y antes del postre Viktor exigió toda la atención del japonés en él, después colocó la cajita de terciopelo sobre la mesa, para abrirla y que los anillos se vislumbraran entre ambos. Tomó uno y la mano de Yuuri, deslizando suavemente alrededor de su dedo anular el anillo. Los ojos del pelinegro observaron maravillados ese pedazo de metal que era su amuleto y prueba de amor. Casi podía jurar que relucían mucho más que antes, y ahora que prestaba atención, pudo leer la grabación en la pieza dorada “Life”
— Me enseñaste a vivir, Yuuri. – su voz lo sacó de sus pensamientos, centrando su vista por completo en él. — Por mucho tiempo fui un ser que se dedicaba simplemente a existir, recluido en sí mismo. Y luego llegaste tú, con tus bailes eróticos y tu autenticidad. – sus miradas se cruzaron y en la de Viktor podía leerse claramente la sinceridad en sus palabras. — Me volví tu entrenador, y podría jurar que desde ese día volví a nacer. – la mano rusa se arrastró sobre el mantel para tomar la del japonés y darle un apretón, acariciando el dorso con su pulgar. — Me devolviste a la vida. Hace un año que me siento vivo de nuevo, y todo gracias a ti, mi amor. –
Y al decir eso, se colocó su anillo, donde se podía leer claramente “Love”. Porque eso había llevado Viktor a la vida de Yuuri. El amor en su forma más pura, incondicional. Desde un principio llamó amor a eso que le hacía sentir, porque no encontraba otra palabra, y aunque seguía sin encontrarla, amor era una palabra que se acercaba bastante.
Los ojos marrones del mejor se vieron enrojecidos, era muy sensible y las palabras de Viktor lograron tocar fibras sensibles. Viktor tomó su mano ahora ambos con el anillo y besó la pieza dorada en el dedo del japonés.
Ese hombre lo tenía en la palma de su mano, idiotizado y lo mejor es que no se daba cuenta. En su inocencia, Yuuri era incapaz de dimensionar realmente las palabras de Viktor. Haría todo por él, cualquier cosa que le pidiera con tal de tenerlo a su lado sólo para él.
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blogdethemis · 4 years
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  CRECIMIENTO EXPONENCIAL
  Desde hacía un tiempo en el patio de la casa  venía un grupo de tortolitas a comer el alpiste que les ponía y Coquita la primera de ellas que llegó con la que habíamos hecho una relación muy especial se sentía como el  dueño del lugar, si bien dejaba comer a otras era muy territorialista y cuando comenzaron a ser muchas las comenzó a correr a picotazos, un día otro bravucón le empezó a pelear el territorio, mucho más aguerrido y bueno a partir de ahí se desató la guerra.
Sin embargo en un momento el alpiste desapareció y eso cambió la dinámica del lugar ya que el alimento por el cual luchaban no volvió por unos días a aparecer.
Si quieres conocer la primera parte aquí te dejo a donde ir.
LOS QUE MUESTRAN EL CIELO: LA LUCHA POR EL PODER (4)
  Unos días antes de este acontecimiento me había preguntado si estaba haciendo bien o estaba creando dependientes que cuando yo me ausentara por algún motivo o me fuera del lugar los habría dejado mal acostumbrados y eso tampoco estaba bien, pues más allá todo esto había surgido por el encierro por el coronavirus, donde digamos que se habían vuelto como mis compañeros y no dejaba de ser un motivo muy egoísta por mi parte.
Ahí traía la duda de qué hacer con ello hasta que la Vida con una acción me llevó a que saliera de mi duda y me respondió con hechos para que me diera cuenta y dejara pienso yo de malgastar mis energías en tales pensamientos.
Algo muy simple y sencillo cada quien se fue en busca de su comida, Coquita y su pareja la Ñandu volvieron a verse caminando por la calle del frente de la casa como antes lo hacían picoteando aquí, picoteando allá y los demás quién sabe para dónde se irían.
Aquí les va la historia
  Cuando me levanté ahí estaban todas esperando alimento, me vieron que fui a calentar agua, como todos los días y me senté, se quedaron todas sin poder dar crédito que la comida no llegara, Coquita y la Ñandu se acercaron como diciéndome:
-¡Ey!, te estás olvidando de algo- pues mientras preparo mi café les pongo que comer.
    Ahí traté de explicarles que no había alpiste sin embargo le iba a poner arroz, que lo tenía que hacer primero, nada que entendían, iban y venían, daban vueltas, picoteaban el suelo donde no había nada, como me imagino mostrándome lo que faltaba, me miraban, se acercaban más, hasta que al no darme por aludida, se fueron a seguir buscando algo por el patio.
Atrás llegó el Manda Más con la Despeinada su pareja, que así la llamé pues quien sabe por qué se le paran las plumas de la cabeza y cada vez que hay viento hay que verla, me hizo acordar de aquel twist que cantaba Palito Ortega por los años 60  que decía:
  “Tú tienes una carita deliciosa
Y tienes una figura celestial
Tú tienes una sonrisa contagiosa
Pero tu pelo es un desastre universal.
Despeinada twist, twist, twist….”
    Es un ser también muy singular o no sé si así son todas las hembras, pues a veces parece desgraciada, desprotegida, como que no se atreve o quién sabe tal vez es solo mi interpretación pues no las conozco bien a todas y creo que me conmueven mostrándome sus caritas, cosa que a veces me hacen dudar pues parecen todas santitas y no lo son tanto, se las traen también ellas no son tan pacíficas, aunque no llegan a pelear como algunos machos, pues también hay otros que no se meten en disputas.  Me da mucha ternura, pues cuando uno empieza a conocerlas, ellas a acercarse las va descubriendo y se presentan cada una con sus particularidades.
El Manda Más llegó también con su pasito y su clásico aullidito como si fuera cachorrito, reclamando me imagino mi olvido y cuando vio a Coquita todo él se enfureció, se olvidó a lo que venía, se le nubló su visión y se fue tras ella a correrla sin ningún miramiento y sin importarle la contestación.
    Al rato les puse el arroz que la verdad no tuvo quorum como que siguieron reclamando a lo que ya estaban acostumbradas.
-Ni modo, ya no hay, si quieren esperar, un día tal vez vendrá y si no confórmense con lo que hay. Es época de pandemia la vida ha cambiado y la suya también.
-¡Vaya limosneros con garrotes! que me salieron- me fui diciendo,  allá a lo lejos se escuchaba el descontento y se fueron yendo uno a uno .
Sin lugar a dudas mi parejita protegida, era por las que más lo sentía, pues ellas tienen un trato especial y el arroz, la avena o cualquier otra cosa no comen, más allá que luego pensé, fue lo que empezaron al principio a comer, por lo tanto eso de tener predilecciones en este momento como que no va, entonces dejé de preocuparme por ellas.
Eso sí los que estaban de parabienes eran los gorriones en esos días pues les encanta esos otros alimentos y no estaban las peleoneras tortolitas para molestarlos, por las dudas yo seguía  dejando de ellos, aunque no todo se lo comían y se resecaba.
Uno a uno emigraron hasta que con los días  desaparecieron todos.
El patio quedó vacío ya no se veían parados en las varillas o sobre el muro esperando, todo estaba desolado.
¡Qué se le va a hacer!, son cosas de la vida, el apego no es bueno trae sus consecuencias y esto me sirvió para darme cuenta que aunque no parezca ese bribón siempre lo traemos dentro y nos engatuza y nos hace creer que ya desapareció, sin embargo mucho ojo hay que tener con él pues en cualquier momento hace flaquear los sentimientos.
No voy a decir que no extrañé a Coquita pues ya no estaba dando vueltas mientras comía, o cocinaba ni paseándose todo el día en el patio, ahora sí ya unida a su compañera la Ñandu, pues a esa falta del alimento pasaron varios días para que volvieran a darse cuenta que ya había llegado, pienso que tenían que buscar mucho para proveerse del que comían sin hacer nada.
Hasta la falta del Manda Más se sentía, ese no escuchar su aullidito y que no viniera a protestar. No tenía con quien hablar, ni con quién pelear, pienso yo que por ahí se salía parte de la presión del encierro, cosa que no era justa, no dejaba de ser una parte interesada.
Coquita con la Ñandu al ratito nomás regresaron y le entraron al arroz, el cual disfrutaban mucho pues no había otras que lo disputaran, hasta que un día volvió el alpiste y ahí empezaron a llegar todas las demás.
Sin embargo otra cosa que aprendí fue a no maleducarlas, que es eso de despreciar el alimento que se les puede proveer, así que después de este episodio una de las comidas la cambié por arroz y hay que ver ahora como Coquita le entra sin ninguna lamentación pues el Manda Más no lo disputa, lo deja, ese quiere alimento fino, por lo tanto cuando se va a buscar que comer ella anda de nuevo libre y sola por el patio, sintiéndose como en los viejos tiempos antes de que todos estos llegaran.
Una de las cosas que veía es que cada día se estaban poniendo más gordas, indudablemente eso de que la comodidad y el sedentarismo trae la obesidad es muy cierto, hasta en ellas se les veía, así que a reducir la ración y a poner a todos en una dieta para bajar de peso, pues con eso que cada vez son más no alcanza el presupuesto para alimentarlos a todos como si estuvieran en etapa de engorde.
    Por otra parte también sucedía, que las peleas se habían hecho cada día más atroces, ya no se podían ver y cuando se encontraban no dejaban de perseguirse cosa que hizo que las demás estuvieran de parabienes pues mientras que estos dos peleaban ellas disfrutaban de los granitos que por el piso encontraban con total tranquilidad y calma.
Solo se corrían como hacía el gorrioncito para un lado cuando pasaban, y si alguna se les venía muy encima volando se alejaban y con ello buscaba su sana distancia.
    Por otra parte como el Manda Más y Coquita se iban por los aires peleando y tardaban a veces en llegar, las otras se comían toda la ración y cuando llegaban cada uno por su lado venían a reclamar comida, cosa que también quedó estipulado, que si por peleoneros se quedaban sin comer que se fueran para otro lado.
Coquita empezó a cansarse de tanta persecusión así que optó por quedarse alejada del lugar en donde pongo la comida y no digo la Ñandu que estaba bien asustada, ella después de todo el esfuerzo que hizo para bajar al patio, ahora de nuevo se encontraba en el muro esperando que la paz se reinstalara.
    Nuestro pequeño rojillo, un pajarillo muy dulce y tierno, seguía viniendo y ahí se quedaba parado en la varilla como si estuviera en las gradas de un ring de boxeo y seguía trasmitiendo con sus suaves gorjeos.
Me encanta verlo cuando llega tan pequeñito, observando lo que ahí sucede, por eso digo que me parece como si estuviera reportando los acontecimientos.
    En esas andábamos, pleitos por todos lados, y para colmo surgió otra amenaza inesperada, que bajó del cielo con una velocidad y ferocidad que hizo estremecer a todos los que nos encontrábamos en el patio, se escuchó su voz y sin ningún respeto se fue contra los pelioneros, eso sí no era ningún justiciero era:
PLUMA CAFÉ
más allá su historia la dejo para la próxima vez.
    MÉXICO
    CONTINUARÁN….
los reportes desde el patio, próximo capítulo saber cuándo.
    Aquí les dejo los capítulos anteriores
LOS QUE MUESTRAN EL CIELO
LOS QUE MUESTRAN EL CIELO (2)
LOS QUE MUESTRAN EL CIELO (3)
LOS QUE MUESTRAN EL CIELO: LA LUCHA POR EL PODER (4)
LOS QUE MUESTRAN EL CIELO: El nuevo visitante (5)
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GRACIAS A TODOS!!!! SALUDOS!!!!
        LOS QUE MUESTRAN EL CIELO: Las nuevas contiendas (6) CRECIMIENTO EXPONENCIAL Desde hacía un tiempo en el patio de la casa  venía un grupo de tortolitas a comer el alpiste que les ponía y Coquita la primera de ellas que llegó con la que habíamos hecho una relación muy especial se sentía como el  dueño del lugar, si bien dejaba comer a otras era muy territorialista y cuando comenzaron a ser muchas las comenzó a correr a picotazos, un día otro bravucón le empezó a pelear el territorio, mucho más aguerrido y bueno a partir de ahí se desató la guerra.
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blogdethemis · 4 years
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LA GRAN BATALLA
Desde aquel hecho que sucedió hace ya un tiempo en donde Coquita como la dueño absoluta del patio fue destronada por ese nuevo adversario que había llegado con mucha más fuerza, empuje y aparentemente juventud, pues en realidad no tengo manera de determinar la edad que esos pequeños seres, dulces y tiernos, la imagen del amor, de los enamorados, esos que parecen ser uno y que por sobre todas las cosas está el parecer vivir en el sueño encumbrado en que se ha metido a ese amor romántico que bueno para que decir que en los primeros momentos mientras las hormonas andan en su apogeo es posible que algo así se dé, más allá que pasado el tiempo todo se transforme en una gran batalla que para qué hablar y ese estar en las nubes para una gran mayoría se vuelve una gran caída y ¡BLIM!, la entrada a la realidad se cierne sobre los “drogados” actores de esa telenovela vendida desde hace mucho tiempo y que nos ha engañado a todos en la forma en que se espera que se den los acontecimientos del “amour”.
No hay mucha diferencia entre los alados y los humanos, cuando se trata del manejo del poder ahí empieza el conflicto, más allá que hay que dejar claro que entre la pareja de alados, ahí si son como dicen “dos tortolitos” en apariencia.
    Ya me fui por las ramas, dijeran por ahí, “diciendo bobadas”, estaba hablando de las tortolitas que cada día que pasa las conozco más y me doy cuenta que el “Peace and Love”, no va mucho con ellas.
Bueno como siempre sucede no era de esto que les quería contar sino de lo que ha sucedido en esta comunidad de no tan dulces habitantes, no tan tiernos encuentros y donde la guerra se ha desatado. Como en todos lados mientras dos bandos pelean todos los demás miran sin hacer nada, se protegen, hasta se espantan y se desaparecen, pues no es por nada por todas partes si se atraviesan los corretean o los picotean y se vuelven “daños colaterales”.
De esa forma se volvió el patio un lugar de batallas campales donde son muy pocos los que comen y los otros pasan hambre, como en esta realidad de plano en la que estamos.
    Eso sí no todo es negativo, como suele suceder donde todo es caótico siempre se encuentra lugares de armonía o aparecen cosas bellas, como en este caso que dentro de ello se presentó un ser que con un plácido chispeo muestra que hay encanto en esta vida, que también hay pacifistas que no buscan la confrontación y cuando la encuentran les parece mejor el alejarse de ella, aunque quedarse un rato viéndola puede ser de interés, eso sí, no entran en la disputa.
  Aquí les va la historia.
  De repente estaba en el patio cocinando, muy metida quien sabe en qué laberinto de mi “adentro”, pues cada día encuentro que tiene más corredores, más obscuros que el tren fantasma, cuando algo llegó volando y me sacó de donde estaba, con tal espanto, que la cuchara que tenía en la mano voló y mi corazón latió un poco acelerado.
En el mismo aire al divisarme y estar frente a mis ojos, como si fuera una caricatura quedó como frenado, por unos instantes como congelado, despavorido dio una vuelta y se fue a parar sobre una de las varillas del techo. Pienso que él también tenía que hacer una parada para recomponerse del acontecimiento pues lo pilló de sorpresa igual que a mí. Ni modo así tenía que ser nuestro encuentro.
Solo vi un gran punto rojo con algunas partes negras que parecía el llamado a huelga en el Reino de la Naturaleza.
    Era un pequeñísimo pajarillo rojo de esos que hay en la región y que de vez en vez se dejan ver por el pueblo, se quedó un rato mirando lo que sucedía en el piso, ahí estaban las tortolitas peleando y levantando alas, volando plumas por todos lados, se había armado la gran gresca en defensa del territorio, era Coquita con el nuevo amo que se traían una gran ofensiva, corrían por todo el patio y sucedía que cuando se alejaban de donde estaba la comida, enseguida bajaban todas aquellas que se habían quedado en el muro mirando y que eran las espectadoras y muy rápidamente comían sintiéndose el sonidito del piquito pegando en el cemento, ¡TIC!, ¡TIC!, ¡TIC!….
    Regresaba alguno de los líderes y todas emprendían el vuelo a refugiarse a la seguridad de las alturas, más allá que había veces en que enojado uno de ellos subía a perseguirlas y algunas optaban por irse, pues la situación estaba tan de locura que era imposible el comer tranquilas o tan siquiera hacerlo más tardaban en bajar que en volver.
Esto sucedió por varios días, era improbable que hubiera serenidad, la armonía de los tiempos felices e idílicos había desaparecido, quién sabe que era mejor si Coquita con sus picotazos o este nuevo Manda Más que había llegado que eso sí no dejaba que nadie se le acercara, más allá que cuando aquella junta que parecía que habían realizado para destronar a la líder del lugar todos se habían juntado y daban señal de estar de acuerdo, eso sí no creo que supieran con mucha claridad en la que se estaban metiendo, suele suceder cuando las promesas percibidas son lo que se deseaba, pero cómo se iban a implementar eso era otra cosa  y saber cómo se manejan en esto en el mundo alado.
Se habían juntado todos con el único fin de destronar y eso no podía llegar a un buen fin, ni modo que se le iba a hacer, ahora había que esperar que era lo que sucedía.
    Mirándolo desde afuera es muy parecido al manejo de los humanos, tal vez porque todos nos emparentamos en el ser animal. Elegimos para sacar a otro sin ver con claridad a quién o qué estamos dejando pasar.
Más allá la ganancia de todo se la llevaba el pequeño gorrión, que sigue viniendo al patio y él está solo, pasa como desapercibido, entre todas las corridas el simplemente comía y cuando le llegaban al lado se hacía a un costado dejándolos pasar para luego volver al lugar en donde estaba disfrutando de ese delicioso manjar dándose sus grandes atracones.  La verdad parecía invisible.
A veces también sucedía que se refugiaba en la paloma grande que llega, sobre todo en las tardes antes de que el sol se retire, ella primero mira todo, con una paciencia y una paz que cualquiera quisiera tener, pase lo que pase no se inmuta, hasta que de repente baja y come algunos granos, creo que solo viene por saborearlos. Su pareja también a veces la acompaña pero ella nunca baja, se me hace que no es de su agrado meterse en el ambiente de vecindad que se da.
Mientras tanto nuestro nuevo visitante que alegraba con ese canto suave y dulce, seguía llegando y dando el detalle a color en el ambiente grisáceo amarronado de los alados. Era un disfrute el verlo y cada día se quedaba más, se ve que le divertía o tal vez no entendía que era lo que acontecía.
    Sin embargo sucedió que el nuevo señor del terreno empezó a tomarse atribuciones que iban más allá de la comida que le ponía, comenzó a entrar en la cocina a husmear entre lo que allí había buscando el alpiste y los granos que encontraba.
Brincaba por todos lados y lo que es más a veces parecía que exigía que se le tratara como se hacía con Coquita, que sin lugar a dudas ella en mí tiene un sitio especial y bueno ese sí no está en disputa.
Bien claro le advertí, que en donde se reunía la comunidad de los suyos el mandara como quisiera sin embargo en donde era mi sitio ahí nadie venía a decir que era lo que había que hacer, pues no se necesitaba “machito” que viniera a imponer lo que él creía que tenía que ser.
Así nos pasamos buenos ratos entrados en las palabrerías, donde de una forma u otra le quería hacer comprender que no se metiera en mi terreno, pues también era territorialista, más allá él contestaba como con unos pequeños como ladridos de cachorrito, extraño el sonido que hacía.
Reía al escucharlo, pues bien que me había salido valiente este contrincante. No tenía ningún empacho en ponerse de frente, quería en cierta forma arremeter y que se le hiciera caso, buscaba parece gozar de todas las prerrogativas que supuestamente eran atribuidas a ese rol que ahora él ejercía.
Cosa que me enojó pues tenía demasiada osadía se sentía en una parte dueño, ahí como buen espantapájaros fui yo quien lo comenzó a corretear pues no era prudente dejar que esta conducta subiera de tono, muy aguerrido era el nuevo señor y como que quién sabe qué efecto buscaba con esa actitud.
Abusos hay en todas partes y abusadores también, digamos que basta darles un dedo como quien dice para que se tomen la mano.
Después de eso me empecé a dar cuenta que los límites hay que ponerlos desde el primer momento y no dejar que las situaciones se salgan del control pues en cualquier comunidad es indispensable mantener la sana convivencia y los lugares especiales se ganan no se imponen.
Todo seguía igual, el pajarito rojo volvía de vez en vez a visitar eso sí no se metía para nada en donde estaba la comida, él se quedaba parado siempre en la misma varilla y desde ahí lanzaba a los aires un chisporroteo bien bonito, calmado, que a veces subía un poquito el tono, de acuerdo a lo que acaecía en el suelo, parecía como si estuviera reportando la bulla que había.
    Hasta que un día se acabó el alpiste, sí eso sucedió y por unos días todos quedaron sin tener el disputado alimento, ya no había más peleas, ya no había más enfrentamientos y uno a uno se desaparecieron……….
  CONTINUARÁ……..
  MÉXICO
  Si quieres enterarte de los capítulos anteriores en el MUNDO DE LOS ALADOS aquí te los dejo.
LOS QUE MUESTRAN EL CIELO (1)
LOS QUE MUESTRAN EL CIELO (2)
LOS QUE MUESTRAN EL CIELO (3)
LOS QUE MUESTRAN EL CIELO: LA LUCHA POR EL PODER (4)
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  LOS QUE MUESTRAN EL CIELO: El nuevo visitante (5) LA GRAN BATALLA Desde aquel hecho que sucedió hace ya un tiempo en donde Coquita como la dueño absoluta del patio fue destronada por ese nuevo adversario que había llegado con mucha más fuerza, empuje y aparentemente juventud, pues en realidad no tengo manera de determinar la edad que esos pequeños seres, dulces y tiernos, la imagen del amor, de los enamorados, esos que parecen ser uno y que por sobre todas las cosas está el parecer vivir en el sueño encumbrado en que se ha metido a ese amor romántico que bueno para que decir que en los primeros momentos mientras las hormonas andan en su apogeo es posible que algo así se dé, más allá que pasado el tiempo todo se transforme en una gran batalla que para qué hablar y ese estar en las nubes para una gran mayoría se vuelve una gran caída y ¡BLIM!, la entrada a la realidad se cierne sobre los "drogados" actores de esa telenovela vendida desde hace mucho tiempo y que nos ha engañado a todos en la forma en que se espera que se den los acontecimientos del "amour".
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