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#Galileo ante el Santo Oficio
nicteh · 11 months
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Galileo ante el Santo Oficio, pintura del siglo xix, por Joseph-Nicolas Robert-Fleury
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damianacpi · 2 years
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Nada más triste y humillante que verse obligado a abjurar de sus teorías científicas ante un tribunal del Santo Oficio.
- Galileo Galilei
Un Día como Hoy febrero15 de 1564 nació en Pisa elnmatemático, ingeniero, físico y astrónomo Galileo Galilei considerado padre de la ciencia moderna.
Realizó contribuciones a las matemáticas, la dinámica, y la astronomía.
Construyó un telescopio a partir de una vaga descripción que recibió del mismo, fue pionero en su uso, descubrió cuatro lunas en Júpiter, realizó sus primeros trazados de la superficie lunar, en los que describe, por primera vez en la Historia las irregularidades de su superficie contradiciendo la doctrina aristotélica de la época que consideraba que todos los objetos celestes tenían superficies esféricas prefectas.
Sus estudios revolucionaron la visión del mundo vigente, pues confirmó el modelo heliocéntrico de Copérnico y demostró que la Tierra no era el centro del universo.
La Inquisición lo condenó por hereje. 359 años después, el Vaticano reconoció su error.
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aunqueudselocrea · 4 years
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LAS BIBLIOTECAS SUBTERRANEAS SECRETAS DEL VATICANO. ... LOS SOTANOS ATRAVIESAN CATACUMBAS ANTERIORES A EDIFICACIONES DEL VATICANO Y CUBREN KILOMETROS CON LIBROS Y RELIQUIAS Y EL INDEX O LISTA DE LIBROS PROHIBIDOS,TODOS ESOS LIBROS PERDIDOS Y QUE FUERON CENSURADOS O QUEMADOS,SUPUESTAMENTE POR LA INQUISICION. Y OBVIAMENTE,TEXTOS PELIGROSOS PARA LA IGLESIA.
El refugio nuclear fue proyectado por Pablo VI e inaugurado por Juan Pablo II Tiene dos pisos y una capacidad de 31.000 metros cúbicos SON 85 KILÓMETROS LINEALES DE ESTANTERÍAS CON DOCUMENTOS
“El búnker no se parece para nada al que describe Dan Brown, ¿verdad?” Reúne los archivos privados de los sucesivos Papas En medio del Vaticano, a varios metros bajo el suelo, existe un búnker. Un búnker blindado e inaccesible, construido con gruesos muros de hormigón armado, un prodigio de la más alta ingeniería, capaz de resistir una explosión nuclear. Tiene dos pisos y una capacidad de 31.000 metros cúbicos. Fue proyectado en tiempos de la Guerra Fría, durante el Pontificado de Pablo VI, e inaugurado en 1980 por Juan Pablo II. El objetivo de este refugio es mantener a salvo, incluso ante un eventual ataque atómico, uno de los bienes más preciados del Vaticano: los millones de papeles que componen el Archivo Secreto Vaticano.
Después de atravesar pasillos laberínticos, de subir numerosas escaleras, de bajar infinitos peldaños y de enfilar corredores estrechos y oscuros, por fin llegamos. “Aquí está”, anuncia con satisfacción Alfredo Tuzi, uno de los 55 empleados del Archivo Secreto Vaticano. Ante él se abre una inmensa sala repleta por doquier de archivos, carpetas, dossieres y legajos de documentos. “En total, 85 kilómetros lineales de estanterías con documentos”, asegura sacando pecho.
El búnker se encuentra bajo el Cortile della Pigna, el gigantesco patio situado en pleno corazón del Vaticano y así llamado por acoger una escultura en bronce de una piña de cuatro metros de altura. “El búnker no se parece para nada al que describe Dan Brown, ¿verdad?”, suelta Tuzi con retintín, en alusión directa al escritor estadounidense autor de ‘Ángeles y Demonios’, novela en la que describía erróneamente el búnker del Vaticano como una estancia acristalada y aclimatada. “Es que Dan Brown jamás ha puesto el pie aquí”, aclara Tuzi.
En realidad, el búnker del Archivo Secreto Vaticano es un gigantesco cubículo con los muros, el suelo y el techo todo de hormigón armado, sin ventanas, iluminado por fluorescentes blancos y repleto de estanterías. Son tantas las estanterías que alberga que se necesitarían varios días para recorrer todos los angostos pasillos que forman y leer solamente el encabezamiento de cada carpeta o archivo de documentos. ‘Madrid, caja 47’, se lee en un grupo de legajos. ‘Comunismo: Hungría, Polonia, Checoslovaquía’, se lee en otro.
Nadie sabe a ciencia cierta cuántos documentos componen el Archivo Secreto Vaticano, sólo se sabe que son millones y millones y millones. Al fin y al cabo, fue fundado por Pablo V hace exactamente 400 años y desde entonces conservan todas las actas, manuscritos, registros, bulas, códigos y documentos privados de cada Pontífice. De hecho, se llama ‘secreto’ porque toma el nombre del vocablo latino ‘secretum’, que significa privado. El Archivo Secreto vaticano reúne los archivos privados de los sucesivos Papas.
Pero el que se llame secreto no significa que sea inaccesible. Cuando fue fundado en 1612 sí que lo era: sólo algunos cardenales de curia tenían el privilegio de poder echar un vistazo a sus fondos. Pero desde 1881, por decisión del Papa León XIII, los contenidos del Archivo Secreto Vaticano pueden ser consultados por estudiosos de cualquier nacionalidad y credo. Aunque, tras la muerte de un Papa hay que esperar varios años antes de que sean desclasificados los documentos relativos a su pontificado.
Ahora mismo, por ejemplo, el último archivo que se abrió al público fue el de Pío XI, fallecido en 1939. Los de los Pontífices posteriores (Pío XII, Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II) permanecen cerrados al público, a la espera de que sean desclasificados cuando el Papa decida que ha llegado el momento de hacerlo. Hasta entonces, los documentos de esos papados permanecen encerrados bajo llave en una sección especial del búnker.
¿Quieres saber que hay dentro del bunker de los papas?
En el Archivo Secreto Vaticano también hay dos salas especiales en las que se custodian los valiosos pergaminos medievales y que, estás si, permanecen en unas condiciones de temperatura y humedad constante para evitar que puedan dañarse. Entre los pergaminos que hay se guardan, siempre bajo llave, 81 con sellos de oro.
Entrar en el búnker del Archivo Secreto Vaticano es un privilegio reservado a sólo unos cuantos afortunados. Sin embargo, y por primera vez en la historia, un centenar de los más importantes documentos que se custodian en el búnker han salido fuera de la Santa Sede y hasta el 9 de septiembre se pueden contemplar en Lux In Arcana, la exposición en los Museos Capitolinos de Roma que celebra el 400º aniversario de la fundación del Archivo Secreto vaticano.
Ahí están, por ejemplo, las actas del proceso de la Inquisición contra Galileo, la proclama de excomunión de Martín Lutero, las actas del proceso a Giordano Bruno (que tras ser condenado por herejía por el Santo Oficio murió en una hoguera el 17 de febrero de 1600 en el Campo de Fiori di Roma), la última carta de María Estuardo al Pontífice Sixto VI, una misiva de Voltaire a Benedicto XIV, un informe de Miguel Ángel sobre el estado de sus trabajos en la Basílica de San Pedro… Y así hasta un centenar.
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reto2020cdl · 4 years
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Hechos 1-2
La promesa del Espíritu Santo
1  En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar,
2 hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido;
3 a quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios.
4 Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí.
5 Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.
La ascensión
6 Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?
7 Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad;
8 pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.
9 Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos.
10 Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas,
11 los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.
Elección del sucesor de Judas
12 Entonces volvieron a Jerusalén desde el monte que se llama del Olivar, el cual está cerca de Jerusalén, camino de un día de reposo.[a]
13 Y entrados, subieron al aposento alto, donde moraban Pedro y Jacobo, Juan, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Jacobo hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas hermano de Jacobo.
14 Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos.
15 En aquellos días Pedro se levantó en medio de los hermanos (y los reunidos eran como ciento veinte en número), y dijo:
16 Varones hermanos, era necesario que se cumpliese la Escritura en que el Espíritu Santo habló antes por boca de David acerca de Judas, que fue guía de los que prendieron a Jesús,
17 y era contado con nosotros, y tenía parte en este ministerio.
18 Este, pues, con el salario de su iniquidad adquirió un campo, y cayendo de cabeza, se reventó por la mitad, y todas sus entrañas se derramaron.
19 Y fue notorio a todos los habitantes de Jerusalén, de tal manera que aquel campo se llama en su propia lengua, Acéldama, que quiere decir, Campo de sangre.
20 Porque está escrito en el libro de los Salmos:    Sea hecha desierta su habitación,    Y no haya quien more en ella; m y:    Tome otro su oficio. m
21 Es necesario, pues, que de estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros,
22 comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba, uno sea hecho testigo con nosotros, de su resurrección.
23 Y señalaron a dos: a José, llamado Barsabás, que tenía por sobrenombre Justo, y a Matías.
24 Y orando, dijeron: Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muestra cuál de estos dos has escogido,
25 para que tome la parte de este ministerio y apostolado, de que cayó Judas por transgresión, para irse a su propio lugar.
26 Y les echaron suertes, y la suerte cayó sobre Matías; y fue contado con los once apóstoles.
La venida del Espíritu Santo
2  Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos.
2 Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados;
3 y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos.
4 Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.
5 Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo.
6 Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua.
7 Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan?
8 ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido?
9 Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia,
10 en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de Africa más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos,
11 cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios.
12 Y estaban todos atónitos y perplejos, diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere decir esto?
13 Mas otros, burlándose, decían: Están llenos de mosto.
Primer discurso de Pedro
14 Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras.
15 Porque éstos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día.
16 Mas esto es lo dicho por el profeta Joel:
17 Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Vuestros jóvenes verán visiones, Y vuestros ancianos soñarán sueños;
18 Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.
19 Y daré prodigios arriba en el cielo, Y señales abajo en la tierra, Sangre y fuego y vapor de humo;
20 El sol se convertirá en tinieblas, Y la luna en sangre, Antes que venga el día del Señor, Grande y manifiesto;
21 Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.
22 Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis;
23 a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole;
24 al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella.
25 Porque David dice de él:    Veía al Señor siempre delante de mí;    Porque está a mi diestra, no seré conmovido.
26 Por lo cual mi corazón se alegró, y se gozó mi lengua, Y aun mi carne descansará en esperanza;
27 Porque no dejarás mi alma en el Hades, Ni permitirás que tu Santo vea corrupción.
28 Me hiciste conocer los caminos de la vida; Me llenarás de gozo con tu presencia.
29 Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy.
30 Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono,
31 viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción.
32 A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos.
33 Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís.
34 Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice:    Dijo el Señor a mi Señor:    Siéntate a mi diestra,
35 Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies. m
36 Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.
37 Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?
38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
39 Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.
40 Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.
41 Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.
42 Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.
La vida de los primeros cristianos
43 Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles.
44 Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas;
45 y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno.
46 Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón,
47 alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.
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15mcdl · 6 years
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7 de febrero
Hechos 1-4 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
1  En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar,
2 hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido;
3 a quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios.
4 Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí.
5 Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.
6 Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?
7 Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad;
8 pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.
9 Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos.
10 Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas,
11 los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.
12 Entonces volvieron a Jerusalén desde el monte que se llama del Olivar, el cual está cerca de Jerusalén, camino de un día de reposo.
13 Y entrados, subieron al aposento alto, donde moraban Pedro y Jacobo, Juan, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Jacobo hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas hermano de Jacobo.
14 Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos.
15 En aquellos días Pedro se levantó en medio de los hermanos (y los reunidos eran como ciento veinte en número), y dijo:
16 Varones hermanos, era necesario que se cumpliese la Escritura en que el Espíritu Santo habló antes por boca de David acerca de Judas, que fue guía de los que prendieron a Jesús,
17 y era contado con nosotros, y tenía parte en este ministerio.
18 Este, pues, con el salario de su iniquidad adquirió un campo, y cayendo de cabeza, se reventó por la mitad, y todas sus entrañas se derramaron.
19 Y fue notorio a todos los habitantes de Jerusalén, de tal manera que aquel campo se llama en su propia lengua, Acéldama, que quiere decir, Campo de sangre.
20 Porque está escrito en el libro de los Salmos:    Sea hecha desierta su habitación,    Y no haya quien more en ella; m y:    Tome otro su oficio. m
21 Es necesario, pues, que de estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros,
22 comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba, uno sea hecho testigo con nosotros, de su resurrección.
23 Y señalaron a dos: a José, llamado Barsabás, que tenía por sobrenombre Justo, y a Matías.
24 Y orando, dijeron: Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muestra cuál de estos dos has escogido,
25 para que tome la parte de este ministerio y apostolado, de que cayó Judas por transgresión, para irse a su propio lugar.
26 Y les echaron suertes, y la suerte cayó sobre Matías; y fue contado con los once apóstoles.
2  Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos.
2 Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados;
3 y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos.
4 Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.
5 Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo.
6 Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua.
7 Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan?
8 ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido?
9 Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia,
10 en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de Africa más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos,
11 cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios.
12 Y estaban todos atónitos y perplejos, diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere decir esto?
13 Mas otros, burlándose, decían: Están llenos de mosto.
14 Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras.
15 Porque éstos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día.
16 Mas esto es lo dicho por el profeta Joel:
17 Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Vuestros jóvenes verán visiones, Y vuestros ancianos soñarán sueños;
18 Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.
19 Y daré prodigios arriba en el cielo, Y señales abajo en la tierra, Sangre y fuego y vapor de humo;
20 El sol se convertirá en tinieblas, Y la luna en sangre, Antes que venga el día del Señor, Grande y manifiesto;
21 Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.
22 Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis;
23 a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole;
24 al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella.
25 Porque David dice de él:    Veía al Señor siempre delante de mí;    Porque está a mi diestra, no seré conmovido.
26 Por lo cual mi corazón se alegró, y se gozó mi lengua, Y aun mi carne descansará en esperanza;
27 Porque no dejarás mi alma en el Hades, Ni permitirás que tu Santo vea corrupción.
28 Me hiciste conocer los caminos de la vida; Me llenarás de gozo con tu presencia.
29 Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy.
30 Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono,
31 viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción.
32 A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos.
33 Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís.
34 Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice:    Dijo el Señor a mi Señor:    Siéntate a mi diestra,
35 Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies. m
36 Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.
37 Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?
38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
39 Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.
40 Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.
41 Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.
42 Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.
43 Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles.
44 Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas;
45 y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno.
46 Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón,
47 alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.
3  Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración.
2 Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo.
3 Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna.
4 Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos.
5 Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo.
6 Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.
7 Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos;
8 y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios.
9 Y todo el pueblo le vio andar y alabar a Dios.
10 Y le reconocían que era el que se sentaba a pedir limosna a la puerta del templo, la Hermosa; y se llenaron de asombro y espanto por lo que le había sucedido.
11 Y teniendo asidos a Pedro y a Juan el cojo que había sido sanado, todo el pueblo, atónito, concurrió a ellos al pórtico que se llama de Salomón.
12 Viendo esto Pedro, respondió al pueblo: Varones israelitas, ¿por qué os maravilláis de esto? ¿o por qué ponéis los ojos en nosotros, como si por nuestro poder o piedad hubiésemos hecho andar a éste?
13 El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su Hijo Jesús, a quien vosotros entregasteis y negasteis delante de Pilato, cuando éste había resuelto ponerle en libertad.
14 Mas vosotros negasteis al Santo y al Justo, y pedisteis que se os diese un homicida,
15 y matasteis al Autor de la vida, a quien Dios ha resucitado de los muertos, de lo cual nosotros somos testigos.
16 Y por la fe en su nombre, a éste, que vosotros veis y conocéis, le ha confirmado su nombre; y la fe que es por él ha dado a éste esta completa sanidad en presencia de todos vosotros.
17 Mas ahora, hermanos, sé que por ignorancia lo habéis hecho, como también vuestros gobernantes.
18 Pero Dios ha cumplido así lo que había antes anunciado por boca de todos sus profetas, que su Cristo había de padecer.
19 Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio,
20 y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado;
21 a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo.
22 Porque Moisés dijo a los padres: El Señor vuestro Dios os levantará profeta de entre vuestros hermanos, como a mí; a él oiréis en todas las cosas que os hable;
23 y toda alma que no oiga a aquel profeta, será desarraigada del pueblo.
24 Y todos los profetas desde Samuel en adelante, cuantos han hablado, también han anunciado estos días.
25 Vosotros sois los hijos de los profetas, y del pacto que Dios hizo con nuestros padres, diciendo a Abraham: En tu simiente serán benditas todas las familias de la tierra.
26 A vosotros primeramente, Dios, habiendo levantado a su Hijo, lo envió para que os bendijese, a fin de que cada uno se convierta de su maldad.
4  Hablando ellos al pueblo, vinieron sobre ellos los sacerdotes con el jefe de la guardia del templo, y los saduceos,
2 resentidos de que enseñasen al pueblo, y anunciasen en Jesús la resurrección de entre los muertos.
3 Y les echaron mano, y los pusieron en la cárcel hasta el día siguiente, porque era ya tarde.
4 Pero muchos de los que habían oído la palabra, creyeron; y el número de los varones era como cinco mil.
5 Aconteció al día siguiente, que se reunieron en Jerusalén los gobernantes, los ancianos y los escribas,
6 y el sumo sacerdote Anás, y Caifás y Juan y Alejandro, y todos los que eran de la familia de los sumos sacerdotes;
7 y poniéndoles en medio, les preguntaron: ¿Con qué potestad, o en qué nombre, habéis hecho vosotros esto?
8 Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: Gobernantes del pueblo, y ancianos de Israel:
9 Puesto que hoy se nos interroga acerca del beneficio hecho a un hombre enfermo, de qué manera éste haya sido sanado,
10 sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano.
11 Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo.
12 Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.
13 Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús.
14 Y viendo al hombre que había sido sanado, que estaba en pie con ellos, no podían decir nada en contra.
15 Entonces les ordenaron que saliesen del concilio; y conferenciaban entre sí,
16 diciendo: ¿Qué haremos con estos hombres? Porque de cierto, señal manifiesta ha sido hecha por ellos, notoria a todos los que moran en Jerusalén, y no lo podemos negar.
17 Sin embargo, para que no se divulgue más entre el pueblo, amenacémosles para que no hablen de aquí en adelante a hombre alguno en este nombre.
18 Y llamándolos, les intimaron que en ninguna manera hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús.
19 Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios;
20 porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.
21 Ellos entonces les amenazaron y les soltaron, no hallando ningún modo de castigarles, por causa del pueblo; porque todos glorificaban a Dios por lo que se había hecho,
22 ya que el hombre en quien se había hecho este milagro de sanidad, tenía más de cuarenta años.
23 Y puestos en libertad, vinieron a los suyos y contaron todo lo que los principales sacerdotes y los ancianos les habían dicho.
24 Y ellos, habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz a Dios, y dijeron: Soberano Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay;
25 que por boca de David tu siervo dijiste:    ¿Por qué se amotinan las gentes,    Y los pueblos piensan cosas vanas?
26 Se reunieron los reyes de la tierra, Y los príncipes se juntaron en uno Contra el Señor, y contra su Cristo. m
27 Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel,
28 para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que sucediera.
29 Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra,
30 mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús.
31 Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios.
32 Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común.
33 Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos.
34 Así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido,
35 y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad.
36 Entonces José, a quien los apóstoles pusieron por sobrenombre Bernabé (que traducido es, Hijo de consolación), levita, natural de Chipre,
37 como tenía una heredad, la vendió y trajo el precio y lo puso a los pies de los apóstoles.
Reina-Valera 1960
(RVR1960)
Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.
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jpinmo44 · 6 years
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Galileo ante la Inquisición
En 1616 Galileo fue reclamado por primera vez en Roma para responder a las acusaciones esgrimidas contra él, batalla a la que se aprestó sin temor alguno, presumiendo una resolución favorable de la Iglesia. El astrónomo fue en un primer momento recibido con grandes muestras de respeto en la ciudad; pero, a medida que el debate se desarrollaba, fue quedando claro que los inquisidores no darían su brazo a torcer ni seguirían de buen grado las brillantes argumentaciones del pisano. Muy al contrario, este episodio pareció convencerles definitivamente de la urgencia de incluir la obra de Copérnico en el Índice de obras proscritas: el 23 de febrero de 1616 el Santo Oficio condenó al sistema copernicano como «falso y opuesto a las Sagradas Escrituras», y Galileo recibió la admonición de no enseñar públicamente las teorías de Copérnico.
Consciente de que no poseía la prueba que Belarmino reclamaba, por más que sus descubrimientos astronómicos no le dejaran lugar a dudas sobre la verdad del copernicanismo, Galileo se refugió durante unos años en Florencia en el cálculo de unas tablas de los movimientos de los satélites de Júpiter, con el objeto de establecer un nuevo método para el cálculo de las longitudes en alta mar, método que trató en vano de vender al gobierno español y al holandés.
En 1618 se vio envuelto en una nueva polémica con otro jesuita, Orazio Grassi, a propósito de la naturaleza de los cometas y la inalterabilidad del cielo. Tal controversia dio como resultado un texto, El ensayador (1623), rico en reflexiones acerca de la naturaleza de la ciencia y el método científico, que contiene su famosa idea de que «el Libro de la Naturaleza está escrito en lenguaje matemático». La obra, editada por la Accademia dei Lincei, venía dedicada por ésta al nuevo papa Urbano VIII, es decir, al cardenal Maffeo Barberini, cuya elección como pontífice llenó de júbilo al mundo culto en general, y en particular a Galileo, a quien el cardenal había ya mostrado su afecto.
Primera edición del Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo (1632)
La nueva situación animó a Galileo a redactar la gran obra de exposición de la cosmología copernicana que había ya anunciado muchos años antes: el Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo (1632); en ella, los puntos de vista aristotélicos defendidos por Simplicio se confrontaban con los de la nueva astronomía abogados por Salviati, en forma de diálogo moderado por la bona mens de Sagredo, que deseaba formarse un juicio exacto de los términos precisos en los que se desenvolvía la controversia.
La obra fracasó en su intento de estar a la altura de las exigencias expresadas por Belarmino, ya que aportaba, como prueba del movimiento de la Tierra, una explicación falsa de las mareas, y aunque fingía mediante el recurso al diálogo adoptar un punto de vista aparentemente neutral, la inferioridad de Simplicio ante Salviati (y por tanto del sistema tolemaico frente al copernicano) era tan manifiesta que el Santo Oficio no dudó en abrirle un proceso a Galileo, pese a que éste había conseguido un imprimatur para publicar el libro en 1632. La sentencia definitiva Interpretando la publicación del Diálogo como un acto de desacato a la prohibición de divulgar el copernicanismo, sus inveterados enemigos lo reclamaron de nuevo en Roma, ahora en términos menos diplomáticos, para que respondiera de sus ideas ante el Santo Oficio en un proceso que se inició el 12 de abril de 1633. El anciano y sabio Galileo, a sus casi setenta años de edad, se vio sometido a un humillante y fatigoso interrogatorio que duró veinte días, enfrentado inútilmente a unos inquisidores que de manera cerril, ensañada y sin posible apelación calificaban su libro de «execrable y más pernicioso para la Iglesia que los escritos de Lutero y Calvino». Encontrado culpable pese a la renuncia de Galileo a defenderse y a su retractación formal, fue obligado a pronunciar de rodillas la abjuración de su doctrina y condenado a prisión perpetua. El Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo ingresó en el Índice de libros prohibidos y no salió de él hasta 1728. Según una piadosa tradición, tan conocida como dudosa, el orgullo y la terquedad del astrónomo lo llevaron, tras su vejatoria renuncia a creer en lo que creía, a golpear enérgicamente con el pie en el suelo y a proferir delante de sus perseguidores: «¡Y sin embargo se mueve!» (Eppur si muove, refiriéndose a la Tierra). No obstante, muchos de sus correligionarios no le perdonaron la cobardía de su abjuración, actitud que amargó los últimos años de su vida, junto con el ostracismo al que se vio abocado de forma injusta. La pena fue suavizada al permitírsele que la cumpliera en su quinta de Arcetri, cercana al convento donde en 1616 y con el nombre de sor Maria Celeste había ingresado su hija más querida, Virginia, que falleció en 1634. En su retiro, donde a la aflicción moral se sumaron las del artritismo y la ceguera, Galileo consiguió completar la última y más importante de sus obras: Discursos y demostraciones matemáticas en torno a dos nuevas ciencias, publicada en Leiden por Luis Elzevir en 1638. En ella, partiendo de la discusión sobre la estructura y la resistencia de los materiales, Galileo sentó las bases físicas y matemáticas para un análisis del movimiento que le permitió demostrar las leyes de caída de los graves en el vacío y elaborar una teoría completa del disparo de proyectiles. La obra estaba destinada a convertirse en la piedra angular de la ciencia de la mecánica construida por los científicos de la siguiente generación, con Isaac Newton a la cabeza. En la madrugada del 8 al 9 de enero de 1642, Galileo falleció en Arcetri confortado por dos de sus discípulos, Vincenzo Viviani y Evangelista Torricelli, a los cuales se les había permitido convivir con él los últimos años. Casi trescientos años después, en 1939, el dramaturgo alemán Bertold Brecht escribió una pieza teatral basada en la vida del astrónomo pisano en la que se discurre sobre la interrelación de la ciencia, la política y la revolución social. Aunque en ella Galileo termina diciendo «Yo traicioné mi profesión», el célebre dramaturgo opina, cargado de melancólica razón, que «desgraciada es la tierra que necesita héroes». En 1992, exactamente tres siglos y medio después del fallecimiento de Galileo, la comisión papal a la que Juan Pablo II había encargado la revisión del proceso inquisitorial reconoció el error cometido por la Iglesia católica. #HistoriaUniversal #LunesHistòrico
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valladolidnoticias · 6 years
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Un equipo de fútbol para golear contra la exclusión
Antonio Dual ‘Pipi’, 15 años, llega a las pistas del instituto Ramón y Cajal con una caja enorme en los brazos, el precinto medio abierto y una sonrisa que anticipa que lo que tanto llevaban esperando ya está por fin aquí. «Ja, que tenemos camisetas nuevas», grita a los compañeros. Y un batallón de brazos compite por ser el primero en coger la equipación, meter la mano en la caja para hacerse con el mejor número, con un pantalón de la talla correcta, con una elástica azul cielo que lleva grabado el escudo en el pecho: Club Deportivo Santo Toribio.
Este es un equipo de fútbol sala que es más que un equipo de fútbol sala. Es una escuadra que no solo juega en la cancha. Es un grupo de chavales que golpean balones para aprender valores. Son unos jugadores abonados al ascenso, aunque no vayan primeros en la clasificación. Es una iniciativa emprendida por Cáritas y la parroquia de SantoToribio que parece un simple club deportivo pero que, en realidad, es mucho más.
Lo cuenta Antonio Verdugo, el cura de la iglesia de la calle Hornija, en Delicias. «El equipo nació como parte de un proyecto más amplio de integración social y de educación de calle. En la parroquia trabajamos con adolescentes y jóvenes desde una vertiente educativa que no solo incluye el apoyo escolar, sino que también se interesa por otros aspectos, como el tiempo libre, el ocio saludable, la lucha contra la exclusión, la integración, el trabajo con las familias», explica Verdugo. Yel fútbol se ha convertido en una vía efectiva para llegar a estos chavales.
El equipo (de cadetes y juvenil) está compuesto por jóvenes de entre 14 y 18 años y compite en ligas escolares. Es, por lo tanto, imprescindible que los jugadores estén matriculados y vayan al instituto o cursen un módulo de Formación Profesional;si no, no pueden formar parte del club. Esto es clave para luchar contra el abandono escolar y han conseguido que dos adolescentes se reenganchen a los estudios, que vuelvan a las aulas para terminar la Secundaria o formarse en un oficio.
«El fútbol es la excusa», explica Carlos San Segundo, educador de calle de Cáritas y uno de los promotores de la iniciativa, que cuenta con el respaldo de la Fundación Municipal de Deportes. Desde hace años, San Segundo desempeña su labor en zonas como Delicias, Las Viudas o Barrio España. Acompaña, charla y aconseja a adolescentes para prevenir situaciones de riesgo, conflicto y exclusión. Se ha convertido, en muchos casos, en confidente y amigo. Se ha ganado su confianza para echarles una mano –si hay problemas en casa, con los amigos, en los estudios– e incluso una bronca si es menester. La clave, dice Carlos, es estar cerca de los jóvenes, comprenderlos, hablar su lenguaje, conocer sus anhelos, estar donde ellos están.
Por ejemplo, en el entorno de una tienda quiosco que había cerca de la iglesia de Santo Toribio y que los chavales usaban como centro de reunión. Allí, sentados en la acera, en el respaldo de un banco, se pasaban las tardes muertas. Charlaban, escuchaban música, trasteaban con el móvil, echaban un pitillo o una pachanga. «En realidad no hacían nada. Se pasaban allí el día, sin estudiar…».
«Qué os gustaría hacer?» –les preguntó Carlos una tarde– «¿Qué os parecería si montamos un equipo de fútbol?». Y una llama de ilusión, de compañerismo, de un reto alcanzable, vete a saber, prendió entre estos chavales con sobredosis de calle. Y así fue como el año pasado nació este club, que entrena los martes y los jueves, aunque no todo consista en esfuerzo físico y toque de balón. Junto a la preparación clásica de un equipo de fútbol, los jugadores del Santo Toribio mantienen encuentros periódicos con el educador de calle.
«Nos sirven para hablar, para compartir experiencias, para que los chavales se abran y nos cuenten sus preocupaciones y les podamos ayudar». Porque a veces la vida saca demasiadas tarjetas rojas. Porque hay familias que viven partidos en los que siempre se pita un penalti injusto. Porque hay expulsiones no provocadas y chavales a los que el futuro les sienta siempre en el banquillo. «El fútbol nos ayuda a llegar a ellos y enseñar una serie de valores que son importantes, como la responsabilidad, el compañerismo, el trabajo en equipo, el respeto al rival y a los árbitros, la higiene, la puntualidad», indica San Segundo.
Pueden parecer cuestiones muy básicas, pero en algunos casos necesarias. «Nos pasó en uno de los primeros partidos.Algunos de los chavales salieron el día anterior y llegaron de empalmada al partido.Perdimos, claro. De ahí hay una enseñanza clara: sin esfuerzo y determinados sacrificios, es imposible conseguir lo que queremos», asegura Carlos.
Guillermo González y Luis Ángel Cañas son dos jóvenes entrenadores que colaboran como voluntarios en el club. Ellos se encargan de dirigir los entrenamientos, de definir las tácticas, de plantear los partidos, de administrar la plantilla. «Es verdad que les falta algo de disciplina, pero son buenos chavales y todo se puede trabajar», explica González, quien indica que lo que más le ha costado en este tiempo es conseguir que sus jugadores le escuchen. «Muchas veces van a lo suyo y necesitas imponerte. Juegan un fútbol muy callejero y aquí están aprendido la táctica, a jugar en equipo y contra un rival», apunta Cañas.
El equipo estuvo formado en un principio por adolescentes gitanos, pero esta temporada (la segunda)se ha abierto también a payos y a jóvenes de otras nacionalidades, como Jhordany Miguel Morales (14 años), dominicano y defensa, o Abderrahman Dachraoui (14), que es marroquí y juega de portero. Abderrahman llegó al equipo como tantos otros integrantes. Acudía a las clases de refuerzo escolar en la parroquia y allí le comentaron que existía el club, que necesitaban jugadores, y que si le apetecía, que se apuntara. Abderrhaman, que estudia segundo de la ESO en elArca Real y quiere ser policía, no lo dudó.
Jonathan Villagrá tiene 15 años. Cursa cuarto de la ESO en Cristo Rey y reconoce que tiene que acostumbrarse al equipo después de tantos años de fútbol de calle. «Muchos de mis amigos están en La Victoria y me iba a jugar a las pistas de allí, o en Delicias, o en las Cortes, o en las canchas que hay junto a El Corte Inglés. Ahora aquí jugamos más en serio… y está bien», dice mientras los compañeros recuerdan que él fue uno de los goleadores que permitió ganar (7-4)el encuentro frente al Galileo.
Antonio ‘Pipi’ («viene de piojo, porque de niño era muy pequeño») deja la caja con las equipaciones en el suelo y busca su camiseta. Contra la pared están sentados varios de sus compañeros. Algunos fuman. Los hay que bromean. Otros se quitan los pantalones del chándal para probarse los del uniforme. Hay uno, Carlos de la Fuente, que se acerca al fotógrafo que saca las imágenes del reportaje para preguntarle por el objetivo que utiliza. «Es que de mayor quiero ser fotógrafo», asegura un joven de 16 años, que juega de ala o de portero, según convenga, que desde hace seis años toca el violonchelo con la orquesta In Crescendo y que valora, sobre todo, el «compromiso con los colegas» que supone jugar con el Santo Toribio. Óscar Jiménez, 16 años, pivote, estudia FP Básica de mantenimiento de vehículos en el Juan de Herrera y subraya el buen compañerismo. «Hemos mejorado la técnica, ahora tratamos mejor el balón;lo de antes en la calle eran pachangas… ahora jugamos de verdad», dice Adrián Jiménez, pivote, 15 años, en el equipo de cadete, un apasionado de la Tecnología.
Los entrenadores dan palmadas y comienza la sesión física. Este fin de semana juegan. Pero el partido más importante, el que de verdad importa, tiene lugar fuera de la cancha… y para esa contienda contra el futuro también les preparan y enseñan aquí, en el club deportivo Santo Toribio.
Fuente: El Norte de Castilla
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LA PRIMERA SEÑAL: Jesús en Caná. (Juan 2:1-12)
INTRODUCCIÓN Todos sabemos que el matrimonio es algo muy importante, una de las grandes decisiones que tomamos en la vida, y la celebración que está asociada a él tiene una tremenda relevancia. La fiesta de bodas es “el evento” y sobre todo para muchas mujeres es imaginado durante años. Implica un gasto importante, e igualmente un grado de tensión y stress no menor. En la época de Jesús, como en nuestra época, la fiesta de bodas involucra mucha preparación y mucho gasto. Son muchos los invitados, y los invitados por lo común comen mucho… y beben a veces más que lo suficiente. Y aquí nos encontramos a Jesucristo. Con su grupo de discípulos, con su madre y sus hermanos. Todos asistiendo a esta boda en la norteña localidad de Caná de Galilea. ¡Aquel por quien mediante todas las cosas por fueron hechas, estaba en una fiesta! ¿Recuerdan al Sr. Miyagi? (El maestro de la película Karate Kid), una vez dijo: “Desconfía de los espirituales que no bailan.” Y acá vemos a uno que es más que un “espiritual” participando y compartiendo la alegría y el jolgorio de una pareja que se unía para caminar juntos la vida. Dios hecho hombre, el Señor de cielo y tierra involucrándose en medio de lo ordinario de la vida que se celebra, se canta, se come y se bebe. Y esto ciertamente fue razón de escándalo para muchos que buscaban en la religión una excusa para sentirse superiores a los demás. Jesús mismo apunta a esto cuando dice “Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: He aquí un hombre comilón, y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores.” (Mateo 11:19) Jesús no es un monje, Jesús no es un asceta o un ermitaño encerrado en sus profundas prácticas contemplativas. Jesús es un hombre de oración cuyos ojos están fijos en su Padre y que participa del mundo que creó y que sabe que es bueno. Es un hombre que se goza en el matrimonio de una pareja que se ama, pues él mismo instituyó ese orden en el jardín del Edén con Adán y Eva, los primeros esposos. Jesús de Nazaret, el vecino y amigo de los de Caná de Galilea, el hijo de María; Ishu, como le decían los del barrio, asistía con su familia y discípulos a una fiesta. 1. En Caná de Galilea vv.1 y 2 Nada hay en la vida de Jesús que esté sujeto al azar. Nada es casualidad. Todo tiene un hondo significado y propósito. Dios nos habla también por medio de la geografía, por medio del entorno sociocultural en donde decide actuar. El Verbo encarnado ha elegido un lugar para aprender a ser hombre. Caná está a unos siete kilómetros de distancia de Nazaret y es inmediatamente contigua a Séforis. ¿Por qué es importante esto? ¿Es un dato para llenar puzles o presumir conocimiento? No. Porque nos señala de qué tipo es la vocación humana de Jesús. Recordemos que el Verbo de Dios se hizo carne, no se disfrazó de humano. El norte de Israel es la tierra de los impuros, es la zona de aquellos de quienes hay que desconfiar, es la región de los que están lejos de la religión oficial del templo y de todos sus sacrificios y normas. Es el territorio de los zelotes, una especie de guerrilla anti romana que cometían atentados y asesinatos selectivos. Los galileos son considerados peligrosos, son en muchos sentidos los marginales de la Tierra Santa. Entonces podemos decir que es en muchas maneras que Galilea está lejos de Jerusalén. Y si Jerusalén es el centro, Galilea es la periferia. No es incorrecto que parafraseemos a Natanael diciendo “¿Puede salir algo bueno de Galilea?” Y Jesús, el Emmanuel, el Dios-con-nosotros, decide hacer su primer milagro en Caná. Esto es muy profundo pues nos muestra el desconcertante estilo de Dios. Dios siempre sorprende pues no actúa desde nuestras lógicas mezquinas. Dios es como el vital rio que fecunda los valles corriendo por lo más bajo de estos. Fíjense, el rio siempre desciende… y así da vida. Dios también. Se abaja hasta lo más humilde de la condición humana para asumirla desde lo hondo. Ireneo de Lyon, un pastor mártir de los primeros siglos dijo: “No se redime sino lo que se asume.” Dios no teme hacerse despreciado, no teme pronunciar la verdad eterna con el acento de los humildes, no le da asco lo popular. Si Jesús y sus apóstoles estuvieran aquí hoy, dirían seguramente “la calor”, “la esparda”, “el porongo”. Esta es una de las muchas razones por la que la encarnación es un escándalo. Buda será hijo de un poderoso rey, Krishna el auriga de un importantísimo guerrero… Jesús el Cristo, un nazareno hijo de vecino, heredero del oficio duro de su padre, de un obrero no calificado (τέκτoν no significa carpintero, sino que más bien, en buen chileno, “maestro chasquilla”). Por esto es tan relevante este detalle que muchas veces pasamos por alto. Jesús hace su primer milagro en Caná de Galilea. El Verbo de Dios se encarnó en carne nazarena. 2. Un problema en medio de una fiesta. vv. 3-8 No sé si nos damos cuenta de este importante detalle. Jesús hace un milagro que raya en lo irrelevante según nuestros criterios para los milagros. Un milagro es que alguien se cure de una enfermedad terminal, o que finalice de manera sobrenatural una guerra o que se levante uno que está muerto. Tenemos relegado lo milagroso al terreno de lo “importante”. En cambio el problema de la falta de vino afectaba a un aspecto del desarrollo de una fiesta, era una cuestión doméstica que perturbaba sólo a una cuestión social. Inclusive, del milagro mismo, fueron testigos muy pocas personas, su madre y los empleados de la fiesta. No fue que Jesús pasara delante de todos los invitados y lo aplaudieran, que el diera un discurso y que todos los asistentes se convirtieran. No. Fue un milagro discreto ante una situación casera. Faltaba vino para seguir celebrando la alegría de unos novios, simplemente eso. Fue en medio de esta llanura en que se reveló el esplendor de la montaña de Cristo. Pero fueron muy pocos los que vieron levantarse su monte. Y es así que Jesús sigue actuando en nuestras vidas: Discretamente en medio de las cosas de cada día. Y no es que a veces él no abra los mares delante de nuestros pies y sumerja bajo las aguas a sus enemigos, sino que prefiere llevarnos al asombro en medio del curso cotidiano de las horas. Él sigue haciendo señales milagrosas que le apuntan. Somos nosotros los que no nos damos cuenta. No estamos atentos, no tenemos la mirada profunda, no tenemos los ojos de los sencillos. Nos hemos contaminado con la espectacularidad de la ciencia ficción y de las películas de Hollywood. ¿Sabe cuál fue uno de los más grandes milagros de Jesús? Crecer durante treinta años en silencio en la oscura aldea de Nazaret. El milagro de ser vecino y amigo de los de Caná de Galilea. ¿Sabe cuál es el mayor milagro de Jesús hoy? El ser vecino nuestro, es que él sea nuestro amigo. ¿Qué dice Juan 15:15? “Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.” Jesús nos introduce al misterio del Padre, nos hace participar de una comunión inaudita, nos abrasa en el fuego santo de una relación en el crepitar bendito de una presencia que abriga y que reconforta en un consuelo y una paz que el mundo no conoce. Jesús vive a nuestro lado, Él viene a nuestra boda y sin que nos demos cuenta, transforma en vino el agua de nuestras viejas tradiciones. Lo inútil de nuestras obras es convertido en vino nuevo, lo que servía para perpetuar un inútil intento de auto justicia, lo cambia en jugo de alegría y celebración. Agustín de Hipona decía, “¿Quieres saber lo que creemos? Ven y escucha lo que cantamos?” ¿Y qué es lo que cantamos? ¿Nuestros triunfos en la vida? ¿La fuerza de nuestra virtud? ¿Lo poderosa de nuestra voluntad? ¿La inteligencia de todas nuestras decisiones? No. Cantamos sus misericordias, su poder, su condescendencia, su gracia infinita. ¡Cristo es nuestro vino y nuestro canto! ¡Él y sólo él es la causa de nuestra alegría! ¡Embriaguémonos en su dulce sabor! ¡Gocémonos en los rojo de su sangre que nos viste y que por cuyo precio fuimos adquiridos para siempre! ¡Aleluya!
3. Y así empezaron a creer. vv. 9-12 ¿Se dan cuenta como son exclusivamente los pequeños los que se dan cuenta del milagro? La palabra para sirvientes que usa el texto es “διάκονοι”, ¿Les suena? Solo aquellos que sirven son los que se dan cuenta de la verdad de Dios. Tengo la seria sospecha que en nuestra congregación son los que sirven los que han visto más claramente el rostro de Dios. ¿Para qué dar nombres? Podríamos hacer una lista que de seguro sobrecogería nuestros corazones enterneciéndonos en el recuerdo y en la admiración. La iglesia en Chiguayante ha sido sostenida por los que han servido y sirven humildemente, ellos son los que glorifican a Dios, ellos son los que han dado la otra mejilla y han andado la segunda milla. Ellos han sido misioneros, ellos no han sido murmuradores, los que sirven han sido los que han esperado contra toda esperanza, así como Abraham. ¿Y los que no sirven? ¿Y los que no se esfuerzan? ¿Y los que se han hecho expertos en la crítica y el chisme? ¿Qué pasa con nosotros cuando no servimos? No nos damos cuenta del milagro, bebemos el vino sin alegrarnos tanto como pudiéramos si sirviéramos. Y lo que es peor, puede que no creamos en verdad. ¿Cómo no arder de pasión por Cristo al haber gustado sus misericordias? ¿Cómo no gastar la vida por Él que se dio por entero por nosotros en el Gólgota? ¿Cómo no llegar temprano el domingo? ¿Cómo no cumplir con excelencia nuestras obligaciones? ¿No será que nuestra experiencia con Cristo es superficial? ¿Tan superficial que despreciamos a su cuerpo que es la iglesia? Pero ánimo. Así como los siervos fueron testigos del milagro tú también puedes verlo. ¡Ponte a repartir el vino de Jesús! ¡Alégrate en la alegría de los otros! ¡Descubre una y otra vez que puedes ser parte de la obra grandiosa de Dios! En lo personal me impresionó mucho el versículo diez. Dios reservó el buen vino hasta ahora. El ritualismo que sólo era sombra y figura de lo que vendría ha sido superado por la obra consumada y suficiente de Jesucristo, y por la presencia del Espíritu Santo en nuestros corazones. ¡Esta es la gloria de Cristo manifestada delante de nuestros ojos! ¿La ves? ¿Necesitas saltos y gritos? ¿Vestimentas hermosas y sofisticados argumentos? ¿O buscas la parafernalia que le gustaba a Herodes cuando pedía milagros? ¿Qué más quieres? No busquemos nada más que a Jesús, Él es la Buena Nueva. Reposemos en el dulce y amoroso beber de su nombre. Que él y sólo Él sea el vino de nuestro contento. ¡Llenemos el mundo con su evangelio! ¡Colmemos Chiguayante con su mensaje! Esta es nuestra misión. Misión que sólo será cumplida por los que sirvan. Sea el Espíritu Santo el viento que nos anime y nos arroje a la aventura, que Él haga de nuestra congregación una fiesta donde abunde el vino de su presencia enamorada y poderosa.
TAREA 1. Mira las calles de Chiguayante, ¿Cómo se vería Jesús hoy en ellas? Imagínatelo. Asómbrate al redescubrir a Jesús como humilde vecino de tu casa. 2. ¿Dónde te falta vino nuevo? ¿Te conformas con el agua de los antiguos cumplimientos? (Cumplo y miento). ¿Eres un servidor que es testigo de los milagros de Jesús? 3. ¿Cuándo fue la última vez que te embriagaste de Jesús? 4. ¿Crees verdaderamente en Jesús? ¿Dónde ves su gloria? ¿Cómo notan los otros que crees en Jesús y le conoces?
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El Judaismo de Cristobal Colon Dialogos con la Historia
Artículo de Dialogos con la Historia en http://dialogosconlahistoria.com/judaismo-cristobal-colon/
El Judaismo de Cristobal Colon
Colón se cambió al catolicismo por temor a la inquisición.
Según las últimas investigaciones, quedan muy pocas dudas sobre el origen judío del descubridor de las Américas. Así lo confirman documentos encontrados en la Biblioteca Real de España y que nunca antes habían estado al alcance de los historiadores. También lo confirman documentos que se conservan en los archivos secretos del Vaticano. Con ocasión del centenario del nacimiento de Einstein, también judío, el 10 de noviembre de 1979, el Papa Juan Pablo II abrió al público sus archivos. En esta memorable fecha el Papa pidió perdón al mundo por la condena que la inquisición, llamada el Santo Oficio, dio a Galileo Galilei. Su pecado fue sostener que era la tierra la que giraba alrededor del sol y no lo contrario como lo sostenía la iglesia.
La Fundación Samson Trust, sostenida por la familia que encabeza Elie Shalit, logró consultar documentos fundamentales sobre el tema. En ellos se demuestra que no fueron las joyas de la Reina Isabel de Castilla las que costearon la expedición, sino la comunidad judía. Antes de la expulsión de los judíos de España en 1492, decretada por los reyes Católicos Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, más del 10% de la población española practicaba la religión judía. Creada la inquisición todo ser que no fuera católico solo tenía 3 caminos: o se convertía al catolicismo, o salía del país dejando todos sus bienes o moría en la hoguera. Emigraron entonces 120 mil judíos, especialmente a Portugal. Ante esta situación, Colón, que había nacido de una rica familia judía de Genova (Italia), se convirtió al catolicismo. Es sabido que influyentes judíos cristianizados abogaron ante los Reyes para que le dieran la bendición a Colón de zarpar del puerto de Palos de Moguer el 3 de Agosto de 1492. Tres naves partieron hacia el occidente con la intención de encontrar un camino más corto para llegar a la India.
Colón recibió en la Universidad de Coimbra, en Portugal, amplios conocimientos de cartografía, matemáticas y astronomía. Compartía con el sabio Toscanelli la idea de que la tierra era redonda y por tanto era factible llegar al oriente viajando al occidente. Desde antes de la era cristiana los judíos tenían alguna noción sobre la redondez de la tierra. Por esta razón, el yom kipur, el año nuevo judío, lo celebraban durante 2 días en vez de uno. Sabían que mientras a un lado de la tierra era de día, al otro lado era de noche. Curiosamente el día de la expulsión de los judíos de España, corresponde en el calendario judío, que ahora va en el año 5772, al 9 de Av, día de la destrucción del templo de Jerusalén por los romanos.
La mayoría de los 120 marineros que integraban la expedición, eran de origen judío. Huían de las persecuciones de la inquisición y buscaban otras tierras donde pudieran ejercer libremente su religión. En las anotaciones sobre el desembarco en la isla de Guanahaní, que Colón bautizó como San Salvador, se lee que Colón habló a sus habitantes en hebreo, pensando que había encontrado una de las tribus perdidas de Israel.
Colón siempre ocultó los datos de su nacimiento y de su infancia. En las cartas que envió a los reyes de España mencionaba al rey David y a la expulsión de los judíos, asuntos que no tenían relación con su descubrimiento. Estas cartas, según estudios del departamento de grafología de la policía de Madrid, fueron escritas de derecha a izquierda tal como se escribe el hebreo. En las cartas que enviaba a su hijo siempre ponía en la parte superior de cada hoja las palabras hebreas bet hei que en hebreo significa “con la ayuda de Dios”.
El descubrimiento del nuevo mundo alentó a muchos criptojudíos a emigrar a él. En el cementerio hebreo de Curaçao, el más antiguo de América, se leen en numerosas tumbas nombres castellanizados pertenecientes a familias judías. Son comunes los terminados en guez, ez y los de nombres de santos tales como Rodríguez, Gutiérrez, González, López, Santodomingo, Santos, Sanjuán, Santamaría etc. -En un artículo que el profesor Luis López de Mesa escribió, encontró más de 300 apellidos castellanizados descendientes de familias judías españolas y portuguesas convertidas al cristianismo.
No sabemos cuántas sorpresas más nos deparará la historia sobre la infancia de Colón.
Felipe Coiffman Prof. De Cirugía Plástica de la Universidad Nacional
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