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#Cargamento de oro
nathiusplus · 1 year
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The Vort3x: Chapter IV
Extra: King Cethra
Cethra Vraysilus era un hombre imponente, de una altura con  un metro, noventa y un centímetros y una complexión atlética que imponía respeto en cualquiera que lo viera. Su piel negra y sus mechones de cabello blanco plateado lo hacían destacar entre la multitud, pero era su fama la que realmente lo hacía sobresalir en la región. Como líder de su tripulación, Cethra Vraysilus era un pirata temido y respetado por igual. Había ganado su sobrenombre de "Rey Dragón del océano" por la arquitectura de su barco, que se asemejaba a un dragón del mar con alas extendidas. Su tripulación estaba compuesta por hombres y mujeres experimentados que habían pasado meses en alta mar sin pisar tierra firme.
A pesar de su reputación de pirata implacable, Cethra era un hombre justo y honorable, y su tripulación lo respetaba profundamente por ello. Había adquirido su habilidad como navegante y estratega a lo largo de los años, y era conocido por planear meticulosamente cada uno de sus asaltos. Desde que tomó el mando del barco tras la muerte de su padre, Cethra había estado surcando los mares en busca de riquezas y aventuras. A pesar de su éxito como pirata, nunca había tenido descendencia directa, y se decía que su barco era su hogar y su tripulación su familia.
Con más de tres décadas de experiencia en el mar, Cethra Vraysilus era una leyenda viviente, y su nombre se susurraba con temor y admiración en todos los puertos que visitaba. Cethra durante largos años en alta mar, había visto demasiados continentes por sus viajes, para él aquellos viajes no eran poca broma, eran siempre serios para cualquier obstáculo, tempestad o como si hubieran semanas de gran calma, al pisar tierra hacía el mismo patrón: Mejorar su barco para estar siempre en buenas condiciones, tener provisiones para los siguientes meses junto a informarse de donde mejor ir en su siguiente trayectoria, era muy inteligente en saber esos detalles.
Además de ser un experto en la navegación, Cethra era un hombre astuto y sabía cómo moverse en un mundo lleno de peligros y enemigos. A pesar de su reputación como pirata, siempre había mantenido un código de conducta que él mismo se había impuesto, y eso le había permitido ganarse el respeto y la lealtad de su tripulación. Una tarde, mientras se encontraba en la taberna de un pequeño puerto, Cethra escuchó una conversación que llamó su atención. Dos hombres estaban hablando de un cargamento de oro que estaba siendo transportado desde las Indias Occidentales hacia Inglaterra. Los hombres no eran conscientes de que estaban hablando con el famoso Rey Dragón del Océano, y Cethra escuchó cada palabra con atención.
Intrigado por la información, Cethra decidió que era hora de volver a Inglaterra para ver si podría hacerse con una parte del botín. Sabía que no sería fácil, pero si alguien podía hacerlo, era él. Con su barco completamente preparado y su tripulación lista para la acción, Cethra partió hacia las costas inglesas, listo para enfrentar cualquier desafío que se le presentara en el camino.
The United Kingdom of Great Britain and Northern Ireland · England: London. 1620 { Una década antes }
Tomo una gran decisión en pisar Inglaterra, pocas veces lo había pisado, pero le llegó a sus oídos de que si ayudaba al Rey Carlos I, podría obtener una gran riqueza para sus futuros viajes en alta mar, sabía del detalle de que entre Reyes se entenderían a la perfección, pero tampoco se debía fiar por completo según los tratos de por medio. Así que después de unos meses pensándolo muy bien, tomo rumbo hacia Londres, al ser Pirata junto a su tripulación, no iban a ser bien recibidos, pero quiso hacer un pacto de paz antes de bajar del barco e dar aquellos primeros pasos para una nueva Era y mantener su buena reputación.
Cethra sabía que no sería fácil negociar con el Rey Carlos I y su corte, pero confiaba en su habilidad de persuasión y en la lealtad de su tripulación. Después de amarrar su barco en el puerto de Londres, se acercó a la Torre de Londres, donde se encontraba la corte del rey. Allí, presentó sus respetos al monarca y le explicó su situación: su deseo de colaborar con el reino a cambio de una recompensa justa. Carlos I, a pesar de desconfiar de los piratas, vio en Cethra y su tripulación una oportunidad para expandir su imperio en ultramar y aceptó sus términos.
A partir de ese momento, Cethra se convirtió en un aliado del rey y de la corona inglesa. A cambio de su servicio, se le concedió un permiso de corso, que le permitía atacar a los barcos de las naciones enemigas del reino y quedarse con su botín. Con el tiempo, Cethra se convirtió en uno de los corsarios más temidos y respetados del mundo, extendiendo su influencia y fortuna a lo largo y ancho de los mares. Sin embargo, su éxito también lo hizo blanco de los celos y la envidia de otros piratas y corsarios, quienes intentaron desacreditarlo y acabar con su carrera. Cethra tuvo que estar siempre alerta y vigilante, rodeándose de hombres leales y astutos para enfrentar las traiciones y las conspiraciones en su contra. Pero a pesar de los peligros y los obstáculos que enfrentó en su carrera, Cethra Vraysilus siempre mantuvo su código de honor y su espíritu aventurero, convirtiéndose en una leyenda de los mares y un símbolo de la libertad y la valentía.
The United Kingdom of Great Britain and Northern Ireland · England: London. 1625 { Cinco años antes }
En una ceremonia solemne en el palacio real de Londres, el Rey Carlos I subió al estrado ante la mirada expectante de los invitados que se congregaron en el salón principal. Entre ellos se encontraba Cethra Vraysilus, vestido con su mejor traje de gala y con una expresión de orgullo en el rostro. El monarca tomó la palabra y comenzó a hablar de los servicios prestados por el Rey Dragón del océano a la corona británica durante los últimos cinco años. Destacó su valentía en la defensa de los intereses ingleses en ultramar y su habilidad para neutralizar a los piratas enemigos que amenazaban las rutas comerciales del reino.
Tras una breve pausa, el Rey Carlos I anunció su decisión de otorgar a Cethra Vraysilus el título de Barón, en reconocimiento a su lealtad y su contribución a la seguridad y prosperidad de Inglaterra en los mares. Los asistentes aplaudieron la noticia mientras Cethra subía al estrado y se arrodillaba ante el rey para recibir la espada que simbolizaba su nuevo título nobiliario. El monarca le felicitó personalmente y le agradeció sus servicios antes de abrazarlo en señal de amistad y alianza. Cethra se levantó con la cabeza alta y una sonrisa en el rostro, sintiéndose orgulloso y agradecido por la distinción otorgada.
The United Kingdom of Great Britain and Northern Ireland · England: London. 1628. { Actualidad }
Después cinco años conviviendo en Londres, y dentro de la corte, estuvo un largo tiempo ausencia de nuevo en alta mar, con propios asuntos piratas, pero en distinto modo al pertenecer actualmente dentro de la corte del Rey Carlos I, al informarse de los problemas con el mismo Parlamento. Sabía que debía regresar a tierra firme e poner de su parte para que tampoco le afectará, al regresar se dio cuenta de los recientes cambios, Cethra le dio mucha curiosidad acerca de Lord Nathius, la nueva mano del Rey, el cual tenia una riqueza incluso más alta que la suya, y quiso saber más sobre la Casa Nathius. Se sorprendió más aún de su hija, Lady Nathius, la cual se gano el título de Dama de honor, Dama del Rey por sus habilidades sobrenaturales. . .
Aunque la presencia de Lady Nathius le intimidaba, no podía evitar sentir curiosidad de que hubiera seres sobrenaturales dentro de la corte, algo que el mismo Rey Carlos I sabía muy bien. Sin embargo, se dio cuenta de que Lady Nathius era bastante solitaria y antisocial, lo que hacía difícil tener una cercanía con ella. Cethra no podía evitar preguntarse sobre las habilidades sobrenaturales de Lady Nathius, aunque se mantuvo alejado por respeto a su privacidad y su personalidad reservada.
Cethra se encontraba sentado en el Consejo Real, en pleno silencio, mientras Lord Nathius explicaba los nuevos cambios que se avecinaban en el reinado. A pesar de que Cethra no hablaba mucho, su presencia era siempre notada. Era un hombre imponente y serio, que siempre parecía estar analizando cada situación. Mientras escuchaba a Lord Nathius hablar, Cethra no podía evitar sentir curiosidad por la hija de este último, Lady Nathius. A pesar de que nunca había hablado mucho con ella.
Pero Cethra no tenía tiempo para distracciones. El futuro del reinado estaba en juego y él estaba ahí para ayudar a protegerlo. Así que mantuvo su atención en Lord Nathius, escuchando atentamente sus planes y estrategias. Una vez terminada la reunión, Cethra se levantó y se retiró sin decir una palabra, pero sabía que tendría que mantener un ojo en Lady Nathius en el futuro, Cethra se levantó y se retiró sin decir una palabra, pero sabía que tendría que mantener un ojo en Lady Nathius en el futuro, pues su presencia en la corte podía tener consecuencias impredecibles. A medida que se alejaba de la sala del consejo, pudo sentir una presencia detrás de él y supo que era ella.
Part I: “Changes”
"Si quieres que tenga sentido todo lo que te rodea debes adaptarte a ciertos cambios. . ."
The United Kingdom of Great Britain and Northern Ireland · England: London. 1628.
Recientemente ocurrió un evento importante en la historia de Inglaterra conocido como la "Petition of Right" {Petición de Derecho}, Fue una declaración de los derechos y libertades individuales de los ciudadanos ingleses que se consideraba habían sido violados por el rey Carlos I. La Petición de Derecho fue presentada al rey por el Parlamento y establecía que el rey no podía imponer impuestos sin el consentimiento del Parlamento, ni encarcelar a personas sin causa justa o suspender el derecho a un juicio justo. El rey inicialmente se negó a aceptar la Petición, pero finalmente tuvo que hacerlo debido a la presión del Parlamento. Padre estaba al tanto de ello, pero no tenía poder sobre ello, así que hasta el mismo Rey le pidió no involucrarse en ello, no siempre sería la mano salvando el mismo Reino.
Para los caballeros, la moda es un poco más sencilla que para las damas. Usualmente llevan una camisa de lino blanca y un chaleco o jubón ajustado que llega a la cadera. Este jubón puede estar adornado con botones de metal o perlas, y se lleva con pantalones largos y holgados hasta la rodilla. A menudo, estos pantalones están hechos de terciopelo o seda, y pueden tener una cinta decorativa en la parte superior. Los zapatos de cuero son siempre una elección popular, y los sombreros de ala ancha son comunes para proteger del sol o la lluvia.
Las damas, por otro lado, tienen una gran variedad de opciones para su vestimenta. La ropa se compone de un corpiño ajustado y una falda larga y amplia que cae desde la cintura. La tela más popular para los vestidos es la seda, el satén o el terciopelo, y pueden ser adornados con encajes, bordados y pedrería. Los escotes de los vestidos varían, desde los más modestos hasta los que dejan al descubierto los hombros. Las mangas pueden ser ajustadas y llegar hasta la muñeca, o ser amplias y abullonadas. Los accesorios también son importantes para las damas. Los sombreros son populares, y a menudo están decorados con plumas o flores. Los guantes de cuero son una necesidad, y las joyas como collares, pulseras y pendientes están de moda. El cabello a menudo se peina hacia arriba en un elaborado peinado, y se usa polvo blanco en la cara para darle un aspecto pálido.
Estaba en la corte esa tarde dando vueltas sin hacer nada cuando el Parlamentario John Coke se presentó ante el rey para discutir los asuntos del Estado. Podía sentir la tensión en el aire cuando comenzaron a hablar, y me acerqué discretamente para escuchar su conversación.
El parlamento de Inglaterra, liderado por John Coke, comenzó a cuestionar el poder del Rey Carlos I y sus políticas fiscales, lo que llevó a una tensa relación entre el rey y el parlamento. Coke se destacó por ser un defensor del parlamento y de las libertades civiles, y se opuso a la política fiscal del Rey Carlos I, que consideraba un abuso de poder. Como Secretario Principal, era responsable de asesorar al rey sobre cuestiones políticas y de supervisar la correspondencia oficial. A menudo se encontraba en desacuerdo con el rey y sus consejeros sobre cómo manejar los asuntos del Estado.
John Coke se presentó ante el Rey Carlos I en la corte, listo para abordar un tema delicado. La tensión en la habitación era palpable, y los cortesanos presentes observaban con atención.
— Su Majestad, me preocupa el rumbo que está tomando el país —  Comenzó John. — Las políticas fiscales que se han implementado no están siendo bien recibidas por el pueblo, y temo que la tensión continúe aumentando — El Rey Carlos I levantó la mano en señal de interrupción. — Entiendo sus preocupaciones, señor Coke, pero estoy seguro de que sé lo que es mejor para mi reino. La decisión final siempre recae en mí y no puedo permitir que el parlamento interfiera en mis asuntos —
— Comprendo su posición, su Majestad — Respondió John, — Pero creo que el parlamento debe tener una voz en las decisiones importantes que afectan a todo el país. No podemos permitir que una sola persona tenga tanto poder y decida todo por sí misma — El Rey Carlos I frunció el ceño ante la insistencia de John. — Entiendo su postura, señor Coke, pero no creo que esté de acuerdo con usted. Como Rey, tengo el derecho y el deber de gobernar a mi pueblo de la manera que crea más conveniente —
La discusión continuó durante varios minutos, con John y Carlos I argumentando sus puntos de vista. Finalmente, la reunión llegó a su fin con una sensación de tensión sin resolver. Después de que el parlamentario se retirara, el rey se volvió hacia los cortesanos y les pidió su opinión. Me mantuve en silencio, como siempre hacía, pero escuché con atención mientras los demás cortesanos expresaban su apoyo o desacuerdo con el rey.
El Rey Carlos I y su esposa la Reina Enriqueta María de Francia, tuvieron una relación tumultuosa. En general, las discusiones entre ellos se centraban en asuntos políticos y religiosos. Carlos era un rey conservador y quería imponer su autoridad en los asuntos religiosos, mientras que Enriqueta María era católica y tenía una opinión más liberal. Además, Enriqueta María era una mujer muy influyente en la corte y no siempre estaba de acuerdo con las decisiones de su marido. Otro tema de discordia fue el hecho de que Carlos I era un rey muy endeudado y se vio obligado a imponer impuestos elevados a sus súbditos. Enriqueta María, por su parte, era muy impopular entre los ingleses debido a su origen extranjero y a sus inclinaciones católicas, lo que provocó que fuera objeto de muchas críticas y burlas.
Me quede dando vueltas por el palacio en la plena madrugada. Mientras camino, escucho la discusión cada vez más acalorada del Rey Carlos I y la Reina Enriqueta María de Francia sobre sus opiniones religiosas. A pesar de que no me interesa mucho este tipo de conversaciones, sigo escuchando por curiosidad y porque no quiero volver a mi recámara. La discusión continúa durante horas, con la Reina tratando de persuadir al Rey de su punto de vista y este defendiendo sus creencias. Aunque al principio hablaban con voz baja, poco a poco sus voces se fueron elevando hasta que se escuchaban por todo el pasillo. Yo estaba tratando de ignorarlos, pero era imposible no escuchar lo que decían.
La Reina exasperada e enfurecida por la insistencia de su esposo en imponer su religión a todos los ciudadanos de Inglaterra. Ella argumenta que la libertad de religión es esencial y que el Rey no debería intentar imponer su fe a los demás. El Rey, por otro lado, cree que la Iglesia de Inglaterra debe ser purificada de todas las influencias católicas y que su religión es la única verdadera.
La discusión se intensifica y los gritos se vuelven más fuertes. La Reina argumenta que el pueblo inglés debe ser libre de seguir su propia fe y que ella misma no tiene intención de convertirse al anglicanismo. El Rey la acusa de ser una papista y de tener lealtades divididas. La discusión continúa por horas, con ambos cónyuges defendiendo sus puntos de vista con vehemencia. A medida que avanza la noche, la discusión se vuelve más tensa y se hace evidente que no hay solución en el horizonte. A pesar de que no estaba interesada en las discusiones, me sorprendió el nivel de intensidad del debate. Mientras seguía caminando, pude escuchar cómo la discusión llegaba a su clímax. En cuanto la discusión terminó el Rey se retira a su habitación y la Reina sale a dar un paseo para calmarse.
La Reina se percato de mi presencia no tan lejana de su habitación, hice una leve reverencia y gire la mirada hacia el jardín del centro sin pestañeo alguno. — ¿No puede descansar Lady Nathius? — Negué un poco a su pregunta. — Puede que tengamos la culpa por discutir a estás horas, me disculpo por ello — Le forme una sonrisa al miradla — No se disculpe Majestad, vos no ha tenido ninguna culpa, todas las madrugadas doy ciertas vueltas por el palacio y de paso, saco un poco a. . . — Hice el gesto a Quimera, el cual aún no le puse ningún nombre en concreto, la Reina se sobresalto en cuanto lo observo tan de cerca — No tenga temor por él, es bastante amistoso cuando se lo propone —
— ¿Qué. . . Es? — Quimera se acerco poco a poco manteniendo sus pupilas en sus ojos. Dato curioso, sus pupilas mostraban varios tonos de color según su estado de carácter, en cuanto estaba furioso, serían rojos, los azules en plena serenidad, y los dorados en cuanto analizaba, los cuales tenía justo en ese momento sin apartar la mirada sobre la Reina. — Una raza combinada de Tigre-Dragon — Ella se agacho relajando sus latidos, — Nunca había visto una criatura descrita en libros. . . ¿Tiene nombre? — Negué un poco — Con tanto viaje, y asuntos dentro de la corte, no he pensado en darle ninguno, ¿Desea nombradlo de alguna forma Majestad? —
— Será todo un honor, he pensado en Theron: nombre de origen griego con significado "cazador" — Quimera levanto ambas orejas puntiagudas junto a sus cuernos moverse poco a poco, — Parece que le gusto el nombre, se lo agradezco Majestad — Sonrió bastante alzando el brazo para acaricia su rostro — Pues Theron será a partir de ahora —
Empecé a ver parte de su personalidad durante toda la madrugada, desde que permanecí en Inglaterra me llevaba a los oídos que Enriqueta María era una mujer inteligente, culta e educada, con una gran afición por el arte y la música. También se la describía como una mujer piadosa y devota, que dedicaba gran parte de su tiempo a la oración y la lectura de textos religiosos. Por otro lado, preocupada por su bienestar, lo que llevó a algunos a acusarla de ser demasiado posesiva y controladora. En cuanto a sus pasatiempos y actividades fuera de la corte, se sabe que disfrutaba de la jardinería y la botánica, y que tenía su propio huerto en el Palacio de St. James en Londres. También se dice que le gustaba montar a caballo y cazar, aunque estas actividades no eran muy comunes para las mujeres de la época. La Reina era una mujer con una personalidad compleja, pero que se preocupaba por su familia, era devota y tenía un gran amor por el arte y la cultura.
— Si no tengo más remedios. . . — Obvio de que estaba bromeando con mis palabras, la Reina Enriqueta soltó una leve risa — Acepto con todo honor Majestad — Estos últimos meses fueron un tanto alocado con tantos movimientos, la Reina permanecía más en Inglaterra, con ello llego detrás más personas de alto rango, nueva guardia Real siguiéndola, mucho más trabajo para las doncellas personales, incluso Padre tendría reuniones constantes para los nuevos cambios. El Rey añadió al Barón Cethra Vraysilus, quien fue años atrás un Rey Pirata, el cual por su reconocimiento y lealtad junto a su contribución a la seguridad y prosperidad de Inglaterra en los mares.
Extra: “Avice”
Las doncellas podían ser tomadas de familias nobles como parte de alianzas políticas o sociales. En algunos casos, las doncellas podían ser huérfanas o de origen humilde y ser llevadas a la corte como aprendices de sirvientas o doncellas. Una familia de alta cuna para tener una alianza política dentro de la corte, enviaba a un o una descendiente para entrenarse como Doncella. A cambio, la familia podría recibir beneficios o favores del rey o la reina, como cargos públicos o tierras. También podía ser una forma de mostrar lealtad al monarca y ganar su favor. En algunos casos, la familia podía incluso pagar por el puesto de doncella para asegurarse de que su hija estuviera en la corte.
Un matrimonio de alta cuna, para tener beneficios dentro de la corte, envían a su primogénita como Doncella, si ambos padres fallecen. La continuidad de la hija como doncella en la corte dependería de varios factores, como por ejemplo si existe algún acuerdo previo entre las dos familias o si la niña tiene algún otro tutor o guardián que pudiera hacerse cargo de ella. En general, se espera que las doncellas de la corte tengan cierto nivel de protección y apoyo. Es importante tener en cuenta que la vida en la corte podía ser dura y competitiva, y que la hija tendría que trabajar duro para destacar y asegurarse un lugar en la corte.
La edad a la que se entregaba a las jóvenes para su formación como doncellas variaba según la situación. En algunos casos, se entregaban a la corte a una edad muy temprana, incluso a los cinco o seis años, mientras que en otros casos, las jóvenes no comenzaban su formación hasta la adolescencia, alrededor de los trece o catorce años. Se esperaba que las doncellas fueran lo suficientemente maduras para manejar las responsabilidades de servir en la corte, pero lo suficientemente jóvenes para ser moldeadas por los entrenadores y maestros de la corte.
Avice nació en la familia Bloodfang, pero no era la primera en la línea de sucesión y sus padres estaban más interesados en sus propios asuntos que en cuidar de ella. Por eso, cuando cumplió la edad suficiente, Avice llegó a la misma Corte a sus doce años. La enviaron a la corte para convertirse en una doncella. Fue una decisión difícil, pero sabían que su hija tendría una vida mejor allí.
En la corte, Avice fue asignada como doncella de la Dama de Honor, Lady Nathius. Al principio, tuvo dificultades para adaptarse a la vida en la corte y las exigencias de su trabajo, pero poco a poco se fue ganando la confianza de Lady Nathius y se convirtió en su única doncella más cercana. Un día, mientras Avice se encontraba trabajando en los aposentos de Lady Nathius, recibió una carta informándole de la muerte de sus padres. Avice estaba devastada, pero también se sintió aliviada al saber que habían llegado a un acuerdo con la corte para que su hija pudiera continuar con su entrenamiento como doncella.
El acuerdo implicaba que Avice sería tutelada por su único familiar dentro de la corte, su tío, quien era un miembro de la Guardia Real. Él se haría responsable de su educación y su entrenamiento como doncella. Avice se sintió agradecida por el apoyo de su tío y se dedicó aún más a su trabajo como doncella, sabiendo que su futuro estaba asegurado.
The United Kingdom of Great Britain and Northern Ireland · England: London. 1623. { Cinco años antes }
Avice tenía 12 años cuando fue llevada a la corte para comenzar su entrenamiento como doncella. Fue una experiencia abrumadora para ella, una niña que provenía de un pequeño pueblo donde todos se conocían y ayudaban entre sí. Ahora se encontraba en un lugar desconocido, rodeada de personas que parecían estar siempre apuradas y con un aire de superioridad que la intimidaba. El día a día en la corte no era nada fácil para Avice. Se levantaba temprano por la mañana para asistir a las lecciones de etiqueta y protocolo. Aprendía a caminar correctamente, a sentarse, a hablar en público y a comer con elegancia. Las horas eran largas y el trabajo era arduo, pero Avice se esforzaba al máximo para impresionar a sus tutores.
A medida que pasaban las semanas, Avice comenzó a hacer amistades con otras doncellas de su edad. A veces, se encontraban en los pasillos o en la sala de espera y compartían sus historias y preocupaciones. Descubrió que no era la única que se sentía abrumada por la corte y que muchas otras también luchaban por mantenerse al día con las expectativas de sus tutores. Pero no todas las relaciones eran amistosas. Avice también tuvo que lidiar con la envidia y la rivalidad de algunas de las otras doncellas. Algunas la ignoraban o la excluían de sus grupos sociales, mientras que otras se burlaban de ella o le hacían bromas pesadas. A veces, Avice se sentía sola y desolada, extrañando su vida anterior y su hogar.
La presión de ser perfecta en todo momento también era abrumadora para Avice. No podía permitirse un solo error o descuido, ya que su comportamiento reflejaba no solo en ella sino en la familia a la que pertenecía. A veces, se sentía sofocada por las expectativas y la falta de libertad que tenía para ser ella misma. Sin embargo, a pesar de todas las dificultades y desafíos, Avice no se rindió. Siguió trabajando duro y se dedicó a perfeccionar sus habilidades. Con el tiempo, comenzó a destacarse por su gracia y habilidad, lo que le valió el reconocimiento de sus tutores y la admiración de algunas de las otras doncellas. Aunque aún tenía mucho que aprender y superar, Avice comenzó a sentirse más cómoda en la corte y a encontrar su lugar en ella. Con el apoyo de su tío y algunas amistades, se dio cuenta de que podía enfrentar cualquier dificultad que se le presentara y seguir adelante.
The United Kingdom of Great Britain and Northern Ireland · England: London. 1625. { Tres años antes }
Avice llevaba ya dos años en la corte cuando comenzó a sentirse cada vez más sola y desconectada de su vida anterior. Había dejado atrás a su familia, amigos y a su pequeño pueblo en el que siempre se había sentido en casa. Ahora se encontraba en un mundo completamente diferente, rodeada de gente adinerada y ambiciosa que solo parecía interesarse por el poder y la política. A pesar de tener a su tío como tutor, Avice se sentía cada vez más aislada y perdida en la corte. Las largas horas de trabajo y la constante presión por ser perfecta como doncella la mantenían ocupada todo el día, sin tiempo para hacer amistades o explorar la ciudad. A veces se encontraba mirando por la ventana, anhelando su vida anterior y preguntándose si había tomado la decisión correcta al venir a la corte.
Aunque la mayoría de las otras doncellas tenían cierto grado de amistad o camaradería entre ellas, Avice se sentía como una extraña. Era tímida por naturaleza y le costaba mucho trabajo entablar conversaciones con las otras chicas, quienes parecían tener sus propios círculos y no estaban interesadas en hacer amistad con ella. A pesar de todo, Avice encontró un escape en su trabajo como doncella. Se esforzaba al máximo para ser la mejor en su trabajo y así recibir la aprobación de su tío y los nobles a los que servía. Trabajaba duro para mantener su uniforme perfectamente limpio y planchado, y para asegurarse de que el cabello de su dama estuviera siempre impecable.
En su tiempo libre, Avice leía todo lo que podía para distraerse de la soledad. Le encantaba leer historias de aventuras y romances, y soñaba con encontrar a alguien que la entendiera y la amara por quien era. A veces se preguntaba si encontraría alguna vez a alguien que la amara a pesar de su estatus como doncella y su falta de experiencia en la corte. La vida de Avice en la corte era solitaria y agotadora, pero se aferraba a su trabajo y a su sueño de encontrar a alguien que la amara por quien era.
The United Kingdom of Great Britain and Northern Ireland · England: London. 1627. { Un año antes }
Avice se encontraba en una de las áreas comunes de la Guardia Real, sentada junto a su tío, quien se encontraba descansando después de una larga jornada de servicio. Avice estaba preocupada por su próximo trabajo como doncella de Lady Nathius y no podía dejar de dar vueltas al asunto en su cabeza.
— Tío, ¿Crees que estoy preparada para este trabajo? — Preguntó Avice, su voz temblorosa.
Su tío la miró con una sonrisa tranquilizadora en el rostro. —  Por supuesto que lo estás, Avice. Has estado entrenando para esto durante años y has demostrado ser una servidora excepcional. Lady Nathius será afortunada de tenerte como doncella. —
— ¿Pero qué pasa si cometo un error? ¿Si no hago lo que ella espera de mí? — Estaba muy preocupada.
— Todos cometemos errores, Avice — Respondió su tío. — Pero lo importante es cómo lidias con ellos. Si cometes un error, aprende de él y haz todo lo posible para no volver a cometerlo. Y si necesitas ayuda, no dudes en pedirla. Todos en la corte estamos aquí para ayudarnos unos a otros. —
Avice asintió con la cabeza, sintiéndose un poco más tranquila. — Gracias, tío. Siempre me das buenos consejos. —
— Es lo que hago — Le respondió su tío con una sonrisa. — Y recuerda, Avice, sirves a la corona y a la reina. Es un trabajo importante y honorable. Hazlo con orgullo y honor, y no te arrepentirás. —
Avice sonrió, sintiéndose más segura y confiada en su capacidad para servir como doncella. — Lo haré, tío. Gracias por todo. —
The United Kingdom of Great Britain and Northern Ireland · England: London. 1628. { Actualidad }
Avice se sentía afortunada de tener la oportunidad de servir a la Dama del Rey, pero al mismo tiempo se sentía abrumada por la reputación que la precedía. La Dama del Rey tenía una presencia intimidante y era conocida por su carácter fuerte y exigente. Avice había oído rumores sobre la supuesta naturaleza sobrenatural de la Dama del Rey, pero no estaba segura de qué creer. A medida que comenzó a trabajar más cerca de la Dama del Rey, Avice se dio cuenta de que, a pesar de su reputación, era una mujer justa y honesta. Ella nunca trataba a Avice con crueldad ni la hacía sentir menospreciada, lo cual era un alivio para Avice. A pesar de su inicial temor, Avice aprendió a admirar la habilidad de Lady Nathius para "controlar la corte y mantener a los nobles bajo control." Aunque no era precisamente con tales palabras. Pero si intimidaba con su presencia al resto.
También observó en varias ocasiones la evidencia de la supuesta naturaleza sobrenatural de la Dama del Rey, pero se mantuvo en silencio al respecto, sabiendo que no era prudente hablar de ello con nadie. Con el tiempo, Avice y la Dama del Rey comenzaron a tener una relación más cercana. Avice comenzó a verla no solo como su superior, sino como una amiga. La Dama del Rey incluso comenzó a confiar en Avice con asuntos personales, y Avice se sintió honrada de ser considerada digna de su confianza. Descubrió a medida que pasaba el tiempo, su relación se fortaleció y Avice llegó a considerarla una amiga cercana.
Part II: “Friendship” 
"El verdadero valor de la amistad se mide en los momentos más oscuros."
Las relaciones personales y sociales estaban altamente influenciadas por la posición social de cada persona. En la corte, las amistades eran una herramienta importante para el poder político y la influencia. Los nobles se relacionaban con otros nobles y, a menudo, formaban alianzas matrimoniales para fortalecer sus lazos políticos. Sin embargo, también había rivalidades y traiciones dentro de la corte. Los nobles podían conspirar contra otros nobles para ganar poder o influencia, y los intereses personales podían prevalecer sobre la lealtad a la familia o a la corona. Se esperaba que las personas mantuvieran relaciones sociales con personas de su misma posición social, pero también podían tener amistades con personas de diferentes niveles de la sociedad, aunque esto a menudo estaba limitado por las normas sociales y las expectativas de la comunidad.
En cuanto a la cantidad de amigos que alguien podría tener, esto variaba según la posición social de la persona y el contexto social. Los nobles y los reyes podían tener muchos amigos y aliados en la corte, pero también podían ser solitarios debido a la gran cantidad de responsabilidades que tenían. Los campesinos y los artesanos a menudo tenían relaciones más estrechas con las personas en su comunidad local, y podían tener menos oportunidades para establecer amistades fuera de su círculo social inmediato.
A la Reina le agradaban nuestras largas conversaciones y por ello solía alejarse de los temas relacionados con la realeza. Noté que conmigo se comportaba de forma distinta a como lo hacía con los demás, valorando que siguiera mi propio camino dentro de la corte y no fingiera tanto el papel que se me asignaba. Aunque mi actitud siempre molestaba a Padre, a ella no le incomodaba. Aprecia que alguien pensara por sí mismo y no fuera un mero títere en manos de la corona. En cuanto llegamos a otra zona del jardín del exterior paro en seco — Me gustaría nombradla como Dama de la Corte, me ha llegado a los oídos de que vos es fiable y en los tiempos que estamos necesitaremos cercanos de alta lealtad —
El título de "Dama de la Corte" solía ser otorgado a mujeres nobles que eran parte de la corte de un monarca y tenían ciertas responsabilidades y privilegios. Aunque el papel exacto de una dama de la corte podía variar de una corte a otra, algunas de sus tareas comunes eran acompañar a la reina o a las princesas en sus actividades diarias, organizar eventos y ceremonias, recibir a los invitados de la corte y, en algunos casos, actuar como consejeras de la Reina. — Bueno. . . Si no tengo más remedios. . . Acepto con todo honor Majestad — La Reina soltó una leve risa al aceptar tal título. 
Ser nombrada dama de la corte era un gran honor y una señal de que la persona tenía una posición importante en la corte real. Además, este título otorgaba ciertos beneficios y privilegios, como el acceso a las actividades y eventos exclusivos de la corte, y la posibilidad de hacer contactos valiosos con otros miembros de la nobleza y la realeza. Obtener el título de "Dama de la Corte" significaría un papel importante en la corte del Rey junto a la Reina, sería considerada como una figura respetada e valorada dentro de la nobleza.
Southend-on-Sea {Ubicada en el condado de Essex, en el sureste de Inglaterra}, Dejando atrás el ruido y la agitación de Londres. Mientras Avice y yo nos abrimos camino entre las modestas viviendas de pescadores que salpican la costa. El pueblo en sí es pequeño y acogedor, con sus calles empedradas y estrechas, flanqueadas por casas bajas y pintorescas. La iglesia, que se alza imponente en el centro del pueblo, parece el punto de referencia para los habitantes.
La gente local me mira con curiosidad. Las casas son modestas, pero la vida parece sencilla y tranquila aquí. No hay prisa ni estrés, sólo la calma del mar y la pesca. El puerto, con sus pequeñas barcas y barcos de pesca, es el corazón del pueblo. La gente se reúne allí para intercambiar historias y vender sus capturas. El agua es cristalina y azul, y se extiende hasta el horizonte. La playa de Southend-on-Sea, aunque no es particularmente grande, hace que el lugar sea perfecto para relajarse y disfrutar de la tranquilidad. La belleza de Southend-on-Sea es palpable, con su encanto natural y la sencillez de la vida diaria. Aquí, la gente se preocupa más por la pesca y su familia que por el ajetreo y el bullicio de la gran ciudad.
— Finalmente un poco de tranquilidad lejos de la ciudad — Exclamó Avice al bajarse del carruaje. Yo compartía su opinión: después de tantos asuntos políticos, empezaba a sentirme abrumada. Aunque no era exactamente una persona sociable, necesitaba tomarme unos días fuera de Londres. La reciente designación como "Dama de la Corte" por parte de la Reina me ofrecía la excusa perfecta para alejarme por un tiempo con Avice. Incluso su Majestad nos acompañó en el viaje, necesitábamos distraernos de la vorágine de la Corte. A Theron lo dejé a cargo de Padre y Madre, así podría mantenerlo bajo control mientras yo me "relajaba".
Empezamos a hablar sobre los paisajes e las costumbres locales de la zona, algunas historias sacadas de libros. La Reina le gustaba presenciar obras de teatro que había visto, varios lugares que había visitado, junto a anécdotas divertidas, entre otros temas. Al estar alejadas de la corte quisimos hablar de temas más ligeros y personales para relajarnos y disfrutar del momento. La belleza natural de Southend-on-Sea en sus costas, nos llamo la atención.
Avice no pudo resistirse a preguntar — ¿Y aquel castillo. . .? — Pregunto Avice curiosa, y la Reina de inmediato contesto al saber parte de la historia — Bloodstone perteneció a la Casa Nathius, y según tengo entendido, hace doscientos años hubo una batalla en esa zona — Avice giro su cabeza a mi dirección por no esperarse de que la misma Reina tuviera información sobre ello — ¿Vos lo sabíais? — Asentí un poco a su pregunta. — Si, Bloodstone le perteneció en su tiempo a mi tía Akráttma — Añadí. Entre la Reina junto a Avice curiosearon un poco más sobre aquel castillo en buen estado, ni yo sabía que aún seguiría en pie, o quien estuviera viviendo en está época. — ¿No tiene curiosidad por si hay alguien? — Pregunto la Reina, hice una especie de mueca en mis labios — Sinceramente Majestad, no, es algo del pasado que se dejo atrás — El linaje Nathius tampoco dejo buenos capítulos en la historia.
La guardia Real con distancia nos seguía por si sucedía algo, y mi guardia personal, le dije a Padre que no necesitaba por no seguir mi ritmo, así evitar problemas futuros por si el caballero le pasaba algo, por ende se unió a los demás para proteger al Rey o a la misma Reina, sería más eficaz ahí, conmigo solo tendría cansancio. La curiosidad de Avice nos hizo acercadnos cada vez más a la zona del castillo, era inevitable no tener un poco de intriga en saber si había alguien viviendo, aunque estuviera en buenas condiciones, en cuanto estábamos algo más de cerca, captamos partes destrozadas, con un gigantesco esqueleto en esa parte. — ¿Aquello es un. . . ? — No termino la pregunta al quedarse sin palabras.
— No recuerdo que hayan Dragones en mi linaje, al menos cuando estaba presente claro. . .  — Conteste con mera sinceridad, parecía un esqueleto de un Dragón efectivamente, pero tenía varias columnas entrelazadas, decidimos permanecer al menos un día en el castillo, investigando, teniendo libertad en explorarlo durante lo que quedaba de tarde y si, quisimos quedadnos al menos una noche. La cual fue bastante divertida, prendimos una hoguera mientras la Guardia descansaba, y prepararon algo de comer, me quede contemplando aquel gigantesco esqueleto, — Cuanta tranquilidad. . . — Avice se puso a mi lado observando igual los restos. — No estaría nada mal restaurar el castillo para alejadnos de la gran ciudad — Apoyo su cabeza en mi hombro — Grandiosa idea —
Extra: “The King’s Witch”
The United Kingdom of Great Britain and Northern Ireland · England: London. 1620. { Ocho años Antes }
El reinado del Rey Jacobo VI de Escocia y I de Inglaterra, también conocido como el Rey Jacobo I, abarcó desde 1603 hasta 1625. Durante su gobierno, Inglaterra experimentó una serie de cambios importantes. Uno de los cambios más significativos fue la unificación de las coronas de Inglaterra y Escocia bajo un solo monarca. Jacobo VI ya era el rey de Escocia cuando asumió el trono inglés, y su ascenso al trono inglés marcó el final de décadas de tensiones entre Inglaterra y Escocia. Jacobo también enfrentó desafíos religiosos durante su reinado, en particular la tensión entre católicos y protestantes. Si bien Jacobo era un rey protestante, intentó ser tolerante con los católicos, lo que llevó a algunos a acusarlo de ser simpatizante católico.
Durante el reinado de Jacobo I también se produjo una importante expansión del comercio, en particular con las colonias americanas y las Indias Orientales. Jacobo también trató de controlar la inflación y mejorar la economía inglesa. En términos de cultura, el reinado de Jacobo I fue una época de importantes logros literarios, con figuras como William Shakespeare y Francis Bacon en su apogeo. Sin embargo, también fue un período de represión política, con la ejecución de varios escritores y disidentes políticos.
Hace ocho años, una joven bruja llamada Elvethria del aquelarre Moonstone pisó tierras inglesas por primera vez, procedente de Amsterdam. Al llegar, se encontró con su único familiar, Everett Moonstone, quien ya estaba en la corte como consejero del Rey Jacobo VI de Escocia y I de Inglaterra. Afortunadamente Everett Moonstone, consejero del Rey Jacobo VI de Escocia y I de Inglaterra, presentó a su sobrina, Elvethria del aquelarre Moonstone, al monarca. Después de discutir en privado, el rey preguntó a Everett: — ¿También es. . .? — A lo que el consejero asintió y respondió: — Sí, Majestad, es sangre de mi sangre — El Rey Jacobo entonces concedió la petición de Everett y permitió que Elvethria se quedara en la corte, lo que inició su trayectoria como una de las aliadas más confiables y cercanas del rey.
Argumentando que ella sería de gran ayuda gracias a sus habilidades sobrenaturales. El Rey Jacobo, intrigado por la idea de tener una bruja en su corte, aceptó la recomendación de Everett y permitió que Elvethria se quedara. Durante los siguientes cinco años, Elvethria estuvo muy cerca del Rey Jacobo, proporcionando buena suerte en su reinado gracias a su poderoso conocimiento de la magia. A pesar de que algunos cortesanos veían con desconfianza a la joven bruja, ella se mantuvo fiel a su deber de proteger al Rey y ganó su confianza. Desafortunadamente, el Rey Jacobo murió a los cinco años de la llegada de Elvethria, y la bruja aún estaba aprendiendo junto a su tío a controlar su gran cantidad de poder. A pesar de que algunos rumores se extendieron sobre la implicación de Elvethria en la muerte del Rey, ella siempre mantuvo su inocencia y continuó luchando por lo que era justo dentro de la corte.
The United Kingdom of Great Britain and Northern Ireland · England: London. 1625. { Tres años Antes }
Después de la muerte del Rey Jacobo, la posición de Elvethria en la corte de Carlos I era incierta. A pesar de su habilidad como consejera y su lealtad al trono, los rumores sobre su brujería la habían convertido en una figura temida por muchos cortesanos. Temiendo que tendría que partir de Inglaterra para evitar la persecución, se sorprendió al encontrar un escrito del difunto rey que había dejado con instrucciones claras para el futuro.
En el documento bajo su puño y mano escribió "He tenido bajo mi reinado a una mujer de gran talento con la brujería, no temáis, pues es leal al trono, si en algún momento fallezco, quiero que ella prosiga dentro de la corte ofreciéndose sin importar quien esté gobernando", el Rey Jacobo elogiaba su gran talento en brujería y la lealtad que había demostrado a la corona durante su reinado. Sin importar quién estuviera gobernando, el rey había dejado en claro que quería que Elvethria continuara en la corte, ofreciendo sus servicios como consejera y bruja experta.
Aunque todavía desconfiados de su presencia, los cortesanos acataron las órdenes del rey difunto y permitieron que Elvethria permaneciera en la corte. Ella se esforzó por ganarse su confianza y respeto, ofreciendo su ayuda y asesoramiento en todos los asuntos relacionados con la magia y los asuntos sobrenaturales. A medida que el tiempo pasaba, su reputación empezó a cambiar. En lugar de ser vista como una amenaza, se convirtió en una aliada valiosa y confiable del siguiente Rey junto a la corte. Elvethria continuó sirviendo fielmente a la corona, y su nombre se convirtió en uno de los más respetados en toda Inglaterra.
Después de la muerte del Rey Jacobo, Elvethria permaneció en la Corte de Inglaterra, aunque su presencia era vista con cierta desconfianza debido a los rumores que corrían acerca de sus habilidades como bruja. Sin embargo, a pesar de todo, se ganó una reputación temida gracias a su astucia y sabiduría, y muchos miembros de la Corte no podían evitar sentirse fascinados por su presencia. No obstante, con el ascenso al trono de Carlos I, Elvethria pensó que su futuro en Inglaterra estaría en peligro debido a su mala reputación. Sin embargo, una carta escrita por el Rey Jacobo antes de su muerte cambiaria su destino por completo. En ella, el Rey expresaba su gratitud por la lealtad de Elvethria y pedía que fuera protegida y bienvenida en la Corte por siempre.
Con el tiempo, Elvethria comenzó a aconsejar en secreto al Rey Carlos I sobre el linaje Nathius, aunque en un principio el Rey estaba desconcertado por la recomendación de alguien que apenas conocía. Sin embargo, al informarse sobre Lord Nathius y su hijo, el Rey se dio cuenta de que Elvethria tenía buen ojo para los talentos ocultos y comenzó a promover a la familia Nathius en la Corte. Pero cuando la hija de Lord Nathius, Athysis, se unió al círculo de la Corte, Elvethria comenzó a preocuparse. Sabía que Athysis era una amenaza mayor que su propio poder, pero también reconoció que tenerla como aliada podría ser beneficioso. Así que, decidida a mantenerla cerca, Elvethria hizo todo lo posible por ganarse la confianza de Athysis y asegurar su presencia en la Corte.
Elvethria no solo se destacaba por sus habilidades en la brujería, sino también por su astucia política y estratégica. Durante su tiempo en la corte, se aseguró de tener una red de aliados y contactos que le permitieran moverse con facilidad dentro de los círculos de poder. Además, supo utilizar su posición para influir en las decisiones del rey, a veces de forma abierta y otras veces en secreto. Además de su habilidad para influir en la política de la corte, Elvethria también se destacó por su trabajo en la medicina y en la alquimia.
Utilizando su conocimiento de la herbolaria y los ingredientes naturales, desarrolló curas y remedios para diversas enfermedades y dolencias, ganando así la confianza y el respeto de muchos miembros de la corte y del pueblo en general. A pesar de los rumores y la desconfianza que rodeaban su figura, Elvethria logró mantenerse en la corte durante varios años, ganando respeto y reconocimiento por sus habilidades y su lealtad al trono.
The United Kingdom of Great Britain and Northern Ireland · England: London. 1628.
Después de ver el rápido ascenso de la Casa Nathius en la corte, Elvethria decidió observar más de cerca los movimientos de la familia. A medida que pasaron los años, quedó impresionada por la rapidez con que Lord Nathius había subido en la escala de poder, convirtiéndose en la "Mano del Rey" y el "Lord Protector del Reino". Su hijo Athyrom también recibió títulos importantes, como "Embajador del Rey" y "Comandante de la Flota Real". La esposa de Lord Nathius también tuvo un papel importante como "Dama de la Cámara Privada" o "Dama de compañía". Y Athysis, la hija de Lord Nathius, fue nombrada "Dama del Rey", "Dama de Honor" y recientemente "Dama de la Corte" por la Reina Enriqueta.
Elvethria sabía que tenía que acercarse más a Athysis, pero su presencia la intimidaba cada vez más. Parecía como si Athysis supiera algo sobre las intenciones de Elvethria con la Dama de Honor. A pesar de esto, Elvethria decidió continuar observando a la familia Nathius de cerca, sintiendo que su futuro estaba ligado de alguna manera al linaje. Pero ella no sabía cuál sería su papel en el destino de los Nathius y de Inglaterra.
Fue una noche tranquila, demasiado tranquila para lo que se avecinaba. De repente, unos mercenarios lograron colarse en la corte, listos para actuar. En el momento justo en que la Reina y su Dama de honor se alejaban de la recámara del Rey, los mercenarios entraron en ella. El Rey se sobresaltó al ver a los intrusos y comenzó a protestar: "¿Cómo osáis interrumpir...?" Pero no tuvo tiempo de terminar la frase, ya que uno de los mercenarios sacó una alargada daga, mientras que el segundo empuñaba una espada con fuerza. El Rey buscó con la mirada algún escudo cercano o una espada para defenderse, pero no encontró nada.
Elvethria se estaba acercando a la recámara para salvar al Rey, pero no llegaba lo suficientemente rápido. Sin embargo, la suerte estuvo de su lado, ya que Lady Nathius estaba cerca y Elvethria pudo ver de lo que era capaz. Observó sus garras y su velocidad instantánea para atravesar con ellas el cráneo de quien sujetaba la espalda del Rey. El otro mercenario aprovechó para intentar atravesar el cuello de Lady Nathius, pero su arma no le sirvió de nada en contra de la piel de la mujer. Fue entonces cuando las pupilas de Athysis se envolvieron de un rojo violáceo, las cuales se rodearon de alargadas grietas. Elvethria se quedó en shock al contemplar aquello antes de ver otra muerte ante sus ojos.
La escena se tornó cada vez más sangrienta y violenta. Athysis, la hija de Lord Nathius, había liberado parte de su poder y se dedicó a destrozar a los mercenarios con una habilidad inusitada. A medida que avanzaba, dejaba un rastro de cuerpos sin vida detrás de ella. Elvethria, que ya había visto muchas cosas en su vida, se sintió sorprendida y a la vez aterrada ante la destreza de Athysis. Finalmente, los mercenarios estaban muertos y Athysis volvió a su estado normal. Todo el lugar estaba manchado de sangre y los cuerpos de los mercenarios estaban esparcidos por el suelo. Elvethria se acercó a Athysis, impresionada por lo que acababa de presenciar. Desde ese momento, Elvethria supo que no debía subestimar el poder de la joven, aunque también se dio cuenta de que debería vigilarla de cerca.
Part III: “Final Vortex”
The United Kingdom of Great Britain and Northern Ireland · England: London. 1628.
"Las cicatrices son el recuerdo de las batallas que hemos librado, y un testimonio de nuestra fuerza."
Hubo una madrugada donde se convirtió en una carnada, unos mercenarios se filtraron dentro de la corte, y aprovechando la plena calma cerca de la recamara del Rey poco después de que la misma Reina se fuera a dar una larga vuelta junto a mi lado para seguir conversando como hicimos una semana atrás en Southend-on-Sea. Entraron dos de ellos a la recama sorprendiendo al Rey, el cual se sobresalto por sus presencias. — ¿Cómo osáis interrumpir. . .? — No termino de hablar en cuanto uno de ellos saco una alargada daga, el segundo mercenario una alargada espada empuñándola con fuerza.
El Rey busco con sus ojos algún escudo cercano o alguna espada para defenderse. Elvethria estaba corriendo hacia la recamara para eliminar a ambos mercenarios, aunque fuera rápida no lo era suficiente. La mayor de las suertes fue de tenerme cerca, no me importo de que otra de la Corte fuera testigo de mis garras y la velocidad instantánea para atravesar el cráneo de quien sujetaba la espalda, el otro aprovecho en intentar atravesarme el cuello, pero su arma no le iba a servir de nada en contra de mi piel. Mis pupilas se envolvieron de un rojo violáceo, las cuales se rodearon de alargadas grietas, Elvethria se quedo en shock al contemplar aquello antes de ver otra muerte ante sus ojos.
Aquella Madrugada se mejoro en los turnos de la Guardia Real, aprovecharon la plena calma e filtrarse sin que nadie se diera cuenta de sus movimientos, no solamente fueron dos de ellos, hubieron tres más no muy lejos de la recamara, los cuales me encargue de localizadlos, se intentaron camuflar entre las columnas y muros al moverse con sigilo, sus latidos les delato en cuanto vieron que sus dos mejores guerreros habían caído como moscas. En esa madrugada las grietas se acumularon en ambas mejillas y en mis dos manos al sobre sacar mis garras a plena vista, llevaba tiempo sin sentirme de tal forma que la parte animal había salido más de lo imaginado, sin olvidar de mis instintos primarios al buscar las presas con obsesión, recorrí todo el castillo a gran velocidad.
No había nadie más sospechoso, por lo que incluso la Guardia Real estuvo protegiendo puntos vacíos durante horas, para evitar que alguien se ocultara o se filtrara sin ser detectado. Incluso aquellos que no parecían confiables eran registrados bajo órdenes directas de la Reina antes de ingresar al palacio. Al ver mi aspecto salvaje, Elvethria apenas dijo nada, pero Avice ya me había visto en varias ocasiones en este estado, por lo que no se sorprendió. Sin embargo, la Reina parecía sorprendida de verme así por primera vez. — Ahora comprendo por qué mi esposo quiere tenerla cerca en estos casos — Comentó.
Hacía un año que había encerrado a Arher en su vórtice mental. . .¿Ya había pasado tanto tiempo? El tiempo parecía haber pasado lentamente esta vez, lo cual era extraño. Supongo que me había acostumbrado a tomarme con calma los meses y centrarme en otros asuntos, apartando lo que para mí era lo más natural. Mientras pisaba el jardín privado del palacio, recordé cómo este lugar se había convertido en mi hogar durante tanto tiempo. Afortunadamente, no había habido problemas y mantener al Rey en sus propiedades les beneficiaba a ellos, así que decidí seguir disfrutando de la comodidad que me brindaba el palacio. Pero ahora, no necesitaría ni siquiera horas para encargarme de Arher.
— Es hora de que se termine esta página de nuestro libro, Tío Arher. Nunca seré tuya — Comenté mientras observaba su estatua. Cerré los ojos y empecé a escuchar sus gruñidos, intentando una y otra vez liberarse sin éxito. Había revivido en numerosas ocasiones el pasado que dejó atrás y no pudo superar, y al revivirlos fue una tortura para él mismo. Pero eso no sería lo único en su camino. Al poner una punta de garra en su frente para eliminar aquella petrificación, algunas grietas se marcaron en mi mano, pero sabía que no tendría poderes y mucho menos podría hacer algo para cambiar la naturaleza del objeto. — ¿Has tenido un buen día? — Me burlé de su estado deprimente. Estaba sudando lo suficiente por tanta presión mental que había soportado durante un largo y lento año.
— Esto. . . No. . . Quedará así. . . Athysis. . . — Fue lo único que pudo decir antes de desmayarse de agotamiento en cuanto terminó de eliminar la petrificación de su cintura y ambas piernas, temblaba en su forma mortal. — Y que lo digas. . . — Respondí con una sonrisa mientras abría otro vórtice bajo su cuerpo. Este, al contrario del anterior, se encontraba dentro de su mente y era similar al que él mismo me hizo hace milenios. Arher estaría atrapado en el mismo día una y otra vez hasta que yo quisiera liberarlo. En ese momento me convertí en una versión muy similar a la suya por el tema de vórtices. Pero. . . No tenía intención de seguir recordando estos fragmentos y dejarme afectar por ellos en mi vida presente. Las cosas no estaban mal ahora, y así decidí adentrarme en el mismo Abismo, mi lugar de nacimiento e crianza, para deshacerme de esos recuerdos con Arher y dejarlos enterrados en la única plataforma existente. Después de hacerlo, volví al plano existencial como si nada hubiera sucedido
The United Kingdom of Great Britain and Northern Ireland · England: Southend-on-Sea. 1628. { Cuatro meses después }
Al entrar en Bloodstone Castle, podría sentir la soledad e la desolación que lo ha invadido a lo largo de los siglos. La estructura de roca oscura natural que alguna vez fue imponente y majestuosa, ahora se encuentra deteriorada cubierta de musgo junto a hiedra que creciendo sin control. La entrada principal está en ruinas, la gran puerta de hierro forjado que alguna vez fue imponente, ahora está torcida oxidada. El puente levadizo se ha caído hace mucho tiempo, el foso que alguna vez fue profundo y oscuro, ahora está cubierto de maleza e escombros. En el castillo, el salón principal se encuentra cubierto de polvo y telarañas. La chimenea de piedra masiva se ha derrumbado y los tapices y obras de arte que alguna vez adornaron las paredes, ahora están desgastados y desvanecidos por el paso del tiempo.
La cocina en plenas ruinas, los muebles rotos y los utensilios oxidados. Las habitaciones privadas de la familia Nathius están cubiertas de polvo y escombros. Las ventanas que alguna vez brindaron vistas impresionantes del mar, los jardines, ahora están rotas e sucias. La biblioteca y las salas de estar están en ruinas, las obras literarias y los objetos de arte han sido saqueados y destruidos. El jardín amurallado ha sido invadido por la maleza y la vegetación, y el laberinto de arbustos ahora es una selva impenetrable. En la parte trasera del castillo, el esqueleto colosal de la Hydra aún impresionaba, aunque esté cubierto de hiedra e varios escombros, ese esqueleto no era de un Dragón como pensamos, su posición pende peligrosamente sobre el borde de la costa.
Restaurar lo necesario y limpiar el castillo sería un trabajo arduo que llevaría varias semanas. No busqué ayuda externa, de hecho, me tomé dos meses alejada de la Corte para concentrarme en ello, como si necesitara despejar mi mente de otros asuntos. La restauración de Bloodstone Castle era parte del legado de los Nathius, después de todo. A pesar de buscar, no encontré ninguna pista relevante sobre si los Nathius se habían ido a otro país o qué rumbo habían tomado. Usé una palma para atraer toda la suciedad y dejarlo todo limpio antes de comenzar a reconstruir las ruinas.
Al entrar en el gran salón, me llamó la atención el trono casi reluciente que aún se encontraba allí, a pesar de que había pasado casi doscientos años desde su última ocupación. Era lo único que no habían logrado robar a tiempo. Tuve que retroceder en el tiempo solo en mi posición, como si estuviéramos hace dos siglos atrás, para poder recuperar el esplendor lujoso en la arquitectura del castillo. Los muros volvieron a contar su historia gracias a los tapices y obras de arte que habían sido propiedad de la casa Nathius.
En cierto modo, era triste el silencio que reinaba mientras caminaba por los pasillos y observaba las habitaciones de aquella época, recordando que una de ellas había sido mía, con vistas al mar, donde solía escribir mis recuerdos día y noche sin salir mucho del castillo. Ahora todo parecía nuevo en el interior, y por fuera, había restaurado los daños posibles, aunque no le quedaba nada mal ese toque oxidado; después de todo, tenía más de doscientos años y formaba parte de la arquitectura que tanto fascinaba a aquellos que se acercaban o miraban desde la distancia.
Desde una de las tantas ventanas, mientras contemplaba los terrenos, pude divisar cómo se aproximaba poco a poco un carruaje, como si quisiera anunciar su llegada. Avice descendió del carruaje y formó una sonrisa en sus labios al verme. Ayudó a bajar a la Reina, quien sostenía con una de sus manos su barriga ligeramente hinchada, lo que significaba que estaba embarazada, me alegre mucho de ello.
— Bienvenida, Majestad, hola, Avice — Dije mientras ambas se acercaron para darme un largo abrazo.  — Londres no es lo mismo sin vos — Me halagó la Reina con esas palabras.  — Es cierto, nada es igual. Se echan de menos los días de limpiar bañeras llenas de sangre — Comentó Avice entre risas suaves, lo que me hizo reír levemente. — Por favor, pasen. Estarán cansadas del viaje y ya he restaurado el castillo — Les dije. — Esto es increíble, ahora se entiende del por qué se quiso ausentar — Exclamó Avice emocionada al ver el castillo como antaño. — No solo por esto. . . Necesitaba alejadme un poco de la civilización — Respondí.
— ¿Había un trono? — Se sorprendió Avice en cuanto cruzamos por el gran salón — Si, hay hasta una inmensa mazmorra, y demasiadas recamaras, no hay que temer, está todo como hace doscientos años, me encargue de ello hace unos días nada más — No paro de sonreír al dar vueltas — ¿Puedo explorar el castillo? — Asentí ante su petición. — Por supuesto, llevaré a la Reina a una recamara para que descanse — Le respondí, y sin esperar más, Avice corrió emocionada para descubrir los misterios del Castillo Bloodstone. — ¿Cuándo tiene pensar en regresar a Londres? — La Reina le interesaba tenerme de vuelta allá por aquella pregunta.
— Si me necesita, estaré dispuesta de inmediato — Dije con un gesto de deferencia hacia la Reina. — No es una orden, mi querida Nathius. Sé que necesita mantenerse cada cierto tiempo alejada. Ahora Inglaterra está en calma, llegará pronto a la Corte una nueva vida y desearía que estuviera presente — Respondió la Reina con una sonrisa. Asentí agradecida y sonriente ante su amable gesto. Había estado alejada de la Corte por un tiempo, pero siempre estaba dispuesta a regresar en cuanto la Reina lo pidiera.
— Estaré en Londres antes del nacimiento, lo prometo Majestad. Ni yo sé cuánto tiempo seguiré aquí, pero terminaré de proteger el castillo en mi ausencia y de inmediato regresaré con vos y con el Rey para seguir protegiéndoles — Agregué con determinación y lealtad. Avice llegó a la recámara entusiasmada con una gran sonrisa que no se apagaría fácilmente. — Alguien no va a dormir hoy por seguir queriendo explorando el castillo — bromeó la Reina al verla de tal forma. Avice se rió con ganas y yo también sonreí ante su alegría y curiosidad.
— No sabía de que su familia tenía un enorme nido de huevos de Dragón — ¿De Dragones? No creo de que sea de esa criatura exactamente. . . — Estaré embarazada pero no por eso me permitiré no verlos con mis propios ojos — Ayudamos a la Reina a sostenerse y fuimos de inmediato a las mazmorras. Al retroceder en el tiempo con el castillo hasta lo que hubo se había recuperado, tendría que añadir mucha seguridad en la parte inferior, y que nadie pudiera acceder sin permiso. — No pienso de que sean Dragones. . . — Dije aquello sin mucha seguridad.
Extra: “The fall of a Lineage”
The United Kingdom of Great Britain and Northern Ireland · England: London. 1628. 
Avice me ayudo en la vestimenta mientras me preparaba para asistir a la obra de teatro en el Teatro Globe en Londres {Construido en 1599 por la compañía de teatro de William Shakespeare, fue reconstruido en 1614 después de un incendio} Invitada personalmente por el Rey Carlos I, cual me dijo: — Suficientes libros Lady Nathius, la invito a una obra reciente, y me gustaría que aceptará — El Rey me resumió un poco y con ello sabía que la obra que íbamos a ver era una tragedia, antes de reunirnos e tomar viaje en carroza en un pergamino leí el más sobre la historia de la obra teatral llamada "The fall of a Lineage", con ello saber al menos que vería con su compañía.
"Recién nombrado Axter II como el nuevo Rey después del fallecimiento de su padre Axter Dravmers I. Tuvo una gran carga sobre sus hombros para gobernar un imperio junto a su hermano pequeño Vysar, el cual esté era avaricioso, no por obtener el trono, si no al tener más dragones, ya que su familia tenian dragones por generaciones, el más antiguo Dragon pertenecía a su padre, pero ahora no podría tenerlo al pertenecer a su hermano mayor, en un principio no le dio importancia, pero. . . Al paso de los años lo quería para él. Así que sea como sea mato a su hermano mayor, el cual fallecimiento fue en plena batalla y tener el trono junto al Dragón. En esté asesinato se involucro igual la mano del Rey a la fuerza, bajo la manipulación del príncipe Vysar. Pero en cuanto obtuvo lo que deseaba a toda costa, su Imperio junto a su apellido se maldijeron en cuestión de meses al morir bajo las llamaradas del Dragón al no aceptar un nuevo amo."
Al entrar en la majestuosa sala, noté que estaba llena de la nobleza más importante del reino. Me sentí un poco tensa por si iba a socializar en cualquier momento por la magnitud del evento, pero me recordé a mí misma que estaba allí por invitación del rey y que debía disfrutar del espectáculo. La obra comenzó con una escena de un reino que luchaba por el poder y una rivalidad invisible entre dos hermanos por el trono. Me encontré inmersa en la trama y no pude apartar la vista de la emocionante actuación. Me sorprendió la habilidad de los actores para hacernos sentir cada emoción.
Poco a poco, la trama se fue desarrollando, la ambición junto a la sed de poder se hicieron presentes. Me conmovió la muerte del hermano mayor en la batalla y la tristeza del mismo dragón por perder a su amo desde pequeños, crearon un vinculo único. Pero lo que más me dejó pensativa fue el deseo desmedido de poder del príncipe Vysar, que lo llevó a manipular a la mano del rey para lograr sus objetivos.
La obra terminó con una escena desgarradora, donde el rey Vysar murió por las llamas del dragón que no aceptó un nuevo amo, el cual Dragón supo de sus movimientos en las sombras e aprovecho la oportunidad de eliminarlo por completo. La moraleja final me dejó pensando profundamente sobre el poder y la ambición, y cómo estos pueden llevar a la destrucción. La obra fue una experiencia inolvidable. La actuación, el vestuario y la escenografía fueron excepcionales. Agradezco al Rey Carlos I por haberme invitado a ser parte de tan majestuoso evento y espero tener la oportunidad de ver más obras como esta en el futuro.
Escena 1:
El escenario se sitúa en la sala del trono del castillo real. El Rey Axtrer Dravmers II se encuentra sentado en su trono, vestido con sus atuendos reales. Su mano derecha, Frausto Orterhaimer, se encuentra de pie a su lado.
Rey Axtrer: {Suspira} Estoy cansado de todo esto. La responsabilidad de gobernar este reino recae sobre mí, pero siento que no puedo confiar en nadie. {Se levanta del trono y camina hacia la ventana}
Frausto: Mi señor, no debe preocuparse tanto. Su padre confiaba en usted y yo sé que está a la altura de su legado.
Rey Axtrer: {Se voltea hacia Frausto} ¿Realmente cree eso? Mi hermano siempre ha sido celoso de mi posición, y no sé si puedo confiar en él.
Frausto: ¿Tiene alguna razón para pensar eso, mi señor?
Rey Axtrer: {Se sienta en su trono} No tengo ninguna prueba, pero algo en su mirada me hace dudar. Y últimamente ha estado muy interesado en nuestro dragón más antiguo.
Frausto: ¿El dragón de su padre?
Rey Axtrer: Sí, ese mismo. Lo he mantenido bajo mi cuidado, pero temo que mi hermano pueda hacer algo para arrebatármelo.
Frausto: {Frunce el ceño} Entiendo sus preocupaciones, mi señor. Pero debe confiar en que todo estará bien.
Rey Axtrer: {Suspira} Ojalá pudiera, pero algo me dice que las cosas están a punto de cambiar. {Se queda en silencio}
Escena 2:
El escenario cambia a la habitación de Amasar Dravmers, la esposa del Rey Axtrer. Se encuentra sentada en su cama, mirando por la ventana. Entra Frausto.
Frausto: {Se acerca a Amasar} Mi señora, ¿Cómo se encuentra?
Amasar: {Se voltea hacia él) Estoy bien, Frausto. ¿Qué pasa?
Frausto: {Suspira} Temo que algo malo pueda suceder pronto. El príncipe Vysar ha estado mostrando un gran interés en el dragón de su padre.
Amasar: {Se preocupa} ¿Qué significa eso?
Frausto: El Rey Axtrer teme que su hermano quiera arrebatárselo, incluso a costa de su vida.
Amasar: {Frunce el ceño) No puedo creer que mi propio cuñado pueda hacer algo así.
Frausto: Mi señora, tal vez deba hablar con él. Tal vez pueda hacerlo recapacitar.
Amasar: {Asiente} Sí, tienes razón. Haré eso mismo.
Escena 3:
El escenario se sitúa en los aposentos de Vysar Dravmers. Se encuentra sentado en su escritorio, con papeles extendidos en frente de él. Entra su madre, Amasar.
Vysar: {Sin levantar la mirada de los papeles} ¿Qué quieres, madre?
Amasar: {Se sienta frente a él} Quiero hablar contigo, Vysar. Sobre el dragón de tu padre.
Vysar: {Frunce el ceño} ¿Qué hay del dragón de mi padre?
Amasar: {Suspirando} Tu hermano ya te explicó que el dragón sigue bajo su cuidado, Vysar.
Vysar: {Furioso} Eso no es justo, ese dragón debería ser mío. ¡Es un derecho de sangre!
Frausto: {Interviene} La decisión del Rey es final, Príncipe Vysar. No puedes tomar el dragón de tu hermano sin su consentimiento.
Vysar: {Murmura para sí} Ya veremos, Frausto. Ya veremos. {Sale de la escena}
Amasar: {Preocupada} Axter, ¿estás seguro de que todo esto es una buena idea? Vysar es un hombre peligroso, no deberíamos subestimarlo.
Axter: {Resuelto} No te preocupes, Amasar. Estoy tomando todas las medidas necesarias para asegurarme de que el reino esté en buenas manos.
Frausto: {Asiente} El Rey tiene razón, su Majestad. Ya he enviado a algunos de nuestros hombres de confianza a vigilar a Vysar. No permitiremos que cause problemas.
Amasar: {Suspira aliviada} Gracias, Frausto. Confío en ti.
Axter: {Sonríe) Bueno, creo que es hora de irnos a descansar. Mañana será otro día difícil, pero estoy seguro de que juntos lo superaremos. {Todos salen de la escena}
Escena 4:
{Vysar mira fijamente a Frausto}
Vysar: Frausto, sé que eres el hombre de confianza de mi hermano. Y también sé que lo ayudaste a criar al dragón más antiguo de nuestra familia.
Frausto: Sí, alteza. He servido a la familia Dravmers durante muchos años.
Vysar: Me alegra escuchar eso. Porque ahora necesito tu ayuda.
Frausto: ¿En qué puedo ayudarlo, alteza?
Vysar: Mi hermano siempre mantuvo el dragón en su poder, a pesar de que nuestro padre lo poseía antes que él. Pero ahora que mi hermano ha muerto, ¿por qué debería seguir manteniéndolo? Yo soy el único heredero legítimo de nuestra familia, y ese dragón debería ser mío.
Frausto: Entiendo su punto de vista, alteza, pero eso no justifica el robo del dragón.
Vysar: No te preocupes, Frausto. No te estoy pidiendo que me ayudes a robarlo. Solo necesito que me ayudes a persuadir al Rey Axtrer para que me lo entregue voluntariamente.
Frausto: {Frunce el ceño} ¿Y cómo piensa hacer eso, alteza?
Vysar: Tú eres su mano derecha, Frausto. Tienes mucho poder e influencia sobre él. Solo necesito que me ayudes a convencerlo de que el dragón debería ser mío, como heredero legítimo de la familia Dravmers.
Frausto: No puedo hacer eso, alteza. Sería traicionar la confianza de mi difunto señor.
Vysar: {Sonríe astutamente} ¿Qué tal si yo te doy algo a cambio?
Frausto: ¿Qué quiere decir, alteza?
Vysar: {Le susurra algo al oído}
Frausto: {Abre los ojos de par en par, sorprendido} ¿Eso es verdad, alteza?
Vysar: {Asiente con la cabeza} Absolutamente.
Frausto: {Duda por un momento} Lo pensaré, alteza. Pero no puedo garantizarle nada.
Vysar: {Sonríe triunfante} Lo sé, Frausto. Pero confío en que tomes la decisión correcta. {Se va de la habitación} {Frausto se queda solo, pensativo}
Escena 5:
{Frausto entra en escena}
Frausto: Majestad, lo siento por la interrupción, pero acabo de recibir noticias alarmantes de la ciudad de Abrenthia.
Axter: ¿Qué noticias son esas, Frausto?
Frausto: Parece que hay una gran cantidad de bandidos saqueando y atacando a los ciudadanos indefensos. La ciudad está en peligro y necesita su ayuda.
Vysar: {Interpone} Majestad, ¿Por qué deberíamos preocuparnos por una ciudad lejana y sus habitantes? Deberíamos centrarnos en nuestra propia seguridad y bienestar.
Axter: {Frunce el ceño} Como rey, es mi deber proteger a todos mis súbditos, independientemente de su ubicación. Además, si no ayudamos a Abrenthia, podría sentar un peligroso precedente para otras ciudades en nuestro reino.
Vysar: {A regañadientes} Muy bien, hagamos lo que sea necesario.
Frausto: Entonces, ¿Deberíamos partir de inmediato?
Axter: Sí, Frausto. Prepárate y asegúrate de que todos los soldados estén listos para la batalla. No permitiré que estos bandidos sigan atacando a mi pueblo impunemente.
{Vysar y Amasar salen de la escena}
Frausto: Como siempre, su majestad, usted es un rey sabio y justo.
Axter: {Con una sonrisa} Gracias, Frausto. Pero ahora, debemos actuar con rapidez antes de que sea demasiado tarde. ¡Vamos!
{Frausto y Axter salen de la escena}
Escena 6:
Frausto: Majestad, lo siento por la interrupción, pero acabo de recibir noticias alarmantes de la ciudad de Abrenthia.
Axter: ¿Qué noticias son esas, Frausto?
Frausto: La ciudad está en llamas, mi señor. Parece ser un ataque de los bárbaros del este.
Axter: Maldición. Debo ir allí de inmediato.
Vysar: ¿Y qué pasa con tu protección, hermano? Es demasiado peligroso.
Axter: No puedo permitir que mi pueblo sufra más tiempo. Iré solo si es necesario.
Frausto: Mi Rey, no permitiré que se ponga en peligro así. Lo acompañaré personalmente.
Axter: Gracias, Frausto. Vysar, quedas a cargo del castillo en mi ausencia.
Vysar: Como quieras, hermano.
Escena 7:
{Axter y Frausto viajan hacia Abrenthia mientras discuten la estrategia de defensa. De repente, son emboscados por los bárbaros del este}
Axter: ¡Por los Dioses! ¿Cómo han llegado aquí tan rápido?
Frausto: ¡Estamos rodeados! Mi Rey, necesitamos un milagro para sobrevivir a esto.
Axter: {Mirando a su alrededor} No veo ninguna salida. Frausto, cuídate. Si no sobrevivo, asegúrate de que mi hermano gobernará con justicia.
Frausto: No hables así, mi señor. ¡Podemos salir de esto juntos!
Axter: {Suspira} Si solo pudiera ver a Amasar una vez más. . . {Cierra los ojos y suspira profundamente}
Frausto: {Gritando} ¡Mi Rey! ¡No! ¡No te rindas! {Continúa luchando con todas sus fuerzas}
{De repente, un rebelde ataca a Axter por la espalda con una lanza. Axter se tambalea y cae al suelo}
Frausto: {Corre hacia él} ¡Majestad!
Axter: {Jadea} Frausto. . . No te preocupes por mí. . . Sigue luchando. . .
Frausto: {Lo sostiene} Majestad, no puedo dejarlo aquí.
Axter: {Mira hacia el cielo} Mira, Frausto. . . El dragón de mi padre. . .
Frausto: {Sigue su mirada} Sí, majestad, es impresionante.
Axter: {Cierra los ojos} Espero que Vysar. . . Lo cuide bien. . . Y. . . Gobierne con. . . Sabiduría. . .
Frausto: {Se da cuenta de que ha fallecido} Majestad. . .
Escena 8:
{Vysar se encuentra sentado en el trono, con el dragón de su padre detrás del trono)
Vysar: {Murmurando para sí mismo} Finalmente, lo tengo. . . El trono y el dragón son míos. {Se levanta y se dirige hacia el público} ¿Qué esperaban? Mi hermano mayor siempre fue un ingenuo, pensando que podía hacer frente a los bárbaros del este. Pero yo, Vysar Dravmers, gobernaré con mano de hierro. Y no teman, tengo al dragón para proteger al Reino. {Los presentes alzaron sus voces gritando} ¡Larga vida al Rey!
{Vysar se encuentra sentado en el trono, con el dragón detrás y la corona en su cabeza. Frausto está de pie frente a él}
Frausto: {Inclinando la cabeza} Mi señor, el reino ha caído en el caos. Los ciudadanos se rebelan en las calles y los señores feudales se preparan para la guerra. No podemos controlarlos.
Vysar: {Con aire de superioridad} Yo controlaré todo esto. Soy el Rey, y este dragón es mi arma más poderosa. Si se rebelan, los quemaré a todos.
Frausto: {Con voz temblorosa} Pero, mi señor, hay algo que debes saber sobre ese dragón.
Vysar: {Frunce el ceño} ¿Qué hay que saber?
Frausto: {Respira profundamente} Los dragones son seres orgullosos y ferozmente independientes. No aceptarán a ningún amo excepto al que elijan por sí mismos. Si intentas controlarlo, te consumirá.
Vysar: {Con incredulidad} ¿De qué estás hablando? Mi familia ha controlado dragones durante generaciones. Este dragón está bajo mi control, como lo estuvo el de mi padre antes que yo.
Durante los siguientes meses. . . La Reina regente Amasar se suicido en su propia habitación, Vysar no le dio importancia a ello, pero en cuanto obtuvo lo que deseaba a toda costa, su Imperio junto a su apellido se maldijeron al morir bajo las llamaradas del Dragón al no aceptar un nuevo amo. He de aquí el linaje Dravmers había caído, sin descendientes en ambos hermanos, nadie tuvo la sangre para proseguir más en una siguiente generación. . .
"La ambición y la avaricia pueden llevar a la destrucción de uno mismo y de aquellos que nos rodean."
{Fin de la obra de teatro}
Last Extra: “Alone”
The United Kingdom of Great Britain and Northern Ireland · England: Southend-on-Sea. 1628. { Un mes Después }
A los tres días siguientes de la obra de teatro, en la que acompañé al Rey Carlos I por su invitación, quise regresar a Bloodstone Castle. Algo en mi interior me susurraba "Vuelve, aquí hay trabajo por hacer". No disfrutaba mucho de las despedidas, así que esta vez estaría el tiempo justo y necesario. Sabía que en cualquier momento podrían necesitarme y estaría atenta a cualquier mensaje.
Pisar tierras de Essex nunca era sencillo, ni siquiera después de doscientos años. Aquellos muros imponentes seguían desafiando a cualquier viajero, recordándoles que "La otra Inglaterra" aún existía, aunque ahora estuviera bajo el dominio de los Reyes de Inglaterra. Es importante aclarar que Essex no les pertenece, al menos según lo que he leído en un libro de gran relevancia. Nadie reclama el trono, por lo que, por el momento, sigue bajo el dominio del otro trono. Sin embargo, según las crónicas de la época, antes y después de la desaparición de Akráttma y su hijo Akrenór, existe la posibilidad de que alguien del mismo linaje, como yo misma, mi padre, mi madre o Athyrom, podría reclamarlo si así lo deseara.
En mi ausencia, Avice ganó el título de "Doncella Real", sirviendo bajo el cargo de la Reina Enriqueta. Sabía que estaba en buenas manos hasta mi regreso, aunque no prometí volver "pronto". Necesitaba reflexionar sobre qué hacer a mi regreso. ¿Cuál sería mi próximo paso? Lo primero que hice fue ordenar la antigua biblioteca, buscando otros libros importantes que pudieran refrescar mi memoria, aunque sabía que eso no sería de mucha ayuda. Recordé que ya había escrito sobre mi pasado, el resto de libros serían otros temas para tener distintos conocimientos.
En los siguientes meses, me acomodé más en Bloodstone Castle. Mi padre me visitaba de vez en cuando, aprovechando la oportunidad para inspeccionar el castillo tal como lo dejé, sin ruinas a la vista, a excepción de los huesos de la Hydra. Le conferían una sensación histórica a la vez que imponente si te acercabas lo suficiente o los observabas desde lejos. Las visitas eran breves, ya que sabían que necesitaba estar sola para decidir mi próximo paso, y tal vez, gobernar "La otra Inglaterra" siguiendo el legado del pasado.
Al Rey Carlos I, no le molestó en absoluto que "La otra Inglaterra" recuperara su poder y fuerza históricos. Él conocía bien la historia y no se sorprendió cuando llegaron los rumores de actividad en las tierras primordiales donde se originó el otro trono. Tenía plena confianza en nuestro linaje y no tenía razón para quejarse, ya que esos terrenos nos pertenecían.
Algunas noches, me quedaba frente a un inmenso espejo contemplando mis pupilas blanquecinas. Con el paso de los saltos temporales, habían perdido el tono azulado original que suele caracterizar a los nacidos en el linaje Nathius. En su lugar, habían adquirido un aspecto que podría describirse como una mezcla entre el Apocalipsis y el Abismo. Este fenómeno llevaba el nombre de "Abislipsis". Mis pupilas se asemejaban a las de los reptiles, pero en un tono rojo violáceo, rodeadas de grietas. Me había adaptado a esta apariencia blanquecina, como si tuviera ceguera.
The United Kingdom of Great Britain and Northern Ireland · England: Southend-on-Sea. 1628. { Nueve meses después }
En un solo mes se convirtió en casi un año completo permaneciendo en Essex. Durante ese tiempo, personalmente reforcé los muros que se habían levantado hace dos siglos. Incluso la tía Akráttma se presentó y comentó: 'Nada mal. . . Has tenido paciencia para reconstruir estas ruinas a lo que fueron en su día, aunque no todo se ha recuperado'. Señaló los restos de su Hydra y también los cuatro huevos de las mazmorras. No sabemos dónde los llevaron para protegerlos.
Theron vino como un relámpago a la habitación para observar a mi tía, analizando sus movimientos y oliendo su aroma. Dijo: — Ya veo que tienes una mascota —. Acaricio su pelaje poco a poco. Luego, ella agregó: — ¿No crees que es hora de levantar el Imperio? Es tu turno de llevar la corona sobre tu cabeza — Alcancé una ceja por sus palabras y respondí: — No me interesa gobernar. Además, la Reina sois vos o Madre — Después de la pequeña conversación e insistencia en que tomara el poder de "La otra Inglaterra" Theron dio un salto y se subió a la cama para dormir durante toda la madrugada. No detecté más presencias en el castillo, así que supuse que nadie vendría por hoy.
Al amanecer, escuché a larga distancia un carruaje aproximarse con velocidad. ¿De quién se trataría ahora? Desde mi habitación, captaba gran parte de los terrenos y vigilaba movimientos sospechosos, aunque incluso en nuestra ausencia, esto se ha movido lo justo y necesario por temor a que se convirtiera de nuevo en campos de batalla.
Los pasos de la tía Akráttma resonaron al dirigirse a los exteriores, estando presente de quien estuviera dentro del carruaje, al abrir la puerta, bajo mi primo Akrenór, acompañado por una mujer de pelo blanco recogido. Ella llevaba un traje majestuoso de color gris oscuro, unos guantes negros y cadenas en su hombro derecho, en ella había una pequeña cabeza de Dragón de metal sujetando las cadenas.
— Bienvenida, querida, tanto tiempo sin verte — La tía Akráttma seguidamente la abrazó un buen rato.
— Gracias, Madre — ¿Otra prima? No sabía de quién se trataba dentro del linaje. Sería la primera vez en verla, que yo recuerde, por supuesto...
— Athysis, te presento a tu prima Akratta, ha estado ausente por mucho tiempo por estos lares — Nos presentamos lo justo. Me retiré un buen rato para permanecer de nuevo sola. Las reuniones familiares no eran lo mío. ¿Cuál sería el destino de la otra Inglaterra? Ahora, con el regreso de la Reina, puede levantarse de nuevo con fuerza.
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zombielector · 1 year
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ʕ•ᴥ•ʔ 2
En un pueblo medianamente cercano a donde se encontraban Neoma y Mahana. Se daba vida a un gran festival a la orilla del mar. A kilómetros se podía escuchar el alegre cantar del chirimia y el laúd acompañados del enérgico estremecimito y ocasional golpeteo de la pandereta. Un grupo de gitanos bailaban descalzos sobre el pavimento. Cubrían sus rostros del sol con finas telas de seda bordeadas con llamativas monedas de oro. El lugar estaba lleno de gente que caminaba de un lado al otro disfrutando de las entretenidas actividades que ofrecía el festival.
Habían tardado dos largos días en llegar, eso debido a que un amable campesino les ofreció llevarlas a su destino a cambio de compañía. Por unos minutos lo consideraron. Mahana accedió al instante, se sentía muy emocionada por que conocieron a un ángel en su trayecto a una nueva vida. por su parte Neoma tenía un huracán de dudas, siempre a sabido que Mahana ve bondad sobre las demás personas a pesar de que no siempre son buenas personas. No conocía la malicia o simplemente decidía negar su existencia. Pero para Neoma no era tan fácil, se negaba a arriesgar la vida o integridad de Nahana por un estupido descuido.El señor les había explicado que tenía que entregar un cargamento de heno en un poblado contiguo no muy conocido de nombre Costa Azul. " Se ven cansadas y hambrientas. Suban, pueden descansar sobre el heno. No me gustaría que alguna de mis tres hijas estuvieran sola por una zona tan peligrosa como está así que les aconsejo subir. Yo solo busco alguien que me platique para no dormirme durante el camino y así no tener un accidente con mi caballo o la carreta." Después de media hora de valorar las opciones Neoma supo que no había opción más segura y acogedora que subir a esa carretilla. Ambas le mintieron aquel hobre de cabellos canos diciéndole que se dirigían al mismo a Costa Azul, así no lo desviarian de su tarea, total no tenían a un lugar donde llegar o donde las esperen.
-ves te dije que era un hombre muy amable- insiste Mahana mientras lo veia alejarse y sacude su mano en el aire para despedirse. Esta encantada con todo lo que habían platicado con el señor y los nuevos aprendizajes que le había brindado sobre el cuidado del arado.
-tuvimos suerte-sonrio. Realmente le había agradado el sujeto pero debe mantener una fachada firme y alerta si quería cuidar de Mahana y de sí misma.-bien es hora de buscar hospedaje y empleo, nuestros ahorros no nos durarán para siempre y considero que solo debemos usar nuestros poderes en caso de emergencia.- se dio media vuelta mientras buscaba con la mirada cualquier señal de un hostal o posada donde pudieran pasar la noche.
Al oír esas palabras el rostro de Mahana palideció- pero nuestros poderes son muy útiles, podrían sacarnos de apuros.- revoloteo sus dedos como si lanzará un hechizo.
-nos hacen más rastreables, sabes que los dones que poseemos no son tan comunes como el hacernos invisibles o levitar cosas. Ahora que fui inculpada soy una amenaza para el reino y se levantarán las alertas rojas si la persona que huyó conmigo comienza a usar su potencial.-empezo a andar por la pedregosa e inclinada calle sin permitir que Mahana defendiera su punto.
-bien tu ganas, nada de magia.- avanzó más rápido colocándose a su lado izquierdo.
El pueblo era un erbidero de gente, las calles estaban tan llenas que apenas se podía caminar. Los caballos y carretillas tenían restringido el acceso, obligando a los mercaderes andar múltiples viajes a pie con su mercancía sobre la espalda para entregarla a los locatarios. En lo mas alto de las elevadas calles se observaba las Ordás de vulgo.
-Que mala idea fue venir aquí- se quejó Mahana por primera vez-no creo que encontremos donde hospedarnos, está tan lleno que seguro no encontraremos nada disponible-le ardían los pies de tanto caminar y su camisa estaba inundada de sudor a causa del calor.
-creo que hoy dormiremos en la playa- comento con frustración
Mahana iba a bromear con el tema cuando alguien jalo el brazo de Neoma atrayendo la fuera de las masas. La azabache había tomado la muñeca de su amiga a tiempo para llevarla consigo. - ustedes dos, ¿no quieren que les lea la mano?- una chica de mediana estatura la cual Lucía un pantalón afgano de ceda forrado en tul en tonos naranjas. Su top tenía corte de corazón, del mismo color y material que el pantalón, con Barillas que resaltaban su figura y mangas abombachadas que se sostenían desde la parte alta de su brazo superior . Debido al velo de ceda que se sostenían por una cadena de oro ceñida a la frente y con una piedra roja colgante de ella combinada con una bufanda de la misma tela que cubría mirad inferior de su rostro permitiendo solamente ver sus ojos. Aquellos ojos cafés parecian clavarse bajo la piel de Neoma.
-Gracias pero a esas cosas si les tengo mucho respeto- rechazo de la manera más cortes Mahana debido a que Neoma seguía en trance.
-¿te conozco de algún lado?- balbuceo la chica del brazo izquierdo metálico ganando la mirada incrédula de su acompañante.
La gitana río por lo bajo- te invito a descubrirlo en mi carpa, es la amarilla-se alejo mientras agitaba la pandereta por los aires y bailaba de manera ágil.
Algo en el interior de Neoma decía que la conocía y que debía seguirla. No entendía la terrible necesidad que tenía por investigar no obstante su interior le gritaba que era su obligación descubrir quién es.
-¿No estarás pensando en seguirla verdad?- reclamo la mas alta.
-Conozco esas manos, su tacto, su textura, su frialdad, lo largas que son, lo cuadrado de sus uñas...-no pudo terminar de recordar de donde las identicaba.
-Amenos que hallas desarrollado un poder para identificar huellas digitales esto es absolutamente absurdo.- Pero ya era tarde Neoma corría detrás de aquella desconocida y no tuvo más alternativa que seguirla.
Dentro de la increíblemente amplia carpa amarilla había música estilo Dhamar. El ambiente era sereno y nutrido con inciensos con aroma a lavanda. Había una mesa baja de centro y alrededor taburetes y almohadas con bordados dorados con Shaquiritas.
-ponganse comodas- escucharon a sus espaldas la voz de la joven de hace un rato. Lleva en sus manos dos vasos con té con la llamativa característica de que el recipiente tiene una base ancha que se hiba reduciendo en el centro y se volvía a extender en lo alto del vaso. Está hecho de vidrio. Ambas obedecieron a su indicación sentándose de chinicto- pocas veces hay foráneos en este pueblo- cuando Neoma tomo el traste sintió la chispa de conexión que experimentó también cuando fue jalada lejos de la muchedumbre.
-¿Te lo dijeron las cartas? ¿Te dijeron por que escapamos?- trago duro ante la posibilidad. Suavemente dejo la taza sobre la mesa protegida por una tela naranja.
La desconocida soltó una pequeña carcajada.- no dejes que te engañe, lo dice por nuestro acento- Mahana no se sentía Agusto en esta situacion, sentía que algo no encajaba.
-se más que eso, no solo por las cartas o tu asentó- se colocó frente a las chicas justo en la sección de la carpa por donde se colaba el sol-pero a ti no te interesa saber eso, no, tu tienes la duda de quién soy y por que sientes está terrible conexión conmigo- Neoma se sintió abrumada ante la idea de que estuvieran leyendo su mente
-¿Ese es tu poder? La telequinesis- pregunto alterada
La castaña sorbió su té en silencio e hizo una mueca al darse cuenta que este tenía una infusión de hierbas, con leche y azúcar. Cómo odiaba ese tipo de bebida.
Otra vez la desconocida rio- ¿Crees que si tuviera un poder como ese perdería mi tiempo leyendo la mente de personas comunes en vez obtener la clave de la bóveda del banco más grande del mundo?- con una lija comenzó a afilar sus largas uñas pintadas de negro con rojo, tono mate- me subestimas- Mahana frunció el seño ante la actitud tan arrogante de la mujer frente a ellas -como sea ustedes requieren un hogar y yo tengo un lugar donde pueden quedarse- soplo sobre sus uñas limpiando los residuos que había dejado la lima.
-¿Qué obtienes de esto?- como siempre desconfiaba de quien sea que le tendiera la mano solo que en esta ocasión la chica mas alta le dio la razón.
Lo pensó unos segundo y después musito- recordar viejos tiempos- se encogió de hombros.
-Sabia que te conocía de algún lado- celebró mientras se acostaba sobre los almohadones.
-Y yo nunca lo negue-contra atacó acomodandose mejor para ver las expresiones faciales de sus invitadas
-bueno fue muy bonito el reencuentro, de verdad muy melancólico pero nos tenemos que ir- apresuró con sarcasmo levantándose del taburete
-¿Por que tanta prisa Mahama? podría apostar que saltaras de alegría en cuanto sepas quién soy. -La boca del estómago de la delgada chica ardió, normalmente cuando decían eso las personas realmente solo podía significar que la idea no le agradaría-¿Le temes a lo vúdu? Es gracioso considerando que los poderes de tu amiga tiene que ver con ello-se burló descarada.
-no creo que esto sea buena idea, seguirle el juego... Algo no está bien Neoma-Se quejó.
La desconocida extendió una llave-las llevaré a una alcoba privada para que lo discutan, si deciden quedarse pueden hacerlo, si quieren irse también pueden hacerlo, la única condición es que para cuando se marchen tendrán que averiguar quién soy o pagar el hospedaje en el caso de aceptar la alcoba. ¿Les parece bien?-
Ambas jóvenes se miraron, parecía que con sus ojos lograban entablar una profunda e intensa discusiones. Una quería aclarar sus dudas y descubrir el misterio y la otra quería huir antes de embarcarse en algo peligroso e incierto.
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martes 28º mayo 2024, Tuggerah, 4.16am.
#79.411 — Un pintoresco grupo de soldados averigua que un barco enemigo oculta un cargamento de oro. Lo descubre, y entabla con él una curiosa amistad que no logra terminar, sin embargo, por el desprecio que siente por su traición. Entonces recibe una inesperada y apetitosa propuesta.
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loshijosdebal · 24 days
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Capítulo XIX: Corazón de hombre
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A Joric le gustaba pasar el rato en el palco de su habitación. Desde allí podía escuchar los problemas que los aldeanos llevaban ante su madre mientras estudiaba estrategia militar. En realidad, casi todos los problemas eran el mismo problema. Alguna bestia, ya fuera humana o animal, había asaltado algún cargamento y, como consecuencia, el vecino afectado necesitaba de la ayuda económica de su familia. Por suerte, su madre era una líder generosa y estaba dispuesta a ofrecer los recursos que necesitaban. 
A él le parecía bien la actitud de su familia para con su pueblo. Aunque, si fuera cosa suya, invertiría más en defensa para evitar todos esos ataques. El fuerte Halcón de las Nieves era un claro ejemplo de cómo una mejor gestión militar podría cambiar las cosas; era una localización estratégica, ya que estaba al pie de la carretera principal que unía Morthal con Soledad, pero llevaba años abandonado. Si tan solo se lo arrebataran a los bandidos y lo guarnecieran en condiciones, ahorrarían tanto en oro como en disgustos. Sobre todo, en eso último. Durante los últimos meses se habían reportado bastantes ataques de nigromantes por esa zona, y a Joric no le cabía duda de que el grupo que atacaría Morthal se estaba ocultando allí. Pero, por no variar, Idgrod le había dicho que la idea de mandar al fuerte a la guardia era una tontería y que proponerlo solo serviría para despertar las sospechas de sus padres. A él le parecía más tonto esperar a que atacaran para negociar con ellos, pero llevarle la contraria a su hermana no era tan fácil. Le dio dolor de cabeza solo de pensarlo, así que volvió a concentrarse en el estudio. 
Pegó un bocado a su manzana, leyó un nuevo párrafo y, después, representó en su mapa los movimientos de las legiones de Páramo del Martillo durante la Batalla del Anillo Rojo. Las decisiones tácticas del general Dacianus habían sido vitales para la reconquista de la capital imperial durante la Gran Guerra contra los elfos. Aquello había pasado solo unos pocos años antes de nacer él y, aunque el Imperio y el Dominio habían firmado la paz, corría el rumor de que los elfos se estaban preparando para una nueva guerra. Entre eso y la rebelión de los Capas de la Tormenta, no le cabía duda de que su vida militar iba a ser bastante intensa. 
Joric tenía clara su posición en el conflicto: mientras que el Dominio creía en la superioridad de los elfos como raza, los Capas de la Tormenta defendían la superioridad de los nórdicos, y ambos bandos fundamentaban en eso su derecho para gobernar; por otro lado al Imperio, y también a Joric, le daba igual la raza mientras sus ciudadanos se mantuvieran leales al Emperador y a la ley.
Miró al frente, hacia la habitación de su hermana. Idgrod tiene suerte. Desde su habitación se podía escuchar con claridad todo lo que se decía en la sala de guerra. Desde la suya, sin embargo, lo único que se escuchaba era a sus padres por las noches. Lo atravesó un escalofrío de asco ante el recuerdo al tiempo que vio la puerta de su hermana abrirse. Idgrod salió de su cuarto con la capa puesta y la mochila al hombro. Ambos intercambiaron una mirada tensa antes de que ella bajara las escaleras y abandonase el Salón de la Luna Alta.
Dejó el libro sobre el mapa y entró a su habitación tan pronto Idgrod salió de la casa comunal. Hoy ni siquiera me ha invitado a su clase, refunfuñó para sus adentros mientras se cambiaba de ropa. No era que la quisiera acompañar, pero la ausencia de invitación era una declaración de cómo seguían las cosas entre ambos. La noche anterior habían discutido con dureza sobre lo que había pasado con Seth durante el entrenamiento. Desde entonces, su hermana no le había vuelto a dirigir la palabra. 
Puede que sea lo mejor después de todo. Porque si hubieran hablado, le podría haber sonsacado lo que planeaba, y estaba seguro de que, de haberse enterado, Idgrod no le hubiera dejado hacer lo que pretendía. Y no la culpaba. Él mismo no quería hacer lo que estaba a punto de hacer, pero era necesario. Permitir que el compromiso de Alicent con Seth siguiera en pie era un error. Conocía aquella historia demasiado bien; aunque había nobles buenos (y le gustaba pensar que él era uno de ellos), también estaban los nobles como Seth. Sus mujeres siempre parecían radiantes y felices el día de la boda, pero con el paso de los meses todas acababan teniendo el mismo vacío en la mirada que parecía pedir auxilio, aunque lo intentasen disimular con vestidos bonitos y joyas caras. Estaba dispuesto a cargar con el mal nombre de ser un rompehogares antes que ver esa angustia en los ojos de Alicent.
La sola idea de mantener esa conversación con ella lo agotó. Se dejó caer sobre la cama con una mueca apesadumbrada, clavando la mirada en el techo inclinado de su cuarto. Falion, la araña a la que había apodado así por la manera que tenía de escrutar su alrededor como si todo fuera una molestia, descendió por la tela hasta caer sobre su estantería, la cual estaba llena de pequeñas figuras de madera que él mismo había tallado, pero también de libros juveniles y de estrategia militar, así como de los mapas que había completado mientras los leía. Intentó tranquilizarse mientras la veía pulular entre los libros, pero la ansiedad ante su deber no desapareció. Consciente de que la única forma de librarse de ella era afrontar su decisión, se incorporó para calzarse, cogió su capa y abandonó la habitación cabizbajo. 
Se detuvo varias veces de camino a la Cabaña del Taumaturgo, con la duda palpitando con fuerza en su pecho. Cuando llegó, tardó más en entrar a la tienda de pociones de lo que había tardado en llegar. Lami estaba atendiendo a Don Dogma, a quien reconoció enseguida por su excéntrica capa púrpura con detalles dorados. Alicent estaba de espaldas tras el mostrador, preparando algunos ingredientes en la mesa de pociones, y no se enteró de su presencia. Intentó saludar, pero su lengua se sublevó contra sus intenciones.  
—Es una lástima que no esté en el catálogo —comentó el peregrino—. Un corazón de hombre y un corazón de daedra es justo lo que venía buscando hoy. —Giró la cara hacia Joric. Sonreía como si hubiera dicho algo tremendamente gracioso—. Hablando de hombres, mirad quién nos acompaña hoy. 
Joric saludó a Don Dogma con una pequeña sonrisa, sin pasar por alto que Alicent, quien se había girado tras el comentario, volvió la cabeza tan pronto como lo vio. Sigue enfadada.
—Don Dogma, hacía mucho que no lo veía por Morthal —dijo en un tono bajo y átono provocado por el nudo en su garganta. 
—Ah, me había perdido en la niebla —respondió el peregrino—. Pero hoy está tímida y me ha dejado ver los carteles. Debe saber que ya le queda poco. 
Joric parpadeó un par de veces y luego se dirigió a Lami. El final de la temporada de niebla sin que se hubiera cumplido el mal presagio que pendía sobre el pueblo era un tema candente, y cada vez que alguien lo comentaba no podía evitar sentirse mal por no poder advertir a sus vecinos de lo que estaba por llegar. 
—Lami —llamó, algo apurado—. Necesito hablar con Alicent, ¿puede salir un rato?
Lami le sonrió y abrió la boca para contestar, al mismo tiempo que Alicent posó el mortero de un golpe en la mesa y se giró. 
—Estoy trabajando —espetó. 
Lo miró tan mal que estuvo a punto de rendirse e irse de la tienda. Si estaba así de cabreada no iba a asimilar nada bien lo que él tenía que decir, pero el tiempo apremiaba. La nieve ya había empezado a derretirse, lo que significaba que en cualquier momento los nigromantes atacarían Morthal, y nada les aseguraba que saldrían bien parados. Más siendo que ellos dos no habían hecho sus ofrendas. La incertidumbre, el miedo apabullante de que pudiera pasarle algo a alguno y no haber podido sincerarse con ella le dio el aplomo necesario para seguir adelante con el plan. 
Lami apretó los labios y miró a Joric con desconcierto y disculpa. Por suerte para él, Don Dogma hizo gala de su gusto por meterse en asuntos ajenos e intercedió en su favor. 
—Juventud, divino tesoro. ¡Qué adecuado cómo sigue! —exclamó con un brillo en la mirada—. Dales un respiro, mujer. O se harán viejos aquí. 
Lami soltó un pequeño suspiro y miró a su hija antes de volver la vista a Joric. 
—Pero que sea rápido. Todavía tiene muchas cosas que hacer. 
Joric sonrió con amplitud y asintió. Alicent, por su parte, miró a su madre con los ojos cargados de reproche antes de alejarse de la mesa de pociones, pisando con fuerza el suelo de madera para dejar claro su descontento.
—Voy a por mi capa. 
Alicent subió las escaleras y desapareció de su vista y Lami lo miró con curiosidad. Joric pudo intuir sus preguntas, igual que intuyó la culpa en su rostro. Lami había pasado mucho tiempo con Thonnir últimamente, algo que se había notado bastante en la vida de Alicent. Su madre podía llegar a ser muy protectora, pero aquel año ni siquiera se había enterado de lo que estaba pasando con Seth. Joric tenía la certeza de que, si tan solo supiera la mitad, ya habría prohibido que Athan se acercara a su hija. 
—Ayer discutí con Seth y nos hemos peleado —compartió. 
Lami suspiró profundamente y asintió, con el ceño fruncido. 
—Pasan mucho tiempo juntos últimamente, ¿verdad?
—Demasiado… —respondió él entre dientes. 
La mujer abrió bastante los ojos, recibiendo con sorpresa la revelación implícita. Entonces Don Dogma tamborileó con los dedos sobre el mostrador. 
—Qué bromista es el destino, ¿verdad? Cuántos corazones deja fuera de catálogo. 
Joric no supo qué responder, pero tampoco tuvo tiempo. Alicent bajó las escaleras malhumorada y, sin dirigirle ni la mirada, pasó junto a los tres en dirección a la puerta. Él alzó una mano como despedida y fue tras ella. 
Cuando quería, cuando estaba enfadada, Alicent podía ser bastante rápida, a pesar del largo de sus piernas. Joric no la consiguió alcanzar hasta que ya estaba a mitad de camino del aserradero, pero ninguno se detuvo ni dijo nada hasta que llegaron a la parte de atrás, lejos de ojos y oídos indiscretos. 
—Tú dirás —dijo Alicent, nada más detenerse. 
Se giró para encararlo, con los brazos cruzados. Joric tragó saliva; hasta ese momento nunca se le había parecido tanto a Lami, quien tenía el don de hacer que cualquiera se echara a temblar con tan solo una mirada severa.
—Te… Tenemos que hablar —empezó. Pero Alicent no le dejó seguir. 
—No, tú tienes que hablar. Pedir perdón, en realidad. Y por si no era obvio, no es a mí a quien debes hacerlo. 
Se quedó mirándola, sin saber qué decir. Por lo general, con Alicent las cosas se solucionaban solas, dejando pasar algo de tiempo. El justo para que sus emociones se enfriaran y ambos pudieran volver a hablar como personas civilizadas. Pero en esa ocasión seguía tan molesta con él como lo había estado el día anterior. 
—Yo no… —balbuceó, dejando la frase a medias. Quizá debería dejarlo estar, disculparse con Alicent y volver a su casa. Sí, claro. Y dejar que se casen, dijo su mente, haciéndolo reaccionar. Joric frunció el ceño y la miró, frustrado—. Alicent, Idgrod me contó lo del collar. Estás cometiendo un error. 
Alicent abrió los ojos de par en par, con la mirada cargada de sorpresa y una chispa de traición. Joric se tragó las ganas de llorar al pensar en su hermana; Idgrod no le perdonaría eso ni en mil años. 
—No me puedo creer que te lo haya contado… —murmuró Alicent en cuanto recuperó el habla. Su labio inferior tembló, así que lo apretó contra el superior en un mohín—. Si es o no un error, no es asunto tuyo, Joric. Yo le quiero, y él me quiere a mí —añadió segundos más tarde, lo dijo con tal seguridad que a él le dolió—. Mira, siento mucho si te molesta mi decisión, pero Seth me hace feliz y vamos a casarnos, y tú no tienes ningún derecho a meterte. 
Aquello lo atrapó con la guardia baja. El corazón le empezó a latir con rapidez, y la cara se le congestionó, pero no por la vergüenza sino por la rabia. En realidad ya sabía que Alicent pensaba aquello, pero ella solía tener bastante tacto con los demás y no esperaba que se lo dijera a la cara. 
—No te hace feliz, Ali —insistió, dando un paso hacia ella. Alicent lo retrocedió al instante, manteniendo la distancia—. He visto cómo actúa, cómo te trata; te hace sentir insegura, asustada y triste, y luego arregla lo que él mismo ha causado para que tú sientas que…
—Al menos lo arregla —interrumpió ella, sin ceder. Había descruzado los brazos, que en esos momentos caían a ambos lados de su cuerpo, perdiéndose entre los pliegues de su vestido. Sus ojos estaban húmedos, pero por cómo contenía los parpadeos, parecía dispuesta a no llorar en aquella ocasión—. Pero no se puede decir lo mismo de ti, Joric. De todas las cosas malas que has hecho desde que Seth se mudó, todavía no te he visto pedir perdón por ninguna. 
Bufó y se llevó la mano al pelo, echándolo hacia atrás, frustrado. Vale que él no era un santo y nunca lo había aceptado en el grupo, pero lo que habían hecho ambos no tenía ni punto de comparación. Sin embargo, ella parecía tan dispuesta a pasar por alto todo lo que hacía Seth como a magnificar cualquier cosa que él mismo hiciera. 
—Eres mi amiga, Alicent —habló, recalcando la palabra amiga—. Me preocupo por ti. Es por eso que te estoy diciendo todo esto, no porque esté enamorado de ti. Está jugando contigo. Te manipula. —Se volvió a pasar la mano por el pelo, tan frustrado que tuvo que aguantar las ganas de tirarse de él—. Primero te niega la palabra, luego te agrede, después usa a Alva para darte celos… ¿Y luego coge y te pide matrimonio? Venga ya, no puedes estar tan ciega. No podéis estarlo —se corrigió, pensando en su hermana—. ¡Ni siquiera es tan buen actor!
Alicent rodó los ojos y se volvió a cruzar de brazos. Alzó ambas cejas en silencio, como poniendo en duda cuanto él había dicho. Tras un silencio incómodo, Joric se hartó de la treta. De hacer como que no sabía nada, cuando sí que lo sabía. Por más que ella intentara vender que todo estaba bien, lo que pasó en el Cerro era el ejemplo más evidente de lo que intentaba decir. 
—Sé lo que pasó cuando te rescató —confesó, perdiendo la paciencia—. ¿Crees que alguien decente haría eso? Mierda, Ali, estabas malherida y te intentó… —cerró los puños con rabia—. ¿Cómo lo puedes seguir queriendo después de eso? ¿Crees que no volverá a hacerlo? Yo nunca te… 
—¡YA BASTA! —gritó Alicent, tan de repente que le hizo dar un respingo—. Tienes razón, no sé cómo he podido estar tan ciega —Joric la miró, con un atisbo de esperanza brillando en las pupilas—. Siempre has estado ahí, observando desde la sombra, esperando cualquier error de Seth para intentar apartarme de él.
La esperanza se extinguió tan pronto como había aparecido. 
—¿¡Cualquier error!? Eso no es…  
—Eres un egoísta, Joric. —Alicent rompió a llorar. Subió los puños a su cara y se limpió las lágrimas antes de volver a mirarlo—. Si de verdad fueras mi amigo, si me quisieras tanto como finges quererme, dejarías a Seth en paz y estarías feliz por verme feliz. Pero en vez de eso has hecho daño a la persona de la que estoy enamorada, y ahora, en vez de intentar arreglarlo, sigues intentando separarnos. ¿Cuál es tu problema?
—Mi problema es Seth, Ali. Te juro que no hago esto por mí. Por lo que siento. Es por él, por ti. No es un buen tipo, ¿cómo es que no lo ves? —preguntó, con la voz rota. Hasta ese momento ni se dio cuenta de que también estaba llorando—. ¿Es que no ves lo que nos ha hecho? Nos conocemos de toda la vida, ¿de verdad piensas que soy así? ¿Por qué…? ¿Por qué no te das cuenta de que todo esto es culpa suya?
La mirada de Alicent cambió, o tal vez se lo pareció por las lágrimas. Lo que sí estaba seguro que cambió fue la forma en la que habló, con más tranquilidad y determinación que antes.
—Él es todo lo que siempre soñé, Joric. Así que no quiero que te metas más entre nosotros. La próxima vez que lo hagas, te retiraré la palabra de por vida. 
Las palabras le cayeron como un golpe en el pecho. Alicent lo miró en silencio, esperando alguna reacción. Joric no se movió, estaba tan enfadado que no podía ni hablar. No podía creer que fuera tan ingenua, que todos lo fueran. Para colmo, lo más seguro era que hubiera arruinado su relación con su hermana para siempre y para nada. No se dio cuenta de que, ante su silencio, Alicent decidió marcharse hasta que la vio pasar a su lado por el rabillo del ojo. 
Giró el cuerpo y estiró un brazo, sujetándola de una muñeca. 
—¿Qué haces, Joric? —preguntó ella, soltando un quejido cuando la empujó contra su propio cuerpo.
Se inclinó sobre ella antes de comprender siquiera lo que hacía. Lo último que vio antes de cerrar los ojos, fue su mirada confundida.  No fue consciente de cómo llegó a pegar la boca contra la suya, pero lo hizo. Y la besó. Sus labios se apoderaron de los de ella y todas las emociones en ebullición, el enfado, la rabia, se manifestaron en un beso hambriento y salado por el llanto. No fue consciente de cuánto tiempo pasó, aunque para él fue una eternidad. Había imaginado aquel momento demasiadas veces, pero ninguna había sido así de amarga. 
Unas manos golpearon su pecho, apartando sus cuerpos. Joric tardó un rato en recomponerse y asimilar que lo había apartado de un empujón. La miró a los ojos, pero en estos solo encontró frío. Frío y disgusto. Al verla en aquel estado se dio cuenta de lo que había hecho y se le heló la sangre. Alicent intentó irse de nuevo, pero la volvió a agarrar del brazo.
—¿Es por su familia? —preguntó, en voz baja y entre dientes, desesperado y con el corazón roto—. ¿Porque tiene más dinero? Yo soy el hijo de la jarl. Podrías tener todo Morthal para ti, no una casucha a las afueras. 
Alicent le golpeó el pecho con su mano libre, forcejeando para soltarse.
—¡Que me sueltes, Joric! Entérate de una vez, ¡no me gustarías ni aunque fueras a ser el rey de Skyrim!
Los dos se quedaron de nuevo en silencio, mirándose el uno al otro con expresiones similares de rabia y frustración. La odiaba, al menos en ese momento. La odiaba por haber dicho eso, por preferir a Seth antes que a él, que había estado siempre a su lado. Por no elegirlo cuando la trataría mil veces mejor de lo que sabía que él lo haría. No, en realidad quería odiarla, pero no podía; pero ella sin duda alguna lo hacía y, después de lo que acababa de pasar, no lo iba a querer ver delante. Lo más seguro era que, en cuanto la soltara, no volverían a verse a solas nunca más. Ni siquiera con Idgrod, y mucho menos con Seth. Todo se acababa allí, en ese momento, después de su intento desesperado por hacerla consciente de que si no se alejaba de Seth, pasarían cosas terribles. Peores incluso que aquello. 
—Se acabó, Joric. No vuelvas a hablarme en tu vida. Ni siquiera me mires. Para mí, a partir de ahora estás muerto.
Y aunque quiso decir algo, replicar, no fue capaz. Su corazón, ya roto, se partió aún en más pedazos al ser consciente de que, desde ese momento, tendría que pasarse el resto de su vida conformándose con verla de lejos. Sabiendo de ella solo por lo que le dijeran los demás. La observó marcharse, desaparecer entre la bruma, y esta vez no hizo nada por impedirlo. Sus pies lo arrastraron hasta los troncos del aserradero y se sentó sobre estos, sin importarle que estuvieran mojados. No fue consciente del tiempo que pasó allí solo, llorando. 
Cuando su consciencia fue volviendo en sí, lo hizo con la seguridad de que, si no hacía algo cuanto antes para arreglar las cosas, la habría perdido para siempre. Si tan solo hubiera un modo de demostrarle que sus sospechas sobre Seth eran ciertas, quizá entonces le perdonaría. Pero ¿cómo?
Entonces recordó las palabras de Don Dogma. Con la primavera próxima, la niebla empezaba a ser menos densa. Miró a su alrededor, comprobando que aquel día el campo de visión era mayor que de costumbre. Seth e Idgrod estaban en clase y todavía les faltaba un rato para salir. Además, cuando terminaran, seguro que pasarían la tarde juntos y, por supuesto, él no sería bien recibido. Eso le dejaba un par de horas de margen. Pensó una vez más en las palabras del peregrino. Si este había hecho el camino con la niebla, seguro que él también podía. Más si era hasta el Cerro; conocía el trayecto de memoria. Así que tomó una decisión. Iría al Cerro Pedregoso para recuperar a Alicent y desenmascarar a Seth Athan de una vez por todas.
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aserne · 4 months
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Cárteles comercian lingotes de oro para blanquear capitales.
El metal precioso procedía de Venezuela y se dirigía a Suiza vía Reino Unido, previo paso por el paraíso fiscal de Islas Caimán
La Agencia Nacional del Crimen (NCA) de Reino Unido obtuvo una orden civil de recuperación de oro por un valor estimado de 4 millones de libras esterlinas que estaba siendo lavado por los cárteles de la droga. Los investigadores financieros de la NCA se hicieron cargo del caso después de que el envío de oro, que pesaba 104 kilos, fuera incautado en Heathrow en junio de 2019.8
El oro objeto de investigación estaba en la sección de carga de un avión que había llegado de las Islas Caimán. Estaba siendo transportado desde las Islas Caimán a Suiza a través de Heathrow, ya que anteriormente había sido enviado a las Islas Caimán en un avión privado que había llegado desde Venezuela.
Los oficiales de la NCA trabajaron en estrecha colaboración con las autoridades de las Islas Caimán para demostrar que se había creado un rastro de papeleo falso para ocultar el verdadero origen del oro como Venezuela, y que los involucrados en la organización y el movimiento físico del oro tenían vínculos con el crimen organizado.
Después de discusiones de conciliación y una solicitud ante el Tribunal Superior, la NCA obtuvo una orden civil de recuperación de más del 80 por ciento del oro en virtud de la Ley de Activos del Crimen. El 20 por ciento restante se devolverá a las empresas con un interés financiero en el oro.
El comandante de la rama de la NCA, Andy Noyes, dijo: “Los delincuentes se sienten atraídos por el oro como una forma de mover el dinero de las drogas debido al alto valor contenido en cantidades relativamente pequeñas. Nuestra investigación mostró que este cargamento estaba relacionado con cárteles de la droga que operaban fuera de América del Sur, pero pudimos evitar que llegara a su destino final gracias a los vínculos establecidos con socios en el extranjero. Esta intervención ha interrumpido la red criminal, impidiéndoles reinvertir en más delincuencia que causa daño a nuestras comunidades”.
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gonzalo-obes · 5 months
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IMAGENES Y DATOS INTERESANTES DEL DIA 9 DE ENERO DE 2024
Día Mundial de la Electricidad Estática, Año Internacional de los Camélidos.
San Marcelino, San Vidal, Santa Alexia, Santa Marcionila y Santa Ocilia.
Tal día como hoy en el año 2020: Fallece la primera persona por COVID-19 en el mundo.
2011
En Juba, una capital regional en el sur de Sudán, se desata el entusiasmo durante el primer día del referéndum de secesión, que se celebrará durante toda la semana, y que muy probablemente acabará dividiendo el país en dos: Sudán del Norte y Sudán del Sur. Aunque los resultados definitivos no se conocerán hasta el próximo mes de febrero, todo parece indicar que el apoyo a la separación del Norte será masivo. (Hace 13 años)
2005
En Palestina, tras la muerte de Yasir Arafat, se celebran elecciones presidenciales en las que resulta elegido el candidato de "Al Fatah", Mahmud Abas, también conocido como Abu Mazen, lo que es recibido con muestras de alivio por la comunidad internacional. A pesar de que muchos pronostican una guerra civil entre las distintas facciones palestinas, la transición se hará de manera más o menos pacífica. (Hace 19 años)
1954
La empresa International Business Machines (IBM) presenta en Nueva York (EE.UU.), la primera calculadora de transistores y circuitos integrados, un gran adelanto técnico para la época. En 1957, lanzarán el IBM 608, de considerable tamaño y un precio de unos 80.000 dólares. (Hace 70 años)
1945
Las fuerzas anfibias norteamericanas desembarcan en Lingayen, principal puerto de Luzón a 160 kilómetros de Manila. 175.000 hombres les seguirán en los próximos días. San Fernando, segundo puerto de Luzón, se haya a 48 kilómetros al norte de la playa de desembarco. Mac Arthur espera enfrentarse a los japoneses en una zona llana de la isla. (Hace 79 años)
1923
Los aliados vencedores de la I Guerra Mundial, al ver que Alemania infringe voluntariamente las entregas de carbón acordadas, deciden hoy que el próximo 11 de enero, tropas francesas y belgas ocupen el distrito alemán del Ruhr. Los británicos se mantendrán aparte de esta decisión y los italianos tampoco tomarán parte en esta medida. (Hace 101 años)
1880
Una gran nevada destruye los estados de Oregón y Washington, en EEUU.
1839
En la Academia de las Ciencias Francesa, Louis-Jacques-Mandé Daguerre anuncia el proceso del daguerrotipo, primer paso de lo que será la futura fotografía. (Hace 185 años)
1768
En Londres (Reino Unido), Philip Astley techa la arena sobre la que realiza su espectáculo ecuestre, inaugurando el primer circo de la era moderna. Astley, buen jinete (ha pertenecido a los Dragones del decimoquinto regimiento de caballería) descubre que al galopar en un círculo cerrado, la fuerza centrífuga le permite realizar ejercicios inauditos sobre la grupa de su caballo. Astley comenzará a ganar dinero y tendrá que contratar a otros jinetes, payasos, malabaristas, funambulistas y músicos, sentando así las bases del circo moderno, tal y como es conocido hoy. Nunca utilizará animales salvajes en su circo de arena. Será más tarde cuando un competidor suyo acuñará el término "circo" para describir esta nueva forma de entretenimiento, tomando el nombre que los romanos daban a los teatros circulares donde disputaban sus conocidas carreras de cuadrigas. (Hace 256 años)
1534
En Sevilla, España, atraca junto a la Torre del Oro, la nao "Santa María del Campo" con el primer y rico cargamento de metal precioso que la conquista del Perú proporciona. (Hace 490 años)
475
Una revuelta instigada por Verina a favor de su hermano Basilisco, obliga al emperador bizantino Zenón a huir de su capital en Constantinopla (actual Turquía). El emperador se esconderá en una fortaleza en Antioquía donde pasará el próximo año y medio reclutando un ejército para marchar sobre Constantinopla en agosto de 476. Entonces en la capital reinará el caos donde Basilisco es poco querido por lo que la entrada en la ciudad se producirá sin prácticamente oposición siendo Zenón restaurado en el trono. (Hace 1549 años)
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whencyclopedes · 11 months
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La captura del barco Madre de Deus
El barco del tesoro Madre de Deus (Madre de Dios) era una embarcación portuguesa que transportaba un cargamento inmensamente valioso de las Indias Orientales y que fue atacado y capturado por una flota de corsarios ingleses en las Azores en 1592 d.C. El barco, lleno de joyas, perlas, oro, plata, ébano y especias fue el mayor tesoro jamás capturado por los corsarios que saquearon el Atlántico durante el largo reinado de Isabel I de Inglaterra (que reinó de 1558 a 1603 d.C.). La captura fue ideada por Sir Walter Raleigh (en torno a 1552-1618) y las ganancias de £80.000 por la inversión original de Isabel de 3.000 libras ayudó a reparar las relaciones entre el aventurero y su reina, garantizándole la liberación de la Torre de Londres. Este fabuloso tesoro inspiró a muchas otras flotas de corsarios a surcar los mares, pero ninguno volvería a capturar ningún barco tan rico como el Madre de Deus.
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speok · 1 year
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Un trabajo en Italia
Narra la planificación y ejecución de un minucioso golpe preparado por una banda de ladrones para robar un cargamento de oro en las calles de Turín creando un gigantesco embotellamiento de tráfico. Charlie Croker (Michael Caine) sale de la cárcel dispuesto a dar el golpe del siglo con el más ingenioso de los robos; va a hacerse ni más ni menos con 4.000.000 de libras ante las mismísimas narices…
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armatofu · 1 year
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Isla de la Juventud [Cuba]: La tierra de los mil nombres
Caribe y Atlántico
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Punta Francés está considerado uno de los mejores fondos marinos del mundo para el buceo.
Por fin Isla de Pinos puede iniciar una historia nueva y una historia enteramente cubana. Esas fueron algunas de las palabras que Fidel Castro pronunció en el discurso que, tras el triunfo de la revolución, dio en Isla Pinos. La misma isla en la que se levanta la cárcel Presidio Modelo, donde había estado recluido tras el asalto al cuartel Moncada. Donde estuvieron también presos otros luchadores por la independencia cubana. Hoy, la antigua cárcel es un museo, y el nombre es Isla de la Juventud. Uno de los destinos más originales del Caribe.
Es la segunda isla en extensión de Cuba, con más de 2.400 kilómetros cuadrados, y junto a otros 600 cayos más conforma el archipiélago de Canarreos. Separada de la isla grande por el Golfo de Batabanó, fue descubierta por Colón en 1494 y bautizada como La Evangelista, una anécdota más en su larga lista de nombres. Siguanea, Camaraco y Guanaja para los aborígenes, a lo largo de su historia ha adoptado alias como Isla de las Cotorras, Colonia Reina Amalia, Isla de los Piratas e, incluso, Isla del Tesoro. Cuentan que Robert Louis Stevenson se basó en su pasado de piratas para escribir su famosa novela, siguiendo la historia del corsario Latrobe, que escondió un cargamento de oro y joyas que se consideró real tras encontrarse algunos objetos de valor en 1919. Los españoles la conocieron también como Isla de los Deportados, luego se llamó Isla Pinos por los bosques que cubrían la región, para finalmente, el 2 de agosto de 1978, adoptar su nombre actual en honor a los jóvenes que arrimaron el hombro tras el huracán Alma favoreciendo la recuperación de la isla. Historia e historietas aparte, Isla de la Juventud puede alcanzarse por aire con Cubana de Aviación, que opera de dos a tres vuelos diarios desde La Habana hasta Nueva Gerona (capital de la isla) por unos 30 € el trayecto, y por mar, a bordo del catamarán que cubre la distancia entre Batabanó y Nueva Gerona dos veces al día, opción curiosamente más cara.
Ecos de ayer, valores de hoy
Desde los aborígenes que vivían en la Punta del Este (dejando en sus cuevas unas pinturas rupestres que están consideradas la Capilla Sixtina del Caribe) hasta la vida del artista contemporáneo Kcho –natural de Nueva Gerona, que ha expuesto en ferias como Arco–, esta semidesconocida isla caribeña ha vivido mucho. Abandonada y considerada lugar de confinamiento por españoles y estadounidenses, objeto de deseo de Francis Drake, germen de una población cosmopolita venida de todas partes del mundo, casa de una de las prisiones que acogió presos alemanes y japoneses durante la Segunda Guerra Mundial, mazmorra de Fidel y destierro de Martí. Se dice pronto. De todos esos hecho históricos, quedan rincones para evocar la historia. Las Cuevas de Punta del Este, en Lanier, no disponen de infraestructura turística pero son visitables. El hospital de la cárcel Presidio Modelo es ahora un museo y se conserva el vapor Pinero, construido en Filadelfia en 1901 y utilizado para trasladar a los asaltantes al Cuartel Moncada. La finca El Abra, donde se confinó a un joven Jose Martí antes de ser deportado a España por sus ideas anticolonialistas, es también un museo declarado Monumento Nacional.
Accesible norte, indómito sur
La parte meridional de la isla posee una exuberante vegetación y una variada fauna, escondiendo gemas naturales como el Parque Nacional Ciénaga de Lanier, el Parque Nacional Marino de Punta Francés y varias reservas ecológicas como la de Los Indios, el punto más sureño del continente americano donde anidan grullas. En el sur viven muy pocas personas y muchos cocodrilos. Hay playas vírgenes de increíble hermosura como Playa Larga, un interesante criadero de tortugas y genuinos pueblos de descendencia caimanesa y jamaicana como Carapachibey o Cocodrilo, antes Jacksonville. Pero para disfrutar de ello, hay que pedir un permiso (al menos con un día de antelación) en la oficina de Ecotur de Nueva Gerona si se quiere ir por libre o contratar servicios privados sin necesidad de pedirlo. Punta Francés es reconocida mundialmente por sus fondos buceables, con un arrecife prácticamente virgen que cuenta con importantes colonias de corales de varias especies, gorgonias y esponjas, además de cuevas, pasadizos y túneles. En total, 56 lugares de inmersión con nombres tan atractivos como Pared de Coral Negro, Túnel del Amor, Cueva Azul o Pequeño Reino.
La única playa de arena negra en Cuba
Entre los límites del parque nacional y el norte de la isla, presidido por Nueva Gerona, se encuentran los principales asentamientos de población, como la mencionada capital, Demajagua o La Fe. Allí se localizan también las calas más populares, tal que Playa Bibijagua, famosa por ser la única playa de arena negra de toda Cuba –debido a la erosión de las rocas de mármol que abundan en la isla–, pero también Paraíso, El Gallego, Punta Piedra, Buenavista y Guayabo. Aunque para darse un baño especial no hay que irse a la costa. En la periferia de La Fe existe una fuente de agua medicinal descubierta por un médico español dotada de una casita, dos piscinas y solárium. Pero la excursión hasta El Caolín es más recomendable. Se trata de un lago ubicado en una antigua cantera de extracción de caolín, cuya riqueza de minerales ha provocado que sus aguas adquieran colores turquesa. No hay algas, ni peces, ni cocodrilos, pero sí fangos maravillosos en su orilla. Basta untárselos de pies a cabeza, dejarlos secar al sol y luego volver a bañarse, para volver a casa con una piel digna del mejor wellness.
Hoteles: Días de buceo, noches de descanso
A excepción de algunos hoteles pequeños y casas de huéspedes en Nueva Gerona, Isla de la Juventud no cuenta con otro hotel destacable que no sea
El Colony
(www.hotelelcolony.com). Emplazado en Siguanea, en el suroeste de la isla, dispone de un reputado Centro de Buceo Internacional desde el que se gestionan la mayor parte de inmersiones en Punta Francés. Anclado en los años 50, aunque sufrió una remodelación a principios de siglo, cuenta con varios bungalós dobles, seis suites y dos suites presidenciales, además de funcionales comodidades. Nótese que aquí el lujo no es el hotel, sino su emplazamiento y sus actividades de buceo y esnórquel.
Sin embargo, en Cayo Largo del Sur, el principal polo turístico de Isla de la Juventud a pesar de encontrarse a 140 kilómetros de ella, existen unas mil habitaciones de hotel, siendo popular por sus 24 kilómetros de playa de arena blanca rodeados de abundante vegetación, una estampa sin duda más paradisíaca. Como opciones de alojamiento, destaca uno de los cinco establecimientos de la
cadena Gran Caribe
(www.grancaribe.com) –el Hotel Playa Blanca, también conocido como Barceló Cayo Largo– y los
dos hoteles de Meliá
(www.solmelia.com), Sol Pelícano y Sol Cayo Largo, que operan en régimen de todo incluido. Gran Caribe es un cuatro estrellas en primera línea de playa con arquitectura de estilo caribeño, formado por edificios de dos plantas vestidos de vivos colores. Cuenta con 306 habitaciones estándar que incluyen buenas comodidades, varias opciones de restauración y una oferta de actividades con tiro con arco, voleibol playa y cuantos deportes acuáticos permite el entorno. Los dos establecimientos de la cadena española cuelgan las cinco estrellas y entre ambos queda un buen tramo de playa privada. Sol Pelícano consta de 307 habitaciones –tres de ellas sin barreras arquitectónicas– con balcón o terraza, así como tres restaurantes, dos bares, dos piscinas, el centro deportivo Casa Club, guardería y centro infantil, dos pistas de tenis y teatro para espectáculos nocturnos. Sol Cayo Largo cuenta con menos habitaciones, pero éstas son más sofisticadas, y dispone además de spa, centro de buceo, sala de fiestas y un club cubano con talleres de arte o cursos de cocina.
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allivessevilla · 1 year
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🏛️#Efeméride: 27/01/98.
En un día como hoy Marco Ulpio TRAJANO, nacido en Itálica - Santiponce - Sevilla, es NOMBRADO EMPERADOR DE ROMA... El primero de origen hispánico.
Declarado por el Senado optimus princeps (el mejor gobernante), Trajano es recordado como un exitoso soldado-emperador que presidió la mayor expansión militar de la historia romana, hasta el momento de su muerte, así como por su actividad filantrópica.
📜El día que el TURDETANO Trajano dominó el Imperio romano desde ITÁLICA📜
Cuentan los libros de Historia que fue Escipión el Africano quien en el 206 a.C. fundó en Turdetania la ciudad romana de Itálica, en su origen como punto defensivo y después para retiro de sus veteranos. Esta sería la primera «civitas» romana levantada fuera de suelo italiano y la primera en dotar al Imperio de un mandatario «no romano». Tal día como hoy, Trajano se convirtió en Emperador de Roma.
La llegada al poder de este legendario turdetano se debió, en buena medida, a los caprichos del azar y la mala gestión de sus predecesores. Nacido en Itálica un 18 de septiembre del año 53 de nuestra era, en el seno de una familia turdetana, los Ulpios, siendo aún joven se trasladó a Roma, donde pronto pasaría a formar parte del Senado romano.
Pero en las altas esferas de Roma corrían malos tiempos, hasta tal punto que el propio mandatario, el césar Domiciano, murío asesinado como fruto de sus escaramuzas. Le sucedería en el poder el senador Nerva, un anciano en sus últimos momentos de vida, que había acogido y adoptado a un prometedor Trajano.
De hecho, el 27 de enero del 98 después de Cristo, cuando muere el césar, Trajano es nombrado emperador de Roma, el primero que no procedía del territorio italiano.
Según el historiador Dión Casio, Trajano era un soldado nato, que supo gobernar con humildad el imperio, alejado de fastos y grandes monumentos a su persona. No obstante, su mayor legado arquitectónico es un homenaje a su victoria en Dacia, de la que trajo ingentes cargamentos de oro con el que se financió el foro de la capital. A día de hoy, el gobernante bético es recordado como un gran estratega y militar, llevando las fronteras del Imperio romano hasta su máxima extensión por tierras orientales.
En el otro extremo del basto imperio, en Itálica, se levantaría el Templo de Trajano, por orden de su sobrino Adriano, el Templo de Trajano, consagrado al hijo más ilustre de la ciudad, en una plaza de la nova urbs, rodeada por una plaza porticada.
Turdetano, hispalense, sevillaño... Trajano forma parte de la Historia de la humanidad y sigue sindo un personaje vivo en la memoria colectiva al sur de HISPANIA...
Nuestra historia es nuestro orgullo y el legado de nuestros mayores...
https://sevillaensumemoria.blogspot.com/2023/01/efemeride-270198-trajano-es-nombrado.html?m=1
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clarasola · 2 years
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Ofir, nombre secreto del escarabajo
Ofir (Hebreo אוֹפִיר, hebreo estándar Ofir, hebreo de Tiberíades Ôp̄îr) es un puerto o región mencionada en la Biblia que fue famosa por su riqueza. Se cree que el rey Salomón recibía cada tres años un cargamento de oro, plata, sándalo, piedras preciosas (OFI), marfil, monos y pavos reales de Ofir. De ahí que OFI sea una gema preciosa sin tallar.
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miércoles 22º mayo 2024, Panjin, 2.50pm.
#79.145 — Un pintoresco grupo de soldados averigua que un barco enemigo oculta un cargamento de oro. Su divisa es “Todavía”.
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edgarzielinski · 2 years
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Suiza importa tres toneladas de oro ruso a pesar de las sanciones
Suiza importa tres toneladas de oro ruso a pesar de las sanciones https://actualidad.rt.com/actualidad/433740-toneladas-oro-suiza-sanciones-rusia
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keziahmortimer · 3 years
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“El diamante del que está hecho el colgante, es gemelo del diamante Kōh-i-Nūr. Fue propiedad de los reyes Kakatiya. Hubo un conflicto y el ejército Kakatiya, poco preparado, fue derrotado. Cargamentos de oro, diamantes, perlas y marfil fueron llevados a Delhi en elefantes, caballos y camellos.
En ese botín se encontraba el diamante Kōh-i-Nūr, y el diamante Mercy. Su gemelo. El primero siguió su periplo pero el segundo llegó a las manos del Rey de la Persia mágica...
El Rey de Persia le pidió a los duendes que hicieran la más bella joya para conquistar el corazón de una princesa de Inglaterra muy hermosa, cuya dote era tan alta que nadie podía pagarla, y que tenía un corazón tan puro que había jurado no entregárselo a nadie.
Ellos, hicieron con la piedra un hermoso colgante que conformaban un precioso corazón, pero la princesa lo rechazó, diciendo que su corazón, era aún más valioso que ese diamante. Preso de la furia, el Rey asesinó a la joven mientras ésta pedía misericordia, provocando una guerra entre su Reino y el del padre de la chica.
Cuando el padre de la princesa asesinada venció la guerra, tomó el diamante, que para él representaba el valioso corazón de su hija, entregándoselo a su hija menor, la cual lo llevó siempre consigo. Ese diamante, pasó de madres a hijas, y en las manos de los hombres, hacía que estos fueran desgraciados... Dicen que ese colgante, al igual que su gemelo, tiene una maldición...”
—Edra Gastrell
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imperiatrixmundi · 3 years
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Historia
rFebrero 1917
El crudo invierno ruso todavía estaba en su máximo apogeo, las calles cubiertas de nieve, las construcciones se encontraban vacías en su mayoría, en algunas otras las verdaderas víctimas (mujeres, ancianos y niños) morían por inanición, de infecciones, e incluso, el suicidio. La historia no era tan diferente para el Zar Nikolái II y la familia Románov que caían a manos de un pueblo enfurecido y bravo.
Abril 1917
Zorya Morózov, un joven de 17 años, afiliado al Partido Bolchevique por presión de su familia marchaba como protesta por las malas condiciones de vida, pero en la mente de este muchacho, las cosas eran diferentes, él nunca creyó en las causas del Partido Bolchevique pues había llegado a sus oídos noticias de un país libre.
Septiembre 1917
La situación era insoportable para el joven Zorya, reclutado como soldado, conspiraba contra el Gobierno Provisional, los aires de guerra sofocaban cada vez más al muchacho de cabellos rubios, que terminó por huir como polizón a un destino desconocido.
Llegó a América luego de meses en condiciones precarias, escondiéndose en los rincones de aquella ciudad extraña, con construcciones que nunca había visto y un idioma que ni siquiera conocía, no tenía nombre en aquella ciudad, pero si le atrapaban, estaría muerto.
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Anatoliy Maksimovich Morózov a la muerte de su padre realizó un viaje a tierras asiáticas, solamente para encontrarse a una guapa mujer coreana recogiendo ostras en un humilde barco pesquero, quedó impresionado por sus grandes ojos y figura angelical. No hubo poder humano que le hiciera cambiar de parecer a pesar de, incluso, ser amenazado con quitarle cuanto poseía. Al año siguiente, contrajo nupcias con la humilde mujer, quien en 1989 le dio a luz a una hermosa niña de pálida piel. Aquella perla, como solía llamarle su padre, siguió creciendo en belleza e inteligencia, capaz de robarle el corazón a cualquiera.
—La lealtad de un hombre, mi pequeña, sólo soporta los encantos de una mujer bonita. —Solía decirle su padre al ver como los hombres quedaban impresionados ante el porte y la belleza de su única hija —reconocida—, de su perla.
Anatoliy era, a los ojos del mundo, un hombre honorable, heredero de tercera generación de un banco exclusivo para la élite, pero no todo lo que brilla es oro. A decir verdad, la familia Morózov no era una simple familia poderosa, acaudalada y “recta”, pues en medio de las paredes de su mansión se manejaba el narcotráfico de buena parte de Rusia, Europa y el norte de Asia, el ser banqueros era sólo una forma de justificar la gran fortuna que almacenaban.  Kisa, por su parte, no era una mujer común, se parecía mucho a su difunto bisabuelo, empuñaría un arma si hacía falta y defendería sus intereses con métodos que algunos calificaban de extravagantes. Con una mente hábil como la de ella, no sólo la supervivencia sino el liderazgo de la casa estaba asegurado pues era una estratega impecable, una hábil fiscalista y, además, letal.
Así transcurrían los días en la vida de la rubia, hasta que, hacía meses, Kisa se había reunido con su padre y su hermana menor, no reconocida hasta ese momento.
—Hay algo que tengo que decirles a ambas. —Anatoliy había exclamado con aquella voz profunda y gruesa que podía ponerte los pelos de punta a cualquiera. —Una de ustedes ha de casarse por el bien de nuestros negocios.
La mayor había apretado los labios, sabía que irremediablemente llegaría un momento en el que estaría envuelta en una situación como esa y, de inmediato, se cruzó de brazos pensando en qué clan no estaría interesado en un trato como ese.
—Yo lo haré. —Kisa se giró impactada por la declaración de Sveta, la hermana menor, aunque le pareció ver una sutil sonrisa en el rostro de su padre. —Nunca he ignorado lo que hacen… o hacemos, dejé de ser una niña hace mucho tiempo.
Hubo un silencio, que quedó interrumpido por la carcajada del varón.
—¿Y sabes con quién vas a casarte? ¿Acaso te casarías con un delincuente? —Cuestionó el progenitor—.
—¿No somos nosotros iguales? —Preguntó Sveta con una habilidad que hizo sentir orgullosa a Kisa, ciertamente la impertinencia se llevaba en la sangre.
Anatoliy asintió a manera de aprobación, la pequeña rubia era una opción viable para el trato que estaba delante de sí. No le había sorprendido que la mayor se hubiese quedado en silencio, tenía una personalidad que hacía honor a su nombre. Para Kisa, Sveta seguía siendo una niña y cómo no, si era unos diez años menor y había sido producto de una casualidad en la vida de su padre después de que la madre de Kisa hubiese fallecido. Entre ellas, la relación siempre fue fraternal, aunque la menor había permanecido fuera del foco público por deseo de su madre; la vida había sido más gentil con ella al no compartir el apellido con la mayor.
Meses después del arreglo, Kisa se había mudado de ciudad, con una misión en mente, primero, vigilar el matrimonio de Sveta y asegurarse de que los cargamentos se distribuyeran correctamente. Segundo, adquirir un banco de primer piso en Corea para justificar los exorbitantes ingresos que estaban a punto de conseguir.
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6 a.m
El despertador sonó cuando el sol aún no se había levantado en el horizonte. Los orbes de la mujer se abrieron encontrándose con la profunda oscuridad en la habitación, un peso extraño le impedía levantarse de la cama, a saber, un brazo que atrapaba su cintura. Giró el rostro hasta encontrarse con el rostro de un varón, que dormía plácidamente a su lado, un amante de una noche. Movió ágilmente su cuerpo, apartándose de su lado.
Con gráciles pasos se dirigió a la ducha, donde se perdió entre el vapor y las sales, después vistió el acostumbrado traje sastre que requería su trabajo, abandonando el lugar sin dignarse a volver la mirada.
8:00 a.m
—Ma’am. —Se dirigió a ella un empleado cuando caminó por el lobby del edificio, mientras le extendía una carpeta de cuero. —El señor Mitsuyoshi ha aprobado el contrato de adquisición de la filial en Taiwán y requiere que viaje de inmediato, de última hora se han negado a firmar, exigen que sea usted quien negocie con ellos.
Kisa no detuvo sus pasos, no hasta que estuvo frente al elevador, había comprendido las palabras que aquel joven, bajó la mirada por breves segundos, mientras pensaba rápidamente en todo lo que iba a necesitar, Taiwán era, sin duda, una ubicación estratégica para sus negocios en el sudeste asiático e iba a pelear con uñas y dientes por introducirse en aquel mercado tan rentable en muchos sentidos. Entró al elevador, con un equipo de cuatro personas listas para acatar las órdenes que la rubia diera.
—Asistente Jung. —Musitó firmemente, segundos después obtuvo respuesta del susodicho. —Reserve el jet, salimos en dos horas. —Se dirigió después a una joven menuda, unos cuántos centímetros más baja que ella. —Señorita Young, asegúrese que el intérprete esté presente en la negociación, no quiero malentendidos. El resto —Hizo una pequeña pausa, mirando la pequeña pantalla que marcaba el piso de destino—, necesito un equipo multidisciplinario venga conmigo, encabezaré la negociación y los necesito preparados para todo, no podemos perder el trato.
Dirigió sus pasos a su oficina, sólo para coger los contratos previos y algunas pruebas que le iban a ser de utilidad si el ambiente se ponía hostil. Guardó en su bolso un celular satelital, iba a necesitarlo apenas llegara a tierras extranjeras.
Taiwán, China.
Habían pasado horas desde la llegada de Kisa, horas desde que la ronda había iniciado, habían llegado ya a un punto muerto.
—No podemos aceptar los términos que su grupo nos ofrece, es un trato desigual, hay otros grupos que nos ofrecen un mejor precio. —El hombre, de unos 50 años, le dirigió una mirada fría con un dejo de superioridad que terminó por irritar a la rusa. —Van a tener que ofrecer algo más o nos retiramos.
La rubia trató de mantener la compostura, observó las facciones de cada uno de los presentes a la mesa con una sonrisa que no mostraba menos que malestar, después hizo un gesto con la cabeza, indicándole a su equipo —que hasta ese momento había permanecido callado— que se retirara, era momento de sacar la artillería pesada.
—Parece que su padre la ha sobrestimado, no hay nada de especial en usted. Es sólo una joven libertina que cree tener el mundo a sus pies. —Expresó el hombre a un lado del líder. La joven había entendido cada palabra que salía de los labios del varón, entonces sacó un folder con un montón de fotos y documentos que comprobaban los lazos de su CEO con la mafia local que se extendía por el sudeste del territorio, luego lo aventó hacia ellos que no pudieron menos que ponerse de mil colores.
—No se tome las cosas personales, señor Zhào. —Dijo ella mientras se ponía cómoda, subiendo las piernas sobre la mesa, permitiendo que su cuerpo se relajara. —Estoy segura de que ustedes necesitan más de nuestro grupo que nosotros, miren las fotografías… Si decido entregarlas a las personas correctas, y les aseguro que tengo las conexiones necesarias, ni ustedes ni su grupo van a sobrevivir.
Silencio.
—¿Debería reportar su traición al general Wáng? Seguramente va a enojarse muchísimo si se entera que parte de su cargamento fue a dar a Fiyi, que se distribuyó en parte de Camboya, que tuvieron el descaro de venderlo a la competencia en Europa y, además, enviaron una parte a California. Díganme, una pérdida de cincuenta millones no es algo que pueda ocultarse tan fácil y mucho menos unos ingresos que son más del triple. ¿Cuánto tiempo trabajaron en planear el atraco? ¿Tres o seis meses? Quizás las fechas de las fotografías nos ayuden a saberlo. —La mujer cambió entonces de posición, quitando los tacones de la mesa, luego se puso en pie, caminando por el lugar, mientras meditaba.
Los cuatro hombres se miraron entre sí, tragando duro.
—Quizás estén dispuestos a darme un descuento… ¿cinco por ciento? ¿O quizás un diez por ciento? No, creo que un 20 por ciento es mucho mejor… Claro, no olvidemos las condiciones del contrato y el cambio de sede…
—No, no nos apresuremos señorita Morózova. —Habló nerviosamente el titular, mientras trataba de calmar la clara irritación de la rusa. —Podemos aceptar todo eso, pero el descuento es algo impensable.
—No nos estamos entendiendo. —Kisa fijó sus felinos ojos en los ajenos, presionándole a tomar una decisión. —Descuento del vente por ciento, cambio de sede y nombre, e incluimos las propiedades del grupo… También la bodega del puerto. Todo a cambio de mi silencio y sus despreciables vidas. Tienen cinco segundos para decidir.
La tensión de los varones podía olerse, la rubia sonreía. No, no era sólo una joven libertina, era una mujer inteligente y eso lo sabía.
—Hecho. —Fue la respuesta de aquellos y de inmediato, se procedió a la firma de los documentos.
Al finalizar el día y, con la rusa caminando hacia el jet, sacó el teléfono que anteriormente guardó en su bolso. Por breves segundos su taconeo dejó de oírse.
Tecleó entonces un simple: Thx.
En algún punto del mundo, una morena sonrió al ver el sencillo mensaje.
3:00 am.
La bodega en el puerto parecía como cualquier otra, sumida en la penumbra y el silencio. La bruma marina cubría el horizonte y la débil luz proveniente de un foco lejano luchaba contra la noche. Al interior, cuadro cadáveres reposaban uno junto a otro. 
Haría pues, su gran entrada la Reina. Enfundada en un ceñido vestido rojo que resaltaba su exótica figura, el taconeó de aquella mujer resonaba mientras sus hombres le abrían paso y le rendían pleitesía. Sus gatunos ojos se posaron sobre uno de los cuerpos que estaba boca abajo y, con la punta de su tacón, le dio vuelta, sonrió de lado mientras se inclinaba suavemente. El rubio cabello se encontraba recogido en un elegante peinado, muy apropiado para no dejar evidencia de su presencia ahí. Su delgada mano, enfundada en un guante de piel negra, se dirigió hasta la barbilla de aquel hombre, negó un par de veces y extendió la mano, entonces Baran le extendería un arma corta, su favorita. 
La Reina apuntaría contra aquella barbilla y jalaría el gatillo, terminando el trabajo de sus hombres al desfigurar completamente el rostro de aquel. Las huellas habían sido cortadas y los dientes sacados, la sangre drenada y el cabello cortado. Sólo hacía falta su firma. 
Intercambió la pistola por una de pintura y, en uno de los lienzos más extensos que tuvo, al tratarse de un hombre gordo, dibujó la corona que la identificaba mientras sus hombres comenzaban a retirarse uno a uno. Esa altiva mujer terminaría su obra con una gran sonrisa. Entonces hablaría para romper el pesado silencio que se había formado. 
—Espero que eso le enseñe que conmigo no hay negociaciones. Adiós, señor  Zhào.  —Miró a Baran que permanecía a su lado, sin inmutarse por la crueldad del suceso.  —Nos vamos.
Al amanecer, la policía china se pondría a temblar. Era demasiado tarde para intentar detener a la Reina Roja. Acababa de adueñarse del territorio. 
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Moscú, Rusia.
Otoño. Las hojas de los árboles cubrían el camino de un famoso parque en la ciudad, la brisa casi invernal jugueteaba moviendo las hojas de aquí para allá. La alta rubia se sentía viva apenas regresaba a su tierra natal, definitivamente estaba enamorada de cada pequeño detalle del lugar que la vio nacer, incluso el aire le parecía diferente.
Se encontró, de pronto, frente a un afamado y exclusivo restaurante, se adentró y reconoció una delicada figura femenina, que la hizo sonreír de lado, se acercó a ella mientras tomaba asiento frente a ella.
—Tiempo sin verte. —Musitó la joven mientras sonreía muy amplio.
—Sigues exactamente igual que la última vez que te vi. —Respondió la castaña, aquella había puesto una mano sobre la mesa, alcanzando la punta de las pálidas falanges de la rubia.
—Te he dicho siempre que puedes quedarte conmigo, pero nunca quieres aceptar.
La castaña no respondió nada más, se limitó a esbozar una suave sonrisa, con una expresión como de quien quiere disculparse, pero no sabe cómo.  Su encuentro era algo que siempre las emocionaba, un evento que ninguna cambiaría por nada.
—¿Y bien? —Preguntó Kisa antes de meter un bocado de carne suave a su boca, la castaña se había quedado observándole, sin entender bien a qué se refería. —¿Ya te has decidido por un bando?
—No lo sé… Me está tomando más tiempo de lo que pensé. —Su interlocutora sonrió apenas.
—Te has convertido en una excelente agente doble, si me lo preguntas. Pero creo que la oscuridad te está ganando más porque incluso el hombre que te gusta no pertenece a la CIA.
—Maldición, say no more, no he podido sacármelo de la cabeza desde mi misión en Italia.
—Ew, nasty… Estoy segura de que mojas las bragas apenas te acuerdas de él. —La castaña se rio de la expresión de su amiga—. Ni siquiera sé por qué te gusta tanto si apenas es un niño.
—May I remember you about that nerdy guy? I am not the only one dripping wet, my dear. —Contraatacó, a lo que Kisa hizo una mueca de guardar silencio—. Y, para decir verdad, yo tampoco sé.
Ambas mujeres rieron a mandíbula suelta, entre ellas no había bien ni mal, no había barreras ni secretos, eran algo más que amigas, eran como almas gemelas.
—¿Sabes? Creí que estaba luchando por limpiar al mundo from all that shit, pero ha sido un golpe muy bajo saber que en realidad sólo estaba eliminando a la competencia de mis superiores.
—Es una lástima que te hayas enterado así, pero si de algo sirve, eres una gran mentirosa. No me canso de escucharte hablar sobre cómo reaccionó tu jefe apenas le sugeriste que estaba involucrado en negocios sucios.
—Su expresión fue arte. —Y entonces aquella mujer, hizo alguna mueca casi teatral que provocó la carcajada de su acompañante.
—Maldita sea… —Kisa se detuvo con lágrimas saliendo de sus ojos, le dolía el estómago de tanto reír—. Por cierto, ¿cuál es el nombre que te han puesto ahora?
—Cécile. —Respondió con un perfecto acento francés, luego levantó los hombros.
—Madre mía, ¿quién te pone los nombres?
—No lo sé, yo sólo adopto la nueva identidad… By the way, ¿sabes algo de DuPont? Ese niño es mucho más listo de lo que aparenta.
—Es bastante listo, Sveta podría haberse casado con él de no ser porque es un duquecito y tiene que salvar las apariencias.
—En las mejores familias pasa… —Respondió Cécile con mucho sarcasmo en su voz.
Kisa negó con la cabeza, sonriendo irónicamente. El ameno ambiente quedó interrumpido por el sonido del teléfono de Cécile, esta leyó el texto y luego miró a Kisa.
—¿Tiempo de salvar a mundo, hmm?
—You know it already, baby. —Respondió la castaña mientras se ponía en pie, acercándose a la rubia frente a ella. —Sabes que siempre estoy más cerca que lejos, ¿no? —Susurró a su oído y luego le besó la mejilla.
—Siempre cerca. —Respondió Kisa en un susurro mientras veía como Cécile se alejaba.
Esa mujer valía millones… No sólo por lo que sabía, sino por el valor que tenía a los ojos de Kisa.
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Seúl, Corea del Sur.
Las vacaciones se habían terminado para Kisa, estaba de vuelta al trabajo con energías recargadas después de ver a Cécile, además su mejor amiga le había dado información invaluable a cambio de algunos nombres de cabecillas que ella misma odiaba o simplemente quería desaparecer.
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Norte de China.
La vida de Kisa había cambiado mucho. El mundo de los billonarios es un poco extraño porque, aunque pueden tenerlo todo, carecen de las cosas más simples de la vida. La rusa siempre se había considerado afortunada porque a pesar del dinero, su padre y hermana siempre habían estado cerca de ella, no necesitaba nada más… Entonces había llegado Nate. Un muchacho delgado, extraño, adicto a los videojuegos. Se había enamorado.
Se había enamorado tanto y tan profundo que cuando pidieron un rescate por él, la rusa no dudó ni un segundo en soltar con facilidad 100 millones de dólares, era como quitarle un pelo a un gato. Ahí, en medio del bosque, Kisa había perdido al amor de su vida.
—No… —Susurró la rusa. —Nate está vivo, Jena…. Vivo. —Se repetía la mujer, con la angustia a flor de piel y entonces se desplomó en el suelo, gritando una serie de maldiciones y llevándose las manos a su cabellera que jalaba. Había perdido la cabeza.
—Kisa… —Masculló la americana, buscando acercarse a la fémina. —Kisa, escúchame. Por favor. —La rusa lloraba, se golpeaba el pecho.
Las piernas de Jena apenas se movieron para abrazar la figura rota.
—No. —Dijo Kisa. —Ni un paso más. —Amenazó la rusa, esta vez sosteniendo un arma, apuntándole a Jena con una expresión tal, que la americana se estremeció en medio de su propio duelo. —Todos esos malditos me las van a pagar.
Y entonces, miró a un Baran sumamente preocupado, ordenó:
—Nos vamos y vamos a usar hasta la última bala, aún si yo tengo que morir.
Hablaba en serio. Ahí la americana había recordado que no sólo era Kisa Morózova, su mejor amiga, sino que era la Reina Roja.
Después de ese diálogo, la rusa había tomado cada camioneta, cada bala, cada arma y cada cuchillo en la base, entonces salió en busca de Nate, si estaba muerto quería verlo al menos con sus propios ojos. Si estaba muerto, entonces quería sepultarlo junto a su madre, si estaba muerto, Kisa también quería morir.
“Es mafia rusa.” —Eso decían las personas cuando encontraban cuerpos sin poder reconocer y marcados. —“Esto puede ser resultado de la Reina Roja.”
Kisa había allanado la casa de seguridad con suma facilidad, no porque no fuera, sino porque habían reducido la seguridad a la mitad en menos de media hora. Mató a cada hombre que se puso en su camino y la casa quedó hecha un guiñapo, entonces llegaría hasta el sótano del lugar, encontrándose con una escena espantosa, que la despierta todavía por las noches:
El cuerpo torturado y colgado de su amado. Su precioso rostro marcado por el dolor que sintió hasta el final, sus delgadas manos amoratadas y la sangre manchando el pijama.
En ese momento, la vida de Kisa Morozóva había perdido el sentido.
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Moscú, Rusia.
El cuerpo de Nate ahora reposaba junto al de su madre en el cementerio familiar. Kisa lo visitaba a diario y lloraba por horas sobre su tumba. No tenía más razones para vivir. Ni el dinero, ni el emporio, ni la fama… Nada de eso valía si no tenía a Nate a su lado, con sus ocurrencias tontas, con su obsesión con las chicas 2D (como les llamaba él), con la chatarra que comía…
Kisa Morozóva había dejado de ser hábil manejando los negocios, así que se había tomado un descanso de su puesto, se dedicó a visitar a su hermana que ahora esperaba un niño. Ahora envidiaba a su hermana menor, que, aunque era un matrimonio arreglado, había llegado a amar a su esposo. Ella ni siquiera pudo salvar al chico que le mostró un mundo nuevo.
Una noche fría de diciembre, próxima a su cumpleaños, había decidido que no quería vivir más, que la vida no valía nada y entonces, lo había intentado por primera vez, haciendo cortes en sus muñecas, pero Baran (su secretario) la descubrió a tiempo y la salvó. Ese sería el primero de más intentos: sobredosis, saltar de un acantilado.
Medio año desde que Nate se había ido y entonces un golpe todavía más bajo terminó por hundirla: La muerte de su mejor amiga. Jena había muerto el día de su boda, la americana se había casado con la muerte y no con el italiano que Nate protegió hasta la muerte.
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Montero.
Se había casi rendido, pero Sveta, su dulce hermana menor, le recomendó iniciar de nuevo en una ciudad nueva. Entonces Kisa, en un último intento, se mudó de Moscú, aunque seguía viajando constantemente a la ciudad por sus negocios que había retomado por súplica de su padre que estaba cada vez más angustiado por la salud mental de su perla, que casi había perdido el brillo. El padre no se atrevía a juzgarla, porque él había perdido la cabeza cuando la madre de Kisa había fallecido, el amar profundamente estaba en los genes de la familia Morózov. 
Así, la rusa se había mudado a Montero en el único afán de ganar una ciudad más a su larga lista de dominio, a ver si el poder tenía la fuerza suficiente para darle la voluntad de vivir. 
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