sofiazuluag

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Volviendo a exteriorizar mi interior

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Unfocussed

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Yeeellow

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Pinky

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Fallas

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Unfocussed/focussed

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El cielo que veo pero no en el que creo, aún.

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Memoria de los sentidos: fot(o)jos

Desde hace un tiempo, vengo guardando en mi memoria, recuerdos que parecen fotos, como si cada vez que despertará, tomara una foto. Y entonces a partir de la captura de ese vistazo, me recuerda toda una época entera de mi vida. En un principio fueron los techos y las ventanas, me obsesioné por retratarlas, toda ventana a donde he ido, donde he estado, donde he vivido. Y los techos, pero solo aquellos, ante los cuales he quedado tumbada y me he quedado viendo para darme cuenta donde he estado.

Así que he tomado una foto por cada retrato que mis ojos han guardado en mi memoria, por cada vez que me he despertado y he abierto los ojos, y capturado el inicio de cada día de donde he vivido y en cada temporada.

Los primeros recuerdos que guarde como fotos, fueron después del accidente. Antes de despertar por haber estado inconsciente debido a la contusión, soñé con mi gato, Vainilla, recuerdo haberlo visto pasearse alrededor de la cama, acariciando con su cola mi mano y cada borde de la cama, pero sin dejarme ver su rostro, solo seguía su paso, dejando ver la danza de su cola mientras rodeaba mi cama, como haciendo el turno de guardia, como antes, siempre, solía hacerlo. Cuanto desee, aunque fuese en sueños, ver su carita una vez mas, entre las cortinas, viéndolo observarme desde lejos pero cerca, ahí no más.

Después del accidente, recuerdo despertarme todos los días, y guardar en mi memoria, la foto tomado por mi, por mis ojos, los patrones desenfocados y repetidos de las cortinas. Porque no veía bien, no podía, tenia el nervio óptico inflamado, y la imagen de lo que veía cada ojo, no coincidía. Cada día despertaba y guardaba la ojocaptura de los patrones de las cortinas que cada vez, sus líneas, cada día se acercaban para coincidir. Hasta que un día, ya no hubo que cerrar más un ojo para ver solo una linea, en vez de dos, ni siquiera recuerdo el día en que dejaron de ser dos. Y llegó Canela.

Un gato panzón, pero escuálido, muy chiquito para tener 3 meses. Que solo sabía saltar, morder y comer. Muteado, porque no hacia ruido. No tengo ojocaptura de al despertarme los primeros meses con Canela, porque antes de abrirlos, ya estaba despierta, sosteniéndolo con una mano, y la otra en su boca en medio de mi oreja y mis aretes. O corriendo a salvar el desayuno o el almuerzo. Así que primero me levantaba, y después despertaba.

Nos mudamos de nuevo a la casa donde crecí y donde Vainilla también lo hizo, el pasó la mayor parte de su vida ahí, y yo hasta el momento también. Esta vez volví a vivir ahí, pero con Canela. La ojocaptura es una cortina encima, acompañada por un montón de viento, frio, y calor. El frio del viento, el calor de un montón de pelo naranja, las cobijas de cada uno, la mía rosa, la roja de él. Y esta vez, un montón de luz.

Tengo dos ojocapturas similares, misma posición, mismo closet, diferente raqueta, mismas sábanas, diferente gato, diferente momento. Dos recuerdos. De eso se trata mis ojocapturas, son imagenes, fotografías mentales, que condensan temporadas de mi vida, de cosas que estan y que ya no, de cosas que hacía, que hago y ya no, asi como con las personas que compartía, con las que no, como Vainilla, que no una persona pero es alguien. Eso es para mi una ojocaptura, es la portada de un capítulo que esboza a partir de lo que tengo y de lo que veo, lo que soy.

Ahora mismo no tengo un gato, ni a Vainilla, ni a Canela, ni la raqueta, ni el closet, ni sabanas por las que sienta apego —porque también me han visto— ni peluches, ni el tarro de la ropa sucia. No hay nada que pueda reconocer, porque todo es nuevo y no ha pasado el suficiente tiempo como para crear un recuerdo.

Pero esta foto, en un tiempo, será guardada como la portada de un nuevo carrete que aun no ha sido sincronizado en el Drive de mi memoria. Pues ¿cómo puede ser un recuerdo si aun no ha pasado?

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Ojos que no me ven

Siempre que veo sus ojos, pienso en mis adentros, ausente. A menudo busco su mirada, para ver si la encuentro, para ver si me encuentra, para ver sí me ve. Describiría su mirada como perdida, siempre fija al infinito, absorta. La verdad es que él no me ve, sus ojos no me ven y si que ven, pero el ve su propio mundo, otro mundo, que yo no veo, que no puedo. Un mundo que solo comprende él, y que solo puede ver él. ¿Cómo es ese mundo? un mundo que solo existe en su cabeza, qué es el mundo entero para el, su mundo, en el que yo no soy mas que una estela de energía que siente, que ve pero no comprende lo que soy, y que no sabe lo que es, que no sabe lo que ve.

No es que no vea, no es que esté ausente, no es que no sepa lo que es el mundo, es que el mundo es quien no comprende el suyo. El autismo.

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Sobre el peso, la necesidad, y el valor; solo aquello que es necesario tiene peso, y solo aquello que tiene peso vale

Joaquín Marco

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En la penumbra

el sol que brilla cada amanecer sobre mi almohada, se oculta. El calor que me abraza cada noche se desvanece y me siento aquí, bajo la luna, en el frío, a oscuras. Con los restos de lo que alguna vez fue, entre los labios.Destellos que se nublan.

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Rayos de luz.

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Ramona.

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Escúchalo. Sientelo.

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That pretty blue butterfly

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Es lo que soy para ti, una sombra, entre la luz por la que ti soy, y entre la oscuridad que a pesar de ti soy. Una silueta, la forma de mi que se desliza, que no puedes tocar, que no puedes tener. Y un espacio, un vacío que no puedes llenar, una imagen vaga que no puedes aclarar, que no te atreves a iluminar.