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quebradarevista · 3 years
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Yasmín Navarrete: Poéticas del cosmos
4 poemas sobre la inmensidad del universo.
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Yasmín Navarrete (Santiago), escritora de poesía y artículos científicos nos comparte cuatro poemas que evocan la inmensidad del espacio. A través del uso de la técnica poética, nos invita a perdernos en la materialidad de la vida cósmica, donde lo inmenso se vuelve personal y pequeño.
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ESTRELLA OSCURA
Y el agujero negro danza buscando el amor en otros universos
perdidos,
esa estrella dormida en otras dimensiones, en toda esa gravedad,
su propia oscuridad.
Es el sol muerto y vivo, perdido en la mente de un ciego.
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CONTRADICCIÓN INICIAL
Ser y no caber en cotas
estructuras preestablecidas.
¿Dónde está lo profundo
cuando deja de ser oscuro?
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METÁFORA
La gravedad se presenta cuántica
en esa luz curvada por el tiempo.
Es la aparente soledad de una estrella oscura,
la información de todos los tiempos.
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UNA TEORÍA DE CUERDAS
Mi cuerpo suena como las notas de tus colores,
y generan esas partículas como universos de tus ojos fríos.
Y cada vacío es el terror a un nuevo universo sin tus besos.
Y cada desconexión es esa conexión con lo infinito llena de versos
Y las cuerdas me tocan con tu voz que afina lo insondable
De fechas innumerables
Constelaciones perfectas del pétalo, su óvulo universal.
El tiempo no existe mientras el origen anteceda la explosión.
Mientras soy ese instrumento que se afina en el silencio... la
ausencia de tu palabra
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quebradarevista · 3 years
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Posverdad y la necesidad por las narrativas populares
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“Una prueba más que nos gobierna el empresariado y que a Piñera solo es un monigote más: Estas imágenes fueron tomadas en el mismo minuto y salón en la moneda después de la votación, donde claramente se ve a Cristian Larroulet pidiendo explicaciones al @sebastianpinera y @gblumel”
Publicó ChileOkulto en Twitter el día 9 de Julio del 2020, día que la Camara de Diputados aprobó con 95 votos a favor el retiro del 10% de los fondos de las AFP. En La Moneda y desde el oficialismo, las caras se tornaron grises ante el choque de realidad y la demanda de millones de chilenos. La fotografía circuló velozmente a través del territorio virtual de nuestro país, a pesar de ellos no fueron muchos quienes repararon, ante una revisión un poco más exhaustiva, en la manipulación digital de la imagen y no una muy sutil; ni la proporción de las rejas, ni la posición de las cortinas calzan.
Lo anterior poco importa en el contexto de la post-verdad. Desde ya hace bastante más años de los que queremos aceptar, los hechos en el ámbito noticioso no son tan relevantes como las emociones sujetas a ellas, “a las verdades” entre comillas. Años atrás, EEUU habría elegido como su máximo representante al otrora reality star Donald Trump, quien construyó su inexistente carrera política en base a teorías de conspiración, el apoyo de criptofascistas y comentarios profundamente sexistas, haciendo oido sordos al progresivo desarrollo de las políticas identitarias que los demócratas e intelectuales liberales posicionaron como su principal preocupación. Trump, al igual que otros personajes más locales como Pamela Jiles (cosa a la cual ya llegaremos), supo utilizar sus estrategias como comunicador para llegar a quienes la izquierda intelectual habría ignorado; rednecks, camioneros, mineros del carbón, gringos con ansiedad a la morenización su territorio, aferrados a sus rifles de altocalibre, a sus crucifijos y a la sagrada bandera norteamerica.
Lo anterior ha sido hablado hasta el cansancio, no nos detendremos aquí mucho tiempo, pero es importante considerar que a pesar del intento mula de golpe de estado perpetrado por los simpatizantes trumpistas al Capitolio y su posterior baneo de Twitter (la privatización de la cancelación), el Trumpismo vive con todas sus comodidades en otros países tales como Brasil y El Salvador más recientemente. Aquello que no se concretó con éxito en la capital del Imperio, proliferan en países más acostumbrados al inconstitucionalismo y exportar bananas al primer mundo (o cobre en el caso de Chile, aquí a todos los hermanos latinoamericanos nos pegan por igual).
No pienso en Trump como en un genio político, como el cabecilla de un plan malévolo trazado hace años para acabar con la democracia a nivel global e instaurar corporaciones privadas con características feudales y así reemplazar a las actuales formas de organización social, no. Trump al igual que otros muchos empresarios que migraron a la política poseen intereses más simples, pero no por eso menos peligrosos;  la acumulación del capital entre amigos, familiares y demases. El fin es el mismo, lo preocupante son los medios y es relativamente fácil apelar a las necesidades percibidas de la población cuando se vive indignamente con el hambre, el miedo, la frustración y la miseria.
El retiro de los fondos de las AFP, parece un mal necesario como nuestra democracia, la elección de un mal menor antes las necesidades inmediatas que la pandemia COVID había planteado en el escenario nacional, además, una pequeña victoria desde las posiciones críticas al modelo pinochetista que tan populares se han vuelto desde la revuelta del 2019. Chile, el verdadero Chile, el de las sopaipillas de carrito y los perros callejeros con chaleco, se encuentra hambriento de victorias, sentidos narrativos y sucesos significativos que sean coherentes con las pequeñas reflexiones logradas en la violenta sociabilización de la política post 18O. No basta con reirnos de los ticks de Piñera o ver a Schalper haciendo el ridículo, no basta con el 10, ni el 20, ni el 30, ni el 90 ni el 220% de los fondos para reparar el daño espiritual que se le ha hecho a esta franja de tierra.
Urgimos relatos, narraciones e historias que nos guíen, que puedan calibrar nuestra brújula moral y el corazón; que nos permitan reflejarnos en el espejo y observarnos como nada más ni nada menos que chilenos, aceptar lo que somos sin negarnos al dolor de ver nuestras heridas abiertas, a las mutilaciones oculares, a la prolongación del toque de queda. La postverdad implica la muerte de una “verdad”, la hegemónica, la del capital en su estado actual, por lo mismo es que el discurso público se vuelve fértil para que en él florezcan nuevas narrativas que nos permiten re-apropiarnos de la realidad, construirla y re-escribirla.
Es por ello que prefiero la viralización de una imagen precariamente cortada para explicitar quien manda a quien al interior de La Moneda antes a la frialdad aséptica de apegarnos solo los hechos, a esta realidad tan charcha. La derecha no puede tener el monopolio de la verdad, ni la facultad exclusiva de crear narrativas que determinen la agenda periodística del día; el mundo de las ideas ha también de ser expropiado de las garras del capital.
Nota al pie de página: A pesar de esta apología a las ficciones, a las performances políticas y la cultura de los memes, me inclino a la posibilidad de contradecirme en unos años cuando algún peligroso populista pase a segunda vuelta, recordad, el fascismo no es exclusivo de la derecha, sino su hijo regalón.
Por Nicolás Torres
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quebradarevista · 3 years
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“(…) Gente noble tan buena y sencilla, como las añañucas en su Pampilla (…)”
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La suspensión de la fiesta de La Pampilla de Coquimbo.
Por Valentina Santa Cruz.
Quienes habitamos, nacimos y nos criamos a los alrededores de la comuna de Coquimbo, sabemos que la semana de Fiestas Patrias es de real importancia ya que se produce un fenómeno de movimiento y dinamismo de la población que se traduce en el traslado de esta hacia el amplio terreno de "La Pampilla", localizado entre el sector El Llano, Guayacán y La Parte Alta. Esto con el objetivo de celebrar el puntapié de lo que sería el proceso de Independencia de Chile.
Las razones que dieron origen a tal actividad masiva y popular son confusas, pero el relato ha sugerido dos alternativas. Por un lado, se señala que el uso de La Pampilla como espacio y lugar para la celebración comenzó en el siglo XVII, ya que quienes habitaban esta zona costera se sentían cansados del hostigamiento por corsarios y piratas, lo que produjo que en 1680 los locales hicieran frente a los visitantes extranjeros, acontecimiento y victoria que fue celebrada masivamente en el terreno indicado. Esta versión se contrapone con la que sugiere que La Pampilla fue utilizada -también por un hecho célebre- para festejar la noticia de la Junta de Gobierno en Santiago a partir de la invasión napoleónica al Imperio Español y posterior encarcelamiento del Rey de la Corona Hispana Fernando VII.
Si bien las dos versiones son distintas, el punto medio de la discusión indica que La Pampilla de Coquimbo, “única, grande y nuestra” como diría cualquier coquimbano -o, en su defecto, quien se sintiera parte de la dinámica porteña de la Región del mismo nombre-, es un espacio de celebración popular, de identidad, de cultura, de encuentros, y de diversas dinámicas sociales que se interrelacionan entre sí por diversos días. Probablemente es por esto que, cuando el día 23 de abril del 2020, variados medios de comunicación regionales informaron que la celebración de la Pampilla de Coquimbo estaba en evaluación debido a la pandemia producida a partir del virus Covid-19, muchos coquimbanos, e incluso, gente de otras ciudades y comunas de Chile, tomaron la noticia con preocupación y tristeza. Lo que hace que sea necesario preguntarnos ¿Se ha suspendido “La Fiesta más grande de Chile” anteriormente? Tomando en consideración que incluso, ni el terremoto y tsunami del 16 de septiembre del 2015 hizo que la celebración dejara de realizarse, todo lo contrario, tomó una connotación solidaria en beneficio de quienes habían sufrido las consecuencias del desastre natural. La respuesta a esta pregunta es afirmativa. Periódicos regionales como El Día indicaron con fecha de 18 de septiembre de 1973 que la fiesta de La Pampilla de Coquimbo no iba a realizarse ese año. Los motivos entregados por el -en ese entonces- Gobernador subrogante Mayor Celso Corral indicaban:  “…que por ningún motivo se congreguen grupos de gente en dicho recinto, durante estos días, puesto que ello podría dar motivo a desórdenes, lo que se desea evitar a toda costa.”(El Día, 1973) Todo esto relacionado de manera directa con el contexto de la dictadura cívico-militar desarrollada en Chile desde el 11 de septiembre de 1973 hasta marzo de 1990; es decir, días antes de la fiesta de La Pampilla, se había producido el bombardeo del Palacio de La Moneda, edificio donde cumplía -y cumple- sus funciones el Poder Ejecutivo representado, en ese entonces, en el Presidente Salvador Allende, hecho que dio comienzo a 17 años de tiranía. Por lo tanto, es entendible que a una semana de ocurrido esto, los coquimbanos y quienes vinieran al lugar en años anteriores, no lo hicieran, tanto por las órdenes entregadas por el gobernador como también por sentimientos de miedo en un contexto de mucho caos que, probablemente, no daba espacio para la celebración.
Aunque esta fue la última -y, probablemente la única- vez que se suspendió la celebración durante el Siglo  XX, al año siguiente del comienzo de la dictadura, la Pampilla no se llevó a cabo días completos como estamos acostumbrados en la actualidad, sino que, debido al toque de queda en el que vivía el país en ese entonces, las ramadas y fondas que se ubicaron en el espacio coquimbano el año 1974 solo funcionaban hasta las 00:00 horas por indicación gubernamental con el argumento de mantener la seguridad en las celebraciones patrias (Azócar, 2017)
Volviendo al presente, el año pasado durante septiembre, la Región de Coquimbo no pudo llevar a cabo ningún tipo de celebración masiva debido al estado de Fase 1 (Cuarentena Total) en toda la zona, haciendo que, además del aviso sobre la suspensión de la Fiesta de La Pampilla entregado en abril por las autoridades municipales, tampoco hubiera otro tipo de reunión familiar en la semana que se celebran las Fiestas Patrias en todo el país. Esto llevó a los habitantes de la Región de Coquimbo a permanecer en sus casas y festejar de una manera más privada, lo que fue lamentable para diversas familias y grupos de amigos que frecuentaban el espacio de La Pampilla durante años, incluso décadas.
Si bien el contexto 2021 sugiere que es muy probable que nuevamente la “Fiesta más grande de Chile” no se pueda llevar a cabo como años anteriores a la pandemia, las autoridades municipales no se han referido al tema, suponiendo que, quizás, esta esperada decisión tenga relación con los procesos políticos que se están llevando a cabo en todo Chile, en un caso más local, lo que trata de las recientes elecciones municipales realizadas en mayo, esperando que ya entregados los resultados durante el pasado mes, el municipio de la ciudad puerto dé respuestas sobre la celebración coquimbana, espacio y días que, como se señaló anteriormente, más allá de la efeméride nacional, ha calado de manera profunda en el sentir de cada persona que ha sido partícipe de La Pampilla de Coquimbo, siendo parte de manera importante en la identidad de los habitantes de la comuna, la región y el país.
Azocar, P. (2017). La institucionalización de la violencia en la Dictadura cívico-militar en la Provincia de Coquimbo 1973-1974. Caso de la Pampilla de Coquimbo y la Fiesta de Andacollo. [Informe de Seminario de Grado para optar al grado de Licenciado en Historia, Universidad de Chile]. Repositorio Académico de la Universidad de Chile, http://repositorio.uchile.cl/bitstream/handle/2250/148416/La-institucionalizacion-de-la-violencia-en-la-Dictadura-civico-militar-en-la-Provincia-de-Coquimbo.pdf?sequence=1&isAllowed=y
El Día. (1973, 18 de septiembre) No habrá fiesta de La Pampilla. 2. 
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quebradarevista · 3 years
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La patria regional
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Yo he sido y soy cada día más una regionalista, una alabadora de la patriecita que es mi Valle, o sea los diez kilómetros cuadrados que se aprendieron para toda la vida a lo largo de la infancia, pues la patria genuina, la patria real es para mí esa: el radio entero que cubrió mi infancia en un Valle cordillerano de Chile, la campesinería que es mi dicha y mi costumbre, y los dos oficios que me han hecho tatuaje sobre el cuerpo y sobre el alma.
Gabriela Mistral, cada día más incombustible y contemporánea, definía de esta manera la patria, su patria regional: los diez kilómetros cuadrados que se aprendieron para toda la vida a lo largo de la infancia. Bucólica y nostálgica, sin lugar a dudas. Pero ojo, la patria real, precisa la poeta; nos advierte del peligro de caer en falsos credos, falsas pertenencias. Nos invita a pensar, fuera de nacionalismo burdos, sobre  ese rinconcito en la memoria donde vive algo que podríamos llamar la patria propia: ya sea en Tongoy, Ovalle o Coquimbo; Punitaqui, Vicuña o La Serena, existen recuerdos de una patria que alguna vez fue carne, que fue real y que vivimos como el límite del mundo imaginable. Quizás los diez kilómetros cuadrados que añoraba Gabriela Mistral hayan cambiado. La ciudad avanza cada año a un ritmo vertiginoso. La urbanización, “el progreso” como lo llaman los más optimistas, modifica el rostro y geografía de la ciudad que nos vio crecer. Llegaron las empresas transnacionales, llegaron los migrantes de otros pueblos, en busca de su pedacito de cielo. El desierto avanza cada año y pareciera ser que los poetas mueren de sed. Llegó el siglo XXI, en otras palabras. ¿Cómo soñar el futuro desde la región? ¿Cómo mirarnos a las caras, nosotros, mestizos con acceso a Internet? La reconstrucción de las memorias regionales es un desafío que implica, necesariamente, un primer momento de sentarnos y mirarnos a las caras, ver nuestras arrugas, lo familiar y lo ajeno. Quizás ese sea un buen comienzo: buscar en el pasado certezas que alumbren el futuro. Volver a Gabriela, pero también a Stella Diaz Varín, a Braulio Arenas, a los poetas que fueron sepultados por el implacable ritmo de la historia. Al igual que la patria de la infancia. Al igual que nosotros, que nuestro destino inevitable, cada día más viejos, como dardos lanzados al futuro.
M.
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quebradarevista · 3 years
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Sobre nosotros
Quebrada es un medio de difusión cultural con perspectiva territorial que nace desde la Región de Coquimbo, Chile. Nuestro horizonte es exponer de manera informativa, literaria y crítica los procesos culturales de los territorios que habitamos.
Buscamos hacer de Quebrada un espacio donde converjan los distintos saberes de quienes participen de ella y así aportar en la reconstrucción de las memorias regionales.
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